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Texto N°14 - Carlos Morales. El poder de los secretarios reales: Francisco de Eraso
El 16 de enero de 1156, en solemne ceremonia que tuviera lugar en Bruselas, Carlos V cedía sus posesiones patrimoniales
de las coronas de Castilla y Aragón a Felipe II; asimismo el emperador recomendó como sucesor que tuviera tal estima al
secretario que estaba actuando como notario, refrendando documentos de las abdicaciones, Francisco de Eraso.
1. De criatura a patrón
Pocos datos se han podido aportar sobre sus orígenes y trayectoria. Nacido en Madrid hacia 1507, entró en contacto con la
corte de socaire de su padre, don Hernando, un caballero procedente de Navarra que se llegara junto a los Reyes Católico
para desempeñar tareas menores. Esta proximidad con los ambientes cortesanos hubo de facilitarle contactos para que
pudiera introducirse en el grupo de servidores y oficiales que trabajaban bajo la dirección del conspicuo secretario Francisco
de Cobos.
1.1. Ente la “nidada” de Francisco de los Cobos
Cobos, Comendador Mayor de León desde 1529, había visto crecer notablemente el favor que le dispensaba Carlos V y su
participación en la dirección política de la monarquía. Cobos había forjado un grupo de servidores personales que
acostumbraban a pasar a asumir funciones en la administración real.
Entre esta “nidada” aparece Francisco de Eraso a principios de la década de 1530 adscrito al servicio de la emperatriz Isabel,
nombrada regente de los reinos hispanos. Cobos, además tenia un sobrino Juan Vásquez de Molina, al cual le encomendó
tareas comúnmente resueltas por él; en su oficina entre los ayudantes ocupados en la correspondencia de la emperatriz se
encontraba Eraso. La vinculación de esté con Vázquez era tan estrecha que como, criado suyo, y aunque avecinado en
Madrid, se alojaba en la mansión que el sobrino de Cobos tuviera en esa ciudad, acompañándole cuando se desplazaba por
Castilla con el séquito real.
Superada esta fase inicial de formación práctica, Eraso fue demostrando dominar con destreza los resortes del “oficio de
papeles” y acreditando su valía, se consolidó como oficial aventajado de Vázquez de Molina en la secretaria de la emperatriz
Isabel, y considero merecedor de elevar su posición social y económica. Prosiguió la voluntad de la emperatriz de conseguir
para Eraso gratificaciones.
1.2. La entrada al servicio del emperador
Eraso había sido adscripto al servicio de Cobos, es mencionado como parte del personal que le auxiliaba durante el trayecto
por las Cortes de Aragón, Cataluña y Valencia, durante 1542, pasando luego a Madrid y a Barcelona. Se advierte la
concesión de otras mercedes que supusieron, además, la mejora de si situación económica y social. Carlos V le otorgo el
empleo de regatón mayor del rey y así también, se le hizo el don de la escribanía de la Casa de Moneda de Burgos, asimismo
con la facultad de ceder su ejercicio.
Además, durante el viaje de Carlos V, en 1543, a la península para resolver los turbios asuntos de Alemania. En el sequito
del emperador fue incluido Francisco de Eraso como primer oficial de Juan Vázquez, con la misión de ayudarle en el copioso
trabajo que le aguardaba.
1.3. El nombramiento de secretario real
En el otoño de 1543, Vázquez de Molina caía enfermo, y viéndose obligado a detenerse, encomendó a Eraso que mientras
la corte de Carlos V seguía su camino hacia los Países Bajos, atendiera las gestiones que tocaban a sus cargos y oficios. En
una carta de 1544, Cobos recomendaba al oficial de su sobrino que mientras durara la ausencia de éste obrara con humildad,
que se mostrara obsequioso con Granvela y con Juan de Figueroa, y que informara de cualquier particular a Idiáquez, al que
debía permitir que supervisara su labor y que refrendara los despachos y mandamientos, pues Eraso todavía carecía de
condición de secretario. Si bien estaba seguro de su fidelidad y dedicación, Cobos mantuvo, sin embargo, serias dudas sobre
que Eraso tuviera la suficiente entidad para quedar como secretario Gral. del emperador. Sin embargo, ante recomendación,
accedió a que la sustitución fuera definitiva, el de 02 de mayo.
De momento su participación en los asuntos de Estado estaba limitada a la mera redacción de memoriales y prontuarios
cuando se requiriera su intervención, siempre detrás de Idiáquez y toda vez que Granvela era el primer asesor en esta materia
y la persona que formalmente dirigía, en ausencia de Cobos, esta secretaría.
1.4. La consolidación de Eraso en el gobierno
La muerte de Cobos, en mayo de 1547, vino precedida por la desaparición en la corte castellana de los principales individuos
que con tanto cuidado escogiera Carlos V para asesorar a su hijo en 1543. El vació derivó de la extinción o partida de tan
importantes ministros fue ocupado por Fernando de Valdés, ahora nombrado Inquisidor Gral., y por Juan Vázquez de
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Molina, sucesor de Cobos en los numerosos oficios que tenía; ambos se afirmaron como las figuras hegemónicas de la corte
y de la resolución de las materias de gobierno, y en los principales, aunque no únicos, asesores del príncipe.
A la comentada serie de defunciones naturales que indujeron al relevo cortesano se añadió la muerte violenta de Idiáquez,
como factor determinante de la proyección de Eraso. Dejando como único secretario español frente de la gestión y despacho
de los negocios cerca de Carlos V, y Vázquez y Pérez, realizaban su trabajo en Castilla.
En aquel entonces Granvela y el Duque de Alba eran quienes tenían resonancia en la corte, por lo que resulta congruente
pensar que Eraso, ansiando tener seguridad, buscara la amistad de Alba. A quién el emperador en 1548, designo como
Mayordomo mayor del Príncipe.
Eraso, se había convertido en alguien imprescindible para Carlos V por su diligencia y discernimiento, algo que se haría
patente en la década que se iniciaba. Tras la muerte de Granvela, Eraso, tuvo que asumir algunas de las funciones de la
secretaria de Estado que hasta ese instante habían correspondido al fallecido.
La fe de Carlos V, tenia en las habilidades de Eraso, llevo a que, en 1551, lo enviase a la hacienda de Milán. Con el objetivo
de informarse profundamente de los ingresos, gastos y consignaciones, y de tomar medidas necesarias negociando con los
banqueros el pago de las deudas pendientes. Y Carlos V para que pudiera actuar con prontitud le dio cartas llenas y otras
en blanco y le anoto “vsaréys de ellas como os paresciere”.
Este viaje como apoderado de Carlos V contribuyo a acrecentar el prestigio de Francisco de Eraso, cuyo protagonismo
político aumentaría considerablemente aprovechando el proceso de transmisión del poder del emperador a Felipe II.
2. Eraso y la transmisión del Imperio. De Carlos V a Felipe II (1552-1556)
El aumento del poder de Eraso estuvo favorecido por los melancólicos ensimismamientos que con frecuencia afectaron por
entonces al ánimo del emperador, que había dejado prácticamente la administración de los Países Bajos en manos de su
hermana María. Eraso pudo acentuar su influencia impulsando negocios; de manera que, al tomar la iniciativa en informar
sobre los acontecimientos militares y las necesidades financieras, indicando la forma de abordar tareas pendientes o nuevos
problemas, o insinuando nombramientos en la Cámara, se hizo indispensable su participación en la resolución de los
problemas de la monarquía. En consecuencia, las relaciones entre Eraso y el príncipe Felipe se encontraba en pleno afán de
captación de resortes de poder, intensificándose según se acercaba el momento definitivo de la abdicación de Carlos V.
2.1. Las pugnas por el favor del príncipe
La cesión del poder los reinos hispanos por Carlos V a su hijo Felipe presentó las complicaciones propias de un cambio de
titularidad de esta magnitud, agravadas por las dificultades militares y hacendísticas. Este conflicto de poder tuvo lugar
entre las facciones cortesanas que, estimuladas por la cercanía de la renunciación del emperador, desde que el príncipe
regresara en 1551 pugnaban vehementemente por ocupar el entorno del futuro monarca y por controlar las instituciones y
los puestos de la administración.
El principal interés de los personajes de la corte hispana residió en retener o alcanzar la estima y favor del príncipe, con la
finalidad de participar en las tareas de gobierno y de intentar asegurarse su porvenir político en el próximo reinado. En otro
plano del conflicto entre las facciones cortesanas, las disputas se producían entre los personajes que ambicionaban
monopolizar la confianza del príncipe y ocupar la privanza en el reinado que se avecinaba.
En esta coyuntura de reformas institucionales y reestructuración de las relaciones políticas entre los personajes de la corte
que acompaño y caracterizó el transito de Carlos V a Felipe II, ha de situarse a Eraso, que habría de tener una actitud
fundamental en las disputas por el dominio del ejercicio del poder. Así debían entenderlo los más egregios personajes que
deseaban intervenir en lugar preferente en la toma de decisiones del próximo reinado, pues todos, fuera cual fuere su
decisión en la corte, procuraban cultivar sus relaciones con el agudo secretario.
Estimulado por las fehacientes demostraciones de favor que el príncipe dispensaba a Ruy Gómez, Eraso no pareció dudar
en ofrecer colaboración para cuando llegara el momento oportuno, recibiendo en correspondencia promesas de que le
aseguraría su participación en la dirección de los negocios de la monarquía.
Por otra parte, la trabazón entre Eraso y el Duque de Alba había continuado en un tener de aparente franqueza y obligado
apego.
2.2. Años cruciales. Eraso entre Flandes e Inglaterra
A finales de julio de 1554 don Felipe desembarcaba en Inglaterra, en donde había de permanecer hasta que partiera a los
Países Bajos en el otoño del año siguiente. En tan cruciales momentos para la monarquía, con la crítica situación italiana
pendiente y Alemania en agitación, la restauración del catolicismo en Inglaterra en juego y la hacienda castellana
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amenazando quiebra, la comunicación y coordinación de esfuerzos entre el rey-príncipe y Carlos V era una cuestión
transcendental. Esas indispensables tareas de enlace entre ambas cortes fueron desempeñadas por Francisco de Eraso, quien
además de cumplir con solvencia este cometido aprovecho el acceso a información sustancial para reforzar su ubicación en
la toma de decisiones y acrecentar su protagonismo político.
2.3. La ruptura con el Duque de Alba
Desde su regreso a los Países Bajos en marzo, Eraso continuo encargándose de gestionar variados asuntos de gobierno, de
la cámara y del importante cometido de pergeñar la forma de sostener el esfuerzo militar, influyendo en la valoración de los
objetivos estratégicos y llevando la batuta en la distribución de los recursos financieros, y compeliendo a la regencia de
castilla a aceptar el cumplimiento de cambios tomados en Amberes; además, amparados tanto por Carlos V como su hijo,
también intervenía articulando la determinación de cuestiones eminentemente políticas cuando ambos mantenían
diferencias de criterio.
A finales de 1554, don Felipe había decidido que Alba fuera nombrado Virrey de Nápoles y Capitán Gral. de Milán, con el
objetivo de que garantizase en férreo ejercicio del poder en Italia y de alejar a un personaje de cuya proximidad recelaba.
Alba había manifestado su deseo de abandonar ese reino, en el que encontraba su autoridad y rango disminuidos. Ruy
Gómez, desde la sombra favoreció que se cumplieran las pretensiones de Alba para acelerar su marca y, mediante Eraso,
impulsó al emperador a que accediera a firmar los nombramientos, como el final se hizo a mediados de abril.
A partir de aquél de Inglaterra había recibido la promesa de que iniciaría el viaje a Italia con 200.000 escudos para pagar
las mesadas atrasadas de las tropas. Sin embargo, Eraso decidió que el Duque no recibiría suma alguna antes de emprender
camino. Alba reaccionó airadamente ante Felipe II, criticando con dureza la manera en que el secretario dirigía los asuntos
hacendísticos. Y después contra Eraso.
3. En la cumbre del poder (1556-1565)
En la determinación de Eraso de anteponer sus propios planes de erogación de los fondos del erario real a los requerimientos
del Duque de Alba, confirmaría la cohesión que había alcanzado el “partido ebolista” en vísperas de la entronización de
Felipe II. El cortesano con más capacidad de influir en la voluntad de Felipe II era, sin duda, Ruy Gómez de Silva, conde
de Melito; junto a él Eraso.
Asegurado el control del entorno del monarca merced a sus oficios palatinos e institucionales, desde entonces, en completa
sintonía, Francisco de Eraso y Ruy Gómez intensificaron las medidas tendentes a completar la preponderancia de su facción,
hacia la que el propio monarca parecía haberse inclinado. En este sentido, realizaron una serie de maniobras para introducir
a los personajes afines al “partido ebolista” en los distintos consejos y puestos personales de la monarquía.
3.1. El control de las finanzas reales
La resolución de las cuestiones financieras supuso una preocupación constante para Felipe II, cuyos precarios conocimientos
en la materia le inducían a delegar amplias atribuciones a los ministros que demostraban tener entendimiento y experiencia
al respecto. Eraso había consolidado su participación en la distribución de recursos y la cobertura institucional que le
confería mayor autoridad. Fue nombrado secretario del Consejo de Hacienda de Castilla, y semanas después, se le confería
el cargo de tomar la cuenta o razón. Con estos títulos Eraso, añadió facultades institucionales directas sobre las finanzas de
Castilla en cuanto al control del gasto y de los diversos ingresos extraordinarios, ya que debería refrendar las cédulas y
ordenes de pago y registrar las operaciones en el libro del cargo y data.
Se impulso luego la creación de un sistema de factorías que agilizara la mecánica crediticia y que evitase la resistencia del
Consejo de Hacienda de Castilla al cumplimiento de los cambios y asientos tomados en los Países Bajos.
Así pues, durante 1557, Eraso y Guy Gómez parecían haber culminado el proceso de penetración en el engranaje
administrativo hacendístico, bien personalmente o por medio de amigos y clientes. Pero si la confianza de Felipe II les
permitía dirigir la manera de distribuir los ingresos de la monarquía destinados a sufragar el conflicto militar, se encontraron,
por el contrario, con serias dificultades para hacer cumplir en Castilla las decisiones tomadas bajo su influjo en la corte de
Bruselas o en Londres. Se explica esto en un contexto de pugnas cortesanas. Donde Gómez y Eraso estaban reteniendo el
favor de Felipe II y la gradual exclusión del poder a quienes no formaban parte de su facción. Conjurando estos factores
llega a entenderse que aflorara el fraude en la Casa de la Contratación y en los envíos de dinero y el cumplimiento de
asientos y cambios.
3.2. La consecución de la hegemonía. En la cúspide de un entramado clientelar
En septiembre de 1559, Eraso retornaba a los reinos hispanos en lugar del séquito del monarca. De nuevo en Castilla,
conllevaba la definitiva exclusión de los personajes opuestos al “partido ebolista” que, habiendo permanecido en la
península habían actuado en los mismos ámbitos del poder.
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Francisco de Eraso, merced a la confianza que sus opiniones tenía Felipe II, siguió asesorándole sobre los nombramientos
y mercedes que se concedieron y firmando el registro que acompañaba al monarca. Estas disposiciones perjudicaron a
Vázquez de Molina. Y sobre todo por que el 15 de agosto de 1559, Felipe II había dado una nueva orden, nombrar secretario
del Consejo de Indias a Eraso, que recordaba que éste contaba con la condición del consejero de Estado y Guerra, además,
de sus oficios concernientes a la Hacienda, y se imponía su presencia como supervisor de Juan Vázquez en las secretarias
de Cámara, Estado de España, y de la Orden de Santiago.
Gozando del favor de Felipe II e incluso contando con el apoyo de amplios sectores de la nobleza y de la propia familia
real, y habiendo alejado de la corte o apartado de los consejos a los personajes cuya presencia podía ofrecer contestación
entre 1559 y 1565 la hegemonía del partido ebolista se manifestó sin apenas resistencia, como en la gestación y ejecución
del proyecto de saneamiento de la Hacienda que se emprendió durante la estancia de la corte en Toledo, en 1560.
En la cúspide del proceso de la toma de decisiones, mientras Éboli insinuaba discretamente desde el gabinete del rey las
líneas políticas de la monarquía, Eraso actuaba como secretario personal del monarca y como inductor de la maquinaria del
gobierno.
El poder de Eraso emanaba de la confianza de Felipe II en sus conocimientos y experiencia, se encarnaba en el despacho
diario con él y en el ejercicio de los diversos puestos institucionales cuya titularidad había recibido. Se había fraguado hasta
una red clientelar que se extendía por instituciones y territorios. En cuanto patrón, facilitaba a sus clientes y amigos la
posibilidad de acceder a la gracia real. De ese modo fue captando o desplazando paulatinamente a los hombres que debían
fidelidad a Juan Vázquez.
Junto al ámbito financiero Francisco de Eraso también creó una importante escuela en las secretarías. Como en otro tiempo
Francisco de los Cobos, Eraso disponía de una oficina en la que sus ayudantes aprendían los mecanismos del oficio y se
ocupaban de los asuntos rutinarios de los consejos cuya titularidad ostentaba.
3.3. La conexión flamenca
Francisco de Eraso estuvo ejerciendo un estrecho control sobre los resortes del gobierno de Castilla y también importante
resultó su conexión con los negocios financieros, políticos y religiosos de los Países Bajos. En este territorio, después de
largas temporadas de permanencias, contaba con un amplio entramado de clientes y numerosos amigos.
Los acontecimientos religiosos de los Países Bajos, asimismo, eran profusamente referidos a Eraso por Alonso del Canto,
contador del sueldo de las tropas españolas, y por el fraile agustino Lorenzo de Villavicencio. Ambos continuamente
remitían a la corte de Madrid jugosas y dramáticas misivas que informaban de la situación de esos territorios y que
testimoniaban el peligroso progreso de la herejía, atribuyéndolo a la incapacidad de Granvela, que había quedado en Flandes.
De manera que Eraso presentaba a Felipe II los informes de Villavicencio y del Canto, insistiendo especialmente en la
responsabilidad de Granvela en la pujanza de los anabaptistas y calvinistas.
Este interés de Eraso en desprestigiar a Antonio Perrenot concordaba con los afanes de un grupo de grandes señores
flamencos, entre los que destacaban el Conde de Egmont, Horn y el Príncipe de Orange, apoyados por el borgoñon Renard,
que encontraban en Granvela y en Viglius un obstáculo para su propia participación en el gobierno.
Se generó así, una natural simpatía entre estos nobles y Francisco de Eraso, que también mostraba al rey las protestas de
aquellos como el penoso resultado de la impopularidad del Cardenal. La decisión de Felipe II de prescindir de los servicios
de Granvela y alejarlo de los Países Bajos se comprende por intriga de los señores flamencos y alentada por Francisco
Eraso, sino tb por el partido ebolista.
4. La pérdida de la gracia real (1565-1570)
4.1. Fracaso político y proceso por corrupción
La cesión de la iniciativa política a los grandes señores, auspiciada por el partido ebolista, lejos de desactivar el avance de
la herejía, contribuyo a incentivarlo durante 1564 y 1565. En efecto, los informes de Alonso del Canto y de Villavicencio,
ahora centraban sus críticas en la negligencia demostrada por los nobles. Cuando Felipe II conoció directamente la visión
de los nobles d ellos problemas de los Países Bajos y sus posibles remedios por boca de Egmont, llegando a Madrid en
febrero de 1565, el monarca comentó a Gonzalo Pérez, con enojo y asombro, la necesidad de averiguar cómo habían llegado
a alcanzar tales pretensiones.
El cambio de actitud de Felipe II respecto a los Países Bajos se estuvo fraguado en la primavera de 1565, correlativamente
a su pérdida de confianza en Eraso y en Ruy Gómez y al retorno del Duque de Alba a la corte, cuya influencia sería decisiva
en las decisiones tomadas en octubre por el monarca para sofocar la rebelión de aquellos territorios. Para agravar la situación
de Eraso, al mismo tiempo comenzaron a hacerse notorios los resultados de una visita a los organismos encargados del
gobierno de la Hacienda.
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No obstante, aunque la decisión de Felipe II de efectuar una visita, no fue casual que se tomara amarga para Eraso
precisamente coincidiendo con un eclipse de la influencia del partido ebolista a causa del nefasto desarrollo de la situación
de aquellos territorios.
En síntesis, los cargos que se imputaron a Francisco de Eraso apuntaban que había incurrido en una utilización abusiva y
en ocasiones fraudulenta de sus oficios en materia hacendística. Ante el aluvión de acusaciones, Eraso pretendió aparentar
calma y despreocupación, permaneciendo en Balsaín y en Segovía y dejando su defensa encomendad a sus agentes en
Madrid. Sorprende en el índice de enemigos que Eraso elaboró.
4.2. Relevo en el poder
Pero ala postre del juicio continuó y el 05 de abril de 1566, se emitió dictamen. Eraso fue sentenciado al pago de una multa
por compra fraudulenta de la villa de Mohernando y lugares de su tierra, quedando suspendido durante un año del Consejo
de Hacienda y privado de sus demás oficios relacionados con la materia. En efecto, a pesar de que no se encontraron pruebas
determinantes de culpabilidad, se le impuso una pena sin duda desproporcionada respecto al delito que fuera aducido como
base de la sentencia.
En este sentido, el fin del dominio de Francisco de Eraso sobre la administración de Castilla, y en particular sobre las
finanzas, coincidió con la decisión de Felipe II de apartar temporalmente a Éboli del Consejo de Estado y de seguir las
opiniones de Alba y de Gonzalo Pérez respecto a los Países Bajos, y con la ascensión de Diego de Espinosa a la privanza.
Pero pese a su caída en desgracia, Felipe II no quiso prescindir completamente de su experiencia y de su innegable talento
en las cuestiones burocráticas. Eraso, pues conservó las secretarias de la cámara y de Estado de España, de Indias y órdenes,
y se permitió que al cabo de un año se reintegrara como asesor al Consejo de Hacienda. Habiendo perdido confianza del
rey, estos cargos institucionales que Eraso retuvo hasta su muerte en 1570 le permitieron continuar participando en labores
administrativas y colaborar en tareas de asesoramiento, pero hubo de aceptar su exclusión de la cúspide del poder y de la
toma de decisiones.
5. Conclusión. El legado de Eraso
Hasta su alejamiento de la confianza de Felipe II, Eraso había tenido una transcendente posición en el desarrollo de los
acontecimientos políticos y financieros de las décadas centrales del siglo XVI.
Por otra parte, la perdida del favor real con llevó sin duda perjuicios crematísticos. Durante su período de preponderancia
en la corte, además de haber alcanzado una relevancia política singular había consolidado firmemente su posición
económica, recibiendo por los oficios que desempeñaba, entre las quitaciones, mercedes y ayudas.
Al mismo tiempo que sumaba riqueza Eraso pretendió elevar su rango social. La vía fue la consecución de un hábito de los
Órdenes militares que acrecentara el brillo de una extracción social nobiliaria que se le suponía de nacimiento, al ser hijo
de un caballero navarro de rancia cuna.
A lo largo de su vida Francisco de Eraso había ascendido peldaños en la escala social y había acumulado una considerable
fortuna. Señoríos, tierras y dehesas, casas rústicas y urbanas, joyas, juros formaban unas propiedades cuya indivisibilidad y
permanencia en su linaje se pretendió asegurar al instituir mayorazgo. Décadas después sus descendientes obtendrían el
título de condes de Humanes.

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