No me mueve el temor ni la demanda, a la hora de rendirme en tu presencia,
sino la necesidad de tu mirada, la que sentir secretamente dejas, sin herir con tu esplendor los ojos fijos ante el Sacramento de tu Cena santa.
Ya sé dónde encontrar mi refrigerio,
dónde permanecer acompañado,
dónde acumular fuerza y ternura.
Sé Quién siempre espera discreto,
sin exigir el encuentro amigo,
y Quién permanece atento.
Un trozo de pan es el Misterio
de entrega de amor sin condiciones,
de fidelidad sin tiempo, eterna,
de referencia solidaria, atenta:
la Eucaristía, banquete, altar, ofrenda,
amor sin límite, materno.
Es la Eucaristía espejo
donde verme llamado, corregido,
invitado a la entrega generosa,
sin precio, gratuita,
sin vanidad pretenciosa,
hecho pan roto y entero.
No tengo que hacer lucubraciones,
estás presente, glorioso, vivo.
No eres una idea, ni un icono,
no eres mito, ni fetiche.
Eres Tú, el Hijo amado,
el Hijo de Dios bendito.
Y adoro a tu paso el Sacramento.
Sin pedirte nada, a cambio me regalas
la certeza en el hondón del alma,
de mis ojos en los tuyos,
de que te llevas consciente mi mirada,
por hacerte encontradizo en el camino.
Te has hecho compañero, amigo,
Sin imponer presencia, mendigo,
y al tiempo te haces vino y pan partido.
Avanzas al ritmo de los niños.
Los ancianos te reconocen puerto,
y andas junto al pie del peregrino.
¡Oh, Santísimo Jesús, que aquí sois verdaderamente Dios escondido;
concededme desear ardientemente, buscar prudentemente, conocer verdaderamente y cumplir perfectamente en alabanza, y gloria de vuestro nombre todo lo que os agrada. Ordenad, ¡oh Dios mío!, el estado de mi vida; concededme que conozca lo que de mí queréis y que lo cumpla corno es menester y conviene a mi alma. Dadme, oh Señor Dios mío, que no desfallezca entre las prosperidades y adversidades, para que ni en aquellas me ensalce, ni en éstas me abata. De ninguna cosa tenga gozo ni pena, sino de lo que lleva a Vos o aparta de Vos. A nadie desee agradar o tema desagradar sino a Vos. Séanme viles, Señor, todas las cosas transitorias y preciosas todas las eternas. Disgústeme, Señor, todo gozo sin Vos, y no ambicione cosa ninguna fuera de Vos. Séame deleitoso, Señor, cualquier trabajo por Vos, y enojoso el descanso sin Vos. Dadme, oh Dios mío, levantar a Vos mi corazón frecuente y fervorosamente, hacerlo todo con amor, tener por muerto lo que no pertenece a vuestro servicio, hacer mis obras no por rutina, sino refiriéndolas a Vos con devoción. Hacedme, oh Jesús, amor mío y mi vida, obediente sin contradicción, pobre sin rebajamiento, casto sin corrupción, paciente sin disipación, maduro sin pesadumbre, diligente sin inconstancia, temeroso de Vos sin desesperación, veraz sin doblez; haced que practique el bien sin presunción que corrija al prójimo sin soberbia, que le edifique con palabras y obras sin fingimientos. Dadme, oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de Vos; dadme un corazón noble que por ninguna intención siniestra se desvíe; dadme un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dadme un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine. Otorgadme, oh Señor Dios mío, entendimiento que os conozca, diligencia que os busque, sabiduría que os halle, comportamiento que os agrade, perseverancia que confiadamente os espere, y esperanza que, finalmente, os abrace. Dadme que me aflija con vuestras penas aquí por la penitencia, y en el camino de mi vida use de vuestros beneficios por gracia, y en la patria goce de vuestras alegrías por gloria. Señor que vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
Cante, oh Sión, con voz solemne, al que a redimirte viene, a tu Rey, a tu
Pastor. Alaba cuanto se puede que a toda alabanza excede todo es poco en su loor. De alabanza sin medida el pan vivo y que da vida es alto objeto es hoy doquier. Que al colegio de los doce nuestra Iglesia reconoce dando en la cena postrer. Al cantar lleno y sonoro, con trasporte , con decoro, acompañe el corazón. Pues la fiesta hoy se repite que recuerda del convite la primera institución Nueva Pascua es la ley nueva el Rey nuevo al mundo lleva y a la antigua pone fin Luz sucede a noche oscura, la verdad a la figura, el nuevo al viejo festín. Lo que practicó en la cena, repetirlo Cristo ordena, en memoria de su amor. Y en holocausto divino consagramos pan y vino, al ejemplo del Señor. Siendo dogma el fiel no duda que en sangre el vino se muda y la hostia en carne divina Lo que no ve ni comprendes con fe valiente defiendes por ser preternatural Bajo especies diferentes solo signos y accidentes gran portento oculto está. Sangre, el vino, es del Cordero; carne el pan; más Cristo entero bajo cada especie está. No en pedazos dividido, ni incompleto , ni partido, sino entero se nos da. Uno o mil tu cuerpo tomen todos entero lo comen, ni comido pierde el ser. Recíbelo el malo, el bueno: para este es de vida lleno, para aquel manjar mortal Vida al bueno, muerte al malo, da este manjar regalado, ¡Oh qué efecto desigual! Divido, en el Sacramento no vaciles un momento, que encerrado en el fragmento como en el total está. En la cosa no hay fractura, la hay tan sólo en al figura, ni en su estado ni estatura detrimento al cuerpo da. Pan del Ángel, pan divino, nutre al hombre peregrino; pan de hijos, don tan fino, no a los perros se ha de echar. Por figuras anunciado, en Isaac es inmolado, maná del cielo bajado, cordero sobre el altar. Buen Pastor, Jesús clemente, Tu manjar de gracia fuente, nos proteja y apaciente, y en la alta región viviente, haznos ver tu Gloria, ¡Oh Dios! Tu que lo sabes y puedes, y que al mortal sostienes; por comensales perennes, al festín de eternos bienes con tus Santos, llámanos. Amén. Aleluya.