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36 – A – 2006
Tal decisorio fue impugnado por el Dr. CARLOS AMILCAR AMAYA, de forma verbal en
la misma audiencia. Posteriormente fundamentó dicho recurso, según escrito que corre
agregado de fs. 33 al 36 de este incidente, pues el mismo no fue remitido por el tribunal con
los autos originales, sino a solicitud de esta Cámara, por lo que será desglosado e
incorporado al proceso principal y se dejará fotocopia certificada en el incidente de esta
Cámara. El apelante expresó en síntesis lo siguiente:
Que las excepciones dilatorias tienen carácter formal y que por su naturaleza y por el efecto
impeditivo –principalmente- de la excepción de incompetencia, deben ser conocidas y
decididas en artículo previo, puesto que tal excepción, además de atacar la capacidad
cognoscitiva del juzgador, de proceder, impide que se continúe con el conocimiento del
asunto. Agrega que no obstante que el Art. 102 L. Pr. F. señala las fases en que se
desarrollará la audiencia preliminar, los procedimientos no deben reñir con la lógica ni el
sentido común, además de que el juez está facultado para calificar su competencia, razón
por la que al alegarse tal excepción debe el juez antes de cualquier otra cosa definirla, y
solo en el caso de que la rechace, queda habilitado para continuar conociendo; por ello
sostiene que tratándose de leyes procedimentales deberán interpretarse lógica y
congruentemente. Finalmente pide se revoque la interlocutoria impugnada.
c) Que la ley en el Art. 106 inc. 1°, señala el procedimiento a seguir para resolver las
excepciones dilatorias; que tal procedimiento inclusive ha sido confirmado por esta cámara
en incidente que atañe a este proceso. Finalmente pide que se confirme la declaratoria de
incompetencia dictada por la jueza, reiterando que no prorroga de manera alguna la
competencia.
II. De esta forma, el decisorio de esta Cámara se constreñirá a establecer si es procedente
confirmar o no la interlocutoria dictada por la a quo que declara la incompetencia para
conocer de las pretensiones del presente proceso, en razón de la incompetencia territorial
alegada por la parte demandada.
Antecedentes:
Tratándose que ambas partes son extranjeras, se debe tener presente lo dispuesto en el Art.
96 Cn., que prescribe: "Los extranjeros, desde el instante en que llegaren al territorio de la
República, estarán estrictamente obligados a respetar a las autoridades y a obedecer las
leyes, y adquirirán derecho a ser protegidos por ellas". En el mismo orden, el Art. 14 del
Código Civil estipula que "la Ley es obligatoria para todos los habitantes de la República,
incluso los extranjeros". Por su parte la Ley de Extranjería, que es la Ley especial a que
están sometidos los extranjeros en nuestro país y que regula su situación jurídica, en su Art.
13 establece: "El concepto de personas naturales o jurídicas extranjeras... se regirán por las
leyes del país (salvadoreñas)". Luego, el Art. 14 estipula que: "El concepto, adquisición,
pérdida y recuperación del domicilio de los extranjeros...se regirán por las leyes
salvadoreñas.". De lo anterior se puede concluir que en principio nuestro ordenamiento
jurídico es de tendencia territorialista, lo cual no es absoluto ya que existe una marcada
apertura del sistema a través de la aplicación de normas internacionales, vía tratados y
Convenciones, verbigracia, Código Bustamante. Así las cosas la misma Constitución y las
Leyes secundarias antes citadas someten su estatuto personal a la ley salvadoreña, es decir,
a la ley del domicilio o Ley Fori.
Para el referido autor, los puntos de conexión o vinculación deben atender a dos criterios: el
domicilio para las personas y la voluntad de las partes o el lugar de ejecución para las
obligaciones convencionales. Citado por PEREZ NIETO LEONEL en su obra Derecho
Internacional Privado, Edit. Herla.
III.- En nuestro sistema jurídico y específicamente en la ley adjetiva del orden familiar, el
Juzgador(a) tiene la facultad de calificar su competencia, (Arts. 6 letra a), 45 y 55 L. Pr. F.)
y si ésta es afirmativa, conforme a las normas a que se ha hecho alusión, de inmediato entra
a conocer del fondo del asunto, ordenando el trámite respectivo, sin perjuicio que la parte
demandada, haya alegado oportunamente la incompetencia territorial, como ha sucedido en
la especie.
En ese mismo orden, la Convención sobre Derecho Internacional Privado, conocida como
Código Bustamante, en los Arts. 52 y 54, mencionados por la Jueza a quo determinan que
"el divorcio se regula por la ley del domicilio conyugal" y deberán someterse las partes, "a
la ley del lugar en que se solicite, siempre que en él estén domiciliados los cónyuges". A
mayor abundamiento, el Art. 323 del citado Código prescribe que "Fuera de los casos de
sumisión expresa o tácita, y salvo el derecho local contrario, será juez competente para el
ejercicio de acciones personales el del lugar del cumplimiento de la obligación o el del
domicilio de los demandados y subsidiariamente el de su residencia". (El subrayado es
nuestro).
Como antes se mencionó, ha sido el mismo demandante quien ha señalado que la expresada
demandada reside fuera del país, y con la documentación antes referida, por medio de la
cual se ha pretendido establecer que dicha señora tiene su domicilio en el país, lo único que
se logra inferir es que efectivamente ésta eventualmente residió y tuvo su domicilio en el
país, en razón del trabajo u ocupación de su cónyuge, pues han sido varios los países donde
les ha tocado domiciliarse o establecer -de manera temporal- su residencia; pero al ocurrir
la separación la demandada se va a residir a su país de origen, tal como se sostiene en la
contestación de la demanda lo que ha quedado establecido al notificarle el emplazamiento
por suplicatorio. En otros términos, consta que, en algún momento la demandada estuvo
domiciliada en nuestro país, al establecer aquí su residencia, pero al momento de la
interposición de la demanda hasta en la actualidad, que es lo que interesa para determinar la
competencia judicial respecto de los extranjeros; la demandada ha tenido su residencia y
domicilio en la ciudad de México y tampoco ha existido un sometimiento voluntario y
expreso a la jurisdicción de nuestros tribunales, por tanto no se ha prorrogado la
competencia de la a quo; es decir no ha existido sumisión expresa o tácita.
Así las cosas, consideramos acertada la decisión de la a quo, al hacer lugar a la excepción
planteada por la demandada, con el consecuente efecto de no poder seguir tramitando el
proceso de divorcio entre los cónyuges, así como cualquiera otra pretensión conexa; por lo
que será el Tribunal mexicano competente el que decida las pretensiones planteadas en la
demanda que origina el proceso, esto en consonancia –como ya se apuntó- con lo dispuesto
por el Art. 52 del Código Bustamante, que también es Ley de la República, el cual estipula
que el divorcio se regula por la ley del domicilio conyugal. Por lo anterior deberá
demandarse a la expresada señora ante su Juez natural (Juez competente). En virtud de lo
anterior, podemos concluir que los tribunales nacionales, en el presente caso no tienen
competencia para tramitar el caso; por lo que consideramos procedente confirmar la
decisión de la a quo, con las modificaciones legales pertinentes, que se expresarán en el
fallo.
Por las consideraciones expuestas y en aplicación de los Arts. 96 Cn, 14 y 15, C. C. 35, Pr.
C. 148, 153, 156, 158 y 160, 218 L.Pr.F.; Arts. 52, 54, 323 de la Convención sobre Derecho
Internacional Privado o Código Bustamante; en nombre de la República, esta Cámara
RESUELVE: Confirmase la interlocutoria que declaró la incompetencia para conocer de la
demanda de divorcio y pretensiones conexas, presentada por el señor *********, por
medio de su apoderado Dr. CARLOS AMILCAR AMAYA; en consecuencia queda sin
efecto lo relativo a remitir los autos a un Tribunal Mexicano y a conocer del proceso de
alimentos. Devuélvase los originales al tribunal remitente con certificación de esta
resolución. NOTIFIQUESE.
DR. J. A. SANCHEZ Y
Dr. P. E. PORTILLO
A. COBAR A.
SECRETARIO.
JH GLADIS