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Benjamín González Buelta, SJ

Colección
«PRINCIPIO Y FUNDAMENTO»
-2-
Caminar sobre las aguas
Nueva cultura, mística y ascética

editorial Süas
SAL TERRAE

®
Ediciones» f i a Mensajero
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ÍNDICE

I. El desafío del «mundo líquido» 9

1. La cultura que respiramos 9


2. Caminar sobre las aguas 11
Imprimatur: 3. Dialogar con la noche, los vientos y las olas . . 17
* Vicente Jiménez Zamora
Obis.po d e Santaader
05-06-2010
II. La integración personal 21
Diseño de cubierta:
María Pérez-Aguilera
mariap.aguilera@gmail.com 1. El cuerpo: ¿envoltorio o transfiguración? 27
© Editorial Sal Terrae
La bondad del cuerpo 27
Polígono de Raos, PARCELA 14-i La religión de cuerpo 27
39600 Maliaño (Cantabria)
Apartado 77 - 39080 Santander
La cultura de los sentidos 29
E-mail: salterrae@salterrae.es El Hijo de Dios en un cuerpo humano 32
www.salterrae.es
ISBN: 978-84-293-1877-7 Transformar el propio cuerpo 33
La ascética: «amar el cuerpo» 36
© Ediciones Mensajero, S.A.U.
Sancho de Azpeítia, 2, Bilbao
La mística: la transfiguración del cuerpo . . . . 43
Apartado 73 - 48014 Bilbao
E-mail: mensajero@mensajero.com
www.mensajero.com
2. El pensamiento:
ISBN: 978-84-271-3130-9 ¿aprobación mediática o la «locura de Dios»? . 47
Un pensamiento propio 47
Depósito Legal: Bl-1685-2010
Impreso en España. Printed ¡n Spain La apertura a las diferencias 48
Una cultura de la información 49
Impresión y encuademación: La alucinación del espectáculo 50
Grato, S.A. Basauri (Vizcaya)
Jesús, la «sabiduría de Dios» 52
aguas índice

La «sabiduría de Dios» se encarna III. La integración en la realidad 111


en cada uno de nosotros 55
La ascética del pensamiento 60 1. El cosmos: ¿cantera para el saqueo
Mística: la locura que nos ilumina 64 o un hogar sin exclusiones? 113
Nuevo acercamiento al cosmos:
La afectividad: de máquina a misterio 113
¿la fruición del adicto o la pasión creadora? . . 68 Más responsables de la tierra 114
El corazón en el centro 68 Un mundo más comunicado 115
Vanos intentos de reencantar la vida 69 Las heridas que nos desafían 115
La orfandad que respiramos 73 La tierra prometida 116
En el corazón del Evangelio 75 Ante el «universo mundo» 118
Liberar, centrar y llenar de pasión el corazón . 11 La ascética: un cosmos habitable 120
La ascética: una afectividad que se libera . . . . 82 La mística: un cosmos habitado 122
La mística: la pasión por Dios y por su reino . 87
2. El otro: ¿conexiones útiles
La decisión: ¿fluir en la vida líquida o relaciones fecundas? 131
o acoger la novedad de Dios? 90 Existimos en relación 131
La decisión 90 Más conectados, pero ¿mejor relacionados? . . 132
«La agitación permanente» 91 Encuentro de «identidades inciertas» 133
«La tiranía de las posibilidades» 91 La pluralidad de los encuentros 136
«Decir sí sin decir no» 92 Dios se hace un Tú en Jesús 137
«El yo colonizado» 93 En el encuentro con el Otro, me encuentro . . . 139
¿Decidimos o somos llevados? 94 Ascética: el encuentro con el otro 140
«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad» . . 95 La mística: la debilidad y la fuerza del Otro
La nueva propuesta de Dios en el otro 145
para cada uno de nosotros 97
La ascesis: buscar y asumir
la nueva propuesta de Dios 101 3. La historia: ¿sucesión de episodios
La mística: unirse a Dios en cada decisión . . . 105 o apuesta por lo germinal? 152
La caída de las utopías 152
La sociedad desencantada 153
El dinamismo más hondo de la historia 159
Caminar sobre las aguas El desafío del ((mundo líquido»

Servidores de la «vida verdadera» [EE 139] . . 162


La ascética de la historia 164
La mística de la historia 168

4. La comunidad: ¿confluencia de individualismos I


o un cuerpo sin exclusiones? 172
Redefinir la comunidad 172
El desafío del «mundo líquido»
Del yo solo e inseguro a lo comunitario 173
El reino crea comunidad y se anuncia desde ella 178
1. La cultura que respiramos
Liberar el corazón para vivir la comunidad . . . 181
La ascética de la comunidad 182 La cultura nos envuelve como el aire. No podemos res-
La mística de la comunidad 185 pirar sin respirarla. Por todos nuestros sentidos se aden-
tra en nuestra intimidad. Se hace caricia sobre la piel en
la suavidad de las telas que vestimos y las cremas que
IV. Un solo dinamismo inseparable: nos ungen; aroma en los perfumes que compramos en los
integración personal «Duty Free» de los aeropuertos; sabor en el brandy que
e integración en la realidad 191 hemos visto caer en la pantalla del televisor a cámara
lenta girando en la copa de cristal; color seductor en los
1. El Dios de mi intimidad es también estantes de los centros comerciales bajo el juego de la
el Dios de toda la realidad 191 luz que embellece la mercancía; música y voz viajando
2. Buscar el mundo en el corazón de Dios con nosotros en los transportes climatizados...
y a Dios en el corazón del mundo 193 Sería pretencioso creer que podemos estar todo el día
3. En la visibilidad del Hijo sumergidos en esta atmósfera que respiramos sin que se
y la discreción del Espíritu 194 siembre en nuestra interioridad ni una sola de las semi-
4. En relación: cercanía y distancia 196 llas que transporta el aire. Los técnicos de la comunica-
5. El proceso: urgencia y pausa 197 ción y del comportamiento humano han estudiado minu-
6. Ser desde la frontera novedad evangélica ciosamente cómo entrar en nuestra casa sin que nos de-
en el centro 199 mos cuenta, con estímulos que a veces son subliminares.
7. La poda inevitable: persecución y bendición . . 200 No es necesario que pretendamos ver nada. Los objetos
8. El fuera y el dentro de la alegría necesaria . . . . 203 de consumo nos miran a nosotros y nos persiguen donde
quiera que vayamos. Tampoco hace falta que les indi-
quemos el camino. Ellos saben cómo moverse por núes-
El desafío del «mundo líquld

tras rutas interiores, pues son como los misiles inteligen- que ha sido transformada en la contemplación. También
tes, que pueden cambian constantemente de rumbo has- necesitamos en determinados momentos buscar otros es-
ta que impactan contra el objetivo que se desplaza de un pacios ecológicamente sanos, para desintoxicarnos y re-
sitio para otro. Las sensaciones nos perseguirán adonde crear una intimidad al estilo de Jesús. Otras sensaciones
quiera que vayamos. llegarán a nuestros sentidos, nos transformarán, y podre-
No todo es consumo y seducción en la cultura. Tam- mos movernos por el mundo como una propuesta de vi-
bién hay tragedias que estremecen a los pueblos, como da alternativa más humana. Este es nuestro desafío y
los terremotos de Haití o de Chile; protestas contra las nuestra vocación fundamental.
cumbres en que se reúnen los jefes de las naciones más La ascética nos hace disponibles para Dios, física,
ricas; reportajes sobre situaciones humanas que urgen psicológica y espiritualmente disponibles. La mística
nuestra solidaridad; alternativas al mundo dominante nos transforma cuando Dios nos «abraza en su amor»
que vivimos y propuestas de vida justa que se va abrien- [EE 15]. Las dos dimensiones del encuentro con Dios
do paso cada día desde la audacia de su debilidad germi- son necesarias para integrarnos como personas y para si-
nal. Pero, de alguna manera, todas estas noticias son tuarnos de manera libre y creadora en nuestra cultura.
transmitidas dentro del esquema de la sociedad de con- No podemos acercarnos a una época de cambios pro-
sumo. Se compran y se venden. Tienen dueño. Compi- fundos con la ascética de otros tiempos, pues estaríamos
ten. Buscan clientes. Se transmiten de forma que puedan fuera de la realidad donde Dios vive y se comunica hoy;
impactar la sensibilidad del que las consume. ni podemos tampoco buscar a Dios en los signos de un
En medio de toda esta cultura tan estudiada para ha- mundo que ha dejado de existir en gran medida. Busca-
cernos clientes y militantes, también alienta el Espíritu. mos a tientas una nueva ascética que nos haga disponi-
Hay vida nueva buscando corazones donde alojarse. El bles para Dios, y esperamos una nueva mística, una co-
Espíritu también encuentra el camino para encarnar su municación de Dios donde antes no podríamos ni si-
propuesta de vida nueva y hacerla llegar a nuestros sen- quiera imaginarlo. Tal vez, desde nuestra frágil barca
tidos, a veces incluso en las mismas imágenes que pre- flotando en el «mundo líquido», nuestro dedo sorprendi-
tenden esconderlo. En el brillo de los ojos de un niño en do pueda señalar las nuevas orillas de nuestra cotidiani-
medio del caos de la guerra en Afganistán, podemos sen- dad y decir como Juan: «Es el Señor» (Jn 21,7).
tir que hay Alguien que empieza a rehacerlo todo.
Necesitamos transformar nuestros sentidos para per-
cibir la realidad de otra manera, las dimensiones escon- 2. Caminar sobre las aguas
didas que no son presentadas porque no interesan o por-
que no existen para los técnicos de la información y de En el «mundo líquido» sólo tenemos una opción: apren-
la publicidad. La hondura de la realidad, donde Dios tra- der a caminar sobre las aguas. Los discípulos se habían
baja sin descanso, sólo es percibida por la sensibilidad apartado con Jesús a un lugar despoblado para descansar
El desafío del «mundo líquido))

y compartir lo que estaban experimentando al anunciar cesarios para vivir son para todos, y que la tierra debe ser
el reino de Dios por las aldeas de Galilea a las que él los devuelta a los hambrientos, a los pobres.
había enviado (Me 6,7-12). La situación era especial- Leyendo la misma escena en el evangelio de Juan,
mente dramática. Ante esos pequeños inicios del reino, vemos que los discípulos, junto con la gente, querían ha-
la comunidad había recibido un golpe muy duro. Hero- cer rey a Jesús (Jn 6,15). Un pueblo reunido compar-
des había mandado degollar a Juan el Bautista (Me 6,14- tiendo el pan y la palabra en paz sobre la hierba verde al
29). Además, todos estaban agotados, pues «eran tantos final del día, era un claro signo mesiánico. Pero Jesús sa-
los que iban y venían que no encontraban tiempo ni pa- bía que eso era sólo un signo que señalaba hacia dónde
ra comer» (Me 6,31). En esta coyuntura de persecución, caminar, qué era lo que el reino de Dios ofrecía. Pero no
de miedo y de cansancio, toman distancia. Se retiran le- era en despoblado, al margen de las calles y casas coti-
jos de las calles donde la sinagoga contaba los pasos de dianas, como se iba a realizar esa utopía haciéndolo a él
los caminantes en sábado, donde las fuerzas de seguri- rey, que era el sueño compartido por el pueblo. El reino
dad de Heredes vigilaban cualquier movimiento sospe- de Dios no se realiza en despoblado, en un momento de
choso y donde los soldados del imperio controlaban el entusiasmo compartido, sino que hay que construirlo en
orden. Atravesaron el lago y se alejaron hacia un lugar la vida cotidiana, en medio de los trabajos y encuentros
despoblado, un espacio de libertad. de siempre, entre alegrías, dolores y amenazas. Por eso
Pero el pueblo se enteró y salió de todas partes a bus- Jesús «obligó» (Me 6,45) a los discípulos a embarcarse y
car a Jesús; y él se sintió conmovido por la búsqueda te- navegar hasta la otra orilla, hacia los poblados donde ha-
naz y esperanzada del pueblo abandonado, «como ove- bían experimentado los inicios del reino, pero donde pe-
jas sin pastor», y se puso a enseñarles largamente. El saba ahora la amenaza de Heredes, que había sido capaz
tiempo pasó rápido. Se hizo tarde, y la gente no había co- de asesinar al Bautista, tan querido por todo el pueblo.
mido. Los discípulos le sugieren a Jesús: «Despídelos El lago siempre causaba temor. Era culturalmente un
para que vayan a los campos y a los pueblos vecinos a espacio de malos espíritus que hacían daño a los nave-
comprar algo para comer» (Me 6,36). Pero Jesús les res- gantes. En el lago, como en su habitat natural, se preci-
pondió con claridad. «Dadles vosotros de comer» (6,37). pitaron los cerdos destructores en los que habían entrado
Trajeron a Jesús cinco panes y dos peces. Algo insignifi- los malos espíritus que salieron del hombre de Gerasa
cante para tanta gente. Jesús los bendijo y empezaron a cuando fue curado por Jesús (Me 5,13). Los discípulos
compartirlos. El gran milagro consistió en que una mul- estaban confusos y desencantados. No entendían a Jesús
titud desorganizada de desconocidos, después de escu- (Me 6,52). Se le había presentado una ocasión magnífi-
char a Jesús, fuese capaz de sentarse de manera ordena- ca para un éxito contundente, y él la desaprovechó. En
da, en grupos, y que todos compartiesen los panes de la medio del lago los sorprende la noche; hay viento fuer-
tierra y los peces del mar, sin que nadie acaparase ni ne- te; reman, pero no avanzan; se esfuerzan con toda su pe-
gociase con el pan. Este signo anuncia que los bienes ne- ricia de pescadores, pero están siempre en el mismo si-
Caminar sobre las aguas- El desafio del «mundo líquido)»

tio. Jesús aparece, pero ellos tienen miedo, creen que es corren rápidas y turbulentas, hay personas, grupos, co-
uno de los fantasmas del lago. Se tranquilizan cuando re- munidades y familias que están bien construidos. Pero
conocen a Jesús. En el evangelio de Mateo, Pedro le di- no podemos quedarnos aislados en nuestras seguridades.
ce a Jesús que le mande caminar por el agua hasta él. Pe- Hay que moverse por las fronteras de nuestro mundo,
dro empieza a caminar, da algunos pasos..., pero cuando donde la vida se precipita con incertidumbre, y hay que
sopla el viento fuerte, siente temor y empieza a hundir- saber navegar sobre las aguas. Tan importante es la des-
se. Pedro era un experto nadador, pero se asusta porque treza para manejar los remos y la pequeña vela como te-
ya no puede caminar sobre el agua. Lo hunde el miedo, ner ánimo en el corazón para no mirar hacia atrás, presos
la poca fe. Jesús extendió la mano y lo sostuvo (Mt de la nostalgia del prodigio vivido en la tierra firme del
14,28-31). Con Jesús en la barca, la tempestad se calma descampado. Tan necesario es poner con total disponibi-
y pueden llegar a tierra. lidad nuestras habilidades y destrezas al servicio de esta
Podemos leer esta escena como una parábola de travesía como sentir en el corazón la esperanza que nos
nuestro mundo. Nos desencantamos porque hemos con- regala Jesús y la certeza de que más allá del mundo lí-
fundido los signos del reino que encontramos en tantas quido hay tierra firme donde brotan las nuevas manifes-
reuniones del pueblo sencillo, en comunidades de dife- taciones del reino de Dios entre nosotros. Pero ahora nos
rentes estilos, en congresos teológicos inspiradores, con toca caminar sobre las aguas alentados por la presencia
la realización próxima y triunfal del reino de Dios. Ahora de Jesús en medio de nosotros.
vivimos en un «mundo líquido», donde todo fluye, no sa- Necesitamos una ascética de navegantes en el mun-
bemos dónde hacer pie, y el Señor nos obliga a embar- do líquido y la mística que experimenta a Dios camina-
carnos, porque hay que atravesar esas aguas profundas y do en medio de la noche sobre las olas encrespadas. En
turbulentas para llegar a la tierra donde se realiza el reino el pasado, la ascética tuvo acentos que la deformaron:
de Dios. Algunos prefieren quedarse en la costa, separa- voluntarismo; exaltación del dolor para merecer gracias
dos del pueblo, cantando y pidiéndole a Dios que divida de Dios; considerar al cuerpo como malo y acosador del
las aguas por el medio, como hizo en el mar Rojo ante los alma; sospecha y recelo de los bienes de este mundo que
ruegos de Moisés. Pero Jesús «nos obliga» a caminar so- Dios nos ha dado para nuestro disfrute; la imagen de un
bre las aguas hacia la tierra cotidiana, atravesando la no- Dios con el ceño fruncido, juez implacable y minucioso
che, los vientos en contra y el desconcierto. Tal vez, co- en sus contabilidades ante nuestras limitaciones y peca-
mo Pedro, podamos dar algunos pasos sobre el agua en dos... Hoy comprendemos mejor la necesidad de una as-
momentos excepcionales, pero normalmente atravesare- cética propia de nuestro contexto cultural. La falta de as-
mos el lago en la pequeña barca de la comunidad. cética es un engaño. Consideramos la ascética como es-
No todo es líquido en nuestro mundo. Hay muchos tar disponibles para Dios, física, psicológica y espiri-
que han construido la casa sobre la roca firme, alentados tualmente disponibles. Lleva consigo algunas prácticas
por el Espíritu de Jesús (Mt 7,24-27). Mientras las aguas concretas, como la oración, el examen, el diálogo con un
El desafío deí «mundo líquid

acompañante, etc. que ayudan a vertebrar la vida. Pero bien la mística, que sabe discernir a Dios entre las som-
va mucho más allá, pues va creando en la persona ente- bras, lo invita a subir a nuestra pequeña barca y llena
ra una actitud de disponibilidad y de acogida, de ningu- nuestra vida de sentido.
na manera acartonada, sino ungida por la gracia de la
mística que se refleja en la cordialidad y la esperanza
con que se acerca a los encuentros y tareas. 3. Dialogar con la noche, los vientos y las olas

«El elogio de la espontaneidad y la naturalidad en Los vientos no son necesariamente un obstáculo insalva-
una cultura en que la espontaneidad está colonizada ble. Si sabemos dialogar con ellos sin temor, orientando
y la naturalidad sigue unos patrones de comporta- de manera adecuada nuestra vela, pueden impulsarnos.
mientos socialmente inducidos, también está llena de Imágenes de la noche que aparecen como fantasmas
peligros. Lo que se pretende que nos haga libres y amenazantes en un primer momento, pueden revelarnos
nos abra a la gracia nos deja encerrados en nosotros
la presencia de Jesús, que no se queda solo en tierra fir-
mismos y a merced de los vientos que soplan» (J.A.
me mientras nosotros sentimos la angustia del naufragio.
GUERRERO ALVES, Hacia una espiritualidad para nues-
tro tiempo, Idatz, San Sebastián 2007, p. 92). Las oleadas diferentes que llegan hasta nuestra barca
pueden ahogarnos, pero también nos permiten avanzar
sobre las aguas.
Consideramos la mística como experiencia profunda Necesitamos inculturar el evangelio en nuestra reali-
de Dios. También la mística ha tenido acentos nada sa- dad, ser signos de integración en medio de la fragmenta-
nos: desentendernos del mundo para experimentar a ción y creadores apasionados del futuro consistente en
Dios; conceder excesiva importancia a las manifestacio- medio del mundo líquido. Podemos definir la cultura co-
nes corporales extraordinarias; buscar visiones y no tan- mo un «sistema de creencias (sobre Dios, la realidad,
to tener una visión nueva de la realidad; considerarla co- etc.), de valores (bueno, bello, verdadero) e instituciones
mo un don de algunas personas excepcionales y no co- (Iglesia, familia, escuela). (J.M. FERNÁNDEZ-MARTOS,
mo una dimensión de toda persona... También hoy se Ser Sacerdote en la cultura actual, Sal Terrae, Santander
busca a veces una experiencia de Dios que fuerza la 2010, p. 89). Ya decía Pablo VI que «la ruptura entre
afectividad, se sitúa al margen de la comunidad eclesial evangelio y cultura es, sin duda alguna, el drama de
o no es discernida a la luz del encuentro con los últimos nuestro tiempo» (Evangelii nuntiandi, n. 20, 1975). «La
de este mundo, donde Dios se nos revela de manera pri- síntesis entre fe y cultura no es sólo una exigencia de la
vilegiada. Necesitamos la ascética de los remeros, su cultura, sino de la fe. Una fe que no llega a convertirse en
sentido de orientación en medio de la noche de la histo- cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente
ria, su esfuerzo, su conocimiento del mar y su destreza pensada y no fielmente vivida» (JUAN PABLO II, En la
para lidiar con los vientos y las olas. Necesitamos tam- Universidad Complutense, 3 de diciembre de 1982).
Caminar sobre las aguas- El desafío del «mundo líquido»

El diálogo respetuoso con nuestra cultura sólo pode- VIDA CONTAMINADA


mos realizarlo siendo personas de nuestro tiempo, respi-
Respiramos la cultura
rando dentro de las estructuras que la configuran y en la
que nos envuelve a todos,
cercanía de los encuentros. Somos invitados a vivir y di-
el oxígeno que nos da vida
fundir el evangelio en este mundo, que fluye sin dete-
y los virus que nos socavan.
nerse y al que Dios ama con una creatividad infinita. Por
Bebemos las relaciones
un lado, tenemos que vivir desde Dios y, por otro, vivir
que llegan a nuestro rostro,
en medio de esta cultura, con su ateísmo y su indiferen-
cia hacia Dios. Si no vivimos intensamente la relación la sonrisa que nos hidrata
con el Dios de la intimidad que nos unifica por dentro y y las bacterias que nos minan.
con el Dios de la historia que nos propone crear el futu- No podemos andar por la calle
ro de la «vida verdadera» juntamente con él, seremos con una máscara en la cara
poco a poco invadidos por la cultura de los sentidos y que nos aparte del pueblo
asimilados a ella desde dentro. Nuestra propia identidad para filtrar los cantos y los besos.
será líquida, derramada, agua del lago agitada por la No podemos huir al vacío
tempestad. de la soledad y la asepsia,
donde no hay vida ni muerte
El gran desafío para nosotros es aprender a descubrir
luchando por el futuro.
a Jesús en medio de la cultura que nos envuelve con una
Al acoger en nosotros
sensibilidad nueva, diferente de la propuesta por la cul-
la vida contaminada,
tura de los sentidos, de tal manera que se nos revele la
acción de Dios en el mundo como la última verdad de lo te acogemos a ti,
real. El camino no es mirar primero a Dios, por un lado, que estás dentro de la vida
en los espacios religiosos, y al mundo, por otro, viendo y la purificas con tu aliento
sólo su inconsistencia y su pecado, sino mirar con amor en el horno ardiente
nuestra cultura y descubrir con la misma mirada a Dios de nuestra intimidad.
en el fondo de ella. Puede que a veces la figura de Jesús
sólo sea al principio una claridad amenazante entre las
sombras de la noche. Pero si lo reconocemos y le permi-
timos subir a nuestra pequeña barca, podremos navegar
sobre las aguas sin diluir la consistencia de la vida evan-
gélica, sin quedar paralizados por el miedo y sin perder
el rumbo por el que nos impulsa hoy el viento del
Espíritu.
II
La integración personal

En la cultura fragmentada en la que vivimos, que tam-


bién está dentro de nosotros fragmentándonos por den-
tro, nos inspiramos en la transfiguración (Me 9,2), en la
que Jesús aparece integrado plenamente en su decisión
de ir a Jerusalén, en el encuentro con el Padre que lo con-
firma en su camino, precisamente en el momento en que
está sometido a fuerzas desintegradoras que lo presionan
desde fuera. Ha tomado la decisión de subir a Jerusalén
para anunciar el reino de Dios, decepcionando las ex-
pectativas del pueblo, superando la incomprensión de los
discípulos, que intentan disuadirlo de realizar ese viaje,
y la amenaza de las instituciones judías, que buscan la
oportunidad de eliminarlo. Ir a Jerusalén era meterse en
la boca del lobo (cf. B. GONZÁLEZ BUELTA, Orar en un
mundo roto, Sal Terrae, Santander 2002).
Respiramos constantemente una cultura que tiene
muchos elementos desintegradores que actúan en noso-
tros casi sin que nos demos cuenta y nos erosionan por
dentro. Pero también en esta cultura actúa el Espíritu
que nos habita y que nos puede integrar plenamente, sa-
nándonos de nuestros desgarros y proponiéndonos la no-
vedad de Dios en la historia que Él busca realizar junta-
mente con nosotros.
La verdadera experiencia de Dios es integradora de peso muy importante en nuestra vida y que puede actuar
la persona (cuerpo, pensamiento, afectividad, decisión) con independencia de nuestro pensamiento. En algunas
y nos integra en la realidad (cosmos, otro, historia, co- ocasiones, ante determinados estímulos, podemos tomar
munidad), donde Dios trabaja construyendo el reino que decisiones y actuar con gran rapidez, de tal manera que
nos anunció Jesús. Buscamos definir la experiencia mís- no hemos podido pensar nuestra respuesta. En ese mo-
tica y ascética que experimentamos en el encuentro con mento se produce un verdadero «secuestro emocional».
Dios en nuestra realidad, como Jesús se encontró con el Podemos tomar decisiones que no son acordes con nues-
Padre en la suya, ayudados de manera especial por la tros valores y opciones conscientes. Esto puede suceder
propuesta mistagógica que nos propone Ignacio de Lo- en grandes tragedias, como un asesinato repentino, en
yola en los Ejercicios Espirituales. una acción sorpresiva que salva una vida, o en las pe-
Para iniciar este camino retomamos la trayectoria queñas reacciones de cada día que pueden deteriorar la
que sigue la realidad que se adentra en nosotros por calidad de la existencia.
nuestros sentidos, nos recorre por dentro y regresa a la Es importante detenernos es este punto para ver có-
realidad en nuestra acción como respuesta. mo se realiza este proceso interior. Los estímulos que
llegan a nuestros sentidos son enviados al tálamo, y des-
«Los sentidos originan la sensación; ésta, la percep- de aquí sale una conexión al neocórtex, a la inteligencia
ción; ésta, el pensamiento, que a su vez causa el sen- racional, pero sale también otra conexión a la amígdala,
timiento y la emoción, los cuales producen la cuali-
que es una especie de archivo emocional y que, en un
dad del ser, y éste la cualidad del hacer, del obrar. O,
momento de gran impacto emocional, puede dar órdenes
de otro modo: obramos como somos, somos lo que
sentimos, sentimos como pensamos, pensamos como instantáneas a todo el organismo para actuar sin dilacio-
percibimos, de acuerdo con nuestras percepciones; y nes, antes de que haya habido tiempo de pensar. Esta re-
éstas dependen de los objetos que pueblan nuestro acción nos puede salvar la vida en un momento de peli-
ambiente. Tal es el flujo espontáneamente evolutivo gro inminente, o puede perdernos si actuamos contra
de la vida mental del hombre» (P. FLINKER, Com- otra persona arrastrados por la ira o por el pánico. La im-
prenderse a sí mismo y entender a los demás, Pauli- portancia de tener bien configurado nuestro mundo emo-
nas, Madrid 1982). cional es decisiva.
«Cuanto más intensa es la activación de la amígdala,
Sin embargo, este esquema tradicional no nos des- tanto más profunda es la impronta y más indeleble la hue-
cribe plenamente nuestro proceso interior. La investiga- lla que dejan en nosotros las experiencias que nos han
ción actual de la neurociencia nos muestra que no sólo asustado o nos han emocionado» (D. GOLEMAN, Inteli-
tenemos una «inteligencia racional» que piensa y proce- gencia emocional, Kairós, Barcelona 2008, p. 59). De nin-
sa las sensaciones que llegan a nuestros sentidos. Tene- guna manera se trata de suprimir el universo emocional.
mos también una «inteligencia emocional» que tiene un Lo importante es que la «inteligencia emocional» y la «in-
Caminar sobre las aguas- La integración personal

teligencia racional» dialoguen constantemente para orien- zado en Loyola. Desde la experiencia primera de su con-
tar nuestra vida con dinamismo (cf. ibid., pp. 23-70). versión durante la convalecencia, y después de atravesar
Nuestra cultura ha trabajado con éxito la manera de las intensas experiencias de Manresa, profundas conso-
entrar dentro de nosotros a través de los sentidos. La co- laciones y desolaciones con escrúpulos y depresión que
municación es hoy menos racional y más emocional, lo llevaron a tener pensamientos suicidas, inesperada-
corporal, narrativa e imaginativa. Los estímulos que lle- mente, al lado del río Cardoner, Dios llega hasta Ignacio
gan a nuestros sentidos tienen una gran fuerza para im- cuando estaba sentado al borde del camino contemplan-
pactar nuestra inteligencia emocional y configurar nues- do la corriente del río. «Se le empezaron a abrir los ojos
tras reacciones, creando en muchos casos conductas adi- del entendimiento; y no que viese alguna visión, sino en-
tivas y compulsivas. tendiendo y conociendo muchas cosas, tanto de cosas es-
pirituales como de las cosas de la fe y de letras; y esto
«No hace falta insistir en la importancia que toda la con una ilustración tan grande que le parecían todas las
psicología contemporánea ha acordado dar al con- cosas nuevas» {Autobiografía, 30).
cepto de "estímulo". Una importancia que algunos
Laínez, comentando esta experiencia de Ignacio, di-
no dudan en calificar incluso de mítica. En cualquier
caso, lo que está ciertamente probado es que nuestra rá: «fue especialmente ayudado, informado e ilustrado
conducta es más interdependiente de los estímulos interiormente de su divina Majestad, de tal manera que
externos de lo que nuestro narcisismo quisiera supo- comenzó a ver con otros ojos todas las cosas, y a discer-
ner. Nuestra tonalidad interior cambia una y otra vez nir y probar espíritus buenos y malos, y a gustar de las
en función de los campos estimulares en los que es- cosas del Señor» (Carta a Polanco de 1547, FN 1,8)
tamos inmersos» (C. DOMÍNGUEZ, La Psicodinámica Dirá Nadal que «así le quedó una actuación de con-
de los Ejercicios ¡gnacianos, Mensajero / Sal Terrae, templación y unión con Dios, que sentía devoción en to-
Bilbao / Santander 2003, p. 63). das las cosas y en todas partes muy fácilmente» (FN
11,153). Todo indica que Ignacio propuso esta experien-
cia del Cardoner en la «Contemplación para alcanzar
El encuentro con Dios, la mística, se experimenta no amor», donde nos invita a mirar toda la realidad para ver
sólo en nuestra razón, sino también en nuestro mundo a Dios trabajando en ella por mí. Es la transparencia, la
emocional, resuena en nuestro cuerpo, nos unifica en la diafanía de la realidad.
decisión y se expresa en nuestra acción en una vida lle- Toda la persona y la historia de Ignacio quedan inte-
na de dinamismo y creatividad. gradas de tal manera que «le parecía como si fuese otro
La experiencia mística de Ignacio de Loyola junto al hombre y tuviese otro intelecto que tenía antes» (Auto-
río Cardoner nos puede inspirar para comprender cómo biografía, 30). Nace un hombre nuevo, el que se fue ges-
la experiencia de Dios nos unifica por dentro y nos abre tando lentamente desde Loyola. Ignacio quedó profun-
al futuro. Para Ignacio cierra una etapa que había empe- damente marcado por esta experiencia fundante. Nos
Caminar sobre las aguas-

evoca las palabras de Jesús a Nicodemo: «Si uno no na- 1. El cuerpo: ¿envoltorio o transfiguración?
ce de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Jn 3,3).
A partir de la iluminación interior («mística de ojos La bondad del cuerpo
cerrados»), Ignacio empieza a verlo todo de otra manera
La nueva cultura enfatiza que el cuerpo no es malo y que
(«mística de ojos abiertos»). Ve la acción de Dios en el
no hay que castigarlo ni esconderlo. No es un cuerpo se-
mundo, no sólo los elementos destructores. Es la mirada
parado del alma: cuerpo malo, origen de nuestros instin-
del que ya comienza a orientar su vida para encontrarse
tos debocados, y alma buena que lucha contra el cuerpo.
con Dios en la realidad, en una misión apostólica en
Nos influyó el dualismo platónico, que concebía el cuer-
la que se une a la acción de Dios con su propio trabajo
po como la cárcel del alma, del mismo modo que los ba-
creador. Pero tendrá que recorrer un largo camino perso-
rrotes de una jaula apresan una paloma que desea volar.
nal para poder realizar el proyecto para el que Dios lo irá
Hoy comprendemos que debemos cuidar el cuerpo para
preparando.
el trabajo, el amor, la alegría, el gozo y la eternidad.
En el centro de la espiritualidad ignaciana estará
El cuerpo es honrado, no miente. En él se expresa
siempre ese mirar todas las cosas de tal manera que po-
nuestra interioridad. Si lo escuchamos, nos dirá mucho
damos descubrir en ellas al Dios que está presente traba-
de nosotros mismos, de nuestro presente y de nuestra
jando, en una intensa relación creadora con nosotros.
historia. El desafío es amarlo como regalo de Dios inse-
Las cosas más sencillas son palabras que nos dirige el
parable del espíritu. Si lo separamos del espíritu y lo cui-
Dios que nos sirve, que está en toda la realidad «ad mo-
damos en exceso, olvidándonos de nuestra interioridad,
dum laborantis», como el campesino que labora la tierra
entonces estaremos reduciendo el cuerpo a un cascarón
con el sudor de su frente.
vacío que maquillamos, pero que no se puede iluminar
Nosotros estamos ante el desafío de crear una sensi- desde dentro. El cuerpo no es un envoltorio más de la so-
bilidad nueva, para no dejarnos configurar por la imagen ciedad de consumo. Si atendemos sólo al espíritu, olvi-
de este mundo, sino por la Imagen de Dios encarnada en- dándonos del cuerpo, tampoco caminamos hacia una
tre nosotros, que es Jesús, y por su constante encarnación verdadera integración personal.
en cada una de las situaciones humanas en las que nos
debatimos y en las que es posible encontrarlo a él. Tam-
bién nosotros estamos destinados a ser imagen de Dios
La religión del cuerpo
en la cultura de la imagen.
Un modelo de cuerpo pretende imponerse: el icono de
las pasarelas. Para conseguirlo muchas personas se so-
meten a penitencias dietéticas de ayunos y ejercicios fí-
sicos que yo no me atrevería a imponer por una trans-
gresión moral. El culto al cuerpo tiene sus iconos, sus sa-
La integración personal

cerdotes y sus rituales. Hay ocasiones puntuales en que tiende cada vez más una industria farmacéutica para me-
las modelos peregrinan a los santuarios de la moda para dicar la existencia en exceso, que alivia los síntomas sin
desfilar sobre la alfombra roja y cumplir el ritual de mi- tocar las causas en el estilo de vida personal y en la or-
rar y ser mirados. El bisturí, las cremas, las dietas y los ganización social.
ejercicios hacen los milagros. Los cuerpos «modelo», y los cuerpos famélicos de
Los transgresores pagan costosas penitencias de des- los excluidos en las mismas pantallas revelan la esqui-
calificación pública por no adaptarse a los cánones esta- zofrenia de nuestro mundo consumista globalizado.
blecidos. Esta tiranía produce enfermedades culturales ¿Cómo pueden existir juntos?
como la anorexia o la bulimia. Las apariencias, la exte-
rioridad, son trabajadas hasta el escrúpulo. El espejo y la
báscula emiten un juicio implacable. El narcisismo es el La cultura de los sentidos
mejor cliente de los departamentos de perfumería y cos-
mética de los grandes centros comerciales. El hedonismo Vivimos en una cultura de los sentidos. Cultura audiovi-
cultiva pieles climatizadas, ungidas, perfumadas, maqui- sual. Priman en ella el sentido de la vista y del oído, que
lladas, satisfechas. son los sentidos de la distancia. Después vienen los otros
tres, que son los sentidos de la cercanía, de la intimidad.
En esta valoración de la exterioridad hay «una pre-
En la Edad Media, la importancia la tenía el tacto, des-
sión mediática hacia el culto narcisista al look personal,
pués el oído y la vista. Esa cultura era artesanal, y con las
un look que no es otra cosa que la imposición de una fic-
manos se acariciaba, se ungía, se elaboraban los cuadros,
ción embellecedora a una existencia personal insatisfac-
las esculturas, la comida, los tapices, los instrumentos
toria». La realidad virtual es «la expresión más con-
musicales, las armas... No había máquinas computeriza-
gruente de una cultura hipericónica que tiende a valorar
das. La vista y el oído pueden ser aliados de relaciones
más el parecer que el ser, el look que la identidad» (R.
virtuales de escasa profundidad humana.
GRUBER, Del bisonte a la realidad virtual. Anagrama,
Barcelona 1996, pp. 176-177). Las salas de edición de revistas ilustradas y de las
Para poder escalar un puesto en la pirámide social es emisoras de televisión y los laboratorios de la industria
necesario entrar en el ritmo exigente de la sociedad de están creando constantemente sensaciones seductoras
consumo. Existe toda una industria para quitar el estrés, nuevas que impacten la afectividad de manera irresistible.
para energizar el cuerpo y para poder disfrutar de forma «El envoltorio sí importa». Su misión seductora es
compulsiva de la sociedad del bienestar. Una publicidad tan importante como la de los perfumes y cremas. Fras-
te incita a disfrutar y comer los mejores manjares, y otra cos y embalajes se cuidan cada vez más para que, de un
te ofrece rebajar el exceso de peso de forma milagrosa. vistazo, sepamos qué esperar de lo que contienen». «¿Por
Se multiplican las enfermedades que provienen de un rit- qué tomarse tantas molestias en algo que está destinado a
mo de trabajo que desconoce el propio cuerpo. Se ex- acabar sus días en la basura?» (Ana Fernández Parrilla).
El consumidor «experimenta el envoltorio antes in- «El efecto esencial de los medios consiste en promo-
cluso que el producto, es su primer contacto con la ver y desarrollar una cultura de sensaciones por la
marca. Los elementos del diseño del cartón, la textu- estimulación y controlar la alternancia entre capaci-
ra y el tacto del papel, la calidad de la impresión...: dad de atención y de no atención. Por su modo de
todo deja presagiar la eficacia y el lujo que el pro- funcionamiento, los medios provocan y aumentan la
ducto puede proporcionar» (Estée LAUDER). no atención de cada uno a través de solicitaciones
visuales y auditivas diversas que no requieren refle-
xión: ésta necesita tiempo y, en consecuencia, es sus-
Si un anuncio de televisión de un perfume, que tiene
ceptible de aumentar la distancia, de suscitar la críti-
que transmitir con elementos visuales algo intangible, ca, de abrigar la resistencia, de fortalecer el rechazo.
crea un impulso irresistible de comprar, es que el emba- Las dificultades de percibir tienen que ver con la
laje ha jugado su papel «a la hora de seducir». sensación continua, la pérdida de límites, el desva-
Al mostrar lo que significa visitar la ciudad de Saint necimiento de puntos de apoyo sólidos y duraderos:
Louis, leí en un artículo para promocionar la ciudad: «El nosotros estamos envueltos por un flujo constante a
resultado es una experiencia multicultural para la que nivel de la percepción, y discontinuo a nivel psíqui-
hacen falta los cinco sentidos. Saint Louis se ve, se es- co, favoreciendo lo efímero y, por ello, lo indistinto.
cucha, se saborea, se huele, se toca» (José Lozano). Los medios ofrecen sensaciones que incitan a la bús-
Esta cultura trastoca nuestra interioridad, pues las queda de sensaciones renovadas, siempre más sen-
saciones, siempre más fuertes e inéditas» (C. HARO-
sensaciones son a veces tan intensas, refinadas y conti-
CHE, L 'Avenir du sensible. Les sens et les sentiments
nuas que incluso pueden entrar dentro de nosotros sin
en question, PUF, Paris 2008, p. 225).
hacerse percepciones conscientes, y mucho menos traba-
jadas con un pensamiento propio. Hay un riesgo de vivir
permanentemente en el flujo continuo de las sensaciones
que llegan a nuestros sentidos. Nuestras vidas se hacen líquidas, fluyen sin detener-
Las sensaciones seductoras empiezan a circular dentro se en el torrente de las sensaciones que invaden y aturden,
de nosotros, convertidas ya en sensaciones seducidas, for- que nunca se detienen, sin el espacio ni el tiempo para la
mando parte de nuestro universo interior. Se siembran en reflexión personal, para las decisiones maduras y propias,
los surcos de nuestras hambres naturales y en las artificia- para la búsqueda de sentido. Sin darnos cuenta, incorpo-
les provocadas por el mismo mercado. Se pueden ir adue- ramos modos nuevos de vivir a nuestra propia identidad,
que se va haciendo también líquida, inconsistente.
ñando de nuestros sentimientos y de nuestras decisiones.
Esta manera de vivir provoca una dificultad para en- El misterio de la encarnación del Hijo en un cuerpo
frentarse a lo real y elaborar los desafíos que nos plan- humano viene a liberarnos tanto del vaciamiento de la
tea. Se van generando en nosotros conductas aditivas y interioridad, como de una intimidad que se desentiende
compulsivas. del cuerpo.
Caminar sobre las aguas La integración personal

El Hijo de Dios en un cuerpo humano dos de la comunidad, del beso y del abrazo familiar, aco-
gen estremecidos la mano de Jesús sobre su hombro que
En el Evangelio nos encontramos con la encarnación, el
los sana. Las mujeres sienten su intimidad transformada
Hijo de Dios hecho carne frágil que ha entrado en nues-
tro tiempo y en nuestro espacio. «El que me ve, ve al que por una dignidad que han recobrado en el encuentro con
me envió» (Jn 12,45). Dignidad máxima del cuerpo hu- este hombre que mira de una manera diferente en aque-
mano, que le ofrece un rostro a Dios y se nos revela des- lla sociedad patriarcal que las denigra y empequeñece.
tinado a entrar en la vida trinitaria por la resurrección. Su cuerpo crucificado hace accesible a nuestros sen-
tidos la verdad de este mundo, que mata y aleja a quie-
Contemplamos a Jesús accesible a nuestros sentidos
nes inquietan a los instalados con su pobreza o con sus
(1 Jn 1,1 -4). Jesús es la imagen del Padre y la palabra del
exigencias de justicia, y la verdad del Dios que es Amor
Padre. Al mismo tiempo, es también la sabiduría del
más fuerte que el pecado y que la muerte, enquistada en
Padre (1 Co 1,25-30), que hoy cuestiona las modas su-
las estructuras y en las instituciones que están a su ser-
perficiales y cambiantes de ser persona como desafió las
vicio. El cuerpo resucitado del Hijo nos revela la voca-
de su tiempo.
ción última del cuerpo y de toda la creación incorporada
En Jesús encontramos una gran sensibilidad para en el cuerpo de cada persona.
percibir los más pequeños detalles de la vida de las per-
El cuerpo de Jesús nos dice que hay espacio para la
sonas, de la naturaleza y los signos de la historia. Al mis-
sensibilidad ante los bienes de este mundo que nos per-
mo tiempo, lo vemos alejarse hacia el silencio y la sole-
miten gozar y alegrarnos, para la cercanía de los cuerpos
dad, para enfrentarse a lo real buscando respuestas origi-
en el abrazo y la caricia; pero también hay vida para el
nales, apartadas de unos gestos rituales que se habían va-
amor comprometido hasta la muerte y la resurrección.
ciado en gran medida de sentido y en los que ya no ca-
Los cuerpos despojados de este mundo tienen una espe-
bía la vida nueva del reino que Jesús percibía llegando a
ranza cierta.
sus sentidos por todas partes. Jesús sabe moverse en una
alternancia entre el hundirse en la muchedumbre del
pueblo que lo acosa y el apartarse a la soledad y quie-
Transformar el propio cuerpo
tud de la oración.
En Jesús, el cuerpo se trabaja desde dentro, se trans- El que hace los Ejercicios Espirituales de San Ignacio, es
figura desde su experiencia interior, desde el fuego, des- invitado a trasladarse a otra casa donde lleguen a los sen-
de la pasión que lo llena y lo mueve, desde la apertura y tidos estímulos diferentes a los habituales. Entra en otro
comunión con el Padre que lo impulsa al servicio del rei- espacio, otro tiempo, apartado de los trabajos y relacio-
no. Por eso la cercanía de este cuerpo que toca y es to- nes que configuran su vida cotidiana. Estos estímulos
cado en los encuentros produce vida nueva y amistad, externos se unirán a los internos para que el yo se traba-
salud recobrada y alegría. Los impuros leprosos, aleja- je en el encuentro con Dios [EE 19, 79].
Lo integración personal

En los Ejercicios Espirituales, el cuerpo se trabaja va y, más hondamente todavía, con la presencia activa de
desde dentro. El cuerpo es expresión de la interioridad Dios asumiendo la realidad de este mundo con discre-
de la persona con su postura corporal. Orará de rodillas, ción infinita, desde dentro de las situaciones y las perso-
de pie, con la espalda pegada a la tierra, o de cualquier nas y desde lo más bajo y hundido [EE 47, 101-126]. El
manera en que pueda expresarle a Dios y a sí mismo lo ejercitante aprende a acercarse a la realidad con sus sen-
que siente dentro [EE 75, 76]. Al permanecer en la ora- tidos de la misma manera en que Jesús lo hacía. Él per-
ción el tiempo señalado, aunque sienta desolación, ex- cibió la salvación que corría por las entrañas de la reali-
presa su deseo de encuentro con Dios y su espera con- dad, la acogió y la brindó a los demás.
fiada, con el alma a la intemperie desabrida [EE 12]. En En la sociedad hedonista y narcisista, el cuerpo que
el cuerpo también resuena la experiencia interior de la busca ser configurado al de Jesús experimenta el dolor.
cercanía de Dios, que nos unifica por dentro en la con- Sufre por sus pecados y por los pecados del mundo en
solación que Él nos regala. De esta forma, la gracia de los que él mismo está implicado [EE 55,65-70]. Sufre en
Dios, al ser «gustada», se va encarnando en nosotros compañía de Jesús, en su pasión y en la pasión de la hu-
[EE2, 124]. manidad [EE 193, 195]. Este dolor sana el corazón y le
También el cuerpo se trabaja desde fuera. La fideli- da consistencia y fortaleza para hacer frente en la vida al
dad corporal a los horarios y a los espacios de oración, mal de este mundo [EE 147, 157, 167].
la resistencia a los cansancios y a los malestares físicos La penitencia que nos propone Ignacio es también
de la desolación, e incluso el ayuno en algunos momen- hoy necesaria. La «penitencia interna» nos llega desde el
tos, son expresión de nuestra disponibilidad para el en- dolor de los pecados propios que destruyen la vida y des-
cuentro con Dios. La relación de libertad con la comida de el dolor de acompañar la pasión de Jesús y de la hu-
es la expresión de un cuerpo que se va liberando de las manidad. La «penitencia externa», que significa priva-
compulsiones interiores y de los estímulos de nuestra ción de comodidades y sensaciones placenteras, también
cultura en la relación con los bienes de este mundo [EE nos puede ayudar. Es muy difícil tener nuestros sentidos
216-217]. Comienza una actitud nueva, no devoradora, acostumbrados a lo cómodo y agradable y, al mismo
frente al consumismo depredador que se abalanza sobre tiempo, ver, oír, saborear... la pobreza y la humillación
la creación para la fruición del instante en el que vive, de Jesús, para seguirlo en su mismo estilo de servicio.
sin pensar en las generaciones futuras ni en los que se En la cultura del gozo disponible a ritmo de clic, de
hallan sumidos en la miseria [EE 83, 210]. tarjeta, que resbala sobre la piel como un perfume, apa-
En medio de la cultura de los sentidos, tan superficial rece un gozo más profundo, que es don que hay que es-
a veces, los sentidos de la imaginación y los del cuerpo perar humildemente y que surge desde las dimensiones
aparecen como modo privilegiado de acceso a las di- más hondas de cada persona. En el cuerpo también re-
mensiones más profundas de la realidad, donde nos en- suena a lo largo de todos los Ejercicios la alegría que
contramos con las personas y situaciones de manera nue- nos llega como consolación, directamente de Dios (sin
Caminar sobre las aguas-

causa precedente) [EE 316, 330] o a través de sus ánge- sa fea; lo cual él no pudiendo sufrir, porque determi-
les, de sus mediaciones [EE 331]. naba seguir al mundo, y juzgaba que aquello le afea-
Este cuerpo transformado se unirá a Dios para reali- ría, se informó de los cirujanos si se podía aquello
zar en este mundo su obra de salvación a través de la ac- cortar... Y todavía él se determinó martirizarse por
ción y la pasión, en seguimiento de Jesús, en su servicio. su propio gusto» {Autobiografía, 4).
Creará algo nuevo que no tiene nada que ver con las con-
Somos, en cuerpo y alma, un don de Dios. Debemos
ductas adictivas y compulsivas del consumismo ni con
amar nuestro cuerpo tal como es: belleza y fealdad, fuer-
las fijadas por los linderos intocables de las leyes.
za y debilidad, vitalidad y apagamiento, juventud y ve-
Los Ejercicios nos van transformando en la contem-
jez, crecimiento y deterioro. En todo momento debemos
plación de Jesús, que cambia nuestra sensibilidad, la
cuidarlo para el mayor servicio de nuestros hermanos,
cual va afinándose hasta que podamos percibir la acción
como le dice Ignacio a Francisco de Borja, que en ese
de Dios en el mundo sin que tengamos que ponernos a
tiempo era el Duque de Gandía:
pensar directamente: «Dios está aquí». Al pasar por las
calles, Dios llega a nuestros sentidos incluso sin que lo «Deseo mucho que Vuestra Señoría imprimiese en
advirtamos, entra dentro de nosotros y configura nuestra su ánima, que siendo ella y el cuerpo de su Criador y
interioridad. La «contemplación para alcanzar amor» Señor, que de todo le diese buena cuenta, y para ello
nos introduce en el camino contemplativo en medio de la no dejase enflaquecer la natura corpórea, que sien-
do ella flaca, la que es interna no podrá hacer sus
realidad.
operaciones.
Al cuerpo tanto debemos querer y amar, cuanto
La ascética: «amar el cuerpo»
obedece y ayuda al ánima, y ella con la tal ayuda y
El «mundo» siempre ha trabajado las apariencias. El obediencia se dispone más al servicio y alabanza de
texto de Ignacio de Loyola que recogemos aquí no pue- nuestro Criador y Señor.
de ser más elocuente. Todavía no se había inventado la Y así, cuando el cuerpo por los demasiados tra-
cirugía estética, pero ya nos encontramos con la deter- bajos se pone en peligro, es lo más sano, por actos
minación firme de Ignacio de mejorar su apariencia en el del entendimiento y con otros mediocres Ejercicios,
siglo XVI, cuando la medicina era rudimentaria, no ha- buscarlos [los dones espirituales]; porque no sola-
bía ni anestésicos ni antibióticos, e Ignacio se jugaba la mente el ánima sea sana, mas la mente seyendo sana
en cuerpo sano, todo será más sano y más dispuesto
vida con semejante intervención.
para mayor servicio divino» (Carta de Ignacio a
«Y viniendo ya los huesos a soldarse unos con otros, Francisco de Borja, 20 de septiembre de 1548).
le quedó debajo de la rodilla un hueso encabalgado
sobre otro, por lo cual la pierna le quedaba más cor- El conocimiento del cuerpo nos ayuda hoy a encon-
ta; y quedaba allí el hueso tan levantado, que era co- trar el modo de cuidarlo mejor para el servicio de los de-
cuando sufrimos. La gracia es gratuita, y Dios no tiene
más, para el trabajo honrado con que debemos ganarnos
asignadas cuotas altas de dolor a las gracias importantes
la vida, para expresar y acoger el amor en las relaciones
que necesitamos. Dios no tiene tarifas, ni el dolor que
públicas y en la intimidad. La alimentación adecuada es
nos imponemos arbitrariamente conquista su decisión.
una ascesis que resiste a una publicidad que exacerba la
El ayuno es una forma de oración. Con el cuerpo en ayu-
voracidad de comer sin necesidad, produciendo una obe-
nas expresamos ante Dios lo mismo que con nuestro es-
sidad que produce enfermedades. Ella misma es ya una
píritu vacío de suficiencia y necesitado del don de Dios.
enfermedad. También se libra de sentir que sólo el mo-
Estamos en alma y cuerpo delante del Señor, disponibles
delo de cuerpo que desfila por las pasarelas es el que va-
para acoger su don. Dios responderá a su manera y en su
le la pena. Esta dictadura del cuerpo ideal crea frecuen-
tiempo. Nosotros nos disponemos. A la palabra que ex-
temente trastornos psicológicos serios en adolescentes y
presa su necesidad ante Dios se une el cuerpo con sus
jóvenes que no pueden perfilar su silueta dentro de esos
sensaciones de carencia y de fragilidad, pero también de
cánones que se consideran estelares. El ejercicio necesa-
hambre de encuentro con un Tú inagotable.
rio, la gimnasia para quitar el estrés o llenar el cuerpo de
energía positiva para enfrentar las duras exigencias de la El ayuno es una tierra árida para las compulsiones
sociedad actual, es también una ascesis. Muchos cuidan del consumo. Las compulsiones son como los ciclones
su cuerpo para alcanzar reconocimiento social y para tropicales: cuando están en el mar, aumentan su fuerza;
competir por los mejores puestos. Otros lo ejercitan pa- pero cuando entran en tierra firme, empiezan a debilitar-
ra prestar un mayor servicio. se y a morir.

El cuerpo es honrado. Para saber quiénes somos y lo En la Biblia, el ayuno tiene también otro significado.
que nos pasa, tenemos que escuchar a nuestro cuerpo, Va unido a una disposición de conversión, a una relación
pues es una caja de resonancia que nos revela en muchas sana con Dios y con las personas. Con actitud de con-
ocasiones con sus dolores y enfermedades lo que no que- versión ayuna el rey de Nínive, junto con todos los habi-
remos ver de nosotros mismos, de nuestras intimidades tantes y ganados, ante la predicación profética de Jonás
invadidas por ritmos locos, por angustias nunca procesa- (3,8). La conversión conlleva no sólo una relación ver-
das, por recuerdos que no han sido escuchados y sana- dadera con Dios, sino también el compartir con los po-
dos. Nuestro cuerpo nos está hablando constantemente bres nuestras habilidades y recursos para que puedan vi-
del pasado que viaja con nosotros, de nuestro presente y vir con dignidad.
de los deseos que van configurando nuestro futuro. «El ayuno que yo quiero es este:
El ayuno siempre ha tenido un sentido especial en la abrir las prisiones injustas,
historia de la espiritualidad cristiana e incluso de otras hacer saltar los cerrojos de los cepos,
religiones. Ciertamente, no tiene el sentido de merecer dejar libres a los oprimidos,
romper todos los cepos;
gracia, de obtener beneficios que Dios sólo nos otorga
compartir tu pan con el hambriento, tra interioridad y desde ahí empiezan a robarnos la vida
hospedar a los pobres sin techo, sin que nos demos cuenta.
vestir al que ves desnudo De dos maneras se sitúan mal los sentidos ante la
y no despreocuparte de tu hermano» (Is 58,6-7). realidad: o con la codicia que quiere apoderarse de lo
que percibimos como bueno y agradable, aunque sea da-
San Ignacio nos dice que debemos guardar las puer- ñino, o con el rechazo de lo que percibimos como nega-
tas de los sentidos de todo desorden. De la misma ma- tivo, aunque pudiera recrearnos la existencia si lo aco-
nera que cuidamos la puerta de nuestra casa para que no giéramos. En la seductora cultura actual, podemos con-
entren los ladrones en el momento más inesperado, fundir a los amigos, que se presentan en toda su verdad
mientras dormimos o estamos ausentes, también debe- sin artificio, con los enemigos, que se disfrazan de ánge-
mos cuidar las puertas de los sentidos para que no entren les que vienen a colmarnos de felicidad y de sentido si
en nuestra intimidad sensaciones que nos hacen daño, seguimos la estela brillante e inagotable de las ofertas
que van robando poco a poco lo mejor de nosotros mis- que nos proponen consumir.
mos, la finura de nuestra sensibilidad. Hay sensaciones En el sentido del gusto podemos verlo con claridad.
excesivas de violencia, de sangre, de sexo y de destruc- La gula es el desorden de quien come de manera com-
ción que embotan la sensibilidad y exacerban los um- pulsiva, sin tener en cuenta que está engullendo voraz-
brales de la percepción de tal manera que ya nada nor- mente la enfermedad y sin la sensibilidad necesaria para
mal nos llama la atención. percibir que se está comiendo lo que pertenece a otras
«Por higiene psíquica y sensibilidad moral, debería- personas que en ese momento miran al mundo rico con
mos poner los filtros al alcance de nuestra mano para el estómago vacío. La anorexia y la bulimia son el des-
evitar esta invasión envilecedora» (Mons. J.M. URIAR- orden contrario: se rechaza de manera instintiva lo que el
TE, Ser sacerdote en la cultura actual, Sal Terrae, organismo necesita para mantenerse saludable. Por fal-
Santander 2010, p. 31). sas razones introyectadas en las dimensiones afectivas
más hondas sobre el peso y la figura ideal, se está recha-
Los sentidos son la puerta por donde la realidad en- zando la salud y la vida.
tra en nosotros. Como estamos sumergidos en la cultura El sentido del tacto puede apoderarse de sensaciones
de los sentidos, necesitamos acercarnos con más cuida- placenteras de telas y cremas, de muestras físicas de
do a esas puertas para ver quién entra y quién sale. Po- afecto, forzando la relación con la imposición o con la
demos abrirlas de par en par a sensaciones que nos cons- astucia, y crear pieles climatizadas sin capacidad de ex-
truyen o que nos destruyen. Hay amigos que llaman a ponerse a la intemperie en los espacios abiertos donde se
nuestra puerta con respeto, y hay ladrones que conocen debate la vida de la mayoría de la gente. También es po-
nuestro código secreto para entrar en nosotros mientras sible mantener a distancia de nuestro espacio vital a per-
dormitamos, se instalan en lugares escondidos de nues- sonas que sentimos como amenaza, precisamente porque
Caminar sobre las aguas-

tienden la mano a tientas buscando otras manos donde La profundidad del amor exige la pasión. Pero amar
asir su existencia, que va fluyendo hacia el naufragio. con pasión conlleva actuar en la realidad de tal manera
Podemos huir de las sensaciones que experimentamos al que, en muchas ocasiones, provoca la oposición e inclu-
realizar trabajos comunes, como curar una herida o ba- so la muerte de quien se compromete porque ama. El
rrer una casa. amor crea novedad, no se recrea en girar en una espiral
Hay miradas que se mueven con codicia por el deseo de egoísmo en torno a un instante de dicha. Hay muchos
de adueñarse de cuerpos bellos, automóviles lujosos, cuerpos confinados en cárceles, clavados en cruces o
mansiones millonarias... y que sólo se sienten bien en es- mutilados para siempre porque tienen un profundo sen-
pacios decorados por la belleza de las formas y colores. tido de compromiso por las exigencias sociales del amor.
Para algunos ojos hay muchas personas sencillas que no También experimentamos la pasión de la enferme-
existen, aunque pasen todos los días a su lado, porque dad, del límite físico, en cuerpos que enferman, se dete-
piensan que no les reportan nada, y mantienen alrededor rioran y mueren. Maquillando, anestesiando y negando
de sí mismos un blindaje invisible contra el que chocan no se consigue gran cosa. Solo la aceptación humilde de
quienes desean acercarse pero no exhiben el control de nuestro cuerpo que sufre y muere nos permitirá experi-
calidad requerido. mentarlo de manera reconciliada como propio y no co-
mo un fardo insoportable con el que tenemos que cargar
Muchos oídos andan buscando las palabras halaga-
hasta la cumbre de la montaña.
doras que les gustan, y tratan de conseguirlas mediante
La ascética es estar disponibles para Dios. Física, psi-
astucias y manipulaciones; o los relatos que denigran a
cológica y espiritualmente disponibles. Ese es nuestro tra-
sus enemigos y cuentan los fracasos de los demás, por-
bajo: disponernos. La ascética del cuerpo nos dispone para
que se complacen en la negatividad de la existencia de
acoger el don de Dios, que transformará nuestros cuerpos
los otros para aliviar el escozor de las propias frustracio-
desde dentro en las diferentes circunstancias de la vida.
nes, nunca reconocidas y curadas. Otros oídos se cierran
a los gritos de los que sufren, a las quejas justas que re-
claman sus derechos, a las historias de dolor que buscan La mística: la transfiguración del cuerpo
un tú donde aliviarse y a las palabras críticas que mellan
San Ignacio expresa en los Ejercicios en términos muy
el propio narcisismo.
corporales la experiencia de Dios que nos puede cambiar
El olfato a veces anda a la caza de aromas exquisitos la vida; se trata de una bella expresión que asume nues-
en vinos y perfumes, en pieles y jardines, pero se cierra tra realidad de seres encarnados. Cuando Dios llega has-
ante el hedor de las heridas a las que hay que acercarse ta cada persona, «abrazándola en su amor» [EE 15], no
para curarlas con paciencia, ante el olor de la miseria o sólo toca nuestra alma, sino también nuestro cuerpo. Es-
del sudor honrado sobre la frente con el que se gana el te abrazo nos hace disponibles para seguir el camino que
pan de cada día. Dios nos proponga.
aguas- La integración personal

TodoS experimentamos que al sentir el amor de Dios Contempladlo y quedaréis radiantes,


-y el verdadero amor es siempre de Dios-, toda nuestra vuestro rostro no se sonrojará» (34,6).
persona cambia. Se ilumina nuestro pensamiento, se en- «Tengo siempre presente al Señor,
ciende nuestra afectividad, nuestro cuerpo no siente el con él a mi derecha no vacilaré.
cansancio y se llena de vida para el trabajo, la fiesta y el Por eso se me alegra el corazón
encuentro humano. El cuerpo no solo está hecho para y gozan mis entrañas,
alimentarse con todas las sensaciones que ofrecen los su- y mi carne descansa serena» (16,8-9).
permercados. «¿Por qué gastáis dinero en lo que no ali-
menta, y el salario en lo que no da hartura?» (Is 55,2). Al sentir y gustar internamente en nosotros la pre-
sencia de Dios, las luces que nos regala en el reposo con-
El texto de la transfiguración de Jesús (Me 9,2) nos
templativo, las gracias de Dios, se van haciendo carne en
dice que su rostro se transfiguró. Todos hemos visto ros-
nosotros, se van «encarnando».
tros transfigurados de manera ocasional por el brillo en
Con resonancias corporales diferentes, místicos y
los ojos, la sonrisa sin trampa, la acogida sin rechazos...
místicas experimentan la presencia de Dios. Algunas
También conocemos rostros que llevan una luz tenue de
pueden parecemos desmesuradas. No son lo más impor-
transfiguración de manera permanente. Cuando los con-
tante. Pueden darse o no. Dios mantiene con nosotros
templamos, nos sentimos ante otra dimensión de la vida
una relación de «justa cercanía». Ni se ausenta de tal ma-
que enciende lo mejor de nosotros mismos.
nera que nos congelemos, ni se acerca tanto que ardamos
La experiencia profunda de Dios resuena en el cuer- al instante como leña seca. Lo importante es la unifica-
po. Ya en el Éxodo se dice que, cuando Moisés regresa- ción de la persona en la paz que impregna el cuerpo y el
ba del encuentro con Dios, su rostro brillaba de tal ma- espíritu, la apertura a los demás con una acogida cálida
nera que tenía que cubrirlo con un lienzo. San Pablo nos que nos recuerda la de Dios mismo, y la entrega a la mi-
dirá que nosotros andamos con el rostro descubierto re- sión de servir a los demás con un cuerpo disponible y di-
flejando la gloria de Dios. Utiliza la imagen de la luz que choso, tanto en las empresas importantes como en los
llevamos dentro y que es capaz de hacer transparente pequeños gestos de la cotidianidad.
nuestro barro (2 Co 4,6-7). «Y nosotros todos, reflejan- Las experiencias de transfiguración nos recuerdan
do con el rostro descubierto la gloria del Señor, nos va- que nuestro cuerpo tiene vocación de resurrección. Los
mos transformando en su imagen con esplendor crecien- verdaderos místicos tienen cuerpos sensibles a los cruci-
te» (2 Co 3,18). ficados de este mundo, a los que merodean constante-
El Salmista expresa su propia experiencia cuando mente los linderos de la muerte. No pueden apartar sus
afirma: ojos y su carne de esos crucificados. También saben ver
«Consulté al Señor, en ellos la imagen de Dios, el cuerpo profanado del Hijo
y me respondió librándome de todas mis ansias. y al Padre a su lado. Getsemaní y el calvario no son un
La integración personal

retroceso después de la transfiguración en el Tabor, sino Sólo puedes ser ilimitado


su dinamismo hacia la resurrección tomando de la mano al adentrarte en mí.
a los crucificados de la historia. La transfiguración no Tu ser infinito
sólo se vive en la quietud de la oración, sino también en es mi frontera,
medio de los trabajos del servicio al reino de Dios. y nada me detiene.
Callejones marginados de miseria, salas de hospital, au- Mi yo limitado
las y oficinas... pueden ser espacios que nos hablen de es tu frontera,
Dios con más fuerza que un claustro gótico. y yo te detengo.
El cuerpo transformado por el «abrazo de Dios», es ¡ Humilde Amor
enviado a evangelizar. ¿Qué dice a los demás de Dios y de que tanto te limitas
mí mismo mi propio cuerpo? Esta es una pregunta nece- para que en ti
saria. Las palabras que pronunciamos pueden decir algo yo sea plenamente!
de Dios, pero la auténtica Palabra de Dios encarnada en un
cuerpo humano, habló del Padre y de su reino en la cerca-
nía, en el abrazo, en el amor comprometido y servicial a 2. £1 pensamiento:
los últimos de este mundo hasta la muerte y la resurrec- ¿aprobación mediática o la «locura de Dios»?
ción. La pascua, muerte y resurrección de nuestro cuerpo
en el servicio amoroso a los demás, dirá la verdad sobre Un pensamiento propio
Dios en una cultura de adicciones y compulsiones.
Nuestros sentidos originan la sensación; ésta, la percep-
EL LÍMITE DE DIOS ción; y ésta, el pensamiento. Con ideas y con imágenes
vamos elaborando nuestro pensamiento, analizamos la
En los límites
realidad, discernimos lo que nos hace daño y lo que nos
donde yo acabo
realiza, lo que es razonable y lo que no es humano.
crece tu presencia
como el más allá La modernidad ha pretendido crear un mundo más
de mí mismo. humano por medio de la razón científica y técnica, supe-
rando la visión mágica y religiosa de la premodernidad.
Sólo puedo ser ilimitado
Pero en gran medida no ha sido así. La ciencia ha crea-
al adentrarme en ti.
do una mejor calidad de vida, pero en muchas ocasiones
En los límites
ha servido para controlar, reprimir y extirpar de la tierra
donde tú acabas
a millones de personas. Hemos creado una brecha digi-
crece mi presencia
tal con los pueblos más pobres. Con las tecnologías más
como el más allá
avanzadas en el mercado, nunca hemos podido contem-
de ti mismo.
La integración personal
aguas

piar en nuestros televisores tantos millones de personas dos y nos permita ser plenamente humanos. Pero consta-
mal alimentadas deslizándose hacia la muerte. Cerrada tamos que hay árboles grandes que extienden sus raíces
la existencia al misterio, a la trascendencia, se empobre- hasta los subsuelos donde crecen los más pobres para
ce la vida humana. apoderarse de sus recursos naturales, y su sombra globa-
Existimos en una contradicción. Por una parte, tene- lizada no deja a los más pequeños un espacio al sol, que
mos delante todas las diversidades y, por otra, constante- sale para todos.
mente somos seducidos o conminados a pensar de una No basta con la tolerancia del que permite que otros
única manera como «pertenecientes» a alguien que nos existan, sino que es necesario el respeto, por el que bus-
compra o que nos da órdenes. Mientras caminamos por camos y ofrecemos en el encuentro lo que todos necesita-
las calles, llevamos «consignas» militantes en la cabeza mos para ser plenamente nosotros mismos en una casa co-
y «marcas» comerciales en las costuras de la ropa. mún, en una sola mesa compartida (Is 25,6-8; Le 14,15).

Una cultura de la información


La apertura a las diferencias
¿Podremos digerir tanta información como llega hasta
Los medios de información y de comunicación nos ha- nosotros, o vivimos indigestados? Es necesario estar in-
cen presentes una multiplicidad de diferencias. Es una formados. El conocimiento, la dominación y la solidari-
dicha para la familia humana. Por nuestras calles y por dad entre personas y pueblos tienen hoy arterias para
nuestras pantallas desfilan razas, religiones, modos de moverse por el cuerpo de la humanidad. Según los cál-
gobierno y culturas extendidas por toda la tierra. Cada culos de Ignacio Ramonet...
una lanza su propia lógica al torrente mediático. Este
«...durante los últimos treinta años, en el mundo se
pluralismo ensancha nuestros horizontes y expresa la hu-
ha producido más información que durante los cinco
manidad común que todos compartimos en el mismo mil años anteriores, mientras que un solo ejemplar de
planeta, convertido en aldea global. la edición dominical del New York Times contiene
Por nuestras oficinas, escuelas y pantallas desfila una más información que la que una persona culta del si-
multiplicidad de respuestas ante las grandes preguntas glo XIX consumía durante toda su vida» (I. RAMO-
de la vida: si existe Dios y cuál es su verdadera imagen; NET, La tyrannie de la communication, Galilée, Paris
cuál es el sentido de la vida y de la muerte, de la sexua- 1999, p. 184 [trad. cast.: La tiranía de la comunica-
lidad, de la familia y los modos de organizar la vida eco- ción, Debate, Madrid 1999]).
nómica y política.
Nuestro pensamiento puede parecerse a una mesa de
Las diferencias no son sólo exóticas muestras a las
trabajo a la que llegan muchos documentos con infor-
que permitimos crecer a nuestro lado, porque todos esta-
maciones diferentes, artículos interesantes a los que se
mos inevitablemente plantados en la misma tierra, sino
echa un vistazo y se dejan para leerlos más tarde, en un
que debe darse una interacción que nos enriquezca a to-
La integración personal
aguas-

momento más tranquilo que nunca llegará. Hasta que se da día más intensas nos dificultan pensar, elaborar un au-
corrompen como comida vieja y se tiran, o se les da se- téntico yo.
pultura en archivos que nunca más se volverán a abrir. «Las sensaciones omnipresentes e intensas, los flujos
Estas informaciones son vistas, en gran medida, a sensoriales continuos, tendrán como efecto suprimir
través del ojo del que paga y vende la información. Tie- la alternancia entre continuidad y discontinuidad,
nen una entraña de negocio o de militancia. condición de la capacidad de pensar; inmovilizan el
Por otro lado, las diferentes culturas y situaciones pensamiento, mientras que incitarían o, mejor, im-
humanas son presentadas en muchas ocasiones a ráfagas pondrían el movimiento. El carácter, en otros tiempos
superficiales, con grandes brochazos, de tal manera que discontinuo, de las percepciones sería actualmente
puedan impactar la sensibilidad del consumidor y asegu- continuo; las sensaciones habrían sustituido a las
rar la clientela, sin cuidar el rigor de su contenido. percepciones, descartando la alternancia entre el mo-
vimiento y la pausa -condición del pensamiento-,
Informaciones tan contradictorias unas de otras so-
imponiendo el movimiento continuo a la persona, po-
bre regímenes políticos, sexualidad, bioética, corrup- niendo trabas al pensamiento, obstruyendo el movi-
ción, narcotráfico... pueden crear la impresión de que to- miento de la persona en el pensamiento» (C. HARO-
do vale, creando un relativismo permisivo que erosiona CHE, L'Avenir du sensible, cit., p. 2).
la propia identidad. Pero si todo vale, nada vale; nada es
tan importante que justifique apostar la vida, la reputa- Fluyendo en la «modernidad líquida», expuesta a to-
ción, el tiempo y los recursos. En algunos provoca un
das las diferencias, saturada de informaciones contradic-
fundamentalismo defensivo o impositivo que se blinda
torias, con los sentidos invadidos por sensaciones cons-
contra lo diferente y lo excluye, o pretende imponer por
tantes que no la dejan pensar de manera propia, con la
los medios más manipuladores y violentos su propia vi-
referencia debilitada de las instituciones tradicionales,
sión y organización de la vida.
¿cómo encontrará la persona su propia originalidad y có-
Para algunos, esta primacía de los medios es tan im- mo podrá expresarla en un discurso claro y consistente
portante que sólo se imaginan existir realmente cuando sin dejarse diluir en el relativismo? Todos, con mayor o
pueden aparecer por un solo instante, un día cualquiera, menor intensidad, estamos expuesto a este desafío.
en cualquiera de los innumerables programas («reality
shows») que pretenden mostrar la realidad de la gente Este contexto cultural contribuye a crear «identida-
desnudando su vida ante millones de personas. des inciertas» que tienen que construirse en medio de
tantas visiones diferentes de la vida y fluyendo con an-
gustia en el vértigo de los cambios. Estamos ya muy le-
La alucinación del espectáculo jos de la modernidad, donde las visiones de la sociedad,
El espectáculo necesita e impone imágenes y ritmos que de la religión, de la escuela y de la familia creaban un
marco estable de referencia.
sorprendan y alucinen. Las sensaciones constantes y ca-
La integración personal
aguas

Se desarrollan identidades «auto-referenciadas», sin una existencia humana situada en un tiempo y en un es-
apertura a la trascendencia ni a valores sólidos y aceptados, pacio, pero ofrecida a todos los tiempos y espacios (1 Co
con un alto componente de confusión, inseguridad y mie- 1,30). También es ofrecida hoy a nosotros, a quienes bra-
do (cf. H. BÉJAR, Identidades inciertas: Zigmunt Bauman, ceamos en las aguas rápidas de la modernidad líquida.
Herder, Barcelona 2007, p. 98). Entre los que pueden cons- Las palabras y signos de Jesús explicitan su propio mis-
truirse su identidad «a voluntad», «a la carta», porque tie- terio, la lógica de Dios enteramente orientada hacia no-
nen recursos y poder, y los que viven soportando su au- sotros, para que tengamos vida en abundancia.
sencia porque no pueden competir en esta sociedad y for- Esta sabiduría nunca se impone a nadie, como pre-
man una «infraclase», muchos viven tendía el tentador en el desierto, ni con la reducción de
lo humano a las necesidades inmediatas e insoslayables
«Desgarrados por la ambivalencia cultural de la mo- del alimento, como esperaban las muchedumbres ham-
dernidad líquida, que ordena a la vez construirse una
brientas de Galilea, ni con la seducción de los prodigios,
identidad y no terminarla nunca, porque las identida-
como querían los dirigentes judíos en las calles y en el
des estables se ven como equivalentes de la rigidez
templo, ni mediante el uso de la fuerza para asegurarse
psicológica, la intransigencia moral y el anquilosa-
miento laboral, por citar algunos de los enemigos de el poder, como pretendían algunos grupos armados (Mt
la triunfante cultura de la flexibilidad» (H. BÉJAR, 4,1-11). Jesús ofrece la sabiduría expuesta, no impuesta,
op. cit., p. 188). en encuentros humanos de máxima calidad y respeto ha-
cia las personas, en su propia situación, allí donde tienen
En nuestra cultura no parece tan importante la auto- sus raíces existenciales y son consistentes.
nomía y consistencia de un pensamiento propio como la Esta sabiduría del Padre no hemos podido encerrarla
flexibilidad sin estructura interna que permite irse amol- en nuestros conceptos y enseñanzas. El Espíritu nos en-
dando a las circunstancias siempre cambiantes en las que seña constantemente a comprender todo lo que Jesús nos
fluye la vida. La flexibilidad puede ser un gran valor dijo con su vida, porque es una palabra siempre nueva
cuando expresa la capacidad de adaptarse a las circuns- (Jn 16,13). «Jesús trajo toda la novedad trayéndose a sí
tancias cambiantes desde una consistencia interior bien mismo» (San Ireneo).
construida, pero con frecuencia no es más que un fluir Jesús viene a iluminar a todos (Jn 1,9), y su Espíritu
gelatinoso sin columna vertebral. actúa en todas las personas, situaciones y culturas. Como
vemos en Pentecostés, el lenguaje del Espíritu lo entien-
den todos los pueblos (Hch 2,9-11), porque es el lengua-
Jesús, la «sabiduría de Dios»
je del amor y no necesita traducción para ser comprendi-
Jesús no es sólo la «imagen de Dios» encarnada en un do. Cuando nosotros nos acercamos a Jesús desde otras
cuerpo y la «palabra de Dios» articulada en un lenguaje situaciones humanas -las que viven los excluidos, las
concreto. Jesús es también «la sabiduría de Dios» en naciones hundidas en la miseria, las culturas fragmenta-
La integración personal
sobre las aguas-

unirse de manera creadora con él, para conducir toda di-


das por los impactos agresivos de la globalización, las
ferencia verdaderamente humana, desarrollando plena-
religiones que han surgido en otros contextos distintos
mente su originalidad, a la reconciliación definitiva con
de los nuestros-, entonces nosotros vamos a descubrir
Dios.
nuevas dimensiones de la sabiduría de Dios que se nos
revela en Jesús de Nazaret.
Jesús no es la existencia virtual de uno de los iconos La «sabiduría de Dios»
modernos de la sociedad de consumo, que, tal como nos se encarna en cada uno de nosotros
son presentados para nuestra admiración, sólo existen en
En los Ejercicios Espirituales entramos en un proceso de
el universo mediático de las celebridades, de los famo-
encuentro con Dios, con el totalmente Otro, que se nos
sos. Jesús es una palabra universal precisamente porque,
ha revelado en Jesús. Aunque el centro de los Ejercicios
al estar plenamente enraizada en una tierra pequeña,
es remover las afecciones desordenadas para ordenarlas
despreciada, alcanza la plenitud de lo humano con una
[EE 1], la afectividad y la razón van unidas en un diálo-
creatividad sorprendente, abriéndose paso en medio del
go constante. Los Ejercicios no nos pierden en una ex-
omnipotente imperio romano y de la sinagoga judía, que
periencia afectiva de fusión acrítica con Dios, descono-
regulaba hasta el número de pasos que se podían dar en
ciendo y desentendiéndonos de nuestra propia identidad
un sábado. personal y del mundo en el que vivimos. A través de
Jesús se convierte así en una novedad inagotable, nuestra razón, vamos comprendiendo, discerniendo y
fuente de inspiración para todos, especialmente para los elaborando el don de la «sabiduría de Dios», la que él
que no figuran ni existen más que como noticia trágica nos regala y que afecta a toda nuestra persona. No siem-
que venden por su exigencia de justicia, por sus heridas pre es fácil comprenderla y acogerla, pues en muchas
y por su sangre derramada, porque volaron al aire en pe- ocasiones aparece como locura inaceptable para la lógi-
dazos por una carga de dinamita, sed ven amenazados ca que rige nuestro mundo.
por la desertización o han sido barridos de la tierra por
Dios creador sustenta de manera original todas las
un tsunami. La cotidianidad sencilla de los millones de
diferencias como expresiones distintas de sí mismo. Ca-
personas que no figuran se alimenta de la misma sabidu-
da persona revela un rasgo de Dios que sólo ella puede
ría que se nos revela en Jesús de Nazaret.
expresar. Toda persona, sea quien sea, «es creada para
La sabiduría de Dios se nos revela en la fragilidad.
alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y,
Muchos desinstalados y débiles de este mundo se reco-
mediante esto, salvar su alma» [EE 23]. Aquí se expresa
nocen en ella y la beben como una fuente permanente de
el mismo origen de todas las identidades, el mismo di-
fortaleza, de dignidad, de sentido y de futuro. namismo desde el que se construyen y el mismo destino
Las diferencias son un desafío para la contempla- al que están intrínsecamente orientadas. Toda persona
ción, que busca descubrir ahí la presencia de Jesús, y pa- esta dinamizada por el Espíritu para la alabanza que con-
ra la acción, que se compromete en su seguimiento para
La integración personal
sobre las aguas-

No sólo pensamos con ideas; también lo hacemos


templa la bondad radical de este mundo, tanto en las más
con imágenes. La mayor parte de los Ejercicios se centra
bellas y justas realizaciones humanas como entre los
en la contemplación de Jesús. Al final del día nos su-
fragmentos que la amenazan y la esconden. Desde esa
mergimos con todos nuestros sentidos abiertos en el mis-
contemplación se relanza la creatividad que recrea la
terio que contemplamos. De esta manera se nos va trans-
existencia de todos.
mitiendo un «conocimiento interno del Señor» que va
Al encontrarnos con la historia del mal, debemos re-
más allá de las ideas que reflexionamos. Con respecto a
flexionar y nombrar con la mayor claridad posible el pe-
la tradición espiritual, Ignacio presenta la novedad del
cado en nuestra sociedad actual y en nuestra propia per-
uso de la imaginación en la oración. Oramos con «los
sona. No podemos quedarnos sólo en sentimientos, abru-
sentidos de la imaginación» [EE 47]. Ignacio, como
mados por lo pecadores que somos o lo mal que está el
otros autores espirituales de su tiempo, pone de relieve
mundo. No nos quedamos atrapados en la «cultura de la la importancia del afecto y su origen en el pensamiento.
queja» ni en la culpa malsana. Al meditar el pecado, no Hay pensamientos fríos y pensamientos con pasión.
sólo somos invitados a dolemos, a llorar, sino también a
Después de cada punto de la contemplación, Ignacio
«traer a la memoria» [EE 56], «ponderar» [EE 57], «mi-
nos invita a «reflectir» para sacar algún provecho [EE
rar» [EE 58], «considerar» [EE 59], «discurrir» [EE 60],
106]. Esa palabra tiene un doble significado: reflexionar,
«razonar» [EE 61]. Pedimos «conocimiento de mis pe-
constatar, darse cuenta y, al mismo tiempo, reflejar en
cados» y «conocimiento del mundo» [EE 63]. Ignacio
nosotros al contemplado. La repetición de las contem-
había vivido en el impulso ascendente del mundo que lo
placiones se hace «notando siempre algunas partes más
sedujo, y sabía muy bien la importancia que tiene cono-
principales donde haya sentido la persona algún conoci-
cerlo con toda su lógica, capaz de encandilar los sueños
miento, consolación o desolación» [EE 118].
de cualquiera.
En la meditación de las banderas encontramos la ló-
En la encarnación contemplamos todas las diversida-
gica de Jesús y la del enemigo, que están confrontadas
des de razas y culturas sobre la redondez de la tierra. Es
como caminos contradictorios en nuestra sociedad y en
una visión universal. Sólo así se sitúa bien la contempla-
nuestra interioridad. Es una meditación de lucidez evan-
ción del lugar concreto de Nazaret donde se encarna el
gélica que va más directamente dirigida a la claridad de
Hijo. Esa concreción lleva dentro un alcance universal,
nuestro pensamiento. Pedimos «conocimiento de los en-
pues Jesús es la Palabra para todos, enraizada en el hu-
gaños del mal caudillo» y «conocimiento de la vida ver-
mus concreto de la tierra de todos [EE 102-109]. Al con-
dadera» [EE 139].
templar el mundo hoy, constatamos que las diferencias no
En la contemplación para alcanzar amor, al contem-
se viven como complementarias, en una relación de co-
plar cómo Dios me da todo y se da Él mismo en cada
munión, según el deseo de Dios, sino divididas, confron-
don, yo soy invitado a «reflectir en mí mismo, conside-
tadas hasta las heridas, la exclusión y la muerte. De esta
rando con mucha razón y justicia lo que yo debo de mi
manera se crean los infiernos de la existencia humana.
aguas- ¡ración

parte ofrecer y dar a su divina majestad» [EE 234]. Pe- dirección. Son reglas «para en alguna manera sentir y co-
dimos y deseamos «en todo amar y servir», como Dios nocer las varias mociones que en el ánima se causan» [EE
mismo nos ama y nos sirve a nosotros, «en todo». 313-336], y así dejarnos configurar por el Espíritu.
A través de las meditaciones, las de la primera sema- El pensamiento no es inocente. En algunos momen-
na y las de la segunda, vamos reflexionando, razonando. tos, el pensamiento es precisamente el disfraz que usa el
Este razonar no es abstracto, frío y calculador, sino que mal espíritu para engañarnos. Por eso dice Ignacio que
está marcado por el afecto que conlleva el encontrarse «debemos mucho advertir el discurso de los pensamien-
con Dios encarnado en el Hijo [EE 45]. Por ejemplo, po- tos» [EE 333, 334]. Afecciones desordenadas incons-
demos fijarnos en el coloquio del primer ejercicio sobre cientes buscan adueñarse de nosotros, pero para ello ne-
el pecado: «Y así, viéndole tal, y así colgado en la cruz, cesitan esconder su desorden en pensamientos razona-
discurrir por lo que se offresciere» [EE 53]. Ese discu- bles que parecen evangélicos. Así nacen muchas racio-
rrir está empapado de sentimientos muy hondos sobre nalizaciones y justificaciones que enmascaran nuestra
nuestra fragilidad pecadora y sobre la bondad inimagi- verdad. El ejercitante engañado se encamina hacia el de-
nable de Dios. terioro personal, hacia la desazón interior y hacia una ac-
Después de cada hora de oración debo preguntarme ción menos perfecta que la novedad propuesta por Dios.
cómo me ha ido, para darme cuenta de lo que ha sucedi- Por eso es necesario «mucho examinar» [EE 336].
do y formularlo en un pensamiento claro. Aconseja Igna- El momento apropiado para hacer bien la elección
cio anotar, escribir lo vivido. En cuanto a las repeticiones, del estado de vida que Dios nos propone es cuando el al-
recomienda hacerlas «notando siempre algunas partes ma está en paz, sin grandes consolaciones ni desolacio-
más principales, donde haya sentido la persona algún co- nes, en «tiempo tranquilo» [EE 177]. Entonces el discer-
nocimiento, consolación o desolación» [EE 118]. nimiento se realiza «discurriendo bien y fielmente con
Todo este esfuerzo por clarificar lo que va sucedien- mi entendimiento y eligiendo conforme a su santísima y
do dentro de nosotros está orientado a vivir un auténtico beneplácita voluntad» [EE 180]. Para ello es menester
proceso de discernimiento espiritual. El proceso del en- «considerar, raciocinando» [EE 181] para «mirar dónde
cuentro con Dios y su resonancia dentro de nosotros es más la razón se inclina, y así, según la mayor moción ra-
muy complejo. En nosotros actúan Dios y sus ángeles pa- cional, y no moción alguna sensual, se debe hacer deli-
ra transformarnos en Jesús, pero también actúa el ángel beración sobre la cosa propuesta» [EE 182].
malo, disfrazado de bueno [EE 332]. Para orientarnos en En suma, nuestro pensamiento y nuestro corazón se
las mociones que sentimos nos ofrece las Reglas de Dis- van configurando según la sabiduría de Dios. Para que
cernimiento, que nos ayudan a llamar por su nombre lo esto sea posible unimos la contemplación y la medita-
que vivimos, lo que viene de Dios y nos construye, y lo ción; el diálogo con Dios y el diálogo con el que da los
que viene del mal espíritu y nos destruye. No se trata de Ejercicios; el abandono confiado en Dios y la lucidez so-
nadar en un océano de sentimientos e ideas sin linderos ni bre los pensamientos y sentimientos que se mueven den-
Caminar sobre las aguas- La integración personal

tro de nosotros; la apertura confiada a la propuesta de Estamos expuestos a un exceso de información ses-
Dios y la búsqueda incesante de su voluntad, formulada gada, pues las noticias son objeto de consumo y de com-
en una propuesta clara que polarice con pasión creadora petencia. Tienen precio y están orientadas por intereses
toda nuestra vida. ocultos. Seducir y captar el interés del consumidor es
clave. Se presentan las noticias más trágicas sobre gue-
rras y terremotos tratándolas y dándoles seguimiento co-
La ascética del pensamiento mo si fuesen capítulos de una telenovela. El terremoto en
La lógica de Dios atraviesa la realidad. No es tan evi- Haití deja de ser noticia cuando ya han pasado los im-
dente. Hay que descubrirla, tiene que sernos revelada. pactos brutales del desastre y empieza el diálogo lento y
Pero entra por nuestros sentidos, pues se ha encarnado tortuoso sobre la manera de reconstruir el país. Podemos
en Jesús. No es una racionalidad pura, una elaboración ser arrastrados por el torrente mediático para vivir sólo
de ideas asépticas. En Jesús, la sabiduría de Dios es ima- en las sensaciones de los grandes desastres o de los es-
gen, narración, cuerpo, sentimiento, conceptos. Ríe, san- pectáculos más alucinantes.
gra, huye, abraza y tiene sed. Ofrece y mendiga, ilumina La información vendida a ráfagas, sin matices, tam-
y confunde. Pero este es precisamente el camino del bién nos dificulta conocer realmente la realidad en la que
acercamiento a la realidad que esta cultura actual entien- Dios está presente y actúa. Esta presencia no entra den-
de, distanciándose de la racionalidad científica y técnica, tro de los umbrales de la sensibilidad consciente de los
que nos ha traído grandes progresos, pero también nos camarógrafos y reporteros, pero ahí están expuestas las
ha llevado a los grandes descalabros de las ideologías y imágenes donde el ojo contemplativo puede descubrir la
de la sociedad de consumo tal como está organizada hoy acción del Espíritu, allí donde aparentemente no puede
en el mundo globalizado. Constantemente tenemos que estar y sólo se constata su ausencia. Necesitamos «ejer-
volver a la persona de Jesús para que su racionalidad sea citarnos» en crear otra mirada, la que descubre el fondo
también la nuestra. de la realidad y es capaz de decir lo que ha visto, la ac-
La intensidad y permanencia de los estímulos que ción de Dios asumiendo cada historia personal y la de to-
llegan a nuestros sentidos nos hacen difícil crear los es- da la humanidad, desde los espacios donde aparecen más
pacios y los tiempos para elaborar un pensamiento pro- hundidas.
pio que sea nuestra columna vertebral. Hemos de des- Hoy es muy importante el «mucho examinar» lo que
acelerar el ritmo de nuestra vida y sacarla a intervalos ha entrado por nuestros sentidos, en el flujo de estímulos
posibles de los espacios contaminados por las sensacio- en que vivimos sumergidos en la vida cotidiana, hasta tal
nes seductoras que no cesan de llegar hasta nosotros. Ca- punto que muchas sensaciones nunca se convierten en
da día, cada semana, cada año, necesitamos esos espa- percepciones conscientes con las que pensar la realidad.
cios descontaminantes y disponibles para acoger la pro- El «mucho examinar» nos hará interiormente más sabios
puesta de Dios. y lúcidos. Es necesario tener en cuenta que el propio co-
La integración
Caminar sobre las a g u a s -

nocimiento es el la base de toda ascética. Según santa Ignacio de Loyola experimentó muy pronto lo que
Teresa de Jesús, «es el pan con el que todos los manjares muchos comprendemos hoy también: que si quería ayu-
se han de comer, por delicados que sean, en este camino dar realmente a los demás, debía estudiar y entrar en el
de oración». Si no nos hacemos conscientes, si no nos rigor académico, aunque ya fuese de mayor edad que los
damos cuenta de los pensamientos que giran en nuestra jóvenes que encontraba en la Universidad. «Al fin se in-
cabeza y de los sentimientos que originan en nosotros, clinaba más a estudiar algún tiempo para poder ayudar a
podemos ir creando un discurso sobre Jesús coherente y las ánimas» (Autobiografía, 50). El rigor del pensamien-
abierto, mientras grandes dimensiones de nuestra vida se to científico, filosófico y teológico implica una ascesis.
van configurando clandestinamente según las lógicas Pero no basta con el rigor, sino que hay que entrar en la
dominantes e interesadas de la sociedad o según res- disposición de estar aprendiendo constantemente en un
puestas mayoritarias, no necesariamente buenas, que han mundo que cambia y fluye con rapidez. No es suficiente
sido introyectadas en nuestro interior. Parte de nosotros un «conocimiento profético» de la realidad. Es necesario
mismos no se moverá en el encuentro con los demás también, en la medida de lo posible, un «conocimiento
dentro de la gratuidad de la sabiduría de Dios, sino en los científico», estudiar los mecanismos que configuran la
forcejeos y astucias del mercado. sociedad. Pero el conocimiento científico solo no nos
El discernimiento espiritual, personal y comunitario lleva a la entraña de la realidad, que únicamente se reve-
adquiere hoy una relevancia especial, si queremos vivir la en la experiencia mística, que salta como un regalo
según el Espíritu. Nunca como hoy se ha estudiado con desde el misterio de lo real hasta nuestros ojos.
tanta precisión la manera de crear sensaciones que en- La sensibilidad para percibir nuestra cultura y la lu-
tren dentro de nosotros, se dirijan a las fuentes siempre cidez evangélica para comprender lo nuevo que el Espí-
abiertas de nuestras necesidades y, desde ahí, vayan in- ritu realiza hoy son necesarias para formular la propues-
filtrándose y contaminando nuestros deseos. ta de Dios en un lenguaje nuevo, comprensible para
Cuando llegamos al final de cada día, cuando lo vi- nuestro mundo. A veces repetimos fórmulas hechas que
vido está fresco todavía, es de gran provecho hacer el ya no dicen nada y recitamos oraciones que están empa-
«examen de conciencia», para hacernos conscientes de padas de inercia, no tanto por la dificultad de transmitir
los espacios y encuentros, palabras y silencios donde una sabiduría evangélica que puede ser contracultural,
Dios se nos ha revelado para construirnos, y cómo el mal sino porque no somos capaces de percibir la propuesta
espíritu ha mostrado su agresión -directa o con engaños- del Espíritu hoy, ni de elaborarla y transmitirla como
para destruirnos. La sabiduría de cada día se va asentan- «buena noticia» en los códigos de comunicación que en-
do en nosotros. En el examen buscamos «convertir en tiende nuestro mundo.
zonas de presencia lo que eran experiencias ausentes» El encuentro cotidiano con el logos de Dios encar-
(C. DOMÍNGUEZ, La Psicodinámica de los Ejercicios Ig- nado en el Hijo, tanto en la meditación como en la con-
nacianos, cit.,p. 126). templación de los misterios de su vida, nos irá configu-
rando poco a poco en el contemplado, en imágenes de la La sabiduría de Dios suena a locura, pues se nos re-
sabiduría de Dios. Nuestra época no busca textos, sino vela en un crucificado que acabó sus días en un fracaso
testigos. estrepitoso. No es posible comprenderla desde existen-
Dentro de la Iglesia hay movimientos que ponen mu- cias que no se detienen, constantemente estimuladas por
cho énfasis en el sentir, en estremecer la afectividad con sensaciones placenteras que prometen llenar el sentido
sentimientos fuertes, desmesurados, como modo de vivir de la vida con nuevas sensaciones más intensas y sofis-
la relación con Dios. También hay una religiosidad difu- ticadas, encandiladas por los astros digitales que exhiben
sa y ligera que no sabe darle nombre a lo que sucede en su dicha efímera en los centros del poder y de la fama.
nosotros. Estos modos de relacionarse con el Dios de la En momentos de gracia experimentamos la unidad
vida necesitan la lucidez evangélica sobre el Dios que se sustancial de todo. En esa experiencia se abren nuestros
nos reveló en la carne y sangre de Jesús y sobre el mun- conceptos y razones a lo nuevo, se extienden nuestras
do que lo mató y sigue destruyendo hoy a sus hijos más manos hacia otras manos diferentes, se llenan de gratui-
pequeños o más lúcidos y justos. dad nuestras actividades y se liberan nuestros recursos y
¿Es posible, en nuestra interioridad asaltada y redu- habilidades para unirse a esa verdad última que dinami-
cida, hacernos conscientes de los pensamientos que se za la realidad.
mueven dentro de nosotros impactando nuestra afectivi- La sabiduría que anunciamos se revela a los peque-
dad? Necesitamos más que nunca «ejercitarnos» en esta ños y humildes, es inaccesible para los grandes, para los
tarea para vivir una vida espiritual lúcida y dejarnos con- que disponen según su «lógica» blindada y su poder fé-
figurar por el Espíritu, no por los pensamientos de este rreo de la realidad humana (Le 10,21-24). En medio de
«mundo», por las mediaciones del mal que se adueñan la fragmentación e incoherencia que llegan constante-
con engaño de nosotros y nos desintegran desde dentro. mente a nuestros sentidos, podemos ser esclarecidos por
esta sabiduría que sólo podemos recibir como don de
Dios. En ella descansamos y ella nos unifica.
Mística: la locura que nos ilumina (1 Co 1,25)
Por eso nos movemos hacia los márgenes y las peri-
El «sentido» de la presencia y acción de Dios en el mun- ferias, a contracorriente de la sabiduría de este mundo.
do se nos ha manifestado en Jesús. Todo ha sido creado Al peregrinar hacia las fronteras y al echar raíces en
por el Padre en el Hijo. Todo surge desde él y se dirige ellas, nos estamos alejando de los que controlan el mun-
hacia su encuentro de reconciliación universal. No hay do desde los centros de poder y nos acercamos a la locu-
diferencias humanas que estén segregadas de este dina- ra de Dios, a la tierra blanda donde puede arraigar y cre-
mismo. No existen tierras ni mares inertes mientras to- cer su iniciativa. Si la locura de Dios no se encarna en
do se mueve hacia el mismo destino. El Espíritu que se nuestras vidas como novedad que salva, si no se hace
nos ha dado nos conduce en todas las encrucijadas del carne y sangre, ¿qué podemos ofrecer a los demás en es-
camino. ta cultura de los sentidos donde circulan con astucia se-
La integración personal
sobre las aguas-

ductora sabidurías sonrientes y exitosas tan poco huma- evangélica, percibiendo la entraña escondida donde Dios
nas, a velocidades desbocadas, rodando sobre las espal- actúa. Vivir en esa claridad serena transforma nuestros
das oprimidas que sostienen la vida de este mundo como espacios habituales y nos permite a nosotros vivir en otra
si fuesen el asfalto de las calles? Sólo tendrá sentido lógica que no viene impuesta desde fuera por los interés
nuestra palabra en el centro cuando actuemos ahí con la del mercado o del poder de turno.
lógica de la sabiduría de Dios que se nos revela en las Nos encontramos con situaciones humanas de dolor
fronteras. y de oscuridad que no caben en nuestra lógica. ¿Cómo
Cuando miramos la realidad entera sin dejarnos atra- se sitúan en el proyecto de Dios los millones de personas
par por los esquemas limitados de nuestras costumbres y que mueren en las guerras fratricidas, Jos pueblos que
creencias, entonces podemos ser iluminados por la ac- van languideciendo hacia el exterminio en las periferias
ción de Dios en personas de otras culturas y religiones del mundo, los pueblos arrasados por terremotos y ciclo-
que encarnan valores evangélicos. Mahatma Gandhi en nes? Los que viven de la mística del evangelio están
la independencia de la India, Nelson Mándela en la lu- siempre abiertos a lo incomprensible. No lo niegan ni lo
cha contra un sistema que segregaba a los negros en su esconden. Constantemente exponen su pensamiento a la
propia tierra, y tantos otros líderes de alcance universal, acción de Dios y viven su pascua cuando ya no tienen
de otras religiones y culturas diferentes de las nuestras, donde reclinar su cabeza atravesada por espinas, pues los
son otras tantas expresiones de vidas entregadas a la li- caminos de Dios distan tanto de los nuestros como el cie-
beración de sus pueblos para configurarlos según valores lo de la tierra (Is 55,9). Al vivir estas realidades en el mis-
humanos de significado universal. La sabiduría evangé- terio del crucificado que ha resucitado, sienten que la úl-
lica desborda nuestros esquemas, en los que pretende- tima palabra de la realidad es la Vida que todo lo rehace.
mos encerrarla con frecuencia.
La sabiduría de Dios está activa, se ofrece a todos, y
T u RESPUESTA
muchas personas la acogen como un don que da el senti-
do último a sus vidas. En los espacios más descalificados Te grité una pregunta
por las ciencias sociales y los análisis de coyuntura surgen más grande que yo mismo.
constantemente grandes y pequeños testigos contracultu- Quise tu respuesta al instante
rales que se empeñan en afirmar la dignidad de la vida, la con un clic en el teclado.
fortaleza de la existencia, la presencia activa de Dios en Pero me respondió tu silencio
las situaciones humanas más desesperadas. Estos testimo- entre ausencias digitales.
nios son más fuertes que las cárceles que pretenden extir- Cada día y cada noche
parlos y que los halagos que quieren domesticarlos.
la pregunta me horadaba
En la cotidianidad sin grandes titulares se nos pue- con su filo de espiral,
den iluminar acciones pequeñas, segmentos de sabiduría taladrando mis saberes.
Caminar sobre las aguas

En mi herida abierta ma de continuidad, de duración; requiere un límite


sembraste una palabra entre interioridad y exterioridad. Este límite cuestio-
nunca antes pronunciada na hoy las formas de las tecnologías contemporá-
y la cubriste de silencio neas, lo cual tiene consecuencias -por una parte co-
con la palma de tus manos. nocidas, por otra inéditas- sobre el funcionamiento
de la subjetividad y, más aún, del yo» (C. HAROCHE,
Al crecer dentro de mí,
L'Avenir du sensible, cit., p. 212).
dilató mis certezas
y ensanchó mi cuerpo Los estímulos que llegan a los sentidos sin interrup-
para acoger su estatura. ción son a veces tan fuertes e impactan la afectividad de
Sólo cuando nació tal manera que el pensamiento queda paralizado, o son
como palabra mía, tan sutiles que no percibimos el camino que van hacien-
ya fue respuesta tuya do dentro de nosotros, cómo van impregnando la afecti-
engendrada en mis entrañas. vidad, cómo se apoderan de nuestras decisiones y de
nuestra vida.
Necesitamos una afectividad que no esté disuelta en
3. La afectividad: el océano de los estímulos, ni atada a las ideologías, ni
¿la fruición del adicto o la pasión creadora? anestesiada ante el dolor humano, ni desencantada con
este mundo, como si a Dios se le hubiese agotado el
El corazón en el centro amor y la imaginación para transformar nuestra realidad.
El pensamiento califica la realidad percibida a través de
los sentidos y provoca los diferentes sentimientos, de Vanos intentos de reencantar la vida
simpatía, de miedo, de placer, de rechazo... Nuestros
Durante los grandes proyectos de la modernidad, la afec-
pensamientos provocan sentimientos de distintas tonali- tividad estaba tan absorbida y polarizada por la totalidad
dades e intensidades. Pero hoy se preguntan muchos so- del compromiso y la urgencia de la tarea que casi no
bre el impacto que tiene en nuestra afectividad el flujo quedaba espacio para las necesidades afectivas persona-
continuo de estímulos que llega hasta nosotros en la cul- les de la vida ordinaria (amistad, enamoramiento, en-
tura de los sentidos. cuentros gratuitos, sentimientos artísticos...). La posibi-
«Nosotros estableceremos aquí la hipótesis de que lidad del cambio social se veía posible y próxima. No se
ellos [los estímulos continuos] afectan a la capaci- podía perder la oportunidad.
dad de experimentar sentimientos, fundamentalmen- Pero cuando se caen esas utopías, entonces empiezan
te el sentimiento de existencia del yo y del otro. El a surgir las necesidades afectivas personales largamente
sentimiento del yo supone, en efecto, una cierta for- reprimidas o pospuestas. Se constata un empobrecimien-
to integración personal

to de las relaciones humanas mientras la persona estaba tas no interesan. Lo que en otros tiempos aparecía ro-
polarizada y absorbida por el proyecto del cambio de la deado de un halo de respeto, ahora se banaliza en un hu-
sociedad. Las relaciones con los demás y con nosotros mor corrosivo que no deja nada a salvo: ni personas ni
mismos escondían realidades interiores que estaban pos- instituciones ni acontecimientos.
poniendo y aumentando la intensidad de sus demandas. En un lenguaje cristiano, José Antonio García llama
«herejía emocional» a este sentimiento de desencanto
La caída de las grandes utopías ha dejado paso al que puede invadirnos y que nos lleva a vivir en el mun-
desencanto, algo similar a un gran fraude que parece va- do como si Dios no tuviese ya nada que hacer.
cunar a las personas contra los grandes relatos. Cayeron
En nuestras sociedades ha habido un intento trágico
las mayúsculas: Patria, Pueblo, Clase... Se anunció la lle-
de reencantar el mundo por el consumismo y la diver-
gada de la liberación, y lo que llegó fue el neoliberalis-
sión. El consumismo promete llenar los deseos, necesi-
mo, el «capitalismo salvaje», con desigualdades muy
dades y carencias con diferentes productos, pero lo hace
profundas, con un crecimiento cuyos beneficios han sido
de manera que nunca quedemos satisfechos y se des-
muy mal repartidos, con la violencia del narcotráfico y
pierte en nosotros la necesidad, la compulsión de nuevos
la delincuencia, que estremecen a grandes ciudades y lle-
productos que el mercado produce sin receso. «Lo que
nan de miedo las calles. Por otro lado, el comunismo
empieza como una necesidad debe convertirse en una
prometido y buscado en los países socialistas en medio
compulsión o en una adicción» (Z. BAUMAN, Vida Líqui-
de tantos sacrificios no ha llegado.
da, Paidós, Barcelona 2006 p. 109). Cualquier privación
Las instituciones importantes y respetadas de la mo- inesperada, irrita y frustra.
dernidad ya no significan lo mismo: son sentidas con Mediante las tecnologías actuales la sociedad de
«indiferencia», con «descompromiso emocional». consumo ofrece divertirse en la cultura del entreteni-
miento, de la huida hacia sensaciones agradables desco-
«Portodaspartes se propaga la ola de deserción, des-
nectadas de la vida cotidiana; propicia ensordecerse,
pojando a las instituciones de su grandeza anterior y,
aturdirse, para no oír ni ver la realidad, que se ha con-
simultáneamente, de su poder de movilización emo-
cional. Y, sin embargo, el sistema funciona, pero por vertido en una incógnita amenazante y dolorosa; asegu-
inercia, en el vacío, sin adherencias ni sentido, cada ra aislarse, para que no llegue hasta nosotros la vida con
vez más controlado por los especialistas» (G. Li- todos sus absurdos en personas concretas con relatos la-
POVETSKY, La era del vacío, Anagrama, Barcelona cerantes. Podemos viajar con los audífonos en los oídos
2010, p. 36). mientras la realidad está pasando delante de nosotros
con toda su intensidad de vida y de muerte, mientras dor-
En la vida cotidiana ya no se vive trágicamente el mitamos con los ojos cerrados en los transportes públi-
sinsentido de los acontecimientos. Se suple con lo es- cos. En esta cultura del bienestar, de la diversión, con la
pectacular, lo frivolo, lo divertido. Las grandes pregun- estimulación continua de los sentidos, es muy difícil
Caminar sobre las aguas- La integración personal

acercarse a los sentimientos hondos donde se elaboran Dios. Un joven me decía: «He dejado de acostarme con
las grandes decisiones de la vida. esa muchacha porque estaba empezando a enamorarme
En esta cultura, el yo profundo está disminuido, con de ella». Antes, en algunas naciones más desarrolladas,
una capacidad limitada de pensar con hondura, de sen- el tiempo para un divorcio se situaba en torno a los siete
tir profundamente, de experimentarse a sí mismo y de ex- años de matrimonio. Actualmente lo sitúan algunos so-
perimentar la existencia del otro en encuentros de cali- ciólogos en los dos años.
dad. Como no tiene capacidad de ver, sentir y pensar la
realidad, huye hacia el futuro en los estímulos constan-
La orfandad que respiramos
tes y siempre nuevos que ofrece el mercado. Fluye de un
estímulo a otro antes de que el primero apague su en- En la modernidad se afirmó que era necesario «matar a
canto efímero o su utilidad práctica. Sentirse bien impli- Dios» para que el hombre viviese. Mientras la figura del
ca la capacidad de desprenderse y echar a la basura tan- Padre estuviese dictando, vigilando y castigando, la ver-
to aquellas relaciones humanas que ya no interesan co- dadera humanidad libre no podría nacer. «Dios ha muer-
mo multitud de aparatos todavía útiles, pero ya despla- to», sentenció la prestigiosa revista Time en su portada,
zados por los nuevos que ofrece el mercado. recogiendo el sentir de un segmento importante de la po-
Con razón se promueve hoy una justa autoestima, blación. El marxismo impuso el ateísmo, y en el Occi-
necesaria para la propia consistencia personal en la rela- dente rico, sobre todo en Europa, se fue impulsando una
ción consigo mismo y con los demás. Pero el narcisismo sociedad sin Dios. El laicismo extremo y militante pre-
es diferente: centra a la persona en sí misma. El narci- tende hoy encerrar en las sacristías y en la vida privada
sista está pendiente de la impresión que causa su apa- incluso el nombre y los signos de Dios. Una sociedad ce-
riencia en los demás, busca el elogio, la admiración, y rrada sobre sí misma, sin trascendencia, sin misterio,
trata de vincular a las personas a uno mismo. Al mismo crea un estrechamiento de la existencia humana y con-
tiempo, centra su creatividad en la realización de un pro- tribuye al desencanto que respiramos, como si a lo úni-
yecto personal que cause la admiración en los demás. co que se pudiera aspirar fuera a un bienestar bien prote-
Este clima propicia una distorsión en las relaciones gido del contacto con los excluidos.
humanas. Los medios de comunicación favorecen el es- Este proceso ha colaborado al nacimiento de perso-
tar conectados, pero no necesariamente bien relaciona- nas perdidas, sin saber hacia dónde mirar para situarse
dos. La manera de vivir la sexualidad nos puede ilumi- en medio del misterio de la vida y dónde apoyarse para
nar en este punto. En muchas ocasiones es una sexuali- trascender las propias miserias y darle un sentido defini-
dad cerrada sobre sí misma, como puro goce sensorial, tivo a sus amores más puros.
sin implicar los sentimientos, sin apertura a la trascen- El Dios que se quiere suprimir no es el Padre que nos
dencia, sin capacidad de sacrificarse por la otra persona, ha revelado Jesús en el evangelio. Dios no es el compe-
sin apertura a futuras vidas posibles y, mucho menos, a tidor nuestro, ni el legislador frío y arbitrario, ni el casti-
Caminar sobre las aguas-

gador de la humanidad. Es el creador primero y el origen nuestra época, lo sagrado se ha ocultado en lo profa-
incesante de las nuevas posibilidades que nos ofrece no» (J. OTÓN, La interioridad: un paradigma emer-
siempre surgiendo desde las ruinas personales y sociales. gente, PPC, Madrid 2004, p. 147).
Dios no es celoso de nuestros progresos científicos, sino
el que ha escondido en el misterio de la creación y de las Necesitamos una nueva sensibilidad contemplativa
personas posibilidades insospechadas que están a nues- para percibir la presencia activa del Espíritu en las reali-
tro servicio y que se han ido preparando a lo largo de los dades profanas y poder acoger en nuestra afectividad el
siglos en lo secreto. Dios no permanece sentado en su gozo de su presencia en la ciudad secular. Tenemos que
solio distante, sino que sufre con nosotros, a nuestro la- leer con ojos nuevos las plazas y las calles, los periódi-
do, el dolor y la injusticia del mundo. Jesús, el Hijo en- cos y las pantallas de cine, para poder sentir y gustar el
viado por el Padre, nos revela un Padre de cercanía y encanto de la humildad de Dios que nos sirve a todos
bondad infinitas, herido también por nuestra violencia con una discreción infinita.
contra los hermanos.
Tratar de eliminar a Dios Padre ha influido en el dé- En el corazón del evangelio
ficit de figura paterna que sufre la cultura actual. Estu-
dios recientes muestran la conexión de la falta de figura El amor, como sentimiento profundo de ser amado por el
paterna positiva con el surgimiento de comportamientos Padre y de entrega a él y a su misión, está en el centro de
Jesús y de su predicación. En ese amor, Jesús se siente
sociales destructores, como el neonazismo, las sectas ex-
existir siendo plenamente él mismo.
tremas, la delincuencia juvenil..., y enfermedades perso-
nales como la dependencia de las drogas y la anorexia Este sentimiento que llena su corazón se fue forman-
(cf. M.C. BINGEMER, Um rosto para Deus?, Paulinas, do en los largos años de su infancia, en una vida sencilla
donde aparentemente no pasada nada importante. Más
Sao Paulo 2005, pp. 55-56).
adelante, en su vida apostólica, se formó tanto en el tra-
De todas formas, ha sido imposible ahogar lo sagra- to con la gente que no le dejaba tiempo ni para comer,
do, que ahora emerge de otras maneras diferentes. Mu- como en la soledad de la oración cotidiana donde se re-
chos buscan una experiencia religiosa sin pertenencia a mansaba en su corazón lo vivido. Ahí se hacía conscien-
las religiones tradicionales, sin instituciones, sin normas te de todo lo que estaba sucediendo de nuevo con su lle-
ni preceptos. Lo sagrado no ha desaparecido, sino que ha gada a la vida del pueblo. En los momentos especial-
emigrado a muchas manifestaciones culturales, deporti- mente importantes se retira del escenario habitual de su
vas, artísticas, políticas... en las que se puede percibir un trabajo, a una ecología diferente (el desierto, el monte y
rumor de trascendencia. las orillas solitarias del lago) que favoreciese y protegie-
«Probablemente, el historiador de las religiones Mir- se los grandes encuentros con el Padre que necesitaban
cea Eliade tuviera razón cuando afirmaba que, en más tiempo.
El sentimiento de ser el Hijo muy amado del Padre, bre las personas es diferente de la que veía la costumbre
que se expresa en el bautismo, está en el origen de su ser de la sinagoga.
servidor (Le 3,21-22). No hay oposición entre ser Hijo y Jesús ratifica la enseñanza central del Antiguo Testa-
servidor. Lo opuesto a ser Hijo es ser asalariado, como mento: «Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, con
dirá Jesús a los dirigentes judíos. El Hijo servidor nos re- todo tu corazón y con todas tus fuerzas, y a tu prójimo
vela al Padre que es nuestro servidor en la historia. como a ti mismo» (Le 10,27). El samaritano de la pará-
La cercanía de Jesús a los discípulos favorece el cre- bola hace la exégesis verdadera de lo que Jesús dice. Lo
cimiento de una amistad. Va creando una comunidad de importante en cada persona es el corazón, de donde bro-
discípulos, de varones y mujeres. «A vosotros ya no os ta lo bueno y lo malo, lo que realmente salva o contami-
llamo siervos, sino amigos» (Jn 13,15-14). Jesús ama y na la vida en todas sus manifestaciones (Me 7,20-23). El
es amado, es el Amor encarnado. amor concreto a los que nos persiguen (Mt 5,20) y a los
Jesús ama a las personas que encuentra en su cami- últimos es lo que mide el valor de una vida humana, lo
no, se compadece de sus dolores y se alegra con su di- que refleja en este mundo el corazón de Dios (Mt 25,40).
cha. Llora la muerte de su amigo Lázaro y la futura des- Juan define en una palabra al Dios que nos revela Jesús:
trucción de Jerusalén. Acepta el amor de la mujer del Dios es Amor (1 Jn 4,8).
perfume, el ser servido por su amiga Marta o por la sue-
gra de Pedro y la invitación a participar en los festejos de
Liberar, centrar y llenar de pasión el corazón
una boda en Cana. Expresa con toda naturalidad sus sen-
timientos de alegría. «Lleno de alegría, dijo: "Yo te ala- El centro de los Ejercicios Espirituales es liberar el cora-
bo, Padre, porque revelaste estas cosas a los pequeños y zón, quitar las afecciones desordenas para poder ordenar
se la escondiste a los grandes"» (Le 10,21-24). Se indig- la persona y la vida en el amor a Dios y en la entrega apa-
na en la sinagoga de Cafarnaún ante la dureza de los di- sionada a la novedad que él nos va a revelar y proponer.
rigentes judíos (Me 3,5) y se admira cuando descubre la Todos los Ejercicios van ordenados a este fin [EE 1 ].
fe del centurión romano. La angustia en Getsemaní ante En la afectividad se experimenta la acción de Dios
la amenaza de la pasión lo dobla contra el suelo. directamente (consolación sin causa precedente), la del
En su predicación afirma el amor del Padre, que se buen espíritu (consolación con causa) y la del mal espí-
muestra en los pequeños seres de la creación (pájaros y ritu. El saber muchas cosas con el entendimiento no ga-
flores); en los enfermos en los que trabaja (Jn 5,17); en rantiza ningún cambio profundo ni «satisface al ánima»,
los pecadores públicos, a los que ve como hijos de sino «el sentir y gustar de las cosas internamente» [EE
Abraham; en los pobres, los últimos, los pequeños, a los 2]. Por eso, allí donde encuentre lo que quiero en la ora-
que siente como bienaventurados, en contra de un pen- ción, «ahí me reposaré sin tener ansia de pasar adelante
samiento dominante que los veía como castigados y ol- hasta que me satisfaga» [EE 76]. Lo que «dispone» real-
vidados de Dios. Desde el amor del Padre, su mirada so- mente a una persona para encontrar a Dios y avanzar por
o Caminar sobre las aguas

el camino que Él le muestra, no son las recomendaciones directo o indirecto, es siempre Dios. Aunque en el
del que da los Ejercicios, sino la cercanía de Dios «abra- lenguaje ignaciano no se expresa tanto directamente
zándola en su amor» [EE 15]. Es el abrazo de Dios lo el deseo de Dios mismo cuanto el de desear apasio-
que nos transforma el corazón y nos hace disponibles pa- nadamente cuanto Dios quiere, lo que se correspon-
ra acoger la novedad que nos ofrece. de con el deseo de Dios: desear y conocer lo que sea
más grato a la su divina bondad [EE 151], desear y
Dios da consolación (alegría, paz, gozo...) al que va
elegir lo que más nos conduce al fin para el que so-
«intensamente purgando sus pecados y en el servicio de mos criados [EE 23]. [...] El deseo expresa entonces
Dios nuestro señor de bien en mejor subiendo» [EE una dinámica que no es tanto la de la negación de sí
315]. Esta es una afirmación primordial y decisiva ante mismo cuanto la del amor que engrandece» (C. DO-
cualquier visión atormentada de la vida espiritual. Pero a MÍNGUEZ, La psicodinámica de los Ejercicios ¡gua-
veces Dios nos retira pedagógicamente el sabor de la cíanos, cit., p. 142).
consolación para que reconozcamos que «todo es don y
gracia» de su bondad [EE 322] y para que nos hagamos La transformación del deseo sigue un proceso ascé-
fuertes para resistir los combates del mal en la historia. tico y místico muy bien elaborado.
Porque no sólo se trata de servir bien y creativamente, si-
no también de resistir, de crecer en capacidad de recibir 1) Despertar y situar el deseo. Ya desde el comien-
golpes, de permanecer sumergidos en las situaciones zo, en el «Principio y fundamento», el ejercitante
hostiles, sin gratificación ninguna, que vamos a encon- se sitúa en el fin que busca, sin desviarse por ve-
trar en el servicio al reino de Dios. ricuetos laterales: «solamente deseando y eligien-
do lo que más nos conduce para el fin que somos
Como experimentamos tantos sentimientos diferen- criados» [EE 23]. Sólo un objetivo centra el cora-
tes en nuestro corazón, en los exámenes de la oración y zón, y en él se enfoca con pasión. El deseo de en-
del día tenemos que recoger las mociones que se mueven contrar la propuesta nueva de Dios para su vida,
dentro de nosotros, para darnos cuenta de ellas, discer-
el mayor servicio, lo pone en camino. «Sólo» es
nirlas y descubrir las propuestas de Dios y las trampas
una de las palabras del amor que incorpora toda la
del «enemigo».
vida: sólo, todo, siempre, nada, basta... La preten-
A lo largo de los Ejercicios se va formando el deseo. sión del amor es siempre totalizadora.
No se trata de anular el deseo, sino de orientarlo según
2) En el encuentro con el pecado propio y del mun-
Dios, de amar intensamente. Como dirá Jesús: «¡Cuánto
do se purifica el deseo de toda ingenuidad y sufi-
he deseado comer esta pascua con vosotros antes de mi
ciencia. Por el dolor de experimentarse pecador y
pasión!» (Le 22,15).
en la experiencia del amor misericordioso de
«Si el sujeto del deseo en los Ejercicios es esencial- Dios, que es más profundo que el pecado y la cul-
mente el ejercitante, el objeto del deseo, de un modo pa, el ejercitante pone su consistencia en Dios, y
- La integración personal

desde ahí ya se puede abrir al futuro y preguntar- siente confirmado en ella, entonces el deseo ya
se: ¿Qué debo hacer por Cristo? está centrado y unificado en la novedad de Dios
que ha entrado en su vida.
3) En la reposada contemplación de Jesús, el deseo se
va iluminando y apasionando con su persona y su 6) No podemos ser ingenuos ni evadirnos de la his-
manera de realizarse y de ayudar a la liberación de toria. La cruz, de una manera o de otra, se pre-
todo el pueblo. La figura de Jesús entra por nues- sentará en el camino de la novedad de Dios. Por
tros sentidos en la contemplación hasta la hondura eso es necesario que el deseo se fortalezca para
de nuestra afectividad, donde se nos regala «gus- «hacer y padecer» por Cristo en la historia, sin
tar... la infinita suavidad y dulzura de la divinidad, dejar que el corazón se escape hacia atrás, hacia
del ánima, de sus virtudes y de todo» [EE 124]. el pasado protegido, o hacia el vacío de la evasión
4) Como en nosotros hay un peso cultural muy gran- por la dureza que le sorprenderá en la vida coti-
de que nos inclina a dejarnos seducir, Ignacio nos diana. Recorro la pasión, acompaño a Jesús en co-
confronta con nuestra ambigüedad radical en las munión y pido «lo que quiero»: «dolor con Cristo
meditaciones ignacianas de la segunda semana, doloroso y quebranto con Cristo quebrantado»
para tratar de discernir y liberar nuestro deseo de [EE 203]. ¿Medimos el escándalo de semejante
falsas motivaciones que lo pueden atrapar en pro- petición en nuestra cultura del bienestar? Busca-
yectos y modos de proceder que pueden ser bue- mos la fortaleza del corazón para ser capaces de
nos, pero que no son la propuesta nueva y origi- asumir los exigentes y duros compromisos con
nal de Dios para el ejercitante. Es necesario que que vamos a encontrarnos en nuestro servicio al
el ejercitante no se deje engañar bajo apariencia reino de Dios, y de una manera especial en la so-
de bien, según los criterios de éxito que la cultu- lidaridad con los más pobres.
ra aplaude, «de manera que el deseo de mejor po-
7) En el encuentro con Jesús resucitado se transfigu-
der servir a Dios nuestro Señor le mueva» [EE
ra el deseo en la alegría que vence los sepulcros,
155]. Más aún, para parecerse más a Jesús quiere
los sellos imperiales y las estrategias de la sina-
y elige «desear más ser estimado por vano y loco
goga. Jesús nos consuela como un amigo. En la
por Cristo, que primero fue tenido por tal, que por
soledad, en medio de la comunidad nacida de la
sabio ni prudente en este mundo» [EE 107]. El
Pascua, y en toda la realidad transfigurada donde
deseo se va configurando con el estilo de Jesús,
me moveré, me encontraré al Señor que está pre-
con la sabiduría de Dios, que parece en muchas
sente, trabajando por mí humildemente. Me uniré
ocasiones una locura contracultural.
al Dios que trabaja humildemente por nosotros.
5) Cuando el ejercitante hace la elección y la refor- Esa será mi dicha.
ma de la vida según la propuesta de Dios, y se
Caminar sobre las aguas- La integración personal

A lo largo de los Ejercicios se va configurando un corazón. Lo afectivo es lo efectivo, lo que encamina


corazón al estilo de Jesús, a través de procesos de los que nuestras vidas.
a veces nos podemos hacer consientes, y en otras oca- El «deseo» tiene un gran poder estructurador de la
siones no, pues los realiza la misteriosa acción del Espí- persona. Toda ella se organiza en función de lo que de-
ritu allí adonde no llegan ni nuestro análisis ni nuestro seamos ardientemente. Conozco a una bailarina de ballet
discernimiento: en la dimensión inconsciente, donde se clásico y moderno cuya pasión por expresar con su bai-
asientan y se nutren muchas de nuestras afecciones des- le los sentimientos profundos la lleva a vivir una vida de
ordenas y nuestras opciones más lúcidas y generosas. En asceta. Su deseo le norma las horas implacables de ejer-
algunos momentos Ignacio une el querer y el desear: cicio diario, lo que debe comer, las horas de sueño, las
«quiero y deseo» [EE 48, 98]. Si sólo queremos con relaciones.
nuestra voluntad, pero no está implicado el deseo pro- En algunas ocasiones nos encontramos con personas
fundo del corazón, ese querer es muy frágil. que toman de repente decisiones inesperadas que sor-
prenden a todos. Un divorcio, un abandono de la vida sa-
«El ideal ignaciano de creyente supone una afectivi-
dad integrada y ordenada en todo, un afecto inclina- cerdotal o religiosa, un cambio de trabajo de toda la vi-
do, una implicación afectiva libre en la oración y en da... Nada denotaba un deterioro progresivo que presa-
la contemplación creyente de las cosas. No es extra- giase esa ruptura. Pero poderosas corrientes afectivas
ño, por lo mismo, que Ignacio prefiera ver a los je- subterráneas iban engrosando su caudal día a día, hasta
suítas en formación llenos de fervor en las letras y en que en un momento inesperado rompieron las apariencias
el estudio, más bien que remisos o tibios, aunque re- y saltaron a la superficie, para sorpresa de todos e inclu-
conozca la posibilidad del fervor indiscreto» (L.M. so de la misma persona. Los consejos de los amigos y las
GARCÍA DOMÍNGUEZ, «Afecto», en Diccionario de técnicas de los expertos ya no pueden hacer nada. Por la
Espiritualidad Ignaciana, Mensajero / Sal Terrae, hondura del corazón pasan constantemente sentimientos,
Bilbao / Santander 2007, p. 101). pasiones, estados de ánimo que van configurando nuestro
universo afectivo. En la cultura actual, nos llegan estímu-
La ascética: una afectividad que se libera los destinados a seducirnos que entran sin ruido en nues-
tro interior y nos van configurando el corazón.
La afectividad es el centro de la persona. «Amor meus, El elemento básico que hay que tener en cuenta es la
pondus meum» (San Agustín): lo que yo amo profunda- necesidad de detenerse de manera regular para exami-
mente inclina mi vida en esa dirección. Blaise Pascal lo nar el corazón. ¿Qué se mueve en nuestra afectividad?
expresa bien: «Poderosas razones tiene el corazón que la No se trata sólo de constatar la tonalidad básica de nues-
razón desconoce». En muchas ocasiones hablamos se- tra vida, sino también de los episodios concretos que tie-
gún los grandes principios, pero actuamos según los nen nombre propio. Necesitamos darnos cuenta de lo
grandes sentimientos. Entre la palabra y la acción está el que sentimos y llamarlo por su nombre. Del mismo mo-
Caminar sobre las aguas-

do que cada día miramos nuestro rostro en el espejo, su consistencia. El acompañante espiritual, la persona
también necesitamos mirar nuestro corazón. que nos conoce en nuestra historia, nos facilita objetivar
Cuando hablamos del corazón, la palabra «detener- nuestros sentimientos, reforzando los positivos y desen-
se» es clave, por oposición a saltar constantemente de mascarando los destructivos que se esconden bajo el dis-
una sensación en otra. Los largos momentos que pasan fraz brillante de justificaciones y racionalizaciones.
juntos los enamorados, aparentemente perdiendo el Las relaciones del círculo más próximo a nosotros
tiempo, sin hacer nada, son en realidad necesarios para por vínculos comunitarios, familiares o laborales tam-
que la afectividad se vaya impregnando de la nueva pre- bién se enriquecen cuando el amor une a las personas.
sencia. El conocimiento puede ser rápido como un re- «Amigos en el Señor» se llamaban los primeros jesuitas,
lámpago que ilumina en un instante, pero la afectividad muy diferentes unos de otros.
es lenta y necesita que los sentimientos vayan filtrándo-
«De París llegaron aquí, mediado enero, nueve amigos
se hasta las dimensiones más hondas para comprometer
míos en el Señor, todos maestros en artes y asaz ver-
el corazón de verdad.
sados en teología, los cuatro de ellos españoles, dos
San Ignacio da dos principios básicos que son de su- franceses, dos de Saboya y uno de Portugal» {Carta de
ma importancia en la relación con Dios cuando oramos. Ignacio a Juan de Verdolay, 24 de julio de 1537)
«No el mucho saber harta y satisface el ánima, mas el
sentir y gustar de la cosas internamente» [EE 2]. El sen- El amor sitúa las relaciones en una apertura don-
tir y gustar es lo que nos cambia el corazón. Por eso es de el evangelio puede comunicarse. Ignacio despedía a
importante saber que debo «reposarme» [EE 76] donde los jesuitas enviados a Alemania con las siguientes
hallare lo que quiero. El no buscar con codicia el «mu- recomendaciones:
cho saber», así como el reposo contemplativo gratuito, «Lo que primera y principalmente ayudará es que,
«sin tener ansia de pasar adelante, hasta que me satisfa- desconfiando de sí mismos, confíen con gran magna-
ga» [EE 76], se oponen radicalmente a la movilidad in- nimidad en Dios y tengan un ardiente deseo, excita-
cesante del mundo líquido y a la voracidad de las rela- do y fomentado por la obediencia y la caridad, de
ciones en una sociedad donde todo puede ser objeto de conseguir el fin propuesto» [...] «Tengan y muestren
consumo. a todos afecto de sincera caridad» [...] «Con obras y
verdad muestren el amor, y sean benéficos con mu-
Nuestra afectividad necesita relaciones hondas. Por
chas personas, ora sirviéndolas en lo espiritual, ora en
supuesto, la primera relación a la que hay dar tiempo de lo temporal, como después se dirá» [...] «Háganse
calidad, no las sobras cansadas de nuestro día asaltado amables por la humildad y caridad, haciéndose cada
por un rimo frenético, es al encuentro explícito con Dios uno todo para todos» [...] «No dejen ir a nadie triste
en la oración, para que podamos vivir todo el día en el en lo posible, si no es para bien de su alma» {Carta
sabor de ese encuentro. Las amistades humanas profun- de Ignacio a los Padres enviados a Alemania, 24 de
das y duraderas le dan al corazón raíces para alimentar septiembre de 1549).
Caminar sobre las aguas—

Francisco Javier hace una recomendación parecida a liberar nuestro corazón de ataduras malsanas y nos ofre-
su discípulo Mansillas, pero añade un elemento impor- cen la posibilidad de construir una afectividad como la
tante: no basta con que el apóstol ame al pueblo, sino de Jesús. «Tened los mismos sentimientos de Cristo
que es importante que el pueblo lo ame a él: Jesús» (Flp 2,5).
«Ruegoos mucho que con esta gente, digo con los
principales y después con todo el pueblo, os hayáis La mística: la pasión por Dios y por su reino
con mucho amor; porque si el pueblo os ama y está
bien con vos, mucho servicio haréis a Dios» {Fran- Lo que verdaderamente transforma la existencia humana
cisco Javier a Mansillas, 20 de marzo de 1544. Cf. es el «abrazo de Dios en el amor» [EE 15]. Sólo en esta
X. LEÓN-DUFOUR, San Francisco Javier, Mensajero / experiencia que Dios nos regala, el corazón humano es-
Sal Terrae, Bilbao / Santander 1998, p. 169). tá «dispuesto», preparado para acoger la novedad que
nos ofrece a cada persona individual y a una comunidad
Una gracia especial para crecer en un corazón evan- entera cuando todos se sienten unidos por el mismo abra-
gélico es la amistad con personas descalificadas que no zo, que es algo más fuerte y aglutinador que las afines
están hechas para competir en la lucha de la sociedad de visiones de la realidad que podamos tener entre nosotros.
consumo para ocupar los primeros puestos. Ignacio lo Todos estamos hechos para el encuentro con un Tú
formula así: «La amistad con los pobres nos hace amigos inagotable. Existe en cada persona una apertura última a
del Rey eterno». No es algo extraño al evangelio, pues la trascendencia, a Dios. La originalidad que somos sólo
ese fue también el camino de Jesús. encuentra alimento específico en esta relación única en
la que vamos avanzando siempre, adentrándonos cada
«Los escogidos amigos suyos, sobre todo en el Nue-
día más en el corazón de Dios. En la medida en que nos
vo Testamento, comenzando por su santísima Madre
y los apóstoles y siguiendo por todo lo que va de unimos más con él, vamos siendo cada día más nosotros
tiempo hasta nosotros, comunmente fueron pobres» mismos, desarrollando nuestras posibilidades. La rela-
(Carta de Ignacio de Loyola a los Padres y Herma- ción con Dios no nos anula, ni en ella nos perdemos, ni
nos de Padua, 7 de agosto de 1547). nos hace como un guante de su mano. Sino que nos pro-
pone ser servidores de su misión en la historia con toda
La ascética de la afectividad nos lleva a revisar y si- nuestra originalidad, como lo fue Jesús.
tuar constantemente nuestro universo afectivo, para que Este es un punto clave. No nos encontramos con un
nuestro corazón se vaya haciendo como el de Jesús. Él Dios alejado de la historia, inmóvil en una eterna sereni-
mismo nos dio este consejo: «Aprended de mí, que soy dad, ni accedemos a su presencia desligándonos de la re-
manso y humilde de corazón» (Mt 11,29). La relación alidad con toda su pesadumbre. Al encontrarnos con el
profunda con Dios y las relaciones humanas verdaderas, Dios de la historia, inevitablemente nos encontramos
que nos dan alas y raíces al mismo tiempo, nos ayudan a con que Él se mueve a nuestro lado, se compromete con
- La integración personal

nosotros, pero no desde el poder ni desde la distancia no que la que parecía sin salida se ha abierto por su mis-
aséptica, sino desde el servicio humilde, asumiendo la mo centro hacia el futuro. Personas sencillas del pueblo
historia humana desde las situaciones más hundidas y emergen con una alegría y una audacia que desconcierta
desgarradas juntamente con nosotros. los sistemas bien armados y los análisis y previsiones de
Al encontrarnos con Dios, no sólo nos adentramos los más audaces visionarios.
cada día más en su intimidad, sino también en su acción
en la historia. Avanzamos con él, nos unimos a su ma- Los grandes místicos suelen abrir caminos nuevos en
nera de servir, pobre y humilde, tal como se nos ha re- la Iglesia y en la sociedad, precisamente porque el Dios
velado en su Hijo Jesús. Nos veremos entrando en situa- de la intimidad es también el Dios de la historia. Se sien-
ciones que pueden ser muy duras, donde el reino de Dios ten bien en la soledad con Él y se mueven libres y auda-
crea conflicto, contradice las estructuras e instituciones ces por las calles cotidianas con una sencillez que desa-
injustas y a las personas que las sostienen. Podemos ser fía costumbres, leyes y estadísticas.
marginados, descalificados, y sufrir la erosión cotidiana
de una oposición casi invisible que nos puede desgastar
RECONCILIACIÓN
y desintegrar.
En situaciones extremas, sentiremos que Dios ha La sangre del justo
desaparecido y que nos ha abandonado. Ese fue el grito y la del malvado,
de Jesús en la cruz que sigue resonando hoy por todos pasan por tu mismo corazón.
los calvarios del mundo. En el Getsemaní de los místi-
La espalda del que golpea
cos, caeremos de rodillas con una angustia que suda san-
y la que recibe el latigazo
gre y nos arroja contra el suelo. En la oscuridad de la no-
son parte de tu mismo cuerpo.
che sin testigos le diremos al Padre que, si es posible, pa-
se de nosotros este cáliz. Pero ya no es posible. El Padre En tus lágrimas lloran
no puede retirar de la historia, de repente, los dinamis- el dolor del bueno
mos armados contra los justos que ha desencadenado el y la confusión de su agresor.
anuncio del reino de Dios, al que ven como una amena-
Tu misma ternura abraza
za para sus intereses.
el rostro de tu madre María
La experiencia de Jesús resucitado, que abre los se-
y la del soldado que te clava.
pulcros de los justos y se aparece cuando estamos con las
puertas y ventanas cerradas, paralizados por el miedo, En tu corazón no hay excluidos,
nos devuelve la alegría y la paz, porque las situaciones en tu cuerpo todos cabemos,
de muerte han abierto las puertas y ventanas hacia la vi- en tus lágrimas todos lloramos,
da nueva. No es que llegue desde fuera otra realidad, si- en tu ternura todos existimos.
Caminar sobre las aguas
m

¡Déjame entrar contigo, «La agitación permanente»


Señor, en tu misterio,
La agitación permanente para trabajar sin receso, y así
y vivir en el hogar de tu pasión
poder viajar a más sitios diferentes y adquirir los bienes
donde reconcilias lo imposible!
de consumo que son sustituidos por otros más avanzados
antes de que los anteriores se gasten, nos hace entrar en
un ritmo destructor que en gran medida nos arrastra.
4. La decisión: ¿fluir en la vida líquida
«El inmovilismo ha llegado a ser un insulto, como si
o acoger la novedad de Dios? el hecho de agitarse permanentemente fuese una cua-
lidad. La idealización del movimiento perpetuo es un
La decisión mecanismo de defensa contra la angustia del mo-
mento presente. Al no soportar el mundo tal como es,
La decisión se toma bien cuando nuestro pensamiento,
la persona se proyecta hacia el futuro según el prin-
nuestra afectividad y nuestro cuerpo dialogan entre sí al
cipio de la alucinación del deseo. Al diferir siempre
situarse ante la realidad, para hacer opciones consisten-
la satisfacción en el tiempo, no tiene necesidad de
tes que respeten lo que realmente somos y la realidad en confrontarse con lo real» (C. HAROCHE, L'Avenir du
la que vamos a actuar. En algunas culturas, ante una pro- sensible, cit., p. 3).
puesta nueva, se preguntan: ¿Cómo se te pone el cuer-
po?, no sólo ¿qué piensas? o ¿cómo te sientes?
Muchas actividades que podrían parecer la expre-
Con nuestra acción respondemos a la solicitud del
sión de una gran capacidad de decisión pueden ser en
mundo exterior que se acercó a nuestros sentidos, se cla-
realidad la incapacidad de detenerse para implementar
rificó en nuestro pensamiento, impactó nuestra afectivi-
decisiones que respeten lo que somos y nuestras opcio-
dad y, después de recorrernos por dentro, nos expresa en
nes más profundas.
la realidad. Lo que en definitiva buscamos al decidir es,
entre tantas novedades como brillan seductoras delante
de nosotros, ¿qué es lo nuevo que Dios nos está propo-
«La tiranía de las posibilidades»
niendo hoy y cuál es mi colaboración exacta? En el
mundo líquido, donde todo se mueve en un torrente sin Constantemente estamos recibiendo propuestas que lle-
reposo, tomar auténticas decisiones es más necesario que gan a nuestros sentidos por la publicidad, o simplemen-
nunca. te por el despliegue de la sociedad de consumo delante
La no decisión, el inhibirse, es también una decisión. de nosotros, desplazándose por nuestras calles. Constan-
Entre hacer el bien y hacer el mal no existe un término temente hay que decir sí o no. Es una cultura del acoso.
medio (Mt 25,31-45; Me 3,1-4). No hacer nada cuando Estamos sometidos a la «tiranía de las posibilidades» in-
se puede hacer algo, es también una decisión de muerte. numerables. Las veinticuatro horas del día, y en casi to-
La integración personal

dos los espacios, a través de los celulares, del teléfono, nes de largo plazo, de toda la vida, simplemente por la
de internet, de los periódicos, del buzón de correos..., es- necesidad de moverse, de no estar siempre en lo mismo,
tamos recibiendo ofertas: compañías de seguros, medici- porque la cultura les ha creado entrañas impacientes.
nas alternativas que sólo se venden «on line», vacacio- Para muchos, las decisiones clave de la vida ya no son
nes con descuentos tentadores... Y estas ofertas suelen «hasta que la muerte nos separe», sino «hasta que el
terminar con el persistente «Llame ahora». Muchas per- tiempo nos separe». Todo -las relaciones, los trabajos,
sonas compran objetos que nunca usarán sólo porque es- los lugares y las pertenencias- parece tener fecha de ca-
tán baratos o son atractivos. ducidad y es desechable.
Las grandes marcas comerciales de prestigio interna-
cional, que encontramos en los medios y en las calles, «El yo colonizado»
están representadas por símbolos que son trazos simples,
de color y de diseño único, que parecen inocentes. Pero El «yo saturado» de información, de propuestas de con-
los símbolos hacen alusión a una realidad, y en su dis- sumo, de posibilidades diferentes de organizar la propia
creción la esconden. Al ver en el pecho de una persona vida, de relaciones reales o virtuales, de ofertas de todos
el símbolo de una marca exclusiva, sin que nosotros lo los estilos..., se va convirtiendo en un «yo colonizado».
advirtamos estamos recibiendo un mensaje que despier- Cuando se nos presenta una situación nueva, ya tenemos
ta en nosotros todo un significado de prestigio, de cali- infinidad de respuestas posibles archivadas dentro de
dad, de pertenencia a un grupo privilegiado que viste ese nosotros (cf. K.J. GERGEN, El yo saturado. Dilemas de
tipo de ropa. La persona camina por la calle satisfecha identidad en el mundo moderno, Paidós, Barcelona
por la autoestima prestada que esa marca le confiere, 2006, pp. 79-121).
suscitando en quien la mira el deseo de comprarla. En la medida en que una persona va siendo más co-
lonizada, se va convirtiendo ella misma en un muestra-
rio de supermercado donde aparece todo tipo de res-
puestas que no tienen coherencia unas con otras, sino
«Decir sí sin decir no» que simplemente están unas al lado de otras. Al pertene-
Otra de las características de esta cultura es la dificultad cer estas muestras a diferentes racionalidades, uno ya no
para renunciar a lo que es incompatible con lo que he- sabe qué es lo razonable a la hora de decidir. Lo que es
mos decidido. Se hacen opciones dejando todas las razonable en un ambiente ya no lo es en otro. «Nuestra
puertas abiertas; «renuncia» es una palabra sin sentido. esfera privada ha dejado de ser el escenario donde se
En opciones muy importantes de la vida se dice «sí», pe- desenvuelve el drama del sujeto reñido con sus objetos
ro se deja la puerta abierta a otras opciones más adelan- [...]; ya no existimos ni como dramaturgos ni como acto-
te. No se escoge dejando morir las otras opciones. En res, sino como terminales de redes de ordenadores múl-
muchos casos, las personas no pueden soportar decisio- tiples» (Jean Baudrillard).
Caminar sobre las aguas-
La integración personal

¿Decidimos o somos llevados?


«Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad»
Las incontables sensaciones que se van alojando en
En el evangelio nos encontramos con Jesús, que es la
nuestras hambres naturales, o en las artificiales creadas
propuesta que Dios nos hace y, al mismo tiempo, la res-
con habilidad por la sociedad de consumo, en muchas
puesta verdaderamente humana a la propuesta del Padre.
ocasiones van imponiendo decisiones que son ya inevi-
Para poder ver la realidad y oír la propuesta de Jesús, los
tables cuando nos venimos a dar cuenta. Corrientes sub-
ciegos y los sordos son curados. Los paralíticos de pies
terráneas se han ido formando dentro de nosotros que,
y manos son liberados de sus ataduras y devueltos a la
cuando salen a la superficie, ya no hay modo de dete-
vida para que puedan realizar la respuesta. Otros muchos
nerlas. En la cultura actual podemos perder el control pa-
son desligados de ataduras que los amarraban al pasado
ra decidir sobre nuestra propia vida.
y les impedían acoger la novedad de Jesús.
«Con la ausencia de referencias sociales estructuran-
tes, una educación que ya no inculca el sentido de los ¿Cómo toma Jesús sus decisiones? Por un lado, Je-
límites y una inmensa oferta hedonista, muchos indi- sús está inmerso en la realidad de su pueblo. Él ha creci-
viduos dejan de tener control real sobre sí mismos. do en este pueblo; él es pueblo: un carpintero de Nazaret.
En este aspecto, el individualismo hipermoderno se Al mismo tiempo, toma distancia de la gente, de su vi-
identifica muchas veces con un individualismo caó-
sión de la realidad, que no deja salida, y de sus expecta-
tico, desestructurado, cacofónico. Por un lado, crece
la soberanía del individuo; por otro, el desposei- tivas desmesuradas, que no van a la raíz de los proble-
miento del individuo, que se vuelve incapaz de con- mas. No son capaces de percibir la propuesta nueva del
trolarse a sí mismo» (G. LIPOVESKY, O Futuro da au- Padre, el reino de Dios que Jesús ve surgir por toda
tonomía: urna sociedade de individuos?, Unisinos / Palestina. En la soledad de la madrugada mira el día que
PUC, Rio de Janeiro 2009, p. 64). comienza para decidir qué hacer, si tiene que quedarse
en ese lugar o dirigirse a otro. En los momentos de en-
crucijada necesita retirarse a la soledad, porque tiene que
En algunos momentos podemos creer que estamos tomar decisiones clave y difíciles: comienzo de su mi-
decidiendo bien, pero un conjunto de corrientes subte- sión después del bautismo, elección de los apóstoles,
rráneas que se mueven dentro de nosotros pueden ir des- viaje a Jerusalén, en el camino hacia la pascua en el Ta-
viando nuestra ruta hacia puertos que no habíamos esco- bor, en Getsemaní antes de la pasión... Orará solo, pero
gido. Aquí están en juego no sólo las grandes opciones, también con sus discípulos (Tabor, última cena, Getse-
sino la calidad de nuestra vida cotidiana, que puede ser maní...). Esta manera de actuar le permite ser al mismo
devaluada sin que nos demos cuenta por los dinamismos tiempo profundamente del pueblo y del Padre, encarnar
desintegradores de la cultura que se han ido asentando en la realidad del pueblo lo que éste necesita como una
dentro de nosotros. novedad inesperada.
La integración

Cuando Jesús realiza la propuesta del Padre, lo hace ni seducido por la lisonja. Nada ni nadie se puede inter-
desde una unión con él sin fisura alguna. Pero Jesús no poner. El reino es lo más importante, incluso más que la
es el guante de la mano del Padre, sin consistencia pro- propia vida. El que quiera ir con él, que cargue con su cruz
pia. La unión de Jesús con el Padre es la del amor, que para ser crucificado en ella y que lo siga (Me 8,34-37).
hace que Jesús llegue a su plenitud personal precisa- A nadie se le da un programa concreto de actividades
mente cuando se entrega hasta la muerte para crear la vi- con un guión preciso. Tendrá que ir descubriendo de ma-
da nueva que el Padre nos ofrece a todos. nera creadora la novedad del reino, sin dejarse deslizar
¿ Cómo hace Jesús su propuesta e invita a tomar una hacia posiciones ya adquiridas y seguras, ni precipitarse
decisión? Hay una propuesta fundamental: el reino de hacia adelante arrastrado por su propio deseo impaciente
Dios llega como liberación de toda la realidad y como y desligado del don de Dios y de la comunidad concreta,
reconciliación de todo lo que merma la vida de las per- que tienen su ritmo y su momento. Hay que aprender a
sonas y de los pueblos. Sólo el que vea esta realidad cre- vivir en el surgir del ahora nuevo como don de Dios.
ciendo por todos los rincones de la sociedad judía podrá Sólo el que siga a Jesús con pasión podrá servir has-
entusiasmarse con ella. ta la pasión y la resurrección. Numerosos procesos pas-
Hay un cambio de perspectiva en cuanto a los acto- cuales son necesarios a lo largo de la vida para ser real-
res de este proyecto. Hay muchos justos presos de sus mente fieles a la vida de calidad evangélica. No es apto
marañas de leyes, y muchos ricos acomodados en su ri- para el reino quien pone la mano en el arado y mira ha-
queza y su poder social, que no son capaces de doblar la cia atrás. Sin una experiencia fuerte de trascendencia no
cabeza, llena de saberes religiosos, para entrar por la se pueden superar los marcos impuestos, las referencias
puerta pequeña, ni de desprenderse de bienes y seguri- en las que hay que moverse porque la cultura lo impone
dades pegados a los costados para atravesar el callejón así, con su inagotable capacidad de seducción y su poder
estrecho que lleva al reino (Mt 5,13-14). Sin embargo, de descalificación social para quienes construyen su vi-
hay muchos descalificados de la sociedad y de la reli- da al margen de las modas imperantes.
gión, pobres, pecadores, publícanos, viudas, niños..., que
se convierten en bienaventurados y son invitados a dejar
La nueva propuesta de Dios para cada uno de nosotros
de ser los mendigos de la historia para convertirse en sal
y luz, en creadores pascuales de la nueva sociedad, del Los Ejercicios Espirituales arrancan de un presupuesto
reino de Dios (Mt 5,11-14). La decisión del seguimiento fundamental: necesitamos encontrarnos con Dios, que se
de Jesús sólo se puede realizar cuando uno se ha encon- nos ha revelado en su Hijo Jesús, para liberar nuestro co-
trado con él y ha quedado transformado en el encuentro. razón de afecciones desordenadas y así poder ver y oír la
Jesús exige decisiones radicales que pueden estreme- inédita propuesta de Dios para cada uno de nosotros a
cer la vida entera de una persona. No las dulcifica ni las través de un proceso profundo de encuentro con él en lo
esconde. Nadie debe sentirse engañado por las apariencias más hondo de nuestra intimidad (cf. EE 1). No busca-
n Caminar sobre las aguas- La integración personal

mos hacer cualquier cosa buena, sino «lo que es mayor Nadie puede tomar por nosotros la decisión que bus-
servicio de Dios nuestro Señor», que es precisamente la camos, pues es dentro de nosotros donde se va haciendo,
propuesta concreta que Él nos hace. El proceso en el que primero como propuesta intransferible y después como
entramos no es como la cultura del clic en la que vivi- respuesta nuestra. Así como en la sociedad somos cons-
mos, ni podremos disponer de él con la tarjeta en la ma- tantemente invitados a dejarnos llevar, de manera cons-
no. El don que acogemos es gratuito e impredecible. ciente o inconsciente, por las ofertas seductoras, en el
encuentro con Dios sucede todo lo contrario: tenemos
La decisión de acoger la propuesta de Dios, lleva que vaciarnos de todas las seducciones que se mueven
consigo una ruptura fundamental con una vida sin capa- dentro de nosotros, y el que da los Ejercicios tiene que
cidad de compromiso. tener un cuidado extremo para no influenciar las deci-
«Los medios ofrecen un gozo inmediato. Los medios siones del que los hace, sino conducirlo hacia Dios, al
permiten ver sin interrupción, oír sin compromiso único encuentro que puede proponerle algo decisivo y
psíquico o afectivo, estar enganchados sin contacto» transformarlo para que pueda vivirlo.
(C. HAROCHE, UAvenir du sensible, cit., p. 225). Dios nos prepara para la propuesta y para la res-
puesta. A través de las meditaciones y contemplaciones
Para tomar distancia de este aire cultural que respira- se van transformando nuestro cuerpo, nuestros pensa-
mos y que nos ha ido configurando, nos movemos a otra mientos y nuestra afectividad a niveles muy profundos,
casa para aislarnos de las sensaciones que habitualmente hasta el oscuro inconsciente donde están escondidos
llegan a nuestros sentidos en el trabajo y en las relacio- nuestros desórdenes afectivos desconocidos y desde
nes. Salimos del ritmo acelerado de los horarios compe- donde pueden salir disfrazados de ángeles de luz para ro-
titivos para entrar en el tiempo del Espíritu. Nos alejamos barnos las mejores decisiones. Constantemente pedimos
de las relaciones donde dominamos y disponemos, o «conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho
donde somos dominados y nos manejan, para entrar en hombre, para que más le ame y le siga» [EE 104]. Los
una relación de libertad en la que pueda elaborarse una exámenes de la oración y del día, las reglas para discer-
decisión nueva sobre nuestra propia realidad (cf. EE 20). nir los espíritus y el diálogo con el acompañante nos
Porque la propuesta que Dios nos hace, no suele llegar ayudan a darnos cuenta de lo que sucede dentro de noso-
desde fuera como una voz extraña en la montaña, sino tros y a transitar el camino hacia la decisión sin dejarnos
como el parto de una gestación misteriosa del Espíritu engañar por las sugerencias de nuestro desorden afecti-
en nuestra intimidad. Y hay que rodear de silencio y de vo, que está agazapado en nuestro interior tratando de re-
respeto esa gestación. En nuestra cultura, donde la inte- sistir cualquier desalojo. Al sentirse amenazado por la
rioridad está disminuida, acosada e invadida, nosotros luz que está llegando desde la contemplación de Jesús,
entramos en ella para desalojarla de mercaderes y de se disfraza también él como «ángel de luz» [EE 332] pa-
amos, para situar allí el encuentro decisivo con Dios. ra no ser removido del corazón y así poder viajar sin ser
s aguas-

Hay que regresar a los espacios habituales de la vida,


notado, enturbiando y erosionando la novedad que Dios donde se verifica la veracidad del proceso vivido que cul-
nos propone, nuestra manera de percibirla y nuestra pro- minó en una decisión personal. Transitaremos los mismos
pia decisión (cf. EE 333). El ejercitante desea que lo espacios de antes, pero todo será distinto. Una nueva sen-
«mueva» «sólo el servicio y alabanza de Dios nuestro sibilidad ha nacido en el ejercitante y percibirá a Dios y
Señor» [EE 169, 155].
su trabajo humilde en toda situación y persona, bajo la
Llega un momento en el que la propuesta de Dios na- cascara de lo real, allí mismo donde nos había invitado a
ce y se puede ver con claridad. Puede cambiar nuestra trabajar con él, y más allá de los reclamos que nos urgen
vida de manera radical o darle un sentido nuevo al esta- con astucia a dejarnos llevar por las ofertas de una dicha
do en el que ya vivimos. La propuesta de Jesús debe que- inmediata y superficial al alcance de los sentidos.
dar muy clara y confirmada antes de asumirla, tanto el
«sí» que se acoge como el «no» que se rechaza como al-
La ascesis: buscar y asumir la nueva propuesta de Dios
go incompatible. No se le proponen al ejercitante place-
res fáciles ni éxitos asegurados ni aprobaciones públicas, Si deseamos encontrar las propuestas de Dios para noso-
sino un sentido que le hará atravesar con «humildad tros, sobre todo las que comprometen de manera radical
amorosa» (DE 178, 182; cf. EE 165-167) la alegría de nuestra vida, entonces necesitamos entrar en nuestra hon-
crear y la pasión inevitable que le marcará la carne y el dura, allí donde el Espíritu dialoga con nosotros, nos trans-
espíritu. Llega un momento en el que ya puede expresar forma y nos propone. Necesitamos salir de los circuitos en
de manera concreta: «Yo quiero y deseo y es mi deter- los que se esconde la seducción sutil o se impone con fuer-
minación deliberada...» [EE 98]. za amenazadora la consigna de los que dominan.
Las decisiones importantes se hacen en la apertura a San Ignacio, ya en Roma como General de la Com-
Dios, que se acerca a nosotros y nos propone algo. Sólo pañía de Jesús, entró en un proceso intenso de discerni-
podremos vivirlas en la cotidianidad desde una relación miento, dedicando varias horas diarias a la oración para
continua con Él, donde nos llegará cada día la fortaleza ver la propuesta de Dios sobre el tipo de pobreza de los
y el sabor de su propio compromiso con nosotros. Dejar jesuítas. Y allí se preguntaba:
a Dios cuando salimos de los Ejercicios es renunciar a «Dónde me queréis, Señor, llevar, y esto multiplican-
tenerlo a Él como dimensión insustituible de nuestras do muchas veces -me parecía que era guiado-, y me
propias decisiones. No podemos olvidar que toda deci- crecía mucha devoción, tirando a lacrimar. Después
sión verdadera es una alianza con Dios. Debemos per- a la oración para vestirme con muchas mociones y
mitirle que Él cumpla su propio compromiso con no- lágrimas ofreciendo me guiase y me llevase, etc., en
sotros. El Señor nos invita: «El que quiera venir conmi- estos pasos, estando sobre mí, dónde me llevaría.
go...». Sólo nos envía adonde él va y donde ya está. Sin [...] Siguiéndoos, mi Señor, yo no me podré perder»
él, sólo podemos extinguirnos poco a poco. {Diario espiritual, 113).
- La integración personal TO
sobre las aguas-

Encontrar la propuesta de Dios puede llevar un tiem- con algún acompañante nuestro proceso para que nos
po largo en algunas ocasiones, precisamente porque tie- ayude a ver si lo que vamos viviendo es sano o está per-
ne que abrirse camino en nuestra intimidad en medio de turbado por los dinamismos afectivos desordenados y
muchas otras propuestas que están agazapadas dentro de desconocidos que se mueven dentro de nosotros, pero
nosotros, esperando la ocasión para adueñarse de una que para hacerse aceptables se disfrazan con pensamien-
parte importante de nuestra vida. El que se pregunta tie- tos luminosos. Justificaciones y racionalizaciones de
ne que ser «guiado», «llevado» por el Espíritu, hacia todo tipo pueden esconder procesos que nos atrapan en
donde no sabe y por donde no sabe, mientras siente irre- círculos de muerte, mientras pensamos que escogemos el
mediablemente el vértigo de perderse. mayor servicio. Lo que otros ven en nosotros con clari-
En cualquier proceso de discernimiento necesitamos dad meridiana, puede ser invisible e incluso inaceptable
tener el deseo de tomar nuestra persona en nuestras ma- para nosotros si alguien se atreve a insinuarlo. Sólo un
nos y decir: «Yo quiero y deseo», sin abandonarnos flo- espejo, aunque no sea de grandísima calidad, puede per-
tando en el devenir de la vida líquida que nos va a con- mitirnos ver la arruga de nuestro rostro que todos ven,
ducir a los estanques mercantiles de intereses ajenos. menos nosotros mismos.
Somos conscientes de que muchas fuerzas tiran de no- En una buena decisión escuchamos toda nuestra per-
sotros y nos someten a «la tiranía de las posibilidades» sona, nuestra afectividad, donde sentimos la propuesta
que nos acosan desde fuera y que, cuando han interiori- de Dios, nuestro pensamiento para ver la lucidez evan-
zado en nosotros sus iconos, también pretenden adueñar- gélica de lo que sentimos, y nuestro cuerpo, donde re-
se de nuestras decisiones desde dentro, después de haber- suena el proceso interior con la novedad que surge den-
se infiltrado en nuestros sueños y deseos más puros. tro de nosotros. La paz y la alegría de una decisión, aun-
que sea la elección de algo doloroso y amenazador, sue-
Dios se manifiesta en nuestro deseo. Ahí sentimos lo
len ser la respuesta de Dios a la aceptación de su pro-
Él que nos propone y cómo nos va transformando para
puesta. Esto se puede resumir en la despedida con que
poder percibirlo y acogerlo. Dios no impone. Dios no
San Ignacio concluía sus cartas en muchas ocasiones:
atropella nuestros sentimientos. Dios expone su oferta de
vida nueva dentro de nosotros y se expone en la realidad «Plega a la eterna sapiencia darnos a todos sentir
juntamente con nosotros. Necesitamos esperar el tiempo siempre su santa voluntad y en ella hallar paz y con-
tentamiento y enteramente cumplirla» {Carta de Ig-
necesario para que la propuesta de Dios madure en nues-
nacio a Jerónima Oluja y Teresa Rejadell, 5 de abril
tro corazón y se nos haga transparente.
de 1549).
Ante la lucidez de las fuerzas oscuras que se mueven
dentro de nosotros, tenemos que discernir, tanto solos El discernimiento comunitario es muy importante en
como acompañados. Nadie puede decir por nosotros lo nuestra cultura individualista. Pero no es fácil. De la
que sentimos, y al mismo tiempo necesitamos compartir misma manera que todos llevamos dentro afecciones
desordenadas personales, también existen afecciones vierten, a medida que se van llenando de la experiencia
desordenadas comunitarias. El discernimiento comunita- positiva que buscan, en agradables y jugosas.
rio es muy exigente, y la comunidad necesita también sa-
lir del «propio amor, querer e interés» [EE 189] comuni- La mística: unirse a Dios en cada decisión
tario. Hay discernimientos comunitarios que bautizan
decisiones de un egoísmo de grupo que no se ha dejado Cuando decidimos bien, acogiendo la novedad que Dios
cuestionar a fondo por Jesús de Nazaret y por la realidad nos propone, nos sentimos unificados y entregados ente-
que tenemos a nuestro lado. ramente a Dios en un amor concreto. Decidimos en el
Somos conscientes de que la sociedad actual trata de Amor sin medida de Dios y nos sentimos unidos a Él en
crear en nosotros adicciones y compulsiones. Si no tene- el mismo querer que expresa toda nuestra persona. Pero
mos al instante el producto al que somos adictos, empe- no es una unión fusional donde me pierdo, donde me di-
zamos a sentir el síndrome de abstinencia. Con lenguaje luyo en Dios, sino una entrega en la que me encuentro
casi religioso hablan los técnicos del mercado de «fide- más yo mismo precisamente cuando me regalo, sin con-
lizar» a un cliente, de hacerlo fiel a una marca de tal ma- tabilidad ninguna, a Él y a su proyecto, cuando no me
nera que sólo esperen lo nuevo que esa marca ponga en busco en la complacencia de mi propio interés. De aquí
el mercado en cada estación del calendario, para com- nace un servicio que no es de esclavo ni de asalariado,
prarlo de manera compulsiva. También hablan de «blin- sino de hijos con el Hijo.
dar» los servicios de un profesional de tal manera que El mayor placer de Dios es también nuestro placer,
quede atado a la empresa por un número determinado de nuestro gozo, tanto en el recorrido del proceso de la dé-
años. Nosotros podemos vivir hoy la «profecía de la fi- cisión como en su contenido. Es lo que expresa San
delidad», en los compromisos de toda la vida y toda la Ignacio en su Diario espiritual al anotar lo que va suce-
persona, al Señor y a su pueblo. diéndole dentro en su discernimiento sobre la pobreza de
También existen adicciones positivas. Podemos la naciente Compañía. San Ignacio había pensado que
crear la necesidad de hacer ejercicio con un ritmo con- terminaría su discernimiento con una gran consolación
veniente, de detenernos y entrar en espacios de silencio que lo confirmase en la decisión. Pero pronto se da cuen-
para retomar nuestra vida, de orar con regularidad al le- ta de su engaño. No puede imponerle a Dios sus propias
vantarnos cada mañana, o de reconciliar el día antes de expectativas. Lo que busca entonces es lo que dé más
acostarnos cada noche. «Nos falta algo» y sentimos un placer a Dios, lo que le agrade, en la manera de termi-
desasosiego íntimo cuando dejamos alguna de estas nar el discernimiento.
prácticas habituales. No se trata de una fijación legalista «Tándem considerando, pues en la cosa no había di-
y superficial, sino de una necesidad de vida evangélica ficultad, cómo sería mayor placer a Dios nuestro Se-
que ya se ha metido en nuestras entrañas. Prácticas que ñor concluir sin más esperar ni buscar pruebas, o pa-
al comienzo podemos sentir forzadas y tediosas se con- ra ellas decir más misas, y para esto poniendo en
ffi Caminar sobre las aguas-

eleCciÓn -juzgaba y- sentía más placer sería a Dios vivimos una alianza de dos personas, Dios y cada uno de
nuestro Señor el concluir, y sentía en mi volición que nosotros, dando las mismas puntadas, escribiendo una
quisiera que el Señor condescendiera a mi deseo, es única carta, alfabetizando al mismo inmigrante o lanzan-
a saber, finir en tiempo de hallarme mucho visitado, do el mismo grito del indígena que defiende la selva
luego en sentir mi inclinación, y por otra parte el pla- amazónica de los depredadores que quieren arrasarla.
cer de Dios nuestro Señor, comencé luego a advertir
y quererme llegar al placer de Dios nuestro Señor» Pero no podemos engañarnos. Estamos siguiendo al
{Diario espiritual, 147). Dios humilde, que en su Hijo Jesús nos amó hasta el ex-
tremo y finalizó su vida experimentando el fracaso y la
Hay decisiones que cuestan sangre, una sangre que inutilidad. La decisión del amor verdadero es amar has-
rueda hasta el suelo. Se toman en la noche de Getsemaní, ta la muerte, no hasta que el tiempo o las adversidades
sin posibilidad alguna de conciliar el sueño. En la pasiór nos separen. Nuestra vida puede entrar en procesos de
de Jesús, los discípulos dormitan entre el miedo y la hui- humillación y de incomprensión tan profundos como la
da; y a la hora de hacer frente a la turba que viene a pren- incomprensión de las decisiones del Dios al que servi-
der a Jesús, reaccionan según esquemas viejos que no mos. ¿Podemos comprender el amor de Dios en todo su
tienen nada que ver con el estilo de Jesús: recurren a la exceso? Nuestro destino es permanecer al lado de ese ex-
espada y huyen con torpeza. No pararán de huir hasta la ceso incomprensible, ser su visibilidad en la historia,
mañana de Pascua, cuando Jesús los encuentra. Pero amar hasta el extremo, si queremos «permanecer unidos
Jesús, que ha sufrido la agonía de la decisión lúcida y al Amor» (1 Jn 4,16). Dios va a seguir presente con amor
dolorosa, se enfrenta a sus enemigos y afronta todo el re- fiel en los campos y calles de exterminio hasta que la úl-
corrido de la pasión como un testigo del amor del Padre tima persona sea aniquilada en las cámaras de gas, exha-
que quiere la vida del reino para todos. le su último aliento en la tortura o se extinga de hambre.
Al decidir lo que Dios me propone y empezar a rea- Cuando Jesús moría en la cruz, sentía la máxima lejanía
lizarlo, entro en una unión plena con Él. Ya no le digo del Padre; sin embargo, estaba en la máxima cercanía,
con meras unas palabras que sus pensamientos son tam- pues el Padre estaba allí ensangrentado acogiendo su vi-
bién mis pensamientos, o que mi corazón se une al suyo, da, que era la visibilidad en la historia del amor de Dios
sino que entro en una relación de toda mi persona que que nos es fiel hasta la muerte. Jesús nos ha amado has-
activa la creatividad de mi espíritu y las habilidades de ta el extremo. No sólo hasta el extremo humano, sino
mi cuerpo para trabajar con Él y como Él en la historia hasta el extremo de Dios (Jn 13,1).
concreta, donde hay que liberar el presente e inventar el Jesús recibe la transfiguración precisamente como
futuro para realizar ahí su proyecto de «vida verdadera». una confirmación gozosa de su decisión en medio del ca-
Un gozo muy profundo puede llenar nuestras vidas, aun- mino amenazante que acababa de iniciar al partir de
que estén sometidas a fuertes trabajos. En ese momento Cesárea hacia Jerusalén (Me 8,27). El cuerpo transfigu-
01 Caminar sobre las a g u a s -
La integración personal ^

rado será después el cuerpo crucificado. La Pascua, en su Sólo en ti


experiencia de muerte y resurrección, de gozo y angus- mi fantasía descansa
tia junto a los olivos de Getsemaní, nos atravesará más como brasa en la ceniza,
allá de lo que podamos planificar o comprender. Decidir o es incendio creador
unirnos al amor excesivo y humilde de Dios en proyec- con pinceles de llama
tos concretos, bien situados en la historia, puede ser un en la tela de la noche.
riesgo mortal. Este riesgo nos puede llevar a procesos
Sólo en ti
pascuales notorios y públicos, o a ir diluyéndonos en los
mi corazón se unifica
pequeños detalles de una cotidianidad que se ha entrega-
mientras una muchedumbre
do al Amor sin estridencia alguna, uniéndonos a la hu-
de nombres y de fechas
milde cotidianidad de Dios en la historia.
me recorren por dentro,
me agreden o me abrazan.
SÓLO EN TI
Sólo en ti
Sólo en ti mis decisiones cotidianas
mi cuerpo es mío son siempre de vida,
y es universal, cuando son agua pura en la roca,
es flexibilidad de junco o lodo que se arrastra
o tensión justa hasta el lago de tu casa.
de arco o de guitarra.
¡Sólo en ti!
Sólo en ti
mi razón se despega
de mi saber de andamios,
y mi «no saber» brinca
con júbilo de niño
por la llanura de tu porvenir.
Sólo en ti
los huéspedes de mi memoria,
alojados en ella para siempre,
alegran su rostro endurecido
o disuelven con ternura
sus halagos de nostalgia.
Lo integración en la realidad

III
La integración en la realidad

En la transfiguración, Jesús no sólo aparece plenamente


integrado en su persona cuando su cuerpo, pensamiento,
afectividad y decisión son alcanzados y unificados en el
encuentro con el Padre, que le confirma su subida a
Jerusalén para anunciar la «vida verdadera», aunque le
ocasione la muerte. También aparece plenamente inte-
grado en la realidad donde se realiza el reino de Dios. El
cosmos se concreta en el Tabor, un espacio ecológica-
mente apropiado para acercarse al Padre en una oración
profunda, y en la nube que acerca al Padre y lo esconde
al mismo tiempo. Jesús no está solo, pues va con otros,
con tres discípulos, y dialoga su subida a Jerusalén con
Elias y Moisés, los grandes profetas del Antiguo Testa-
mento. Jesús no se queda cautivo en el gozo de la expe-
riencia, como pretenden los discípulos, sino que baja al
camino donde se realiza la historia. A pesar de que sus
discípulos no lo entienden, Jesús se adentra cada vez
más en la soledad de su misión, se reúne con su comuni-
dad y los va formando en el camino. Tomaremos estos
cuatro elementos claves en nuestra integración en la re-
alidad: el cosmos, el otro, la historia y la comunidad.
Además de la ilustración del Cardoner, la otra expe-
riencia clave de Ignacio la vivió en la Storta, en su ca-
OB Caminar sobre las aguas La integración en la realidad

mino hacia Roma, en una pequeña capilla, muy cerca de de los pobres todas las cruces impuestas por la injusticia
la ciudad. Ignacio «sintió tal mutación en su alma y vio de las estructuras sociales y de las instituciones y perso-
tan claramente que Dios Padre le ponía con Cristo, su nas que mantienen operativas esas estructuras de saqueo,
Hijo, que no tendría ánimo para dudar de esto» (Auto- de exclusión y de muerte.
biografía, 96). A Jesús, que iba cargando la cruz, «el
Padre Eterno cercano le decía: Yo quiero que tomes a és-
te por servidor. Y así Jesús se lo tomaba diciendo: Yo 1. El cosmos: ¿cantera para el saqueo
quiero que tú nos sirvas. Y por eso, recibiendo gran de- o un hogar sin exclusiones?
voción a ese santísimo nombre, quiso denominar la Con-
gregación: la Compañía de Jesús» (Pedro Canisio); «Ig- Nuevo acercamiento al cosmos: de máquina a misterio
nacio me dijo que Dios Padre imprimió estas palabras en
Hoy la ciencia ya no aparece para muchos como con-
el corazón: Ego ero vobis Romae propitius» (Diego Laí-
traria a la fe, sino como aliada del asombro que nos
nez,FN 11,113).
conduce a una visión del cosmos como un misterio que
Este es un momento clave en la fundación de la Com-
ni conocemos ni controlamos en toda su complejidad
pañía de Jesús. Ignacio entiende que en Roma «habían
maravillosa.
de tener muchas contradicciones» (Autobiografía, 97).
Es una confirmación del propósito de Ignacio y sus com- «Las instrucciones contenidas en nuestros genes, en-
pañeros de ir a Roma para ponerse a disposición del Pa- trelazados en una sola espiral de ADN en cada una
pa como un grupo de «amigos en el Señor», para ser en- de nuestras células, llenarían unos mil libros de seis-
viados en misión por el «universo mundo». cientas páginas cada uno. Y tenemos miles de millo-
nes de células en el cuerpo. Nuestros cerebros son
Dirá Nadal: «Esta es una gracia especial concedida a
más complejos que cualquiera de los productos de la
la Compañía, no sólo una gracia personal de Ignacio. Por tecnología humana. Hay cien mil millones de centros
eso, hemos de notar que, si bien Cristo, resucitado de en- nerviosos en el cerebro, y cada uno de ellos mantie-
tre los muertos, ya no vuelve a morir, todavía sigue su- ne hasta 150.000 conexiones» (A. NOLAN, Jesús hoy.
friendo y llevando su cruz en sus miembros» (Mon. Nad. Una espiritualidad de libertad radical, Sal Terrae,
V, 52). Santander 2007, p. 167).
Si somos asociados a Jesús que carga con la cruz,
también somos asociados a todos cuantos hoy cargan «El noventa por ciento de cualquier átomo es espa-
igualmente con la cruz. Los «compañeros de Jesús» te- cio vacío. En ese espacio no hay nada, ni siquiera un
nemos la vocación de servir, de ayudar a cargar la cruz a hipotético éter. Pero los electrones y todas las demás
nuestros hermanos, de una manera especial a los más po- "partículas" que parecen girar dentro del átomo sur-
bres y excluidos. El compromiso por el reino de Dios gen de esa nada y vuelven a desaparecer en ella. En
busca transformar la sociedad para quitar de los hombros palabras del cosmólogo matemático Brian Swimme,
Caminar sobre las aguas - La integración en la realidad

"las partículas elementales emergen del vacío mis- los líderes de los pueblos, también hemos constatado una
mo..., este es el sencillo e impresionante descubri- presencia de más dirigentes de diferentes naciones que
miento..., en la base del universo hierve la creativi- en ninguna cumbre anterior. Las protestas pacíficas de
dad". Más adelante se expresa casi como un místico: los activistas fueron mayores y todos los acontecimien-
"Empleo la expresión «abismo que lo nutre todo» co-
tos tuvieron una amplia cobertura mediática. Los diri-
mo una manera de señalar este misterio que está en
gentes de los países ricos que más contaminan han que-
la base del ser... El universo no es lo que era antes.
No es una máquina, es un misterio"» (ibid., p. 71). dado en evidencia ante el mundo entero por su falta de
voluntad política para afrontar el problema, que tendrá
Los recientes descubrimientos en el universo, que si- repercusiones más trágicas en los países más pobres, que
gue hoy creciendo de manera impredecible para no- son los que menos contaminan.
sotros, y en el mundo subatómico, donde surge la vida,
nos dejan sorprendidos. El cosmos no es simplemente Un mundo más comunicado
una maquinaria de movimientos fijos, sino que hierve en Existe más comunicación a través de viajes, intercam-
plena creatividad. Si no se puede decir que esté vivo, al bios económicos, culturales, artísticos, etc. Un mundo
menos tiene mecanismos de autorregulación que sobre- más conectado posibilita la información, la solidaridad
pasan nuestra comprensión. permanente y la urgente ante casos de emergencia, como
Los prodigios de la tecnología actual creada por terremotos y huracanes.
nosotros no son contrarios a la fe, sino que nos llevan La mayor información de lo que sucede en cualquier
también al asombro religioso. Cuando vemos aterrizar parte del mundo crea en muchas personas el sentimiento
suavemente una nave espacial sobre el punto fijado de la creciente de que vivimos todos juntos la misma aventu-
superficie de Marte después de haber recorrido 275 mi- ra. Lo que sucede en un país repercute en el otro.
llones de kilómetros, nuestro espíritu se abre al asombro
de las sorprendentes posibilidades que están escondidas Las heridas que nos desafían
en la creación, que han sido confiadas a la humanidad y
que esperan que el ingenio humano las vaya descubrien- Las alambradas. Son cicatrices de la tierra en muchos
do poco a poco, en el momento preciso y en la justa me- casos. Un símbolo de injusticia, porque protegen los in-
tereses de personas privilegiadas y, al mismo tiempo, ex-
dida que nosotros somos capaces de manejar.
cluyen a los pobres. Determinan un dentro y un fuera. El
neoliberalismo ha hecho crecer los abismos que separan
Más responsables de la tierra
a los pueblos y a los grupos sociales.
A pesar de que la última cumbre mundial sobre el clima, Mientras en el tercer mundo se puede visibilizar con
celebrada en Copenhague, fue un fracaso, porque no se claridad la pobreza y la exclusión social en espacios bien
produjo ningún acuerdo significativo y vinculante entre conocidos (en las zonas marginales de las grandes ciuda-
^ Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

des y en el campo abandonado), en el primer mundo, en Jesús nace en los espacios pobres del mundo. Ac-
cambio, la exclusión está escondida, no es tan visible ni lo- tuando contra el impulso de la cultura, que con embrujos
calizable en espacios concretos y bien definidos, y los me- o contratos nos empuja a mirar hacia el centro y hacia
canismos de exclusión son complejos y muy elaborados. arriba si queremos ser significativos, tenemos que diri-
En los excluidos no existe conciencia de «clase», y más girnos hacia los espacios descalificados, y ahí mirar con
bien parecen náufragos aislados en el mar de la carencia. calma si queremos encontrarnos con el Dios de Jesús que
Las fronteras son expresión de la marginación de los se nos revela en la geografía marginal y en el vocabula-
pueblos pobres, succionados por el nivel de vida de los rio de los pobres: cueva, pastores, camino, rechazo so-
pueblos ricos, que da lugar a los flujos migratorios, al cial, sujeción al imperio, huida clandestina para salvar-
tráfico de personas y de drogas, a la venta del trabajo de se... A lo largo de su vida, Jesús se moverá por los terre-
los ilegales, a la «exportación del afecto maternal» hacia nos donde están los últimos, a los que busca: leprosos
los países ricos para cuidar a niños y ancianos, a la in- expulsados a las afueras de las ciudades; ciegos al borde
dustria del sexo... Con muros de hierro y de cemento, del camino; enfermos en los pórticos de la piscina don-
con barreras informáticas y cámaras de vigilancia, los de estaban confinados... En esos espacios él se hace ac-
países ricos, sin embargo, controlan sus fronteras. cesible a los que la sociedad rechaza. No se queda en
Vivimos en un cosmos agredido por el consumo frené- ningún Jordán ni en ningún templo, esperando que lle-
tico y la fruición instantánea, en el que no tenemos en guen a él los que necesitan algo. Él acude adonde están
cuenta el agotamiento de los recursos no renovables para los que no pueden ir a ninguna parte. Al final, morirá
las generaciones futuras, ni la contaminación del medio también en la geografía destinada a los ciudadanos peli-
ambiente, ni la desaparición de las especies, ni el calenta- grosos a los que había que eliminar para tranquilidad de
miento global, ni la amenaza que supone el cambio climá- los instalados. Las fronteras, las periferias del mundo,
tico para pueblos enteros y, a más largo plazo, para todos. nos siguen ofreciendo un espacio privilegiado para co-
¿Y qué ocurre con los laboratorios! ¿Acaso investi- nocer al Dios de Jesús.
gan para desarrollar las posibilidades de vida para todos Para Jesús el cosmos es una expresión de la ternura
o para el consumo superficial y voraz que reporta ga- del Padre, de lo importante que somos para Él. Nosotros
nancias inmediatas? valemos mucho más que los pájaros del cielo que él ali-
menta y que las flores de los campos que él viste de be-
llos colores para alegrarnos los días. Nadie tiene derecho
La tierra prometida
a apropiarse de los bienes de la tierra ignorando al pobre
El cosmos es una palabra de Dios. Lo ha puesto en nues- Lázaro que se sienta a la puerta. El rico no se da cuenta
tras manos para que lo «dominemos» (Gn 2,26), como de que Dios le ha asignado a Lázaro una cuota para vivir
traducimos en la Biblia en Occidente, o para que lo «cui- dignamente y que él se la está engullendo de fiesta en
demos» y «habitemos», como dicen en la de Oriente. fiesta (Le 16,19).
La integración en la realidad

La conversión al reino que Jesús ve despuntar por to- todo lo creado. Cada uno de nosotros existimos en el
da Palestina exige una nueva relación con los bienes de punto y la hora exactos donde confluyen los siglos de
la tierra. El reino que Jesús anuncia y su justicia es lo que evolución y la gravitación de los astros que se mueven
hay que buscar, y todo lo demás se nos dará por añadi- en sus órbitas precisas. El cosmos se está haciendo, y
dura (Mt 6,33). La relación codiciosa con el dinero hace nosotros somos ahora creadores con el Creador.
que éste se convierta en amo, y nosotros en sus esclavos En la meditación de los pecados, la creación está a
(Mt 6,24). nuestro servicio a pesar de los pecados. La leemos como
En varias ocasiones, en una zona desértica, fuera de una parábola de la misericordia de Dios, pues la tierra no
los espacios que los dirigentes controlaban, congregó a se ha abierto para sorbernos en los abismos [cf. EE 60\
una multitud de personas que, después escuchar sus en- Nos situamos delante del «universo mundo» [EE
señanzas, fueron capaces de compartir lo que tenían has- 95], dispuestos a ser enviados a cualquier parte, supe-
ta saciarse. Es un hecho simbólico que nos indica hacia rando fronteras de cualquier tipo, urgidos desde dentro
dónde debemos caminar y qué es lo que hace posible el por el impulso del reino que alienta en nosotros y le da
milagro de compartir, que es mucho mayor que el prodi- sentido a nuestra misión.
gio de producir. Con mirada universal, contemplamos la tierra entera
El criterio de juicio sobre el valor de la vida humana desde la mirada de la Trinidad [EE 102] para ver cómo,
es la manera en que nos hemos relacionado con los des- en un pequeño punto del tiempo y del espacio, se encar-
pojados, los que no tienen ni tierras ni nacionalidad, los na el Hijo para ser la salvación de todos los pueblos y ge-
confinados entre rejas que no pueden moverse por los es- neraciones. En el Jesús arrastrado hacia las afueras de
pacios libres y bellos de la creación, los heridos de la vi- los ejecutados contemplamos a todos los crucificados
da pegados a sus catres de enfermos (Mt 25,31-46). por su pobreza o por su profecía. Al final, el sepulcro,
A sus seguidores nos congrega cada día el mismo símbolo del triunfo del mal estructural del pueblo judío
milagro de la Eucaristía. Pero ahí celebramos que Dios que encierra al ajusticiado, se abre, se rompen los sellos
no sólo nos da de manera distante lo que necesitamos pa- imperiales, y los guardianes del imperio no pueden hacer
ra vivir, sino que él mismo es el pan que comemos, que nada para detener esa novedad de Dios surgiendo libre
nos transforma para ser capaces de producir los bienes desde el fondo de la piedra que lo apresa inútilmente en
de la tierra y compartirlos entre todos. las afueras de la ciudad.
El cosmos se convierte en una palabra de amor cons-
tante, en el que Dios trabaja conmigo, por mí y por toda
Ante el «universo mundo»
persona, y en el que yo también realizo mi amor a Dios.
El cosmos aparece como obra del creador en el «Princi- Cada paso que doy sobre la tierra está sustentado por la
pio y fundamento» [EE 23]. «El hombre es creado», en mano de Dios. Las cosas creadas se convierten en men-
presente, y el creador mantiene una relación de vida con sajeras, en sacramentos. La creación se puede convertir
La integración en la realidad

en un símbolo del don de Dios mismo, pues nosotros no creatividad. Los invisibles virus y bacterias que nos en-
estamos hechos para conformarnos con cosas, que van ferman o los grandes terremotos y huracanes que nos es-
reduciéndonos a nosotros mismos a cosas, sino para el tremecen son un desafío. Sabemos que los barrios pobres
encuentro con el Tú inagotable que nos permite ser per- están construidos en los lugares donde las lluvias arrasan
sonas al crecer sin fin en Él [cf. EE 230-237]. con todo periódicamente, pero no hacemos lo suficiente
para que esos ranchitos se puedan construir en espacios
seguros. No es lo mismo un terremoto en Japón, donde
La ascética: un cosmos habitable
los edificios se construyen para resistir seísmos, que en
El cosmos es la primera palabra del Dios de la vida. un país pobre con casas de adobe.
Todos buscamos una relación sana con el cosmos, como Tenemos que realizar dos aprendizajes importantes:
expresión de una relación sana con Dios y con los de- encontrar de vez en cuando espacios de la naturaleza no
más. Es el escenario donde desarrollamos nuestra exis- contaminados por las imágenes y los ruidos de la cultu-
tencia. El cosmos está vivo y mantiene una interacción ra del consumo, y al mismo tiempo, aprender a relacio-
constante con nosotros. Si lo cuidamos, nos responde narnos con Dios en medio de los estímulos que los am-
con generosidad; si lo agredimos, corrompemos sus bientes ordinarios encaminan con astucia electrónica ha-
ofertas de vida. Nos ofrece lo suficiente para la alimen- cia nuestros sentidos. Todos, y no sólo las élites privile-
tación y el descanso de todos. Es un cofre de posibilida- giadas de la economía o del espíritu, necesitamos espa-
des inimaginables que la ciencia va abriendo cada vez cios de belleza, de tranquilidad y de contemplación.
que realiza un nuevo descubrimiento, tanto en lo incon- Cuando los estímulos externos disminuyen su inten-
mensurable del universo como en los mínimos elemen- sidad, entonces empezamos a escuchar mejor los estí-
tos. Bulle constantemente en la prodigiosa diversidad de mulos de nuestra interioridad. No sólo tenemos una sen-
la vida para ofrecernos a todos las mejores posibilidades. sibilidad más fina para percibirnos a nosotros mismos,
La tierra concreta nos ofrece el humus fértil donde sino también la voz de la realidad que ha entrado dentro
echar nuestras raíces humanas y cósmicas. Nos marcará de nosotros, y las ofertas discretas del Espíritu que se
para siempre. Podremos decir: «yo soy de aquí». Influirá asoman a la puerta de nuestra apertura al Absoluto.
en nuestra personalidad. No es lo mismo crecer en me- El desafío de la cotidianidad puede ser muy retador
dio de montañas solitarias que en el centro de una ciudad cuando nuestra vida se desenvuelve en medio de ruidos
bulliciosa, en las estepas heladas o en las playas del tró- que contaminan y publicidades agresivas. Pero la mira-
pico. En esa experiencia cósmica nosotros encontrare- da contemplativa puede descubrir ahí mismo la acción
mos a Dios de una manera muy concreta, como una tie- de Dios. Crear esa mirada alternativa nos permitirá des-
rra que alimenta nuestra existencia original. cubrir a Dios surgiendo entre realidades inhóspitas.
Dentro del cosmos hay elementos que no hemos lle- No podemos perder la sensibilidad ante un cosmos
gado a controlar y que son un reto constante a nuestra convertido en una presa codiciada por todos cuantos lo
BB Caminar sobre las aguas- La integración en ia realidad

explotan de manera injusta, oprimiendo a otras personas «Al peregrino tocó ir con Fabro y Laínez a Vicenza.
con salarios de miseria y trato indigno. Tampoco pode- Allí encontraron una cierta casa fuera de la ciudad,
mos desentendernos del desafío ecológico, porque noso- que no tenía ni puertas ni ventanas, en la cual dor-
tros no nos sentimos directamente afectados en estos mían sobre un poco de paja que habían llevado. Dos
momentos. Hoy día, lo que se deteriora en cualquier de ellos iban siempre a pedir limosna en la ciudad
país nos afecta a todos. Cualquier tierra es nuestra tierra. dos veces al día, y era tan poco lo que traían que ca-
si no podían sustentarse. Ordinariamente comían un
Tenemos aquí la tarea de crear una ecología sana, le-
poco de pan cocido, cuando lo tenían, y cuidaba de
jos del despilfarro que engulle los bienes de las personas
cocerlo el que quedaba en casa. De este modo pasa-
que yacen famélicas a las puertas del mundo rico. No só- ron cuarenta días no atendiendo más que a la ora-
lo contemplamos la belleza que nos lleva a Dios, sino tam- ción» (Autobiografía, 94).
bién la injusticia y la depredación, que nos llevan a crear
una alianza con Dios para liberar y cuidar la creación. El paisaje se alia con el estado de ánimo del peregri-
no Ignacio, que iba sufriendo por el ayuno y los muchos
La mística: un cosmos habitado kilómetros recorridos para visitar al español que le había
La belleza y sabiduría de mares y desiertos, del cielo y de robado su dinero en París y que ahora estaba enfermo.
los bosques, de la tierra y de los espacios siderales, des- «Pasado aquel pueblo con este apuro espiritual, su-
piertan la admiración y la unión con el Creador. En los biendo a un altozano, le comenzó a dejar aquella cosa
primeros pasos de su conversión, el cielo era para Ignacio y le vino una gran consolación y esfuerzo espiritual,
de Loyola una fuente de consolación que lo fortalecía. con tanta alegría, que empezó a gritar por aquellos
campos y hablar con Dios, etc. Y se albergó aquella
«Y la mayor consolación que recibía era mirar el cie- noche con un pobre mendigo en un hospital, habiendo
lo y las estrellas, lo cual hacía muchas veces y por caminado aquel día 14 leguas. Al día siguiente fue a
mucho espacio, porque con aquello sentía en sí un recogerse en un pajar, y al tercer día llegó a Ruán. En
muy grande esfuerzo para servir a nuestro Señor» todo este tiempo permaneció sin comer ni beber, y des-
{Autobiografía, 11). calzo, como había determinado» (Autobiografía, 79).

En algunos episodios de la vida de los grandes mís- Todo creyente suele tener espacios sacramentales a
ticos, los espacios pobres ofrecen un cuadro propicio pa- los que está ligada alguna experiencia de Dios que le ha
ra una vida de oración intensa, como le sucedió a Igna- marcado la vida de manera significativa. Los que viven
cio en la cueva de Manresa, excavada en la roca en las una relación intensa con Dios tienen también su Tabor,
afueras de la ciudad, y en la pequeña capilla de la Storta, su monte Horeb o su Getsemaní. El Horeb y el Tabor son
al final del camino recorrido a pie hacia Roma. Esa fue espacios de experiencias gozosas; Getsemaní lo es de ex-
la experiencia de Ignacio y sus compañeros en Vicenza. periencias de dolor, pero donde Jesús sintió la presencia
aguas- La integración en la realidad

del Padre que le dio fuerzas para afrontar la pasión. To- COMUNIÓN CÓSMICA
dos tenemos nuestro Nazaret, espacios en los que hemos I
descubierto a Dios en la sencillez de la cotidianidad y Huésped tuyo
que pueden guardar para nosotros un sabor sacramental en este bosque
que dura toda la vida. de tus afanes milenarios,
El trabajo de los campesinos para producir los ali- con qué rapidez acudes
mentos, implica para muchos una unión profunda con el a todos mis sentidos
misterio de la tierra que le da un sabor especial a su ta- grises y arañados.
rea. En la lucha por una distribución justa de la tierra, Ocre, rojo, blanco,
por conseguir espacios habitables para los marginados salpicados sobre el verde
de una cuidad o para defender la selva de las madereras de todos los matices,
depredadoras, también se puede experimentar una co- me buscan alegres
munión profunda con el Dios que mantiene viva la crea- y me inventan por dentro
ción para todos. con gozo y primavera.
Los elementos del cosmos tienen un destino de eter- Aromas sin etiqueta
nidad. También ellos caminan al encuentro definitivo me llegan con derroche
con Cristo. Quien percibe esta dimensión de la realidad desde el humus y las hojas.
hace una experiencia profunda de Dios, activo en todo el Me dejan en la garganta
cosmos, y entra en comunión con Él. Impresiona de qué un sabor de familia
manera el cosmos puede hacerse transparente para algu- reunida para la fiesta.
nas personas hasta ver a Dios que trabaja cuidando la Rumores de libertad,
creación entera. Las palabras de Pablo pueden reflejar la cantos alados de colores
verdad de esta diafanía: «En El vivimos, nos movemos y inventan música
existimos» (Hch 17,28). en mi cuerpo concertado.
El Apocalipsis expresa poéticamente esta integración Campesinos sin paga
del cosmos en la reconciliación definitiva: «Y escuché a resucitan en los senderos
todas las criaturas, cuanto hay en el cielo y en la tierra, y me ofrecen su mano amiga
bajo tierra y en el mar, que decían: "Al que está sentado de podas y plantaciones.
en el trono y al Cordero, la alabanza y el honor, la gloria
¡Tú me recreas!
y el poder por los siglos de los siglos"» (Ap 5,13).
Me llevo dentro el bosque
como un abrazo inasible.
Lo integración en la realidad

Hecho ya parte de mi, para cortar en segundos


en tu eternidad se adentra. caobas de cien años;
ruge con motor obsesivo
II en la compulsión de su girar;
ni mira dónde lo llevan,
A fuego lento ni sabe bien a dónde va.
el sol calienta un árbol
de corteza cenicienta El bosque fiel
sin flores y sin hojas. trabaja la vida sin descanso,
pero la codicia ciega
En este tronco,
lleva compulsión y fuego
¿está incubando el sol
en sus entrañas seducidas
una primavera
con el fermento de la muerte.
de flores y de frutos,
o lo está secando IV
para que caiga a tierra Bajo las hojas secas
y sea el abono fértil no hay minas ni violencia
de otras floraciones? para el paso confiado.
Entre vida y vida, Aquí sólo explota la vida
¿dónde está la muerte? en las semillas enterradas.
En la curva de los senderos
III no hay redes al acecho,
Día y noche, amenazante, sino intimidades sin explorar
llega el rumor de la ciudad que besan la existencia.
que nunca se detiene, En la punta de los cipreses
filtrado por hojas y distancias; no hay huida hacia lo alto,
suena a crepitar de horno sino tierra que sube al cielo
que abre sus fauces de fuego en búsqueda de horizontes.
hacia los árboles que crecen, En las ramas de las palmas
amenaza como sierra no hay lanzas amenazantes,
con su ejército dentado sino brazos de bailarina
de acero y de avaricia, que nos invita a una danza.
Caminar sobre las aguas La integración en la realidad

V Está siendo creado para mí.


En esta soledad humana
Crecen los troncos
sólo yo puedo acogerlo
como la búsqueda de monjes
y alojarlo para siempre
en sus claustros verticales.
en mi novedad sin fin.
Se abren en adoración No dejaré en el aire
los capiteles de las palmas, tu mano extendida,
y las copas despliegan su liturgia ni tu palabra susurrada,
de bóvedas trémulas. ni tu beso, ni tu vino.
En este monasterio sin testigos Ya caminas dentro de mí,
de cedros, caobas y laureles, y tu presencia me recorre
la creación entera por los últimos capilares
trabaja, canta, ora de mi misterio abierto
y reparte vida eterna al soplo de tu caricia.
por las venas del mundo.
VII
VI Esta palabra tuya
Sumergido en el bosque, es humilde y anterior
camino por la hondura íntima a minaretes y campanas,
de su oleaje verde a catedrales y pagodas,
que se mece en las alturas. a textos sagrados,
y minuciosos rituales.
Aquí te comunicas conmigo
por todos mis sentidos, Presencia sustancial
música y color, sin apellidos ni banderas,
tu mano de brisa en mi piel, es creación surgiendo
aromas primigenios, aquí y ahora mismo
proximidad cósmica rompiendo aguas,
y ternura compartida. tierras, semillas,
cortezas y horizontes,
Este instante original es lenguaje para todos
nunca antes había existido creando la mudez común
ni lo habías pronunciado. y reverente del asombro.
La integración en la realidad

Todos aspiramos Después ofrecerás el pan


el mismo aire perfumado de tu locura expuesta
sobre nuestras cabezas para todos los siglos
como incienso puro. en el cerro seco del calvario.
Todos asentimos Tanto se ahonda la vida
al dogma universal en tu muerte temprana,
de la vida que se regala que ya corre tu sangre
sin pedirle a nadie por los veneros secretos
su credo o pasaporte. donde se hunden las raíces
de la comunión humana.
Todos comulgamos
el brillo del sol ¡Un temblor de resurrección
en el haz de las hojas, estremece los silencios
generosa multiplicación de las plantas y las rocas!
de peces fugitivos en el aire
sobre olas vegetales.
Todos tomamos en la mano 2. El otro: ¿conexiones útiles o relaciones fecundas?
este pan sin propietario
que nunca agota su belleza, Existimos en relación
ni raciona su sabor,
El yo sólo puede reconocerse y afirmarse en la relación
ni degrada su aroma.
con un tú. «Cuando se dice "Tú", se dice al mismo tiem-
Todos los fieles a la vida po "Yo", del par verbal Yo - Tú» (Martin Buber). Todos
acuden a este templo necesitamos leernos en otros ojos para ir descubriendo
tuyo y nuestro quiénes somos y desarrollar todas las posibilidades que
para la celebración llevamos dentro, para construir nuestra propia identidad.
de tu ritual humilde Somos relación, y nos hacemos o deshacemos en la rela-
con vocales cotidianas. ción. La ausencia de relación es también una manera de
situarnos ante el otro.
VIII Exponernos a las diferencias nos permite ser. El otro,
Esta es la primera comunión el diferente de mí, es la posibilidad de algo nuevo que
de tu sabiduría ofrecida amplía mi corazón, mi casa, mi visión de la vida..., y me
a todo paladar humano. ayuda a crecer. Cada persona es una pincelada que am-
Caminar sobre las aguas-
La integración en ia realidad

plía el cuadro del ser humano y un matiz del Dios crea- timientos etéreos que se evaporan con el clic sobre el te-
dor que sólo se manifiesta en esa persona. Las innume- clado. Hay personas que viven con intensidad toda una
rables diferencias que pueblan la tierra hoy están al al- red de relaciones virtuales, pero son incapaces de esta-
cance de nuestros sentidos. No sólo en las pantallas, si- blecer relaciones verdaderas con las que están a su lado.
no también por las calles de las principales ciudades del Sin embargo, los medios de comunicación interper-
mundo nos encontramos con gentes de diferentes razas, sonal nos ofrecen también la posibilidad de mantener re-
religiones y culturas. laciones profundas que en otras épocas de la historia no
Al mismo tiempo, la cultura individualista que nos podrían existir. La extensión de los contactos nos puede
envuelve nos dificulta desarrollar verdaderas relaciones abrumar, pues no es posible mantener relaciones de cier-
con los otros. El proceso de individualización, en el que ta calidad con tantas personas como nos podemos en-
cada uno tiene que ir construyendo su personalidad, sin contrar en los distintos espacios donde se mueve nuestra
la configuración a la que nos inducían en otras épocas las vida: en el trabajo, en los viajes, en los centros de ocio...
instituciones básicas de la familia, la religión, la escuela Nuevos contactos surgen constantemente, y antiguas
y el Estado, nos obliga a un ejercicio de autenticidad que amistades que se habían perdido aparecen ahora de re-
puede librarnos de adhesiones superficiales, pero que es pente por la pantalla de nuestro ordenador reviviendo el
difícil de alcanzar. La fragilidad del yo que emerge de pasado. Es necesario dosificar la intensidad de la rela-
este proceso segrega incertidumbre y sospecha en la re- ción en cada caso. En medio de esa diversidad, se pue-
lación con los demás. den mantener algunas relaciones de gran profundidad
Fuerzas muy poderosas del mercado y de la política que nos ayudan a crecer como personas y a ensanchar
intentan configurarnos a su imagen y semejanza, pertur- nuestro corazón con nuevas visiones de la realidad.
bando la relación con nosotros mismos y con los demás.
La verdadera relación con los otros es una necesidad Encuentro de «identidades inciertas»
esencial, pero encuentra obstáculos en la cultura indivi-
dualista, que tiende a situar el propio yo en el centro pro- ¿Cómo influye en la relación con el «otro» el encuentro
tegido de todo lo que pueda perturbar nuestro bienestar. de «identidades inciertas», tan propias de nuestro tiem-
po, con una «confianza básica» en sí mismas tan débil?
Siguiendo el pensamiento de Bauman, Helena Béjar nos
Más conectados, pero ¿mejor relacionados? resume algunas características de la identidad actual que
Hoy la tecnología nos ofrece el prodigio de conectarnos flota en la «vida líquida» (H. BÉJAR, Identidades incier-
al instante y en cualquier geografía con los demás, a tra- tas: Z. Bauman, Herder, Barcelona 2007, pp. 127-135).
vés de los teléfonos móviles e Internet. Pero eso no quie- a) Son personalidades autorreferenciadas. «Una vez
re decir que estemos mejor comunicados en una relación que hemos asumido que las instituciones y los
de calidad. Numerosas relaciones virtuales sólo son sen- proyectos históricos que gobernaban nuestras vi-
aguas- :ion en

das y orientaban nuestra existencia han naufraga- cepción de la vida como supervivencia» (p. 129).
do, la autodirección y la autoafirmación son un Se piensa que de esta forma las rupturas afectivas
deber» (p. 126). Esta autoafirmación «se cree au- no afectarán ni a uno mismo ni al otro.
tónoma, pero se transforma en compulsiva y obli- e) Lo que cuenta es establecer vínculos en red para
gatoria» (p. 2). La falta de referencia a lo trascen- tener éxito, sin depender de relaciones afectivas
dente, a valores compartidos de manera casi uni- que pesan y quitan ligereza, tanto en el mundo la-
versal, parece libertad, pero supone un encerra- boral como en el privado. Lo importante es arrai-
miento en sí mismo que empobrece la existencia. garse en sí mismo, «única instancia dotada de una
b) Es una identidad temporal, «un yo con forma de cierta permanencia en un mundo complejo, in-
tablilla donde se puede escribir, borrar y escribir cierto e inevitable» (p. 131). «La fragilidad del
de nuevo; una identidad temporal hecha de una hombre contemporáneo se explica por la falta de
serie de episodios, cada uno cerrado en sí mismo, creencias que no sean autorreferenciadas y la ne-
como si fuera una colección de fotos» (p. 127). cesidad, al mismo tiempo, de establecer relacio-
En esta situación, «olvidar, más que aprender», es nes ligeras y descomprometidas» (p. 132).
lo importante para poder escribir de nuevo.
Los puestos inestables de trabajo en las grandes em-
c) En vez de mantener una identidad sólida, «la presas, la convivencia en espacios protegidos por el mie-
identidad es plural, abierta», pues hay que «tener do a lo que pueda llegar desde fuera, los espectáculos
las opciones siempre abiertas». «El mundo social masivos de diversión, los transportes que llevan de un
contiene una plétora de oportunidades inexplora- lugar a otro a incontables personas que viajan juntas sin
das y posibles, como estilos diversos y al alcance encontrarse, propician conexiones funcionales y pasaje-
de todos» (p. 127). ras que no dejan huella en la persona que se desplaza sin
d) La «flexibilidad» es fundamental para saber hacer pausa por el mundo líquido.
surf en las relaciones difíciles, que son como las El estrechamiento de la interioridad, que se vive en
olas que no podemos dominar. Flexibilidad es gran medida ocupada por el flujo siempre en movimien-
también versatilidad, «capacidad de cambio en un to de las sensaciones que nos absorben, no favorece el
mundo proceloso». Es además moverse con lige- encuentro profundo con el propio yo ni, por consiguien-
reza, sin atarse a «objetos, viviendas, ocupaciones te, tampoco con el otro.
y personas» (p. 128). «La volubilidad y la tempo- Muchas víctimas de nuestros países competitivos ri-
ralidad de los compromisos afectivos aparecen cos, que se han quedado sin nada y sin nadie mientras
más y más como una prueba de racionalidad, de van rodando hacia el abismo, y que acuden a las institu-
saber adaptarse al medio. Y la ligereza constituye ciones de ayuda, no buscan sólo «objetos» para sobrevi-
ya una estrategia vital racional dentro de una con- vir, como ropa, comida, vivienda..., sino verdaderos en-
minar sobre las aguas- La integración en la realidad

cuentros para existir. Una joven que había ido cayendo eos destructores, con proyectos que me hieren, con
hasta el fondo de la sociedad me decía un día, mientras amargura que se mezcla con el agua que bebo cada día.
acariciaba con su mano derecha las cicatrices que le que- Es un desafío grande entrar en relación sana con esta
daron en su muñeca izquierda desde el día en que se cor- persona. Pero en su frente yo puedo ver el signo de dig-
tó las venas: «Yo no quiero dinero, sino que me ayuden nidad que Dios escribió sobre Caín para que todos lo res-
a recobrar mi dignidad, a ser persona». petemos. Respetar es amar. Ser hijo es algo que nunca se
pierde.
Todos somos don y límite al mismo tiempo, oferta y
La pluralidad de los encuentros
carencia, acogida y agresión. Tan importante es ser cons-
El otro puede ser un don que me complementa. Puede ser cientes de nuestro don como de nuestro límite. El límite
alguien que desde su amor, sabiduría, fuerza o ubicación asumido también puede ser una puerta indicada para
social me está ofreciendo algo que yo necesito. Y, sobre avanzar en una relación: es la «puerta pequeña» del
todo, puede ser una persona con la que puedo compartir evangelio que nos obliga a agachar la cabeza para entrar.
mi intimidad y establecer una verdadera comunión que
me saca de la soledad original que somos cada uno de
Dios se hace un Tú en Jesús
nosotros. Sin la relación con el otro, nos vamos dismi-
nuyendo y nos diluimos. Uno de los castigos mayores Jesús es un Tú que crece en medio de nosotros en una re-
que se le puede hacer a una persona para quebrarla es lación de máxima calidad con personas que lo querían y
confinarla en una celda solitaria. En mí crece algo para que asumieron sin condiciones su futuro imprevisible.
los demás, que vendrán a buscarlo en algún momento, y Poco a poco, al ritmo lento de los procesos humanos, se
en los demás crece algo para mí y esperan que yo vaya a fue haciendo un hombre, plenamente él mismo.
buscarlo. Si nadie lo busca, se sentirá como un árbol lle- Cuando Jesús se acercó a Juan el Bautista, ya había
no de frutos maduros que se van pudriendo en sus ramas. adquirido una consistencia capaz de asumir el gran com-
El otro puede ser alguien que vive algún tipo de po- promiso de anunciar la llegada del reino. Ese momento
breza que me saca de mi egoísmo, interrumpe mi pro- clave de transición se confirmó cuando oraba después
gramación, detiene mi paso y amenaza mi tiempo, mis del bautismo. «Tú eres mi Hijo muy querido, mi elegi-
proyectos, mi dinero o mi afecto. do» (Le 3,22). No sólo Juan el Bautista, sino también el
El otro puede ser una diferencia que me desinstala completamente Otro le dijo «Tú».
cuando se presenta ante mí. El emigrante de otra cultura, Cuando Jesús iba por los caminos, le saltaban a la
el creyente de otra religión, el agnóstico... me mueven a vista todo tipo de personas. A todas estaba abierto, no só-
ensanchar mis conceptos y mi corazón. lo a los judíos piadosos. Se dejó sorprender por la fe y el
El otro puede ser una amenaza real para mí. Un Caín buen corazón del centurión romano interesado en la sa-
que anda por la vida armado con mecanismos psicológi- lud de su criado (Mt 8,5), por la mujer sirofenicia (Me
Caminar sobre las aguas-
La integración en la realidad

7,24), por la samaritana con su mundo afectivo roto (Jn


4,4), por los varones que querían lapidar a la mujer adúl- En definitiva, el anuncio del reino es el encuentro
tera (Jn 8,1)... Para cada persona -mirada desde el amor, con una persona, con la Palabra encarnada del Padre, que
no desde el rigor paralizante de la ley- tenía un gesto y se explicitará en parábolas y en signos. Sin encuentros
una palabra única que le abría como una llave su futuro. verdaderos, en los que mutuamente nos hacemos perso-
Los que no pertenecían al pueblo de Israel le ensancha- nas, no es posible anunciar y construir el reino de Dios.
ron su misión, que en principio él comprendía sólo des-
tinada a las ovejas del pueblo judío, le mostraron que se En el encuentro con el Otro, me encuentro
extendía a todos los que encontraba por el camino con
sus carencias lacerantes expuestas con la fe que desper- El que hace los Ejercicios Espirituales va a entrar en sí
taba en ellos su persona. Jesús no sólo enseñaba. Tam- mismo para encontrarse con su verdad y ser capaz de
bién aprendió de los descalificados todo el alcance de su transformarse internamente para asumir su vida. En el
misión. No transmitió el reino como un catecismo apren- fondo de su intimidad se encontrará con el Otro, que
dido de memoria, sino en verdaderos encuentros de cali- surge desde lo más hondo de sí mismo y ante el cual pue-
dad insuperable. de decir su propio yo sin trampa, porque se siente respe-
En Jesús, Dios tiene un rostro humano que establece tado y querido por el Tú infinito.
verdaderas relaciones en las que se da y se recibe, abra- Este viaje hacia su profundidad sólo puede realizar-
za y es abrazado. Dios se acerca a nosotros más accesi- lo con la ayuda de otra persona que lo vaya acompa-
ble a los sentidos que en la brisa de Elias o en la zarza de ñando en ese camino. El que da los Ejercicios le ayuda-
Moisés. No sólo vino a decirnos una palabra, sino que rá en la medida en que esté atento a lo que vive el ejer-
necesitó de nosotros para ser él mismo la Palabra de citante y le dé «modo y orden» para avanzar en ese en-
Dios y para que cada una de sus palabras tuviese acento cuentro con el Otro. El acompañante deber ser respetuo-
humano al ser elaborada en el encuentro con personas so, y el que hace los Ejercicios transparente.
concretas, para las que iba creando gestos y parábolas Todos los Ejercicios son un gran encuentro con el
que los guiasen hasta el fondo del misterio. A lo largo de completamente Otro que le cambiará la vida al ejerci-
su vida se dejó conmover siempre por los otros que fue tante con una impredecible novedad propuesta por Él y
encontrando, y desde esos encuentros comprendió su mi- con un ensanchamiento del alma que le permitirá asumir
sión, el misterio del reino, y se comprendió a sí mismo. esa novedad. En el encuentro sin trampa con el Otro se
Muchos enfermos y pecadores se acercaron a Jesús transformará radicalmente, no ante una tabla con los
con gran confianza. En algunas ocasiones, ni siquiera mandamientos más importantes y los más minuciosos
sabían quién era Jesús. Pero fue tal la calidad humana preceptos de la ley, ni ante un jefe que manda con órde-
del encuentro que muchos sanaron de sus enfermedades nes cifradas que sólo él conoce.
y cambiaron radicalmente de vida (Jn 5,13). Este encuentro con el Otro removerá nuestro pasado,
se adentrará en nuestro universo interior menos cons-
Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

ciente. En el centro de nuestros Ejercicios nos detene- Sólo el encuentro con la diferencia nos permite en-
mos a contemplar con calma el Tú encarnado en Jesús. sanchar nuestra casa, crecer como personas y anunciar el
Discerniremos lo que Dios hace en nosotros y lo que nos reino de Dios. En el otro crece algo que está destinado a
propone, hasta que llegue el momento en que ya tenga- mi propio crecimiento, o se abre una carencia que está
mos la consistencia para escoger de manera personal la esperando mi propio don. Nos resulta fácil acoger la di-
oferta que él nos presenta delante de nuestra libertad, de ferencia cuando llega en forma de comunión que llena
nuestro yo que ha sido liberado del desorden afectivo y mi soledad o plenifica mi vida de cualquier manera. Pero
llenado de la pasión por Jesús y su reino. nos resulta amenazador acoger al otro cuando lo percibi-
Si es en el encuentro donde descubrimos y asumimos mos como presencia que desequilibra mi instalación. El
lo que Dios nos propone, también será el encuentro Dios diferente es a veces desequilibrante, porque nos de-
constante con él en las actividades de la vida lo que nos ja ciegos con una pregunta para que aprendamos a mirar
permita vivirlo. La «contemplación para alcanzar amor» la realidad de manera nueva, como hizo con Pablo cami-
nos ayuda a afinar nuestra sensibilidad para descubrir al no de Damasco (Hch 9,5).
Señor trabajando por cada uno de nosotros de tal mane- Una pregunta clave es: ¿de qué manera están presen-
ra que la relación con el Otro que nos ha cambiado no se tes en mi vida los diferentes, porque pertenecen a otras
diluya al terminar los Ejercicios, sino que se profundice religiones o culturas, los que sufren algún tipo de caren-
en los compromisos de la vida cotidiana. cia física, psicológica o económica y los amenazantes,
En la vida ordinaria yo descubro que en el encuentro porque pueden golpear mi sensibilidad, mi reputación o
con todo otro me estoy relacionando también con el mi integridad personal?
Otro. De esta experiencia nace la «reverencia amorosa» La ascética no es algo artificialmente impuesto. Si yo
{Diario espiritual, 181), la «humildad amorosa» (ibi- entro en el territorio del otro de una manera respetuosa y
dem) con que me relaciono con Dios en la oración, y con vulnerable, no sólo tolerándolo, sino acogiéndolo con su
todo otro por los caminos de la realidad. diferencia, ya me estoy disponiendo para el encuentro
con Dios, que sostiene la vida de todos, que se esconde
en el misterio de ese otro que tengo delante. Cada paso
Ascética: el encuentro con el otro hacia el otro es al mismo tiempo un paso dentro del mis-
Encontrarse a fondo con otra persona es siempre una aven- terio de Dios, en quien todos subsistimos.
tura que no se sabe dónde acabará. Establecer hoy verda- Cuando entramos en el mundo de los pobres, entramos
deros encuentros entre «identidades inciertas» es un de- en una geografía donde se experimentan carencias de mu-
safío. El individualismo, que se atrinchera en la cultura ac- chos tipos diferentes. La vivienda, la alimentación, los ser-
tual para proteger su propio bienestar, está necesitado de vicios públicos... nos pueden someter a privaciones que
encuentros de calidad que lo salven de su esterilidad narci- abran dentro de nosotros un espacio interior donde puede
sista y lo dispongan para ayudar también a otras soledades. entrar la riqueza que allí mismo encontramos, pero que no
Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

es fácil de percibir y de acoger si nos acercamos hartos de armados de lanzas, de leyes mortales y de odio. Sólo
suficiencia. Podemos encontrar en ellos una fortaleza in- Dios puede perdonar así y revertir el curso de las histo-
combustible para emerger desde las ruinas una y otra vez, rias de cada uno de nosotros. En el corazón pobre y hu-
para luchar día a día por la supervivencia de la familia que milde de Jesús se realizó ese milagro.
Dios les ha dado, una acogida que comparte con nosotros Los grandes santos suelen ser maestros del encuen-
la ternura que ha crecido desde el dolor serenado en sus co- tro. Nosotros somos la misma persona cuando nos en-
razones abiertos a la Bondad infinita. contramos con Dios y cuando nos encontramos con los
Cuando Ignacio y los primeros jesuítas se hospeda- demás. Por eso mismo, la calidad del encuentro humano
ban en los hospitales públicos donde se acogía a los ca- mide la verdad del encuentro con Dios.
minantes pobres y donde iban muriendo los enfermos en Ignacio daba mucho tiempo a las «conversaciones
condiciones dolorosas, en aquellos tiempos de medicina espirituales», en las que dialogaba sobre la vida de Dios
rudimentaria, no sólo los estaba enviando a un espacio en las personas. Recomendaba prestar la máxima aten-
pobre y austero, sino a encuentros humanos con los se- ción a lo que los demás deseaban expresar y comunica-
res más vulnerables. Ahí se realizaba una experiencia de ban, especialmente si eran «menores»:
la vida humana y de Dios que permitía después hablar de «En el negociar con todos, y máxime con iguales o
manera nueva en los templos, en las calles o en el aula menores según dignidad y autoridad, hablar poco o
del Concilio de Trento. Cuando peregrinaban a pie por tarde, oír largo y con gusto, oyendo largo hasta que
los caminos de Europa, no sólo buscaban la dureza del acaben de hablar lo que quieren, después respon-
camino como si el dolor mereciese gracias de Dios, sino diendo las partes que fueren, dar fin [...], la despedi-
porque el avanzar con los demás caminantes les daba da presta y graciosa» {Carta de Ignacio a los Padres
realismo y encuentro con personas del pueblo con las Broet y Salmerón: «Del modo de negociar y conver-
que compartían relatos e incertidumbres. Un aprendiza- sar en el Señor», Septiembre 1541).
je necesario no sólo para caminos ocasionales, sino para
las calles de cada día, para el lodo y para el asfalto. Ignacio no es rígido, sino que se adapta a cada situa-
ción. Con los tentados ofrece otra directriz diferente de
Es en el amor al enemigo, en el orar por los que nos la del poco hablar.
agreden y nos ofenden (Mt 5,43-48), donde el encuentro
con el otro alcanza su punto culminante. Es ahí donde el «Con los que sintiéramos tentados o tristes, habernos
graciosamente con ellos, hablando largo, mostrando
espíritu humano hace cambiar el rumbo de la historia,
mucho placer y alegría, dentro y fuera, por ir al con-
donde detiene y orienta hacia la vida un torrente desbor-
trario de lo que sienten, para mayor edificación y
dado de odio y rabia que se precipitaba hacia el abismo. consolación» (Ibidem).
Jesús en la cruz abre, con el perdón a quienes lo crucifi-
caban, un horizonte de vida nueva no sólo para los otros Francisco Javier instruye a los que iban a misionar a
crucificados, sino también para los que estaban a su lado la India. Lo realmente importante es leer los libros vivos,
más que los libros muertos. Interesarse con detalle por la tros humanos. Los encuentros pueden estar muy sutil-
vida de los demás. mente convertidos en negocio de diferentes tipos: afecti-
vo, económico, de prestigio social..., y necesitan ser pu-
«También os informaréis de las muchas demandas,
burlas que por vía de justicia se hacen, y por falsos rificados por la experiencia mística, donde Dios nos
testimonios, sobornos, amistades y otras cosas donde transforma realmente el corazón.
se niega y encubre la verdad; de manera que dicién-
doos en suma, en ninguna cosa aprovecharéis tanto en
La mística: la debilidad y la fuerza del Otro en el otro
las almas a los hombres de esa ciudad como sabién-
doles sus vidas muy menudamente; y este es el prin- La mística se comprende aquí a partir del encuentro con
cipal estudio que ayuda a las almas. Esto es leer li- Dios en el otro, sea quien sea. Hay personas para quie-
bros que enseñan cosas que en libros muertos escri- nes se ha trasparentado esta realidad en un momento de-
tos no hallaréis, ni os ayudará tanto para fructificar en terminado, y su vida ya nunca fue la misma. «Yo soy
las almas, cuanto os ayuda saber bien estas cosas por
Jesús, a quien tú persigues», le dice Jesús a Pablo (Hch
hombres vivos que andan en el mismo trato; siempre
9,5). Es sorprendente cómo el valor de una vida humana,
me hallé bien con esta regla. [...] Estos son los libros
con todas sus complejidades, se resume en un juicio su-
vivos por los que habréis de estudiar, así para predi-
car como para vuestra consolación» (citado por X. mamente sencillo: «Lo que hicisteis con uno de mis her-
LÉON-DUFOUR, San Francisco Javier, Mensajero / Sal manos más pequeños lo hicisteis conmigo» (Mt 25,40).
Terrae, Bilbao / Santander 1998, p. 153). No dice Jesús que lo considerará como si le fuese hecho
a Él, sino que se lo hicimos a Él.
Le da mucha importancia a la relación en el anuncio Cuando el otro es alguien brillante, cercano, amable,
del evangelio. «Hacer amistades» es una ocupación es- con el que comulgo, es más fácil percibirlo como un sa-
piritual para Francisco. cramento del encuentro con Dios. Esa persona puede po-
tenciar mis cualidades y llenar mi vida de dinamismo y
«Como llegamos a Sanchón, hicimos una iglesia y de sentido. De hecho, amores humanos como el matri-
dije misa cada día hasta que enfermé de fiebres. Es-
monio, el noviazgo, la paternidad, la maternidad o la
tuve enfermo quince días; ahora, por la misericordia
amistad son empleados en la Biblia como lenguaje para
de Dios, hallóme con salud. Aquí no faltaron ocupa-
hablar de la relación de Dios con cada persona y con su
ciones espirituales, como en confesar y visitar enfer-
mos, hacer amistades» (citado por X. LÉON-DUFOUR, pueblo.
op. cit., 255). Dios también es carencia en el otro. Dios nos necesi-
ta. Lo más triste que hay en la vida de una persona es
El encuentro con el otro nos dispone para el encuen- cuando nadie lo necesita. Las carencias profundas que
tro con Dios, de la misma manera que el encuentro pro- encontramos en los demás pueden despertar en nosotros
fundo con Dios nos hace capaces de verdaderos encuen- dinamismos creadores de vida. ¿Qué sucede en nosotros
Caminar sobre las aguas La integración en la realidad

cuando experimentamos que es Dios mismo el que nos Lo primero que nos presenta Jesús es a un judío que
necesita? ha sido asaltado, golpeado, despojado de todo y dejado
No es tan fácil sentir a Dios en el otro cuando es per- medio muerto al borde del camino. El silencio de ese
cibido como una amenaza para mi estabilidad, como al- hombre es un grito dolorido de Dios a todo el que pase
guien que viene a agredirme y despojarme. Un punto a su lado.
culminante de la relación humana es el amor al enemigo. Vemos que, precisamente porque el asaltado es un
«Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os per- grito de Dios, la manera de actuar ante él mide la calidad
siguen» (Mt 5,44-45). El texto de Lucas es todavía más de la vida de los que se acercan a él, su verdad religiosa
explícito: «Amad a vuestros enemigos, tratad bien a los y humana, su relación con Dios. Por eso el asaltado se
que os odian; bendecid a los que os maldicen, rezad por convierte en juicio último y universal. Es lo más defini-
los que os injurian. Al que te golpee en una mejilla ofré- tivo y profundo y tiene validez para todos los pueblos y
cele también la otra, al que te quite el manto no le nie- todos los tiempos. El sacerdote y el levita que bajaban
gues la túnica» (Le 6,27-29). Las espirales destructoras del templo, relacionándose con Dios en los sacrificios ri-
entre personas y pueblos se quiebran désele e\ amor al tuales, son juzgados porque dan un rodeo para que las
enemigo. El perdón de Jesús en la cruz abre la historia heridas de ese hombre no vayan a herir su sensibilidad.
entera a la esperanza. Sabían encontrarse con Dios en la sangre de los anima-
Me quiero fijar en la parábola del buen samaritano les sacrificados y en el incienso que subía hacia las bó-
que auxilia al judío, su enemigo ancestral. Es una vía de vedas del templo, pero no fueron capaces de descubrirlo
acceso a esta experiencia mística, en la que Jesús se ex- en la sangre derramada del herido ni en ese halo de mis-
presa a sí mismo tratando de sacar a la luz lo que ahí es- terio que nos sobrecoge a todos cuando nos tropezamos
tá escondido bajo un manto de sencillez como sólo Jesús con un hombre en el abismo. No se habla en la parábola
sabía expresarlo en las parábolas. de los que asaltaron al hombre, sino de los que no hicie-
Ciertamente, el buen samaritano es una imagen de Je- ron nada cuando lo descubrieron asaltado. Y es que en-
sús que se conmueve ante nuestras heridas, nos sana y nos tre hacer algo y hacer daño no hay un término medio,
devuelve a la vida. Le llamaron despectivamente «samari- que sería no hacer nada. Ese tercer camino se asimila al
tano» en algunos momentos. Todos somos invitados a que daña, pues cuando uno puede hacer un bien y no lo
identificarnos con el samaritano (Le 10,25-37). Pero Jesús, hace ante una persona que necesita, está haciendo daño.
que vivió en conflicto permanente con la sinagoga desde el El pasar de largo no es inocente en la parábola de Jesús.
comienzo de su vida hasta la cruz, es también el asaltado Este aspecto ya lo había señalado Jesús en la sinagoga de
al borde del camino. Si lo percibimos en esas heridas y Cafarnaún cuando interpeló a los dirigentes judíos que lo
acudimos a sanarlo, entonces cambiará nuestra mirada y espiaban para ver si curaba en sábado al hombre del bra-
nuestra actitud ante todo tipo de despojo, porque Dios es zo paralizado. Jesús lo saca de las sombras, del margen,
también una carencia herida que necesita de nosotros. lo pone en medio y pregunta: «¿Qué está permitido en
IE3 Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar les. El diferente y descartado se convierte en un creador
muerte?» (Me 3,4). Por ninguna parte aparece una terce- para los dos pueblos. Y lo hace precisamente desde una si-
ra posición, que sería la de «no hacer nada». El que pue- tuación de desastre: la de un hombre arrojado a la cuneta
de hacer bien y no lo hace, daña. de la vida. ¿Será que los espacios creadores son de mane-
Aparece en la escena otro hombre marginado, el di- ra privilegiada los márgenes, las orillas, donde acaban las
ferente, el que tenía otra concepción religiosa, el heréti- seguridades, las certezas, los saberes? En muchas ocasio-
co para un buen judío, el enemigo. Para sorpresa de los nes, ¿nos llegará la salvación desde los que nos han ense-
oyentes, ese hombre se deja conmover en su corazón, y ñado desde siempre a verlos como una amenaza?
desde esa conmoción interna se acerca al asaltado, le cu- Lo que nos salva es encontrarnos con Dios en el otro,
ra las heridas, lo carga sobre su modesta cabalgadura y pero no sólo como un Dios fuerte del que recibo, sino
lo lleva a la posada. Adopta una conducta de riesgo, por- como un Dios débil que me desinstala, me confunde en
que andar con un asaltado por los caminos peligrosos en- mis seguridades egoístas y me posibilita ofrecer lo me-
torpecía su paso, lo hacía a él mismo más vulnerable a jor de mí mismo que estaba paralizado. Esa es la salva-
los ladrones y sospechoso ante las autoridades, precisa- ción: Dios débil está realmente necesitado en el otro y se
mente por ser él un samaritano, enemigo público de los expone en un silencio herido delante de mí.
judíos. Y el asaltado era judío. Al mismo tiempo, lo tra- La parábola adquiere un nuevo significado cuando yo
ta con una gratuidad sin medida. Le da un dinero al due- me sitúo en el lugar del judío asaltado. También nosotros
ño de la posada y le dice que lo cuide hasta que él regre- podemos ser golpeados y sacados del camino. Heridas
se de nuevo hacia Samaría, sin ponerle un límite en los viejas, circunstancias que nos agreden de repente, acci-
gastos. Así nos encontramos con un «diferente» que in- dentes, quiebra de la salud y otras situaciones imprevisi-
esperadamente se convierte en la exégesis viva de la bles, pueden echarnos al margen mientras la vida pasa de
Escritura, que dice: «Amarás al Señor tu Dios con todo largo a nuestro lado. En ese momento podemos experi-
tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con mentar cómo personas, con una gratuidad sorprendente,
toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo» (Le se detienen ante nosotros, nos escuchan, nos vendan las
10,27). «Ve y haz tú lo mismo», le dice Jesús al doctor heridas y nos ayudan a ponernos de nuevo en camino. A
de la ley que se acercó para preguntarle qué debía hacer veces las que nos ayudan son personas que no conocía-
para heredar la vida eterna. mos ni volveremos a ver, pero también ellas perciben en
Con su modo de actuar, el samaritano, el que no con- nosotros, de alguna manera, a ese Otro que vive en el fon-
taba para los judíos, se convierte en el creador de una nue- do de toda persona y que despierta nuestras mejores po-
va relación, de una nueva manera de entender la convi- sibilidades. Habernos encontrado con un samaritano en
vencia entre esos dos pueblos superando con su actitud esos momentos nos hace esencialmente mejores.
una práctica de siglos que parecía completamente sensata Si Dios es humilde al identificarse en su hijo Jesús
e intocable y refrendada por claros argumentos doctrina- con el samaritano proscrito y con el asaltado echado fue-
12 Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

ra del camino, también nosotros somos invitados a vivir ¡Cuántos gestos perdidos
esta misma humildad. que no se dirigen a nadie
No es fácil acoger en nosotros esta experiencia mís- son una plegaria que te busca
tica, pues nos puede llenar de un fuego que nos queme en lenguaje cifrado,
muchas relaciones superficiales, interesadas, acomoda- y tú los besas con ternura
das, que nos aislan y protegen. Pero precisamente esta en su corazón incomprensible
parábola, en la que una persona sin nada, en la cuneta de para los que estamos a su lado...!
la vida, sin nombre ni referencias, se convierte en el cen-
A veces miramos
tro de atención y es atendida por otra identidad despres- con un filtro de recelo
tigiada, puede ser para nosotros inspiradora para tantos a estos profetas menores
encuentros entre «identidades inciertas». de la condición humana.
DIFERENTES Ellos manifiestan en el rostro
lo que nosotros escondemos.
Fiesta en La Habana
También nosotros somos
de jóvenes con síndrome de Down
un poco ciegos,
Hoy tu diferencia parcialmente torpes,
ha subido al escenario desconcertados,
vestida de fiesta. solos y perdidos
Colores de Caribe encendido entre la muchedumbre
giran al ritmo de la danza. que esconde sus heridas
Todas las miradas están fijas en ellos, en colores de camuflaje
eterno deseo humano de existir y pasos que resuenan.
en otros ojos limpios, También nosotros estallamos
de ser mirados sin codicia en lágrimas repentinas
de tiempo y de rango, en la soledad deshabitada
con pausa y con amor. y buscamos algún hombro,
¡ Son sus minutos de estrella alguna caricia que nos sane.
en el firmamento humano!
¡Al fin, también Tú eres mirado En algún momento del camino,
en tus criaturas más queridas, desde el embrión humano,
Dios humilde, emprendieron una vía diferente.
misterio de frágiles sonrisas No están hechos para competir,
y lentos ademanes! ni negociar con astucia,
Caminar sobre las a g u a s - La integración en la realidad

ni ocupar los primeros puestos justas al capitalismo, pero él mismo eliminó a millones
de las escalas humanas. de personas y destruyó instituciones justas cuando trató
No son negocio rentable de crear una sociedad nueva. El socialismo real ha caído
donde invertir nuestra vida en los países del Este europeo. Otros países socialistas
para buscar los intereses. buscan otro modelo.
Son seres gratuitos El capitalismo, en su versión neoliberal, ha aumenta-
que despiertan do las diferencias entre las clases sociales y entre los
nuestro amor más puro. pueblos. Ha creado sociedades de consumo voraces que
¡Qué bien los expresan son una amenaza para todo el planeta. Es un «capitalis-
los colores alegres mo salvaje», en expresión de Juan Pablo II.
la danza, Dios actúa en la historia dialogando constantemente
la música con nosotros, de tal manera que ni los descalabros más
y el canto! grandes logran extinguir en la humanidad la esperanza de
construir un mundo más humano. Percibir la acción de
Les has enviado ángeles
Dios en medio de los acontecimientos, tanto en los mo-
que jueguen con ellos,
mentos más brillantes como en los más tenebrosos, y unir-
que les enseñen el camino
nos a sus propuestas de «vida verdadera», es el fuego que
de la belleza y la sonrisa, el Espíritu mantiene siempre vivo en nuestros corazones.
para expresar la melodía
que les suena dentro,
que los sana y los encanta. La sociedad desencantada
¡Nos dejan en el alma Con la caída de las utopías se ha producido un desen-
un beso de tu misterio canto. Ya no hay grandes proyectos de transformación
que nos hace humanos! de la sociedad que logren unificar la visión de los pue-
blos, sus esfuerzos, su esperanza. Como consecuencia
del desencanto, se da un retraimiento de la política y de
3. La historia: ¿sucesión de episodios lo público. Lo que queda intangible es...
o apuesta por lo germinal?
«...el individuo y su cada vez más proclamado dere-
La caída de las utopías cho a realizarse» [...] «de modo que, si el proceso de
personalización introduce efectivamente una discon-
La caída de las grandes utopías nos libera de las ideolo- tinuidad en la trama histórica, también es cierto que
gías de la modernidad que prometían alcanzar el «paraí- persigue, por otros caminos, una obra secular, la de
so» aquí en la tierra. El socialismo nace de las críticas la modernidad democrática-individualista» (G. Li-
Caminar sobre las aguas La integración en la realidad

POVETSKY, La era del vacío, Anagrama, Barcelona por una competitividad que no permite vacilaciones ni
2002, p. 12). siente compasión por los que no pueden seguir ese ritmo
sin sosiego. Los términos que utiliza evocan el imagina-
Se busca vivir en el Instante, en el presente, disfru- rio religioso:
tando de los bienes accesibles sin hacerse grandes pre-
guntas sobre la historia humana ni el sentido de la vida. «Entre usted en un supermercado, en un híper, reco-
rra las calles comerciales de una ciudad: de inmedia-
La sociedad de consumo ofrece siempre productos nue-
to se da usted cuenta de que ha penetrado en el Jardín
vos para llenar el vacío interior. El encanto efímero de la
de las Delicias, en el paraíso terrenal. Todos los sue-
nueva sensación parece el único futuro razonable.
ños acariciados antaño por los hombres están reuni-
En los países ricos se ha instalado la «cultura de la dos aquí» (p. 47). «Lo que sorprende, lo que subyu-
queja», en la que se critican las condiciones de vida en ga, es esa intimidad inmediata con el lujo desde los
esos países, las más mínimas molestias, olvidándose de primeros pasos. Se huele aquí un aroma a tierra pro-
las condiciones de las inmensas mayorías empobrecidas. metida donde la miel y la leche fluyen en abundan-
De esta manera se le roba la queja a los que realmente cia, donde la humanidad por fin se redime de sus ne-
tienen derecho a quejarse, los excluidos del festín, los cesidades» (p.49).
que sólo son buscados cuando interesan, y se cierra la
puerta a cualquier cuestionamiento que pudiera deterio- El consumismo es una manera de vivir que llena todas
rar el consumo voraz de la abundancia. las horas de cada día y se recicla constantemente en cada
El progreso, que en otros tiempos despertaba entu- estación del calendario. La persona se llena de adicciones
siasmo y fortalecía la decisión de trabajar para un futuro y compulsiones, porque las sensaciones estudiadas por los
mejor con ayuda de las nuevas tecnologías, hoy despier- técnicos del comportamiento humano y de la comunica-
ta sospecha e incertidumbre. Un rayo láser puede devol- ción se introducen hábilmente por nuestros sentidos, se
verle la vista a un ciego o conducir una bomba hasta un alojan en los surcos siempre abiertos de nuestras necesida-
refugio de niños inocentes. des naturales o artificiales y se van adueñando de nuestros
En este malestar cultural ha habido intentos de reen- sentimientos, sueños y decisiones. Hay mucha adicción y
cantar la realidad. Pascal Bruckner, en su análisis sobre mucha compulsión, pero poca pasión. Dice el sociólogo in-
la sociedad actual {La Tentación de la Inocencia, Ana- glés A. Giddens, en su libro Un mundo desbocado: «Nin-
grama, Barcelona 1999), describe dos intentos de re- guno de nosotros tendría algo por lo que vivir si no tuvié-
encantamiento muy unidos entre sí: el consumismo y la ramos algo por lo que vale la pena morir» (p. 63).
diversión. La diversión es el otro gran intento de reencantar el
El consumismo se constituye en la auténtica tierra mundo:
prometida, a la que hay que llegar a través del desierto «Al margen de la opinión de cada cual, hay que re-
de los trabajos duros, ingratos muchas veces, impuestos conocer que el consumismo y la industria de la di-
Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

versión son una creación colectiva extraordinaria sin rizontes ni sentido. Tal vez sea la música, por su capaci-
equivalente en la historia. Por primera vez, los hom- dad de evocar dimensiones muy hondas del ser humano,
bres borran sus diferencias de clase, de raza, de se- una expresión privilegiada de la experiencia difusa de lo
xo, y se funden en una sola multitud dispuesta a atur- sagrado, sobre todo en los grandes conciertos donde mi-
dirse, a divertirse sin pensar en nada más» (p. 71). les de jóvenes participan con una euforia compartida, co-
«En esas catedrales de la vida alegre el ser humano mulgando en el misterio que se presiente.
se libra de la pesadilla de la historia (y de su propia Es difícil escapar de esa cultura de la diversión y del
historia), olvida las tempestades del exterior y recu- consumismo, pues constituye una atmósfera que llega a
pera una simplicidad imprescindible» (p. 71). «Este
todas partes perfectamente dirigida a cada uno de nues-
arsenal de baratijas mediático-mercantiles sólo es-
tros sentidos, hecha imagen, aroma, sonido, sabor y tex-
boza un espejismo de lo sagrado: se muestra incapaz
de instaurar lo que sigue siendo privativo de las reli- tura, con impactos cada día más brutales para aturdir, o
giones, el espacio de una trascendencia. Pese a su más sutiles para filtrarse hasta los últimos rincones de
compromiso de redimirnos a todos colectiva y per- nuestro yo inaccesible. En esta cultura es difícil que pue-
sonalmente, nunca es suficiente, y hacen falta otras dan asumirse los grandes desafíos de la vida personal y
muletas, otros narcóticos más eficaces. [...] Se desea social, de la solidaridad que debemos vivir todos en este
lo que ningún objeto puede dar: la salvación laica, la planeta transformado en aldea global, en casa común. El
transfiguración» (p. 75). consumismo y la diversión parecen el «pan y circo» ro-
manos en versión digital y globalizada, que llega a noso-
Podemos presenciar auténticas liturgias seculares de tros las veinticuatro horas del día. Al acceder a mi pági-
la diversión, del entretenimiento, en algunas actividades na de Internet leo durante las últimas semanas: «Antes,
deportivas y culturales. Las personas aparecen como fer- durante y después del partido. El fútbol nunca termina».
vorosos creyentes de líderes y estrellas, sus auténticos Hemos pasado de los mártires y de los héroes, figu-
ídolos, y se entregan a su causa con toda devoción, lle- ras de la modernidad, a los famosos, que son el modelo
van en su cuerpo, en ropas y tatuajes, los signos de equi- a contemplar en las sociedades líquidas. Estos famosos
pos y organizaciones, esperan largas horas para conse- son los que salen constantemente en los medios y buscan
guir una entrada y participar del espectáculo, para ver aparecer, aunque sea a costa de escándalos bien pensa-
pasar a su ídolo en la ráfaga de algunos segundos, pasan dos y a veces muy bien remunerados. Hay muchas per-
frío, calor, y se desplazan de un sitio a otro con fervor de sonas que tienen fama bien fundamentada por sus nota-
peregrinos y cruzados. Enfrentan a sus adversarios, co- bles contribuciones a la humanidad, pero no buscan apa-
rren riesgos, gastan su dinero. Esa es la pasión de su vi- recer tanto. No nos referimos a estos. El mártir moría por
da, entregada a ídolos y modas que sólo duran unos mi- una fe más allá de cualquier ganancia constatable en la
nutos de esplendor en la pasarela roja del universo me- historia; el héroe moría por una nación y buscaba la efi-
diático, en medio de una cotidianidad desabrida, sin ho- cacia histórica en favor de su pueblo. Los famosos, las
Q Caminar sobre las aguas- La integración en ia realidad

celebridades, no mueren por nadie. Los medios esparcen rentes naciones. El diálogo justo de la libertad y la segu-
por el mundo su éxito con aureola virtual. Algunos du- ridad nos podría abrir el futuro.
ran un instante en la pantalla como estrellas fugaces, Pero la dimensión utópica de la vida humana no ha
otros duran algo más, pero pueden caer de un día para muerto. Encontramos hoy causas, como la ecología, que
otro como se desploma un edificio cuando los periodis- reúnen a personas de todos los pueblos y clases sociales
tas les descubren los pies de barro. en una lucha por salvar el planeta de todos. Los foros in-
ternacionales sobre la justicia se congregan bajo el lema
«La sociedad moderna líquida de consumo convier-
te las hazañas de los mártires, los héroes y todas las «Otro mundo es posible». Muchas ONG canalizan la ge-
versiones híbridas de unos y de otros en hechos sen- nerosidad de personas solidarias que buscan un mundo
cillamente incomprensibles e irracionales y, por con- más habitable para todos. Muchas comunidades cristia-
siguiente, atroces y repulsivos. Esa sociedad prome- nas se congregan cada día con el corazón disponible en
te la felicidad fácil, alcanzable por medios nada he- torno a la utopía de Jesús para asumir la historia. Es lo
roicos y que, por tanto, debería estar - tentadora y contrario de una publicidad de agua mineral: «Vive a tu
gratificadora- al alcance de todo el mundo o, mejor manera. Fluye como el agua».
dicho, de todos los consumidores» (cf. Z. BAUMAN,
La Vida Líquida, Paidós, Barcelona 2006, p. 66).
El dinamismo más hondo de la historia
El centro de la predicación de Jesús es el reino de Dios,
En las sociedades actuales aparecen dos realidades que crece en el interior de la historia desde el Padre co-
que resultan difíciles de armonizar: la libertad y la se- mo un don que nunca se detiene y que atraviesa la reali-
guridad. Una y otra son atributos de una vida plenamen- dad por su mismo centro, en un movimiento de libera-
te humana. En algunos países hay mucha libertad indivi- ción y de vida para avanzar hasta la reconciliación de to-
dual, pero proliferan los abusos, los robos, la droga, la do en Cristo al final de los tiempos. El reino transforma
tenencia de armas, las bandas organizadas, el tráfico de y reconcilia a cada persona y al conjunto de la sociedad.
mujeres y de niños... La competencia económica, mal re-
Jesús lo anuncia en medio de una sociedad oprimida
gulada por los gobiernos, favorece el enriquecimiento
por el mayor imperio de su tiempo, que se defendía con
desmesurado de algunos ciudadanos y provoca la mise-
ejércitos perfectamente preparados de cualquier agresión
ria de muchos. En otros países, por el contrario, nos en-
armada procedente de fuera y de cualquier grupo disi-
contramos con sociedades muy controladas y seguras, en
dente que surgiese dentro.
las que todo está regulado, la creatividad y la iniciativa
El reino de Dios no llega como una ideología, sino
personales apenas tienen posibilidades, y la producción
como un acontecimiento que Jesús, con su sensibilidad
de los bienes necesarios para vivir es muy escasa. Estos
de profeta, ve surgir ya en las personas concretas con las
dos elementos dialogan de distintas maneras en las dife-
que se encuentra. Anuncia el reino con parábolas que lo
[n Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

explican y con signos que permiten verlo desplegando fianza en el Dios de la historia (Me 4,26-29). Hay
ya su fuerza de vida. que acogerlo y confiar.
Estructurando y resumiendo la enseñanza de Jesús
d) El reino llega desde el Padre, que es nuestro ser-
sobre el reino de Dios, podemos afirmar:
vidor, como don nuevo, impredecible; por eso te-
a) El reino de Dios nos llama a convertirnos a la vi- nemos que estar siempre despiertos para acoger-
da plena y nos ofrece el perdón sin condiciones lo y discernirlo de otras novedades falsas, porque
que nos permite entrar en ella. El don de Dios nos también en medio de la noche de la historia lle-
hace orientar nuestra existencia hacia la Vida. Es gan los ladrones para apoderarse de nuestra vida
un don irreversible que ha sido plantado en nues- (Le 12,35-40).
tra tierra y que crece hasta la cosecha. Todos so-
mos invitados a entrar en la vida verdadera, re- e) El reino pasa por nuestra persona, necesita de
gresando al encuentro con el Padre (Le 15,11), nuestra colaboración, es una propuesta de Dios, no
dejándonos llevar sobre los hombros de Dios has- una imposición. Al atravesarnos y dinamizarnos
ta el hogar (Le 15,4), permitiendo que Él nos sa- para crear esa propuesta, el futuro va marcándose
que de en medio de la basura y nos coloque con con nuestra originalidad, y nosotros mismos nos
gozo en la palma de su mano (Le 15,8). convertimos en creadores del futuro. Ningún ta-
lento nuestro puede quedar ocioso (Mt 25,14-29).
b) El reino no excluye a ninguna persona, se ofrece
a todos. No deja a nadie saqueado en la cuneta. f) El reino introduce una novedad que crea conflic-
Por eso mismo pasa por los últimos, los pequeños to con los instalados en su poder, en su riqueza o
y sin poder, los desahuciados de la vida, los ex- en su justicia religiosa. También lo crea dentro de
cluidos por cualquier razón. Hay que acoger a los cada uno de nosotros en lo que tenemos de in-
que están al borde del camino, como Dios mismo crustados en las posiciones confortables de este
hace. Los pobres se convierten, de mendigos de la mundo. El desafío es vivir el conflicto de manera
historia, en creadores de la novedad de Dios en creadora sin que nos desintegre. Hay que asumir
dicha historia (Mt 5,13-14; Le 10,25-37). el conflicto, el fracaso, la pasión, como algo inhe-
rente al seguimiento de Jesús. Los instalados nos
c) El reino llega como un don del Padre, como algo
combatirán (Mt 21,23-40).
pequeño que tenemos que cultivar, pero que ya
lleva dentro la plenitud de la cosecha, de la mis- g) El reino de Dios llegará a su plenitud, como ya
ma manera que el grano de trigo ya lleva dentro llegó en Jesús resucitado. La certeza de la cosecha
el pan compartido en la mesa. Crecerá sin que se- nos lleva a celebrar siempre y a testimoniar con la
pamos cómo. Es un don misterioso, como el ges- alegría de la Pascua el triunfo definitivo del reino
tarse y crecer de una semilla, y pide nuestra con- sobre cualquier fuerza de opresión que pretenda
La integración en la realidad

absolutizar la historia con su ideología o reducir- Entregados a su persona, nos ofrecemos desde nuestra
la a sus proyectos y realizaciones concretas. pequenez para colaborar en la construcción de su reino,
(Le 14,15-24). sin saber todavía lo que nos va a proponer. Sólo siendo
fieles a la realidad, en las orillas donde parece agotarse
y en el diálogo con Jesús, iremos descubriendo todos los
Servidores de la «vida verdadera» [EE 139]
acentos nuevos de la vida que suscita en cada etapa del
Somos creados para ser creadores del futuro, a imagen camino.
y semejanza del Dios creador. Sólo siendo creadores po- En la contemplación de los misterios evangélicos va-
demos ser nosotros mismos. Nos realizamos como per- mos comprendiendo cómo es Jesús, enteramente lleno
sonas al colaborar con el reino de Dios, que reconcilia del reino. Nos vamos impregnando de su modo de pro-
los fragmentos no como quien cose un pedazo de tela ceder. El mismo nace sometido al imperio, viaja a Belén
nueva en un vestido viejo, sino creando un vestido nue- «para conocer subyección a César» [EE 264], vivirá en
vo, sistemas sociales y políticos nuevos, desde situacio- conflicto con la sinagoga desde los comienzos de su pre-
nes desgarradas. dicación en Galilea y morirá «bajo el poder de Poncio
Las realidades de opresión, de exclusión y de muer- Pilato». Entre uno y otro extremos de esa opresión en la
te que destruyen nuestro mundo globalizado, fragmen- que discurre su vida, transmite el reino en la cercanía de
tando en pedazos pueblos, culturas y personas, y que son los encuentros, en los que enseña y sana, devolviendo la
el «pecado del mundo», no son la última verdad. No es dignidad a las personas, poniendo en pie a los caídos y
cierto que estamos en el final de la historia y que sólo de- situando en el centro de la comunidad a aquellos a quie-
bemos ocuparnos de los pequeños relatos. El perdón de nes el sistema judío y romano mantiene paralizados en
Dios, que asume nuestra historia personal y comunitaria los márgenes. En la contemplación vamos descubriendo
desde las situaciones más hundidas, desde los infiernos su propuesta concreta para cada uno de nosotros. Esa
de la historia, está siempre presente como gracia que sa- oferta de vida nueva estará siempre viva, nunca se apa-
na, abre el futuro y nos lo confía de nuevo cuando se nos gará en su surgir desde Dios hasta nosotros.
ha ido de las manos. Se nos agotan las ideologías como Asumimos su estilo de pobre y humilde servidor pa-
antorchas que se extinguen en la noche de la historia; se ra ser nosotros también como él [cf. EE 147]. En ese
deterioran y se derrumban los sistemas sociales y políti- aparente desvalimiento se revela la humildad de Dios,
cos transitorios. Pero la oferta de Dios sigue siempre vi- que todo lo rehace desde abajo, en un diálogo de apertu-
va y nueva. El Espíritu nos inspira siempre «la vida ver- ra al poder infinito del amor inagotable. Sólo el Amor es
dadera» [EE 139J. todopoderoso en la historia.
Tenemos que entrar en la historia, donde crece el rei- La pasión por el reino nos lleva a sufrir la pasión [EE
no, que es para todos. Vemos a Jesús resucitado, «rey 197] en compañía de Jesús y de todas las víctimas de los
eterno, y delante de él todo el universo mundo» [EE 95]. sistemas injustos que intentan reducir la realidad a su
^2 Cominar sobre las aguas- La integración en la realidad

medida, a sus limitadas ideologías, paralizando la vida o a persona el diálogo inter-religioso, entre los que luchan
desviándola hacia los propios intereses [cf. EE 195]. por la defensa de la tierra, allí donde se buscan sistemas
El verdadero servidor al estilo de Jesús pobre y hu- sociales y políticos alternativos, en las encrucijadas de
milde lleva dentro de sí la alegría que le regala el resu- los flujos migratorios, en los laboratorios donde se des-
citado como un amigo [cf. EE 221, 224]. Con su servi- cubren las nuevas posibilidades de la vida, en los foros
cio a la «vida verdadera» testimonia la presencia del rei- donde se busca con honradez otro mundo posible.
no en el corazón de la historia. Vive su compromiso en En una sociedad que corre precipitadamente por las
comunión con Dios, servidor nuestro, que trabaja en la superficies, nosotros afirmamos que en las fronteras hay
historia con una discreción infinita. que permanecer, no sólo dejar la huella pasajera de quien
no se detiene en ninguna parte. Cuando echamos raíces,
La ascética de la historia tocamos el dinamismo último de la realidad, donde se
succiona el sentido, la visión alternativa y la audacia de
La acción del Espíritu es la dimensión más profunda de crear el futuro. En las fronteras constatamos que el po-
la realidad. Dentro de la aceleración del tiempo presente der vigente traza lo que es justo y lo que es injusto y pre-
que corre sin saber adonde quiere ir, en medio de cambios tende que por esos cauces corra la vida. Los que buscan
profundos que en gran medida se nos han ido de las ma- tranquilidad lo asumen y se sienten seguros en el agua
nos, entre las multitudes que se agitan buscando la frui- mansa de la opinión común. Los adictos a la transgresión
ción del instante en el consumismo que llena los sentidos encuentran algo firme para la rebelión. Entre sumisión y
y embota el espíritu, nosotros afirmamos que somos invi- rebelión, lo difícil es encontrar la novedad que surge
tados a colaborar con el Espíritu para construir en este desde el fondo de la realidad como don del Espíritu para
mundo la vida verdadera, el reino de Dios. ¿Cómo estar acogerla y comprometerse con ella.
disponibles para construir ese futuro? ¿Cuál es el espacio En la cotidianidad se teje con cada puntada menuda
para encontrarnos con Dios activo en la historia? ¿Quié- el reino de Dios, la vida más humana para todos. La co-
nes son los protagonistas de este cambio? tidianidad busca ser creativa, sensible, gratuita. Cada
Lo primero es situarnos en las fronteras del mundo, día se inventa la vida entre las mismas personas, los
donde todo acaba y fermenta, fuera de los centros que mismos espacios y los pequeños rituales de la convi-
instalan y aseguran, donde el poder y el saber pretenden vencia. La búsqueda de lo nuevo para la sociedad se
controlarlo todo y donde el consumo y la diversión anes- apoya en las tareas sencillas que le dan raíces, alimento,
tesian la existencia. En las fronteras se acaban los cami- soporte, duración. Cuando la cotidianidad está abierta al
nos y se sufre la vida. Pero el impulso de crear nuevas futuro, se convierte en un útero materno que gesta lo
realidades surge siempre más fuerte allí donde la vida nuevo en silencio y discreción. Cuando la vida común
duele en carne viva. Nos situamos en los espacios donde no está ungida por la novedad de Dios, se llena de tedio
pesa la injusticia, en las tierras donde se realiza persona y de parálisis.
- La integración en la realidad

Apoyar el crecimiento de lo nuevo es ayudarle a cre- creadores de nuevas realidades. Son los excluidos que
cer en medio de muchas dificultades y presiones. Hay Dios incluye. Esa es la experiencia de Jesús, que funda
una ascética de fidelidad al rigor del trabajo para la cre- la comunidad servidora del reino entre los pobres y en
ación de instituciones que se abran camino en medio de tierra de pobres. Ignacio de Loyola lo expresa así:
estructuras que no siempre son favorables. Se necesitan «Son tan grandes los pobres en la presencia divina
medios económicos, sentido de la organización y com- que principalmente para ellos fue enviado Jesucristo
petencia profesional en muchos aspectos diferentes. Lo a la tierra: "por la opresión del mísero y del pobre,
germinal de las fronteras necesita el apoyo de otras per- ahora -dice el Señor- habré de levantarme"; y en
sonas situadas en otros estratos de la sociedad y de ins- otro lugar: "para evangelizar a los pobres me ha en-
tituciones nacionales y de otros países, privadas y públi- viado", lo cual recuerda Jesucristo haciendo respon-
cas. Hay que saber llevar el centro a lo germinal para que der a San Juan: "los pobres son evangelizados", y
vea y oiga la realidad con sus posibilidades, y lo germi- tanto los prefirió a los ricos que quiso Jesucristo ele-
nal de las fronteras al centro con toda su capacidad de gir todo el santísimo colegio de entre los pobres y vi-
crear solidaridad y vida nueva para todos. vir y conversar con ellos, dejarlos por príncipes de su
Iglesia, constituirlos por jueces sobre las doce tribus
Un ejemplo admirable, tanto de la fecundidad de una de Israel, es decir, de todos los fieles. Los pobres se-
inspiración nacida en las periferias como de su imple- rán sus asesores. Tan excelso es su estado. [...] La
mentación en espacios difíciles con el apoyo de muchas amistad con los pobres nos hace amigos del rey eter-
personas, instituciones y gobiernos que llevan dentro el no» {Carta de Ignacio a los Padres y Hermanos de
fermento del reino de Dios, es la red de centros educati- Padua, 7 de agosto de 1547).
vos de «Fe y Alegría» que está hoy extendida por toda
América Latina y el Caribe y que comienza a extender-
se, también desde lo germinal, por otros continentes. Los pobres reales son el símbolo de todas las pobre-
Empezó con unas clases a un grupo de niños y niñas en zas que experimenta el ser humano, no sólo por su situa-
un barrio de Caracas, y hoy sigue naciendo, de la misma ción en la organización de la sociedad, sino en todos los
manera pequeña, en muchos otros espacios «donde aca- órdenes de la existencia, como la salud, la soledad, la in-
ba el asfalto». En su comienzo frágil lleva la mística del significancia o el sinsentido.
horizonte hacia el que se mueve y el rigor de cada paso Frente a la tendencia a refugiarnos en un individua-
que le posibilita crecer. lismo narcisista y hedonista, alimentado por tecnologías
Los pobres de la tierra son el símbolo más fuerte, que se renuevan cada día, somos invitados a movernos
tanto del desajuste del mundo como de la fortaleza de la hacia las fronteras del mundo, donde no sólo hacemos la
existencia. En el evangelio ocupan un lugar privilegiado, experiencia de la carencia y de la injusticia, sino también
lo mismo que en la vida de las personas más lúcidas. No del impulso de crear nuevas realidades en contra de cual-
son sólo las víctimas, sino que son también testigos y quier declaración de que la historia ha terminado. Ante
ía integración en la realidad

una cultura que promueve la alucinación del espectácu- tiguo guardé silencio, me callaba, aguantaba; como par-
lo constante, buscamos una cotidianidad con sabor. turienta, jadeo y resuello» (Is 42,14). Los tiempos de si-
El desasosiego de vivir a la intemperie nos abre al lencio de Dios en la historia no son tiempos en los que
don de Dios, que puede llegarnos de muchas maneras Dios se olvide de actuar en nuestra realidad, sino tiem-
diferentes. Los rostros que están a nuestro lado serán pos de gestación en los que lo nuevo se va configurando
las fuentes principales. La ascética de vivir en las fron- dentro de nosotros hasta que llega el momento en que se
teras nos dispone para recibir el don de Dios, su nove- formula y sale a la luz. El embarazo es lento, pero cuan-
dad impredecible. do llega, el parto es imparable. Hay momentos en los que
Dios soporta sobre sus hombros la realidad dura, aguan-
ta la realidad y se aguanta a sí mismo para no intervenir
La mística de la historia
en la historia suplantando las libertades humanas y nues-
El místico percibe cómo actúa Dios en la realidad; y tros ritmos vitales. Lo nuevo nace con dolor y pequeño,
cuando la oscuridad es tan grande que no se puede ver y hay que protegerlo y cuidarlo para que no muera.
nada, lo sostiene la certeza de que Él sigue trabajando en Nuestra estrechez tiene que abrirse a lo nuevo, que mu-
fidelidad al ritmo inescrutable de los procesos humanos. chas veces es inconcebible y viene a perturbar nuestra
En cualquier momento manifestará su propuesta nueva existencia acomodada en la esterilidad. Jesús retomará
como algo pequeño y frágil que se nos ofrece y se nos esta misma imagen. La tristeza de los discípulos sacudi-
confía para que lo acojamos, porque lleva dentro el futu- dos por la pasión se transformará en la alegría que nadie
ro. La constatación de que el futuro se cierra de repente les podrá quitar. Son semejantes a la mujer que sufre con
y se vuelve amenazador no detiene al servidor del pro- los dolores del parto, pero se alegra con la vida nueva
yecto de Dios. que ha traído al mundo (Jn 16,21).
Muchos ven hoy en los exiliados un símbolo del ex- La otra imagen viene del universo campesino. El rei-
trañamiento que vivimos sobre la tierra. Ni esta es nues- no de Dios es como la semilla sembrada. Después del tra-
tra tierra, en la que nos sentimos bien, ni podemos re- bajo de la siembra, en la que el campesino arriesga las po-
gresar hacia el pasado, ni vemos el futuro. Por eso voy a cas semillas que tiene, aparentemente no ha pasado nada,
retomar dos imágenes creadas por Isaías en el exilio del la tierra sigue desolada. Él se va y confía al misterio las
pueblo judío en Babilonia. Expresan la acción de Dios semillas. Pero en el momento preciso las hierbas tan frá-
en la historia y la actitud del pueblo en esta realidad: el giles se abren paso en medio de la tierra tan dura. Después
parto y la semilla. habrá que cuidar ese dinamismo de vida que llega cons-
En medio del exilio largo, sin salida y sin retorno, el tantemente desde la oscuridad. Ese es el grito jubiloso del
profeta Isaías nos presenta la acción de Dios en la histo- profeta al pueblo hundido en la desolación del exilio: «No
ria con la imagen de una mujer en gestación, como si recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que
Dios mismo estuviese embarazado de futuro. «Desde an- realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?» (Is
Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

43,18). Es una invitación a salir de los recuerdos que en- Jesús utilizó la imagen del fuego para expresar la pa-
tretienen la nostalgia para abrir los sentidos a la historia y sión que llenaba su vida por el reino. Era el mismo fue-
percibir lo nuevo que llega. «Abrase la tierra y germine el go que purificó los labios de Isaías, que ardía en los hue-
salvador» (Is 45,8), dice Isaías. Se abre la tierra y brota el sos de Jeremías o que deslumhraba en el rostro radiante
reino de Dios, dirá Jesús (Me 4,26-29). de Moisés. «Fuego he venido a traer a la tierra, ¿y qué
El místico percibe las señales, y en los dolores y la quiero, sino que arda?» (Le 12,49). La mística por el rei-
pesadez del embarazo presiente la vida futura, de la mis- no de Dios, como verdad última de la historia, ha envia-
ma manera que el campesino sabe ver el trigal y el pan do siempre personas a las diferentes fronteras del mun-
compartido en la mesa cuando sólo tiene en las manos un do para iluminarlas con ese fuego.
puñado de semillas. La cotidianidad es muda para el ex- En la entrada de la capilla de la curia de los jesuitas
traño, pero llena de vida para el que la siente correr por en Roma hay una estatua de San Ignacio enviando a los
sus venas. misioneros a las fronteras del mundo que se iba descu-
Estas son dos imágenes de incertidumbre por su fra- briendo. En la base está escrito: «Ite inflámate omnia».
gilidad y, al mismo tiempo, de fortaleza por la vida que Se cree que Ignacio se lo dijo a Francisco Javier cuando
llevan dentro. Es la fortaleza de la debilidad de Dios. En lo envió al Oriente: «Vete, inflámalo todo». Es una ima-
las fronteras hay que pegar el oído al vientre de la histo- gen poderosa, pues el fuego se propaga por contagio, no
ria para escuchar el latido de la vida nueva, y hay que in- se transmite a distancia. Hay que aproximarse a las per-
clinarse sobre la tierra para ver cómo las pequeñas hojas sonas, a su situación concreta, para transmitirles la pa-
que nacen son hierba buena que promete fruto. Cuando la sión por este mundo nuestro que Dios ama.
semilla se convierte en pan, se congrega el pueblo para
compartir; y cuando el recién nacido surge como un pro- DEMASIADO TARDE
feta, entonces se reúne en torno a él el pueblo para escu-
¡La muerte llegó temprano
char. El crecimiento difícil, que no devalúa lo germinal,
a la vida de Jesús!
se apoya en la experiencia mística, que sintoniza nuestra
obra con el actuar de Dios que trabaja con nosotros. ¡Las cruces y los clavos,
Llegará inevitablemente el tiempo de la Pascua. Apa- los sables y las balas
rentemente, los decretos de instituciones poderosas, las siempre llegan tarde!
cárceles, los martillos, los clavos y las balas siempre pa- Ya las palabras del profeta
recen destrozarlo todo, pero en realidad siempre llegan se gestaban escondidas
tarde, pues ya la palabra está sembrada en muchos surcos en los cuerpos maternales
y vientres generosos. El profeta extirpado no ha tenido bajo el silencio impuesto,
éxito, pero ha sido fecundo en el vientre de la historia, donde los poderes armados
donde se gesta sin receso la novedad del proyecto de Dios. no podían encontrarlas.
4. La comunidad: ¿confluencia de individualismos Nuestra realidad comunitaria ha cambiado y se ex-
o un cuerpo sin exclusiones? presa de muchas maneras. La vida comunitaria tiene que
redefinirse con creatividad. Puede ser más auténtica o
Redefinir la comunidad puede quebrar más aún a las personas y a la sociedad.
Pero algo se revela muy claro: las sociedades hipermo-
En la «modernidad sólida», los procesos de socialización dernas crean angustia, y la necesidad comunitaria surge
estaban bien marcados, y los jóvenes se iban incorpo-
con fuerza para disminuir la ansiedad y el desconcierto.
rando a la sociedad transitando sendas comunitarias tra-
zadas y seguras. La dimensión comunitaria de la familia,
la escuela, la iglesia, el barrio y otras organizaciones so- Del yo solo e inseguro a lo comunitario
ciales estaba bien delimitada en su contenido y garanti-
Todos tenemos necesidad de vivir en comunidad. Nadie
zada por sus controles. Los rasgos principales de la iden-
puede ser una persona sola, aislada de los demás. Por
tidad se recibían con el nacimiento.
otro lado, la cultura actual nos presenta diferentes mode-
Con la disolución de la capacidad normativa de las los para construir nuestra identidad en medio de formas
instituciones, en la «modernidad líquida» todos nos sen- comunitarias cambiantes y frecuentemente de pobre ca-
timos confrontados a un mundo de posibilidades que tra- lidad humana.
tan de imponerse, nos retan y nos obligan a entrar en un Constatamos hoy un sentido de pertenencia muy dé-
proceso de personalización. Nuestra propia identidad no bil, y la pertenencia es un componente básico de la iden-
viene configurada como una herencia en sus líneas esen- tidad. Todos necesitamos para nuestra propia salud psí-
ciales por valores e instituciones tradicionales, y cada quica tener un sentido de pertenencia consistente. Esto
cual tiene que asumir la tarea de definirla. Este proceso supone adhesión a un grupo con el que nos sentimos so-
produce en muchas personas un «descontrol» por el que lidarios, empatia con los miembros y recíproco senti-
se les van de las manos las riendas de su vida. miento de pertenencia, que «se alimenta de experiencias
Por esta pérdida de control, el construirse a sí mismo solidarias de comunión. Convivir, concelebrar, colaborar
provoca en muchas personas una ansiedad que las im- y compartir son los cuatro verbos generadores del senti-
pulsa a crear una multiplicidad de organizaciones comu- do de pertenencia» (cf. J.M. URIARTE, Ser sacerdote en
nitarias de características muy diferentes. A veces ve- la cultura actual, Sal Terrae, Santander 2010, p. 35).
mos grupos que defienden valores sanos, compatibles Han surgido diferentes formas de familia. Junto a la
con la sociedad libre en la que vivimos, pero en otros ca- tradicional, formada por padre, madre e hijos, encontra-
sos surgen grupos que son una amenaza, como las célu- mos familias homosexuales con dos padres o dos ma-
las y redes terroristas, las bandas que secuestran y extor- dres, con uno solo de los cónyuges, parejas que viven se-
sionan, los nacionalismos extremos o las organizaciones paradas pero que se encuentran de vez en cuando...
que reprimen a los inmigrantes. Incluso, debido a la escasez de viviendas, hay familias
aguas-
:ton en la reali

en las que los esposos divorciados siguen viviendo jun- «Lo que emerge de las machitas normas sociales es un
tos durante años en la misma casa. En la escuela se re- ego desnudo, asustado, agresivo, que busca amor y
fleja el pluralismo de concepciones de la vida que se dan ayuda. En la búsqueda de sí mismo y de sociabilidad
en la sociedad, generalmente con poca capacidad de ayu- afectuosa, se pierde fácilmente en la jungla del yo f...].
dar a crear actitudes propias. La multiplicidad de ofertas Alguien que está olisqueando en la niebla de su yo ya
religiosas, tradicionales o exóticas, y las nuevas sectas no es capaz de darse cuenta de que este aislamiento,
llegan hoy a todas partes, en el regreso de los dioses a la "este confinamiento solitario del ego", es una senten-
ciudad secular. El mundo del trabajo, que en otros tiem- cia o condenación masiva» (U. BECK, La individuali-
pos podía crear lazos afectivos de solidaridad, sindicales, zación, Paidós Ibérica, Barcelona 2003, p. 26).
de un proyecto laboral común, se ve hoy amenazado por En este déficit de lo comunitario surgen muchas or-
la posibilidad de una crisis, de un cambio de empresa, de ganizaciones y grupos que en realidad no son más que
un despido improcedente o de tener que realizar un tra- individualismos que se encuentran en un momento de-
bajo emergente para el que no nos hemos preparado. terminado, llenan alguna necesidad personal y regresan
Todas estas formas comunitarias no son realidades rápidamente a sus cuevas. Divorciados, padres de hijos
estáticas y asentadas, sino que se mueven en una direc- alcohólicos, adiestradores de palomas mensajeras, colec-
ción impredecible. No se trata de modos sólidos y bien cionistas de autos antiguos, fanáticos de un artista de
definidos de concebir la vida, sino en constante movi- moda, seguidores de un equipo de fútbol y muchas otros
miento. Intentan desplegar todas sus potencialidades y grupos que se congregan impulsados por necesidades y
ocupar un espacio en la sociedad, con reconocimiento le- aficiones distintas, reúnen por un instante a personas que
gal cuando es necesario. Colectivos que antes se oculta- expresan sus temores y expectativas, y después se pier-
ban en la sombra hoy desfilan con orgullo en coloridas den de nuevo en su individualismo protegido. Junto a es-
manifestaciones por las calles de las principales ciuda- tos grupos habría que añadir hoy los grupos asociados en
des del mundo. redes de afines para ventilar sus preocupaciones «on li-
Entre tantas ofertas diferentes y a veces contradicto- ne», para expresarse simplemente, sin ninguna inciden-
rias, cada persona tiene que escoger su vida, el tipo de cia más allá del propio grupo. Se puede tratar de un «nar-
familia que quiere formar, la manera de vivir su sexuali- cisismo colectivo» (G. LIPOVETSKY, La era del vacío,
dad, su afiliación política, sus grupos de pertenencia. No Anagrama, Barcelona 2002, p. 14).
se quiere vivir cosas impuestas por la tradición. Nada se El proceso de personalización se puede vivir de mo-
da por evidente. Todo hay que revisarlo. do responsable, es decir, abierto a los demás y preocu-
El proceso de individualización crea con frecuencia pado por los problemas que afligen a la humanidad.
personas inseguras, «identidades inciertas». Por eso mis- También se puede vivir de modo irresponsable, con un
mo se siente la necesidad de algún tipo de pertenencia individualismo que se cierra sobre sí mismo. Cada día se
comunitaria. Hay un profundo déficit de lo comunitario. producen nuevos aparatos que favorecen el aislamiento
- La integración en la realidad

respecto de los demás y la creación del propio universo . «La modernidad tenía que ser el gran salto adelante:
virtual, que uno traslada fácilmente consigo donde quie- el que nos alejaría del miedo y nos aproximaría a un
ra que vaya en diminutos dispositivos electrónicos, aun- mundo libre de la ciega e impermeable fatalidad (esa
que cambie de un país a otro. En la misma familia, en la gran incubadora de temores). Como bien reflexiona-
misma comunidad, cada uno puede tener sus instrumen- ba Víctor Hugo, hablando con añoranza y elogiosa-
mente sobre la ocasión: impulsada por la ciencia ("la
tos de conexión, con los que entra en su propio grupo de
tribuna política se transformaría en científica"), una
relaciones virtuales, mientras la relación con las perso-
nueva era vendrá que supondrá el fin de las sorpre-
nas reales que lo rodean puede ser de muy pobre calidad. sas, las calamidades y las catástrofes, pero también
Una de las realidades que distorsiona la dimensión de las disputas, las falsas ilusiones, los parasitis-
comunitaria en nuestro mundo fragmentado es el «mie- mos...; en otras palabras, una época sin ninguno de
do líquido», difuso, que nos hace preguntarnos por dón- los ingredientes típicos de los miedos. [...] Los nues-
de vamos a ser atacados y cuándo. Las cámaras de vigi- tros vuelven a ser tiempos de miedos» (Z. BAUMAN,
lancia miran las veinticuatro horas del día a la entrada de Miedo líquido, Paidós, Barcelona 2007, p. 11).
los edificios, en las urbanizaciones exclusivas. Las puer-
tas de las casas están cerradas, protegidas por rejas, pe- Cuando los miedos se enfrentan de manera individual,
rros y guardianes privados. Los chequeos en los aero- como suele suceder, se promueve toda una industria de la
puertos son cada día más sofisticados y rigurosos. ¿Quién seguridad y la prevención que reporta grandes beneficios.
será esa persona de piel oscura que se acerca por la ca- De esta manera, el miedo no disminuye, sino que confir-
lle? Las amenazas de los fundamentalistas resueltos, en- ma aún más los temores de todos los ciudadanos, que no
trenados e inteligentes, llegan regularmente a los medios pueden defenderse con esos medios tan sofisticados.
de comunicación, y ya han demostrado que pueden ha- También existen «comunidades de sentido» donde
cer daños increíbles en el corazón simbólico de las gran- las personas encuentran una experiencia muy profunda
des ciudades. La crisis económica, los despidos de los que unifica su vida, como sucede en algunas comunida-
empleos de toda la vida, la volatilidad de los ahorros en des cristianas. Facilitan que cada cual haga una expe-
los bancos, la vida contra reloj para pagar la hipoteca de riencia de trascendencia, y desde ahí se integra la vida,
la casa y los plazos del auto introducen el miedo en los las relaciones con los demás y la apertura a los grandes
hogares como un componente inevitable de la vida coti- desafíos de nuestra realidad, superando de esta manera el
diana. La amenaza de enfermedades nuevas se extiende encerramiento en un yo narcisista o en un grupo que se
con rapidez en este mundo tan intercomunicado, a pesar complace en sí mismo, protegido en el arca de su propia
de los controles sanitarios, y genera incertidumbre. Las verdad, mientras afuera se ahogan los demás en el dilu-
reacciones imprevisibles de la naturaleza maltratada y vio del mundo líquido.
las amenazas de un ataque nuclear aparecen permanen-
Este proceso de la posmodernidad nos lleva a valo-
temente en nuestras pantallas.
rar más las dimensiones comunitarias de la vida y, por
Q Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

lo tanto, a trabajar para que sean más auténticas, no me- gente, pues es uno más del pueblo; pero al mismo tiempo
ros moldes formales que nos imponen con rigidez unas ora en la soledad de la oración, donde se siente querido
pautas de vida que nosotros no asumimos desde dentro. por el Padre. Desde la experiencia de sentirse amado pue-
Las familias, las escuelas, las comunidades religiosas, de acoger la misión que se le confía en medio del pueblo,
las comunidades eclesiales... tienen hoy el desafío de al que invita a una comunión en torno al reino que des-
crear una calidad de vida comunitaria muy superior a la punta y que es más creadora de vida verdadera que la he-
de tiempos pasados, pues la cultura en su conjunto y las rencia de leyes de la sinagoga repetida hasta la saciedad.
tecnologías que aparecen cada día empujan a las perso- No se quedará como Juan en el Jordán, recibiendo a
nas a un individualismo centrado en las satisfacciones los peregrinos, sino que formará una comunidad origi-
individuales. Pero no es fácil, pues los marcos sociales nal, nueva, itinerante, para ir a buscar a las personas allí
en que nos movemos no ayudan a realizar este diálogo, donde se encuentran: en los surcos mal pagados, en sus
y no podemos cambiarlos tan fácilmente como quisiéra- mesas de cobradores de impuestos o en sus camastros de
mos, pues escapan a nuestro control. enfermos. No irá solo, pues el reino anuncia la reconci-
liación de toda la realidad y sólo se puede anunciar des-
de una comunidad, no desde la valentía carismática de
El reino crea comunidad y se anuncia desde ella
un profeta solitario. Además, es algo tan nuevo, que ha-
Con Jesús surge en el mundo palestino una persona de una ce falta el apoyo afectivo de amigos y amigas para en-
originalidad inagotable de la que todavía hoy seguimos vi- frentar las resistencias que genera.
viendo. Jesús fue haciéndose poco a poco, ayudado por la En el lento y difícil proceso de formar la comuni-
vida familiar, en medio de las transparencias y las oscuri- dad, primero se dan encuentros personales, en los que
dades que inevitablemente se encuentran entre las perso- se conversa largamente. Jesús se encuentra con Juan y
nas que se aman. Entre dolores y alegrías. Esta originali- Andrés en el Jordán (Jn 1,40-41). Andrés le presenta a
dad asoma cuando Jesús se queda en el templo a la edad Jesús a su hermano Pedro. Lo mismo haría Juan con su
de doce años, y su Madre le pregunta: «¿Por qué has he- hermano Santiago. Después, Jesús busca a Felipe y a
cho esto con nosotros?» (Le 2,51). María no entendía, pe- Natanael. (Jn 1,43-44).
ro llevaba todas esas cosas en el corazón. Es decir, las lle- De todas las personas que Jesús va encontrando, es-
vaba en el amor, única forma de acoger el misterio de la coge en las orillas del lago a un pequeño grupo de ellas
persona a la que queremos y que nos hace sufrir. para que lo acompañen y puedan ver lo que está suce-
Cuando Jesús aparece en el Jordán, se encuentra ro- diendo en Galilea: cómo las personas se transforman en
deado de un grupo del pueblo que se identifica con las pa- el encuentro con Jesús y la confrontación que nace muy
labras de Juan; desean bautizarse para convertirse y co- pronto con la sinagoga judía. Un Mesías muy diferente
menzar una vida nueva, abrirse con esperanza al futuro li- de lo que se esperaba ha llegado, y lo ha hecho por ca-
berador que llega desde Dios. Jesús está en medio de la minos no previstos. (Me 1,16-21)
La integración en la realidad

Más adelante, escogerá en el monte a doce discípu- por la descalificación social, por la persecución ni por la
los para estar con él y para ser enviados prolongando su muerte.
presencia y su actividad (Me 3,13-19). Nace una comu-
nidad de vida y de misión. El grupo especial de los doce,
Liberar el corazón para vivir la comunidad
cada uno con su nombre propio, tiene un rol específico
en medio de la comunidad más amplia de hombres y mu- En los Ejercicios Espirituales se vive un profundo pro-
jeres que lo siguen. Jesús mismo se sentirá maravillado ceso de personalización, de liberación interior, para ser
y dará gracias al Padre por la forma en que se manifies- plenamente uno mismo, sin poner la consistencia perso-
ta al mundo a través de esas personas sencillas del pue- nal simplemente en normas, ritos, dogmas o institucio-
blo (Le 10,21). nes, sino en el encuentro con Dios. Cada uno se enfren-
Esta comunidad de vida se convierte en una comuni- ta con Dios y consigo mismo desde la soledad de su pro-
dad de destino cuando Jesús deja la región de Palestina pio ser original, para encontrar en la profundidad de su
y se dirige a Jerusalén para confrontar a las instituciones corazón la puerta de la trascendencia. Desde el encuentro
del pueblo, que se cierran al reino que llega para todos con Dios se reconstruye la persona, que, al ir avanzando
(Me 8,31). A Pedro, que se coloca en medio del camino en el proceso espiritual, va integrándose en la comunidad
para disuadir a Jesús y no dejarle pasar, le llama «Sata- como espacio para seguir viviendo su fe y su compromi-
nás». Y a todos sus seguidores les dice que quien quiera so por el reino de Dios. «La ley fundamental de la vida
seguirle también tiene que cargar con la cruz para ser espiritual es que el Espíritu tiende siempre hacia el cuer-
crucificado en ella. En ese momento, la cruz no era una po, que la moción del Espíritu significa siempre encar-
metáfora piadosa ni un adorno de oro en el cuello, sino nación y edificación del cuerpo de Cristo (Ef 4,12). El
el instrumento de muerte más denigrante y cruel del im- Espíritu se edifica un cuerpo. Inversamente, reconoce-
perio romano (Me 8,32-38). mos la autenticidad de los gestos en que la moción se en-
Sólo después de la pasión de Jesús y la muerte de to- carna por su conformidad con Cristo» (K. Rahner).
das las posibilidades, la comunidad pascual surge desde El ejercitante revive el proceso de Ignacio, que al co-
la desproporción de un brote mínimo frente a las pode- mienzo de su conversión recorría «solo y a pie», con la
rosas estructuras del imperio y frente al control de la si- confianza puesta únicamente en Dios, los caminos de Eu-
nagoga judía. Ha nacido la verdadera comunidad cristia- ropa, y al final fue siendo llevado por el Espíritu a crear
na, que vive su originalidad desde lo pequeño, como les una comunidad de «amigos en el Señor» que se sitúa en el
sucede hoy a muchas comunidades cristianas que surgen corazón de la Iglesia. Desde la comunidad eclesial hay
como un milagro del Espíritu en medio de fuerzas muy que salir a los caminos donde se encuentra la realidad,
poderosas que, sin embargo, no pueden acabar con esa porque ahí trabaja el mismo Espíritu en cada uno de los
fragilidad germinal que llena de sentido y de pasión cre- fragmentos; ahí asoman por todas partes los signos su ac-
adora la vida de las personas, que no se dejan paralizar ción, que nos ofrece los brotes de la vida nueva para todos.
02 Caminar sobre las aguas- La integración en la realidad

Esta misión sólo se puede realizar en una comunidad Ante la experiencia angustiosa del individualismo,
cristiana de personas frágiles que constantemente van a nacen hoy muchos tipos de comunidades. Existen comu-
experimentar en sí mismas y en las relaciones mutuas el nidades abiertas a la realidad que Dios ama y con ca-
peso de los límites. Ahí mismo van a sentir la fortaleza pacidad de dialogar con ella, y existen otras que se cie-
del Espíritu, que no deja que nos paralicen los límites. rran como el arca de Noé cuando empezaron a caer los
Las «reglas para sentir en la Iglesia» [EE 352-357] primeros aguaceros del diluvio. Viven con todos los me-
nos orientan en la manera de pertenecer a la comunidad canismos de defensa conectados con alarmas. Otras ata-
eclesial, «nuestra santa madre la Iglesia jerárquica», en can con fuerza y piden que «baje fuego del cielo sobre
una síntesis de obediencia y de libertad creadora, de pe- los que no son de los nuestros».
cado real y de gracia, que supera el pecado; de innega- Cuando la comunidad se siente enviada al mundo
bles errores históricos y de apuestas por nuevos comien- con una misión determinada -evangelizar; crear una fa-
zos; de profunda inserción humana y de apertura a la milia; trabajar, en definitiva, por el reino de Dios-, se ve
trascendencia de Dios, que crea el futuro con nosotros. atravesada por un dinamismo de vida que la transforma
y la recrea. Desde la experiencia de crear la novedad de
Dios entre el pueblo, retornamos a la comunidad con el
La ascética de la comunidad
sabor de esa novedad en la garganta que la proclama y
Los hermanos no se escogen. Llegan convocados por en las manos que la realizan.
una realidad que es superior a la decisión de cada perso- La comunidad hay que cultivarla. Cada uno de noso-
na individual. En la familia nos encontramos con los her- tros debe dedicarle tiempo, afecto, imaginación y recur-
manos que van naciendo. En la comunidad cristiana, los sos. Hay verdaderos orfebres de comunidad, y hay pie-
hermanos llegan impulsados por el Espíritu. En la vida dras de tropiezo que nadie quiere encontrar a su lado.
religiosa, acuden los que se sienten llamados por Dios a La comunicación y la participación son clave para
vivir en comunidad con otros que también han sido con- permanecer unidos. Eso facilita la comunión, que no es
vocados por el mismo carisma. sólo de sangre o de espíritu, sino también de tiempo, de
En la cultura actual existen dinamismos individualis- acontecimientos y decisiones que afectan a todos. La ca-
tas muy fuertes que tienden a dispersar las comunidades y pacidad de discernimiento desde nuestro sentido de per-
a encerrar a cada uno de nosotros en nuestra soledad, pro- tenencia es clave para tomar decisiones que afectan a ca-
tegida con contraseñas electrónicas. Dejamos entrar a da vida concreta y al rumbo de toda la comunidad.
quien queremos, y cortamos con un clic aséptico a los que Necesitamos concretar en modos de proceder respe-
no superan el examen. Cada uno de nosotros puede ser el tuosos de cada originalidad lo que queremos vivir. Ri-
vehículo en el que viaja hasta el corazón de la comunidad tuales sencillos y cotidianos nos permiten celebrar y ali-
algún tipo de dinamismo que tiende a fragmentarla, pues mentar el sentido que nos une. En fechas especialmente
respiramos fuerzas culturales diferentes y contradictorias. significativas, organizamos grandes celebraciones que
Caminar sobre las aguas- - La integración en la realidad

fortalecen la identidad del grupo dándole cohesión hacia mo hay que crecer en el amor siempre vivo de donde na-
dentro y afirmación hacia fuera, como una comunidad ció la comunidad y desde donde está invitada a crecer en
con sus características específicas que la hacen diferen- la cotidianidad.
te. Celebrar no es opcional ni superfluo; es una dimen- Es sorprendente cómo, contra toda lógica utilitaria o
sión de la vida comunitaria que nos recuerda su valor, el hedonista, existen comunidades de personas con profun-
horizonte hacia el que nos movemos y la decisión de se- das limitaciones psíquicas y físicas que constituyen ad-
guir cultivándola. mirables expresiones de la trascendencia que nos une a
Todos estamos urgidos a aceptarnos unos a otros tal todos. Nos dicen constantemente que los límites no son
como somos, abriendo un espacio cálido al nuevo que lle- razones necesariamente disolventes e insuperables para
ga. El criterio de unión se sitúa más allá de la amistad, de establecer relaciones humanas de calidad evangélica.
la simpatía o del rechazo que yo siento. En toda relación Las heridas de los demás pueden abrir en nosotros las
hay transparencia, entendimiento, agrado, pero también puertas de la ternura, que nos transforma también a no-
existen sombras, misterio y deficiencias que hacen sufrir. sotros llenando de sabor nuestra interioridad.
Pretender una comunidad idílica en la que todo esté siem- En una sociedad con tantas personas rotas y solita-
pre bien es una falta de respeto a las personas reales y a los rias, necesitamos vivir más «la espiritualidad de la caña
procesos en los que se van haciendo o deshaciendo, cre- quebrada y el pábilo vacilante» (Is 42,3) en formas de
ciendo con todo su potencialidad o desintegrándose en la comunidad inspiradas en el evangelio de Jesús que aco-
decrepitud insoslayable. La superación de las diferencias jan y ayuden a rehacerse a los heridos de nuestra socie-
nos ayuda a crecer como individuos y como comunidad. dad (cf. M. IRIBERRI VILLABONA, Vida Religiosa e inclu-
A pesar de todos los esfuerzos por resolver las dife- sión social, Confer, Madrid).
rencias, en las comunidades aparecen problemas que no En barrios marginados y campos apartados existen co-
tienen solución a corto plazo. Hay que aprender a vivir munidades vivas, lúcidas y comprometidas con su reali-
con hermanos heridos de manera definitiva en su salud dad, que acuden a celebrar la Eucaristía con una alegría y
física, psicológica o espiritual. En una cultura del bien- un espíritu de comunión que desafían la lógica y las esta-
estar, con componentes hedonistas y narcisistas tan fuer- dísticas. ¡Cuánta salvación nos puede llegar desde estas co-
tes, donde se valora la eficiencia y la capacidad de luchar munidades construidas en las orillas excluidas del mundo,
para abrirse camino, ¿dónde buscar el sentido para asu- que crecen desconcertando las razones de los instruidos...!
mir procesos de deterioro irreversible?
El alimento para sostener buenas relaciones se en-
La mística de la comunidad
cuentra en el origen del mismo dinamismo que nos une
a todos, en vivir desde el Espíritu. Las relaciones están Dios es trinidad, comunidad. Se nos ha revelado como
orientadas hacia el crecimiento, si no se corrompen y Padre que nos envía al Hijo encarnado en nuestra histo-
surgen situaciones acidas que las corroen. Por eso mis- ria y nos alienta con el Espíritu desde la interioridad de
Ql Caminar sobre las aguas-
La integración en la realidad

toda persona. Como nos dice san Ireneo, el Hijo y el Es- sentimos unidos por la misma inspiración, que nos lleva
píritu son las dos manos con las que el padre nos abraza. cada día a construir nuestras comunidades y a salir des-
El que se encuentra con Dios entra en ese dinamismo de ellas para construir el reino de Dios, que nos incluye
que transforma a cada persona y crea el tejido comunita- a todos.
rio a imagen y semejanza de Dios. El sueño de un mundo sin exclusiones se alimenta en
San Pablo usa la imagen del cuerpo para expresar có- comunidades que integran cada día sus diferencias por la
mo es precisamente la diferencia unida entre los miem- fuerza que nos llega desde más allá de nosotros mismos.
bros la que crea una comunidad (Rm 12,4; 1 Co 12,12). La comunidad cristiana, en sus diferentes concreciones
Pero todos los miembros tienen que estar movidos con -la familia, la comunidad religiosa y otros grupos dentro
funciones diferentes por el mismo Espíritu. También usa de la gran comunidad-, se rehace desde la apertura al
una imagen musical: «Sed un himno a la gloriosa gene- misterio que nos sorprende siempre como una presencia
rosidad de Dios» (Ef 1,6). En una sinfonía, las notas tie- amiga en medio de la noche y del mar agitado, mientras
nen que ser diferentes y sonar en un tiempo preciso y con avanzamos en la pequeña barca (Mt 14,29), o en la os-
una intensidad distinta, pero todas orquestadas por la curidad de la casa donde estaban los discípulos con las
misma inspiración. puertas y ventanas cerradas por el miedo, la culpabilidad
En la tarea cotidiana, los ojos de los místicos, como y el desconcierto (Le 24,36).
los del evangelista Juan (Jn 21,1-14), son los que perci- En definitiva, seremos transformados por la misma
ben al Resucitado en el pescador experto que desde la experiencia del Resucitado para permanecer unidos y
orilla del lago nos dice dónde hay que echar las redes pa- para salir a las calles de Jerusalén y anunciar que el sue-
ra ser fecundos, y que nos prepara pan y pescado asado ño del justo, asesinado tres días antes, es el futuro que
sobre brasas para compartirlos después de una noche de nos congrega a todos y es más fuerte que los límites per-
trabajo. sonales, el imperio, la sinagoga y la misma muerte.
En cada Eucaristía elevamos en medio de la comu-
nidad el pan y el vino. En ellos hay realmente trabajos YA HEMOS RESUCITADO
mal pagados de campesinos y de obreros, audacia de (Col 3,1 ;Ef 2,6)
sembrar las pocas semillas que quedan en casa y las an-
¡Jesús resucitado,
gustias ante el mal tiempo que puede acabar con la cose-
último destino
cha, arder de hornos y girar de molinos, fermentación en
al que ya ha llegado
las bodegas, las incidencias del transporte y las transac-
todo cuanto existe!
ciones del mercado. Toda esta realidad humana, justa
e injusta, está ahora reconciliada en el pan y el vino del En tu cuerpo galileo
altar. Ella se transforma en presencia del Resucitado. se remansan tus trabajos
Cuando comulgamos esta misma presencia, todos nos de maderas y caminos,
Lo integración en la realidad

y ya se han hecho eternos Con tu mano derecha


los minerales y los frutos nos elevas el mentón
que edificaron tu estatura. a los verdugos cabizbajos,
En tu piel tostada nos miras con ternura
reposa el beso lento y nos sanas con tu abrazo.
del sol en cada jornada Constantemente regresas
y la brisa del lago. a la comunidad de tus amigos,
En tu mirada sin párpados a sus días tullidos
festejan los colores en la esquina del miedo,
de flores y de alas. en la confusión del desencanto,
Forma parte de ti todo «tú» y los devuelves a las plazas
que te permitió decir «yo». como testigos universales
al crecer en cada encuentro. de nuestra última verdad:
En tu cuerpo de gloria
En Jesús resucitado,
veo las huellas serenas
los que vamos de camino
de la cruz y del sepulcro.
ya hemos llegado todos
Hasta ti ya llegaron
al encuentro sin fin
las manos creadoras
al que se dirige
clavadas a maderos,
todo lo creado.
las frentes lúcidas
horadadas por espinas, Ahora
los corazones libres ya nos adentramos unidos
atravesados por el hierro, en el misterio irreversible
las espaldas pobres de su abrazo.
flageladas con desprecio.
En tu cuerpo universal
danzan los sueños
de todos los justos
encerrados vivos o muertos
con losas de piedra
y certificados oficiales.
Un solo dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

IV
Un solo dinamismo inseparable:
integración personal
e integración en la realidad

1. El Dios de mi intimidad
es también el Dios de toda la realidad

Hemos visto cómo la experiencia de Dios es integradora


de la persona porque no está limitada a una parte de nues-
tro ser, sino que lo abraza por entero, con toda su trayec-
toria vital, sus sueños y su pasado, lo consciente y lo in-
consciente, unificándolo en el amor. El cuerpo, el pensa-
miento, la afectividad y la decisión son alcanzados por el
mismo encuentro, superando rupturas, sanando viejas he-
ridas, dinamizando nuestros sueños y nuestros deseos
más hondos. A la larga, esta experiencia es consoladora y
llena de sentido nuestra vida, aunque, por distintas razo-
nes, en la oración podamos atravesar épocas o episodios
de oscuridad y sinsentido que también pueden formar
parte del itinerario hacia la unificación y la alegría.
En este encuentro íntimo recibimos una propuesta de
Dios que nos devuelve a la realidad, al cosmos, a todo
otro, para realizar la historia del reino desde la comuni-
dad. Su propuesta espera nuestra respuesta. No nos que-
damos encerrados en un narcisismo hedonista, preocu-
Caminar sobre las aguas Un solo dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

pados por nuestra propia perfección, nuestro bienestar y 2. Buscar el mundo en el corazón de Dios
nuestra imagen. El Dios de la intimidad nos cita en la y a Dios en el corazón del mundo
historia. No nos dice: «Vete», sino «Ven conmigo». Él va
a nuestro lado. El mundo ha nacido del corazón de Dios, que «es amor»
Estas dos dimensiones de la relación con Dios son (1 Jn 4,8). En su corazón sigue estando y hacia su cora-
inseparables y se potencian mutuamente. El Dios en- zón se dirige. Por eso podemos decir que al movernos por
contrado en la intimidad es también el que trabaja en la la realidad tenemos que buscar en ella a Dios; y al con-
realidad comprometido con ella. La relación con Dios templar a Dios tenemos que ver al mundo en su corazón.
puede darse sin interrupción. Cuando pasamos de la Este es el desafío contemplativo del creyente y es
contemplación a la acción, seguimos la misma relación. también el fundamento de todo compromiso con la
Las calles, cines, transportes y centros comerciales no transformación de este mundo. Al abrir los ojos, nos en-
son profanos, sino diáfanos para el que sabe mirar. Los contramos con la belleza del cosmos, con la bondad de
gobiernos pueden quitar el nombre de Dios de plazas y las personas, con fidelidades incondicionales que nos
calles, pero no pueden sacar a Dios de la hondura de la han acompañado durante toda la vida con una gratuidad
realidad. sorprendente y están inscritas para siempre en la colum-
Necesitamos llevar a la oración el ruido del mundo, na vertebral de nuestra identidad.
y acercarnos a las calles y plazas con el sentimiento de Inevitablemente tropezamos también con el dolor,
la presencia de Dios que deseamos percibir atravesando con las injusticias que nos hacen dudar del corazón hu-
la cascara de la realidad. No todo es líquido y fugitivo en mano, con los terremotos que nos estremecen, con los
la realidad. No hay que vivir tirando a la basura lo viejo huracanes que arrollan nuestras creaciones... Pero el do-
para conseguir lo nuevo. El Espíritu, que acompaña a la lor no es la última verdad. El sufrimiento también alcan-
vida en su carrera desbocada, ofrece continuidad y con- za a Dios. El corazón de Dios tiene cicatrices. Sabemos
sistencia a todos los instantes y escenarios. que, al crearnos, Dios no puede crear otros infinitos, si-
Esta manera de situarse en la realidad no es fácil. La no seres limitados en un escenario limitado. Los límites
sociedad nos educa para mirar de otra manera y ver lo nos acompañan siempre. Cuando vivimos los límites
que interesa a los dueños de las sensaciones. Consciente cortados de Dios, nos vamos desangrando en los rinco-
de esta realidad, y sin ingenuidad alguna, el servidor de nes de la queja; pero cuando los vivimos en comunión
«la vida verdadera» se ejercita en buscar esa presencia con el Ilimitado, experimentamos la fuerza de la resu-
de Dios para unir sus manos a las de Él y abrazar juntos rrección, que nos rehace por dentro y nos devuelve al
la misma espalda encorvada o reparar juntos el mismo mundo para realizar los nuevos sueños que se han ido
bache de la calle. gestando dentro de nosotros, en medio de las piedras que
nos han estado cercando como sepulcros. La experiencia
de la resurrección no sólo llega a nosotros como una luz
E Caminar sobre las aguas Un solo dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

que se enciende de repente, sorprendiendo nuestros pro- dente. No se apoya en instituciones poderosas, ni en
cesos interiores, sino también como una maduración len- prestigios académicos certificados, ni en seguidores cua-
ta en el árbol de la vida. lificados. Cuando mira la realidad, la ve como un campo
Desde esta experiencia de lo humano, que sólo se en- maduro para la siega. Contempla cómo el reino de Dios
cuentra en al «abajo» de la realidad, no dejamos que el se asoma en la búsqueda de la gente sencilla. Ve que el
desencanto propio de nuestra cultura sea el poso que se reino de Dios ha llegado.
nos vaya asentando en el corazón, en las coyunturas y en No es lo mismo anunciar el reino de Dios como un
la sensibilidad. Ni la diversión continua ni el consumis- mandamiento que hemos recibido que hacerlo porque lo
mo, que nos suavizan y anestesian la vida con sensacio- vemos crecer en las personas y los acontecimientos.
nes superficiales cada vez más audaces y sofisticadas, Cuando lo experimentamos, nos impulsa y nos llena de
que nunca cesan de llegar a nuestros sentidos, nos po- audacia. Jesús hace frente a la sinagoga y a las expecta-
drán ofrecer lo que sólo se encuentra en el amor com- tivas desmesuradas del pueblo. Sorprende a los propios
prometido hasta las cruces cotidianas donde experimen- discípulos con sus iniciativas. En la subida a Jerusalén
tamos que el Dios crucificado nos acoge y resucita con para anunciar el evangelio en el centro del judaismo,
nosotros, en el éxtasis de la transfiguración. donde las instituciones concentran todo el poder para re-
La contemplación de los crucificados de la historia y primir, él va siempre por delante, tirando de sus amigos
el compromiso con ellos nos van a conducir a encontrar- (Me 10,32); y cuando entra en la ciudad, va el primero
nos con Dios, que es Amor, y a adentrarnos en su miste- (Le 19,36), pobre y humilde.
rio de una manera siempre más honda, más allá de lo que La novedad sorprendente de Jesús en medio de la so-
podemos imaginar. ciedad judía emergía del Espíritu que lo habitaba (Le
3,22) y lo conducía (Mt 4,1). Este es también nuestro
desafío. El Espíritu es universal, y su lenguaje, que es el
del amor, todos lo entienden y no necesita traducción
3. En la visibilidad del Hijo (Hch 2,8). Su actividad discreta en otras religiones y cul-
y la discreción del Espíritu turas, en indiferentes y ateos, puede paralizarnos si nos
consideramos los únicos depositarios de su sabiduría,
Dice san Ireneo que el Hijo y el Espíritu son las dos ma- pero puede también alentarnos cuando lo vemos actuar
nos del Padre. Con ellas crea y nos abraza. Nosotros so- sin exclusión alguna. No somos los dueños del Espíritu,
mos invitados a vivir en el don del Hijo y del Espíritu, en sino testigos agradecidos a todas las personas que se
la visibilidad encarnada y en la interioridad inspirada. abren a su sabiduría y libertad. También Jesús se dejó
Impresiona contemplar a Jesús de Nazaret caminan- sorprender por la fe del Centurión que oprimía a su pue-
do por las orillas del lago de Tiberíades. Ese galileo jo- blo; por la búsqueda de Zaqueo, el cobrador de impues-
ven, artesano y pobre, actúa con una audacia sorpren- tos que se enriquecía a base de extorsiones; y por la mu-
Caminar sobre las aguas- Un solo dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

jer sirofenicia que se atrevió a contradecirlo y le ensan- Jesús iba al desierto, al descampado, distanciándose
chó el horizonte de su misión. de la sinagoga, del pueblo y de sus discípulos, para orar
Visibilidad o discreción, contabilidad o contempla- y discernir su manera de acercar el reino de Dios a sus
ción, eficacia o gratuidad, autoridad y reconocimiento o vecinos. Nosotros necesitamos tomar distancia para dar-
servicio y humildad. En la forma de vivir estas tensiones nos cuenta de las sensaciones que han entrado por nues-
en la cultura que promueve el poder para apoderarse y el tros sentidos y para discernir lo que en ellas hay de des-
brillo para seducir, nos jugamos la manera de sentirnos tructor y lo que hay del Espíritu. Nos situamos gratuita-
en el mundo y la posibilidad de ser testigos vulnerables, mente delante del Señor en la contemplación para que
como Jesús, de la buena noticia de parte de Dios. nuestro corazón se vacíe de todo lo que no vale y se en-
sanche para acoger la novedad que Dios nos ofrece. Esta
novedad que recibimos la encarnamos en nosotros para
poder transmitirla al pueblo en la cercanía de la carne y
4. En relación: cercanía y distancia de la sangre, de la palabra y de las instituciones.
La cercanía y la distancia, la compañía y la soledad,
La encarnación del Hijo nos revela que el evangelio de- nos permiten ser al mismo tiempo del mundo y de Dios.
be encarnarse en todas las culturas. También en la nues- Si falla la cercanía, seremos seres de otro mundo, sin na-
tra. Eso significa que nosotros debemos ser de este mun- da que interese. Si falla la distancia, seremos asimilados
do. La gente debe sentirnos cercanos, amigos, herma- por la cultura y no podremos encarnar la novedad que
nos... De Jesús decían sus vecinos: «¡Si es el carpintero, Dios nos ofrece para todos.
el hijo de María...!» (Me 3,1).
Pero al mismo tiempo se admiraban de sus palabras
y se preguntaban: «¿De dónde saca éste todo eso? ¿Qué
saber le han enseñado a éste para que tales milagros le 5. El proceso: urgencia y pausa
salgan de las manos?» (Me 6,2). Hay una distancia y una
diferencia que suscitan preguntas sobre una dimensión La velocidad con que vivimos, la rapidez de los cambios
de la realidad que Jesús señalaba, pero que ellos no son que experimentamos, nos obliga a movernos con agilidad
capaces de percibir. si queremos acompañar a un pueblo que va siendo lleva-
Nosotros no huimos de esta cultura que fluye líquida do a llenar su vacío con sensaciones siempre nuevas, a
bajo el impacto de sensaciones seductoras que nunca ce- dejar atrás objetos que todavía funcionan para conseguir
san. La pertenencia a esta cultura nos da raíces, lengua- los nuevos modelos que impone el mercado, a prescindir
je. Esta cercanía es necesaria. Pero al mismo tiempo ne- de personas queridas para empezar otras relaciones nue-
cesitamos tomar distancia si queremos vivir una novedad vas en los cambios de ciudad o de trabajo, a dejar estilos
que la cercanía podrá transmitir después a nuestra gente. de vida conocidos para abrirse a otros nuevos publicita-
Un solo dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

dos como innovadores y fuente de felicidad. El amor de la pausa necesaria para que nuestras actividades y en-
Cristo nos urge a acompañar a nuestro pueblo. cuentros tengan el sabor del evangelio. La pausa debe
Al mismo tiempo, necesitamos introducir en nuestra viajar en la entraña de la urgencia.
vida pausas para no ser diluidos en la velocidad que nun-
ca se detiene. En la pausa se sedimenta lo que vale y se
evapora la espuma. La inercia de nuestro movimiento, el 6. Ser desde la frontera
ritmo de los que viven a nuestro lado y los estímulos que novedad evangélica en el centro
llegan desde fuera nos seducen y se sitúan un metro de-
lante de nosotros, creando un vacío que nos succiona y Las fronteras son las orillas donde la vida se deteriora y
nos arrastra, haciendo que nos resulte difícil detenernos. acaba, o donde nace y se renueva. Pueden estar situadas
Nuestros sentimientos, pensamientos, entrañas y relacio- entre el mundo rico del Norte y el pobre del Sur; entre
nes se vuelven impacientes. Pasamos por la superficie de las periferias marginadas y las urbanizaciones exclusi-
las personas y de las situaciones como aguacero que se vas; entre una religión dominante y otras minoritarias...
precipita y erosiona sin empapar la tierra. Nuestros abra- Marcan el dentro y el fuera, la inclusión y la exclusión.
zos se quedan a medias, y nuestras respuestas se comen También existen fronteras en la investigación científica
las palabras. Cuando ya no tenemos tiempo para nada, ni que señalan la línea entre el saber sobre la realidad y el
siquiera para comer (Me 6,31), es cuando más necesita- no saber, entre la salud y la enfermedad incurable, entre
mos salir al borde del camino y detenernos. el cuidado del ambiente y la destrucción ecológica.
En algunas ocasiones, nuestro organismo enferma Acercarse a las fronteras, hacia la carencia, no sólo es
para obligarnos a parar y asentar la vida. Después de una emigrar hacia la negatividad, sino también hacia posibi-
pausa grande, salimos con otra visión de la realidad mu- lidades nuevas de vida justa y más humana para todos.
cho más sabia y respetuosa de nosotros mismos y de los Siguiendo un movimiento contrario a los mensajes
demás. Grandes aportaciones humanas han salido de vi- que llegan cada día a nuestros sentidos, somos invitados
das detenidas en cárceles, hospitales y destierros. a emigrar hacia las fronteras y a permanecer en ellas, de
La cultura nos propone vivir la urgencia y la pausa tal manera que nuestras raíces puedan succionar la vida
como dos momentos separados. Primero nos llenamos del humus fértil, pues no existe ninguna situación dejada
de estrés, y después nos derrumbamos en una playa. A de la mano de Dios. El mundo saturado declara a veces
veces vivimos en una alternancia la prisa y el descanso, que hay pueblos a los que hay que dejar morir porque no
como al interrumpir las actividades ordinarias para hacer son viables. El evangelio no declara prescindibles a pue-
un retiro, un discernimiento necesario o una peregrina- blos y personas. Todo lo contrario. Jesús nace, vive y
ción. Pero lo ideal es que las dos dimensiones se vayan muere en el abajo de la realidad, y hacia ahí tenemos que
integrando en la vida cotidiana. Cada día hay que vivir la dirigir la mirada si queremos contemplar a Dios, saber
urgencia para crear lo posible, y cada día hay que hacer cómo es El y cómo es una vida profundamente humana.
Caminar sobre las aguas- Un soto dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

En el encuentro respetuoso con las periferias pode- morbo al presentar a la luz pública los pecados escondi-
mos descubrir nuevas formas de vida, pero a veces nos dos de personas que se presentan en la sociedad como
perdemos en arenas movedizas, en búsquedas que dicen orientadores morales y espirituales, para transformarlos
a los demás y a nosotros mismos por dónde no hay que en escándalo. Algunos medios de comunicación se pre-
intentar caminos. Es una apuesta fracasada pero fecunda. sentan como piedras de molino que habría que atar al
No toda búsqueda tiene que acabar en aplausos. La vida cuello a los escandalosos, conminándoles a que se preci-
nueva descubierta en la periferia se ofrece a todos y via- piten en el mar. Se silencia casi siempre el servicio ex-
ja hacia los centros, como Jesús viajó desde la Galilea traordinario que ofrecen tantos cristianos en los lugares
desacreditada y marginal hasta la Jerusalén de las institu- más difíciles del mundo. Benedicto XVI decía en su via-
ciones que controlaban con su poder el futuro del pueblo. je a Malta, el 17 de abril de 2010: «La Iglesia está heri-
Las periferias sugieren no saber, búsqueda, gesta- da por nuestros pecados». La Iglesia es santa y pecadora
ción, silencio, interioridad, barrizales sin linderos, dis- al mismo tiempo. Sólo se la comprende bien y se la ama
posición a acoger dentro la intuición de la vida nueva. El en la experiencia mística que la contempla como prolon-
centro sugiere visibilidad, institución, seguridad, ampli- gación de la encarnación del Hijo en la historia.
tud de plazas y avenidas. En la cultura que hace girar to- La literatura y el cine construyen tramas ofensivas a
dos los ojos hacia el centro seductor y bullicioso, hay partir del misterio que envuelve a Dios y de la debilidad
que emigrar a las fronteras, donde es posible ver mejor de las instituciones eclesiales que lo hacen presente. Mu-
la falsedad de las propuestas, sufrir la injusticia que des- chos viven una liberación al desmontar públicamente
ciende desde arriba y acoger en esa herida la novedad de imágenes de Dios que los han atormentado durante mu-
Dios que resucita. chos años. El misterio, que sólo se puede asumir desde la
experiencia religiosa, se aborda con ignorancia y medias
verdades, y se construyen novelas que encuentran a mi-
7. La poda inevitable: persecución y bendición llones de lectores. La fragilidad del lenguaje y de los sím-
bolos para transmitir la fe en una nueva cultura queda al
Las instituciones tradicionales ya no ofrecen el mismo descubierto. La adhesión simplemente sociológica de
apoyo que brindaban en la modernidad para construir muchos cristianos ya no se sostiene. En épocas de gran
nuestra identidad. La Iglesia es una de las instituciones reconocimiento y poder social, la iglesia institucional ha
que han perdido relevancia en muchas partes. Nada hay crecido mucho, pero parte de su crecimiento se asemeja a
sagrado en la sociedad secular que sea inmune al humor la higuera estéril, de mucho follaje y ningún fruto.
ácido o la crítica que erosionan aún más la credibilidad. Tal vez la añoranza de otros tiempos en los que éra-
En la cultura de la información, los periodistas bus- mos más poderosos, reconocidos e intocables, nos para-
can los escándalos y contradicciones de la Iglesia para lice ahora. Los números no nos van a salir si no vivimos
sacarlos en la primera página de los periódicos. Hay en la gratuidad sin cuentas de Jesús, y las podas necesa-
Caminar sobre las aguas- Un soto dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

rias nos dolerán como si nos estuviesen robando la vida grandes crisis en la historia de la Iglesia, las humillacio-
en vez de prepararnos para dar más fruto. nes nos han hecho más humildes, y las pequeñas comu-
Para la vid que sí da fruto ha llegado el tiempo de la nidades se han identificado con esa barca frágil en me-
poda, pero no somos nosotros los que cortamos. Perso- dio de la noche, sacudida por las olas amenazantes del
nas no creyentes o de otras religiones, principalmente, lago. No hay que temer: Jesús camina sobre las aguas y
manejan el hacha y las tijeras. La parábola de Jesús es se sube a nuestra barca. Hay que remar al unísono, todos
muy gráfica. Las ramas que no dan fruto deben ser cor- unidos, hacia la consistencia evangélica para construir el
tadas, y las que dan fruto deben ser podadas para que den reino de Dios.
más fruto (Jn 15,2). Si no son podadas, cada vez se de-
grada más la cosecha, hasta la esterilidad absoluta. La
poda es siempre invernal y dolorosa. Es absolutamente
necesaria. Esta parábola tiene un sentido comunitario y 8. El fuera y el dentro de la alegría necesaria
se la presenta Jesús a sus discípulos cuando ya se acerca
el momento de la pasión. Jesús es el tronco, y los discí- Hace unos días, leía un artículo en un periódico de al-
pulos son los sarmientos que van a sentir el filo del ace- cance nacional: «La alegría carece de prestigio intelec-
ro sobre sus seguridades y expectativas. Resulta más sor- tual. No verán ustedes a un escritor que manifieste su
prendente la parábola cuando Jesús nos dice que el Padre alegría abiertamente». ¿Qué puede decir esta afirmación
es el labrador que poda. En vez de atrincherarnos en me- sobre nuestra cultura? ¿No se manifiesta fuera la alegría
canismos defensivos, nosotros tenemos que responder porque no existe dentro, o porque, si se manifiesta, desa-
con la bendición de comunidades más evangélicas a los fina con el discurso sin trascendencia de la queja?
que nos persiguen y nos podan, como Jesús le dice a la La estimulación de los sentidos con sensaciones pla-
comunidad de sus discípulos (Le 6,27-29). centeras nos permite disfrutar con un goce epidérmico.
La bendición se elabora en la interioridad sin testigos, Se promueve el éxtasis químico que eleva hasta la cum-
en la soledad del encuentro con Dios, que nunca se corta bre y precipita después en el vacío. La hipermedicación
ni se detiene. La bendición no es sólo una frase que se pro- de la existencia ofrece una pastilla específica para cada
nuncia fácilmente, sino una comunidad que sea bendición uno de los sinsabores, golpes o insomnios. Es muy hu-
para todos, más parecida al Jesús pobre y humilde que se mano quitar el dolor, curar las enfermedades y aliviar los
movía con agilidad por los caminos de Galilea y por la síntomas desagradables, como Jesús mismo hizo en el
orillas del lago. Si vivimos en la certeza de Jesús, no ne- evangelio. Pero la alegría no es lo opuesto al dolor, sino
cesitaremos forzar pertenencias ni reconocimientos. a la tristeza, al desencanto, al sinsentido. Aunque im-
Esta parábola pascual de la comunidad se comple- pregna toda nuestra persona, su origen está más ligado al
menta con la de la pequeña barca que atraviesa el lago en espíritu que al cuerpo. Hay muchos dolores, como el de
medio de la noche. En los momentos de persecución o de dar a luz una vida nueva, que pueden darle calidad a la
- Un solo dinamismo inseparable: integración personal e integración en la realidad

alegría. La cultura promueve el gozo de la acumulación del Espíritu. En nuestro tiempo de incertidumbre somos
sin medida de bienes, de celebridad y de poder, que su- responsables de la Alegría del evangelio que nos dejó
pone competencia y exclusión, victoria y rendición. Jesús.
La alegría aparece en el evangelio de tal manera que
sería difícil de creer si no la hubiésemos encontrado en COMUNICACIÓN
la vida de muchas personas que no tienen razones para
Si tú eres
estar alegres según los criterios de nuestra cultura. Su
el Dios humilde
alegría parece una locura a muchos «sensatos». La joven
que te escondes,
María, campesina de Nazaret, canta su alegría al sentir
¿me atreveré yo
que la mirada de Dios se posa con cariño sobre ella y le
a revelarte
cambia la vida (Le 1,47). Jesús ora radiante de alegría
en el rigor insuficiente
cuando constata que el Padre revela el misterio del reino
de mis palabras?
a los pobres e ignorantes y se lo esconde a los sabios y
poderosos (Le 10,21); comunica a los pobres que encon- Si tú eres
trarán la alegría del reino en medio de las persecuciones el Dios humilde
de que serán objeto por ser luz que se consume ilumi- que te comunicas,
nando y sal que se disuelve para dar luz y sabor a la his- ¿trataré yo
toria (Mt 5,12); después de lavar los pies a sus discípu- de enmudecerte
los, promete la alegría a los que sirvan a los hermanos de con el silencio puritano
la comunidad en los gestos sencillos de la convivencia de mi boca cerrada?
(Jn 13,17); y cuando resucita, ofrece la alegría a todos
los que estaban encogidos por el miedo y la tristeza cre- ¡Bienvenido seas,
ando una comunidad alegre y servidora (Le 24,41). silencio divino,
expresándote
Tosas estas expresiones de la alegría están situadas en nuestra palabra
dentro de un proyecto de salvación que interesa a todos tan humana!
y a toda la creación. Y se alimentan de un amor fiel que
atraviesa los siglos y trasciende la dicha del instante. Es 4 de abril de 2010
el corazón del reino que ilumina los rostros. Domingo de Resurrección.
Esta alegría pascual forma parte esencial del mensa-
je del Resucitado, que los discípulos empiezan a trans-
mitir en medio de las amenazas y castigos de los diri-
gentes judíos. Es una expresión de que Jesús no sólo re-
sucita para sí mismo, sino para todos nosotros. Es un don

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