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Tema 1: "Derecho Penal, sus principios y fuentes"

.1. Funciones del Derecho Penal

Icono de iDevice Analizamos las funciones del derecho penal

Previamente debemos de señalar que Derecho Penal para Miguel Polaino Navarrete el Derecho
Penal es el conjunto de disposiciones jurídicas (normas penales, contenidas esencialmente en el
Código Penal, y en escasa medida en Leyes penales especiales) que regulan los elementos
principales de su definición (el delito y la pena), y describen (a través de los tipos legales) las
concretas figuras de delito, conminándolas con una pena proporcionada a su gravedad respectiva.

Según Hans-Heinrich Jescheck el Derecho Penal determina qué transgresiones contra el orden
social constituyen delito, amenazándolo con la pena como consecuencia jurídica por la realización
de aquél. Además, con motivo de la ejecución de un hecho delictivo, también prevé la aplicación
de medidas de seguridad y corrección...

Para Claus Roxin el Derecho penal se compone de la suma de todos los preceptos que regulan los
presupuestos o consecuencias de una conducta conminada con una pena o con una medida de
seguridad y corrección.

En opinión de Felipe Villavicencio Terreros Derecho Penal es aquella parte del ordenamiento
jurídico que define ciertas conductas como delitos y establece la imposición de penas o medidas
de seguridad a los infractores.

A decir de José Hurtado Pozo en su acepción corriente y restringida la expresión derecho penal
comprende sobre todo las reglas relativas a las infracciones (tipos legales y condiciones
substanciales de la represión) y las sanciones.

Luego dado que el objetivo primordial de toda sociedad moderna debe ser garantizar la realización
personal como hombres libres de sus ciudadanos impidiendo las acciones desestabilizadoras o
perturbadoras, en pro de ello debe contar, para asegurar un medio histórico-social idóneo para tal
fin, con un ordenamiento constitucional que concebido dentro de una legitimidad democrática
impere en todos sus estratos; asimismo con sistemas eficaces de control social informales,
verbigracia la familia, instituciones educativas, religiosas, etcétera; sistemas de control social
formal como los normativos estatales o el derecho en sus diferentes manifestaciones; siendo así
tenemos que el Derecho Penal es un medio formalizado de control social, es un derecho de
advertencia y condiciones de castigo; sin embargo su diferencia con los otros medios de control no
está en el castigo, lo que también puede ser usado por los otros medios de control, sino que radica
en: la predeterminación de su intervención, las garantías que se otorgan al infractor, y la
magnitud, naturaleza y legitimidad de las penas y medidas de seguridad; y resulta ser el
instrumento jurídico más enérgico de que dispone el Estado para evitar las conductas que resultan
más indeseables e insoportables socialmente.

Como tal cumple diversas funciones como:

ÉTICO-SOCIAL.- Que se refiere a aquella formadora de los patrones comportamentales de la


sociedad entendida como el mínimo ético de lo que en una comunidad son valores universales y
fundamentales.

SIMBÓLICA.- Fomenta la producción en la opinión pública de la impresión tranquilizadora de un


legislador atento y decidido.

PSICO-SOCIAL.- Alude al papel de "satisfactor" de las motivaciones sociales que debe cumplir el
Derecho Penal. Un canalizador del encono colectivo; para Luigi Ferrajoli en su obra Poder y
Control, el Derecho Penal ha de ser primariamente mínimo para evitar, la violencia social informal.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 89-97, con algunas modificaciones realizadas con fines didácticos.

1.2. Derecho penal objetivo y subjetivo

Objetivo (jus poenale).- El que consiste o contiene el conjunto de normas penales que establecen
condiciones y principios de intervención punitiva del Estado, así como las conductas que, por
desvaloradas, se encuentran prohibidas y a las que, de operarse, se las castiga con una pena o se
las controlará con una medida de seguridad, como consecuencia jurídica necesaria.

Subjetivo (jus puniendi).- El que trata lo concerniente al derecho o facultad de castigar que tiene el
Estado.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 91-94, con algunas modificaciones realizadas con fines didácticos.
1.3. Límites al poder sancionador del Estado

LÍMITES POLÍTICO-CONSTITUCIONALES.- El Derecho Penal se subordina al contenido formal y


material de la Constitución Política del Estado cuyo marco, es llamado por Karl Larenz en su libro
Metodología de la Ciencia del Derecho, "decisiones de valor y principios propiamente dados en la
Constitución en la totalidad del orden jurídico".

LÍMITES LEGALES.- Se refiere a los principios garantistas que sirven de límite al Derecho Penal.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 97-101, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.

1.4.Principios de legalidad

DE LEGALIDAD.- "Nullum crimen nulla poena sine lege", apotegma latinizado que significa "no hay
delito ni pena sin ley", y que en puridad se materializa en el uso de la libertad de acción sin peligro
de resultar castigado, gracias a la determinación previa de lo punible, lo que garantiza la seguridad
ante la arbitrariedad, judicial sobre todo; en consecuencia: la ley penal es la única fuente del
Derecho Penal, la ley penal es irretroactiva, y no cabe analogía en materia penal.

DE NO ADMISIBILIDAD DE ANALOGÍA.- Resulta de la correspondencia con el principio de legalidad;


esta proscripción se encuentra en el artículo III del Título Preliminar del Código Penal, que no
permite la analogía para calificar un hecho como delito o falta o determinar la pena o medida de
seguridad que le corresponde.

DE LESIVIDAD.- El bien jurídico, entendido como aquella entidad objetivamente valiosa para la
satisfacción de las necesidades físicas, psicológicas y sociales de los humanos y sus colectividades
organizadas, debe ser lesionado o puesto en peligro para que cumpliéndose el presupuesto de
lesividad el Derecho penal intervenga. Se le reconoce además al bien jurídico: que el ciudadano
sólo será sancionado penalmente por conducta que lesione o ponga en peligro dicho bien, que los
tipos penales se establecerán con el límite del bien jurídico tutelado, que facilita la interpretación
de la ley penal al encontrarse el bien jurídico en la base del tipo.

DE JURISDICCIONALIDAD.- Es otra forma del principio de legalidad que se objetiva en el plano


procesal cuando sólo se acepta que las penas o medidas de seguridad sean impuestas por jueces y
conforme a ley, dicho en latín "nulla poena sine iuditio legale".
DE EJECUCIÓN LEGAL DE LA PENA.- La pena debe ejecutarse de acuerdo a ley, no admitiéndose
modalidades ejecutivas distintas a las que ella prevé; en este mismo sentido se prohíbe la tortura y
los tratos inhumanos.

DE CULPABILIDAD.- El Derecho Penal Peruano se adscribe al sistema de derecho penal de obra y


no del derecho penal de autor, es decir que sólo reprime conductas infractoras de la norma y no
personalidades, creencias, valores, intereses, actitudes, modos de vida, o resultados producidos,
con independencia de comportamiento responsable alguno; vale decir "nulla poena sine culpa".

DE PROPORCIONALIDAD.- Se manifiesta en el equilibrio y prudencia que debe existir entre la


magnitud del hecho y la pena que le debe corresponder al autor, es un derivado del principio de
intervención mínima necesaria.

DE PREDETERMINACIÓN DE LA FUNCIÓN DE LA PENA.- Garantiza que la función que la norma le


asigna a la pena (protección de la comunidad y resocialización del infractor) y a las medidas de
seguridad (curación, tutela y rehabilitación del sujeto a éstas) no podrán ser variada por
contingencias políticas o de otra índole, es decir no más allá de los fines preventivos generales y
preventivo especiales que la ley le asigna.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 101-119, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.

1.5. Fuentes del derecho penal

LA COSTUMBRE.- Llamada también consuetudo, es la unidad de patrones de conducta que hace


que ella se repita permanentemente, creando en sus actores los criterios del valor o disvalor con
arreglo a los cuales se determina el bien jurídico pasible de protección penal, lo mismo que la
conciencia de la antijuricidad; lo opuesto a ello es el disuetudo.

LA JURISPUDENCIA.- Se trata de los fallos de jueces o tribunales en determinado sentido, sin


embargo en el modelo anglosajón y escandinavo se trata además de que estos fallos se adecuen a
la doctrina, a criterios de excelencia cultural o incluso jurídica.

LA DOCTRINA.- Es el cuerpo teórico de conocimientos normativos desarrollado por estudiosos y


publicistas en su sistematización del Derecho Penal.
LA LEY PENAL.- Para algunos es la única fuente formal del Derecho Penal, partiendo de la
proscripción constitucional de procesos y condenas por acto u omisión que al tiempo de
cometerse no esté previamente calificado en la ley de manera expresa e inequívoca como
infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley. La ley penal se halla constituida
por dos elementos: un supuesto de hecho (la descripción conductual del tipo penal del catálogo) y
una consecuencia jurídica (pena o medida de seguridad que el tipo prevé). Las normas penales
pueden ser:

Normas penales completas.- Son las que cuentan con supuesto de hecho y consecuencia jurídica.

Normas penales incompletas.- No cuentan con ninguno de los dos elementos ya que están
destinadas a concretar el supuesto de hecho o la consecuencia jurídica o restringir el ámbito de
aplicación de la norma; éstas a su vez pueden ser:

Normas penales aclaratorias.- Completan o delimitan el supuesto de hecho (arts. 13 y 16).

Normas penales restrictivas.- Aquellas destinadas a exceptuar de la regla determinados casos (art.
20).

Normas penales remisivas.- Son las que para evitar repetición se remiten a otra (art. 21).

Normas penales en blanco.- Aquellas que no expresan completamente los elementos específicos
del supuesto de hecho sino que se remiten a otro u otros preceptos o autoridades, para que
completen la determinación de aquellos elementos (art. 246).

Norma primaria y norma secundaria.- La norma primaria es la que está dirigida al ciudadano
ordenándole o prohibiéndole conductas determinadas, son de naturaleza jurídico penal; en tanto
la norma secundaria está dirigida al juez obligándolo a imponer una sanción penal determinada
ante la realización de un acto típico, su esencia es imperativa y con ámbito menor que el de las
normas primarias.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 121-127, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.

Lecturas recomendadas

Para saber más

Ponemos a tu disposición y te invitamos a revisar dos interesantes documentos que te ayudaran a


reforzar y ampliar los temas que hemos estudiado, estos los encontrarás en la base de datos ebsco
que utiliza nuestra universidad:
Documento 1: "El Principio de Legalidad en el Ámbito Penitenciario"

Dirección: http://web.ebscohost.com/ehost/detail?vid=6&sid=d099db3b-a181-4a24-b91d-
35f3784699cf%40sessionmgr4&hid=24&bdata=Jmxhbmc9ZXMmc2l0ZT1laG9zdC1saXZl#db=zbh&A
N=83532593

Breve descripción: Aquí el autor pretende determinar de forma precisa las consecuencias de la
aplicación del principio de legalidad al sistema de ejecución de las penas privativas de libertad,
pasando al análisis de algunas de ellas. En este sentido se quiere señalar los presupuestos del
principio, su recogida normativa en el sistema jurídico español, las consecuencias fundamentales
que para el cumplimiento de las penas privativas de libertad trae el principio de legalidad, así
como algunas particulares consideraciones respecto a su aplicación en el sistema penitenciario
vigente.

Documento 2: "Política Criminal y Derecho Penal. ¿Quién es el Enemigo? Un Análisis Crítico Desde
las Zonas de Rehabilitación y Consolidación"

Dirección: http://web.ebscohost.com/ehost/pdfviewer/pdfviewer?sid=d099db3b-a181-4a24-
b91d-35f3784699cf%40sessionmgr4&vid=16&hid=24

http://www.javeriana.edu.co/juridicas/pub_rev/univ_est/documents/12PabloGomez.pdf

Breve descripción: El artículo analiza especialmente las posturas de Günther Jakobs y Alessandro
Baratta, para finalmente de forma crítica hallar, que tanto el derecho penal de enemigo como
cierta política criminal, son herramientas propias de un determinado proyecto político.
Tema 2: "Interpretación y ámbitos de la Ley Penal"

2.1. Interpretación de la ley penal

Icono de iDevice ¿Qué debemos entender por interpretación?

La interpretación legal en términos generales es aquella operación intelectual por la que se busca
establecer el sentido de las expresiones utilizadas por la ley para decidir los supuestos contenidos
en ella, y consecuentemente, su aplicabilidad al supuesto de hecho que se plantea al intérprete.

En el caso de la norma penal debido a la taxatividad que le exige al legislador la observancia del
principio de legalidad éste que debe evitar conceptos vagos, abiertos y excesivamente
indeterminados; de la misma manera el intérprete de la ley penal se encuentra condicionado por
el principio en mención, del que derivan exigencias como la determinada por el principio de
prohibición de analogía; sin dejar de lado que en algunos casos la punición o impunidad de las
conductas depende del contenido que se atribuya a los preceptos penales, lo que hace del proceso
interpretativo una actividad sumamente delicada.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp.129-140, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.

Clases de interpretación:

Por el intérprete o sujeto que la realiza: auténtica, judicial y doctrinal.

Por los medios: lingüística, teleológica, histórica y sistemática.

Por los resultados: extensiva, restrictiva y progresiva.

2.2. Por el intérprete: auténtica, judicial y doctrinal

De acuerdo con este criterio, la interpretación puede ser auténtica o legislativa, judicial o
jurisdiccional y privada o doctrinal.

a.AUTÉNTICA O LEGISLATIVA.- La emite el propio legislador para precisar el sentido de las leyes
que dicta. Puede ser contextual o posterior, según se haga en el mismo texto legal o en otro
expedido después; es decir, a veces formula normas aclaratorias de otras en el mismo cuerpo
legal, o bien, en una ley diferente alusiva a la que se pretende desentrañar.
b.JUDICIAL O JURISDICCIONAL.- La llevan a cabo los jueces y tribunales en su diaria tarea de
impartir justicia. Para lograrla, generalmente toman en cuenta la interpretación legislativa, si
existen y la doctrinal, si la hay así como su propio criterio, resultando una interpretación sui
generis.

c.DOCTRINAL O PRIVADA.- Es la interpretación que de las leyes realizan los particulares; de ahí su
nombre de privada. Se le denomina doctrinal cuando es hecha por los estudiosos del Derecho, por
los doctos en la materia, ya sea mediante tratados, artículos en revistas y periódicos o en la
cátedra. Esta forma de interpretación es de gran utilidad, frecuentemente sirve de guía a los
juzgadores para normar su criterio, máxime cuando procede de personas cuyos razonamientos
poseen capacidad de convencimiento.

(2010, 03). Interpretación de la Ley Penal. BuenasTareas.com. Recuperado 03, 2010, de


http://www.buenastareas.com/ensayos/Interpretacion-De-La-Ley-Penal/175489.html

2.3. Por los medios: lingüística, teleológica, histórica y sistemática

De acuerdo a este criterio, la interpretación puede ser Histórica, Gramatical, Lógica, Sistemática o
Analógica.

a. GRAMATICAL O LINGÜÍSTICA.- También llamada filológica o literal. Esta interpretación puede


integrase en términos vulgares, jurídicos y técnicos.

i. INTERPRETACIÓN EN TÉRMINOS VULGARES: La interpretación se lleva a cabo según el sentido


gramatical del idioma, con el cuidado de que la ley no dé un sentido distinto, por medio de las
palabras empleadas, precisando su connotación y significación dentro de la gramática. A su obra
de Derecho Penal, Graciela Amuchategui menciona al respecto lo siguiente al comentar el artículo
318 del Código Penal Federal mexicano, en el cual se señala a la asechanza como una agravante en
los delitos de lesiones y homicidio y afirma que: "Una correcta interpretación gramatical llevará a
entender por qué el legislador empleó el término asechanza y no acechanza (el primero significa
usar artificios o engaños para causar perjuicio a alguien, mientras que acechar significa vigilar u
observar cautelosamente)"
ii. INTERPRETACIÓN EN TÉRMINOS JURÍDICOS: Aquí las normas se interpretan de acuerdo con la
rama del derecho del que procedan.

iii. INTERPRETACIÓN EN TÉRMINOS TÉCNICOS: Las normas se interpretan según la ciencia a la que
pertenezcan.

b. TELEOLÓGICA O LÓGICA.- También es llamada interpretación racional, su objeto es desentrañar


el verdadero sentido de la norma misma que se infiere inductivamente tanto de su forma como de
su contenido, mediante el análisis del texto legal, el estudio de la exposición de motivos y las actas
de los trabajos preparatorios. Este tipo de interpretación procura descubrir la atmósfera en donde
nació la ley a la vida jurídica. Para hacer ese descubrimiento se recomienda un método histórico
debiendo tener presentes los factores sociológicos, éticos, políticos e históricos, en consonancia
con el derecho comparado.

i. ELEMENTOS FORMALES DE LA INTERPRETACIÓN TELEOLÓGICA: Como elementos formales de


este tipo de interpretación tenemos: Histórico, Sistemático y Analógico. El Histórico está
constituido por el proceso legislativo, es decir, toma en cuenta las etapas del proceso de creación
de la norma a interpretar. El elemento Sistemático, que se considera también interpretación
sistemática, deriva de la circunstancia de que las normas jurídicas no viven aisladas unas de otras,
sino que vinculadas en si forman un todo, cabe aquí el comentario del maestro Fernando
Castellanos quien al respecto dice "el derecho es uno solo y en él hay armonía perfecta"
(CASTELLANOS, Fernando, Lineamientos Elementales de Derecho Penal, 46ª Edición, Editorial
Porrúa, México, 2005, pág. 85). Pudiendo correrse el riesgo de que al considerar al derecho como
un todo nuestra interpretación quede aislada y por ello no sea correcta. El elemento Analógico
consiste en interpretar la norma recurriendo a normas o casos similares entre sí.

ii. ELEMENTOS MATERIALES DE LA INTERPRETACIÓN TELEOLÓGICA: Como elementos materiales


de la interpretación teleológica tenemos al axiológico y el sociológico. Estos elementos permiten
aceptar, respectivamente, el valor y la norma de cultura, tuteladas por la ley. Esto, debiendo
tomar en cuenta que, como lo afirma el maestro Fernando Arilla, al citar el carácter finalista del
Derecho Penal, "no hay norma que no esté destinada a la tutela de un valor y que no tenga por fin
la tutela de un bien jurídico" (ARILLA BAS, Fernando, Derecho Penal, Parte General, 2ª Edición,
Editorial Porrúa, México, 2003, p 173)

c. HISTÓRICA.- Aquí la norma debe ser considerada en relación con el momento en que se creo,
tomando en cuenta las circunstancias políticas, sociales y económicas de la época. Graciela
Amuchategui ejemplifica este criterio al comentar que "si se quiere interpretar el artículo 308,
segundo párrafo, del CPF, que señala el duelo como circunstancia atenuante en los delitos de
lesiones y homicidio, se deberá partir de la época en que se creó dicha norma y las características
de la sociedad en ese periodo." (AMUCHATEGUI REQUENA, Graciela, Derecho Penal, 3ª Edición,
Editorial Oxford, México, 2005, p 27).

Fuente: Interpretación de la Ley Penal (página 2). Monografías.com. Recuperado 01, 2013, de

http://www.monografias.com/trabajos42/interpretacion-ley-penal/interpretacion-ley-
penal2.shtml con algunas modificaciones realizadas con fines didácticos.

d. SISTEMÁTICA.- Permite interpretar la ley atendiendo a las conexiones de la misma pero con la
totalidad del ordenamiento jurídico del cual forma parte, incluidos los principios generales del
derecho. Así, este método no es sino un grado más avanzado del método lógico.

(Wikipedia Interpretación de la ley. Recuperado 01, 2013, de


http://es.wikipedia.org/wiki/Interpretaci%C3%B3n_de_la_ley)

2.4. Por los resultados: extensiva, restrictiva y progresiva

De acuerdo a los resultados a los que se llega, la interpretación puede ser: a) declarativa, b)
Extensiva, c) Restrictiva o e) Progresiva.

a. INTERPRETACIÓN DECLARATIVA.- En este rubro la ley dice lo mismo que expresan las palabras
empeladas. Existe identidad entre el texto literal y la voluntad del legislador.

b. INTERPRETACIÓN EXTENSIVA.- Las palabras empleadas en el precepto expresan menos que la


voluntad de la ley. La letra es más restringida que la voluntad legal. (minus dixit quam voluit: "dijo
menos de lo que quiso decir")

c. INTERPRETACIÓN RESTRICTIVA.- En esta clasificación nos referimos a las normas que emplean
palabras que dicen más que lo pretendido por el legislador (potius dixit quam voluit: "dijo más de
lo que quiso"). Es decir, la letra va más allá de la voluntad legal.

d. INTERPRETACIÓN PROGRESIVA.- También llamada evolutiva. Consiste en adaptar el texto de la


ley a las necesidades imperantes. Atiende a los elementos cambiantes de cultura, costumbres y
del medio social comprendidos en la ley o supuestos por ella y evolucionando de acuerdo con esos
factores.

INTERPRETACIÓN ANALÓGICA Y APLICACIÓN ANALÓGICA. DIFERENCIAS

Existe un error al considerar que la ley penal no se interpreta, confundiendo los términos:
Interpretación analógica y aplicación analógica.

La interpretación analógica estriba en aclarar la voluntad de la norma, entenderla, precisar su


contenido, desentrañar su sentido.

Mientras que, por otro lado, la aplicación analógica, consiste en imponer una sanción por un delito
no previsto en la ley, simplemente por semejanza con otro delito, lo que equivale a crear delitos
no establecidos en la norma.

Con respecto a la aplicación analógica de la ley penal, podemos decir que esta práctica está
prohibida constitucionalmente y que de acuerdo al maestro Sergio García Ramírez "De la norma
constitucional se sigue el carácter estrictamente legal del delito, la llamada "continuidad" del
derecho penal y la proscripción de la integración judicial, particularmente al través del método
analógico, enlazado con el derecho penal totalitario." (GARCÍA RAMÍREZ, Sergio, El Derecho en
México, Una Visión de Conjunto, Tomo I, Derecho Penal, 1ª Edición, UNAM, México, 1991, pág.
336)

Interpretación de la Ley Penal (página 2). Monografías.com. Recuperado 01, 2013, de


http://www.monografias.com/trabajos42/interpretacion-ley-penal/interpretacion-ley-
penal2.shtml con algunas modificaciones realizadas con fines didácticos.

2.5. Ámbitos de la ley penal: Ámbito espacial.- Ámbito temporal.- Ámbito personal

ÁMBITO ESPACIAL.-

La ley Penal se aplica básicamente dentro del territorio nacional, en consecuencia todo delito
perpetrado dentro de los límites de nuestro país ya sea por peruanos o extranjeros es tratado
conforme a la ley penal nacional y excepcionalmente de acuerdo a la extranjera, esto de acuerdo
al principio de territorialidad; por otro lado tenemos el principio del pabellón también llamado
"teoría del territorio flotante" o del "derecho de bandera", que otorga la calidad de territorio
nacional ficto para los efectos de la aplicación de la ley penal a: el de las naves o aeronaves
nacionales públicas y el de las nacionales privadas que se encuentren en altamar o en el espacio
aéreo donde ningún estado ejerza soberanía, siempre y cuando los efectos del acto no afecten al
Estado sobrevolado (Ley de Aeronáutica Civil 30/07/88); se tiene asimismo el principio real o de
defensa que se aplica a ocurrencias suscitadas en el extranjero cuando además de delictivas de
acuerdo a la ley peruana, afectan los intereses del Estado peruano, y cuando el delito es cometido
por funcionario o servidor público en el ejercicio de su cargo (art. 2, inc. 1, C. P.); asimismo se
aplica en el caso de los delitos contra la seguridad o tranquilidad pública, los delitos contra el
Estado y la defensa nacional y de los poderes del Estado y el orden constitucional o contra el
orden monetario, sin que cuente la nacionalidad del agente (títulos XII, XIV, XV y X cap. II del C. P.
respectivamente); también opera el principio de personalidad que se verifica cuando resulta
excepcionalmente la extraterritorialidad de la ley peruana, por la nacionalidad peruana del agente
activo, a quien la ley peruana persigue por haber cometido delito en el extranjero, o a quien la ley
peruana protege por ser peruana la víctima de un delito cometido en su agravio, en el extranjero,
por un extranjero; tenemos el principio de personalidad activa cuando por ser peruano el autor
del delito se le aplica la ley peruana (art. 2, inc. 4, C. P.), siempre y cuando el hecho constituya
delito en ambos países, sea pasible de extradición y que el agente ingrese al Perú por cualquier
motivo; y se aplica el principio de personalidad pasiva cuando un extranjero delinque en el
extranjero en agravio de peruano, bajo las mismas condiciones previstas en el caso anterior;
tenemos en el mismo sentido el principio de universalidad por el cual se aplica la ley penal del
Estado en que se encuentra el sujeto activo que ha perpetrado un delito previsto y constitutivo
además de una infracción al derecho de gentes (delitos de lesa humanidad) (art. 2, inc. 5, C. P.);
tenemos de la misma manera el principio de representación sobre la base del cual si el Perú
deniega una extradición juzgará, conforme a sus leyes, fundándose en la solidaridad internacional,
y como país requerido, al ciudadano extranjero.

ÁMBITO TEMPORAL.-

Se refiere a su periodo de vigencia; durante el lapso entre la publicación y la entrada en vigor


(vacatio legis) la ley carece de eficacia y no puede ser aplicada, lo que determina que siga rigiendo
la ley anterior, esto si la misma norma contiene una disposición expresa que postergue su
vigencia, porque de lo contrario rige desde el día siguiente de su publicación (art. 109 Const.). La
ley penal, por el criterio garantista del que se encuentra imbuida, rige para el futuro (art. 103
Const.) -Irretroactividad Penal-; sin embargo en este mismo sentido la excepción a la regla se da,
sólo en el campo penal -Retroactividad Benigna-, cuando la nueva ley representa una opción más
favorable al reo (art. 6 C. P.); diremos entonces con el maestro Hurtado Pozo pora diferenciar la
ley más favorable que es aquella que aplicada al caso particular (in concreto) y en todas sus
disposiciones (in globo) conduce en definitivo a un resultado más favorable al inculpado.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 141-168, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.
ÁMBITO PERSONAL.-

El principio general constitucional nos dice que: "Artículo 2.- Derechos fundamentales de la
persona. Toda persona tiene derecho: 2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por
motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra
índole.". Lo corrobora nuestro Código Penal, en su art. 10: "La Ley Penal se aplica con igualdad. Las
prerrogativas que por razón de la función o cargo se reconocen a ciertas personas habrán de estar
taxativamente previstas en las leyes o tratados internacionales".

Las excepciones al principio de la igualdad ante la ley pueden ser personales o funcionales, según
dependan de la persona de quien goza del privilegio, o de la función que ésta desempeñe. Como la
democracia es la esencia de nuestro Estado, no debemos buscar en él ningún privilegio que no sea
en razón de la función.

Tema 3: Teoría general del delito

3.1. La teoría general del delito y necesidad de ésta: Concepto de delito.- Definición moderna.

Icono de iDevice Teoría del delito

Es un constructo epistémico que facilita la definición conceptual y el análisis secuente del delito
como conducta humana compleja e inaceptablemente transgresora de la norma estatal
prohibitiva e imperativa. Tiene como finalidad facilitar la determinación precisa del universo de
conductas que son cierta e inconfundiblemente contrarias al orden jurídico social, cuantificar la
intensidad de la contrariedad y aplicar con enérgica prudencia la contingencia sancionadora que el
estado liberal y democrático de Derecho, tribunales de justicia mediante, considere oportuno y
necesario conforme determinada racionalidad político criminal.

Pero: ¿Cuál es el concepto de delito?

e puede conceptuar primariamente el delito como "toda conducta que el legislador sanciona con
una pena"[1] o "lesión de aquella parte del sentido moral que consiste en los sentimientos
altruistas fundamentales (piedad y probidad) según la medida en que se encuentran en las razas
humanas superiores cuya medida es necesaria para la adaptación del individuo a la sociedad"[2],
también legalmente acudiendo al artículo 11 del CP que señala: "son delitos y faltas las acciones y
omisiones dolosas o culposas penadas por la ley", jurídicamente: "es la infracción de la ley del
estado, promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, resultante de un acto externo
del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable o políticamente dañoso"[3]; desde un
punto de vista sociocriminalista "el delito legal consiste en que un hombre (sujeto activo), ofende
a otro (sujeto pasivo), violando un derecho o un bien (objeto jurídico), que se concreta en la
persona o en la cosa (objeto material), mediante una acción síquica que determina y guía una
acción física, produciendo un daño público y privado"[4]

[1] Muñoz Conde, Francisco, Teoría General del Delito, Editorial TIRANT LO BLANCH, Valencia
2000, p. 222.

[2] Garófalo, Rafael, Criminología, 1885, p. 30

[3] Carrara, Francesco, Programa I, Florencia 1924, p. 60, Nº 21.

[4] Ferri, Enrico, Principios de Derecho Criminal, Editorial REUS, Madrid 1933, p. 364.

¿Cuál es la definición moderna de delito?

La que da origen a las demás es de Franz von List precisando "es un acto humano, culpable,
antijurídico y sancionado con una pena"[1], luego tenemos que para Antolisei "delito es todo
hecho al que el ordenamiento jurídico enlaza como consecuencia una pena"[2]; asimismo Mezger
considera que el delito es "una acción típica, antijurídica y culpable"[3]; para Jiménez de Asúa es
"un acto típicamente antijurídico imputable al culpable, sometido a veces a condiciones objetivas
de penalidad, y que se halla conminado con una pena o, en ciertos casos con determinada medida
de seguridad en reemplazo de ella"[4]

[1] List, Franz, Tratado de Derecho Penal, Vol I, p. 254.

[2] Antolisei, Francisco, Manual de Derecho Penal, Parte General, Bs. As. 1960, p. 125.

[3] Mezger, Edmundo, Tratado de Derecho Penal, T. II, Editorial Revista de Derecho, Madrid 1935.

[4] Jiménez de Asúa, Luis, Tratado de Derecho Penal, T. I al VI, Editorial LOZADA, Bs. As. 1976.
3.2. Sistemas en la teoría del delito.- El causalismo.

El causalismo.

Conocido también como sistema naturalista, de Liszt, Beling y Radbruch, desarrollado por
influencia del positivismo relevando una concepción natural y mecánica de la acción humana, sin
reparar en el contenido de esta acción ni en las implicancias valorativas de la misma, considerando
a la conducta como un ente valorativamente neutro y que se reduce a un movimiento corporal
voluntario no reflejo y modificador del entorno; en este sentido se definió al delito como acción,
que equivale al comportamiento dominado por la voluntad, a lo que se adiciona el hecho que sea
típica, antijurídica y culpable; al concepto de acción se le adiciona el resultado, que consiste en la
modificación del mundo exterior, generándose una relación causal equiparable a la del mundo de
la naturaleza, en esta medida la causalidad asume aspectos enteramente objetivos determinando
un concepto naturalístico, crítico y mesurable.

Asimismo, la acción deja de ser tal cuando se trata de actos reflejos instintivos ajenos a la
voluntad, de actuaciones bajo hipnosis, o fuerza física externa irresistible; para Schünemann, a la
tipicidad de una acción pertenecía, exclusivamente, el suceso externo (describible físicamente),
relatado por el legislador en los concretos tipos delictivos de la parte especial que se concebían
descriptivamente[1]; en cuanto a la antijuricidad, de acuerdo a Von Ihering, se afirma la
"antijuricidad objetiva, contrastada con el hecho típico, precisándose que este último es
antijurídico cuando contradice a las normas jurídicas"[2], es así, que "únicamente la antijuricidad
constituía un cuerpo extraño de naturaleza normativa"[3]; en cuanto a la culpabilidad, el sistema
causalista integra dentro de esta categoría, todos los elementos psicológicos, existentes en el
autor en el momento de hecho, destacándose particularmente el dolo y la culpa, como
modalidades nucleares de responsabilidad. Al lado de estos elementos centrales se tiene la
imputabilidad. Como causa de inculpabilidad figura el estado de necesidad.

[1] Schünemann, Conferencia Beling. Die lehre vom Verbrechen, 1906, p.7.

[2] Tavares, Juárez E.X., Teoría Del Delito. Variaciones Tendencias, Ed. Hammurabi, 1983, pág. 23.

[3] Schünemann, Bernd, Sistema Moderno de Derecho Penal, ed. Tecnos. Madrid, 1991.

3.3. El neocausalismo o causalismo valorativo.

Su principal representante es Edmundo Mezger, producto de nutrir el sistema clásico de


consideraciones valorativas, de inspiración Kantiana; en esta etapa el causalismo, se imbuye de
normativismo la antijuricidad y culpabilidad, aquí a diferencia del sistema de Liszt, se incide en una
antijuricidad material de lo que deriva que definida la antijuricidad como comportamiento
socialmente dañoso, se permitió el desarrollo de la pieza que enerva la antijuricidad, como con las
causas de justificación, en tanto la categoría sistemática de la culpabilidad, se da cuando se
reemplaza el concepto psicológico de culpabilidad por uno de carácter normativo, con lo que es
posible recién dar cabida a las causas de exculpación, así como a la culpa inconsciente (con
ausencia de la relación del agente con el resultado). Este sistema permite, asimismo, adoptar en
una misma categoría sistemática (la culpabilidad), piezas que en el causalismo naturalista inicial
están dispersas, tales como la imputabilidad, el dolo, la imprudencia y las causas de exclusión de
culpabilidad.

3.4. El finalismo.

Tiene dos presupuestos filosóficos básicos: 1) El mundo se organiza con arreglo a finalidades, 2)
Todo fenómeno se explica por el fin al cual se orienta.

Las primeras muestras de finalismo en el campo penal, las dan Von Weber, Graf Zu Dohna y Hans
Welzel, aquí Weber ya anticipa en la acción un proceso dirigido, lo que permite incorporar el dolo
en el tipo penal; es justamente con este jurista que el Finalismo alcanza su madurez,
conceptualizándose al delito como la acción típica, antijurídica y culpable, y sus estructura se
encuentra comprometida con la concepción finalista de la conducta y por el concepto con la
concepción finalista, generándose la diferencia en lo que se refiere a la teoría de la acción; por
ende, la acción antes que un simple impulso es un comportamiento integral, constituido de
elementos objetivos y subjetivos, referidos a los ámbitos cognitivo (interno) y conativo (externo)
de la conducta, en orden a un fin o telos, o propósito, pues, para Welzel, la acción es el ejercicio
de la actividad finalista.

En cuanto al tipo, el Finalismo lo concibe "como acción tipificada", constitutiva del material de la
prohibición, y no puede permanecer por más tiempo reducido a la descripción de un proceso
objetivo (del mundo exterior), sino que había de aprehender la estructura final de la acción
humana, elemento específico de la tipicidad. Así se produjo el reconocimiento de la existencia de
un tipo subjetivo", que aparecía junto al tipo objetivo[1]. Surgen así, conforme al finalismo, tipos
dolosos,, tipos culposos y tipos omisivos, pudiendo ser estos últimos igualmente dolosos y
culposos.

Respecto de la culpabilidad en el finalismo, ésta se reduce a un juicio de reproche sobre el agente


por haber podido evitar la realización del tipo penal, por tener capacidad para ello y por tener al
propio tiempo conciencia del injusto. "Así, cabe distinguir dentro del nivel sistemático de la
culpabilidad, los elementos de la imputabilidad, la posibilidad del conocimiento de la antijuricidad
y de la exigibilidad"[2]
[1] Schunemann, Bernd, Sistema Moderno de Derecho Penal, Ed. Tecnos. Madrid, 1991.

[2] Schunemann, Bernd, Sistema Moderno de Derecho Penal, Ed. Tecnos. Madrid, 1991.

3.5. El funcionalismo.

Aquí la acción se mira con un criterio social, tan es así que Jeschek la define como una conducta
humana socialmente relevante, ante la cual se estará cuando el medio social resulta afectado
como consecuencia de ella. Lo central en este sistema es la estructura del injusto ya que el tipo
comprende toda la prohibición menos las causas permisivas a diferencia del concepto de injusto
total, propio de la teoría de los elementos negativos del tipo.

Para Roxín sin embargo la sujeción de la culpabilidad a la finalidad preventiva de la pena


determina que la exclusión de culpabilidad no debe vincularse a la imposibilidad de actuar de otra
manera, sino a la ausencia de una necesidad preventivo-general o preventivo-especial de la pena;
la teoría de Jackobs resulta más radical al considerar que se debe refundamentar jurídica y no
ontológicamente la teoría del delito y el método dogmático en general. El funcionalismo jurídico
de Jackobs se funda en los aportes sociológicos de Niklas Luhman para quien la función del
Derecho debe entenderse como reducción concluyente y sancionadora de la complejidad social en
el dominio de las expectativas de conducta interhumana y en concordancia con la tesis de
Amelung que renuncia al concepto de bien jurídico, del cual Rudolphi señala "constituye uno de
los conceptos que aún presentan una considerable falta de claridad"[1]; ya que de acuerdo a
Jackobs el Derecho no tutela bienes jurídicos sino fundamentalmente la vigencia de normas y del
Derecho; luego lo que interesa al Derecho no es la lesión de un bien sino la oposición a la norma
subyacente en el injusto evitable, por ende un bien llega a ser bien jurídico por el hecho de gozar
de protección jurídica, y a partir de ello afirmarse que éste constituye la validez fáctica de las
normas, que garantizan que se puede esperar el respeto a los bienes, los roles y la paz jurídica.

[1] Rudolphi, Hans Joachim. Los diferentes aspectos del concepto de bien jurídico en nuevo
pensamiento penal. Año 4, p. 44.

3.6. Sistemas tripartito o clásico y bipartito.

Se refiere al ya mencionado sistema clásico de Von Liszt-Beling-Radbruch, por concentrar el delito


a partir de sus tres categorías constitutivas: tipicidad, antijuricidad y culpabilidad, sistema que
hasta la actualidad es dominante en la doctrina. En cambio el sistema bipartito, el punto fe partida
es valorativo, a diferencia del anterior cuyo punto inicial es más empírico; para este sistema dos
son los juicios de valor fundamental y parte desde un punto de vista jurídico - penal: 1) que es
contrario al orden jurídico y, 2) que el hecho es atribuible a un autor, de lo que se infiere que el
delito en este sistema está constituido por la antijuricidad y la culpabilidad, siendo que la tipicidad,
resulta ser una instancia menos diferenciada, si atendemos a que, se le asignan a esta funciones
prácticas y heurísiticas en orden a la obtención del injusto penal.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 171-190, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.

Tema 4: El comportamiento humano: la acción

4.1. El comportamiento humano: La acción.

El concepto de acción guarda estrecha relación con la ley penal y en ella ha de apoyarse[1].
Partiendo de que el Derecho Penal moderno es de acto y no de autor[2] la consecuencia es que el
derecho peruano se construye sobre la base de conductas constitutivas de realizaciones externas y
observables de los tipos penales, lo que permite garantizar un límite y control en la intervención
punitiva del Estado; la acción: la conducta humana que interesa al Derecho Penal es tanto la
comisiva (hacer) como la omisiva (no hacer) (art. 11° CP), la acción es el supra concepto que
comprende ambas modalidades, con el añadido de que para alcanzar el significado
correspondiente en el DP debe ser consciente, voluntaria (voluntad entendida por Muñoz Conde
como facultad psíquica de la persona individual) y orientada en determinado sentido, dirección o
fin. Sobre lo cual señala Jakobs que en la comisión concurren impulsos conscientes o inconscientes
conducentes a la formación de un motivo para ejercitar el movimiento corporal correspondiente al
resultado y que en la omisión se produce un hecho que no se habría producido si el autor,
actuando como corresponde, se hubiese motivado a impedirlo. El carácter direccional de la
conducta humana hace que se manifieste en dos fases: interna y externa, siendo que la primera
constituye una conducta anticipatoria de la meta, no observable de inmediato[3], y la segunda en
la manifestación objetiva que imprime un cambio en el mundo externo al procurar la meta, lo que
resulta indispensable para no incurrir en responsabilidad sin hecho o responsabilidad por actitud
interna.

[1] Rodríguez Devesa. Derecho penal español, parte general. Ed. Dykinson. Madrid 1992. P 363.
[2] A decir de Muñoz Conde, se deduce de que no pueden constituir nunca delito, ni el
pensamiento, ni las ideas, ni siquiera la resolución de delinquir, en tanto no se traduzcan en actos
extremos. Y de Mir Puig: "...sólo es lícito prohibir penalmente comportamientos externos y no
meramente mentales".

[3] Se trata de acontecimientos psicológicos que se suceden en el ámbito cognitivo lo mismo que
en el motivacional (el sujeto en esta instancia elige los medios y la oportunidad y acaso se suma
cierto estado emocional).

4.2. Comportamiento humano.- titular del comportamiento.- ausencia de comportamiento.

TITULAR DEL COMPORTAMIENTO.- Sólo el ser humano es capaz de un comportamiento jurídico


penal relevante, entendiendo tal como la realización voluntaria, inteligente, con propósito y bajo
responsabilidad social, de conductas adaptativas al medio externo, quedando excluidos los
animales, las cosas y la personas jurídicas, ya que éstas últimas no son responsables penalmente
(societas delinquere non potest), lo que no equivale a su impunidad por abuso económico,
ecológico, monopólico, financiero en que pudieran incurrir, ya que en estos supuestos responden
sus directivos por aquello de "actuar por otro" que el CP recoge en su artículo 27[1].

AUSENCIA DE COMPORTAMIENTO.- Si el comportamiento carece de voluntad, cual es el elemento


jurídicamente fundamentador del comportamiento, éste no existe desde un punto de vista
jurídico, más sí desde un ángulo psicofisiológico. Tenemos como situaciones excluyentes de
comportamiento: i) la fuerza física irresistible; que consiste en todo estímulo externo al agente
(humano, natural o animal) que le imprime a su cuerpo un movimiento involuntario, no reflejo y
no direccionado, o por el contrario le impone la inmovilidad; ii) la conducta refleja; relacionada
con el conjunto de disposiciones filogénicas e innatas del organismo adecuadas a su supervivencia
y reguladas por el sistema nervioso superior y el bulbo raquídeo que controla muchos procesos
fisiológicos fundamentales del organismo, tratándose de una respuesta natural y automática a un
estímulo determinado, v. g. reflejos erráticos provenientes de epilepsia o mal de corea[2]; y iii) los
estados de inconciencia; cuando el agente se encuentra en estado de inconciencia natural, por
sueño o sonambulismo, o inducida por sustancias tóxicas diversas.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 191-201, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.
[1] "El que actúa como órgano de representación autorizado de una persona jurídica o como socio
representante autorizado de una sociedad y realiza el tipo legal de un delito es responsable como
autor, aunque los elementos especiales que fundamentan la penalidad de este tipo no concurran
en él, pero sí en la representada".

[2] O de Huntington, la enfermedad recibe el nombre porque fue descrita por George Huntington
en 1872, también conocida como corea (del griego danza) por el movimiento característico de las
personas afectadas. durante mucho tiempo ha sido conocida como "baile de san vito". Es una
enfermedad neurológica degenerativa (afecta a determinadas zonas el cerebro donde las
neuronas van degenerándose y finalmente mueren) caracterizada por: movimientos involuntarios
incontrolados, desarreglos psíquicos y pérdida de las funciones intelectuales (demencia)

Lecturas o recursos recomendadas (para ampliar conocimientos de la cuarta semana)

Documento 2: "El delincuente en el pensamiento de César Lombroso y su aplicabilidad en tiempos


actuales"

Dirección: http://www.buenastareas.com/ensayos/El-Delincuente-En-El-Pensamiento-
De/7287058.html

Breve descripción: Para Lombroso el delincuente reunía determinadas características somáticas,


cuya presencia indicaba indubitablemente que estábamos ante uno; con el tiempo se verificó que
su tesis no podía ser demostrada, sin embargo el reciente descubrimiento del genoma humano
nos anima a expresar que no estaba equivocado en el fondo.

Tema 5: La tipicidad y el tipo

5.1. La tipicidad y el tipo: Estructuras del tipo.- Clases de tipo; por la modalidad de la acción; por
los sujetos; por el bien jurídico

La tipicidad consiste en la adecuación de la conducta humana concreta a los supuestos


paradigmáticos contenidos en el catálogo de delitos y penas, a lo que se les conoce como tipos
penales; luego el tipo viene a ser la descripción de la conducta prohibida realizada por el legislador
en el supuesto de hecho de una norma penal, el tipo cumple una función seleccionadora de
conductas, otorgándole relevancia penal, y con ello desempeña una función garantista (principio
de legalidad), y a la vez una función intimidatoria propiciando la inhibición de la trasgresión de
norma prohibitiva de parte del ciudadano lesionando el bien jurídico concreto.
ESTRUCTURAS DEL TIPO.

i) conducta típica (aspectos: conativo, cognitivo y emotivo, referidos a actuar, pensar y sentir,
respectivamente): fase objetiva objetivada por el verbo rector, determinándose la tentativa o
consumación, y fase subjetiva donde se toma en cuenta la voluntad del actor y su conciencia de
actuación para los delitos dolosos, y la insuficiencia de conciencia de peligrosidad del acto para los
culposos;

ii) sujeto: pasivo que es la persona física individual o colectiva, jurídica, el Estado, titular del
derecho atacado o del bien jurídico tutelado, activo el que realiza la acción, perjudicado o víctima,
dado que pueden no coincidir la víctima o sujeto sobre el que recae la acción y el titular del bien;

iii) objeto sobre el que recae la acción, que puede ser persona o cosa;

y iv) bien jurídico u objeto jurídico;

CLASES DE TIPO;

POR LA MODALIDAD DE LA ACCIÓN.

i) tipos de resultado y los de mera actividad, a los primeros es necesario que a la acción le suceda
un resultado «separable espacio-temporalmente de la conducta», lo que no se exige en los tipos
de mera actividad, habida cuenta que el tipo se realiza y consuma, con la sola actividad del agente,
ambos tipos pueden configurarse como delitos instantáneos (homicidio), permanentes (secuestro)
y de estado (certificado médico falso o bigamia) según se tenga un acto jurídico de cierta duración;

ii) tipos de acción y omisión, en el caso de los primeros su realización está prohibida, y en el de los
segundo el tipo exige intervenir ordenando determinada conducta que la ley considera adecuada a
la defensa de determinado bien jurídico, quedando sustituida la distinción clásica a partir de la
modalidad activa o pasiva del comportamiento por la de carácter normativo a partir de normas
prohibitivas e imperativas; asimismo existen delitos de omisión propia o pura y de omisión
impropia o comisión por omisión, según estemos ante un no hacer o ante una inhibición tendiente
a producir un resultado;
iii) tipos de medios determinados y resultativos, aquí cuenta en el primer caso el modus operandi
del autor (robo agravado), y en el segundo el resultado independientemente del modus operandi
(homicidio); y tipos de un acto, de pluralidad de actos y alternativos, aquí el primer caso se da
cuando el tipo describe una sola acción con la que queda perfeccionada la acción (hurto), el
segundo cuando se detallan varios supuestos de hecho concurrentes (robo), y el tercero cuando se
explicitan varios actos consumatorios, cualquiera de los cuales puede configurar el tipo (falsedad
documentaria);

POR LOS SUJETOS.

i) tipos comunes y tipos especiales, en los primeros cualquier persona realiza las conductas
exigidas, y en los segundos sólo pueden protagonizarlas sujetos con cualidades especiales, en cuyo
caso se puede hablar de tipos especiales propios e impropios, propios cuando se requiere una
persona especialmente calificada (peculado), e impropios cuando son realizables por una persona
cualquiera y además por personal especialmente calificado, en cuyo caso se agrava el tipo (TID
agravado por la calidad del agente);

ii) tipos de mano propia, que describen un contacto personal o "realización personal del tipo",
descartándose la instrumentalización de un tercero (violación);

y iii) tipos de autoría, en los que se presupone la realización personal de la conducta descrita de
modo directo (autor), o instrumentalizando a un tercero (autoría mediata), o entre varios
(coautoría); y de participación, que contemplan la inducción o cooperación con el sujeto activo;

POR EL BIEN JURÍDICO.

i) tipos de lesión, cuando exigen menoscabo o daño del bien jurídico (homicidio);

y ii) tipos de peligro, en los que no se requiere el daño, sino únicamente la puesta en peligro del
bien jurídico; pudiendo tratarse de peligro abstracto, cuando no se exige un peligro específico
(conducción de vehículo automotor en estado de ebriedad) o de peligro concreto, cuando la
conducta descrita pone en serio y efectivo riesgo el bien jurídico protegido.
5.2. Elementos del tipo.- Funciones del tipo

ELEMENTOS DEL TIPO. Elementos descriptivos, son los que refieren hechos de la realidad natural,
observable o deducible, su contenido proviene del ámbito del ser en el sentido de la ciencias
naturales (matar 106, aborto 114); elementos normativos, los que comportan una valoración
jurídica o sociocultural (cónyuge 107 ajeno 188, documento o falsedad 427 y 428, funcionario
público 425); se caracteriza por su no percepción sensorial y comprobación en virtud de una
valoración, es decir no directamente de juicios de la experiencia, sino a través de juicios de
valoración jurídica o social[1].

FUNCIONES DEL TIPO. Función garantista, el ciudadano sabe a qué atenerse pues conoce lo que la
ley obliga y prohíbe en vista de que «el tipo legal obedece al pensamiento de determinación o por
lo menos de determinabilidad precisa de la descripción del ámbito situacional a que se refiere la
norma»; función indiciaria, la realización del tipo implica una presunción de antijuricidad,
tratándose de una función prejuiciada; y función educadora, el catálogo de tipos informa sobre las
conductas obligadas y prohibidas, a partir de la estimación de bienes jurídicos, con lo que se
previenen los conflictos sociales en qué consisten los quebrantos de las normas.

[1] Gómez Benítez, José Manuel, TEORÍA JURÍDICA DEL DELITO, DERECHO PENAL, PARTE GENERAL,
Civitas, Madrid 1984. Con algunas modificaciones con fines didácticos.

5.3. Relación de causalidad e imputación objetiva; Teorías.- La imputación objetiva; Sistemas

RELACIÓN DE CAUSALIDAD E IMPUTACIÓN OBJETIVA, existen varias propuestas; TEORÍAS.Teoría


de la equivalencia de condiciones, originada en el concepto filosófico de causa (John Stuart Mill),
en tanto se trata de un conjunto de diversos antecedentes que genera efectos, dado que: "es
causa de un resultado toda condición de la cual ha dependido su producción, con independencia
de su mayor o menor proximidad o importancia" o "un resultado es causado por una acción,
cuando ésta no puede ser supuestamente excluida sin que el resultado desaparezca en su forma
concreta"[1]; teoría de la causalidad adecuada, según la cual, es condición de un resultado aquella
que conforme a la experiencia de vida es generalmente adecuada para producir un resultado
(juicio ex-ante formulación probabilística, fundamentable en estadística y experiencia de vida),
evita regresus ad infinitum de teoría de la equivalencia dando solución al problema de los cursos
causales insólitos o extravagantes; se le tiene como t. de la imputación objetiva (límite de la
responsabilidad sobre la base de la efectiva causalidad); teoría de la relevancia típica, aporte de
Edmundo Mezger, precursor de moderna t. de la imputación objetiva, que discierne entre
causalidad natural al no bastar el nexo causal, debiendo verificarse la relevancia típica del nexo de
cara al tipo penal concreto[2], dado que la relación causal por sí sola no puede fundamentar la
responsabilidad por el resultado, sino que es necesaria la relevancia jurídico penal del nexo causal,
para Octavio de Toledo y Huerta Tocildo "no todas las condiciones son causa en el sentido jurídico
(típico), las hay relevantes (típicas) y las irrelevantes (atípicas)"; LA IMPUTACIÓN OBJETIVA.
Presupuesto, teniéndose como punto de partida, que todos los delitos tratándose de conducta
están regidos por la causalidad física y suponen indispensablemente modificaciones del mundo
exterior (resultado), abarca delitos de mera actividad, tentativas y omisiones, debiendo partirse de
que no toda relación de causalidad conduce inevitablemente al reconocimiento de un reproche
penal, es necesario una valoración jurídica a fin de determinar si la relación causal de cara a los
fines del Derecho Penal tiene relevancia jurídico penal, con lo que se separa la causalidad de la
imputación, "una conducta sólo puede ser imputada cuando ha creado un riesgo jurídicamente
desaprobado, que se concreta en la producción de un resultado"; precedente epistemológico de la
teoría de la imputación objetiva,Hegel: juicio de imputación que hace una persona cuando sabe
que el resultado de su conducta le corresponde "como una existencia transformada por mi acto",
Karl Larenz: la llama de ese modo para poner énfasis en el tema de la imputación, diferente al de
la valoración moral del acto, la define como un intento de delimitar los hechos propios de los
acontecimientos accidentales; es decir, afirmar que ese acontecimiento es su propia obra, dirigido
por su voluntad y objetivamente previsible, Richard Höing (1930), formula para el DP las
anotaciones civilistas de Larenz y cuestiona el naturalismo a ultranza, planteando que en el DP la
relación de causalidad sólo tiene sentido cuando media la voluntad humana, "imputable es aquel
resultado que puede ser concebido como dispuesto finalmente, conforme criterio objetivo de
alcanzabilidad o estabilidad del resultado", luego es a partir de éstos dos últimos que se construye
la moderna teoría de la imputación objetiva para la delimitación de la responsabilidad penal,
Wolfang Frisch, se atreve a calificar la imputación objetiva como una de la adecuación continuada
o "de la relevancia desarrollada", recordando posiciones antiguas; SISTEMAS: Sistema Roxin[3] (de
la Escuela de München), deben tenerse en cuenta dos principios para determinar que una relación
causal resulte penalmente típica: 1) al autor se le puede imputar un resultado cuando su conducta
creó un peligro que sobrepasa el riesgo permitido, y 2) el juicio de imputación dependerá además,
del alcance y fin de protección de la norma, pues podría presentarse el resultado como un
derivado del peligro desaprobado creado por el autor, pero no ser objeto de la norma remover
esos peligros; desarrollo de principios excluyentes de imputación a nivel objetivo del tipo:
disminución del riesgo, los actos dirigidos a disminuir el riesgo para el bien jurídico, aun cuando
produzcan un resultado dañino no se les puede imputar al actor quien más bien procuró mejorar
la situación del bien jurídico, ej.: médico, bombero; creación de riesgo jurídicamente relevante;
casos en los que la conducta del autor crea un riesgo adecuado a la naturaleza del resultado,
donde el dolo carece de importancia, ej: envío del s pasivo por avión con la esperanza de que
muera; aumento de riesgo permitido; se verifica cuando la conducta rebasó el índice del riesgo
tolerado, ej: distribución de material contaminado sin observar el reglamento produce muertes,
pero después se descubre que aún observándolo se hubieran producido las muertes; el ámbito de
protección de la norma; antes de imputar un resultado hay que atender al objeto de tutela de la
norma, pues si el daño producido no es de aquellos que la norma de cuidado trata de evitar, no le
es atribuible al sujeto, Gimbernat: no sería atribuible el atropello de un adulto al rebasar la
velocidad permitida en una zona escolar, ya que se trataba de prever el atropello de niños, o la del
transeúnte atropellado en el zanjón pese a que el conductor no rebasó la velocidad permitida;
pertenencia del resultado al ámbito de protección de la norma; se encuentran en un segundo nivel
las acciones de las que derivan otras con resultado que escapa al ámbito de protección de la
norma, por dos principios: autonomía de la víctima, ej. Suicidio de alguien que solicita el baño de
la casa del imputado, quien guardó su arma de fuego en la mesa de noche del cuarto contiguo; y la
atribución a distintos titulares de responsabilidad, ej de Roxín, un remolque sin la debida
iluminación es detenido por un policía, quien coloca una luz auxiliar y se ofrece a guiarlo hasta una
estación de servicio donde reparará el sistema, sin embargo al emprender la marcha retirando la
luz auxiliar, un automóvil choca con el remolque muriendo su conductor. Sistema Jakobs[4] (de la
Escuela Nueva de Bonn): con un punto de partida socio-normativo, enunciando "el mundo social
no está ordenado de manera cognitiva, con base en relaciones de causalidad, sino de manera
normativa, con base en competencias, y el significado de cada comportamiento se rige por su
contexto", dado que la causalidad natural carece de relevancia jurídica; presupuestos: a) Los seres
humanos en sociedad se contactan e interactúan funcionalmente, conforme roles estandarizados.
b) Cualquier criterio de imputación debe diferenciar entre: autor, víctima y terceros,
determinando según sus roles quién lo quebrantó administrándolo deficientemente, y en
consecuencia, quien debe asumir el costo de ese quebranto. c) Quienes se mantienen dentro de
los límites de su rol, no responden de un curso lesivo, aún en el caso de que pudiesen evitarlo
perfectamente; instituciones de la imputación objetiva en Jakobs: 1) existe un riesgo permitido, no
es prioridad de la sociedad la protección de bienes jurídicos a ultranza, sino garantizar a sus
miembros la oportunidad de desarrollo pleno e interactuar gratificante y creadoramente, por ende
el riesgo existe siempre, siendo consustancial al hombre y a la sociedad; Jakobs: "La sociedad debe
dar a sus integrantes la acción de desarrollarse plenamente como persona e interactuar de
manera gratificante y creadora, siendo el caso que, la prohibición de cualquier puesta en peligro,
de toda índole, imposibilitaría la realización de todo comportamiento social; 2) existe un principio
de confianza, en una sociedad, las personas se distribuyen el trabajo y las actividades, lo que
genera roles particulares y es de esperar que cada quien cumpla a cabalidad su respectivo rol,
pues no es tarea de los demás controlarlas en lo que son sus propios roles; 3) existe una
prohibición de regreso, un comportamiento estereotipadamente inocuo no constituye
participación en una organización no permitida. Se está ante un regreso cuando el
comportamiento inocente de un tercero es reorientado delictivamente, lo que no debiera
comprometerlo; 4) existe una competencia de la víctima, debe tomarse en cuenta, con ocasión del
acto y su imputación al autor, la contribución que hace la víctima a la consumación del mismo, ej.
taxista que inocentemente transporta a los asaltantes al lugar del robo.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 203-232, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.
[1] López Díaz, Claudia, Introducción a la imputación objetiva, Universidad Externado de Colombia,
Bogotá 1996, p 24. Con algunas modificaciones con fines didácticos.

[2] López Díaz. Ob. Cit. P. 43.

[3] De Claus Roxin.

[4] De Günther Jakobs.

5.4. Tipicidad subjetiva del tipo doloso.- Ausencia de dolo.- Elementos subjetivos de la tipicidad
distintos del dolo

TIPICIDAD SUBJETIVA DEL TIPO DOLOSO.- El dolo, definido por Maurach es el querer dominado por
el saber, de la realización del tipo objetivo; la voluntad de actuar referida al resultado que sustenta
la acción; para Bacigalupo es el conocimiento y la voluntad de la realización del tipo; al entender
de Gómez Benítez es el conocimiento y volición de la realización de todos los elementos del tipo
objetivo. Estructura del dolo: Elemento cognitivo y elemento volitivo; clases de dolo: dolo directo
de primer grado, dolo directo de segundo grado y dolo eventual, para cuya determinación existen
dos teorías: la teoría del consentimiento o aceptación, la teoría de la probabilidad y la teoría
ecléctica[1].

AUSENCIA DE DOLO.- No hay dolo cuando el autor ignora alguno o todos los elementos del tipo
objetivo (en esto radica el error de tipo). Error sobre un elemento esencial del tipo, cuando nos
encontramos ante el tema de error sobre elementos esenciales, pueden suceder dos cosas;
primero, que el error sea VENCIBLE, y segunda, que sea INVENCIBLE. Ambas situaciones reportan
resultados jurídicos diversos:

A. ERROR VENCIBLE: Es Vencible si el agente, actuando con la diligencia debida, hubiese podido
darse cuenta del error en que incurría, se trata pues de un error superable; aquí se elimina el dolo
pero subsiste la culpa y el hecho será sancionado como un delito culposo, siempre y cuando se
encuentre contemplado en el Código Penal (Artículo 12º) [1], ya que, según lo establece el artículo
12º del Código sustantivo, con relación a los delitos culposos se adopta el sistema de "NUMERUS
CLAUSUS". En definitiva, el error vencible excluirá el dolo pero no la imprudencia. El error vencible
es aquel que hubiese podido evitarse si se hubiere observado el debido cuidado, por lo que puede
considerarse "error imprudente". Otro aspecto que resulta interesante de resaltar y que la
mayoría de los estudiosos dejan de lado, dan por supuesto, es el que Bacigalupo expone acerca de
la idea de la imprudencia. En efecto, el error es evitable cuando el autor, observando el cuidado
exigido, hubiera conocido o conocido correctamente las circunstancias ignoradas o falsamente
representadas.

B. ERROR INVENCIBLE.- El Error Invencible se presenta cuando, a pesar de haber actuado con la
diligencia debida, el sujeto no puede darse cuenta de su error, es decir es un error de carácter
insuperable, aquí el sujeto queda exento de responsabilidad, pues se elimina tanto el dolo como la
culpa en donde el agente queda exento de responsabilidad penal, configurándose una causal de
atipicidad. [2] El error de tipo establecido, en el artículo 14º del Código Penal, surge cuando en la
comisión del hecho se desconoce: "...un tipo penal o respecto a una circunstancia que agrava la
pena, si es INVENCIBLE, excluye la responsabilidad o la agravación. Si fuere VENCIBLE, la infracción
será castigada como culposa cuando se hallara prevista como tal en la ley". Con el término
"ELEMENTOS" se alude a los componentes de la TIPICIDAD OBJETIVA DEL TIPO LEGAL, elementos
referentes al autor, la acción, el bien jurídico, causalidad e imputación objetiva y los elementos
descriptivos y normativos; error sobre el elemento accidental, además del supuesto genérico de
error sobre un elemento del tipo penal, el art. 14 CP prevé específicamente el error respecto a una
circunstancia que agrave la pena; esta distinción puede parecer superflua si tenemos en cuenta
que las circunstancias agravantes constituyen elementos accidentales del tipo penal, y que -
aparentemente- se le confiere a este supuesto específico de error las mismas consecuencias
jurídicas que corresponden al error de tipo. Consecuentemente, su tratamiento diferenciado ha
sido atribuido al arraigo tienen dicha distinción -entre elementos esenciales y accidentales- a nivel
jurisprudencial y doctrinal; error in persona vel in obiecto, con esta denominación se designan
aquellos casos de confusión sobre la identidad o características del objeto de la acción; a
diferencia de lo que sucede en la aberratio ictus, en estos casos el sujeto alcanza al objeto
concreto sobre el que había dirigido su acción; esta individualización de la representación del
sujeto en un objeto concreto de la acción fundamenta una imputación dolosa, evidentemente en
aquellos casos en los que el objeto alcanzado sea típicamente equivalente al objeto representado;
entendiendo que el concepto de bien jurídico refiere a un objeto empírico -y no un valor
abstracto-dotado de ciertas características típicas que lo hacen valioso, será irrelevante el error
sobre características extra típicas, tales como la identidad del objeto al que se dirige acción, a
sabiendas de que el mismo reúne las condiciones típicas error en el golpe, en esta modalidad
especial de desviación del curso causal, se incluyen los casos en los que el sujeto dirige
efectivamente su conducta contra un determinado objeto que finalmente no consigue lesionar,
sino que por un fallo en la ejecución, el efecto lesivo termina produciéndose en otro objeto; y
error sobre el curso causal (Se presenta el error sobre el curso causal, cuando se quería causar el
resultado pero por otro conducto. En opinión de Jescheck, el autor no sólo debe de conocer la
acción y el resultado, sino que debe de prever además el curso causal en sus rasgos esenciales, ya
que la relación de causalidad es tan elemento del tipo como la acción y el resultado)[2]

ELEMENTOS SUBJETIVOS DE LA TIPICIDAD DISTINTOS DEL DOLO. Se refiere a todos aquellos


requisitos de carácter subjetivo, distintos al dolo que el tipo exige, además de este para su
realización: en los tipos de tendencia interna trascendente que contienen una finalidad o
propósito que trasciende la mera realización del tipo, ej el ánimo de lucro en el delito de hurto,
existen: delitos de resultado cortado (el agente persigue un resultado extratípico, ej el
derrocamiento del gobierno en el delito de rebelión) y delitos mutilados de dos actos (ej. matar
para ocultar otro delito); y en los tipos de tendencia interna intensificada, en la ejecución del tipo,
el agente enfatiza cierto móvil, cierta actitud interna, ej. asesinato con gran crueldad.

Villa Stein, Javier. DERECHO PENAL. Parte General, 2° Edición aumentada y actualizada. Editorial
San Marcos. Lima, Perú 2001, pp 233-244, con algunas modificaciones realizadas con fines
didácticos.

[1]•Teoría del consentimiento o aceptación

Si en el dolo directo de segundo grado el autor se representa el resultado accesorio como


consecuencia inevitable de la consecución del resultado principal, en el dolo eventual tal resultado
se presenta como posible (eventual) y el agente acepta o consiente su producción. Así lo podemos
definir como "la voluntad que consiente o acepta el resultado criminal representado en la mente
del sujeto sólo como posible". Dos elementos son necesarios según esta teoría para poder afirmar
que estamos en presencia del dolo eventual: uno, que el sujeto se represente el resultado típico
como probable; otro, que el sujeto consienta o acepte el mismo para el caso que se produzca.

Teoría de la probabilidad

Esta teoría exige menos requisitos que la teoría del consentimiento para afirmar la existencia del
dolo. Es suficiente que el autor se haya planteado la posibilidad de que el resultado pudiera
producirse y a pesar de ello haya actuado. Prescinde pues, de indagar si el sujeto consintió o no
consintió, por entender ante todo que no es preciso político criminalmente saberlo y, en segundo
lugar, porque esta averiguación psicológica ofrece dificultades enormes.

Teoría ecléctica

Un sector de la doctrina se inclina por una postura ecléctica que combina los criterios anteriores.
Se exige, por una parte que el sujeto "tome en serio" la posibilidad de la producción de un delito y
por otra que el mismo "se conforme" con dicha posibilidad, aunque sea a disgusto.
[2]Una verdadera apreciación de este tipo de error, únicamente cabe plantearla tras la previa
imputación objetiva del resultado al autor. Se puede verificar en el desarrollo del proceso causal,
lo que se ha denominado la "desviación no esencial" y la "desviación esencial", partiendo de una u
otra, se obtendrán resultados jurídicos diversos.

5.5. Tipo imprudente de comisión.- La omisión.- Tipos de imperfecta realización; tentativa.-


Autoría y participación

Icono de iDevice Tipo imprudente de comisión

Se han dado diferentes formas de denominación a estos delitos. Desde el sistema italiano que
adopta el término "colpa" (culpa), y el sistema alemán, que lo identifica con la palabra
"Fahrlässigkeit" (imprudencia). Frente a esta alternativa terminológica, la doctrina se inclina por
asimilar a estas formas delictivas bajo el nombre de delitos imprudentes. El fundamento se orienta
a que el término "culpa" se presenta en un lenguaje común derivativo en su raíz latina como
equivalente a "infracción", "hecho ilícito", "pecado", "culpabilidad" o "responsabilidad por causa
moral", y por tanto, es un término que induce a la confusión al no jurista. Nuestro Código Penal de
1924 usaba frecuentemente el término "negligencia". El Código Penal de 1991 utiliza la
denominación "culpa". El uso del término "imprudencia" fue debatido en la Comisión Revisora del
Código Penal que, en definitiva, mantuvo las expresiones "delitos y faltas (...) culposas" (art. 11),
"infracción (...) culposa" (art. 12 y 14) en el texto del Anteproyecto de Ley del Código Penal Parte
General de 2004. Por otro lado, la diferencia entre el delito doloso y el delito culposo, se
determina de acuerdo al modo de individualización de la conducta prohibida. En el doloso, la
conducta está precisamente descrita en el tipo, y en el imprudente, el tipo describe la conducta de
manera indeterminada, siendo precisada en cada caso particular. La gran cantidad de conductas
culposas, hace imposible describirlas a todas de manera expresa. El delito culposo es siempre un
tipo abierto. Requieren de una norma de cuidado que permita identificar el correspondiente deber
de cuidado, y con ello, complete o cierre el tipo penal. Pero esta indeterminación no es absoluta.
Corresponde al juez identificar y determinar el contenido de la conducta culposa prohibida.[1]

[1] Villavicencio Terreros, Felipe. Los Delitos Imprudentes de Comisión. Recuperado el 13FEB2013
de http://blog.pucp.edu.pe/item/23992/los-delitos-imprudentes-de-comision Con algunas
modificaciones con fines didácticos.

LA OMISIÓN.- TIPOS DOLOSOS DE OMISIÓN: OMISIÓN PROPIA E IMPROPIA

¿Cuál es el concepto de los delitos de omisión?


La omisión es una forma típica de prohibir acciones, que implica el no haber realizado la conducta
debida que hubiera evitado el resultado producido. En otros términos, se vulnera una norma
preceptiva que obliga al agente a ejecutar un acto.

Ello deviene de la diferenciación que realiza nuestra norma penal al mencionar la existencia de
acción y omisión. (Art. 11º del C.P.) Por ejemplo: omitir prestar socorro a una persona en peligro
(art. 126º del C.P.).

¿Cuántas clases de delitos de omisión existen?

La doctrina ha dividido a los delitos de omisión en dos clases: omisión pura o propia y comisión por
omisión o impropia.

En los delitos de omisión propia la norma preceptiva obliga al sujeto a la realización de un


determinado comportamiento. Estos delitos se encuentran previamente escritos en la norma
penal. Por ejemplo: omisión legal de actos oficiales (Art. 377º del C.P.).

Por otra, en los delitos de omisión impropia la norma obliga al garante a evitar la producción de un
resultado típico. Estos delitos no se mencionan expresamente en el tipo. Por ejemplo: el salvavidas
que intencionalmente omite rescatar a otro quien circunstancialmente se está ahogando.

¿Cuál es la diferencia entre los delitos denominados "comisión por omisión" y "omisión por
comisión"?

En la doctrina nacional se equiparán los delitos de comisión por omisión a los delitos de omisión
impropia. De manera diferente, los delitos denominados "omisión por comisión" se caracterizan
porque en estos el obligado a actuar interviene de manera activa en el hecho con el propósito de
impedir que la acción cumpla su objetivo de salvar el bien jurídico protegido por la ley. Por
ejemplo: el cajero de banco que se embriaga para no impedir que un compañero robe.

¿Cuáles son los elementos que atribuyen responsabilidad penal en los delitos de omisión propia?

En el margen de la atribución de responsabilidad penal encontramos dos instituciones ya


desarrolladas anteriormente: a) imputación objetiva e b) imputación subjetiva.
En el marco de la imputación objetiva de los delitos dolosos de omisión propia encontramos tres
elementos:

a) Situación típica.- este elemento trata de la situación que genera una determinada conducta.

Generalmente, la situación típica se encuentra descrita en su totalidad en la ley penal.

b) No realización de la conducta ordenada.- en este caso el agente no realiza la conducta


ordenada. La comprobación de esta categoría se obtiene a través de la comparación de la acción
que realizó el obligado y la que requiere el cumplimiento del deber de actuar.

c) Capacidad para realizar la acción ordenada.- el agente obligado debe encontrarse en la


capacidad psico-física de realizar la acción ordenada. Es sabido, que no se puede ordenar lo
físicamente imposible.

En el marco de la imputación subjetiva, los delitos dolosos de omisión propia se atribuyen a título
de dolo. Por lo general, el sujeto es consciente de la situación típica y de su deber de actuar, e
incluso así decide omitir su conducta.

¿Cuáles son los elementos que atribuyen responsabilidad penal en los delitos de omisión
impropia?

En el margen de la atribución de responsabilidad penal encontramos dos instituciones ya


desarrolladas anteriormente: a) imputación objetiva e b) imputación subjetiva.

En el marco de la imputación objetiva de los delitos dolosos de omisión impropia encontramos


diversos elementos:

a) Posición de garante.- en este elemento se exige un deber especial de protección del sujeto con
el bien jurídico. Se considera sujetos garantes a quienes asumen deberes específicos mencionados
de acción para mantener incólumes los bienes jurídicos.
b) Injerencia.- este elemento señala que quien haya creado con su conducta precedente una
situación de peligro para determinado bien jurídico tiene el deber de evitar que ese mismo peligro
se convierta en una lesión.

c) Deberes de salvación o auxilio.- este elemento actúa cuando los cursos causales peligrosos ya
han salido del ámbito de organización y pueden haber alcanzado el de la víctima.

d) Aceptación voluntaria de protección.-en este supuesto una persona deposita su confianza en


otra y ésta la acepta. Se requiere la existencia de una decisiva dependencia de quien acepta la
protección y quien la recibe.

e) Relaciones familiares.- se trata de un supuesto de responsabilidad que considera que la relación


familiar genera una situación de garante con los integrantes de la misma familia.

f) Deberes estatales.- este presupuesto hace referencia a los deberes estatales expresados en las
labores de los funcionarios o servidores públicos frente a los bienes particulares sometidos a su
competencia.

En el marco de la imputación subjetiva, los delitos dolosos de omisión impropia se atribuyen a


título de dolo. Por lo general, presenta las siguientes características: conocimientos de la situación
de garante y conocimiento de la posibilidad de evitar el resultado.[1]

[1]Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 13FEB2013 de http://egacal.e-


ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines didácticos.

TIPOS DE IMPERFECTA REALIZACIÓN; TENTATIVA

Tipos de imperfecta realización: actos preparatorios y tentativa.

Fase Interna. Ideación, Deliberación y Resolución Criminal.

(Principio Cogitationis Poenam Nemo Patitur). Nadie debería ser castigado por sus pensamientos.
Fase Externa. Actos Preparatorios, Tentativa y Consumación.

TEORÍAS QUE EXPLICAN EL CASTIGO DE LOS ACTOS PREVIOS A LA CONSUMACIÓN: Teorías


Objetivas. Teorías Subjetivas. Teorías Mixtas. Los actos preparatorios punibles: Proposición.
Conspiración. Provocación. Apología del Delito. E. la tentativa y sus elementos: Tipo Objetivo
Inconcluso. Tipo Subjetivo Perfecto. Ausencia De Desistimiento Voluntario y El Arrepentimiento
Activo. Clasificacion de la tentativa: Tentativa Idónea. Tentativa Inidónea. Tentativa Irreal.
Tentativa supersticiosa. Delito putativo. Delito imposible. Tentativa Acabada. Tentativa Inacabada.

Consideraciones generales.

Aquí estudiaremos aquellos tipos penales que habiendo sido dirigidos a su consumación en virtud
del plan doloso del autor, no logran ese estadio de perfección típico objetiva, sino que quedan
mutilados es fases anteriores. Por ejemplo, a verte veneno en el café de b, sin embargo, la policía
descubre el plan y frustra que la victima beba el café; varios sujetos se organizan con el propósito
de ejecutar un robo. Nunca logran su cometido. El primer caso refiere un tipo de tentativa idónea
acabada, el segundo, una conspiración impune.

¿Cuáles son las fases del itercriminis?

Las fases del delito o iter criminis.

1. La fase interna. Esta fase se encuentra sumergida en la esfera psíquica y espiritual del autor.
Sólo él la conoce. Además, está vedado su acceso a otros, por razones de protección de Derechos
Fundamentales y organización política de los Estados respetuosos de la libertad de pensamiento.
Aunque fuere posible en un determinado caso, conocer los procesos cognitivos de determinado
sujeto, y a pesar que estos fueran delictuosos, aun así, no podría justificarse ninguna afrenta
jurídico penal (cogitationis poenam nemo patitur). Desde los albores del pensamiento liberal de
LOCKE y HOBBES, se protege la intimidad intelectual y cognoscitiva de los hombres, a través de la
escisión clara entre la moral y el Derecho. En la fase interna del delito podemos señalar la
ideación, la deliberación y la resolución criminal. La ideación no es otra cosa más que la
concepción potencial del acto de delinquir por el autor. En la deliberación, el autor se
autocuestiona la ejecución del delito previo a la toma de una decisión final. Advierte ventajas y
desventajas, probabilidades de éxito o fracaso, en fin, todos aquellos elementos personalísimos,
circunscriptos a móviles y motivaciones autárquicas. Finalmente, la fase interna concluye con una
resolución delictiva final. los estadios psicológicos anteriores puede faltar, pero en los delitos
dolosos, la resolución criminal no puede faltar jamás. Quizás su duración sea mínima, pero
siempre direcciona, el nacimiento de la intención de cometer un delito determinado.

2. La fase externa del delito está estructurada por los actos de ejecución. Estos contienen los actos
preparatorios, la tentativa y la consumación. Los actos preparatorios constituyen la organización
material y externa del autor o autores, sin comenzar a ejecutar ninguno de los verbos rectores del
tipo penal planificado o resuelto a cometer. Estos actos preparatorios son: la proposición, la
conspiración, la provocación y la apología del delito. Los actos preparatorios por regla general
serán impunes, salvo en los casos que la Ley, disponga lo contrario taxativamente. La tentativa es
el comienzo de actos inequívocos de ejecución, que no logran el perfeccionamiento del tipo
objetivo, por causas ajenas a la voluntad del agente (excluyéndose el desistimiento voluntario y el
arrepentimiento activo). Por norma general, la tentativa será castigada siempre, salvo, cuando de
la misma naturaleza del delito, o por disposición normativa, se establezca su impunidad, como
sucede por ejemplo en el caso de las faltas (art. 394.2 CP).

Fundamento de la punición de de las fases anteriores a la consumación.

Aquí platearemos de acuerdo a las ideas plasmada por MIR PUIG, porqué, a pesar de no
producirse el resultado planificado por el autor, en algunos casos sin ni siquiera poder afirmar la
puesta en peligro efectivo del bien jurídico, el Estado debe desplegar su potestad punitiva.

Las teorías objetivas sostienen que el castigo está justificado, por la puesta en peligro del bien
jurídico protegido. Esto explica porque, las diversas manifestaciones de actos de ejecución se
castigan con diferente intensidad, de acuerdo a su aproximación objetiva, a la lesión del bien
jurídico. Estas son sus consecuencias político criminales.

a. El principio de impunidad de los actos preparatorios, en virtud de su objetivo distanciamiento


con el bien jurídico (insuficiente peligrosidad objetiva)

b. Menor punición de la tentativa respecto a la consumación, ya que objetivamente es menos


grave la puesta en peligro que la lesión al bien jurídico.

c. La impunidad de la tentativa completamente inidónea, porque no resulta objetivamente


peligrosa.

1. Las teorías subjetivas ven el fundamento de la pena de las fases anteriores a la consumación en
la voluntad contraria al Derecho, manifestada por el autor. Aquí lo reprochable para quienes
sostuvieron esta teoría, entre otros, WELZEL, es el desafió al norma, con actos manifiestos y
externos.
Las consecuencias políticas, de tales posturas serian (en caso que aceptásemos este
planteamiento desde su forma pura, cosa que no puede suceder):

a. Una ampliación del contenido de los actos preparatorios punibles, desde el momento en que
pueda afirmarse en el autor, una afrenta a los valores juridificados por el Derecho penal.

b. Igual punición de la tentativa y la consumación, porque en ambas, el tipo subjetivo o intención


se ha perfeccionado, independientemente del resultado.

c. Punición de la tentativa absolutamente inidónea, puesto que la inidoneidad objetiva no obedece


a la presencia de una perfecta voluntad criminal.

2. Las teorías mixtas parten de la voluntad delictiva como fundamento del castigo, pero creen
limitar éste por las exigencias objetivas de la conmoción de la colectividad (teoría de la impresión
o conmoción). Las consecuencias político-criminales de esta perspectiva, serian:

a. La adopción de criterios objetivos para la delimitación de actos preparatorios y actos ejecutivos:


sólo se deben castigar los actos que producen ya una objetiva conmoción social.

b. La atenuación facultativa de la pena de la tentativa: según se aminore o no la conmoción social.

c. La impunidad de la tentativa irreal, porque no determina alarma social alguna.

Naturaleza jurídica de los actos preparatorios.

Los actos preparatorios son formas previas de codelincuencia en el hecho consumado. Así, la
conspiración constituye una forma previa de coautoría, o coautoría anticipada, y la proposición
puede verse como una inducción frustrada. La consecuencia es que todas estas figuras se hallan
sometidas a los principios que rigen la codelincuencia como el de accesoriedad limitada de la
participación y el de imputación reciproca de los actos de los coautores, respecto al hecho futuro
que se refiere. Ahora estudiemos cada una de ellas:

Art. 17 CP. La conspiración para cometer un delito sólo es punible en los casos que la ley lo declare
expresamente. La conspiración existe cuando dos o más personas se conciertan para la ejecución
del delito.

Como hemos estudiado ya, el sistema de punición de los actos preparatorios acoge el sistema de
impunidad, o punición taxativa.

La conspiración no es otra cosa más que la celebración del pactus celeris para delinquir. Es en el
ámbito de la conspiración que los coautores, deciden y planifican la comisión del tipo objetivo. Ello
implica que: 1. solo pueden ser sujetos de la conspiración quienes reúnan las condiciones
necesarias para ser autores del delito proyectado; 2. La resolución de ejecutar el hecho debe
constituir una decisión firme de ser coautor de un delito concreto.

La proposición.

Art. 17 CP. La proposición se configura cuando quien ha resuelto cometer un delito propone su
ejecución a otra u otras personas.

En la proposición, el sujeto que decidió el plan criminal, invita a otro su ejecución. De ahí que la
proposición sea denominada por algunos profesores, como inducción frustrada (recuérdese que
en la proposición no puede haber ejecución delictiva, de lo contrario quien propone la comisión
delictiva, se transforma en inductor).

La provocación.

Art. 415. Faltas relativas a la emisión del pensamiento. Incurrirá en prisión de..., quien... 2) sin
cometer delito incite en forma pública a la desobediencia de las leyes o de las autoridades
constituidas o haga apología de acciones u omisiones constitutivas de delito u ofenda la moral, las
buenas costumbres o la decencia publica.

En Honduras la provocación para delinquir es una falta contra la emisión del pensamiento y no un
acto preparatorio, como si sucede en España. El CP español de 1995, en su artículo 18 dispone.

Art. 18 CP español. La provocación existe cuando directamente se incita por medio de la imprenta,
la radiodifusión o cualquier otro medio de eficacia semejante, que facilite la publicidad, o ante una
concurrencia de personas, a la perpetración de cualquier delito.

La apología del delito.

Se trata del ensalzamiento o encomio de comportamientos delictivos ajenos. En España además se


requiere que el elogio delictivo implique una verdadera incitación a cometer delitos o
desobedecer las leyes. Al igual que la provocación, la apología del delito, en nuestro país no
constituye un acto preparatorio propiamente dicho, sino una falta contra la emisión del
pensamiento. En España el art. 18 CP, dispone:
Art. 18 CP español. Es apología, a los efectos de este Código, la exposición, ante una concurrencia
de personas o por cualquier medio de difusión, de ideas o doctrinas que ensalcen el crimen o
enaltezcan a su autor. La apología sólo será delictiva como forma de provocación y si por su
naturaleza y circunstancias constituye una incitación directa a cometer un delito.

De lege lata es posible entender, la apología y la provocación, como actos que podrían en
determinadas circunstancias, hacer nacer el dolo típico en otros; sin embargo, porque
entendemos a los actos preparatorios como manifestaciones personales del comienzo incipiente
de actos ejecución criminal, la apología y la provocación carecen de la intensidad suficiente,
persuasión y proximidad con el receptor del mensaje apologético o provocativo, como para poder
relacionarlos, con la inducción u otra forma de participación delincuencial.

Icono de iDevice La tentativa

Art. 15CP. Hay tentativa cuando, con la intención de cometer un delito determinado, se realizan
actos inequívocos de ejecución y no se consuman por causas ajenas a la voluntad del agente.

Desde el contexto normativo de la tentativa, podemos identificar sus elementos constitutivos:

1. La intención de cometer un delito determinado: esto significa que el tipo sujetivo o dolo típico
se ha perfeccionado. La voluntad delictiva del autor, se direcciona hacia la realización del riesgo en
el resultado esperado o consumación.

2. Ausencia de consumación: el tipo objetivo o transformación del mundo físico exterior es


imperfecto, es decir, el plan no alcanzó su configuración completa. El autor ejecutó total o
parcialmente su plan o aportación, sin embargo no fue seguida de consumación.

3. Ausencia de desistimiento voluntario o arrepentimiento activo.

El problema del desistimiento voluntario como elementos negativo de la tentativa.

Para la tentativa, debemos poder afirmar una intención clara de cometer un delito determinado
(en el caso de Honduras, no sería posible la tentativa de dolo eventual) y ausencia de
consumación, por causas distintas al desistimiento voluntario del agente. El desistimiento es la
expresión de voluntad autónoma del autor, de no persistir con su plan. Este desistimiento debe
proceder de circunstancias en las que el autor, pudiendo continuar hacia la consumación de su
plan, no persiste, no porque no puede, sino porque no quiere. Este último es el planteo psicológico
de FRANK.
Ejemplifiquemos:

No habrá desistimiento voluntario, si el autor antes de disparar contra su víctima, la policía desde
unos metros de distancia le compele a bajar su arma, y rendirse.

La jurisprudencia alemana agrego a la formula de FRANK el aspecto de la racionalidad, porque si


bien, en este caso, el autor pudo continuar a la consumación del plan de matar a su víctima (a
pesar de colocarse él mismo en una situación de peligro para su vida), no continuó, porque ello era
contrario a su racionalidad.

Así, tomando en cuenta la racionalidad del delincuente, ahora sostenida por ROXIN, habría
desistimiento en el caso anterior, si el autor a último instante, sin que ningún influjo psicológico
externo y compulsivo, direccione o tergiverse su voluntad, decide no disparar, y guarda su arma.
Naturalmente el autor deberá responder por aquellos delitos que ya hubieren sido consumados
itercriminosamente; las amenazas, o determinadas coacciones, por mencionar algunas
probabilidades.

Retomando la idea. Para ROXIN, si el desistimiento responde a la racionalidad del delincuente, no


tiene sentido para el Derecho admitir que determine la impunidad, mientras que si lo tiene que
sea eficaz el desistimiento contrario a esa racionalidad.

Para los casos de autoría, caracterizados por una injerencia o actuar precedente con fines
delictivos, el desistimiento voluntario debe ejecutarse a modo de arrepentimiento activo.

A coloca una bomba en un edificio público, que estallara seis horas depuse de su colocación. Si el
agente pretende desistir de su plan, no bastara con un arrepentimiento pasivo. Este deberá volver
al lugar de los hechos y desactivar el artefacto. Solo de esa manera seria posible anular la
tentativa, si acaso la bomba nunca hubiera estallado.

¿Cuáles son las manifestaciones de la tentativa?

1. Tentativa idónea:
Art. 15CP. Hay tentativa cuando, con la intención de cometer un delito determinado, se realizan
actos inequívocos de ejecución y no se consuman por causas ajenas a la voluntad del agente.

Realmente toda tentativa contrastada con la ausencia de resultado, seria inidónea. Sin embargo,
de acuerdo a esta nomenclatura, lo que se pretende aquí, es identificar la idoneidad del plan en
abstracto, para llegar con importantes probabilidades estadísticas, a la consumación. Así, por
ejemplo, habrá tentativa idónea, si a, con la intención de matar a b, le dispara con un arma de
fuego en la cabeza y sin embargo b no muere. Nótese, que estadísticamente el acto de disparar
con una arma de fuego a la cabeza de una persona, puede con altísima probabilidad,
desencadenar la muerte de cualquier persona. El plan del autor era matar a su víctima.

2. Tentativa inidónea, delito imposible (error de tipo al revés):

Art. 16 CP. Tentativa inidónea. Si la tentativa se efectuare con medios inadecuados o sobre objetos
impropios podrá atenuarse la pena o declararse no punible el hecho según la peligrosidad
revelada por su autor.

La inidoneidad de la tentativa, pueda señalarse de acuerdo a la incapacidad de los medios, los


objetos o el sujeto, para provocar el perjuicio pretendido por el autor, con ocasión a error.
Siempre que en abstracto y ex ante, el plan del autor, resulte inadecuado para el espectador
intersubjetivo, a efectos de alcanzar la consumación, deberemos afirmar la tentativa inidónea. La
apariencia de idoneidad ex ante implica, por otra parte, la realidad de la peligrosidad estadística
del hecho. Respecto a la punición de esta manifestación de la tentativa, debemos relacionar, que
dependerá de la peligrosidad revelada por el autor ex ante. La tentativa inidónea es peligrosa en la
medida en que, para el espectador intersubjetivo situado en el lugar del autor, hubiera no podido
ocurrir en ella la inidoneidad y producirse por su virtud el delito.

Por ejemplo: a, con la intención de matar a b, decide disparar su arma contra éste mientras
aparentemente duerme. No obstante, la autopsia revela que la víctima había fallecido momentos
antes, con ocasión a un aneurisma.

3. Tentativa irreal.

La tentativa irreal es aquella completamente inidónea, desde la perspectiva ex ante del espectador
intersubjetivo, para alcanzar el resultado típico, firmemente pretendido por el autor. La doctrina
dominante se inclina por la impunidad de esta manifestación de tentativa.
Por ejemplo.

A pretende derribar el avión presidencial con pequeñas piedras; o h pretende envenenar a su


madre, con miel, o dañar a su enemigo clavando agujas sobre un muñeco o con extrañas oraciones
(estos dos últimos, son casos de tentativa supersticiosa).

Debemos distinguir el delito imposible o tentativa completamente inidónea, con el delito putativo,
que excluye cualquier consideración jurídico penal. Hay delito putativo o error de prohibición al
revés, cuando un el sujeto cree con seriedad que ejecuta un acto típico o prohibido, cuando
realmente no lo está haciendo.

B decide entregarse a la policía, después de haberle sido infiel a su esposa, pensado que el
adulterio era delito.

La doctrina es unánime en entender el delito putativo es impune. La razón es que la determinación


de lo que es delito o no le corresponde la ley y nunca a la opinión arbitraria del sujeto, que no
puede convertir en punible, lo que el sistema penal no quiere castigar.

4. Tentativa acabada.

Aquí el autor termina de ejecutar todos los elementos comprendidos por su plan. Muy a pesar de
ello, no alcanza la consumación.

A derrama veneno en el café de b, con la intención causarle la muerte. B logra recuperarse de la


intoxicación y no muere

5. Tentativa inacabada.

El autor de esta manifestación de tentativa, ni siquiera logra, por causas ajenas a su voluntad,
concluir con sus aportaciones al plan global de consumación.
A, con la intención de matar a b, pretende precipitarle de un quinto piso. Antes de hacerlo, la
policía irrumpe la escena y detienen al autor.[1]

[1] Derecho penal material. Recuperado el 13FEB2013 de Monografias.com de:

Tema 6: Autoría y participación

6.1. ¿Quiénes son autores y quienes partícipes?

TIPOS DE AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN.

Concepto ontológico de autor y teorías fundamentales

Teoría Objetivo Formal.- Teoría Objetivo Material Teoría del Dominio del Hecho.

La autoría mediata. La coautoría y el pactus celeris o acuerdo previo.

La participación y fundamentos del castigo: Teoría de la Corrupción o de la Culpabilidad. Teoría de


la Acusación o del Favorecimiento.

Clasificación de la participación: La Inducción. La Cooperación Necesaria. La Simple Complicidad.

Concepto de autor.

El autor en palabras de WELZEL, es el quién de la descripción típica - el que diere muerte a otro,
por ejemplo-. El autor es el dueño del acontecer típico, a quien se le atribuye sin ninguna discusión
como obra suya. El autor debe tener en todo momento, el control material o funcional de la
transformación del mundo físico exterior. En sentido estricto, ontológico o real, el autor es aquel
que realiza el hecho y del que se puede afirmar que es suyo.
Es importante denotar, que el autor no es siempre, el sujeto que controla toda clase de tipos
penales. En los tipos de participación, serán los participes, los dueños del surgimiento de aquella
estructura típico especial, sencillamente, porque los autores están excluidos de ese ámbito
normativo.

Como hemos advertido el CP acoge el concepto dominante de autor, aprobado por la doctrina, al
prescribir que son autores quienes toman parte directa en la ejecución del hecho, los que
fuerzan...a otros a ejecutarlo. El Código, sin embargo también advierte como autores, para fines
penológicos, a los que inducen directamente a otros y los que cooperan a la ejecución del hecho
por un acto sin el cual no se hubiera efectuado. Estos últimos, el inductor y el cooperador
necesario no son autores, sino que partícipes, pero son castigados como autores, por su dominio
del hecho, como veremos más adelante.

El CP entonces acoge las dos ideas planteadas por la doctrina: la del concepto estricto de autor,
referido a los toman parte directa en la ejecución del hecho y fuerzan a otros a ejecutarlo (autor
directo, coautor y autor mediato) y, la del concepto en sentido amplio, que integra al inductor y
cooperador necesario.

El distingo posee una importancia práctica. Como afirma MIR PUIG, sólo el autor realiza un tipo
autónomo cuya concurrencia no depende de la presencia de un hecho principal; en cambio, los
participes, están sometidos, al principio de accesoriedad de la participación, respecto del hecho
del autor. A diferencia de quien realiza el tipo como autor en sentido estricto, que es punible
autónomamente, el partícipe sólo puede ser castigado si existe un hecho al menos antijurídico por
parte del autor.

La autoría es autónoma, la participación es accesoria. Depende de aquella para poder subsistir


normativamente.

Teorías que restringen la autoría en Derecho penal.-

Existen varias teorías que lo que pretenden es determinar, con juicios valorativos de de orden
formal, material o funcional, quienes deben ser autores y quienes participes (los participes lo
serán por decantación; (inclusio unius, exclusio alterius):

a. Teoría objetivo formal. Para este planteo, lo decisivo es la efectiva realización de los actos
ejecutivos previstos literalmente en el tipo legal correspondiente. Serán autores quienes hubieren
ejecutado los verbos rectores del tipo. Los demás serán participes.
Por ejemplo: serán autores quienes retienen a la víctima con miras deshonestas, quienes
desapoderan mediante violencia o intimidación a otro, o quienes acceden carnalmente, mediante
violencia contra otro.

Esta teoría deja de un lado la consideración de la autoría mediata como manifestación de autoría.
No es el autor mediato quien realiza los verbos rectores del tipo, sino el instrumento. Por otro
lado, esta teoría no ofrece ningún elemento de juicio efectivo, para determinar autoría en los
delitos resultativos, en los que, como ya hemos estudiado en otro capítulo, el legislador no
dispone ningún verbo rector para la configuración del resultado disvalioso. En un sentido
diametralmente opuesto, en los delitos de medios determinados algunos sujetos pueden hacer
aportaciones trascendentales para la consumación del plan conjunto, sin necesariamente ejercer
verbo rector alguno. Por ejemplo, a se sube encima de b, para tomar un bien mueble que de ajena
pertenencia. Adviértase que aquí, b no ejerció ningún acto literalmente típico.

b. Teoría objetivo material. Esta teoría intentó superar las imprecisiones de la anterior,
remitiéndonos al análisis de criterios materiales, más allá de la mera descripción típica: la
trascendencia material de la aportación del sujeto, para la consumación del plan criminal. Será
autor el sujeto que aportase la contribución objetivamente más importante. Esta teoría pretende
resolver el problema de autoría, desde la cuantificación y calificación de las aportaciones causales
de los intervinientes y la importancia de estas con relación al tipo de injusto penal. Desde la teoría
de la equivalencia, todas las condiciones deben ser tratadas con una misma dimensión atributiva.
De ahí que este planteo ha perdido vigencia. Por otro lado también desconoce la importancia de lo
subjetivo, para la resolución de estos problemas de autoría. Si acaso el ejecutor conociera el plan
del hombre de atrás, tendría que ser tratado como autor directo, en virtud de las exigencias del
versare in re ilícita, que estudiamos en su momento.

c. La teoría del dominio del hecho constituye el planteamiento de mayor trascendencia doctrinal,
sostenida entre otros, por JESCHEK. Para esta metodología analítica, que tuvo su origen en los
planteamientos finalistas de WELZEL, en los delitos dolosos, es autor, quien domina finalmente la
ejecución del hecho, o en otras palabras, quien tiene en sus manos las riendas del acontecer
injusto. Como teoría objetivo - subjetiva, señala que será autor no sólo el dueño de la finalidad
sino quien en efecto posea objetiva y dolosamente en sus manos el curso del suceder típico, tal
como ha afirmado MAURACH. Las consecuencias de esta teoría son las siguientes: siempre serán
autores los que ejecutan por su propia mano todos los elementos del tipo (autoría directa); los
que ejecutan el hecho instrumentalizando a otro (autoría mediata); el coautor, que realiza una
parte trascendental del plan global, por su dominio funcional del hecho, aunque este no sea
estrictamente un acto circunscrito en la literalidad del tipo.
d. El planteo funcionalista de MIR PUIG. Para este profesor serán autores a quienes pertenezca
exclusivamente el hecho, de acuerdo a su aportación material en el ámbito del riesgo no permitido
de su conducta, y su configuración completa ex post, en el resultado. Deberá tomarse en cuesta
los parámetros normativos y valorativos de la imputación objetiva y subjetiva, de acuerdo a la
relación de causalidad y relación de riesgos entre la conducta del sujeto y el hecho típico, además
del dolo o la imprudencia. Serán autores los protagonistas del hecho típico, como sujetos
principales de su realización. Algunos criterios de importante valoración serán la aportación
material, funcional, formal o psicológica, siempre, que el hecho dependa de la incidencia
conductual del sujeto.

Formas de autoría.-

1. Autoría directa individual.

Autor directo es el que realiza personalmente el delito, es decir, el que de un modo directo y
personal realiza el hecho típico. Esta forma de autoría, expresamente enunciada en el artículo 32
del CP, es la que sirve de punto de partida a la descripción que del sujeto activo se hace en cada
tipo delictivo de la Parte Especial.

2. Autoría mediata.

El autor mediato es quien utiliza otro como instrumento. Nos referimos al hombre de atrás. A la
autoría inmediata o directa se equipara la mediata, es decir, aquella en la que el autor no realiza
directa y personalmente el delito, sino sirviéndose de otra persona, generalmente no responsable,
que es quien lo realiza. Como ya hemos visto, con un criterio objetivo formal es difícil fundamentar
este tipo de autoría, porque quien realiza el verbo rector del tipo, es el ejecutor irresponsable y no
el hombre de atrás. El criterio más oportuno para fundamentar el castigo del autor mediato a
modo de autor, es la teoría del dominio del hecho, pues está claro que en estos casos, quien tiene
el dominio del hecho es el autor mediato. Ejemplo: a verte una fuerte droga en el café de c, quien
bajo el influjo narcótico, ejecuta un hecho constitutivo de delito. D, mediante engaño, convence a
h a suscribir un documento falso.

En la autoría mediata, el dominio del hecho se fundamenta en el dominio de la voluntad del que
actúa por parte del autor mediato, lo que supone normalmente la ausencia de acción en el
instrumento humano del que se sirve, en estos casos no se puede hablar de participación, porque
la persona, instrumento de la que se sirve el autor mediato, ni siquiera actúa típicamente.
La tentativa de la autoría mediata comienza en el momento en que el autor ha abandonado
voluntariamente el control sobre el instrumento sin intervención activa, para evitar el resultado
pretendido, o con la perdida involuntaria del dominio del hecho.

3. La coautoría.

Es la realización conjunta de un delito por varias personas que colaboran consciente y


voluntariamente. La coautoría es una especie de conspiración llevada a la práctica y se diferencia
de esta figura precisamente en que el coautor interviene de algún modo en la realización del
delito, lo que por definición, no sucede en la conspiración.

Dentro de la coautoría puede diferenciarse entre coautoría ejecutiva y coautoría no ejecutiva. En


la coautoría ejecutiva cabe distinguir, a su vez, la coautoría ejecutiva directa, en la que todos los
autores realizan todos los actos ejecutivos, y la coautoría ejecutiva parcial, en la que se produce un
reparto de tareas ejecutivas.

Además de las formas de coautoría, ejecutiva, como bien afirma MUÑOZ CONDE, es posible
apreciar también la coautoría en los casos en que se produce un reparto de papeles o funciones
entre diversos intervinientes en la realización de un delito, de tal modo que alguno o algunos de
los coautores ni siquiera están presentes en el momento de su ejecución. Por eso se hace
necesario recurrir a un criterio material que supere una visión estrictamente formal de coautoría.
Y este criterio es también el de la teoría funcional del hecho.

Lo decisivo en la coautoría es que el dominio del hecho lo tienen varias personas que, en virtud del
principio de reparto funcional de roles, asumen por igual la responsabilidad de su realización. Las
distintas contribuciones deben considerarse, por tanto, como un todo y el resultado total debe
atribuirse a cada coautor, independientemente de la entidad material de su intervención. Esto no
debe entenderse, en el sentido que basta un acuerdo previo en la realización del delito para que
todos lo que contraigan ese acuerdo sean ya por eso coautores del delito. El simple acuerdo de
voluntades no basta. Es necesario, además, que se contribuya de algún modo en la realización del
delito, de tal modo que dicha contribución pueda estimarse como un eslabón importante de todo
el acontecer delictivo.

Cada coautor responde del hecho, siempre que éste permanezca en el ámbito de la decisión
común acordada previamente. Cualquier tipo de exceso de uno de los coautores repercutirá en la
forma de imputación subjetiva del resultado que se haya cometido por exceso, así, unos pueden
responder a titulo de dolo otros a titulo de imprudencia o no responder en absoluto del exceso
Puesto que en la coautoría todos son autores del hecho, puede ser cada uno responda de un título
delictivo diferente. Así ocurres también, por ejemplo, en los delitos especiales impropios, en los
que el coautor cualificado responde por el delito especial (malversación) y el coautor no
cualificado por el delito común (hurto).

La participación.-

Se habla de participación en dos sentidos. Un sentido amplio que incluye a todos los intervinientes
en el hecho típico. Un sentido estricto que se contrapone a la autoría. El partícipe es quien
accesoriamente colabora en el hecho de otro.

a. Fundamento de punición:

i. Teoría de la corrupción o de la culpabilidad: de acuerdo a esta teoría, el participe es castigado


por convertir a otra persona en delincuente, o favorecer su corrupción. Además, esta teoría exige,
(de ahí su actual abandono) que el participe debe contribuir a hacer al autor culpable. El
planteamiento moderno exige únicamente la antijuricidad del comportamiento del autor principal
y no su culpabilidad.

ii. Teoría del favorecimiento o de la causación: para esta teoría el participe es castigado por causar
o favorecer la obra autónoma del autor de al menos un hecho antijurídico o no justificado. El
participe puede serlo, inclusive de actos que no puedan ser atribuidos personalmente al autor in
se. Haciendo énfasis, basta aquí, la causación o favorecimiento de un hecho antijurídico del autor
por parte de un participe que actúa culpablemente.

La participación es la cooperación dolosa en un delito doloso ajeno. De esta definición se


desprende que la participación es un concepto de referencia, ya que supone la existencia de un
hecho ajeno (el del autor o coautores materiales), a cuya realización el participe contribuye. De ahí
que se deduce también que la participación no es un concepto autónomo, sino dependiente del
concepto de autor, y que sólo en base a éste, puede enjuiciarse la conducta del participe. Es decir,
el delito por el que pueden ser enjuiciados los distintos intervinientes en su realización es el
mismo para todos (unidad del título de imputación), pero la responsabilidad del partícipe viene
subordinada al hecho cometido por el autor (accesoriedad de la participación). Sino existe un
hecho por lo menos típico y antijurídico, cometido por alguien como autor, no puede hablarse de
participación (accesoriedad limitada), ya que no hay por qué castigar a alguien que se limita a
participar en un hecho penalmente irrelevante o licito par su autor.
b. Formas de participación.

i. La inducción

Se caracteriza porque el inductor hacer surgir en otra persona 8el inducido) la idea de cometer un
delito; pero quien decide y domina ka realización del mismo es el inducido, porque, por lo
contrario, el inductor seria verdadero autor mediato. Otra prueba de que la realización del acto
depende del autor principal (inducido) es que si éste no comienza la ejecución del delito (por tanto
no hay ni siquiera acto típico), no puede castigarse al inductor salvo que su comportamiento
encaje dentro de una de las formas de participación intentada especialmente punible, la
proposición, o, en su caso, al provocación.

Art. Art. 319 CP. Genocidio. ... se sancionará con reclusión de dieciséis a veinte años, mas
inhabilitación absoluta por igual tiempo a quien con el propósito de destruir total o parcialmente a
un grupo nacional étnico o religioso, realiza algunos de los siguientes hechos...la proposición y
conspiración se penara con reclusión de ocho a doce años; la instigación directa se sancionara con
la pena aplicable al autor y la indirecta se castigara con reclusión de cinco a ocho años.

De lo dicho se desprenden los requisitos de la inducción. La inducción debe ser de tal entidad que
pueda conectarse causalmente, desde el punto de vista psíquico, con la voluntad del inducido. Sin
embargo, este papel causal del inductor respecto a lo que el inducido ejecuta no podría justificar
por sí solo el tratamiento que el legislador prevé para esta forma de participación equiparándola a
la autoría ya que son imaginables conductas que, incluso intencionalmente, se convierten en
factor desencadenante de la actuación del autor, y, sin embargo, a todas luces, no merecen la
misma valoración que la actuación de quien ejecuta materialmente el delito. Necesaria será, por
tanto, la presencia de elementos adicionales que fundamente el desvalor de acción de la inducción
y justifiquen su equiparación a la autoría. Esta exigencia adicional se plasma en la necesidad de
que la incitación represente, desde una perspectiva ex ante y atendiendo a los especiales
conocimientos del inductor, un incremento relevante del riesgo de que el inducido adopte y
ejecute la resolución delictiva a la que se incita. La inducción entonces debe ser directa y eficaz.
Directa porque debe haber una relación personal e inmediata entre el inductor y el inducido o
destinatario de la inducción. Esto impide la apreciación de inducción en cadena, en la que el
inductor inicial incita a otro, a que a su vez induzca a un tercero a delinquir. La eficacia de la
inducción significa que tenga entidad suficiente para que el inducido decida cometer el delito y
comience, por lo menos su ejecución.

ii. La cooperación necesaria.


Como hemos visto, los casos de cooperación necesaria en que la ayuda prestada de tal entidad
que puede afirmarse que el sujeto que la presta también domina el hecho (dominio funcional),
constituyen coautoría. No obstante, hay casos en los que la contribución aun siendo necesaria, al
no estar integrada en el acuerdo o plan de realización, no puede entenderse como una verdadera
autoría. Es así entonces, junto con lo planteado por MUÑOZ CONDE y GARCIA ARAN, los
cooperadores inciden materialmente al plan del autor, a modo que éste no hubiera alcanzado su
configuración completa, sin la intervención necesaria de estos. Sin embargo, si el cooperador
hubiere intervenido en el concierto previo de coautores, dejaría de ser participe
indefectiblemente. Ciertamente, también se puede utilizar un criterio objetivo - formal para
diferenciar entre una y otra forma de intervención en el delito, como atender a la fase en que se
materializa la cooperación (si es antes de la ejecución se considera cooperación necesaria y si es ya
en la fase ejecutiva se califica de coautoría); pero por las razones ya dichas, este criterio peca de
artificial y no se ajusta al criterio material del dominio del hecho (en este caso dominio funcional
del hecho), que aquí hemos adoptado para diferenciar entre autoría en sentido estricto o autoría
principal y participación necesaria.

Un problema importante lo constituye cómo poder diferenciar una cooperación necesaria o


simple, para los efectos prácticos de distinguir entre cooperación necesaria (que se castiga como
autoría) y la complicidad simple. Si entendemos que es necesaria la aportación sin la que el delito
no se hubiera cometido tal y como se cometió (consideración concreta), probablemente toda
contribución sería considerada como necesaria; pero si entendemos que la aportación es
necesaria cuando, sin ella, el delito no se hubiera podido realizar de ningún modo (consideración
abstracta), entonces ninguna sería necesaria. Estos criterios no son de suficiente peso para
adoptarlos como instrumentos metodológicos de distinción.

Como en tantos casos en los hay que valorar la gravedad de una conducta, es necesario aquí
utilizar criterios objetivos a partir de las circunstancias en las que actúan personas determinadas
en el caso concreto. Uno de los criterios más utilizados por la doctrina es el criterio de la escasez,
según el cual es necesaria la aportación escasa, difícil de obtener para el autor.

Más modernamente se ha intentado distinguir la cooperación necesaria y la complicidad, desde la


teoría de la imputación objetiva, en base a la medida del incremento del riesgo que sus
aportaciones suponen. Así, sería cooperación necesaria la conducta que, ex ante, incrementa
sustancialmente el riesgo de realización del delito por el autor por consistir en una aportación que,
de ser retirada, podría desbaratar el plan delictivo. La mayor punibilidad del cooperador necesario
vendría así determinada por la posesión de un cierto dominio del hecho (insuficiente para
determinar coautoría, pero suficiente para justificar la equiparación de pena con el autor), que es
un dominio esencialmente negativo: posibilita la comisión del delito por el autor porque, sin su
contribución, el plan se detiene; pero no domina positivamente el hecho porque, al no actualizarse
su contribución en fase ejecutiva, no decide el si y el cómo de la realización del delito.
En última instancia, la distinción entre cooperación necesaria y complicidad se fundamenta en
criterios políticos criminales de merecimiento de pena: a mayor incremento del riesgo, mayor
gravedad de la conducta y mayor pena. Si desde el punto de vista preventivo, general y especial, la
contribución del participe no parece demasiado grave, tampoco será tan importante y necesaria.
El fundamento de la atenuación de pena del cómplice debe ser, por tanto, una menor necesidad
de pena, ya que sólo favorece o facilita la realización del hecho. Sin embargo, la aportación del
cooperador necesario, es de mucha importancia para la configuración completa del injusto penal,
y por ello, político criminalmente, merece una sanción de mayor rigor.

iii. La complicidad.

La complicidad es una forma de participación expresamente prevista en el artículo 33 CP:

ART. 33. Son cómplices los que, no hallándose comprendidos en el artículo anterior, cooperan al la
ejecución del hecho con actos anteriores o simultáneos.

En común con todas las formas de participación tiene la complicidad, que se trata de una
contribución a la realización del delito con actos anteriores o simultáneos a la misma, que no
pueden, en ningún caso, ser considerado como autoría. Lo que la distingue de las demás formas de
participación, es su menor entidad material, de tal forma que la calificación de complicidad hace
que la cooperación se castigue automáticamente con una pena inferior en grado a la que
merezcan los autores del delito.

De la forma como está redactado el artículo 33 de la Ley, se deduce la caracterización negativa de


la complicidad, en el sentido de que es cómplice aquel cuya contribución al delito no pueda
calificarse ni de autoría, ni de inducción, ni de cooperación necesaria. Pero ello no significa que
cualquier acto de favorecimiento de un delito sea merecedor de la pena prevista para la
complicidad: la conducta habrá de tener alguna eficacia causal, aunque sea mínima, en el
comportamiento del autor y reunir, además, una cierta peligrosidad. Para determinar estas
circunstancias serán de utilidad los mismos criterios de causalidad e imputación objetiva,
estudiados en el capítulo VII.

En este sentido, la conducta del cómplice ha de ser peligrosa, de manera que, desde una
perspectiva ex ante, represente un incremento relevante de las posibilidades de éxito de autor y,
con ello, la puesta en peligro o lesión del bien jurídico. Ello ocurrirá cuando, en el momento previo
a la acción del cómplice, sea previsible que, con su aportación, la comisión del delito sea mas
rápida, más segura o más fácil, o el resultado lesivo más intenso que sin ella.

Pero la mera peligrosidad de la acción no basta para apreciar complicidad, pues sea preciso,
además que el riesgo de favorecer la comisión del delito por el autor se traduzca en una efectiva
cooperación (no necesaria) a la ejecución. Así, una conducta, para ser considerada complicidad,
debe ser de tal manera causal, que realmente haya acelerado, asegurado o facilitado la ejecución
del hecho o intensificado el resultado del delito en la forma en que era previsible.

Si se dan los requisitos mencionados, también cabe la complicidad psíquica, que puede consistir
en un asesoramiento técnico, o en un reforzamiento de la voluntad delictiva debilitada en el autor.

También es posible complicidad en la comisión por omisión, siempre que exista posición de
garante y quepa afirmar que la omisión contribuyo, en una causalidad hipotética, a facilitar o
favorecer la acusación del delito por el autor:

Así por ejemplo, es cómplice la madre que, pudiendo hacerlo, no impide ni dificulta el abuso
sexual de su marido a su hija.

La complicidad, como las demás formas de participación, solo es punible en su forma dolosa.

c.- Problemas especiales de participación: la participación en los delitos especiales

En los delitos especiales impropios, es decir, en aquellos en los que existe una correspondencia
con uno común (malversación de causales públicos: apropiación indebida/ hurto), se plantea el
problema de si la imputación de responsabilidad debe ser, para aquellos que tienen las cualidades
requeridas en el delito especial (intranei, los funcionarios públicos, por ejemplo), la del delito
especial, y, para aquellos que carecen de ellas, extranei, la del delito común (apropiación
indebida...), sin tener para nada en cuenta la contribución material concreta de cada uno de ellos.

Así, por ejemplo, el funcionario que interviene en la sustracción de los caudales que tiene a su
cargo respondería siempre por malversación; el extraño, en cambio, siempre por hurto; y ello
tanto en el caso en que el inductor fuera extraño y el inducido el funcionario como en el caso
inverso. Con ello se convierten estos delitos en delitos consistentes en la infracción de un deber,
siendo irrelevante para la calificación de autoría la contribución objetiva del intraneus.
Sin embargo, no hay ninguna razón para no aplicar aquí las reglas generales de la participación. Si
el autor es el intraneus, el delito cometido será el especial y en virtud del principio de unidad del
título de imputación, todos los demás responderán por ese delito, aunque no tengan las
cualidades exigidas por el mismo. Por el contrario, si el autor es extraneus, el delito cometido será
uno común y los participes responderán por el delito común, cualquiera que sea su consideración
personal. Tan sólo en los casos de coautoría entre intraneus y un extraneus cabe la posibilidad de
que cada uno responda por separado del delito del que cada cual es autor.

En los delitos especiales propios (la prevaricación por ejemplo) el particular solo puede responder
como partícipe del delito especial (la amante del juez le induce a dictar una sentencia injusta),
pues no existe un delito común que se corresponda en la parte especial.[1]

[1] Monografias.com > DerechoDerecho Penal Material (página 5) capitulo xii. Tipos de autoría y
participación. Concepto ontológico de autor y teorías fundamentales. Recuperado el 14FEB2013
de http://www.monografias.com/trabajos82/derecho-penal-material/derecho-penal-
material5.shtml#ixzz2L58P1XDB Con algunas modificaciones con fines didácticos.

Lecturas o recursos recomendadas (para ampliar conocimientos de la cuarta semana)

Documento 2: "El coautor y el cómplice primario"

Dirección: http://es.scribd.com/doc/50069982/339/VI-El-coautor-y-el-complice-primario-789

Breve descripción: Aquí en la página 789 del libro el jurista argentino Eugenio Raúl Zaffaroni
diferencia al coautor del cómplice, de forma totalmente clara y concreta, de tal manera que el
lector no tendrá problemas en asimilar e interiorizar los conceptos.

Tema 7: Antijuricidad

7.1. Antijuricidad.- Causas de justificación.- Sistemática y fundamento; teorías monistas y


pluralistas

La mayoría de las causas de justificación están en el artículo 20 del Código Penal: "Está exento de
responsabilidad penal:
1. El que por anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones en la
percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad, no posea la facultad de
comprender el carácter delictuoso de su acto o para determinarse según esta comprensión;

2. El menor de 18 años.

3. El que obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre que concurran las
circunstancias siguientes:

a) Agresión ilegítima;

b) Necesidad racional del medio empleado para impedirla o repelerla. Se excluye para la
valoración de este requisito el criterio de proporcionalidad de medios, considerándose en su lugar,
entre otras circunstancias, la intensidad y peligrosidad de la agresión, la forma de proceder del
agresor y los medios de que se disponga para la defensa.

c) Falta de provocación suficiente de quien hace la defensa;

4. El que, ante un peligro actual e insuperable de otro modo, que amenace la vida, la integridad
corporal, la libertad u otro bien jurídico, realiza un hecho destinado a conjurar dicho peligro de sí o
de otro, siempre que concurran los siguientes requisitos:

a) Cuando de la apreciación de los bienes jurídicos en conflicto afectados y de la intensidad del


peligro que amenaza, el bien protegido resulta predominante sobre el interés dañado; y

b) Cuando se emplee un medio adecuado para vencer el peligro;

5. El que, ante un peligro actual y no evitable de otro modo, que signifique una amenaza para la
vida, la integridad corporal o la libertad, realiza un hecho antijurídico para alejar el peligro de sí
mismo o de una persona con quien tiene estrecha vinculación.
No procede esta exención si al agente pudo exigírsele que aceptase o soportase el peligro en
atención a las circunstancias; especialmente, si causó el peligro o estuviese obligado por una
particular relación jurídica;

6. El que obra por una fuerza física irresistible proveniente de un tercero o de la naturaleza;

7. El que obra compelido por miedo insuperable de un mal igual o mayor;

8. El que obra por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de


un derecho, oficio o cargo;

9. El que obra por orden obligatoria de autoridad competente, expedida en ejercicio de sus
funciones.

10. El que actúa con el consentimiento válido del titular de un bien jurídico de libre disposición.

11. El personal de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, que en el cumplimiento de su


deber y en uso de sus armas en forma reglamentaria, cause lesiones o muerte.

CONCORDANCIAS: D.Leg. Nº 1095, Art. 30 (Decreto Legislativo que establece reglas de empleo y
uso de la fuerza por parte de las Fuerzas Armadas en el territorio

nacional)[1]

Las causas de justificación tienen su fundamento en el principio del interés preponderante, según
el cual, cuando colisionan dos bienes jurídicamente protegidos, la tutela jurídica debe obrar en
favor del interés superior o mejor. Así, en el estado de necesidad, el necesitado puede solventar
un conflicto de bienes salvaguardando el superior a costa del sacrificio del interés jurídico menos
valioso; en tanto que, en la legítima defensa, se presenta una colisión entre un interés legítimo (el
del atacado) y un interés ilegítimo (el del agresor) que se resuelve en favor del primero.
Algunos autores también admiten como fundamento de las causas de justificación el principio de
ausencia de interés, en el que Mezger quiso basar la naturaleza eximente del consentimiento del
ofendido, que en realidad no es una causa de justificación sino de atipicidad.

a- Están dadas por todo el ordenamiento jurídico. Muchas autorizaciones provienen del Derecho
Civil, como el derecho legal de retención que se concede al depositario, arrendatario o
comodatario, entre otros. Otras provienen del Derecho Administrativo, comercial, etc.

Por este motivo, las causas de justificación no se agotan en los casos previstos en el Código Penal.
Son, por el contrario, una lista abierta que se extiende a todo el ordenamiento jurídico como
consecuencia del principio de que una ley no puede castigar lo que otra permite u ordena.

b- Contienen una autorización para realizar la acción típica. En la legítima defensa, por ejemplo, se
autoriza la producción de lesiones o hasta la muerte del agresor cuando ésta sea racionalmente
necesaria para repeler la agresión ilegítima.

c- Si la situación de justificación ha sido creada intencionalmente no procede el amparo de una


causa de justificación. Por ejemplo, el que coloca una bomba en un buque para cobrar la prima del
seguro no puede alegar estado de necesidad si luego se encuentra en situación de peligro por
haber explotado anticipadamente el artefacto.[2]

d- La existencia de una causa de justificación requiere el conocimiento de la situación objetiva que


la fundamenta. Por ejemplo, si un cazador en la montaña mata a su enemigo de un tiro, ignorando
que en ese momento el que resultó muerto se disponía a matarlo, no se justifica el homicidio por
legítima defensa, pues, aunque se reúnen las condiciones objetivas (agresión ilegítima e inminente
y necesidad de disparar para impedirla), falta el elemento subjetivo (ánimo de defensa), puesto
que lo que ha querido el cazador es matar a su enemigo y no defenderse. Por eso se dice que en
tales casos existe disvalor de la acción pero falta el disvalor del resultado por ser éste necesario
para evitar otro resultado jurídicamente dañoso. De esta manera, se da una situación muy similar
a la tentativa, en la que sólo hay disvalor de la acción, y por ello se ha propuesto considerar estos
casos como tentativas inidóneas.

Pero del texto de la ley no se puede deducir por qué una determinada regla deba ser comprendida
entre los supuestos de justificación. Para ello se debe recurrir a principios previos a la ley y que
sirven para interpretarla. Para establecer la presencia de una causa de justificación se han
desarrollado dos criterios teóricos: monista y pluralista.
El primero, a partir de un único principio, intenta explicar la naturaleza de todas las causas de
justificación mientras que, el segundo, pretende hacerlo por medio de una pluralidad de
principios.

El criterio monista debe por lo tanto formular principios altamente abstractos que se expresan en
nociones tales como que, las causas de justificación importan más utilidad que daño social o la
utilización de un medio adecuado para alcanzar un fin reconocido por el orden jurídico.

El criterio pluralista otorga una respuesta más adecuada. Partiendo de la naturaleza de lo ilícito
deduce una serie de pautas para explicar los supuestos que lo justifican.

De éste modo distingue entre: principio de la responsabilidad o provocación, que constituye el


fundamento de aquellos casos en los que se presupone una carga especial a soportar por parte del
agresor o por el titular de cierto bien que amenaza a otro; principio de la definición de intereses
por medio de la propia víctima de la injerencia, que fundamenta los supuestos en los que media su
consentimiento; principio de la solidaridad, referido a los casos en que la víctima de la injerencia
es tomada en interés de otra persona.

El principio de la responsabilidad constituye el fundamento del estado de necesidad defensivo, es


decir de los supuestos en los que la necesidad proviene del peligro que generan los bienes
jurídicos ajenos sobre los defendidos mientras que, el principio de la solidaridad fundamenta el
estado de necesidad agresivo, esto es, los casos en los que se preserva un bien jurídico a costa de
bienes que no generaron el peligro de daño.[3]

[1] Artículo 30.- Exención de responsabilidad penal. Los supuestos de exención de responsabilidad
penal derivados del empleo y uso de la fuerza en aplicación del presente Decreto Legislativo son
regulados conforme a lo establecido en los numerales 3, 8 y 11 del Artículo 20 del Código Penal y
en la Ley Nº 27936, en materia de legítima defensa y cumplimiento del deber.

[2]Monografías.com. Las Causas Eximentes de Responsabilidad Criminal (página 3). Recuperado el


21 de febrero del 2013 de

http://www.monografias.com/trabajos4/respcriminal/respcriminal3.shtml
[3] Universidad Nacional del Nordeste. C o m u n i c a c i o n e s c i e n t í f i c a s y t e c n o l ó g i c
a s 2 0 0 3. Resumen: s-017. El estado de necesidad justificante en el Código Penal argentino.
Recuperado el 21 de febrero del 2013 de
http://www.unne.edu.ar/unnevieja/Web/cyt/cyt/2003/comunicaciones/01-Sociales/S-017.pdf

7.2. Legítima defensa

¿Qué es la legítima defensa?

Implica la realización de un acto típico con el fin de proteger un bien jurídico individual, actúa en
legítima defensa quien obra en defensa de bienes jurídicos propios o de terceros, siempre que
concurran las circunstancias siguientes: agresión ilegitima, necesidad racional del medio empleado
para impedirla o repelerla, y falta de provocación suficiente para quien hace la defensa.

En su aspecto objetivo, esta descripción comprende una situación de peligro creada por la
agresión ilegitima y la acción destinada a neutralizarla.

En su aspecto subjetivo consiste en la voluntad de defenderse o de defender a terceros, con la que


ha de actuar quien ejerce la defensa.

¿Cuáles son los presupuestos de la legítima defensa?

La agresión ilegitima es una acción destinada a poner en peligro o lesionar bienes jurídicos, un
comportamiento omisivo también puede constituir agresión. La agresión que genera la legítima
defensa debe ser actual, real e inminente, y el carácter de ilegitimo debe entenderse como
sinónimo de antijurídico. la reacción de quien se defiende debe dirigirse hacia la persona del
agresor, si un tercero resultar afectado por el comportamiento de quien se defiende este puede
invocar haber actuado en estado de necesidad.

Necesidad y racionalidad de la defensa quiere decir que el medio empleado para impedir la
agresión debe ser racionalmente necesario, el mas seguro para repeler la acción del agresor. La
determinación de la necesidad de la defensa supone una apreciación general sobre el hecho de
que la acción de defenderse es indispensable para descartar el peligro creado por la agresión, es
menester que el agredido la impida o repela, pero esto no significa que su acción deba suceder
forzosa e inevitablemente. La racionalidad de la defensa indica un juicio de valor con referencia a
la justicia y equidad, se determina apreciando la proporcionalidad entre el peligro propio a la
agresión y la acción de defenderse es decir los medios empleados para rechazar el ataque y los
utilizados por el agresor son equivalentes.

La falta de provocación suficiente es necesario que el beneficiado no haya provocado la agresión


es decir supone una actitud especial de quien se defiende, este debe poner cuidado en
comportarse de manera tal que no origine, de parte de cualquier persona una reacción contra él.
El agente debe actuar conociendo la situación de peligro emergente de la agresión ilegitima, a la
vez que con voluntad de defenderse.

7.3. Estado de necesidad justificante

¿Qué es el estado de necesidad justificante?

Es una situación de peligro en la que la lesión de un bien jurídicamente protegido aparece como el
único medio para salvar un bien del agente es decir es una situación objetiva de peligro inminente
o actual para bienes o intereses protegidos por el derecho, por ello se dice que aparece por la
colisión de bienes jurídicos de distinto valor, en cambio el estado de necesidad exculpante surge
cuando los bienes jurídicos en conflicto son del mismo valor. Mientras que en el estado de
necesidad justificante la ley aprueba el sacrificio del bien de menor valor en el segundo se dice que
la ley no puede inclinarse por ninguno de los bienes que son de igual valor.

¿Cuáles son los elementos del estado de necesidad justificante?

Situación de peligro, significa que su titular debe encontrarse en una situación en la cual uno de
sus bienes jurídicos pueda resultar perjudicado, por lo tanto el peligro debe ser real e inminente
para un bien o un interés jurídicamente protegido y que el mal causado sea menor que el que se
quiere evitar.

Situación de necesidad se entiende que no hay otro modo de superar el peligro actual
amenazante, se encuentra en la necesidad de sacrificar un bien jurídico de menor valor.

Ausencia de provocación, la situación de necesidad no debió ser provocada intencionalmente por


el autor, el peligro debe ser extraño al autor.

Balotario Desarrollado para el Examen Del CNM. La antijuricidad. Recuperado el 21 de febrero del
2013 de http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf
7.4. Obrar por disposición de la ley, en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un
derecho, oficio o cargo

¿En qué consiste el obrar por disposición de la ley?

La ley es de cumplimiento obligatorio para su destinatario y desde ese momento surge para él un
deber jurídico, pero los excesos no pueden en caso alguno organizarse como una causa de
justificación; es decir cuando el derecho impone a alguien el deber de realizar un hecho previsto
en un tipo penal o le confiere un derecho que se lo permite es evidente que no puede
considerarse su conducta prohibida, ni por tanto antijurídica por ejemplo el juez que ordena
detención; el policía que impide la fuga o hace la captura, entre otros.[1]

[1]Balotario Desarrollado para el Examen Del CNM. La antijuricidad. Recuperado el 21 de febrero


del 2013 de http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf

7.5. Obediencia debida justificante

La obediencia debida (también llamada obediencia jerárquica, cumplimiento de mandatos


antijurídicos o cumplimiento de órdenes antijurídicas), en Derecho penal, es una situación que
exime de responsabilidad penal por delitos cometidos en el cumplimiento de una orden impartida
por un superior jerárquico; el subordinado, autor material de los hechos, se beneficia de esta
eximente, dejando subsistente la sanción penal de su superior.

Habitualmente se relaciona con la actividad castrense, debido a la subordinación que los


miembros de una jerarquía militar deben rendir a sus superiores en las acciones que competen al
servicio prestado. No obstante, puede presentarse en otras actividades de Derecho público, como
la Administración.

La obediencia debida sería una causal de inexigibilidad de otra conducta (o exculpación), pues el
cumplimiento de la orden ilícita por parte del subordinado obedecería a circunstancias especiales
que reducirían las habituales posibilidades de autodeterminación (motivarse en forma normal),
producto de la tendencia a acatar las órdenes que reciben de sus superiores casi sin discusión,
incluso cuando exceden sus facultades –producto de una instrucción y un régimen disciplinario
rígido y severo–. Por ello el Derecho aceptaría razonablemente que, cuando el subordinado recibe
una orden de ejecutar un hecho constitutivo de delito y la cumple, no sería cabal expresión de su
voluntad. Sin embargo, y por lo general, sólo lo eximiría de responsabilidad si lo ha hecho ante la
insistencia de su superior, o sea, tras una previa disidencia o representación de su ilicitud. Ésta es
la posición que cuenta actualmente con más adeptos.[1]
[1] Wikipedia. Obediencia debida. Recuperado el 09 de febrero del 2013 de
http://es.wikipedia.org/wiki/Obediencia_debida

7.6. El consentimiento

¿A que llamamos consentimiento?

Se exime de responsabilidad penal a quien actúa con el consentimiento valido del titular del bien
jurídico de libre disposición, no puede haber secuestro si la víctima es consciente, ni detención
arbitraria cuando se trata de un acuerdo. El consentimiento no cuestiona la tipicidad pero si
excluye la antijuricidad por haberse dirigido el ataque contra un bien jurídico protegido pero
lesionado de libre disposición por parte del titular, tal es el caso de las injurias, quien consiente
debe estar enteramente legitimado para disponer del bien y obrar con capacidad de
entendimiento y discreción. Cuando hablamos de bienes de libre disposición nos referimos a
bienes patrimoniales no se comprende dentro a los bienes universales que afecta a la colectividad,
ni la vida humana aunque existen discrepancias sobre esto, ya que la vida humana digna y el
derecho de morir en ciertos casos, es mayor que la vida humana indigna.

Requisitos del consentimiento

Capacidad de discernimiento que le permite al otorgante entender el alcance del mismo es decir el
sujeto debe poseer la capacidad para formular la renuncia.

Exteriorización del consentimiento por cualquier medio

El consentimiento debe ser previo

La coacción, el error, y el engaño excluye el consentimiento solo en la medida que lo afecten


cuantitativa o cualitativamente.

Si no se cumplen con los requisitos exigidos por la ley las causas de justificación no operan como
eximentes sino sólo como atenuantes de la pena.[1]

[1] Monografías.com..Fundamentos para descriminalizar el aborto ético y eugenésico del Código


Penal de 1991 (página 2). Recuperado el 21 de febrero del 2013 de
http://www.monografias.com/trabajos93/fundamentos-descriminalizar-aborto-
etico/fundamentos-descriminalizar-aborto-etico2.shtml
Tema 8: Culpabilidad

8.1. La culpabilidad.- La imputabilidad

¿Cómo definimos a la culpabilidad?

La culpabilidad es el reproche formulado contra el delincuente por haber cometido un acto ilícito a
pesar de haber podido actuar conforme a derecho, el objeto de este reproche es la actitud
incorrecta del autor ante las exigencias del orden jurídico, actitud que se concreta en el injusto
penal.

El punto de referencia del juicio de culpabilidad lo constituye el comportamiento ilícito, el


reproche no concierne al carácter o a la manera de ser del agente ni a su modo de vida, estos
factores solo son considerados después de haber establecido la culpabilidad es decir se reprime al
delincuente por lo que él puede voluntariamente hacer, no por lo que él es.

Elementos de la culpabilidad

La culpabilidad es un reproche personal y solo puede hacérsele a aquellas personas poseedoras de


capacidad de elegir libremente sus actos conforme con el conocimiento que implican estos, el
derecho los llama imputables y por ende la imputabilidad es la capacidad de culpabilidad ellos son
quienes tengan la facultad de comprender el carácter delictuoso del acto y quien tenga capacidad
de determinarse según esta compresión.

El agente debe conocer que el acto es contrario al derecho es decir conocimiento de la ilicitud del
acto. El derecho exige que los comportamientos no sean imposibles.

¿Cuáles son las causas de exclusión de la culpabilidad?

Las causas de exclusión de la culpabilidad mantienen intacto el tipo penal y son:

Causas de inimputabilidad
Son los supuestos en donde el agente no tiene conciencia de la antijuricidad, por lo que no va
tener responsabilidad por el delito, ya que el agente requiere de capacidad psíquica.

a. Anomalía psíquica es una perturbación de la conciencia de tal grado que impida la comprensión
normal del carácter delictuoso del acto.

b. Grave alteración de la conciencia esta anomalía hace que el actor pierda su capacidad
intelectual de percatarse del carácter delictuoso de sus actos, es un estado transitorio que afecta
la conciencia del agente y le impide la comprensión de la criminalidad del acto.

c. Grave alteración de la percepción se encuentra referida a los sentidos y la alteración de la


percepción de la realidad debe ser grave.

d. Minoría de edad los menores de edad no están dentro de la esfera de valoración del derecho
penal.

En la actualidad se piensa que los menores de cierta edad están privados de capacidad penal, esto
es no son imputables porque no tienen dominio sobre el hecho a causa del desarrollo incompleto
de la psiquis y por ende la aptitud para entender cabalmente la acción injusta que llevan a cabo. El
artículo 20º del Código Penal establece que están exentos de pena los menores de 18 años y que
además se establece la figura de la responsabilidad restringida que implica la reducción prudencial
de la pena si el agente se encuentra en la comisión del hecho punible entre los 18 y 21 años o es
mayor de 65 años excepto en los delitos de violación sexual, tráfico ilícito de drogas, terrorismo
agravado, terrorismo y traición a la patria.

¿Qué se entiende por el actio libera in causa?

Llamado también trastorno mental pre-ordenado en atención a que el agente de modo


premeditado se coloca en la situación de inimputabilidad para delinquir.

El actio libera in causa puede ser de naturaleza dolosa cuando el actor se coloca consciente y
voluntariamente en estado de inimputabilidad; y pueden ser culposas ocurre cuando el agente sin
proponérselo directamente pero sabiendo y previendo que bajo estado de inimputabilidad
procurada puede desencadenar un reuntado dañoso, se coloca en dicho estado, por ejemplo el
que imprudentemente se embriaga a sabiendas que luego va manejar su automóvil de regreso a
casa.
Según BARJA DE QUIROGA la actio libera in causa es una de las cuestiones cruciales y mas
discutidas dentro de la teoría de la culpabilidad principalmente la cuestión se plantea en relación
con la embriaguez y la drogodependencia. Como el juicio de la imputabilidad ha de ir referido al
momento del hecho y en tal momento no existía la solución tendría que ser la no culpabilidad,
ahora bien cuando el hecho procede de un momento anterior en el que si existía la imputabilidad
la doctrina tradicional viene afirmando que el juicio de imputabilidad debe retrotraerse a aquel
momento anterior del que trae causa y realizar respecto de dicho momento el juicio sobre la
imputabilidad.

¿A que llamamos error de prohibición?

Cuando el agente desconoce la antijuricidad o ilicitud del hecho cometido es decir cuando el autor
cree actuar con arreglo a derecho por desconocer la norma prohibitiva o conociéndola, cree que lo
ampara una causa de justificación permisiva. El error está referido al desconocimiento que tiene el
autor de la desaprobación jurídico penal del acto, por lo que únicamente basta el error sobre la
antijuricidad material, no siendo necesario el que pudiera recaer sobre la punibilidad
correspondiente al acto.

Existen dos tipos de error de prohibición, el invencible o inevitable que elimina de manera
absoluta la responsabilidad (culpabilidad), ya que ocurre cuando el agente actuando con diligencia
ordinaria se le es imposible advertir o prever la antijuricidad de su injusto. El otro tipo de error de
prohibición es el vencible o evitable cuando el agente estando en posibilidad real y objetiva de
salir de su ignorancia no hace algo al respecto y perpetra el injusto, aquí se le reprocha al autor no
salir de su estado de error teniendo la posibilidad, por ello se le atenuará la pena.

Modalidades de error de prohibición

a. Error sobre la existencia de la norma el autor desconoce la existencia de la norma y en


consecuencia ignora la prohibición recaída en su comportamiento como por ejemplo al extranjero
que desconoce la norma que tipifica la tenencia ilegal de armas; b. error sobre la eficacia de la
norma el agente considera inaplicable a su comportamiento por la creencia errónea de estar
amparado por una justificación, la creencia errónea de una norma de mayor jerarquía, la creencia
errónea de estar amparado por una causa de inculpabilidad y la creencia errónea de estar
amparado por una disposición autoritativa o por disposición de la ley.

¿Qué es el error de prohibición culturalmente condicionado?


Se presenta cuando el agente por causa cultural o de costumbre no está en condiciones de
conocer el carácter delictuoso de su comportamiento o comprendiéndolo no es capaz de
determinarse con arreglo a esa comprensión es decir el agente conoce la norma de prohibición
pero no la puede internalizar por razones culturales por lo que no se le puede formular reproche
ya que se encuentra inmerso en otros valores culturales por ello se exime de responsabilidad al
agente, por ejemplo: el consumo de masticación de hoja natural de coca por la población andina
haría una norma prohibitiva de su consumo una culturalmente incomprensiva para esta población
a quien no podría reprochársele este género de consumo ya que no cabria exigirle la comprensión
de la antijuricidad de la conducta de “chacchar” la coca, como se le conoce a la práctica de
masticación.

La teoría del delito. La conciencia de antijuridicidad. Recuperado el 21 de febrero del 2013 de


http://teoriadeldelitopenal1.es.tl/Culpabilidad-pt2.htm#inicio

8.2. El conocimiento de la antijuricidad

Para que exista culpabilidad es necesario que el sujeto tenga conciencia y conocimiento de la
antijuricidad del hecho; basta con que el autor tenga motivos suficientes para saber que el hecho
cometido está jurídicamente prohibido y es contrario a las normas más elementales que rigen la
convivencia. La conciencia (o conocimiento) de la antijuridicidad del hecho como elemento en la
categoría de la culpabilidad está admitido comúnmente en la doctrina y la jurisprudencia que lo
considera elemento indispensable para la declaración de culpabilidad. Sin embargo, en la práctica,
el conocimiento de la antijuridicidad se presume por los tribunales (Véase en este sentido DE LA
CUESTA AGUADO, Conocimiento de la ilicitud. Madrid, 2007). El desconocimiento del carácter
ilícito del hecho se trata como error de prohibición.

Error de prohibición

Déficit cognitivo del autor de una conducta típica en relación a la antijuridicidad de la conducta.
Dependiendo de su carácter de "vencible" o "invencible" se determina la ausencia o no de
culpabilidad. El error de prohibición puede ser directo, cuando el sujeto desconocía la existencia
de la norma que prohíbe la conducta o indirecto, cuando el sujeto sabe que existe una norma
jurídica que prohíbe la realización de la conducta, pero el sujeto cree erróneamente que en su
caso concreto concurre una causa de justificación. Algunos supuestos de legítima defensa putativa
podrían tratarse también como error de prohibición indirecto.
La exigibilidad

Es la posibilidad de auto determinarse conforme a Derecho en el caso concreto. Desde


FREUDENTHAL se admite que el ordenamiento jurídico penal no puede exigir al ciudadano
comportamiento heroico. Surge así la posibilidad de excluir la imposición de la pena (exculpar) por
la existencia de circunstancias que sitúen al autor del delito en una situación según la cual adecuar
su comportamiento a las exigencias normativas hubiera supuesto una exigencia intolerable para el
"hombre medio".[1]

[1] La teoría del delito. La conciencia de antijuridicidad. Recuperado el 21 de febrero del 2013 de
http://teoriadeldelitopenal1.es.tl/Culpabilidad-pt2.htm#inicio

8.3. La no exigibilidad de la conducta

La no exigibilidad de otra conducta

Se define como aquellas situaciones en la que el sujeto, si bien no ha perdido totalmente la


libertad de optar, ya que se puede seguir eligiendo entre la conducta antijurídica y la adecuada al
mandato, se encuentra con que la opción de ésta última lo enfrenta con la eventualidad de ver
menoscabados sus propios bienes jurídicos. La no exigibilidad de la conducta se manifestar por
medio de lo que se conoce como estado de necesidad exculpante y obediencia debida.

El estado de necesidad exculpante

Es la situación en que se encuentra un sujeto en la que, como medio "necesario para evitar la
pérdida de bienes jurídicos (o de un tercero en determinados casos) ataca un bien jurídico extraño
de menor identidad que el que trata de salvar. [...]. Cuando la evaluación de los bienes
comparados da como resultado que ambos poseen la misma jerarquía (p.ej., vida por vida), la
doctrina mayoritaria resuelve el conflicto como situación de inculpabilidad (no exigibilidad de otra
conducta-coacción).

Requisitos

- Que el peligro sea actual (peligro ya iniciado que se encuentra en marcha).


- Que sea inminente: representa una amenaza para el bien jurídico.

Obediencia debida

Es aquella que opera cuando el sujeto cree obedecer una orden, porque aun cuando conoce que la
orden es antijurídica, la cumple por las consecuencias perjudiciales que puede derivar de su
incumplimiento para él o para un tercero. (Camacho et al, op.cit, p. 239).

Requisitos

Los requisitos para que se materialice ésta causal son:

- Orden expresa de superior jerárquico que ordena realizar un injusto típico o conducta peligrosa e
imprudente, y que debe revestir las formas legales.

- Relación de subordinación jerárquica entre el que da la orden y el que la ejecuta.

- Competencia del superior para dictar la orden y del inferior para ejecutarla.

- El sujeto obedezca la orden sabiendo que es antijurídica, por temor a consecuencias negativas
que pueda generar su incumplimiento. Este requisito es medular, porque resultan diferentes las
situaciones del sujeto que cree que el mandato recibido es lícito o conociendo su ilicitud considera
por error que está obligado a obedecer (se resuelve como un error), o bien el sujeto que obedece
pues cree que tiene el deber de hacerlo (opera como causa de justificación) pues de lo contrario
incurriría en desobediencia, por ser la orden dictada dentro de la competencia del superior y no
constituir una infracción manifiesta de un precepto legal.

- Animo de actuar en cumplimiento de una orden.[1]


[1] MailxMail.com. Capítulo 13: La no exigibilidad de otra conducta.Culpabilidad. Recuperado el 21
de febrero del 2013 dehttp://www.emagister.com/curso-culpa/no-exigibilidad-conducta

Lecturas o recursos recomendadas (para ampliar conocimientos de la cuarta semana)

Documento 2: “El conocimiento de la antijuricidad en el Derecho Penal”

Dirección:
http://www.derechoecuador.com/index.php?option=com_content&task=view&id=6158

Breve descripción: Aquí el autor nos brinda la concepción de lo que se debe entender por
conocimiento de la antijuricidad, haciendo un examen diacrónico y reflexivo sobre el tema

Tema 9: Concurso de delitos y leyes, y circunstancias modificatorias de la responsabilidad penal

9.1. El concurso de delitos y leyes

CONCURSO DE DELITOS

¿A que llamamos concurso aparente de leyes penales?

Se presenta cuando sobre un hecho punible concurren diversos preceptos penales excluyentes
entre si y donde sólo uno de ellos debe ser aplicado. Por lo que debe ser valorado de acuerdo a:

Principios

a. Principio de especialidad cuando un hecho es normado por dos o mas leyes será aplicable la
especial, uno de los tipos penales abarca las mismas características del otro y además una
característica complementaria. De tal manera que podemos afirmar que un tipo está totalmente
contenido en otro, por ejemplo homicidio simple (disposición general) y parricidio (disposición
especial).
b. Principio de consunción cuando un hecho previsto por una ley se comprende en una disposición
legal de mayor vastedad se aplica en los siguientes casos el delito consumado excluye al frustrado
y a la tentativa.

c. Principio de subsidiaridad una disposición legal es subsidiaria de otra cuando la ley prescribe
que se aplicara esta, siempre que no se aplique la figura principal, por ejemplo la coacción es
subsidiaria del secuestro.

¿Cómo se define el concurso ideal de delitos?

Nuestro Código Penal define el concurso ideal en el artículo 48°: “cuando varias disposiciones
penales sean aplicables al mismo hecho” (unidad de acción y pluralidad de delitos).

En cuanto a su naturaleza, se entiende que a una misma conducta puede aplicársele varios tipos
penales pero ninguno de ellos por sí sólo abarcaría el injusto de la acción ni lo agotaría en todo
sentido. Ejemplo: el acto sexual violento de un hombre con su hija menor de dieciséis años, es a la
vez, típico en violación (artículo 170 CP), abuso sexual de menor bajo tutela (artículo 173 C.P.) y
posiblemente lesiones (artículo 122 C.P.). No se requiere que la conducta se subsuma
precisamente en varios tipos legales de manera coincidente. Es suficiente que coincidan
parcialmente. Ejemplo: pagar con dinero falso (artículo 254 C.P.) está en concurso ideal con estafa
(artículo 196 C.P.); falsificación de documentos con estafa. Se produce una ampliación que excede
al tipo objetivo de estos delitos.

Doctrinariamente se han establecido dos modalidades de concurso ideal: homogéneo y


heterogéneo. El concurso ideal heterogéneo se da cuando una misma conducta es englobada por
una pluralidad de tipos penales. Ejemplo: el que mata a otro de un disparo (homicidio) y la bala
causa lesión en una persona. El concurso ideal homogéneo se presenta cuando una misma
conducta permite una reiterada concurrencia del mismo tipo penal. Ejemplo: quien arroja un
explosivo y mata a diversas personas o el que comete diversas violaciones sobre menores.

¿Cómo se rige el tratamiento jurídico del concurso ideal?

Según el artículo 48º del Código Penal modificado por la ley 28726 establece que el tratamiento
jurídico del concurso ideal establece que se reprimirá hasta con el máximo de la pena más grave y
puede incrementarse hasta en una cuarta parte, sin que en ningún caso pueda exceder de los 35
años.
¿Qué se entiende por el delito continuado?

Se entiende como violaciones de la misma ley penal cometidas en el mismo momento de acción o
en momentos diversos, con actos ejecutivos de la misma resolución criminal. El término
“resolución criminal”, usado por el texto legal alude al factor final; y la frase “varias violaciones de
la misma ley” se refiere al factor normativo, pues les asignan el carácter de unidad de conducta
(”como un solo delito continuado”). Está definido en el artículo 49 C.P. La pluralidad de violaciones
de la misma ley penal suponen un número indeterminado de repeticiones de la conducta típica,
pero cabe aclarar que no todos los delitos admiten la figura del delito continuado, sino sólo
aquellos cuyas circunstancias y condiciones apreciadas racionalmente así lo permiten. Ejemplo: el
sujeto que hurta vino de una bodega en la que trabaja, sistemáticamente y en oportunidades
diversas durante siete días consecutivos (artículo 185 C.P.). Resultaría absurdo procesar al sujeto
por la cantidad de micro-hurtos realizados. Se trata de un delito continuado.

El delito continuado está constituido por una pluralidad de conductas que corresponde a una
misma resolución criminal (factor final) y que la ley considera como un solo delito continuado
(factor normativo).

¿Cuáles son los requisitos de los delitos continuados?

Los delitos continuados reúnen los siguientes requisitos:

1. Requisitos subjetivos: Las características del delito continuado hace necesario aceptar un dolo
total o unitario que comprenda la unidad de finalidad y que abarque a la pluralidad de conductas.

Ejemplo: el empleado de una fábrica de calzados que decide llevarse 10 pares de zapatos a razón
de un par cada tres días.

El dolo unitario debe existir incluso desde el comienzo del primer momento delictivo o puede
surgir en otro momento de la ejecución.

Para estos casos es suficiente que el dolo unitario tenga lugar antes del agotamiento del primer
acto parcial por parte del autor.
2. Requisitos objetivos: Se exige como límites objetivos: pluralidad de acciones u omisiones, igual
norma violada, unidad o pluralidad del sujeto pasivo, bien jurídico no eminentemente personal.

a. Pluralidad de acciones u omisiones.- Deben tratarse de varias conductas y deben tenerse en


cuenta los supuestos de unidad de acción estudiados anteriormente.

b. Igual norma violada.- Tradicionalmente se exige que la norma violada por las diferentes
conductas responde a delitos iguales (varios hurtos, varias estafas, etc.). Este parece ser el sentido
del artículo 49 (“varias violaciones de la misma ley penal”). Actualmente, el criterio es más flexible
y se llega a admitir que es suficiente que las normas sean semejantes. A esta semejanza no le
interesa que los delitos sean diferentes. (v.gr. hurto, estafa, apropiación ilícita) y le es suficiente
que las diferentes conductas afecten un mismo bien jurídico (unidad del bien jurídico) (v.gr.
patrimonio). Nos parece que esta interpretación es la más conveniente. Ejemplo: el sujeto que
decide disponer de repuestos, que le entregan en administración (apropiación ilícita, 190 C.P.). su
conducta también incluye sustraerlos del depósito de la empresa (hurto 185 C.P.). La reforma de la
Ley 26683 ha introducido al texto del artículo 49 este criterio (“… o semejante naturaleza”).

c. Unidad o pluralidad del sujeto pasivo.- Se admitirá la continuación cuando se lesione al mismo
titular o sujeto pasivo en el caso de los delitos que afectan bienes jurídicos altamente personales
(v.gr. violación, lesiones, secuestro, contra la libertad sexual). Por el contrario, no se admite delito
continuado cuando los actos parciales inciden sobre diferentes sujetos pasivos. Ejemplo: homicidio
de diferentes personas, violación de distintas mujeres. La reforma de la Ley 26683 precisa que la
calificación como delito continuado quedará excluida cuando resulten afectados bienes jurídicos
de naturaleza eminentemente personal pertenecientes a sujetos distintos.

Cuando se trata de bienes jurídicos que no son personales (v.gr. propiedad), no se requiere la
identidad del titular del bien jurídico afectado para aceptar el delito continuado. La reforma de la
Ley 26683 incorpora una circunstancia agravante si con las diferentes violaciones se hubiere
perjudicado a una pluralidad de personas en cuyo caso se aumentará la pena en un tercio de la
máxima prevista para el delito más grave.

También existen tipos legales que no admiten su realización por continuación, como el caso del
homicidio (106 C.P.), pues su naturaleza no le permite tolerar distintas intensidades de afectación
del bien jurídico que se tutela.

d. Conexión temporal y espacial.- La característica del delito continuado es que se sanciona con
una misma pena diferentes actos particulares cometidos en el mismo momento o en momentos
diversos, que se estiman continuados y que constituyen un solo delito.
El tratamiento procesal producto de este enjuiciamiento unitario tiene diversas consecuencias
materiales. Por ejemplo: la cosa juzgada se extiende a todos los actos particulares, inclusive a los
que no fueron conocidos por el tribunal oportunamente.

¿Cómo se define el concurso real de delitos?

El llamado concurso real de delitos está regulado en el artículo 50 C.P. y se le define como varios
hechos punibles que son considerados como otros tantos delitos independientes. A diferencia del
concurso ideal que presenta unidad de acción, el concurso real se caracteriza por presentar
pluralidad de acciones y por ello constituye la contrapartida del concurso ideal. La pluralidad de
acciones se verifica en sentido contrario a la unidad de acción, en el sentido del concurso aparente
de leyes.

No basta la mera realización de varias acciones independientes por parte del autor para configurar
el concurso real, sino que es necesario que estas varias acciones independientes representen
varios hechos punibles susceptibles de ser valorado de modo independiente. Así, la característica
de la pluralidad de acciones estriba en que cada una de ellas debe presentar autonomía respecto
de las otras. Por ejemplo, el sujeto Roba un banco el viernes, asesina a su mujer el lunes y estafa a
su vecino el jueves.

En cuanto a la imposición de la pena, a raíz de la modificación por ley Nº 28730, ya no es posible


aplicar la pena que corresponde al delito más grave; sino que desde la reforma indicada deben
sumarse las penas privativas que fije el Juez para cada uno de los delitos hasta un máximo del
doble de la pena del delito más grave, y no puede excederse de los 35 años.

¿A que llamamos concurso real retrospectivo?

Se presenta cuando existe una sentencia condenatoria y posteriormente se descubre que el


condenado ha cometido otro hecho punible, antes de que se dicte o expida la resolución.

Con la nueva modificación de la ley 28730 nos señala que le hecho punible será sometido a
proceso y la pena que fije el juez se sumara a la anterior hasta un máximo del doble de la pena del
delito más grave y no puede exceder los 35 años, si alguno de estos delitos esta reprimido con
cadena perpetua, se aplicara únicamente esta sin perjuicio de fijarse la reparación civil para el
nuevo delito.[1]
[1]Balotario desarrollado para el examen del CNM. Derecho Penal. Parte General. Recuperado el
26 de febrero del 2013 de http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas
modificaciones con fines didácticos.

9.2. Circunstancias modificatorias de la responsabilidad penal

Icono de iDevice ¿A qué nos referimos cuando hablamos de las circunstancias modificatorias de la
responsabilidad penal?

El CP peruano recurre casi exclusivamente a un sistema de penas relativas en el que se establece


un marco penal, es decir un extremo mínimo y máximo de la sanción. Luego, para determinar la
pena, o consecuencia en general en los casos de IJP en sentido amplio, a partir del marco penal
(Entendido como “la cantidad de pena que el Estado considera lícito y necesario atribuir a la
comisión de la conducta descrita, es decir, como decisión político criminal en la que se refleja la
gravedad que se atribuye a la lesión o puesta en peligro del bien jurídico de que se trate en un
momento histórico determinado”), el CP obliga al juzgador a considerar diferentes criterios que se
esbozan en los arts. 45 y 46, en los términos siguientes:

«Artículo 45.El Juez, al momento de fundamentar y determinar la pena, deberá tener en cuenta:

1. Las carencias sociales que hubiere sufrido el agente;

2. Su cultura y sus costumbres; y

3. Los intereses de la víctima, de su familia o de las personas que de ella dependen.»

«Artículo 46.Para determinar la pena dentro de los límites fijados por la ley, el Juez atenderá la
responsabilidad y gravedad del hecho punible cometido, en cuanto no sean específicamente
constitutivas del hecho punible o modificatorias de la responsabilidad, considerando
especialmente:

1. La naturaleza de la acción;
2. Los medios empleados;

3. La importancia de los deberes infringidos;

4. La extensión del daño o peligro causados;

5. Las circunstancias de tiempo, lugar, modo y ocasión;

6. Los móviles y fines;

7. La unidad o pluralidad de los agentes;

8. La edad, educación, situación económica y medio social;

9. La reparación espontánea que hubiere hecho del daño;

10. La confesión sincera antes de haber sido descubierto; y

11. Las condiciones personales y circunstancias que lleven al conocimiento del agente.

12. La habitualidad del agente al delito.

13. La reincidencia.

El Juez debe tomar conocimiento directo del agente y, en cuanto sea posible o útil, de la víctima.»

¿A qué se refieren las consideraciones especiales que se le exige al Juez?


1. LA NATURALEZA DE LA ACCIÓN. Esta circunstancia, como acota PEÑA CABRERA al analizarla en
base al Código Penal de mil novecientos veinticuatro, puede atenuar o agravar la pena, permite
dimensionar la magnitud del injusto realizado. Para ello se debe apreciar “la potencialidad lesiva
de la acción”. Es decir, será del caso apreciar varios aspectos como son el tipo de delito cometido o
el modus operandi empleado por el agente, esto es, la “forma cómo se ha manifestado el hecho”.
Además, se tomará en cuenta el efecto psicosocial que aquél produce.

2. LOS MEDIOS EMPLEADOS. La realización del delito se puede ver favorecida con el empleo de
medios idóneos, la naturaleza y efectividad dañosa de su uso pueden comprometer en mayor o
menor medida la seguridad de la víctima o provocar graves estragos. De allí que VILLAVICENCIO
TERREROS estime que esta circunstancia se refiere igualmente a la magnitud del injusto. Sin
embargo, para otros autores, que como PEÑA CABRERA comentaban igual circunstancia en el
Código ya derogado y predecesor del actual, ella posibilitaba, también, reconocer la peligrosidad
del agente.

3. LA IMPORTANCIA DE LOS DEBERES INFRINGIDOS. Es una circunstancia relacionada con la


magnitud del injusto, pero que toma en cuenta también la condición personal y social del agente.
Resulta, por lo demás, coherente que la realización del delito con infracción de deberes especiales
propicie un efecto agravante, en la medida que el desvalor del injusto es mayor, pues trasciende a
la mera afectación o puesta en peligro del bien jurídico. Esto es, el agente compromete, también,
obligaciones especiales de orden funcional, profesional o familiar que tiene que observar.

4. LA EXTENSIÓN DEL DAÑO O PELIGROS CAUSADOS. Esta circunstancia indica la cuantía del
injusto en su proyección material sobre el bien jurídico tutelado. GARCÍA CAVERO precisa que tal
circunstancia toma como criterio de medición el resultado delictivo. No obstante, como bien
destacaba CORNEJO, en alusión al Código anterior, esta valoración corresponde sobre todo a la
conminación de la pena en cada delito y no a un nivel de circunstancia genérica. Según este autor
“es incongruente con la doctrina que sustenta el Código el considerar la extensión del daño y del
peligro causado como un elemento ordinario o genérico que debe tenerse en consideración al
aplicarse la pena”.
5. LAS CIRCUNSTANCIAS DE TIEMPO, LUGAR, MODO Y OCASIÓN. Se refieren a condiciones tempo–
espaciales. Reflejan, principalmente, una dimensión mayor en el injusto, ya que el agente suele
aprovecharlas para facilitar la ejecución del delito.

6. LOS MÓVILES Y FINES. La motivación y los fines que determinan, inducen o guían la acción
delictiva del agente, influyen, de modo determinante, en la mayor o menor intensidad de su
culpabilidad. Esto es, tales circunstancias coadyuvan a medir el grado de reproche que cabe
formular al autor del delito. Su naturaleza subjetiva es preeminente y se expresa en lo fútil,
altruista o egoísta del móvil o finalidad, tal como lo reconoce contemporáneamente la doctrina
nacional. Lo cual coincide con lo señalado por CORNEJO, al referirse a idéntica circunstancia
prevista en el código penal derogado, de que: “Para la aplicación de las penas lo que debe valuarse
es el motivo psicológico en cuanto se relaciona con los fines sociales, y es tanto más ilícito en
cuanto más se opone a los sentimientos básicos de la piedad, de la solidaridad, de la cultura, en
suma”.

7. LA UNIDAD O PLURALIDAD DE AGENTES. Tradicionalmente la doctrina nacional, desde la


vigencia del Código Penal de mil novecientos veinticuatro, ha interpretado que la pluralidad de
agentes indica un mayor grado de peligrosidad y de inseguridad para la víctima. La concurrencia de
agentes expresa necesariamente un acuerdo de voluntades que se integran para lo ilícito. Al
respecto advierte GARCÍA CAVERO que lo importante para la oportunidad de esta agravante es
que no se le haya considerado “ya en la formulación del tipo penal”. Ahora bien, es de destacar
que la pluralidad de agentes expresa siempre una coautoría funcional; esto es, un codominio del
hecho. No se puede incluir en esta noción de “pluralidad” a los partícipes, sean instigadores o
cómplices.

8. LA EDAD, EDUCACIÓN, SITUACIÓN ECONÓMICA Y MEDIO SOCIAL. Se trata de circunstancias


vinculadas a la capacidad penal del agente y a su mayor o menor posibilidad para internalizar el
mandato normativo, así como para motivarse en él y en sus exigencias sociales. Estas
circunstancias operan sobre el grado de culpabilidad del agente y sobre la intensidad del reproche
que cabría hacerle. El artículo 45° inciso 1 del Código Sustantivo también considera como criterio
de fundamentación y determinación de la pena que el Juez atienda a “las carencias sociales que
hubiere sufrido el agente”. Será del caso, en consecuencia, incluir en la valoración de estas
circunstancias las posibilidades reales de interacción e integración que ha tenido el agente con su
entorno social y con los patrones de conducta positiva imperantes en él.

9. LA REPARACIÓN ESPONTÁNEA QUE HUBIERE HECHO DEL DAÑO. Esta circunstancia toma en
cuenta la conducta posterior al delito que exteriorizó el agente. Que el delincuente repare en lo
posible el daño ocasionado por su accionar ilícito, revela una actitud positiva que debe valorarse
favorablemente con un efecto atenuante. En ese sentido CAVERO GARCÍA reconoce que “Con la
reparación del daño, el autor adelanta una parte de los aspectos que le correspondería cumplir
con la pena, afectando así la cuantificación de la pena concreta”. Sin embargo, es pertinente
demandar, como lo hacía PEÑA CABRERA al comentar una disposición similar del Código Penal de
mil novecientos veinticuatro: “que la reparación debe ser espontánea, es decir, voluntaria y,
naturalmente, antes de la respectiva sentencia. Se entiende que la reparación debe partir del
autor, y no de terceros”

10. LA CONFESIÓN SINCERA ANTES DE HABER SIDO DESCUBIERTO. Esta circunstancia valora un
acto de arrepentimiento posterior al delito. Con ello se expresa la voluntad del agente de hacerse
responsable por el ilícito cometido y de asumir plenamente las consecuencias jurídicas que de ello
derivan. Esta actitud se destaca en favor del agente, pues, con ella, se rechaza la frecuente
conducta posterior al hecho punible y que se suele orientar hacia el aseguramiento y la impunidad
del infractor. Al respecto, la doctrina elaborada en base a esta circunstancia ha afirmado, desde la
vigencia del Código anterior, que: “Hay diferencia notable en el delincuente que huye después de
consumado el delito, del que se presenta voluntariamente a las autoridades para confesar. Este
último muestra arrepentimiento, o por lo menos, asume su responsabilidad, lógicamente la
atenuante es procedente; de suerte que no puede favorecerse al delincuente que huye, y regresa
después acompañado de su abogado”. Además, se advierte con tal actitud “…falta de necesidad
de una pena más grave con fines de prevención o reestabilización”. Ahora bien, es de recordar que
actualmente el artículo 136° del Código de Procedimientos Penales también considera a la
confesión sincera, siempre que se dé en sede judicial, como una atenuante privilegiada que
posibilita imponer una pena concreta por debajo del mínimo legal. No obstante, la circunstancia
del artículo 46º del Código Penal, que aquí se analiza, es diferente de aquella en tanto que sólo
equivale a una autodenuncia. De allí, pues, que por su menor eficacia procesal y probatoria, la ley
le conceda únicamente la condición y efectos de una circunstancia genérica.
11. LAS CONDICIONES PERSONALES Y CIRCUNSTANCIAS QUE LLEVEN AL CONOCIMIENTO DEL
AGENTE. El carácter enunciativo del artículo 46° del Código Penal se complementa con la amplitud
circunstancial que concede al juez. Reconoce la norma una opción innominada y abierta para
interpretar y apreciar otras circunstancias, distintas de las expresamente identificadas por cada
inciso precedente de dicho artículo. Esto es, “la determinación de la pena concreta por el juez
requiere un acercamiento con el autor que permita una justicia penal más ajustada a la persona”.
Ahora bien, para evitar contradicciones al principio de legalidad y riesgos de arbitrariedad, será de
rigor especificar en concreto la circunstancia que invoca y su equivalencia con las reguladas
legalmente. Sobre todo, se debe fundamentar razonablemente cómo es que tal circunstancia
resulta idónea para definir un perfil que permite conocer mejor la personalidad del agente.[1]

[1] Corte Suprema De Justicia De La República. Sala Penal Especial. EXP. Nº A.V. 19 – 2001. Casos
Barrios Altos, La Cantuta y sótanos SIE. Recuperado el 01 de marzo del 2013 de
http://spij.minjus.gob.pe/informacion/coyuntura/Sentencia_Fujimori/P3C3_Pena.pdf

Opinión de los autores

Esta dualidad de reglas significa para Hurtado Pozo que «En el art. 45, se trata del “momento de
fundamentar y determinar la pena" y, en el art. 46, del momento de "determinar la pena dentro
de los límites fijados por la ley". (...). Podría pensarse que la fundamentación indicada en el art. 45
no se refiere a la cuantificación de la pena (regulada en el art. 46), sino más bien a su selección a
otro nivel: preferir la pena de prestación de servicios a la comunidad o la de multa a la privativa de
la libertad; o la de decidir si conviene suspender la ejecución de la pena o convertirla en otra. Si
este fuere el objetivo del art. 45, resultaría superfluo porque el legislador ha previsto las
condiciones que el juez debe constatar para optar por una de estas alternativas”.[1]

De modo similar, para Velásquez Velásquez los arts. 45 y 46 del CP parecen referirse,
respectivamente, al ámbito de la individualización judicial de la pena (IJP) en sentido amplio y a la
IJP en sentido estricto. A su juicio, el contenido del art. 45 del CP enfrenta al intérprete ante dos
previsiones distintas: de un lado, emplea los conceptos de fundamentación y de determinación de
la pena —como una noción diversa a la de determinación de la pena “dentro de los límites fijados
por la ley”, consagrada en el art. 46—, y de otra parte señala tres criterios genéricos para que el
funcionario judicial cumpla con dichas tareas: las carencias sociales sufridas por el agente; su
cultura y costumbres; y los intereses de la víctima, de su familia, o de quienes dependen de ella.
Más específicamente, entiende Velásquez que el sentido de la determinación de la pena en el art.
45 se refiere a todas las cuestiones relativas a la imposición y ejecución de la sanción penal, como
las atinentes a los fenómenos de la condena condicional, la reserva del fallo condenatorio, la
conversión de la pena privativa de libertad no mayor de dos años en pena de multa, o la
conversión de la pena de multa no pagada en pena privativa de libertad, así como la fijación de
plazos para el pago de la multa, etc.; esto es, se parte de una noción amplia de tal figura. El art. 45
no se refiere en consecuencias a la noción estricta utilizada por el art. 46, al tenor de la cual se
entiende por determinación de la pena la operación mental mediante la cual el Juez, en concreto,
una vez examinadas las diversas categorías del hecho punible, fija, precisa, señala cuales son las
sanciones imponibles al trasgresor de la ley penal; esto es, la determinación de la pena dentro del
marco punitivo, acorde con la culpabilidad por el hecho.[2]

[1] Hurtado Pozo, José.El principio de la legalidad, la relación de causalidad y a la culpabilidad:


reflexiones sobre la dogmática penal(p. 44). Recuperado el 27 de febrero del 2013 de
http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/anuario/an_1993_05.pdf Con algunas
modificaciones por motivos académicos.

[2] Velásquez V. Fernando. El sistema de determinación de la sanción penal. Recuperado el 27 de


febrero del 2013 de
http://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=web&cd=4&ved=0CDsQFj
AD&url=http%3A%2F%2Frevistas.uexternado.edu.co%2Findex.php%2Fderpen%2Farticle%2Fdown
load%2F1069%2F1012&ei=gS4uUaT6HPDy0wGu6oDADQ&usg=AFQjCNEqrnNWW2WaKCEkzVwP6
wN2fPHOVg Con algunas modificaciones por motivos académicos.

¿Cuál es el antecedente normativo inmediato, y qué nos dice?

El antecedente inmediato es el art. 51 del CP de 1924, según el cual: «Para la aplicación de la pena
los jueces apreciarán la culpabilidad y el peligro del agente, teniendo en cuenta las siguientes
circunstancias, en cuanto la ley no las considere especialmente como constitutivas o
modificatorias del delito:
1º La naturaleza de la acción; el tiempo en que se perpetró y el que hubiere transcurrido desde
entonces; el lugar, los instrumentos y los medios en que se hubiere hecho uso; la preparación
tranquila o la perpetración ocasional; el modo de ejecución y las circunstancias en que ésta se
hubiere efectuado; la unidad o la pluralidad de agentes; el número y la importancia o especialidad
de los deberes infringidos; la dificultad que hubiere para prevenirse contra el hecho punible; y la
extensión del daño y del peligro causados.

2º La edad, la educación, la vida personal, familiar y social del sujeto anterior y posterior al delito,
su situación económica, sus precedentes judiciales y penales, la calidad de los móviles honorables
o excusables o innobles o fútiles que lo determinaron a delinquir, las emociones que lo hubieran
agitado, su participación mayor o menor en el delito, la reparación espontánea que hubiere hecho
del daño, o la confesión sincera antes de haber sido descubierto, y los demás antecedentes,
condiciones personales y circunstancias que conduzcan al conocimiento de su carácter».

Esta interpretación conduce a presentar el contenido de los arts. 45 y 46 del CP como tributarios
del modelo de la teoría del valor relativo de empleo. Con ello debiera estimarse que la fijación de
la pena dentro del marco penal establecido por el legislador, la IJP en sentido estricto, se
fundamenta en la culpabilidad del autor. En efecto, el art. 46 señala que el Juez atenderá a la
«responsabilidad y gravedad del hecho punible cometido», en concordancia con el principio de
prohibición de doble valoración o de inherencia («en cuanto no sean específicamente constitutivas
del hecho punible o modificatorias de la responsabilidad ») y conforme a los criterios previstos en
los nums. 1 al 11. En ese contexto, la referencia a la «responsabilidad» no se vincula a la
responsabilidad penal por la comisión de un injusto culpable, sino al grado de culpabilidad del
autor (responsabilidad en sentido estricto). Mientras que la mención a la «gravedad del hecho
punible» tendría que estar referida a los elementos del injusto graduable.

De esa forma, el art. 46 establecería dos pautas genéricas de tasación de la pena, el grado de
injusto y el grado de culpabilidad. Con ello, los referentes previstos en los nums. 1 al 11 del art. 46
deben valorarse bien como criterios vinculados al grado del injusto o al grado de culpabilidad.
Aunque tales notas son «propias de un derecho penal orientado hacia la retribución entendida
como límite al ejercicio del ius puniendi del Estado, acorde con los principios del acto, de
protección de bienes jurídicos, de culpabilidad y de proporcionalidad», retribución que no sólo se
estima incompatible con la Constitución[1] sino además ajena al sentido de los arts. IX y I del CP
que establecen una orientación preventiva de la pena y la legislación.

Pero una explicación del art. 46 del CP peruano conforme a la Stellenwerttheorie (Teoría del valor
relativo) no es satisfactoria si se toma en cuenta que, al igual que el § 46 del StGB (Código Penal de
Alemania), introduce criterios, preventivo especiales que, en definitiva, influenciarán el proceso de
la IJP en sentido estricto, ya desde el momento de establecer la duración o extensión de la pena
dentro del marco legalmente establecido y no sólo en la determinación de los sustitutos penales
(IJP en sentido amplio). En esa línea se inscriben los criterios previstos en los nums. 9 (reparación
espontánea) y 10 (confesión sincera), y en cierta forma la consideración de las condiciones
personales y circunstancias que conduzcan al conocimiento del agente (num. 11), cuya relevancia
no sólo puede estimarse desde la perspectiva del grado del injusto y de la culpabilidad, sino
también conforme a la prevención especial. La introducción de criterios preventivo especiales para
fijar la extensión de la pena ha tenido acogida en la jurisprudencia y forma parte de un debate
más amplio sobre la antinomia entre los fines de retribución y prevención en el proceso de IJP. En
esa perspectiva, Bramont Arias y Bramont Arias Torres consideran que a los principios básicos de
merecimiento de pena, relativos al grado de injusto y de culpabilidad, cabe agregar el correctivo
de la necesidad de pena mediante el recurso a criterios de prevención general o especial, «para
fundamentar que, en casos concretos, muchas veces la pena no es necesaria», de forma que «la
pena se mide en cada caso particular tomando en cuenta la magnitud del injusto, la magnitud de
la responsabilidad y admitiendo el correctivo de la necesidad de la pena», correctivo que «se
explica si se tiene en cuenta que la pena deja de ser necesaria para proteger a la sociedad cuando
esto puede conseguirse por otros medios, que serán preferibles en cuanto sean menos lesivos
para los derechos individuales. Se trata de una exigencia de economía social coherente con la
lógica del Estado social, que debe buscar el mayor bien social con el menor costo social».

La coherencia de este planteamiento puede discutirse, al menos porque la introducción de


criterios preventivo generales no opera como medio para agravar la pena adecuada a la gravedad
del hecho o para elegir la más intensa entre aquellas adecuadas a dicha gravedad, sino como un
argumento para evitar la pena cuando no fuere necesaria, con lo que la función de la prevención
general no jugaría un rol en la IJP en sentido estricto, sino como fundamento para la aplicación de
una medida alternativa a la sanción. Por lo demás, a juicio de Velásquez Velásquez esta opción es
rechazable, se opone al Derecho positivo, «cuando se parte del contenido de los Arts. IV, VII y VIII
del Título Preliminar, que consagran de manera vehemente, respectivamente, los principios de
protección de bienes jurídicos (…), de culpabilidad (…) y de proporcionalidad (…); esos axiomas, no
se olvide, son de rango constitucional dado que emergen del modelo de Estado diseñado por el
Art. 1 de la Carta: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin
supremo de la sociedad y del Estado”», con lo que «un Derecho penal como el peruano sólo puede
tomar en cuenta la prevención general —desde luego, al lado de la culpabilidad retributiva— a la
hora de la amenaza penal, esto es, cuando el legislador redacta las escalas punitivas, no en esta
sede —en la cual, se repite, sólo operan el grado de injusto y el grado de culpabilidad como
criterios de individualización de la misma—, porque ello podría comportar la vulneración del
principio de la prohibición de la doble valoración; y, en lo que a la prevención especial respecta,
ello sólo puede suceder en el momento de la ejecución de la pena y, por supuesto, cuando se
alude a la determinación de la pena en sentido amplio aunque, como ya se dijo, al estudiar el
artículo 45, sin descontar los fines retributivos.»

Este punto de vista es matizable, las referencias del art. 46 del CP a la «responsabilidad» y
«gravedad del hecho»[2] y todas las circunstancias descritas en los nums. 1 al 13, no sólo puede
conducir a la interpretación mayoritaria, según se ha reflejado, que las equipara con el grado de
culpabilidad y del injusto, esto es con la culpabilidad y de un modo u otro con la retribución.

Como indica Demetrio Crespo, la noción de «gravedad del hecho» es susceptible de entenderse en
términos de prevención general, la pena adecuada a la gravedad del hecho es probablemente la
pena preventivo generalmente más eficaz, pero «es en esencia una exigencia de proporcionalidad
vinculada al principio de culpabilidad por el hecho». Bajo esa orientación, no se persigue
establecer la pena adecuada a la culpabilidad sino la pena adecuada a la culpabilidad por el hecho,
lo que es mucho más que una cuestión gramatical, mientras el § 46 del StGB señala por ejemplo
que «la culpabilidad es el fundamento de la individualización judicial de la pena», el criterio de la
culpabilidad por el hecho pone de relieve el «carácter meramente limitativo y no constitutivo en
nuestro ordenamiento jurídico, vaciando de contenido retributivo el criterio de la culpabilidad en
la IJP».[3]

En esa línea de ideas, la antinomia retribución prevención especial que de inicio puede apreciarse
en el marco del art. 46 del CP, puede resolverse considerando que la pena adecuada a la gravedad
o culpabilidad por el hecho debe operar como límite a las exigencias de prevención,
introduciendo, como en la teoría del espacio de juego y en contra de la tesis de la pena puntual,
una frontera superior que bajo ningún concepto podrá superarse en base a argumentos de
prevención general o de prevención especial. Así, mientras la prevención general no puede
introducirse lícitamente en la IJP en sentido estricto, la prevención especial debe orientarse en
este terreno al establecimiento de una pena acorde con la gravedad del hecho pero que a la vez
permita prever un impacto positivo en la vida futura del condenado, que persiga su no
desocialización y la adecuación de su conducta externa a las expectativas normativas.

Esta concepción evita la explicación del modelo de la IJP en sentido estricto del CP peruano
conforme a la teoría del valor relativo de empleo. Por esa línea, los alcances del art. 45 del CP, más
allá de la interpretación histórica de su antecedente argentino, no deben limitarse a servir de
fundamento general preventivo especial de medidas alternativas como la suspensión de la
ejecución de la pena, la reserva del fallo condenatorio, la conversiones o la exención de pena,
medidas que por cierto tienen un desarrollo normativo propio que permite evidenciar
suficientemente su orientación preventivo especial. Por lo demás, sólo la ampliación de criterios
trascendentales del art. 45 como el de la coculpabilidad social (num. 1) al ámbito de la IJP en
sentido estricto, permitirá superar la reducción de tales criterios a los casos de criminalidad menos
grave, la única en la que es posible la aplicación de medidas alternativas.[4]

[1] En ese sentido, la reciente STC de 21705 sobre la Ley de arresto domiciliario, Exp. Nº
00192005PI/TC: «Son distintas las teorías de los fines de la pena desarrolladas en la doctrina. Una
es la teoría de la retribución absoluta, cuyos exponentes son Kant y Hegel. Según ella, la pena no
cumple ninguna función social, pues es una institución independiente de su esfera social; es decir,
agota toda virtualidad en la generación de un mal al delincuente, de modo tal que el Estado, en
represe ntación de la sociedad, toma venganza por la afectación de algún bien jurídico relevante,
aplicando un mal de similar gravedad a la relevancia del bien en el ordenamiento jurídico. Se trata
de la concreción punitiva del antiguo principio del Talión: “ojo por ojo, diente por diente”. Esta
teoría no sólo carece de todo sustento científico, sino que es la negación absoluta del principio
derecho a la dignidad humana, reconocido en el artículo 1º de nuestra Constitución Política,
conforme al cual “La defensa de la persona humana y el respeto por su dignidad son el fin
supremo de la sociedad y el Estado.”»
[2] Expresión que recoge también el art. 66.1 del CP español de 1995, cuando establece que “Los
Jueces o

Tribunales individualizarán la pena imponiendo la señalada por la Ley en la extensión adecuada a


las circunstancias personales del delincuente y a la mayor o menor gravedad del hecho,
razonándolo en la sentencia».

[3] Velásquez V. Fernando. El sistema de determinación de la sanción penal. Recuperado el 27 de


febrero del 2013 de
http://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&frm=1&source=web&cd=4&ved=0CDsQFj
AD&url=http%3A%2F%2Frevistas.uexternado.edu.co%2Findex.php%2Fderpen%2Farticle%2Fdown
load%2F1069%2F1012&ei=gS4uUaT6HPDy0wGu6oDADQ&usg=AFQjCNEqrnNWW2WaKCEkzVwP6
wN2fPHOVg Con algunas modificaciones por motivos académicos.

[4] Caro Coria, Dino Carlos. Notas sobre la individualización judicial de la pena en el Código Penal
Peruano. Recuperado el 26 de febrero del 2013 de
http://www.ccfirma.com/publicaciones/pdf/caro/IJP-Carlos%20Caro.pdf Con algunas
modificaciones con fines didácticos.

Lecturas o recursos recomendadas (para ampliar conocimientos de la primera semana)

Documento 1: "Concurso de delitos"

Dirección: http://uap.intechperu.com/Ucarga/CONCURSO%20DE%20DELITOS_89101.pdf

Breve descripción: Aquí tenemos un conjunto de diapositivas que nos brindan una idea clara y
concreta de las variantes del concurso de delitos y de las figuras relacionadas con éste, lo que les
servirá para fijar conceptos con respecto a tan importante tema.

Documento 2: “Determinación de la pena. Algunos apuntes al estado de las cosas”

Dirección: http://eltrova.blogspot.com/2010/05/la-pena.html
Breve descripción: El artículo ingresa al análisis sesudo de las circunstancias modificatorias de la
responsabilidad penal, recurriendo también a su enfoque jurisprudencial, lo que le otorga un alto
nivel de consistencia.

Tema 10: "Consecuencias Jurídicas del Delito"

10.1. Consecuencias jurídicas del delito.- Clases de penas

¿Cuáles son las clases de penas que reconoce nuestra legislación penal?

Nuestro Código Penal en su artículo 28º reconoce como clases de pena:

a. Privativas de libertad

b. Restrictivas de libertad

c. Limitativas de derechos

d. Multa

10.2. Penas privativas de la libertad.- Pena de cadena perpetua

La privación de libertad constituye una afectación al bien jurídico libertad del agente que cometió
el hecho delictivo. Esta afectación impuesta por el Estado al sujeto que ha delinquido se realiza
mediante la ejecución de la pena correspondiente.

Respecto al Código Penal de 1924, esta clase de pena unifica las anteriores consecuencias jurídico-
penales denominadas Internamiento, Relegación, Penitenciaría y Prisión. En nuestro Código Penal
vigente (1991) estas sanciones se integran a la pena privativa de libertad que va desde los 2 días
hasta los 35 años, e incluso de por vida (o conocida también como “cadena perpetua”).

De ahí que se considere la existencia de dos categorías en la pena privativa de libertad: a) de


carácter temporal (2 días a 35 años), y b) de carácter perpetuo.
10.3. Penas restrictivas de libertad

A diferencia de la pena privativa de libertad, estas penas no suponen el internamiento en una


institución penitenciaria sino el extrañamiento del territorio peruano. Se emplea para el caso de
agentes nacionales la expatriación con una duración máxima de diez años. Para el caso de agentes
extranjeros se emplea la expulsión.

Las penas restrictivas de libertad se encuentran en crisis porque no tienen utilidad social. Además,
la Convención Americana sobre Derechos Humanos de San José de Costa Rica, establece que
“nadie puede ser expulsado del territorio del Estado del cual es nacional, ni ser privado de derecho
a ingresar en el mismo”. (Artículo 22, inciso 5).

10.4. Penas limitativas de derechos

Icono de iDevice ¿Qué son penas limitativas de derechos?

Siguiendo la orientación político--criminal de nuestro Código Penal, que pretende recurrir a la


pena privativa de libertad como última ratio, se establecen las penas limitativas de derechos como
sustitutivos penales. A de multa.

Las penas limitativas de derecho poseen un triple carácter:

Son autónomas porque constituyen una especie independiente de pena, existiendo al lado de la
pena privativa de libertad, la de restrictiva de libertad y la de multa. Aplicándose en el uso de la
prestación de servicios a la comunidad y la limitación de días libres, en forma autónoma cuando
están específicamente señaladas para cada delito. Ejemplo: en el caso del delito previsto en el
artículo 163º del C.P. (supresión o extravío de correspondencia) el legislador establece como
sanción la prestación de servicio comunitario de veinte a cincuenta y dos jornadas; y en el
supuesto del artículo 164º del C.P. (publicación indebida de correspondencia), se establece una
sanción de limitación de días libres de veinte a cincuenta y dos jornadas.

Son sustitutivas porque son aplicables como alternativa de la pena privativa de libertad. Así lo
establece nuestro Código Penal respecto a la prestación de servicios a la comunidad y a la
limitación de días libres. Para que se realice la sustitución se requiere una condición objetiva, que
se relacione con la cantidad de pena privativa de libertad, por lo que nuestra normativa penal
exige que la sanción sustituida no sea superior a cuatro años, a criterio del Juez.

Son reversibles, porque admiten reaplicación de la privativa de libertad sustituida.


¿Cuáles son las penas limitativas de derechos?

Prestación de servicios a la comunidad

Dentro de la orientación de recurrir a la pena privativa de libertad, en los casos más graves, como
última ratio, la prestación de servicios a la comunidad constituye una de las sanciones alternativas
más interesantes que plasma nuestro Código.

El trabajo gratuito que se obliga a prestar al condenado, según el dispositivo, deberá realizarse en
entidades asistenciales, hospitalarias, escuelas, orfanatos, otras instituciones similares u obras
públicas. Si bien se hace una descripción de entidades en las cuales se prestará el servicio, dicha
relación no es cerrada, pues al hacerse referencia a “otras instituciones similares” se posibilita el
tomar en cuenta otras entidades de las indicadas expresamente, aunque de naturaleza “similar”;
en todo caso la enumeración es ejemplificadora.

Asimismo el código indica que los servicios serán asignados conforme a las aptitudes del
condenado, lo que consideramos positivo, pues garantiza la eficacia del principio de
individualización; sin embargo, consideramos que cuando se establece que ello será “en lo
posible”, se altera dicha garantía.

Nuestra disposición indica que las jornadas serán de diez horas semanales, apartándose en este
punto de otras disposiciones como la brasileña en que las jornadas son de ocho horas.

Además, señala que se cumplirá entre los días sábados y domingos, de modo que no se perjudique
la jornada normal de su trabajo habitual, lo que consideramos positivo, pues se tiene cuidado en
no afectar el tiempo de las funciones remuneradas, dándose una compatibilidad entre el trabajo
penal y el trabajo profesional. La ley también permite que se pueda autorizar al condenado que
preste estos servicios en días útiles semanales, proveyéndose el caso en que el condenado no
pueda hacerlo los días sábados y domingos. Nuestra norma a diferencia de otras legislaciones no
ha tomado en cuenta los días feriados, no precisando la exposición de motivos el por qué de esta
decisión.

Nuestra disposición penal también precisa el mínimo y el máximo de las jornadas de servicios
semanales: de 10 a 156 (art. 34º del C.P.).
Limitación de días libres

La finalidad de esta pena está en sustituir las penas privativas de libertad de corta duración, con el
objetivo que el condenado no sea perturbado ni afectado en su personalidad. De esta manera, con
esta sanción no se le aleja de su trabajo ni se rompen los vínculos con su familia; a lo más
permanece privado de recreación los días sábados, domingos y feriados. Un sector de la doctrina
ha hecho mención que esta clase de pena presenta los inconvenientes de la prisión celular,
acrecentado por dos agravantes: brevedad e intermitencia. A esto se ha agregado la absoluta falta
de condiciones para la ejecución de la medida.

Particularmente, creemos que si bien esta norma es un reto en cuanto a su posible ejecución, por
lo menos con ella se evita la degradación de la personalidad del penado, producto de la
prisionización. Además, que al no alejarse al condenado de su centro de trabajo se evita que su
familia sufra alguna alteración económica que acarrearía mayores problemas. Nuestro C.P.
establece un mínimo de diez y un máximo de dieciséis horas en total por cada fin de semana, a
diferencia del brasileño que se fija en cinco horas diarias (diez semanales).

La pena de limitación de días libres se extenderá de 10 a 156 jornadas de limitación semanales,


que se cumplirá en un establecimiento organizado con fines educativos y sin las características de
un centro carcelario (art. 35º del C.P.). Precisamente éste es uno de los aspectos más cuestionados
de la pena de limitación de días libres, pues se considera que los siempre reducidos recursos
económicos de los que se puede disponer, imposibilitaría la organización de los establecimientos
en número suficiente, además que quizás no se podría contar con el personal especializado
suficiente.

Inhabilitación

La inhabilitación de acuerdo al Código Penal (art. 36º), al ser prevista dentro de las penas
limitativas de derecho adquiere la categoría de pena principal, salvo los supuestos de los artículos
39º y 40º en que constituye una pena accesoria. Algunos autores consideran que estas penas
tienen mayor certificado en la prevención, ya que priva al sentenciado de la práctica de ciertas
actividades en que se muestra irresponsable o peligroso (prevención especial); otros, sostienen
que estas penas son pasibles de crítica pues, al retirar la posibilidad de trabajo, se presenta como
más aflictiva que las penas detentivas.
Con ella se afecta en cierto modo a la libertad del sentenciado, en relación con la facultad de
ejercitar ciertos derechos, desempeñar cargos o profesiones o ejecutar una determinada
actividad. Entendemos que ha sido positivo, en cierto modo, el establecer un límite a la
inhabilitación principal, pues al dársele el carácter temporal, se humaniza el rigor de las
prohibiciones, dejando de lado las sanciones indeterminadas. Nuestro Código extiende la
inhabilitación principal de 6 meses a 5 años.

Pena de multa

La pena de multa consiste en la obligación impuesta al condenado, de pagar al Estado una


determinada suma de dinero. La pena de multa es prevista por diversas legislaciones bajo distintos
sistemas (clásico, temporal, día-multa); nuestro Código Penal acoge el sistema de días-multa (art.
41º del C.P).

Un sector de la doctrina considera algunas ventajas de la pena de multa como el respeto a la


personalidad del condenado, preservándolo de la cárcel; el que no arranca al delincuente de su
profesión, familia o demás relaciones sociales, no lo discrimina ante el público. Por tanto, no
comporta ningún peligro de contagio criminal. Además, a diferencia de la pena privativa de
libertad, no acarrea gastos económicos al Estado sino que los aporta.

Para determinar la cantidad de los días-multa el juez deberá tomar en cuenta el menor o el mayor
grado de injusto, el grado de responsabilidad más o menos intenso y las demás circunstancias
legales y judiciales. En la doctrina se considera que el juez al establecer el número de días-multa
no se debe dejar influenciar por el patrimonio del condenado, pues en esta fase inicial sólo se
podrá tomar en consideración el grado de responsabilidad, la gravedad de la conducta y otras
circunstancias. Para la determinación del importe del día-multa se tomará en cuenta el ingreso
diario del condenado (art. 43º del C.P.). El importe no podrá ser menor del 25% ni mayor del 50%
del ingreso diario del condenado, cuando viva exclusivamente de su trabajo.

Si bien la multa debe pagarse dentro de los diez días de pronunciada la sentencia (art. 44º del
C.P.), el Código prevé el supuesto que el condenado tenga la dificultad de pagar, en cuyo caso el
Juez, a pedido del condenado y de acuerdo a las circunstancias, podrá permitir que el pago se
efectúe en cuotas mensuales.
En cuanto al cobro de la multa, al igual que la disposición del C.P. brasileño, se señala que se podrá
efectuar mediante el descuento de la remuneración del condenado: a) cuando se aplica
aisladamente; b) cuando se aplica acumulativamente con pena limitativa de derechos; o c) fuere
concedida la suspensión condicional de la pena, siempre conforme a los límites previstos en el
artículo 42º de la normativa penal.[1]

[1] buenastareas.com. Clases de pena. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de


http://www.buenastareas.com/ensayos/Clases-De-Pena/4398192.html Con algunas
modificaciones con fines didácticos.

10.5. Determinación de la pena

Icono de iDevice ¿Qué debe tener en cuenta el juez al momento de fundamentar y determinar la
pena?

El Juez, al momento de fundamentar y determinar la pena, deberá tener en cuenta los siguientes
criterios:

1. Las carencias sociales que hubiere sufrido el agente;

2. Su cultura y sus costumbres; y

3. Los intereses de la víctima, de su familia o de las personas que de ella dependen.

En el primer inciso del art. 45º del C.P. se establece que el Juez debe tomar en cuenta las
“carencias sociales que hubiere sufrido el agente”, dando cabida a lo que se denomina
corresponsabilidad o coculpabilidad.

El Estado es el que determina qué conducta es prohibida; es pues quien criminaliza la conducta,
quien establece lo que es delito. Además, siendo el Estado el que prescribe la pena resulta
coherente afirmar que tanto pena como delito son su producto. Si bien es cierto, el sujeto es el
que realiza el delito, no es su producto. De esta manera, “el delito” es una “construcción”.

Si se parte del criterio, como lo hace nuestro Código Penal, que para imponer una pena el sujeto
debe ser responsable, esto es, que el sujeto pueda responder frente a tareas concretas que le
exige el sistema, se entiende que el ordenamiento jurídico no puede exigir si no ha proporcionado
o no se dan las condiciones necesarias para que la persona pueda asumir una tarea determinada.

Por otra parte, la corresponsabilidad o coculpabilidad es aquella parte de la culpabilidad por el


hecho con que debe cargar la sociedad, y se lo descarga al autor, en razón de no haberle brindado
las posibilidades para responder frente a las tareas que le exige el sistema, para comportarse
según las normas de convivencia social.

Así, en la exposición de motivos de nuestro Código Penal se afirma que de “esta forma nuestra
colectividad estaría reconociendo que no brinda iguales posibilidades a todos los individuos para
comportarse con adecuación a los intereses generales, aceptando una responsabilidad parcial en
la conducta delictiva, mea culpa que tiene el efecto de enervar el derecho de castigar que el
Estado ejerce en nombre de la sociedad”.

De otro lado, en el inciso 2 del art. 45º del C.P. hace mención de la cultura y costumbres del
agente, que deberán ser tomados en cuenta por el Juez al momento de determinar la pena.

Esta interesante disposición constituye un aporte de nuestro Código Penal, habiendo sido
establecida por el Proyecto de Código Penal de septiembre de 1989 (artículo 50º, inciso 2), y la
mantenida por los proyectos de julio de 1990 (artículo 51º, inciso 2) y de enero de 1991 (artículo
45º, inciso 2).

Siendo el Perú un país pluricultural, donde coexisten distintas culturas (“vías de vida”), en la que
junto a los patrones de conducta del sistema oficial coexisten los de otros grupos culturales,
entrando en muchos casos en conflicto (sociedad conflictual), es entendible que el discurso oficial
no sea aprehendido por toda la sociedad peruana, pues en diversos casos estará en conflicto con
los patrones de conducta de otros grupos culturales o subculturales.

Si bien la disposición en comentario, no va a resolver dicha problemática, cuando menos significa


el reconocimiento por parte del discurso oficial de la existencia de otros patrones culturales.

Además, de acuerdo a la Constitución Política peruana (artículo 161º), el “Estado respeta y


protege las tradiciones de las Comunidades Campesinas y Nativas”. En esa perspectiva, es
destacable la introducción de dicha disposición.
Finalmente, el inciso 3 del art. 45º del C.P. establece que el Juez debe tomar en consideración los
“intereses de la víctima, de su familia o de las personas que de ella dependen”.

La situación de la víctima no puede ser más desfavorable en el sistema penal; es una especie de
perdedor por partida doble: frente al infractor y después, frente al Estado. El sistema penal
expropia los conflictos a la víctima, quien está excluida de cualquier participación en su propio
conflicto. Basta observar el tratamiento económico de la reparación civil en los procesos penales
por delitos culposos en accidentes de tránsito para detectar las graves distorsiones del sistema.
Cada vez resulta más injustificado que el sistema penal pretenda proteger intereses generales sin
percatarse que éstos no suelen ser los de las víctimas de los delitos.

El Derecho penal de mínima realización supone la protección privilegiada de la víctima. Una


estrategia de privatización de conflictos como modelo político-criminal para la descriminalización
de ciertos delitos nos parece que merece atención; también, otorgársele a la víctima mayor
intervención en el tratamiento de los conflictos, tendentes a acortar las diferencias con el
infractor, reducir el costo social de la pena, asegurar la posibilidad de indemnización de la víctima,
etc.

Si bien la sola fórmula del inciso del presente artículo 45º no es suficiente para afirmar que se
plasma en toda su extensión el principio de la víctima, y más aún puede considerársela
insignificante; también es cierto que, cuando menos, ella implica el reconocimiento por parte del
sistema de la necesidad de tomar en cuenta a la víctima.[1]

[1] buenastareas.com. Aplicación de la pena. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de


http://www.buenastareas.com/ensayos/Aplicacion-De-La-Pena/764455.html Con algunas
modificaciones con fines didácticos.

¿Qué se entiende por habitualidad y reincidencia?

Son situaciones que podrían ser valoradas por el juez para efectuar el incremento de la pena, son
circunstancias cualificadas de agravación que cumplen una función diferenciadora basada en la
prevención especial.

La reincidencia está regulada por el artículo 46 – B del Código Penal y dice: el reincidente es aquel
sujeto que cumplió total o parcialmente una condena firme privativa de libertad dictada por
cualquier tribunal del país y es condenado por un nuevo delito doloso. El incremento de su pena
puede ser hasta en un tercio por encima del máximo legal fijado para el tipo penal.

La habitualidad se encuentra regulado por el articulo 46 – C del Código Penal, representa una
situación más grave pues se trata de aquel que se dedica a la actividad delictiva por lo que
representa un mayor peligro, el habitual tiene por lo menos tres delitos cometidos en un periodo
que no supera los cinco años.

Los delitos cometidos deben ser de la misma naturaleza y sobre ellos no debe mediar condena
alguna y el incremento de la pena puede ser hasta una mitad por encima del máximo legal fijado
para el tipo penal.

10.6. Conversión de la pena

Icono de iDevice ¿Qué regula la conversión de la pena privativa de libertad?

Regula la operatividad de la conversión de la pena privativa de libertad en otra pena (multa,


prestación de servicios a la comunidad o limitación de días libres) en el artículo 52º, 53º, 54º, 55º y
56º del C.P.

Como se indica, el Juez tendrá la posibilidad de la conversión (art. 52º del C.P.) en los casos que no
fueran procedentes la condena condicional o la reserva del fallo condenatorio. Esta norma
constituye una expresión del criterio de recurrir a la pena privativa de libertad como ultima ratio.

La equivalencia que se establece es la siguiente:

a. Un día de privación de libertad por un día-multa.

b. Siete días de privación de libertad por una jornada de prestación de servicios a la comunidad.

c. Siete días de privación de libertad por una jornada de limitación de días libres.
Para que se revoque la conversión, el incumplimiento por parte del condenado, sea del pago de la
multa, de la prestación del servicio asignado o la jornada de limitación de días libres, debe ser
justificado, pues de lo contrario no procede la revocación.

La revocación (art. 53º del C.P.) se hará previo apercibimiento judicial. Revocada la conversión, la
pena cumplida con anterioridad será descontada de acuerdo con las equivalencias siguientes:

1. Un día de multa por cada día de privación de libertad.

2. Una jornada de servicio a la comunidad o una de limitación de días libres por cada siete días de
pena privativa de libertad.

En el caso en que el condenado cometa, dentro del plazo de ejecución de la pena convertida según
el artículo 52°, un delito doloso sancionado con pena privativa de libertad no menor de tres años,
la pena convertida se revocará automáticamente y será declarada así en la nueva sentencia
condenatoria (vid. Art. 54º del C.P.).

Las equivalencias indicadas en el artículo 53°, se aplicarán para efectuar “el descuento
correspondiente a la parte de pena convertida que hubiese sido ejecutada antes de la
revocatoria”.

El condenado deberá cumplir la pena privativa de libertad impuesta por el nuevo delito y la que
resta de la primera sentencia.

Resulta destacable que para revocar la conversión, el nuevo delito debe estar sancionado con
pena privativa de libertad, esto es, que si la sanción prevista fuera la de prestación de servicios a la
comunidad (así el caso del delito previsto en el artículo 163°) o la de limitación de días libres
(ejemplo, el delito previsto en el artículo 164°), o de multa (v. gr., el delito previsto en el artículo
131°), la revocación no se da.

¿En qué consiste la conversión de la pena de prestación de servicios a la comunidad y limitativa de


días libres en privativas de libertad?. Y ¿a quiénes se reserva la conversión de la pena de multa?
Consiste en el incumplimiento injustificado de la pena de prestación de servicios o de la jornada de
limitación de días-libres por parte del condenado (art. 55º del C.P.).

Una de las características de las penas de prestación de servicios a la comunidad y limitativa de


días libres es que son reversibles, posibilitando su conversión en penas privativas de libertad, lo
que tiene como objetivo garantizar su eficacia.

En esa perspectiva se establece que si el condenado incumple injustificadamente con la prestación


de servicios o con la jornada de limitación de días libres, se convertirán en penas privativas de
libertad.

La conversión se dará previo apercibimiento judicial, y se hará conforme a las equivalencias


establecidas en el artículo 53º.

La conversión de la pena de multa a privativa de libertad se reserva tan sólo como una posibilidad
en el caso del condenado solvente que no pague la multa o frustre su cumplimiento (art. 56º del
C.P.).

En el Código Penal, se distingue entre: a) el condenado solvente que no paga la multa o frustra su
cumplimiento; y. b) el condenado que deviene insolvente por causas ajenas a su voluntad.

Solvente será el condenado que puede efectuar el pago de la multa en los términos establecidos
en la ley, pudiendo devenir en insolvente por causas ajenas a su voluntad.

En el primer caso a) se dan dos posibilidades:

- Ejecutar la pena en sus bienes; ó convertirla en pena privativa de libertad. En este caso, la
conversión se dará previo requerimiento judicial. La equivalencia será la de un día de pena
privativa de libertad por cada día-multa no pagado. Sin lugar a dudas se requerirá una disposición
legal complementaria que dé pautas para su cumplimiento.

- En el segundo caso b) la pena de multa se convierte en una limitativa de días libres o de


prestación de servicios a la comunidad. La equivalencia será la siguiente:

- Una jornada de limitación de días libres por cada siete días-multa impagos.

- Una jornada de prestación de servicios a la comunidad por cada siete días-multa impagos.

Lo que sin duda es destacable es que se haya establecido que el condenado, al que le convirtió la
pena de multa en otra, tenga la posibilidad que en cualquier momento pueda pagar la multa,
descontándosele el equivalente a la pena privativa de libertad o prestación de servicios
comunitarios cumplidos a la fecha.

Finalmente, se establece que en el caso que se imponga conjuntamente la pena privativa de


libertad y la de multa, se adicionará a la primera la que corresponde a la multa convertida. [1]

[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

10.7. Suspensión de la ejecución de la pena.- Reserva de fallo condenatorio

Icono de iDevice ¿En qué consiste la suspensión de la ejecución de la pena?

Consiste genéricamente en la suspensión del cumplimiento de la condena durante un cierto


período en el que se establece determinadas condiciones que si son cumplidas permiten declarar
extinguida la responsabilidad. Se trata de la condena condicional o pena condicionalmente
suspendida.

Responde este instituto político-criminal a criterios del Derecho humanitario que propicia darle al
infractor una oportunidad de probar para el futuro su respeto al orden jurídico -sistema de
sometimiento a prueba-. Existen diversas razones para evitar la aplicación de las penas privativas
de libertad de corta duración.
Ellas desocializan antes que favorecer la resocialización del presidiario. Además, las penas cortas
de prisión se prevén para delitos poco graves, para los cuales bastarían penas menos traumáticas.

El Código Penal de 1924 introdujo en su artículo 53º la llamada condena condicional, adoptando el
sistema franco-belga (exposición de motivos). “El sistema franco-belga del sursis supone el
pronunciamiento de la pena pero con suspensión de su cumplimiento durante un determinado
periodo de prueba, sin necesidad de sometimiento a ciertos deberes ni control.”

En verdad, nos parece acertada la decisión del legislador de reemplazar la denominación “condena
condicional” por la de “suspensión de la ejecución de la pena”, pues en verdad lo que se suspende
no es la condena sino el cumplimiento de la pena impuesta.

¿Cuáles son sus requisitos, el plazo de suspensión, y en qué consisten las reglas de conducta?

1. Requisitos: El artículo 57º del C.P. establece dos clases de presupuestos para que el juez decida
suspender la ejecución de la pena:

a) Presupuestos objetivos: que la condena se refiera a pena privativa de libertad no mayor de


cuatro años. En caso de concurso de delitos, poco importa que cualquiera de las penas no excedan
el límite señalado y habrá que computar en función a la pena más grave.

b) Presupuestos subjetivos: que la naturaleza, modalidad del hecho punible y la personalidad del
agente hiciera prever que esta medida le impedirá cometer nuevo delito. Dada la eliminación de la
reincidencia, el condenado rehabilitado puede ser susceptible de sursis.

2. Plazo de suspensión: El período de suspensión de la ejecución de la pena es de uno a tres años.


Este plazo de suspensión debe ser fijado según la naturaleza del delito, personalidad del agente y
otras circunstancias.
Reglas de conducta (art. 58 del C.P.)

El Juez al otorgar la sursis impondrá medidas de conducta: prohibición de frecuentar


determinados lugares; prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del Juez;
comparecer personal y obligatoriamente al juzgado para informar y justificar sus actividades;
reparar los daños ocasionados por el delito, salvo cuando demuestre que está en imposibilidad de
hacerlo; que el agente no tenga en su poder objetos susceptibles de facilitar la realización de otro
delito; y, los demás deberes que el juez crea convenientes a la rehabilitación social del agente,
siempre que no atente contra la dignidad del condenado.

Otros deberes que el Juez podría señalar serían por ejemplo: indicar al sentenciado la frecuencia
de cursos de habilitación profesional, tratamientos de desintoxicación o deshabituación u otros
que no atenten contra su dignidad. No obstante, es necesario recalcar que el Juez no puede
imponer al condenado deberes inexigibles o de dudosa constitucionalidad (v. gr. Visitar
periódicamente la Iglesia, afiliarse a determinadas asociaciones, etc.).

Incumplimiento de las reglas de conducta (art. 59º del C.P.)

1. Incumplimiento de las reglas de conducta: El incumplimiento de las reglas indicadas en el


artículo 58º del C.P., o la condena por otro delito puede originar: amonestación al infractor,
prórroga del periodo de suspensión o la revocación de la suspensión de la pena. Todas las medidas
a adoptar por el incumplimiento de las reglas de conducta o la condena de otro delito, son
entregadas a la discrecionalidad del juez. De este modo, la práctica de otra infracción penal
durante el período de prueba no revoca necesariamente la sursis, siendo necesaria una sentencia
condenatoria.

2. Aquí está prevista la revocación facultativa diferente al supuesto de revocación obligatoria


prevista en el artículo 60º del C.P.

3. En lugar de la revocación es posible disponer la prórroga del periodo de prueba. La ley señala un
límite hasta la mitad del plazo inicialmente fijado, sin que la prórroga acumulada exceda de tres
años.
4. Amonestación: Esta medida aplicable a las infracciones menores de las reglas de conducta o
infracciones penales menores (delito con pena menor a tres años) supone reprender o amonestar
al infractor y puede ser pública (audiencia admonitoria) y privada, situación que no ha sido
precisada por el Código Penal de 1991. La respuesta está condicionada a la orientación preventiva
general o especial que fundamentaría la sursis.

Revocación de suspensión de la pena (art. 60º del C.P.)

La suspensión de la pena será revocada si durante el plazo de prueba el agente es condenado por
la comisión de un nuevo delito doloso, cuya pena privativa de libertad sea superior a tres años.
Poco interesa el cuantum de la pena que se aplicó o la fecha de la comisión de la infracción
(anterior o posterior al que originó la sursis) o si fue realizado durante el periodo de prueba.

En este caso, se ejecutará la pena suspendida y la que corresponda por la segunda infracción.

Cumplimiento de las condiciones (art. 61º del C.P.)

Expirado el período de prueba sin que el condenado infrinja reglas de conducta de manera
persistente y obstinada o, sin que cometa nuevo delito doloso, la condena se considera como no
pronunciada.

Esto supone la extinción de la pena aplicada. El juez deberá declarar la extinción pero, en todo
caso, si no lo hace, la pena será igualmente extinta, pues “esa extinción no depende del despacho
judicial”.

Extinta la pena, el conocimiento posterior de un delito doloso o de otra razón que haga pensar que
la sursis[1] no le correspondía al sujeto, no puede originar la revocación de la suspensión.
[1] Extinción de la pena aplicada

¿En qué consiste la reserva del fallo condenatorio?

La reserva del fallo condenatorio (art. 62º del C.P.) consiste en una alternativa a la pena privativa
de libertad de corta duración lo mismo que a las de multa y limitativas de Derecho.

La reserva se diferencia de la suspensión de la ejecución de la pena por la no pronunciación del


fallo que produce como consecuencia la no existencia de antecedentes penales. El juez deberá
elegir entre las dos,

cuál es la más conveniente al caso juzgado, utilizando los mismos criterios preventivos que en la
suspensión de la ejecución de la pena (artículo 57º, inc. 2).

El plazo de la reserva será de uno a tres años desde que la decisión adquiere la categoría de cosa
juzgada, atendiendo a criterios preventivos como la personalidad del sujeto, las circunstancias del
hecho y duración de la pena a imponer o impuesta, a condición que con la aplicación de esta
medida no se cometa un nuevo delito. Se relaciona con el principio de prevención establecido en
el artículo I del Título Preliminar del C.P.

Con respecto de los tipos de penas en que se dispondrá la reserva, ésta surgirá como sustituto de
la pena privativa de libertad, pero en la actualidad la sentencia es abarcar a los otros tipos de
penas. En este sentido nuestro Código dispone la reserva en los siguientes casos:

a. Cuando la pena sea privativa de libertad no mayor de 3 años o con multa.

b. Cuando la pena no supera las noventa jornadas de prestación de servicios a la comunidad o de


limitación de días libres.

c. Cuando la pena a imponerse no supere los dos años de inhabilitación.


El Código sólo se refiere a las penas privativas de libertad, de multa y limitativas de derecho, pero
no de las penas restrictivas de libertad, por lo que no habrá reserva del fallo en ningún caso
respecto de estas últimas. [1]

[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

¿Cuáles son los efectos de la reserva, las reglas de conducta, y que ocurre en caso de
incumplimiento de éstas?

Efectos de la reserva (art. 63º del C.P.)

1. Resolución del fallo condenatorio: Toda sentencia está compuesta de tres partes: expositiva,
que contiene el relato de los hechos; la considerativa, donde el juez hace una apreciación de la
prueba actuada, valorándola y declarando la responsabilidad del sujeto; y la parte resolutiva, que
contiene la decisión del tribunal, fijando la pena o medida de seguridad a imponer, así como las
responsabilidades civiles.

En la reserva del fallo (“probation”) el juez sólo se abstiene de dictar la parte resolutiva, pero se
consideran tanto la parte expositiva como la considerativa en donde se declara la responsabilidad
del agente. Creemos que esto no implica no resolver, sino solamente no fijar la pena. En este
sentido, es recomendable que se resuelva suspender el fallo abriendo un periodo de prueba en la
que se establecen las reglas de conducta que el sujeto tendrá que cumplir. Del mismo modo, se
establecerán las consecuencias civiles derivadas del delito.

En la reserva del fallo, a diferencia de la suspensión de la ejecución de la pena, lo que se suspende


es la determinación de la pena y no su cumplimiento, en la que sí existe pena.
2. Registro Judicial: Su finalidad no es otra que la de proporcionar información acerca de condenas
a penas y a medidas, para la rehabilitación del sujeto, a través de un certificado de conducta
llamado certificado de antecedentes penales. Debido al obstáculo que ofrecen al sujeto los
antecedentes penales para su normal desenvolvimiento social, el legislador ha optado por
suspender su inscripción en el Registro Judicial, sólo para el caso de la reserva del fallo
condenatorio, lo que nos parece positivo.

Reglas de conducta (art. 64º del C.P.)

1. Reglas de conducta en la reserva del fallo condenatorio.- El Código establece que al disponer la
reserva del fallo, se impondrán reglas de conducta que conformará el periodo de prueba. Estas
reglas son las mismas que las indicadas para la suspensión de la ejecución de la pena y tienen un
carácter preventivo especial, es decir, educador y reintegrador. Al parecer es favorable que no se
establezcan obligaciones en forma genérica que pueden suponer para el sometido a ellas, un
control y una molestia adicionales que le dificulte en su normal desenvolvimiento o libertad. En
este sentido, las reglas no pueden imponer al sujeto cargas inexigibles. Las reglas señaladas en
nuestro código son las siguientes:

a. Prohibición de frecuentar determinados lugares.- Referido a determinados lugares que pueden


ser considerados como ambientes nocivos, con la finalidad de evitar la comisión de un nuevo
delito. Por ejemplo: bares, casas de juego, prostíbulos, etc.

b. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del Juez.- Tiene como
finalidad hacer efectivas las reglas de conducta impuestas y que puedan ser controladas.

c. Comparecer mensualmente al juzgado, personal y obligatoriamente, para informar y justificar


sus actividades.- Esta medida permite al Juez que conoce del caso, fiscalizar y orientar al agente de
modo que no haga innecesaria esta institución.

d. Reparar los daños ocasionados por el delito, salvo que demuestre que esté imposibilitado de
hacerlo.- Esta se refiere a la reparación que debe hacer el sujeto hasta donde le sea posible. Dicha
regla refuerza el deber de indemnizar los daños que impone el Derecho Civil.
e. Que el agente no tenga en su poder objetos susceptibles de facilitar la realización de otro
delito.- Con la finalidad de prevenir nuevos delitos, el Juez puede prior la tenencia de armas o de
cualquier otro objeto que pudiera servirle de ocasión o estímulo para cometer nuevos delitos.

f. Las demás reglas de conducta que el Juez estime convenientes para la rehabilitación social de
agente, siempre que no atenten contra la dignidad.- Aquí se consideran todas las demás reglas
que no se encuentren indicadas expresamente, pero que el Juez la tome como necesarias
siguiendo los criterios preventivos que mantiene este Código.

Incumplimiento de las reglas de conducta

Cuando el agente incumpliere las reglas de conducta impuestas, por razones atribuibles a su
responsabilidad, el Juez podrá:

1. Hacerle una severa advertencia;

2. Prorrogar el régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo inicialmente fijado. En ningún
caso la prórroga acumulada sobrepasará de tres años; o,

3. Revocar el régimen de prueba.

Cumplimiento del plazo (art. 67º del C.P.).- Si expirara el plazo del periodo de prueba sin la
concurrencia de cualquier motivo de revocación, se declarará extinguido este periodo, así como no
efectuado el juzgamiento. Esta extinción no depende del despacho judicial. [1]
[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

10.8. Exención de pena

¿En qué consiste la exención de la pena?

La exención de la pena (art. 68º del C.P.) consiste en la declaración de la responsabilidad, sin
sanción penal. Como vemos, no se trata de un acto de gracia, sino de exención de pena por falta
de merecimiento en los casos que la responsabilidad del agente fuere mínima. El Código Penal
limita la exención para las penas privativas de libertad no mayor de dos años, extendiéndose a las
penas limitativas de derecho y multa.

La exención está reservada al arbitrio del Juez y se pronunciará con la sentencia. Con respecto a su
inscripción en los registros judiciales, la normativa penal no lo establece, por ello sería
recomendable que la exención implique no inscribirlo en los Registros Judiciales. [1]

[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

10.9. Las medidas de seguridad

¿Dentro de las consecuencias personales, cuáles se aplican a los inimputables que han cometido
algún delito?

Los inimputables a los que fuera atribuible un delito (cuya existencia se ha determinado
judicialmente) serán sujetos a una medida de seguridad que si bien importa la restricción de un
derecho como las penas, tiene una finalidad curativa y de tutela.

¿Cuáles son las clases de medidas de seguridad?


Las medidas de seguridad que prevé el Código Penal son de dos clases: a) El tratamiento
ambulatorio que se aplica con la pena a inimputables relativos. V.gr. toxicómanos o alcohólicos; y,
b) el internamiento que se aplica a inimputables absolutos. En ambos casos la norma requiere un
pronóstico de peligrosidad que deberá realizar el Juez, tomando en consideración el
pronunciamiento de los expertos. [1]

[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

10.10. Extinción de la acción penal y de la pena

¿Cuáles son las causas de extinción de la acción penal que prevé nuestra legislación?

Se prevén como causas generales la muerte del procesado, la prescripción, la cosa juzgada, la
amnistía, además de considerar la aplicación del principio de oportunidad previsto en el artículo 2º
del Código Procesal Penal de 1991, y causas de extinción de la acción de ejercicio privado como la
transacción, el desistimiento y la conciliación.

¿Cuáles son las causas de extinción de la pena?

Se consideran como causas de extinción de la pena, la muerte del condenado, la prescripción, la


amnistía, el indulto y el perdón del ofendido. [1]

[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

10.11. La reparación civil y consecuencias accesorias

¿Qué es la reparación civil?


Según la Real Academia Española en su diccionario de la lengua española la reparación es la
“acción y efecto de reparar cosas materiales mal hechas o estropeadas. También es sinónimo de
desagravio, satisfacción completa de una ofensa, daño o injuria.” Así también se señala que la
reparación del daño, es la obligación que al responsable de un daño por dolo, culpa, convenio o
disposición legal, le corresponde para reponer las cosas en el estado anterior, dentro de lo posible,
y para compensar las pérdidas de toda índole que por ello haya padecido el perjudicado o la
víctima. Otra definición que podemos ensayar es entender la reparación del daño como la
obligación de los responsables de éste, que aparte de cumplir la pena o medida de seguridad,
deben resarcir a la víctima de la infracción del orden jurídico, o a los causahabientes de la misma,
de todo quebranto de orden económico.

En nuestra legislación penal se encuentra regulada en el Titulo VI. Capítulo I de los artículos 92º al
101º de la parte general del Código Penal.

Ahora bien, como sostiene Larrauri Piojan, el concepto de reparación posee una acepción amplia
que permite abarcar varias opciones semánticas. Entre ellas destacan, sobre todo, las que se
identifican con “aquellas medidas que realiza el infractor de contenido simbólico (presentación de
disculpas), económico (restitutorio, compensatorio o indemnizatorio), o material (prestación de un
servicio) a favor de la víctima (individual o colectiva).

Según Barja de Quiroga, “en la reparación del daño se puede dar indistintamente obligaciones de
dar, de hacer o de no hacer que el juez o tribunal establecerán atendiendo a la naturaleza de aquél
y a las condiciones personales y patrimoniales del culpable, determinando si han de ser cumplidas
por él mismo o pueden ser ejecutadas a su costa”.

Un enfoque similar es el que posee Peña Cabrera, al señalar que “La responsabilidad que se
origina de un delito, moviliza todo el sistema jurídico de un Estado, claro está, con la finalidad de
verificar, y luego castigar al sujeto a quien es inherente esa responsabilidad. Pero ésta no es la
última consecuencia que se deriva de un hecho punible, y que se limita tan solo al campo penal.
Subsisten, a pesar del castigo impuesto al sujeto responsable, el daño o perjuicios causados en el
patrimonio económico y moral de la víctima. La última consecuencia de un delito, no es tan solo la
pena, sino la obligación de reparar, en lo posible, el daño y los perjuicios causados. Este
resarcimiento obligatorio es la llamada Reparación Civil”.

En lo esencial la reparación es una pretensión particular del afectado por el delito, es, pues, como
explica San Martín Castro“una declaración de voluntad interpuesta ante el órgano jurisdiccional
penal, dirigida contra el autor o partícipe del delito y, en su caso, el tercero civil, y sustentada en la
comisión de un acto penalmente antijurídico que ha producido daños en el patrimonio del
perjudicado o actor civil, por la cual solicita la condena tanto de los primeros cuanto del segundo,
a la restitución del bien o, si no es posible, el pago de su valor; y, a la indemnización de los daños y
perjuicios.”

Las consecuencias de un delito no son solo la pena y la medida de seguridad, sino también
sanciones civiles con carácter reparador. Esto se produce porque de muchos hechos punibles se
derivan infracciones a los intereses particulares de la víctima. La reparación civil tiene por finalidad
la reparación del daño ocasionado, así como para su cumplimiento, no está limitado a la persona
del infractor sino que puede ser transmisible a sus herederos o terceros.[1]

[1] Balotario desarrollado para el examen del CNM. Recuperado el 08 de marzo del 2013 de
http://egacal.e-ducativa.com/upload/CNMPenal.pdf Con algunas modificaciones con fines
didácticos.

Lecturas o recursos recomendadas (para ampliar conocimientos de la primera semana)

Documento 1:"Política penal y política penitenciaria"[1]

Dirección:
http://departamento.pucp.edu.pe/derecho/images/documentos/cuaderno%208%20final.pdf

Breve descripción: Aquí tenemos un pequeño tratado acerca de las penas y su aplicación en el
Perú dentro de la época contemporánea; muy ilustrativo para el que desea saber un poco más
acerca de nuestro sistema penitenciario.

Documento 2: “Resumen del Libro de Becaria”

Dirección: http://www.buenastareas.com/ensayos/Resumen-Del-Libro-De-Becaria/4074515.html

Breve descripción: Se trata del resumen de la obra cumbre de Cesare Bonesana, Marqués de
Becaria, “Delos delitos y de las penas; que constituye todo un hito y un libro de lectura obligatoria
para el que desea conocer acerca de la pena y su evolución, así como de la teoría de Becaria
acerca de las penas.”.
[1] (2012, 05). Resumen del Libro de Becaria. BuenasTareas.com. Recuperado 05, 2012, de
http://www.buenastareas.com/ensayos/Resumen-Del-Libro-De-Becaria/4074515.html

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