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Crítica del
pensamiento eurocéntrico.
Introducción
El libro trata del eurocentrismo y el multiculturalismo en la cultura popular. “Está escrito con la
creencia de que una conciencia de los efectos intelectualmente debilitadores del legado
eurocéntrico es indispensable para comprender, no sólo las representaciones de los medios de
comunicación contemporáneos, sino también las subjetividades contemporáneas. El
eurocentrismo, endémico en la educación y el pensamiento de hoy, se integra al léxico como
“sentido común”. Se da por supuesto que “las mejores ideas y los mejores escritos” son obra
de europeos (por “europeos” nos referimos no sólo a los de la misma Europa, sino también a
los “neo-europeos” del continente americano, Australia y demás lugares). Se da por supuesto
que la historia es la historia europea, y todo los demás se reduce a los que (¡en 1965!) el
historiador Hugh Trevor-Roper llamaba de manera condescendiente “giros insignificantes de
tribus bárbaras en pintorescos pero insignificantes rincones de la Tierra”. Los cursos troncales
de las universidades destacan la historia de la civilización “occidental”, y las universidades más
liberales estudian a un nivel meramente anecdótico “otras” civilizaciones. E incluso la
civilización “occidental” se enseña sin referencia al papel crucial que desempeñó el
colonialismo europeo en la modernidad capitalista. El eurocentrismo está imbricado en la vida
cotidiana, lo permea todo de tal manera que a menudo no lo percibimos. Los vestigios de
siglos de dominio europeo axiomático dan forma a la cultura general, el lenguaje cotidiano y
los medios de comunicación, y engendran un sentimiento ficticio de superioridad innata en las
culturas y los pueblos de origen europeo.” P. 20-21.
El eurocentrismo surge como discurso justificador del colonialismo, proceso por el que las
potencias europeas tuvieron la hegemonía de casi todo el mundo. J.M. Blaut define el
eurocentrismo como “el modelo del mundo del colonizador”. P. 21 “[…] el eurocentrismo es
una forma de pensar que permea la estructura de las prácticas y representaciones
contemporáneas, incluso después del fin formal del colonialismo.”. p. 21
Los autores hacen una aclaración sobre el discurso colonialista y el eurocéntrico, pues si bien
los dos tienen íntima relación, los dos difieren en su énfasis. “Mientras el primero justifica de
manera explícita las prácticas colonialistas, el otro entierra, da por supuesto y “normaliza” las
relaciones de poder jerárquicas generadas por el colonialismo y el imperialismo, sin ni siquiera
convertir esas cuestiones en temas discutibles de manera directa. Aunque generado por el
proceso colonizador, los vínculos del eurocentrismo con ese proceso se ocultan mediante una
especie de epistemología enterrada.” P. 21
1. El discurso eurocéntrico proyecta una trayectoria histórica lineal que desde la Grecia
clásica (idealizada como “pura”, “occidental” y “democrática”) hasta la Roma imperial
y a partir de entonces a las capitales metropolitanas europeas y a los Estados Unidos.
Entiende la historia como una serie de imperios: la Pax Romana, la Pax Hispánica, la
Pax Britannica y la Pax Americana. En todos esos casos se considera a Europa, sola y
sin ayuda, el “motor” del cambio histórico progresivo: inventa la sociedad de clases, el
feudalismo, el capitalismo, la Revolución Industrial.
2. El eurocentrismo atribuye a “Occidente” un progreso inherente en cuanto a
instituciones democráticas (Torquemada, Mussolini y Hitler deben considerarse
aberraciones dentro de esta lógica de amnesia histórica y legitimación selectiva).
3. El eurocentrismo ignora las tradiciones democráticas no europeas, mientras que oculta
cómo se manipula la democracia formal occidental y esconde la participación de
Occidente a la hora de socavar las democracias en otros países.
4. El eurocentrismo minimiza las prácticas opresoras de Occidente considerándolas
contingentes, accidentales, excepcionales. El colonialismo, el comercio de esclavos y el
imperialismo no son considerados como catalizadores fundamentales del poder
desproporcionado de Occidente.
5. El eurocentrismo se apropia de la producción material y cultural de los no europeos,
pero niega los logros de los demás y esa misma apropiación, consolidando así su “yo” y
glorificando su propia antropofagia cultural.
Después de exponer muchas razones de lo que no es esta crítica (p. 22), finalmente los autores
explican que esta crítica “se basa menos en intenciones que en los discursos institucionales,
menos en la “bondad” y en la “maldad” que en las relaciones de poder configuradas a través
de la historia. La cuestión no es, como dice Talal Asad, “hasta qué punto los europeos son
culpables y los habitantes del Tercer Mundo inocentes, sino saber cómo se han constituido
históricamente los criterios que determinan culpa e inocencia.” P. 22
“La palabra “eurocéntrico” a veces provoca reacciones exageradas porque se considera
sinónima de “racista”. Pero, aunque el eurocentrismo y el racismo están históricamente
relacionados –por ejemplo, la eliminación de África como un sujeto histórico refuerza el
racismo contra los afroamericanos-, de ninguna manera pueden considerarse equivalentes,
por la simple razón de que el eurocentrismo es la visión consensuada, “normal”, de la historia
que la mayoría de los habitantes del Primer Mundo e incluso muchos del Tercer Mundo
aprenden en el colegio y que se imbuye a los medios de comunicación. Como resultados de
esta operación de normalización, es muy posible ser un antirracista a nivel consciente y
práctico, pero ser aún un eurocéntrico. El eurocentrismo es más un posicionamientos implícito
que una declaración política; es decir, que la gente no se define como eurocéntrica del mismo
modo que un masculinista no va por ahí diciendo: “Hola, me llamo Juan y soy un falócrata.” P.
23
El presente trabajo académico, que se piensa el multiculturalismo, más allá de situarse como
antieurocéntrico, lo que hace es relativizar el punto de vista sobre Europa y “ve como una
ficción geográfica que aplasta la diversidad cultural de, incluso, la misma Europa.” P. 23
Tampoco se trata de apoya una actitud eurofóbica, porque el texto invoca conceptos y
pensadores europeos. “El hecho de que enfaticemos el lado “negativo” de la historia europea
no significa que nosotros no reconozcamos un lado “positivo” de logros políticos, artísticos y
científicos.” P. 23
Los autores piensan que el multiculturalismo puede que pase de moda, pero no las cuestiones
que plantea, porque estas cuestiones son las manifestaciones de un movimiento sísmico más
profundo: “la decolonización de la cultura global”. P. 24
“Sólo el reconocimiento de la inercia del legado colonialista y del papel crucial de los medios
de comunicación en su prolongación puede explicar el papel crucial de los medios de
comunicación en su prolongación puede explicar la necesidad de un llamamiento al
multiculturalismo. Para nosotros, el multiculturalismo significa ver la historia del mundo y la
vida social contemporánea desde la perspectiva de la igualdad radical de los pueblos en
estatus, potencial y derechos. El multiculturalismo descoloniza la representación no sólo en
cuanto a artefactos culturales –cánones literarios, piezas de museo, tipos de cine-, sino
también desde el punto de vista de las relaciones de poder entre comunidades.” P. 24
Explica qué vínculos son. (en mi caso la pedagogía y los estudios de la imagen).
Este texto estaría situado en “los estudios multiculturales de los medios de comunicación”. Los
medios de comunicación son cruciales para entender cualquier cuestión sobre el
multiculturalismo. “Los medios de comunicación contemporáneos modelan la identidad; de
hecho hay muchos estudiosos que piensan que están situados cerca del centro mismo de la
producción de identidad.” P. 25
Algunas de las preguntas que se hace el libro son: ¿Qué estrategias narrativas y
cinematográficas han privilegiado las perspectivas eurocéntricas y cómo se han cuestionado
esas perspectivas? Y frente a este tipo de cuestiones, la posición de los autores no es
dicotómica, sino de vislumbrar las tensiones y contradicciones. Citan como ejemplo a
Hollywood: “sí sugerimos, no obstante, que la realidad es más complicada que los sueños del
hollywoodcentrismo (ni que decir tiene que usamos el término “Hollywood) no para expresar
un rechazo instintivo de todo lo que es cine comercial, sino como abreviatura de una forma de
cine “dominante” que es estilísticamente conservador, ideológicamente reaccionario, y
producido en masa). Nuestra meta no es sólo mirar a Hollywood con ojos multiculturales sino
también descentralizar la discusión y llamar la atención hacia otras tradiciones, otros cines,
otras formas audiovisuales. Aunque la palabra “multiculturalismo” a veces provoque ansiedad
profesional en educadores privilegiados porque piensan que se les pide “empezar desde cero”,
en realidad estamos menos interesados en “echarlo todo por la borda” que en ver todo con
una mirada fresca.” P 26
Respecto al cine aquí se centran en el cine multicultural. Se hará un “repaso de los medios de
comunicación mundiales como un todo, recurriremos a las prácticas culturales y los ejemplos
textuales por su valor político, teórico o metodológico.” P. 26.
Aquí se trata de volverse lectores de prácticas culturales. “[…] Hay varios leitmotivs tejidos en
varios capítulos, lo cual crea un eco musical ya que el mismo tema aparece en diferentes
contextos. […] Algunos temas que aparecen primero en un registro colonialista –hibridación,
sincretismo, mestizaje, canibalismo, magua- reaparecen luego en un registro anticolonialista,
liberador, de tal modo que desde un punto de vista temática las diversas secciones están en
sintonía.” P. 26-27
“Las películas que aquí tratamos van “más allá” que las películas de capítulos anteriores,
primero porque rechazan la estética realista en favor de estrategias de jiu-jitsu mediático,
paródico-carnavalescas y antropófagas; y segundo, porque trascienden una preocupación
exclusiva por la nación, cuestionando un discurso nacionalista desde un punto de vista de
clase, género, sexualidad y de identidad diaspórica.” P. 28
Propósitos del libro:
1. “exponer el eurocentrismo como algo de lo que normalmente no se es consciente,
algo que se da por supuesto, que no se piensa, como una tendencia no reconocida,
como una especie de mala costumbre epistémica, tanto en la cultura de los medios de
comunicación de masas como en el reflejo intelectual de esa cultura.” P. 29
2. Demostrar, “dejar al desnudo, el discurso eurocéntrico, y superarlo avanzando hacia
una teoría y una práctica relacionales.” P. 29
Se trata de demostrar que se trata de un pensamiento viejo, arcaico, rancio, trasnochado.
Los autores se refieren a dos ejemplos de publicidad en Grecia, donde se plantea, por un lado
que se trata del origen de “todo”, narrativa que invoca un origen casi divino. En el segundo
anuncio de la primera campaña, se alude al mito de Narciso, en el que hay un
deslumbramiento de Europa por su propia belleza. En la segunda campaña lo que se sugiere es
que Europa es la cuna de la democracia. Esto último es un error eurocéntrico porque la historia
del mundo no tiene un solo punto de origen. Se debería hablar de “Eras” de Antigüedad.
También existe el discurso afrocéntrico que plantea que África es el lugar de todos los orígenes
(particularmente Egipto). “El debate sobre los orígenes se desarrolla no sólo en las páginas de
los libros y en las aulas de las universidades, sino también en las innumerables formas de
cultura popular.” P. 73.
“[…] El planteamiento de una versión de la historia afrocéntrica alternativa, mientras por un
lado reproduce la lógica de la historia centrada, por otro lado la invierte; y, dado el legado
negativo del prejuicio antiafricano, reafirma un pasado genealógicamente productivo. Aquí no
se destacan tanto los “orígenes” de la civilización como los “comienzos” de la conciencia
política, convirtiéndose pues los debates sobre Grecia y Egipto en batallas por aproximación de
prestigio cultural. Las cuestiones sobre el origen se mezclan con la genealogía política de la
identidad diaspórica.” p. 73
“La llegada del colonialismo inspiró una reescritura retroactiva de la historia africana y su
relación con la civilización griega clásica. La historia se volvió a redactar para que se
conformara a las normas colonialistas, en nombre de un Occidente único y eterno desde su
momento de concepción. Continentes enteros se convirtieron en eternos “continentes de
esclavos”. P. 74
La cuestión del realismo (discusiones para poner en la tercera parte en donde desconstruiré mi
propio discurso, que llevará por título: Deconstruyendo el discurso de la tesis “El realismo
según el cine colombiano contemporáneo)
Sobre esta cuestión el planteamiento de los autores puede ser resumido cuando citan a Stuart
Hall, quien dice que “reconocer la inevitabilidad y la inexorabilidad de la representación no
significa que no haya “nada en juego”. P. 186
“[…] Aunque no hay verdad absoluta, no hay verdad separada de la representación y su
difusión, todavía hay verdades contingentes, cualificadas y dependientes del punto de visa en
el que están inmersas ciertas comunidades”. P. 186
“Más que reflejar, o incluso refractar, directamente lo real, el discurso artístico constituye el
reflejo de un reflejo; es decir, una versión mediada de un mundo socio-ideológico que ya se ha
convertido en texto y en discurso.” P. 188. […] De hecho, para Bajtín, el arte es Commented [UdW1]: Respeccto a esto calificar una
indudablemente social, no porque represente lo real sino porque constituye una “expresión película como realista o un discurso, es complejo porque,
situada históricamente, un conjunto de signos que dirigen uno o varios sujetos constituidos como lo hace ver esta frase, pretender esto es pretender
una verdad a la que nunca tendremos acceso, porque todos
socialmente a otros sujetos constituidos socialmente, y todos ellos están profundamente tenemos una verdad, una mirada. La palabra realista se
inmersos en circunstancias históricas y en contingencia social.” P. 188 queda corta, pues todo es construcción.
° Para poner en las reflexiones finales del texto: Cuando viajé a Francia lo que me emocionaba
era ver cómo en Colombia se estaba desarrollando un cine de autor propio, donde los
realizadores, estaba exponiendo un cine con una estética que rompía los antiguos
representación de la realidad, que se sustentaban en la misma temática como lo era el
narcotráfico. Este “nuevo” se hacía otras preguntas, se interesaba por otras realidades y por
otros modos de representación. Hoy en día mis preguntas superan esa idea del cine de autor.
Después de todo este camino y después de haber superado el discurso eurocéntrico, los
cuestiones que me haría sobre este cine son otros. Las preguntas que hoy me interesaría
hacerme apuntarían hacia la representaciones identitarias que en esos cines vemos reflejadas,
me preguntaría a nivel de discurso qué es lo que los autores están diciendo, qué tanto
reafirman discursos hegemónicos. Y a nivel estético pondría en cuestionamiento los mismos
modos de representar la realidad, me preguntaría sobre lo que está en juego en estas formas,
me preguntaría sobre cómo se construyen, -porque la idea de una estética pura, como se
sobre-entiende con el discurso de cine de autor, ya es vieja, antigua, como el mismo discurso
eurocéntrico. Es mucho más rico, interesante y emancipador preguntarme por los
planteamientos temáticos y estéticos que propone la película a nivel discursivo.°
“Aunque el realismo total es una imposibilidad teórica, los espectadores mismos están
equipados de un “sentido de la realidad” que está arraigado en su propia experiencia, y en
cuya base pueden aceptar, cuestionar o incluso subvertir las representaciones de una película.
En ese sentido, la preparación cultural de un público concreto puede hacer de contrapeso a un
discurso racista o cargado de otros prejuicios.” P. 190.
La carga de la representación