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Para los productos que han llegado al final de su vida útil, una de las mejores
alternativas de tratamiento resulta ser el reciclaje, ya que este procedimiento tiene
como objetivos fundamentales el reaprovechamiento de los materiales que conforman
el producto recuperado, es decir, utilizar los materiales recuperados como materias
primas en otros procesos productivos. Pero el reciclaje de las materias primas y
materiales recuperados, presenta las siguientes limitaciones: pérdidas de las
propiedades y degradación de los materiales debido a la mezcla que muchas veces
se presentan. Esta situación resulta una limitante para la existencia de un mercado
estable de los materiales reciclados (Ana Pérez. Logística Inversa (2003). Página 18
;(Adenso Díaz. Logística Inversa (2004). Página 69.
Con la finalidad de lograr que la alternativa recicladora tenga éxito, se hace necesario
crear una nueva cultura del diseño de los productos que van a ser colocados en el
mercado, que no solo tenga en cuenta el proceso de diseño, sino también la propia
necesidad de elaborar el producto.
Esta nueva forma de pensar tiene que estar encaminada al rediseño ecológico de los
productos que ya existen en el mercado, a la elaboración de nuevos productos
ecológicos, y al logro de una nueva concepción acerca de la necesidad del
cumplimiento de determinados requisitos ambientales en la elaboración de
determinados productos; en este último aspecto se debe evaluar si las necesidades
de los clientes pueden ser satisfechas mediante la prestación de servicios a los
productos; es decir, comercializar servicios en lugar de productos.
En el contexto de toda esta situación surge la concepción del diseño para el reciclaje,
estrategia que juega un papel de primerísima importancia para garantizar el
aprovechamiento de los componentes de los productos desechados por los
consumidores.
Una nueva política que permite más ahorros, tiene que ver con el diseño para la
reutilización, esta concepción permitiría el reciclaje sin tener que acudir a una nueva
conformación del material. Todo este proceder traería consigo el surgimiento de un
fuerte mercado de recambio, una gran estandarización de componentes y el
surgimiento de un mercado de componentes reutilizables. (Ana Pérez. Logística
Inversa. Página 22).
Esta responsabilidad que deben compartir las empresas de los diferentes sectores
productivos, los consumidores, los distribuidores, los Gobiernos en los distintos
niveles, representa un requisito indispensable para la gestión y financiamiento de los
diferentes sistemas que hoy se aplican internacionalmente con vistas a garantizar el
tratamiento a los diferentes residuos que se generan producto del excesivo consumo
que actualmente impera en nuestras sociedades.
Gestionar el flujo inverso de los productos que han sido desechados por los
consumidores, representa una necesidad imperiosa tanto desde el punto de vista
ambiental como desde el punto de vista económico; la problemática a solucionar
tiene que ver con la manera en que las empresas van a gestionar y financiar esta
logística del reciclaje.
Existen distintos criterios acerca de las maneras en que se puede llevar a cabo la
gestión y financiación de los productos que han llegado al final de su vida útil.
Además, existen sectores de la actividad productiva los cuales han desarrollado
iniciativas para cumplir con este objetivo.
Argumentan que estos modelos deben cumplir con todos los requisitos establecidos, y
también deben ser capaces de:
¿Cuáles son los principales argumentos que sustentan los que defienden la aplicación
de este tipo de sistema?
Sistemas individuales.
Los abanderados de este tipo de sistema abogan por la necesidad de separar los
residuos históricos de los nuevos residuos, considerando este requisito como base
fundamental para cumplir con la innovación en el diseño de los nuevos productos, de
esta manera, se separaría la responsabilidad individual por los residuos futuros, de la
responsabilidad colectiva por los residuos históricos, responsabilidad colectiva que
estaría en marcada en un tiempo determinado.
Los estudios relacionados con las maneras en que se asignarán los costes a los
fabricantes se encaminan a tomar como punto de referencia la cuota de mercado, al
menos este planteamiento es más seguro que se aplique a los residuos históricos.
El diseño para el reciclaje es la premisa casi absoluta que proponen las grandes
empresas como IBM, Electrlux, Sony y Hewlett Packard que acogidas a los sistemas
de responsabilidad individual, sostienen que resulta la manera más ecológica para la
elaboración de los productos que se van a colocar en el mercado.
Las grandes empresas consideran que han invertido gran cantidad de dinero en el
nuevo diseño para sus productos. Entienden que se han preocupado por desarrollar
nuevas tecnologías e investigado en la búsqueda de materiales más reciclables, con
la finalidad de ampliar su presencia en el mercado y obtener elevados beneficios. Por
esta razón, no están dispuestos a pagar la misma tasa de interés que los
competidores que no se han preocupado por desarrollar un nuevo diseño para sus
productos.
Existe otro elemento que sostienen las grandes empresas, se refiere a que los
productos diseñados para su reciclaje, van a tener costes de tratamiento inferiores a
los productos que no han sido diseñado con esa finalidad, y por esta razón, los
productos que permiten ser fácilmente reciclado tendrán un precio inferior a los otros,
pudiendo influir esta situación en la decisión de compra de los consumidores.
Para aplicar una tasa de esta naturaleza, sería necesario definir previamente
categorías de productos, es decir, clasificar los productos según sus marcas, y
para lograrlo, tendrían que ponerse de acuerdo todas las empresas que en ese
momento operan en el mercado, tarea difícil debido a la cantidad de firman que
funcionan en el mercado, y por otro lado, los productos que no han sido
diseñados para el reciclaje, requerirán de altas de reciclaje para poder hacer
frente a su tratamiento una vez finalizada su vida útil.
Es posible que al existir una gran cantidad de productos de una misma
categoría, se compense el reciclaje de una mayor cantidad de un tipo con
respecto a la cantidad que se recicle de otros productos incluidos en la misma
categoría, para de esta forma cumplir con la cantidad de residuos que por
leyes y regulaciones deben ser reciclados.
La puesta en funcionamiento de una tasas de reciclaje, necesita de una base
de datos a la que puedan acceder todos los miembros del sistema, para que
de esta forman puedan conocer la tasa de reciclaje que será impuesta a sus
productos. En este acápite se debe analizar la siguiente situación, ¿Cómo
podrán las empresas controlar los productos que se venden fuera del país de
origen?, parece poco viable que se adapte a un sistema común para estos
productos, debido principalmente a los altos costes de administración que
provocarían en el sistema. Se necesitaría establecer un sistema de control
para cada país donde esté presente el producto.
Por último, el sistema necesitaría de medidas antimonopolios que garanticen
su correcto funcionamiento, evitando de esta manera actividades monopólicas
asociadas al cobro de esta tasa visible de reciclaje.
Consideraciones finales.