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ETIQUETAS: psicología,neurocirugía, farmacología, estrés postraumático
El poder de seducción de una sonrisa es infinito, pero debe ser sincera. ¿Se puede fingir?
La ficción ha jugado en numerosas ocasiones con la idea de eliminar los malos recuerdos.
En general se piensa en recuerdos tristes, como historias de amor dolorosas, proyectos
frustrados, etc., pero la cuestión incluye también un problema más grave: el delestrés
postraumático, un trastorno que afecta a personas que han sufrido guerras, catástrofes
naturales, accidentes o agresiones, y también a quienes los rodean.
Por eso, la ciencia trabaja desde hace tiempo en la posibilidad de hallar una forma para
suprimir pedazos de memoria. Ha dado pasos importantes, y parece cada vez más cerca de
alcanzar el objetivo. El último de esos pasos se difundió hace algunas semanas. Científicos
de la Universidad de Columbia y la Universidad McGill, en Estados Unidos, identificaron
l a acción de una proteína llamada quinasa M, que se comporta de manera diferente ante
los recuerdos asociativos y ante los no asociativos. En consecuencia, bloqueando
determinadas moléculas de esa proteína, se podrían neutralizar algunos recuerdos y otros
no, algo que hasta ahora se consideraba imposible.
Los autores del citado estudio lograron bloquear las moléculas de quinasa M en
experiencias con moluscos del género Aplysia. Como los vertebrados utilizan versiones
similares de esa proteína en la formación de recuerdos a largo plazo, los investigadores
creen que los resultados de este trabajo arrojan luz en el camino de poder suprimir los
recuerdos negativos.
Pero luego, en cada uno de esos lugares, activaron sus amígdalas con láser, de modo que el
recuerdo contextual, pese a lo que habían experimentado allí, se asociara a una carga
emocional opuesta. De ese modo, los ratones ya no se sentían tan cómodos donde habían
interactuado con hembras, ni sentían tanto temor en el sitio donde habían recibido
electricidad. El valor de este desarrollo radica en que "no se utiliza ninguna sustancia
química", explicó Tonegawa, lo cual "representa una nueva vía para la psicoterapia en el
futuro".
Al parecer, la concentración y la demanda visual que el Tetris exige hacen que, si se juega
en las primeras seis horas posteriores a un episodio traumático, se reduzcan las
probabilidades de que esas imágenes se conviertan en "recuerdos intrusivos", es decir,
los flashbacks que vuelvan de forma recurrente a la mente de quien los ha sufrido y que son
una de las características más frecuentes del estrés postraumático. Y esto es gracias a que el
Tetris interfiere sobre la memoria antes de la consolidación de esos recuerdos negativos.
Foto: EMILIE RHAUPP EMILIE RHAUPP
Al cabo de una semana, los pacientes que jugaron al Tetris en esas primeras horas sufrieron
menos cantidad de esos malos recuerdos, y además estos disminuyeron a mayor velocidad,
en comparación con los que no jugaron. Los especialistas advierten de que esto es solo un
comienzo: nuevos estudios tendrán que probar si esto se cumple en grupos más numerosos
y también qué sucede después de esa primera semana posterior al episodio.