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LECTURA N° 1

INTRODUCCIÓN A LA EXPRESIÓN
PLÁSTICA INFANTIL. ANÁLISIS Y
DESARROLLO Miguel García Córdoba
ANÁLISIS Y FUNDAMENTOS DEL LENGUAJE PLÁSTICO DEL NIÑO.
NUESTRO PAPEL ANTE LA CREACIÓN INFANTIL.
Los niños cuentan con una capacidad innata para la
realización artística que hace de sus creaciones
manifestaciones puras e ingenuas, en el sentido de
ser representaciones cargadas de inmediatez
expresiva. Dichas manifestaciones se van a realizar
al margen de los medios y enseñanzas que los
adultos pongamos a su alcance ya que ellos poseen
y van creando sus propios códigos y recursos, a
diferencia del lenguaje hablado o escrito.

Es el propio dibujo, surgido de forma inconsciente


en los primeros estadios, el promotor de
manifestaciones posteriores. Su asombro ante las
formas surgidas de los movimientos de su cuerpo
incluso antes de que tenga control sobre éstos, el
disfrute de ese movimiento, el placer que le
producen las sensaciones táctiles y visuales de los
distintos materiales, le incitan a la experimentación
plástica mucho antes de que sea capaz de llevar a
cabo representaciones figurativas.
El arte adulto y el arte de los niños

El análisis del arte infantil debe partir de la premisa


de su diferencia respecto al arte adulto. El segundo
está sometido, tanto en la creación como en la
apreciación, a condicionantes estéticos, culturales,
sociales, económicos...que lo convierten en un
ejercicio meditado y con una función determinada
planteada antes de su realización. Frente al arte
adulto tenemos el arte infantil que podemos
considerar como una manifestación espontánea,
sobre todo en sus primeras fases. En esta
espontaneidad radica su esencia así como en los
estímulos de los que parte.

El niño utiliza el dibujo como un medio de


expresión no codificado previamente a nivel
externo, ya que este lenguaje, a diferencia del oral
y del escrito, cuenta con su propio y personal
código de signos sin necesidad de un aprendizaje
previo. A esto debemos sumar el carácter lúdico, de
disfrute motor, de sorpresa constante que lo
acompaña, creando este conjunto de características
un arte en cuya espontaneidad e inmediatez radica
su pureza y también, no lo dudemos, su belleza y
potencial creativo.

El niño inicia su actividad en este campo muy


tempranamente, incluso antes de tener a su
disposición los materiales que van a reflejar los
trazos derivados de sus movimientos. El bebé, aún
acostado, mueve sus manos en el aire o sobre el
polvo de una mesa, o, más adelante, sobre la
arena. Será el placer del movimiento la motivación
más temprana, llegando más tarde la sorpresa de
ver que ese movimiento genera imágenes.

El niño disfruta con la producción de huellas sobre


la arena, el polvo, la comida...con sus propias
manos o con instrumentos como palos, carbón, tiza,
etc. Este placer cuenta con dos atractivos esenciales
para el niño: por un lado, el hecho de rayar y
manchar responde a una apetencia innata que él
satisface de este modo. Por otra parte, la sorpresa
que le producen los trazos y las manchas
generadas, a pesar de que en un principio su falta
de coordinación visomotriz le haga imposible
predecir los resultados. Pero incluso cuando se
inicia y se consigue esa coordinación el niño siente
una gran satisfacción al verse capaz de generar una
realidad distinta por sí mismo. Es necesario en este
momento hacer una puntualización fundamental.

Hemos hablado de la espontaneidad y pureza del


dibujo de los niños pero tras su inicio, la práctica se
desarrolla, lógicamente, en un contexto
determinado. Es evidente que, más allá de los
aspectos universales de la plástica infantil a los que
haremos referencia más adelante, existen una serie
de condicionantes derivados de ese contexto de
desarrollo. Es obvio que en los últimos años el
entorno en el que tiene lugar el crecimiento y
desarrollo del niño ha variado sustancialmente.

El cambio económico y social de las últimas


décadas ha hecho cada vez más frecuentes las
familias que trabajan, cuestión que se relaciona de
forma casi inseparable con los hábitos lúdicos y de
entretenimiento de los niños. El fenómeno de la
televisión es ya en cierto modo un fenómeno
antiguo, que en la actualidad está en proceso de
cambio y de sustitución parcial por otros medios de
más reciente creación, actualización permanente y
adaptación a cualquier grupo de edad.

Más allá de la incidencia que estos hechos tienen en


aspectos tan fundamentales como el aprendizaje
social, su característica fundamental en el campo
que nos ocupa es el hecho de tratarse de modelos
visuales permanentes en la vida del niño. La
televisión cuenta con canales temáticos que
permiten la visualización a cualquier hora del día de
dibujos animados de uno u otro tipo; las video
consolas permiten el juego permanente con
imágenes creadas de forma virtual; el ordenador
personal, aun manteniendo su función de
reproducción de juegos, ha trasladado el peso de su
objetivo al de la comunicación, pero manteniendo
un sistema de trabajo iconográfico compartido por
muchos de los medios comentados anteriormente.

Evidentemente, hace unas décadas los niños no


carecían de modelos que pudieran condicionar su
desarrollo gráfico pero el impacto de éstos,
voluntarios o involuntarios, – láminas de trabajo,
tebeos, dibujos adultos…- era sólo puntual frente a
la presencia permanente de los modelos gráficos de
televisión y videojuegos que se da en la actualidad.
Se trata ahora de referentes permanentes que
necesariamente han de ejercer una influencia sobre
el dibujo infantil, sobre sus patrones, sobre sus
esquemas y sobre su desarrollo.
Pensemos por un momento en el efecto que el uso
de la simplificación gramatical de los mensajes de
texto está haciendo sobre la utilización del lenguaje
escrito en muchos adolescentes y traslademos esa
influencia a un fenómeno mucho más permanente
en el tiempo y que afecta en muchos casos a
individuos que aún no han iniciado su desarrollo
gráfico o están en sus primeras fases.

El desarrollo psicológico.

Para fundamentar la base psicológica que explica y


justifica el nacimiento, desarrollo y evolución de la
plástica infantil, se hace necesario recurrir a los
principios de la psicología evolutiva y de forma más
concreta al modelo genético de Piaget (1964). Para
este autor, hasta que el niño alcanza
aproximadamente el año y medio, su inteligencia se
mueve en el ámbito de las acciones. La
representación y el pensamiento serían un estadio
posterior que comienza a partir de esa edad. Será la
sensomotricidad la encargada de dar respuesta a
los problemas que surjan de adaptación al medio.

En un principio las acciones serán de tipo instintivo


tales como la succión, agitación de brazos, asir y
otras de tipo reflejo. Más adelante llevará a cabo la
interiorización de acciones y estrategias posibles
para la solución de un determinado problema antes
de llevarlas a la práctica, hasta darse cuenta de
forma súbita que una de ellas va a resolver la
circunstancia en la que se halla inmerso, como
puede ser el servirse de un determinado objeto
para alcanzar otro. Entre ambas fases se
encuentran otras intermedias generadas por los
hábitos derivados de una coordinación de
movimientos cada vez mayor.

El niño va experimentando, descubriendo las


relaciones causa efecto de determinadas acciones y
su resultado, explorando distintos medios enfocados
a alcanzar determinadas soluciones, de forma que
de modo gradual va coordinando la relación entre
medios y soluciones.

Dentro de este primer nivel de inteligencia y a


través de esa experimentación el niño va tomando
conciencia del entorno como contexto formado por
objetos que son realidades con entidad propia
diferentes de él mismo. Esto no comienza a ocurrir
al menos hasta los seis meses no teniendo lugar
hasta el año y medio esa toma de conciencia de sí
mismo como parte de un conjunto en el que existen
entidades diferentes de su propia persona.

Durante ese primer año vive inmerso en un


egocentrismo absoluto centrado en sí mismo y en
las acciones que lleva a cabo. Pasará aún mucho
tiempo hasta que el niño abandone de forma
definitiva ese egocentrismo en lo social. Bien
entrada la etapa del realismo intelectual en su
expresión plástica comenzará a tomar conciencia de
su inclusión en un grupo y comenzará a tener
capacidad empática. Hasta ese momento los juegos
de cooperación no serán asumidos como tales por
su incapacidad de situarse en el lugar de sus
compañeros. A partir de ese momento comienza a
desarrollarse en el niño la capacidad de
interiorización, de representación mental, de
simbolización, de pensamiento.

Entre los dieciocho meses y los dos años, esta


inteligencia interiorizada irá surgiendo y
sustituyendo a la inteligencia práctica,
sensomotora. Esta función le aporta la capacidad de
representar algo mediante un significante
diferenciado para la evocación de un objeto o una
acción no perceptibles en ese momento.

Son cinco las conductas con las que el niño entra


en el ámbito de la representación, conductas
adquiridas en un corto espacio de tiempo pero de
forma progresiva según su grado de complejidad,
como la imitación diferida, de comportamientos de
un modelo no presente; el juego de ficción; el uso
de la imagen gráfica como un nexo entre el juego y
la imagen mental; la imitación interiorizada a través
de la imagen mental y la alusión a través del
leguaje incipiente a acontecimientos alejados en el
tiempo.

Como puede apreciarse, el juego y la imitación


están presentes de forma destacada. Además son
dos factores de gran importancia en los comienzos y
desarrollo de la actividad plástica, al tiempo que nos
permiten apreciar mejor el proceso de transición del
pensamiento sensomotor al prelógico o
preoperacional. Esta adaptación al medio se opera a
través de la asimilación, incorporando contenidos
del entorno que activan acciones que ya es capaz
de realizar y mediante la búsqueda de nuevas
conductas o la modificación de las ya existentes
para establecer una relación más adecuada con lo
que le rodea, siendo estos dos procesos paralelos
(Estrada,1991).

En opinión de Vigotsky (1934), el lenguaje es el


elemento fundamental en el desarrollo intelectual
humano, al ser el responsable de la reestructuración
del pensamiento cuando el individuo accede a él.
Probablemente lleve razón. La palabra no es sólo la
herramienta necesaria para el conocimiento del
mundo sino que se erige en elemento fundamental
para la articulación de los procesos mentales y para el
descubrimiento de sí mismo. El proceso de
interiorización al que hacía referencia Piaget (1964) se
apoya en el lenguaje, primero a través de la
verbalización de acciones y más tarde con la
instauración del “habla interior” que como dice Marina
(1993) “lo acompañará ya toda la vida”.

El proceso de enseñanza del lenguaje es sin duda


sorprendente y prodigioso. El niño se va adueñando
de un código expresivo que le da la libertad para
relacionarse con el mundo, pero es un proceso que
precisa necesariamente de la relación social,
inicialmente con los progenitores y posteriormente
con el propio entorno. Sostiene Marina que “sólo la
presencia del otro permite al niño adueñarse de sus
actos y actualizar su posibilidad fundamental, que es
ser inteligente y libre” (Marina, 1993: 71).

El nacimiento y desarrollo del lenguaje gráfico-plástico


precisa sin duda de ese proceso de interiorización que
permite la resolución de problemas y conflictos de
forma diferida. Sin embargo aquí el niño parece
actuar a partir de estímulos no sociales, al menos
inicialmente, sino derivados de la experiencia
perceptiva y condicionados por su desarrollo físico y
psíquico. Se trata en este caso de un proceso
perceptivo-expresivo que se relaciona más con la
experiencia puramente sensorial y sensible que con
discursos racionalmente estructurados.

Indudablemente el lenguaje en su proceso de


interiorización del pensamiento, aporta una ayuda y
complementa los mecanismos de percepción y
expresión de las manifestaciones gráficas. Sin
embargo, al menos inicialmente su peso no parece ser
decisivo. Podríamos plantearlo como dos caminos
paralelos con puentes esporádicos, que cada vez van
siendo más frecuentes. Como hemos comentado,
parecen existir unas pautas gráficas ligadas al
desarrollo cognitivo que -con matices- son al menos
inicialmente universales. Estas pautas constituyen en
sí mismas un lenguaje de conceptos amplios que,
como veremos, se autoalimentan para la generación
de otros más complejos en un proceso interno que, si
bien necesita de la experiencia, no siempre precisa de
la relación con el otro para su desarrollo, con todos
los matices que esta afirmación puede conllevar.

La actividad artística implica por tanto acciones que


precisan necesariamente de un proceso intelectual
complejo. Tanto la percepción como la realización
gráfica parten de un sistema de signos codificados
sólo parcialmente. Esto implica que en ambas
acciones la persona haya de enfrentarse a la
decodificación (en la percepción e interpretación) o a
la codificación (en la realización). Ambos procesos
conllevan una actividad compleja, aún más si
consideramos el hecho de que dicha codificación es
relativa, matizable y, como hemos dicho, parcial, pues
una parte del código gráfico utilizado, o la
caracterización de los elementos de ese código, están
altamente influidos por las características personales
del creador lo que implica que el proceso
interpretativo se convierta en deductivo.

Vemos pues, que se trata de una actividad cognitivo-


perceptiva, y ésta no es permanentemente
espontánea sino influida por la experiencia. Como tal,
la apreciación, comprensión y realización artística
puede considerarse como una forma de inteligencia.
Este planteamiento fue argumentado por primera vez
por John Dewey en 1934 y posteriormente apoyado
por otros autores entre los que cabe destacar a David
Ecker en 1963.

Dewey planteó que la inteligencia no es algo


cuantitativo, algo que se posee en una cantidad
determinada, sino la forma en que alguien se enfrenta
a un problema determinado y el modo en el que lo
resuelve. Así, cuando el niño se sitúa delante de un
papel en blanco, debe encontrar la manera de reflejar
una idea o un sentimiento, escogiendo el material
adecuado y manejando éste para que le sirva
efectivamente como un medio para transmitir lo que
desea.

Durante el proceso se va a enfrentar a multitud de


circunstancias, ya accidentales, ya consecuencia de la
interacción de los distintos elementos que intervienen
en él, que le obligan a tomar una serie de decisiones
destinadas al fin último de la representación buscada.
Todo ello nos lleva a calificar esta actividad como un
proceso en el que interviene un modo de inteligencia
cualitativo. Dewey, se refiere a esta selección y
organización de cualidades en función de su
expresividad como una toma de decisiones inteligente
en el ámbito de lo cualitativo: Cualquier idea que
ignora la función necesaria de la inteligencia en la
producción de obras de arte, se basa en la
identificación del pensamiento con la utilización de un
tipo especial de material, signos verbales y palabras.

Pensar de forma eficaz en términos de relación de


cualidades requiere tanto la utilización del
pensamiento como pensar en términos de símbolos,
verbales y matemáticos. Por lo tanto, aunque las
palabras se manipulen fácilmente de forma mecánica,
la producción de una obra de arte auténtico
probablemente requiera más inteligencia de lo que la
mayoría de quienes se enorgullecen de ser
“intelectuales” denominan
pensamiento.(Dewey,1934:53)

A pesar de que, como hemos visto, tradicionalmente


se apunte al lenguaje verbal como fundamento del
pensamiento, esta afirmación, aun siendo cierta,
admite una serie de matices con un peso notable en el
ámbito artístico.

En el campo de las artes, el bailarín con el


movimiento, el compositor con el sonido o el artista
plástico con el color o la forma, llevan a cabo tareas
de organización que necesitan un proceso intelectual
igualmente complejo aunque los contenidos con los
que se trabaja y la apreciación del resultado son
evidentemente diferentes.

Obviamente la planificación de una obra de arte


implica, en determinados estadios, del proceso
intelectual racionalizador tradicionalmente
considerado, sin embargo, tanto en las primeras fases
de la creación en las que se genera la idea, la
intención estética y el esbozo de la obra, como
durante el desarrollo, con la resolución de situaciones
específicas o la modificación aparentemente
espontánea de aspectos de la propuesta, es cuando
interviene esa forma de inteligencia a la que Dewey
hace referencia. No se barajan en esos momentos
conceptos verbalizables sino que se dan respuestas
rápidas a estímulos visuales o sonoros sin que sea
precisa una verbalización ni de unas ni de otros. Para
John Dewey, esta inteligencia que podríamos llamar
cualitativa es probablemente de uso más frecuente en
la vida diaria.

Dentro de las investigaciones recientes en este


campo, es probablemente Howard Gardner, en el
ámbito del Proyecto Zero de la Universidad de
Harvard, quien ha desarrollado las teorías más
interesantes y sólidas a este respecto.

Gardner ha concretado los mecanismos cognitivos


que subyacen en el desarrollo artístico, al margen de
las etapas evolutivas aunque otros autores, como
Parsons (1987) sí establecen una serie de etapas en la
apreciación artística, empírica, moral y estética. Estas
investigaciones dieron lugar a la conocida Teoría de
las Inteligencias Múltiples.

Existirían siete tipos de inteligencias que podríamos


agrupar en tres grandes bloques: la lingüística y la
matemática, por una parte, que son las valoradas
tradicionalmente en el proceso educativo; la musical,
la corporal-cinestésica y la espacial, que serían las de
aplicación –no exclusiva- en las actividades artísticas;
por último tenemos las que podríamos llamar
inteligencias personales, la interpersonal y la
intrapersonal, imbricadas con las relaciones sociales y
el autoconocimiento.

Heargraves (1991) nos dice que, en lo referente a los


tiempos de adquisición y desarrollo de las capacidades
artísticas, dentro del enfoque cognitivo, existen dos
tendencias: las que consideran que los aspectos más
interesantes del desarrollo se frenan en la
adolescencia –Piaget, y otros autores en su línea
como Parsons(1987)-; y por otra parte los que creen
que ese desarrollo continúa más allá de estas edades.

Para Gardner, sin embargo, las principales


adquisiciones evolutivas para crear o apreciar el arte
tienen lugar antes de los siete años. Parsons toma
como referencia, entre otras, la psicología cognitiva
de Gardner. Sin embargo parece existir una mayor
flexibilidad temporal en los planteamientos de aquel.
En su propuesta de las cinco fases de la comprensión
artística no acota de forma rígida cada una de ellas, si
bien establece una correlación bastante clara con la
edad en las dos primeras.
A pesar de que, como estamos viendo, parece haber
una coincidencia generalizada en las teorías más
recientes, acerca del hecho de que no se puede hablar
de una inteligencia artística como tal, sí parece existir
una relativa unidad de criterio cuando hablamos del
uso de capacidades o formas concretas de
pensamiento para la creación y la percepción gráfico-
plásticas, – fundamentalmente la capacidades
espaciales- y su importancia dentro del conjunto de
los procesos del pensamiento, en el contexto de una
mente dinámica que ha de establecer relaciones
activas en el proceso de exploración de la realidad.
LECTURA N°| 2
Cuadernos de Educación y Desarrollo

LA EXPRESIÓN PLASTICA CÓMÓ


FUENTE DE CREATIVIDAD
RESUMEN
La expresión es una necesidad vital en el niño que le hace
posible, en primer lugar, adaptarse al mundo y
posteriormente, llegar a ser creativo, imaginativo y
autónomo.
¿Qué es la expresión plástica?
La expresión es un instrumento de desarrollo y
comunicación del ser humano que se manifiesta por medio
de diferentes lenguajes. La expresión plástica, como forma
de representación y comunicación, emplea un lenguaje que
permite expresarse a través del dominio de materiales
plásticos y de distintas técnicas que favorecen el proceso
creador. Lo fundamental en este proceso es la libre
expresión, no la creación de obras maestras.
Por lo tanto, la importancia de la expresión plástica viene
dada por:
• El educador infantil es quien desarrolla los proyectos de
intervención relacionados con la expresión plástica dirigida a
niños de 0 a 6 años, de ahí que conozca sus técnicas y
recursos.
• En la realización de estas actividades plásticas influyen
diversos factores relacionados con el desarrollo del niño en
el proceso madurativo: Afectivos, emocionales, intelectuales,
motrices, nivel de representación, capacidad de atención,
sociales.
• El desarrollo de los niños está influenciado por la expresión
plástica ya que favorece el desarrollo integral del niño.
La riqueza de los medios que utiliza, junto a la sencillez de
las técnicas de las que se sirve y la gran variedad de soportes
sobre los que trabaja, han hecho de esta materia un
componente indispensable e indiscutible del ámbito
educativo, sobre todo en la etapa de educación infantil.

INTRODUCCIÓN:
La expresión plástica como lenguaje, ya que es una forma de
representación, es un instrumento básico de comunicación,
comunica creativamente a través del dibujo, volumen, forma.
La expresión plástica como recurso educativo para
comprender los contenidos del resto de áreas de una forma
global, de ahí su peso en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
La expresión plástica como medio para seguir percibiendo,
interiorizando, comprendiendo, descubriendo, favorece el
desarrollo integral.
El objetivo de la expresión plástica es favorecer el desarrollo
integral, percepción, creatividad, autoestima, motor y
desarrollo cognitivo.
Tiene gran peso en la educación infantil, ya que según
estudios de la Universidad de Illinois, Baker, 1992, dice que
en las actividades artísticas se invierte entre el 30% y el 50%
del tiempo en escuelas. De ahí su importancia como eje
crucial en la etapa educativa de 0 a 6 años.
1.- EXPRESIÓN PLÁSTICA: evolución de la expresión
plástica en el niño/niña de edad preescolar.
La expresión plástica es el vehículo de expresión basado en
la combinación, exploración y utilización de diferentes
elementos plásticos (técnicas más materiales físicos
manipulables) que facilita la comunicación (intencionalidad
comunicativa) y el desarrollo de capacidades.
El color, la línea, el volumen y la forma constituyen
elementos básicos del lenguaje plástico. Es conveniente
insistir en la importancia que adquiere su tratamiento en el
periodo de 0-6 años.
El color y la forma evolucionarán, en la niña y el niño,
siguiendo un proceso bastante similar. Durante los primeros
años, la atención del color dependerá de su longitud de onda.
Por ello en estas edades suelen tener una mayor predilección
por los tonos rojos. A partir de los 3 años, la elección de los
colores responde sobre todo, a criterios emocionales; le
llamará la atención un color nuevo, el color que tenga la
compañera o el compañero o incluso los utilizará según se
encuentren más o menos próximos.
Progresivamente irá reconociendo los colores, si bien su uso
será subjetivo. De tal manera que, por ejemplo, el cielo
puede ser pintado de cualquier color. Será aproximadamente
hacia los 6 años cuando comience a elegir colores
específicos para cada cosa, lo cual le conducirá poco a poco
hasta el llamado “color esquema”. Es decir, los cielos son
azules, los árboles verdes,…en cualquier caso, la evolución
en la utilización del color, por parte de los niños y de las
niñas, dependerá en gran medida de sus propias experiencias
y vivencias.
Respecto al volumen y la forma, su evolución tiene gran
similitud a la que se produce en el dibujo. Comenzaran
manipulando materiales para, a partir de que desarrollen
cierta habilidad en su manejo, intentar formar bolas o rulos
(macarrones). Estos paulatinamente recibirán nombres y
pasarán a convertirse en serpientes, gusanos, objetos de su
entorno, etc.
Posteriormente la unión de estas piezas dará lugar a formas
que a medida que aumentan su experiencia los niños, serán
cada vez más elaboradas y se les dotarán de mayor número
de detalles. Más adelante, procederán a agrupar los
monigotes que son capaces de elaborar formando escenas,
con lo cual se está potenciando el desarrollo del concepto de
universo.
No olvidemos que dentro de las representaciones
tridimensionales en la Etapa infantil deben incluirse aquellos
juegos y construcciones en las que los niños delimitan el
espacio de la habitación donde se desarrolla la actividad.
.
3.- LA EXPRESIÓN PLÁSTICA EN EL
CURRÍCULUM DE LA EDUCACIÓN INFANTIL
Se entiende por currículo de la Educación Infantil el
conjunto de objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y de
evaluación que han de regular la práctica educativa de dicha
etapa.
La expresión plástica se encuentra dentro del área de
representación de comunicación y favorece también el resto
de áreas. Por ejemplo, cuando un niño dibuja, está
conociendo el medio, el espacio, los demás,....La
característica principal es su carácter global.
Como resumen se puede decir que el primer ciclo va
encaminado al descubrimiento, experimentación, uso de
instrumentos de comunicación. Tiene carácter instrumental:
procedimental. El segundo ciclo es todo lo del primero más
la intencionalidad comunicativa.
0-3 años
El descubrimiento, la experimentación y la utilización de los
materiales de su entorno como instrumentos de producción
plástica y de las técnicas más básicas que esto permite, será
fundamentales en 0-3 años, siempre en estrecha interrelación
con el desarrollo de nuevas habilidades perceptivo motrices.
Así, el papel, los tintes naturales o los lápices, y el rasgar, el
pegar o el garabatear, son algunos de los que el niño/a de
este ciclo puede utilizar.
Ello permitirá que el niño desarrolle un proceso que, con la
ayuda del maestro o maestra le va a llevar desde la pura
experimentación sensorio-motora y de la mera descarga
emocional a la consecución, al final del ciclo, de objetivos de
expresión y comunicación más concretos: elaboraciones
plásticas con alguna intencionalidad, interpretación de
algunas imágenes de su entorno, como la figura humana y
otras; todo ello en estrecha relación con las primeras
actitudes de disfrute e interés por las producciones plásticas.
3-6 años
Si en el primer ciclo el descubrimiento, la experimentación y
la utilización básica de los elementos del entorno como
instrumentos de producción plástica era lo fundamental de
este bloque de contenidos, en este ciclo los ejes de la
actividad serán la progresiva complejidad en el uso de las
técnicas plásticas, y la mayor capacidad de representación y
comunicación que éstas le permiten, todo ello en estrecha
relación con los aspectos cognitivos, afectivos, motores y
relacionales, también más desarrollados.
Así en este ciclo el niño es capaz de percibir y diferenciar
formas y colores más complejos, los contrastes y sus
posibilidades expresivas, nuevos materiales o soportes
plásticos como las ceras, etc., e irá aumentando sus
habilidades de trazo, se afianzará en el uso de las
herramientas para conseguir mayor precisión, etc.; todo lo
cual le posibilitará la creación de imágenes y producciones
plásticas progresivamente más elaboradas.
Estas actividades irán acercando al niño al concepto de obra
plástica, de su diversidad y de los diferentes materiales útiles
para su elaboración. Además permitirá introducir en la clase
el respeto e interés por las producciones plásticas y la
posibilidad de que se perciban como un nuevo elemento de
disfrute. En este sentido merece destacar la importancia que
cobran las imágenes televisivas. La escuela deberá tener en
cuenta, a lo largo de todo el ciclo, como un contenido
fundamental: por ejemplo la valoración ajustada de su
utilidad.
La educación plástica favorece la consecución de los
objetivos de Educación Infantil, no solo los específicos de
expresión:
• Conocer el propio cuerpo
• Relacionarse con los demás
• Ser más autónomo
• Observar y explorar su entorno natural, familiar y social
• Representar diversos aspectos vividos mediante juego
• Utilizar el lenguaje verbal
• Enriquecer y diversificar sus posibilidades expresivas.
4.- LA CREATIVIDAD Y LA EXPRESIÓN PLÁSTICA.
La expresión plástica es un instrumento de desarrollo y
comunicación del ser humano que se manifiesta por medio
de diferentes lenguajes. La expresión plástica, como forma
de representación y comunicación, emplea un lenguaje que
permite expresarse a través del dominio de materiales
plásticos y de distintas técnicas que favorecen el proceso
creador. Lo fundamental en este proceso es la libre
expresión, no la creación de obras maestras.
La expresión plástica es un cauce fundamental para el
desarrollo de la creatividad, aunque no el único. La
educación infantil permitirá este desarrollo, así como el
proceso que implica la solución de los problemas.
La expresión plástica está ligada al arte pero, en la etapa
infantil, no tiene como fin lograr artistas, sino el
desenvolvimiento del proceso interior del niño que desarrolla
distintas capacidades. “lo fundamental no es el producto,
sino el proceso”. Los aspectos técnicos deben de estar
supeditados a los diversos objetivos de disfrute, expresión y
comunicación, sin que eso suponga privar al pequeño de los
conocimientos y el uso de las técnicas que favorezcan su
maduración.
Entre los factores implícitos en el proceso creador se
encuentran los ambientales, en los que influye el educador o
educadora, de modo que su actuación es fundamental.
¿Cómo influir positivamente en el desarrollo de la
creatividad?
A través del estimulo, la espontaneidad, la libertad y la
flexibilidad
Poniendo al niño en contacto con el arte de distintas épocas.
Evitando estereotipos de la decoración y en las realizaciones
infantiles. El educador o educadora infantil evitará el uso de
los modelos, el niño no debe copiar (ya se trate de copias de
la pizarra, fichas o cuadernos de colorear). Se evitará que
dependa del modelo que ofrece el adulto para, de este modo,
adquirir seguridad en sí mismo y desarrollar la capacidad
creadora.
Individualizando los ritmos de aprendizaje.
Estimulando la observación, la experimentación, los
sentidos, la percepción, la curiosidad, la intuición, la
imaginación y la seguridad.
Valorando las producciones de otros niños.
Aceptando respuestas muy variadas y distintas de las que se
podrán esperar.
Favoreciendo el juego y el manejo de materiales poco
estructurados.
En resumidas cuentas la creatividad es la capacidad de ver
donde otros no ven, es decir, ante cualquier situación la
persona creativa es capaz de buscar otro encuadre; analizar
de otra forma distintas variables, y por supuesto encontrar
otras vías de solución que a los demás no se le ocurrió.

5.- ESTRATEGIAS DE ACTUACIÓN.


En las actividades artísticas lo importante es el proceso, no el
resultado; no hay que buscarlo porque no hay respuestas
específicas ni correctas. De acuerdo con este principio se
señalan algunas orientaciones metodológicas para el
desarrollo de las actividades.
a) El educador
• Su papel será de observar el proceso. Estará alerta en todo
momento para prestar ayuda al niño sólo si este lo necesita,
ya que es él mismo quien tiene que experimentar y sentirse
satisfecho de lo que ha hecho.
• Su actitud ha de ser abierta y positiva. Se mostrará
satisfecho frente a las producciones infantiles. No es
conveniente reprender, sino, simplemente, reconducir la
actividad para lograr el éxito del niño, aunque esto no quiere
decir que no haya que cambiar ciertos hábitos o actitudes que
no sean adecuados. Siempre halagará las realizaciones del
niño por el efecto motivador que supone esta actividad.
No debe deshacerse de nada de lo que modele o pinte el
niño; no es recomendable borrar. El niño ha de observar lo
que hace; en todo caso, repetirá en otra actividad la técnica
hasta mejorarla, pero siempre como una nueva experiencia,
no como una repetición, pues de lo contrario, el trabajo se
convertirá en una especie de castigo.
• Sus instrucciones serán siempre claras y concisas, los niños
han de saber en todo momento lo que se espera de ellos.
• Vigilará que los niños adopten una postura correcta y que
estén cómodos.
b) Las actividades
• Estarán planteadas en función de los objetivos propuestos y
tendrán un carácter global. Salvo que se quiera reforzar una
habilidad, en cuyo caso se propone algo específico. Se
secuenciarán de modo progresivo en cuanto a la dificultad y
complejidad de las mismas, en lo que se refiere al nivel
madurativo de cada uno de ellos.
• La presentación y desarrollo de los ejercicios de expresión
se debe llevar a cabo de forma lúdica. A pesar de adecuar las
actividades a los objetivos, se pueden aprovechar algunos
acontecimientos que aumentan el interés de los niños y de las
niñas como las fiestas locales o Navidades.
• En su planificación hay que incluir el tiempo de los
siguientes momentos: 1. presentación y preparación de los
materiales, 2. ejecución del trabajo, 3. recogida, limpieza de
los materiales y del espacio utilizado, 4. puesta en común
para conversar sobre las experiencias realizadas.
• Durante las actividades de pintura o dibujo libre no se debe
dar un tiempo limitado ni interrumpir al niño.
• La experiencia artística es algo más que el uso de los
materiales para el proceso de dibujar o pintar en un momento
dado. Estos momentos tienen que ser lo suficientemente
flexibles como para permitir que cualquier niño se aparte de
la actividad del grupo.
Características Llamativas por el tema que trata
de las o la acción a realizar
actividades
Sencillez, en la organización y el
desarrollo
Desarrollo en forma de juego
Flexibilidad de cara a su
realización
Gratificantes
Adaptadas a las necesidades de
conocimiento y de relación de
estas edades
Potenciadoras de capacidades
Que permitan la observación,
expresión y representación
Criterios para La edad de los niños/as
determinar su
selección La relación entre los contenidos
que abordan la actividad y los
que ya se poseen.
Que respondan a los intereses
de los niños
Las capacidades que desarrollan
Que reúnan las características
enunciadas para las actividades
plásticas Por
medi
o de las actividades que ahora nos ocupan los niños tienen
una vía para expresar sus sentimientos, sus ideas, sus
sensaciones, y sus conocimientos del entorno; y al mismo
tiempo, conocen a sus compañeros. Por eso es muy valioso
exponer las producciones que se hacen en los grupos. Esta
exposición permite la comunicación de las sensaciones a los
demás, y que todos conozcan y admiren lo que han hecho los
compañeros.
c) El ambiente
• Estimulará la iniciativa y la espontaneidad el hecho de que
el niño sienta curiosidad y se divierta, sintiéndose libre,
seguro y respetado.
• Será organizado según las actividades previstas.
• Hay que procurar mantenerlo en orden y limpio. Se tiene
que inculcar en el pequeño el gusto por los espacios limpios
y el hecho de que él mismo se ensucie sólo lo necesario. (no
decimos que no tenga que mancharse, sino únicamente lo
necesario) Para ello, se enseñarán hábitos adecuados y el uso
del babi o delantal si es preciso.
Como resumen podríamos enumerar los siguientes principios
metodológicos:

 Tratamiento de cada concepto plástico desde la globalidad


de los procesos de la materia: en el estudio de de cada
concepto deben ofrecer situaciones de observación,
expresión y representación del mismo.
 Utilización de una amplia variedad de técnicas y
materiales: es recomendable seleccionar aquellas técnicas
que permitan potenciar las capacidades básicas que
desarrolla la Expresión Plástica.

 El entorno como principal fuente de información .Este


principio nos permite partir de situaciones y contextos
familiares próximos a la realidad cotidiana.

 Aprovechamiento de la oferta artística de la sociedad,


destacando la del patrimonio artístico de la comunidad.
Partir de situaciones próximas al niño.

 relaciones con el resto de las materias artísticas, relaciones


con educación corporal, musical…

 relaciones con los diferentes lenguajes. Que favorecen la


comunicación

 El juego como base del desarrollo de las actividades. Se


debe potenciar el disfrute, el goce, el divertimento… en la
realización de las actividades que serán entendidas como
juegos habituales en clase.

 Vivenciación e interiorización de los contenidos. Cuanto


más vivencien los contenidos más los comprenderán. Se
desarrollarán más la percepción.

 Carácter cíclico de los contenidos. Partir de las


experiencias, vivencias y conocimientos propios, así como
de los contenidos tratados con anterioridad, debe preceder a
la presentación de cualquier nuevo contenido. Ello implica
un cuidado especial en la secuenciación de los mismos por
parte del profesor.

 Desarrollo del “saber percibir” para “saber hacer” y “saber


analizar”. Cualquier actividad debe incluir situaciones de
percepción de información plástica, así como contextos que
permitan la utilización y aplicación de dicha información, su
análisis y representación. A partir de los resultados obtenidos
se podrán mejorar el desarrollo de nuevos procesos de
percepción, expresión y representación plástica.
Principios metodológicos:

 Tratamiento de cada concepto plástico desde la globalidad


de los procesos de la materia.

 Utilización de una amplia variedad de técnicas y


materiales:

 El entorno como principal fuente de información.

 Aprovechamiento de la oferta artística de la sociedad,


destacando la del patrimonio artístico de la comunidad

 relaciones con el resto de las materias artísticas

 relaciones con los diferentes lenguajes

 El juego como base del desarrollo de las actividades

 Vivenciación e interiorización de los contenidos

 Carácter cíclico de los contenidos.


 Desarrollo del ”saber percibir“ para “saber hacer” y “saber
analizar”
6.- CRITERIOS DE SELECCIÓN DE LOS
RECURSOS.
En cada momento será necesario constatar el nivel de
maduración de los niños/as, en cuanto al desarrollo de sus
capacidades perceptivas, su coordinación óculo-manual, sus
destrezas y habilidades, y su pensamiento. Por otra parte,
también habrá que precisar las capacidades que se pretenden
desarrollar con el uso de unos u otros materiales y técnicas,
el tiempo que se necesita para ello, el cansancio que puede
suponer e incluso el grado de abstracción que se requiere.
A la vista de lo expuesto, la clasificación de los materiales
que se consideran más adecuados para el periodo de 0 a 6
años, es la siguiente:
1. Pintura sólida. Incluye la utilización de ceras, crayón, tizas
y rotuladores. Con las primeras se puede simultanear
2. Pintura líquida
3. Papeles
4. Materiales tridimensionales.
Partir del rincón de plástica
Materiales:
1. Hacer una previsión de lo que necesitamos
2. Se presentará por orden de dificultad en su manipulación.
Dependiendo de las capacidades manipulativas del niño. Se
irán introduciendo poco a poco.
3. Libre manipulación de los materiales
4. Las distintas técnicas que se realicen se han de combinar
con diferentes soportes.
5. Los materiales estarán distribuidos por zonas y al alcance
aquellos que pueden utilizar los menores.
6. Normas claras de utilización
7. Seguridad, Ejemplo cerrar los botes de pintura
8. Limpieza, trapos para limpiarse
9. Papel resistente
Espacio:
1. Será luminoso, luz natural
2. Material suficiente y ordenado
3. Zonas: manipulación, agua, exposición, para guardar
4. Tamaño apropiado al número de niños
Mobiliario:
1. Amplio
2. Se adaptará a los diferentes soportes que se utilizan
3. Incluirá estos elementos: mesa amplia, pileta para limpiar
los materiales y experimentar con líquidos, caballetes,
tablero de corcho, espacio para ver los trabajos, un espacio
para dejar trabajos inacabados, perchero (colgar babis)
Estas condiciones analizadas son igualmente válidas para
otros rincones creados dentro de la sala de actividad de un
grupo o para un taller.
7.- BIBLIOGRAFÍA
 VARIOS AUTORES, “la Educación infantil. Expresión y
comunicación” Volumen II. Paidotribo.

 J, Caja (coord.) M. Berrocal, J.C. Fernández Izquierdo.”La


educación visual y plástica hoy. Educar la mirada, la mano y
el pensamiento”. Barcelona, 2003. Editorial Grao.

 Palacios, La Educación Infantil, Paidos.

 LOWENFELD, V. BRITTAIN, W. Desarrollo de la


capacidad creadora. Editorial Kapelusz. Buenos Aires.
1.980.
 CHERRY, C. El arte en el niño en edad preescolar 3ª
edición. CEAC. Barcelona, 1981.

 AYMERICH, C. y M. Expresión y arte en la escuela (3


volúmenes). Editorial Teide. Barcelona, 1970.

 GARAIGORDOBIL, CANDIZABAL, M. Psicología para


el desarrollo de la cooperación y la creatividad. Biblioteca de
psicología. Ed. Desclée de Brouwer. Bilbao, 1995.
LECTURA N° 3
LA EXPRESIÓN PLASTICA, ACTIVIDAD
LUDICA EN LÓS NINÓS PEQUENÓS.
Desarrollo de la capacidad de creacion
y percepcion.

El arte para los niños significa un medio de expresión


que realizan naturalmente y en forma de juego en el
que vuelcan sus experiencias, emociones y vivencias.
Muchas veces descubriremos que el niño se expresa
gráficamente con más claridad que en forma verbal
siendo una actividad de la que disfrutan enormemente.
Consideraremos el juego como aquel conjunto de
operaciones coexistentes e de interacción en un
momento dado por las que un sujeto o grupo en
situación logran satisfacer sus necesidades,
transformando objetos y hechos de la realidad y de la
fantasía. Esta conducta, para su realización, necesita
del más alto grado de libertad interna y externa con
respecto a la persona o grupo que la ejecute.
Elvira Martínez y Juan Delgado en su libro “El origen
de la expresión” analizan el significado de la expresión
plástica en el niño desde tres aspectos:
Un medio de expresión y comunicación de sus
vivencias, un lenguaje del pensamiento.
La expresión se vincula a su desarrollo y a su cambio.
Por medio del dibujo el niño cuenta, informa sus
impresiones de los objetos a veces de forma más clara
que verbalmente.
Un proceso en el que toma diversos elementos de la
experiencia y les otorga un nuevo significado. Los
transforma. Entonces cada experiencia significativa le
aportará nuevos datos que serán vivenciados. Estas
experiencias irán modificando sus esquemas y
enriqueciéndolos. Es aquí donde el arte interviene para
contribuir al desarrollo, ya que se producirá
aprendizaje en la interacción del niño y el ambiente.
Una actividad lúdica donde las actividades gráfico
plásticas representan un juego, estimulan el desarrollo
motriz y se convierten en acciones útiles para la
enseñanza de otros conocimientos. En ellas intervienen
sensaciones, percepciones, y el pensamiento.
Analizados estos aspectos se puede comprender
porqué el arte o la expresión artística se convierten en
una actividad con un rol potencial en la educación de
los niños.
Sin embargo a partir de las significaciones y lo que
representa la expresión infantil, como padres y
docentes es necesario tener en cuenta las distintas
evoluciones o etapas de la expresión y evolución del
niño.
Se coincide en llamar la Etapa del Garabato la que
comprende aproximadamente de los dos a los cuatro
años. Si tenemos en cuenta que la manifestación
artística se nutre de la percepción consideraremos que
la expresión comienza cuando el niño empieza a
explorar su mundo por sus medios: tocar, morder,
chupar, escuchar, mirar. Y continuará cuando realice
su primer registro en un piso, pared o papel.
Investigaciones realizadas por autores como
Lowenfeld y Brittain profundizan sobre el desarrollo
de la expresión infantil, definiendo dentro de la etapa
del garabato según la edad y la motivación del niño “el
garabato desordenado”, “el garabato controlado” y por
último “el garabato con nombre”. Es durante esta etapa
donde los gráficos que realice el niño tienen que ver
con sus movimientos corporales. La expresión plástica
se convierte en una actividad kinestésica que disfruta
por el hecho de realizarla y moverse.
A los cuatro años hasta aproximadamente los seis
transcurre la etapa preesquemática, en la cual el niño
comienza a crear formas, consciente. Trata de
establecer relaciones con lo que intenta dibujar.
Es importante tener en cuenta que la producción
gráfica del niño no puede desvincularse del proceso de
percepción. Nos nutrimos de los que vemos, miramos,
tocamos, escuchamos, aprendemos, modificamos,
sentimos, vivimos.
¿Qué significa desarrollar la expresión artística?
A partir de los estímulos visuales los niños decodifican
la información del entorno. Los grafismos y las
pinturas, lenguaje por medio del cual el niño se
comunica y expresa, es uno de los ejes de la expresión
artística que se nutre y viceversa con el hecho
perceptivo y receptivo.
Investigaciones y experiencias demuestran que la
reflexión, la formulación de hipótesis, la emisión de
conceptos, la percepción y el análisis lógico de las
imágenes se encuentran latentes en los niños
pequeños. , esto nos permite replantearnos algunas
prácticas pedagógicas. Propiciar actividades que
coloquen al niño frente a situaciones enriquecedoras
de percepción, imaginación, sensibilidad, juicio crítico
y estético.
Las propuestas educativas que se proponen desarrollar
las capacidades de creación deben contener estos ejes,
que promuevan la percepción y la producción al
mismo tiempo, atendiendo a las etapas de desarrollo
correspondientes, en un contexto de juego, teniendo en
cuenta que la expresión significa todo lo que se ha
expuesto anteriormente.
Actividades que pueden realizarse en el Preescolar
y que atienden las distintas necesidades de
expresión.
Acentuando la importancia de abarcar actividades que
atiendan las distintas necesidades de la expresión
artística en lo concerniente a la percepción y la
creación se sugieren algunas actividades generales que
pueden proyectarse realizando los ajustes
correspondientes al niño, el nivel, su particularidad, la
institución, el grupo, etc.
Lectura y comentario de láminas:

Son innumerables las actividades que pueden


realizarse con la lectura de imágenes, buscando que los
niños disfruten y valoren la creación a través de las
sensaciones y emociones que les trasmiten las
diferentes obras.

Podemos pensar en la creación de cuentos breves para


contarles la vida y obra de algún pintor, o crear
cuentos con los niños a partir de las imágenes que
vemos. Trabajar con distintos elementos plásticos de
las obras haciendo hincapié en alguno en especial que
se desee enseñar motivando a los niños para luego
facilitarles materiales plásticos con los que se expresen
en función de la actividad.

Otros lenguajes artísticos como la música son


interesantes para incluir durante la lectura de obras, ya
sea para acompañar los comentarios de los niños o
incluir en los cuentos o relatos del docente o del grupo.
Visitas a exposiciones de arte.

Esta experiencia es enriquecedora para los niños


pequeños tanto por las obras que verán hasta por la
oportunidad de recorrer un museo, galería o centro
cultural. Es provechoso escuchar y atender a sus
comentarios y preguntas. Los docentes pueden
preparar actividades previas a la salida, generar un
espacio para explicarles sobre el hecho de visitar,
recorrer y mirar un lugar donde se exponen obras.
Durante la visita pueden conversar y contarles a los
niños sobre lo expuesto.
Recorridos virtuales.
En Internet encontramos sitios de multimedia que por
medio del sonido, la imagen, y la animación permiten
acceder a los niños a las expresiones artísticas más
variadas. También encontramos sitios de museos de
todo el mundo que permiten un traslado virtual a
través de salas y pasillos para observar objetos de arte
y pinturas.
Visitas a talleres de artistas locales.
Donde los niños tengan la oportunidad de escuchar a
los artistas en su ámbito; qué hacen, cómo trabajan,
con qué trabajan e incluso que puedan mostrarles la
realización de obras o proyectos terminados. También
se puede organizar que los niños lleven algunos de sus
trabajos para mostrarles a los artistas.
Organización de exposiciones.
La organización de una exposición tiene múltiples
aspectos que pueden trabajarse, incluso después de
haber asistido a exposiciones.
Qué queremos exponer, cómo se exponen las obras y/o
trabajos, cómo indicamos a los que visitan nuestra
exposición que el trabajo es nuestro, cuáles son los
títulos de los trabajos y cómo se los indicamos.
Podemos incluso pensar con los chicos en la música
que puede ambientar la exposición y trabajar con el
docente de música.

En la sala, un espacio más íntimo para el grupo, se


pueden realizar exposiciones previas a las abiertas a la
comunidad educativa. Colgar los trabajos de todos y
pensar en lo que vemos durante un momento. Propiciar
reflexiones sobre el trabajo personal. Generar espacio
para los comentarios. Que los chicos cuenten qué
pintaron, luego comentar sobre lo que vemos en la
pintura de algún compañero.
Es importante tener muy en cuenta las etapas y los
niveles para realizar actividades pertinentes o
adaptarlas.

Actividades de expresión.

Por último las que abarcan las necesidades de


expresión del niño.Las destacaremos como
oportunidades en la cual el niño experimente con
distintos materiales, temáticas, y formas de trabajo
diversas que amplíen sus experiencias.

Las actividades anteriores se han descrito en forma


sintética y general por separado para facilitar su
explicación, eso no quiere decir que se sugiera su
trabajo aisladamente del resto, por el contrario, para
lograr experiencias enriquecedoras y creativas éstas
tienen que mantener sus conexiones e ir enmarcadas
en un proyecto con objetivos, expectativas y metas
definidas por el educador.
Bibliografía:
- Hilda Cañeque. Juego y Vida. Ed. El Ateneo: Buenos
Aires, 1991.
- Elvira Martínez, Juan Delgado. El origen de la
expresión en niños de 3 a 6 años. Editorial cincel:
Madrid, 1985
- Víctor Lowenfeld, W. Lambert Brittain. Desarrollo
de la capacidad creadora. Ed. Kapelusz, Buenos Aires,
1980
Lectura N° 4

EL PAPEL DE LA EDUCACIÓN
ARTISTICA EN EL DESARRÓLLÓ
INTEGRAL DEL NINÓ/NINA.

Socorro Martín del Campo Ramírez

El arte es un modo de expresión en todas sus actividades


esenciales, el arte intenta decirnos algo: algo acerca del
universo, del hombre, del artista mismo. El arte es una forma
de conocimiento tan precioso para el hombre como el mundo
de la filosofía o de la ciencia. Desde luego, sólo cuando
reconocemos claramente que el arte es una forma de
conocimiento paralela a otra, pero distinta de ellas, por medio
de las cuales el hombre llega a comprender su ambiente, sólo
entonces podemos empezar a apreciar su importancia en la
historia de la humanidad.

Herbert Read, Arte y sociedad

El arte adulto y el arte infantil

El arte ha estado relacionado con el ser humano desde


tiempos muy remotos. Le significó al hombre un modo de
expresión y de comunicación, el cual se manifestó en todas
sus actividades, porque fue utilizado invariablemente en
distintas situaciones. A través de la historia fue evolucionando
hasta lo que hoy en día conocemos.
La arquitectura, la música, la danza, la escultura, la pintura y
el teatro de las diferentes épocas enriquecen hoy nuestra vida
y nos hablan de lo que fue el pasado. El arte se presenta, de
esta manera, como un lenguaje universal.

El arte ha sido explicado por filósofos, artistas, psicólogos y


educadores, quienes han aportado concepciones muy
diversas. Ha sido considerado como un medio para descargar
energías; como una actividad placentera; como una forma de
evadirse de la vida; como la posibilidad de alcanzar un orden,
una integración armoniosa y equilibrada ante elementos
contradictorios o ininteligibles de la realidad; como la
posibilidad de lograr un aprendizaje emocional motivante o
como una forma de cuestionar lo establecido.

César Lorenzano, realiza un interesante análisis de la relación


existente entre el arte y el juego. Para el artista, gran parte
del placer de la creación consiste en recorrer sus operaciones
interiores fundamentales, en exteriorizarlas y en conocerse a
sí mismo al objetivarlas. Cuando vuelve a recorrerlas, una y
otra vez, infinitamente, mientras domina y transforma
artísticamente el material concreto, reencuentra el placer del
juego, que consiste en ejercitar los poderes propios y en
sentirse causa al "crear" un universo propio y cerrado, como
agente causal y libre. En ambos casos —creación artística y
juego— hay ejercicio pleno de las estructuras, de todas sus
posibilidades, sin acomodación, sin rectificaciones por el
mundo de la realidad en el curso de este ejercicio. En el juego
—y en esto también coinciden juego y creación artística— se
ponen en movimiento esquemas afectivos; activarlos
continuamente permite exteriorizar la afectividad contenida y,
por lo tanto, al mismo tiempo, controlarla; en esto consistiría
el efecto catártico del arte y del juego. Sin embargo, la
identidad del arte con el juego no es total: en el arte existe la
producción de un objeto nuevo, cosa que no sucede
necesariamente en el juego1.
César Lorenzano plantea una descripción bastante precisa de
lo que ocurre en el artista al realizar su obra: conocerse a sí
mismo, reencontrar el placer del juego, crear un universo
propio y cerrado, exteriorizar y controlar la afectividad
contenida y producir un objeto nuevo.

Contemplado desde esta perspectiva, el arte aparece como


una actividad de vital importancia en la existencia de los seres
humanos; como una actividad que posee la cualidad de
trascender el momento mismo de la creación, ya que si no
perdurara la obra, el trabajo interior del artista lo habrá
enriquecido y en cierta forma transformado.

Después de estas reflexiones, pudiera quedar la idea de que


el arte es algo tan especial que es privilegio sólo del mundo
adulto. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿acaso los niños
pueden realizar obras artísticas? ¿Puede llamarse arte al
proceso y al producto de la actividad artística infantil?

La respuesta es sí. Y este reconocimiento de la existencia del


arte infantil es relativamente reciente. Fue a finales del siglo
pasado cuando el artista Cisek, nacido en un pequeño pueblo
llamado Bohemia en 1865, se trasladó a Viena y creó en 1897
la primera escuela de arte infantil, en la que, gracias a la
indiferencia de las autoridades, pudo emplear libremente sus
métodos en la enseñanza artística, los cuales consistían en
permitir a los niños expresarse naturalmente y sin trabas.

Ya en este siglo, varios autores como Margaret Naumburg,


Florencia Cane, Rhoda Kellogg, Viktor Lowenfeld, W. Lambert
Brittain, Galia Sefchovich y Gilda Waisburd, entre otros, se
han abocado a estudiar las características del arte infantil, su
relación con el desarrollo evolutivo del niño, la influencia de
los adultos en el arte infantil (cómo lo favorecen o cómo lo
obstaculizan) y su pedagogía, así como su relación con el
desarrollo emocional, social, físico, mental, perceptivo,
estético y creativo del niño.
El arte infantil difiere del arte adulto en que el primero está
centrado en el proceso de la actividad artística; mientras que
en el segundo, la atención se dirige más al producto que al
proceso de la creación.

En ese sentido, el niño no tiene preferencias estéticas, no


sabe de escuelas artísticas y está al margen de competencias
y valores de venta; el niño sabe de materiales que le agradan
o no y que le facilitan expresarse o no hacerlo, no le interesa
el dominio de la técnica, ni la trascendencia de sus obras.

El niño atraviesa por determinadas etapas de expresión,


especialmente en la plástica, estas etapas están íntimamente
ligadas a su desarrollo evolutivo, se presentan en los niños de
diferentes culturas con características específicas, según lo
explican ampliamente V. Lowenfeld y W. Lambert.

Rhoda Kellogg también realizó importantes investigaciones


con relación a la evolución de la expresión plástica del
preescolar, reunió miles de dibujos de niños de diferentes
culturas y encontró similitudes entre éstos.

Para que el arte infantil se dé en cualquiera de sus áreas, no


es necesario que el niño posea habilidades especiales para su
realización, sólo se requiere de un ambiente propicio, de
materiales adecuados y de la no interferencia de los adultos.
En cambio, para que el arte en el medio de los adultos sea
considerado como tal, es necesaria una ardua labor y
disciplinada por parte del artista a fin de dominar su medio de
expresión, además de ser original y reflejar conocimiento de
la técnica utilizada y calidad en la realización de la obra.

La educación artística del niño

Antecedentes históricos

En principio y durante veintidós siglos de historia de la


humanidad (v a. C., al xvii d. C.), al tratar de colocar el arte
al servicio de la educación no se pensó en el educando (niño,
adolescente), sino sólo en los aspectos técnicos. En música se
les enseñaba casi exclusivamente a cantar y a tocar algún
instrumento: no se les enseñaba a oír. En artes plásticas se
les hacía copiar las obras de los grandes maestros (estampas
y esculturas) y, como es natural, sólo los bien dotados podían
trabajar con este sistema: no se les enseñaba a ver.

A partir del siglo xvii, psicólogos y pedagogos ilustres como


Juan Amos Commenius, John Lock y J. J. Rousseau, hicieron
notar que el arte puede servir como un elemento educativo,
destacándose con ello sus dos valores: el artístico-creador-
emotivo y el psicopedagógico-expresión-comunicación,
insistiendo en la idea de que, siendo medios de comunicación,
deben aprenderlos todos, así como se hace con el lenguaje
oral y escrito.

Es entonces cuando realmente se empieza a despertar la idea


del respeto al desarrollo individual en el terreno educativo,
tanto en la concepción como en la apreciación de una
manifestación estética y, lo que es más importante,
considerar a esta manifestación como parte de una expresión
libre, y no como la repetición inútil de cánones
estereotipados.

En la primera mitad del siglo xix, empezó a gestarse la


verdadera pedagogía del arte con base en las ciencias de la
educación; se inicia la elaboración de programas partiendo del
conocimiento del niño y del adolescente.

¿En qué consiste la pedagogía artística infantil?

Enunciamos enseguida algunos principios y criterios


relacionados con esta pedagogía:

• La pedagogía del arte infantil se propone apoyar la


necesidad natural de expresión del ser humano, ofreciendo
múltiples posibilidades de dar cauce a la percepción e
interpretación de la realidad por parte del niño.
• Acepta los sentimientos del niño volcados en su actividad
artística y entendidos también en el contexto de la etapa de
desarrollo en que se encuentra.

• Incluye como uno de sus propósitos fundamentales el


desarrollo de la capacidad creadora, estimulando el
pensamiento divergente y valorando la originalidad y las
respuestas de independencia intelectual.

• Por lo tanto, la pedagogía del arte infantil acepta y


promueve las diferencias en los niños procurando inculcar
sentimientos de confianza y seguridad en ellos.

• Aquí, la libertad es un valor altamente estimado, enmarcada


dentro de límites que ubican a los niños en el ámbito social y
les brindan la seguridad de ser respetados y de respetar a los
demás.

• Se propicia la cooperación entre los niños como "artistas


natos", animando en todo momento sus facultades creativas.

• El valor principal se encuentra en el proceso de la actividad


artística y no en el producto.

• El programa artístico se encuentra centrado en el niño, lo


cual significa que está planteado para el nivel de edad y de
habilidad de los niños que en él participan.

• Busca un desarrollo estético, propiciando experiencias que


lleven al niño a madurar sus propias formas de expresión y a
captar la belleza que existe en la naturaleza y que puede
surgir de sí mismo, en los colores, las formas, los
movimientos, los sonidos, inmersos en un ritmo y en un
equilibrio que proporcionan placer estético y serenidad al
espíritu.

• La pedagogía artística infantil promueve el desarrollo de una


imagen positiva de sí mismos en los niños, alentando su
confianza en los propios medios de expresión.
La función del docente

Por lo anterior, se deduce que el papel del docente es


fundamental, ya que debe ser totalmente congruente en
relación con todos los elementos mencionados al contactar a
sus alumnos con cualquier actividad artística. El maestro, más
que el ser "que sabe todo", debe convertirse en un buen
conductor y orientador del grupo, que enseña a aprender.

Con esto es muy probable que tengamos que modificar


bastante nuestras actitudes: no dar órdenes o establecer
normas rígidamente, sin explicaciones; tampoco el maestro
debe imponer su criterio, debe ser flexible y tomar en cuenta
las opiniones del grupo; debe ser un animador que ayude al
grupo a funcionar; estar abierto al cambio, retomar y analizar
las ideas que proporcionan los alumnos, aun las que parezcan
más "absurdas" o "imposibles".

Por otra parte, se debe propiciar la participación de todos los


integrantes del grupo; hacerles sentir que se confía en ellos y
en su capacidad, ya que toda persona tiene algo que enseñar
a los demás.

El docente ha de adaptarse a los niños y no hacer que éstos


se acomoden a él; por encima de todo, debe ser
profundamente humano y comprensivo, y habrá de tener
buen cuidado en no imponer su personalidad al niño, pues
cuando así lo hace, aun cuando sea inconscientemente, no
permitirá alcanzar la libertad de expresión que busca.

La función del maestro es la de favorecer el


autodescubrimiento del niño y estimular la profundidad de su
expresión. Al enseñar arte a los niños, un factor muy
importante es el propio maestro; sobre él recae la importante
tarea de crear una atmósfera que conduzca a la inventiva, a
la exploración y a la producción.

El maestro ha de contar también con conocimientos acerca


del desarrollo evolutivo del niño y de las etapas de expresión,
ampliamente estudiadas en el área de la plástica, la cual
incluye el dibujo, la pintura, el modelado y la construcción.
LECTURA N° 5

¿QUE APÓRTA EL ARTE AL


DESARRÓLLÓ DEL NINÓ?
Las actividades artísticas, música, pintura, danza y teatro,
favorecen y estimulan el desarrollo de la psicomotricidad fina
y gruesa del chico, lo cual redundará en un mayor control de
su cuerpo, proporcionándole seguridad en los propios poderes
y elementos para la adquisición de la lecto-escritura.

Las actividades artísticas ayudan para las experiencias de


aprendizaje escolar, motivando el desarrollo mental, ya que
con éstas se aprenden conceptos como duro/suave,
claro/fuerte, lento/rápido, alto/bajo, etcétera. Se ejercita la
atención, la concentración, la imaginación, las operaciones
mentales como la reversibilidad (al considerar varias formas
para resolver una situación), la memoria, la observación, la
iniciativa, la voluntad y la autoconfianza; ésta última, como
un resultado de la constatación por parte del niño de todo lo
que puede realizar, lo cual se traducirá en un concepto
positivo de su persona, que generalizará a las actividades
académicas.

El arte beneficia también el desarrollo socioemocional del niño


al propiciar la aceptación de sí mismo con sus posibilidades y
límites. Esta aceptación va íntimamente ligada al concepto
que tenga de sí, el cual determinará su comportamiento
presente y futuro: el niño se conducirá de acuerdo con quien
cree que es. Desgraciadamente, muchos padres les reflejan a
sus hijos una imagen negativa de su persona y, en este
sentido, el arte juega el papel de un reparador para esta
imagen deteriorada, manifestándose así una de sus grandes
cualidades que es la terapéutica.

Asimismo, al trabajar en el seno de un grupo, el niño se


enfrenta a múltiples ocasiones de interrelación en las que se
conjugan el trabajo individual y el colectivo en un continuo
dar y recibir, pedir y ceder, dirigir y seguir, compartir,
cooperar y comprender las otras individualidades con sus
diferencias y necesidades. Se favorece de esta manera el
desarrollo moral del que nos habla Piaget.

La paradoja que Piaget trata de resolver, es cómo se


desarrolla la moralidad autónoma individual en contraposición
con la moral impuesta por el mundo de los adultos. El cambio
principal se produce entre dos tipos de moralidad: la moral de
la presión adulta, del respeto unilateral a las normas
impuestas por los adultos, y la moral de la autonomía y de la
cooperación, del respeto mutuo a los iguales. Este cambio es
una consecuencia de las interacciones con los iguales y de las
capacidades cognitivas del niño, que a su vez facilitan las
relaciones sociales.

La moral de la cooperación y de la autonomía supone el


cambio de una moralidad absoluta y egocéntrica a una moral
basada en una concepción relativa, en la que el niño es capaz
de situarse en la perspectiva de los otros. La autonomía surge
cuando el niño descubre la importancia de las relaciones de
simpatía y respeto mutuos. La reciprocidad y la cooperación
entre los iguales es el factor determinante de la autonomía
moral. Los aspectos sociales y, más en concreto, las
relaciones con los iguales, son los elementos imprescindibles
para progresar en la autonomía moral.

Mediante la experiencia artística se cultivan y desarrollan


también los sentidos del niño, promoviéndose así el desarrollo
perceptivo. El espacio, las formas, los colores, las texturas,
los sonidos, las sensaciones kinestésicas y las experiencias
visuales incluyen toda una variedad de estímulos para la
expresión. Los niños que rara vez se sienten influidos por las
propias experiencias perceptivas, demuestran poca habilidad
para observar y poca agudeza para apreciar diferencias entre
los objetos10.

El arte influye, asimismo, en el desarrollo estético del niño. La


estética puede definirse como el medio de organizar el
pensamiento, los sentimientos y las percepciones en una
forma de expresión que sirva para comunicar a otros estos
pensamientos y sentimientos. No existen patrones ni reglas
fijas aplicables a la estética. En los productos de la creación
de los niños, el desarrollo estético se revela por la aptitud
sensitiva para integrar experiencias en un todo cohesivo. Esta
integración puede descubrirse en la organización armónica y
en la expresión de pensamientos y sentimientos realizada a
través de las líneas, texturas y colores utilizados.

Los autores están considerando el área de expresión plástica,


pero este mismo desarrollo estético y su expresión son
propiciados también por la música, la danza y el teatro.

Por último, el arte favorece enormemente el desarrollo


creador del niño, motivándolo a la flexibilidad, la fluidez, la
originalidad, la independencia, la crítica y la autocrítica. Al
crear se ponen en juego habilidades de análisis, de selección,
de asociación y de síntesis, así como las experiencias y
conocimientos del niño; todo lo cual da lugar a un producto
nuevo, que ha adquirido vida por la voluntad y actividad de
éste.

La producción creativa se manifiesta en la medida en que el


individuo se interesa efectivamente en la actividad que
realiza, y por el logro de aprendizajes significativos que lo
comprometen y le permiten, a través de su experiencia,
expresarse por medio de la actividad que realiza y por la
estimulación que el ambiente natural y social le proporcionan.

Es importante mencionar que la educación artística, con todos


los beneficios que aporta al desarrollo del niño en sus
diferentes aspectos y en especial al desarrollo de la
creatividad, se encuentra en estrecha coincidencia con los
objetivos que plantea Piaget para la educación:

El principal objetivo de la educación es crear hombres que


sean capaces de hacer cosas nuevas, no solamente de repetir
lo que han hecho otras generaciones; hombres que sean
creativos, inventivos y descubridores. El segundo objetivo de
la educación es formar mentes que puedan criticar, que
puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrezca.

IMPORTANCIA DE LA EXPRESIÓN PLÁSTICA EN EL


DESARROLLO DEL NIÑO
Indudablemente, desde el punto de vista educativo, lo que
más nos interesa es el efecto que el proceso creador produce
en el niño, en la maduración de la persona.

“Aquello que enriquece al niño en su capacidad creativa no es


la obra creadora, sino su proceso creador; es decir, ese
suceder continuo de decisiones, de toma de postura ante un
diálogo abierto con aquello que se está creando. Esto es lo
que le afianza en su personalidad. ¿Y no es acaso esto la base
de partida de toda educación? Lo que no queda plasmado en
el papel, aquello que no se puede elogiar como obra maestra,
puesto que no se ve ni se oye, es importante porque ha
quedado plasmado en lo más profundo del ser, y es el
alimento de sus raíces que ha sido engendrado durante el
proceso creativo”.

En la educación artística, “el arte es utilizado nada más que


como un medio y no como un fin en sí mismo. El propósito de
la educación por el arte es usar el proceso de creación para
conseguir que los individuos sean cada vez más creadores, no
importando en qué campo se aplique esa capacidad.
La introducción de la educación artística en los primeros años
de la infancia podría muy bien ser la causa de las diferencias
visibles entre un hombre con capacidad creadora propia y otro
que, a pesar de cuanto haya sido capaz de aprender, no sepa
aplicar sus conocimientos, carezca de recursos o iniciativa
propia y tenga dificultades en sus relaciones con el medio en
que actúa. Puesto que el percibir, el pensar y el sentir se
hallan igualmente representados en todo proceso creador, la
actividad artística podría muy bien ser el elemento necesario
de equilibrio que actúe sobre el intelecto y las emociones
infantiles”.

Y Paul Chauchard añade: “En una cultura auténtica que


considera como indispensable la formación humana, la
creación del joven y la recreación del adulto deformado, la
belleza aparecerá como armonización equilibradora de sí
mismo, fuente de lo que nos es más necesario: la paz interior,
el gozo en el recurso a nosotros mismos, la lucidez que no es
egoísmo, sino descubrimiento de nuestra dimensión
comunitaria, que nos obliga a comunicar auténticamente”

“Es posible comprender ahora hasta qué punto la educación


estética no es cosa superflua, sino por el contrario, un medio
esencial de formación de sí con fidelidad a lo que uno es... un
medio para conocer lo que se es y para ejercitarse en dirigir
la propia conducta. No es pues, una especialidad consagrada
al dibujo o a la estética, es una modalidad particularmente
importante de formación de la voluntad y de control propio, a
condición de que se haya comprendido que el voluntarismo es
lo contrario de la voluntad”.

El autor pudo constatar que el proceso creador proporciona al


que lo realiza gran satisfacción personal. Una satisfacción
equilibradora que armoniza al individuo consigo mismo,
estableciendo las bases necesarias para su maduración e
integración social. Asimismo, la persona que experimenta un
proceso de creación, desarrolla hábitos y pautas creativas que
luego hará extensibles a otros contextos y situaciones. De ahí
su importancia.

Conclusiones

Se requiere todavía que el lugar del arte dentro de la


educación (preescolar, escolar, familiar y social) tenga la
importancia que merece, sobre todo si se toma en cuenta que
se podrán favorecer grandemente el presente y el futuro del
niño y del adolescente en cualquier ámbito en que éstos se
desenvuelvan, a través de las vivencias que les proporcionará
el arte en edades tempranas.

Como ha quedado expuesto, el arte es una alternativa


sumamente valiosa dentro de la educación, ya que las
experiencias que el niño viva a través de la pedagogía
artística infantil y que el adolescente tenga la fortuna de
adquirir gracias a un profesor sensible que estimule su
creatividad afectarán positivamente otras esferas de su
actividad dentro del medio ambiente escolar y familiar,
logrando con esto mejores capacidades y habilidades para
enfrentarse a los problemas y situaciones que se les
presenten, lo que implica un mejor desarrollo de su
pensamiento, su imaginación, su socialización y su capacidad
creadora.

La educación artística aún tiene que hacer un gran recorrido


dentro de nuestro medio para lograr el reconocimiento que
merece y que repercutiría de manera positiva en un desarrollo
más completo de los educandos, por lo que deberá procurarse
su integración a la educación como un área imprescindible en
la formación del niño y del adolescente.
LECTURA N°6
LA CREATIVIDAD: IMPÓRTANCIA Y
DESARRÓLLÓ Miguel García Cordoba
A la hora de abordar el tema de la creatividad es
importante partir de una idea clara de lo que este concepto
significa. Son muchos los autores y estudiosos que han
abordado este tema. Veamos que es la creatividad para
alguno de ellos y saquemos a partir de ahí nuestras propias
conclusiones: “La capacidad creadora es definida como un
comportamiento constructivo, productivo, que se
manifiesta en la acción o en la realización...debe ser,
básicamente, una contribución del individuo.” (Lowenfeld,
1947)

“La creatividad es la capacidad para engendrar algo nuevo,


ya sea un producto, una técnica, un modo de enfocar la
realidad....la creatividad impulsa a salirse de los cauces
trillados, a romper convenciones, las ideas estereotipadas,
los modos generalizados de pensar y actuar”. (Gervilla,
1986)

Vemos la coincidencia en las diferentes definiciones al


considerar la creatividad como una capacidad de
generación de modos y comportamientos de búsqueda, de
caminos, de enfoques diferentes, que lleven a soluciones
distintas a las habituales.

La creatividad va asociada a otros conceptos,


fundamentalmente los de curiosidad e inconformidad.
Inevitablemente, un individuo debe buscar para encontrar,
debe sentirse atraído, no sólo por la consecución de un fin
determinado sino por el proceso de exploración de
posibilidades para iniciar la investigación de los distintos
caminos.
La persona curiosa no solamente desea saber sino que
disfruta con la búsqueda de esos conocimientos. Podemos
considerar pues, la curiosidad como un motor necesario
para el proceso creativo. El pensamiento creativo precisa
necesariamente de la curiosidad para ponerse en marcha,
por lo que podemos decir que un individuo creativo ha de
ser de forma paralela, un individuo curioso.

En este sentido, podemos decir que todos los niños poseen


una curiosidad innata, necesaria para su desarrollo. Sus
búsquedas, exploraciones y a menudo interminables
preguntas están destinadas a saciar su lógica sed de
compresión de cuanto les rodea. Por ello no es necesaria
una motivación especial para que un niño se comporte de
forma creativa; debemos preocuparnos más por evitar las
posibles restricciones que el ambiente o el entorno puedan
imponer a los caminos de exploración e indagación natural
del niño.

Otro de los conceptos que a menudo se asocia con


creatividad es el de inconformismo. Efectivamente, ha de
existir en lo mental más que en lo social, la necesidad de
salir de los caminos habituales y de encontrar soluciones
distintas a las cotidianas para llegar a procesos y
soluciones creativas.

Lowenfeld nos habla de este tema con cierto miedo al


plantear los términos de conformidad e inconformidad,
preocupado con que en nuestro fomento del pensamiento
creativo promovamos actitudes que impliquen la salida del
niño del contexto normativo social básico.

Por ello hace hincapié en diferenciar entre inconformismo


mental como búsqueda de caminos y soluciones distintas
de los habituales para problemas concretos, e
inconformismo social como desacuerdo con las normas
“elementales” de comportamiento del individuo,
entendiendo estas como las que nos permiten la
coexistencia organizada y que son susceptibles de ser
cambiadas por aquellos a quienes afectan.

El pensamiento creativo.

A partir de 1950, Guilford comenzó a forjar una teoría


sobre la estructura del funcionamiento intelectual que
aún hoy, en sus propuestas fundamentales, sigue siendo
aceptada.

Propone Guilford (1959) que en el proceso mental hay


cinco operaciones diferentes que serían conocimiento,
memoria, producción convergente, producción
divergente y evaluación. La creatividad estaría
directamente asociada al pensamiento divergente. Este,
a diferencia de la producción convergente, ante una
pregunta o problema plantea varias soluciones posibles y
no una respuesta concreta y específica como el proceso
convergente. Esta estructura hace que los problemas
planteados sean observados desde diferentes puntos de
vista, implicando una actividad mental dinámica y por
tanto imaginativa.

Lógicamente, hay preguntas y problemas que se prestan


a ser resueltos mediante procesos convergentes
mientras otros son más apropiados para la forma
divergente: ¿Qué colores forman el círculo cromático? o
¿Cuál es el aglutinante en la pintura al óleo? serían
cuestiones conceptuales con una respuesta concreta; sin
embargo propuestas de tipo expresivo o afectivo
permiten, en el campo de la plástica, poner en marcha
procesos dinámicos y flexibles de tipo divergente.

La creatividad también se relaciona con dos factores,


considerados de forma generalizada como parte
integrante del pensamiento creador. Por una parte el
llamado “factor de fluidez” que no es otra cosa que la
capacidad para concebir un número importante de ideas
en relación a un tema determinado.
En este sentido está enfocado el test de los círculos, en
el que, a partir de una serie estas figuras debemos
superponer o realizar dibujos basados en su contorno.
Otro factor sería el de la “flexibilidad de pensamiento”,
es decir la capacidad para variar el enfoque que se hace
de un problema ofreciendo por tanto respuestas o
soluciones diferentes a las habituales. Este factor está
directamente relacionado con el pensamiento divergente.

Cuando proponemos a un grupo de alumnos que asignen


usos diferentes a un objeto determinado, lo normal es
que la mayoría de las respuestas se sitúen en un
contexto más o menos rígido, directamente relacionado
con el uso habitual de dicho objeto o con sus
características más destacadas u obvias. Pero siempre
habrá propuestas en las que haya una modificación
sustancial del uso del objeto, no relacionado con los
tópicos generales. Esas propuestas reflejarán la
flexibilidad de pensamiento a la que hacíamos referencia.

Eisner (1995) distingue cinco conductas creadoras que


se manifiestan tanto en el ámbito artístico como en otras
tareas o funciones desempeñadas por el ser humano:1.
La ampliación de límites determinados por la cultura de
contexto, rompiendo los usos definidos de los objetos,
reutilizándolos en distinto contexto y con distinta
función. Coincidiría con el ya comentado factor de
flexibilidad .2 - La invención, entendida como la
reutilización de lo ya conocido, no solamente ampliando
los límites definidos, sino llevando a cabo una
reorganización, una reestructuración, que le lleva a
generar nuevos objetos que, a su vez pueden llegar a
generar nuevos límites.3 - La ruptura de límites,
entendida como “el rechazo o revocación de
concepciones aceptadas y la problematización de lo
dado”. En este tipo de conducta juegan un papel
especialmente activo la intuición y la imaginación. Sería
la conducta más relacionada con la creación artística del
arte moderno. 4- Organización estética, entendida como
el reordenamiento de formas ya existentes con fines de
mejora visual o compositiva.

Para Tatarkiewick (1993) el elemento que define lo


creativo es la novedad, sin embargo, no siempre que
aparece ésta se está ante un acto creativo. Matiza el
concepto, graduándolo en función del grado de actuación
sobre el objeto tratado, si afecta a la totalidad a parte de
ella; aspectos cualitativos como aquellos en los que ha
residido lo novedoso, si ha sido el estilo, el método, la
técnica…; el origen, pues la novedad puede surgir del
azar, de la intención específica, de forma espontánea o
medida…; y por último los efectos que la novedad puede
generar, pues puede ser neutra o anodina, o afectar a un
grupo humano amplio.

La creatividad en la escuela

Sabemos que la escuela actual centra sus esfuerzos de


forma evidente sobre los aspectos convergentes del
pensamiento. Incluso cuando se llevan a cabo
propuestas o planteamientos destinados a impulsar el
potencial creativo de los niños, las actividades suelen
estar equivocadamente apoyadas sobre estructuras que
necesariamente inciden de nuevo sobre los aspectos
convergentes, generando resultados quizá estéticamente
llamativos pero no efectivamente creativos.

Lowenfeld basó sus trabajos de investigación del dibujo


infantil precisamente en el desarrollo de la capacidad
creadora. Y ¿por qué este afán en desarrollar esta
capacidad? El mismo autor nos da respuesta: el
desarrollo creativo es más fácilmente estimulable desde
la plástica por las características expresivas intrínsecas a
este campo, así como por la ausencia de límites previos
en el ámbito de la expresión plástica infantil. El
desarrollo de la creatividad en este espacio llevará
consigo un desarrollo creativo global en todos los
ámbitos de actuación del individuo, con lo que esto
supone para su formación, desarrollo y crecimiento
personal.

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