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Absolutista
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En sintonía con los desarrollos de Perry Anderson34 y podemos decir que las crisis del XIV y
XV pusieron de manifiestos los límites del modo de producción feudal. Una de las resultantes
de ese proceso fue en el silgo XVI la aparición del Estado Absolutista de Occidente. Las
monarquías centralizadas de Francia, España e Inglaterra representaron una ruptura con la
formación piramidal de la sociedad del Medioevo.
El feudalismo como modo de producción se definía originariamente por una unidad orgánica
de economía y política, paradójicamente distribuida en una cadena de soberanías
fragmentadas a lo largo de toda la formación social. El señor feudal debía aprestar servicios a
un señor supremo que reclamaba el derecho sobre la tierra. El poder de clase de los señores
quedó debilitado por la desaparición gradual de la servidumbre. El resultado fue un
desplazamiento de coerción política en un sentido ascendente hacia una cima centralizada y
militarizada es decir el Estado Absolutista.
Con el desarrollo de las relaciones mercantiles, la disolución de los lazos primarios entre la
explotación económica y la coerción político legal condujo no sólo a una creciente proyección
de esta última sobre la cúspide monárquica dl sistema social, sino también a un
fortalecimiento compensatorio de los títulos de propiedad que garantizaban aquella
explotación.
El efecto final de redistribución del poder social de la nobleza fueron la maquinaria del estado
y el orden jurídico absolutistas, cuya coordinación habría de aumentar la eficacia del dominio
aristocrático al reducir a un campesinado no servil a nuevas formas de dependencia y
explotación. Los estados monárquicos del renacimiento fueron ante todo y sobre todo
instrumentos modernizados para el mantenimiento del dominio nobiliario sobre las masas
rurales. La ciudad era el escape de la dominación de las clases dominantes rurales36 .
Los años entre 1450 y 1500 dieron sus primeros pasos las monarquías absolutas unificadas
de Occidente y fueron años de superación de las crisis de la economía feudal gracias a una
nueva combinación de los factores de producción entre los que por primera vez incidieron los
primeros avances tecnológicos: la minería, la producción monetaria, los cañones de bronce, la
imprenta, los galeones de tres mástiles, las conquistas ultramarinas.
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Corresponde a los puntos 2.4 y 2.5 del programa
34
Anderson Perry, El Estado Absolutista, editorial siglo XXI, Madrid, 1984.
35
Anderson Perry, El Estado Absolutista, editorial siglo XXI, Madrid, 1984, pp. 15-25
36
Anderson Perry, El Estado Absolutista, editorial siglo XXI, Madrid, 1984, pp. 15-25
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Del caos de la guerra de las Dos Rosas, La Guerra de los Cien Años y de la segunda guerra
Civil de Castilla nacen las primeras monarquías. Era el reagrupamiento feudal contra el
campesinado tras la disolución de la servidumbre pero existía un ingrediente importante que
era la burguesía urbana que tras una serie de avances tecnológicos y comerciales estaba
desarrollando ya las manufacturas preindustriales en un volumen considerable.
El orden estatal era cada vez más feudal y la sociedad se hacía cada vez más burguesa. Es
tiempo del resurgimiento del derecho romano que traía la concepción distintiva de una
propiedad privada absoluta e incondicional.
La voluntad del príncipe tiene fuerza de Ley y éste era el ideal de las monarquías
renacentistas. La idea de que los príncipes y soberanos estaban libres de obligaciones
legales propició las bases jurídicas para anular los privilegios medievales, ignorar los
derechos tradicionales y someter las libertades privadas.
El auge de la propiedad privada desde abajo se vio equilibrado por el aumento de la autoridad
pública desde arriba, encarnado en el poder del monarca. Los legistas de España, Francia,
Alemania romanizaron los sistemas jurídicos de Europa durante el Renacimiento. La
transformación del derecho mostraba la inevitable distribución del poder entre las clases
poseedoras de la época. El absolutismo acogió al derecho romano sirviéndose de él.
El principal efecto de esta adopción del derecho romano fue el reforzamiento del dominio de
la clase feudal tradicional. La aparente paradoja de este fenómeno quedó reflejada en toda la
estructura de las monarquías absolutas. Las nuevas estructuras eran el ejército, los
impuestos, diplomacia, comercio y la burocracia.
Las cargas impositivas recaían sobre el pueblo la clase señorial estaba exenta de ello. Esto
produjo rebeliones y revueltas. Las funciones del Absolutismo no se redujeron a su sistema
de impuestos y de cargos. El mercantilismo alentaba la exportación de bienes a la vez que
prohibía la de metales preciosos y de moneda. El mercantilismo era la teoría de intervención
del estado político en el funcionamiento de la economía en interés a la vez de prosperidad de
ésta y del poder de aquel. La guerra y el comercio no fueron las únicas actividades externas
del Absolutismo, su otro interés fue la diplomacia. El mecanismo supremo de la diplomacia
era el matrimonio.
En la lucha contra sus rivales las monarquías tenían un gran interés en acumular metales
preciosos y promover el comercio bajo sus banderas. La centralización económica el
proteccionismo y la expansión ultramarina engrandecieron al último Estado feudal, a la vez
que proporcionaba oportunidades a las burguesías. Era un Estado basado en la supremacía
social de la aristocracia y limitado por los imperativos de la propiedad de la tierra. La nobleza
podía depositar el poder en la monarquía y permitir el enriquecimiento de la burguesía.
El Absolutismo en el Este37 La gran crisis de Europa en los siglos XIV y XV produjo una
violenta reacción feudal al este del Elba. La represión señorial aumentó en el siglo XVI. La
resultante fue en Prusia y en Rusia un Absolutismo coetáneo del Occidental pero su origen
muy distinto. El Estado Absolutista del Oeste fue un aparato político reorganizado de una
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Anderson Perry, El Estado Absolutista, editorial siglo XXI, Madrid, 1984, pp. 98
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clase feudal que había aceptado la conmutación de cargas. Fue una compensación por la
desaparición de la servidumbre viendo como crecía el poder económico de las ciudades que
no dominaba por completo y al cual se iba adaptando.
Por el contrario en el este fue represivo por el poder feudal que acaba de reprimir al
campesinado, aniquilando sus tradicionales libertades comunales. De este modo, afianzó el
poder feudal limpio como estaba de la competencia de las ciudades o resistencias
autónomas.
Pero esta reacción feudal con la lucha interna de clases y con su resultado la servidumbre del
campesinado, no explica por sí sola la aparición de un tipo distinto de Absolutismo. En
Polonia tierra clásica de la segunda servidumbre. Nunca surgió un Estado Absolutista lo cual
le costó a la nobleza la pérdida de su existencia nacional. Hungría se resistía también. En
Rusia la implantación de la servidumbre y el Absolutismo estuvieron más estrechamente
ligados.
Como las relaciones serviles de producción entrañan una fusión inmediata de la propiedad y
de la soberanía del señorío y del dominio de la tierra, no había nada sorprendente. Eran
estados como los de Alemania del Este, Hungría y Polonia. Para explicar el posterior ascenso
del Absolutismo es necesario insertar al proceso de la segunda servidumbre dentro de un
sistema internacional de estados del último período de la Europa Feudal. Tampoco se puede
otorgar a las economías avanzadas del oeste la responsabilidad señorial del Este. De hecho
aunque la intensificación de la explotación del cereal en Alemania Oriental o en Polonia no
jugó ningún papel en su posterior desarrollo en Bohemia y en Rusia.
Las economías mixtas occidentales del período de transición que combinan una cultura feudal
semi monetarizada y postservil con enclaves de capitales mercantil y manufacturero, carecían
de fuerza. El comercio exterior representaba un porcentaje menor de la economía de los
países. Salvo Holanda y Venecia. Así que no es posible ver al Este del Elba como una
comunidad integrada al circuito de Europa Occidental con una economía colonial.
Esto no quiere decir que las estructuras estatales del Este no estuvieran en relación al Oeste.
La interacción internacional siempre se dio pero en un marco político y no en el económico
precisamente porque era un modo de producción basado en la exacción extraeconómica: su
forma de expansión era la conquista y no el comercio. El desarrollo del feudalismo tenía su
origen en las armas entre las diferentes regiones del continente. La mediación entre Oeste y
Este era militar.
El absolutismo Oriental estuvo determinado por las condiciones impuestas por sistema
político internacional en cuyo seno estaban integradas objetivamente las noblezas de toda la
región. El desarrollo desigual del feudalismo los obligó a igualar las estructuras estatales de
occidente antes de haber alcanzado un estadio de transición económica hacia el capitalismo.
También estuvieron en este proceso las luchas de clases dentro de las formaciones sociales
del Este.
La razón interna más fundamental del absolutismo del Este radica sin embargo en el campo y
su represión estaba dirigida al campesinado. El siglo XVII fue una época de caída de los
precios y disminución de la población en la mayor parte de Europa. En el Este la crisis y las
guerras habían hecho decaer la mano de obra. La clase terrateniente del Este trataba de
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detener el movimiento de los campesinos y adherirlos a la tierra más que fijar el nivel de
cargas que debían pagar.
La ascensión del Estado Absolutista en el Este en el siglo XVII respondía en último término al
miedo social; su aparato coactivo político-militar era la garantía de estabilidad de la
servidumbre. Había así un orden interno del absolutismo del Este que complementaba su
determinación exterior: la función del Estado centralizado consistía en defender la posición de
clase de la nobleza feudal contra sus rivales del exterior y sus campesinos del interior. De allí
la urgencia de una unidad política.
Los rasgos característicos del Absolutismo en el Este son dos, claramente interrelacionados.
La primera es la guerra, como uno de los factores más importantes y en el Oeste y Prusia
quizá su más claro exponente. Fue un subproducto de la máquina militar. Los movimientos
geográficos del Este eran mucho mayores e importantes que los del Oeste. La segunda
característica es la naturaleza de la relación funcional entre los propietarios feudales y las
monarquías absolutas.
Los profesionales podían comprar sus cargos si podían pagar las sumas para adquirir su
posición. La naturaleza mercantil de la transacción era por supuesto un indicio de relación
interclasista establecida entre la aristocracia dominante y su Estado. La unificación por medio
de la corrupción y no de la coacción produjo un absolutismo más suave y avanzado. En el
Este no había una burguesía urbana que pudiera modificar el carácter del Estado absolutista,
el cual no fue atemperado por un sector mercantil. La venta de cargos resultó por lo tanto
impracticable. Los principios feudales puros habían de dirigir la construcción de la maquinaria
estatal. El mecanismo de una nobleza de servicio fue el correlato de la venta de cargos
occidentales.
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Corresponde al punto2.5 del programa. Para este apartado se sigue el texto de Bianchi Susana,
Historia social del mundo occidental. Del feudalismo a la sociedad contemporánea, Buenos Aires,
Editorial Universidad Nacional de Quilmes 2005
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distintos grados de éxito. En rigor, la coincidencia con el modelo nunca fue total por la
existencia de poderosos obstáculos. Cuerpos como los Estados Generales (que
representaban a los tres órdenes: el clero, la nobleza y el estado llano), en Francia; las
Cortes, en España; el Parlamento, en Inglaterra, constituían límites al poder real.
Estos cuerpos estaban todavía muy lejos de ser instituciones representativas de carácter
moderno, por el contrario, tenían aún un fuerte espíritu medieval y constituían, en última
instancia, la institucionalización del "consejo" que los vasallos debían prestar al señor. Aún la
designación de Pares dada a la alta nobleza guardaba la memoria de la imagen del rey como
el "primero entre los iguales". En este sentido, constituían un fuerte obstáculo a la
consolidación del absolutismo.
Es cierto que, a lo largo del siglo XVI, las monarquías se impusieron sobre esos cuerpos: en
Francia, los últimos Estados Generales, antes de la Revolución Francesa (1789), se reunieron
en 1615; en España, antes de las guerras napoleónica, las últimas corres se reunieron en
1665; en Inglaterra, la corona disolvió al Parlamento en 1629. Pero no podía borrarse
fácilmente la larga tradición que señalaba que el monarca debía gobernar con el consejo de
los grandes nobles, de los pares del reino.
Pero los límites al Estado absolutista también se debieron a las resistencias que partían de la
sociedad: nobles que pugnaban ante la pérdida de su poder político, pero fundamentalmente
campesinos sublevados y burguesías que resistían a favor de las autonomías urbanas. Henry
Kamen distinguirá tres tipos de sublevaciones: revueltas urbanas, revueltas campesinas y
bandolerismo social, aunque en muchas ocasiones estos actores podían unirse en un solo
movimiento. En 1548, por ejemplo, estalló la "gran sublevación" de la Guyena que unió a
10.000 campesinos. Ante un nuevo impuesto que cargaba la sal, elemento vital para la
economía doméstica, los sublevados pusieron en fuga a los recaudadores reales y sitiaron las
ciudades en las que se refugiaron; algunas de estas ciudades, como Burdeos, incluso fueron
tomadas y los cuerpos destrozados de los recaudadores arrojados al río.
Esta sublevación campesina puede considerarse un "modelo" ya que presentó todos los
elementos que caracterizaron las revueltas posteriores, incluso fuera de Francia: malestar
social, fiscalidad en aumento (tallas y diezmos), frente unido de aldeas en lucha, cabecillas de
diferente extracción social, hostilidad a la burguesía y a la ciudad en su conjunto y, por último,
represión de la corona.
Algunos movimientos rebeldes se organizaron democráticamente, tomando las decisiones en
asambleas participativas, llamándose "hermanos" entre ellos y prohibiendo toda
discriminación religiosa, en un mundo que se sacudía por las guerras de religión. Tenían
como principio "no matar, incendiar, ni robar" en las aldeas o ciudades a donde ingresaban,
oponiéndose así al hacer de los soldados del Estado.
El descontento popular también se expresaba en el recurso a la delincuencia: el bandolerismo
que podía ser aristocrático o popular. En sí mismo no producía crisis pero era el producto de
ella. En el caso del feudalismo aristocrático su objetivo era plantear un reto puramente feudal
al estado. El bandolerismo popular solía originarse como protesta contra la miseria y parece
haber florecido más en los momentos de crisis económica. Pero siempre contaron con la
simpatía y el apoyo local por practicar la redistribución de la riqueza entre los pobres y un
fuerte culto al héroe al mismo tiempo.
También las burguesías resistieron. Dentro de ese "feudalismo reorganizado" que fue el
Estado absoluto, la burguesía también pudo consolidar sus posiciones, dentro de los límites
que imponía una sociedad mayoritariamente rural. El crecimiento del comercio a través de las
empresas coloniales y las compañías mercantiles, el desarrollo de las manufacturas, las
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nuevas formas de inversión creadas por el mismo Estado fueron los medios por los que la
burguesía pudo imponer al dinero, cada vez más, como medida de la riqueza.
En este sentido, el resurgimiento del derecho romano también puede vincularse con el
ascenso de la burguesía. En efecto, ésta había puesto en marcha un tipo de economía que
difícilmente se ajustaba al viejo derecho consuetudinario. En cambio, el derecho romano
proporcionaba principios, como el de propiedad privada absoluta, que se ajustaba más
adecuadamente a sus actividades.
Pero el Estado absolutista también imponía límites. Dentro de una concepción centralizada
del poder no había márgenes para ningún tipo de autonomía, ni para los señoríos, ni para las
ciudades. De allí, las sublevaciones burguesas en defensa de los privilegios urbanos. Pero
también dentro de las ciudades, el abuso de poder de las oligarquías urbanas era factor de
conflicto: artesanos y pequeños comerciantes exigían una mayor participación. En estas
revueltas, como en el caso de las sublevaciones campesinas, el conflicto social estaba
presente pero el componente político constituía su signo distintivo. Por su propia naturaleza
las revueltas urbanas eran más frecuentes y más breves que las campesinas.
Los resultados de estas resistencias sociales señalaron caminos divergentes para las
monarquías en Francia y en Inglaterra. En Francia, el movimiento conocido como "La Fronda"
(de inspiración burguesa), que estalló en París a partir de 1648, y que pronto se extendió a
otras provincias, sumó distintas protestas: desde las resistencias de la nobleza ante el
aumento del poder monárquico hasta el descontento generalizado de campesinos, burguesía
y sectores populares urbanos por los altos impuestos destinados a saldar las deudas
contraídas durante la Guerra de los Treinta Años. El movimiento que finalmente fue sofocado
por los ejércitos reales, dio como resultado que el poder del rey quedó indudablemente
fortalecido.
En Inglaterra, en cambio, el proceso fue inverso. Los intentos de implantar una monarquía
absoluta durante los reinados de Jacobo I y de Carlos I (sumados a los conflictos religiosos)
provocaron una agitación social que desembocó en una guerra civil, en la que Carlos I fue
derrotado, tomado prisionero y ejecutado (1648). Fue una lucha por el poder político,
económico y religioso, emprendida por la burguesía, en defensa del libre desarrollo del
capitalismo.
¿Qué había sucedido para que la burguesía liderara una revolución que transformara el
sistema imperante? En los períodos anteriores la producción campesina había comenzado a
venderse fuera de la aldea; los hilanderos y agricultores se convertían en productores de
mercancías para el mercado nacional; algunas áreas se especializan y comienza la división
del trabajo; la moneda domina las relaciones entre trabajador y patrón; la tierra se convierte
en un espacio de inversiones de capital. Surge una clase de agricultores capitalistas
(oligarquía) interesada en obtener ganancias y prestigio social.
Pero la estructura de la sociedad era todavía esencialmente feudal y lo mismo sus leyes e
instituciones; el centro activo de esta sociedad feudal era la corte, la más grande de todos los
terratenientes. La nobleza no estaba acostumbrada a hacer producir sus posesiones y los
manejos capitalistas del mercado los habían puesto en una situación desfavorable. Debían
reaccionar para evitar el crecimiento de un mercado que los estaba dejando afuera y el poder
del Estado se utilizó con ese fin.
¿Por qué motivos, para Perry Anderson, el Estado absolutista es una especie de
caparazón que protege al feudalismo?
La formación del Estado absolutista en Occidente, tiene como condición inicial fortalecerse
políticamente y como presupuestos esenciales: un marco ideológico, para este caso la teoría
del „‟origen divino del poder‟‟ que le daba la Iglesia, luego un marco legal proveniente del
resurgimiento del derecho romano. Seguidamente la idea del estado soberano implica
burocracia, diplomacia y poderío militar regular (aunque fuera mercenario y extranjero), es
decir, capacidad de recaudación y capacidad para ejercer la violencia sobre determinado
territorio (con ello la capacidad de reprimir las frecuentes revueltas campesinas que
amenazan con desbordar la clase propietaria rural) a lo que sumamos la posibilidad de
establecer rupturas y alianzas en el ámbito de los Estados.
Este crecimiento del poder estatal, sobre todo de carácter político, no implica su correlato en
el orden económico con respecto a la nobleza, ni cambia la forma de propiedad, aunque ya
nos encontramos con una burguesía no suficientemente poderosa, pero si importante como
para reclamar con fuerza al Estado. El estado absolutista adquiere este carácter dual por un
lado proteger la propiedad privada y privilegios nobiliarios y por otro consolidar los intereses
de las clases mercantiles y manufactureras.
A ello se debe sumar que determinadas alianzas políticas que vincularon el imperio al
papado, frente a los intereses de numerosos príncipes y nobles (sobre todo alemanes y
holandeses), es fácil ver que estaba el terreno abonado para que estallara una revolución
dentro de la Iglesia. Pero aún hay, además, otra cuestión de fondo que, al menos desde un
punto de vista teológico, es más interesante: si en sus inicios el cristianismo apelaba a la
revelación como fuente de creencia, conforme el período de formación de la Iglesia, su etapa
heroica, fue alejándose en el pasado, la revelación se hizo, cada vez más, escritura.
Pero toda escritura admite ser leída de múltiples formas, de modo que el poder eclesiástico se
erigió en el intérprete de esa escritura, más aún, fueron las instituciones eclesiásticas
quienes, a partir de un momento dado, habían decidido qué libros eran sagrados y cuáles no.
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Corresponde al punto 2.6 del programa
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En base a presentación ppt en www.slideshare.net y en www.hechohistorico.com.ar/Archivos
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Ese poder de las instituciones eclesiásticas para interpretar, en exclusiva, las Escrituras, es
ahora cuestionado. Por todas estas razones surge la reforma, reforma que son realmente dos:
primero la reforma protestante encabezada por el monje alemán Lutero y luego la
contrarreforma llevada a cabo en la propia Iglesia católica. La Iglesia de Occidente, de
obediencia a Roma, quedó, a partir de entonces, definitivamente escindida.
Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con
respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de
Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que sería
su doctrina sobre la salvación sólo por la fe. Este documento es conocido como Las 95 tesis
de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma Protestante.
Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta y Lutero se
convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la Iglesia Católica. En
algunos lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la misma Iglesia
Católica.
Por sus 95 tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión de Alemania contra
lo que ellos consideraban prepotencia de la Iglesia Católica. Lutero arriesgaba además su
vida, ya que podía ser declarado hereje por la jerarquía eclesiástica y ser condenado a la
hoguera.
¿Será entonces, Lutero el iniciador de la Reforma, como consecuencia de la cual gran parte
del mundo cristiano europeo ya no reconoce la autoridad del Papa? Las tesis que le llevan a
romper relación con el papa son:
A Lutero41 le siguieron otros numerosos reformadores entre los que cabe destacar: Ulrico
Zuinglio (que funda una secta radical y humanista). Calvino que va a crear un Estado
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Martín Lutero Teólogo alemán cuya ruptura con la Iglesia católica puso en marcha la Reforma protestante
(Eisleben, Turingia, 1483-1546). Contrariando la voluntad de sus padres, Martín Lutero se hizo monje agustino en
1505 y comenzó a estudiar Teología en la Universidad de Wittenberg, en donde se doctoró en 1512. Siendo ya
profesor comenzó a criticar la situación en la que se encontraba la Iglesia católica: Lutero protestaba por la
frivolidad en la que vivía gran parte del clero (especialmente las altas jerarquías, como había podido contemplar
durante una visita a Roma en 1510) y también el que las bulas eclesiásticas -documentos que teóricamente
concedían indulgencias a los creyentes por los pecados cometidos- fueran objeto de un tráfico puramente
mercantil. Las críticas de Lutero reflejaban un clima bastante extendido de descontento por la degradación de la
Iglesia. Lutero defendió la doctrina del «sacerdocio universal», que implicaba una relación personal directa del
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teocrático en Ginebra. Thomas Munzer, fundador de la secta de los anabaptistas, que crean
una sociedad de tipo comunista y son perseguidos por todas las demás iglesias, reformadas o
no. Y el rey Enrique VIII, que se puso a la cabeza de la Iglesia de Inglaterra, provocando el
cisma anglicano.
individuo con Dios en la cual desaparecía el papel mediador de la Iglesia, privando a ésta de su justificación
tradicional; la interpretación de las Sagradas Escrituras no tenía por qué ser un monopolio exclusivo del clero, sino
que cualquier creyente podía leer y examinar libremente.
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La división religiosa
Fuente www.historyteacher.net/EuroCiv
La Ilustración considerada por muchos como una corriente filosófica francesa, tiene
claramente una inspiración británica. Sin embargo, sus figuras más importantes serán en
buena parte un grupo de pensadores franceses (Les philosophes), entre los que destacan
Diderot, D´Alembert, Voltaire, Montesquieu y Rousseau.
Todos estos pensadores tienen ideas muy diferentes, pero globalmente coinciden en la
valoración de la inteligencia humana, de la razón, como instrumento que puede desvelar los
secretos de la naturaleza y proporcionar técnicas que mejoren no sólo las condiciones
materiales de la humanidad, sino también hacer mejores éticamente a los humanos.
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Corresponde al punto 2.7 del programa
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En base a www.isftic.mepsyd.es/w3/eos/MaterialesEducativos
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Montesquieu, es conocido sobre todo como el autor de una de las obras más influyentes del
pensamiento político contemporáneo, „El espíritu de las leyes‟ (1748), obra en la que, entre
otros muchos asuntos, pasa revista a las diferentes formas de organización política existentes
en el mundo. En concreto, al tratar las modernas leyes inglesas (en el capítulo VI “De la
constitución de Inglaterra”), hará una defensa inequívoca de la necesidad de que los
diferentes poderes de un Estado, tres según su concepciones políticas, (poder legislativo,
poder ejecutivo y poder judicial), no se encuentren nunca en manos de la misma persona u
organismo, sino separados, de forma que unos sirvan para frenar los posibles abusos de los
demás. De esta forma se evita caer en la tiranía. Su teoría del equilibrio de poderes no sólo
influirá en los redactores de la Constitución francesa de 1791, sino que ya antes puede
detectarse su influencia en quienes como Thomas Jefferson dirigieron el proceso de
independencia y participaron en la redacción de la Declaración de derechos del estado de
Virginia y de la Constitución de los Estados Unidos de América en 1789.
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ibídem
45
ibídem
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hoy la base de nuestras modernas democracias. Rousseau cree en los llamados derechos
naturales del hombre. Según Rousseau los hombres nacen libres e iguales en derechos, pero
a lo largo de la historia los diferentes regímenes políticos han corrompido a los hombres. Es
hora, según Rousseau, de fundar un nuevo sistema político que se base en esa igualdad de
derechos, en la soberanía nacional.
¿Por qué motivos podemos decir que la Reforma del siglo XVI y la Ilustración del XVIII
apuntan a una valorización del individuo?
Como punto inicial la Reforma implicó para el hombre común una concepción de su relación
con Dios, que ya no dependía absolutamente de una institución ecuménica como la Iglesia;
significó la aparición de iglesias nacionales alineadas a sus monarquías, a la vez que permitía
la íntima interpretación de los textos sagrados, lo que no dejaba de ser una especie de
libertad de pensamiento.
Este tipo de proceso no fue tan exitoso en el campesinado como en las clases urbanas; las
distintas corrientes de la Reforma, confluyeron en volver agradable a Dios. El éxito personal
en este mundo, a la vez ayudó al desarrollo de las nacionalidades, que muchas veces tomó
forma de conflictos religiosos.
Como segundo punto La Ilustración se estableció en un clima de ideas que provenían del
siglo anterior, que significaban nuevas actitudes frente al conocimiento: se debía indagar y
experimentar en la naturaleza para „‟explicarla„‟. Los Ilustrados fueron adalides de la razón
como fuente de conocimiento y la racionalidad como medio, de allí su concepción natural del
hombre, contra toda superstición que intentara influenciar su conducta. El que tenia derechos
y deberes (Locke), era un ser político y por lo tanto con derecho a la soberanía, a reclamar y a
establecer contratos que nacieran de la voluntad general.
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REFERENCIA EN BIBLIOGRAFÍA
BIANCHI SUSANA, Historia social del mundo occidental. Del feudalismo a la sociedad
contemporánea, Buenos Aires, Editorial U. N. Q., Bernal 2005
DUBY, GEORGE “Las estructuras sociales”, en: Guerreros y campesinos. Desarrollo inicial de
la economía europea, Siglo XXI, Madrid, 1985.
TENENTI, ALBERT., “Segunda parte, cap. 2, “Reforma religiosa y conflictos europeos”, en:
La formación del mundo moderno, Crítica, Barcelona, 1985.
RUDÉ, GEORGE, “Cap. 10, Ilustración”, en: La aristocracia y el desafío burgués, Alianza,
Madrid, 1982.