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XXII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Madrid, España, 14 - 17 nov.

2017

¿Por qué la relación entre la ética, la integridad, la sensibilidad y la responsabilidad


social con la profesionalización de la función pública?

Clara Mariela Columbié Santana

Introducción
La administración pública experimenta en los últimos años un proceso de transformaciones
cardinales. La trayectoria más reciente en el sector público en la región latinoamericana
apunta al florecimiento de tendencias democratizadoras, con el impulso de procesos políticos
que matizan el contexto institucional en el que se diseñan y elaboran las políticas públicas, la
gestión para resultados orientados al desarrollo y un enfoque cada vez más participativo.

Se ha transformado cualitativamente la dinámica social, han surgido nuevos paradigmas en


la interpretación de la responsabilidad social de los gobiernos y sus relaciones con la
sociedad, que implican una visión sistémica de la misma, la aplicación de políticas públicas
incluyentes y de respeto a la diversidad étnica y de género, concebir y gestionar la
administración pública como instrumento para el desarrollo sostenible, garantizar el cuidado
del medioambiente, la seguridad pública, la prevención y el enfrentamiento de los desastres
naturales y el combate contra la pobreza y la inequidad, así como proveer la inclusión social,
justicia, equidad y transparencia, la protección de los sectores de población más vulnerables,
la atención a las personas con discapacidad, y el combate contra la pobreza y la
marginalidad, entre otras.

Todo esto acompañado de un notable trabajo en pos de la profesionalización del sector,


matizado por la ética, la integridad y la sensibilidad social como pilares de la función pública
inclusiva del siglo XXI

Profesionalización, ética y responsabilidad social


En los últimos años Cuba se encuentra inmersa en un proceso de actualización de su
modelo económico y social, que incide en todas las esferas de la sociedad y que incluye
entre sus políticas, la separación de las funciones estatales y empresariales, así como el
perfeccionamiento del funcionamiento y las estructuras del aparato estatal y gubernamental,
enfatizando en el perfeccionamiento de toda la administración pública.

En este proceso se acrecienta el papel de las universidades en la formación y superación de


profesionales, la capacitación de directivos y funcionarios y en la introducción de
innovaciones organizativas y tecnológicas que mejoren el desempeño de tales
organizaciones.

En esa línea se asume el encargo asignado por el gobierno a las universidades cubanas en
la preparación y la superación de los cuadros, las reservas, los directivos y funcionarios de
todas las entidades, ya sean del campo empresarial o del sector público, dotándolos de los
conocimientos, las habilidades y las competencias que les posibiliten dirigir sus colectivos
laborales de manera profesional, competente, flexible y eficaz, en pos de cumplir todo lo
establecido en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la
Revolución.

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Esta misión se asume por la educación superior cubana y el sistema de escuelas ramales y
centros de capacitación con plena conciencia de la importancia que tiene preparar a los que
desempeñan tan vitales funciones en las entidades estatales y administrativas de todos los
niveles y de la significación que reviste que estos cuenten con las herramientas necesarias
para acometer las responsabilidades que les corresponden, en aras de llevar adelante todos
y cada uno de los sectores de la vida económica, política y social del país.

En este momento es evidente que la administración pública en el país se encuentra ante la


necesidad de hacer cambios que la ubiquen en un escalón superior desde todas las
perspectivas. Significa que es necesario romper con los paradigmas que hasta el momento
se utilizan y lograr asumir una nueva perspectiva de administración publica integrada, que
logre materializar todos las metas desde adentro, entregándose a una dinámica vinculada
con los ciudadanos y el medio natural en que viven, para inducir su propio perfeccionamiento
y el de la sociedad.

La administración pública cubana reúne un grupo de particularidades que es preciso tener en


cuenta cuando se trata de la profesionalización de los servidores públicos, entre ellas,
• El papel protagónico que juega la ciudadanía en la toma de decisiones, en el control y la
fiscalización del aparato gubernamental y en todas las instancias de la administración
pública.
• El sector público cubano es más abarcador que en otros países, dada la amplitud y
heterogeneidad de la administración cubana, principalmente a nivel local.
• La situación económica nacional e internacional actual, exigen de los dirigentes del sector
público el despliegue de nuevas formas de dirección y de comunicación que propicien la
participación ciudadana en la toma de decisiones.
• Se van transformando los criterios de eficiencia y eficacia en todos los espacios de la
economía y la sociedad y de forma muy marcada en el sector empresarial público.
• Existen nuevos requerimientos de conocimientos, habilidades y capacidades en el campo
técnico, de la gestión y de las tecnologías de la informática, hacia los funcionarios públicos.
• Se observa una elevación significativa de las exigencias vinculadas con la profesionalidad,
los valores éticos, políticos e ideológicos de la población hacia los dirigentes. Las demandas
de los ciudadanos cada vez toman más auge, estos cada día más instruidos y con más
argumentos, exigen sus derechos, plantean problemas y necesitan soluciones.

La profesionalización del sector público está estrechamente ligada a la preparación y la


superación de los cuadros y sus reservas, como parte integrante del sistema de trabajo con
los cuadros. Esta no es un fin en sí misma, sino un medio para garantizar las competencias
profesionales y funcionales para el mejor desempeño de estos en todos los niveles de
dirección de los distintos sectores del país. Para lograr ese objetivo fue elaborada y se ha
implementado la Estrategia Nacional de Preparación y Superación de los Cuadros del Estado
y del Gobierno y sus reservas, con el objetivo de que cada una de las organizaciones elabore
sus respectivos sistemas y planes. En el contexto actual la preparación de los cuadros y sus
reservas cobra especial importancia a partir de los lineamientos y las políticas aprobadas en
el proceso de actualización del modelo económico y social cubano. Se hace necesario
entonces orientar la toma de decisiones acerca de cómo implementar la estrategia nacional a
partir de los intereses del país, validar periódicamente su correcta implementación y los
efectos de su cumplimiento.

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En las circunstancias actuales que vive el mundo, caracterizada por la polarización social, la
agudización de la crisis ecológica, el incremento del terrorismo, la ausencia de seguridad
alimentaria, es imperativo la adopción de políticas públicas, encaminadas a enfrentar y dar
solución a los enormes desafíos que amenazan la supervivencia de nuestros pueblos.
Entonces cobran mayor importancia la mejora en el desempeño de los servidores públicos y
el manejo de los recursos a su disposición en la implementación de dichas políticas; el
cumplimiento de la responsabilidad social de las administraciones públicas y de las empresas
con su entorno natural, comunidades, clientes, proveedores y empleados, ciudadanos; y la
elevación de la pertinencia de las universidades y centros de capacitación de funcionarios
públicos en la formación y superación de profesionales competentes, cuya acción impacte
positivamente en el desarrollo de nuestros países.

En las últimas décadas han surgido nuevos paradigmas de análisis sobre el papel y las
características que deben reunir el Estado y la administración, sobre el funcionariado público
y sus competencias, sobre la responsabilidad social de los gobiernos y sobre sus relaciones
con la sociedad. También hay nuevos conceptos sobre la profesionalidad de los funcionarios
públicos y sobre el papel de las universidades en su preparación. Se ha transformado
cualitativamente la interpretación de la dinámica social, así como de los cambios y nuevas
tendencias tecnológicas, científicas, políticas y sociales, cuya repercusión es apreciable en
todos los procesos que colocan al Estado, y en consecuencia a sus administradores, frente a
nuevos y diferentes retos como regulador de la sociedad. (Guerrero, 1997).

En este contexto, el tema de la ética en el sector público adquiere una especial significación,
en razón de la relación que existe entre el funcionamiento de las instituciones públicas y la
probidad de los dirigentes del sector, lo que a su vez tiene un estrecho vínculo con la
profesionalidad de quienes desempeñan funciones públicas. Ambos elementos tienen un
indudable reflejo en las reformas del Estado y de la Administración Pública (Columbié, 2006).
De ahí que se dediquen crecientes esfuerzos a lograr una gestión pública transparente y
directivos públicos responsables, con sentido ético de sus funciones y altamente capacitados,
para que puedan ejercer con éxito su trabajo en un mundo en el cual el desarrollo económico y
de los recursos humanos debe tener como fin el desarrollo humano sostenible (UNESCO,
1996).

Esto conduce a la necesidad de que todos los cuadros del sector estén conscientes del
significado del concepto de ética, como ciencia que trata de la moral, de su origen y de su
desarrollo, de las normas de conducta de los hombres y mujeres, de sus deberes hacia la
sociedad, la patria y la familia.

Estrechamente unido a ello encontramos el concepto de moral, la cual se identifica como las
reglas de vida en sociedad y de la conducta de las personas, que determinan su conducta
entre si y hacia la sociedad. Es una de las formas de la conciencia social y como tal, la
identificamos en sus modos de expresión, en la conducta y en el comportamiento.

El concepto de valor viene a completar el conjunto, al reflejar la significación positiva


adquirida en el marco de las relaciones sociales por los objetos, las conductas y las ideas, al
representar la actividad humana y sus resultados, en correspondencia con los intereses y
necesidades del individuo, grupo social o la sociedad en su conjunto.

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Los valores condicionan las actuaciones de las personas y de las organizaciones. Ellos
determinan la identificación de las necesidades, la estimación y ponderación de las
prioridades, la valoración de las opciones y de los resultados de las decisiones. Ellos también
condicionan como se utilizan los recursos y como se enfoca el entorno. (Columbié, 2001)

En el sector público cubano se le concede gran significación a la preparación política e


ideológica de los servidores públicos, en tanto ellos deben reflejar los valores que preconiza
el país y ser expresión de la moral que caracteriza al pueblo cubano, en correspondencia con
el pensamiento martiano de que “Todo hombre está obligado a honrar con su conducta
privada, tanto como con la pública, a su Patria”, en clara alusión a la necesidad de ser fieles
exponentes de la ética, la moral y los valores propios de la idiosincrasia del pueblo cubano,
idea que también es resumida en la frase de Fidel Castro Ruz que plantea que “Las
verdaderas convicciones de los hombres se manifiestan cuando sus puntos de vista
concuerdan con su modo de vida”.

La función pública en Cuba, para quienes la desempeñan, no es un modo de vida, sino


representa un compromiso y un deber de actuar tanto en el ejercicio de las funciones como
en la vida personal, de forma transparente y responsable, acorde a la ética pública imperante
y a los valores y principios que preconiza el sistema político y social cubano. Es un propósito
por el cual se lucha y se toman todas las medidas, contar con una administración pública
cada vez más preparada, profesional, eficiente y dotada de los valores y la ética
imprescindibles para el buen ejercicio de sus funciones públicas, acorde a los postulados de
la Carta Iberoamericana de la Función Pública y a los principios del Código del Buen
Gobierno.

Con el fin de avanzar a niveles superiores en la capacitación con vistas a la


profesionalización del sector público cubano, se han aprobado políticas públicas que
establecen la obligatoriedad de prepararse en un sistema de Diplomados para los cuadros
del sector público, tanto en el Diplomado de Gestión Empresarial como en el de
Administración Publica. A tono con estas ideas, en el trabajo con los valores hay que tener
en cuenta su carácter histórico, social y clasista. Son los criterios que nos sirven para evaluar
y aceptar o rechazar cosas, hechos, normas o conductas., en tanto que estos están
asociados a una forma de actuar, a un comportamiento y constituyen parte del capital
intangible de cualquier organización.

En este sentido, se trabaja bajo el principio de que no se puede enseñar o inculcar en otros
lo que no se sabe o lo que no se siente, de ahí la importancia de capacitar y preparar a los
profesores que capacitan a los funcionarios públicos, de modo que sean fieles exponentes de
la ética profesional que tienen que inculcar en sus educandos. Si asumimos que la ética
pública es el código de conducta, los patrones que rigen la actuación de los funcionarios y
dirigentes del Estado y del Gobierno en el servicio público y que expresa los valores que lo
caracterizan a él, a la organización y a la sociedad de que se trate (Columbié, 2005), se
puede valorar la gran significación que tiene la educación ética de los servidores públicos,
para el buen desempeño de sus funciones con la responsabilidad social que corresponde, en
tanto la ética y los valores están asociados a una forma de actuar, a un comportamiento, a
unos modos de actuación, y constituyen parte del capital intangible de cualquier
organización.

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Los modos de actuación reflejan:


• Consecuente actuación de los dirigentes, tanto en su vida pública como privada,
sustentada en principios y valores.
• La imagen del dirigente como servidor público.
• El dirigente como educador de la ciudadanía, a partir de los atributos morales y su
preparación técnica y profesional.
• La ejemplaridad y la responsabilidad como valores para actuar.
• El desarrollo de una nueva cultura de dirección, que incorpora la aplicación de métodos de
participación y dirección colectiva.

En este contexto la integridad en la actuación de hombres y organizaciones, resulta elemento


esencial para lograr el involucramiento de la ciudadanía en la evaluación e implementación
de las medidas encaminadas a dar solución a sus problemas e inquietudes.

Relación entre ética, integridad, responsabilidad social y toma de decisiones.


El hombre en su actuar está constantemente tomando decisiones, desde las más simples y
personales hasta las más complejas y de implicación social. En todos los casos hay un
contenido ético, que puede variar en una u otra circunstancia pero que siempre está
presente.

La toma de decisiones puede enmarcarse como un proceso de transformación de la


información en acción. Es también la respuesta organizativa ante un problema u otra
situación, es la acción de resolver una indeterminación, la solución adoptada ante un hecho o
fenómeno y como mecanismo que facilita la elección de una solución frente a otra.

El contenido ético de las decisiones se manifiesta de diferentes maneras, según su radio de


acción y su alcance. Este puede estar relacionado con toda la sociedad, con los grupos de
interés, con las organizaciones y finalmente en la propia persona.

Previo a la toma de decisiones siempre es aconsejable, plantearse un grupo de interrogantes


a partir de ciertas preguntas que permitan tener una idea de las posibles consecuencias de la
decisión a tomar. Entre estas preguntas están:
- ¿A quién o a quienes afecta la decisión?
- ¿En qué forma los afecta?
- ¿Qué derechos tiene cada grupo o persona afectada?
- ¿Que normas o vías utilizar y que relaciones mantener para tomar la decisión?

En el proceso de toma de decisiones que tienen que asumir constantemente los funcionarios
públicos en el desempeño de sus funciones, se manifiesta una arista importante de su
sentido de responsabilidad social, en tanto tiene en sus manos la posibilidad de ser
consecuente con lo que el deber le impone. En ello también se expresa la integridad. Actuar
de manera íntegra va intrínsecamente unido al sentido ético y a los valores que posee el
funcionario. De ahí la importancia de la formación ética del servidor público, para que pueda
actuar de manera consecuente con su responsabilidad social.

En este proceso juega un importante papel la cultura organizacional que impere en la


organización o entidad de que se trate, en tanto esta constituye un sistema de significado
compartido entre los miembros de una organización y que la distingue de otra.
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Es un conjunto de caracteres que la organización tiene en alta estima y por el cual guía su
vida, en cuyo centro están los valores compartidos, constituidos por un conjunto de
preceptos, normas, patrones políticos, morales y sociales que caracterizan la cultura
organizacional y que condicionan o guían las conductas de los individuos, que son
compartidos, consciente o inconscientemente, por todos los miembros de la organización.

Los valores constituyen la base de la cultura organizacional y sustentan el proceso de toma


de decisiones, unen a las personas y los comprometen a trabajar juntos por los objetivos
comunes.

En la administración pública cubana el tema de la cultura organizacional se trabaja a partir de


los valores compartidos definidos en cada entidad, los cuales tienen que tributar a los valores
definidos en el Programa de Educación en Valores aprobado por el Gobierno, basado en los
postulados expresados en la Constitución de la República de Cuba. La Ley de Leyes en su
artículo 1 plantea "Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano,
organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática, para el
disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la
solidaridad humana."

En este párrafo se resumen las aspiraciones del Partido y el Gobierno cubanos de cuáles
son las cualidades y los valores que deben caracterizar a la nación cubana y a sus
ciudadanos.

Con ese fin se emiten documentos oficiales, que contienen las políticas públicas al respecto.,
entre ellos:
- El Código de Ética de los Cuadros del Estado y del Gobierno Cubanos.
- La Estrategia Nacional de Preparación y Superación de los Cuadros y sus Reservas.
- El Programa Nacional de Educación en Valores.

Se trabaja para lograr que la cultura organizacional de cada entidad refleje los propósitos
enunciados y que esta contribuya a elevar el sentido de identidad y de pertenencia para sus
miembros, que facilite la generación del compromiso con algo más grande que el interés
personal y que constituya un mecanismo de control y de sensatez que guía las actuaciones,
acorde con la responsabilidad social que le corresponde.

Todo esto es consecuente con el propósito del país de construir una sociedad próspera y
sostenible, para lo cual es imprescindible contar con una administración publica profesional,
ética y responsable.

¿Qué entender por sostenibilidad?


Por lo general la sostenibilidad ha estado asociada al cuidado del medioambiente. Sin
embargo, en los últimos años se ha ido abriendo paso una concepción más amplia e
integradora que comprende la sostenibilidad como un proceso encaminado a construir un
mundo de mayor justicia y equidad social; un mundo con seguridad alimentaria y ambiental,
en el cual los avances de la ciencia y la tecnología se pongan al servicio del desarrollo
humano, en un clima de respeto a la diversidad y la autodeterminación de cada pueblo, como
única forma de garantizar una paz real y duradera para todos (Diaz-Canell, 2012).

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Se ha dicho con razón que el bienestar de las futuras generaciones dependerá de la cantidad
y calidad de las reservas de recursos naturales, tanto de los no renovables como de los
renovables, que seamos capaces de legarles a nuestros hijos y nietos, y también dependerá,
en gran medida, de la inteligencia que se aplique hoy en la inversión para la formación del
patrimonio humano de esas generaciones, fundamentalmente a través de la educación, la
cultura y la investigación. De ahí la importancia que conceden el Estado y el Gobierno
cubanos a la proyección y desarrollo de la educación en general y de forma muy especial de
la educación superior, implementando estrategias que propicien la sostenibilidad de las
políticas en esta dirección. (Stiglittz, 2005)

Requisito indispensable para enfrentar estos retos es la relación intrínseca que existe entre el
crecimiento económico y la equidad, teniendo como objetivo estratégico acortar la brecha
entre los países que tienen mucho y los que no tienen nada, disminuir las desigualdades y
conjugar los esfuerzos y los recursos para luchar contra los principales desafíos que enfrenta
hoy la humanidad.

Esta proyección está refrendada en políticas públicas vigentes en Cuba. Así lo consigna la
Constitución de la República de Cuba, que en su Artículo 27 declara: “El Estado protege el
medio ambiente y los recursos naturales del país. Reconoce su estrecha vinculación con el
desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar
la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras”.

También en el No. 133 de los Lineamientos de la Política Económica y Social de la


Revolución se declara “Sostener y desarrollar investigaciones integrales para proteger,
conservar y rehabilitar el medio ambiente y adecuar la política ambiental a las nuevas
proyecciones del entorno económico y social. Priorizar estudios encaminados al
enfrentamiento al cambio climático y, en general, a la sostenibilidad del desarrollo del país”.

Corresponde a los órganos competentes aplicar esta política, para lo cual cada organismo
del Estado y cada instancia del Gobierno tiene la responsabilidad de elaborar e implementar
las estrategias correspondientes, cuyo cumplimiento es controlado por la máxima dirección
del país.

En el año 1992 en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, el


entonces presidente de Cuba, en un magistral y premonitorio discurso señalo que si se
quiere salvar a la humanidad de la autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y
tecnologías disponibles en el planeta- Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países
para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra.

Aplíquese un orden internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo
sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Y recalcaba
al final una frase que mantiene toda su vigencia Desaparezca el hambre y no el hombre”

La humanidad enfrenta hoy nuevos y enormes desafíos asociados a nuevos de violaciones


de la ética y de los valores sociales: espionaje tecnológico incluido el informático, chantaje
informativo, tráfico de información privilegiada, robo de cerebros, delitos vinculados a la
esfera económico-financiera, fraude, corrupción, desvío de capitales y otros.

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Resumiendo, algunos de los principales dilemas éticos a los que se enfrenta la humanidad
hoy son
 Posibilidad real de una guerra devastadora.
 Catástrofes desencadenadas por desastres naturales
 Escasez de alimentos y de agua potable.
 Peligros de errores en la alta tecnología
 Corrupción administrativa
 Alarmante deterioro del medio ambiente

Ante estos dilemas cabe llamar a la reflexión acerca de la necesidad de hacer el mayor uso
de la responsabilidad social de los gobiernos y de todos los funcionarios públicos, partiendo
del concepto que tenemos de responsabilidad basada en el cumplimiento consciente del
deber individual y social, con autodisciplina e intransigencia ante lo mal hecho.

La responsabilidad implica el compromiso de cumplir las funciones, tareas o misiones para


las que fueron elegidos o designados, o con las cuales se ha contraído un compromiso; para
las instituciones públicas en este ámbito significa adoptar y llevar adelante la implementación
de las políticas públicas que garanticen la supervivencia de nuestros pueblos, plenamente
conscientes de las tremendas implicaciones que acarrea la irresponsabilidad.

El desafío mayor que enfrenta hoy la humanidad es la real posibilidad de una guerra
catastrófica que barra la vida en la tierra. Se han acumulado armas de un enorme poder de
destrucción, en cantidades que alcanzan para devastar el planeta varias veces; se ha
generado una carrera armamentista descabellada y se han entronizado supuestos modelos
de “solución de conflictos”, que han puesto varias veces al mundo al borde de su
autodestrucción. El terrorismo forma parte ya de la cotidianidad en muchas regiones del
mundo, incluida la Europa más desarrollada. Parecería que la soberanía de los pueblos es
hoy evaluable por el alto nivel de recursos o de armas que un país posee en un contexto en
que el papel de los organismos internacionales está muy comprometido.

A ello se unen los desastres naturales que han ocurrido en los últimos tiempos, con
consecuencias verdaderamente alarmantes. Los fenómenos climáticos y meteorológicos
están desencadenando catástrofes que han agravado dos de los problemas más acuciantes
que enfrenta el mundo: la escasez de alimentos y de agua potable. A la furia de la naturaleza
se une la incapacidad humana para enfrentar estos fenómenos, que en lugar de amainar, se
repiten y escalan cada vez más. El hombre no está preparado para prevenir los efectos de
estos fenómenos ni para controlar de forma inmediata sus consecuencias. Ello es prueba de
que el potencial científico de los países y la voluntad de los gobiernos no se han puesto en
función de salvaguardar a los pueblos de estos males.

Apremia una indagación científica más profunda sobre el tema y un accionar responsable de
todos los entes sociales, incluidos los gobiernos, las universidades, todas las entidades, para
poner coto a los dilemas éticos que amenazan al mundo moderno, ya que lo que está en
juego es la propia supervivencia de la humanidad.

Procede entonces resaltar el papel de liderazgo que han de desempeñar las universidades
en las acciones e iniciativas de sostenibilidad, a partir de una actuación socialmente
responsable.
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Para garantizar el desarrollo sostenible, el patrimonio humano que debemos formar en


nuestras instituciones debe ser, ante todo, un patrimonio de ciudadanos plenos altamente
calificados. La universidad ha de ser entendida como un entorno político e intelectual de
crucial importancia para la consolidación y fortalecimiento de los valores humanos y de la
responsabilidad ciudadana, como la mayor y principal proveedora de oportunidades de
aprendizaje y de generación de nuevos conocimientos al más alto nivel científico, capaz de
incrementar el impacto social de la actividad de investigación-desarrollo-innovación y
extensión que acomete, vinculada a la sociedad, aprendiendo de ella y creciéndose para
influir en su perfeccionamiento y transformación (Alarcón, 2014).

Sin esta visión de participación consciente, activa e integral de la universidad, no parece


posible transitar por el camino del crecimiento y la equidad, imprescindibles a un desarrollo
sostenible. Cabe señalar que en este empeño, la propia universidad necesita de
transformaciones en su funcionamiento interno que le permitan ser y actuar en condiciones
de sostenibilidad. Ello significa ofrecer un ejemplo de sostenibilidad intrínseca.

Sustentamos el criterio de que las universidades son fuentes de conocimientos, forja de


ideas y creadoras de líderes, y que constituyen por excelencia la institución social con mayor
capacidad para preservar, ampliar y difundir la cultura en su sentido más amplio, la sociedad
espera entonces que las altas casas de estudio sean la institución que ponga, asimismo, el
conocimiento más avanzado al servicio y salvaguarda de la humanidad, de la manera más
integral e inclusiva posible.

A que los centros de educación superior cumplan con su responsabilidad social en este
sentido, consagra la administración pública cubana grandes esfuerzos y dedicación
constante; ejemplo de ello es el proceso de perfeccionamiento de la educación superior y de
todos sus centros, que tiene lugar en estos momentos a lo largo de todo el país, en
cumplimiento de uno de los Lineamientos de la Política Económica y Social de la Revolución.

A modo de conclusiones
Es indudable que existe una estrecha relación entre la ética, la integridad, la sensibilidad y la
responsabilidad social con la profesionalización de la función pública en aras de lograr un
desempeño efectivo, eficiente y transparente de la administración pública, como requieren y
exigen los pueblos. Con ese fin se toman medidas y se trabaja arduamente, a partir del
concepto de que es necesario preparar a los funcionarios públicos para que asuman el
proceso de toma de decisiones en el desempeño de sus funciones de manera ética, integra y
responsable.

Todo ello está relacionado con el trabajo con los valores y la cultura organizacional en el
sector, como elemento consustancial al proceso de profesionalización de la función pública y
al perfeccionamiento de los órganos de la administración que tiene lugar en estos momentos
en el país, en aras de sentar las bases que permitan avanzar en el objetivo supremo de
construir un país próspero y sostenible en un mundo en el prevalezca la ética y la
responsabilidad social.

BIBLIOGRAFIA
Díaz-Canel Bermúdez, Miguel, Conferencia Magistral en Congreso Universidad 2012.
Stiglitz, Joseph, Premio Nobel de Economía, periódico, 2005
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XXII Congreso Internacional del CLAD sobre la Reforma del Estado y de la Administración Pública, Madrid, España, 14 - 17 nov. 2017

Alarcón Ortiz, Rodolfo – Conferencia Inaugural de la IX Conferencia Internacional de Gestión


Empresarial y Administración Pública, GESEMAP 2014, La Habana, Cuba.
Columbié, Clara M, “Probidad y Profesionalización en el Sector Público: Variables para el
Logro de la Transparencia”, Ponencia en el XI Congreso del CLAD, Guatemala,
noviembre 2006.
Columbié, Clara M, “La Ética y los Valores en el Sector Público como un imperativo de
nuestros pueblos”. Revista Probidad, San Salvador, 2001.
Columbié, Clara M, “Sistema de Capacitación de los Cuadros de la Administración Publica en
Cuba”, tesis en opción al Grado Científico de Doctor, La Habana, 2005
Guerrero, O, Principios de la Administración Pública. Bogotá: Unidad de Publicaciones,
Escuela Superior de Administración Pública, 1997.
UNESCO, Política para el Cambio y el Desarrollo en la Educación Superior de la UNESCO.,
Paris, 1995

Reseña biográfica

Clara Mariela Columbié Santana


Es Asesora del Ministro de Educación Superior de la República de Cuba. Licenciada en
Sociología y en Ciencias Políticas, Doctora en Ciencias de la Educación, Profesora Adjunta
de la Universidad de La Habana, Profesora Invitada de la Universidad de Holguín y de varias
Escuelas de Negocios en Cuba. Es Directora Cubana del Proyecto “Perfeccionamiento de las
Capacidades de Gestión en Entidades Cubanas”, auspiciado en Cuba por la Comisión
Europea.

Ha impartido docencia de pre y de posgrado en diferentes universidades en Cuba, México,


España, Venezuela, República Dominicana y en Canadá. Igualmente ha recibido cursos y
entrenamientos en diferentes países. Forma parte del claustro de profesores que ha
impartido la Maestría en Dirección a directivos del Educación Superior en Venezuela. Es
miembro del Consejo Académico del Programa Doctoral de Administración Publica de la
Universidad de La Habana. Miembro del Consejo Académico Asesor de la Escuela
Iberoamericana de Administración y Políticas Públicas (EIAPP).Actualmente es miembro de
la Comisión de Programación del CLAD. Es autora de varios libros, entre ellos “La DPO y la
Planificación Estratégica. Experiencia Cubana”, “Los Valores en la Dirección”, Coautora del
Libro por los XX años del CLAD. Ha escrito numerosos artículos y publicaciones sobre la
Ética, Valores, Dirección Estratégica, la capacitación de directivos de los sectores público y
empresarial. Ha dirigido y dirige diferentes investigaciones sobre estos temas. Ha participado
como ponente, miembro de tribunales y comités organizadores de más de 100 eventos
científicos nacionales e internacionales.

Es Miembro del Comité Organizador de los congresos internacionales bienales GESEMAP y


Universidad.
Dirección Postal: Ministerio de Educación Superior. Calle 23 No. 565, Vedado, CP 10400.
Ciudad de La Habana, Cuba. Teléfono: (537) 838 2355. E-mail: mariela@mes.gob.cu

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