Sei sulla pagina 1di 3

Introducción

La lesión periapical es el resultado de una respuesta inflamatoria grave a los


microorganismos que se encuentran alrededor de la raíz del diente y del
conducto radicular. Las lesiones periapicales pueden perforar la cavidad bucal y
afectar el tejido duro o el seno maxilar.
La infección alrededor de la raíz y el diente conduce a la reabsorción ósea
causada por la osteomielitis local.
Las lesiones traumáticas de los dientes pueden causar granuloma o quistes
asociados con lesiones periapicales.
Los granulomas se componen generalmente de tejido blando sólido, mientras
que los quistes son tejidos semisólidos rodeados por epitelio. Las radiografías
muestran la estructura de las lesiones como unilocular, lucente, redonda o en
forma de pera, contorneada por un borde delgado de hueso cortical.
Las lesiones periapicales (LP) son las patologías más frecuentes de origen
ontogénico resultado de la necrosis pulpar la descomposición séptica del tejido
conjuntivo pulpar que ocasiona destrucción del sistema microvascular y linfático,
disminución del drenaje de líquido inflamatorio y aumento de presión de los
tejido. Esto conlleva a la común de las LP, el granuloma periapical, que
fundamentalmente es una masa compuesta por tejido de granulación,
principalmente macrófagos, linfocitos y célula plasmáticas; estas células pueden
contener cuerpos de Russell, muchos fagocitos ingieren material lípido,
agrupándose, y forman las llamadas células espumosas.
La presencia de estas lesiones sobrelleva a la resorción ósea causada por
patógenos, expresando una serie de posibles factores de virulencia, tales como
toxinas, proteasas, adhesinas e lipopolisacárido, que contribuyen a la
licuefacción del tejido alterando la función de los osteoblastos y osteoclastos,
que son células especializadas para la formación y mantenimiento óseo. Los
osteoblastos producen proteínas de la matriz del hueso y se hacen cargo de la
mineralización de los tejidos, mientras que los osteoclastos son células
multinucleadas responsables de la resorción ósea, manteniendo así un equilibro
homeostático del tejido.
DESARROLLO

El diagnóstico diferencial entre quiste y granuloma es difícil, aunque el factor tamaño


no es decisivo para establecer este diagnostico ; se acepta que a partir de 2 cm, la
lesión se considera quística y capaz de dar sintomatología. dependiendo de su
localización, se distingue distintas formas topográficas, la mayor frecuencia es en el
maxilar, en la región anterior; en este caso, la evolución se produce hacia el vestíbulo,
fosa nasal, región palatina, senos maxilares y mas raramente, la tuberosidad.
En la mandíbula la evolución es hacia vestibular a lo largo del cuerpo de la mandíbula,
llegando a veces la rama ascendente.
El quiste puede infectarse secundariamente y se manifiesta como una celulitis aguda
puede además fistulizarse y supurar a regiones vecinas, también pueden provocar
parestesias, desviación de los dientes vecinos y hasta provocar fracturas
mandibulares. El diagnostico se establece por los signos radiológicos y por la clínica
que revelan solo estados avanzados de esto.
Características radiográficas
Se observa ensanchamiento del espacio periodontal, una zona radiolúcida redondeada
u oval con línea ósea de consideración periquistica
Tratamiento
La necesidad para distinguir el granuloma del quiste en términos de tratamiento es
discutible ya que, el tratamiento para ambos es el mismo. Y aunque sea punto de
controversia, parecerá que el resultado del tratamiento también es el mismo.
La enucleación quirúrgica de los quistes radiculares no es siempre necesario en todos
los casos. Los quistes están presentes en aproximadamente el 42% de las áreas de
rarefacción en el ápice de los dientes. Su resolución favorable de estas áreas de
rarefacción después del tratamiento de conductos después del tratamiento de
conductos ocurre en el 80 al 98% de los casos.
El tratamiento de las lesiones periapicales causadas por infección es un
proceso de dos pasos. En primer lugar, el tratamiento antibacteriano se
realiza con antibióticos (por ejemplo, metronidazol, ciprofloxacina y
minociclina), irrigación química y desinfectantes (es decir, hidróxido de
calcio). A pesar de su amplio uso como desinfectante.

Potrebbero piacerti anche