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Creer El Credo
Dios, Padre Todopoderoso1
Decir de entrada que Dios es Padre Todopoderoso, tal vez podría provocar en
algunos una cierta repulsa. Se podría pensar que concebimos a Dios como un
padre prepotente y violento que aplasta a los hijos y no les deja crecer humana-
mente. Y todos sabemos lo que dicen los psicólogos sobre la inevitable “rebelión
contra el padre” que se produce en el paso hacia la edad adulta. Incluso tal vez
se podría decir que en este dato radica la raíz última de muchas reacciones de
ateismo militante y fanático.

Pero nuestro Credo no se refiere a nada de esto. Ya sabemos de las insupe-


rables deficiencias y malentendidos que inevitablemente puede acarrear todo
intento de hacernos una imagen de Dios. Cuando el Credo habla de Dios Padre
Todopoderoso no quiere referirse a Dios como si de un Padre prepotente se
tratara, sino como Padre amoroso, origen y protector indefectible de la vida
del sus hijos. Él es el origen último de nuestra vida, y Él tiene la capacidad
para conducirla hacia delante y darle pleno sentido, sin que nada se lo pueda
impedir. Es así como es Padre Todopoderoso: Todopoderoso en el amor y en la
donación de vida.

SOLO SI DIOS ES PADRE/MADRE PODEMOS VERDADERAMENTE


“CREER” EN ÉL.

De esta suerte, los cristianos profesamos que no creemos solamente en una


Primera Causa, o en un Ser Absoluto, o en un Primer Motor o en un supre-
mo Legislador moral (un supremo “espantapájaros”). Éste parece ser el Dios
en que mucha gente cree. Pero nosotros no creemos en un Dios solamente
metafísico, mecanicista o moralista. Creemos en un Dios “Padre”. El centro
y el peso de la realidad de nuestro Dios, aquello que hace que nosotros le
podamos reconocer y aceptar como Dios, es que Él es el principio amoroso
(Padre/Madre) de nuestra vida y del contexto en que ella se desarrolla: una
vida a la cual Él da generosa protección, impulso y sentido. Solamente si
Dios es Padre/Madre podemos verdaderamente “creer”, es decir, confiarnos
plenamente a Él.

(1) Resumen del capítulo 3 del libro “Creer el credo”


de Josep Vives. Ed.
remos decir cuando confesamos a Dios
Hace bastantes años un importante filóso- como Padre.
fo de la religión escribió que detrás de las
religiones está presente el descubrimien- Dios es ciertamente un misterio inalcanza-
to del mysterium tremendum (el misterio ble, pero no es un misterio malévolo; es un
temible, la incógnita perturbadora) bajo el misterio de benevolencia. Es alguien, cier-
cual se presenta en el fondo la realidad tamente desconocido, pero que nos dice:
toda. De dónde viene todo?; Qué sentido “Yo estoy a favor vuestro, no tengáis mie-
tiene todo?; Cómo acabará todo?; Es la rea- do, no os quiero oprimir, no os quiero ha-
lidad, en último término, benévola o ma- cer ninguna mala pasada”. Es así como el
lévola? (R. Otto, Das Heilige). El hombre pueble de Israel, en medio de pueblos que
que es suficientemente sincero y profundo tenían dioses terribles y religiones crueles
como para no contentarse con respuestas – de las cuales a menudo se contamina-
parciales o superficiales, se reconoce en- ba -, fue descubriendo, poco a poco, el
carado al supremo “Misterio” del mundo. rostro del Dios verdadero, en un proceso
que culminará con la revelación, que dará
Las religiones surgen como intentos de a conocer Jesús, de Dios como “mi Padre
propiciar los principios últimos y las fuer- y vuestro Padre”. Hablar de Dios como
zas ocultas del mundo reconocidas como Padre es ciertamente hablar en metáfora;
realidades “divinas”. De aquí que los “sa- pero es la metáfora más acertada que se
crificios” y ofrendas (de las cosas que más haya podido encontrar para referirse a un
estimamos, de animales y bienes propios Dios que se quiere definir como Amor.
e incluso, en algunos casos, de los pro-
pios hijos) hayan sido habituales en las Así pues, el Dios de la Biblia se nos pre-
religiones como intentos de ganarse la be- senta con dos aspectos contrapuestos pero
nevolencia de los dioses que pudieran ser bien conjugados dialécticamente: Dios es el
hostiles. Misterio supremo, inalcanzable, distante,
por encima y más allá de cualquier realidad
GRATUITAMENTE AMOROSO Y de este mundo (en el argot teológico diría-
PROTECTOR mos “el totalmente trascendente”), pero, al
mismo tiempo, este Misterio es benévolo y
La peculiaridad del Dios de la Biblia es cercano, inmanente, ya que es por su be-
que, ya desde el inicio, se manifiesta a sus nevolencia que en Él vivimos, nos movemos
seguidores, no como un poder hostil, cuya y somos (Hechos 17, 28). Aparece así como
benevolencia se ha de ganar con ofrendas una doble cara de Dios: la cara de lo miste-
y sacrificios, sino como un poder gratui- rioso y la cara de lo benevolente; su abso-
tamente amoroso y protector, que ama luta soberanía y su cercana proximidad; su
porque sí, porque Él es bueno, no por lo trascendencia y su inmanencia. El autor del
que nosotros le podamos dar. El mysterium Deuteronomio se maravilla de esto cuando
tremendum se nos abre y aparece como expresa: “Qué nación, por grande que sea,
mysterium amoris. Esto es lo que que- tiene a sus dioses tan cerca de ella como el
Dios, Padre Todopoderoso
o

Señor, nuestro Dios, esta cerca de nosotros bien “la parábola del amor incondicional
ncondicional y
siempre que le invocamos?” (Dt. 4,7). Son perdonador del padre” (Lc 15).
estos dos aspectos, aparentemente opues-
tos pero realmente complementarios, los Resumiendo lo que hemos ido diciendo:
que se quieren expresar con la metáfora de el dios de las religiones es a menudo una
Padre. fuerza ignota que uno ha de aplacar. Más
bien da miedo; nunca se tiene la seguridad
UN AMOR AUTÉNTICO: EXIGEN- de su benevolencia. Por eso uno ha de ga-
TE, PERO PERDONADOR narse su favor con sacrificios, ritos y cultos.
El Dios de la Biblia es también una fuerza
Esta metáfora aún podría sugerir otra misteriosa ante la cual uno siente respeto.
connotación: un buen padre ama siem- Pero se manifiesta como Padre que quiere
pre; pero ama con un amor responsable estar a favor nuestro, que ama gratuita-
y exigente. Todo amor auténtico ha de ser mente, que protege y que perdona.
exigente, porque ha de desear el bien de
aquél a quien ama. No le da igual lo que PADRE TODOPODEROSO
éste pueda ser o hacer. No puede tolerar
indiferente que uno se haga daño a sí mis- Ahora bien, ¿por qué empezamos el Credo
mo o se degrade. Los padres buenos son diciendo precisamente que este Padre es
exigentes con los hijos porque los aman, todopoderoso? Tal vez queremos sugerir
porque quieren su bien. Evidentemente, que el poder es el atributo o la característi-
serán razonables en su exigencia; no pe- ca más esencial de este Dios al que llama-
dirán más de lo que sea oportuno en cada mos “Padre”?
caso o situación concreta, i sabrán perdo-
nar las recaídas de los hijos. Todo amor Pienso que no es exactamente así. Con la
auténtico es exigente pero es también per- palabra griega que se usaba en los credos
donador. Es consciente de la debilidad del antiguos - pantokrator - parece que mas
otro, y está dispuesto siempre a perdonar bien se quería sugerir que la paternidad
sus fallos y a ayudarlo a remontar. del Dios-Padre se extiende absolutamente
a todo, que nada queda fuera de esta pa-
También desde este punto de vista, la me- ternidad; que Dios es, sencillamente, Se-
táfora del Padre resulta bien adecuada ñor y Padre de todo el universo, y nada se
para hablar de Dios. En el contexto bíblico, escapa de su acción creadora y protectora.
si Dios prescribe sus mandamientos, es No hay ningún poder que le haga compe-
porque nos ama como un buen padre. Nos tencia. Es lo que el salmo 24 expresa di-
prescribe solo aquello que es para nuestro ciendo: “Es del Señor la tierra y todo lo que
bien, y si fallamos en cumplir lo que nos en ella se mueve, el mundo y todos los que
prescribe, Él está siempre a punto para lo habitan”.
perdonarnos. Basta con recordar aquella
perla del Evangelio que denominamos la Decir que Dios es todopoderoso no quiere
“parábola del hijo pródigo”, y que es mas decir - como tal vez podríamos pensar, ha-
un poder gratuitamente amoroso y
protector, que ama porque sí,
porque Él es bueno, no por lo que
nosotros le podamos dar

bituados como estamos a un mundo porque es Padre y porque es todopo-


de prepotencia - que Dios es un prin- deroso, puede hacer que superemos
cipio prepotente caprichoso que pue- las fuerzas del mal y de la muerte que
de hacer cualquier cosa. No es ésta parecen acabar tragándonos en este
la omnipotencia de Dios. Dios, que es revuelto mundo nuestro.
absolutamente bueno y esencialmente
amor, sólo puede hacer el bien, sólo PADRE/MADRE
puede amar. Cuando confesamos a
Dios como Padre todopoderoso quere- En nuestras sociedades patriarcales
mos decir que nos abandonamos a Él era inevitable que la metáfora del Pa-
confiados en su amor porque sabemos dre se impusiera de manera exclusiva
que Él, que sólo quiere nuestro bien,
para referirnos a Dios en cuanto ori-
podrá procurárnoslo. Puede suceder
gen, impulsor y protector amoroso de
que Él quiera o permita cosas que nos
toda vida. Pero también podríamos
contrarían y cuyo sentido no acaba-
referirnos a Dios como “Madre” i, con
mos de comprender. Ya nos lo avisa-
ello, añadiríamos a las connotaciones
ba a través del profeta Isaías (55,8):
de origen y protección nuevos matices
“Mis intenciones no son las vuestras,
como el de la ternura, la entrega, etc.
y vuestros caminos no son mis cami-
nos”. Quienes somos nosotros para Es evidente que Dios está más allá y
juzgar los caminos por los que Dios por encima de la diferenciación sexual
nos conduce? Lo único cierto es que en la creación y fomento de la vida.
si le confesamos como Padre y todo- Por eso podemos llamarle Padre/Ma-
poderoso, sabemos que nos podemos dre. La misma Biblia a veces habla de
fiar de Él a pesar de que a veces nos Dios atribuyéndole cualidades de Ma-
pueda contrariar lo que Él hace o per- dre: “¿Puede olvidarse una madre de
mite en nosotros. su bebé, puede dejar de amar al hijo
de sus entrañas?” (Is 49,15). Hemos
Esta confianza inicial anticipa de al- de atribuir a Dios, sin límites, todo lo
guna manera lo que tendremos que mejor que pueda sugerir la paternidad/
ir confirmando a lo largo del Credo. maternidad humana. Es por esto que
Porque sólo podremos mantener una decimos “Creemos en Dios Padre/Ma-
confianza así si finalmente podemos dre”. Con ello queremos decir que nos
confesar nuestra fe en la resurrección confiamos totalmente a Él, más que al
de la carne y la vida perdurable. Es mejor padre y que a la mejor madre
decir, si podemos confesar que Dios, del mundo.

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