Sei sulla pagina 1di 151

ROQUE DALTON

EN LAS MANOS UN PEQUEÑO PAÍS


Ensayo de introducción a la Poesía completa

Rafael Lara Martínez


CLASS, New Mexico Tech
rafael.laramartinez@nmt.edu
ÍNDICE

ROQUE DALTON. EN LAS MANOS UN PEQUEÑO PAÍS

ÍNDICE ONOMÁSTICO Y ANALÍTICO

ÍNDICE COMPARADO DE LA POESÍA COMPLETA DE


ROQUE DALTON

MANUSCRITOS
Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños
el subsuelo de [lo humano].
Uno tiene en las manos un pequeño país […],
custodiamos para [el futuro] el tiempo que nos toca. RD
Eso que te está pasando podrás escribirlo un día […] la vida de la
que soy testigo y coautor. RD
La realidad no tiene realidad
la realidad es el deseo
hace el deseo la realidad
real la realidad torna el deseo
el deseo es la realidad
vuelve la realidad sueño el deseo
realidad o deseo del sueño
deseo sueño realidad espejo
de Narciso trifásico en su infierno.
LCyA

“¡Roque Dalton vive!” Esta consigna resuena a todo lo


largo del Camino Real. Es un camino amplio. Con recovecos en
letanía. Piedras de agua, negras, parlantes. Trazan el rumbo.
Abarca desde el norte de la Nueva España colonial -el Aztlán
indígena- hasta el sur en Centroamérica, Cuzcatlán. Nos señala
una sola imagen. El Cristo Negro de Esquipulas, al sur en el
Trifinio -donde se juntan Guatemala, El Salvador y Honduras- y
luego al norte en Chimayó, Nuevo México.
Un mismo símbolo guía al transeúnte. En el polvo del
desierto, en el musgo del trópico. Al cruzar (†) fronteras. En el
atardecer sin celajes. Aquí — Nuevo México, allá —
Centroamérica. El mismo “negro viento que empuja el agua
(lluvia)” le da vida al polvo. Ek-Ik-Pul-Ha. Iluminado por el
lucero de la mañana.
Dalton. Su apellido evoca las correrías de la Dalton Gang -
la pandilla de los Dalton- en el suroeste de los EEUU. Años atrás,
un molesto día sin lluvia ni humedad, siembra su semilla de
discordia en el trópico. Convoca el mito en la vigencia sólo del
negro viento. Roque nace de la roca, del rock. Del hard metal
rock. De ahí deriva la textura de su ánimo. Que sus seguidores se
llamen roqueros. Quienes adoran en el “amanecer temprano, sobre
el aire sin mácula”. “La presencia extrema, sin palabras siendo”.
“En la luz que disuelve hasta la sombra de la voz”. Invoca
también la alianza de los opuestos: el sur en el norte, lo anglo en lo
hispano, Cuzcatlán en Aztlán, viceversa. En Dalton, los contrarios
se reúnen: amor, política, pasión, poesía, bohemia, viajes,
compasión… Y el polvo. Sí, pero el “polvo enamorado”.1
Dibújeseme la tormenta entre las manos
para saciar esta diaria sed de estruendos
como el caminante que se agacha a refrescar la suya de agua
en esas fuentes que de la piedra brotan
para vergüenza del polvo.

1
. La palabra castellana “polvo” posee varias connotaciones que se pierden en
una traducción a otro idioma. Primero, por supuesto, encontramos la referencia
a La Biblia: “todo proviene del polvo y volverá al polvo”. Según esta lógica, las
tormentas de polvo que suceden en Aztlán cada primavera equivalen al retorno
de los ancestros, de los desaparecidos. Remiten al regreso de los muertos. Así
lo anota el mexicano Octavio Paz:
si el hombre es polvo
esos que andan por el llano
son hombres (Octavio Paz, The Collected Poems, 1957-1987, 1987:
210).
De esta idea deriva la expresión “estar hecho polvo” que significa “estar
cansado”, “estar pulverizado”, “estar muerto” en un sentido figurado. Una
tercera connotación se refiere al acto sexual: “echar un polvo”. Este último
dicho “alude a un desfallecimiento, a una muerte feliz, pero lo hace de un modo
bíblico” (Jesús Díaz, Las palabras perdidas, 1996: 241). Insinúa la debilidad
que procede de un éxito notable. La referencia literaria clásica proviene de
Propercio (Liber I, XIX): “ut meus oblito pulvis amore vacet”, y de Francisco de
Una “diaria sed de estruendos (The Clash, persecuted by
“those Washington bullets again”)”. “La tormenta entre las
manos”, orienta la voz del poeta. Su afán por expresar los aspectos
más contradictorios y vitales. Del país que cierne entre las manos.
La tormenta es el país que le escurre de las manos. Las líneas que
sinuosas diseñan la palma de sus manos. Las mismas manos que
utiliza para rescatar “las palabras que desprecia la poesía”. “Pongo
a mi tierra sobre mis rodillas, en la palma de mi mano”.
II
Nace en San Salvador, El Salvador, en mayo de 1935, de
padre irlandés-estadounidense y de madre salvadoreña. Vive en la
casa materna toda “la vieja infancia”. Porque “sólo nadar en mamá
[es] fácil”. Sin quejas, aguanta “la infamia del ya no juego”.
Edifica “icebergs de polvo” y “monstruos adecuados” a su carácter
“sin disfraz”. Pero de la infancia no “hay forma de saber cuál [es]
la clave”. “La niñez es un vivir enamorado”. Necesitará una doble
revolución para descifrarla y contar el hallazgo: la poética y la

Quevedo, Soneto 78: “serán ceniza más tendrán sentido/polvo serán, mas polvo
política. Una hélice dual. La Serpiente Emplumada engarzada
“en noches sin campanas”. Figura en ADN, ≈.
Inscrito legalmente como Roque A. García, se identifica
con el nombre del padre. En sus primeros años, sumerje el
apellido de la madre. Hasta que húmedo lo hace coincidir con el
paterno: Dalton. A mediana edad, en Los condenados (Praga
1967), recrea el destino agrio de sus parientes irlandés-americanos,
viviendo en el trópico inclemente. Ese poemario lo inicia con un
epígrafe de su padre, Winnal Dalton. Luego lo incluye como “El
país II. Los extranjeros”, en Taberna y otros lugares (1969).
Posteriormente, escribe la novela corta Dalton y CIA
(1973). En esta narración reconstruye a sus antepasados en el
oeste de los EEUU y su llegada a El Salvador. Un hurto de miles
de dólares, una traición a Pancho Villa, los alienta a recorrer una
antigua jornada. La tira de la peregrinación: de Aztlán a
Cuzcatlán.

enamorado”.
El freudianismo del poeta es peculiar. Se identifica con el
padre para desprenderse de la madre. Así “aclara” el carácter
difuso. Alcanza una doble lucidez revolucionaria. Depura la
imagen invertida en “el espejo”. La figura lisa del pretérito la
entrega al legado paterno. “Apaga la sed en el espejo”.
En el fondo de este relato van implícitos no sólo los
estímulos freudianos y catárticos sino también las
necesidades esclarecedoras de los rapporti generacionales
[…] que explica que yo haga una novela para hablar del
padre muerto […] no para refocilarme […] sino para lanzar
a mis muertos la flechita poética, repito, del puro acto de
amor. De un acto de amor, por otra parte, que
contribuya a aclararme [katharsis] el espejo que interrogo
con desesperación en los amaneceres, como diría Daphne
du Maurier: ¿Soy acaso lo que parezco? ¿Tengo derecho a
ser lo que soy? ¿Dónde nacieron, crecieron, quedaron, las
raíces de este rostro feo, de esta caricatura de espadachín
sin vergüenza que pagó ayer por la tarde sus impuestos?
La amistad que siente el alma roqueana por su padre le otorga un
don precioso. El amor verdadero. Amistad y amor que sólo se
dirigen al “padre muerto”. Al progenitor real, que es faro en la
muerte.
Tal vez el rescate de la niñez lo realice en el nombre de lo
perdido. Dalton desea recuperar tres años. El tiempo que le negó
un señor áspero al inicio. “La realidad” marchita “ante la luz del
sueño”.
Calculo que yo tendría tres años, quizás un poco menos
[…] y yo oigo una voz extraña, de hombre, que pregunta
por mi madre […] a mí me pica una condenada
hormiga en el dedo […] y suelto un grito completo, como
pidiendo público […] el hombre lo hace y me pica el
cachetío con su mejilla azul y yo me echo hacia atrás
[…] el señor no es tan bravo como toda la gente grande.
Lo lejano se hace propio; lo huraño, doméstico. García es
Dalton: el hijo de uno de “los pioneros del capitalismo” en Centro
América con “calidad intrínseca de creador”. De escritor nato. En
el Nombre-del-Padre borra el apellido materno. Se reviste de un
imaginario poético. Esta máscara le permite interactuar dentro de
las condiciones reales en las que se vierte la vivencia. “En alud
amoroso” el recuerdo titubea. Cual “vela sin viento que no fue
rumbo”.
III
Estudia en el colegio jesuita, Externado de San José. Ahí
se inicia a la poesía. Al “gran relajo, el gran chapandongo: nos
tiramos guacaladas de orines”. Vive “horas podridas sin afán de
musgo [como] en las aves descansa el viento”. Desde temprana
edad, su profesor de literatura, Alfonso de María Landarech, S. J.,
lo considera “el mejor poeta lírico del país”.
En el colegio recita versos como los aquí anotados. “En la
búsqueda juvenil de su identidad”.
Y sin embargo, a pesar de lo que digan
estoy aquí
completamente íntegro
no creas que pretendo
amparar tus palabras
con lo bello de mi mente, de mi cuerpo
Lo que te dije es cierto:
Te necesito mujer.
Ella es la primera musa. Primitiva, somnolienta descansa en el
“ave – tierra/poema vegetal”. Durante la adolescencia, “pólvora
ardiendo bajo la lluvia”.
Con reverencia, hincado y sumiso, le confiesa sus
malandanzas a un futuro “ideólogo de derechas: Francisco
Peccorini”. “El ruiseñor y el sapo, el amor y el olvido, su pasión
sin medida, el fuego y su locura”. Sin límites de párpados.
“Roberto. Conferencia de prensa”, capítulo de Pobrecito
poeta que era yo… (1976), ofrece una notable colección de
recuerdos de la época. Resume la infancia, “cosa difícil” “como
arma secreta”. Uno a los “quince años” aún “llora por la noche”.
Pero el llanto no le impide denunciar la discriminación que sufre
en el colegio. “Ser hijo de madre soltera y pobre” es un estigma.
“Voz de longitud” en desvelo.
Gracias al apoyo financiero de su padre, y a una beca
jesuita, en 1953, viaja a Chile. Hace escala en Panamá. Su estadía
la refiere en la corta sección de viaje “Al rededor del mundo”,
publicado en Gallo Gris en abril de 1959. Se detiene en ese país
“para comprar ropa americana, carísima en Sur América […] con
la esperanza de asombrar a las chicas chilenas”.
Lo apodan “el catrín”, mientras juega lotería. Se queja del
calor con “maldiciones quevedianas”. Junto a su madre que lo
acompaña, calma la sed en un restaurante-cabaret, el “Happyland”.
El joven Dalton le explica a su señora madre que “el “streap-tease”
[…] quizás se trata de una costumbre local debida al calor”.
“Tácita invitación del fuego, signo de vida y muerte”.
A su regreso a Panamá, llegan “las noches de sus primeros
poemas”:
Cerveza con vino blanco
Sandwiches al paso, sudores,
whisky.
(Tres marinos del barco
violaron a una mulata.
El dolor de Panamá
de entre sus muslos se escapa).
Intuye el lazo entre política y sexualidad. Hace del cuerpo de la
mujer el reino de la polis. Sin notarlo siquiera.
En el sur permanece casi un año. Es un católico acérrimo.
La “ferviente y sincera” creencia se la resquebraja su propio
consejero espiritual. El decano de la facultad de teología de la
Universidad Católica de Chile. El le siembra la duda al mostrarle
“las contradicciones” de su “doctrina cristiana […] uniforme,
monolítica”. Si Dios puede hacerlo todo, es capaz de crear una
roca que “ni El mismo” alcance a “mover”. ¿La conciencia e
historia humana: el libre arbitrio de Roque? Poco a poco de
“católico conservador” se vuelve “progresista, un social-cristiano”.
Comienza la carrera de Derecho en la Universidad
Nacional de Chile. Asiste al Congreso Latinoamericano de la
Cultura. Conoce a dos personalidades que le dan un giro artístico
y político a su vida: el poeta chileno Pablo Neruda y el muralista
mexicano Diego Rivera. Quien con pistola en mano les enseña a
lo críticos a discurrir sobre arte. Ellos lo empujan a optar por una
visión política más radical que la social-cristiana.
Viaja a Buenos Aires y Montevideo. Le interesa
sobremanera la “comida”, “el tango al atardecer, el fútbol los
domingos y el hecho de andar uno libre y solo, con suficientes
dólares”. Pero anota la opresiva presencia del dictator Juan Perón.
Mientras “en Montevideo se podía uno pasar un año sin enterarse
del nombre del Presidente”.
Diploma de Bachiller
IV
Regresa a El Salvador en 1954 con una “vasta” biblioteca
de poesía y política bajo el brazo. En la memoria. Transcrita en el
disco duro de lo imaginario. Ingresa a la Universidad de El
Salvador (UES) a la Facultad de Derecho. En ese recinto se reúne
con otros escritores de su generación para conformar el Círculo
Literario Universitario (CLU). Organiza “el movimiento
estudiantil de izquierda” en la UES. Junto a Jorge Arias Gómez,
funda la Acción Estudiantil Universitaria (AFU), mientras trabaja
como “redactor de Opinión Estudiantil”. Desborda de sarcasmo y
de sátira corrosiva en La jodarria, “libelo de los estudiantes
universitarios”.
Estudia teoría marxista en verso. Entre soneto y
aliteración. Al centro de un haikú de su amigo Alvaro Menén
Desleal,
mariposa. (D -) Portarretrato
del iris; (M -) abanico
para las (D’) rosas,
aparece la fórmula D(inero) – M(ercancía) – D(inero)’. D-M-D’
en trenza con la métrica. La intuición artística explica la lógica del
incremento. Esparce pétalos de rosa (anthos, xochitl) alrededor de
El capital. Lo perfuma con metáfora.
Por un hondo compromiso social, en 1955, rescata figuras
olvidadas del pueblo en estrofa. Anastacio Aquino, el líder de una
revuelta indígena ocurrida en 1832, es el primero. Al evocar su
perfil, Dalton pule la herramienta nerudiana.
Tu pie descalzo ante la dura tierra: barro en el barro.
Tu rostro unánime ante el pueblo: sangre en la sangre.
Tu voz viril ante el pueblo: grito en el grito.
La letanía es el eco de Neruda. En sus primeros años, el
“canto” es arma de denuncia y de exaltación popular. El reflejo
nerudiano sólo unos cuantos eruditos lo descifran. En un país sin
librerías, ni bibliotecas públicas, ni casas editoriales, los lectores
del periódico El Independiente lo perciben como afrenta a la
política oficial. Al “indigenismo de negación”. A la versión de El
Salvador como “un país de indios sin indios”. Aún ahora, en plena
democracia electoral, el estado reniega del pasado indígena.
Rechaza conmemorar a las víctimas de la violencia. Así sucede en
2002 con los setenta años del 32; con el aniversario de Monseñor
Arnulfo Romero.
Se casa con Aída en 1956. Ella y sus tres hijos le enseñan
el parentesco que une el amor a la utopía.
Aída fusilemos la noche
y la terrible
miseria colectiva […]
hay que llevar al niño
a su música antigua […]
hay que hacer instrumentos de labranza
con los autobuses urbanos […]
Aída fusilemos la noche
y los negros cañones.
Todos duermen siempre bajo las plumas. Son suyos “junto a los
pájaros”. Siempre que “vuelven las aves sin embargo…”. Al
desatarse el canto sin parálisis, se multiplican los hijos y el amor
del cónyugue. “Entre la piedra y el cielo”: “justicia de la luz”.
V
Sigue desarrollando su actividad política en la Universidad
de El Salvador, en el Círculo Literario. Su papel consiste en unir
arte y vida en un todo único. Exige que la poesía se recubra de un
contenido ético profundo. El Círculo Literario difunde los trabajos
de sus miembros en los periódicos de mayor circulación en el país.
El poeta nicaragüense Juan Felipe Toruño les abre las puertas en
Sábados de Diario Latino. Organizan festivales, desfiles bufos y
fundan varias revistas imaginarias. Las distribuyen en los kioskos
de periódicos. Dicen.
Escriben una poesía mural de consumo diario y al alcance
de todos. La poesía debe alejarse tanto del academicismo
enredado como del elitismo complejo. Ambas corrientes
traicionan lo popular al volverse minoritarias y encerradas: “los
académicos polvorientos afines de las arañas”.
Ay, poetas que os olvidasteis del hombre,
que os olvidasteis
de lo que duelen los calcetines rotos […]
Estamos en el lugar en que se encuentra el hombre
en el lugar en que se asesina al hombre.
Los poetas critican el proceso de modernización del estado
salvadoreño. El estado impone una férrea dictadura militar. Le
cierra toda avenida a la oposición política. Abandera una
modernización económica. Pero no incorpora a la gran mayoría,
viviendo en la miseria. La poesía sirve de sustento político a la
denuncia: falta de democracia y pobreza generalizada. La poesía
cumple su cometido ético en la política.
El arte es propaganda. Arma ideológica. Para el Círculo
Literario, poética significa alcanzar el símbolo del bien moral. El
bien moral es el bienestar social de la mayoría y la libre expresión
del pensamiento. Los poetas promueven la conciencia popular en
contra de la dictadura. Fundan un amplio movimiento de masas.
La presencia de Dalton en los medios masivos de
comunicación es notable. En 1956. Por casi seis meses los
periódicos nacionales se abocan a discutir el tema de la poesía. Su
artículo “Un concepto sobre poesía” (Diario Latino,
25/agosto/1956) suscita múltiples reacciones. La mayoría le da la
razón. “El poeta es una conducta”.
La tarea del escritor consiste en volcar la poesía hacia un
cometido ético y social intachable: la pureza moral del poeta quien
le da voz al pueblo, primero, y el bienestar económico de todos los
ciudadanos, segundo. El contenido ético de la poesía lo justifica
en nombre del guatemalteco Miguel Angel Asturias. Su función
social la remite a la filosofía clásica. Aristóteles le sirve de guía:
“el hombre es un animal social”. Por tanto, la poesía “como
creación eminentemente humana, tiene que existir en función
social”.
Por esa época, aparece el nombre de Karl Marx citado por
primera vez. Pero Aristóteles y Jesucristo custodian al alemán (La
Prensa Gráfica, 28/abril/1957). Marx no es un innovador. El
Marx roqueano actualiza un legado griego y otro cristiano clásicos
en El Salvador. El “marxismo” del joven Dalton es una excusa
para fundar una moral. Una po-ética. Una est-ética.
En los ensayos periodísticos tempranos, Dalton propone un
“concepto” novedoso “sobre poesía”. Quiebra con las dos
corrientes clásicas del realismo y del formalismo romántico. La
poesía no la define por su adecuación testimonial con la realidad.
Tampoco caracteriza el arte por una técnica en la ejecución: la
métrica y la fina textura. La “poesía” la valida por una “conducta
moral”. Es una (po)ética que propone la “búsqueda de una buena
“manera de ser” o de la sabiduría de la acción”.
El verdadero poeta hace coincidir vida y obra. Hace lo que
escribe. Es la palabra hecha carne. La función primordial del arte
consiste en lograr “la limpieza” (katharsis) moral del artista. El
próposito de la po-ética roqueana es “totalizarme en una
conducta”. “Sufrir la piedra”.
VI
Un año después viaja a la URSS. Participa en el VI
Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la
Amistad. Da cuenta del viaje en “Al rededor del mundo” (Gallo
Gris, abril de 1959). En este corto artículo ofrece una descripción
pormenorizada de los monumentos en Moscú. No falta la nota de
humor. Rescata el recuerdo de la mujer y de la danza. Un
desacato a la autoridad: “¿te acuerdas, Zahyra, cuando
noctámbulos y pobres, bailábamos valses interminables en
derredor de todos los policías que encontrábamos?”. El amor es la
antesala. “Manantial de llamas”. El móvil de la revolución.
Agua que quema.
A partir de esa experiencia escribe “Poemas en la URSS”.
Inédito aún, lo incluye en el manuscrito revisado del libro La
ventana en el rostro… (1961). Conoce al guatemalteco Miguel
Angel Asturias. “Tierra rumiando”. Al estadounidense Graham
Greene. “Agua con sueño”. Y al poeta turco Nazim Hikmet.
Vegetal en fronda. A este último le dedica la segunda sección del
tercer poema que concluye ese corto poemario, “En Moscú”.
Resulta sorprendente la siguiente propuesta:
Desde aquí,
(Dniéper, sol, flores, Clavdia),
recuerdo los dolores de mi patria y mi pueblo…

Lejana flor aparcelada,


ajena,
El Salvador atado por las sombras,
el aire que te besa sólo lágrimas
de tus surcos recoge sólo llanto
de tu estirpe pipil va desprendiendo.
No asombra que Dalton reclame una raíz indígena, pipil.
Su pueblo y patria. Restituir el legado y la presencia indígena en
El Salvador es uno de los cometidos iniciales del poeta. Extraña
que la patria quede confundida con la imagen de la mujer, Clavdia.
Ambas se tiñen del matiz de la flor (anthos, xochitl). Hasta
el punto que no sabemos quién está en la lejanía. A la hora de
escribir el poema, ¿es la patria o es la amada? Pareja idéntica al
inicio del verso. Mujer y patria son dos musas recurrentes en su
inspiración poética. Son flor y canto: antho-logos, in xochitl in
cuicatl. Ambas hacen que caiga la voz. En la indistinción sonora
del poema.
Y mi voz que madura — mujer
Y voz quemadura —patria
Y mi bosque madura —mujer
Y mi voz quema dura —patria
Como el hielo de vidrio —patria-mujer.
El poema “Perdido (De Zurich, 1957)” de El turno del
ofendido, confirma esta sospecha: “oh amor de la violencia que
adivino”. Años después, el poeta maduro colorea la identidad
mujer-patria con la misma transparencia del índigo:
el amor es mi otra patria
la primera
no la de que me ufano
sino la que sufro.
La mujer es un tema sustancial en todos los poemarios. En
su “luz astillada”. En 1958 la proclama generadora de la poesía en
“El nuevo amor de siempre”. Acaso la paráfrasis del título sería el
recrear por ciclos infinitos el amor que ha existido desde el
principio, para que renazca el canto.
La posibilidad de quedar siendo
un territorio universal en que el amor existe
cual un ave perenne […]
Tú y yo, como fronteras de uva y desnudez
dioses sexuales en la semana original que nuevamente pare
la antigua y tormentosa ribera del amor,
podemos proclamarlo.
Todo acto de amor “aclara” (katharsis) la imagen del poeta. Le
otorga mayor lucidez revolucionaria. Lo remite al territorio natal
de la mujer-patria. En tus brazos, mi soledad en gala. Durante
cada revolución sinódica de Venus. “Desnuda, más que desnuda,
desollada, danzando muda [con] el mar. Sonaja en tu mano”.
VII
Hacia 1957 ingresa al Partido Comunista Salvadoreño
(PCS). Las propuestas del comunismo de la época son
reformistas. En una sociedad atrasada como la salvadoreña, el
PCS propone una revolución democrática burguesa. Una reforma
capitalista debe anteceder a cualquier tentativa de socialismo. La
reforma agraria y la democracia electoral serán los pilares de esta
primera “revolución”.
Si este juicio es correcto, está fuera de discusión. Me
interesa anotar, en cambio, cómo un acto tan solemne Dalton lo
recubre de la más sagaz ironía. Entiende “la militancia en el
Partido Comunista como la participación en un nuevo Cuerpo
Místico, jalonada de acciones In Majorem Dei Gloriam […] y de la
fe en el advenimiento fatal del Reino del Hombre”. Confunde la
militancia en el Partido con la devoción anterior por la Compañía
de Jesús. Su vocación suspendida. Cuentan que desde temprana
edad es adepto al “confucionismo con c”. Escribe “como habla
dormido”.
Declara que teoría y práctica materialistas se conjugan con
“mi sentido estético-amoroso”. En una militancia-mujer.
Lisa:
desde que te amo
odio a mi profesor de Derecho Civil […]
Pobre de mí,
pobre de mí,
que soy marxista y me como las uñas.
El militante convencido en el futuro utópico de la sociedad
mundial, titubea nervioso. Se carcome las uñas. Eso le declara a
la amada. Como si este estupor fuera poco, el marxista resuelto
teme también el regaño y la paliza de su madre. A ella le debe
obediencia. Devoción a quien “le enseña a rezar”.
La noche de la primera reunión de célula llovía
mi manera de chorrear fue muy aplaudida por cuatro
o cinco personajes del dominio de Goya
todo el mundo parecía bastante aburrido
talvez de la persecusión y de la tortura levemente soñada
cuando salí no llovía más
mi madre me riñó por llegar tarde a casa.
Los compañeros de militancia rayan en lo grotesco. Los esculpe el
español Francisco de Goya y Lucientes, el de Los caprichos y de
los Cuadros negros.
Su compromiso y poesía van de la par a la bohemia. Sigue
los pasos de su maestro, Oswaldo Escobar Velado. “Un excelente
poeta pero que tiene dos defectos: es borracho y es comunista”.
De él hereda el método más adecuado para acceder al
materialismo histórico y dialéctico: la borrachera, la sinrrazón y la
vivencia bruta. “Digan lo que somos lo que somos/un pueblo
doloroso/un pueblo analfabeta/desnutrido y sin embargo fuerte”.
“Que venga otro trago, Víctor, a la salud de la causa”.
Frecuenta “El Rancho del Artista” de la hondureña
Clementina Suárez. Ahí desborda en sarcasmo alcohólico,
desacralizador. Destruye a todas las figuras connotadas del “país-
chunchucuyo”. Aquí no hay nada que valga la pena, que rebase las
fronteras nacionales. En estos “poetiyas de uno de los países más
pilishnes del mundo”.
Propone una extrema irreverencia como razón de enlace.
Para “dialectificar” la oposición “comunismo”-bohemia.
“Verguiemos al Nuncio […] ni los surrealistas de la época de oro
verguiaron a un Nuncio”. Hasta la vanguardia europea, la más
radical, envidia el contrasentido de su propuesta. El poder artístico
de lo irracional. “Vértigo infinito de la inmensidad de su
impotencia”.
VIII
Su crítica abierta al régimen dictatorial y a la situación de
pobreza, le cuesta la cárcel, primero, y el exilio, en seguida. En
1957 entra en crisis el modelo de modernización acelerado
impuesto por las dictaduras militares desde arriba. Se derrumba el
precio del café. El gobierno en turno, el de José María Lemus, lo
sustituyen Directorios Cívico-Militares sin mayor arraigo popular
ni justificación legal, salvo por el corto período de octubre de 1960
a enero de 1961. Dalton es hecho prisionero en tres ocasiones,
entre 1958 y 1960.
El gobierno endurece su posición en contra de los poetas y
de los estudiantes de la Universidad de El Salvador (UES). Ellos
son los principales “agitadores”. Incitan al descontento social y a
la oposición política. El ejemplo de la joven revolución cubana
alienta al reclamo de los derechos populares.
La represión armada culmina con la intervención militar de
la UES en septiembre de 1960. El ejército ametralla un desfile
estudiantil secundado por el pueblo el día de la Independencia, el
15 de septiembre. A Dalton lo encarcelan en octubre.
En el encierro el poeta descubre
de nuevo la cárcel fruta negra […]
mi patria es esta cueva húmeda y perfumada,
esta guarida de divinidades viscosas,
esta región de alcantarilla echada a rodar por la selva.
Dalton se inviste ahí como poeta “iluminado”. Recibe el
llamado de un “concepto universal”. En la prisión el escritor se
vuelve un poseso:
algún concepto universal, nacido para ser escrito con
mayúscula —la Verdad, Dios, lo Ignorado— me inundó [=
me interpela, me posee] desde un día feliz y que no he
caído [= descendido a los infiernos carcelarios] —al
hacerlo en este pozo oscuro— sino en manos de la
oportunidad [= la elección] para darle debida constancia [=
para traer el anuncio] frente a los hombres.
La cárcel es necesaria. “Proletariza”. “Los cuilios
ignorantes y los salvajes Guardias Nacionales […] van a tener el
honor histórico de proletarizar a la intelectualidad nacional. A
punto de verga claro”. De ahí la suprema certeza. El “concepto
universal” que ilumina al poeta. En el encierro Dalton refrenda el
anhelo de cambio.
La celda es vivencia cruel. En el imaginario representa un
reencuentro con la larga dimensión de la historia de la literatura, de
la poesía y del arte. Ahí se produce una verdadera “síntesis
poética” de la escritura roqueana.
Dos temáticas adicionales complementan la vivencia de la
cárcel: la evocación de la figura de la mujer ausente,
la celda es oscura y silenciosa…
Ah, la luz de tus ojos; ah tu voz,
y una visión crístico-sacrificial. El escritor se identifica con una
víctima propiciatoria prehispánica: “como la piedra de sacrificio
que transcurro”. A veces, fiel a una enseñanza católica tradicional,
adopta un tono más bíblico y de cristiano ortodoxo:
en mi última cárcel recé en dos ocasiones. Impropio, lo sé,
para el caso de un comunista de mediana edad, pero no
menos
cierto […]
un policía me prestó una Biblia por un cuarto de hora: la
abrí
al azar, proponiéndome una especie de juego amargo: y lo
primero
que leí fue lo siguiente: “ como oveja
a la muerte fue llevado y como cordero mudo delante del
que lo trasquila”.
¡Notable cristología! El militante nos sorprende. De los Hechos
nos remite a Isaías. Revela que su identidad equivale a la del
cordero pascual. Junto a la musa siempre… Pájaro a la sombra.
IX
En 1961 viaja a México exiliado. Al inicio se siente
“lejos/del orden natural de las palabras”. En país ajeno se inventa
el suyo. Escucha el eco de su maestro: “amo los exilios/porque
desde ellos yo recogí la luz”. El de su modelo (po)ético: “la patria
peregrina va conmigo”.
En el D. F. publica su primera colección de poemas: La
ventana en el rostro…. Más que un libro en sí mismo, se trata de
una selección antológica de la poesía temprana del autor. Incluye
poemas publicados en periódicos salvadoreños en la década de los
cincuenta. El manuscrito revisado presenta dos nuevos poemarios
de esa época: “Poemas en la URSS” (1957) y “Para elevar la ira”
(1960-61). Este último denuncia “la persecusión de los Gobiernos
de Lemus y el Directorio Militar” que lo reemplaza.
El procedimiento de composición del libro y del manuscrito
inédito es interesante. Los poemas no se prosiguen en un orden
fijo. Cada uno de ellos mantiene su autonomía propia. Puede
alternar a arbitrio del escritor. El lugar de los poemas semeja la
recomposición formal del kaleidoscopio.
He citado versos que ilustran la experiencia personal y el
rescate de la historia indígena del país. Leamos otras venas
literarias de esta antología. El escritor y el marginado se unifican
bajo una misma figura. La del loco que descubre “algo llamado
luz [¿la verdad?], pero que [es] imposible de coger con las manos”:
A los locos no nos quedan bien los nombres.
Los demás seres
llevan sus nombres como vestidos nuevos,
los balbucean al fundar amigos,
los hacen imprimir en tarjetitas blancas
que luego van de mano en mano […]
Pero los locos, ay señor, los locos […]
Cómo vamos a andar con los nombres a rastras.
La identidad es honda. Al poeta lo excluye la sociedad que
ama. No obtiene reconocimiento oficial, aunque intenta asir la
“luz”, la verdad. Debido a ese rechazo, pronto su “ternura de
prolongado niño” se convertirá en ira.
Oíd, todos vosotros,
los que cual bendición contra la noche reciben mi palabra
[…]
Oíd,
oíd,
duros amigos que despreciaron mi ternura
de prolongado niño,
hijos, abuelos del alcohol y de los amaneceres transitivos
[…]
madre, mi madre madre
la única bella sombra
capaz de odiar a todo el que me cerró con motivos
la ventana en el rostro.
Asoma también la experiencia de la cárcel. Mas la vive
como una prisión que en su encierro le hace posible recobrar la
fuerza de la poesía.
Camarada Nazim: le escribo
desde la vecindad del sobresalto,
desde la Quinta Bartolina de la Penitenciería Central
de El Salvador.
No había podido hacerlo antes porque estaba libre
y con la juguetona y burbujeante libertad uno no puede
elevar las palabras a lo alto de los presos.
En la celda Dalton vuelve a encontrar al poeta turco a quien le
dedica uno de sus primeros “Poemas en la URSS”. “Topo del
aire”.
“¡Benditas sean sus cárceles donde se cuela todo el amor
del mundo!”. Hasta ahí se cierne toda la poesía y la Biblioteca de
Babel. “Las cucarachas” adquieren aureola de “mariposas”. Al
lado de la musa… “Buzo de la tierra”.
X
En 1962 se traslada a Cuba. En ese país publica varias
obras que le valen un alto prestigio: El mar (1962), El turno del
ofendido (1962), César Vallejo (1963) y Los testimonios (1964).
Destaca una fuerza vital. Combina el lirismo con la ironía, la
política con el amor, la vida diaria con la denuncia, la tradición
popular con la vivencia personal.
En El mar Dalton ensaya con el lirismo del francés Saint-
John Perse. Emerge el símbolo del mar, de la madre, de la muerte
y de la sexualidad. Su luminosidad tropical contrasta con el
carácter sombrío del otro poemario que publica en el mismo año.
Poesía y humor en claroscuro. Ese poema lo juzga tan depurado
que no lo corrige en absoluto. El hermetismo formal de los versos
hace casi imposible cualquier comentario sobre el libro. La falta
de exégesis el poeta la anticipa con alegría:
el mar y el momento son por ahora indescifrables
Bebamos.
Bajo el “hervor de estrellas”. “Ese techo tranquilo de palomas
[que] palpita entre los pinos y las tumbas”.
En El turno del ofendido emerge un Yo poético
desangrado. La ira anuncia la pérdida de la inocencia original. Es
el fin de un ciclo. Las ventanas se cierran “en el origen”. Son
“cicatrices”. Imborrables tatúan el alma atormentada del escritor.
El tatuaje lo cura con “las olas orgullosas” de la noche, bajo la
tutela del argentino Jorge Luis Borges.
De niño ya me sabía mal el odio […] no podía entender una
serie de desgarraduras. (Desde entonces fui ajeno a las
grandes maquinaciones). Y me vi crecer en le pecho la
zozobra.
¿Por qué pateaban a los pájaros arrobados en libar sol del
aire?
¿Por qué exiliaban tumultuosamente a los niños de las
praderas abiertas?
¿Por qué los hombres reñían entre sí con toscas dagas
pronunciando palabras quemantes como una genuflexión?
[…]
No hay lugar para ti. No hay lugar para ti en la
magnificencia de nuestra crueldad.

Pesadamente caes con tu densa pureza


como el aroma de la miel en los ojos del loco
oh noche lenta deseada […]
Llega la noche y lo destruye todo
viscoso mar arrasador
nada perdona el implacable.
A este libro le dedica años. Lo revisa cuidadosamente.
Existen tres versiones distintas del mismo. Siendo cada poema
autónomo en su posición y en su temática, Dalton responde a la
crítica inicial sobre el libro. Lo reconfigura. Intenta unificar
historia, amor, ataque al status quo y experiencia personal. Ahí se
encuentran poemas de una cualidad formal insuperable:
cuando sepas que he muerto, di sílabras extrañas
pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
Anticipa la muerte tanta veces anunciada. Acaricia su
imaginario cual si fuese una de sus amantes:
yo quería hablar de la vida de todos sus rincones
melodiosos yo quería juntar en un río de palabras
los sueños y los nombres lo que no se dice […]
y del corazón y sus testimonios […]
y no he podido daros más -puerta cerrada
de la poesía-
que mi propio cadáver decapitado en la arena.
En una secuencia inusitada de tres poemas -“Karl Marx”, “Te
amo”, “Desnuda”- revela el íntimo lazo entre política, amor y
sexualidad. En el manuscrito corregido regresa a una visión más
cristiana sobre la política marxista. Coloca a la par “Cristo”, “Karl
Marx” y “Pobre verdugo”.
Hacia 1963, se convierte al credo poético del peruano César
Vallejo. Reniega de su pasado nerudiano. En el cholo, lo libresco
del chileno da lugar a la razón de la vivencia bruta. Vallejo es
paradigma del “nuevo tipo social” latinoamericano. En él descubre
atributos con los cuales renovar su propia poesía. Ambienta el
mestizaje del continente. Utiliza el poder de la blasfemia, ese
“acto de fe desesperado” que le es tan caro a Dalton. “Renuncia a
la resignación” cristiana. Pero hace que la palabra se personifique.
Se vuelva carne “en el adjetivo”. Vive “la pasión de quien es hija
la poesía”. Vallejo le revela la necesidad de “humanizar la
literatura”. De volcarla hacia “el hombre que sufre en concreto”.
“Un hombre pasa con un pan bajo el brazo. ¿Voy a escribir
después [del surrealismo]?”.
La pasión por la vida brota como surtidor en Los
testimonios (1964). “Donde se queda pastando la furia” del
ofendido, se vuelca en “los difusos páramos del humo” del
testimoniante. De su testimonio “corroído por la pasión” brota
una poesía que se confunde con el diálogo, el drama y las múltiples
voces de una estructura novelesca.
“El pozo del júbilo” de los psicotrópicos se enlaza al folclór
y a la recreación poética de la historia. Convive con su hermana,
“Margarita emocionante”, seducida por los “paraísos artificiales”
del “Lucy in the Sky with Diamonds”. Los estudios de
antropología en México D. F. culminan, sin un análisis de la
cultura indígena, en una vivencia:
Danzad dancemos con la tibia llama
que con la tuna blanca nos saciamos.
“Riders on the storm” resuena en eco desde Père Lachaise.
En un instante fugaz le abre “the doors of perception”. Al no
hacerles caso a las visiones. Las que le inspira el encuentro con el
inglés William Blake, se le cierran de inmediato para siempre. De
depurarlas, “every thing would appear to [Dalton] as it is, infinite-
For he has closed himself up till he sees all things thro’ narrow
chinks of his cavern”.
Originalmente el libro de Los testimonios está dividido en
cuatro partes. Pero la manía correctora, junto a la reacción ante la
crítica, lo obligan a recortar poemas y repartirlos en tres
manuscritos distintos: Los testimonios, Textos y poemas muy
personales y Los pequeños infiernos. El poemario es “desigual en
su selección y disperso en su estructura”. Por eso, en el primero
reagrupa los poemas folclóricos, la recreación poética de la historia
y su experiencia con la cultura indígena. La obsesión por la
muerte que “no es más que una ausencia que se prolonga”.
Semejante a la de la musa:
pues si a la muerte vamos hemos de saber los lugares
entre los que se ha de repartir nuestro destino.
Así he dicho en alta voz el secreto
el tlamatine es posible que yo sea
el que la melodía del secreto conoce.
Al contemplar la muerte-mujer, el escritor se reviste con dotes de
sabio.
En el segundo reúne la prosa poética que restituye infancia
y adolescencia. Viejos amores: “su polen de diamantes azules
sobre el cuerpo huidizo de las muchachas”. “Ah y la revolución”.
Política y amor se retroalimentan en hélice. En el tercero, arregla
los poemas que responden a una “intención surrealista”. La mujer
sigue omnipresente, en la “raíz” tormentosa de la que brota una
poesía como lava. “Entre mi cama y las estrellas”:
tu desnudez surgía en la pequeña noche de la alcoba
del fuego entre las cosas de madera […]
Y tu respiración y mi respiración eran dos ríos vecinos
y tu piel y mi piel dos territorios sin frontera
y yo en ti y tú en mí como la tormenta tocando la raíz de
los volcanes
y tú para mí como el desfiladero llovido
para la luz del amanecer.
El salto vertical “del poro al estrella” se lo inculca “el poeta
inmenso”, José Lezama Lima. “El enigma de su piel /es gravedad
en la brisa”.
XI
En Cuba, tierra extranjera, el poeta adquiere prestigio. Se
vuelve escritor profesional. En unos años la reconocerá como
tierra de adopción: “dos patrias tengo yo/ Cuba y la mía”. “Cuba
es un estado de ánimo”. Se integra al equipo consultivo de una de
las más prestigiosas editoriales en el continente, “Casa de las
Américas”. Forma parte de una generación prolífica de poetas en
la isla: Roberto Fernández Retamar, Pablo Armando Fernández,
Fayad Jamís y Heberto Padilla.
En Las palabras perdidas (1996), Jesús Díaz relata la
“síntesis y humor y parodia y filosofía y política y resumen” con la
que Dalton contribuye a la revista El Güije ilustrado. “Abrir con
un [doble] desnudo”. Dos pilares de nuestra identidad nacional.
Los fundadores “del PC”, del Partido Comunista, perdón, del
Partido Capitalista, que es “lo mismo pero no es igual”. “Es
demasiado mi cielo”.
Aconseja combinar la militancia con la lectura de poetas
místicos e introspectivos. San Juan de la Cruz: “oh llama de amor
viva/que tiernamente hieres/a mi alma en su más profundo centro/
pues ya no eres esquiva/acaba ya si quieres/rompe la tela de este
dulce encuentro”. Henry Michaux: “la fortune à la langue
d’huile, ayant lavé mes blessures […] oh, monde exécrable, ce
n’est pas facilement qu’on tire du bien de toi”. Saint-John Perse:
“au bruit des grands eaux en marche sur la terre, tout le sel de la
terre tressaille dans les songes”.
Sugiere hacer una revolución poética que complete la
social. La re-volución en la revolución la realiza el arte en la
política. Como en carrera a obstáculos. Tras “las pelotas de
Atalanta” en “mi jardín” donde “pastan los héroes”.
“Al poeta al creador en su tiempo” le corresponde “la
desconfiabilidad, la movilidad [dirigir] un alzamiento organizado”.
Traslada la experiencia guerrillera del Che Guevara al acto poético.
La poesía produce el hecho revolucionario en el seno mismo de la
revolución. La hace doble. Acaso esta intuición la dicta la “voz
mayor” de Dalton, el poeta cubano. La del “alzado”, “organizado
y serio”. Quien nos aconseja que “ser razonable” es “aprovechar
[…] el misterio”.
El manuscrito de Poesía escogida (Selección y nota
introductoria del autor, La Habana, 1973) recoge una selección
antológica de su experiencia poética cubana. “Los própositos del
autor” son “centrar su selección en los libros cuya elaboración ha
estado más ligada a Cuba”. Por este interés no aparecen
representadas ninguna de las siguientes obras: La ventana en el
rostro…, Las historias prohibidas del Pulgarcito, Un libro rojo
para Lenin, Poemas clandestinos. La edición príncipe lo ignora.
El editor omite la intención inicial del escritor y añade poemas de
los libros excluidos. Borra la “nota introductoria del autor” y
tergiversa el “cuidado y amor, en homenaje al pueblo
revolucionario de Cuba [que] le dió […] a mi poesía, perseguida,
vilipendiada y prohibida en mi país […] condiciones materiales,
espirituales e ideológicas para existir y desarrollarse”.
XII
Regresa brevemente a El Salvador en 1964 y va directo a la
prisión que lo ilumina. El mito de su escape legendario lo narra en
el último capítulo de su biografía póstuma, Pobrecito poeta que
era yo… (1976). El signo paradójico del argentino Jorge Luis
Borges lo acompaña en el riesgo. Lo apoya con el mismo
“cuchillo”, “con la firmeza que lo “empuña” Dalhmann. Le insiste
en que la vanguardia artística suplemente la política. Al inspirarle
el sueño de ser “a un tiempo […] dos hombres”.
“Se deja vivir”. Dalton encuentra en espíritu al peruano
César Vallejo. Tocayo del nicaragüense Sandino, el teósofo
revolucionario. Escucha voces: “padre polvo que subes del
[istmo]/padre polvo que asciendes del alma”. “Hay golpes en la
vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio” de la patria.
Aprende que de la vivencia cruda, la cárcel, nace la belleza:
“¿quién tuvo una celda donde diariamente se renovara una flor
(anthos, xochitl, poesía)?”. Surge la certidumbre:
triste charco de luto
precisamente cuando somos
dueños de la verdad.
En el país circulan varias versiones mecanografiadas de su
novela Los poetas, así como el poemario El hijo pródigo (y otros
poemas del retorno.). Ambas obras las firma con distinto
pseudónimo: Juan de la Lluvia y Antonio Mata . En la novela
diversas parcelas de su vida adquieren autonomía. Los fragmentos
actúan con la misma independencia que sus compañeros de
generación.
Cada personaje rescata una comarca particular del propio
escritor. Bajo el nominal atuendo de sus colegas. Alvaro es el
Dalton de Los testimonios. Moldea el legado indígena del país en
verso. Arturo es el estudiante de jurisprudencia y ciencias sociales.
Así aparece en el recorte “Defenderá a varios reos” (El Diario de
Hoy, 18/enero/1960) y en el poema “Facultad de derecho” (Un
libro levemente odioso). Roberto es el joven estudiante de
secundaria en el colegio jesuita Externado de San José.
Mario es el único que posee una autonomía real. Gran
parte de ese capítulo se inspira del diario de su amigo Armando
López Muñoz. Él reseña el choque entre dos teorías en boga. El
autor coquetea en sus años mozos con un existencialismo
materialista y un marxismo católico. “Un aletear ambiguo [le]
señala los pasos”.
Tan ajenos le son al poeta sus intimidades y su pasado cual
lejanas se reflejan las experiencias de sus compañeros. La novela
despliega una dinámica entre dos visiones del otro. El otro
antropológico -otra persona distinta a mí misma- y el otro
borgeano, yo mismo desdoblado en mi intimidad percibiéndome
como otro. “Borges y yo” : : “Roque y su roca”.
En el poemario El hijo pródigo aparecen versos que serán
incorporados a otros libros consagrados del autor. En su mayoría
se reparten en las siguientes obras: El turno del ofendido, Los
testimonios, Los pequeños infiernos, Taberna y otros lugares,
Doradas cenizas del Fénix. Incluye poemas reconocidos por su
pulida factura, tales como ‹‹“A muerte fiel, muerte convidada”››,
“El caos del espejo” y “El hijo pródigo”. Nos informa que “los
pequeños infiernos” proviene de una referencia a su amigo, el
argentino Julio Cortázar.
En el poema que le da el título, hay sentencias tajantes.
Estas petrifican a cualquier seguidor de Dalton. También congelan
a sus opositores, a los neoliberales en el poder. Toda utopía
segrega su propia carroña:
porque
¿debéis acaso aceptar que la tierra prometida [= el
socialismo y el capital global]
también es un enorme mar de estiércol,
que el tiempo prometido transcurrirá en un enorme mar de
estiércol?
Hay estiércol, no hay duda.
Todas las alas de las rosas [¿de la poesía, anthos/xochitl?]
[de los vientos
están manchadas.
No es que el poeta recaiga por completo en la amargura.
Pero hay altibajos. Hay nihilismo. Momentos de duda febril
alternan con una amplia convicción de iluminado. Así lo reconoce
Julio Cortázar: “el camino de un verdadero revolucionario […]
transita a lo largo de una penosa maraña de vacilaciones”. Por eso,
después de asegurarse de que
el hombre
no es un animal extraño
es sólo un animal que ignora y desprecia
y alcanza la verdad por la puerta del fuego,
pone en tela de juicio esa certidumbre. La sinceridad de esos
“intensos animales” desmoronan el optimismo del “pequeño
profeta”. Su pesimismo no podría ser más voraz:
no servís para renegados […]
lo que importa es tomar una decisión:
la del asesino, la del que se atreve a ser al fin él mismo,
la del salvador o la del héroe.
No puedes pasarte la vida volviendo,
sobre todo a la porquería que tienes de país […].
Incluso te digo que te cuides de tu rebeldía
ella es el mejor corazón
pero también es capaz de segregar podredumbre.
El estado de vacío lo desploma “hasta la peor huella del
agua […] guarida de divinidades viscosas, región de alcantarilla”.
Ahí anticipa la suerte de sus parientes irlandeses , “los
condenados”: “en este país sois más extranjeros que nunca!”. Tal
vez el Dalton de El hijo pródigo (y otros poemas del retorno.) se
halla más cercano de la posición de Mario que del credo católico-
marxista de Roberto. En momentos en que “la esperanza de
musgo” se reseca, que “el asombro” lo traiciona, Dalton recobra
“al suicida que yo quería ser…”.
“Tengo derecho a inquietarme de cuando en cuando”…
XIII
Siguen los viajes y el exilio. Reside en Praga de 1965 a
1967. Escribe para una revista internacional. Analiza los
problemas entre el marxismo y la paz. ¿“Socialismo o barbarie”?
Quizás. Visita al argentino Julio Cortázar en París. Baila can-cán
con una desconocida. La deja pensativa al mostrarle “la muerte en
su rostro”. Entre champán y vino tinto. “Ne me quite pas”.
París y la cultura francesa aparecen en dedicatorias y
epígrafes que encabezan múltiples poemas. Althusser, Aragon,
Auzias, Breton, Mattelart, Merleau-Ponty, Michaux, Saint-John
Perse, Prevert, Sartre, son lecturas obligadas. La vie en rose sirve
de telón de fondo. Un “Calon Segur Saint Estephe” 1967 al lado
de unas tostadas con foie gras.
En Praga, visita “expendios de cerveza” : la Mala Strana, U
Fleku. Recorre “calles, plazas y lugares célebres”. Le fascina “la
sinagoga de Pinkas”. Pero su sitio favorito lo encuentra en el
cementerio hebreo. Ahí reconoce a su doble. Se entrevista con el
rabino Yejuda Löw. El ashkenazim le revela la fórmula para
revivir al ‹‹“robot” legendario que es el Golem››.
El abecedario de la creación: las veintidós letras del
alfabeto hebreo descienden de la corona de YHVH, donde están
inscritas con punzón de fuego. En “el asiento real” de su
apartamento figura una placa de bronce: “Consulado General de El
Salvador – Praga”. El silencio –Aleph- que da origen y en el que
culmina el idioma.
Por casualidad, el día de su treintiún cumpleaños conoce a
Miguel Mármol en un lujoso restaurante de la ciudad. El lo
despierta de la modorra que produce lo “europeo y tranquilizador”.
La falta de “los platos salvadoreños, los olores y sabores
tropicales”. Lo transporta a su país de “juventud” como en “una
embriaguez sin vino” repentina. Aunque un “Saint Émilion
Chateau-Figeac” 1970 disuelve la añoranza. A la par de una
blonda musa.
Mármol es un personaje mítico. Se forma como zapatero
remendón, antes de fundar el Partido Comunista Salvadoreño
(PCS). Es el único sobreviviente de la revuelta indígena de 1932.
Posee un don de resurrecciones continuas. El uruguayo Eduardo
Galeano lo consagra como maestro del “marxismo mágico” en su
tercer volumen de Memorias del fuego (1984).
Combina la receta marxista con una piadosa creencia en los
santos: “ni pensar que Marx sea más popular que la Virgen del
Perpetuo Socorro”. Lo afectan pesadillas cuando el Presidente
espiritista, el General Martínez, invoca su alma. Le reza al Santo
Niño de Atocha. Tiene “fama de brujo”. Hace “pacto con el
diablo”. O talvez “es el niño bonito de Nuestro Señor”. Conversa
con la Siguanaba quien le hace el milagro de la multiplicación de
los peces. “Quiet early one [evening] in the winter of” Izalco.
Mármol le narra su vida y una versión alternativa sobre una
revuelta en el occidente del país. El saldo de la rebelión es
elevado. La represión militar –ethnic cleansing- extermina de diez
mil a treinta mil indígenas en la región de los Izalco. En El
Salvador la “matanza” fundamenta un “indigenismo de negación”.
La política cultural que prevalece en un país sin un Instituto
Nacional Indigenista. “En un país de indios sin indios”.
Hay quienes creen que la “matanza” destruye los primeros
“soviets” de América. Hay también quienes olvidan que en el
imaginario indígena la tierra es siempre comunal. Desde época
prehispánica los pueblos indígenas son “comunistas”. Acaso el
arraigo del “comunismo” lo explique una utopía por el retorno a la
propiedad comunal de la tierra. Hacia la colectivización de la
tierra. Por una doble re-volución sin discontinuidad entre origen y
porvenir. Calpulli de antaño y soviet del futuro, confundidos en
teoría y práctica política. “Comunismo”: ¿utopía arraigada desde
siempre en el imaginario popular?
XIV
Durante una leve estadía en Cuba celebra el centenario
natal del nicaragüense Rubén Darío (1867-1916). Por azar
objetivo, ambos llevan las mismas iniciales. Da a luz a dos
nuevos poetas centroamericanos: Rubén Dalton y Roque Darío. R.
D.: “el pesar de no ser lo que yo hubiera sido/la pérdida del reino
que era para mí”, lo traduce en “algo así como que su patria no
existe [..] y se increpa a sí mismo, llamándose desertor”.
Con esa aflicción, arregla poemas de Los testimonios y
añade inéditos en una segunda versión del poemario Los pequeños
infiernos. Su inicio nos remite al recuerdo extraviado, a una crisis
de “mediana edad”:
pasan los años del estilo brioso
Pasan los años en que se pronuncian
ciertas palabras con desprecio:
cipreses, huir, melancolía, por ejemplo.
Aragón y París son émulos. Edith Piaf canta en el
trasfondo, “non, rien de rien, je ne regrette rien”. La re-volución
supone también la restitución de lo añejo. “La niñez y el dominio
de la tierra” suplementan el cambio político. Por eso, recupera las
“llaves que abren la salvaje inocencia”. En lugar de poner la
poesía “frente a las revoluciones del siglo”, la hace coincidir.
Concibe que existe una analogía profunda. La lucha por la
utopía, el porvenir, y el rescate del pasado, el pretérito, se remedan.
Lo abolido y el futuro se reúnen en la poesía. “La revolución es
dual”. “Testimonio de la inocencia original” y de la urgencia por
construir el socialismo. La solidez de esa doble hélice se la otorga
la figura de la musa: “se me agolpan los nombres Lisa Cynthia”.
Extravía el otro libro que compone en esos días. Conserva
algunos poemas que incluye en Las historias prohibidas del
Pulgarcito. Casi todos los demás “impresionantes momentos al
mal gusto” nunca podremos disfrutarlos. Con esperanza, algún día
recobraremos su celebrada Antología de la pésima poesía
latinoamericana. Es una de sus obras más refinadas. Así lo
demuestran el deleite de los siguientes versos:
Maracay,
¡ay!
Me voy
¡hoy!
XV
Hacia 1968 radicaliza la posición reformista del Partido
Comunista Salvadoreño. Lo acusa de situarse cómodo a la derecha
del movimiento revolucionario. Se inclina hacia el extremo.
Marcha sobre la cuerda floja en ¿Revolución en la revolución? y
la crítica de derecha (1970). Sugiere “construir el verdadero
Partido Comunista a partir de las vanguardias armadas”: el
foquismo guerrillero.
Propuesta que deja helado al mismo filósofo francés Louis
Althusser. Años después. La sugerencia roqueana acentúa en gran
parte la demencia del parisino. Su epígrafe inicia el libro. Por esa
provocación, estrangula a su mujer el domingo 16 de noviembre de
1980. En fiel apego a una máxima borgeana: “el soñador que se
despierta de golpe y ahoga con las manos a la mujer que duerme a
su lado”. Mística marxista, fanática de la demencia.
Sin mencionar el pasmo de muchos más de nosotros. Que
tampoco hemos empuñado las armas. Todos a la derecha. Cuánto
más ahora en la época posmoderna. La del capital global. Roque
sentado íngrimo a la izquierda: “¿quién ha muerto más solo que yo
si ella [= la teoría neomarxista] me ha olvidado?”. ¡Revolución o
muerte! Los muertos, ¿los únicos revolucionarios de corazón?
Roque “solo de soledad y solitario y solo”.
Porque ya no es sólo un “estar colocado a la derecha”, sin
recurso armado, lo que ilustra el neomarxismo. Es su coqueteo
con la “infamia”. El maestro del neomarxismo es un
“reaccionario”, “defensor de las dictaduras militares” en América
Latina. El argentino Jorge Luis Borges, el “neomarxista”, nos
enseña en “La loteria de Babilonia” el camino a seguir para un
teoría materialista de la ideología. Denuncia el estado keynesiano,
el que sume a la sociedad entera bajo el reino del capital.
En el universo imaginario de “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”,
señala cómo se juntan Farabundo Martí, César Augusto Sandino y
el Che Guevara. En la Biblioteca de Babel beben de la misma
fuente de la eterna juventud. La historia se revela como texto
literario. Acaso la connotada ‹‹“ironía de la historia” de la que
habla Regis Debray›› enmarque hoy el saber sobre “la lucha
armada guerrillera” del pasado. Es nota borgeana a pie de página.2
Atravesamos un momento crítico. Interpretar el mundo
supera todo acto “ingenuo” por cambiarlo. Hay que reproducirlo,
reproducirse. La producción de conocimiento desplaza la
resistencia política hacia el margen. En la actualidad posmoderna,
hasta el neomarxismo se ve afectado por un proceso de
racionalización y mercantilismo creciente.
The artistic and academic business: “la cultura se ha vuelto
ahora negocio”. Sometida al consumo. El comercio del trabajo
inmaterial, la compraventa del arte y del intelecto, nos afecta a
todos. Ahora que todo es mercadería. Ningún eslabón de la
cadena es más débil, porque el mundo global es una totalidad. El
divorcio entre teoría y acción política es síntoma.

2
. Acerca del olvido de Dalton y del papel central de Borges en las escuelas
neomarxistas estadounidenses contemporáneas, véase: Román de la Campa,
Latinoamericanism, U. of Minnesota P., 1997 y Alberto Moreiras, The
Exhaustation of Difference. The Politics of Latin American Cultural Studies,
Duke U. P., 2001.
La solidaridad es […] el aparato emocional que permite
nuestra identificación [ilusoria] con el otro, y una doble
conversión del otro en nosotros y de nosotros en el otro.
Esta conversión posee un fuerte carácter político-emocional
[…] pero su estatuto epistemológico permanece
severamente limitado […] La solidaridad [= la acción
política metropolitana en apoyo al latinoamericano
oprimido] autoriza una articulación política, pero no puede
por o en sí misma proveer[nos] de una ruptura
epistemológica hacia el conocimiento del otro […] la
consecuencia básica de esta limitación estructural es que
el sujeto testimonial […] tiene una tendencia a volverse
fetiche epistemológico (Moreiras, 215).
La lección del “viejo tramposo, aprovechado, ventajista,
innoble, impío, falto de caridad cristiana, malo, resentido por ser
choco” es sencilla e ingrata. ‹‹“Negar la sucesión temporal [es
consuelo secreto]. Nuesto destino […] es espantoso porque es
irreversible y de hierro”››. La práctica no produce conocimiento
científico, y la ciencia llega a su apogeo, tarde, cuando la acción
revolucionaria decae. En el presente no hay solidaridad ni
revolución, pero ¿hay un saber más depurado sobre nuestra
condición social?
Promesa y fracaso enlazados en síntesis dialéctica. Una de
“las verdades que nos unen”. Al reaccionario Borges y a mí, el
revolucionario. Roque Dalton. Esa es la lección que el
neomarxismo le hace recitar al defensor del foco guerrillero.
XVI
Asentado en La Habana gana el Premio Casa de las
Américas con su poemario Taberna y otros lugares (1969). Entre
“tertulias fantásticas, anegadas en alcohol”. Depura una poesía de
personajes. Integra el drama, el diálogo y la lírica con la crítica
social. Su arreglo obedece al collage, al “montaje
cinematográfico”. “II. El país. Los extranjeros” se corresponde
casi íntegramente con el manuscrito de Los condenados (Praga,
1967). Recrea el ácido sabor del trópico, con olor a arrayán y
mango indio verde en alguashte. “La dulce esquizofrenia de los
poetas iletrados de América”. “III. El país. Poemas de la última
cárcel” aparece en el mecanografiado de Los pequeños infiernos
(Sin lugar, 1964-1965). Hacia donde se cierne de nuevo “el
enigma”. “Tu recuerdo [musa] hilo místico”. Blonda y lívida.
Las cinco secciones del libro resultan ser poemarios
autónomos. Algunos poemas de la última sección, “De la historia.
Escrito en Praga”, son graffiti “en letras grandísimas”. Los
inscribe “en la pared del baño de U Fleku, una supertaberna” en
Praga. Del complejo entramado, elijo un solo tema. Dalton
instaura una equivalencia ética absoluta entre poesía y radicalismo
político. En “Seis poemas en prosa” y en “Taberna”, afirma el
poder supremo de la poesía:
sabemos que lo único que va quedando puro es la poesía, la
ciega locura de las flores [= anthos, xochitl] color plata, el
humo cilíndrico, la podredumbre fresca de las vertientes
infinitas.
¿Me quieren obligar a decir que la literatura no sirve para
nada?
Esa pureza y fuerza la confirma en Pobrecito poeta que era
yo…: “la literatura es acaso lo único que vale de verdad la pena”.
Pero luego en el poema mismo de “Taberna” el carácter ético de la
literatura lo proyecta hacia la lucha armada.
La única organización pura que
va quedando
es la guerrilla.
Todo lo demás muestra manchas de pudrición.
Las vanguardias quedan confundidas en el ideal poético de
la pureza. Pero la purificación [katharsis] no excluye a su
antónimo. Por lo contrario, lo engloba en unidad dialéctica. La
limpieza se reproduce en “la podredumbre de las vertientes
infinitas”. Incorpora a su contrario para realizarse de manera
absoluta.
De eso nos informa la blonda musa. Ambas vanguardias se
unen entre sí y con su contrario en “una mentalidad como la
tuya/que sólo cree en la pasión”. La poesía a la que “la furia” le
cierra la puerta, a temprana edad, se realiza como “ventana” sin
sello hacia una expresión infinita:
oh momento mágico, oh poesía de hoy
contigo es posible decirlo todo.
Mas si la poesía se abre ante el mundo, es porque el país
además de ser “cárcel” y “esperanza” de cambio lleva la huella del
cinismo y de “la náusea”. Su padre, Winnal Dalton nos lo
advierte: “ponga usted a una honorable familia inglesa [= los
Dalton] a vivir en El Salvador y tendrá cuervos ingleses para sacar
los ojos a quien quiera”. “Bendecido por la contradicción”, el
poeta se inviste como portavoz de la nueva poesía latinoamericana
gracias al Premio de Casa de las Américas.
Con laureles en mano, conversa con el uruguayo Mario
Benedetti. Cabe en la categoría de “los poetas comunicantes”.
Discute la intencion testimonial de dos secciones del poemario
premiado: “la parte checa” y la “parte intermedia”, “una visión de
mi país a partir de una mirada extranjera”. La teoría del testimonio
en los EEUU prohíbe la difusión y comentario de este texto.
Dalton induce ahí a la herejía de las nuevas generaciones. El
testimonio de Miguel Barnet sólo se diferencia del suyo por el
“punto de partida”. Es científico para el cubano y de “asombro
político” en su caso. Pero el resultado es similar. Ambos
testimonian.
Asienta el concepto de “testimonio” para su poesía
“ideológica” y “de personajes”. Aún cuando éstos piensen “en
contra de lo que yo pienso”. El “testimonio” no lo reduce a “la voz
de los sin voz”, a lo que yo pienso. El “testimonio” reproduce
también los “esquemas mentales de un sector importante de la
juventud checa”. Le da expresión a “formas ideológicas que el
imperialismo exporta para el consumo de los pueblos que él mismo
se encarga de oprimir”: “misticismo, religiosidad, anticomunismo,
esnobismo, nihilismo”. “Testimonio” son las “noticias” de su
padre sobre “la total incomprensión con que [los] ingleses miran el
país”.
No extraña que su concepto de “testimonio” no cale en la
academia estadounidense. En la horma de lo politically correct.
En la ortodoxia, casi nadie entiende que “la lucha ideológica […]
no es la absorción mecánica que un sistema de pensamiento
“verdadero” hace de otro sistema de pensamiento “falso”, sino que
se trata del enfrentamiento dialéctico de dos posiciones
parcialmente contrapuestas”.
Falta aún “contraponer” el concepto restringido de
testimonio -“un formato novelesco, narrado en primera persona
singular que responde a una urgencia por comunicar una
experiencia de desamparo”- a la noción más amplia que expresa
Dalton. El testimonio lo escribe en plural: “los testimonios”. Las
ideas del enemigo, las del “imperialismo”, testimonian.
Falta “contraponer” un concepto restringido, “verdadero”, a
una noción “falsa” de origen borgeano. El mundo mismo
testimonia: “la piedra” testimonia del hecho de ser piedra y “yo de
ser Borges”. El testimonio es el fundamento mismo de la
existencia. Existir: ponerse a sí mismo por fuera de sí. Cernir cada
brizna del claroscuro como una palabra ajena. En ella se inaugura
un poema escrito en lo anónimo.
El marxismo se renueva con una lectura de Borges. La
teoría testimonial debería renovar su concepto al aceptar un
“enfrentamiento dialéctico” con un panteismo testimonial de
carácter borgeano, antagónico. Todo en el mundo, todo lo vivo,
testimonia: “la vida de la que soy testigo y coautor”. Al no sopesar
la contradicción, recaemos en la ortodoxia. Hay un concepto único
de testimonio.
Por defender un concepto amplio, Dalton no nos induce al
realismo testimonial. Es más importante “estar ligado con una vía
concreta de la revolución […] la lucha armada”. Dentro de esta
lucha, incluso la “ciencia-ficción” sirve el cometido de “ampliar
los horizontes” humanos. Una vez dentro de la revolución, todos
los géneros y estilos se equivalen.
XVII
Intuye lo que se avecina: Praga 68. Pero entrevé aún con
más clara lucidez la tragedia que palpita en su tierra natal. Toda
posibilidad de reforma política y económica fracasa. Las reformas
son “comunistas”. En 1969, se desploma la Concertación Nacional
en torno a la Reforma Agraria. Naufraga el pivote económico para
crear una clase media en el campo. Se desmorona también el
Mercado Común Centroamericano, el modelo exportador de la
sociedad global en el istmo. Estalla una guerra fratricida: El
Salvador - 3, Honduras - 0. La economía entera entra en crisis.
Muestra los límites estrechos del modelo de modernización.
Dalton siembra una nota de humor sensual ante el descalabro.
Evoca a la musa, morena ahora:
mi verdadero conflicto
hondureño-salvadoreño
fue con una muchacha.
Luego, en 1972, ocurre un monumental fraude electoral por
parte del ejército. Hasta algunos moderados llegan a la certeza de
que la democracia formal es imposible crearla por la vía electoral.
Los dos sucesos -fracaso de la Reforma Agraria y de la democracia
electoral- precipitarán al país en la guerra civil. En Centroamérica,
el derecho a la vía electoral pasa por las armas. Esa es la lección
que nos enseña “la asperidad” de “la siempreviva”. “La violencia
aquí”, la que impone el poder militar y el capital.
Dalton cobra mayor conciencia de que “una nueva etapa se
abre”. “La larga y dolorosa lucha del pueblo salvadoreño” se
agrava con la ocupación militar de la Universidad de El Salvador
en julio de 1972. El Salvador es un “país terrible”. Declara en
Chile Hoy. Su compañero de generación, Roberto Armijo, le hace
eco. Es un “país ingrato”. Desde “la matanza sistemática” de
1932, se forman “milicias militares anticomunistas”. Por “40 años
El Salvador no debe haber tenido más de seis meses de liberalidad
e interrupción de los gobiernos dictatoriales militares”. Por eso, no
basta la poesía. “Hay que militar”. En contra de los militares.
De 1967-1968 datan las primeras comunidades de base
campesina. Acogen el influjo del socialismo “utópico”. Con la
Iglesia Católica, la “utopía” socialista logra un estrecho
acercamiento a la vida diaria en el campo. Lo mismo alcanza el
más limitado movimiento hippie en el pueblo de La Palma. Leen
La Biblia desde una perspectiva histórica y local, los unos, desde
una visión mística, los otros.
Fomentan un retorno al cristianismo primitivo. Una re-
volución. La crítica a la autoridad militar solfea “El planeta de los
cerdos”: “estamos dominados por cerdos disfrazados, con armas y
garrotes para poder asustar”. Se renueva la producción artesanal y,
ante todo, las cooperativas y la ayuda comunitaria. En La Palma
nace la artesanía “típica” salvadoreña.
El arraigo de esas corrientes utópicas en el campo, descubre
el carácter regional del socialismo en el país. Como en el caso de
César Augusto Sandino en Nicaragua, de Alberto Masferrer y de
Salarrué en El Salvador, carece de un neto contenido laico. Ideas
premarxistas, teosóficas, religiosas y metafísicas fundan la utopía.
La revolución proviene de visiones poco seculares que critican el
desbalance social de la modernización. Las lecturas bíblicas se
compaginan con el imaginario campesino y con la práctica de la
religión popular.
La represión arrecia. Roque Dalton se convence de que
sólo la lucha guerrillera llevará a El Salvador al cambio. Por eso,
escribe con mayor ímpetu. Recibe entrenamiento militar, “con un
hierro M-52 entre manos” . Le causa una fractura, pero lo inspira.
Imagina la herejía. Entremezcla marxismo y cristianismo en el
poemario Los hongos (1966-1971). Este libro anticipa la
renovación social de la Iglesia Católica. Trama la teología de la
liberación que perfeccionan sus antiguos profesores jesuitas. Ante
ellos se confiesa el militante. Anota la necesidad de completar el
socialismo “científico” -el marxismo- con el “utópico”. Inaugura
los “rezos marxistas”. En la duda que se le escuche.
El poeta: una marejada de amor propio.
El poeta: ¿portavoz?
“Sus males provienen de un principio de civilización”.
El poeta: “…una interpretación decadentista de la historia
universal,
La proyección sobre la vida del género humano en su
propia vida […]
El poeta: un idiota amado por Dios, elegido por Dios
El poeta: un idiota.
En la duda que se le escuche debido a su idiosincrasia. A la falta
de saber técnico. ¿Porque la ciencia no se compagina con la
utopía? ¿Por la resistencia a admitir que la religión anticipa la
ciencia?
Sobre esos problemas conversa con el poeta nicaragüense
Ernesto Cardenal. Los encuentros se revisten de optimismo. En
Chile hay un “proceso” irreversible con el gobierno de la Unidad
Popular. Todos las peticiones devotas de Dalton, Cardenal las
juzga pura “superstición” “motivada por el miedo”. “Dios es
absolutamente otra cosa”. Sopesan las “coincidencias” entre
marxismo y cristianismo. Se entera de los cambios que
transforman la Iglesia en el continente. Mide diferencias
filosóficas “insuperables”. Cardenal piensa desde la perspectiva
del mártir: “hay muchas personas dispuestas a morir por la
revolución”; Dalton reflexiona desde la del verdugo: “pero también
hay que estar dispuesto a matar […] incluso por amor a la
humanidad y al bien social”.
Aprueba la “convergencia” en “la práctica unitaria”. Del
diálogo surge la esperanza. Pronto en América Latina veremos la
absoluta “conversión de la Iglesia” al “Reino de este Mundo”.
Antes aún, contaremos con los primeros tratados sobre “teología
marxista”. La Biblia y El capital se reúnen en uno de los primeros
mandamientos del decálogo: no explotarás.
Antes de Sinaí, en el Paraíso Terrenal. Ambos libros son
uno. El “pecado original” lo expresa la acumulación primitiva de
capital. La que Adán propicia al echarle la culpa a Eva por la
guayaba de la que aún disfruta… “Larga siesta de víbora/duerme
también mi alma”.
XVIII
Sigue persuadido de que es necesario ligar la vanguardia
artística a la política en Un libro levemente odioso (1970-1972).
Hace que “la teorización literaria” y la “teorización política
marxista” se conjuguen. Eso le enseñan los surrealistas, Aragon,
Desnos, Breton, los escritores rusos, los cubanos “representados en
Playa Girón”. Amasa una doble revolución; hacia el pasado y al
rescate de lo perdido, al revés, hacia el porvenir y lo inédito, al
derecho. Revuelve pretérito y futuro bajo el aspecto común de lo
nuevo. Bajo la dialéctica materialista de lo dual, reúne los
extremos. Los sintetiza en la presencia, con el apoyo ciego de
Jorge Luis Borges.
El pasado no es sólo
cursimente encantador
es, sobre todo,
nuevo.
Porque lo vivimos ciegamente.
Cubismo y collage se ponen al servicio del movimiento
guerrillero. Y del recuerdo. Ejerce el humor y la autoironía en
“Yo estudiaba en el extranjero en 1953” y en “No, no siempre fui
tan feo”. “Como la primavera [que] vuelve desde las fauces del
infierno”, retorna al colegio jesuita en “Poemas católicos”. Ofrece
una crítica de la literatura universal moderna. Una guía “de mis
lecturas solitarias”. Las comenta a veces con gran sarcasmo.
Como se lo reprocha al “neomarxista” Jorge Luis Borges: uno “de
los tantos lúcidos que agotaron la infamia”.
El ideal de unión entre vanguardias, lo pone en práctica en
una historia alternativa del país y de su cultura. Compone
Historias prohibidas del Pulgarcito (1966-1971; edición de 1974).
Ahí engarza el dicho popular con la historia política y con la
literaria. En el tejido compacto de las historias, entreteje la voz del
pueblo en “refranes” y “bombas”. Dalton elabora un imaginario
indígena de la lucha armada. La arraiga en la larga duración de la
historia nacional. Desde el primer choque entre indígenas y
españoles, estalla la ofensiva. Hasta el tope. La guerra de
guerrillas nace como alternativa de la Conquista.
Presenta su propia “antología de poetas salvadoreños”.
Irreverente, se burla e insulta a casi todos los escritores con
excepción de Salarrué. Sólo a él le desea “larga vida o buena
muerte”. Entre conchas de burro y una cheve. Pero le advierte
que “estará presente en el centro de la batalla generacional que los
jóvenes cuentistas salvadoreños comienzan a dar, arremetiendo
contra el costumbrismo, el uso del lenguaje “pintoresco” en la
literatura popular”. La absoluta identidad de las vanguardias hace
del regionalismo un aliado de la política conservadora. Dalton
unifica las posibilidades históricas de revolución con las formales
de innovación. “Literatura revolucionaria” y “corriente borgeana y
bioycasariana” cumplen un mismo cometido de ruptura. Ambas se
contraponen en bloque al “clásico viviente”; esto es, a “Salarrué”.
Anuncia su brutal retorno en “Ya te aviso…”. Nos deja en
la zozobra. Hay que averiguar si el emblema de la nación, “Poema
de amor”, es uno de los “textos […] modificados [o] apócrifos”.
“Corresponde a los lectores descubrirlo”. Así explaya “su peculiar
estilo, el de barajar […] absolutamente todo con el humor”.
Hacia 1971-1973, en La Habana, termina la novela
Pobrecito poeta que era yo… (1976). Se publica hasta después de
su muerte. En el capítulo conclusivo, añadido al manuscrito
original de Los poetas (1964), Dalton reclama la primacía del arte
moderno sobre el realista. Intercede porque se restituya el
concepto integral de persona. Ruega trascender el realismo, al
igual que considerar a cada persona en su propia individualidad.
Esta debe ser foco de atención de la escritura literaria.
Si yo fuera adepto de las más conocidas desviaciones del
realismo socialista, aquí diría que en aquellos momentos
me vi iluminado por Lenin, que recordó el heroísmo
tradicional de los comunistas […] Felizmente mi tradición
literaria pasa también por Malraux, Hemingway, Kafka,
Salarrué, Brecht y Henri Miller.

Sí, compañero Bertoldt, pero allí mismo métame otro


párrafo sobre la autonomía del drama individual y,
dentro de ésta, la autonomía de cada capítulo, de cada
escena [= de cada fragmento autónomo del “Yo”], la
dialéctica de mis momentos y tus momentos, dentro de
nuestras limitaciones, en cuanto seres irrepetibles.
Navega a contracorriente de la destitución del Yo y de la
supremacía de lo colectivo. El Dalton maduro asienta “el drama
individual”. Defiende el recurso a la modernidad artística. Por
esta razón, aprueba la innovación técnica en el boom de la novela
latinoamericana; pero ataca su comercialización, la novela
mercancía. Elogia los logros de la “estética” vanguardista del
boom. Hay que mantener firme la “moral [del] compromiso”, en
arte y en política.
Después de Cortázar, de Carpentier, de García Márquez,
los novelistas revolucionarios correrán menos el peligro de
tratar de adoptar los puntos de vista de la clase obrera en
la narrativa poniéndose a escribir como los escritores
soviéticos del período stalinista o lo que es peor aún, como
los traductores españoles de las obras soviéticas de ese
período.
El mismo se define como continuador del boom en la rama
olvidada de la poesía latinoamericana: “con el boom […] la
literatura […] ha tenido efectos concretos indudables en la
estructura formal de la poesía […] esto es evidente en los poetas
que tenemos 35 años o menos”.
La exigencia de la vanguardia artística la respalda con
mayor ortodoxia marxista en Un libro rojo para Lenin (1973, 1a.
edición de 1986). No se encuentra manuscrito original de este
poemario. Como los otros, de seguro sufre cambios aún sin
registrar. Uno de los problemas iniciales del poeta consiste en
establecer “el conjunto de contenido y forma”. Para aplicar el
pensamiento de Lenin en América Latina, recurre a un “canto que
surja de las ideas”. “A una poesía no para declamar, sino para leer,
meditar, discutir […] poesía de hechos de personajes y de pueblos
que luchan”. Pero a ese canto le exige que afiance “muchas otras
voces” aparte de la suya propia.
La poesía es polifónica. Entreteje múltiples voces.
Adquiere un sentido novelesco. Engloba todos los géneros
literarios del presente: ensayo, periodismo, diálogo dramático,
lírica, narrativa, documento, testimonio. Ya desde 1963, poesía y
vida son sinónimas en su ambición totalizadora: “todo lo que cabe
en la vida cabe en la poesía”. “La gran ofensiva de la nueva poesía
por reconquistar la realidad”.
El recurso a voces y géneros múltiples lo resuelve con “el
uso del collage”. Por esta técnica, la poesía se convierte en “el
lenguaje crítico” por excelencia. Transita la totalidad de todos los
discursos. Incluso incorpora la posible réplica del lector ideal:
soy simplemente un lector tradicional de poesía tradicional
latinoamericana […] el ensayo es para mí,
fundamentalmente, un género analítico […] para buscar
emociones, momentos nostálgicos, yo leo poemas. Pero en
este caso de que hablamos [= la poesía madura de Dalton]
estas relaciones están trastocadas. La carga racional de su
“poema” se me hace demasiado evidente y a pesar de ello
se me antoja tramposa. Usted se aprovecha, como casi lo
ha confesado antes, de las cualidades de la expresión
poética, sobre todo de su ambigüedad.
El lector es un personaje más dentro del complejo entramado de la
poesía.
Pero el uso del montaje le crea un problema adicional. En
la afición del poeta por el cubismo, algo queda pendiente e
irresuelto: “la inclusión perenne del poema lo dejaría siempre
abierto […] de acuerdo a los dictados de la vida”. El poema
nunca concluye. Al igual que “el leninismo, se dimamiza en la
historia”.
La “apertura permanente” del collage se compagina con la
idea de una revolución permanente. La revolución tampoco puede
agotarse ni llegar a su fin. Como la poesía es infinita. La doble
revolución la descifra en una dialéctica continua entre cambio
social e innovación artística. Hasta esa constante novedad se
filtran el recuerdo de su primer viaje a la URSS en 1957 y el de la
musa de entonces, Clavdia. Recuerdo y porvenir apuntan hacia lo
nuevo.
XIX
Viaja a Hanoi. Goza a carcajadas releyendo la novela
Rayuela de su amigo Cortázar, bajo los bombardeos
estadounidenses. Le entusiasma la utopía “loca”. Escribe una
apología biográfica del líder coreano Kim Il Sung. Intentando
“dialectificar una relación Cortázar-Kim Il Sung”. Política
revolucionaria y vanguardia artística las enlaza al unísono.
Palpa el experimento del socialismo democrático en el
Chile de Salvador Allende, previo al golpe de estado del General
Augusto Pinochet en 1973. Esto lo convence aún más de que la
soberanía nacional y la democracia están sometidas al gran capital.
La función de los regímenes militares es la de liberar las
mercancías bajo una rígida dictadura. Mientras el capital se deleita
en el libre flujo, pone a raya a la fuerza de trabajo. En
Centroamérica, una vez dócil se le permite el voto; nunca antes.
Entretanto, la identidad nacional se pone a la venta. En Wall
Street. En la capital del mundo global. Del capital salvadoreño.
Propone un enfoque surrealista al amor y al erotismo en El
amor me cae más mal que la primavera (1973). Proclama otra
vez “el nuevo amor de siempre”. En este nuevo ciclo de vida,
consolida el amor que ha existido ya desde siempre. Como de la
lucha política, el poeta se sustenta de las “musas”. “Junto a los
pájaros” siempre. La ternura de la chilena Isidora Aguirre despeja
la clave. Relata que Dalton “exclama”:
realizar el acto estético siempre te deja entre las manos el
olor a tierra fresca, a la grama macerada, a la saliva del
venado que voló entre los que tendíamos redecillas para
cazar mariposas…los ojos magníficos (que te miran) en la
primera mañana del mundo […] sientes el placer que siente
Dios cuando maneja el hilo de la tormenta.
El poema “Cita” nos confirma el elevado carácter que le otorga a
la amada: “tu desnudez es la eternidad”.
Hacia ese mismo año de 1973, se ve en la urgencia de
reconfigurar el imaginario poético bajo la tutela de un ente
mitológico. Convoca las Doradas cenizas del Fénix “de los
Ingenios”. Le apremia resucitar, levantarse de los “despojos”. Las
antiguas “cicatrices” del “ofendido” están aún presentes. “Tienen
raíces hasta en otros cuerpos […] se mueren de vergüenza”. Ahí
nacen todas sus “fuentes seculares”. También sigue vigente el
imaginario crístico-sacrificial:
Las situaciones en las que escribo
ellas son la clave de mi poesía
si tú averiguas quién me lancetea en la boca
la esponja rebozante de whisky y agua natural
si ubicas mi Gólgota imprudente
mi crucifixión en todo caso solitaria
mis apóstoles de lujo […]
podremos conspirar en igualdad de condiciones
felices.
Como siempre, ¿a quiénes más si no a las musas les corresponde
“ubicar” el nuevo sacrificio pascual del poeta?
He aquí que amo con todas mis fuerzas
a cuatro mujeres a la vez
distribuidas en tres países lejanos
las cuatro con inmensos atractivos secretos
las cuatro absolutamente complementarias de mi corazón
parapléjico.
Las musas son los puntos cardinales del poeta. †. Su brújula.
Al invocar al Fénix intenta “borrarlo todo”. Al “desnudo
nombre de Ximena” le declama “vete de mí”. Aunque veas
“fantasmas en la noche de trasluz”. Eso medita “entre cada brizna
de música como una cadena más”. Lo discute con el pianista
cubano Bola de Nieve en un bar: “Babalúuuu ayéeee…”. “No
puedo ser feliz, no te puedo olvidar”. Porque tu recuerdo “es la
orilla filosa de la tormenta”. “En la neblina del ayer”.
En ese instante de renuncia y de renacimiento, se despide
de la isla. No bebe “ni una gota”. Les regala “un libro a cada uno”
de sus antiguos compañeros de letras, a cada uno de los Güijes. “A
sí mismo” se obsequia “Las amistades peligrosas, el único libro
que se lleva”. Como es “un tipo del carajo”, lo guarda con recelo
“para hacerse la paja” bajo las bombas del imperialismo. Para
encarar la muerte. En el recuerdo íntimo de la musa ausente.
Conserva cierta lucidez, incluso en una de sus últimas
borracheras sin freno. ‹‹“Yo sé quién soy, y podría matarte ahora
mismo”, dice sin alzar la voz ni mirar[nos] siquiera››. Enuncia una
“verdad profunda […] “yo sé quién soy…”. “Si el inteligente no
bebe, ¿quién beberá?”.
Más de alguno entrevé en este pasaje un mito más. Un
mito que olvida las periódicas crisis alcohólicas que sufre el poeta.
“Una copa bien a la mano, vale más que la hermosa del mañana”.
La lucidez del mito se vuelve vaga en “una” de sus “historias
prohibidas”: la renuncia al cargo en Casa de las Américas. Según
el “halo romántico”, Dalton abandona la labor editorial “para
abrazar la causa guerrillera”. Pero hay razones para creer que la
renuncia fue obligada. Desacuerdos e insultos con el Director de la
editorial lo fuerzan a retirarse.
“Las desaveniencias” no pueden ser más graves. Rechaza
una “petición” del nicaragüense Ernesto Cardenal por entrevistar a
“seminaristas católicos” y “sus preocupaciones por la suerte de los
homosexuales”, aunque luego lo defiende frente al uruguayo Mario
Benedetti. Crecen los “rumores en su contra”. Ha llegado al fin la
actividad intelectual y su vida en Cuba . Dalton cobra certeza que
su futuro se halla fuera de la isla.
XX
“Yo es otro”. Cambia de identidad y de nombre. Con
cirujía plástica -dicen- regresa al país a incorporarse al naciente
movimiento guerrillero. “A lo mejor soy otro; andando al alba”.
Llega con la sospecha de que “nunca se retorna, porque nunca
partimos”. No le hace “caso al viejo Ambrogi: haga todo, hasta
pegarse un tiro menos volver a El Salvador”. Viene a darle
“bofetones/electro-shocks/psicoanálisis” a la patria. Vive de
incógnito y hace circular Poemas clandestinos (1974). Ahí ensaya
una poesía a múltiples voces y enfoques sobre el problema social
en Centroamérica.
Sigue constante su anhelo por unir poesía y vida a través de
una poética: “poesía/perdóname por haberte hecho
comprender/que no estás hecha sólo de palabras”. “La
superioridad moral es una de las pocas tarjetas de presentación que
exige el pueblo”. Como del arte -“agradecido te saludo poesía”- se
acompaña de la musa. Ella lo escolta hasta enfrentar “el último
rostro”. Casi.
Luchamos
para que un amor como el nuestro
(amor entre compañeros de combate)
llegue a ser en El Salvador
el amor más corriente,
casi el único.
La musa le advierte el peligro. Pero la “nostalgia por la muerte” –
lo real de la ausencia- es más seductora que el rostro vivo de la
amada. “Nostalgia de sótano por el aroma” del nadir. Quizás “hoy
[le] gusta la vida mucho menos”.
Cae asesinado el mes de mayo de 1975. Lo traicionan sus
propios compañeros de armas. “¡Abajo [su] cadáver!… Y
solloz[a]”. El enemigo está a ambos lados: adentro y afuera del
ideal de cambio. De izquierda a derecha. Pasando por el extremo
centro: los moderados.
Desde entonces, circulan tantas versiones de su muerte
como una enclopedia: agente de la CIA, agente de una potencia
extranjera (Cuba), choque entre una posición militarista y otra
abierta al movimiento popular, triunfo del realismo socialista y fin
de la vanguardia artística en el país. Indisciplina. Simple traición,
rencillas e intrigas caudillistas. Error fatal, pecado original de la
izquierda. Ciclo ritual que se repite, desde su muerte, en el
presente. Hasta existe una (per)versión pasional de los hechos.
Ronda una versión desmistificadora de su muerte. El grupo
guerrillero que lo elimina, “con el cadáver de Dalton a cuestas,” se
vuelve “en una poderosa organización”, “a lo largo de la guerra
civil salvadoreña”. Joseph Stalin publicando a Leon Trotsky para
asentar su poderío. Sólo nosotros los escritores “pequeño
burgueses” defendemos aún el legado de una “efímera militancia”.
Toda pasión por aclarar su muerte es justa. Siempre que
aplique su consejo. Que a la vez pronuncie “sílabas extrañas”: 32,
Romero, Sumpul, Mozote, Jesuitas… Calibrando los dos lados
desiguales de la misma moneda. Sólo en el equilibrio nuestra
“voz” será “tenue faro buscando por la niebla”. La de la historia.
En el lugar donde se dispersa su hálito, habitan un
“unicornio azul”, un “cusuco (armadillo) alado”, “cadejos
blancos”, “Cipitíos entre la flora”, y otras figuras del ensueño. “La
pasión vital de la muerte”. Eso cuentan. Los vegetales crecen
como el deseo.
Sea como fuere, Roque Dalton es el poeta clásico, el más
clásico poeta salvadoreño. El es la tierra misma de su tierra. Por
siempre, “disperso va a quedar bajo la tierra”.
XXI
Su vida, obra y trágico destino final se vuelven símbolo.
Símbolo de que un camino similar deberá seguir el país entero.
Hay que entrar con pie firme en la concertación global de las
naciones. A la sociedad global, a la democracia formal y al libre
mercado, al mundo contemporáneo en el que todos vivimos ahora,
se llega por la vía militar y la violencia. Desde su muerte hasta la
firma de los Acuerdos de Paz en 1992, los diecisiete años de guerra
en El Salvador quizás sean eso: una vasta herencia de guerra. El
terror que prevalece para que el capital logre su hegemonía.
“La violencia [es] la partera de la historia”. “La mamá del
niño-pueblo”. La “activa mamá” de la democracia electoral.
Cuando los movimientos sociales están a la raya, se inicia la
democracia electoral. Al presente, en la sociedad global,
“computarizada”, “posindustrial”, aún resuenan aquellas palabras
proféticas: “sería posible escribir toda la historia de las invenciones
[tecnológicas y digitales] con el único propósito de proveer al
capital con las armas en contra de la revuelta de la clase obrera”.
Hay que entender el mundo marchito en que vivimos. La
sociedad posmoderna y global está regida por el capital financiero
sin territorio fijo. La determinan el comercio internacional, la
flexibilidad en la transferencia de dinero, la banca y la bolsa de
valores monetarios, las relaciones internacionales por los medios
masivos, las redes computarizadas de comunicación, la disolución
entre el primero y tercer mundo.
Vivimos en un “nuevo orden mundial”. Por primera vez en
la historia, el capitalismo es global. Ha colonizado todos los
rincones de la tierra. No cuenta a corto plazo con ninguna otra
alternativa de sociedad. Ya no hay esperanza de cambio. La
“violencia aquí” es la falta de utopía.
Esta “violencia aquí” es también, la violación a los
derechos humanos (nunca contados como terrorismo), la dificultad
de libre expresión (la que ha sufrido su hijo Juan José), la guerra
urbana sin tregua (las pandillas o maras), la impunidad política, la
corrupción, los desfalcos financieros. Todo eso representa la
antesala de la liberación, no de la liberación nacional, sino de la
liberación del mercado. Restringirle el paso a la fuerza de trabajo -
¿nacionalizarla?- para globalizar capital y mercancías.
Orígenes violentos. Preludio espinoso. La democracia
electoral se ufana al olvidarlos. Rechaza conmemorarlos. Ahora
que partido oficial, capital y estado se confunden en masa. Que
“democracia” significa ausencia de diálogo social.
XXII
Mas perdura el recuerdo. Incluso “después de la bomba
atómica”. Cuando el capital impone su imperio por todo el globo.
Luego de que la humanidad “echa un polvo”. Con la historia en su
orgasmo hacia el fin. Hacia una “muerte feliz”. En la guerra
actual que “durará medio siglo”. Cuando somos polvo. Queda
vigente la utopía. Estamos hechos “polvo, mas, polvo
enamorado”.
La literatura salvadoreña contemporánea repara en el
olvido: JBarba (ilegalidad carcelaria), MBencastro (exilio como
nación), HCMoya (corrupción, desfalco financiero, violencia),
FAEscobar (estética del paisaje y desolación), JEscudos (entrega
del cuerpo y del país, violencia doméstica), CHernández
(bestialización de lo humano, retorno de los muertos),
RMenjívarOchoa (opresor oprimido, violencia). Insiste en amasar
el “polvo enamorado”…
XXIII
Su nombre, como el de muchos otros —Monseñor Arnulfo
Romero, Ignacio Ellacuría, S. J.- está grabado en las calles de San
Salvador. ¡Roque Dalton vive!
XXIV
“¡Qué cosa más jodida es descansar en paz!”. “La muerte
se suicida en mí todos los días”. Por eso, si “cuando sepas que he
muerto no pronuncies mi nombre”, recuerda que VIVO. “Lo
difícil que ha sido no morir”.
Porque yo nunca he estado muerto
y porque, sobre todo,
tengo que no morir.
Desde el Mictlán, Lugar de los Muertos, donde reina un
tiempo ∞ sin espacio, los saluda,

ÍNDICE COMPARADO DE LA POESÍA COMPLETA


DE
ROQUE DALTON
Poemas tempranos

Fragmentos de poemas juveniles (Cuaderno de apuntes, s/f)


Y sin embargo, a pesar de lo que digan
Ave – tierra
Centro América verde
Es mejor que te duermas, hijo mío
Desde el día de ayer
Yo quiero ser tu mejor amigo, hombre del pueblo
Tierra verde
Se necesitan hombres
Aída fusilemos la noche (Diario Latino, 28/enero/56)
Canción para el traidor de la palabra (El Diario de Hoy,
18/marzo/56)
Compañero perenne (Diario Latino, 28/abril/56)
Pequeño canto para un estudiante chipriota (Opinión estudiantil,
10/junio/56)
Noches de Panamá (La Prensa Gráfica, 1/julio/56)
Hoy no puedo cantarte (La Prensa Gráfica, 1/julio/56)
Canto a América con la voz múltiple (La Prensa Gráfica,
19/agosto/56)
Canto al desterrado canto (Hoja. Publicación de la Asociación
“Amigos de la Cultura”, noviembre/56)
Tres poemas a la Patria (La Prensa Gráfica, 7/octubre/56)
¿Desde dónde Patria?
Ya eso quedó atrás, Patria
Patria
Canto a Guatemala (Diario Latino, 27/octubre/56)
I. Tu renacer de aurora
II. La caída
III. A dos jornadas de llanto
IV. Canción a la esperanza
Canto a nuestra posición (Diario Latino, 29/diciembre/56)
Frente al futuro [En las manos]: Vendedor de Hamacas
El hermano negro (Diario Latino, 9/marzo/57)
Apuntes poéticos en la muerte de José Antonio Echeverría
(Opinión Estudiantil, 2/abril/57)
Predicción y mandato (Tribuna Libre, 9/marzo/58)
Tu misión (Tribuna Latino, 9/marzo/58)
Cantos para el trabajador y el futuro (Diario Latino, 29/marzo/58)
Motivo
I. Donde
II. El lugar
III. Entonces
IV. La voz explicativa (arte poética)
V. El futuro
En la habitación del tío duque (El Diario de Hoy, 30/marzo/58)
Mientras tanto…(El Diario de Hoy, 3/abril/58; aparece en la
edición príncipe de La ventana en el rostro…)
FRENTE AL FUTURO, (Diario Latino, 26/julio/58)
[En las manos]:
Canto a Sonsonate
12 poemas, [El que anuncia], (Diario Latino, 16/agosto/58)
Cuando cantarte, patria (Fragmento) (aparece en la edición
príncipe de La ventana en el rostro…, 1961)
Perennidad pipil (aparece en la edición príncipe de La
ventana en el rostro… )
Propietario del alba
Lámpara actual
Palabras ya dichas (aparece en el manuscrito
revisado de La ventana en el rostro…)
El nuevo amor de siempre (El Diario de Hoy, 1/febrero/59)
Envío
I
II
III
IV
V. Hoy
Cervezas con vino blanco… (Gallo Gris, Año I, No. 8, abril de
1959)
Las señales (Tribuna Libre, 10/septiembre/1961; aparece
en el manuscrito revisado de La ventana en el rostro…)
El ángel y la sed (Antología de la poesía centroamericana, Lima:
Editorial Latinoamericana, s/f)
I
II
III
El disfraz (S/l, s/f)
A Ximena (S/l, s/f)
Manuscrito (Hojas sueltas) (Sin título, sin fecha. 22 páginas)
Sin título (páginas 1-3; se trata de una versión manuscrita de
“Lunes” de La ventana en el rostro…)
La ducha (páginas 4-5; se trata de una versión manuscrita del
mismo poema aparecido en La ventana en el rostro…)
La ropa (páginas 6-7; se trata de una versión manuscrita del mismo
poema aparecido en La ventana en el rostro…)
La calle (páginas 8-12; se trata de una versión manuscrita del
mismo poema aparecido en La ventana en el rostro…)
Porque yo nunca he estado muerto y Postal con cita de N. Ostroski
(página 13)
A sangre y fuego despertaré mañana, recién mañana. A sangre y
fuego (página 14)
Llego a la cervecería (páginas 15-16. Sin título; cito la primera
frase (RLM). Poema sin filiación)
Anclado al sur del aire (página 17)
GRITO (página 18)
La culpa leve es la regla xxx xx se da para xxxxxxxx cuando se
administran bienes ajenos (xx = ilegible).
Anclado al sur del aire,
desconocido incrédulo y rencoroso
de las manos del sol,
pequeño,
duro,
distinto diariamente
como su desarrollo intransitivo
(página 19. Sin título; cito la primera frase (RLM). Poema
sin filiación)
Sí, querida,
Yo sé que esto es horrible.
L[l]orando (página 20)
I. Obstáculos para la creación artística de los jóvenes
centroamericanos (página 21; se trata de notas para una
conferencia o artículo sobre el tema)
Los tejedores de Silesia por Enrique Heine (página 22; recorte de
periódico)
La ventana en rostro (manuscrito revisado, 1961 y Poesía
completa I)
Dedicatorias
Estudio con algo de tedio
Los locos
Muertos
Ballet
Revisión de causa
Hora de la ceniza
I
II. El cínico
III. Odiar el amor
IV. Mi dolor
V. Y sin embargo amor (Los numerales romanos no aparecen
en la edición príncipe)
Lunes (no aparece en el manuscrito de Poesía completa I)
La ducha
La ropa
La poesía
Las gentes
Mi caballo
Noticia del aire
Días (cambio de orden)
Ayer (cambio de orden, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Pedimos (cambio de orden)
Reparo (cambio de orden)
Oíd (cambio de orden, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Usufructuándome cánones (cambio de título; se trata de “………”
de la edición príncipe)
Domingo (cambio de orden)
Para la paz (cambio de orden)
Antimatemática (cambio de orden)
Poemas en la URSS (añadidos)
En Kiev
I
II
III
En Georgia
I. (Toilisi.)
II. (Canción al agua de Georgia.) (no aparece
en el manuscrito de Poesía
completa I)
En Moscú
I. (Saliendo del Mausoleo.)
II. (Encuentro con el poeta.)
III. (URSS)
Mía junto a los pájaros (cambio de orden, no aparece en el
manuscrito de Poesía completa I)
Por qué escribimos (cambio de orden)
Sueño lejos del tiempo (cambio de orden)
Poems in law to Luisa (cambio de orden)
Poemas de la cárcel (cambio de orden)
Carta a Nazim Hikmet.
I
II
Elegía vulgar para Francisco Sorto
Coro menor de la quinta bartolina
Dos condenados
I. Tango del estuprador
II. Oración del brujo
Recuerdos
Solidaridad
Cuestión de corazón
Para elevar la ira (poemario añadido)
I
II
III. El campesino
IV. Tierra de El Salvador
V. La noche de la cólera
VI. Dura elegía de septiembre
I
II
III
VII. Apuntes de la clandestinidad
VIII. Carta para dos presos (del numeral VIII al X están
tachados en el manuscrito de Poesía completa I)
IX. Breve elegía para Víctor Manuel López
X. Las señales (Tribuna Libre, 10/septiembre/61)
Me voy (no aparece en el manuscrito de Poesía completa I)
Viuda de los volcanes (cambio de orden)
Poemas de la edición príncipe (1961) excluidos del manuscrito
y de Poesía completa I

Preguntas para vivir


Imprecación
Hablando para mí
Palabras ya dichas (Diario Latino, 16/agosto/58)
Mientras tanto (El Diario de Hoy, 3/abril/58)
Cuando cantarte, patria (Diario Latino, 16/agosto/58)
Perennidad pipil (Diario Latino, 16/agosto/58)
Cantos a Anastacio Aquino
Orígenes
Dolor antiguo
Contra el dolor antiguo
Pausa para el machete
Anastacio Aquino, tu lucha
Anastacio Aquino, tu muerte
Anastacio Aquino, tu vida
Invocación
Severa voz de cuna
Tres días en tí
Hablando de Diego en un bar
El turno del ofendido
(manuscrito revisado, 1961-1965; 1961-1965, Poesía completa I)
(Dedicatorias en edición príncipe) (borradas)
Epígrafe de Paul Eluard (añadido)
Me habéis golpeado
I. Las cicatrices
La decisión
Lejos está mi Patria
La realidad robada (añadido)
Tormenta (añadido)
I
II
III
IV
V
VI
Te amo (cambio de orden)
Canción de cama (De un viejo sueño que me persigue
desde las noches de mi niñez) (añadido; subtítulo tachado
en el manuscrito)
Insomnio
Dentro de ti mismo (cambio de orden)
Isla en el quinto piso (cambio de orden)
Hombre de gran ciudad (cambio de orden)
La noche (cambio de orden)
I
II
III
IV. El discípulo
V
VI
Casida (cambio de orden)
Las cicatrices (cambio de orden)
I
II
III
IV
V
El sueño temeroso (cambio de orden)
Variaciones del paria (añadido)
Un acecho puntual como la muerte… (añadido)
Yo veo (cambio de orden)
Triunfador solitario (cambio de orden)
La ingratitud (cambio de orden)
II. Clima natal
Trópico (cambio de orden)
Pesadilla (cambio de orden)
Viuda de los volcanes (no aparece en el manuscrito de
Poesía completa I)
La huida (cambio de orden)
Temores (no aparece en el manuscrito de Poesía completa
I)
María Tecún (cambio de orden)
María Quezalapa (cambio de orden)
Desnuda (cambio de orden)
Pequeña oda para retenerte (añadido)
Animalitos (no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I; aparece en Taberna y otros lugares)
III. Por el ojo de la llave (Lleva el numeral II en el manuscrito
revisado, pero lógicamente le corresponde el III, como lo
asienta la versión de Poesía completa I). (==>>>>> Acerca
del cambio de orden desde el primer poema de esta sección
hasta el poema “Altorrelieve barroco” en Poesía completa
I, véase: más abajo).
Arte poética (cambio de orden)
Vieja con niño (cambio de orden)
Cadáver (cambio de orden)
Lo que me dijo un loco (cambio de orden)
María (cambio de orden)
Las feas palabras (cambio de orden)
Sobre las campanas (cambio de orden)
Poema de las seis de la tarde (cambio de orden)
El órgano de San José (cambio de orden)
César Vallejo (añadido)
El descanso del guerrero (añadido, no aparece en el
manuscrito de Poesía completa I)
Soldado desconocido (cambio de orden)
Después de la bomba atómica (añadido, no aparece en el
manuscrito de Poesía completa I; aparece en
Taberna y otros lugares)
Dos guerrilleros griegos: un viejo y un traidor (cambio de
orden)
Denuncia (cambio de orden)
Los sabios (cambio de orden)
Los derechos humanos (añadido)
Ofrecimiento (añadido)
El sexto mandamiento (añadido)
Job (sólo aparece en la edición príncipe y en el manuscrito
de Poesía completa I)
Asesinado en la calle (cambio de orden)
Cristo (cambio de orden)
Karl Marx (cambio de orden)
Pobre verdugo (cambio de orden)
Charla (cambio de orden)
Contra la muerte (cambio de orden)
El Papa (cambio de orden)
Tenemos la honda pena… (añadido)
Un geógrafo (añadido)
Difunto solo (añadido)
El dulce hogar (cambio de orden)
Los burócratas (cambio de orden)
Obrero entrando a su cuarto (cambio de orden)
Por el ojo de la llave (cambio de orden)
Hijo de puta (añadido)
El vecino (cambio de orden)
Postal a Luis Martínez-Urquía (cambio de orden)
Murió Mariano el músico… (cambio de orden)
El vanidoso (cambio de orden)
27 años (añadido, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Epitafio (cambio de orden)
Marlene (cambio de orden)
Para secar tus lágrimas (cambio de orden)
Alta hora de la noche(cambio de orden)
Otra muerta (cambio de orden, aquí según el manuscrito
revisado del libro)
Canciones (añadido, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Pianista al borde de una carretera rural (cambio de orden)
Palabras frente al mar (cambio de orden)
Las cuatro imprecaciones (cambio de orden)
Poema jubiloso (añadido, no aparece en el manuscrito de
Poesía completa I; aparece en el poemario El hijo
pródigo (y otros poemas del retorno.) y en
Doradas cenizas del Fénix)
Los proverbios (cambio de orden)
Palabras frenta al mar (sólo aparece en el manuscrito de
Poesía completa I)
Miedo (añadido, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Asalto general (añadido, no aparece en el manuscrito de
Poesía completa I; aparece en el poemario El hijo pródigo
(y otros poemas del retorno.) y en Doradas cenizas del
Fénix)
Espera (añadido, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Incongruencias (no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I; aparece en Doradas cenizas del Fénix)
La caballista (añadido)
Pequeña oda báquica y familiar (añadido)
Hablan los exquisitos (añadido)
I. Un amor
II. Testamento o algo así (sólo aparece en el
manuscrito de Poesía completa I)
Beber en serio (añadido, sólo aparece en el manuscrito de
Poesía completa I)
Anna (añadido, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
Soñar la mesa (añadido, no aparece en el manuscrito de
Poesía completa I; aparece en Doradas cenizas del Fénix)
Más orgullo (cambio de orden)
De la vieja infancia (añadido, no aparece en el manuscrito
de Poesía completa I, que lo atribuye a Los pequeños
infiernos)
I. Llaves de la salvaje inocencia
II. Despertares
Cambiar de edad (añadido)
Los celos (añadido)
México (cambio de orden)
La revolución (cambio de orden)
Turistas yanquis en una iglesia antigua (cambio de orden)
Pérez Flores que fue bracero… (añadido)
Megalomanía (cambio de orden)
El santo Hernán (cambio de orden)
Altorrelieve barroco (añadido) (==>>>>> Acerca del
cambio de orden desde el primer poema de esta
sección hasta el poema “Altorrelieve barroco” en
Poesía completa I, véase: más abajo).
Me has faltado del pecho tú me faltas (añadido)
Las promesas (cambio de orden)
Anónimo del siglo XX (añadido; no aparece en el
manuscrito de Poesía completa I)
El olvido (añadido)
Nuevos recuerdos (cambio de orden)
Retrato en negro (añadido)
Tipos (cambio de orden)
Mecanógrafo (cambio de orden)
José Matías Delgado (cambio de orden)
La aristocracia (cambio de orden)
Dios lamentable (añadido)
El General Martínez (cambio de orden)
Madrigal (añadido)
El capitán (añadido, no aparece en el manuscrito de Poesía
completa I)
A Manuel José Arce (cambio de orden)
Cosas de uno (añadido, no aparece en el manuscrito de
Poesía completa I)
Postal a Manlio (sólo aparece en la edición príncipe y en el
manuscrito de Poesía completa I)
El traidor (cambio de orden)
Carpintero en taller (cambio de orden)
Lo que dijo un anarquista adolescente (cambio de orden)
El arte de morir (cambio de orden)
Los escandalizados (cambio de orden)
Final
Lo terrible (añadido en el manuscrito corregido y en Poesía
completa I)
Yo quería (mismo orden en edición príncipe y dos
manuscritos)
NOTA: Explicación una dedicatoria (sólo aparece en el manuscrito
de Poesía completa I)
Poemas de la edición príncipe (1962) excluidos del manuscrito
corregido y de Poesía completa I
El mal ejemplo
Suicidio
Parábola fallida
Para hablar claro
Tres muertos
Los consejos
La lección
Otro poema atribuido a El turno del ofendido

Los culpables (Poemas, 1967-1968: 98)


El turno del ofendido (Poesía completa I)
Cambios en el orden de los poemas a partir de la sección “III. Por
el ojo de la llave”, hasta el poema “Altorrrelieve barroco”.
III. Por el ojo de la llave
Otra muerta
Pianista la borde de una carretera rural
Las cuatro imprecaciones
Los provervios
Palabras frente al mar
La caballista
Hablan los exquisitos
• Un amor
• Testamento o algo así
Beber en serio
Más orgullo
Cambiar de edad
Los celos
México
La revolución
Turistas yanquis en una iglesia antigua
Pedro Flores, que fue bracero…
Megalomanía
El santo Hernán
Altorrelieve barroco (a partir de este poema se prosigue el
mismo orden que el manuscrito independiente de la
obra anotado más arriba)
El mar (1962, Poesía completa I)

Dedicatoria
II
Estuario
III
IV
(Es idéntico a la edición príncipe)
Los testimonios (1964 (1967), Poesía completa I)
Dedicatorias
No soy sólo el que habla
I. El otro mundo (cambio de orden)
El brujo Cunjama
Mirador
Hijo de ciego
El pozo del júbilo
La zona de la llama (cambio de orden)
El humillado
Iniciación (cambio de orden)
La cruz
Un héroe
El príncipe de bruces
Reptil
Huapango del confeso
El desierto
Rito para que nazca una flor en la gran pirámide
Borracho de Tijuana
II. La raíz en el humo (cambio de orden)
Navegación en el río Lempa (cambio de orden)
Anochecer de invierno (cambio de orden)
La raíz en el humo
I. La tierra
II. La vida
III. Las emigraciones
IV. El humo
V. La pregunta
Restauración del hombre por Quetzalcoatl (cambio
de orden)
El tlamatini (cambio de orden)
Al maíz (cambio de orden)
III. En la lengua del sueño (cambio de título y cambio de orden
en toda la sección)
Profesión de fe (Conferencia)
Primera lección
Comarcas (añadido; aparece en el poemario El hijo
pródigo (y otros poemas del retorno.))
Don Pedro de Alvarado (1524)
Terreno mortal
Paseo (añadido)
Pino
Homenaje a la salvia
Ellos (añadido)
La grama de las huellas
Pausa (añadido)
Buen humor del Dios
Ellas (título añadido; se trata de la cuarta sección
del poema “Costa (Sonsonate, de 1959)” de
la edición príncipe)
El joven príncipe (1962)
El coyote
El perro
Las moscas
Jaculatoria para poder volar (añadido)
El venado
Asesinar un tigre (título añadido; se trata de la
segunda parte del poema
“Profesión de fe (Conferencia)” de la edición
príncipe)
Tres familias (título añadido; se trata de la segunda
parte del poema“Izalco” de la edición
príncipe)
Tata (título añadido; se trata de la segunda parte del
poema “Oolge me persigue” de la edición
príncipe)
La poza bruja
Cura ritual
Los sordomudos (título añadido; se trata del poema
“Los mudos” de la edición príncipe, el cual
termina con “sólo para nosotros.” Todo lo
demás ha sido añadido).
El cadejo negro (añadido)
La carreta chillona (1848)
El justo juez de la noche
El duende
Oolge me persigue
La Siguanaba
Los dioses secretos
Yeysún (añadido)
El nahual
El cipitín (añadido)
Un dato
Terremoto (1854)
En la lengua del sueño
Notas (sólo aparece en la edición príncipe)
Poemas de la edición príncipe de 1964 excluidos de versión de
Poesía completa I

Rezo venial
Perdón al caballo salvaje domado por mi padre
Costa (Sonsonate, de 1959) (3 secciones primeras)
Izalco (1a. parte)
Piedra de sacrificio
Los mudos
La vida interior
Como cántico (Ritornello)
(Los otros poemas eliminados de la edición príncipe aparecen
reagrupados en los libros Textos y poemas muy personales
y en las dos versiones de Los pequeños infiernos; véase
más abajo)
La raíz en el humo (y otros poemas) (Sin lugar, sin fecha,
firmado al final)
I. La raíz en el humo (corresponde a la
Segunda parte de la edición príncipe
de Los testimonios)
II. El origen (utiliza el título de la Tercera parte
de la edición príncipe de Los
testimonios, pero se trata de una
selección que incluye también dos
poemas de la Cuarta parte de este
libro (“Pino” y “Como cántico”), al
igual que nueve del manuscrito
revisado estudiado anteriormente,
cuatro de ellos sin título)
Navegación en el río Lempa (pertenece al manuscrito
revisado)
Anochecer en el invierno (1370) (pertenece a Tercera parte
de la edición príncipe)
Sin título (se trata de “Ellas” que pertenece al manuscrito
revisado. Este poema corresponde a la cuarta
sección de “Costa (Sonsonate, de 1959)” de la
edición príncipe)
Don Pedro de Alvarado (1524) (pertenece al manuscrito
revisado)
Pino (1897) (pertenece a la Cuarta parte de la edición
príncipe)
El venado (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Primera lección (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
El joven príncipe (1962) (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
Buen humor del Dios (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
El coyote (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Terreno mortal (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Pausa (pertenece al manuscrito revisado)
Las moscas (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Profesión de fe (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
El nahual (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
El perro (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Los sordomudos (pertenece al manuscrito revisado)
Homenaje a la salvia (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
La grama de las huellas (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
Sin título (se trata del poema “Tres familias” del
manuscrito revisado. Este poema corresponde a la
segunda parte de “Izalco” de la edición príncipe)
Sin título (Se trata de “Ellos” del manuscrito revisado;
corresponde a la segunda parte del poema
“Homenaje a la salvia” de la edición príncipe)
La poza bruja (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Sintítulo (Se trata de “Tata” del manuscrito revisado;
corresponde a la segunda parte del poema “Oolge
me persigue” de la edición príncipe)
Piedra de sacrificio (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
La carreta chillona (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
Jaculatoria para poder volar (1929) (pertenece al
manuscrito revisado)
Un dato (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Terremoto (1854) (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
Cura ritual (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Ooolge me persigue (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
El cipitín (pertenece al manuscrito revisado)
Los dioses secretos (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
La siguanaba (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
El justo juez de la noche (pertenece a la Tercera parte de la
edición príncipe)
El duende (pertenece a la Tercera parte de la edición
príncipe)
Cómo cántico (pertenece a la Cuarta parte de la edición
príncipe)
Textos y poemas muy personales (dos manuscritos revisados,
1962-1965; 1962-1965, Poesía completa I)
I. La vida inútil (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
II. Infancia (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
III. A. A. (añadido)
IV. Mi hermana (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
V. El Padre Carlitos (añadido)
VI. Centroamérica comparada (sólo aparece en el manuscrito de
Poesía completa I y en uno de los manuscritos revisados.
Prosigo la numeración de estos manuscritos ya que son los
más completos (RLM)).
VII. Familiar (VI, en el manuscrito independiente del poemario;
aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
VIII. Disimulando (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
IX. Cena (añadido)
X. Yo y los números (añadido, sólo aparece en Poesía completa I
y en uno de los manuscritos revisados)
XI. Un plan (VIII, en el manuscrito independiente del poemario;
aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
XII. La raza de piedra (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
XIII. La cruz del sur (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
XIV. Diario inconcluso (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
XV. Uno de mis muertos (añadido)
XVI. Confesiones (añadido)
XVII. Crítica a la primera edición de mi libro “El turno del
ofendido”
XVIII. Carlos Jurado (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
XIX. Teoría sobre tatica (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
XX. Talepate (añadido)
XXI. Doméstica (19…) (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
XXII. La marcha (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios, fechado al final: Pinar del Río, 1962)
XXXIII. Cine (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
El hijo pródigo (y otros poemas del retorno.) (1964)
I.
Epígrafe (Pursewarden)
El asombro
Prefiero vivir
La cautela
La muerte del abandono (aparece en Los pequeños
infiernos II)
Otro amanecer
Poema jubiloso (aparece en Doradas cenizas del Fénix)
El carnaval del hombre
Asalto general (aparece en el manuscrito de El turno del
ofendido y en Doradas cenizas del Fénix)
Canciones (aparece en El turno del ofendido)
Sobresalto (aparece en Los pequeños infiernos II)
Ecos de pequeño profeta
“A muerte fiel, muerte convidada” (aparece en Taberna y
otros lugares)
El caos del espejo (aparece en Los pequeños infiernos I y
II)

• (falta el numeral II en el manuscrito)


Epígrafe (Cortázar)
Primera lluvia (aparece en Los pequeños infiernos I y II)
Un poema de Cynthia (aparece en Los pequeños infiernos
I y II)
Abandono e injuria (aparece en Los pequeños infiernos I y
II)
Meditación en el bar Monseigneur (aparece en Los
pequeños infiernos y en Doradas cenizas del
Fénix)
De cara al suelo
Desvío del arroyo
Comarcas (aparece en Los testimonios)
Pequeña oda para retenerte, (aparece en El turno del
ofendido)
Condenado al animal (aparece en Los pequeños infiernos I
y en Doradas cenizas del Fénix)
IV. El hijo pródigo (el poema íntegro original se reproduce En la
humedad del secreto, 1994/1995: 330-351, de acuerdo a
otra edición mecanografiada de 1963-1964, véase: En la
humedad, 651; aparece en las dos versiones de Los
pequeños infiernos. En esta versión se encuentran la
dedicatoria y epígrafes eliminados en Los pequeños
infiernos y en Poesía escogida, pero no se incluyen los
subtítulos de las diversas secciones ni tampoco los
numerales romanos que les corresponden).
I.
(no aparece el numeral II ni el subtítulo
Crepúsculos (sin numeral)
II. (corresponde a IV del poema publicado En la humedad
del secreto)
(no aparece el numeral ni el subtítulo “V. rencores)
(no aparece el numeral ni el subtítulo “VI. Más
advertencias)
(no aparece el numeral ni el subtítulo “VII.
Apaciguadores”
III. (corresponde a VIII del poema publicado En la
humedad del secreto)
IV. (corresponde a IX del poema publicado En la humedad
del secreto)
(no aparece el numeral ni el subtítulo X. Ayer)
V(corresponde a XI del poema publicado En la humedad
del secreto)
Armas (el subtítulo no aparece precedido por ningún
numeral. Corresponde a XII del poema publicado
En la humedad del secreto)
Una conjura (no aparece el numeral XIII)
Los inmortales (no aparece el numeral XV)
(no aparece el numeral ni el subtítulo XVI. Marcado)
(no aparece el numeral ni el subtítulo XVII. Extranjeros
somos)
VII. (corresponde a XVIII del poema publicado En la
humedad del secreto)
(no aparecen las fechas al final del poema)
Los pequeños infiernos I (manuscrito, 1964-1965)
(el numeral romano es mío (RLM), usado para diferenciar las
dos versiones de este libro: el manuscrito y la versión de Poesía
completa I)
Ojo (aparece en Los pequeños infiernos II)
La vida (aparece en Los pequeños infiernos II)
Primera lluvia (aparece en Los pequeños infiernos II)
Notre Dame (aparece en Los pequeños infiernos II)
Foco de perturbación (aparece en Los pequeños infiernos II)
Acomodar la tristeza (aparece en Los pequeños infiernos II)
Los ocho mandamientos de la ley de… (aparece en Los pequeños
infiernos II)
El pan agudo (aparece en Los pequeños infiernos II)
Un poema de Cynthia (aparece en el poemario El hijo pródigo (y
otros poemas del retorno.) y en Los pequeños
infiernos II)
Condenado al animal (aparecen en el poemario El hijo pródigo (y
otros poemas del retorno.) y en Doradas cenizas del
Fénix)
Abandono e injuria (aparece en el poemario El hijo pródigo (y
otros poemas del retorno.) y en Los pequeños infiernos II)
Dos poemas de La Habana (aparece en Doradas cenizas del
Fénix)
I. Meditación en el bar Monseigneur (aparece en el
poemario El hijo pródigo (y otros poemas
del retorno.))
II. La melancolía
El caos del espejo (aparece en el poemario El hijo pródigo (y otros
poemas del retorno.) y en Los pequeños infiernos II)
El hijo pródigo (aparece en el poemario El hijo pródigo (y otros
poemas del retorno.) y en Los pequeños infiernos II)
Epígrafes y dedicatorias (borrados)
I. Advertencias
II.
III. Crepúsculos
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
IX.
X.
XI.
XII. Armas
XIII. Una Conjura
XIV
XV. Los inmortales
XVI.
XVII. Ritornello
XVIII
Poemas en la última cárcel (aparecen en Taberna y otros lugares)
I.
Preparar la próxima hora
Límites
Noche
Día de patria
El verano
Tu compañía
VIII. Huelo mal
IX. Mala noticia en un pedazo de periódico
X. Permiso para lavarme
XI. Algunas nostalgias
XII. El 357
XIII. Dormir
XIV. La llave
XV. La verdadera cárcel
XVI. A muerte fiel, a muerte convidada
Hotel German-American (aparece en Los pequeños infiernos II)
Los pequeños infiernos II (1962-1965, Poesía completa I)
I. Claroscuro
Epígrafe de Aragón
Mediana edad
Hojas
Intensos animales…
La serena advertencia del poema
Playa negra (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Reflexión (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
En el mismo paisaje (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
La muerte del abandono (aparece en el poemario El hijo
pródigo (y otros poemas del retorno.))
Panorama desde la fiebre (aparece en la edición príncipe de
Los testimonios)
Hora cero (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Sobresalto
El rocío (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
Habitaciones, panoramas, horas…
El exilio (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Reloj (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
Recuerdo desde Génova (De 1957) (aparece en la edición
príncipe de Los testimonios)
Descubrimiento de Guernica (aparece en la edición
príncipe de Los testimonios)
Perdido (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
Recuerdo cuando hablaba de Lisa (aparece en la edición
príncipe de Los testimonios)
Roturadores (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Mal tiempo
William Parrish (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
De nuevo con el mar (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Atado al mar (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
D. F. (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
El pasa por una fábrica (aparece en la edición príncipe
Los testimonios)
Niños en el Paseo de la Reforma (aparece en la edición
príncipe de Los testimonios)
Sueño
Un mariachi (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Diana (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
Tarde de lunes (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Diciembre (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Ya ves como
Para cuando la muerte…
Asela (aparece en la edición príncipe de Los testimonios)
Recuento del año (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
Muerta en el mar (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
La memoria (aparece en la edición príncipe de Los
testimonios)
II. Los pequeños infiernos
La vida
Ojo
Primera lluvia
Notre Dame
Foco de perturbación
Acomodar la tristeza
Los ocho mandamiento de la ley…
El pan agudo
Abandono e injuria
Un poema a Cynthia
De la vieja infancia
El caos del espejo (aparece en el poemario El hijo pródigo
(y otros poemas del retorno.) y en Los pequeños
infiernos I)
El hijo pródigo (aparece en el poemario El hijo pródigo (y
otros poemas
del retorno.)
Epígrafes y dedicatorias (borrados)
I. Advertencias
II.
III.Crepúsculos
IV.
V.
VI.
VII.
VIII.
IX.
X.
XI.
XII. Armas
XIII. Una conjura
XIV.
XV. Los inmortales
XVI.
XVII. Ritornello
XVIII
Hotel German-American
Nota explicativa sobre intención surrealista
Los condenados (Praga, 1967)
(“El País II. Los extranjeros” en Taberna y otros lugares, 1969)
Dos epígrafes (la edición príncipe tacha el apellido de W. Dalton)
Sir Thomas
Samantha
Matthew
El obispo
Lady Ann
El primogénito
Sir Thomas
El obispo
Matthew
El primogénito
Lady Ann
Sir Thomas
Lady Ann
Matthew (Salmos) (añadido posteriormente; no aparece en el
presente manuscrito)
Sir Thomas
El primogénito
Atardecer I
El primogénito
El obispo
Atardecer II
Sir Thomas
El primogénito
Matthew
Samantha (carta.)
Atardecer III
Lady Ann (Sobre el matrimonio.)
Matthew
El primogénito
Una carta falsamente olvidada
Doradas cenizas del Fénix (sin fecha, Poesía completa I)
Tres epígrafes (no aparecen en Poesía escogida)
Doradas cenizas del Fénix
Incongruencias (aparece en la edición príncipe de El turno del
ofendido)
Poema jubiloso (aparece en el manuscrito de El turno del ofendido
y en el poemario El hijos pródigo (y otros poemas del
retorno.))
Soñar la mesa (aparece en el manuscrito de El turno de el
ofendido)
Asalto general (aparece en el manuscrito de El turno de el
ofendido y en el poemario El hijo pródigo (y otros poemas
del retorno.))
Dos poemas de La Habana (aparece en el manuscrito de Los
pequeños infiernos I pero no en el de Poesía completa I)
I. Meditación en el bar Monseigneur (aparece
en el poemario El hijo
pródigo (y otros poemas del
retorno.))
II. La melancolía
Condenado el animal (aparece en el poemario El hijo pródigo (y
otros poemas del retorno.) y en Los pequeños infiernos I)
Verano en el sur
Bosquejo de adiós (23-23 de abril, 1973. Esta fecha contradice la
que inicia la recopilación de todos los poemarios bajo
Poesía completa I)
Taberna y otros lugares (sin fecha, Poesía completa II)

Con respecto al título original de “II. El País. Los extranjeros”,


véase: “Los condenados”, más arriba.
El manuscrito es casi idéntico al de UCA-Editores. Salvo que en
“III. El País. Poemas de la última cárcel” se ha incrustado
el poema en prosa “VII. Animalitos”. Hay que cambiar los
numerales a partir de “VIII. Tu compañía”, etc. Este
poema aparece en el manuscrito revisado de El turno del
ofendido.
Los hongos (1966-1971, Poesía completa II y dos manuscritos
independientes, La Habana-Praga-París-La Habana,
Otoño 1966-Verano 1971)

Los tres manuscritos son equivalentes al que aparece En la


humedad del secreto.
El manuscrito I contiene una nota explicativa final sobre la
intencionalidad poética del autor, así como una corta nota
bio-bibliográfica.
El amor me cae más mal que la primavera (sin fecha, Poesía
completa III)
El índice de este libro, según el manuscrito de la familia, coincide
con el presentado En La humedad del secreto (1994/1995).
Un libro levemente odioso (La Habana, 1970-1972, Poesía
completa III
y manuscrito sin fecha)
Indicaciones para la imprenta (sólo en el manuscrito (s/f))
Dedicatorias (sólo en Poesía completa III, borradas en la edición
príncipe)
Cuatro epígrafes (Salarrué, Fernando Pessoa, José Lezama Lima,
Antonello Gerbi)
Dos epígrafes (La cueca larga y Nicanor Parra (sólo en el
manuscrito (s/f))
De nuevo acerca de las contradicciones en la poesía
Cuando llegue la ocasión
Pobre lenguaje
Imagináoslo un solo instante
El error muere pero no se rinde
Brujería sumamente jodida por dos o tres razones que no vamos a
explicar aquí… (sólo en el manuscrito (s/f))
Piedad
Es un poeta que estimo mucho señora, pero…
Báquica
Prohibido para mayores (sólo en el manuscrito (s/f))
Glosa (cambio de orden; aquí según el manuscrito (s/f))
Kaput
Facultad de Derecho
III. Los abogados
IV. Dicho por un abogado
V. Las leyes fundamentales
VI. Sostenía mi profesor de medicina forense
VII. Absuelto indiciado en robo de cien gallinas
a Coronel
P. R. (sólo en el manuscrito (s/f))
From Central Europe (sólo en el manuscrito (s/f))
Difunto solo (cambio de orden; aquí según el manuscrito (s/f))
Reflexión sobre el Congreso Cultural de La Habana
Pensamientos durante una escala en Gander
Glosa (cambio de orden; aquí según la versión de Poesía completa
III)
Difunto solo (cambio de orden; aquí según la versión de Poesía
completa III))
Sobre un suicidio (cambio de orden; aquí según el manuscrito (s/f))
Me monto en un potro (cambio de orden; aquí según la versión de
Poesía completa III)
Mis militares
I. Terapéutica
II. Militarismo 1970
III. Los H. P. (Hijos pródigos)
IV. Aquelarre
Que le dijo el movimiento comunista internacional a Gramsci (sólo
en el manuscrito (s/f))
Cosas de uno
Ars poética 1970 (cambio de orden; aquí según el manuscrito (s/f))
Polémica
Gerontofagia pero…
Ars poética 1970 (cambio de orden; aquí según la versión de
Poesía completa III)
Saudade
La historia como nudo gordiano
El Che en Praga en 1965 (sólo en el manuscrito (s/f))
Epitafio
El concepto del camp es la trivialización de la historia
Hablan de mí en una novela de Raymond Chandler
Minipoemas para visualizar
I. El azar
II. Dios
III. Espera
IV. Ya
V. Muchacha cubana en un comedor estudiantil
VI. La nueva generación
VII. Actividades culturales de esta semana
VIII. Primera plana
IX. Sabia que es la historia
X. Metasemántica
XI. El talento
XII. Fajín de segunda edición
XIII. Poeta soñoliento
XIV. Más bien presumidillo
XV. Para la historia
XVI. Desperdicios
XVII. Latinoamérica en la década de los setenta
La cultura y el loco amor
A la carta
Sobre un suicidio (cambio de orden; aquí según la versión de
Poesía completa III)
Retrato de un discípulo
La literatiur
Poemas católicos
I. Sin reticencias
II. Repliegues
III. Así en la Iglesia como en el Gólgota (Homenaje a la
traición (subtítulo sólo en la versión de
Poesía completa II))
IV. Otra ingratitud ecuménica (sólo en el manuscrito
(s/f))
V. Católicos y comunistas en América Latina: algunos
aspectos actuales del problema (lleva el
numeral IV en la versión de Poesía
completa II)
VI. En el confesionario de un cura de izquierda (1969)
(lleva el numeral V en la versión de Poesía
completa II)
VII. La filosofía como ingratitud (lleva el numeral VI en
la versión de Poesía completa II)
VIII. Todos los caminos de Roma llevan a la dialéctica
(sólo en el manuscrito (s/f); lleva el numeral
VII, pero le corresponde el VIII. La
corrección es mía, RLM)
Juro que lo oí decir
El espejo para el vampiro
¿Es esta tarea de poetas?
Conversación tensa
Sueño de oro
No te pongas bravo, poeta…
La acumulación de la experiencia gorila
Guatemala feliz
Las mujeres
Estructuras
Lo insuficiente
Para que lo recite Berta Singerman
Insurrección como las hay
Tampoco así
Erasmo de Rotterdam
Acotación de una viejita de mi país al margen de una décima de
Martí
Poema a Posada (sólo en el manuscrito (s/f))
Poema para Darío Mora, diseñador gráfico (sólo en el manuscrito
(s/f); no aparece en la edición príncipe)
Truco
Paráfrasis (Epígrafe de Martí, sólo en el manuscrito (s/f))
Glosa grosera
De un revolucionario a J. L. Borges
Desarrollo de refrán
A Carlos Fuentes
Poeta Libre
S. O. S.
Canción protesta
Corazón de lis
Yo estudiaba en el extranjero en 1953
Monumento a la vía pacífica
Leer a Musil en Centroamérica
Composición (Trampa) (sólo en el manuscrito (s/f))
Simpáticos personajes de mis lecturas solitarias (sólo en el
manuscrito (s/f))
Des-cubrimiento
Lo cotidiano es peligroso (sólo en el manuscrito (s/f))
No, no siempre fui tan feo
Vals
Solidaridad
Estatuas de Bruselas (1965)
La poesía pura
Hombre nuevo
Las historias prohibidas del Pulgarcito (La Habana, 1969-1971,
Poesía Completa III)
Dos epígrafes (Gabriela Mistral y R. D, en Pobrecito poeta que
era yo… Este último no aparece en la edición príncipe de
Siglo XXI Editores: “…Y entre oraciones broncíneas
labarosas, pendónicas, al Varón de Centroamérica, con
fondo musical de esa inmortal idiotez lla mada El
Carbonero (“me cruzo por los valyados”, Santo Fuerte!), y
entre aferramientos –conmovedores como un archipielago
recién bombardeado, no lo niego- a la creencia de que todo
lo bueno viene en frascos chiquitos (el Pulgarcito de
América, ay no, tú, carajo, no hay derecho de que esa
vieja cerota nos haya ninguneado así por el camino del
muchacho a quien sonsolamos diciendo “No, mijito qué
va, vas a aser cabezón!”) vamos ostentando (llamando a
piedad, cherito, a piedad que ha tenido que aguantarse la
risa) esta terrible naturaleza de enanos con demasiada
sangre…”.
“Del anticomunismo en 1786…” En “II. Reflexiones” se ha
tachado un párrafo de cuatro líneas ilegibles, después del
sexto párrafo.
“Las finanzas de Dios”. “II. (1950-1970)”. En la edición príncipe
se ha borrado la oración final: “El pueblo católico de El
Salvador confía en que una vez esté terminada a nadie se
le irá a ocurrir cobrar la entrada”.
“Refrán. Aliviado está el enfermo, que ya se caga en la cama”
(cambio de orden; en el manuscrito aparece después de
“Dos poemas sobre nuestro más famoso escritor”)
“Poema vegetal”. “IV. Viva la flora salvadoreña de 1901!” (sin
signo de admiración al principio en el manuscrito)
“Antología de poetas salvadoreños (V)”. El numeral “V” no
aparece en el manuscrito, aunque lógicamente le
corresponde.
“Los ídolos, los próceres y los blasfemos” . “I. El colocho
Chamba”. Cambio en el subtítulo; la palabra “Chamba” no
aparece en el manuscrito.
“Antología de poetas salvadoreños (VI)”. El manuscrito asienta el
numeral “V”, aunque lógicamente le corresponde el “VI”
que le atribuye la edicêon príncipe.
“Bomba. Estas muchas de aquí/no me quieren dar un beso…”
(añadido; no aparece en el manuscrito).
“Antología de poetas salvadoreños (VII)”. El manuscrito asienta el
numeral “VIII”, aunque lógicamente le corresponde el “VII”
que le atribuye la edición príncipe.
“Dos retratos de la Patria”. El numeral “I” ha sido borrado en la
edición príncipe. Cambio al principio de la aclaración final
la cual reza así: “Dos textos han sido modificados para
lograr los efectos perseguidos por el autor”. Se añade lo
siguiente al final: “Los materiales no originales se usan
textualmente por aparte o dentro del contexto de poemas o
descripciones originales. En ocasiones el material no
original se destaca con comillas, en ocasiones se deja fundir
con el texto original”.
Dos novelas incompletas
Dalton y CIA (La Habana, 1973)
I. Cuando mi papá llegó a Centroamérica
Miriam (La Habana, 1972)
Dedicatorias
Claves teóricas
Nicanor Parra
Entrevistas clínicas, recopiladas por Gilbert-Koller (caso de
“Hans, el lírico) Nuremberg, 1946
Kate Millet
Sigmund Freud
I.
Poesía escogida (La Habana, 1973)
(Selección y nota introductoria del autor.)
En la edición príncipe se borró el lugar y fecha del manuscrito, así
como la especificación “y nota introductoria”.
Nótese que Poesía escogida especifica el lugar de composición de
algunos poemarios el cual no se establece en los
manuscritos independientes en cuestión.
Nota introductoria del autor (Firmado en puño y letra del autor, La
Habana, abril de 1973. No aparece en la edición príncipe
de 1983).
Poemas de La ventana en el rostro… (añadidos, no aparece
ningún poema de este libro en el manuscrito).
Poemas de El turno del ofendido (México-La Habana-San
Salvador-Praga, 1961-1965)
Cambio en el orden, a partir de la la primera sección, en la
edición príncipe, así como se añade “III. Por el
ojo de la llave” que no aparece en el manuscrito.
II. Las cicatrices (cambio de orden con respecto a la
edición príncipe)
La decisión
Tormenta
Insomnio
Isla en el quinto piso
La noche
Casida
Las cicatrices
II. Clima natal
Trópico
María Quezalapa
Desnuda (este poema y el anterior están invertidos
en la edición príncipe)
Arte poética (el manuscrito no asienta la sección
“III”).
Vieja con niño
Cadáver
Lo que me dijo un loco
Las feas palabras
Soldado desconocido
Dos guerrilleros griegos: un viejo y un traidor
Denuncia
Los sabios
Los derechos humanos
El sexto mandamiento
Asesinado en la calle
Cristo
Karl Marx
El Papa
Tenemos la honda pena…
El geógrafo
El dulce hogar
Los burócratas
Hijo de puta
El vecino
Murió Mariano el músico…
El vanidoso
Epitafio
Para secar tus lágrimas
Alta hora de la noche
Otra muerta
Palabras frente al mar
Las cuatro imprecaciones
Las promesas
Los proverbios
La caballista
Pequeña oda beaquica y familiar
Hablan los exquisitos
Beber en serio
Más orgullo
Los celos
Me has faltado del pecho tú me faltas
Altorrelieve barroco
Megalomanía
Mecanógrafo
Dios lamentable
La aristocracia
José Matías Delgado
El General Martínez
Madrigal
A Manuel José Arce
Lo que me dijo un anarquista adolescente
El arte de morir
Los escandalizados
Final (presenta el mismo orden en la edición príncipe)
Lo terrible
Yo quería
Nota: Explicación de una dedicatoria
El Mar (La Habana, 1962)
El manuscrito no asienta el numeral “I” que aparece en la edición
príncipe.
Poemas de Los testimonios (México-La Habana-Praga-La Habana,
1962-1968)
I. El otro mundo
El brujo Cunjama
Mirador
Hijo de ciego
El pozo del júbilo
El humillado
Iniciación
La cruz
Un héroe (cambio de orden; la edición príncipe lo
sitúa después de “El desierto”)
El príncipe de bruces
Huapango del confeso
El desierto
Rito para que nazca una flor en la gran pirámide
Borracho de Tijuana (estos dos últimos poemas
están invertidos en el manuscrito)
II. La raíz en el humo (las cinco secciones que
componen este largo poema, se presentan
en el mismo orden que en la edición
príncipe)
III. En la lengua del sueño
Profesión de fe
Primera lección
Comarcas
Don Pedro de Alvarado (cambia el orden de los
poemas a partir de éste hasta el final del
libro)
Terreno mortal
Paseo
Pino
Homenaje a la salvia
Ellos
La grama de las huellas
Pausa
Buen humor del Dios
Ellas
El joven príncipe
El coyote
El perro
Las moscas
Jaculatoria para poder volar
El venado
Asesinar un tigre
Tres familias
El tata
La poza bruja
Cura ritual
Los sordomudos
El cadejo negro
La carreta chillona
El justo juez de la noche
El duende
Oolge me persigue
La Siguanaba
Yeysún
El nahual
El Cipitín
Un dato
Terremoto
En la lengua del sueño
Textos y poemas muy personales (La Habana- San salvador, 1962-
1965)
El manuscrito presenta los mismos poemas que la edición príncipe
y en el mismo orden.
Poemas de Los pequeños infiernos (San Salvador-México-Praga,
1964-1965)
I. Claroscuro
Mediana edad
Hojas
Intensos animales…
El pasa por un fábrica
Diana
Ya ves como…
Diciembre
Para cuando la muerte… (cambio de orden)
Playa negra (cambio de orden)
En el mismo paisaje
Hora cero (cambio de orden)
Recuerdo desde Génova
Descubrimiento de Guernica
Perdido (cambio de orden)
Recuerdo cuando hablaba de Lisa (cambio de
orden)
Roturadores (cambio de orden)
Mal tiempo (cambio de orden)
Atado al mar (cambio de orden)
Muerta en el mar
La memoria
II. Los pequeños infiernos
La vida
Ojo
Abandono e injuria
Los ocho mandamientos de la ley de…
De la vieja infancia
El caos en el espejo
El hijo pródigo
Hotel German-American
Poemas de Doradas cenizas del Fénix (México-La Habana, 1961-
1963)
El manuscrito sitúa este poemario antes de Taberna y otros
lugares, mientras que la edición príncipe ha invertido el
orden.
Presenta la selección de los tres poemas que publicó la edición
príncipe. Hay que notar que la fecha que se le atribuye al
poemario no aparece en el manuscrito de Poesía conpleta I.
Esa fecha (1961-1963) la contradice la que aparece al final
del libro: “22-23 de abril, 1973”.
Poemas de Taberna y otros lugares (Praga-La Habana, 1966-
1967)
El manuscrito no especifica cuáles poemas de este libro deben
aparecer en la presente selección. Seguramente, la
selección de los poemas fue posterior al manuscrito o le
correspondió al editor.
Poemas de El amor me cae más mal que la primavera (La
Habana, 1969-1973)
Ofrece la misma selección de dieciséis poemas que publicó la
edición príncipe.
Poemas de Un libro levemente odioso (La Habana, 1970-1972)
Presenta la misma seleccción de poemas que la edición príncipe.
Los hongos (La Habana-Praga-París-La Habana, 1966-1972)
Presenta el mismo poemario que la edición príncipe.
Poemas de Poemas cladestinos (añadidos, no aparece ningún
poema de este libro en el manuscrito).
Poemas de Las historias prohibidas del Pulgarcito (añadidos, no
aparece ningún poema de este libro en el manuscrito).
Poemas de Un libro rojo para Lenin (añadidos, no aparece ningún
poema de este libro en el manuscrito).
NO (en puño y letra, ¿del autor?)
De acuerdo con los propósitos del autor de centrar su selección en
los libros cuya elaboración ha estado más ligada a Cuba, no
aparecen en la presente antología poemas del libro La
ventana en el rostro (México, 1961). Asimismo no
aparecen poemas del libro Las historias prohibidas del
Pulgarcito (La Habana, 1972) porque la naturaleza del
mismo (se trata de un collage hace inconveniente el
desglose de poemas independientes. Por la misma razón no
se incluyen tampoco poemas del libro Un libro rojo para
Lenin (en preparación a la fecha de cerrarse esta antología).
(Aclaración borrada de la edición príncipe).
Los poetas (Capítulos de la novela Los poetas) (San Salvador,
1964)
Los poetas (Novela.) (El Salvador, 1964)
y
Pobrecito poeta que era yo… (1976)

LP (Capítulos) LP (Novela.) Pobrecito

----- --------- Tres epígrafes


----- --------- Prólogo y
teoría general
----- A Mauricio (3)
----- I. Carlos --------
----- II. Vilma --------
----- III. Italo --------
----- IV. “Los diez
mandamientos -------
----- de la ley de…” -------
----- V. Manuel -------
----- VI. La cena de los intelectuales -------
----- VII. La escena (1o. Gran final; -------
----- 2o. Diálogo dramático; -------
----- 3o. Los sitios de estos hechos) -------
----- VIII. Anónimo del siglo XX --------
------
Alvaro y Arturo IX. Alvaro y Arturo (43-71) I. Alvaro y
(120-125) Arturo
----- X. Esteban, el héroe ------
----- XI. La crítica ------
Roberto XII. R… (90-119) II. Roberto.
Conferencia
de prensa
------- XIII. Orlando y Rolando ------
------- ((A) Bajo el sol matutino; ------
(B) La noche los junta) ------
------ (Quizás corresponda a VI) III. Todos. El
------ ----------------------- party
Mario (Diario y cartas) XIV. Mario (72-89 y 4-37) IV. Mario. La
------- ----------------- destrucción
------ ----------------- Intermezzo
apendicular.
Documentos,
opiniones,
complementos
(en OFF)
----- --------------- V. José. La luz
----- --------------- del tunel
------ Índice (126-130) Notas aclaratorias
------
------------------ Notas aclaratorias (38-41) ----------
Salvadoreñismos (42) --------
-
(Nótese que existe un paso lógico de Los poetas (Capítulos) a
Pobrecito poeta que era yo…, por una dinámica del borrón y del
añadido. Pero en el paso del manuscrito mutilado de Los poetas
(Novela.) a la edición príncipe, las omisiones son demasiado
flagrantes para explicarlas sin dificultad. Estamos a la espera de
descubrir el manuscrito completo para dar cuenta de la novela en
su integridad. A menos que el índice de Los poetas (Novela.)
exprese la intención que tenía el autor más que el hecho acabado).

MANUSCRITOS

(Todos los manuscritos estudiados se fotocopiaron con


autorización expresa de la familia, a partir del archivo del autor, a
menos que se anote otra fuente). Nótese que el archivo de Roque
Dalton no incluye versión original alguna de Poemas clandestinos
(1978, 1980) ni de Un libro rojo para Lenin (1986). Ambos
poemarios se publicaron después de la muerte del autor. Estas
ediciones tardías hacen imposible todo estudio filológico.
Desconocemos los cambios que sufrieron desde la forma original
hasta su publicación.
Dos novelas incompletas. Daltón y CIA. Sin lugar, 1973.
Miriam. La Habana, 1972.
El hijo pródigo (y otros poemas del retorno.). Antonio Mata
(Pseudónimo), Torneo Cultural de la Asociación de
Estudiantes de Derecho (AED), 1964. Cortesía del Museo
de la Palabra y la Imagen.
El turno del ofendido. México-La Habana-Praga, 1961-1965.
La raíz en el humo. Sin lugar, firmado y fechado al final, 1967.
Poema de Los testimonios.
La raíz en el humo (y otros poemas.). Sin lugar, sin fecha,
firmado al final. Contiene: I. La raíz en el humo (poema
que compone la Segunda parte de Los testimonios), II. Del
origen… (Reagrupación de poemas de la Tercera y Cuarta
parte de Los testimonios) y Nota para la solapa . Cortesía
de Silvia de López Vallecillos.
La ventana en el rostro… Sin lugar, 1961.
Los condenados. Praga, 1967.
Los hongos (poema). La Habana-Praga-París-La Habana, Otoño
1966-Verano 1971. (Manuscrito I).
Los hongos. Dem Peter Hammer Verlag eingereicht von Peter
Schultze-Kraft. La Habana-Praga-París-La Habana, Otoño
1966-Verano 1971. (Manuscrito II).
Los pequeños infiernos. Sin lugar, 1964-1965.
Los poetas. Capítulos de la novela Los poetas. Contiene: Alvaro
y Arturo, Roberto, Mario (Diarios y Cartas)). San
Salvador, 1964.
Los poetas (Novela.) por Juan de la Lluvia. X Certamen Nacional
de Cultura/República de El Salvador, 1964 (Manuscrito
mutilado y con paginación errónea). Contiene: Alvaro y
Arturo (mutilado); Mario (diarios y cartas); R…; Índice (I.
Carlos; II. Vilma; III. Italo; IV. “Los diez mandamientos
de la ley de…”; V. Manuel; VI. La cena de los
intelectuales; VII. La escena (1o. Gran final; 2o.
Diálogo dramático; 3o. Los sitios de estos hechos); VIII.
Anónimo del siglo XX; IX. Alvaro y Arturo; X. Esteban,
el héroe; XI. La crítica; XII. R…; XIII. Orlando y
Rolando ((A) Bajo el sol matutino; (B) La noche los
junta); XIV. Mario); Notas aclaratorias
Salvadoreñismos (mutilado).
Manuscrito (Hojas sueltas). Sin título, sin fecha. 22 páginas.
Poesía completa I. Sin lugar, 1961-1965. Contiene: La ventana
en el rostro (México, 1961). El turno del ofendido
(México-La Habana-Praga, 1961-1965; 1a versión:
1962, Casa de las Américas, la Habana). El mar (La
Habana, 1962). Los testimonios (1a. ed.,1964; 2a.
Edición, 1967. Manuscrito (tachado en el original)).
Textos y poemas muy personales (1962-1965). Los
pequeños infiernos ((1964- 1965); 1962-1965). Doradas
cenizas del Fénix (sin fecha).
Poesía completa II. Sin lugar, 1966-1971. Contiene: Taberna y
otros lugares (sin fecha). Los hongos (La Habana- Praga-
París-La Habana, Otoño 1966-Verano de 1971).
Poesía completa III (correspondería, RLM). Sin lugar, sin fecha.
Contiene: El amor me cae más mal que la primavera…
(poemas) (sin fecha). Un libro levemente odioso (La
Habana, 1970-1972). Las historias prohibidas del
pulgarcito (La Habana, 1969-1971).
Poesía escogida. Selección y nota introductoria del autor. La
Habana, 1973. Contiene: Nota introductoria, La
Habana, abril de 1973. De: El turno del ofendido.
México-La Habana-San Salvador-Praga, 1961-1965 (1a.
Edición parcial: Casa de las Américas, La Habana, 1962.).
El mar. La Habana, 1962 (1a. Edición: Ediciones La
Tertulia, Col. Laura, La Habana, 1962). De: Los
testimonios. México-La Habana. Praga-La Habana (1a.
Edición Parcial: UNEAC, La Habana, 1964). De: Los
pequeños infiernos. San Salvador-México-Praga, 1964-
1965. De: Doradas cenizas del Fénix. México-La
Habana, 1961-1973. De: Taberna y otros lugares. Praga-
La Habana, 1966-1967 (1a. Edición: Casa de las Américas,
La Habana. Premio Casa 1969.) (no contiene ningún
poema de este libro; sólo aparece la carátula sin especificar
los poemas que deben incluirse). De: El amor me cae más
mal que la primavera. La Habana, 1969-1973,
(Inédito). De: Un libro levemente odioso. La Habana,
1970-1972, (Inédito). Los Hongos. La Habana-Praga-
París-La Habana, 1966-1972 (1a. Edición en Prensa,
Editorial Universitaria, Santiago de Chile.). Nota
explicativa sobre la exclusión de: La ventana en el
rostro… (México, 1961), Las historias prohibidas del
Pulgarcito (La Habana, 1972) y Un libro rojo para Lenin
(En preparación), debido a la intención de “centrar su
selección en los libros cuya elaboración ha estado más
ligada a Cuba”.
Textos y poemas muy personales. Sin lugar, 1962-1965. (Dos
manuscritos).
Un libro levemente odioso. Sin lugar, sin fecha.

INDICE ONOMÁSTICO Y ANALÍTICO


Aguirre, Isadora,
Allende Salvador (Unidad Popular),
Althusser, Louis,
Amante/mujer/musa,
Arias Gómez, Jorge,
Aristóteles,
Armijo, Roberto,
Asturias, Miguel Angel,
Barnet, Miguel,
Benedetti, Mario,
Bola de Nieve,
Boom,
Borges, Jorge Luis (borgeano/a),
Breton, André,
Capital(ismo),
Cárcel (prisión, celda),
Cardenal, Ernesto,
Casa de las Américas,
Círculo Literario Universitario (CLU),
Collage (kaleidoscopio, montaje cinematográfico, poema
autónomo),
Cortázar, Julio,
Cuba (cubano/a; isla),
Dalton, Winnal,
Darío, Rubén,
Díaz, Jesús,
Ellacuría, Ignacio,
Foco (foquismo),
Global(ización), (capital global),
Goya, Francisco de,
Guevara, Che,
Hikmet, Nazim,
Iglesia católica,
Izalco (indígena, indio, 32),
Jesuita (S. J.),
La Biblia,
Lenin, V. I.,
Lezama Lima, José,
Literatura salvadoreña contemporánea,
Mármol, Miguel,
Martí, Farabundo,
Menéndez Leal, Alvaro,
Militar(ismo)/dictadura (Lemus, José María),
(Neo)marxismo (marxista, El capital),
Neruda, Pablo (nerudiano),
Partido Comunista Salvadoreño (PCS),
Paz, Octavio,
Poética (katharsis),
Revolución,
doble (dual),
poética (vanguardia artística),
política (vanguardia revolucionaria),
Romero, Arnulfo,
Sacrificio (sacrificial, cordero pascual),
Saint-John Perse,
Salarrué,
Sandino, César Augusto,
Socialismo,
Testimonio,
Toruño, Juan Felipe,
Vallejo, César,
Universidad de El Salvador (UES),
Utopía (utópico),

Potrebbero piacerti anche