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“La condición de siervo... era una forma disfrazada de esclavitud” (De la Cueva, s.f, p.33).
Algo que marcó el inicio de la edad media, fue el hecho de no tener como idea fundamental
la esclavitud. Esta figura antes legitimada por las ciudades Estado, fue sustituida por la del siervo
del señor feudal y fue la base de las sociedades feudales de la edad media. Si bien, la figura de la
esclavitud en esta época ya era condenable, la servidumbre de los campesinos no distaba en
muchas cosas de la antigua esclavitud.
Aún existía una subordinación obligatoria y casi forzosa entre el ahora llamado siervo y su
amo; y era sobre el primero que recaía el imperio de la ley del feudo. Dado que, el señor feudal
era el que establecía las condiciones de servidumbre, casi a manera de imposición. Pues,
mediante los llamados contratos de vasallaje, el siervo que no poseía tierras y que le eran
necesarias para sobrevivir, ponía al servicio de un señor feudal, su apoyo político, militar, su
trabajo, cosechas, hijos e incluso su vida; a cambio de una porción de la tierra y la protección que
ofrecía su señor, conforme su conveniencia.
Conclusión. Si bien, la diferencia fundamental entre la esclavitud y la servidumbre era que
el señor no podía vender a su siervo, en los demás aspectos esta era similar a ella. El siervo no
tenía la libertad de decidir si apoyaba o no las decisiones (o política) de su señor, debía servirle
en lo que le requiriera. Pues sino lo hacía, este incumplía con la parte de su contrato y corría el
riesgo de sufrir el castigo que su señor dictara, o quedarse sin la protección y la tierra que le
proporcionaba su señor para sobrevivir. Esta figura únicamente perdió su nombre, pues fue
retomada en su forma funcional por otra figura llamada servidumbre.
“Casi todas las funciones que el Estado moderno reclama para sí, hallabanse... repartidas
entre diversos los más diversos portadores (Héller, s.f)” (De la Cueva, s.f, p.35).
En la edad media existió un fenómeno político mediante el cual, toda función del Estado
(creación de leyes, administración del territorio, política, etc) estaba a manos de diversos
portadores; no existía un ente único que ejerciera esas funciones. Se podría decir que existía una
especie de poliarquía. No era una poliarquía bajo el concepto del gobierno de muchos mediante
representación delegada por el pueblo o la democracia que conocemos hoy en día. Sino que, las
funciones del Estado, las ejercía cada señor feudal, rey o incluso la iglesia en su propio territorio.
No existía representatividad delegada a las autoridades; sencillamente existían varios entes o
señores de tierras que hacían de su feudo un pequeño “Estado”, el cual administraban, creaban y
hacían prevalecer sus propias leyes, su poder e influencia.
Conclusión. Cada feudo hacia las funciones de un mini Estado, porque cada quien por su
cuenta, bajo la legalidad que le otorgaba los títulos entregados por el rey al señor feudal, y bajo
las normas exigidas por este primero en ese tiempo, administraba su feudo. Pero no existía en sí,
un solo ente que tomara las atribuciones del Estado en todo el territorio. No existía
representatividad de los siervos, pues ellos no elegían a sus señores en un sentido democrático, al
delegarles a ellos el poder. Sino, que lo hacían por la mera necesidad de tierras y protección para
poder subsistir.
Referencias.
De la Cueva, M. (s.f). La Idea del Estado. México: Fondo de Cultura Económica, Universidad
Nacional Autónoma de México.
La Política en la Edad Media.