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MICROBIOLOGÍA
MICROBIOLOGÍA GENERAL
INGENIERÍA DE ALIMENTOS
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
SEDE BERASTEGUI [NOMBRE DEL AUTOR] 1
2019
CONTENIDO
1. Introducción
4.1. Características
8. Encuentran bacteria del espacio que ofrece una nueva fuente de energía en la Tierra
9. Descubierta una nueva especie bacteriana a raíz de la erupción del volcán submarino Tagoro, en la
isla de El Hierro
10. Una micobacteria podría sustituir el tratamiento actual del cáncer de vejiga
11. Innovación
12. Vocabulario
13. Webgrafía-bibliografía
La Microbiología es una ciencia biológica extraordinariamente relevante para la humanidad, dado que
los microorganismos están presentes en todos los hábitats y ecosistemas de la tierra y sus actividades
presentan una gran incidencia en numerosísimos ámbitos de interés:
• Las actividades microbianas sustentan los ciclos biogeoquímicos de la Tierra: los ciclos del
carbono, del nitrógeno, del azufre o del fósforo dependen de modo fundamental de los
microorganismos.
Carole Lartique, microbióloga encargada del estudio, señala que la investigación ha superado uno de
los obstáculos hacia la meta máxima de crear nuevos microorganismos. Los científicos iniciaron la
investigación después de concebir la forma de trasplantar el genoma de una bacteria a otra, y
descubrieron en el proceso que el genoma de la primera bacteria se había modificado.
Durante el procedimiento, se afrontó un problema cuando surgió un rechazo del implante a la segunda
bacteria, tal como sucede en los seres humanos, por lo cual buscaron la forma de que la bacteria
aceptara el nuevo material genético. Esto debido a que las bacterias, como publican en el sitio Google
news, protegen su ADN contra otras enzimas mediante la adhesión de compuestos. Para que la
bacteria no rechazara el nuevo material, los científicos eliminaron un gen no esencial de la levadura,
obteniendo como resultado, la aceptación de la nueva materia genética.
Científicos del Bio Architecture Lab (USA) han modificado genéticamente la bacteria Escherichia coli
para que digiera los azúcares de las algas marrones y las convierta en etanol. De esta manera, las
algas podrían ser una fuente rentable de energía, según afirman los autores del proyecto.
El petróleo se acaba y la demanda energética sigue creciendo cada día. Por ello se buscan nuevas
fuentes económicamente viables. Según los expertos, una de las más firmes candidatas para sustituir
a los recursos fósiles son las algas.
“Las algas marrones pueden ser una de las fuentes de biomasa para la producción de combustibles
renovables y químicos más sostenibles medioambientalmente”, afirma a la agencia pública española
de noticias relacionadas con la ciencia, SINC, Yasuo Yoshikuni del Bio Architecture Lab (BAL).
Yoshikuni forma parte del grupo que ha diseñado una bacteria capaz de metabolizar todos los
azúcares del alga marina y obtener mayor rendimiento en el proceso. El equipo del BAL, que publica
sus resultados en Science, se basa en dos argumentos para defender este recurso: las algas tienen un
contenido muy alto de azúcar y su cultivo no resta agua ni tierra a las cosechas de comida. “La
acuicultura a gran escala es benigna con el medioambiente”, asegura Yoshikuni.
Pese a todas las ventajas, hasta ahora no se ha conseguido que esta fuente sea rentable. “La
tecnología actual no ha sido capaz de metabolizar todos los azúcares contenidos en el alga”, explica el
investigador. “Esto hace que los biocombustibles y los químicos producidos no sean competitivos,
respecto a los costes, con los de origen fósil”. Según los investigadores, el principal problema es la
falta de microorganismos manejables que puedan metabolizar polisacáridos del alginato, la sustancia
química obtenida del alga. En respuesta a esto, el equipo ha diseñado su propio microbio. “Hemos
desarrollado la única plataforma capaz de fermentar prácticamente todos los azúcares de las algas.
Las algas tienen una mezcla de polímeros de azúcar complejos que apenas se encuentran en la
biomasa terrestre. Para que se conviertan en una materia prima competitiva hace falta tecnología
capaz de metabolizar todos esos azúcares”, expone Yoshikuni.
Con este fin, el equipo del BAL ha modificado el ADN de la bacteria Escherichia coli de manera que
codifique las enzimas necesarias para transportar y metabolizar el alginato. Lo han integrado en el
genoma del microorganismo y así han generado una plataforma que puede degradar, captar y
metabolizar el ácido. A partir del ácido, la bacteria sintetiza el etanol a través de un proceso que ya se
utiliza. “La diferencia es que se consigue metabolizar el equivalente al 80% del rendimiento máximo
teórico del azúcar contenido en el alga”, señalan en el artículo.
Pero todavía faltan mejoras en este desarrollo. “Son necesarias innovaciones en las enzimas
secretadas que digieren el azúcar, también en las proteínas de membrana que transportan los
oligosacáridos y en los procesos metabólicos que fermentan los azúcares y los convierten en
combustibles renovables y químicos”, advierte Yoshikuni.
En este proyecto se utilizaron macroalgas de la especie kombu (Saccharina japonica), que es la más
abundante y extendida en todo el mundo. “Tiene propiedades claves para convertirse en una excelente
materia prima: no requiere terrenos cultivables, ni fertilizantes, ni agua dulce, y además reduce mucho
Puede que ninguno de nosotros haya oído hablar sobre el Tersicoccus phoenicis. De hecho, muy
pocos pueden decir que lo han visto o que lo han tenido en las manos. No es un pequeño mamífero
que vive en una aislada selva o desierto, ni una bacteria o alga encontrada en ambientes naturales
muy, pero que muy particulares, lejos de cualquier rastro humano.
Es una bacteria que solamente se ha encontrado dos veces en la tierra. Las dos veces, además, en
ambientes muy semejantes, en dos salas limpias utilizadas por la NASA (National Aeronautics and
Space Administration) y la ESA (European Space Agency) para el ensamblaje de sus ingenios
espaciales, que están sometidas a una estricta y rígida limpieza y desinfección (desinfección química,
irradiación ultravioleta, etc.). Aún más intrigante es el hecho que estas dos salas estén separadas por
más de 4.000km, una en Florida y otra en la Guayana Francesa.
4.1. CARACTERISTICAS
Su origen es indudablemente terrestre. Según algunas opiniones, estas salas habrán ejercido una
especie de “selección positiva” para ésta bacteria en términos de persistencia y habilidad para
mantenerse viva prácticamente sin nutrientes. Por otro lado, correspondería a una bacteria poco
común que se ha mantenido siempre “tapada” por otras bacterias numéricamente más importante o
metabólicamente más activo, que la han desplazado en todos los intentos realizados para aislarla en
otras condiciones.
“Listeria costaricensis”, así se llamará oficialmente la nueva especie de bacteria identificada por los
científicos del Centro de Investigación en Biotecnología del Tecnológico de Costa Rica (TEC), Johnny
Peraza y Kattia Núñez, en colaboración con científicos del Instituto Pasteur, con sede en París,
Francia.
Listeria es un grupo de bacterias compuesto por 18 especies, dos de ellas son patógenas (causan
graves daños al ser humano y animales) y se adquieren tras consumir alimentos contaminados.
Listeria monocytogenes, la especie patógena más conocida, puede causar meningitis, y en el caso de
mujeres embarazadas produce graves afectaciones al feto e incluso en estado de gestación avanzado
puede provocar el aborto. Sin embargo, el tipo de Listeria hallada por los investigadores del TEC no es
dañina. “El descubrimiento de Listeria costaricensis permitirá hacer comparaciones con las especies
patógenas de Listeria para estudiar nuevos componentes que estas puedan tener, para comprender
mejor el comportamiento y adaptación de estos patógenos”, explicó la biotecnóloga, Kattia Núñez.
Incluso, una de las hipótesis de los científicos, señala que la recién descubierta bacteria, al sobrevivir a
condiciones adversas ambientales, podría llevar al descubrimiento de nuevas moléculas; por ejemplo,
antibióticos que podrían salvar la vida de millones de personas afectadas por infecciones bacterianas.
"En Costa Rica existe poca investigación en diversidad microbiológica; a pesar de ello este
descubrimiento refleja la gran diversidad del género Listeria y evidencia que en Costa Rica existe un
terreno fértil para este tipo de investigaciones.” agregó Javier Pizarro-Cerda, Director de Investigación
en el Instituto Pasteur, actualmente jefe de la Unidad de Investigación en Yersinia.
En la actualidad, no es posible conocer cuántas bacterias se han descubierto en Costa Rica, ya que no
existe un catálogo en nuestro país donde se registren estos microorganismos. De acuerdo con los
investigadores en los últimos años, solo se ha conocido el descubrimiento de dos nuevas especies de
bacteria en Costa Rica. La Listeria costarricenses sería una de ellas y la primera perteneciente el
grupo de Listeria.
Un estudio a nivel poblacional sobre el vínculo entre las bacterias intestinales y la salud mental
identifica bacterias intestinales específicas relacionadas con la depresión y proporciona evidencia de
que una amplia gama de bacterias intestinales puede producir compuestos neuroactivos. El doctor
Jeroen Raes, de VIB-KU Leuven, en Bélgica, y su equipo publican estos resultados el pasado 4 de
febrero en la revista científica ‘Nature Microbiology’.
El profesor Jeroen Raes señala: “La relación entre el metabolismo microbiano intestinal y la salud
mental es un tema controvertido en la investigación de microbiomas. La idea de que los metabolitos
microbianos pueden interactuar con nuestro cerebro y, por lo tanto, el comportamiento y los
sentimientos, es intrigante, pero se ha explorado la comunicación entre el microbioma y el cerebro
intestinal principalmente en modelos animales, con la investigación humana a la zaga. En nuestro
estudio a nivel de población, identificamos varios grupos de bacterias que variaban con la depresión
humana y la calidad de vida en todas las poblaciones”.
“Este hallazgo agrega más evidencia que apunta a la naturaleza potencialmente disbiótica del
enterotipo ‘Bacteroides2’ que identificamos anteriormente. Aparentemente, las comunidades
microbianas que se pueden vincular a la inflamación intestinal y al menor bienestar comparten un
conjunto de características comunes”, señala Raes.
Los autores también crearon una técnica computacional que permite la identificación de bacterias
intestinales que potencialmente podrían interactuar con el sistema nervioso humano. Estudiaron
genomas de más de 500 bacterias aisladas del tracto gastrointestinal humano en su capacidad para
producir un conjunto de compuestos neuroactivos, ensamblando el primer catálogo de neuroactividad
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de las especies intestinales. Se encontró que algunas bacterias tienen una amplia gama de estas
funciones.
“Muchos compuestos neuroactivos se producen en el intestino humano. Queríamos ver qué microbios
intestinales podían participar en la producción, degradación o modificación de estas moléculas.
Nuestra caja de herramientas no solo permite identificar las diferentes bacterias que podrían
desempeñar un papel en las condiciones de salud mental, sino también los mecanismos
potencialmente involucrados en esta interacción con el anfitrión. Por ejemplo, detectamos que la
capacidad de los microorganismos para producir DOPAC, un metabolito del neurotransmisor humano
dopamina, se asoció con una mejor calidad de vida mental”, apunta la profesora Mireia Valles-Colomer
(VIB-KU Leuven):
El plástico ha sido el material sobre el que ha descansado buena parte del desarrollo económico de la
segunda mitad del siglo XX. Es duro, resistente, con la elasticidad precisa, transparente si así se
desea... pero esas mismas características son las que hacen que sea muy duradero en los ambientes
naturales cuando no se gestiona de forma apropiada. O lo que es lo mismo, no es biodegradable,
ningún organismo vivo es capaz de alimentarse y degradar este derivado del petróleo. O, al menos, los
científicos no conocían ninguno capaz de hacerlo hasta ahora.
Un equipo científico del Instituto de Tecnología de Kioto (Japón) acaba de descubrir recientemente una
bacteria desconocida hasta la fecha que es capaz de digerirlo y asimilarlo, es decir, que puede vivir
alimentándose de PET (Tereftalato de polietileno), uno de los plásticos más usados por la industria
alimenticia para envasar agua mineral, refrescos, aceites o productos farmacéuticos, entre otros.
Los microbiólogos ya conocían algunos informes sobre la capacidad de degradación del PET por parte
de raros ejemplos como algunos hongos filamentosos que se habían podido cultivar en medios
minerales que contenían este plástico. Pero en ningún caso se había podido evaluar la tasa de
crecimiento de estos microorganismos ni la cantidad de este producto sintético que era capaz de
asimilar.
Una vez identificadas, estos organismos con la maquinaria enzimática necesaria para degradar
plásticos podrían servir como un método de biorremediación ambiental para descontaminar
ecosistemas colmados por envases mal gestionados y liberados en el mar o en espacios naturales.
Por ese motivo, el equipo de investigadores que lideran Kohei Oda y Shosuke Yoshida en el Instituto
de Tecnología de Kioto decidió salir a tomar muestras en ambientes contaminados por plásticos.
Sólo una de las muestras tomada en un sedimento de la planta de reciclaje contenía un conjunto de
microbios diferente que parecía poder desarrollarse en el medio de cultivo de PET diseñado por los
investigadores. «La microscopía nos reveló que ese consorcio que se formó en la película de PET
contenida en el medio de cultivo, la que denominamos como número 46, contenía una mezcla de
bacterias, células parecidas a las levaduras y protozoos, mientras que el fluido del medio de cultivo era
prácticamente transparente», aseguran los investigadores.
Finalmente, los científicos fueron capaces de aislar -a base de diluciones de aquella preparación
número 46- la única cepa bacteriana responsable de la degradación del PET, una nueva especie
perteneciente al género -ya conocido- Ideonella a la que bautizaron como Ideonella sakaiensis.
Según pudieron comprobar, el PET se degradaba a una velocidad de 0,13 miligramos por cada
centímetro cuadrado y día a una temperatura de 30 grados, algo muy común en muchos lugares de la
Tierra. Pero, ¿esa velocidad era elevada o despreciable si se piensa en términos de su aplicación para
descontaminar una zona natural? Las conclusiones de Yoshida, Oda y el resto de su equipo fueron
muy contundentes: la bacteria es capaz de degradar de forma casi completa una fina película de PET
en apenas seis semanas a esa temperatura de 30 grados, según los propios investigadores.
Oda y sus colegas quisieron ir un paso más allá para tratar de averiguar los procesos biológicos que
permiten a este microorganismo comerse este plástico con esa eficiencia nunca vista con anterioridad.
Y lo consiguieron. Identificaron una encima -llamada ISF6_4831- que trabaja en presencia de agua
para romper el PET en una sustancia intermedia, que a su vez es degradada por una segunda
proteína -de nombre igual de complicado que la anterior, ISF6_0224- que es capaz de romper el
intermediario hasta componentes más simples y benignos desde un punto de vista ambiental como el
etilenglicol y el ácido tereftálico.
Gracias a los potentes microscópios electrónicos, los científicos también pudieron comprobar que las
bacterias desarrollan unos apéndices entre la capa de plástico y ellas que podría permitirles la
secreción de estas encimas sobre la superficie del PET.
«La asimilación de PET por la bacteria I. sakaiensis puede ser muy útil para eliminar este material
derivado del petróleo del medio ambiente», escribe el investigador del Instituto de Bioquímica de la
Universidad de Greifswald (Alemania) Uwe T. Bornscheuer en un artículo que acompaña a la
investigación. «Además, si el ácido tereftálico se pudiera recuperar y reutilizar, supondría un ahorro
importante en la producción de nuevos plásticos que no precisarían de nuevo el uso de derivados del
petróleo», explica Bornscheuer.
Sin embargo, los expertos en descontaminación biológica de espacios contaminados opinan que aún
queda un largo camino por recorrer para su aplicación práctica. "El trabajo es muy interesante y se
suma a otros en la materia. Se han encontrado varios microorganismos capaces de degradar
8. ENCUENTRAN BACTERIA DEL ESPACIO QUE OFRECE UNA NUEVA FUENTE DE ENERGÍA
EN LA TIERRA
Este tipo de bacterias se encuentran normalmente a más de 30 kilómetros por encima de la Tierra, un
microbio común en altas concentraciones de la estratosfera, orbitando la Tierra con los satélites.
Para ello y tras el aislamiento, los científicos evaluaron la generación de energía de cada una con una
célula de combustible microbiana (MFC). Al seleccionar las mejores especies de bacterias, un tipo de
microbio fue capaz de crear una biopelícula artificial duplicando la producción eléctrica del MFC de 105
vatios por metro cúbico a 200.
Para que nos hagamos una idea, si bien no es demasiada alta, esta energía sería suficiente para
hacer funcionar una luz eléctrica y podría llegar a proporcionar una fuente de luz necesaria en partes
del mundo sin electricidad.
“El hallazgo demuestra el poder potencial de la técnica. Lo que hemos hecho es manipular
deliberadamente la mezcla microbiana para diseñar una biopelícula que es más eficiente en la
generación de electricidad.
Esta es la primera vez que los microbios han sido estudiados individualmente y seleccionados de esta
manera. Encontrar el microbio fue toda una sorpresa, pero demuestra el potencial de esta técnica para
el futuro. Hay miles de millones de microbios por ahí con el potencial de generar energía“.
No es la primera vez que se trata de conducir una investigación sobre el uso de microbio para generar
energía. De hecho es un concepto utilizado en el tratamiento de aguas residuales. Las células
microbianas de combustible funcionan de manera similar a una bacteria y utilizan las mismas para
convertir compuestos orgánicos en electricidad a través de la técnica conocida como bio-oxidación
catalítica.
Un equipo científico ha descubierto una nueva especie microbiana —la bacteria Thiolava veneris— en
el volcán submarino Tagoro, que se formó a raíz de la erupción volcánica en la isla canaria de El
Hierro, entre finales de 2011 e inicios de 2012. Esta comunidad bacteriana, encontrada a 130 metros
de profundidad, forma un extenso tapiz microbiano de filamentos —llamados cabello de Venus— cerca
de la cima del Tagoro, según una investigación publicada en la revista Nature, Ecology & Evolution que
han liderado el catedrático Miquel Canals, jefe del Grupo de Investigación Consolidado (GRC) de
Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona, y Roberto Danovaro, de la Universidad
Politécnica de la Marche (Italia).
La mayor parte de la actividad volcánica de nuestro planeta tiene lugar en el medio oceánico. La
erupción submarina de la isla de El Hierro, en concreto, se prolongó durante 138 días —de octubre de
2011 a marzo de 2012— y remodeló un área de nueve kilómetros cuadrados del fondo marino. Este
episodio de vulcanismo submarino perturbó de forma radical las condiciones ambientales locales
(mayor temperatura y acidez de las aguas, reducción del oxígeno, mayor turbidez y carga de material
en suspensión, entre otros efectos).
«A escala local, este episodio originó un nuevo cono volcánico submarino y una pendiente de
depósitos que se extiende hasta más de mil metros de profundidad. La erupción se inició a una
profundidad de 363 metros, y al final del episodio volcánico el mismo punto se encontraba a 89 metros
de profundidad, un hecho que implica una tasa media de crecimiento vertical diario de dos metros.
Después, tuvo lugar un proceso de desgasificación, con manifestaciones hidrotermales, un período
que se puede considerar todavía activo, aunque de forma difusa», detalla Miquel Canals, catedrático
del Departamento de Dinámica de la Tierra y del Océano de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la
Universidad de Barcelona.
La erupción del Tagoro, que causó un grave impacto sobre la vida marina, espoleó en paralelo la
actividad bacteriana. Hasta entonces, las comunidades bacterianas ligadas a la actividad volcánica
habían sido estudiadas sobre todo en los hábitats de las fuentes hidrotermales de las dorsales medio
oceánicas. Los organismos extremófilos que viven en estos ambientes oceánicos adaptan su
metabolismo para obtener nutrientes y energía y sobrevivir en condiciones que son limitantes para
otros seres vivos.
Los análisis filogenómicos revelan que esta procariota de los fondos oceánicos está filogenéticamente
próxima a otras bacterias marinas —en concreto, el género Thioploca, dentro de la clase de los
gammaproteobacterios— que muestran una gran plasticidad metabólica para adaptarse a ambientes
extremos de los fondos oceánicos.
«El consorcio bacteriano del nuevo volcán presenta un conjunto de características diferenciales en
comparación con otras formaciones bacterianas», apunta Canals. «Ninguno de los fragmentos
genómicos identificados contiene genes asociados con la fotosíntesis, por lo que este proceso queda
excluido del metabolismo de los filamentos microbianos. Sin embargo, la bacteria tiene una notable
plasticidad metabólica para desarrollarse en ambientes volcánicos submarinos relativamente poco
profundos. Ecológicamente, representa un estadio inicial del proceso de reinstauración de
comunidades biológicas cada vez más complejas en los hábitats submarinos devastados por
catástrofes naturales, como el caso del Tagoro en Canarias», concluye.
«Ahora bien, esta nueva especie se encuentra muy lejos geográficamente de otros centros de
actividad volcánica (por ejemplo, la dorsal mesoatlántica), un hecho que plantea interrogantes sobre su
procedencia», subraya Canals.
Las micobacterias son las únicas bacterias que se utilizan para el tratamiento del cáncer. En el caso
del cáncer de vejiga superficial, la micobacteria Mycobacterium bovis (BCG) se administra a través de
un catéter directamente en la vejiga en los pacientes, después de la extirpación del tumor. El BCG
evita la aparición de nuevos tumores pero, a pesar de su eficacia, este tratamiento conlleva numerosos
efectos adversos, y los más graves de ellos son casos de infecciones por BCG que deben tratarse con
fármacos antituberculosos.
La investigación, iniciada hace siete años por el grupo de Investigación en Micobacterias y dirigida por
la doctora Esther Julián, del Departamento de Genética y Microbiología de la Universidad Autónoma
de Barcelona, ha dado lugar al descubrimiento de la capacidad antitumoral de la Mycobacterium
brumae. Los investigadores han estudiado las características de un amplio grupo de micobacterias y
han demostrado que, de todos ellos, M. brumae es capaz de reducir el crecimiento de las células
tumorales de vejiga y de activar una respuesta inmunológica.
Los estudios preclínicos llevados a cabo con ratones modelo de cáncer de vejiga han demostrado la
eficacia de la micobacteria M. brumae en el tratamiento de esta enfermedad. Los ratones con tumor de
Los estudios realizados en la UAB también han demostrado que M. brumae no es patógeno, es decir,
no tiene riesgo de provocar infecciones. La investigación indica, por tanto, que tendría menos efectos
adversos en los pacientes que los que actualmente presenta el BCG.
Además, el hecho de que el M. brumae sea una micobacteria de crecimiento rápido y no patógena
hace que su producción a gran escala sea más sencilla y rápida que la producción de BCG. De hecho,
en los últimos años las dificultades para producir el BCG han ido provocando problemas en su
suministro para el tratamiento de los enfermos con cáncer de vejiga.
"Los resultados obtenidos indican que el Micobacterium brumae es un candidato idóneo para sustituir
al tratamiento actual con BCG para el cáncer superficial de vejiga", concluye la investigadora de la
UAB Esther Julián.
El trabajo, publicado en la revista European Urology Focus, ha sido realizado en colaboración con la
doctora Rosa M. Rabanal de la Unidad de Patología Murina y Comparada del Departamento de
Medicina y Cirugía Animal de la UAB, y el grupo Bacterial Infections and antimicrobial Therapies
liderado por el doctor Eduard Torrents, del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC).
11. INNOVACIÓN
Investigadores de la Universidad de Oviedo han conseguido aislar y cultivar bacterias con capacidades
potencialmente terapéuticas en las precipitaciones de agua, granizo y nieve. El hallazgo de estos
recursos atmosféricos supone una fuente novedosa e inexplorada para el descubrimiento de nuevos
medicamentos. Así lo indica Gloria Blanco, profesora del Área de Microbiología del Departamento de
Biología Funcional de la institución académica asturiana. Esta investigadora explica que la principal
fuente de antibióticos y antitumorales es la naturaleza, donde se encuentran unas bacterias
denominadas actinobacterias, con potencial farmacológico, sobre todo las especies del género
Streptomyces. Estos organismos, que durante el siglo XX se consideraban exclusivos del medio
terrestre, viven también y de manera abundante en los océanos.
En febrero de 2013 este grupo de científicos de la Universidad de Oviedo empezó a aislar bacterias a
partir de muestras de precipitaciones atmosféricas recogidas en las ciudades de Gijón y Oviedo. A lo
largo de estos tres últimos años, el equipo de Gloria Blanco ha logrado cultivar en el laboratorio un
gran número de estos microorganismos obtenidos a partir de fuentes atmosféricas. Los estudios han
confirmado de este modo que estas bacterias, además de vivir en ambientes terrestres y marinos,
pueden desplazarse asociadas al ciclo hidrológico. Gloria Blanco destaca el "evidente interés" de estos
descubrimientos dadas las necesidades médicas actuales.
12. VOCABULARIO
Descubrimiento Discovery
Microbiología Microbiology
Biocombustible Biofuel
Científico Scientific
Micobacteria Mycobacterium
Patógeno Pathogen
Microorganismo Microorganism
Célula Cell
Especie Species
Creación Creation
Genero Gender
13. WEBGRAFÍA-BIBLIOGRAFÍA
http://intimicro.blogspot.com/2012/01/disenan-una-bacteria-para-obtener.html
http://avancesdelamicrobiologiajannysrivera.blogspot.com/
http://biotech-spain.com/es/articles/lo-que-la-normalidad-esconde/
https://sites.google.com/site/microbiologiaambientalunefm/actualidad-en-microbiolo
https://www.tec.ac.cr/hoyeneltec/2018/02/19/cientificos-tec-descubren-nueva-bacteria
http://biotech-spain.com/es/articles/descubierta-una-nueva-especie-bacteriana-a-ra-z-de-la-
erupci-n-del-volc-n-submarino-tagoro-en-la-isla-de-el-
hierro/?fbclid=IwAR1F78BWIyBBVgGOJSUPh5sOhB5CCD0iClD9_m7fUCwNydCPZCVQDU4d
xVU
http://biotech-spain.com/es/articles/una-micobacteria-podr-a-sustituir-el-tratamiento-actual-del-
c-ncer-de-
vejiga/?fbclid=IwAR3L1jiJwAS2XVNZHD1yVtI0IAuMN9FVhB_Phna_8DsivjL3XMPJdbtLM8g
https://www.elmundo.es/ciencia/2016/03/10/56e1c141e2704e7a6a8b4629.html
http://elmedicointeractivo.com/bacterias-intestinales-que-producen-
depresion/?fbclid=IwAR2wHachS_O_PrJQPClHzfrIngvUvNxmNaNtJ2KDLEdbJ0nEu6SqVM6S
WtA
https://hipertextual.com/2012/02/encuentran-bacteria-del-espacio-que-ofrece-una-nueva-fuente-
de-energia-en-la-tierra
http://biotech-spain.com/es/articles/hallan-bacterias-con-potencial-terap-utico-en-el-agua-de-
lluvia/?fbclid=IwAR3z_TV1tcPFp4We_bA74SU41_qbnu_K-9FpQ2UYdJQpjJrZFHfW_SH2OGI