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Historia de Roma II
Profesor Miguel Ángel Ramírez Batalla
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San Agustín, op.cit. Libro I, § 1.
voluntad de mis mayores.”5 Tal opinión no sólo señala en la dirección
ya apuntada del vértice entre discurso-poder, sino que nos coloca
dentro del proceso de aprendizaje y empleo del lenguaje.
5
Ibidem, Libro I, § 13.
6
Ibidem, § 14.
En tal camino debemos recordar que la educación romana era una
adecuación de la antigua Paideia griega, adaptada a las necesidades
no de una Polis, sino de un Imperio. De tal modo que San Agustín,
enfrentado a Homero o a Virgilio, nos dejó este testimonio donde
muestra todo su enojo, asco y fastidio frente a la grandeza de las
letras clásicas:
[…] pero nos obligaban a que, siguiendo las huellas de las ficciones
poéticas, dijésemos en prosa algo que fuese semejante a lo que el
poeta hubiera dicho en verso. […] ¿era más que humo y aire todo
aquello?; ¿por ventura no había otra cosa mejor en que se
ejercitasen mi ingenio y mi lengua? Vuestras alabanzas, Señor,
vuestras alabanzas, de que están llenas vuestras santas Escrituras,
hubieran suspendido y fijado la instabilidad de mi corazón por el aire
de aquellas vanidades […]7
7
Ibidem, § 27.
8
Ibidem, § 15.
tanto martirio, quedando por estipular un campo legal donde se
juzgue no en función del crimen y se suscribiendo en ello la ley
romana. Tal ámbito será la noción de pecado.
En la trasvaloración de la ley romana, y en la transposición del juego
de los niños con el trabajo, y las ocupaciones del hombre, ¿qué
inferencias podemos hacer sobre el estatuto del ciudadano romano
frente al sujeto cristiano de San Agustín? El niño ya no es un infante,
pero sí un ser pueril. ¿Qué significa para nosotros pueril? Sin
importancia, palabras intrascendentes, ¿de dónde procede el pecado,
el error y el yerro? ¿con respecto a qué se peca? ¿A la disposición o
disposiciones de Dios? ¿Quién o quienes son Dios?
Por ello mismo todo aquello que se haga con respecto a las
disposiciones de Dios, y aun así sea entendido como un crimen o
algo, una acción sujeta a castigo, no amerita ni conlleva la noción de
pecado, sino de martirio, pues antes bien se trata de un régimen o un
imperio de la palabra que aun no conoce o prefiere ignorar la palabra
de Dios.
En tal sentido, ¿qué son la retórica romana, el dispositivo pedagógico
que la reproduce, así como el sistema legal o derecho romano?
¿Frente a esto qué coloca San Agustín? ¿Quién es Cristo?
¿Hay por ventura, Señor, algún ánimo tan grande, y unido a Vos con
un amor tan fino y excelente, que se burle tanto de los trabajos por
vuestro amor? (porque la insensatez puede también hacerlo); ¿hay,
pues, algún hombre, vuelvo a decir, que en fuerza del amor y caridad
fervorosa con que os ama, esté tan grandemente apasionado de Vos,
que se burle de los potros, garfios de hierro, y de otros tormentos
semejantes? ¿hay, pues, alguno que los juzgue todos tan leves y de
tan poca consideración, que se burle tanto de lo que temen aquellas
penas y martirios como nuestros padres se reían y burlaban de los
tormentos con que los muchachos éramos afligidos de nuestros
maestros? Pues a la verdad, ni yo los temía menos que aquellos otros
pueden temer los tormentos inusitados, ni os suplicaban con menos
fervor que ellos, que me libraseis de semejantes castigos, no
obstante que yo los mereciese por mi negligencia en aprender,
haciendo menos de lo que me pedían y mandaban en cuanto a leer y
escribir. Porque a mí no me faltaba memoria ni ingenio, pues Vos,
Señor, me lo distéis muy suficiente para aquella edad; pero me
gustaba del juego, y por él me castigaban los que tenían el mismo
gusto y ejecutaban lo propio.9
9
Ibidem.h
Bibliografía
Fuentes
Bibliografía de referencia
KOVALIOV, Sergei Ivanovich, Historia de Roma, trad. Marcelo Rayont, Buenos Aires,
Futuro, 1964.