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10 acciones buenas en familia

POR GUSTAVO ADOLFO MONTENEGRO

Los más expertos educadores sentencian que el mejor aprendizaje es aquel que se vive, y que la mejor
enseñanza es la que se da con el ejemplo.

Para impulsar la bondad como actitud de vida, en un mundo que a diario genera violencia, corrupción y
desconfianza, lo mejor es empezar a practicarla en el espacio más cercano: la familia. Estas son
acciones sugeridas para hoy, mañana o cuando usted decida empezar a transformar ese mundo.

1. Dar lo mejor de sí

Al levantarse y acostarse, un buenos días o buenas noches atento, no rutinario, a los hijos o la pareja,
ayudan a reafirmar el cariño y el sentido de unión. Ese momento puede ser aprovechado para preguntar
qué tal estuvo el día de trabajo o bien las horas de sueño, a partir de lo cual se puede escuchar qué es lo
que le preocupa al otro.

2. Aprender de los niños

No solo los padres o maestros enseñan, sino también los niños y jóvenes pueden aportar formas nuevas
de vivir y apreciar la existencia. Saber expresar lo que se piensa o siente es propio de los pequeños. Por
lo tanto, escucharlos con atención y respeto es una acción que permitirá, después, que los consejos sean
escuchados.

3. Servir y apreciar el servicio

Establecer turnos o asignaciones para colaborar con las labores del hogar: lavar los platos, barrer,
limpiar los baños, arreglar las camas o incluso preparar el desayuno en el fin de semana. Ello conlleva
evitar críticas o burlas por los posibles defectos que tenga la tarea efectuada por los infantes.

4. Compartir la comida

Según algunas teorías psicoanalíticas, la comida es un símbolo de amor y cariño. Si estos sentimientos
se viven en familia, puede haber algo más que palabras: compartir, por lo menos uno de los tiempos de
comida en familia. Ya sea el desayuno o la cena, debe ser una cita casi sagrada. Por supuesto que no
debe ser escenario para la regañiza del día, pues entonces resulta más bien contraproducente.

5. Una sorpresita

Para los niños es un detalle especial que papá lleve, al llegar de trabajar, alguna golosina, un chocolate
o quizá un pequeño juguetito económico. Sin embargo, esta agradable sorpresa debe ir acompañada de
unas flores de parte del esposo, o la esposa que hace una carta de felicitación a su marido. Cualquier
pretexto basta.

6. En las malas
La depresión suele ser un estado anímico que va precedido de numerosas señales, pero también de
descuidos por parte de los seres queridos. Interesarse por el bienestar del otro, ya sea preguntándole,
ofreciéndole un consejo o simplemente expresándole los aspectos positivos de su función como hijo,
padre, madre, esposo, primo, tío, abuelo, ayuda mucho para evitar las crisis emocionales.

7. Trivia

En televisión hay concursos que retan a parejas a decir cuánto saben sobre el otro: su cantante favorito,
su color preferido, las flores que le gustan, lo que más le hace enfadar o su máximo sueño. ¿Conoce
usted esas respuestas en sus hijos, hermanos, padres? Si no, la tarea está pendiente.

8. Hablar o callar

No hay peor cosa que no decir aquellas acciones o palabras que molestan o lastiman. Tampoco se trata
de empezar una discusión; sin embargo, se debe buscar el momento para expresar al cónyuge, a los
padres o a los hijos, el malestar que pudo generar cierta situación, explicar sus sentimientos y
permanecer receptivo con el punto de vista del otro. Al fin y al cabo, la finalidad es mantener la
armonía familiar, pero con respeto y asertividad. En cambio, si la decisión es callar, por prudencia,
pues se debe cumplir ese silencio, debido a que en determinados casos, simplemente se “guarda” el
caso para exponerlo después como una crítica o, peor aún, como una excusa: lo que en algunas teorías
se denomina “almacenar cupones”.

9. Sitúese a la altura

A menudo se exige a los niños responsabilidad, madurez y percepción de las cosas como si se tratara de
adultos en pequeño. Sin embargo, hay que partir de una sencilla acción —muy usada para prevenir
accidentes caseros—: ponerse de rodillas, y apreciar la perspectiva de la casa desde la altura de un
pequeño. ¿Cómo me veo yo, como papá, desde sus ojos? ¿Cómo deseo verme?

Esto incluye ayudarlos en su desempeño escolar: no se trata, claro, de hacerles las tareas, pero sí de
apoyarlos con esas difíciles tareas de matemática, lenguaje o cualquier otra materia. Basta con que
usted se siente a leer en esa misma mesa, para que el niño o niña se sienta motivado, acompañado.

10. Sin vergüenza

Los padres que demuestran su amor, a través de besos y abrazos frente a sus hijos y otros familiares,
están trazando el modelo a seguir. Asimismo, hacen partícipes a los pequeños de la salud de su
relación. Sin embargo, los abrazos, caricias y apretones de manos también deben ser para los niños y
los abuelos: si usted, adulto, demuestra respeto por los ancianos, estará sembrando la semilla de
consideración que florecerá cuando los que ahora son niños sean padres.

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