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COI Penani

El fragmento que me ha tocado analizar pertenece al cuento “Penani” del argentino


Roberto Fontanarrosa, ubicado en el compendio del libro “No sé si he sido claro” y
publicado en 1986. Roberto Fontanarrosa fue un escritor y humorista gráfico que solía
tratar temas con respecto a la cotidianidad argentina. En sus cuentos, suele basarse de
la subjetividad mediante el lenguaje, en la cual, por medio de los personajes, se vuelve
capaz de llegar al lector. El cuento narra acerca de Penani, un joven que es cuestionado
por el sobrenombre que desde pequeño le habían otorgado y que, en el transcurso del
mismo, se crea el objetivo de descubrir parte de su identidad.

El narrador empleado por Fontanarrosa en este fragmento es, en su mayoría,


Heterodiegético Testigo, a causa de que el lector no conozca los pensamientos o
sentimientos con los que los personajes transcurren a lo largo de la historia, para así,
tenerlo en constante intriga.

El tema principal del fragmento es “La Curiosidad”, la cual se ve reflejada en el personaje


principal “Penani”, puesto que el personaje fugaz “Gamuza”, despierta la intriga en él,
en la segunda línea: “A vos, ¿por qué te dicen Penani?” y, continúa cuando Penani y el
personaje secundario “Guilloti” entablan conversación sobre aquel tema, en la línea 31,
donde dice “¿Qué soretes es “Penani”? Esto, a su vez, se relaciona con el título del
cuento, puesto que, como ya mencioné, el protagonista no conoce acerca del significado
de su apodo y siente curiosidad sobre ello. Sin embargo, presenta un tono irónico y
crítico, en el momento en que comenta de manera desinteresada: “A mí nunca se me
había ocurrido preguntármelo”, lo que indica la falta de conocimiento sobre él mismo;
dado que él se muestra como una persona insegura e inocente.

“Gamuza”, se muestra como alguien insistente y con el deseo de alterar e inquietar a


Penani, por no conocer sobre él mismo; notándose la mofa en su comentario “¡Qué
otario éste! Ni siquiera sabe por qué mierda le dicen así.”; expresado mediante un tono
jocoso. Esto, de igual forma, se puede observar cuando el protagonista responde ya
enojado hacia los comentarios o numerosas preguntas que lo encontraban invadiendo
y quedaban sin respuesta alguna; en la línea 9, “Qué sé yo, Gamuza – concluyó –. No
hinches las bolas.”.
El cuento inicia con una metáfora, “El que puso el dedo en la llaga fue, sin quererlo, el
“Gamuza”.”. Llaga significa una pena o daño moral que se siente por una desgracia. De
esta forma, se aprecia de nueva cuenta La Curiosidad; puesto que a pesar de que el
apodo “Penani” era una problemática que el protagonista no recordaba debido al dolor
que causaba en él, Gamuza despierta intriga por saber el porqué de nombrarlo de tal
manera, demostrada en la línea 33: “Puta… se me ha despertado la curiosidad.”

Asimismo, está “Guilloti”, quien no encuentra problema alguno con los apodos que
tanto él como Penani tienen. Él menciona: “Esos apodos raros que vienen de muy
pendejos, son por alguna palabra que decías mal o que le llamabas así a alguna cosa,
o…”; lo que lo caracteriza como ignorante e indiferente. Al término de la conversación
que tiene con el protagonista, en la última línea cuestiona: “¿Y por qué no le preguntas
a tus viejos?”; lo que señala que solamente por la duda de alguien más respecto a parte
de la identidad de uno, es que se debe decidir por averiguar el significado de este y no
por curiosidad propia.
De esta forma, tanto Penani como Guilloti, representan una crítica hacia la identidad
que la sociedad otorga, a veces, sin siquiera saber el porqué de tal suceso.

En conclusión, la duda que sumerge a Penani por averiguar el origen y motivo de su


apodo, también somete al lector, visto que Roberto Fontanarrosa crea curiosidad en él
a lo largo del cuento por el mutuo deseo de conocer el significado de “Penani” como
sobrenombre; envolviéndose tanto personaje como receptor en la búsqueda de
identidad. Este fragmento es importante en el cuento porque refleja un tema común en
la vida cotidiana, que es el hecho de permitir que la sociedad le otorgue a uno la careta
de ignorante e indiferente frente a su propia identidad, como es el hecho de aceptar la
forma de cómo te llaman sin siquiera cuestionar al respecto; lo cual me trae a la
reflexión, y preguntarme hasta qué punto uno permite ser manipulado por quienes lo
rodean.

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