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Índice
Introducción
Breve descripción de la situación laboral en la Argentina
Conceptos básicos
Evolución del mercado de trabajo
La escuela neoclásica
Surgimiento
El precio según clásicos y neoclásicos: aproximación
La retribución de los trabajadores
El mercado de trabajo
Causas del desempleo
La teoría keynesiana
Crisis de 1930. La respuesta de la ortodoxia y el surgimiento del keynesianismo
La ocupación en la teoría keynesiana
El desempleo en Marx
Conclusiones
Bibliografía
Introducción
Durante las últimas décadas y de manera cada vez más acusada, el discurso
económico fue entrometiéndose en las ideas y las discusiones del ciudadano
común. No es que en épocas pasadas las cuestiones económicas carecieran de la
actual relevancia, sino que, gradualmente, fueron ocupando un papel central para
la comprensión del presente. Esta centralidad las llevó, hasta cierto punto, a
mezclarse e incluso a sustituir las antiguas discusiones de carácter eminentemente
político. Ilustra esta situación, por ejemplo, el hecho de que en la actualidad el
Ministro de Economía se haya convertido en una personalidad casi tan importante
para la opinión pública como el mismo Presidente de la nación.
El elevado peso de “lo económico” está seguramente emparentado con el
estado de declarada crisis económica crónica por el que atraviesan tanto el país
como la región desde hace más de 30 años. En efecto, desde mediados de la
década de 1970 la sociedad argentina sufre un constante deterioro en sus
condiciones de vida. Devaluación, inflación, caída de salarios, desempleo son los
nombres de las enfermedades económicas que se suceden y rigen –en cierta
medida- la vida de los argentinos.
Ahora bien, mientras los fenómenos económicos están a la vista de todos, en
boca de todos y todo lo afectan, su explicación se ha convertido progresivamente
en un saber de naturaleza técnica, que se expresa en un lenguaje críptico y cuya
comprensión es en apariencia inaccesible. En la pasada década de 1990, esta
proximidad de “lo económico”, acompañada de un alejamiento de las explicaciones
“económicas” se hizo particularmente evidente en nuestro país. En efecto, gran
parte de las más significativas decisiones políticas fueron tomadas en nombre de
ciertas leyes económicas cuyo fundamento, sin embargo, se presentaba como
incomprensible para el público. Se da así la paradójica situación de que un factor
clave para comprender la realidad de todos es patrimonio de unos pocos
especialistas, un misterioso mundo de símbolos y jeroglíficos. La teoría económica
se convierte en un mecanismo de exclusión y en una traba para la discusión
democrática y pluralista.
Sin embargo, este enfoque “críptico” no es característico de todas las escuelas
de pensamiento económico, sino más bien de la corriente predominante en la
actualidad, la “escuela neoclásica”, cuyas recomendaciones de política económica
están íntimamente ligadas al denominado “neoliberalismo”. Esta escuela adoptó
desde su nacimiento un lenguaje eminentemente matemático, que contribuye en
gran medida a oscurecer sus concepciones hasta el punto de hacerlas inteligibles
sólo para los expertos. Pero existen también corrientes teóricas alternativas y,
aunque se encuentran relegadas en los centros académicos ortodoxos, crecen en el
seno de los movimientos sociales que observan la realidad desde una perspectiva
crítica.
Exponer extensa y profundamente los distintos enfoques propios de las
múltiples escuelas de pensamiento económico es una tarea que excede el objetivo
de esta clase. En lugar de ello, daremos cuenta de algunos de sus conceptos
teóricos centrales, centrándonos específicamente en un fenómeno económico
particular que se ha convertido en un problema central del presente: el desempleo.
Nuestra intención es mostrar la manera en que las distintas corrientes de
pensamiento encuentran explicaciones completamente divergentes para un mismo
fenómeno. El desempleo es un buen ejemplo, porque de las explicaciones diversas
se desprenden a su vez recomendaciones políticas de distinta naturaleza, que nos
resultarán familiares. Se podrá así llegar a ligar estas opiniones corrientes al
fundamento teórico en que se sostienen.
Comenzaremos describiendo la evolución reciente del mercado laboral en la
Argentina, a modo de ejemplo y con el propósito de introducir algunas de las
variables empíricas más importantes junto con sus definiciones. Veremos que en la
década de 1990 las tasas de desocupación se incrementaron sustancialmente con
respecto a su trayectoria. Expondremos, además, otros indicadores que retratan el
deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores argentinos. En las
secciones siguientes expondremos las explicaciones que las distintas corrientes
contemporáneas tienen sobre el aumento del desempleo y las recomendaciones de
políticas que surgen de ellas. Una de estas corrientes es la ya mencionada escuela
neoclásica, cuyo predominio en el terreno de la teoría económica se remonta a los
últimos años del siglo XIX y se extiende a lo largo de todo el siglo XX. Luego nos
referiremos a la escuela keynesiana, que surge como un producto de la crisis
económica más profunda del siglo, ocurrida en la década de 1930. Por último
buscaremos las explicaciones correspondientes a la escuela clásica y marxista, y
comentaremos también algunos de sus desarrollos contemporáneos.
La exposición de las diversas teorías será sumamente sintética. Se sacrificarán
por lo tanto gran parte de las complejidades que requeriría una explicación
detallada. Para un estudio pormenorizado, puede recurrirse o bien a los autores
originales (citados en el texto de la clase) o bien a los tratados de historia del
pensamiento económico que se sugieren en la bibliografía complementaria.
Breve descripción de la situación laboral en la
Argentina
Conceptos básicos
Antes de efectuar una breve descripción de la situación del mercado laboral en
la década del noventa, es conveniente repasar algunos conceptos usualmente
utilizados en las mediciones vinculadas a ese mercado.
Estas mediciones se realizan en general a partir de encuestas, que pueden ser
hechas a las empresas o a los trabajadores. En la Argentina, la información se
obtiene principalmente de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), realizada por
el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) a las personas.
Profundización:
Tal como se explica en los Informes de prensa del INDEC, el criterio de una hora
trabajada para la definición de los ocupados, “además de preservar la
comparabilidad con otros países, permite captar las múltiples ocupaciones
informales y/o de baja intensidad que realiza la población. Para poder discriminar
dentro del nivel de empleo qué parte corresponde al empleo de baja intensidad,
pueden restarse del empleo total aquellos que trabajan menos de cierta cantidad de
horas (por ejemplo, los subocupados). La información recogida permite realizar
distintos recortes según la necesidad de información de que se trate, así como
caracterizar ese tipo de empleos”.
20,0
14,0
Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.
Sólo desde 1990 es posible tener información sobre la situación laboral
en 25 aglomerados del país. Entre 1974 y 1989, se presenta la tasa de
desocupación correspondiente al Gran Buenos Aires, que sigue
12,0
aproximadamente la evolución de la tasa de desocupación general.
25,0
tasa de subocupación
Por otra parte, la proporción de empleos no registrados pasó del 28% a casi el
15,0
40% en el lapso de diez años (Gráfico III). Por la precariedad de estos vínculos
laborales, estos trabajadores sufren una situación de inestabilidad y no están
protegidos por la legislación laboral ni por la seguridad social.
Gráfico III. Porcentaje de empleos asalariados no registrados
Gran Buenos Aires y conjunto 10 aglomerados EPH, 1980-2002.
50
Total 10 Aglomerados Total 9 aglomerados
Gran Buenos Aires
45
10,0
40
35
30
25
1990
5,0
1991
1992 1993 1994 1995 1996 1997
Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC.
1998 1999 2000 2001 2002
Finalmente, la evolución de los salarios resultó negativa si se considera el
período en conjunto. Éstos tuvieron un impulso inicial a inicios de la década, que
fue resultado del freno a la hiperinflación y del crecimiento económico de esos
primeros años. Este impuso, de todos modos, resultó inferior al crecimiento de la
productividad laboral. Pero ya a partir de 1994 los salarios comenzaron a caer y,
tras la devaluación de inicios de 2002, su descenso en términos reales se volvió en
verdad dramático, como consecuencia del incremento de los precios sin un
incremento similar en el nivel de remuneraciones. Además, este proceso se
desarrolló juntamente con un aumento de la desigualdad salarial.
Definición de hiperinflación: la inflación es el aumento continuo y
generalizado de precios a lo largo del tiempo; llega a ser hiperinflación
cuando ese aumento de precios es además muy rápido. En Argentina, la
inflación llegó a ser del 5024% anual en el año 1989 (es decir, los precios
se multiplicaron en promedio por 50). Las hiperinflaciones provocan caídas
en los salarios reales, debido a que los salarios nominales no llegan a subir
tan rápidamente como los precios. Por ello, los salarios reales tienden en
general a recuperarse cuando cesa el aumento acelerado de los precios.
Definición de devaluación: pérdida de valor de la moneda local en relación
con las monedas de otros países. En Argentina esa pérdida se evalúa
generalmente en términos de dólares; por lo tanto una devaluación se
manifiesta como un aumento del precio del dólar en pesos (aumento del
tipo de cambio).
140
120
100
Elaboración propia sobre la base de EPH-INDEC
La escuela neoclásica
Surgimiento
El surgimiento de la Economía Política suele ubicarse convencionalmente a
fines del siglo XVIII, tomando como punto de referencia la publicación de La
Riqueza de las naciones, del escocés Adam Smith, en 1776. El sucesor más
importante de Smith fue el inglés David Ricardo, que en 1817 dio a conocer sus
Principios de economía política y tributación, una obra cuya influencia se extendería
durante los siguientes cincuenta años. Se conoce a la escuela iniciada por Smith y
Ricardo como “Economía política clásica”, y veremos más adelante algunos de sus
argumentos.
Adam Smith
(1723-1790)
y David
Ricardo
(1772-
1823),
iniciadores
de la
economía
política
clásica.
Veamos de qué modo puede utilizarse esta información para explicar el precio
de la manzana. Si el precio se fija en $7, los consumidores estarán dispuestos a
demandar 1 tonelada, pero los productores sólo querrán ofrecer 10 tn. Habrá un
exceso de oferta: quedarán 9 manzanas sin vender. Cuando en un mercado hay
oferta excedente, el precio tiende a bajar, ya que los vendedores están dispuestos
a reducir el precio para vender más. La reducción de precio provoca, a su vez, un
incremento de la cantidad demandada. Esta situación puede representarse
gráficamente. En el gráfico V dibujamos la curva de oferta y la de demanda. En el
eje vertical aparece el precio de las manzanas y en el eje horizontal la cantidad.
Gráfico V. El mercado de manzanas
Precio
Curva de
Oferta
8 Exceso de oferta
7
6
5
4 Punto de Equilibrio
3
2
Curva de
1 Demanda
2
10 Cantidad
1 3 4 5 6 7 8 9
0
Siempre que el precio se fije a un nivel en que la cantidad ofrecida sea mayor
que la cantidad demandada, el precio tenderá a bajar. Inversamente, cuando la
demanda sea mayor que la oferta, el precio tenderá a subir. Hay un solo punto en
que el precio no se modifica: en el punto en que se cruzan la curva de oferta y la
curva de demanda. Se lo llama “precio de equilibrio”. Según la teoría neoclásica,
ese es el mecanismo por el cual se determina el precio de todas las mercancías. Los
precios no reflejan el tiempo de trabajo, sino los “deseos” de los compradores y los
vendedores, que se evidencian en las curvas de demanda y de oferta.
Los neoclásicos sostienen que la fijación del precio a través de este
mecanismo, el mecanismo de mercado, es óptima o eficiente. Esto se debe a que
sólo en el punto de equilibrio todos los participantes del mercado consiguen realizar
sus planes y deseos. Cuando el precio está por encima del equilibrio, hay
vendedores que no pueden colocar su producto. Cuando se encuentra por debajo,
hay compradores que no consiguen obtener el bien que desean. Sin intervención
del gobierno ni de ningún otro “agente”, el mercado opera de manera automática y
lleva el precio al punto justo en que todos obtienen la máxima satisfacción. Si, en
cambio, una traba de cualquier tipo –la legislación, la asociación de oferentes o
demandantes, o el monopolio- fijara el precio en un nivel superior al de equilibrio,
impidiendo que actúen las fuerzas invisibles del mercado, se llegaría a una situación
sub-óptima. Sobre la base de esta sencilla explicación, los adherentes de la escuela
neoclásica abogan por el libre mercado y suelen oponerse a la intervención del
Estado.
El mercado de trabajo
Para la escuela neoclásica, el trabajo es una mercancía como cualquier otra. El
precio y la cantidad de trabajo se determinan, como sucede con cualquier bien, en
el mercado correspondiente –el de trabajo- a través de la interacción entre la oferta
y la demanda.
El cuadro III del apartado anterior sirve también para determinar la curva de
demanda de trabajadores por parte de la empresa. En el ejemplo suponíamos que
el salario era de tres cajones de manzanas. En esa situación, el empresario
conseguía el máximo beneficio contratando seis trabajadores. No es difícil observar
que, si el salario se incrementa a cinco cajones, la demanda de trabajo será sólo de
cuatro trabajadores; contratar al quinto y al sexto trabajador no sería ya
redituable, porque producirían menos que su salario.
En todos los procesos productivos ocurre lo mismo que en esta empresa, de
modo que sumando la demanda de trabajo de todas las empresas se obtiene la
curva de demanda de trabajo para la economía en su conjunto. Ésta tiene la misma
apariencia que la curva de demanda de manzanas: cuando aumenta el precio cae la
cantidad demandada. Sólo que mientras los consumidores eran los que
demandaban un bien cualquiera, ahora son los productores de mercancías los que
demandan trabajo.
Para completar el mercado, tenemos que investigar la oferta. Los que ofrecen
trabajo son los obreros. Ahora bien, ¿qué cantidad de horas está dispuesto a
trabajar un obrero? La escuela neoclásica lo explica de manera casi intuitiva. El
trabajo representa un esfuerzo, un sacrificio. Pero a cambio de una hora de trabajo
se recibe una retribución que, hasta cierto punto, compensa el sacrificio de
trabajar. Nuevamente recurrimos a un ejemplo para simplificar la explicación.
Supongamos que el salario es de $3 por hora. El trabajador individual debe decidir
cuántas horas trabajar y lo hace comparando el sacrificio que representa la primera
hora de trabajo con la retribución que recibe. Si la satisfacción que le provocan los
tres pesos compensa el sacrificio de trabajar una hora, ofrecerá al mercado una
hora de trabajo. Para decidir si ofrece una hora más compara el sacrificio de
trabajar la segunda hora con el placer que obtiene por la retribución. La escuela
neoclásica sostiene que el sacrificio es creciente: trabajar la segunda hora es más
penoso que trabajar la primera, así como trabajar la tercera hora es peor para el
trabajador que hacerlo durante la segunda. De esta forma, existirá una cantidad de
horas de trabajo que compense justamente el sacrificio del esfuerzo con la
satisfacción que produce el salario. Supongamos que esto pasa en la octava hora. A
un salario de tres pesos por hora, nuestro supuesto trabajador está dispuesto a
ofrecer ocho horas de trabajo al mercado. La novena hora le produce una
insatisfacción que no es compensada por los tres pesos que recibe a cambio. Si por
algún motivo el salario se incrementara, el trabajador estaría dispuesto a trabajar
más horas. De ahí que la oferta de trabajo se incremente cuando sube el salario.
Profundización:
Palabras como “sacrificio” o “satisfacción”, de las que se vale la economía ortodoxa
para explicar el comportamiento individual, suelen ser empleadas también en otras
disciplinas, como la psicología. Sin embargo, desde su surgimiento, la escuela
neoclásica se valió de estos conceptos para dar cuenta de las actitudes y decisiones
de los que denominan “agentes económicos”. El ya mencionado W. S. Jevons
afirmaba en su Teoría de la Economía Política de 1871:
“En esta obra he intentado tratar a la economía como un cálculo del placer y el
dolor, y he esbozado, prescindiendo casi totalmente de toda opinión anterior, la
forma que la ciencia, en mi opinión, debe tomar a la larga. Desde hace tiempo
vengo pensando que, puesto que se ocupa de cantidades de principio a fin, debe
ser una ciencia matemática en cuanto al contenido, si no en cuanto al lenguaje (…)
La teoría económica, así tratada, presenta una fuerte analogía con la mecánica
estática, y encuentra que las leyes del intercambio se asemejan a las leyes del
equilibrio de una palanca determinadas por el principio de las velocidades virtuales.
La naturaleza de la riqueza y del valor se explica mediante las consideraciones de
cantidades indefinidamente pequeñas de placer y de dolor, de la misma forma que
la teoría estática se hace descansar sobre la igualdad de cantidades
indefinidamente pequeñas de energía” (Jevons 1998: 36).
La terminología ha cambiado ligeramente, pero la moderna teoría neoclásica se
mantiene esencialmente en la misma línea analítica.
Salario Curva de
(en $) Oferta
700
800 Exceso de oferta
600
500
400 Punto de Equilibrio
300
200
Curva de
100 Demanda
2
10 Empleo (en millones
1 3 4 5 6 7 8 9
0 de trabajadores)
John M.Keynes.
hombres estarán dispuestos a trabajar. Esto implica que, si el salario real
disminuye, debería ocurrir lo contrario, es decir, debería reducirse la oferta de
trabajo. Keynes observa que, cuando aumentan los precios y el salario nominal
permanece constante -lo cual implica una caída del salario real- los trabajadores no
abandonan sus trabajos. Demuestra así empíricamente que la curva de oferta de
trabajo no refleja el modo en que los trabajadores actúan realmente.
La diferencia entre el salario real y el salario monetario es fácil de comprender
desde el punto de vista del trabajador. Si un empleado recibe un sueldo fijo
mensual de $500 durante 3 años consecutivos, su salario monetario no habrá
cambiado. En general se utiliza la letra W (“wage”, salario en ingles) para
representar al salario monetario, también llamado salario “nominal”. En este caso,
W=500 durante los 3 años. Ahora bien, para el trabajador, el valor de su salario en
pesos tiene una importancia sólo relativa. Lo que realmente le preocupa es la
capacidad de compra de esa suma, es decir, el “poder adquisitivo” del salario. Si en
el transcurso de los 3 años se incrementa el precio de los bienes que consume, por
más que su salario nominal no haya sufrido una disminución, esos mismos $500 le
permitirán acceder a una cantidad menor de productos que antes. Es obvio que, si
los precios se hubieran duplicado, aunque el salario monetario no se hubiera
modificado, su salario “real”, es decir, el poder adquisitivo de su salario se habría
reducido a la mitad. Si llamamos P a la suma de los precios de todos los productos
que consume, el salario real puede expresarse como el cociente entre W y P. En
símbolos, el salario real (w) se define como
W
w=
P
El desempleo en Marx
Buena parte de la discusión entre los economistas neoclásicos y keynesianos
-incluso remontándose más allá del problema del desempleo-, gira en torno al
grado de participación del Estado en el proceso económico. Libertad de mercado
versus intervención del Estado. Ésta es la línea divisoria de aguas.
Desde la perspectiva marxista, se han articulado fuertes críticas a ambas
concepciones. Por un lado, es evidente que la economía capitalista provoca de
forma recurrente la existencia de una masa de trabajadores que no puede
conseguir ocupación. El mercado no asegura el pleno empleo. Pero tan cierto como
esto es que el Estado no puede representarse como un “deus ex machina” que
viene a solucionar los problemas que crean las leyes económicas. La visión
caricaturizada del Estado que tienen los keynesianos supone ingenuamente que
éste puede intervenir “desde afuera” para garantizar el bien común. Del
endiosamiento del mercado se pasa, sin escalas, al endiosamiento del Estado.
Los clásicos como Ricardo sostenían que, aunque en cada momento la oferta y
la demanda de trabajo modifican el salario de manera circunstancial y transitoria, el
salario tiende a fijarse en el nivel estrictamente necesario para la subsistencia de
los trabajadores. Fue el reverendo Thomas Malthus el primero en exponer esta “ley
de hierro de los salarios”: Cuando el salario se encuentra por encima del nivel de
subsistencia, crece la población obrera hasta que el salario disminuye al nivel
mínimo. Cuando el salario está por debajo de la subsistencia, la población
disminuye y el salario se recompone.
Marx rechazó la
explicación clásica de
los salarios, sintetizada
por Malthus en la “ley
de hierro”.
Conclusiones
Las posiciones encontradas de las escuelas mencionadas resaltan cuando sus
representantes pretenden dar cuenta del fenómeno del desempleo en un caso
concreto, como el de Argentina. Claro que los economistas renombrados no están
obligados a revelar su pertenencia a estas distintas corrientes, de manera que el
proceso adecuado para “descubrir” los fundamentos en que se inspiran es el
inverso: en necesario partir de sus recomendaciones para reconstruir luego su
filiación teórica. Por otra parte, muchos de los economistas –siguiendo una
tradición bastante difundida en ciencias sociales- no adscriben a las ideas de una
escuela de pensamiento en su “pureza”, sino que construyen sus propias opiniones
a partir de una combinación de distintas teorías. Sin embargo, para utilizar una
metáfora, podríamos decir que las explicaciones clásica, neoclásica y keynesiana
vienen a ser los “colores primarios” sobre la base de los cuales se produce la
variada gama de posiciones que sostienen los economistas contemporáneos.
En la década de los noventa se produjo, como mostramos más arriba, un
incremento sustancial en la tasa de desempleo. ¿A qué atribuir este salto? ¿Cuáles
son las posibles soluciones para la desocupación? Las posiciones extremas, que
adhieren estrictamente a cada una de las vertientes teóricas, serían las siguientes:
Un neoclásico ortodoxo tendría que afirmar que el desempleo es la consecuencia
necesaria de ciertas “rigideces” propias del mercado de trabajo. El salario se
encuentra fijo en un nivel demasiado elevado y esto es así porque las
organizaciones de los trabajadores y la legislación entorpecen el libre juego de la
oferta y la demanda, impidiendo el ajuste hacia el pleno empleo. Hay un exceso de
regulaciones –generalmente atribuido al poder que los trabajadores tenían en
épocas pasadas. Recomiendan entonces “desregular” el mercado de trabajo para
quitar las trabas y “flexibilizarlo” para acabar con las rigideces.
Esta descripción de la teoría neoclásica y sus conclusiones aparenta
demasiada sencillez. Pero, aunque simplificada, es la explicación que los
neoclásicos pueden dar para el desempleo. De esta explicación se siguen las típicas
recomendaciones neoliberales que fueron moneda corriente en la Argentina desde
inicios de la década de 1990. Las llamadas “leyes de flexibilización laboral”
constituyen una expresión acabada de este tipo de explicaciones y propuestas. Su
objetivo era eliminar las rigideces del mercado de trabajo (de ahí el término
“flexibilización”) para lograr que el desempleo se redujera, lo que en concreto
significó facilitar y abaratar los despidos, quitar beneficios indirectos para reducir
los salarios y restarles fuerza de negociación a los sindicatos.
Profundización:
Como ejemplo de los argumentos que se esgrimían en apoyo de las sucesivas leyes
de flexibilización, cabe mencionar dos citas captadas en el momento en que se
discutía la ley laboral 25.250, popularizada luego como "ley Banelco". Pablo
Gerchunoff, jefe de asesores del Ministerio de Economía en aquel entonces,
afirmaba: “La ley de reforma laboral aprobada por el Senado es una bisagra en la
historia del modelo sindical argentino. Es un golpe muy fuerte al régimen
tradicional y un progreso fundamental en el camino hacia la modernización” (La
Nación, 28/04/00, cit. en El trabajo en Argentina, Condiciones y perspectivas # 1,
CENDA, otoño 2004).
Por su parte, Javier Tizado, titular de Siderar (Grupo Techint), se ilusionaba: “La
nueva ley es un sustancial avance para mejorar las relaciones laborales y la
competitividad argentina, y crear empleo y mejorar la productividad” (La Nación,
28/04/2000, cit en El trabajo en Argentina, Condiciones y perspectivas # 1,
CENDA, otoño 2004).
8.7. Durante la década de 1990 se sancionaron diversas leyes en materia
laboral: en 1991, la llamada “Ley de empleo” (Nº 24.013); en 1995, la “Ley
de formación y empleo” (Nº 25.465); en 1998, la “Ley de reforma laboral”
(Nº25.013), en 2000 la “ley de empleo estable”. Los textos pueden
encontrarse en el sitio web del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social: www.trabajo.gov.ar en el link Legislación. La fundamentación de
estas medidas puede también encontrarse en varios de los documentos
producidos por la Fundación FIEL, por ejemplo, “El Empleo en la Argentina.
El rol de las instituciones laborales”, disponible en
http://www.fiel.org/publicaciones/Libros/elempleo.pdf. Lea esos textos y
fundamente por qué puede afirmarse que –aunque con avances y
retrocesos- tendían a la flexibilización.
Profundización
El discurso completo de asunción del presidente Kirchner se encuentra disponible
en línea en: http://www.presidencia.gov.ar/prensaoficial/discursos_show.php?
id=122)
Puede consultar además otro texto que también se inscribe en la corriente
keynesiana –nuevamente con matices: la propuesta elaborada por la Central de
Trabajadores Argentinos: “Shock Distributivo, Autonomía Nacional y
Democratización. Aportes para superar la crisis de la sociedad argentina”. El texto
completo puede encontrarse en:
http://www.cta.org.ar/instituto/aportes/aportes1.html
Bibliografía
CENDA, El trabajo en Argentina, Condiciones y perspectivas # 1, otoño 2004
(BIBLIOGRAFÍA OBLIGATORIA).
Hobsbawm, E. (1995) Historia del siglo XX, Ed. Crítica, Barcelona
Keynes, J. M. (1939/1936) The General Theory of Employment, Interest and
Money, Macmillan and Co., Londres.
Marx, C. (1871/1986) El capital. Crítica de la economía política, Fondo de Cultura
Económica, México.
Pigou, A. C. (1927) “Wage Policy and Unemployment”, The Economic Journal, N°
147, Vol. XXXVII
Ricardo, D. (1817/1996) On Principles of Political Economy and Taxation,
Cambridge University Press, Cambridge.
Smith, A. (1776/1997) Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de
las naciones, Fondo de Cultura Económica, México D.C.
Varian, H. R. (1993) Microeconomía intermedia, Anthoni Bosch editor.