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2017
LEM
El Método Montessori
TEORÍA DE LA EDUCACIÓN – CAROLINA DATTARI
JOSEFINA BONNEFONT, CONSTANZA FALCONE, BÁRBARA
GIANGRANDI, GRACIA MINGO, DOMINGO NARETTO Y CATALINA
SOUPER
Índice
El Método Montessori
Índice............................................................................................................................................. 1
¿Quién fue María Montessori? ....................................................................................................... 2
Principios del método de educación Montessori ............................................................................ 3
Los periodos sensibles y etapas del desarrollo................................................................................ 4
Aprendizaje a través del juego ....................................................................................................... 5
Rol del educador ............................................................................................................................ 5
Ambiente Preparado...................................................................................................................... 8
Recursos Montessori...................................................................................................................... 9
Ejemplos Recursos Montessori ..................................................................................................... 10
Bibliografía .................................................................................................................................. 12
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¿Quién fue María Montessori?
Para poder comprender a grandes rasgos y en detalle la filosofía, los principios y el currículo
Montessori, es necesario saber quién fue la fundadora del método, sus ideales, trabajos y
pensamientos que la llevaron a elaborar este modelo de enseñanza-aprendizaje.
María Montessori, nacida en Italia en 1870, era una mujer de clase media que se interesó a
lo largo de su niñez y adolescencia en el estudio de la biología y medicina.
Contradictoriamente, María se rehusaba a estudiar pedagogía, como así lo querían sus padres,
ya que pretendía ser médico. Finalmente se convirtió en la primera mujer doctora de medicina
en Italia.
Al momento de terminar su carrera, María trabajó en una clínica psiquiátrica como
voluntaria, y fue quizás este trabajo el punto de inflexión que le hizo interesarse por el
aprendizaje de los niños. En el centro en el cual trabajaba, María estaba rodeada de niños
catalogados de “idiotas”, ya que no eran capaces de funcionar correctamente en sus familias
y la escuela. Sin embargo, para Montessori esta experiencia resultó ser decisiva al momento
de confirmar su apasionado interés por la reforma social y el desarrollo intelectual de todo
niño.
La doctora Montessori comenzó a revisar la obra de dos doctores franceses, Jean Itard y
Edouard Seguin, quienes en resumen proponían que el aprendizaje necesitaba de estímulo
constante del niño a través de los sentidos y el movimiento. Montessori cada vez más se
interesó por el estudio de la teoría de la educación y el trabajo de observación y
experimentación de diversos materiales y métodos con los niños. Otro de los teóricos
educacionales que influyó en la creación de su método fue principalmente Friedrich Froebel
y, en menor escala, el antropólogo Guiseppe Sergi, en cuanto a la importancia del entorno
escolar.
En la práctica, María creó sus escuelas, denominadas “la casa de los niños”. En la primera
tuvo alumnos carentes de cuidados, atención y estimulación en el hogar, y en otra escuela
tuvo niños más privilegiados. En ambos casos, el desarrollo de los aprendizajes de sus
alumnos comenzó a ser satisfactorios bajo sus cuidados.
María Montessori estaba convencida de que todo niño era inteligente y capaz de aprender (lo
que ella denomina “mente absorbente y consciente”), por lo mismo, su lucha fue insaciable
al momento de demostrar que todo alumno tenía posibilidad de aprender, como una habilidad
inherente a su esencia misma de niño. Montessori fue inspectora gubernamental de escuelas
para Italia, su método se comenzó a expandir por todo el mundo a pocos años de haber sido
implementado en su entorno más cercano.
El interés por su filosofía va creciendo progresivamente y sus ideas coinciden con la
teorización de pedagogos contemporáneos e intelectuales de la educación. El sueño de María
Montessori está más vigente que nunca, a pesar de que, para su época, fue rupturista y
visionario.
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Principios del método de educación
Montessori
Para comprender los principios del método educativo Montessori es necesario definir algunos
de los conceptos clave, acuñados por la propia María Montessori, que son aquellos que
sustentan el método en sí mismo.
En primer lugar, Montessori estaba convencida de la habilidad innata de un niño de aprender
por la absorción inconsciente (y, posteriormente, consciente) de la realidad por el individuo.
Para la doctora, a partir de sus diversos estudios de observación en niños en sus diferentes
etapas del desarrollo, los individuos tienen características universales de la infancia y define
este periodo como una entidad en sí misma, no como una mera preparación para la edad
adulta. Desde estas ideas, Montessori definió la mente de los niños como una “mente
absorbente”, que es el primer concepto necesario de revisar más en profundidad.
La mente absorbente y la mente consciente: la mente del niño es capaz de absorber
inconscientemente información en sus primeros tres años de vida, para luego pasar a ser una
mente absorbente consciente. Por lo mismo, las primeras experiencias de vida de los niños
son tan importantes en su desarrollo posterior, en que se puede afirmar que aprendizajes como
el caminar y hablar no requieren de una instrucción esquematizada de los adultos para ser
logrados. Es decir, el niño, por necesidad, interés e imitación, aprende a hacer cosas, y este
principio es sostenible a través de todos sus años de desarrollo, hasta llegar a la adultez
(alrededor de los 18 años). Los niños tienen sed de conocimiento, es por esto, que no
necesariamente necesitan de un adulto que les diga qué aprender y qué no, ya que, desde su
propia libertad, con la estimulación y motivación pertinente, el alumno será capaz de
reconocer cuáles son las cosas que quiere aprender. Así como la libertad es fundamental a la
hora de aprender para un niño, su participación activa es igualmente importante para
desarrollar su potencial.
La educación individualizada: A partir de la concepción de que cada niño es una
individualidad única, tiene formas únicas de aprender, intereses y formas de trabajar. Así
como tantos niños existen, existen tantas capacidades cognitivas que el maestro y los padres
deben saber atender. Desde esta mirada, es fundamental que, tanto en la escuela como en el
hogar, los niños tengan la facilidad de aprender a sus ritmos, a la vez que aprenden
colectivamente en un ambiente de respeto y colaboración. El desarrollo social es, sin duda,
parte importante del desarrollo integral de todo niño, sin embargo, es básico que primero el
individuo trabaje el autoconocimiento, autocontrol y autodisciplina. De esta forma, la
autorregulación de su aprendizaje también será mucho más consciente. La individualidad de
la enseñanza es, por lo tanto, un principio básico en el método Montessori, que será la guía
de cualquier lección.
Libertad y autodisciplina favorecidos por el ambiente preparado: Los principios mencionados
anteriormente no podrían ser exitosos si no existiese un medio adecuadamente preparado
para el aprendizaje del niño. El aula debe ser un lugar estructurado, pensado para los niños y
con materiales adaptados para favorecer el aprendizaje de los mismos. Se debe conocer y
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respetar el ambiente, así como también abogar por un clima social amoroso, para que “la casa
de los niños” sea verdaderamente un estímulo para el proceso de enseñanza-aprendizaje.
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Existen tres etapas claras desde el nacimiento hasta los dieciocho años. Varían de un niño a
otro, pero cada etapa sigue a la anterior, se apoya firmemente en ella y no se pueden omitir.
Primera etapa, desde el nacimiento a los seis años: periodo de la mente absorbente o
inconsciente. Desde los tres a los seis se hace consiente y aparece la memoria, la voluntad y
adquiere rápidamente el leguaje.
Segunda etapa, de los 6 a los 12 años: periodo de la adquisición de la cultura.
Tercera etapa, desde los 12 a los 18: periodo de la adquisición de la independencia.
Este tema también será tratado más adelante en la investigación.
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Ante esto, la Dra. Montessori aclara que el rol del educador debe ser alguien que guía al niño
por las rutas del descubrimiento, porque una cosa es que alguien estimule el interés del niño
a seguir el camino, y otra muy distinta es tener a alguien cerca que esté dirigiéndolo
constantemente y de manera forzada.
En este rol, del educador como guía, Montessori indica que: "es importante que el maestro
dé al niño la suficiente información para estimular su interés y para que pueda utilizar el
material, pero, al mismo tiempo, es igualmente importante que sólo le dé el mínimo necesario
de manera que quede el mayor campo posible para la investigación individual propia del
niño. Todo esto es sólo otra manera de decir que el método Montessori es uno de
autoeducación. Este último punto es el fundamental pilar del método Montessori y es el que
define hasta dónde llega la intervención del educador.
Si bien se plantea que el método es de autoeducación, en ningún caso se debería permitir que
un niño utilice el material didáctico sin antes haber recibido una instrucción previa acerca de
cómo se usa y cuál es su finalidad, ya que el niño al usar el material de forma adecuada está
formando las conexiones de lo conocido a lo desconocido. El material es la herramienta que
se le ofrece al niño para ordenar e internalizar (por medio de la repetición del uso del material)
y luego dominar las nuevas impresiones que su intelecto encuentra.
La maestra Montessori también hace hincapié en que además de que el educador debe instruir
al niño en el uso correcto del material, también le corresponde proveer que el ambiente que
rodea al niño debe mantener un orden escrupuloso, con zonas de trabajo definidas y con los
materiales a disposición de los niños, pero ordenados. Esto entraría a reforzar la idea que
antes hemos mencionado de que el niño necesita regirse por ciertas normas de instrucción y
de orden, para así lograr hacer las conexiones del conocimiento previo con el conocimiento
nuevo.
Como se menciona antes, una de las funciones más importantes del profesor es que actúa de
manera indirecta. El maestro está ayudando al niño provisionándole el ambiente preparado
para que desarrolle sus funciones de manera autónoma y también hay una función más directa
que es la introducción inicial hacia el material.
Frente a cómo el educador puede ayudar al niño en su proceso de maduración, el método
Montessori distingue distintas etapas en las cuales el desarrollo de la personalidad del infante
es único. Desde esa base, el docente debe ayudarle a desenvolverse emocional y socialmente
como un sujeto feliz y físicamente fuerte. Finalmente, el profesor debe ayudarlo a que
desarrolle su capacidad intelectual, como objetivo transversal del aprendizaje.
El desarrollo de la personalidad se refiere a que cada niño como ser activo con su entorno se
desarrolle y alcance su propia realización. El método Montessori se refiere a varias etapas
dentro de este desarrollo del niño. La primera etapa, en la infancia, debes hacer sentir seguro
al niño, atender sus necesidades físicas y así cree una relación satisfactoria con el educador.
En la segunda etapa, los niños desarrollan la independencia, pero siempre teniendo al
educador cerca. Y la tercera etapa apunta a que desde los 3-6 años los niños están en una fase
absorbente y consciente, en la cual todavía su personalidad es maleable como para
normalizarla.
Tras identificar estas etapas en el desarrollo de la personalidad del niño, el educador tiene
que ver cómo ayudarlo a que esta se desarrolle y para ello, el método Montessori identifica
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tres reglas de oro: la primera es darles libertad, pero siempre dentro de límites, la segunda es
respetar al niño como ser individual y la tercera es no imponer la propia personalidad al hijo.
El siguiente objetivo, ayuda al ajuste social y emocional, se refiere a una etapa del niño en la
cual aprende ciertas aptitudes de buen comportamiento social en la cual desarrollan, el
respeto hacia otras personas, cooperación con sus pares y normas de grupo. Es por esto que
debe equipar bien al niño para enfrentar nuevas situaciones. En este objetivo es muy
importante que el educador logre ayudar al niño para ser obedientes y así alcanzar la
autodisciplina, y para esto Montessori identifica tres etapas de la obediencia que con llevan
a la autodisciplina: la primera desde que nace hasta los 18 años, se trata con sensibilidad al
infante y se atienden sus necesidades con cariño creando una relación cooperadora. La
segunda etapa, desde los 18 meses a los 4 años, es un período de transición, en el cual, se
crea un ambiente seguro para que el niño explore su libertad. También el educador debe
tomarse el tiempo de explicar las cosas, para que el niño comprenda las cosas y no haga
pataletas. La tercera y última etapa es desde los 4 a los 6 años, período en el cual aumenta
su comprensión y comienzan a realizar lo que le dicen para complacer, en esta etapa es
sumamente importante que se le otorgue al niño el tiempo estimado para que este logre hacer
las cosas y experimente la satisfacción de terminar lo comenzado, la disciplina en esta etapa
se desarrolla el autocontrol. Debe aceptarse al niño tal como es, no se debe esperar que sea
perfecto, uno debe adaptarse a ellos con un enfoque positivo, proponiéndole normas justas
explicándole lo que se espera de él y el porqué.
La actitud del educador en este objetivo: No debe ser de carácter posesivo o sobreprotector,
no plantear demandas excesivas de afecto, no imponer normas de forma autoritaria y no ser
demasiado benevolente.
Por último, el rol del educador en el desarrollo de la capacidad intelectual del niño supone
potenciarlo. Para lograr el objetivo mencionado el educador debe permitir que el niño sea
activo, dejando que explore sensorialmente. Permitir que perfeccione una actividad por
medio de la repetición y, finalmente, se reconoce la importancia de la motivación y de cómo
afecta en el aprendizaje.
Un buen profesor debe hacer un esfuerzo para encontrar formas de volver a motivar a un niño
desmotivado o frustrado. No debe imponer su voluntad sobre el niño, permitir que ellos
experimenten por sí mismos y sus propias búsquedas, pero acompañándolos en este proceso.
Estimular el aprendizaje independiente del niño, en el aula Montessori se disponen materiales
didácticos con cierto control de error, es decir que entregue un indicio sobre la forma correcta
de realizar la actividad. El educador también debe tener conciencia del modelado, los niños
aprenden imitando por lo que se debe ser cuidadoso con las formas de actuar.
El educador también debe ayudar al niño a aprender paso a paso las cosas, dejar que aprendan
bien las lecciones dándoles el tiempo necesario para terminar lo que empezaron. Se debe
ayudar al niño a desarrollar la concentración, proponiendo actividades conforme a sus
capacidades y su edad, se debe estimular la actitud positiva hacia el aprendizaje, teniendo
una actitud optimista hacia él y estimulando que aprenda cosas nuevas. También plantea
Montessori que se debe ayudar al niño a desarrollar habilidades de memoria teniendo
actividades para todas ellas (memoria mecánica, visual, auditiva y para el movimiento). Y
finalmente un buen educador estimula el desarrollo del lenguaje, se debe otorgar tiempo para
actividades en donde se establezcan conversaciones, se dé instrucciones, se les cuente
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cuentos y se les escuche. Crear un ambiente seguro y de cariño para que el niño logre
establecer relaciones significativas con otras personas.
Frente a lo mencionado anteriormente el profesor cada vez se vuelve más pasivo. El niño al
progresar cada vez va a necesitar menos al profesor o guía, y este debe ir apartándose y
dejando que ellos se las arreglen por sí solos a medida que puedan. También el profesor debe
respetar el ritmo interno del niño dándole el tiempo necesario para que él mismo desarrolle
y finalice una actividad.
Ambiente Preparado
Un ambiente preparado responde a las condiciones básicas para que niños y niñas puedan
aprender de mejor manera a través de un ambiente en armonía con sus expectativas
personales y necesidades educativas, y así, lograr alcanzar un aprendizaje significativo.
La preparación del ambiente tiene una dimensión física importante donde, el ambiente es
proporcionado a la medida de los niños, con estanterías bajas y distintas medidas de mesas y
sillas en las que se sientan los niños individualmente o en grupos. El aula está subdividida en
áreas temáticas donde se exponen los materiales y la bibliografía correspondientes y permite
una gran libertad de movimiento. Los niños pueden trabajar en grupos o individualmente,
respetando, de este modo, su propio estilo y ritmo.
La construcción de espacios en el aula es un ambiente preparado, donde cada elemento
presente en esta, está intencionado a responder ante una necesidad educativa. Tanto las
ventanas, las puertas, escaleras y mobiliario, están diseñados a la medida de los niños, con el
fin de logar un ambiente más amigable en el que puedan desplazarse y desenvolverse a
voluntad. Como características indispensables del aula Montessori podríamos señalar que;
debe ser un espació limpio y ordenado, y embellecido estéticamente; los materiales deben
estar al alcance de los niños y no en estanterías altas y muebles cerrados; el espacio debe
proveer capacidad de movimiento para desarrollar diversas actividades y dinámicas; también
debe proveer la independencia y libertad a través de espacios de trabajo individual; y en
general debe permitir el desarrollo social, intelectual y emocional de cada niño.
Lo que se busca con esta preparación, es crear un ambiente dinámico que responda a la
formación individual y colectiva de los niños, entregando espacios para su desarrollo según
las necesidades de cada uno. El método Montessori trabaja desde lo individual a lo colectivo,
por lo que crear espacios de trabajo individual por un lado y otros de trabajo colectivo,
permite desarrollar las actividades desde estas dos perspectivas según lo requiera el
momento.
Esta preparación del ambiente también está diseñada para desarrollar la construcción social
del conocimiento. Cada estante, mobiliario, alfombra de trabajo, materiales etc., está
destinado a un uso determinado y bajo reglas de convivencia conocidas por cada niño,
compartir un espacio significa interactuar con el resto, respetar los límites y acuerdos,
estableciendo dinámicas propias del curso en el uso de los espacios en el desarrollo de las
actividades que se han propuesto. Al respecto es importante el rol del docente en su capacidad
de impulsar o crear los vínculos existentes entre los niños, el trabajo y el ambiente en el que
se desenvuelven.
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Recursos Montessori
Junto al ambiente preparado, la selección de los recursos didácticos de aprendizaje
son claves en la implementación del Método Montessori. Fueron diseñados en un contexto
experimental dentro del aula y enfocados en los intereses de los niños según su etapa de
desarrollo. Los materiales están confeccionados de tal manera, que permiten la investigación
y exploración individual e independiente del niño.
Posibilitan la repetición, lo que promueve la concentración. Tienen la cualidad de aislar las
dificultades, es decir, cada uno introduce una única variable, un solo concepto nuevo,
aislándolo y dejando los demás conceptos sin modificar. Los materiales tienen control de
error: es el mismo material que le mostrará al niño si lo usó correctamente. De este modo los
niños saben que el error forma parte del proceso de aprendizaje, logran establecer frente a él
una actitud positiva, se hacen responsables de su propio aprendizaje, y desarrollan confianza
en sí mismos.
Cada material está pensado para un ejercicio en particular, cuyas instrucciones se
basan en sesiones introductorias breves para mostrar al niño lo que debe hacer. Los errores
podrán ser identificados y corregidos en el acto por los niños, lo que evita la intervención y
corrección constante de parte del profesor.
Existen diversos tipos de materiales, los cuales se dividen en grupos o áreas,
destacando:
Materiales sensoriales: Aquellos materiales que incentivan a los niños a través de los sentidos
con la intención de ayudarlos a desarrollarlos, estos son la vista, olfato, tacto, esterognóstico,
propioceptivo, kinestésico y bárico. Este trabajo sensorial, nace de la idea de que el mundo
que nos rodea, es percibido a través de los sentidos, estimulando el desarrollo de nuestro
cerebro y permite al niño clasificar sus experiencias sensoriales de manera organizada y
ordenada.
Materiales para el lenguaje: Son aquellos centrados en el desarrollo del vocabulario,
pronunciación e iniciación y desarrollo de la escritura y lectura. Se espera dotar al niño de un
lenguaje abundante, preciso y rico en vocabulario.
Materiales de matemáticas: Son el área de trabajo más desarrollado en el método, dada la
importancia que se le da a su dominio, considerado difícil para los niños. Parten desde el
trabajo con situaciones de la vida práctica y cotidiana, desarrollando las secuencias lógicas
de patrones de pensamiento. Se utiliza el trabajo indirecto con el fin de lograr un aprendizaje
natural acorde a su edad.
Materiales de ciencias: Relacionados con las matemáticas y el lenguaje, dado al uso de un
lenguaje científico. Su objetivo es conocer los fenómenos naturales a través de la observación
y descripción del mundo que los rodea. También se busca el respeto a la naturaleza, conocer
la geografía y la flora y fauna que los rodea, y los fenómenos naturales en general.
Materiales de expresión artísticas: Responden a la necesidad del niño a expresarse, utilizando
diversas técnicas y posibilidades, impulsando el genio creador y particular de cada niño.
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Ejemplos Recursos Montessori
A continuación, se revisarán diez ejemplos de recursos que los docentes emplean en las aulas
Montessori, como partes fundamentales de su metodología de enseñanza-aprendizaje. Cada
uno de ellos cumple una función específica, y si bien existen más de diez, se mostrarán
algunos para ilustrar qué tipo de elementos son.
La torre: son diez cubos, exactamente iguales, que disminuyen gradualmente su
tamaño.
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Alfabeto móvil: el docente, en una bolsa, pone juguetes que
representan palabras sencillas.
Tablas de Seguin: nueve tablas que tienen impresas el número diez, y que
se complementan con otras que tienen impresos números del 1 al 9.
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Bibliografía
1. Britton, L., & Molina, P. P. (2000). Jugar y aprender: el método Montessori: guía de
actividades educativas desde los 2 a los 6 años. Paidós.
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