Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
MARIO CAPONNETTO
3
BLAS PIÑAR, La Iglesia y la Guerra…, o. c., páginas 111-112.
4
Ibídem.
Pero lo malo no es tanto que la Cristiandad haya desparecido sino que en
estos días que corren es poco menos que un pecado hablar de ella. Hay un
complejo católico de inferioridad (análogo al complejo de inferioridad de los
españoles al decir de López Ibor) que impide siquiera mencionarla y menos
exaltarla. Hoy es corriente entre católicos ilustrados (o que debieran serlo)
cuidarse muy mucho de ser tildados de “constantinianos”: no hay peor tacha
en esta época de ecumenismo, de diálogo y de “nueva laicidad”. Por estas
razones no cabe en la mentalidad actual la idea de una Gran Batalla en la que
se combate por la gloria de Dios. Y es esto lo que explica el inexplicable e
injusto olvido en que ha caído el 18 de Julio de parte de quienes debieran
celebrarlo como un gran fasto católico por una elemental razón de gratitud y
de piedad.
Es este espíritu de Cruzada, esta idea de que hay momentos en que
debemos dar el combate por Dios y empuñar las armas en defensa de Su
Nombre, lo que torna universal el 18 de Julio que, más allá de muchas cosas
que puedan decirse, fue en su esencia la última Empresa Católica, y por
Católica, Ecuménica, emprendida por España en defensa de la Civilización
común. Y esto, repetimos, no es retórica inflamada sino la sencilla afirmación
de una verdad sencilla. Por eso es un hecho universal que incuestionablemente
pertenece a los españoles pero no en exclusiva. Es de ellos, pero es de todos
los que todavía sostenemos que Cristo es el Rey de la Historia y a Él deben
sometérsele todas las naciones.