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El bienestar de los niños en Bolivia en un contexto demográfico

cambiante

(1976-2001)

Verónica Paz Arauco

(Abril, 2005)

1
INDICE

Introducción

1. Cambios y distribución territorial de los niños en un contexto demográfico heterogéneo

Box: La migración entre regiones: el origen de las transformaciones de los


asentamientos humanos

2. Hacia el logro de ODM con desigualdades persistentes (1976-2001)

Box: TMM5 rezago en un indicador fundamental de medición del bienestar de


los niños

2.1. La tasa global de fecundidad: un componente del crecimiento demográfico

Box: Mortalidad, fecundidad y desarrollo humano

2.2. Mortalidad y urbanización

Box: La expansión y distribución territorial de los niños menores de 5 años

2.3. Acceso a educación y cambios demográficos de la población en edad escolar

Box: Niños y niñas en edad escolar: expansión, redistribución y


urbanización

a) Logro educativo y urbanización


b) Diferencias más allá de la urbanización

2.4. Diferencias de género en educación

2.5. Mejoras en la calidad de vida de los niños: vivienda y saneamiento adecuado

Box: La pobreza como origen de privación de los derechos

a) Niños en condiciones de hacinamiento


b) Niños en viviendas con techo inadecuado
c) La privación de saneamiento adecuado en la vivienda

2
3. Hoy, dos derechos fundamentales vulnerados: protección y derecho a identidad

3.1 El trabajo de niños y adolescentes en Bolivia

Box: Determinantes econométricos del trabajo infantil en Bolivia

a) Perfil del trabajo infantil y adolescente


b) Las peores formas de trabajo infantil

3.2 El derecho de los niños a la identidad

Conclusiones

3
Introducción

Desde 1919, se inicia a nivel internacional un proceso de “reconocimiento mundial de la


infancia”; sin embargo, es recién a partir de 1989 con la aprobación de la Convención
sobre los Derechos del niño y sus repercusiones a nivel internacional, que se consolidan
los derechos de la niñez marcando históricamente los derechos y obligaciones de los
niños perfectamente diferenciados de los de los adultos. En los años que siguieron a este
acuerdo, e incluso antes de que éste se firmara se vivió un periodo de mejoras
sustanciales a nivel mundial de los indicadores que sirvieron de base para establecer los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) donde figuran de manera muy concreta
objetivos orientados a mejorar las condiciones de vida de los niños. Dada la importancia
de los ODM en el bienestar de los niños, lograr las metas del milenio se ha convertido en
la preocupación generalizada de organismos de cooperación, quiénes consideran que los
avances a nivel mundial son aún insuficientes (UNICEF, 2004). En este contexto, Bolivia
ha logrado a nivel nacional mejoras sustanciales en las condiciones de vida de los niños
en 25 años; sin embargo, los avances han sido insuficientes pues revelan la ausencia de
intervenciones orientadas a reducción de desigualdades.

Los cambios sociales en Bolivia relacionados o no con la infancia se enmarcan en una


historia de transformaciones económicas que tuvieron, entre otros, importantes
repercusiones en la estructura demográfica actual así como en su evolución (Alperovich1,
1992; Rodríguez, 2002). La pirámide de edades a nivel nacional esconde, tras su forma
tradicional de base ancha y pendiente empinada, la heterogeneidad y dinamismo de las
estructuras demográficas regionales e intra-regionales (Ledo, 2004). Una estructura
cambiante, especialmente marcada por procesos intensos de urbanización pudiera tener
repercusiones en las condiciones de vida de la población, según Shwartzman (1966) estos
se resumen en: una acentuación de la estratificación social y una profundización de
contrastes entre grupos y regiones. En este sentido, la nueva y cambiante configuración
demográfica representa un reto para el logro equitativo de los Objetivos del Milenio,
muchos de ellos orientados a mejorar las condiciones de vida de los niños (Petit, 2003).

El objetivo de este estudio es entender de qué manera evolucionaron las condiciones de


vida de los niños desde 1976 en un contexto demográfico de transformaciones
permanentes; en este sentido, el capítulo intenta responder los siguientes
cuestionamientos: ¿Cúales han sido las transformaciones más importantes en las
condiciones de vida de los niños en ámbitos relacionados al logro de los Objetivos del
Milenio? ¿En qué medida la localización espacial de la población y sus cambios en 25
años afectan la consecución de los objetivos? (Paz et al, 2004) ¿Han implicado estos
cambios la predisposición de ciertos grupos de niños a estar expuestos a mayores riesgos
o a la menor probabilidad de desarrollar sus capacidades? ¿En qué medida la tendencia a

1
El documento pone en cuestionamiento la discutida forma en U de la relación entre desarrollo económico
y concentración poblacional que supone una primera fase en la que la población tiende a concentrarse en
pocas ciudades donde el desarrollo económico es posible; luego el desarrollo económico acelera la
dispersión.

4
la urbanización permitió los logros hasta hoy alcanzados? ¿Qué relación existe entre las
condiciones de vida de los niños y las transformaciones demográficas ocurridas?

Para responder a estos cuestionamientos el capítulo ha sido dividido en tres partes, en la


primera, a modo de introducción, el capítulo describe la transformación en la distribución
geográfica de los niños entre 1976 y 2001; el análisis rescata la configuración espacial de
la población descrita en el capítulo anterior. En la segunda parte se analizan las
principales transformaciones en indicadores que permiten medir avances en los Objetivos
del Milenio (mortalidad infantil y en la niñez, logros educativos, género en educación,
pobreza y acceso a saneamiento básico). El análisis resalta particularmente la
característica de los logros desiguales entre niños que habitan los distintos pisos
ecológicos así como aquellas relacionadas más bien con desigualdades inherentes al
grado de urbanización del lugar de residencia. Adicionalmente, se identifican diferencias
en los avances hacia el logro de los objetivos entre niños y niñas así como entre distintos
grupos de edad, proporcionando pautas para la futura formulación de políticas desde una
perspectiva de geometría variable. Finalmente, la tercera parte del capítulo hace
referencia a la problemática del trabajo infantil y del derecho a la identidad que si bien no
forman parte de los ODM, se constituyen en derechos fundamentales de los niños, con
frecuencia vulnerados.

1. Cambios y distribución territorial de los niños en un contexto demográfico


heterogéneo

Los cambios demográficos ocurridos en Bolivia desde 1976 modificaron la estructura


demográfica, la expansión de la población estuvo marcada por una redistribución de la
población entre regiones ecológicas, los cambios principales fueron la reducción de la
concentración de población en el altiplano, un incremento en los valles y una expansión
importante en los llanos (Ledo, 2004). Los niños2 siguieron una transformación de la
distribución entre regiones similar a la de la población total, aunque la distribución inicial
era distinta a la de la población total, pues la mayor parte de los niños se concentraba en
los localidades de los valles, a diferencia de la población total que se concentraba
principalmente en el altiplano. La evolución y proporción concentrada en los llanos
fueron idénticas para la población total (PT) como para los niños, en ambos casos se pasó
de una concentración de casi 20% a 30% en localidades de la región mencionada (ver
gráfico 1). Las localidades de los valles son las que mayor concentración de niños
registraron históricamente para el 2001, 1 millón 459 mil niños (casi 40%) habitaban
estas localidades (anexo 1).

2
Para objetos de este análisis y siguiendo la homogeneidad de la definición adoptada en el presente
informe, se ha optado por la definición de niñez establecida en el artículo primero de la Convención Sobre
los Derechos del Niño, donde se define como “niño” a todo ser humano menor de 18 años, salvo que por
ley la mayoría de edad sea alcanzada antes. El articulo segundo del Código de Niño, Niña y Adolescente
establece como sujetos de protección a todos los niños y niñas desde su concepción hasta los doce años y
adolescentes a todo ser humano desde los doce hasta los 18 años.

5
Gráfico 1
Distribución de la población total y de los niños
según región ecológica
1976-2001
100%
90%
80%
70%
60% Llanos
50% Valles
40%
30% A ltiplano
20%
10%
0%
1976 2001 1976 2001

Población Total Niños

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

Paralelamente al proceso redistributivo de la población en todas las direcciones, Bolivia


vivió un intenso proceso de urbanización pasando de la predominancia rural vigente hasta
los años noventa a un predominio urbano3. La tendencia a la mayor concentración de la
población en áreas urbanas fue menos intensa entre los niños en comparación al conjunto
de la población, esta situación responde a la mayor concentración de la Población
Económicamente Activa (PEA) en centros urbanos en comparación con la población
menor de 15 años y mayor de 64 años (Ledo, 2004).

En cuanto a la población menor de 18 años, esta se expandió de 2,2 millones en 1976 a


3,7 millones en el 2001, el crecimiento promedio anual entre ambos censos fue de 2.2% a
nivel nacional; sin embargo, la expansión se dio de manera diferenciada en localidades de
menor y mayor grado de urbanización así como entre regiones (ver anexo 1). La tasa de
crecimiento de los niños fue mayor en los llanos, seguida por localidades de los valles y
finalmente por el altiplano; los cambios demográficos implicaron una distribución más
homogénea entre las tres regiones ecológicas para el 2001. La nueva distribución de los
niños fue consecuencia, principalmente, de la condición promedio de “expulsora” de las
localidades de valles y altiplano y “receptora” de los llanos (CODEPO, 2004). El 2001 el
39% de los niños vivían en los valles frente a 31% y 30% en altiplano y llanos
respectivamente. La proporción de niños por región no varía significativamente siendo
las localidades del altiplano las con una menor proporción de niños (42%) en
comparación a valles (46%) y llanos (47%).

El proceso de urbanización implicó un crecimiento diferenciado según el tamaño del


asentamiento, el gráfico 2 muestra este crecimiento heterogéneo revelando una relación
positiva entre el grado de urbanización y la tasa de crecimiento de los niños (la tasa de
crecimiento en el gráfico viene dada por la pendiente de la curva). Los centros urbanos
mayores e intermedios tuvieron las tasas más altas de crecimiento de los niños en ambos
en promedio los primeros crecieron a una tasa de 4% y los segundos de 5.1%. Esta

3
El proceso de urbanización estuvo acompañado por la creación de regiones metropolitanas conformadas
alrededor de las grandes ciudades en las tres regiones ecológicas.

6
situación se traduce en las pendientes más empinadas de los centros urbanos
(especialmente la de los centros urbanos mayores e intermedios) en comparación a las de
los centros rurales (en especial los rurales altos). Otra característica importante de la
urbanización en este periodo es la mayor intensidad en el primer periodo intercensal
cuando la tasa de urbanización de la población menor de 18 años creció a una tasa anual
de 2.4% frente a un crecimiento menor a 1% en el segundo periodo intercensal. El ritmo
de la urbanización fue mayor entre 1976 y 1992 en los tres pisos ecológicos.

La lenta expansión de la población menor de 18 años en áreas rurales y la explosión en


áreas urbanas mayores, implicó una elevada concentración de niños en centros urbanos
mayores (1/3) y áreas rurales altas (más de 1/3). Tanto al inicio como al final del periodo
analizado, las áreas rurales de los valles concentraban la mayor proporción de niños; el
2001 1/5 de esta población vivía en la región.

Gráfico 2
Núm ero de niños según grado de urbanización del
lugar de residencia

4,000,000
3,500,000
3,000,000
2,500,000
2,000,000
1,500,000
1,000,000
500,000
0
1976 1992 2001

Urbano Mayor Urbano Intermedio


Centro Urbano Menor Rural amanzanado
Rural alto Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01.

La expansión demográfica de los niños no sólo fue diferente en localidades de distinto


grado de urbanización; esta también fue distinta según piso ecológico incidiendo en la
distribución geográfica de los niños. El anexo 1 muestra en promedio tasas de
crecimiento de los niños inferiores en localidades del altiplano (1.5%) y valles (1.7%)
en comparación a los llanos (3.9%).

En el altiplano, los niños crecieron de 813 mil a 1,2 millones, el crecimiento se debió
principalmente a centros urbanos mayores y centros urbanos intermedios, con una mayor
expansión en las ciudades de La Paz y El Alto. En los valles, el número de niños pasó de
955 mil a casi 1.5 millones; el crecimiento se debió principalmente a las ciudades
intermedias que tuvieron la tasa promedio más alta de crecimiento de la población
(Sucre, Tarija, Quillacollo, Bermejo, Colcapirhua, Yacuiba, Sacaba y Tiquipaya) y en
segundo lugar a la ciudad de Cochabamba. Finalmente, en localidades de los llanos el
número de niños pasó de 438 mil a 1.1 millones, el 90% de estos nuevos 700 mil niños
habitaban áreas urbanas el 2001. Gran parte de esta nueva configuración espacial de los
niños en Bolivia responde al constante movimiento de la población entre regiones así

7
como las migraciones campo-ciudad que tuvieron un impacto importante en el proceso de
transformación de la estructura demográfica así como en la redistribución de la población
en el territorio nacional.

La migración entre regiones:


el origen de las transformaciones de los asentamientos humanos

En Bolivia la nueva configuración demográfica estuvo marcada por las migraciones entre
regiones e intra-regionales. En 1976 el 40% de los inmigrantes de toda la vida4 residía en
los llanos, 29% en el altiplano y 31% en los valles. El 2001, la situación de los llanos
como región “receptora” se había consolidado pues del total de inmigrantes el 49%
habitaba los llanos frente a 40% en los valles y 11% en el altiplano. Datos sobre
migración reciente5, muestran que los movimientos migratorios entre altiplano y valles se
habían reducido siendo cada vez más comunes los flujos desde altiplano y los valles hacia
los llanos (CODEPO, 2004). Los movimientos migratorios implicaron la concentración
de los asentamientos humanos principalmente en centros urbanos, generando presiones
constantes de demanda de servicios básicos e incrementando significativamente la oferta
laboral urbana.

Según Brown (2002), la vulnerabilidad de las regiones “expulsoras” y “receptoras”


depende del bagage de capacidades propias de cada región de responder a la adversidad
derivada del riesgo demográfico. Por un lado, las regiones receptoras enfrentan los
siguientes cambios: aumento del tamaño del hogar, aumento de asentamientos precarios
con el consiguiente hacinamiento, problemas de asimilación (idiomas), mayor carga en
los servicios sociales, aumento del desempleo, crecimiento del sector informal. Por otro,
las regiones expulsoras, expuestas a mayor vulnerabilidad, cambian la estructura
demográfica mediante el envejecimiento de la población, la caída de los ingresos,
enfrentan problemas de salud y seguridad social por la mayor carga de niños y ancianos,
La mayor relación de dependencia en áreas rurales se agrava con la alta proporción de la
población que apenas logra culminar la educación primaria.

En síntesis, fueron las localidades de los llanos las que enfrentaron un mayor crecimiento
de la población menor de 18 años. En llanos y altiplano, los niños y niñas habitan hoy
principalmente localidades urbanas; aunque en el caso del altiplano el 50% se concentra
en los centros urbanos mayores, 582 mil niños y niñas viven en las ciudades de La Paz y
El Alto, y sólo 14% en las ciudades intermedias (especialmente Potosí y Oruro). En los
llanos el 44% vive en la ciudad de Santa Cruz mientras que el 18% reside en centros
urbanos menores. Las localidades de los valles que concentran hoy la mayor parte de la
población menor de 18 años tienen aún una primacía rural 57% de los niños y niñas de
los valles habitan áreas rurales más de 800, 000 mil (especialmente en las dispersas). Esta
cambiante distribución de los niños en el territorio nacional generó presiones de distinta

4
La migración de toda la vida considera a todas las personas que en el momento del CENSO residían en
una localidad distinta de la de nacimiento.
5
La migración reciente considera a las personas que cambiaron de “lugar de residencia” en los 5 años
anteriores al CENSO.

8
intensidad por la demanda de servicios básicos relacionados con el cumplimiento de los
ODM (Objetivos de Desarrollo del Milenio) así como puso y pone a prueba las
capacidades regionales y locales de responder a los cambios demográficos de manera
que estos se constituyan en “oportunidades para el desarrollo”.

2. Hacia el logro de ODM con desigualdades persistentes (1976-2001)

Sin lugar a dudas garantizar el bienestar de la infancia trasciende el cumplimiento de los


ODM. La Convención sobre los Derechos del Niño establece la necesidad de velar por la
protección de los derechos de los niños asegurando la libertad de expresión, la no
discriminación, la protección de la familia y el estado frente a cualquier forma de
violencia y privación, el descanso y distracción, la dignidad y el valor; el acceso a salud y
educación, entre otros. A la fecha, Bolivia ha logrado importantes avances sociales que se
ven reflejados en la mejora de varios indicadores: el descenso de las tasas de mortalidad
infantil y en la niñez, la caída de la mortalidad materna, el descenso en la tasa de
fecundidad, el aumento en la esperanza de vida al nacer, el incremento de la asistencia
escolar, el mayor acceso a saneamiento básico y a viviendas adecuadas. Los saltos han
sido en muchos casos de una magnitud mayor al promedio de países de la región con
distinto nivel de desarrollo humano. Por ejemplo, en las últimas décadas, Bolivia ha
mostrado un ritmo de progreso acelerado en la reducción de la tasa de mortalidad infantil
y en la niñez (entre 1990 y 2003 se redujo significativamente). Pese a las mejoras Bolivia
aún se sitúa entre los países con peores indicadores sociales en comparación a países
vecinos de distinto nivel de desarrollo humano (anexo 2).

Desde 1976 las mejoras en el bienestar de los niños han estado acompañadas por un
proceso de urbanización de mayor intensidad en el primer periodo intercensal; periodo en
el que ocurrieron los mayores saltos en indicadores de medición del bienestar de los
niños. El análisis realizado en el presente capítulo revela una mejora heterogénea del
bienestar de los niños entre regiones y entre grupos, pero sobre todo, muestra que los
avances se dieron en contextos que aún preservan desigualdades importantes entre
localidades de distinto grado de urbanización, así como destaca casos en los que la mayor
urbanización no garantiza mejores resultados.

9
TMM5 rezago en un indicador fundamental6de medición del bienestar de los niños

La mortalidad infantil y en la niñez en América Latina se considera bien situada en


comparación a otras regiones, en Africa subzahariana se prevé que la meta seguirá sin ser
alcanzada hasta bien entrado el siglo XXII. En general los países de América Latina han
mostrado una tendencia decreciente en la mortalidad infantil y en la niñez. En materia de
salud materno-infantil, Bolivia se encuentra entre los países que poseen los peores
indicadores de la región. Las tasas de mortalidad infantil y en la niñez registradas para el
2003 registran valores de más del doble de los promedios de América Latina y El Caribe.
La tasa de mortalidad de menores de un año era la segunda más elevada de la región, 53
por cada mil nacidos vivos frente a un promedio en la región de 27 por cada mil nacidos
vivos. Lo mismo ocurre con la TMM5, que entonces alcanzaba 75 por cada mil nacidos
vivos, frente a un promedio en la región de 32 por mil nacidos vivos.

Gráfico 3
Mortalidad de m enores de 5 años
(por cada m il nacidos vivos)
2003

Haití
Nicaragua
Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Brasil
Venezuela
Chile
Argentina

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120

Fuente: Estado Mundial de la Infancia, UNICEF(2004).


Para Bolivia: ENDSA (2003).

IDH bajo IDH medio "medio" IDH alto

IDH medio "alto" IDH medio "alto"

Los datos del 2003 para 10 países de la región de distinto nivel de desarrollo humano
revelan el atraso de Bolivia en términos de mortalidad en la niñez con respecto a su IDH
(gráfico 3). El ranking mundial de la TMM5 permite comparar el logro de las capacidades
en salud de los niños entre países, en esta clasificación Bolivia ocupaba el puesto 65 a
nivel mundial el 2003, la última posición le correspondía a Sierra Leona (país con la más
alta TMM5, puesto 284). El mejor lugar lo compartían entonces Suecia y Singapur, con
tasas de 3 por cada mil nacidos vivos en ambos casos. El progreso en la reducción de la
TMM5 entre 1990 y 2003, fue de 45% magnitud que supera al progreso promedio de
países de la región7; sin embargo, esta tasa es la segunda más alta de la región. La relación
entre IDH y TMMA de los países elegido en el cuadro se observa en el anexo 2.

6
Según el Estado Mundial de la Infancia 2005, la Tasa de mortalidad de menores de 5 años es un indicador
fundamental para medir el bienestar de los niños, y se mide en términos de la probabilidad de muerte desde
el nacimiento del niño hasta la edad de 5 años por cada mil nacidos vivos.

10
Esta situación de mejora social, acompañada por un proceso de cambio demográfico con
fuerte tendencia a la urbanización lleva a suponer que parte de los avances logrados en el
ámbito social estuvieron de alguna manera relacionados con los procesos de
modernización y la consiguiente urbanización que vivió el país en los últimos años. Esta
sección revela las diferencias en el logro del bienestar de los niños inherentes al grado de
urbanización dejando abiertas preguntas relacionadas a las brechas que estas diferencias
no logran responder.

2.1. La tasa global de fecundidad: un componente del crecimiento demográfico

Antes de entrar al análisis sobre las condiciones de vida y supervivencia de los niños en
Bolivia es importante describir brevemente las tendencias de la fecundidad pues la teoría
de la transición demográfica establece, entre otros, la existencia de una relación entre
mortalidad y fecundidad (Chesnais, 1986)8. Los factores directos9 de la fecundidad de los
cuales se posee información han tenido una tendencia casi estática en los últimos 25 años:
la edad mediana de la primera unión se mantuvo alrededor de los 21 años y la edad
mediana de la primera relación sexual alrededor de 18.6 años (INE, 2003); sin embargo,
el porcentaje de mujeres unidas tuvo una tendencia levemente decreciente entre 1989 y
1998 pasando de 62% a 59%. En este sentido, es posible que cambios en otro tipo de
factores haya incidido en la variación de la tasa global de fecundidad; por ejemplo, en
cuanto a factores indirectos, el país vivió en los últimos años un incremento importante
de la proporción de la población en áreas urbanas, una reducción de la tasa de mortalidad
infantil y en la niñez y un crecimiento importante del nivel educativo de las mujeres;
estos cambios habrían incidido de alguna manera en la reducción observada de la tasa de
fecundidad a nivel nacional.

7
En muchos países se dio una relación inversa entre la situación inicial y la mejora del indicador, (Bolivia,
por ejemplo) en otros, a pesar de condiciones iniciales menos serias lograron mejoras significativas como
Chile, Ecuador, Nicaragua y Republica Dominicana, estos países tenían para 1970 tasas de mortalidad de
menores 5 años inferiores a 70 por mil y redujeron dicho indicador en más de 40% en los últimos 30 años.

8
Bolivia está clasificada como país en “transición demográfica incipiente”, junto a países con alta
natalidad y mortalidad, con un crecimiento natural moderado, del orden de 2.5%. Los países de este grupo
fecundidad, tienen una estructura por edades muy joven y una alta relación de dependencia.

9
En el recuadro se menciona estos factores.

11
Mortalidad, fecundidad y desarrollo humano

Según la literatura sobre población y desarrollo (Bay et al, 2003) muchos son los factores
que inciden en la fecundidad1, entre ellos la mortalidad infantil y de menores de 5 años.
Los factores han sido clasificados en directos, indirectos y “no convencionales”. Entre los
directos los más analizados son: la mortalidad infantil, la urbanización y nivel educativo
de las mujeres. Los indirectos son: la nupcialidad, el uso de anticonceptivos, la
infecundidad post parto y el aborto inducido; finalmente los “no convencionales”:
globalización, cuestiones de género, entre otros, cuya discusión es reciente y poco se
conoce aún sobre el peso relativo que tienen sobre la fecundidad. Los determinantes
directos son variables intermedias en el sentido de que factores culturales, ambientales y
económicos actúan a través de ellos sobre la fecundidad. Estos determinantes pueden
tener repercusiones positivas o negativas en la fecundidad.

Gráfico 4
Mortalidad en la niñez versus fertilidad
4.5
2003
Paraguay Nicaragua Bolivia
4
Honduras
(número de hijos)

3.5 Haití
Fecundidad

3
Perú
2.5 Venezuela
Argent ina Brasil
2 Chile
1.5 R2 = 0.4117

1
0.5

0
0 20 40 60 80 100 120
Mortalidad en la niñez
(por mil nacidos vivos)

Fuente: Elaboración propia en base a UNICEF (2004), para Bolivia ENDSA (2003).

En un ejercicio simple de regresión lineal entre la tasa global de fecundidad y la tasa de


mortalidad en la niñez para 12 países de la región de distinto nivel de Desarrollo Humano
se observa una relación positiva entre ambas variables, siendo los países de mayor Índice
de Desarrollo Humano (IDH) los que se encuentran en puntos más bajos del ajuste
(Argentina, Chile, Venezuela), países como Haití y Bolivia, con menor IDH se
encuentran más bien en puntos más elevados combinando mayores tasas de fecundidad
con mayores tasas de mortalidad (el ajuste no varía utilizando como variable dependiente
la tasa de mortalidad infantil). La teoría sobre la economía de los hogares explica esta
relación en base a la modelación de decisiones estrictamente racionales (Hossain,
1990)10.

Los resultados de la ENDSA (2003) revelan que la tasa global de fecundidad11 no varía
significativamente entre regiones ecológicas; sin embargo, se observa una relación

10
Una caída de la mortalidad reduce el “precio sombra” (el costo marginal) de la calidad de los niños
aumentando la demanda por ellos y creando un ímpetus por reducir la fertilidad.
11
La tasa global de fecundidad expresa el número promedio de hijos nacidos vivos por mujer.

12
negativa de este indicador con dos de los componentes del IDH. En primer lugar, las
mujeres sin años de escolaridad tenían para el 2003, una tasa de fecundidad de 6.8 hijos,
esta tasa para las mujeres con educación primaria era de 4.9 hijos frente a 2.7 y 2.1 en
mujeres con educación secundaria y superior respectivamente. En segundo lugar, la tasa
global de fecundidad también varía en función al quintil de riqueza en el que se
encuentran los hogares; el 2003 las mujeres pertenecientes al quintil de riqueza inferior
tenían en promedio 7 hijos frente a un promedio de 2 para mujeres pertenecientes al
quintil superior. No es casual que la tasa global de fecundidad sea más elevada en Potosí
y Chuquisaca donde según el Índice de Desarrollo Humano en los Municipios de Bolivia
2004 los IDH eran los más bajos a nivel departamental (0.514 y 0.563 respectivamente).

A nivel nacional entre 1979 y 2003, la tasa global de fecundidad se redujo de 6.2 a 3.8
hijos por mujer a nivel nacional. La reducción en la fecundidad se dio principalmente en
áreas rurales. En el quinquenio 1998-2003 disminuyó en promedio en casi un hijo, luego
de haberse mantenido por encima de 6 hijos por mujer desde 1989. En áreas urbanas la
reducción fue mayor en el quinquenio 1994-1998, es importante considerar que la
reducción de la fecundidad estuvo positivamente relacionada con el proceso de
urbanización; al respecto (Berman & Rzakhanov, 2000) mencionan la existencia de un
“proceso asimilación” referido a la adopción de las tasas de fecundidad del lugar de
destino, de las mujeres migrantes.

Gráfico 5
Tasa Global de Fecundidad según región
ecológica y área geográfica
1979-2003
7
6
5
4
3
2
1
0
1979 1984 1989 1994 1998 2003
Total Urbano Rural
Altiplano Valles Llanos

Fuente: Elaboración propia en base a ENDSA, 1989-1994-2003


Nota: El indicador corresponde al trienio anterior a cada encuesta, excepto
para 1979 y 1984 que se basa en información de los quinquenios anteriores.

El descenso de la fecundidad global, entre otros factores, ha alterado la estructura


demográfica pues entre 1976 y 2001 se redujo la proporción de menores de 5 años a nivel
nacional de 16% a 13%. Pese al significativo descenso de este indicador en las últimas
décadas Bolivia aún mantiene una tasa elevada, una comparación de este indicador entre
países de la región de distinto IDH revela que a partir de niveles de desarrollo humano
medio “alto” la tasa de fecundidad pasa el umbral de los 3 hijos (anexo 2.1)

13
2.2 Mortalidad y urbanización

Esta sección describe los cambios en la supervivencia infantil y de niños menores de 5


años en base al análisis de la evolución de las tasas de mortalidad infantil y en la niñez12
utilizando como fuente cuatro publicaciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)
en a base a Encuestas Nacionales de Demografía y Salud (ENDSA)13. El análisis
retrospectivo de este indicador para Bolivia presenta dificultades debido a las diferencias
en la metodología y periodos considerados por las distintas fuentes de información (INE,
2003b).

Gráfico 6
Mortalidad Infantil y en la Niñez
1998-2003 En la niñez
140
130 131 Infantil
120 110
110
100
90 75
80 94
70 82
60 54
50
40
30
20 Meta 2015
10
0
1988-1993 1993-1998 1998-2003

Fuente: Elaboración propia en base a ENDSA (2003).

En 1990, se estableció la meta del milenio de reducir la mortalidad de menores de 5 años


en dos tercios hasta el 2015. Considerando la TMM5 reportada para el quinquenio 1988-
1993, la meta implica alcanzar una tasa 43 cada mil nacidos vivos. El gráfico 6 muestra
que la reducción de la tasa de mortalidad en Bolivia ha sido significativa, desde 1998 se
redujo en 43%. Esta reducción en la probabilidad de muerte en la niñez se dio en un
contexto de alta urbanización, en 25 años el número de niños en áreas rurales se mantuvo
casi constante pasando de 454 mil a 461 mil; mientras que en áreas urbanas creció cerca
de 400 mil. Pese a las evidentes diferencias urbano-rurales en el desempeño de este
indicador, la mayor urbanización no ha garantizado per-se una menor tasa de mortalidad;
por ejemplo, la metodología de muestreo para el 2003 permite distinguir la probabilidad
de muerte en la niñez entre áreas de diferente grado de urbanización revelando que entre

12
La mortalidad infantil se expresa como el número de muertes por cada mil nacidos vivos menores de 1
año. La mortalidad en la niñez se refiere más bien al número de muertes ocurridas antes de cumplir los 5
años, por cada mil nacidos vivos menores de 5 años.
13
Las rondas disponibles de las ENDSAS corresponden a 1989, 1994, 1998 y 2003.

14
áreas urbanas son las “periurbanas”14 las que registran mayores tasas de mortalidad
infantil y en la niñez; incluso en comparación con el “resto urbano”.

Es importante recordar que los niveles hoy alcanzados en este indicador se encuentran
muy por debajo del promedio de la región; por lo tanto, el problema de mortalidad
infantil y en la niñez en Bolivia trasciende el logro de los ODM y debiera ser considerada
una política de estado de alta prioridad. Adicionalmente, la mortalidad varía mucho entre
regiones especialmente entre áreas urbanas y rurales. La brecha es tan grande que revela
un atraso promedio en áreas rurales de más de 15 años con relación a las áreas urbanas,
pese a que el último quinquenio hubo una reducción importante de esta brecha (gráfico
7). Según INE (2003), la brecha urbano-rural es mayor para la TMM5 en comparación a
la correspondiente a la mortalidad infantil, pues la mortalidad después del primer año está
más relacionada a factores socio-económicos y ambientales que afectan con mayor
intensidad a niños y niñas de las localidades rurales (los indicadores de saneamiento
básico y agua potable lo confirman).

Gráfico 7
Mortalidad de niños y niñas menores de 5 años
según área de residencia
1984-2003
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
1984-1989* 1989-1994* 1994-1998* 1998-2003**
Urbano Rural
Total ENDSA 2003 Total ENDSA 1998

Fuente: Elaboración propia en base a ENDSA, 1998-2003.


Nota: Para la evolución de la mortalidad a nivel nacional, se muestran
resultados en base a las estimaciones de las ENDSAS 98 y 2003.
* Las estimaciones de áreas urbanas y rurales corresponden a la ENDSA (1998).
**Todas las estimaciones de áreas urbanas y rurales corresponden a la ENDSA (2003).

14
La ENDSA (2003) define como áreas peri-urbanas son los centros urbanos que se encuentran en la
periferia de las cuatro ciudades más grandes (La Paz, Santa Cruz, El Alto y Cochabamba)

15
La expansión y distribución territorial de los niños menores de 5 años

La distribución y expansión de la población menor de 5 años fue distinta entre regiones y


al interior de cada una de ellas estableciendo patrones diferenciados por región, como se
describió anteriormente. En el altiplano, el 100% del incremento del número de niños
menores de 5 años, entre 1976 y 2001, se dio en áreas urbanas, especialmente en los
centros urbanos mayores. En localidades rurales las tasas de crecimiento fueron
negativas. En los valles el crecimiento fue positivo en centros urbanos mayores,
intermedios y rurales altos. La expansión fue especialmente importante en los centros
urbanos intermedios (con un crecimiento importante en esta región ecológica); de la
misma manera, reforzando la alta proporción de niños residiendo en áreas rurales el 20%
del crecimiento en 25 años se dio en estas áreas. Finalmente en los llanos, el incremento
del número de niños fue positivo en todos los centros independientemente del grado de
urbanización, aunque la expansión en áreas urbanas fue mucho mayor. Esta distribución
desigual de niños y niñas menores de 5 años generó presiones de diferentes en la
demanda de servicios básicos relacionados al cuidado de los niños (ver anexo 2.2).

Pese a que la evolución de la supervivencia de los niños es y ha sido heterogénea según


regiones ecológicas, se observa un descenso importante desde 1989 (gráfico 8). En los
llanos la supervivencia de los niños ha sido históricamente mayor en comparación a la
registrada en valles y altiplano; pese a la significativa expansión de la población en estas
localidades15 que pudieron generar desequilibrios importantes entre oferta y demanda de
servicios básicos. Sin embargo, es especialmente en estas localidades donde prevalecen
condiciones más favorables desde el punto de vista de condiciones socio-económicas y
ambientales (es el caso del mayor acceso a saneamiento mejorado en comparación a otras
regiones). La mayor supervivencia de niños en localidades de esta región puede también
estar relacionada con el hecho de que el 90% del incremento de la población menor de 5
años se dio en áreas urbanas donde las posibilidades de acceso a servicios de salud y
saneamiento básico son mayores. Pese a que en el altiplano existe una proporción similar,
de niñas y niños en áreas urbanas, a la de los llanos, las condiciones de acceso a
saneamiento mejorado son claramente más precarias16.

La información muestra también diferencias entre departamentos. Oruro y Potosí son los
casos más extremos de mortalidad infantil y en la niñez con tasas que superan 100 por
cada mil nacidos vivos entre los niños y 80 en el caso de los menores de 1 año; estos
departamentos están conformados principalmente por localidades altiplánicas. Beni y
Pando, pertenecientes más bien a los llanos tenían tasas de mortalidad de 52 por cada mil
nacidos vivos en la niñez y de 33 en los menores de 1 año, representaban el otro extremo
en términos de mejores condiciones.

15
La población menor de 5 años se duplicó entre 1976 y 2001.
16
Una característica que pudiera influir en la mayor probabilidad de muerte en el altiplano se refiere a la
educación de las mujeres, en el altiplano: 41.5% de las mujeres de más de 25 años no tienen años de
escolaridad o logran como máximo la primaria frente a 33.9% en los llanos

16
Gráfico 8
Mortalidad de niños y niñas menores de 5 años
según región ecológica
1989-2003
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
1989-1994* 1994-1998* 1998-2003*
Altiplano Valle
Llano Total ENDSA 2003
Total ENDSA 1998

Fuente: Elaboración propia en base a ENDSA, 1998-2003.


Nota: Para la evolución de la mortalidad a nivel nacional, se muestran resultados.
En base a las estimaciones de las ENDSAS, 1998 - 2003.
* Corresponde a estimaciones según ENDSA del último año del quinquenio.

Diferencias según factores socioeconómicos y de desarrollo humano

Varios estudios realizados en Bolivia acerca de causas y determinantes de diferencias en


la mortalidad infantil permiten sintetizar la existencia de varios factores principales (INE,
2003b). Las muertes infantiles se deben principalmente a enfermedades gastrointestinales
y respiratorias agudas; más del 60% de las muertes de los niños se deberían a las
mencionadas enfermedades.
Cuadro 1
Mortalidad de menores de 5 años
Según pobreza del hogar y educación de la madre
( por cada mil nacidos vivos)
2003
Según quintil de Según educación de la
riqueza del hogar madre
Inferior 105
Segundo 85 Sin escolaridad 128
Intermedio 65 Primaria 81
Cuarto 61 Secundaria 47
Superior 32 Superior 37
Total 75 Total 75
Fuente: Elaboración propia en base a ENDSA (2003).

La mortalidad infantil y en la niñez ha alcanzado históricamente máximos en hijos de


mujeres sin años de escolaridad acumulados. Datos al 2003, revelan que la educación de
la madre es la característica que mayores diferencias produce en la probabilidad de
mortalidad de los niños; los niños de madres sin escolaridad tenían una probabilidad de
morir antes de cumplir los cinco años de 128 por mil versus 37 por mil en el caso de

17
niños de madres con educación superior (los hijos de madres en nivel de primaria morían
a una razón de 81 por mil, mientras que aquellos con secundaria de 47)17.

Los hallazgos también revelan diferencias importantes según el grado de pobreza y


marginación de los hogares y del lugar de residencia. En hogares pertenecientes al quintil
inferior de riqueza más de 105 por cada mil nacidos vivos no sobrevive más allá de los 5
años, mientras que entre los hogares más ricos esta magnitud es incluso inferior al del
grupo de mujeres con educación superior. El desempeño de este indicador es tan precario
que incluso para el cuarto quintil la mortalidad duplica el promedio de los países de
América Latina y El Caribe.

La ENDSA (2003) además revela que el riesgo de mortalidad es mayor entre los niños en
comparación con las niñas; pues la probabilidad de muerte infantil y en la niñez son 57 y
76 entre los niños, frente a 50 y 74 entre las niñas. La diferencia se da principalmente en
el primer año de vida.

2.3. Acceso a educación y cambios demográficos de la población en edad escolar

“The effectiveness of freedom as an instrument lies in the


fact that different kinds of freedom interrelate with one
another, and freedom of one type may greatly help in
advancing freedom of other types” (Sen,1999)

Dos de los ODM relacionados con la infancia tienen que ver con los avances en
educación; en primer lugar el logro de la educación primaria universal supone velar por
que todos los niños y niñas terminen un ciclo completo de enseñanza primaria, en
segundo lugar el logro de la igualdad de género en educación espera eliminar las
desigualdades de género en todos los niveles de enseñanza hasta el 2015. Al margen del
logro educativo en cuanto ODM es relevante su característica de “oportunidad social”, al
respecto Sen (1999) afirma que las libertades instrumentales contribuyen a la capacidad
de las personas de vivir más libremente, pero adicionalmente sirven para complementarse
entre si; en este sentido una mayor educación facilita no sólo afecta la vida privada sino
que facilita una participación más efectiva en actividades políticas y económicas.

En este sentido, el impacto de la acumulación de capital humano para el desarrollo ha


sido largamente analizado en cuanto a las desigualdades de ingreso entre e intra-grupos
que se intenta explicar por las diferencias en la acumulación de este factor (Becker,
1993). Otros han identificado como determinante de las diferencias salariales entre
trabajadores o de ingresos entre países a las diferencias del capital humano de los
trabajadores, mediante el análisis del efecto del “trabajo calificado” y “trabajo no
calificado” en la producción (Krusell et Al, 1997). Pero más allá de las externalidades y
beneficios para la sociedad en su conjunto existe una relación más directa entre padres e
hijos cuyas particularidades se rescatan en Borjas (1995).

17
Incluso el promedio de mortalidad de niños de madres con educación superior supera a la media
alcanzada para toda la región.

18
La situación del logro educativo en dos indicadores para 12 países de la región muestra
una relación positiva entre IDH y logro educativo. Resaltan los casos de Nicaragua,
Honduras y Haití países con IDH más bajo que logran una menor cobertura en la
matrícula primaria y un menor porcentaje de logro al quinto año; las magnitudes para
ambos indicadores se sitúan muy por debajo del promedio de países de la región con
distinto nivel de desarrollo humano. Bolivia, en cuanto a cobertura, es uno de los países
que ha alcanzado un 90% de cobertura en la matricula a primaria; sin embargo, más del
15% de los niños y niñas en edad escolar aún no logran acumular 5 años de este ciclo
(anexo 2.3).

En esta sección se analizan indicadores de acceso y logro educativo desde 1976 en base a
información disponible en los censos, los resultados muestran avances significativos a
nivel nacional en 25 años (cuadro2). En primer lugar, la tasa neta de asistencia escolar18
muestra una mejora de casi 20% a nivel nacional, este indicador mejoró de 69% en 1976
a 87% en el 2001. En segundo lugar, el rezago escolar19 se redujo en más de 50% en el
periodo mencionado pasando de 43% a 19%; en tercer lugar, hubo una ganancia en la
acumulación de capital humano durante la niñez equivalente a 3.4 años de estudio20.
Pese a estas mejoras, los resultados revelan diferencias significativas entre grupos de
edad, según sexo, según lugar de residencia; éstas serán analizadas más adelante.

Cuadro 2
Evolución de indicadores de logro educativo
1976-2001

Indicador 1976 1992 2001


Asistencia escolar* 69% 79% 87%
Rezago escolar* 43% 25% 19%
Años de escolaridad** 5.4 7.5 8.8
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01.
Nota: *La asistencia escolar corresponde al % de niños y niñas entre 6 y 17 años que
asistían a un centro educativo en el momento del CENSO.
**Corresponde a la acumulación de años de escolaridad de jóvenes de 18 años cumplidos
(Cuantos años de escolaridad acumularon durante la niñez).

La cambiante distribución de la población ha causado presiones de demanda educativa


distintas según región y área geográfica. Por ejemplo, hubo localidades que tuvieron una
intensa expansión de la población en edad escolar, frente a otras donde ésta se redujo.
Estos cambios han implicado una vulnerabilidad específica a nivel local por la oferta y
demanda de servicios educativos, entre otros.

18
La tasa neta de asistencia escolar se refiere al porcentaje de niños y niñas entre 6 y 17 años que asistían a
un centro educativo en el momento del CENSO.
19
El rezago escolar se refiere al % de niños y niñas entre 6 y 17 años que asisten al menos un nivel inferior
al correspondiente para su edad.
20
Esta situación no quiere decir que se haya alcanzado la meta del milenio de lograr que todos los niños
culminen 5 u ocho niveles de la primaria, pues el indicador es un promedio de los años de escolaridad
alcanzados por aquellos que dejaron de ser niños (población con 18 años cumplidos al momento del
CENSO).

19
Niños y niñas en edad escolar: expansión, redistribución y urbanización

En términos absolutos el número de niños en edad escolar se expandió de 1,3 a 2,4


millones entre 1976 y 2001; la expansión en los llanos fue de casi medio millón de niños
y niñas frente a un poco más de 250,000 en el altiplano y alrededor de 350,000 en los
valles. La distribución resultante concentraba más de 933 mil niños y niñas en localidades
de los valles (cuadro 3).
Cuadro 3

Niños y niñas en edad escolar y % en áreas urbanas,


según región ecológica
1976-2001
Región Niños en edad escolar % en áreas urbanas
1976 1992 2001 1976 1992 2001
Altiplano 500,157 659,065 765,292 53 66 69
Valles 580,125 757,124 933,335 28 41 45
Llanos 262,046 486,616 707,824 51 71 75
Total 1,342,328 1,902,805 2,406,451 42 58 61
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01.

Para el 2001 la mayor expansión en los llanos coincidió con una mayor urbanización,
mientras que en los valles aún se daba un predominio rural21. El mismo año más de 800
mil niños en edad escolar residían en localidades rurales altas enfrentando las
limitaciones de acceso a servicios características de las mismas (largas distancias al
centro educativo, ausencia de todos los niveles de enseñanza, infraestructura escolar de
mala calidad, entre otros). En centros urbanos del altiplano el 50% de niños y niñas
(cerca de 400 mil) residían en las ciudades de La Paz y El Alto. En los valles urbanos
resalta la importancia de las ciudades intermedias (especialmente en las más grandes:
Chuquisaca, Tarija, Sacaba, Yacuiba y Tiquipaya). Finalmente, en los llanos cobran
importancia especial los centros urbanos menores que concentran 130 mil niños y niñas
en edad escolar; es decir 18% de los que residen en los llanos.

a) Logro educativo y urbanización

Esta sección analiza el acceso y logro educativo de niños y niñas desde 1976 en el
contexto heterogéneo de distribución de la población en edad escolar entre regiones e
intra-regional descrito en el recuadro precedente. En general, el acceso a educación ha
estado positivamente correlacionado con el grado de urbanización, así lo muestra la
evolución de los indicadores de asistencia y rezago escolar; también es evidente la
tendencia a la reducción de diferencias entre estos grupos de localidades en los 25 años
de análisis. Por ejemplo, entre 1976 y 2001 la brecha entre centros urbanos mayores y

21
Si la tendencia de los últimos 10 años se mantiene, la proporción de niños en edad escolar en los valles
recién atravesaría el umbral urbano alrededor del 2015.

20
áreas rurales altas en la tasa de rezago escolar era de 30% frente a casi 10% el 2001
(gráfico 9); con la tasa de asistencia escolar ocurrió algo similar, pues la brecha entre las
localidades más urbanas y las más rurales se redujo de 26% a 13% en el mismo periodo
(gráfico 10).

Los gráficos revelan que en 25 años fueron las áreas rurales las que lograron mayores
mejoras; considerando la expansión de la población en edad escolar en áreas urbanas no
deja de ser significativa la mejora en estas localidades. Gran parte de la mejora en la tasa
de asistencia escolar se dio gracias a la mejora en áreas rurales altas donde el salto fue de
23% frente a un promedio de 8%. La mejora fue también mayor en estas áreas en el caso
del rezago escolar (26% frente a un promedio de 19%).

Gráfico 9
Tasa de asistencia escolar según grado de urbanización
1976-2001
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40% 1976
30% 1992
20% 2001
10%
0%
Urbano Urbano Urbano Rural Rural alto
Mayor Intermedio Menor amanzanado

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

Gráfico 10
Niños y niñas en edad escolar con al m enos un año de
rezago, según grado de urbanización
1976-2001
70%
60%
50% 1976
40% 1992
30% 2001
20%
10%
0%
Urbano Mayor Urbano Urbano Menor Rural Rural alto
Intermedio amanzanado

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01.

Esta relación positiva entre mayor urbanización y mayor acceso a educación no se


cumple necesariamente, es el caso de las localidades de los llanos, donde pese a que
existe una importante concentración de niños y niñas en edad escolar en áreas urbanas
(más que en el altiplano) los indicadores de educación son los mejores a nivel nacional
(ver anexo 2.3). Por lo tanto, otros factores más allá de la urbanización relacionados con

21
factores de oferta pudieran estar en el origen de las diferencias mencionadas, pues si bien
el proceso de urbanización de la población en edad escolar fue más intenso en el primer
periodo intercensal, no todas las mejoras en educación fueron mayores en ese periodo.
Una conclusión que surge de este análisis es que aparentemente una vez logradas mejoras
importantes coincidentes con la urbanización las mejoras por esta causa son menos
inerciales. En todo caso es evidente, que la relación en forma de U entre urbanización y
desarrollo no se cumple en todas las dimensiones del desarrollo.

b) Diferencias más allá de la urbanización

Los niños y niñas de las localidades del altiplano tienen y han tenido históricamente
mayores tasas de asistencia escolar y menor tasa de rezago (anexo 2.3). El 2001, 91% de
niños y niñas del altiplano asistía a la escuela frente a 86% en llanos y 84% en los valles.
Pese a que este orden regional se mantuvo desde 1976 las diferencias entre regiones se ha
ido disipando. De manera similar, fueron los niños del altiplano los con menores tasas de
rezago escolar, pues para el 2001, este indicador era de 15% en el altiplano frente a 21%
y 22% en valles y llanos respectivamente. No obstante, fueron las regiones con menor
desempeño de los indicadores educativos al inicio del periodo, las que lograron los
mayores saltos en 25 años, corroborando de esta manera la teoría de la convergencia.

Acceso a educación, un problema intenso en la adolescencia

La situación y transformaciones en el logro educativo de los niños en Bolivia revelan una


heterogeneidad importante entre grupos de edad. El análisis diferenciado según niños en
edad de asistencia a la primaria (de 6 a 13 años) y en edad de asistencia a la secundaria
(de 14 a 17 años) muestra una brecha importante independientemente de la región o el
tamaño de la localidad de residencia.
El cuadro 4 muestra un mejor desempeño de los indicadores de asistencia escolar y
rezago en el grupo de niños entre 6 y 13 años en comparación a los adolescentes (de 14 a
17 años) mientras el 92% de los primeros asistía a la escuela y sólo 15% estaban
rezagados en el segundo grupo las magnitudes alcanzaban 74% y 32% respectivamente.

Cuadro 4

Asistencia y rezago escolar según grupo de edad


1976-2001
(%)
1976 1992 2001
Asistencia escolar 75% 85% 92%
6 a 13 años
Rezago escolar 37% 21% 15%
Asistencia escolar 53% 64% 74%
14 a 17 años
Rezago escolar 63% 38% 32%
Asistencia escolar 69% 79% 87%
6 a 17 años
Rezago escolar 43% 25% 19%
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

22
El análisis por región ecológica, muestra que las diferencias identificadas anteriormente
se deben principalmente a la brecha en el grupo de niños en edad de secundaria, las
diferencias urbano-rurales son importantes en ambos grupos (ver anexo 2.3). Son los
adolescentes de los valles los con mayores probabilidades de inasistencia y rezago
escolar, en esta región 23% no asistía a la escuela el 2001 mientras que 37% de los que
asistían tenían al menos 1 año de rezago escolar. En términos absolutos, 89 mil
adolescentes no asistían a la escuela frente a 44 mil en el altiplano y 55 mil en los llanos.
Gran parte del problema de la inasistencia escolar y del rezago se concentra en
localidades de los valles donde un porcentaje importante de la población en edad escolar
vive en áreas rurales. De la misma manera, las diferencias entre localidades de diferente
grado de urbanización se deben mayoritariamente a las diferencias en el grupo de niños
en edad de secundaria (anexo 2.3).

De lo anterior se desprende que las decisiones familiares respecto a la acumulación de


capital humano en los niños tienen un sesgo en la primaria implicando una baja
valoración del retorno en la secundaria y/o la existencia de restricciones presupuestarias
tales que impiden la continuidad en la decisión de enviar a los hijos a la escuela.

2.4. Diferencias de género en educación

El logro de la igualdad de género en todos los niveles de enseñanza es una de las metas
del milenio establecidas para el 2015. Además de la importancia del capital humano en
el desarrollo, es importante resaltar el impacto de las diferencias de género en capital
humano en las diferencias salariales y en las posibilidades de desarrollo de las
capacidades de las mujeres (Blau, 1992; IDH, 2002). Finalmente, el desarrollo de las
libertades instrumentales de las mujeres no sólo afecta al gozo individual de otras
libertades; también afecta de manera concreta el gozo de las libertades instrumentales de
los niños; así lo revelan las condiciones de supervivencia y de trabajo infantil analizadas
en este documento.

A nivel nacional Bolivia ha mostrado una tendencia hacia la igualdad de género en el


desempeño de indicadores educativos desde 1976. El cuadro 5 muestra la relación entre
el logro en niños con respecto al logro en niñas, en tres indicadores: la asistencia escolar,
el rezago y los años promedio de escolaridad acumulados durante la niñez. Los tres
resultados muestran una disparidad de género que se redujo significativamente desde
1976; especialmente en la asistencia escolar que era el indicador que mayores diferencias
de género revelaba (mientras en 1976, 85 niñas asistían a la escuela por cada 100 niños,
el 2001 98 por cada 100 niños lo hacía).

23
Cuadro 5
Indicadores de educación de las niñas
con respecto al % de niños
1976-2001
1976 1992 2001

Tasa de Asistencia escolar 85% 94% 98%

Rezago escolar 95% 97% 97%

Años promedio de escolaridad 0.7 0.9 0.9


Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

Entre 1976 y 2001 la mejora en la asistencia escolar fue importante, la brecha a la meta se
redujo de 15 a 2. Como se desarrolló en la sección anterior, la mayor parte de los atrasos
en educación se deben al menor desempeño en niños mayores; para la igualdad de género
la situación se repite pues la desigualdad se debe en gran medida a las diferencias en el
grupo de adolescentes (gráfico 11). Si bien aún no se logra la igualdad de género en la
educación es importante mencionar que desde 1976 los indicadores de las niñas
mejoraron más que los de los niños, en la tasa de asistencia, por ejemplo, la mejora fue de
23% frente a 14% en el caso de los niños.

Gráfico 11
Tasa de asistencia escolar de niños con relación a
niñas según grupo de edad
1976-2001
Tasa de asistencia escolar

6 a 17
años
2001
14 a 17 1992
años 1976

6 a 13
años

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

Finalmente, es importante mencionar que la desigualdad de género no es igual en todo el


territorio nacional. De hecho en los indicadores analizados el altiplano muestra los peores
indicadores de logro educativo en términos de equidad de género en todos los grupos de
edad y en todos los indicadores. Desde el inicio del periodo analizado, las diferencias
entre regiones mostraban una situación de menor inequidad de género en localidades de
los llanos, esta situación aventajada se mantuvo durante 25 años aunque con una
significativa reducción de la brecha que pasó de casi 15 en 1976 a 3 en el 2001 entre
valles y altiplano con respecto a los llanos (ver gráfico 12). La mayor equidad en los
llanos se debe también a la menor brecha entre niños en edad de primaria y aquellos en

24
edad de secundaria la brecha en localidades de los llanos en la equidad de género es
claramente menor, revelando una mayor brecha también a la meta del milenio (4, frente a
6 y 7 en valles y altiplano respectivamente).

Gráfico 12
Tasa de asistencia escolar de niñas con respecto al %
de niños según región ecológica 1976-2001

100

80

60

40

20

0
1976 1992 2001

Altiplano Valles Llanos Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

A diferencia de indicadores de logro educativo, la equidad de género no parece estar


relacionada únicamente con el grado de urbanización, pues históricamente han sido las
localidades urbanas mayores y las áreas rurales altas las que mayores índices de
desigualdad en educación han tenido. El Gráfico 13 revela esta situación a nivel agregado
aunque en las tres regiones son los centros urbanos intermedios, los centros urbanos
menores y las áreas rurales amanzanadas las que poseen los índices de inequidad menos
elevados. La ausencia de un patrón de relación entre la equidad de género en educación
resalta la necesidad de analizar esta variable desde una perspectiva cualitativa.

Los saltos más importantes en equidad de género en educación lo dieron las áreas rurales,
especialmente de valles y altiplano. En el grupo niños en edad de secundaria la brecha es
mayor en áreas urbanas mayores; revelando la situación de las adolescentes en áreas
urbanas mayores especialmente de altiplano y valles como uno de los grupos más
vulnerable al incumplimiento del derecho a la escuela. Esta importante mejora en los
indicadores rurales probablemente podría estar asociada a decisiones que preceden
procesos migratorios para los cuales tanto niños como niñas requieren estar más
preparados en términos de acumulación de capital humano; los resultados de un análisis
cualitativo ayudarían a confirmar esta hipótesis.

25
Gráfico 13
Tasa de asistencia escolar niñas con respecto al % de
niños según grado de urbanización
1976-2001
100

80

60

40

20

0
1976 1992 2001
Urbano Mayor Urbano Intermedio Urbano Menor
Rural amanzanado Rural alto Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

En todo caso, los resultados revelan que la valoración de la educación de las mujeres ha
ido mejorando en el tiempo; esta situación puede explicarse, en parte, por la creciente
participación de las mujeres en el mercado de trabajo, así como por el posicionamiento de
de la igualdad de oportunidades entre sexos.

2.5. Mejoras en la calidad de vida de los niños: vivienda y saneamiento adecuado

Los cambios socio-demográficos y socio-económicos ocurridos entre 1976 y 2001, en


algunos casos, fruto de las condiciones de extrema pobreza en determinadas regiones del
país, intensificaron sin lugar a dudas las graves de privaciones en determinados grupos de
la población. Estas características afectan de manera particular a los niños pues deben
enfrentar un clima educativo precario por las limitaciones en el acceso a libertades
instrumentales básicas.

26
La pobreza como origen de privación de los derechos

Gran parte de los problemas de privación que enfrentan los niños están directamente
relacionados con el primer Objetivo del Milenio que consiste en la erradicación de la
pobreza extrema y el hambre. La pobreza se traduce sin lugar a dudas en una de las
principales causas de privación de los derechos humanos. El gráfico 14 muestra
condiciones extremas de privación de derechos entre niños bolivianos, condiciones
ilustradas por indicadores simples para educación, vivienda y saneamiento básico que
fueron diseñados en base a situaciones de “privación grave” planteadas por el Estado
Mundial de la Infancia, 2005. En cuanto a la privación material que enfrentan los
niños, la carencia de una vivienda y saneamiento adecuados se constituyen en los
principales. Al igual que en otras regiones del mundo, esta situación de privación se
acentúa en áreas rurales.
Grafico 14

Privación grave entre menores de 18 años, 2001

Saneamiento 36.7

Agua 31.1

Vivienda 35.1

Inasistencia escolar 13.2

Analfabetismo 2.6

0 5 10 15 20 25 30 35 40

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 2001.

27
En esta sección se analiza la evolución de dos componentes del Índice de NBI; el primero
está relacionado a las condiciones de la vivienda de los niños en base a dos
características: el material del techo y la condición de hacinamiento; el segundo
componente se refiere al acceso de los niños y niñas a saneamiento básico en sus
viviendas. El análisis sobre el acceso de los niños y niñas a bienes y servicios necesarios
para sobrevivir es importante ya que la privación material se constituye en uno de los
factores fundamentales de las elevadas tasas de mortalidad infantil y en la niñez.

Gráfico 15
Niños y niñas con carencia de vivienda y
saneamiento básico apropiados
90% 1976-2001
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1976 1992 2001
Techo inapropiado Hacinamiento
Saneamiento inapropiado

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

El gráfico 15 muestra que en términos relativos las carencias de techo apropiado y


saneamiento básico se redujeron a la mitad en 25 años. Las mejoras no fueron
homogéneas en el tiempo; la carencia de un techo apropiado parece haber mejorado más
en el primer periodo intercensal, mientras que las condiciones de hacinamiento y de
saneamiento muestran mejoras similares en ambos periodos intercensales. Estas formas
de privación material el 2001 afectaban en el caso de saneamiento a 1.3 millones de niños
y niñas, mientras que más de 800 mil niños y niñas vivían en viviendas con techo
inapropiado o en condiciones de hacinamiento.

a) Niños en condición de hacinamiento

Entre otros factores, el índice de NBI clasifica la condición de “vivienda adecuada” en


función al material de los techos y de la condición de hacinamiento de sus habitantes. El
límite establecido en el manual de la construcción del índice de NBI para 1992 y 2001
establece como mínimo aceptable la existencia de 2 dormitorios por cada cinco personas;
por lo tanto, personas que viven en viviendas donde existe un solo dormitorio para cada
cinco personas viven en condiciones de hacinamiento. Adicionalmente, las definiciones
funcionales de privación infantil (UNICEF, 2004) consideran privados de una “vivienda
adecuada” a todos los niños y niñas que comparten dormitorio con cinco personas o más .

28
El hacinamiento afectaba el 2001 a 1.3 millones de niños y niñas de los cuales más de
400 mil tenían menos de 5 años. El problema se concentraba en centros urbanos mayores
(34% de los niños en estas condiciones vivían en las ciudades de La Paz, Santa Cruz, El
Alto y Cochabamba) y localidades rurales altas donde se concentraba el 35% de los casos
de hacinamiento. Las condiciones de hacinamiento de los niños y niñas varían entre
zonas urbanas y rurales. Desde 1976, las condiciones de hacinamiento han disminuido en
todo el territorio nacional, aunque son las localidades rurales y las urbanas menores las
que mayores mejoras en las condiciones de hacinamiento de los niños han tenido.

Así como los valles concentran a la mayor parte de la población menor de 18 años,
también concentran 39% de los casos de hacinamiento entre los niños. El porcentaje de
niños en estas condiciones han sido históricamente un poco menor en promedio en
localidades del altiplano; aunque en el caso de los centros urbanos el % de niños
hacinados era menor en localidades de los valles. En las localidades rurales altas, donde
los niños sufren de hacinamiento en mayores proporciones, son más bien los niños de los
valles lo que más sufren de esta privación. El 2001, 52% de los niños en los valles rurales
altos vivían en condiciones de hacinamiento frente a 45% y 47% en altiplano y llanos
respectivamente.

Gráfico 16
Niños y niñas en condición de hacinamiento
según grado de urbanización del lugar de residencia
1976-2001
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
1976 1992 2001
Urbano Mayor Urbano Intermedio Urbano Menor
Rural amanzanado Rural alto Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

Pese a que son las áreas urbanas las que cuentan con menores proporciones de niños con
esta carencia; son los centros urbanos mayores y las localidades rurales más dispersas las
que concentran las mayores proporciones de niños con esta carencia; esta es una de las
muchas formas en las que se manifiesta la “urbanización de la pobreza”.

29
b) Niños en viviendas con techo inadecuado

El segundo factor utilizado en el cálculo del componente de vivienda del índice de NBI
analizado en este capítulo, se refiere a las condiciones del techo de la vivienda. Según la
metodología (UDAPE, 2001) el límite utilizado para la determinación del “índice de
carencia de techos” considera una escala con un valor mínimo establecido para las
viviendas cuyo techo fue construido en base a paja, caña o palma. Es en función a esta
delimitación binaria que se analizó la carencia de “techos apropiados” para niños y niñas
desde 1976. La evolución del porcentaje de niños que viven en viviendas con “techo
inapropiado” muestra una mejora sustancial entre 1976 y 2001. El porcentaje de niños y
niñas enfrentando esta carencia pasó de 43% a 22%; pese a esta importante reducción el
CENSO (2001) reportaba más de 800 mil niños y niñas en viviendas con techo
inapropiado. Una vez más los valles concentran la mayor proporción de niños con esta
carencia; el 2001 47% de los niños en viviendas con techo inapropiado residían en los
valles.

La falta de acceso a una vivienda con techo adecuado afecta y afectó más intensamente a
los niños de localidades rurales, así lo revela el gráfico 17. Sin embargo, la mejora en el
acceso fue mayor en estas localidades. Pese a que esta situación de mayor carencia en
áreas rurales se reproduce en las tres regiones ecológicas son los niños y niñas de las
localidades de los valles los que muestra mayores desigualdades al interior de la región;
también son los más afectados independientemente del grado de urbanización del lugar
de residencia (anexo 2.5).

La mejora fue desigual entre localidades de distinto grado de urbanización del lugar de
residencia. Por ejemplo, entre las localidades rurales, las más dispersas redujeron la
proporción de 70% a 55% frente a las áreas rurales amanzanadas que pasaron de 40% a
17%. Por lo tanto, fueron los niños de áreas rurales más dispersas los que menos mejoras
experimentaron en relación a esta carencia.

Gráfico 17
Niños en viviendas con "techo inapropiado" a nivel nacional
1976-2001
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Urbano Urbano Urbano Rural Rural alto To tal
M ayo r Intermedio M eno r amanzanado
1976 2001

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-01

30
La situación relativa en los valles el 2001 era comparable a la de los llanos en 1992,
asumiendo un cambio lineal en el tiempo, comparable a la del altiplano de la década de
los 80. La mejora fue de una magnitud similar en las tres regiones, manteniendo
diferencias importantes entre las mismas. El 2001 la carencia de “techo apropiado”
afectaba a 17% de los niños en el 2001 frente a 35% en 1976.

Gráfico 18
Niños y niñas en viviendas con "techo inapropiado"
según región ecológica
1976-2001
60%

50%

40%

30%

20%

10%

0%
1976 1992 2001

Altiplano Valles Llanos Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 1976-1992-2001

La situación de los niños de los valles es, sin lugar a dudas, la más desaventajada pues se
mantuvieron desde 1976 en peores condiciones en comparación al promedio nacional.
Las diferencias entre zonas urbanas y rurales son especialmente importantes. Finalmente,
los llanos muestran las diferencias menos marcadas entre localidades de distinto grado de
urbanización. En las localidades urbanas intermedias aún se observa un elevado
porcentaje (18%) de niños en viviendas con techo inapropiado.

c) La privación de saneamiento adecuado en la vivienda

El acceso a saneamiento básico forma parte del objetivo del milenio orientado a
garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. La meta fijada al 2015 consistía en
reducir desde 1990 a la mitad el porcentaje de personas que carecen de este servicio. Esta
carencia se constituye en otro ejemplo claro de como las libertades se refuerzan entre-si
pues la falta de saneamiento adecuado contamina el agua haciendo más vulnerables a los
niños a contraer enfermedades y los expone a mayores riesgos de mortalidad, lo que en
definitiva implica afectar otras metas del milenio. Si bien el indicador analizado no
refleja la tenencia de un “servicio adecuado” refleja una condición de mayor precariedad
que se basa en la variable binaria de tenencia de servicio sanitario22. No solamente el
acceso a saneamiento forma parte de las definiciones funcionales de privación infantil y
de los ODM, sino que es también uno de los indicadores utilizados para la construcción
del índice de NBI.

22
La metodología para el cálculo del índice de NBI asigna el valor de 0 a los casos de no tenencia de baño.

31
Las condiciones de acceso a saneamiento básico de los niños mejoraron
significativamente en Bolivia entre 1976 y 2001 (Gráfico 19), el porcentaje de niños
enfrentando esta carencia se redujo a la mitad en 25 años pasando de 78% a 37% a nivel
nacional. La carencia de saneamiento adecuado afecta en términos absolutos al mismo
número de niños que sufren de hacinamiento en sus viviendas; el 2001, 1.3 millones de
niños vivían en hogares sin servicio sanitario de los cuales alrededor de 423 mil tenían
menos de 5 años; los niños menores de 5 años son los que más enfrentan esta carencia en
comparación al grupo entre 5 y 17 años. Las transformaciones en la privación de este
servicio fueron heterogéneas entre áreas urbanas y rurales; entre las localidades urbanas
se observa una tendencia a la reducción de diferencias; las localidades rurales muestran
diferencias significativas pues fueron las rurales altas (las con mayor carencia) las que
menos mejoras lograron desde 1976 (anexo 2.5).

Gráfico 19
Niños y niñas en hogares sin servicio sanitario
según grado de urbanización
1976-2001
100%
90%
80%
70%
60%
50%
1976
40%
30% 1992
20% 2001
10%
0%
Urbano Urbano Urbano Rural Rural alto
mayor intermedio menor amanzanado

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01.

Es evidente que la reducción ha sido mayor en el segundo periodo intercensal pese a que
se trata de un periodo cinco años más corto, se observa una mayor distancia entre las
curva para 1992 y 2001.

En 25 años se logró reducir esta carencia en la mitad solamente en localidades urbanas


que tuvieron una mejora superior a 60%, mientras que las localidades rurales mejoraron
en menos de la mitad el acceso de niños y niñas a saneamiento básico, esta situación la
ilustra claramente l cuadro m del anexo. En cuanto a la mejora a nivel de las regiones
ecológicas sólo los llanos tuvieron una mejora de más del 50%, entre 1976 y 2001 la
reducción fue de 3/4; en valles y altiplano la reducción del porcentaje de niños con esta
carencia fue del orden de 45%.

Por lo tanto, pese a la mejora generalizada las diferencias entre pisos ecológicos y áreas
geográficas aún son persistentes. La brecha entre regiones se acentúa especialmente en
áreas rurales, aunque en áreas urbanas no deja de ser significativa. En términos absolutos
en áreas urbanas la mejora fue mayor en el altiplano, en áreas rurales la mejora más
importante se dio en los llanos. Llama la atención y preocupa especialmente la situación
de los valles donde no sólo la mejora ha sido menor sino que el ritmo de la mejora fue
más lento.

32
Gráfico 20

Niños y niñas sin acceso a saneam iento básico


(%)
1976-2001

Total

Rural Llanos
Valles
Altiplano
Total
Urbano

Llanos 2001
Valles 1976
Altiplano

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01.

En definitiva, el análisis de las condiciones de vivienda y saneamiento básico revelan no


sólo las privaciones que enfrentan los niños, sino en general las precarias condiciones de
un contingente importante de la población boliviana. En este marco, las políticas públicas
debieran tender a acciones integrales y de largo aplazo para reducir de manera sostenida
los índices de pobreza en el país.

3. Hoy, dos derechos fundamentales vulnerados: protección y derecho a identidad

3.1. El trabajo de niños y adolescente en Bolivia

a) Perfil del trabajo infantil y adolescente

La necesidad de cubrir las necesidades básicas de subsistencia hace que muchos hogares
opten por la inserción de varios miembros del hogar al mercado laboral. En muchos casos
son los niños los destinados a cumplir este objetivo; las tasas de participación laboral de
mujeres y niños incrementaron significativamente luego de las políticas de Ajuste
Estructural en varios países de América Latina. La inserción temprana a la actividad
económica es una de las múltiples formas de expresión de la pobreza con repercusiones
importantes en el abandono escolar, así como puede constituirse también en un medio
que facilite la reinserción escolar o de costear los estudios; así lo revelan varios
testimonios de niños y niñas trabajadores (UNICEF, 2004 a-c).

Más allá de la supuesta mejora en las condiciones de vida futuras derivada de una mayor
acumulación de capital humano, la situación del trabajo de niños y sus implicaciones en
la educación se constituyen en una preocupación creciente en términos del alivio de la
pobreza en países en desarrollo (Pérez de Rada, 2003; Ravallion, 1999; Basu, 2001). Esta
problemática ha sido analizada ampliamente desde el punto de vista del proceso de
decisión basado en modelos de ecuaciones simultaneas para la decisiones de asistir a la

33
escuela y/o trabajar; utilizando como variables independientes características inherentes a
los niños y/o a sus hogares (Patrinos, 2002).

Según la Encuesta de Mejoramiento de Condiciones de Vida (MECOVI), el 2001 existían


en Bolivia 725,222 niños y niñas trabajadores. La tasa de global de participación23 era
entonces de 35%, un poco más de la mitad de la correspondiente a la de toda la Población
en Edad (PET). Ese mismo año más de 33,000 niños y niñas buscaban trabajo
(desempleados cesantes o aspirantes) pues la condición de actividad entre los niños se
caracteriza por bajas tasas de desempleo (96% de la PEA está ocupada). La inserción
temprana a la actividad económica es alarmante, y responde en general a la necesidad de
aportar al ingreso familiar; incluso entre el grupo de niños de 7 a 9 años la tasa de
participación es elevada (20%). Los niños y adolescentes trabajadores residen
especialmente en áreas rurales donde se concentra el 68% de los trabajadores, la tasa de
participación es también más elevada. La participación en una actividad laboral aumenta
en función a la edad y es también mayor entre los niños. El altiplano concentra la mayor
parte de los niños trabajadores (44%); mientras las localidades de los valles tienen la tasa
más elevada de participación.

Una dimensión importante del trabajo de los niños no puede ser capturada en base a la
información de la encuesta y se refiere a la participación de los niños y niñas en las tareas
del hogar y de crianza (trabajo no mercantil). Wanderley (2003), encuentra que las hijas
mujeres participan activamente en tareas cotidianas del hogar como: la preparación de las
comidas, el abastecimiento de alimentos y la definición del menú, a diferencia de lo hijos
varones; las hijas participan también mucho más en las tareas de crianza. Por lo tanto, si
bien en el trabajo mercantil la participación de los niños es mayor, esta situación se
revierte en el trabajo doméstico. El perfil sociodemográfico de los niños y adolescentes
trabajadores se describe en el cuadro 6.

23
La tasa global de participación corresponde al ratio entre Población económicamente activa
(PEA)/Población en edad e trabajar (PET).

34
Cuadro 6
Características socio-demográficas
de niños y adolescentes trabajadores
(2001)

Tasa de
participación
Características Ocupados % (%)
Sexo
Niños 407,575 56 38
Niñas 317,413 44 31
Grupos de Edad
7a9 127,175 18 20
10 a 13 280, 568 39 33
14 a 17 317,479 44 47
Lugar de residencia
Urbano 231,669 32 19
Rural 493,553 68 58
Altiplano 321,115 44 37
Valle 258,404 36 39
Llano 145,703 20 25
Total 725,222 100 35
Fuente: Elaboración propia en base a MECOVI (2001).

Otras características igualmente importantes parecen influir en la decisión de trabajar; por


ejemplo la MECOVI (2001) revela que el porcentaje de niños trabajadores que asisten a
la escuela es significativo; el 2001 cerca de 282 mil niños trabajadores asistían a la
escuela de éstos el 43% tenían entre 10 y 13 años, 20% entre 7 y 9 años y 37% entre 14 y
17 años. La necesidad de trabajar afecta por lo tanto a muchos niños que deben optar por
combinar actividades de estudio y de trabajo. Esta decisión permite que los niños no
sacrifiquen los ingresos futuros por los de hoy, es decir les permite anular el costo de
oportunidad de trabajar, asegurando también los ingresos presentes.

35
Determinantes econométricos del trabajo infantil en Bolivia

Un análisis econométrico de los determinantes del trabajo infantil en Bolivia (Perez de


Rada, 2003) encuentra que los factores que inciden en la caída de la probabilidad de
asistir a la escuela son precisamente aquellos que inciden en el aumento de la
probabilidad de trabajar. Los factores significativos son: i) características inherentes a los
individuos: edad, sexo y condición étnica ii) características de los hogares: educación y
origen étnico de los padres, cuyo efecto no es significativo más allá de las decisiones de
trabajo y asistencia escolar (no influyen por ejemplo, en la cantidad de horas trabajadas)
iii) características del lugar de residencia: vivir en áreas rurales y en los llanos aumenta la
probabilidad de trabajar.

Mediante modelos de determinación simultánea24 de las decisiones de asistir a la escuela


y trabajar los resultados revelan ciertas particularidades: la asistencia escolar y la decisión
de trabajar son sustitutos y dependientes de características del hogar como: educación del
jefe de hogar, número de hijos e ingreso familiar. Una especificación incluyendo el
trabajo de la madre revela además un importante grado de sustitución.
Finalmente, existe una correlación positiva entre salarios y horas trabajadas sugiriendo
que las decisiones de trabajo en los niños no responden solamente a la complementar los
ingresos del hogar sino que poseen también características de racionalidad económica.

Finalmente, la forma de inserción de los niños varía también en función a las


características ya descritas, si bien los niños desempeñan principalmente tareas como
trabajadores familiares sin remuneración o aprendices (83%), la estructura de la
ocupación por categoría ocupacional varía según sexo, edad y lugar de residencia. La
MECOVI (2001) muestra que las diferencias más importantes se encuentran entre áreas
urbanas y rurales. El empleo urbano de menores se caracteriza por una mayor
participación de los niños en las categorías de empleado y obrero en comparación a las
áreas rurales donde la participación de la categoría de trabajador familiar sobrepasa el
90%. El perfil ocupacional también varía según piso ecológico, especialmente en los
llanos donde los trabajadores familiares son menos frecuentes, siendo más comunes los
casos de niños “obreros”. Es posible que esta mayor semejanza con áreas urbanas se deba
a la mayor urbanización de los niños en los llanos, así como a las características del
mercado laboral rural de esta área, caracterizado por la predominancia del trabajo
asalariado (cuadro 3).

24
Las ecuaciones simultaneas se utilizan para controlar la endogeneidad entre las decisiones de asistencia
escolar y trabajo.

36
Cuadro 7

Distribución del trabajo de niños y adolescentes por categoría ocupacional


(%)
según áreas de residencia
(2001)
Área geográfica Piso ecológico Total
Categoría ocupacional
Urbano Rural Altiplano Valles Llanos
Obrero 10 4 2 8 11 6
Empleado 12 1 5 3 6 4
Cuenta propia 7 2 3 3 6 3
Tarbajador familiar o
aprendiz 61 93 88 83 71 83
Trabajadora del hogar 10 0 2 4 6 3
Total 231,669 493,553 321,115 258,404 145,703 725,222
Fuente: Elaboración propia en base a MECOVI (2001)

Entre niños y niñas las diferencias se deben principalmente a los centros urbanos, pues
mientras 8% de las niñas trabajan como “empleadas domésticas”, un similar porcentaje
de niños trabajan como obreros. La edad también influye en el tipo de inserción pues lo
niños más pequeños prácticamente solo se dedican al trabajo familiar sin remuneración,
mientras que a medida que saltan de grupo etareo reduce su participación en esta
categoría incrementando, especialmente el trabajo asalariado (las categorías de empleado
y obrero).

Cuadro 8
Distribución del trabajo de niños y adolescentes por categoría ocupacional
(%)
según sexo y edad
(2001)
Sexo Edad Total
Categoría ocupacional
Niñas Niños 7a9 10 a 13 14 a 17
Obrero 2 9 0 3 10 6
Empleado 4 4 1 3 6 4
Cuenta propia 2 4 1 2 6 3
Tarbajador familiar o aprendiz 84 82 97 90 71 83
Trabajadora del hogar 8 0 1 1 6 3
Total 317,413 407,809 127,175 280,568 317,479 725,222
Fuente: Elaboración propia en base a MECOVI (2001)

Más allá de las cifras del trabajo infantil es importante resaltar las condiciones de
violencia y explotación a las que miles de niños y niñas se someten para aportar al
ingreso familiar, algunas de estas se describen en la siguiente sección.

b) Las peores formas de trabajo infantil

Según UNICEF (2004) la privación material de los niños y niñas está en el origen de los
abusos que vulneran sus derechos, la pobreza material facilita la explotación de los niños
y niñas a través de las peores formas de trabajo infantil, la vulnerabilidad de estos niños
es más alta también a la explotación sexual y comercial. En Bolivia los niveles de

37
pobreza de la población inciden de manera significativa en la condición de vida de
muchos niños. Tres estudios de caso de trabajo infantil, realizados por UNICEF25,
ilustran las condiciones y características del trabajo infantil en Bolivia revelando un alto
grado de exposición a trabajos de alto riesgo. Estos trabajos violan derechos
fundamentales de los niños establecidos en Convenios Internacionales y las Leyes
Nacionales26, específicamente aquellos referidos a la explotación laboral y violencia que
ponen en riego la salud, educación, desarrollo físico, moral y social de los niños. Esta
sección caracteriza tres de las “Peores Formas de Trabajo Infantil y Violencia” ilustrando
la precariedad del trabajo infantil y el maltrato al que están expuestos bajo distintas
formas de explotación

Trabajo infantil en la minería artesanal

En los 7 municipios27 donde se concentra la minería artesanal se calcula que 3,800 niños
trabajadores forman parte de al población ocupada en esta actividad (10%). La población
menor de 18 años representa el 46% de la población total en las minas. La tasa de
participación es más alta en el grupo entre 14 y 18 años (56%) en comparación a la de los
grupos de los que tienen entre 10 y 13 años (20%) y de los niños menores de 10 años
(13%); ilustrando a nivel local las diferencias en a tasa de participación según edad.

El trabajo infantil en la minería artesanal28, se caracteriza por la participación de niños en


las distintas etapas en condiciones precarias e inseguras constituyéndose en prácticas que
violan sus derechos fundamentales, pues afectan a su desarrollo limitando el tiempo
dedicado a la educación y comprometiendo el desarrollo de sus “capacidades básicas” y
el futuro de sus “capacidades de agencia”.

Los niños participan principalmente en las siguientes actividades: cargar, trasladar y


seleccionar minerales; lavado de desechos en búsqueda de minerales trabajando al
interior e la mina o fuera de la misma en “relaveros” y “barranquilleros”29 (las
actividades que se realizan en estos depósitos y ríos son comúnmente tareas de mujeres
adultas y niños). Si bien el trabajo de los niños es por lo general en la superficie; existen
casos donde son requeridos al interior de la mina para ingresar a parajes muy angostos
para su explotación, la mayor parte del trabajo al interior de la mina los niños
desempeñan tareas como ayudantes, estos niños están altamente expuestos a la inhalación

25
El año 2003, UNICEF publicó tres casos entre las Peores Formas de Trabajo Infantil y violencia contra
niños y adolescentes.
26
Las Leyes internacionales violadas son: Convención de los Derechos del Niño (1989), el Convenio 182
de la Organización Internacional del Trabajo (1999)
Las nacionales: El Código del Niño, Niña y Adolescente (2000) y La Ley General del Trabajo.
27
Estos municipios se encuentran en los departamentos de Oruro, Potosí y La Paz. Estos municipios son;
Huanuni, Antequera, Siglo XX, LLallagua, Potosí, Atocha, Colquechaca y Tipuani.
28
La “minería artesanal” se desarrolló principalmente en los últimos años, luego de la “relocalización” de
los trabajadores mineros de las minas estatales (D.S. 21060), esta actividad requiere de una cantidad
importante mano de obra.
29
Ambas actividades forman parte de las actividades marginales de la minería en las aguas de escape de los
ingenios o los ríos.

38
de tóxicos, disparo de dinamitas y otros riesgos. En la bocamina trabajan en la venta de
comida.

Los centros mineros de los municipios analizados se encuentran mayormente en la región


andina, en zonas ecológicas que a pesar de haber dejado de constituirse en polos de
atracción de la población aún poseen importantes movimientos de mano de obra. La
organización de la producción no responde a un solo patrón aunque las cooperativas
abundan en estos municipios, las formas de organización del trabajo infantil se
caracteriza por el trabajo familiar no remunerado (49%), y el trabajo remunerado
(dinero o especie) bajo relación de dependencia. El trabajo en minas permite a los niños
aportar con 15% del ingreso familiar.

Los instrumentos de trabajo utilizados en la mina: “quimbalete30”, “lavadora” y


“reactivos” son peligrosos y exponen a los niños a multiples riesgos de lesión. El trabajo
al interior de la mina es claramente identificado por los niños como de mayor riesgo pero
tiene también una retribución más alta, por lo que en muchos casos los niños afirman que
entran a la mina para ayudarse con los estudios.

Los niños y adolescentes en la minería artesanal combinan actividades de trabajo y


estudio, pues muchos se trasladan de zonas rurales alejadas precisamente con el objetivo
de estudiar insertándose en el trabajo minero a corta edad para costear sus estudios. La
mayoría de las personas que habitan los centros mineros artesanales, a penas culminan la
primaria, la tasa de abandono es de 85% en la secundaria frente a 6% en la primaria.

El trabajo infantil en la minería artesanal es percibido familiar y socialmente como parte


de las responsabilidades en las familias que no poseen recursos para la contratación de
mano de obra. El trabajo remunerado recibe valoración en un sentido más económico.

Violencia sexual Comercial

La violencia sexual comercial de niños se explica, entre otros por procesos de frustración
ante la permanente carencia de necesidades básicas, procesos de desintegración familiar,
ausencia del reconocimiento social de la identidad de los niños como sujetos con
derechos, hechos que forman parte de las “historias de vida” de los niños derivan con
frecuencia en violencia física, emocional y sexual en al seno de la familia. La inequidad
de género se constituye, sin lugar a dudas, en un elemento importante de esta
problemática, pues la práctica de la prostitución tiene que ver con la oferta de servicios
sexuales destinados a los hombres.

Los convenios suscritos internacionalmente, las leyes y códigos nacionales que se


mencionó anteriormente, exhortan a la protección de los estados contra la explotación
sexual de los niños; sin embargo, la sociedad civil desempeña un papel esencial en la
prevención y la lucha contra esta forma extrema de violencia que afecta a miles de niños,
niñas y adolescentes.

30
El quimbalete es una piedra en forma de media luna que puede llegar a pesar hasta 60 kilos.

39
Investigaciones conjuntas de UNICEF y OIT-IPEC, en las ciudades de La Paz, El Alto,
Santa Cruz y Cochabamba revelan las condiciones de riesgo a la están expuestos miles de
niños y adolescentes. Esta práctica ha cobrado una dinámica creciente y descontrolada en
los últimos años debido, en parte, a la expansión de la demanda de “clientes abusadores”,
y la consecuente proliferación de lenocinios y prostíbulos, así como avisos en periódicos.
En los centros urbanos mencionados se identificó la existencia de casi 1,500 niños, niñas
y adolescentes en situación de riesgo, las edades de estos niños fluctúan entre 11 y 17
años, la mayoría abandonaron la escuela, no tienen acceso a servicios de salud, entre
otras privaciones.

En muchos casos los proxenetas atraen con engaños a niñas desde las provincias con
promesas de un trabajo fácil y seguro en los centros urbanos. La mayoría son niñas
aunque también se ha identificado niños. Esta práctica de violencia, se caracteriza por
una movilidad importante de las niñas, niños y adolescentes entre oriente y occidente.
Las historias de vida estos niños revelan en la mayoría de los casos un ingreso muy
temprano al mundo laboral, en condiciones de explotación en actividades de trabajo
doméstico y venta en mercados. Los bajos ingresos percibidos en estos trabajos junto con
la explotación laboral en largas y agotadoras jornadas, el incumplimiento de pago, entre
otros, lleva a los niños a búsqueda de actividades que permitan mejorar sus condiciones
de vida.

Existen diferencias en las condiciones de estos niños entre los centros urbanos de valles y
llanos (Cochabamba y Santa Cruz) y aquellos del Altiplano (La Paz y El Alto); en los
centros urbanos del Altiplano las condiciones parecen ser más extremas; por ejemplo, las
posibilidades de reinserción escolar de estos niños parecen ser más remotas. Estas
diferencias también se dan en los ingresos con los sesgos ya mencionados.

La violencia sexual comercial se constituye en una estrategia más de sobre-vivencia para


muchos hogares, se trata en muchos casos de niños y adolescentes de familias
monoparentales y con muchos miembros (en La Paz y El Alto, alrededor del 85% de los
casos responden a esta conformación familiar). En muchos casos las niñas justifican la
necesidad de mantener a sus hijos abandonados, por lo que la explotación sexual
comercial se constituye es un problema complejo que abarca también la maternidad
adolescente.

En cuanto a las formas de violencia, en los locales someten a los niñas a condiciones
deficientes de higiene y salubridad; con frecuencia en lugares improvisados. La relación
con los dueños es de abuso y en mucho caso de violencia física; sin embargo, los niños y
adolescentes afirman tener buenas relaciones con los dueños apoyando a la legitimación
de la actividad ilícita con la complicidad. La violencia en las calles, somete a las niñas a
mayor riesgos, en muchos casos son golpeadas y forzadas a consumir drogas y alcohol,
otras voluntariamente las consumen para “aguantar”, también están frecuentemente
expuestas al robo de dinero.

40
El trabajo Infantil de la zafra de la caña de azúcar

Miles de personas entre los meses de mayo y septiembre se trasladan desde sus lugares de
origen a los departamentos de Tarija y Santa Cruz; parte de esta migración temporal está
compuesta por niños que deben abandonar la escuela para dedicarse temporalmente a esta
actividad económica vulnerando sus derechos fundamentales establecidos en Convenios
Internacionales y en la Leyes Nacionales.

En Santa Cruz son nueve los municipios de las provincias Andrés Ibáñez, Warnes, Sara y
Santiesteban; las hectáreas de plantaciones de caña en esta región abarcan 78,000
hectáreas de las cuales 50 corresponden a “grandes propiedades”31; esta región logra una
producción anual de 110 millones de dólares. Los ingenios azucareros de Tarija, por su
parte, se encuentran en la provincia Arce y abarcan 12,000 hectáreas de cultivo, logrando
una producción anual de 15 millones de dólares.

Anualmente llegan alrededor de 35,000 personas a estos municipios32 para trabajar en


jornadas de 12 horas que involucran la participación de todos los miembros del hogar. La
zafra moviliza alrededor de 10,000 niños, en Santa Cruz 22% de los zafreros son niños de
los cuales 50% tienen entre 9 y 13 años. Los niños se dedican especialmente al pelado y
amontonado de la caña; las niñas combinan además estas tareas con las del hogar. Estas
dos zonas productoras de azúcar se diferencian en la organización del trabajo, en Tarija
por ejemplo está claramente diferenciada la actividad en función a la edad y el sexo; los
adultos varones son “zafreros” y “cortadores”, niños y mujeres adultas se dedican a
amontonar y pelar la caña. En Santa Cruz los niños también son cortadores y zafreros,
mientras las niñas y mujeres adultas se dedican a las actividades de cosecha de la caña y
a las relacionadas con el trabajo doméstico.

En ambos lugares sólo los varones mayores de 18 años son reconocidos por propietarios
y contratistas haciendo invisible el trabajo de niños y mujeres cuyo trabajo es reconocido
como de “apoyo”. Las jornadas laborales son extensas, comienzan desde la madrugada y
acaban al final del día. En los acuerdos laborales intervienen exclusivamente varones, a
menos que no exista uno en la composición familiar; por lo tanto, los empresarios
cañeros están exentos de la responsabilidad laboral.

El ingreso por los seis meses de la zafra descontando gastos de vivienda y retorno al lugar
de origen es de 5,200 bolivianos en promedio por hogar. Los niños y niñas son
retribuidos en función a la distribución del trabajo. Los niños en general declaran
alrededor de 200 bolivianos mensuales en Tarija, en Santa Cruz el pago es un poco
mayor, las mujeres declaran percibir la mitad de lo percibido por los hombres. La mayor
parte de los niños trabajadores de la zafra no reciben directamente el pago por su trabajo,
pues son los padres o responsables adultos quiénes se encargan de la distribución.

31
Más de 50 hectáreas.
32
Alrededor del 40% de los zafreros provienen de departamentos distintos en el que trabajan.

41
No existe un patrón acerca de la percepción de los padres con relación al trabajo de los
niños que pueda ser generalizado. Los empresarios declaran que la presencia de niños en
la zafra es responsabilidad de padres y tutores ya que no existen niños contratados para
este trabajo, ambas actitudes revelan la ausencia.
Sin lugar a dudas el abandono de la escuela se constituye en uno de los mayores a niños
que trabajan en la zafra. En Tarija la situación es más dramática ya que el 90% de los
niños que trabajan en la zafra no alcanzaron el 5to de primaria mientras que Santa Cruz el
porcentaje alcanza el 50%, gran parte de estos casos de exclusión de educación se
explican por razones económicas. La expectativa de volver a la escuela entre niños que
trabajan en Tarija es casi nula mientras que en Santa Cruz ante la mayor posibilidad de
acceso y las menores distancias estas expectativas se incrementan.

En los centros zafreros los niños no tienen acceso a servicios de salud, viven en
condiciones de hacinamiento, sin acceso a servicios básicos. Los riesgos más frecuentes a
los que se exponen en el trabajo son cortes con machete o con hojas de caña y picaduras
de víbora, etc. En las zonas cañeras las postas de salud se concentran en los centros más
poblados, limitando el acceso a este servicio a niños que viven en áreas de población
dispersa. Son frecuentes las enfermedades respiratorias, las diarreas y la desnutrición
entre niños en estos centros zafreros.

3.2) El derecho a la identidad

Un indicador de protección infantil utilizado a nivel mundial es el porcentaje de niños y


niñas menores de 5 años cuyo nacimiento fue inscrito en el registro civil. La importancia
de la tenencia de este documento radica en la valoración de la sociedad como ciudadano
con derechos a incorporarse al mercado laboral, a inscribirse en establecimientos
educativos y asumir las responsabilidades de voto, entre otros. También refleja la
percepción que se tiene en las familias acerca de los niños como personas con derecho
ciudadanos. Este indicador fue analizado para la población menor de 18 años. El 2001,
397 mil niños y niñas (más del 10%) no estaban inscritos en el registro civil de éstos 57%
tenían menos de 5 años, 33% entre 5 y 13 años y el 10% restante entre 14 y 17 años.

Es evidente la relación entre el grado de urbanización y la inscripción al registro civil en


localidades de los valles y los llanos, donde se observa que a mayor grado de
urbanización de la localidad de residencia mayor el porcentaje de niños inscritos, esta
relación no se cumple en localidades del altiplano, donde el porcentaje de inscritos es
muy similar en localidades de diferente grado de urbanización. Es precisamente esta
situación la que explica en el altiplano una menor tasa de niños no inscritos en
comparación a valles y especialmente llanos, donde la tasa de no inscritos sobrepasa el
25%. El análisis de las diferencias de género en este indicador, muestra que no existen
diferencias entre niños y niñas en ninguna región pues el porcentaje de niños con respecto
a niñas inscritas es en la mayoría de los casos igual a 100 y en otros no menor a 98. Esta
relación en el caso de los niños menores de 5 años oscila entre 99 y 102 (anexo 3.2). Por
lo tanto, no se observan diferencias de género significativas en la inscripción del
nacimiento de los niños al registro civil.

42
Gráfico 21
Niños y niñas inscritos al registro civil,
según región y grado de urbanización
2001
100
(%)
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Urbano M ayo r Urbano Urbano Rural Rural alto
Intermedio M eno r amanzanado

A ltiplano Valles Llano s To tal

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV (2001).

El 2001, 225 mil niños censados menores de 5 años no estaban inscritos en el registro
civil, esta cifra representaba el 22% de esta población. Incluso en centros urbanos
mayores, la proporción era muy alta. En las grandes ciudades 1/5 de los menores de 5
años no habían sido inscritos al registro civil. La brecha entre regiones se acentúa más en
localidades rurales, donde sobrepasa el 20%.

Datos a nivel mundial (UNICEF, 2004) en el periodo 1999-2003 del porcentaje de niños
menores de 5 años inscritos al registro civil muestra que existe una importante brecha
urbana-rural especialmente en países de menor desarrollo humano, los cuáles incluso
logran mayores porcentajes de inscripción que Bolivia.

43
Conclusiones

Desde 1976, la mejora del bienestar de los niños y adolescentes en Bolivia estuvo
acompañada por un proceso de urbanización y redistribución geográfica de la población.
El proceso de urbanización fue menos intenso entre los niños y de distinta intensidad
entre regiones; el 2001, los valles aún mantenían la primacia rural de la población menor
de 18 años. Pese a que la urbanización fue más intensa en el primer periodo intercensal
las transformaciones en el bienestar de los niños no fueron necesariamente mayores en el
periodo mencionado. Si bien los niños de localidades urbanas han mostrado mejores
condiciones que los que residen en localidades rurales el proceso de creación de ciudades
intermedias y menores ha hecho más complejo el análisis; pues en muchos casos la
relación entre grado de urbanización y desarrollo no se cumple entre áreas urbanas. Es el
caso de la mortalidad en áreas periurbanos que alcanza magnitudes mayores que el resto
urbano compuesto por localidades de menor tamaño.

En educación los avances han sido significativos siendo las localidades más pequeñas las
que experimentaron las mejoras más significativas, coincidiendo este hecho con la teoría
de la convergencia (Solow, 1957). Otro hecho que refuerza esta situación es la condición
desaventajada de los niños de los valles cuya mejora ha sido más intensa en comparación
a la del altiplano y de los llanos. La mejora en la tasa de asistencia escolar y en la
acumulación de capital humano en la niñez ha tenido una relación con la intensidad de la
urbanización; con el rezago escolar la relación ha sido inversa. Los avances en educación
muestran también convergencia entre grupos de niños en edad de primaria y secundaria,
pues fueron los segundos los que mayores mejoras experimentaron en ambos indicadores.
En todos los casos las diferencias entre regiones y áreas geográficas se deben
especialmente a las brechas en el grupo de niños entre 14 y 17 años; esta situación se
explica en parte por la elevada tasa de participación laboral en este grupo.

Los avances de género en educación han sido importantes aunque aún las diferencias son
importantes especialmente entre los niños en edad de asistencia a la secundaria. La
equidad de género es más común en localidades de los llanos, en comparación a valles y
altiplano. Una característica de la equidad de género es que aparentemente no estaría
especialmente relacionada con el grado de urbanización, este resultado resalta la
necesidad de analizar esta característica desde una perspectiva cualitativa.

La mejora en las condiciones de acceso a vivienda y saneamiento adecuados han sido de


diferente intensidad; la mejora más importante ha sido en el acceso a saneamiento básico
cuyas repercusiones en la salud y supervivencia de los niños son ya conocidas. Pese a
esta tendencia la privación que afecta a un mayor porcentaje de niños es precisamente
este servicio que afecta principalmente a los niños menores de 5 años (los más
vulnerables a contraer enfermedades relacionadas con la carencia de condiciones
ambientales adecuadas). Estas condiciones han sido históricamente mejores en
localidades urbanas, aunque es evidente la tendencia hacia la urbanización de las
carencias pues para el 2001 más de un tercio de los niños con carencias residían en los
centros urbanos mayores.

44
Pese a que los avances hacia las metas del milenio han sido significativos Bolivia aún se
encuentra en niveles muy por debajo en indicadores de bienestar de los niños en
comparación a países de la región de similar o distinto desarrollo humano (así lo revelan
los indicadores de mortalidad, educación y trabajo infantil). Si bien la tendencia general
ha sido hacia la reducción de las brechas entre e intra-grupos, es posible que esta se
revierta en la medida que acciones de oferta y/o de demanda sean claramente
identificadas y pertinentemente implementadas.

Los logros alcanzados hasta hoy alcanzados en el desarrollo de las libertades


instrumentales de los niños son importantes; sin embargo queda un largo camino por
recorrer para alcanzar condiciones más equilibradas entre regiones, áreas urbanas y
rurales, niños y niñas. Pero más allá de la distancia a “mundo apropiado para la infancia”,
los resultados expuestos revelan la necesidad de un giro y cambio de orientación
importante al momento de diseñar e implementar políticas públicas. En este sentido, las
mejoras sectoriales “inerciales” debieran ser complementadas por políticas públicas
focalizadas en áreas rurales deprimidas y zonas urbanas marginales, logrando de esta
manera incidir sobre los casos de más alta vulnerabilidad de las capacidades de los niños.
Finalmente, dado que muchas de las condiciones analizadas dependen de las decisiones
familiares las acciones de política a implementarse debieran considerar estructuras de
incentivo hacia los hogares como medio indirecto de incidencia en el desarrollo de las
capacidades de los niños.

45
REFERENCIAS

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46
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overview of the Development in Diverse Families study. Australian Institute of Family
Studies, 2003.

47
ANEXO 1

Distribución de la población total y los niños


según grado de urbanización del lugar de residencia,
1976-2001
100%
90%
80% Rural alto
70%
60% Rural amanzanado
50% Urbano Menor
40%
30% Urbano Intermedio
20%
10% Urbano Mayor
0%
1976 1992 2001 1976 1992 2001

Niños Población Total

Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

48
Niños* según región ecológica y grado de urbanización del
lugar de residencia

Grado de
Región urbanización 1976 1992 2001
Urbano Mayor 277,450 479,454 582,342
Urbano Intermedio 95,300 150,217 167,184
Urbano Menor 46,522 43,948 43,144
Altiplano
Rural amanzanado 43,971 31,889 46,371
Rural alto 349,904 322,044 320,599
Total 813,147 1,027,552 1,159,640
Urbano Mayor 92,269 172,281 205,532
Urbano Intermedio 57,783 206,636 317,314
Urbano Menor 105,397 100,457 108,908
Valles
Rural amanzanado 91,306 61,116 88,994
Rural alto 608,738 691,690 738,383
Total 955,493 1,232,180 1,459,131
Urbano Mayor 121,634 325,245 483,856
Urbano Intermedio 29,104 96,597 132,877
Urbano Menor 67,358 134,489 198,969
Llanos
Rural amanzanado 38,893 39,370 45,908
Rural alto 180,943 203,372 248,034
Total 437,932 799,073 1,109,644
Urbano Mayor 491,353 976,980 1,271,730
Urbano Intermedio 182,187 453,450 617,375
Urbano Menor 219,277 278,894 351,021
Total
Rural amanzanado 174,170 132,375 181,273
Rural alto 1,139,585 1,217,106 1,307,016
Total 2,206,572 3,058,805 3,728,415
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

49
Distribución de los niños* según región ecológica y
grado de urbanización del lugar de residencia
(%)

Grado de
Región urbanización 1976 1992 2001
Urbano Mayor 34 47 50
Urbano Intermedio 12 15 14
Urbano Menor 6 4 4
Altiplano
Rural amanzanado 5 3 4
Rural alto 43 31 28
Total 37 34 31
Urbano Mayor 10 14 14
Urbano Intermedio 6 17 22
Urbano Menor 11 8 7
Valles
Rural amanzanado 10 5 6
Rural alto 64 56 51
Total 43 40 39
Urbano Mayor 28 41 44
Urbano Intermedio 7 12 12
Urbano Menor 15 17 18
Llanos
Rural amanzanado 9 5 4
Rural alto 41 25 22
Total 20 26 30
Urbano Mayor 22 32 34
Urbano Intermedio 8 15 17
Urbano Menor 10 9 9
Total
Rural amanzanado 8 4 5
Rural alto 52 40 35
Total 100 100 100
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

50
Tasa de crecimiento intercensal de los niños*
según región ecológica y grado de urbanización
(%)

Región Grado de urbanización 76-92 92-01 76-01


Urbano Mayor 3.7 2.1 3.1
Urbano Intermedio 3.0 1.2 2.3
Urbano Menor -0.4 -0.2 -0.3
Altiplano
Rural amanzanado -2.1 4.1 0.2
Rural alto -0.5 0.0 -0.4
Total 1.5 1.3 1.5
Urbano Mayor 4.2 1.9 3.3
Urbano Intermedio 8.7 4.7 7.2
Urbano Menor -0.3 0.9 0.1
Valles
Rural amanzanado -2.6 4.1 -0.1
Rural alto 0.8 0.7 0.8
Total 1.7 1.8 1.7
Urbano Mayor 6.7 4.4 5.8
Urbano Intermedio 8.2 3.5 6.4
Urbano Menor 4.6 4.3 4.5
Llanos
Rural amanzanado 0.1 1.7 0.7
Rural alto 0.8 2.2 1.3
Total 4.0 3.6 3.9
Urbano Mayor 4.6 2.9 4.0
Urbano Intermedio 6.2 3.4 5.1
Urbano Menor 1.6 2.5 1.9
Total
Rural amanzanado -1.8 3.5 0.2
Rural alto 0.4 0.8 0.6
Total 2.2 2.2 2.2
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

51
ANEXO 2

Mortalidad infantil
(por cada 1000 nacidos vivos)
2003

Haití
Nicaragua
Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Brasil
Venezuela
Chile
Argentina

0 10 20 30 40 50 60 70 80

Fuente: Elaboración propia en base a UNICEF (2004), para Bolivia


ENDSA (2003).

52
ANEXO 2.1

Tasa de Fecundidad
en países de la región de distinto nivel de IDH
2003
Haití
Nicaragua
Honduras
Bolivia
Paraguay
Perú
Brasil
Venezuela
Chile
Argentina

0 0.5 1 1.5 2 2.5 3 3.5 4

Fuente: Elaboración propia en base a UNICEF (2004), para Bolivia


ENDSA (2003).

Mortalidad infantil versus Fertilidad


2003
4.5
Paraguay Bolivia
4 Nicaragua
Honduras Haití
3.5

3
Perú
2.5 Venezuela
R2 = 0.4111
Argentina Brasil
2 Chile

1.5

0.5

0
0 20 40 60 80
M o rtalidad Infantil
(po r mil nacido s vivos)

Fuente: Elaboración propia en base a UNICEF (2004), para Bolivia ENDSA (2003).

53
ANEXO 2.2

Distribución de niños y niñas menores de 5 años según región


ecológica y grado de urbanización 1976-2001
1976 1992 2001
Urbano Mayor 86,322 139,634 164,732
Urbano Intermedio 29,427 41,684 44,297
Urbano Menor 14,339 12,793 11,756
Altiplano
Rural amanzanado 14,838 9,426 12,605
Rural alto 119,162 97,370 90,933
Total 264,088 300,907 324,323
Urbano Mayor 27,499 49,802 57,833
Urbano Intermedio 17,061 60,469 86,866
Urbano Menor 31,649 28,914 28,020
Valles
Rural amanzanado 30,146 19,382 25,275
Rural alto 211,566 230,890 234,426
Total 317,921 389,457 432,420
Urbano Mayor 40,496 101,998 139,451
Urbano Intermedio 9,113 28,846 37,406
Urbano Menor 20,868 40,707 55,579
Llanos
Rural amanzanado 12,855 12,536 13,571
Rural alto 65,543 72,448 84,083
Total 148,875 256,535 330,090
Urbano Mayor 154,317 291,434 362,016
Urbano Intermedio 55,601 130,999 168,569
Urbano Menor 66,856 82,414 95,355
Total
Rural amanzanado 57,839 41,344 51,451
Rural alto 396,271 400,708 409,442
Total 730,884 946,899 1,086,833
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

Proporción de niños menores de 5 años


en áreas urbanas
%
Región 1976 1992 2001
Altiplano 49 65 68
Valles 24 36 40
Llanos 47 67 70
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

54
Distribución de niños y niñas menores de 5 años según región
ecológica y grado de urbanización
(%)
1976-2001
1976 1992 2001
Urbano Mayor 12 15 15
Urbano Intermedio 4 4 4
Urbano Menor 2 1 1
Altiplano
Rural amanzanado 2 1 1
Rural alto 16 10 8
Total 36 32 30
Urbano Mayor 4 5 5
Urbano Intermedio 2 6 8
Urbano Menor 4 3 3
Valles
Rural amanzanado 4 2 2
Rural alto 29 24 22
Total 43 41 40
Urbano Mayor 6 11 13
Urbano Intermedio 1 3 3
Urbano Menor 3 4 5
Llanos
Rural amanzanado 2 1 1
Rural alto 9 8 8
Total 20 27 30
Urbano Mayor 21 31 33
Urbano Intermedio 8 14 16
Urbano Menor 9 9 9
Total
Rural amanzanado 8 4 5
Rural alto 54 42 38
Total 100 100 100
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

Niños menores de 5 años según grado de


urbanización del lugar de residencia
(Millones)
1.2
1
0.8

0.6
0.4
0.2
0
1976 1992 2001
Urbano Mayor Urbano Intermedio
Urbano Menor Rural amanzanado
Rural alto Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

55
.ANEXO 2.3

Indicadores de logro en la enseñanza primaria


(2003)

120
100
80
60
40
20
0
a

ia

a

ay
le


il

a
as
in

el

ai
ra

gu
liv
hi

Pe

gu
nt

zu

H
du
Br
C

Bo

ra
ge

ra
ne

on

ica
Pa
Ar

Ve

N
Matricula Primaria % que llega a 5to año

Fuente: Elaboración propia en base a UNICEF (2004).

asistencia escolar versus urbanización


2001

92%
asistencia escolar

91% altiplano
90%
89%
88%
87%
86% llanos
85%
84% valles
83%
40% 45% 50% 55% 60% 65% 70% 75% 80%

urbanización

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 2001


Nota: La tasa de asistencia escolar corresponde a los niños entre 6 y 17 años,
la urbanización se refiere al porcentaje de la población en edad escolar que reside
en los centros urbanos mayores, intermedios y menores de cada región.

56
Tasa neta de matriculación a la secundaria (%)
2003

Venezuela
Uruguay
República
México
Perú
Paraguay
Panamá
Nicaragua
Guatemala
El Salvador
Ecuador
Cuba
Costa Rica
Colombia
Chile
Brasil
Argentina
Bolivia
0 20 40 60 80 100

Fuente: UNICEF (2004)

Niños y niñas en edad escolar


según región ecológica y grado de urbanización
1976-2001
Grado de
Región Urbanización 1976 1992 2001
Urbano mayor 175,207 309,719 382,977
Urbano intermedio 60,546 99,525 113,580
Urbano menor 29,451 28,408 28,793
Altiplano
Rural amanzanado 26,354 20,315 31,038
Rural alto 208,599 201,098 208,904
Total 500,157 659,065 765,292
Urbano mayor 59,726 111,994 135,952
Urbano intermedio 37,520 133,390 211,608
Urbano menor 67,812 65,330 74,606
Valles
Rural amanzanado 55,592 37,468 58,322
Rural alto 359,475 408,942 452,847
Total 580,125 757,124 933,335
Urbano mayor 74,115 201,510 314,425
Urbano intermedio 18,301 61,095 87,099
Urbano menor 42,465 84,616 130,843
Llanos
Rural amanzanado 23,534 23,916 29,314
Rural alto 103,631 115,479 146,143
Total 262,046 486,616 707,824
Urbano mayor 309,048 623,223 833,354
Urbano intermedio 116,367 294,010 412,287
Urbano menor 139,728 178,354 234,242
Total
Rural amanzanado 105,480 81,699 118,674
Rural alto 671,705 725,519 807,894
Total 1,342,328 1,902,805 2,406,451
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

57
Distribución y tasa de crecimiento de la población en edad escolar
1976-2001
Distribución
Grado de (%) Tasa de Crecimiento
Región urbanización (%)
1976- 1992-
1976 1992 2001 1992 2001
Urbano mayor 35 47 50 3.8 2.3
Urbano intermedio 12 15 15 3.3 1.4
Urbano menor 6 4 4 -0.2 0.1
Altiplano
Rural amanzanado 5 3 4 -1.7 4.7
Rural alto 42 31 27 -0.2 0.4
Total 37 35 32 1.8 1.6
Urbano mayor 10 15 15 4.2 2.1
Urbano intermedio 6 18 23 8.7 5.1
Urbano menor 12 9 8 -0.2 1.4
Valles
Rural amanzanado 10 5 6 -2.6 4.9
Rural alto 62 54 49 0.8 1.1
Total 43 40 39 1.8 2.3
Urbano mayor 28 41 44 6.8 4.9
Urbano intermedio 7 13 12 8.2 3.9
Urbano menor 16 17 18 4.6 4.8
Llanos
Rural amanzanado 9 5 4 0.1 2.2
Rural alto 40 24 21 0.7 2.6
Total 20 26 29 4.1 4.1
Urbano mayor 23 33 35 4.7 3.2
Urbano intermedio 9 15 17 6.3 3.7
Urbano menor 10 9 10 1.6 3.0
Total
Rural amanzanado 8 4 5 -1.7 4.1
Rural alto 50 38 34 0.5 1.2
Total 100 100 100 2.3 2.6
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

58
Tasa de asistencia escolar
según región y grado de urbanización
1976-2001
REGIONES Grado urbanización 1976 1992 2001
Centro Urbano Mayor 82% 88% 93%
Centro Urbano Intermedio 87% 92% 94%
Centro Urbano Menor 83% 87% 91%
Altiplano
Rural amanzanado 77% 84% 91%
Rural alto 61% 72% 85%
TOTAL 74% 83% 91%
Centro Urbano Mayor 85% 89% 91%
Centro Urbano Intermedio 84% 88% 90%
Centro Urbano Menor 83% 87% 90%
Valles
Rural amanzanado 76% 80% 89%
Rural alto 53% 64% 77%
TOTAL 64% 74% 84%
Centro Urbano Mayor 78% 85% 90%
Centro Urbano Intermedio 78% 83% 88%
Centro Urbano Menor 77% 82% 89%
Llanos
Rural amanzanado 73% 80% 87%
Rural alto 55% 65% 75%
Total 68% 79% 86%
Centro Urbano Mayor 82% 87% 92%
Centro Urbano Intermedio 85% 88% 91%
Centro Urbano Menor 81% 85% 89%
Total
Rural amanzanado 76% 81% 89%
Rural alto 56% 66% 79%
Total 69% 79% 87%
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

59
Población en edad escolar con al menos un año de
rezago escolar, según región y grado de urbanización
1976-2001
REGIONES 1976 1992 2001
Centro Urbano Mayor 30% 15% 13%
Centro Urbano Intermedio 29% 15% 13%
Centro Urbano Menor 35% 18% 16%
Rural amanzanado 43% 23% 17%
Rural alto 60% 32% 21%
TOTAL 41% 20% 15%
Centro Urbano Mayor 26% 14% 14%
Centro Urbano Intermedio 28% 18% 16%
Centro Urbano Menor 32% 20% 18%
Rural amanzanado 39% 26% 20%
Rural alto 56% 36% 27%
TOTAL 44% 26% 21%
Centro Urbano Mayor 35% 21% 17%
Centro Urbano Intermedio 40% 29% 22%
Centro Urbano Menor 47% 33% 23%
Rural amanzanado 50% 37% 24%
Rural alto 56% 45% 31%
Total 46% 29% 22%
Centro Urbano Mayor 30% 17% 15%
Centro Urbano Intermedio 30% 19% 17%
Centro Urbano Menor 37% 26% 20%
Rural amanzanado 42% 29% 20%
Rural alto 57% 36% 26%
Total 43% 25% 19%
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

60
Asistencia escolar según región ecológica
1976-2001
100%
90%
80%
70% Altiplano
60% Valles
50% Llanos
40%
Total
30%
20%
10%
0%
1976 1992 2001

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

Niños con al m enos un año de rezago escolar.


según región ecológica
1976-2001
50%
45%
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
1976 1992 2001
Altiplano Valles Llanos Total

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV 76-92-01

61
Años de escolaridad de la población de 18 años
1976-2001
según grado de urbanización del lugar de
residencia
12

10

1976 1992 2001


Urbano Mayor Urbano Intermedio
Urbano Menor Rural amanzanado
Rural alto Total
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 1976-2001

Años de escolaridad de la población de 18 años


1976-2001
según región ecológica

12

10
Altiplano
8
Valles
6
Llanos
4
Total
2

0
1976 1992 2001

Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 1976-2001

62
ANEXO 2.4
GENERO EN EDUCACIÓN

Matriculación neta a la primaria, tasa femenina


con respecto a la masculina
2003
Igual a 1
Menor a 1 (Igualdad de Mayor a 1
(Desigualdad a favor género) (Desigualdad a favor
de los hombres) de las mujeres)
Bolivia/1 Argentina Honduras
Argentina/1 Ecuador Nicaragua
Brasil Panamá Haití
Chile Perú
Colombia/1 Costa Rica
Cuba
El Salvador
México
Panamá
Paraguay
Uruguay
Venezuela
Fuente: Estado Mundial de la Infancia, 2005.
Nota: 1/ En estos países, la relación entre tasa femenina y masculina
es igual a 0.99.

63
Tasa neta de asistencia escolar de niños
con respecto a las niñas
1976-2001
Región Grado de urbanización 1976 1992 2001
Urbano Mayor 88% 94% 98%
Urbano Intermedio 95% 98% 99%
Urbano Menor 91% 95% 99%
Altiplano
Rural amanzanado 84% 94% 99%
Rural alto 69% 85% 92%
Total 82% 92% 97%
Urbano Mayor 95% 96% 97%
Urbano Intermedio 96% 97% 97%
Urbano Menor 94% 98% 100%
Valles
Rural amanzanado 88% 95% 99%
Rural alto 73% 88% 94%
Total 83% 93% 97%
Urbano Mayor 95% 97% 98%
Urbano Intermedio 95% 99% 100%
Urbano Menor 96% 101% 100%
Llanos
Rural amanzanado 95% 99% 101%
Rural alto 95% 100% 102%
Total 97% 99% 100%
Urbano Mayor 91% 95% 98%
Urbano Intermedio 95% 98% 99%
Urbano Menor 94% 99% 100%
Total
Rural amanzanado 88% 96% 100%
Rural alto 75% 89% 95%
Total 85% 94% 98%
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

64
ANEXO 2.5

Niños y niñas en condiciones de hacinamiento,


según región y grado de urbanización del lugar de
residencia 1976-2001
1976 1992 2001
Urbano Mayor 37% 35% 27%
Urbano Intermedio 43% 41% 28%
Urbano Menor 49% 43% 32%
Altiplano
Rural amanzanado 54% 44% 35%
Rural alto 62% 53% 45%
Promedio 51% 42% 32%
Urbano Mayor 32% 29% 22%
Urbano Intermedio 40% 35% 26%
Urbano Menor 48% 36% 28%
Valles
Rural amanzanado 54% 45% 37%
Rural alto 63% 54% 47%
56% 46% 37%
Urbano Mayor 41% 36% 28%
Urbano Intermedio 53% 43% 34%
Urbano Menor 58% 44% 35%
Llanos
Rural amanzanado 65% 50% 43%
Rural alto 71% 60% 52%
59% 45% 36%
Urbano Mayor 37% 34% 26%
Urbano Intermedio 44% 39% 28%
Urbano Menor 51% 41% 32%
Total
Rural amanzanado 56% 47% 38%
Rural alto 64% 55% 47%
54% 44% 35%
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

65
Proporción de niños en viviendas con techo inapropiado,
según región ecológica y grado de urbanización
(%)
Región Grado de urbanización 1976 1992 2001
Urbano Mayor 0% 0% 1%
Urbano Intermedio 4% 2% 1%
Urbano Menor 24% 9% 6%
Altiplano
Rural amanzanado 40% 26% 17%
Rural alto 70% 62% 55%
Total 35% 21% 17%
Urbano Mayor 1% 1% 1%
Urbano Intermedio 3% 3% 2%
Urbano Menor 11% 5% 5%
Valles
Rural amanzanado 27% 19% 14%
Rural alto 72% 56% 49%
Total 50% 33% 26%
Urbano Mayor 5% 2% 2%
Urbano Intermedio 13% 20% 18%
Urbano Menor 44% 28% 23%
Llanos
Rural amanzanado 53% 48% 41%
Rural alto 75% 69% 60%
Total 45% 27% 22%
Urbano Mayor 2% 1% 1%
Urbano Intermedio 5% 6% 5%
Urbano Menor 24% 17% 15%
Total
Rural amanzanado 36% 29% 22%
Rural alto 72% 60% 52%
Total 43% 28% 22%
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

66
Número de niños en viviendas con techo inapropiado, según región
ecológica y grado de urbanización

Región Grado de Urbanización 1976 1992 2001


Urbano Mayor 966 2,025 3,843
Urbano Intermedio 3,417 3,463 2,188
Urbano Menor 11,177 3,906 2,723
Altiplano
Rural amanzanado 17,523 8,058 7,872
Rural alto 245,740 199,323 176,625
Total 278,823 216,775 193,251
Urbano Mayor 1,004 920 1,416
Urbano Intermedio 1,529 5,715 5,328
Urbano Menor 11,077 5,022 4,911
Valles
Rural amanzanado 23,953 11,245 12,112
Rural alto 437,773 383,934 355,821
Total 475,336 406,836 379,588
Urbano Mayor 6,300 4,966 7,807
Urbano Intermedio 3,827 19,322 23,152
Urbano Menor 28,939 36,655 44,601
Llanos
Rural amanzanado 20,455 18,629 18,398
Rural alto 132,712 136,576 144,167
Total 192,233 216,148 238,125
Urbano Mayor 8,270 7,911 13,066
Urbano Intermedio 8,773 28,500 30,668
Urbano Menor 51,193 45,583 52,235
Total
Rural amanzanado 61,931 37,932 38,382
Rural alto 816,225 719,833 676,613
Total 946,392 839,759 810,964
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-0

67
Reducción porcentual de la
Grado de Niños y niñas en proporción de niños y niñas
Región
urbanización hogares con carencia con carencia de servicio
de servicio sanitario sanitario (%)
1976- 1992- 1976-
1976 1992 2001 1992 2001 2001
Urbano Mayor 62.6% 53.5% 28.2% 15 47 55
Urbano Intermedio 64.2% 58.2% 33.5% 9 42 48
Urbano Menor 87.7% 80.2% 71.7% 8 11 18
Altiplano
Rural amanzanado 95.4% 87.5% 75.5% 8 14 21
Rural alto 98.9% 85.5% 71.6% 14 16 28
Total 81.7% 66.4% 44.5% 19 33 46
Urbano Mayor 47.8% 28.0% 13.2% 41 53 72
Urbano Intermedio 51.1% 36.8% 17.9% 28 51 65
Urbano Menor 66.5% 52.7% 31.5% 21 40 53
Valles
Rural amanzanado 88.0% 74.6% 53.6% 15 28 39
Rural alto 98.2% 85.9% 71.1% 13 17 28
Total 86.1% 66.4% 47.4% 23 29 45
Urbano Mayor 20.2% 20.5% 5.1% -2 75 75
Urbano Intermedio 32.2% 21.8% 8.3% 32 62 74
Urbano Menor 40.3% 27.3% 9.8% 32 64 76
Llanos
Rural amanzanado 64.8% 38.3% 15.0% 41 61 77
Rural alto 85.8% 64.3% 39.4% 25 39 54
Total 55.0% 33.7% 14.3% 39 58 74
Urbano Mayor 49.3% 38.1% 17.0% 23 55 66
Urbano Intermedio 54.9% 40.8% 20.1% 26 51 63
Urbano Menor 63.0% 44.8% 24.1% 29 46 62
Total
Rural amanzanado 84.7% 66.9% 49.3% 21 26 42
Rural alto 96.5% 82.2% 65.3% 15 21 32
Total 78.3% 57.9% 36.7% 26 37 53
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

68
ANEXO 3

% de niños y niñas cuyo nacimiento fue inscrito en el registro civil,


según región ecológica y grado de urbanización
2001
% niños
con
Grado de respecto a
Región urbanización Total Niños Niñas niñas
Urbano Mayor 93 93 93 100
Urbano Intermedio 94 94 93 100
Urbano Menor 92 92 92 100
Altiplano
Rural amanzanado 94 94 94 99
Rural alto 94 94 93 100
Total 93 93 93 100
Urbano Mayor 94 94 94 100
Urbano Intermedio 93 93 93 100
Urbano Menor 92 92 92 100
Valles
Rural amanzanado 91 91 91 100
Rural alto 87 88 87 99
Total 90 90 90 99
Urbano Mayor 88 88 88 100
Urbano Intermedio 85 85 85 100
Urbano Menor 85 85 85 100
Llanos
Rural amanzanado 81 81 80 100
Rural alto 73 73 72 98
Total 83 83 83 100
Urbano Mayor 91 91 91 100
Urbano Intermedio 92 92 92 100
Urbano Menor 88 88 88 100
Total
Rural amanzanado 89 89 89 99
Rural alto 86 86 86 99
Total 89 89 89 100
Fuente. Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

69
% de niños menores de 5 años inscritos en el registro civil,
según región y grado de urbanización
2001

% de niños
con respecto
Región Grado de urbanización Todos Niños Niñas a niñas
Urbano Mayor 82 82 81 101
Urbano Intermedio 83 83 83 101
Urbano Menor 80 80 80 101
Altiplano
Rural amanzanado 85 85 84 101
Rural alto 84 84 84 101
Total 83 83 82 101
Urbano Mayor 85 85 85 100
Urbano Intermedio 84 84 84 100
Urbano Menor 82 82 81 102
Valles
Rural amanzanado 81 81 81 100
Rural alto 77 78 77 101
Total 80 80 80 101
Urbano Mayor 76 76 76 100
Urbano Intermedio 74 74 74 100
Urbano Menor 72 72 72 100
Llanos
Rural amanzanado 71 71 71 99
Rural alto 63 63 62 102
Total 71 72 71 101
Urbano Mayor 80 80 80 101
Urbano Intermedio 81 81 81 100
Urbano Menor 76 76 76 101
Total
Rural amanzanado 79 80 79 100
Rural alto 76 76 75 101
Total 78 79 78 101
Fuente: Elaboración propia en base a CNPV, 76-92-01

70

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