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EL DIÁLOGO EN TORNO A LA SEXUALIDAD Y LOS ADOLESCENTES

Lic. Carlos Beltramo Álvarez

El diálogo en el hogar es elemental para que los adolescentes (y los hijos de


todas las edades) vayan descubriendo en forma tranquila y segura todos los
"secretos" de la vida personal, muy especialmente los referidos a su sexualidad.
Vale decir que es necesario y fundamental que ellos aprendan en el seno familiar el
sentido de su cuerpo (reafirmando su identidad de hombres o mujeres), el
significado de la convivencia, la alteridad y el amor. Además acceden así de una
manera humana y personalizada a todos los conocimientos que tienen que ver con
las etapas de la procreación y el valor que el amor tiene en la transmisión de la
vida.

Lógicamente estos son conceptos que debemos transmitirle a los padres pero
no podemos descuidar el lugar de los hijos, pues muchas veces ellos son los que
se alejan. Más allá de las explicaciones acerca de esta conducta, lo cierto es que
no podemos dejar de insistirles que la mejor manera de resolver sus inquietudes es
con sus padres. De este modo estaremos haciendo una labor doble, que es la
única que nos puede dar resultado: decirle tanto a padres como a hijos que se
acerquen mutuamente y refuercen y hagan crecer de este modo el núcleo familiar.

El impacto de este tipo de diálogos no es solamente un problema de


convivencia, sino que además tiene connotaciones en todos los órdenes de la
persona: un chico que descubre la sexualidad en sí mismo de la mano de las
personas que desde su amor le dieron la vida tiene más posibilidades de crecer con
un cuerpo sano, con un claro sentido de la intimidad, con una emotividad y
afectividad a la altura de cada circunstancia y con un espíritu cada vez más abierto
y receptivo al amor y sus múltiples manifestaciones.

En este marco es bueno manejar algunas pautas de cómo es más


conveniente establecer este diálogo. Según nos dice la experiencia, muchas de las
ideas que adquirimos cuando somos más curiosos en un tema nos acompañan
siempre. De este modo puede suceder que pasados muchos años y luego incluso
de múltiples oportunidades de cambiar, corregir o mejorar nuestras ideas, seguimos
pensando de la misma manera que entonces. Tal es el caso de muchas de las
cosas que comentaremos con nuestros alumnos en torno a este tema (ni se diga la
magnitud que tienen las expresiones de los padres sobre los hijos).

Aprovechando esto le hacemos un gran beneficio educativo. Los impulsamos


a que comprendan que el diálogo padre-hijo es la herramienta que mejores
resultados da en la educación. Los motivaremos a que acrecienten el diálogo, a la
vez que podrán incorporar este valioso concepto para el momento en que, ya
maduros y jefes de familia, lo utilicen.
En la adolescencia vuelven a cobrar importancia los asuntos relacionados con
el sexo. Con fuerte tono subjetivo debido al despertar de las fuerzas hasta entonces
dormidas. contribuye a formarlos que Usted hable de estos temas, con sus hijos e
hijas adolescentes. Además, es un medio eficaz para contrarrestar los estímulos
erotizantes anormales que nos envuelven a jóvenes y adultos.

Los padres tenemos que estar cerca de nuestros hijos para ayudarlos a
consolidar sus conocimientos y a canalizar las emociones: afianzar la personalidad,
su actitud con jóvenes del otro sexo, búsqueda de libertad e independencia,
necesidad de amigos íntimos, diarios de vida, novelas sentimentales, etc.

1. Es oportuno que los jóvenes conozcan lo vinculado a características y fines


de la sexualidad. Tienen que reconocer, comprender y dominar sus instintos
sexuales con alegría y orgullo de la propia sexualidad y con amor a la virtud de la
castidad. Hay que invitarlos a sublimar los instintos y a desechar lo fácil y permisivo
para afianzar la personalidad y evitar la aparición de complejos y tensiones.

2. Se los debe ayudar en el estudio o trabajo y a adquirir costumbres y


hobbies interesantes: lectura, periodismo, coleccionar, etc. En la adolescencia la
adecuada educación física (gimnasia, atletismo y deportes) y la vida al aire libre
(excursiones, campamentos) contribuyen a educar el carácter, templar la voluntad y
dominar las pasiones.

3. En las conversaciones ponga Usted la mayor objetividad posible, sin


apreciaciones subjetivas ni adjetivos calificativos.

4. En forma prudente converse sobre el tema de los amigos y amigas y la


futura elección de novio o novia.

5. Cualquiera escena y episodio de la vida real es bueno para comentarlo


entre todos (con intervención de los jóvenes) y sacar las conclusiones oportunas.
La crítica en común de las películas cinematográficas es buena oportunidad.

6. Cuando Usted hable con sus hijos sobre temas vinculados a la cuestión
sexual y genital, es positivo que lo haga en forma optimista, alegre y verídica.

7. A ambos sexos les interesan los temas generales como el trato con los
jóvenes del mismo y otro sexo, las relaciones sexuales, la posibilidad de la
castidad, la regulación natural de la paternidad, la homosexualidad, las
enfermedades de transmisión genital, sobretodo el SIDA, las drogas, el problema
de la prostitución, la masturbación, los anticonceptivos, el aborto, la fecundación
artificial, los embarazos en madres sustitutas y temas ligados a estos puntos.

8. Los padres tienen que conversar francamente con sus hijos de estos puntos
en la mesa y sobremesa, específicos lugares de encuentro y reunión y en otros
momentos oportunos que se presentan a raíz de situaciones concretas de la vida
real o al comentar programas de televisión, artículos de diarios o revistas o
películas de cine. Ofrezcámosles también oportunidades para que se encuentren
en ambientes sanos y alegres.

Démosle el ejemplo y presentemos a los y las jóvenes una visión alegre y


optimista de lo que es el noviazgo y el matrimonio y de la felicidad que en estos
períodos se encuentra si se busca un amor verdadero.

Esto es necesario para que al chico le vaya mejor en la vida. Por tanto no es
sólo una labor del padre. Se tiene que quitar la idea de que como es importante que
"los padres dialoguen con los hijos" resulta que ahora ya no es importante que los
hijos se acerquen a los padres. En última instancia son ellos los más beneficiados
de esta actitud. Hablar con los papás y discutir todos estos puntos que hemos
mencionados son un negocio extraordinario para los adolescentes. Si ellos lo
entienden así es más probable que se acerquen y busquen el consejo y la ayuda.

Constantemente se esta queriendo establecer con exactitud qué marca el


inicio de esta etapa adolescente. Evidentemente los cambios físicos son los
primeros en aparecer con notoriedad pero ni siquiera ellos son ilustrativos de un
momento tajante de inicio y fin de la etapa.

Lo cierto es que hoy día, por ejemplo, la consolidación del desarrollo físico no
tiene prácticamente ninguna conexión con el fin de la adolescencia que es un
fenómeno que abarca toda la persona y su relación con el entorno: Pero, ¿cuando
empieza realmente? También aquí estamos sumidos en imprecisiones. En la mujer
existe un elemento clarísimo que es la primera menstruación, pero aquí no
comienza la pubertad. Este signo configuraría mas bien la coronación de un
proceso que arranca mucho antes con el incremento en la secreción de hormonas
que culmina en la aparición del flujo menstrual. El hacerse 'señorita', es el sello
identificatorio psicofísico y social de este proceso. La invasión hormonal al torrente
sanguíneo hace posible la presentación de los caracteres sexuales secundarios, el
cambio de la voz, un tipo femenino o masculino de crecimiento corporal, el aumento
progresivo de las mamas en las niñas, el vello pubiano y axilar, el desarrollo de los
órganos genitales, la barba, los cambios psicológicos, etc.

La imprecisión y la ambigüedad se hace mas notoria aun en el varón en quien


se dan todos los estos cambios sin tener un signo tan evidente como la
menstruación. Sin embargo normalmente la simple observación visual con un poco
de atención nos mostrara la diferencia entre un niño y un púber.

De los cambios que se producen en su organismo el que reviste mayor


dramatismo es el que se refiere a la madurez sexual. El equilibrio logrado en el
periodo de latencia se rompe, ya que, por ejemplo, un niño de 14 años que haya
logrado su madurez sexual no ha conseguido la misma madurez en cuanto a sus
conductas sociales, que le permitan adaptarse críticamente a su medio ambiente.
Aunque biológicamente maduro, el adolescente es inmaduro emocionalmente.
Como alguien dijo: el adolescente es un cuerpo maduro en una mente inexperta.
Esta condición madurez biológica e inmadurez emocional le produce un estado de
tensión y se ve obligado a realizar un lento aprendizaje que le permitirá adquirir
nuevas técnicas que faciliten su ingreso al mundo adulto. Esta compleja situación
da lugar a la llamada crisis de la adolescencia

Es oportuno que volvamos a recalcar que esta crisis no es sinónimo de


desastre sino como apertura y crecimiento. Aquí hay un elemento que también
debemos agregar en la comprensión de la realidad del adolescente: Este tan
profundo cambio físico, que también lo es claramente tanto de estatura como de
largo de piernas y brazos, obliga al chico a reelaborar su antiguo esquema corporal.
Esto significa que antes el "intuitivamente" sabía hasta donde llegaba su cuerpo y
tenia un control total de sus movimientos. Pues a partir de ahora la cosa ya no es
así.

Solemos ver, por tanto, a muchos adolescentes "torpes", que se llevan por
delante todo, que tiran la silla al levantarse de la mesa, que se golpean contra
marcos y ventanas abiertas, etc. Para comprender bien esto es como si el hubiese
aprendido a manejar en un carro pequeño de dos puertas y de buenas a primeras
le diéramos a conducir un camión: evidentemente tardara un poco en habituarse a
sus nuevas medidas.

Tengamos paciencia y sobre todo evitemos hacerlo sentir inútil, ya que este
proceso es natural hasta que consolide definitivamente su nuevo esquema
corporal. Esta referencia a los cambios físicos nos abre la puerta para entender una
de las causas de los cambios psicológicos. La mencionada descarga hormonal
para favorecer y motorizar el crecimiento rompe un equilibrio e introduce en el chico
una serie de sensaciones nuevas, grandes cantidades de energía que va a tener
que ir aprendiendo a manejar.

Las energías que sobreabundan en el adolescente son fundamentalmente


sexuales, pues este torrente hormonal comienza a establecer el paso de un cuerpo
infantil a uno que pueda "hacerse cargo del otro" y transmitir vida. Ante esto
algunas fantasías se tiñen de connotaciones eróticas y se da un resurgimiento del
querer autosatisfacerse sexualmente que va acompañado de una mayor dosis de
agresividad. Algunos han querido ver en esta autosatisfacción de la masturbación
una forma de ir reequilibrando el origen de las energías y el dominio del cuerpo,
hasta el punto de verlas fisiológicamente necesarias para recobrar el equilibrio
psicofísico. Ahora sabemos que esto no es así.

Partiendo del innegable hecho de que la pulsión existe tenemos que analizar
cual es la mejor forma de relacionarse con ella de modo tal que no se vuelva fuente
de neurosis y que al mismo tiempo beneficie al adolescente en su consolidación
personal. La solución a esto se entiende cuando comprendemos la naturaleza de la
llamada pulsión sexual. De alguna manera se trata de reordenar la fuerza interior
natural de la persona en capacidad de abrirse a los valores. Los valores,
contenidos objetivos de las cosas, personas y situaciones que el hombre capta en
su interioridad, dan a toda la persona la razón existencial necesaria para equilibrar
la propia vida en la búsqueda de lo que los antiguos llamaban "vida lograda".

La apertura posibilita objetividad y al mismo tiempo el compromiso con valores


reales hacen crecer y afianzar esta apertura. Todo lo anterior significa que la mejor
forma de ayudar al adolescente a restablecer el equilibrio roto en este proceso de
crecimiento es propiciar (no imponer) actividades:

* que demanden derroche físico (físico, montañismo, campamentos, etc.),


* gran atención (ya con el estudio tiene bastante, pero paralelamente se lo
puede estimular al aprendizaje de algún idioma o instrumento musical),
* lo obligue a salir de si y a compartir (ayuda social, comunitaria y demás).

Al salir de si el adolescente empieza a comprender el mundo como es, y no


desde un egocentrismo que lo hace poco objetivo.

Esta es la etapa en la cual el grupo es importante y ahora hablaremos de ello,


solamente queremos recalcar que el adolescente en la medida de que "desde sí
mismo" salga y comparta lo que tenga para dar en forma altruista, estará
encontrando el mejor camino para canalizar esa energía, que en su origen es
sexual, pero que esta en el para que crezca en todo sentido.

Si esto no se diera el mismo adolescente buscaría la forma de equilibrarse y


recuperar el control perdido, ya sea aislándose y convirtiéndose en una persona
mas o menos antisocial centrada únicamente en si mismo y con una mirada poco
objetiva sobre la realidad en general, pero sobre todo sobre la realidad de las
personas. Se convierte en un "fantasioso" incapaz de relacionarse con el mundo
real al que critica despiadadamente y sin mayor intención de aportar soluciones.
Otra forma de querer restablecer el equilibrio perdido pasa por la
intelectualización excesiva que finalmente termina en una separación entre lo que
piensa "muy racionalmente" y como actúa en su vida cotidiana. En ambos casos se
puede detectar un gran componente de agresividad y egocentrismo que son los
elementos presentes en el inicio de la etapa como dos componentes del
crecimiento.

Un adolescente que incorpora, no sin dificultades pero bien estos elementos a


su desarrollo, logra convertir la agresividad en fuerza interior bajo su control y al
egocentrismo (que en esta etapa no es egoísmo) en autentica autoimagen que le
ayude a ubicarse en el mundo.

Si no se logra sacar al chico del ensimismamiento que significa la


masturbación se corre el riesgo de no permitirle afianzar correctamente su
autoimagen y por lo tanto abrirlo a la verdadera comunicación con el otro en el
amor: le dificulta en un grado bastante grande el abrir la puerta de su existencia
para que "otro" y comparta todo lo que dentro de si tiene.

Y en esto tenemos que ser sumamente cuidadosos frente a los estímulos que
externamente le esta proyectando la sociedad, pues esa descarga que
normalmente se debe canalizar a través de actividades creativas se ve entorpecida
tanto por la actitud muelle que transmiten los medios como ideal de "felicidad"
como por la carga erotizante que comunica la pornografía, que por otro lado
desvirtúa el sentido de la sexualidad.

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