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Sermón
Juan 17:20-26
1. Introducción
Siempre las fiestas de fin de año son una oportunidad para hacer balances, para
reflexionar, para preguntarnos en qué punto de la vida estamos, qué queremos, qué
anhelamos. Esta reunión de acción de gracias tiene un motivo que nos convoca hoy a
reunirnos en este lugar. Ese motivo es Cristo, es acercarnos al Señor, dar gracias y el anhelo
Jesús estaba a punto de ser puesto preso y él sabía que su hora había llegado, y en
esos últimos momentos con sus discípulos a puerta cerrada ora para que los futuros
en todo. El mundo reconoce a Cristo cuando ven en nosotros la unidad como la del Hijo y
el Padre. Y el mundo reconoce a Cristo cuando el amor a Dios lo expreso en amor hacia el
otro. Y precisamente ese amor nos convoca a nosotros aquí hoy. Piense en esto: ¿cómo ha
visto usted el amor de Dios este año en su vida? O piense en esta otra cosa: ¿cómo ha
2. Bosquejo
Juan nos muestra cuáles son las señales que debemos tener quienes hemos creído
en el Hijo, quiénes somos: que seamos uno perfeccionados en unidad, que esté en
nosotros el amor como está entre el Padre y el Hijo y que el mundo crea. Así, hay tres
predicación de Cristo.
1. Perfeccionándonos en unidad
Jesús insiste a lo largo del texto en mostrar la unidad entre el Padre y el Hijo como el
ejemplo de la relación entre los futuros creyentes y entre ellos y Cristo. El paradigma que
ofrece Jesús es bastante retador. La relación que Juan ha evidenciado a lo largo del
evangelio ha sido una relación en principio de amor constante comunicación. Ha sido una
ni el egoísmo. Una relación de sacrificio. Denota que el origen y meta del mundo son uno
solo en él. El uso del término en este texto hace referencia a que “Cristo mismo está en
unidad con el Padre y trae a los suyos a esa misma comunión”, ese es el paradigma de
unidad que nos brinda Jesús para los que creen en él. Así que aquel dicho popular que reza
sobreponen nuestros propios intereses, ni nuestros propios gustos por encima de los de los
demás. Una cosa hermosa del apóstol Pablo es la ilustración que usa para hablar de la
iglesia, y es “El cuerpo”. Todos distintos, con distintas funciones pero en función de un
solo propósito.
Juan agrega el término “perfeccionados” en unidad. La unidad que Jesús pide para sus
discípulos incluye un modelo de perfección, modelo que evidenciará que Cristo ha venido a
perfección en la unidad y podamos disfrutar de una correcta relación con Dios, con nuestro
prójimo y testificando con nuestros actos que Cristo ha amado el mundo y se ha entregado
por él. No se trata de una vez al año, no se trata del trabajo de los pastores, se trata de una
oración de Jesús por nosotros en donde pide para que cada uno opere de acuerdo a su
voluntad.
“declaración”. Para Juan el amor es Cristo, por medio del cual el Padre demuestra su amor
al ser humano. Es más, el amor que el Padre le tiene y le muestra al mundo para nada se
puede cuantificar, es el mismo con el que ha amado a su Hijo. ¡Cuán grande es el amor del
Padre! Además, es ese amor que el Padre nos ha modelado por medio de Cristo por el que
Jesús pide que esté presente en el que escucha la palabra. Todo el que conoce el nombre de
Jesús tiene como característica el amor hacia los demás y hacia Dios mismo. El amor es
mucho más que un corazón rojo, mucho más que un “te amo”, es como el Padre se
relaciona con el Hijo, es como el Hijo se relacionó con sus discípulos y es así como quiere
que nosotros nos tratemos entre nosotros mismos. El mundo conocerá cuán grande es el
amor de Cristo por nosotros y entre nosotros. Quien ama cuida, protege, provee, anima,
identidad de Cristo y de su obra por el mundo. El que escuchare la palabra de los discípulos
no solo iniciaría una vida en unidad con el prójimo y con Cristo sino que reconocería que él
es Dios y que es por el amor al ser humano que se encarnó. El evangelio ha sido anunciado
por siglos y el mundo ha reconocido que Jesucristo es Dios y que todo lo que vemos es
producto de su voluntad. ¿Qué otro propósito, además de conocer a Cristo y caminar con él,
tiene el ser humano? Practicando la unidad y el amor como comunidad también cumplimos
De manera que Jesús pide que todo aquel que oiga y crea en la palabra que los
discípulos han de proclamar acerca de Cristo entienda la unidad del Padre y el Hijo como el
paradigma a seguir. El amor que vivimos en Jesús es un amor encarnado, real y verificable
en la forma en la que amamos a los demás. Ese amor ha de permanecer en todos los que
creemos en él.
Somos el fruto de esa proclamación y ese testimonio que dieron los discípulos y los tres
pilares de la oración de Jesús por los nuevos creyentes siguen siendo relevantes hoy.
Hemos estado en el corazón del Padre y del Hijo desde siempre. De modo que, en términos
de Juan, aquel que cree en Cristo lo demuestra, lo evidencia por medio de la unidad y el
amor hacia Dios y hacia los demás y así proclama en aquel que cree.
¡Iglesia unámonos y amémonos para que el nombre de Cristo sea conocido y seamos
perfeccionados cada día más! Gocémonos esta noche dando gracias a Dios de todo lo que él
nos ha dado este año y recordemos que la gratitud reflejan la unidad y el amor que hemos
recibido de Cristo.