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Jennifer Porras Pabón

Sermón

¡El amor y la unidad: una prueba de nuestra fe!

Juan 17:20-26

1. Introducción

Siempre las fiestas de fin de año son una oportunidad para hacer balances, para

reflexionar, para preguntarnos en qué punto de la vida estamos, qué queremos, qué

anhelamos. Esta reunión de acción de gracias tiene un motivo que nos convoca hoy a

reunirnos en este lugar. Ese motivo es Cristo, es acercarnos al Señor, dar gracias y el anhelo

de vivir de acuerdo a su carácter.

Jesús estaba a punto de ser puesto preso y él sabía que su hora había llegado, y en

esos últimos momentos con sus discípulos a puerta cerrada ora para que los futuros

creyentes de la Palabra, reconozcamos que somos llamados a reflejar el carácter de Cristo

en todo. El mundo reconoce a Cristo cuando ven en nosotros la unidad como la del Hijo y

el Padre. Y el mundo reconoce a Cristo cuando el amor a Dios lo expreso en amor hacia el

otro. Y precisamente ese amor nos convoca a nosotros aquí hoy. Piense en esto: ¿cómo ha

visto usted el amor de Dios este año en su vida? O piense en esta otra cosa: ¿cómo ha

evidenciado usted el amor de Cristo en otros?

2. Bosquejo

Juan nos muestra cuáles son las señales que debemos tener quienes hemos creído

en el Hijo, quiénes somos: que seamos uno perfeccionados en unidad, que esté en
nosotros el amor como está entre el Padre y el Hijo y que el mundo crea. Así, hay tres

elementos fundamentales que Juan destaca en la oración de Jesús la unidad, el amor y la

predicación de Cristo.

1. Perfeccionándonos en unidad

Jesús insiste a lo largo del texto en mostrar la unidad entre el Padre y el Hijo como el

ejemplo de la relación entre los futuros creyentes y entre ellos y Cristo. El paradigma que

ofrece Jesús es bastante retador. La relación que Juan ha evidenciado a lo largo del

evangelio ha sido una relación en principio de amor constante comunicación. Ha sido una

relación de sometimiento y desprendimiento, una relación donde no predomina la jerarquía

ni el egoísmo. Una relación de sacrificio. Denota que el origen y meta del mundo son uno

solo en él. El uso del término en este texto hace referencia a que “Cristo mismo está en

unidad con el Padre y trae a los suyos a esa misma comunión”, ese es el paradigma de

unidad que nos brinda Jesús para los que creen en él. Así que aquel dicho popular que reza

“divide y vencerás” podemos transformarlo en “unámonos y conocerán”: el mundo sabrá

quién es Jesucristo. En la unidad se evidencian los valores del reino porque no se

sobreponen nuestros propios intereses, ni nuestros propios gustos por encima de los de los

demás. Una cosa hermosa del apóstol Pablo es la ilustración que usa para hablar de la

iglesia, y es “El cuerpo”. Todos distintos, con distintas funciones pero en función de un

solo propósito.

Juan agrega el término “perfeccionados” en unidad. La unidad que Jesús pide para sus

discípulos incluye un modelo de perfección, modelo que evidenciará que Cristo ha venido a

la tierra y que ellos forman parte de él. La unidad es un modelo de identificación y un

elemento distintivo propio de aquel que cree en Cristo. La fe es un camino, es un


peregrinaje en el que cada día somos más como Cristo. Jesús está intercediendo por nuestro

peregrinaje, reconociendo que en medio de las vicisitudes de la vida podamos alcanzar la

perfección en la unidad y podamos disfrutar de una correcta relación con Dios, con nuestro

prójimo y testificando con nuestros actos que Cristo ha amado el mundo y se ha entregado

por él. No se trata de una vez al año, no se trata del trabajo de los pastores, se trata de una

oración de Jesús por nosotros en donde pide para que cada uno opere de acuerdo a su

voluntad.

2. El amor es la característica del que cree en Cristo

Jesús es el amor encarnado. El Padre ha amado al ser humano y lo ha mostrado en la

persona de Cristo. En esa línea el amor no es un “sentimiento”, no es una simple

“declaración”. Para Juan el amor es Cristo, por medio del cual el Padre demuestra su amor

al ser humano. Es más, el amor que el Padre le tiene y le muestra al mundo para nada se

puede cuantificar, es el mismo con el que ha amado a su Hijo. ¡Cuán grande es el amor del

Padre! Además, es ese amor que el Padre nos ha modelado por medio de Cristo por el que

Jesús pide que esté presente en el que escucha la palabra. Todo el que conoce el nombre de

Jesús tiene como característica el amor hacia los demás y hacia Dios mismo. El amor es

mucho más que un corazón rojo, mucho más que un “te amo”, es como el Padre se

relaciona con el Hijo, es como el Hijo se relacionó con sus discípulos y es así como quiere

que nosotros nos tratemos entre nosotros mismos. El mundo conocerá cuán grande es el

amor de Cristo por nosotros y entre nosotros. Quien ama cuida, protege, provee, anima,

agradece. ¿Estamos reflejando ese amor?

3. Que el mundo crea que Jesús es Cristo


El último elemento que Juan resalta en la oración de Jesús es el reconocimiento de la

identidad de Cristo y de su obra por el mundo. El que escuchare la palabra de los discípulos

no solo iniciaría una vida en unidad con el prójimo y con Cristo sino que reconocería que él

es Dios y que es por el amor al ser humano que se encarnó. El evangelio ha sido anunciado

por siglos y el mundo ha reconocido que Jesucristo es Dios y que todo lo que vemos es

producto de su voluntad. ¿Qué otro propósito, además de conocer a Cristo y caminar con él,

tiene el ser humano? Practicando la unidad y el amor como comunidad también cumplimos

con el mandato de evangelizar, así también presentamos a Cristo como el Salvador y

extendemos el Reino de Dios a quien nos observa.

De manera que Jesús pide que todo aquel que oiga y crea en la palabra que los

discípulos han de proclamar acerca de Cristo entienda la unidad del Padre y el Hijo como el

paradigma a seguir. El amor que vivimos en Jesús es un amor encarnado, real y verificable

en la forma en la que amamos a los demás. Ese amor ha de permanecer en todos los que

creemos en él.

Somos el fruto de esa proclamación y ese testimonio que dieron los discípulos y los tres

pilares de la oración de Jesús por los nuevos creyentes siguen siendo relevantes hoy.

Hemos estado en el corazón del Padre y del Hijo desde siempre. De modo que, en términos

de Juan, aquel que cree en Cristo lo demuestra, lo evidencia por medio de la unidad y el

amor hacia Dios y hacia los demás y así proclama en aquel que cree.

¡Iglesia unámonos y amémonos para que el nombre de Cristo sea conocido y seamos

perfeccionados cada día más! Gocémonos esta noche dando gracias a Dios de todo lo que él

nos ha dado este año y recordemos que la gratitud reflejan la unidad y el amor que hemos

recibido de Cristo.

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