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Jacques Hassoun

LOS
CONTRABANDISTAS
DE LA MEMORIA

EI
Ediciones de la Flor
1," ,'",", ' ''1` ,,,,,,,,, ',r,ó C,,
^lwnJil4, Liir.u, .`i` 1936.
1 likmr .n m.dlclna, psicoanaljsta
/ W.rltor, /u. ml®mbro de la ex-
1 `.u.l. fr.udlina de Par(s.
t iind.dor d.l C.rcle Freudien,
•l`i:t. ..mlnirloi y conferencias
•iu.d.1.®0 .n Montréal, Québec
y Nuwi York.
1 l,i p`ibllc.do, .ntre otros libros:
r i`tr. 1. mor( et la Íamille: la
• i.t 1`. (P.yot,1977); Fragments
•h l.nfu. m.t.mellc (Payot,
1 '/7.); ^l.x.ndrlei (La
1 io{o`Jv.rt.,1985): Le méme
Wr., con A. Khatlbi (de l`Eclat.
1 '/.5); L.. p...lon. intraitables
(^ubl.r,199]); L. cruauté
n`.l.ncollqu. (Aubier,1995)
L.. lndl.. Occldentales
a Propóil`o d. Ia Puls¡ón de
inu.r`. y d. .'má. allá del
i.ilnclplo d. Plac.r'') ®mb.ién
iwlii.i(lit .n castellano (Ediciones de
l.i Í(iuii, Bu.nos Aires,1995).
LOS CONTRABANDISTAS
DE LA MEMORIA
Jacques Hassoun

LOS
CONTRABANDISTAS
DE LA MEMORIA

EDICIONES DE LA FLOF¡
Introducción

La transmisión de una cultura,


una creencia, una filiación, una his-
toria, durante mucho tiempo pareció
funcionar por sí misma.
Los padres, los abuelos, la fami-
lia extendida, el ritmo de la vida se-
mirrural o provincial, el sedentaris-
mo, permitían en última instancia
que no hubiera necesidad de plan-
tearse la cuestión con la agudeza
que hoy exige. En resumidas cuen-
tas parecía algo natural... Una ge-
neración reproducía las creencias,
el modo de vida, el dialecto o la len-
gua de las que la habían precedi-
do... integrando lentamente las
nuevas adquisiciones de la técnica.
Ahora bien, esta visión -idílica-
está sin embargo contradicha por
los hechos.
En un breve artículo -``Resis-
pectativa ansiosa, que lo acompa-
tencias al psicoanálisis''- Freud re- ña.,,1
cuerda que lo ``nuevo" al destronar lo Por lo tanto, la transmisión de lo
"antiguo" parece estar constante-
nuevo tropieza siempre con los lo-
mente poniendo en peligro una va-
gros que cada uno de nosotros privi-
liosa estabilidad. legia por sobre todo lo demás.
"El niño pequeño, en los brazos
Esto quiere decir también que en
de su nodriza, que comienza a gritar cada uno de nosotros palpita la neó6=
al ver un rostro extraño; el creyente
que inaugura cada nuevo día con nuestros
una oración y recibe con una bendi- hemos reÉiiñ.
ción las primicias del año; el campe- -`-Ya-e-n-ffD-éuteronomiopodemos
sino que rechaza adquirir una gua- leer: "Pregunta a tu padre y él te re-
daña que sus padres no habían utili- velará (tu historia) y pregunta a tus
zado; otras tantas situaciones cuya Ancianos y ellos te dirán (lo que fue
variedad salta a los ojos y a las cua- tu pasado)".2
les parece legítimo asociar diferen- Este mandamiento indica que
tes motivaciones. Sin embargo, sería desde hace milenios la necesidad de
injusto desconocer su común deno- transmitir está inscripta en la His-
minador. En estos tres casos se tra- toria.
ta de un mismo malestar: el niño lo En el mundo árabe-islámico en-
expresa de una manera elemental, contramos cotidianamente con la

-a
el creyente lo apacigua ingeniosa- misma insistencia este imperativo
mente, el campesino lo asume como de reconocerse en una historia, una
una decisión propia. Pero el origen
genealogía, una pertenencia: cuando
de este malestar es el desgaste psí-
1 S. Freud, "Résistences á la psychanaly-
quíco que Lo „„euo exíÉé Slem rea
se", "La Revue Juive", año 1, N9 2, Pari's,
y la incertidumbre Librairie Gallimai.d, 5 de marzo, 1925.
llevada hasta el extremo de la ex- 2 Deuteronomio, cap. 32, versi`culo 7.

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se encuentran dos desconocidos, lue- En el caso del texto bíblico, es
go de los saludos de rutina, siempre evidente que la redacción del capítu-
se plantea una pregunta: "¿Cuál es lo que incluye este mandamiento de
tu asz?'', término que a la vez quiere transmitir y de recibir una trans-
decir ui.ncz¿Zacjór} (tribal o religiosa), misión, data del siglo iv antes de la
odhesjón yper£enenc¿o a tal modo de era cristiana,3 es decir, luego del re-
pensar o a tal etnia. torno del Primer Exilio de Babilo-
Cuando dos tribus de beduinos nia, en el momento en que ese pue-
se cruzan en un oasis la pregunta blo en vías de reunificación debía
que se impone es: "¿De dónde vienes, reafirmar sus lazos, distendidos por
a dónde vas, quién eres?". Esta inte~ la deportación consecutiva a la des-
rrogación no concierne obviamente a trucción del reino de Judea. Esta re-
un recorrido geográfico determinado ferencia a la Historia, este imperati-
síno a un ,±Ép± inte- vode la transmisión, denota en últil
rior, que permite que cada uno sitúe üñ-é5iado de Pr.oJFníla
su recorrido individual en función de íñte-ii-or. De vuelta al
aquello que le ha sido transmitido. baís ancestral luego de una larga
Pero si lo miramos de cerca, per- ausencia, esta cuarta generación de
cibimos que la cuestión de la trans- "judaicos" nacidos en el exilio, en un
misión se resenta cuando umuLIO medio intelectual, social y económi-
o una civilización ha estado someti- camente superior al que reinaba en
da a conmociones-~má-s o ni-eñ-ósi;Ílo- sus países de origen, debía encon-
ffiñ-da~s. - - ` --'--~--^-`-'-`.--~L--=`~
~ --Si-retomamos las situaciones a trar razones para reanudar sus la-
zos con el pasado. Era necesario cla-
las que hemos hecho referencia, per- rificar el presente a través de una
cibimos que esta preocupación que
parece ser puramente formal no sur- 3 EI Pentateuco ha sido compilado en for-
ge en cualquier momento de la His- ma definitiva en el sig]o iv A.C., y no, como lo
toria. pretende la tradición, diez siglos antes.

12 13
historia vuelta casi mi'tica a fin de ubicas?", tal es la cuestión crucial
proporcionar nuevas raíces al porve- que las sociedades en crisis o que las
nir. sociedades pluriculturales se plan-
De allí la apelación a los más an- tean frente a las mutaciones que las
cianos, de los que se requería la des- atraviesan.
cripción de un pasado heroico, o al Pero estrechamente asociada a
menos lleno de prestigio, con el fin rimera serie de reflexiones
de inscribir ese destierro en una sa-
ga con la que se habían nutrido y
que los había sumergido -si se es-
j-ÉÍÉr¥
que evoca los problemas de p2g!=Le:

iiéññfíf=
ñaae`sñ6.-~tTri--
evidencia
cucha al Salmista que no cesaba de estamos -uno por uno-
implorar: «Si te Q±ido, Jerusalén, en una de sujetos que no
gLu.e_.Pí±r:9£±±J±£±es±g±±±i" en una ue son mortales.
nostalgia lacerante. Es eso misho
En el segundo ejemplo, la refe- humano de lo animal: un saber so-
rencia al os¿, a la pertenencia, apa- bre la muerte y la genealogía que
rece en el momento en que la socie- dicta la necesidad de ue un mínimo
dad tradicional se había derrumba- ±in[±±±Jd_arELFaasegurada.
do, en el momento en que aquellos Somos todos Dortadores de un
países durante largo tiempo cerra- po_mLkeí, de una historia sin
dos al mundo exterior, se encontra- (biográfica) ubicada en la Historia
ron proyectados en la modernidad. de un país, de Una reglon, e una ci-
Es entonces cuando surge la necesi- vilización.
dad de saber a quién se dirigi'an, a Somos sus ySuS
quién hablaban, no necesariamente transmisores.
en nombre de un deseo más o menos Somos sus pasadores.
confesable de exclusión, sino en todo Que seamos rebeldes o escépti-
caso para poder situarse con rela- cos frente a lo que nos ha sido lega-
ción al otro: "¿En qué transmisión te do y en lo que estamos inscriptos,

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que adhiramos o no a esos valores, tamiento caballeresco propio a su
no excluye que nuestra vida sea más tradición se reúne con esta nueva
o menos deudora de eso, de ese con- orientación que toma su existencia y
junto que se extiende desde los hábi- los vincula a los valores preconiza-
tos alimentarios a los ideales más dos por su clase social de origen.
elevados, 1os más sublimes, y que ¿Esto quiere decir que estamos
han constituido el patrimonio de condenados a reproducir? ¿Que la
quienes nos han precedido. transmisión recibida y ofrecida como
Ahora bien, es evidente que, sal- herencia supone el eterno retorno?
vo excepción, lo que hemos heredado Probablemente no... Esa tendencia
es constantemente modificado de a "fabricar" loros o clones no es in-
acuerdo a las vicisitudes de nuestra trínseca a la transmisión. Lo que me
vida, de nuestros exilios, de nues- resulta ?p_asionante en+± a aventura
tros deseos. .PrQPÉidglaL±rap~S_mjÉiÉinL££ P£eL¥9-
Que una generación haya conoci- pien.tg_._ques_Qmos_difere_nte~sLde.~q!|±_e-
do grandes conmociones históricas nes nos precedier.9n y qu.e_nu__estr.Qas
-o no-, que otra haya padecido o descendientes es robable
elegido el éxodo rural -o no -... no un camino sensiblemente diferente
es indiferente. del pt±estrQ... Y sin embargo... es
Ser fiel a una tradición familiar allí, en esta serie de diferencias, en
aristocrática y verse obligado a cam- donde inscribimos aquello que
biar de rumbo, a "traicionar" su me- transmitiremos.
dio -omo d'Estienne d'Orves... o el Un paso más me permitirá afir-
coronel de la Roque pudieron hacerlo mar algo que es más que paradójico:
durante la guerra- no es indiferen- upaJ±ansmisLón__lQÉrrada ofre££¿
te. ¿Esto significaría que se produjo qúien ia recibe ri e;p-áEI615 liber-
en ese momento una ruptura radical yuna ermite
con sus convicciones antiguas? De
ninguna manera: el mito del compor- contrarl,o.

16
í-:,:-`..`L,``-``
Desprenderse de la pesadez de /,o ftpf:
las gene.raciones precedentes para
reencontrar la verdad subjetiva de
*:ae::i::::#a:E_
la existencia.
l._L. fic.t'

aquello que verdaderamente conta- Á-é`Í,-`iüLñ-do el padre del joven


ba para quienes, antes que nosotros, Joffo,4 antes de dejar a sus hijos en la
amaron, desearon, sufrieron o goza- Francia ocupada -situación extrema
ron por un ideal, ¿no es lo que pode-
y en ese sentido ejemplar-, le asien-
mos llamar una transmisión logra- ta una frente
soberana
da? ¿Acaso ahorra un sufrimiento -d-úe, a la bofetada
pregunta ¿"¿Eres j
flLa___Su__hiJi
u-
vez diferente
¿Por otra parte, podemos concebir la
dío?", responde ÉrmLaia±iiap2±,
¿qué ha-cíá sino transmitir a sus hügs_.
posibilidad de evitar experimentar
el sentimiento de culpabilidad fren-
te a quienes nos precedieron? Proba-
blemente no... Siempre existe un
:.:anit::o;nré¿:;i.g;:|-:ggiÉ:e±:-:ñ¥cig:-
ofrecer como herencia a sus hijos una
desgarro en la tensión existente en- bofetada que les daba una chance de
tre una transmisión, por más logra- sobrevivir? ¿Esta lección de marra-
da que ésta sea, y un deseo que in- nismo no indica que la fidelidad abso-
tenta situar al sujeto en el espacio luta, la adhesión pura y simple, la
mismo de su verdad, de su vida, de confesión proclamada, sen'an para el
su existencia. caso una manera de precipitarse a la
Además, transmitir equivaldría muerte? ;..Transmitir la vida en toda
tal vez a tener en cuenta que jamás su violencia no exigi'a este acto en sí
evitaremos a nuestros descendientes iñI5ñióiéffile : ofrecer como mensaje
éTiiliari6
de que su camino esté sem- de despedida una bofetada?
brado de obstáculos cuando intenten Subsiste una última pregunta
conciliar la histl6Ífa pasada con lo
actual de su deseo subjetivo. 4 J. Joffo, Un sac de billes, PaLrís, J.C. Lat-
Porque, en fin, 19`gj±- tés, 1973.

© 19
susceptible de finalizar con este pa- cés, ignoraba que el país en el que
norama de interrogaciones que cons- vivía era diferente en más de un
tituye el eje de esta obra. sentido de aquello con lo que convi-
A menudo el niño es confrontado vía cotidianamente en el barrio de
€Qp_TñÉ`aTLS=gi_ai_a-úé ig_po.r_a y du-e- ah mineros. Durante años tuvo que con-
este sentido puede parecerle enig- frontarse con las dificultades naci-
mático. das del enigma que entonces la ha-
Evoquemos el caso de esos niños bía conmocionado. ¿Quién era ella?
que, nacidos en Francia de padres ¿De dónde venía? ¿A dónde la ha-
emigrados, comparten durante su bían llevado? Otras tantas cuestio-
primera infancia la cotidianeidad de nes que debían resurgir durante to-
su medio familiar, su modo de vida, do un período de su existencia. Nin-
su lengua, su cultura, su historia, guna palabra había sido enunciada
para encontrarse un día inmersos en durante su primera infancia sobre la
una sociedad cuyos valores les resul- historia de la emigración de sus pa-
tan diametralmente diferentes. dres, ninguna palabra había podido
Es así como, por ejemplo,5 una dar cuenta, en el momento de su
niñita hija de padres polacos, obre- descubrimiento, que ella había noc¿-
ros mineros en Lorraine, descubrió do en ez e#j¿jo de una patria descono-
con estupefacción el día de su entra- cida en un país del que nada sabía.
da a la escuela primaria, que vivía Ningún discurso había podido enun-
en un país llamado Francia del que ciar lo que le hubiera permitido dia-
ella ignoraba todo. Ignoraba el fran- lectizar un sentimiento de inqwje-
Can£e e#£roñezo. Esta experiencia vi-
5 He realizado -por razones de discreción vida la acompañaría durante mu-
fácilmente imaginables- modificaciones no chos años, 1levándola a sentirse, en
significativas, pero que deben permitir a las
su vida profesional y familiar, como
personas implicadas conservar un cierto anoni-
mato, en todos los fragmentos biográficos y en `ina extranjera que no se autorizaba
aquellos correspondientes a la cura. ni a la felicidad ni al éxito.

20 21
No fue sino en el transcurso de madre, (hermanos o primos) inten-
un análisis que pudo relacionar este ten imponer en un contexto de per-
fracaso parcial de su existencia a ese misividad social, modelos ya perimi-
terremoto representado por un des- dos a los cuales se intenta someter a
cubrimiento de una violencia tanto las hijas mujeres ..., la transmisión
mayor cuanto que no estuvo acom- no será entonces sino una burla
pañado de ninguna palabra: hoói'a mentirosa adecuada para crear una
ncLcido en el extranjero en el seiw rebeldía radical, una marginalidad o
mi,smo del país en el que había, ueni,- una desesperación extrema, acom-
do al, mundo. pañadas de una tentación a recons-
Ese programa fijo, esa secuencia tituir, en otro tiempo y en otro espa-
que llevari'a a enmudecerla afectiva- cio, un modelo pasatista del que el
mente, era el producto de un silencio Í`undamentalismo representaría su
embarazoso, de una dificultad en más trágica expresión: ¿.£odas es£os
transmitir una situación que sus sit,uaci,ones no nci,cen de l,a, nostalgia
propios padres habrían tenido gran i)or un pa,sado enigmático y de un
dificultad en simbolizar. iiresente vi,i)ido corno discordante al
Por eso es que debemQ_s entender qu,e los padres no han podido en uer-
la transmisión cori`ó-i
ransmisión c_oriió-_-_aqúéllo qúe da dad enfrentar?

estas condiciones
ño aborde su
modo
-
ipa-:
cuenta del pLa_s:gdQj/_"delpres_en_t_e.En

menos_--T-_____
doloroso 1_,_
si escuc
de su historia
Es evidente que en la actualidad
-basta con acercarse a los países
d.`l Este o a los suburbios de la ex
cintura roja para convencerse-las
vicjas tradiciones obreras o militan-
su cotidianeidad. t,cs parecen estar completamente
Pero que un padre siga viviendo Í.ucra de lugar.
bajo un modelo patriarcal mientras Huérfana de referencias finales,
su hijo constata que en la vida diaria una generación se encuentra sin po-
es objeto de humillación ..., que una tlcr transmitir nada y otra sin poder

22 23
recibir nada. Situación dramática to, la Ascensión, el Pentecostés, la
que crea exilios en su interior, que Asunción de la Virgen). Esto ha per-
con demasiada frecuencia se arrojan mitido que el pasaje de una cultura
en los brazos de la extrema derecha a otra pueda hacerse sin mayores
para reconstituir una apariencia de tropiezos, y también ha permitido a
cultura nocjonoz contra el temido laicos furibundos celebrar de un mo-
peligro cosmopolita. do menos desapercibido las fiestas
Paradoja que torna la cuestión religiosas de sus antepasados.
de la transmisión tanto más urgente Cómo sorprenderse entonces que
cuanto que a los seczeníori.os-oz¿€ócfo-
para los exiliados o para las pobla-
nos les parece que la larga experien- ciones autóctonas, pero con creen-
cia que poseen los exiliados sobre es- cias o culturas diferentes, la necesi-
te problema, los excluye de su propia dad de transmitir se presente a par-
cultura. tir de otros supuestos que en ocasio-
Es cierto, sin embargo, que la nes pueden tender a reconstruir en-
cuestión de la transmisión no se claves heterogéneos.
plantea de la misma manera para to- Esta tendencia será tanto más
das las categorías de una población. fuerte cuanto más se les niegue a
El sedentarismo campesino (si bien csos grupos o a los sujetos que los
relativo y actualmente muy amena- conforman, un derecho a la integra-
zado) autoriza a que esta cuestión se ción bajo su propia emblemática
plantee cb mi'7}jm¢ y con cierto dolor, que, por otra parte, lo sabemos por
aun cuando represente una preocu- cxperiencia, tiende al cabo de los
pación estructural del sujeto. años a empalidecer hasta extinguir-
Es digno de elogio que una socie- se, por poco que la mayoría retroce-
dad laica y republicana como lo es la da espantada frente a las diferen-
sociedad francesa haya integrado cias ostentadas.
las fiestas religiosas (la Navidad, la Por esa razón, sea cual fuere la
Crucifixión, la Resurrección de Cris- sit,uación familiar, la cuestión que

24 25
plantea el silencio, en el lugar de un ¿gÉLmo trapimLmɱi±?, conside-
pasado sepultado y de un presente rando qúé iódósIóñóÉ-exiliados de
en devenir, representará algo que nosotros mismos y de nuestra histo-
tendrá como efecto en la vida del ni- ria,--SéáTñár nuestro grado de
ño, una imposibilidad de participar É-.`dentarismo.
de la vida social. Partiremos no obstante de los
Romper el casos extremos representados por
¿no es trans-
mitir? Lrrupos humanos que han debido
TAcaso cuando un niño plantea (lcsplazarse geográficamente para
la cuestión de sus ori'genes, no es tl¡irse cuenta de la dificultad de
también.para intentar saber en qué l,r¿insmitir y de recibir otra cultura.
deseo está inscripto? ¿No intenta, Para toda sociedad £rcmsmj£¿r es
como lo señalaba Ferenczi, arrancar
una verdad a sus padres, a través de it¿iLrinas hemos elegido partir de la
la serie de los "porqué" que les for- l`istoria de quienes han sido conside-
mula insistentemente, con el fin de riidos como extranjeros por sus com-
hacerles decir el secreto de su naci- it¿itriotas, o que han padecido un exi-
miento, de obligarlos a precisar "có- litt cfectivo, para entender mejor, a
mo" se hace un niño? Frente a estas iiurtir de allí, aquello que se impone
preguntas sólo podrá obtener res- i)nra cada uno de nosotros a cada mo-
puestas inL`nto de la vida y de su transmi-
HC±a.+É}.S_,Lpro aun asi es
Bi(`)n.6

i#U¿9p-:=c=Topnaádrrseeiáes:téndí-S-
Es en relación con estos diferen- 6 Resulta evidente que los fisiólogos no
tes elementos que intentaremos res- lmn podido registrar las funciones orgánicas si-
ponder, a lo largo de las siguientes no a partir de los desórdenes que el cuerpo pre-
iontaba, y que Freud, para fundar el psicoaná-
páginas, a esta triple cuestión: llAis, tlcbió deducir las leyes de funcionamiento
-¿Por qué transmitir? ili.l ii`consciente a partir del sufrimiento de sus
-¿QñéiñhLsriitii?---- '",,.i,.ntes.

26
©
Charlotte o los efectos buceaba en el corazón de los
de un silencio hombres. Y al mismo tiempo yo
era mi madre, mi abuela, y todas
las personas que aparecen en mi
habitación."
Las circunstancias de esta serie
de terribles revelaciones están des-
criptas por Charlotte: su abuelo, que
¡icaba de presenciar el suicidio de su
Charlotte Salomon, judía nacida mujer, le asesta una serie de verda-
en Berlín, y refugiada en Niza, co- dcs hasta ese momento silenciadas.
m¿enzo sz¿ ujd¢, relata, cuando tenía Su madre, que según ella creía ha-
veintitrés años, en la primavera de lji'a muerto a causa de una gripe, de
1940. Escuchémosla. hccho se había suicidado, al igual
"Mi vida comenzó cuando mi que su tía Charlotte Grünwald, her-
abuela intentó suicidarse, cuan- mana menor de la madre, de la que
do supe que mi propia madre se llL`va el nombre, y por último su tío
habi'a suicidado, al igual que iiltuelo; y ``lo peor de todo, es que la
prácticamente toda su familia, miidre de tu abuela intentó matarse
cuando supe que yo era la única tlurante ocho años", agrega el abue-
sobreviviente, y experimenté en 1().

mí, profundamente, la misma El abuelo -que acaba de reve-


sensación, el mi.smo gusto de la liirle esta serie de muertes trágicas,
desesperación y de la muerte. Y hs verdaderas circunstancias de la
me dije: o bien yo también me muerte de su madre, y el hecho de
mato, o bien emprendo algo com- (iuc ella lleve el mismo nombre de
pletamente loco y extraordina- un!i suicida acerca de la cual nada
rio. La guerra había estallado... Ai`ht`a- le dice a la joven que llora
Yo estaba sentada junto al mar y Ht)lti`c un mundo "roto en pedazos'':

28 29
"iBasta de palabras! ¿Qué esperas
-en el silencio de sus abuelos luego
para suicidarte tú también? iMáta- del de sus padres- Charlotte había
te\." -Sich das Leben nehmen-(que sido esa suicida. Había vivido en el
también podemos escuchar como intervalo de la vida y de la muerte,
"iToma tu vida!").1
ct]nstantemente impactada por lo
Y es en ese momento que Char-
que le sucedía; por sus desesperacio-
lotte comienza a vivir. En la urgen- nes enigmáticas, por sus apegos
cia, en una carrera contra su propia spasionados para con cualquiera
muerte, se sumergirá en la pintura:
quc la amara, en fin, por ese senti-
en dos años pinta en 748 acuarelas micnto de ilegitimidad que la hacía
una obra de teatro, é.Vídcú o íea£ro? i.L`chazar a quienes la apreciaban,
(Das Leben oder das Theater?) en La l,L`stimoniaba sobre el silencio que
que reconstruye la trayectoria de su l`iil7ía presidido el origen de su vida
existencia, comenzando por una y l¿i elección de su nombre: todo, a lo
acuarela en la que representa a su li`rLro de su existencia, no había sido
tía, Charlotte Grünwald -a la que :iint7 Un enigma.
llamará Knarre- quien "abandona Nada había podido liacer con to-
la casa de sus padres para arrojarse dnB las pérdidas acaecidas durante
al agua„. " iní`ancia y su adolescencia: pipL-
Porque, en verdad, su historia
Wull tluelo había podido efectuarse
comienza por esa joven muerta cuyo iñ-,`l` acion a una historia
nombre ella lleva... práctica fre- `i`1': Ic había sido transmitida en
cuente y que puede ser devastadora 'lclo 0 en la mentira y que' a Par-
si no está sostenida por ninguna pa- lii' {lc allí, la había sumergido en el
labra. i`i`(luclamiento sin fin de una pro-
Hasta ese momento de su vida l'`ii`(lii melancolía.
^1 cntregarse a esa producción
1 Este matiz de la lengua alemana me fue
m 1 i'Htica, Charlotte Salomon se au-
señalado por Claude Sahel.
im i'Í.Íirt'a a crear el objeto de una

30
©
búsqueda sobre la que nada sabía Pero sin embargo la Historia, pa-
pero que no por eso dejaba de estar ra la cual no había sido preparada,
presente en su horizonte. l¿i toma en sus redes: haciendo caso
Por medio de esa obra monu- ttmiso de un mínimo de precaucio-
mental, ella reconstituía aquello que i`es, vuelve a vivir a su casa del Er-
no le habi'a sido transmitido. Poni'a ii`itage en Villefranche, en donde
en orden acontecimientos marcados oll¿i y su marido estaban fichados co-
por un mutismo abismal, arañaba al iiio judíos. Denunciados el 21 de sep-
pasar a "esos alemanes de fe mosai- tiL`mbre de 1943, fueron deportados
ca"2 que sólo celebraban una fiesta, i` Auschwitz en donde murieron a
la Navidad... durante la cual canta- i)oco de llegar, el 12 de octubre de
baLn a coro el Heilige Nacht. oBe mismo año.
Esas 748 acuarelas le permiti- l)estino trágico que sin embargo
rían a Charlotte Salomon constituir mt` i]ermite decir que Charlotte Sa-
un tesoro: el de la ltimt>n, antes de ser destruida por la
una historia conséf;ada en silencio. 1 lifitoria, había logrado constituir, a
Es entonces cuando Charlotté~Sa- iii`rlir de la única palabra simboli-
lomon pudo revivir, prosegür su obra '/.iintc que encontró, el Sjch cZos Le-
pictórica y artística, encontrar al /Ji'/¿ /[ehme7i de su abuelo, una trans-
hombre de su vida en lugar de subs- iiiiHión que le había faltado cruel-
titutos parentales que amaba apasio- ''',`,,t`e.
nadamente en el lugar de una madre Ija clínica nos enseña cotidiana-
ausente y de un padre desfalleciente. iii(`nt,e que tales silencios desempe-
Pudo entonces casarse y para su nn n un papel__f_unaámé-nt_al en las di-
gran sorpresa quedar embarazada. n(``illades par_a_vi-vir que padecen los
l`Ü()s__d_elqs.a_e=jiíó_rtad_Qsjudíps,l.o;_hi-
2 Para dar pruebas de su indefectible y
real pertenencia al Vüfer¿¢nd, los judi'os de Ale- iuN () nietos de los sobreviviente-; del
mania se declaraban "alemanes de confesíón wt`i`ticidio afñl-érió-, ló-s--dés-é-é-rrdien-
mosaica". lM (lc los torturados `en las guerras

32 33
de independencia, en síntesis, todos Un síntoma actual
aquellos que han padecido la Histo-
ria en su más extrema ferocidad.
Hijos de verdugos... hijos de vi'c-
timas... cada uno -desde luego en
un lugar diferente- es víctima del
secreto de un origen perturbado, de
una interrupción en la trama de una
historia familiar sacudida por los
acontecimientos históricos. Huérfa- Ija trágica experiencia de Char-
nos de una palabra, sufren en su ltit,t,L` Salomon nos permitirá -recu-
propia carne un duelo lmposl i'i.i(mdo a un desvío histórico-con-
en cons- •i(l{w.ar la transmisión como una ne-
truir una novela familiar que les ceíiidad dictada por las mutaciones
permita proyectar un futuro. Este tim tsL` hacen presentes en los valo-
trágico quiebre en la transmisión i'®B lr¿idicionales.
exlge que OSPa res -por más /.,l)c qué modo podría hacerse sa-
roso que sea para ellos- pongan en ltt`t` hoy en día a un adolescente el
®ii(,`isiasmo que durante varias dé-
#q¥L±e-:-tueeslesvF.a:esnutc::id: o.(illH Provocó ia epopeya revoiucio-
irrupción brutal de la Historia), a niii.iii inaugurada en la Rusia de los
los fines de hacer las paces con su H(iviot,s en 1917? ¿Cómo transmitir
propia trayectoria biográfica y de _re-

#J::F#l.¥:
liw luchas que desgarraron durante
Para Su descenden¿ia u= h wucrra civil española el campo de
lw i`i`tifranquistas? ¿Qué puede sig-
nilici`r para él la alianza del POUM
mente destruido. ( l'i.i.tidt) Obrero de Unificación Mar-
ilil,ii) (iue se consideraba trotskysta
(.li` .)t}t,!ir reconocido por "otsky) e

34 35
integrante de la CNT-FAI (Confede- ciL`rto, llamar "conservadores" a los
ración Nacional de Trabajadores de vi(`jos comunistas y ``demócratas" a
la Federación Anarquista lnterna- loB que habitualmente denominaba
cional) decididos a combatir juntos, "i.{`¡iccionarios".
a pesar de sus desacuerdos, a la vez ()tros sucesos, por no haber sido
contra el franquismo y contra los I`ií}torizados y retomados por la me-
stalinistas? ¿Cómo hacerle entender ii`tiria francesa, parecen provocar la
el fervor que podía provocar Durruti i``iHma extrañeza: ¿cómo evocar a to-
(el anarquista), Andrés Nin (el trots- iltm !`quellos que se tendieron sobre
kysta) o la Pasionaria (]a comunista) ltm ricles frente a los trenes que con-
aun cuando las ideologi'as que prego- il`i(7i'i`n hacia Marsella y Argelia al
naban parecen obsoletas o dignas de i`tii`tingente destinado a combatir la
rechazo? i't.vtilución argelina? ¿Cómo evocar
¿Cómo dar consistencia al perso- i`l lli`mado de los intelectuales a la
naje de André.Marty -"el rebelde l``lll`iHión en un momento en que el
del Mar Negro"- que se opuso a la i`i`(tiHmo antimagrebino parece domi-
intervención naval de Francia con- iiiii. {`1 paisaje político francés?
tra la joven república soviética, más l.:Í}t,as dificultades para transmi-
tarde apodado el "carnicero de Alba- i.li` .`1 tmtusiasmo o para entender lo
cete" por los revolucionarios trots- ii`i(` ]ii lcngua quiere decir constitu-
kystas y anarquistas españoles y ytiii 1() que llamamos un si'n£oma ac-
que terminó sus di'as excluido del /iiíi/, `in si'ntoma que nacido del acon-
PCF acusado de "traidor" (a Stalin)? i®.?lit`i{mlo, de la actualidad, marca
Tanto o más inconsistentes que il iiut`to a tal punto que sus emble-
las de las guerras napoleónicas, esas iiiw .y Hus idealizaciones parecen pro-
imágenes tiemblan, se esfuman, se l\H`(li`m{mte dañados.
borran a medida que la lengua de (), volviendo a Charlotte Salo-
pronto parece descarriarse: una ge- nii`i`, i}(id(mos preguntarnos si su si-
neración escucha, llena de descon- 1 uii.'itHi iiti era la de haber heredado

36
37
de sus padres una profunda perpleji-
dad. Seri'a incluso tentador declarar Gorshon Sholem) ¿no cuenta acaso
que la aparente incoherencia de esta que fue intimado por su padre, por
familia alemana de religión mosai- li` vi'a de una carta certificada (a raíz
cal habi'a contribuido a provocar ese tlt` lo que le ocurrió a su hermano
sacudimiento de su propio ser... Wi.i.ni`r afiliado a la socialdemocra-
Que la Navidad, con su cortejo cla) a abandonar el domicilio fami-
de cánticos luteranos cantados en Iii`r tli` Berlín el día que se declaró
familia, sea la única fiesta que retu- l`l`llI.{li7jante y prosionista?2
vo de su historia familiar, de ningún l.:Íit,a dilución de las manifesta-
modo implica que para Charlotte t`l()ii(`s de identidad fuertemente an-
-que tomamos aqui' como un perso- t`li`tlas en convicciones religiosas o
naje emblemático de los niños naci- iiiirl,ic.ularistas, que llevaron a Cler-
dos en familias a las que se conside- iii(w`t,-'I`onerre o al abad Grégoire du-
ra "asimiladas"-, eso debió repre- i`i`iil,t` h Revolución Francesa a dejar
sentar fatalmente una fuente de in- lim l`t']l.iLos, jamás ha producido per-
finito sufrimiento. l,`irl)iiciones graves susceptibles de
En resumidas cuentas, ella pro- iliii`iir profundamente al sujeto. Es
venía de esas familias que, mientras i``itt+, {`stas rupturas eran considera-
persisti`an en reproducirse en una f liiH (:()ino un modo de liberarse de
marcada endogamia, integraban len- ln. a(,i`duras a prácticas obsoletas, o
ta, insensible, inexorablemente, el
conjunto de la cultura dominante 1 Mn cuanto al hermano mayor, Reinhold,
l`i`*t,ü el li'mite las tendencias asimilacio-
hasta en sus manifestaciones cultu-
N (h su padre, adhiT.iendo al Deutsche
i.ales de excesos nacionalistas.
pi`i.tei y luego al Deustchnationale (parti-
Elhistoriadordelami'sticajudi'ao h derecha nacionalista). En 1938 se vio
Gerhard (más tarde conocido como ¡(I(i o emigrar por la fuerza a AustT.atia. A
) iii\o8, durante un encuentro con G. Sho-
1 Cf nota 2, p. 32. ili`t`li`ró: "Yo soy un Deu)fscbna£jon¢¿er".
li` tmrr)T`esa de su familia, dirá: ``No voy a
(i`it` I lit,ler me dicte mi pertenencia''.

38
39
consideradas como tales por el suje-
iii(mia, rindiendo un postrer home-
to proyectado en la modernidad.
"ijc a un pasado algo teñido de nos-
Desde el momento en que la Ciu-
hlLria.
dad dejó de ser teológica, que la reli-
I,os lazos que se sostenían, alia-
gión de Estado cedi'a terreno en be- tltit3 a una integración efectuada sin
neficio de la laicidad, que una creen-
i``i`.yores obstáculos -al menos en
cia comenzó a ser tan válida como
l.;iirt>pa Occidental-, permitían que
otra, y que un signo de igualdad con-
li`Htmsiblemente lo que había sido
sagraba las relaciones de los habi-
(`tií"iderado esencial a la fe y al par-
tantes de la Ciudad, sean cuales fue-
(,itHil;irismo, cesara de representar
ren sus ori'genes lejanos o inmedia-
ii(i`H.llo que debía ser preservado a
tos, la pertenencia étnica o comuni-
i``ii` lt]`iier costo. De allí que las medi-
taria dejaba de representar un am-
iil`H Cocrcitivas impuestas por ei
paro, una burbuja en cuyo interior ii``n`tltj cxterior, como la obligación
se encerraba la susodicha minoría
il(` vivir en ghettos, de llevar una
para preservar los emblemas que iiiiii.L`ii, o de no poder acceder a la
habi'a heredado.
til`i(li`d¿inía, cesaran de representar
En resumidas cuentas, cada uno
`iii imt)crativo vital, y el repliegue
podi'a aliar a su manera los frag- itil»'(` t`l Lrrupo o la comunidad se vol-
mentos de una historia transmitida
vltit.i` ctiduco.
con su inserción en la Ciudad. Cada
l)`ii.¿inte todo un siglo, alternan-
cual podi'a vivir su vida social y afec-
il(i i`i`tiH buenos con años malos, este
tiva y perpetuar según sus inclina-
mt)tli`l() de integración fue el que per-
ciones, en el seno familiar, los ritos y
ilum.1,(] cuestión de la transmisión
las costumbres transmitidas de ge-
ii`i ii` i}l(inteaba. Encontraba solucio-
neración en generación. Algunos los
aplicaban i'ntegramente; otros, fi.ag- n" i`i` ltts intersticios de una socie-
iliiil ti`it? no había descubierto las
mentando el monolito de la tradi- •Vli.I,`i{loH" de la exclusión, o al me-
ción, sólo retenían una u otra cere-
nm ii`it` i`L`servaba sus demonios pa-

40
41
ra sus territorios colonizados de ul-
tramar, manteniendo a Europa a c`mdaria o reducida a su más simple
salvo de rechazos demasiado masi- oxi)rcsión.
vos de tal o cual componente de su Más aún, cada uno de esos gru-
población. i)(iB fue tentado, en el marco mismo
Es más, 1a atracción de la mo- (lt` I{is viejas alianzas comunitarias,
dernidad tuvo tal magnitud, que po- ii (hir nuevos ciudadanos al país que
co a poco vivir en Pari's o en Berh'n, lnü hospedaba. Fue así en el caso de
en Londres o en Amsterdam, bien lim iBraelitas franceses de la Alianza
vali'a que se abandonase el dialecto lHi`i`t?ltta Universal, que implantada
bretón o galés, que se declarara ob- •`i` (`1 conjunto de los países medite-
soleto el apego a tal manifestación i'ritnt!t]s y del lmperio Otomano, ga-
religiosa demasiado espectacular o a i`Ó i)iira Francia y sus ideales repu-
tal exhibición de fidelidad comunita- lili(`imos, millones de niños judíos...
ria considerada demasiado ostento- l)l(:hii Alianza entró en una compe-
sa. Eran los tiempos en que los ju- l,iiiwiii Í.croz con su equivalente ger-
di'os del oeste europeo consideraban ii`hi`ica, asentada en los Balcanes y
al Ídish como una "jerga infame" y •n li` parte asiática del lmperio Oto-
en que toda manifestación de apego iiwii`ti, que por su parte soñaba con
regional corri'a el riesgo de que se le lti Ht`rmanización de los jóvenes búl-
aplicara el calificativo de provincia- wni.(m (los padres de EIías Canetti
nismo. A partir de entonces, las reL niitrtm rcpresentantes de esos judíos
des de solidaridad tradicionales, las itlt`()eBpañoles germanizados), ser-
complicidades de ancaño entre gru- L,l(ix, macedonios, turcos, o ira-
pos minoritarios, sólo subsistiri'an ii`iím, . . I)urante esa época, en Euro-
bajo formas menores. t:t`nt,ral y Oriental, en el seno del
Ante todo estaba la profunda y rt i}t`ri() '/.arista, en el propio marco
muy sincera fidelidad al Estado, y la d® lim luchas nacionales, partes nu-
pertenencia a los grupos se tornó se- iiiiii'tiHi" de estos grupos, que antes
iitiMi` dt`rinidos Unlcamen are-
42
43
(i`iL` parecía también formar parte
foijarse ¥__PU£ya Cultura Con su Hilcgral del sujeto, se haría presen-
;:iÉs`Í as cuentas, en Euro-
t(! como la expresión de una gigan-
t,otica mentira.
No es que los ideales de la Repú-
pa Occidental, las antiguas mino- ltlit`a o del acceso a la modernidad se
ri'as, los habitantes de las provincias
lin.yan construido sobre negaciones o
con un pasado cultural más o menos
(l()Hconocimientos, Pero la ruptura
prestigioso, más o menos magnifica-
do, más o menos idealizado, se iden- i)r()v()cada por las ideologías de la
i`x{!lusión, al crear diferencias en el
tificaban con una única cultura:
li`l,i`rior mismo del cuerpo social en
aquella foijada en torno al ideal de
__, 1 , - i`tHnbre de supuestas fidelidades ét-
ciudadani'a.
nicaB o de pertenencias comunita-
É=Teste contexto --- que se `1aL/a
|-v u~ daba rl", suscitaría profundas modifica-
Ia transmisión de los antiguos em-
i.líii`cs de uno a otro extremo de esta
blemas, sin que se planteara en tér-
liiioii, anteriormente sólo virtual. Al
minos de sufrimiento o de obligacio-
l,(imiir de pronto dimensiones de lí-
nes internas a tal o cual comunidad.
iiiiii di` demarcación y de fractura en
El margen era suficientemente i`l H{)n() de la sociedad, repartirá la
amplio como para que cualquier su-
t;ni(lti(l cntre minorías y mayorías,
jeto pudiera encontrar su lugar, más o.Lim últ,imas reenviando a las pri-
o menos pi.óximo o más o menos ale-
morm a su extranjeridad.
jado, de tal o tal otro centramiento I.:H entonces cuando la minoría
nacional.
w v(`rÁ obligada a responder a esta
Pero llega el tiempo del desga-
rramiento, del o/raG.re Dreyfus o de P"w`int{i: ``¿qué pruebas suplemen-
liw'lm pucdo dar para hacer que mi
la escalada del nazismo y de los fas-
cismos centroeuropeos y entonces iMirltintmcia al VoferJcrncz, a la dulce
li`i'«iit?ia, a la inmortal ltalia, a la
aque]lo que pareci'a seguir su curso,
t.lurl.tri.q Gran Bretaña... sea aún

44
45
más verosi'mil? Imposible, le respon-
vtdn cotidiana aparecen como inso-
de el excluyente, j±§_pQ±±ásLdLaJL
'___ i)oi.Lables incoherencias que el niño
__±s pruebas- de tu l`ará cntrar en resonancia con otros
que lo unlco •llt`i`cios, con otros no-dichos de ma-
contado siempre
•Ulll,aclo
_ ---`+L -- ` `
ytii. L'ravedad.
nencla ét,h_ica,,
Es entonces cuando, a falta de Que Charlotte Salomon haya he-
i..`tlii(lt) el nombre de una tía que se
un pensamiento político coherente
-¿pero acaso la ideología de la ex- l`iilii'a suicidado, sin que ninguna pa-
liilti.ii haya sido pronunciada sobre
clusión no está hecha para impedir-
i`Nii Íiliación simbólica; que ella se
lo?-, la desesperación va a ocupar
l,uyu {mcontrado Situada en el cruce r'7...7`
todo el campo conceptual, llevando a
il. ut`¿i serie de mu]eres suicidas;
unos al suicidio ("le he dado todo a
''' t,stór-iTFL~d6iíáñ;ri'iTia6
esta madre ingrata, sólo me queda
morir") y a otros al infinito dolor de :h` "i: tñ hasta la brusca
i.wi`liición dé -su abuelo, parece ha-
haber sacrificado las antíguas fideli-
hi`i.h permitido, paradójicamente,
dades a un Estado incapaz de man-
iliwiti.{mderse de una extrema fragi-
tener sus promesas, incapaz tam-
lii|ii(|. Ii]s importante considerar que
bién de impedir esas horrorosas re-
Ni lnimlo tiempo que recupera, pin-
gresiones hacia el pensamiento tri- lwiNlttlii, su historia de niña, tam-
bal. Es entonces cuando la cuestión
_1_, l.lóii describe ese desgarramiento
de la transmisión se
r- .-_ ______--_ p±s_entacomo •`i`lwii`iitico que las leyes de Nurem-
T*Fffifáña~de-ññLá (ciuda- lww l`iibían provocado.
danl,a' integración,...)
l.:xcluida de una historia fami-
Ij= _ trans`m¿s¿ón ¿o"o ausencta
lliu.. t`xL`Iuida de una Historia nacio-
cze... se revela entonces como un de-
itwl, i`tiuL`lla inaugurada por Men-
velamiento de lo que le ha faltado a
ilel"i)l`i`, esta doble exclusión reve-
las generaciones precedentes.
li.tln iit)r los sz¿jcjdas, va a int,rodu-
Es asi' como pequeños actos de la
iiii.ln i)tir vía del arte a la transmi-

46
©
sión. Llegará -por su propia cuen- Bido transmitido se encontró de golpe
ta- a reconstruir lo que le hc!b!'o •i`cudido por la incoherencia, a tal ex-
faltado. t,i..`mo que parecía que ya no quedaba
En resumidas cuentas, estos cua- iiiida por transmitir de aquello que
dros le permitirán recrear paso a pa- iii`ra un conjunto de generaciones ha-
so una historia personal para poder ltíu representado un ideal de vida.
apropiársela. Es en tanto hija y nie- Porque, no nos equivoquemos:
ta de suicidas que, para curarse, va a m" generación sometida a semejan-
transmitir a la generación siguiente lo (lcsastre puede haber alcanzado
su singular recorrido, en m límite tal que no le permite pen-
el silencio parental y
`r-encia de una familia, en la incohe- iiir cn ningún futuro.
incluso de un l.]ste aparente callejón sin salida
grupo humano, que al igual que su i`mcit,ará en las generaciones veni-
compatriotas, no podían imaginar el ilí`r¡`s, nacidas de las que sobrevivie-
alcance de una destrucción en curso, i'{ii` n la destrucción, una perplejidad
que destrozaría a unos y a otros. q`i{` no podrá expresarse sino en tér-
No nos sorprende que muchos ju- iiui`os de negación, de desconoci-
d íos, condecorados con la cruz de n`i.`nt,o de esa página de la historia
h-±TEFur=a~ñé Íá` -Pii`ri-e-r`a Guerra liHi`iLrurada por la Revolución Fran-
Mundial, prgfirieran suicidarse. amu tiuc sufrió un eclipse en Europa
Tampó6o n~os sorprenae que mu- d.i(l.¡ 1933 a 1945. A partir de allí,
chos intelectuales antinazis, deses- •`" Íhsccnc!¿enfes intentarán reple-
perados por los signos que anuncia- #nrm sobre un pasado perimido des-
ban la destrucción de la cultura ale- ilu I`i`c`'ii varios decenios (incluso va-
mana, hayan elegido matarse. i`lm hiLrltJs) al que adornarán con to-
Las reglamentaciones nazis que ilm 1" virtudes, que terminará coin-
destruyeron la ley de la Ciudad la iil.ll(`i`(lt) con el lugar que la barbarie
condujeron al estado de barbarie. To- 1~ l`Í`l`i'u asignado a sus padres: el
do lo que hasta ese momento había \, ",,jcro.

48 49
Entre "sin patria" Es inaudito pensar que miles,
y ``exceso de patria" ii`illones de humanos en el mundo
c(msideren que han nacido en el exi-
li(t. No en el exilio de una mítica Tie-
r" Prometida sino lisa y llanamen-
to como habiendo sido arrancados de
m medio en un tiempo anterior a su
i`iicimiento. De un medio que se
li"iginan con todo el derecho de con-
Que este desastre lleve por nom-
bre "destrucción de un grupo huma- [H{lcrar como propio, como su medio
no hasta sus rai'ces", "exilio forzado", /m/Í/,ro¿. Mucho antes de su naci-
"expulsión", "destierro", o "emigra- tiii(mto, en una historia que les pre-
ción económica o poli'tica", sucede i`wh, ya parecen capturados por ese
tlt`Hp]¿izamiento inmobilizante, para-
que en todos estos casos siempre en-
contramos mujeres y hombres que ll';,nnt,c, que se significa por "haber
una, y a veces dos o tres generacio- lliiL`i(lo en otra parte".
nes después, se siguen considerando l.:n el fabuloso espacio del exilio
como habiendo nacido en el exilio. p",'-tal.
l.:n el espacio fantástico de sus
¿Cómo se puede nacer en el exi-
lio? Estos términos, que parecen prii.yt)ct,os abortados y de sus sueños
anularse entre sÍ, no dejan sin em- ii`iii Ht? manifiestan en pesadillas.
bargo de representar una realidad l'ttr la diferencia de sus apellidos
cotidiana a la que todos estamos •n t)l,i.ii inserción geográfica, y a tra-
confrontados. Como terapeutas, co- V.i (lt. sus nombres incongruentes,
mo trabajadores sociales, pero tam- iiu'I `ii`li'/,¿in el vínculo con una tierra
bién como analistas, como lingüis- il« lii (iuc han sido desalojados.
tas, como sociólogos o como escrito- q`iH c()ntemporáneos, su entorno,
res. t" l`Hl`i(,;`nt,es de sus países de adop-
i iuil. itt,L{ ticsignan como extranjeros

50
51
o alógenos y aquellos que permane- concebjr, de la imposibilidad de po-
cieron en el viejo país -como se de- ner en palabras ese pasado, pala-
nomina en los Estados Unidos- l)ras que no sean epitafios.
mantienen hacia ellos una enorme Han nacido, como es el caso de
suspicacia. Rcbeca, en un determinado país, y
No son enmarcados. Literalmen- Hin embargo todo los remite a esa in-
te. cógnita tan opaca como las x de las
Están fuera de marco, de contex- •`cuaciones algebraicas.
to, fuera de las normas, en un inter- Rebeca nació en un suburbio al
valo en el que se exige de esos casi- ii(}rdeste de París, de padres egip-
autóctonos pruebas desmedidas de i:i()Íi. Su familia permaneció aferrada
extremo apego hacia quienes al mis- ii tiu aldea del Nilo hasta el día de
mo tiempo los rechazan. l`().y. Compartiendo una escalera de
Sus cabellos o sus ojos, su piel o un HLM con otras familias expulsa-
sus gestos provocan insultos. El in- ili" de Egipto durante la lamentable
sulto o la fascinación. iixi)L`dición tripartita de 1956, han
Son objeto de sospecha. Se viven i`ni`t,inuado viviendo de acuerdo con
como sospechosos. No se conforman. l(m ritos, los usos y costumbres pro-
Aberrantes. i-ilim (l(t su cultura ancestral. Incluso
Hijos de un divorcio o de una se- i`iili`uliiban el valor de sus compras
paración de cuerpos, no tienen otra iiii i)iiistras o en libras egipcias, y no
referencia que el sj±gncio pa±eLpial iirii raro escuchar a jóvenes trans-
iilw`Liidos de menos de seis años pe-
::E:[ee_£:.í*aa*%eds`o=n±#á: illi. `ina moneda de ``medio-franco"1
tálgica o agresiva dirigida hacia esa iMii'n ir a comprar una tableta de
tierra ancestral que se ha tornado "c,,ht,e.
tierra de 1o inconcebible. De lo in-
concebible radical. 1 ^i( os como se llamaba en Egipto la pie-
Han nacido de esa dificultad de •.` u«l.ti!itni`l de dos piastras y media.

52 53
Pero Rebeca, concebida en Egip- donde su lengua no cesa de enredar-
to, nació en Francia. Su lugar de na- He.
cimiento es una fuente de conflictos Porque, cuando ella viene a ha-
con su hermana Sarah, dos años ma- ltlar de su pasado, de su infancia, de
yor que ella, que siente como más le- Hu genealogía, no cesa de interrogar-
gítima su pertenencia a esa familia wc dolorosamente sobre la posibili-
y no cesa de hacérselo saber. Rebeca (liid de encontrar una lengua suscep-
se "apega" desesperadamente, hasta Liltlc de decjr esta simultaneidad
el extremo de un exquisito sufri- ctint,radictoria en la cual está presa.
miento, para demostrar que ella ¿En qué lengua puede evocar su
también pertenece a esa familia en- i)iis¿ido, su presente? ¿La lengua del
teramente vuelta hacia el pasado, iii`i's de sus padres? ¿La del pai's de
viviendo en una excrecencia extra- iHloi)ción? Y por sobre todo, ¿cómo
temporal de un territorio perdido l`Íiccr para que esta palabra inaugu-
para siempre. m un campo de inscripción y no un
Nacida en el exilio del país pa- riiiíl() sobreimpreso en un pesado si-
rental ella no sabe cómo -en qué lt!iit`io, que no deja de reforzarlo?
lengua- hablar de ese pai's. En la l`:stas son las cuestiones que de-
medida en que su entorno no cesa de •t`() iibordar apelando a una metáfo-
vivir en un antes- enun rii (i`ic pondría en juego cuatro
Ültiiics posibles del sujeto con rela-

pérdida y de evasión.
que no hacen
sino reforzar sus sentimientos de
i-úá:
'lól' tl 1
l,n primera figura sería aquella
Vergüenza por haber nacido ex- qut) nos permitiría interrogar a
tranjera aquí. iíint`lltts que, como en el caso de Re-
Vergüenza por no haber nacido lmi'ii. (lcnominan "exilio" al lugar
allá. iliiiitltt nacieron. Hijos ilegítimos cu-
Y es en este despedazamiento en `¡ ii lil(iBón está como dividido, no tie-
donde ella se sitúa, en el punto en iii n .il i.i) T.ecurso -para sobrevivir-

54 55
que el de ser contrabandistas de la t`ostos, para evitar que caig?p_eLp
_lL9PgE nl.1nos impías.
La-S re-riLgúas de contrabando son
¿Qué sería una lengua de contra- `in poco de todo esto; son acaricia-
bando? (liis, aduladas, son la propiedad de
Juguemos juntos durante un ra- (iuien cree ser su depositario. Son
to. `in(i música, una melodía, un arru-
¿SeríaunalenguasjLmergid_aL9P~ 11(); son invocadas o convocadas para
el fondo de nuestra memoria. como i("t,cner inmensas, santas y ridícu-
un linyera, un caminante, un Jean li`H indignaciones.
Valjean desterrado, escondiendo en Ocultadas a la mirada de los
el fondo de su mochila los candela- ttl,i.tts, parecen tener más en cuenta
bros robados a un generoso benefac- i`l (tjtt que mira que a la oreja que es-
tor? ¿Sería una herencia encerrada ou.`l`a.
en
--.-un cofre Por teñ-l-ór---á d-úéTH- l'cro este contrabandista rara-
quier empleado de aduana quiera
apoderarse de una parte o de la tota- Ek:_9Eesg_:_:CÉeoLj=ea_LTé=ffg
lidad? ¿Sería en última instancia un ll.Wii ¿i un puesto de aduana con la
tesoro constituido por pergaminos y iii.`,i()r bwcn¢ fe, se entera con horror
armaduras, porblasones estandar- iiw transportaba mercancías que,
tL9iairiQs,_qu_e ú_nj.camente conser- iln i`r()nto, ante la mirada irritada o
van ui} _va±9_i_ p.a_r_a+u±±ie+r± los retiene? ii`ii`iitiidora del otro, se tornan pro-
Este, periódicamente atacado por un ll,l(hs.
impulso nómade y el deseo de trans- m [`t,rabandista sin saberlo, ese
portar estos tesoros olvidados a una ''„'l'l''.t` no ha a enjerga, pero en su
comarca lejana, llevaría con un lujo i`.i`i.il,`iu aparecen, como en el caso
de precauciones, ridículas a la mira- il® ^lltt`rt Cohen que escribe en fran-
da de los indiferentes, de un país al i || -y con qué elegancia-, elemen-
otro, de uno a otro continente estos ''-'n (1', \„\:1 lengua que hace larguísi-

56 57
__, . ,„.,í rít df <S::::Í'::::::,\~

mo tiem ejó de usar. AsÍ, como voz del almuecín convocando a la


o el crioll-o,--el plegaria. Es poco probable que algu-
parisino de Belleville o el italia'no, na vez volvamos a reencontrar el
el alsaciano, el español o el árabe, I.L`rvor militante de los años de la
ponen su sello en su estilo para do- itt)sguerra o las columnas combati-
tarlo de un perfume incomparable. vas que recorrían París, haciendo
Por eso esta literatura, o más llamear banderas rojas o negras, pa-
bien toda literatura, combina en sus i.a protestar contra el asesinato de
páginas más banales o más subli- l'uig Antich o de Julián Grimau...
mes, en las más valiosas, o en las H()mos de aquí y de allá, de hoy y de
más clásicas, paisajes y perfumes, iiycr. Indefectiblemente. No como el
barbarismos, palabras en desuso, i)orsonaje de E¿ Peregr¿.no de Carli-
que revelan que continúa viva esa l,oB Chaplin, que con un pie en cada
cosa palpitante en lo más profundo i)tii`s, el cuerpo lanzado como un
nuestra subjetividad: ±±a ii`i{`nte por sobre la frontera, se diri-
contrabando. wt. hacia una meta que no cesa de
FOT eso, en honor a la i)erdad de- iilujarse, no como el asno de Buridan
óo decir: no temamos ser contraban- ii c(imo las bellas histéricas para
distas. EF e este modo como ii`iitmes siempre es delicioso el ayer
remos a ransml ii t)I allá, sino en una posición subje-

ffi.:nE=lTl:::
dos Somos al modo de trashu-
I.Ivii L`n la que nuestros significantes
•i` iiiucstren infectados de eso que yo
llniiiti lengua de contrabando.
mantes que han quemado sus naves. l'cro quizás, del mismo modo
Jamás encontrarémos intacto nues- iiH.. cicrtos exiliados temen perder
tro pasado, no más que los lugares h tit`rra ancestral, puede plantearse
mi'ticos de nuestra infancia, el en- ii.tii prcgunta: ¿las lenguas son mor-
canto espléndido de las sinagogas ',''l''tl?
adormecidas o, al rayar el alba, la I.:n un mundo de trashumancia y

59
de desplazamiento de personas o de No obstante estas lenguas conti-
comunidades enteras, en un mundo núan actuando, siguen corriendo, en
en que la extinción de los particula- el sentido de una nostalgia. Algu-
rismos está a la orden del día sobre nas, como el latín o en otra época el
el trasfondo de purificación étnica, hebreo, o como el árabe de los mu-
las lenguas se marchitan y mueren. sulmanes de Europa, de lndonesia, o
Semejantes a estrellas empalideci- del África negra, son elevadas al
das, pierden su brillo, balbucean, .,, ngo de radas. De este
claudican, y nada parece poder sos- l ,,,, do que an fijada_s_, congeladas en
tenerlas. Diezmado o dispersado, el ¿-lgeiaeT-fíiTu-ailÉTm~o-y-EáiáTSTá-crali-
grupo humano que en otro tiempo dad, y el piadoso transformado en
las hablaba, se desprende de ellas. ii`n.ista se aferra a transcribir el
Debilitadas, relegadas al rango ii`ús mínimo acento, la menor vocal,
de antigüedades o de objetos en de- Hli` omitir nada, baj de abso-
suso, se suele decir de esas lenguas l`it,o sacrilegio. Quien lastime a esta
que están muertas; en rigor podría- lmÉüá-maríaaladivinidad...
mos denominarlas "lenguas prolon- I ..`i`gua de escriba, ya no se la habla,
gadas„. w (`scandida, recitada, leída, apenas
Preguntémonos durante unos i`iw``in.endida, sólo actúa por la ma-
breves instantes acerca de su desti- Wln tl. su escritura, de su caligrafía,
no. Algunas de estas lenguas no son •uyo soporte será el recitador o el
sino un recuerdo. En el mejor de los „T,t ,,.. _ _ _1 _ _
casos son objeto de monografias o de l't`ro estas lenguas prolongadas
trabajos científicos. Otras son reco- ii.)r eso desaparecen. Son objeto
piladas a título de memoria oral. `ii`i` lacerante nostalgia y luego
Otras, en fin, relegadas al rango de l`i`lw sido liquidadas en alguna
``jergas" por los defensores de una 'lii (lt` vanidades, en algún mu-
cultura unificada, terminan por ex- l.`i`tw mercado de pulgas, retoman
tinguirse. il,mt`" el de magdalena proustia-

60 61
na cuyo gusto perdido para siempre tuanos descendientes de los judíos
relanzará a una búsqueda intermi- cxpulsados de Francia en el siglo
nable de un acento pasado o de una xlll.2
música olvidada. Tienen la reputa- El genio de la lengua podría
ción de no expresar sino los afectos o compararse en este punto a ese per-
incluso de estar próximas a una su- Bonaje alado que sobrevolan'a una
puesta "lengua del inconsciente". En columna de la libertad forjada con
este sentido pierden su estatuto de cüñones y situada en un espacio que
lenguas vulgares. En ese sentido, i)rueba que allí existió una fortaleza
dejan de existir. iirrasada hasta sus cimientos. Tal
Pero en otros casos esas len •(`ría la imagen final de esas lenguas
habladas por lejanos ancestros en- 'i`s que sé denomina muertas. Se
tran en la comDosición de las léñT- •oñalan de lejos y brindan testimo-
nt() de una ruina de la ue no hacen
ese sentido, sobreviven; de allí el T|t~~t evocar la existencia.

criollo de las Antillas o de la Reu- enguas son


nión, de allí el ccu.t¿n de Luisiana, de No se tr-ata de frecuentar cual
allí el dialecto de Quebec, de allí •iHi`l)is esos lugares-dichos en el
también el argot del puerto de Ham- •i'iii"curso de una noche de brujas
burgo en donde las palabras escan- i`it`l(i`iiera, sino de transformar lo
dinavas o hebreas se funden con el
|u. iw)dría ser un cementerio en un
alemán hanseático; de allí las judeo-
lenguas: el judeoalemán, el judeoes- ` l l'or ejemplo, el término i'dish tchou)!en!
pañol (el judezmo o spanyoli), el ju- `1. il"iLrm-el p-lato que se pone a calentar len-
deotártaro de los caraítas lituanos viernes después del mediodía para
•ii.i)i`t(t {!`

(el tat), el judeogriego (el yevanita), i i!oi`wumido el mediodi'a del sábado, y que
tiwi`ii.li.Íi` del antiguo francés choLid-¿enf que
el judeoárabe o e| judeokurdo. De
•iii`iiti`i\Ó n `os expulsados del reino de Francia
allí la existencia de palabras romá- Wiwi`l u {`1 siglo Xi-ii en sus pei.egrinaciones ha-
nicas que sobrevivieron entre los lí- • iil li:t`tt` de EUTopa.

62 63
área lúdica. Jugar con la lengua, in- legiar aquí. Entonces podemos afir-
cluyendo la que se llamari'a "prolon- mar que la transmisión es un decir- -}.-

gada'', introducir el W¿.{z, el juego de ñ--ñ-o--_ifti`-


palabras, usar y abusar de ella sin
-3#:áqluaefltóripLHlaltéu:np:.o;::Dg1;
temor, ¿no es considerar que una
pTifla lo que llamaré: "las lenguas del
lengua, que una historia, no pueden olvido„.
transformarse en cadáveres? Que -as |e.nguas. de_l olvido son aque-
eso se transmite del mismo modo
que se transmite un nombre, arras-
trando sus arcai'smos y sus marcas
!EEFl+liEEEE
que ritman los pequeños
ras, que

de trashumancia o de deportación.
¿Podemos por un solo instante ;ac: :ítae.cí£íffi[gg.;=.£_:__3S ,, r: +
imaginar que todos lcngua delaLELap_aL±£La.p±igp£_o,lalen-
rQS, indi'ge-
o extranjeros, no aca- Lrua apenas articulada de las excla-
`rre.a_pio_sj)_a|a_br_a.§_q,uees_t Como de ±ffeJ.ep__r.as .que toda-
durmiendo en nuestró vl'a no representan nada, que son co-
(¿Qúfé-ri---b-aé=dé`-Í;-=rTaña--ei_
que
T__ en L(^
\+LL la mo riüñüH65 suspiros, fr.?`gp_9P±_oj±
locución "tengo áueño" no esté laten- dc paTablras, fle6has clavadasLen.,l_a~
te el "arrorró bebé"?) cj±2 cLai_icias esbQ_zadas, b,ofetadas
El olvido es fecundo. Trabajados nunca dadas, y que para nuestra
por el olvido es como significamos
nuestra existencia. Quisiera recor- g¥uÍ-¥aÉ:§:i:on:onn-:;at=:Qhs-s-:-:`i:_:-T:J
dar aqui` que si "el inconsciente `ii`a ffáse, en el 6ú-i--so- de una emo-
`,L, noes
perder la memoria sino Lno recordar i`iúln.-No-óoriipieh-dé-mb--5-``d-é --dóndé
|o que se sabe" el olvido s~e constitu- rít'7s viene esa palabra, ese vocablo,
c_omo un saber. Del mismo
____--v modo,
-.-\,\^\,, t)Ha expresión en desuso; nos es tan
esa poÍ'ci6ñ~`ae no-recz¿erdo que
_-_ 1_- (ixtranjera como un dialecto olvida-
_ _ . _ ^
trabaja y fecunda nuestro discurso, tltt, pulverizado por la lengua acadé-
la que nos parece importante privi- iiiica dominante.

64
La lengua del olvido sostiene Nos pasamos la vida olvidando
nuestras emocione§ ,Eiá_S_.ar£a±£asL los primeros sonidos de nuestra in-
mTas-viól-éñ-tas. A-Üeces aparece en fancia, que sin embargo no cesan de
un -i-ñexplicable lapsus, a menudo co- trabajarnos como la levadura traba-
mo el er¿cuen£ro, tan valorado por los ja una masa que no cesa de elevarse.
surrealistas, cze z¿n pcbrogz¿as y de Nos pasamos la vida inventando ar-
un,a máquina de coser sobre una me- dides contra nuestros terrores infan-
sa de operaciones. tiles. ¿Quién se atrevería a asegurar
Un día me contaron que una mu- que no volverán a atraparnos por in-
jer judía nacida en Atenas, que ha- termedio de una lengua olvidada pa-
bía emigrado a París, a los setenta y ra siempre?
ocho años y ya moribunda, se había Pero entonces, ¿qué sería una
reencontrado con una lengua que, lengua materna?
según sus familiares, no usaba des- ¿Es la lengua que hemos escu-
de mucho tiempo atrás; gritaba en chado en nuestra infancia y en la
griego: "No mamá, no, no me encie- cual estuvimos inmersos? ¿Es la len-
rres en la oscuridad, me voy a portar gua que utiliza una nodriza o una
bien, no me encierres en la oscuri- madre cuando le habla a su hijo?
dad". Esta mujer muy simple se ha- ¿Es posible decir que el monolin-
bía reencontrado en el umbral de su güismo sería un mito terron'fico pa-
muerte con lo trágico goetheano, en ra aquel que al hablar la lengua de
una lengua que nadie podía imagi- su madre tendría miedo de confun-
nar que aún recordaba. dirse totalmente con ella, al punto
Los ejemplos son todavía más que no hubiera alteridad posible?
elocuentes cuando escuchamos a per- Todas estas preguntas me parece
sonas que sólo hablan una lengua que justifican un acercamiento a
Wolfson, el autor de dos obras enco-
#q°tnétrfaarmeí¥íparreessí°epne-Sñf#86risa% miables tituladas Le schjzo e£ Zes
+ goce o d_e sufri_miento extremorr~ú -J.` langues y Ma Mére Musici,enne est

© 67
Morte de Mal,adie Maligne Mardi á do familiar y utilizar idiomas ex-
Mi,nuit au Mi,lieu du Mois du Ma,i tranjeros para hablar y escribir. Pa-
Miue neuf cent soixante-dix-sept au ra él no hay alternativa: es eso o la
Mouroir Mémoria,l de Manlwtta,n.* catástrofe en la que correría el ries-
go de precipitarse sin más recursos.
Este ejemplo es tan impactante
pad¥¥:9é:):raqcáf:.:?f.ewpf:á¡,d: como es importante ese tipo particu-
partir de los veinte años, ni hablar
ni escuchar hablar en inglés. Por eso lar de locura a la que se denomina
se dirige a su entorno en alemán, en sicosis sin len
ruso o en ídish, escribe en francés y La llamada lengua materna, pa-
se pasea durante el día con una es- radójicamente, sería aquella lengua
pecie de walkman (un precursoi.) que, vehiculizada por la madre,
permanentemente conectado con es- 5EEÉEEij±].íñiñgj.e separe de é77á.
taciones de radio europeas para no La lengua ermite diri irse al " Prl-
mer Otro" -la madre- pero para
que esa dirección sea posible, es pre-
¡¥::cnese],:¥:t]esaÉ_;=:#:í:~;_ ciso que se instaure una distancia

:#Lflg:épÉ:±
9:em-:E_
-qTüapüTd-ier± ara un
que permitirá al niño formular una
czemcmda, sin temor a Ser tragado
un "sl" ue Se a áñiailü5ffi-
fiTfioi;`r¿;}_`.:.::-:-:- la invasión ma- seos o por un "no"
terna queij¥p9¥ÉpÍ2-P-t-a £Q-O Fíá-Tc6TriTó`-áñ-ojáñ'dolo a las tinieblas
de un rechazo absoluto.
yHSü,_íc_o~ripromíso exístencía[
pasará por la necesidad de taparse engua no es una expansion
los oídos frente a la lengua demasia- del cuerpo materno, sería más bien
la expresión de esa parte de la ma-
*Mi Madre Música Murió de Mal Maligno
dre interesada por lo que pasa más
Martes a Medianoche a Mitad del Mes de Mayo
Mil novecientos setenta y siete en el Mouroir Me-
allá del niño. Eso que se llama len-
morial de Manhattan. (N. de la T.) gua materna conjuga el balbuceo in-

68 69
fantil con las palabras familiares o quienes son tanto más inquietantes
extranjeras. Estas palabras, estas
expresiones son de allí en más acogi-
das por ¿¢ Jengua en la que comien-
los casi diferent lúí-.3
cuanto no son del todo semejantes,

En síntesis, el exiliado (y lo que


zan a componerse. No quedan elimi- este término metaforiza del sujeto)
nadas, se articulan y le son homogé- se parecería a Champollion cuando,
neas, le dan sw es£jzo. gracias a la piedra encontrada en la
En este sentido es que no existe ciudad de Roseta, pudo descifrar y
una alternativa monolingüismo/bi- traducir al francés la lengua hieráti-
lingüismo, porque en el instante en ca de los antiguos egipcios a partir
de su transliteración en caracteres
que yo (Je) hablo, yo (Je) no traduz-
co, yo (Je) no se traduce. griegos y de su traducción a la len-
Y si aceptamos que la situación gua helénica.
de exilio efectivo también es una Descifrar los secre€os de nuestra
ih~e-iáfora-, que nos pemi historia gracias al griego clásico (de
nuestra cultura), al demótico (de
que el suj eio siempre es un exiliado
de un arior imposible, el que lo cap- nuestra primera lengua hablada), al
turaría en el des.eo materno, enton- jeroglífico (de nuestro balbuceo in-
ces podemos decir que la que por an- fantil)... a partir de una cuarta len-
tífrasis llamamos "lengua materna", gua, el francés, ¿no es el destino co-
es aquella que, incomparable y cual- T_Ín_:l_q_i:_F`o^s_T:^m::_co_n^f:?T::d+o_i?J-,\Cri-+
quiera a la vez, nos acompaña en las (.,no es aquello que nos permite ter-
diferentes manifestaciones de nues- minar con el mito de la pureza de
..r tra vida social o lúdica, intelectual o 3 Esto sucedió con eT antisemitismo inau-\'1{: :+
1

`:`
amorosa. Aquella que significa que urado or los nazis: debido a que los alemanes
tlt! confesión mosaica se habi'an vuelto casi invi- •L`.,

HibJeí!,.e_ra necesa_rjQ±desenmas_cararJQ|y ±!Epp: .:J'-'


EEEfflmlEHE#"EEEnEEEEEEIE i`t!rlos a la vista de todos antes de exterminar-- ¿c

él-alnfancia, a 1()*.

70 71
una genealogía y con la idea de que que sen'an como tapa-agujeros, 11e-
un solo trazo nos resume entera- na-faltas... al intentar hacer decir a
mente? la lengua toda la verdad sobre una
Pero si la tierra abandonada se historia que se ha perdido. Porque
torna como un cuerpo materno in- es a eso aquello a lo que aquel que se
quietante y fascinante a la vez, en- imagina sujeto de una desposesión
tonces el exiliado siente vacilar sus se ve confrontado: reencon£rcir eJ or¿-
referencias, al extremo de sentirse a i,nte"±ar
reducido al estatuto de un resto de mentos de bajorrelieues recubiertos
límites imprecisos, una imagen in-
consistente, de proporciones incier-
e una e5-óiñiña desconocida
l,ata un
qm
l_giue nada
tas. É¿ es aquel que queriendo decir sabríamos.
--~ ----- E5ta';---inscripciones elípticas re-

ii::ig::eieq:reo,pci:za.cuonncs.uná:cnuarda;

#ag-i-:g3
presentan esas lenguas des resti- Lt
íJ;-4;.,
encerrado en uno de los círculos in- •.., l,,¿Í+
feriores del infierno, intentaría re-
cordar cómo e'Z hablaba, cómo adqui- minoría. ste sufre la pérdida de
rió la palabra y la lengua... y no esas lenguas como quien sufre un
puede expresar ese olvido existen- desgarramiento de su ser, un desga-
cial sino a la manera de un mudo, rramiento del que no puede hacer el
con gritos inarticulados que llenan duelo. De allí la aspiración a hacer
de espanto. Transformar la lengua de la lengua una insignia exhibida,
en un texto profético que sería grita- como lo sería un tatuaje sobre la piel
do de un modo terrorífico y obsceno de quien no se resigna a no haber si-
a la vez, equivaldría a instalar ese do el contemporáneo de sus ances-
grito que nadie puede recordar, que tros. Que no se resigna a no poder
sólo los locos se imaginan que pue- vivir con un pie en cada siglo, para
den reconstituir, cuando barnizan su poder saborear la obscenidad de una
lengua de fragmentos de palabras, inmovilidad temporal insignificante

72 73
e irracional, para oder farfullar en retrucar diciendo que sólo un enci-
la vergüenza o en el oce los dialec- clopedista sorprendido al descubrir
tos ancestrales perdidos e inolvi las taras de la monarquía absoluta,
'ez-. De allí la convicción
6IéLTia-Úéz`rí5a-alffi a tiene el derecho de formular seme-
la que las iñi-norías adhieren: la par- jante pregunta, cuya refrescante iro-
tida que los ha arrojado a ellos o a nía no cesa de regocijarnos.
sus padres a otra tierra, a otro con-
tinente, representa una decadencia,
una eyección, que ninguna nueva in-
serción territorial podría llegar a pa- De alli' la cuestión que continúa
liar o a redimir. insistiendo: ¿En qué lengua trans-
En síntesis, ue forma parte mitir? ¿Cómo transmitir en otra len-
."-)-F':- de una minoría a menudo está ten- gua la bulliciosa lengua de un puer-
ummnu
0Por a creencia ue él es el to mediterráneo, sus brillantes colo-
encarga la ``decadencia res, sus olores, el grito de los merca-
o la traición De esa trai- deres? ¿Cómo poder expresar que tal
ción que hace pensar a los exiliados perfume, mezcla sutil de lo inmundo
que ellos se han vuelto jmposses ge- y de lo delicioso, pueda representar
nealógicos. un punto focal de nostalgia absoluta
La salida se encontraría esboza- que ninguna palabra transpuesta es
da en el redescubrimiento incons- susceptible de transmitir?
ciente de un ardid que subvierta la "aducida, fríamente enunciada,
lengua, la música, hasta producir un podría reducirse miserablemente a
arte nuevo, una nueva escritura, un algo semejante a esto: ``Este olor com-
nuevo estilo del que el rap, el reggae bina el perfume de la pimienta gris,
o los tags serían los últimos y frági- del cardamomo, del comino, del aza-
les testimonios. Aquel a quien se le frán, de la orina, de alcantarillas ro-
formulara la pregunta: ``¿Cómo se tas, de mangos y guayabas expuestas
puede ser persa?" podría entonces durante demasiado tiempo al sol .... ''.

74 7'F
Sucede entonces que el recuerdo que el temblor de tierra que tuvo por
se vuelve expresió odredum- nombre ``destrucción", emigración
se reduce a la impo- sin retorno posible, 'o supervivencia
Pie_y la de decir
`sii6rlidad la nostalgia que aleatoria, le dio alternativamente a
rodea el olor de una callecita, de un ese espacio la connotación de lo ho-
barrio...,, rrible o de ló maravilloso. La "so+lu-
`~¿Cómó ;llegar inclusive a decir ción final" había puesto_a esos villoL
E=
rL=Lios fuera del qlcance -salvo para
3:eEeúsroosp:e£::£::]cpaudeobs[í5::8a[aegsat[e] algunos especialistas- de toda in-
estaban poblados por miserables fe- vestigación sociológica o geopolítica
lices de poder comer un arenque se- susceptible de dar cuenta de lo que
co por semana, felices de pasar desa- eran en verdad.
percibidos para la población que los ¿No es la dificultad para encon-
rodeaba de hostilidad? ¿Cómo hacer trar las palabras que evoquen .la tie-
entender que esos caseríos misera- rra natal de los padres o abuelos 1o
bles plagados de una pequeña pobla- que imposibilita constantemente la
ción de judíos y de polacos, unos y transmisión de lo qué fue su propia
otros llenos de fánatismo y sumergi- esencia?
dos en el más negro oscurantismo, f De allí la dificultad lógica en la
no tenían nada de exaltante? É que nos encontramos confrontados:
Cómo han podido por otra parte ese pasado es una aspiración a la
esos caseríos acceder al estatuto de transmisión -omo quien dice una
oscuro objeto del deséo, de refugio asplraclon de aire-, pero al mismo
último de un goce del que se ha sido
desalojado, de no ser por falta de
transmisión, de tolerar que un pasa-
je de una a otra lengua es J['cͣo,. por
se trata ser transmiti
falta de una historicidad devenida Intentemos er más preci-
casi imposible, desde el momento en samente lo que esta proposición sig-

76 77
nifica: la pulsión invocante tiene su prohibiendo el acceso al paraíso per-
punto de partida en la oreja que in- dido, prohibiendo taihbién la posibi-
tenta entender, escuchar algo que 1idad de una continuidad transgene-
aún no ha sido emitido. Se trata de racional.
un llamado a la enunciación, un lla- Una doble tentación corre el
`-ma
• .-:*. )
upongamos
~óa-s-o-d6üñTa-pr-ivacrónse-nsoiialenla aparecer de pronto: ya sea
el intento desesperado-de saltear las
que el sujeto llega a sufrir de la au- generaciones, de borrar los exilios y
sencia de discurso al extremo de pe- las separaciones para confundirse f'_
recer. Así, podemos aventurar la hi- i_dentitariamente con os a,ncestros
pótesis de que el njño que apela va- paso`dos. y se produce el
namente a su historia familiar sin retorno ridi'culo o melodramático al
que nada responda a su expectativa tiempo de las gaitas bretonas o de la
-a falta de palabras adecuadas-, chilaba, de losT16ETados alsacianos o
es como un prisionero privado de to- délóTs caftanes, a punto tal que el
da incitación sensorial. Busca deses- sujeto se encuentra proyectado en
peradamente aquello que podría cal- una imposible e improbable conti-
mar una sed inextinguible al punto con sus más lej anos ances-
de estar expuesto a lo que podríamos ; ya sea el decreto de ue sólo 2_
llamar un espejo sonoro; a partir de
preside su destino
allí, aquello que ha faltado cruel- ePro un corte
mente se impondrá, tal como una y vivir usión euna
alucinación maravillosa e inalcanza- o pasado. vivir
ble, que sólo logrará reforzar el sen- tm un presente que lo resguarda de
timiento de exclusión del que es pre- aquello que puede revelarse como
Sa. amenazante. Ni heredero de un
Es entonces cuando los ancestros nombre, ni heredero de una cultura,
devienen esos personajes de sueño cs el primer (y por lo general el últi-
-o de pesadilla- inconsistentes, mo) eslabón de una dinasti'a que ha

© ©
roto demasiado rápidamente, dema- Una identidad simple...
siado precozmente, demasiado radi- fragmentada... compleja
calmente sus amarras sin encontrar
nuevas inserciones, al punto de es-
tar sometido a todas las derivas, al
punto extremo de caer en una forma
de profunda melancolía. Este eterno
erxeisl;33oo£eífae#a:a#i,smion:%onzeal-
ble resultante
`ZZ¿7¢ del
negocjón. desconocimiento,
Para él el camino del Pero cómo entender esta dificul-l

duelo está barrado. Permanece en


una insondable
ffir;.ersq::
±:±LÉr,esdecirdaizaTy
a pift_íFija
T9mento en el que £i±a.
prende en los =e-ásipe--
_-_ ' --.-- a .--- J-- 79b.l__9_±risL££LZíique lo _s_oi:-

ra_aí; s. Perpetuamente 0' Per-


ción a otra existe uñ
ruptura un salto
dido en la Ciudad, aquel quejE£PrQ= importante en el tiempo
híbe exDerimentar el más mínimo y en el espacio, se torna como 1mpo-
ii}!er_é_smr_§_u
L§_u_n=±§±gLna,`e]erce
sí mismo y_ s_o_b_re`1os otros una cruel- puedan ser recibidos como
s generaciones slguientes
Saadc±#££=r°nsa±áddeob±he# Orma
9J-J9rcida,
a veces pa aya ñ=cFe¥Eiáaát;
se manifiesta
9_P9=r_aquello que llama-

;;_.T:sqg:i:=ffigae:r:t_:i:_:r_:
mitir su recorrido en
r=ií#±O~d_aLéEg2PP±.
ara rovocar en
su descendencia )n a lr
4 Sin patria.
a buscar en el asado más le ano los

®
elementos "decorativos" de una cul- consideraba ciudadanos de segunda
tura sobre la cual lo ignoran todo, categori'a. Que el deseo de liberarse
para adecuarse a ella. de esta tutela haya estado acompa-
Esta ignorancia se originaría en ñado de luchas sangrientas entre di-
una dificultad que experimenta una ferentes facciones argelinas, incluso
familia o un grupo para reconsiderar en territorio francés, dice bastante
ciertos aspectos de su historia. Es el sobre las dificultades que esta emi-
caso del sueño islámico (o a con£ro- gración -única en su género- ha
río de ciertas derivaciones delictivas encontrado, en la ambivalencia fren-
que son su reverso), de una parte de te a la integración, reclamada y re-
la juventud proveniente de la emi- chazada a la vez.
gración magrebina, que encontraría El hecho de que la tentación fun-
-de acuerdo con Benjamin Stora-1 damentalista y la marginalización
su origen, por un lado en el rechazo golpeen de un modo notable, aunque
de la integración de los inmigrantes minoritario, a esta emigración, nos
que arribaron a Francia entre 1920 permitirá plantear o con£rczrjo una
y 1960, en nombre de la descoloniza- cuestión que no deja de preocupar a
ción y de la independencia, y por todos aquellos que se han visto con-
otro en la dificultad para reconside- frontados a la persistencia de trans-
rar los problemas que se le plantea- misiones que pueden ser considera-
ron a esa generación, confrontada das tan sorprendentes como obsole-
con la mentira de la departamentali- tas.
zación de Argelia, que otorgaba la En efecto, cómo entender que
ciudadanía francesa a todos los ar- quienes, como Daniéle Schnapper,
gelinos, al mismo tiempo que los Alain Finkielkraut, Pierre Patrick
1 Cf. 8. Stora, "La mémoire de la guerre
Kaltenbach o Arezki Dahmani,2 lai-
d'Algérie chez les jeunes issus de l'inmigra-
tion", en Mémoire et intégration, París, Syros
Éd., 1993. { C}£. Galileo,
del Centro Re^ü€Pn,París,
l_atctté, ¿ntégratton, co\oquío
1993.

82
83
cos entre los laicos, con antepasados ciudadano de pleno derecho, que ha-
integrados en algunos casos desde bri'a conservado de todos modos al-
hace siglos a la sociedad civil, conti- gunos trazos culturales propios. Más
núen llamándose ``judíos", "protes- allá de la creencia en una divinidad
tantes" o "musulmanes", de no ser y en sus mandamientos, más allá de
la nostalgia por una tierra prometi-
porque su condición oc£waz de des-
cendientes de minorías supone un da, o por una tierra de la que se sen-
apego a aquello que -a los ojos de tirían exiliados, más allá de una len-
los otros, de la gran mayoría- ca- gua o un dialecto olvidados, es un
racterizaba a sus ancestros. Esta hecho que ay quienes están decidi- `:, " f,, .
dos a resistir ara conservar esas re- •1 Á' '_r C,

proposición fuertemente connotada


de hipótesis sartreanas (es judío miniscencias culturales.
aquel considerado como tal por su ¿No es en nombre e esta pasión
entorno) permitiría suponer que la ancestral que el apego se perpetúa
designación de judío, de protestante en el momento en que la posibilidad
o de musulmán (lo mismo podríamos de desaparecer, de confundirse con
decir del occitano, del alsaciano o del la compacta mayoría se les ofrece?
vasco) por un tercero, da consisten- Hannah Arendt3 lo ha puesto sin du-
cia a un sentimiento de pertenencia da en evidencia: esta imposibilidad
a aquel a quien se le aplica. no remite a lo teológico o a lo religio-
En efecto, sin duda ésta no es so, al contrario de quienes así lo
una condición necesaria, ni incluso piensan. Este apego, muy por el con-
suficiente para constituir una iczen- trario, se articula con los avatares
£idad. Porque cada uno de los miem- de la historia de un grupo, como los
bros de esos grupos ha vivido por sí filósofos Lessing o Kant, Dóhm o
mismo apasionadamente -en la Herder, lo pusieron en evidencia a
acepción más fuerte de este térmi-
no- la necesidad de reconocerse y a
veces de hacerse reconocer como un Bour:oT;£á::eduti,¿1#d'.C"noc-,Parl-.

85
84
mento, quisiera destacarlo, es el que
propósito de los judíos alemanes en
el siglo xvlll. presentan siempre los más fervien-
La historia de los pueblos sin tes jacobinos, los laicos más recalci-
tierra, la historia de los grupos que trantes, que no pueden viajar sin vi-
viven en la diáspora, es en ese senti- sitar todas las catedrales y monaste-
do ejemplar. Los griegos y los arme- rios (altamente recelosos de los que
nios de Anatolia expatríados en visitan el museo -protestante- del
América del Norte o en Australia, Desierto o la sinagoga de Cavaillon),
los sirio-libaneses de África o de que adoran escuchar los cantos gre-
América latina, los asiáticos de gorianos, pero retroceden espanta-
Francia o de los Estados Unidos son dos frente a quienes reconocen ma-
los representantes de esos grupos ravillados en un canto coránico, un
cántico cevenés o en una cantata he-
que desde el siglo xix vienen afron-
tando ese problema; cómo no disol- brea, fragmentos olvidados de las
en el país de
verse enteramente"sobreidentificar- melodías de su infancia.
como no Pero más allá de las referencias
se"4 al país que los haacogido,ci@ que de lo más íntimo del
r__-_
E6ñTservar algunas refer_e±£±±s, coTo SuJ e_to, se plantea la cuestión de sa-
ñHgrándo- 6éFTué e; lo que autoriza a tai o
se al mismo tiempo alcuii_oTii euna cual ciudadano que profesa ideales
ñis-tóTríaTiuTé-t-óíñáfToñ al vuelo, g¥ de laicidad y de universalismo, a
h~iñéf6n suya? Pero me dirán uste- continuar atribuyéndose una refe-
é_S, ¿_por qué es necesario que per-
déíi rencia cualquiera, es decir a recono-
sist'añ-esto-s lazos? ¿Estos no son fa- cerse como inscripto en tal o cual
laces? ¿No son fundamentalmente otra geneaiogl`a cuiturai o textuai.
de esencia ideológica? Este argu- Este reconocimiento supone que la
herencia recibida eventualmente es
4 Según el término de E. 'I\igendhat, en transmisible. ¿Pero en nombre de
Serju)c!.'o cn A¿eman¿o, París, Le Cerf, 1993. qué lo sen'a? ¿En nombre de qué los

86 87
turcos de la diáspora alemana, o los referencia del recorrido a la vez ex-
árabes en Francia persisten en traño y banal de Ernst Tugendhat.
transmitir esta inscripción primera? Nacido en Brünn en nL"
¿En nombre de qué los judíos disper-
sos por el mundo, cuatro siglos antes
de que fuera destruido el último
en 1944
-e_nl_9_a__5 £8s'cÍ#
en Suiza en 1938, y luego

decide instalarse definiti-


símbolo de su soberanía nacional en vamente en Alemania en 1951.-Fil6-
Judea (en el año 68 de la era cristia- realizará
na), se afirmaban como judíos? ¿En una carrera universita-
nombre de qué continúan haciéndo- ria. En 1987 atraviesa
_ _`--- una
_--_grave
0-`-, \,
lo? aisis luego que un periodista le hizo
En su ensayo Ser j_ydíg en ALle- esta pregunta: "Usted que es judío,
manja, Ernest T intenta ué volvió a Alemania en
dar una respuesta a estas pregun- 1949?„ .„ Experimentó ta
tas, declarando que "quien (como e'Z) que quedó, nos dice, como paraliza-
opta por la vía universalista, no as- do. "Ese es mi talón de Aquiles. Lue-
pira a la asimilación, pero la acep- go de una entrevista que mantuve
ta". En la medida en que la idea de con Ruth Stanley en el café Eins-
preservar una colectividad mjnorj£o- tein, en 1984, yo sabi'a que ésa era
`mi' falta, pero
rj¢ cualquiera no se sostiene gene- hasta ese momento
ralmente sino a través de una opción reprimirla..." En
religiosa o nacional. Y sin embargo un año espués
Ernest Tugendhat se define sin Pro- abandona
emas como a menudo para se instala en Chile.
a sorpresa e sus interlocutores. e su regreso a Ale-
Para entender esta aparente contra- mania, escribe en el prefacio de su
dicción, es necesario brindar alguna Llhro Ser judío en Alemania..
``La decisión de 1949, en pos
5 E. "gendhat, op. ce.f. de una identidad que no tenía el

88 89
derecho de buscar, era un error, tas consideraciones respecto a lo que
aun cuando sus efectos hayan si- aquí nos concierne.
do justos (...) Bajo su aspecto En primer lugar, ningún colecti-
macabro, este error era más bien vo Oudío, árabe, gitano o armenio)
una singular aberración, pero tiene valor en sí mismo. Su sostén
ésta se sitúa en (...) un problema participa constantemente de un más
o menos lejano enraizamiento reli-
generalizado que se les plantea a
los judíos no religiosos en la épo- gioso o nacional. Ernst Tugendhat
ca actual (...) particularmente llega también a afirmar que si la op-
frente a la cuestión de la identi- ción universalista es la que permite
dad colectiva, de la identidad na- el diálogo con los otros, el riesgo de
cional (...) El cosmo olitismo no adoptar desde el inicio "un punto de
es( A mí cri- vista universalista sen'a el de rene-
terio' el estadío nacional no pue- gar del (propio) punto de vista [que
de sér superado de un salto ni cada uno debe], sin embargo, mante-
ner„.
pervertido impunemente. Por
supuesto, hoy se espera que cada ¿Qué se puede decir sino que no
uno tenga de sí mismo una idea hay universalidad que no sea com-
universalista, la ética no puede partida? Que frente a cualquier par-
ser comprendida sino como una ticularismo, aunque sea de orden
ética del respeto universal, pero nacional, cada uno debe poder afir-
(...) en cuanto ciudadano del mar su cualidad y, al hacerlo, alejar-
mundo, cada cual no puede com- se de toda idea de elección.
De cualquier modo, no deja de
portarse prácticamente sino
siendo qwáen es, lo que quiere de- ser extraño considerar por medio de
cir siendo quien es según su estas pocas proposiciones, que la po-
identidad nacional, simple, frag- sición universalista ofrece respues-
mentada, o compleja." tas simples a las que no dejamos de
Este recorrido textual exige cier- suscribir, aun cuando, a partir del

91
90
momento en que este universalismo Situado en la intersección de dos
no es compartido, el problema se tor- proposiciones aparentemente con-
na más complicado, en la medida en tradictorias de Ernst "gendhat,
que el sujeto está implicado en un por mi parte diré que existe aun otro
conjunto de fidelidades que, sin son par de elementos que no podemos
atacadas por el otro, lo obligan a re- dejar de considerar.
tornar a sus primeras identificacio- Yenprimerlugarlacultura,que
nes. Lo cual significa que éstas no puede representar no sólo la hipóte-
necesariamente remiten a diferen- sis religiosa sino también una causa
tes creencias nacionalistas o religio- de deseo que tiende a hacernos man-
sas y que los fenómenos de identifi- tener una filiación con tal o cual as-
cación remiten a la ¡den€Ídad6 úni- pecto de la trayectoria de nuestros
camente en tiempos de crisis, de va- padres. Estos elementos que i.emi-
cilación de las referencias, o de ten, ya lo hemos dicho, a la lengua, a
irrupción de la barbarie y del afecto hábitos familiares, a fidelidades his-
o de la pasión en la escena de la po- tóricas, y por último al amor y a lo
lítica. irracional que habita en cada uno de
6 La identidad remite a un conjunto de
nosotros, pueden consticuir un pode-
imágenes externas o internas que hacen, por
roso incentivo de perpetuación ¿a!.ca
ejemplo, que un jn}dju[.du}o pueda dar a ver y a de la pertenencia. Las diásporas
escuchar, sin discontinuidad, la apariencia de griegas, armenias ..., en ocasiones
su particularismo. La identificación es mucho separadas de su tierra natal después
más singular. El sz¿jefo se (.den£(./¿.co con algu-
nas referencias que hace suyas sin necesidad
de varios siglos, han conocido este
de ninguna ostentación. Este proceso es el que fenómeno, los judíos socialdemócra-
llamamos sjmóo¿jzac8.ón, (En ese sentido la di-
mensión imagínaria de la identidad no le es pronto a exhíbir sus emblemas imaginarios.
ajena.) Es llamativo como cuando se le dice a Una "minoi.i'a invisible", como dicen los habi-
alguien: "No sos nada, la cultura que heredas- tantes de Quebec de ciertos grupos no identifi-
te no es nada y estás reducido (o yo te reduzco) cables por "el color", puede intentar entonces
a esa nada", el sujeto se siente condenado de l`acerse visíble o ser condenada a ello.

92
93
tas y laicos del Bund lo han encarna- El otro elemento que es necesa-
do, al igual que los gitanos -aunque rio tener en cuenta remite a los fenó-
éstos representen un caso diferen- menos de identificación que permi-
te- podrían corresponder a ese tipo ten la transmisión de las marcas re-
de identidad compleja. Es también feridas a la cultura, y alrededor de
curioso que Ernst Tugendhat, de las cuales se estructura el sujeto.
cultura alemana,7 parezca ignorar Estas marcas de identificación sim-
la complejidad cultural de algunas bólica suscitarán reacciones de afir-
diásporas judías que han sabido de- mación crispada de una identidad
sarrollar en su seno, a partir del si- que llegará a ocupar todo el escena-
glo xix, elementos que están despo- rio del discurso únicamente en la
jados tanto de creencias religiosas medida en que el otro se presente co-
como de fervor nacionalista.8 mo atacando al sujeto, al reducirlo a
7 __±.gs_j±±Ldíg€_aJ£P±P±SL lgs alemanes de su sola pertenencia: reducido a ser
Í Í `7L confesi6iiffiTosaica, ri-ó habían desaTTollado -a
sólo un "yowp!.n" (judi'o), ``ó¿.co£"
diferencia de los uropa del Este o del (árabe), "macaroni." (italiano), "es-
Imperio Otomano-una cultura particular. pi.ngoz¿i.n" (español), fiJ. sujeto se so-
8 A propósito de esto, recordemos que una
meterá a las insignias que el otro le
de las peregrinaciones bretonas más fastuosas
se celebra en los suburbios de Pari`s, en Saint-
adosa y a las cuales se alienará.
Denis. En 1871, luego del aplastamiento de la Será únicamente eso.
Comuna de Pari's, el empresariado importó A la luz de un eclipse del univer-
pueblos enteros de campesinos bretones, acom- salismo, la transmisión participará
pañados de sus curas, pai.a construir y poner
en funcionamiento la fábrica a gas de Saint-De-
más de un aferramiento a un tesoro
nis. Desde esa época, sus descendientes -urba- incomparable que de los nexos con
nizados, laicos, a veces fuertemente politizados aquello que ha sido legado... en ese
hacia la izquierda- han continuado con esta
tradición que los vincula con una región de la
que ya realmente no forman parte... El hecho gráficamente bastante lejos de las co§tas de Ar-
de que participen de estas festividades otras mói.ica, surge -me parece- de una transmi-
poblaciones de regiones o pai'ses situados geo- sión logi.ada puesto que se ha universalizado.

94
95
transmisión y una herencia domina-
alemana. el 28 de octubre de 1984,
do por el sentimiento de rechazo y de
dijo que desde 1933 se le impuso una
reflexión: "Cuando uno es atacado persecución. Este resentimiento se-
rá experimentado con más violencia
en tanto júdío, es en ca-|idad de judío
en el caso de un g ue"h a Juga-
que debe defenderse". Esta posición, do el juego" la inte ración yal
agrega, podía remitir a la per£enen-
a mayorla e devuelve como res-
cjo, pero de hecho esta cuestión debe
LLiEHü SLU +EES .]EEHm ¿-ú-ando no su
ser considerada como política y sólo
hostilidad.
política. En este punto. Hannah |"ib'érarse de un modo apasiona-
Arendt no vacila en afirmar: ``Jamás
do de pertenencia representa una
he amado, durante toda mi vida, a
ningún pueblo o colectividad, ya pérdida, cuyo efecto es el intento de
``inscribirse en la historia"; que el
sean alemanes, franceses, america-
nos... Teniendo en cuenta el hecho precio de esta Z!.Óeracjón implique
una notable modificación, incluso el
de que soy judía, es ante todo este
fin de una cierta manera de es£ar-
amor de los judíos el que me parece
en-ez-mz¿nc!o, es algo que no puede
sospechoso".
sorprendernos.
Amor, resentimiento... tales son
Es suficiente con viajar a través
en efecto los afectos -desastrosos,
de las más antiguas diásporas ju-
según Hannah Arendt- que ace-
días que han conservado, sin aportes
chan constantemente a estos grupos
heterogéneos, las comunidades "au-
a los que el destino de "pueblos pa-
tóctonas", de Atenas a Amsterdam,
rias" les hace perder "el mundo en la
de Estambul a Venecia, para darse
dispersión". Esta ue parece
cuenta de ello. Las migraciones, 19s_

puede p-a±
desinsertarlos del destino Comun,
en un fanatismo genocidios, las
áií6Íi_FS exteiiores
i'ós
el fin de uñá
&ertapérdidq.._d_?|_m_u_n_do,_e+ eclipse
£;=o:_r=:tpe¥e:_E¥u:ns: de la czesferrj£orjoJj2íacjón, han mo-

98 ©
dificado radicalmente los comporta- El precio de la libertad
mientos, las posiciones subjetivas, la
cultura.
Las identificaciones -simbóli-
cas- en sí mismas se han desplaza-
do. Parecería que cada uno se ve
obligado a inventar nuevas formas
de transmisión, que permiten des-
prenderse de esa pesadez imagina-
ria que hace que algunos Bez¿rs (ára- Es evidente, sin embargo, que la
bes) bruselenses digan que son ``ma- ¿jóer£ad para tomar aquello que ha
rroquenses'',11 a la vez rechazando y sido heredado, pero también lo que
reivindicando su calidad de belgas. tenemos que legar, aunque parece
estar a disposición del sujeto, no de-
ja de plantearle cuestiones que lo
implican profundamente.
El hecho de que esta ¿jóercad en
el plano del sujeto puede aparecer
en un primer tiempo como parado-
jal, no debería sorprendernos. A par-
tir de allí, el camino para adquirir
esta libertad interior será largo y
complejo, y el precio a pagar será
proporcional a la impronta que los
restos de una herencia no asumida,
producidos por un pasado no del to-
11 Contracción metafórica de marroqui' y
do perimido, ejerzan sobre el sujeto.
bruselense. (En francés: Maro*e¿¿ojs, contracción
Intentaremos desarrollar esta
de Marocains y Bruxellois. N . de \aL rF.) hipótesis evocando dos destinos sin-

100 101
gulares que nos parecen particular- de encuentra un lugar en el mundo
mente elocuentes o ejemplares.
del espectáculo. Tiene éxito. Una so-
Badiya es una joven mujer naci-
la preocupación la hace sufrir: no
da en un pueblito situado en los con-
fines de Túnez y de Libia. Su padre, puede concebir un niño. No puede
transmitir la vida. E§tas son las pri-
un antiguo cabo primero de los regi- meras palabras que pronuncia al
mientos de tiradores tunecinos, se
formular una demanda de análisis.
refugia con su familia en el sudeste Más adelante dirá -y ésta será su
de Francia a fines de los años cin-
divisa durante largo tiempo-:
cuenta. Patriarca destituido, intenta "Me sentiré liberada cuando
vivir su existencia de exiliado perpe-
tuando modelos anticuados que pre- pueda volver a mi familia (en z¿n
segundo tiempo dirá: `cuELndo
tende imponer a su numerosa proge-
nie. Badiya se rebela, entra en pueda regresar a mi aldea de Si~
di EI Badawi') y cuando pueda
abierto conflicto con su madre, que
también obliga a sus hijas a ade- pasear por una calle árabe entre
dos filas de hombres sentados en
cuarse a un modo de existencia de
el umbral de sus casas, vestida
otros tiempos... mientras cursan
con jeans y rodeada de una corte
brillantemente sus estudios secun-
compuesta por mis amantes, to-
darios. El abismo se hace cada vez
dos franceses. Entonces me sen-
más grande. Badiya, cuando alcanza
tiré liberada, seré una árabe li-
la mayoría de edad, abandona a su
berada."
familia, se refugia en una abadía, se Esta manera de tratar su filia-
convierte al catolicismo, en ocasión
ción (que no deja de evocar el modo
de su bautismo cambia su nombre
por el de Genoveva -la santa que, :: Touse £±o:°:=::=:=d:esht:ÜS::afL:::
según nos relata, permitió a los pa-
risinos resistir a los bárbaros nor-
gr:nqd=íse=:=í:fndaí:e±e¥íeGrrnaensg;=tnoá
mandos-y se instala en París, don-

102
103
blandiendo al precio de una actitud
provocadora
]amon con que hasta
revolucionarios en enel caso de como fue
borde de la también el caso de es-os alemanes de
transgresión, es decir, en el mismo confesión mosaical que, al decir de
lugar en el que ésta constituye una Heine "compraron un pasaporte pa-
apelación a la mayor fidelidad. Este ra la buena sociedad" convirtiéndose
cambio de rumbo no se sostenía en al luteranismo.
la indiferencia. Muy por el contra- Recordemos en este sentido el
rio, supone una pasión nacida (como comentario de Hannah Arendt:2 Los
en todo recorrido pasional), de un conversos de la primera, y a menudo
imposible para conceójr y decjr lo los de la segunda generación, se ca-
que no puede ser transmitido y de la saban entre ellos, reproduciendo
vergüenza de evocar una herencia una paradójica endogamia, como si
insoportable. ¿Puede una primera una vez rendidos los honores al con-
generación (¿no existen acaso frag- formismo, fuese necesario poder
mentos de la así denominada "pri- guardar fragmentos de aquello que
mera generación", que retornan con se habi'a heredado. Esto también re-
mayor o menor fuerza?) realizar im- vela que la de convertirse
punemente el salto a la diferencia, situada enel pnncipio de este tra-
cuando ésta se presenta, además, co- yecto individual, aunque no fue£a
mo portadora de la modernidad y de exigida por la fuerza Homo en la
la a%£én£..ca cjuj¿[.zacíón, sin que la
fidelidad a los antepasados no se re-
doble por medio de una actitud
transgresiva, proporcional al desga-
rro que provoca ese cambio de vi'a?
marca de una
el sujeto hffi
mo.
EHE]JEE!L±+
É¥n-
Edad Media-, no dejaba de ser la

HE

Sucede entonces que esta frontera 1 Cf nota 2, p. 32.


virtual puede a veces ser atravesada 2 H. Arendt, op. ci.f.

104
105
No sorprende entonces que esos una mefamor/osjs tan monstruosa
conversos se reagruparan entre como aquella puesta en escena por
ellos, reproduciendo un encierro casi Kakfa.
comunitario.. . a menos que, a la ma- Progresivamente, luego del epi-
nera de Karl Kraus o de Otto Wei- sodio crepuscular que la sumergió
ninger, se sumergieran en el odio en sufrimientos abismales, su divisa
por todo aquello concerniente a su se modificó: a partir de allí ya no tu-
pasado, y que, llevados por una del vo necesidad para existir de mos-
;esperación no asumida, retomaran trarse de una manera escandalosa
Por su cuenta discurso ante los habitantes de su aldea na-
mas que pued£ ggJq±rse. tal. Le gustan'a ir allí con algunos
o nos que affi-éifr-ñíñlé--para colegas judíos o católicos para orga-
Badiya la lucha consigo misma y con nizar un gran concierto de música
sus feroces ancestros fue larga, difi- árabe. Durante un tiempo imaginó
cil, dolorosa. Durante un tiempo que ésa podía ser una manera de re-
-algunos meses después de la conciliarse con su tribu y consigo
muerte de su abuelo materno- es- misma.
tuvo incluso al borde del delirio: en Más tarde esta ilusión se tornó a
ese momento se identificó --al igual su vez obsoleta.
que una Jano femenina- a la vez Fue entonces cuando introdujo
con Juana de Arco y con la reina ju- en su vida numerosos cambios; en-
deo-beréber, la Ka.hena, que fue contró un hombre -froncés (no ára-
quien incitó a los primeros habitan- be)-, con capacidad de no fascinar-
tes del Magreb a resistir la invasión se por la arabidad rebelde de la
árabe-islámica.
Luego, paso a paso, se fue des-
prendiendo de esos extremos en los },:=:ii#:r(acig,:t%C,°h:a!#;`:t`..E:aí`:£:::
que se figuraba el fracaso de una 5ú5Tamigos se habían alejado de ella
transmisión que la había hundido en a partir del momento en que la pre-

106 107
complacido hasta entonces, no podía
gunta planteada por Badiya a sus
orígenes había comenzado a perder negar que él había inscripto su des-
su carácter agudo. Banalizada, ella tino en Europa y que había articula-
había cesado de interesarles. Bana- do su historia singular y familiar
lizados, ellos habían cesado de re-
-aun cuando lo hiciera bajo un mo-
presentar para Badiya los testigos do alienado- en el continente euro-
indispensables de su locura. Peo.
Pero ella debía continuar su tra- Pero aquello que había sido la
yectoria hasta su punto final, hasta causa de su inmenso sufrimiento ha-
el punto de poder desprenderse de bía revelado al fin su secreto: se le
su blasón: quizás algún día iría a Si- había querido transmitir la arabi-
di EI Badawi, con o sin sus amigos. ad pura en la incoherencia y la ne-
Sidi EI Badawi había dejado de ser gacIon e un exi iono asuml
ese jardín de las delicias, ese refugio por eso que fue necesario para ella
final de un exquisito dolor que a ca- encontrar, riFdiante-iús transgre-
da instante corría el riesgo de desva- siones y sus delirios, la posibilidad
necerse. Se habían constituido las de retomar el hilo del ta iz' modifi-
condiciones de una transmisión lo- cando los dibujos, no para ser aún
más fiel a un original que jamás ha-
grada, luego de haber recorrido el
largo trayecto que le había permiti- bía existido, sino para crear -por-
do inscribirse en una doble genealo- que precisamente se trTátábá de un
gi'a que ya estaba allí, inscripta en acto de creación- una coherencia
su propia historia familiar: ¿acaso interna que le permitiera por fin
su padre no había sido un militar en tanto sujeto- situarse en una ge-
francés condecorado que había par- nealogía.
ticipado en muchas batallas de la Se había pretendido hacerla vivir
Segunda Guerra Mundial? Sean enun mundo de simulacros, de mo-
cuales fueren las racionalizaciones iíá6iroTg-HéñáTjiFlñáñ65ignoran-
ideológicas con las cuales se había tes, de falsas lámparas cartaginesas,

108 109

:i.
de turquerías de bazar pintadas imi- de referencias que sosteni'an al pro-
T_
tando lo antiguo, 1o originario. pio ser. Para ¿£.óemrse de sus fantas-
Eso la había llenado de rabia. mas, él romperi'a con todas las ama-
Eso ella no había podido concebirlo. rras. Poco le importaba que sus hijos
A partir de entonces pudo bailar fueran educados en la fe militante de
las danzas tradicionales heredadas su madre, poco le importaba que sus
de su madre y cantar las melodías hijos hubieran ignorado durante lar-
de su infancia. Al definirse como go tiempo su secreto, poco le impor-
árabe laica pudo al mismo tiempo taba, en fin, que sus nietos permane-
é`HñientaiThácia 5T``'barbudos3;, cieran más tarde confinados en la ig-
hacfá-b-S norancia de su recorrido. El desmo-
feroz .-', - ronamiento que habi'a sufrido habi'a
A partir de ahora podía conceójr. tenido tales proporciones que nada
Concibió. debi'a subsistir de ese pen'odo. Ni la
cultura de sus antepasados instala-
Muy distinta es en apariencia la dos a las orillas del Rin durante si-
glos, ni tan siquiera lo que hubiera
kí:::áíae£eFrqauí:]PaL[:::rpéad#á
originario de Maguncia y de una ma- :|9crt=itaidáeq|uoessnea::s.::ciFo::atf:=s:uÜí+
dre angevina, fue educada en el cato- mitin'a nada, la nada sino lo neutro. Í_,, l

licismo. Su padre, ado en S iuna pasión no sel


cia inmediatamente atravesado en la vida de Rosa, toda
-Hío del Reichstag, provenía de esta historia familiar pintada con
esas familias de alemanes de confe- los colores de una aparente banali-
sión mosaica Para qulenes el desmo- dad, de un gran conformismo, jamás
de sz¿ Alemania, trans- hubiera conocido la menor sacudida.
formada en una madrastra consumi- Sólo la irru ción del extran ero en
da, debió representar más que una ese nido que se pretendía
catástrofe social o política: un saqueo semejante a un conjunto de-nidos fa-

110

Í£-
miliares prudentemente ordenados aquello que había sido recubierto
en una pajarera macze ¿n Fr¢nce de- por una capa de silencio.
bía hacer estallar el dulce y doloroso ¿El extranjero no sen'a un pasa-
conformismo de ese universo que dor de culturas que viene a darle su
bía excluido de su horizonte todo ele- sentido a lo insensato de una tradi-
mento heterogéneo. Sólo una, una ción muerta y de una banalización
mujer apasionada, había hecho ar- imposible?
der -para su gran sorpresa- esa
desesperante linealidad. Surge una
pregunta: ¿no es en el lugar de una
falta de transmisión que esta mujer
-paleógrafa- ba_b_íai±gg±±p en una
época de su vida a un hombre ueno
correspondía en absoluto a sus elec-
ciones amorosas habituales, provo-
cando un verdadero Deoueño sismo
en su me io, para que por fin todas
as preguntas guardadas hasta ese
momento pudieran ser planteadas
por primera vez?
Ese e#franjero había llegado allí
donde el exceso de conformismo se
reveló como puramente formal. En
el lugar más frágil, es decir más só-
lidamente protegido de la coraza, e'Z
había irrumpido y posibilitado, más
que un develamiento, la ruptura del
velo, haciendo al fin posible que se
plantease, en el seno de ese medio,

112
Del bzed al Bled...*
T_
malestar profundo: está persuadido
La historia reconstituida de que sus logros son un engaño,
una mentira. Que todo en él está
afectado de una profunda ilegitimi-
dad. Ilegítimo es su casamiento con
una francesa -indígena- como se
complace en decirle, pensando que
en la. lengua francesa, ``indígena"
siempre ha designado a la gente de
A veces es el exiliado quien en- su pueblo...; ilegítima es su situa-
cuentra en sí mismo, en su encuen- ción universitaria...; ilegítimo por
tro con otro, al pasador que le permi- sobre todo es su deseo de ser padre.
te abordar la £erra jncognj£o de su Cuando lo invade ese sentimien-
lugar de nacimiento. Fue ese el caso to se transforma en un loco furioso.
de Najib, un joven filósofo, profesor Insulta, pega alaridos, se reencuen-
en un liceo de las afueras de Rouen, tra en frcmce's con la brutalidad de
nacido en el seno de una familia de su padre, un patriarca severo que de
empleados públicos de un pueblito su cultura sólo ha transmitido inju-
de la región de Charleville-Meziéres. rias y prohibiciones, así como la ab-
Allí creció y realizó su escolaridad soluta exigencia de continuar vi-
que, dificultosa al comienzo, le per- viendo "como en su país natal"; pg.
mitió -contrariamente a sus her- cesa de reclamar formas exteriores
manos- seguir estudios secunda- e respeto (ninguno de sus hijos
rios particularmente brillantes. puede hablarle mirándolo a la cara,
Sin embargo, subyace en él un deben saludarlo besándole la mano,
*b¿ed.. palabra árabe incorporada por la len- están, en fin, obligados a vivir en la
gua francesa. Significa "aldea", "pueblito". B!ed.. mentira y a ocultar -aúñlüáñad
nombre de una célebre obra de Gramática fran- éste Sea un señde polichinela-
cesa. (N. de la T.) las alianzas "mixtas" que

114 115
sus hermanos mantienen con los dictadas en nombre de las creencias
T-
más sagradas, para intentar así des-
15EéTpatriarca, antiguo militan- hacerse del lacerante sentimiento de
te del Movimiento Nacional Argeli- traición que ló invade por completo.
no, funciona por decretos sucesivos: Hasta el día en que, en el curso
de su cultura sólo ha transmitido es- de una sesión, un recuerdo, uno de
ta ferocidad y su amor por el país esos insignificantes sucesos que ja-
natal. Su máximo deseo es que sus lonan la vida de un joven estudian-
hijos vivan allí, aun cuando él conti- te, volvió a la superficie:
núe viviendo en Francia. Dos hijos "Un día -dice-, mi maestra
varones cederán a este deseo; pade- me preguntó si yo tenía mi
`Bled'. Yo me quedé muy sorpren-
cerán mil y un sufrimientos.
Así es como Najib se presenta en dido y un poco shockeado de es-
la primera sesión de su análisis, que cucharla hablar en árabe. En el
parece tener que desplegarse bajo el clima de inquietante extrañeza
signo del desaliento y la culpabili- en el que de golpe me encontré
dad. Durante varios meses hará el sumergido, me escuché respon-
intento de aclarar sus contradiccio- derle que jamás lo había perdido
nes... llegando a pensar, a falta de puesto que yo había nacido en
haber recibido aquello que le hubiera Charleville y nunca me había
permitido vivir su particularidad en movido de allí. Mis compañeros
armonía con su actual modo de vida, de clase se retorci'an de risa y yo
en abandonar todo, cortar amarras y me sentí idiota. En pocos segun-
vivir una vida de pastor, como fue la dos me había vuelto completa-
vida de sus abuelos, con la loca espe- mente idéntico a la imagen de
ranza de encontrar aquello que podía imbécil, de cretino, que mi padre
dar sentido a este simulacro de cul- tenía de mí. Pero tuve la suerte
tura que había recibido, dar también inesperada de que la maestra
sentido a las exigencias paternas agarrara al vuelo mi pobre res-

116 117
oponi'an al FLN contra el MNA y a
puesta para decirme que mj bled
em ez BJed. Experimenté enton- las cuales su padre habi'a pagado un
ces una sensación de bienestar pesado tributo, esa violencia de los
jamás igualada hasta hoy." patriarcas destituidos que habi'a re-
En la sesión siguiente, me dijo cibido como herencia, le habi'an per-
mitido, al menos en una ocasión,
que esta rememoración lo habi'a sa-
cudido profundamente. Al fin y al ca- otorgar a una palabra de su primera
bo, él podía vivir en Francia sin trai- lengua hablada J¿ecz-, el valor de
cionar sus orígenes ni su historia. una llave que le permitiri'a acceder a
Había logrado recomponer, en el la cultura del pai's de exilio de su pa-
marco de su análisis, la idea que lo dre, el país que ahora era el suyo.
había sostenido, que había olvidado, Su sentimiento de ilegitimidad
pero que no había realmente perdi- pudo entonces comenzar poco a poco
do: no solamente su ó¿ed existía en la a disiparse, no en la edulcoración de
lengua francesa en la que él hablaba, lo que le habi'a sucedido, sino en la
sino que además no podía abordar la convicción de que la transmisión
Pa-
tierra natal tan terron'fica, tan mis- terna de una Comp etamente
teriosa, tan inconsecuente como las que él 0Su
cóleras de su padre y los extravíos de encont,rado un sentido.
su madre, más que a través de una Esa transmisión, él podía lograr-
obra fundadora: el Bled. la colocándose al margen de una pa-
Estas reflexiones tranquilizado- labra amenazante. Podía construir
ras lo habían conducido paulatina- por si' mismo la 5ñiá__h_iH
mente a la siguiente constatación: fiáTHE una €-±it_úLiü±áEáiía6
óc-'ultiFdá- P_9±±±j±__P_a_dr±-±:eii|t-rffiTaüJTy
su padre no le había transmitido na-
da, salvo el deseo feroz de despojar-
se de esa violencia. Pero al mismo
tiempo la violencia de la guerra de .3a%i¥:E:a:d:a-ií;9aÉií_ti;i:|gjíÉL¥
Argelia, las luchas fratricidas que t`óñ=z[ái£: e a partir de una palabra,

118 119
una sola palabra, a redimir -repa- Poder distinguir un elemento del
rar- los emblemas de otro había hecho audible la transmi-
habíaH6EñHrÉñé- sión de una historia, de una cultura
susceptible de ser diferenciada de la
ñÉiEÍ_ñ--£Í@É{,`-eÉ=d`8ó~íÍ,-L'éi-ca_nT2ndei.
vencido,l paradepoder -arfin, violencia y de la exclusión que la
`áñüí`-}-ahora un país que en
parael neurosis familiar cargaba por cuen-
sus padres había sido una tierra de ta propia.
exilio' desprenderse de una memoria La introducción de esta diferen-
plena de amargtira, paraIire~ni6ñtíñr ciación a través de un juego de pala-
bras, podía ser también considerada
:¥rffi9i~=i::na-Í:e-itda:,Us:nnoí::£:rudid:,:: como una frcLnsmisjón que él pudo
al que le era posible pensar que su reconstituir en nombre propio a fin
atravesamiento de una línea imagi- de hacer audible su propia historia.
naria, lejos de ser una deserción, re- Puesto que, en resumidas cuen-
tas, la £rcmsmjsjón constituiría ese
presentaba el final de un recorrido
tesoro que cada uno se fabrica a par-
que sus padres habían emprendido
mucho antes de su nacimiento. tir de elementos brindados por los
Finalmente, pudo percibir que padres, por el entorno, y que, remo-
debió con la historia fa- delados por encuentros azarosos y
de cada uno de sus
`-p-=-a-ió~á=,e-ri-e--s-`t-~reñ=a-~i-áÉ-oi
por acontecimientos que pasaron de-
resonancia con la sapercibidos, se articulan a lo largo
\-IÍÍ-SToria conflictiva de un país atra- de los años con la existencia cotidia-
vesado por una doble guerra civil. . na para desempeñar su función
principal: ser fundante del sujeto y
1 Para el FNL, el MNA era ilegítimo y trai- para el sujeto.
dor. Durante una guerra fratricida, el MNA fue Desarrollemos esta proposición:
vencido. Algunos de sus militantes Üomo el el sujeto no es simplemente otro tér-
padre de Najib-se retiraron de la lucha, otros mino para decir "humano" o "indivi-
se volvieron... harÁ¿s. (Es decir, argelinos
alistados en las tropas francesas. N. de la T.) duo„. El -al menos para los

121
120
embargo siempre será llamado por
psicoanalistas-j2ÉtJá±ep|±ado todos b_cpuf bourguignon. p;r-i-cfá-eL
en sus fantasmas jnco7}scjen£es Dor
ementos cu vehiculiza- uno sabe que el gusto nunca será
igual al de otros ócez¿f óoz¿gz%.gnon.
- Cadacual,enlomásíntimodesí Es un secreto, que aunque se revele
mismo, organiza la lengua común abiertamente, siempre dejará un
-aquella que permite que podamos margen de incertidumbre, esa pe-
entendernos- alrededor de algunos queña diferencia tan apreciada por
de estos elementos deL lenguaje y la los gourmets de esa familia. Pero a
cultura marcados por una historia veces uno de los descendientes intro-
singular. Esos elementos son propios ducirá sin querer, por azar o por cu-
de cada uno de nosotros y trabajan riosidad, otro ingrediente u otro mo-
en la lengua común, al punto de do de cocción. Siempre será la mis-
otorgarle su estilo. ma receta, pero un ligero desliza-
Una imagen -trivial- podría miento va a modificar ese plato cuyo
ilustrar esta proposición. Nada más secreto piadosamente recogido será
simple que preparar un Ó@wf Óo%r- retransmitido a su vez en una forma
nueva, o a veces, por olvido o desin-
gz¿jgnon. Los ingredientes de este
terés, en su antigua forma. Este con-
plato están a disposición de cual-
quiera. Ahora bien, no existen dos junto proseguirá su trayecto y cual-
platos iguales. Cada familia le da su quiera de los miembros de esa fami-
estilo a esta cocina -banal e ihcom- lia que ensaye esta proeza culinaria,
seguirá -al menos a través de este
parable-; un modo de cocción, un
ingrediente agregado en determina- alimento- vinculado a ese ancestro
do momento de la confección del pla- que un día, habiendo logrado un pla-
to, hacen toda la diferencia. Y sin to, ``se adjudicó la misión" de repro-
ducirlo insistentemente y de trans-
2 Lacan remite a la cultura los significan- mitir el secreto de su composición.
tes que representan al sujeto. Es suficiente entonces con que

122 123
algunos elementos culturales -tan Podemos formular la hipó6esis
consistentes como un perfume, un de que aquello que da cuenta de una
gusto o una ilusión religiosa- atra- transmisión no es reductible a las
viesen la historia de un sz¿jefo, para imágenes de los an£epasados vesti-
que lo representen. Estos elementos dos con trajes folklóricos o hablando
pueden sin duda formar parte de la en el dialecto ancestral.
represen£acz.ón, del espectáculo. Pue- A partir de que el témino ó¿ed
den también, como un ministro ple- es reconocido como un elemento de
nipotenciario que representa él solo la primera lengua que ha venido a
al conjunto de los habitantes de un articularse a la lengua común (el
país -quien lo insulta, está insul- Bled tan estimado por los maestros),
tando a la nación entera de la que no para que uno recubra al otro, no
este personaje es embajador-, re- para que uno elimine al otro, sino
presentar al sujeto hasta sws pJje- para constituir una simultaneidad
gues má,s recónditos. inaugural, para que lo indecidible
Es decir que los elementos sin- que empujaba a Najib en sus mo-
gulares de la lengua, por más djscre- mentos de desasosiego a oscilar en-
£os que parezcan, forman lo esencial tre la i]egitimidad de considerarse
de una textura. Son esos hilos rojos francés y la violencia paterna, que él
que atraviesan un blanco vestido de consideraba como una característica
lino y cuya disposición especifica un delÁrabequenohabi'alogrado,pero
tejido al punto de darle un nombre que le gustaría llegar a ser, pudiera
particular. disiparse.
Es suficiente con que esos térmi- Puede considerarse en€onces que
nos y las imágenes a ellos asociadas la transmisión se sostiene en el pa-
no estén negados para que puedan saje del óJec! al Bled. Aunque suceda
entrar, a título de elementos hetero- en un tiempo virtual, el de atravesar
géneos, a formar parte de la cultura un pasaje, no por eso deja de ser fun-
para darle su estilo. damental en la existencia del sujeto.

124
125
Lo notable de esta historia es saje codificados socialmente, esos
que el efecto de esa transmisión sólo tiempos, ya lo dijimos, no pueden ser
pudo ser reconocido a través de la programados de antemano. Están
intervención de un tercero. No fue formados por una serie de pequeños
algo solemne. Permaneció latente, sucesos que, según su modo de infil-
como puesta a disposición del sujeto. tración en,la historia del sujeto, se
Probablemente otros elementos hu- revelan por lo general aprés-coz¿p co-
bieran podido desempeñar ese rol. mo un conjunto que se constituye en
Pero fue ése el que el sujeto reme- una transmisión.
moró en el preciso instante en que Pero esto también supone -re-
un extremo desasosiego lo empujaba tomemos aquí nuestra metáfora cu-
a retornar a su b¿ed. linaria- que nadie diga ``no eres
También puede decirse que si la digno de recibir de mi' esta receta" o
transmisión es un tiempo de atravTé= "no eres capaz de llevarla a cabo" y
e un pase, este no po menos "yo siempre estaré para pre-
pararte este plato'', o peor aún "bah,
que puede ser impuesto como un rito qué interés puedes tener en esta re-
de pasaje puede resultar tan banal ceta común y silvestre"... marcas de
como un diálogo -algo buñuelesco- una tremenda indiferencia que pue-
que surge de un malentendido, en de ser tan opresiva como un manda-
una escuela primaria de un barrio to de reproducir siempre lo mismo

-or
obrero cualquiera. También este rito en la vana esperanza de fabricar clo-
de pasaje puede reducirse a lo que es nes.
en realidad: un montaje -como se Es necesario entender la trans-
dice de una puesta en escena tea- misión como un
tral-que permite sostener esos ins-
parte de los padres' de los maestros,
tantes tanto más esenciales cuanto
gunos e ementos
más desapercibidos. ros de una descenden-
Contrariamente a los ritos de pa- cia recibe en su infancia, que él re-

126
12:
compondrá a su manera yq±±g±±±±± Partir para volver
sin nin una duda sometidos a su vez
a nuevas modificaciones.
a p±a que la de ese
ha sido lograda se encuentra en
±p_lazamL£to:eso es
|o qrüJé_Éé- rlama=s_.uLE±_r-``indivi-
dualizar" una-herencia a fin de PO-
der reconocé-ñá 9.QEffr.OP±_g..
La transmisión de ciertos ele-
mentos culturales fundadores de-
pende, lo hemos visto en el caso de
Najib, del atravesamiento de un pa-
se: esta es la propuesta que nos con-
duce a poner en escena el proceso
que se desarrolla por toques sucesi-
vos organizados alrededor de algu-
nos momentos fuertes. Se supone
que estos tiempos constitutivos de
los ritos de pasaje marcan fuerte-
mente a los protagonistas del dra-
ma. Es decir -no está de más seña-
larlo- que el intercambio de pala-
bras y de insignias no sólo concierne
al niño sino al conjunto de su entor-
no.
Es habitual que se considere
-sobre todo en nuestras latitudes-
que esos ritos son de esencia religio-

© 129
sa (bautismo, comunión, casamien- la historia de una humanidad su-
tos, funerales). Incluso puede decir- friente, del mismo modo que otros
se que lo religioso se constituye alre- grupos portadores de creencias pre-
dedor y a partir de esos instantes en dican el bien universal o la llegada
los que la transmisión está puesta de tiempos mesiánicos.
en acto. Existen sin embargo otros Hay evidencias: el MOI (Mano
actos de la vida cotidiana que la so- de Obra lnmigrante, movimiento
ciedad civil, que la cultura puede in- creado por el Partido Comunista en
troducir, en los que la transmisión vísperas de la Segunda Guerra
está implicada. Mundial, que desempeñó un rol pri-
Esto es lo que sucede con la mordial en la guerrilla urbana y en
transmisión durante tanto tiempo la Resistencia, en Pan's, Toulouse,
ignorada de la cultura obrera. Cuan- Lyon, etc.), los sectores extranjeros
do los jóvenes habitantes de pobla- de los partidos obreros hasta los
dos mineros del Norte descendían años cincuenta (sector español, ita-
por primera vez a las minas, una liano, armenio, judío, magrebinos...)
fiesta acompañada de grandes cele- sirvieron de tamiz, de lugar de pasa-
braciones consagraba la admisión en je entre la cultura de origen -obvia-
el mundo de los mineros. Rito de pa- mente en su dimensión laica- y la
saje tan fuerte como aquellos del or- del país de adopción. El derrumbe de
den de lo religioso, rito de pasaje que esas organizaciones no ha dejado de
un grupo social -el proletariado- producir un doble movimiento: la
había literalmente inventado para desconfianza (incluso el rechazo) de
acoger a uno de los suyos en su seno. una parte de la clase obrera frente a
Estos ritos, que consagraban la los extranjeros, el retiro de los inmi-
admisión de un niño en un mundo grantes y la constitución de ghettos
privilegiado, se sostenían en un do- -de hecho, si no de derecho-en los
ble ideal: existe una aristocracia cuales éstos se encerraron.
obrera y esta clase es portadora de ¿Los efectos de la agonía y de la

130 131
IEi
\

cuasidesaparición del movimiento que estos ritos en mayor o menor


comunista no actúa en lo social a tal medida se modifican a lo largo de los
punto que el retorno a la barbarie, a siglos. Que tengan lugar regresiones
la etnicidad -y a sus ritos- vuelve al punto de reiventar antiguos ritos,
a estar a la orden del día? muestra claramente el riesgo que co-
Evocar esta regresión nos permi- rre toda sociedad cuando las fuerzas
te poner en evidencia una constata- de destrucción social actúan de tal
ción generalmente no tenida en modo que abren abismos mortales y
cuenta: no existe transmisión
_ `___-=-- de la
-_--)=-=_-:- profundos desgarramientos en la
cultura.
á:`fi:=ft:=v:r#-`]i:íaGs-:]rd##. Estas rupturas evidentemente
bró Ej señor cze Jas moscas, lo ha de- producen en el sujeto efectos de des-
mostrado claramente: un grupo de moronamiento que pueden llegar a
escolares y de jóvenes estudiantes paralizar el curso de su existencia
de una gran escuela británica, arro- profesional o afectiva.
jados a una isla desierta por una Ilustraré esta idea con un frag-
tempestad, retorna muy rápidamen- mento clínico.
te al estado tribal, a la creación de Hijo de inmigrantes españoles,
jefaturas y al canibalismo. Más allá Francisco conserva de su padre el
de ese extremo pasaje de línea que recuerdo de un hombre tosco, abru-
pone en escena esta obra filosófica, mado por las cargas materiales, que
es fácil reconocer cómo cualquier so- parecía un gemelo del obrero ideal
ciedad, en el tiempo de su fundación, recién salido de las páginas de La t;j-
crea constantemente ritos, y la im- da trágica de los trabajadores, escri-
portancia que éstos tienen para fun- to por los hermanos León y Maurice
dar la cohesión de un grupo, para la Bonneff. El único contacto que Fran-
creación de una textura - de un cisco tuvo con su padre data de sus
texto- susceptible de fundar el lazo catorce años: Al día siguiente de ter-
social y la genealogi'a. Es evidente minar su escolaridad, "debía engan-

132 133
charse" en un astillero naval. Su pa- persona y que había provocado innu-
dre lo llevó a beber a un boliche pa- merables destrucciones, cuarenta
ra festejar el acontecimiento. millones de muertos, sangre, ruinas,
A los dieciocho años, Francisco horror. Había escuchado en vano mi-
abandona el hogar familiar para en- les de palabras sobre la guerra que
trar a la marina. Segundo y último podían haber dialectizado mínima-
recuerdo de su padre: el buque en el mente ese episodio de su existencia;
que está embarcado todavía está en nada de eso se había inscripto: éJ
el muelle; su padre, un viejo ``anar- había podido sobrevivir al precio de
co", le grita: "Adiós hijo". Jamás lo traicionar las convicciones de su pa-
volverá a ver. d re.
AJ. comienzo de su análisis evoca A partir de la secuencia analíti-
un recuerdo de infancia: Brest, su ca en que fue evocado este recuerdo
pueblo natal, está siendo bombar- y el amargo sentimiento de haber
deado. El baja con su familia al sóta- traicionado a su padre que lo opri-
no de la casa. Le parece que su pa- me, intentará desprenderse de una
dre está ausente. Para protegerlo, situación compleja, terminar con su
su madre y su hermana lo aprietan condición de obrero para ser maes-
entre ellas. La casa se derrumba. Su tro, después psicólogo, casarse e
familia es la única que saldrá in- "instalarse", como él decía, "en la
demne del bombardeo. Pero en su existencia".
novela familiar esta puesta en esce- Algunos años más tarde, Fran-
na de una protección colectiva tuvo cisco ocupa un puesto importante en
una importancia considerable. una institución hospitalaria, se casa
Infructuosamente intentaba pen- con una colega, y se prepara para
sar que este "sandwich" -son sus adoptar un niño. Tiene todo para ser
`i- feliz, dice, excepto... que suvida es-
palabras-entre dos mujeres forma-
ba parte de un episodio de una His- tá repartida entre dos mujeres y
toria que va mucho más allá de su ninguna puede darle un hijo.

134 135
Vive asfixiado, pero este estado obrera que lo introducían en una ge-
parece ser la condición de su super- nealogía, en las referencias que le
vivencia. permitieron acceder a una identifi-
Al final de su recorrido, después cación paterna que habi'a sido rápi-
de haber quemado todas sus naves, damente recubierta por la desapari-
va sin embargo a recomenzar, paso a ción de su padre, muerto demasiado
paso, a hacer el duelo de su sufri- pronto como para poder asistir al as-
miento, a partir de la transmisión de censo social de su hijo. Esta muerte
su nombre (ial fin pudo ser padre!) y lo había privado de toda transmi-
del duelo de su padre -que hasta el sión. Sólo subsisti'an esos dos episo-
momento había permanecido como dios que había considerado hasta
en suspenso-. Recorrido que impli- ahora como puramente anecdóticos,
caba que Francisco se planteara la incluso fútiles.
cuestión que no había cesado de per- Que esos recuerdos hayan toma-
seguirlo durante todos estos años: el do valor de rito de pasaje, que hayan
sentimiento de traición or su cam- consagrado la admisión de Francisco
bio de condición social. Una vez fina- en el mundo del trabajo por un lado,
lizado su duelo y transmitido el y en su nueva ciudadani'a por otro,
nombre de su padre, podrá contar a que hayan sido reconocidos como ta-
su hijo la trayectoria militante de su 1es, posibilitó que Francisco se plan-
abuelo y se permitirá estudiar con él teara la pregunta que habi'a queda-
y para él la epopeya de Durruti, de do velada por un pesado silencio: ¿en
la comuna de Barcelona o de la insu- qué había traicionado a su clase?
rrección de Oviedo en la cual "el vie- ¿en qué había traicionado las convic-
jo" había participado. ciones de su padre, miembro de un
En una palabra, Francisco pudo sindicato anarquista, la CNT?
recuperar en dos ocasiones el tiempo ¿No era ese sentimiento de trai-
en el que su padre le había transmi- ción el que lo aprisionaba literal-
tido los elementos de esa cultura mente en el rol de un hijo que aún

136 137
no había superado su primera infan- Construir una transmisión
cia? ¿No era esta posición la que obs-.
taculizaba el camino a la posibilidad
de ser padre?
¿ No es esta dificultad de trans-
misión -de recibir y de reconocer
iíñáTtransmisión- 1o que crea un

¿No es lo que genera en


algunos hijos de exiliados, en algu- En resumidas cuentas, si trans-
nos hijos de deportados, casi un im- mitir una tradición, una historia, se
pffi::ostíempos presenta como una construcción, es
en última instancia porque el deseo
de` latencia, esta espera, esta imposi- de asegurar una continuid_a_d___e.n_Ja.
bilidad de concebir, ¿no ponen en sucesió-nderáiTg-é-hTr`áói5nT6Ts-,-;é Pt`C.-.
evidencia un inmenso silencio situa- senta como una necesidad interna.
do en el lugar de una historia impo- a recepción de las p álái;i:É5fis
sible de transmitir, imposible de es- actos que vehiculizan la herencia no
cuchar, imposible de comprender? representan de ningún modo en el
njño una manifestación de pasivi-
dad, sino por el contrario un oc£o de
reconocimiento hacia quien realiza
la transmisión.
Nadie duda de que el anhelo pa-
rental de preservar una historia fa-
miliar, una tradición, respondan a
una ilusión: yo con£jnz¿aré ujujenczo
en l,os actos primordiales de mi des-
cendencia,, cuando el,los canten, seré

138 139
aún yo quien ccinte, cuando coman que uendrán des ués de mí en una
tal o cual plato en tal o cual ocasión, Aunque yo r.o
yo estaré en el alimento, yo seré su cLunque el,l,os no le
alimento, y yo rr.e alimentaré, cuan- den importancia, este nombre les es
do en los momentos de tristeza o de propío y _er. la dispersión genealógica
júbilo uti,licen l,as palabras, l,as in- que..iT~P.!b!Ca^±l,a^d£2S_C_e_nq_e_?:ta,Pg4±
terjecciones que yo sol,ía usar, yo es- -unque sólo fuera por pocos:+ñ:
taré allí a,ún... tqnte.s--- rs±9p!o_£3±ss£±£Qmo perter±,e-
Tal vez sería ésta la frase incon- ciendo a_uncor~c]_ug± de' .que yo Trus:
fesable que una madre, un padre, un mT¥_SQyel____e_re±
-9l-p-a±q,d-pr. re,serttq:M±.en
pariente, podría enunciar para sus
adentros sin poder formularla. Una Sin embargo, lo hemos dicho en
manera como cualquier otra de decir varias ocasiones, la transmisión de
% no £eo¿z;jdesde mi', allídonde unno una cultura, de una generación a
75íÍüíld-eL5-iñi5iiTen alienante -in- otra, no podría reducirse a crear una
cluso arrasante- es frecuentemente pertenencia.
escuchado. ¿Existe algo más ridi'culo, más
Este llamado a lá fidelidad para insoportable que ver esos clones,
con los an-tig-úóL5 -£-ribl~éññÉj`-s-ériá,--eiT- que, como si fuesen sombras, imitan
65iá-5 -coridici-ó-riés, la expresión dei con la mayor seriedad a sus padres o
deseo extraviado que, al repetir in- a sus ancestros?
variablemente lo actual, separado ¿Existe algo más grotesco que es-
del espacio-tiempo que lo produjo, se cuchar a los adulones, incapaces de
proyecta ilusoriamente tal cual en el tener un estilo, un pensamiento pro-
futuro. pio, hablar o escribir como Barthes,
Péro transmitir también es un como Lacan, como Bataille o como
acto simbólico como cui±p§g.2!g £rans- Leiris?
mito mi nombre a mi descendencia, Ese mimetismo es producto de
esdecir,cuandoir±bs una traición.

®
Es cierto que existe un tiempo en el eterno retorno de lo mismo en los
el que la adhesión a una doctrina, a mismos lugares es lo que nos prohi'-
un discurso, o a una cultura, pasa be crear, inventar, hacer nuestro
por el sentimiento de pertenencia propio camino, reconocernos como
a una escuela, a un grupo, a un sujetos deseantes. Es el piano que
maestro. aprisiona los tobillos de la heroína
De todos modos la pertenencia del film L¢ ¿eccz.o'n de p¿.ono y que la
ruidosamente proclamada a un lina- hunde en las profundidades abisma-
je, una cultura, una etnia, a la apro- les en las que podría seguir tocando
piación de un saber (que, de vez en
cuando, se muestra como s¢uojr/cbj-
la misma melodi'a para toda la eter- -̀-
re), es un trayecto cuya importancia ?#_.yFti?,r,oe"mo°-r,loa-UberlamyaldÉiÉt---S
no podemos disimular. De todos mo- tan Todorov, "provoca una intermi- Ci`
dos en ese proceso en que la referen- nable
jamás podrían
cia al grupo parece ser la predomi- un nuevo m LFlm E
nante, para cada uno de los inte- nueva JiñíéiáF.-iÉ;---iái=ni;ñj
grantes de estos conjuntos, uno por IéTefTfi5aóffontecimiento actual a la
uno, se juega el anhelo de transmi- luz de un acontecimiento inaudito,
sión. ¿Por qué es que esto parece te- no para crear nuevas formas de con-
ner tanta importancia, si no es por- ciencia política, nuevas lecturas de
que esta perpetuación de lo anti lo que ocurre todos los días, sino pa-
esta o arente re fQ£ina]2ir- ra volver una y otra vez sobre lo
inaudito (como por ejemplo la des-
i#rfgepcit:Te:i:#i::
tTos está ¿.nconsc¿en£emen£e confron-
trucción del judai'smo europeo); para
provocar la destrucción de monu-
tado -sin saberlo-, es decir, en la mentos imperecederos, para que és-
constante ignorancia de aquello que
lo origina, con la tendencia a repetir. 1 T. Todorov, "La memoria y sus
abusjvrL~Á-
Esta parte inerte que nos atrapa en Espr¿.f N9 7, ju]io 1993.

142
-/
í. 143,`,
ta sea el punto de 11egada y de parti-
algo nuevo sin ningún nexo con lo
da -en una trágica circularidad-
del único acontecimiento que verda- que lo precede. Puesto que es a la
luz de lo antiguo que podemos reco-
deramente cuenta, no para una, dos,
nocer y afrontar la discontinuidad.
o tres generaciones, sino para que
Pn:,r^q,U^e,^e~::esum¿ri-;-;;e-;tua-s;.yo
persista al modo de una estatua de n.O.. ^P.±_ed_: erL±rar en conti¿;;-c-;¿'ivo
bronce para toda la eternidad. Una
manera como cualquier otra de ex- T:3:: _flue. se rne preser.ta st¿; án
t%n::_p#?3_:_.:ec?n_ó;cera,,í_u;¡ía-r;e
pulsar un suceso trágico de la histo- d_e_!gri,tartdad.-E:-aiátwr..áeíau';eG-
ria de la humanidad y de hacer de él
r~e,:^c.3_.q_¥e m: ha sido transr;;ria
un acto único como lo sería "el acto
de creación del mundo", en un dra- q%e .!::_d_o:,__:! superar,a, pá;;-;i;p-ár
de
Á^ situaciones
r.¡,..__=
nz¿eu¢s gz¿e a --\,++\,L\
priori
mático apego a un pasado que esta-
rne r:sultgrían descono¿iJas.
1 _ _
ría perpetuamente presente.
Freud, en su ensayo titulado
Este componente de la repetición "Más al]á del
:CT\J,<_ _1 ,,,, _

trabaja en cada uno de nosotros y en -principio


__J_-_ de
+~\, placer",2
J,LCL,t=J. '-
da un ejemplo de lo que provoca la
la sociedad.
irrupción de lo radicalmente desco-
Existe, sin embargo, otra forma
nocido refiriéndose a lo que diferen-
de la repetición, fecunda, que es par-
cia el miedo y la angustia del terror.
te de lo que llamamos cultura, he-
Intentemos entender el acontecer de
chos. de. Eul_tu_ra, y que aLsegur'a -:u
esta irrupción de lo terron'fico:
continuidad. Los etnólogos, los his- "Supongamos que usted se en-
toriadores, los sociólogos, los psicoa-
nalistas, coinciden en decirlo: esta cugntra frente a un peligro cual-
persistencia de los hechos de cultura quiera, usted tiene miedo. Aun si
que proceden del lazo social nos ins- 2Latraduccióna]aquesehacereferencia
cribe en una continuidad y nos ase- es la publicada por el Depar£amento de P§icoa-
nálisis del Centro Universítai.io Experimental
gura en cierto modo que no estamos
de Vincennes con la autorización de los ti.aduc-
en cada generación confrontados a
tores, J. Laplanche y J.B. Pontalis.

144
145
hasta este momento usted jamás co que no es particularmente in-
estuvo en un fusilamiento, sabe lo quietante, pero que apareció de
que es un fusil, se imagina los golpe en pleno espacio urbano; su-
efectos de un tiroteo, es razonable pongamos que usted se baja del
que usted tenga miedo, al menos tren en un pequeña estación de
el suficiente para sobrevivir y provincia que encuentra rodeada
eventualmente vencer. Usted de guardias armados, de torres de
también puede saber cuándo se control, en un lugar donde espe-
encuentra frente a un peligro cu- raba encontrar a un viejo guarda-
yos límites están poco definidos. barrera sentado en su garita...
Usted se prepara a afrontarlo En todas estas situaciones nada
produciendo un objeto -la angus- preparaba semejantes encuen-
tia- que le permitirá conocer los tros, que no pueden provocar sino
riesgos a los que se expone. Este terror, parálisis, o en ocasiones
afecto sería al fin y al cabo un mo- una fascinación mortal."
do más o menos adaptado de si- Mi hipótesis sen'a entonces la si-
tuarse a la espera de este peligro guiente: una parte de la pulsión de
de contornos poco definidos. Su- repetición, la que da cuenta de la in-
pongamos ahora que usted se pa- sistencia de los hechos de cultura
sea por un terreno completamen- -aquí el término cultura toma la
te seco y que de pronto, al borde amplia acepción de civilización, no
del camino, encuentra una in- necesariamente de cjujzjdod- está
mensa flor, de una gran belleza; al servicio de las pulsiones de vida
supongamos ahora que usted está para ayudar al sujeto a situarse
paseando por New York y que de frente al surgimiento de algo nuevo
pronto, entre las calles 18 y la 21, tremendamente inquietante en tanto
en el lugar donde se encuentra que radicalmente, absolutamente,
Gramercy Park, usted se encuen- totalmente extranjero. Ahora bien,
tra arrojado a un paisaje desérti- no existe lo inaugural, como lo de-

146 147


muestra Lacan, sino en la conjunción agri'cola, la cacen'a del urogallo, has-
de aquello que insiste con aquello ta el reconocimiento de una parte de
que se presenta como nuevo: esta hi- su historia en un canturreo como lo
pótesis excluye lo original, el a¿ prjn- sería una canción de cuna durante
cípi.o en el orden de la subjetividad y mucho tiempo olvidada, en la infle-
en el de lo social. De este modo, todo xión de un canto eslavo o de una me-
acto fundador supone la existencia lodía de un rito vuelto obsoleto, en
de la transmisión -aunque ésta sea las sonoridades de una lengua ago-
evanescente- en el orden de la sub- nizante- supone la pu-ésta en mar-
jetivad humana. cha de un trabajo de identificación.
Pero cuanto más la transmisión No en el sentido de un intento deses-
tome en cuenta la situación nueva, perado de crear una identidad-calco
menos será una pura y simple tras- entre los predecesores y los descen-
posición del pasado y más podrá ins- dientes sino al modo de un discurso
cribir al sujeto en una genealogía de que seri'a procesado -landestina-
vivientes a fin de realizar, no un re- mente, como un con£r¢óondo- de
corrido circular alrededor de un en- aquello que se ofrece como herencia.
claye petrificado, sino un trayecto Pero del mismo modo que no hay EEi
m
susceptible de crear un campo de herencia sin que una parte se pier- 1-` `,

afluencia, un delta en donde se arti- da, no hay transmisión de cultura


culen culturas heterogéneas que se en las Comunl es cerra-
revitalicen mutuamente. das sobre si' mismas, sean rurales,
" ^-;",, En síntesis, transmitir es ofrecer montañesas, o ghettos) que no co-
a las generaciones que nos nozca esta pérdida, eLS±ñión de
término que debemos vido que Coman a la memoria, la
tomar en su acepción más fuerte. que a partir de la
En ese sentido, la aceptación por repetición, en su misma evanescen-
parte del niño de la tran§misión de cia, la modernidad -la diferencia-
los hechos de cultura ~desde el arte pueda ser recibida.

© lt_9
Y si adherimos a la proposición rante muchas generaciones, en de-
de Herder,3 "la diferenciación real terminada aldea, existían personas
de los hombres es más importante que conocían el contenido manifiesto
que su igualdad específica'', enton- y el contenido oculto -esotérico-
ces podemos afirmar que es más ha- de los textos sagrados.
ldf] Luego vinieron generaciones que
sólo conoci'an el sentido inmediata-
i,.:i..':=.'.,''.i3`'!''.,,,::.;=.:=.::... mente legible.
mos, es decir, aquella que permite Luego vinieron generaciones que
E± Plenamente que me
diferencia de quienes poseen una
supieron leer los textos pero sin en-
tender lo que leían.
a la de los míos, pe- Luego vino una generación que
ro que también me diferencia de sólo conocía la melodi'a que acompa-
aquellos cuya genealogía es diferen- ñaba esas lecturas pero que ni si-
te y entre los cuales transcurre mi quiera sabía descifrar el alfabeto
vida. Me autorizo así a vivir no como que trazaba sus contornos.
un falso clon, no como una pieza in- Luego vino una generación que
congruente y siempre susceptible de sólo pudo decir ``en ese lugar había
volverse terrorífica, sino como un doctores de la Ley y mi`sticos...".
elemento entre otros cuyas modali- Así finaliza esta historia que ge-
dades de diferenciación son subjeti- neralmente es contada en i'dish, pe-
vamente tenidas en cuenta. ro que también podría serlo en per-
Es eso precisamente lo que posi- sa, armenio, beréber o español.
bilita constituir una historia audible Hoy podríamos agregarle -en
por y para los otros. francés- una última secuencia:
Un relato jasídico cuenta que du- Luego vino un tiempo en el que
esta historia fue contada y consti-
3 H. Arendt, en "L'Aufl{lárung et la ques- tuía la herencia de aquellos que
tion juive", en Lo T+ad¿c¿ón ocu)¿fo, Pari's, 1987. nunca habi'an visto ni conocido ese

© 151
lugar, que ni siquiera entendían la pertenencia étnica o religiosa, en el
lengua en la que fue contada por pri- que popes, rabinos, ayatollahs, tro-
mera vez. vadores de antiguos nacionalismos
¿Pero este relato no implica aca- que creíamos desaparecidos desde
so, en las condiciones mismas de su hace largo tiempo, desencadenan
surgimiento, que la especificidad ya tendencias centrífugas en nombre de
se había ausentado, en beneficio de la pureza y de la especjficjdod e'£n..-
la diferencia? co, se apoderan de la diferencia para
¿Por otra parte, existe una míni- negarla, para recomponer el discur-
ma posibilidad de escribir un t,exto, so del apartheid, en el cual la per-
una historia, sin que precisamente versión del término djferencj¢ |ue
esta ausencia no sea puesta en acto? supone que lo heterogéneo sea so-
Es poco probable. portado- transforma la Ciudad en
Pero supongamos que el relato una serie de fortalezas sitiadas y al
se pierda, que no existe ninguna po- ciudadano en defensor de una pure-
sibilidad de que encuentre un espa- za originaria más propia de la mito-
cio de escritura o de inscripción, que logía que de la Historia.
por ejemplo el Estado fomule la Tal es el precio que se paga por
prohibición de transmitirlo, sucede unas décadas donde rige la prohibi-
entonces que esta sutil dialéctica de ción de transmitir.
1a memoria del olvido se derrumba A escala iridividual, el desconoci-
y la historia entera será alcanzada miento portado por una, dos o tres
por la negación o la forclusión por el generaciones respecto a una cultura,
espacio de una o más generaciones. produce en cualquiera de sus des-
La historia de los regímenes estali- cendientes un sentimiento de fasci-
nistas y su inesperada y espectacu- nación ignorante hacia los emble-
lar caída ha dado lugar a un terror mas descontextuados de su existen-
cuya resolución es negociada por el cia, al punto de desconocer la evolu-
fuerte retorno de sentimientos de ción que esa cultura pudo haber ex-

153
perimentado. Sería el caso del mu- la escritura de la Biblia; sería el
sulmán que, ignorante del movi- francés celtista o el alemán que da
miento de la Nahda (Renacimiento), consistencia a la fábula de un pueblo
producido a fines del siglo xix por los indoeuropeo; seri'a, finalmente, bajo
sheiks Abdou y El-Afghani, ignoran- un modo apenas más amable, la
te incluso de las formas civiles de la suerte de los marginales a menudo
charjo (derecho islámico), intentara demasiado rápidamente urbaniza-
volver al siglo Vii, incluso imponer- dos, mal insertados en una civiliza-
lo.„ por la fuerza de sofisticados ar- ción tecnológica que los desborda,
mamentos en los cuales no hubo nin- los c#cede, que en el comienzo de los
guna intervención de "la hipótesis setenta se hicieron tejedores o ven-
divina„. dedores de queso de cabra, para fi-
Sería el caso del judío que lleva nalizar cayendo en el bandidaje de
el ridículo al punto de vestirse como los caminos,4 o a veces en una visión
los judíos polacos del siglo xviii, ig- cuasi fascista de la ecologi'a.
norando por otra parte que el atuen- Tales serían, muy brevemente
do que él imagina como una forma esquematizados, los efectos de una
extrema de fidelidad a la fe judaica, negación de la memoria, sea bajo la
ya era en esa época un modo de forma de un mandamiento estatal,
adaptación a la vestimenta que usa- sea que obedezca a una tentativa
ban los cristianos de la región. subjetiva de romper las amarras con
Sería el caso del católico que lo que la precede. Privar a la descen-
querría volver a la Contrarreforma, dencia de un relato de sus peregri-
ignorando las necesidades históricas naciones, ¿no es acaso una manera
que impusieron el aggjomomen£o y 4 Cf La epopeya sangrienta (excepcional
el Vaticano ii; sería el protestante desde todo punto de vísta) de ]os óandi.£s arde'-
fundamentalista que se identifica cho!.s (bandoleros de la región de Ardéche) que
con un pueblo bíblico que ya había pasaron de] "retorno a la tierra" a la "recupera-
ción indivídual'', luego al crimen.
dejado de existir en el momento de

154 155
-a menudo miserable e irrisoria a También existen quienes se de-
la vez- de presentarse como un an- jan trabajar por la herencia sin im-
cestro que borra el saber recibido portarles la profundidad del abismo
para ofrecerse como un modelo de que los separa de sus ascendientes.
vacuidad? Algunas figuras ejemplificadoras
Más aún, transmitir la vacuidad nos van a permitir precisar qué es lo f
y el desconocimiento, ¿no es abrir el considerarse un !.e§.al9_._O=
camino al delirio y a la perversión de
los sentidos?
Éalo; son aquellos a los que yo Con-
sidero como contrabandistas dela
No estamos lejos de creerlo. memor¿a.
Es
Concebido así, es preciso imagi- nacido :icFarse°íb::gs#udri
narnos que el acto de pasa]e que re- padre : quien rompió con
presenta la transmisión, concierne a creencias familiares
res generaclones, cada una de gún dicen, a prohi a Su es
esSe encuentra u aSO Martha Berriáñ nacida en una fa-
1vlsorla milia de prestigiosos rabinos, que
de aguas. Al salir de ese pasaje que prendiera la vela ue marca el vier-
representa la transmisión, algunos se nes Por a noche la enel
aferTarán a la reproducción minucio- Es Freud quien "desposee a
sa de los gestos de la generación pre-
cedente, fijando el tiempo y el espacio,
instalándose en una tensión imitado-
:-:ñ%¥1-.!# (Moisés), pero que, al
-ffis texfiJS-
ra de sus antepasados, sean cuales H"m=mHmmEri±EE' s a sus "hermanos" de
fueren las circunstancias exteriores. lafi58ñfB7„Tffi+ztA de Viena ("Noso-
Otros se sumergen en alguna tros los muerte", conft-
grieta temporal, se ausentan de sí rencia que está ene
mismos esforzándose por negar su
trayectoria.
da de un texto
teorl'a lana'
Fu:1d:#a-
allá del Prln-

•EHEE
Cm#r'dyet::b#:ísdées)].?.PÉ: MLéiÉde, siendo secretario de
TrirLg!§!s]£supoconjugarsuinteligen-
cia modulada y enriquecida por la
Fíéüdiúiéñ publica, lóHmos al
enseñanza tradicional, con un saber
comienzo, "Resistencias al psicoaná-
lisis" en Lo Reuz# jtúíue editada en profano, su antigua creencia en
Mesías
Ginebra bajo la dirección de Albert
euna revolución mundial que libe-
Cohen.
raría por eñtt¥í.6ffi7;ffiTn¿.d6d--s-á -
También es el caso de ±±±±£ fñen±e_,
Es notable como, en este sentido,
Deutscher nacido en Polonia en el
la adhesión al movimiento obrero y a
;±unafamiliadej±±±±9LS practi-
las tesis marxistas, pudo servir de
cantes y letraTaú5TE16E€cé
mediadora en la transmisión, impo-
Í¥EeesrÉgeyl
fervor de una multitud de fieles.
sible, de valores culturales petrifica-
dos y obsoletos.
Para muchas generaciones de jó-
Luego, como muchos jóvenes de su
venes judíos de Europ? Central, de
generación y de su condíción, se en- Europa Oriental, de los Balcanes y
contró proyectado en la modernidad,
del Cercano Oriente, el marxismo (el
la misma que en el contexto históri-
bundismo, el comunismo), daba ele-
co de la época debía conducirlo a de-
mentos para entender la alienación
sertar poco a Doco de las
emla beneficio religiosa parental. El paso a la mo-
dernidad por la vía del marxismo les
con un Slgulen- permitía no sentirse invadidos por el
sentimiento de traición o de despre-
do con atención la enseñanza de los
sabios rabinos, mientras esconde en cio. El marxismo -incluso en su mo-
el interior de su Talmud una obra de dalidad más vulgar- brindaba ex-
Marx o de Plejanov, o algún tratado plicaciones racionales -cuando no
de economía política o de historia.
racionalizantes-a la alienación re-

159
158
ligiosa parental y al pasaje de línea.s milia de campesinos del Nilo, se
efectuado por las generaciones si- quedó ciego a causa de un tracoma
guientes. que había sufrido de niño. Como mu-
Al fin y al cabo, el marxismo se chos jóvenes ciegos se consagró a la
mostraba susceptible de dar cuenta teología. Destacado por su inteligen-
de la necesidad poZz'fíco de superar, cia y su prodigiosa memoria, en-
de dar vuelta la página de un libro cuentra, mientras realiza sus estu-
considerado definitivamente como dios en la universidad de EI Azhar, a
obsoleto. quienes apostaron a su posibilidad
¡Cuántos jóvenes musulmanes de £mnsferjr ese saber tradicional
iraquíes o egipcios, jóvenes turcos sobre otro espacio. Será el primer es-
kemalistas, jóvenes judíos, se sintie- critor traducido del árabe y publica-
ron autorizados a sostener otros va- do en Francia antes de 1939. Será el
lores que los de sus padres en nom- último ministro de Educación del go-
bre de esta doble proposición de bierno dirigido por el partido radical
Mar_x:`:Eua]2±±aL±ísimhaahQga±Lo Wadf antes de que el golpe militar
ffiemffi=_§agir_ad_o.s_ del éxtasis que llevó al poder a Nasser dificulta-
r#Cg#O±o3E;TOpri:- as±8±aí£ ra todo pensamiento auténticamen-
e_g_Oíst ama religión es el espí- te cosmopolita. Algunas décadas
~ritu de un mun 0 Sln es más tarde su hijo, completamente
razón d eun mundo sin corazón bilingüe, nacido de su unión con una
¿No encontraron en el mismo se- francesa, desempeñará un papel cul-
no del texto de Marx hasta el extre- tural de máxima importancia en un
mo de la ruptura representada por Egipto preservado de la peste funda-
el pasaje al ateísmo marxista, ele- mentalista.
mentos de una transmisión en la
que estaba contenido el respeto?
Y por último Anna Seghers,
pseudónimo literario de Netty Rei-
Taha Hussein, nacido en una fa- ling, nacida en 1900 en una familia

160 161
T-
de la burguesía judía de Maguncia. publicará dos novelas, Lo scp€iéme
Croj# que describe el mundo concen-
Hay que destacar que su padre -un
tracionario, y 7+cbnsí£, una obra alu-
anticuario- fue el encargado de
cinante sobre el destino de los exilia-
conservar el tesoro de la catedral de
dos antifascistas en Francia que
esa ciudad. En cierto modo, el desti-
buscaban desesperadamente huir de
no de Anna Seghers se sitúa en las
la Europa en guerra.
antípodas del de Charlotte Salomon,
Pero lo que nos lleva a evocar en
de quien era casi veinte años mayor.
estas páginas al personaje de Anna
Autora de una tesis de historia del
hecho de
arte sobre los judíos y el judaísmo en
la obra de Rembrandt, realizada en #::ss3?ore|atomd:,oerldefinición
1924, adhirió al Partido Comunista posible de la transmisión y de sus
avatares.5
alemán y a la Liga de Escritores Re- "Todo pueblo, todo individuo
volucionarios-Proletarios. Dotada de
una notable lucidez sobre la fascina- perteneciente a él, reacciona de
manera despiadada ante cual-
ción que la guerra ejerce sobre los jó-
venes, lucha contra un pacifismo quier apreciación errónea del
sentimiento nacional. Si se igno-
pastoril que años más tarde dará ra este hecho, el enemigo, el fas-
claras pruebas de su ineficacia.
cismo, termina por ocupar ese
Salvada, gracias a la nacionali-
vacío y explotar a su modo ese
dad húngara de su marido, el econo-
sentimiento. Que ese sentimien-
mista Lázló Radványi, de las garras
to sea una estafa, un abuso, no
de la Gestapo que la había detenido
impide que se lo sienta como pro-
luego del incendio del Reichstag, se
fundamente auténtico."
refugia en Francia (vía Suiza), en
donde fundó la Asociación de Escri-
tores Alemanes (Schtzverband der
Deutsche Schrifsteller). tasq5ueA;as:ogToers%'nL#áes:CTUor:Í:=s#ad:8:#b:CeL:,
1992.
Durante su estadi'a en Francia

163
162
Terribles palabras que le permi- Muy diferente fue el destino de
tirán responder a la pregunta: ¿Qué Stefan Zwei uno de los pocos inte-
es Alemania? (o más bien "¿la Ale- ectuales austríacos que continuó
mania de quién?") afirmando, a se- siendo fiel a sus cgp±[ig£io_nes pa£ifig-
mejanza del poeta Celan: tas de la Primera Guerra Mundial,
"Alemania es la lengua que DTaro ciuenonoobstante
obstantei se suicidó en
pTaro que
para nosotros hoy ha sido la más Pe_trópolis, donde estaba seguro* ±e_-_
densa realidad alemana. Alema-
nia es la música alemana, el pai-
ffiL±pa_aLs£ aLgQ±aml el na-
gɱpg, luego de asistir al naufragio
saje alemán, criterio inconscien- de su Mitteleuropa.
te y arbitrario de todos los paisa- Esta elección terrible pone en
jes que debemos atravesar en evidencia un absoluto pesimismo,
nuestra vida. Todo esto en con- un temor a que nada sobreviva de la
junto constituye Alemania, otra
unidad del pueblo y del suelo... y que había ffslffis-ó6iri-b-oñersrirén--
de la Historia qúe la que presen- te a sus ojos, dándole la espalda a
ta el fascismo, y sin embargo sus hijos más prestigiosos (Freud,
una unidad indivisible..."6 Kurt Tucholsky, Roth, Toller, Walter
¿Existe alguna definición más Benjamin y tantos otros).
actual que permita articular los pro-
cesos de identificación con la trans- Más allá de Stefan Zweig y de su
misión? Nos parece muy improba-
ble.7 la RDA. Sé por un pariente cercano que algu-
nos años antes de morir, y sin haber cedido na-
6 Cf. Postfacio de Jean Tailleur a la obra da de su compromiso político y de su laicidad,
de Anna Seghers, op. c..f. le pidió a un miembro de su fami]ia que le re-
7 Anna Seghers abandonó i.n e#£rem¿s galara un candelabro judi'o tradicional, que pu-
Francia por los Estados Unidos, y luego se re- so en su casa como representante de uno de los
fugió en Méjico. De retorno en Berli`n en 1947, componentes de su historia. A. Seghers murió
fue la presidente de la Unión de Escritores de el 19 de junio de 1983 en Berli'n.

164 165
drama, los suicidios de aquellos de
nuestros contemporáneos desespe-
ue Sea rohíbe que sean
rados por el derrumbe de las ideolo-
dos los cambios, las modificaciones
gías o -como para müchos intelec- ervenir en e seno de
tuales magrebinos que viven en Eu- que deben
una Cu para salvar los pocos
ropa- por la imposibilidad de inser-
elementos susceptibles de ser trans-
tarse con su historia, su pasado, en
el país de adopción, ¿no constituyen
ñlitidos..,--
una prz¿eóo de la terrible captura de ¿ No es nuestro deber reflexionar
sobre las crisis y las rupturas que
nuestro ser y de nuestra subjetivi-
sacuden nuestras sociedades, a fin
dad en la cultura?
ue un con£jn%¢rá se ha-
Y los intelectuales que luego de
haber luchado para lograr la entra- ga posible?
da de su país en la modernidad, se ¿No pertenece esto a una ética
de la transmisión?
suicidan desesperados, ¿no están
confrontados, en estos tiempos de
retorno del integrismo y del funda-
mentalismo,. con la imposibilidad de
transmitir lo que había sido su ra-
zón para vivir, frente a la resurgen-
cia de ilusiones adornadas con los
oropeles de una transmisión aliena-
da?

tearEn%tso:Égdneo:r]:egvuanntaas:]an.
¿Qué sucede con el aferramiento
desesperado a la transmisión, no de
lo parecido a lo mismo sino de lo di-
ferente?

166
•\13
Una ética de la transmisión su padre",1 de hacer sus pasos si-
guiendo las huellas que el tiempo
borra.
La ética de una posición como és-
ta supone que aque|que está a car-
go de la a asumir
erencia de aquel que lo Prece
mismo tiempo que se pro e lns-
talarse en una
eun P±£Lr_±L±=9Z._.y_9ipnippt_eL±t_eque
Esta ética se inscribe en lo más
profundo de nuestro ser y de nues- ñE:iirig::iéad_laFeiú:i
tra subjetividad. Requiere que cada basalto de su deseo y de su poder de
uno pueda ofrecer a las generacio- dinosaurio poTiñE5a5i
nes siguientes no solamente una pe- que sus herederos se alejen de los
dagogía, no solamente una enseñan- caminos establecidos.
za, sino aquello que les permitirá Del mismo modo que "!g!gj£±
asumir un compromiso en relación a samiento es re ensamiento: Plensa
seguido de la cosa",2 tam-
su historia, es decir, a su manera de
concebir su propia vida, su propia
muerte.
bién podemos afirmar que tQda
transmisión es re-transmlslon, es
-' ' , -
Porque es necesario recordar ecir que ya se encuentra sometida
que transmitir la vida no se reduce
a una simple manipulación biológi- 1 Según la expresión de Jean Clavreul,
"Padre" como función simbólica no reducible a
ca, sino a un conjunto de operacio-
su ro] de genitor. Desde esta perspectiva, a
nes que pone en juego ante todo los partir de Lacan y Maud Mannoni, es indudable
hechos de la cultura: es, por ejem- que es a través del discurso de la madre que se
plo, ofrecer al niño una posibilidad introduce ]a función paterna.
2 H. Arendt, op. Ci.!.
de "hacer sus pasos en los pasos de

168
G,
a las modificaciones inherentes a to- to de constitui,rse en banal,es... o
da re-modelación del pensamiento en uni,versales.
que se efectúa en el pasaje de lo uno De allí en más, la transmisión
a lo otro. o a la ilu-
Del mismo modo que una lengua
está condenada a czj¢Zec€jzarse, a en-
§i#J:Lepsacraapba[:: sería simi-
lar a la len ua materna que cada
riquecerse con elementos heterogé- uno hereda, única y similar a cual-
neos en ciertos aspectos, y a empo-
quier otra a la vez.
brecerse en otros, la transmisión su- no existe una
pone que de entrada se presente co- transmisión de una cultura que no
mo ya repensada. se inscriba en la universalidad de
Yo jamá,s podré uiui,r l,o que las civilizaciones.
mi,s ari,cestros han conocido, ja-
más podré reproducir el "mundo 'Itansmitir también supone que
de antes". Este sól,o podrá ser a soDre su goce, que
descripto, dicho, es decir -n el á6é5FtTañsTeEir una porción de és-
mi,smo senti,do que una traduc- te a cuenta de su hijo, es decir, que
ción-, en cierto modo traici,ona-
do, es decir, interpretado. Y con- :ecedpet:ot:=eb;éan,:eéEupn.cei3::eu#
frontado con otras culturas que den de la omnipotencia.
ti,enen lugar en el contexto cul,tu- Es precisamente
ral l geográf tco que actua,lmente
es el mío, por má,s extraña,s que
da, podríamos ien:!::e=tdae:#:
T£-áa_?,_ la que peLrm_i_ti±á c]ue ±_piÉg_
aparezcan frente a la cul,tura de
€gns!i!!±3za+in.£spa£iQ_pa±a±a£É!iiLa
mi,s antepasados, siempre me
_transmisión.
_ =_É-_eTE=ffollemos esta proposición:
sorprenderá escuchar cómo algu-
nos e¿emen£os de mi incompara- En un texto dedicado a Romain Ro-
ble cultura se c!pro#¿mon a Za lland (titulado Un £rosíorno de ¿a
cultura de l,os otros hasta el pun- memoria en la Acrópolis), Freud pro-

170 171
como si lo _importante fuera
~álládérpad-rejr_al
mlsmo
Ei-
pone su conocida hipótesis: "Ocurre

!ie_mJ29J±
ɱ±éj±PbiénEamadrerii3zoJiijíL
_epteramen!gLeL9_bj±o_
de su deseo y que no le otorga al
pó-d-er --5-úperarlo". Estas dos fuerzas hombre a quien designa como el pa-
antagónicas an constantemen- dre de sus hijos un lugar de omnipo-
a-siij`6lt6. Ahora bien, ± tencia/impotencia. Es la madre que
subjetivamente invoca= SLg29±nJÉa disL-ltiQEJ±-
ermitir este más a¿¿á a nesgo
lo que él tiene de más va- =#Í-i-á:£Hei;eupt±r-:enpsio-dieri-`a9i]::
lioso. Es el caso del zapatero arme~ en extraños, en la medida suficiente
nio, del tendero judío, del campesino como para que el padre no tema des-
francés o del minero galés que de- moronarse por este alejamiento. Es-
seon apasionadamente que su hijo ta pérdida inherente a la transmi-
sea médico, profesor, abogado, aun- sión no será entonces para el padre
que no ignora que en e§e proceso, va- el equivalente de un fracaso ni de
cilarán sus propios emblemas, que una renuncia: lo constituye en cam-
en esta. aventura sus creencias y
convicciones más valoradas sufrirán :í:e:enrpaffi:brí[:duaed:sodí:€
modificaciones capaces de alejar a ternas de enfrentar el conflicto
su hijo del contexto étnico-social de que, al mismo tiempo, le permitirá
sus antepasados. Ese "ip±±=g::q!±e más adelante tender un p±±e`p!gT..qu=g
posibilita 1 a discontinui-dad será el ];°b#or`==:.P=`±__te_r.r_i_t_9rio____que_ha.
mlsmo que permite que §-SQP±a-
ciones no sean desg_ar.r±ras. Será Esta operación podría ser repre-
sentada topográficamente por una
línea de fractura telúrica. Y nadie
;?;s?a¥£:ñ:::-:qEle:_,_:±:
`fl'ictaÉ.-ni~Sü-frimientos, pero que pirL.- sabe en qué parte de la rotura una
obm,. una obra de arte, podrá unir
mite que la tiansmisión se efectúe. los dos bordes de esta falla. Por otra

®
uno podrá leer o reescribir a su ma-
parte, no está excluido que esta con-
tinuidad reconstituida pueda, tal co- nera.transmisión hace uso de la
-La
ñúüñThñó-aé araña del que tendrá
su liviandad, sólo ser visible para tradición como de un andamio, como
uno solo de los protagonistas del un sostén esencial y superfluo a la
drama. También puede, como los vez. Así son los soportes que permi-
ríos del sudeste de Francia, avanzar ten a los campesinos del valle del
subterráneamente y resurgir a dece- Nilo construir sus casas -modo tra-
nas de kilómetros del lugar donde dicional de construcción que aún hoy
aparentemente se habían enterrado tiene vigencia y cuya traza se en-
cuentra en los frisos faraónicos-ar-
para desaparecer.
Reconocer que la transmisión mando sus construcciones piso por
existe siémpre aunque sea de un piso. Una vez terminadas, este con-
modo paradojal -proposición que junto de planos inclinados y de esca-
está lejos de ser ingenuamente opti- leras desaparece. Es depositado en
mista-es lo que permite el conjun- algún galpón esperando que otro ha-
to de estas operaciones. Es en ese bitante de la aldea tenga necesidad
sentido que podemos afirmar que ± de usarlo.
transmisión es análoga a la creación Sólo queda la nueva morada co-
de una obra de arte cuyas pequeñas mo testimonio del conjunto de la
imperfecciones, sus pequeñas fallas, operación.
harán que cada uno pueda recono- Prescindir de ese sistema equi-
cer en ese tesoro la marca de lo valdría a edificar sobre la arena.
ha sido repensado por enera- Conservar el conjunto casa-an-
damio sería una pretensión absur-
da.
La transmisión sería así una pá- Continuar en nombre de no se
sabe qué piedad filial construyendo
gina escrita, un relato que cuenta la
g±e_s-pÍÉE+Eñ nuestros hogares de la manera tra-

175
dicional, representaría una resjs£en- apelación a lo ancestral que jamás
cjcb a Jo nweuo a la larga debilitante tuvo lugar, que esta apelación a lo
debido a la fijeza y a la inmutabili- mismo está modulada en la amplia
dad que implica. gama de un sufrimiento exquisito al
El conformismo extremo es el que no se quiere renunciar?
que excluye al otro, al extranjero, al Al igual que un bebé que nunca
diferente. Promueve lo tribal, el queda satisfecho, el llamado a la tra-
pensamiento de ghetto, y ejemplifica dición produce már£jres que sólo
hasta el absurdo la raíz etimológica sueñan con provocar el jncer}czjo wni.-
común que liga la tradición con la uersal.
traición.3 La tentativa de confundir tradi-
¿No existen transmisiones ente- ción y transmisión, tñir-á-ribléii
ramente basadas en la tradición que una manera de negar esa parte que
apelan a la traición de la verdad del el padre ha debido sacrificar al
sujeto? ¿Acaso éste no se traiciona transmitir un saber recibido?
intentando reproducir lo mismo lue- Esta confusión entre transmi-
go de haber recibido lo que forzosa- sión y tradición tendría como efecto
mente, estructuralmente, implica la el apartar la transmisión de la uni-
diferencia? versalidad. Pone en evidencia la
¿No es en nombre de una geogr¢- muerte de la creación, la muerte del
fz'o paf飿caí, como Vladimir Jankéle- texto, y la sujeción del sujeto a valo-
vitch nombra la nosícbzgjo, que esta res destinados a la petrificación.

3 La traición fmdere está en el origen de Al término de este recorrido du-


los dos términos: la ÍrcEdj£z.o que se refiere a la rante el cual hemos intentado, paso
iniciación, y el £radj£or, el renegado, el que se a paso, parcial y fragmentariamen-
pasa al bando contrario, aquel que se excluye. te, poner en evidencia que si la
Pero tradere remite a. liberar, remitir, transmi-
fi.r, que desembocan en. darse ¢, ofrecerse... o transmisión es un acto fundante del
Otro. sujeto, incluso el acto por excelencia

176 177
que nos sitúa en el movimiento de
continuidad y discontinuidad que
funda la genealogía, entonces pode- ±r--e-:-`,Í¥t:ásl3T=er-g-a-pduó:-Éd3iío:??,4Pa--
... Esperando enunciar en el pre-
mos afirmar que aquello que se
ciso instante de la muerte lo que es-
transmite es del orden de una crea- tá en el principio mismo de la trans-
ción, en el mismo sentido que la es-
misión y que le otorga significación:
critura de un texto para aquel que se Mehr Licht!5
constituye en su depositario.
Porque si la repetición inerte im-
plica con unaL narración
fti cción, LSL
duce la ficción y permite que
uno, en cada partien
del texto inaugural, se autorice a in-
troducir las variaciones que le per-
mitirán reconocer en que ha reci-
bido Como herencia, no un depósito
É=rado e inalienable sino una me-
!g±É±q±±=e±SP+ro_pi_a. Apropiarse de
unanarraciónparah_a,qe= de ella un
nuevQÉl.ato, es tal reJZ`ü recorrido
que todos estamos convocados a
efectuar.
Las palabras a lo mejor son
siempre las mismas, per.o existe un
estilo que le es particular a ese gru-
4 Goethe (Fousfo) citado por Freud en Com-
po, a esa familia, a tal o a cual, que
pendio del psicoanálisis.
permitirá que cada uno retome por 5 "iMás luz!", últimas palabras atribuidas
su cuenta esta fórmula de Goethe: a Goethe en e] momento de su muerte.

© 179
A modo de agradecimiento tadas en el umbral de sus casas en
la isla de Quíos, y la vieja portera de
la sinagoga de Balat... personajes
desconocidos y que sin embargo es-
taban como presentes en mi infan-
cia... y en la sinagoga Ahrida, la
Mezquita Azul, el Gran Bazar, la Si-
nagoga de Rodas o la de la Senyora
en Esmirna, el barrio caraíta de
Agradezco a Esther Rudy-Hof- Haskoy, la plaza Despoti de Pirgos, y
fenberg y a Nathalie Hazan-Brunet la mezquita secularizada de Qu'os,
que me han hecho conocer el destino lugares extrañamente familiares.
trágico de Charlotte Salomon, y qui- En Esmirna, la sinagoga Bikur
siera en un breve postfacio evocar Holim parecía la reconstrucción
aquello que acompañó la escritura exacta de esa maravilla actualmente
de este pequeño ensayo. destruida, la más antigua sinagoga
Concebido e iniciado en París, su del barrio judío de EI Cairo, llamada
redacción y su confección fueron rea~ Kenisseth El-Masryin, que yo sólo
lizadas durante un viaje que me con- conocía por antiguas fotos: estaba
dujo de Estambul a Rodas, y luego a allí, en otra parte... intacta... desier-
Esmirna y a Quíos. Sintiéndome ex- ta....
tranjero en esta región del mundo Y la misa ortodoxa del 23 de
que para mí forma parte, más allá agosto en Pirgos evocó en mí muchas
de las luchas fronterizas, de un mis- melodías de mi infancia.
mo conjunto, reencontré, a través de Así es como esas imágenes extra-
personajes como Habib Gerez, Co- ñas a mi historia se constituirían
rinne Soriano, David Palombo, Lu- progresivamente en recuerdos tan-
cie Sulam, Irina Valla, el hakham- genciales a esta parte exiliada de mi
bachi David Asseo, las ancianas sen- biografia.

180 181
Postfacio
Y, mientras escribo estas líneas,
recuerdo de golpe un detalle comple-
tamente olvidado. Mi abuelo mater-
no, Jacques Nada, fue el único laico
de mis antepasados, notable por su
irreligión fundamental. Miembro del
Movimiento Joven Turco, era un fer-
voroso militante de la unidad del
Mediterráneo oriental bajo el domi- El desprestigiado epíteto de "psicoanálisis
nio de un lmperio Otomano demo- aplicado" o el temor a caer en la inconsistente,
cratizado. ¿Esas imágenes y esos metafi'sica y junguiana noción de "inconsciente
colectivo" parecen haber incidido en ]a dificultad
pensamientos obsoletos no han que muchas generaciones de analistas tuvieron
acompañado, sin que yo lo supiera, para articular su quehacer clínico con una lectu-
la escritura de estas líneas? No es- ra de los determinantes sociales, históricos y cul-
toy lejos de creerlo. turales que afectan a los seres humanos.
Pero estos obstáculos no nos impidieron nu-
trirnos, e'studiar, analizar rigurosamente las
grandes conjeturas de Freud como parte indiso-
ciable de su obra y su legado, defendiéndolas de
las cri'ticas que historiadores y antropólogos, li-
teratos y sociólogos, les plantearon y les siguen
planteando.
Cada tanto Freud alternaba el rigor teórico
al que lo sometía la escucha de sus pacientes,
abandonando los retratos unipersonales de sus

Lue::rao,sd.c`;nic.?gsu:|aian::,:r:a,r.sse:iá:rdae`smfe.:::.:
míticos o mitológicos, históricos o legendarios,
que muestran a una humanidad sufriente. Allí

:££oas]:fa:í:oSsufsu:°dnaj:::sr,a:'aa];°ssírteo:°ísn:::rp::
dos en sueños, que le permitieron establecer ne-

183
182
xos sorprendentes entre lo individual y lo colec- con esas vidas en un movimiento simbólico? Que
tivo, entre el presente y el pasado más remoto, conozca bien la espira a que lo arrastra su época
entre lo más sublime y ]o más primitivo. Frente en la obra continuada de Babel, y que sepa su
a ese peligroso borde entre la verdad histórica y fiinción de intérprete en la discordia de los len-
el núcleo de verdad que todo delirio contiene, guajes..."
entre la ficción conjetural y la especulación me- "...perml'tasenos I.eír si se imputa a estas
tafi'sica, Freud no retrocedió, pero no produjo los afirmaciones el desviar el sentido de la obra de
conceptos o herramientas que nos permitieran Freud de las bases biológicas que hubiera de-
aventurarnos en esos territorios sin el riesgo de seado para ellas hacia las referencias culturales
caer en la desmesura del psicoanálisis aplica- que la recorren.. ."
do... a cualquier cosa, o en extrapolaciones ca- Moustapha Safouan en La paz¢ór¢ o ¿a
rentes de todo rigor metodológico. müer£e se plantea, a partir de FÓ£ew y Fzióú, la
Psicología de las masas y análisi,s del yo, To- pregunta sobre cómo es posible una sociedad
tem y Tabú, El malestar en la cultura, Moisés y humana. Chawki Azouri interroga en la historia
la religíón monoteísta, son \os graindes Tr\uTaLles del psicoanálisis las vicisitudes subjetivas e ins-
freudianos donde se funden los mitos fundantes titucionales de su transmisión. Gérard Haddad
de nuestra civilización, con los elementos prove- investiga en e] Taimud aquello que habri'a de-
nientes de la cli'nica, pero no proporcionan un terminado que el creador del psicoanálisis haya
método que garantice a los analistas de filiación sido judi'o y ateo. A su vez Jacques Hassoun nos
freudiana y/o lacaniana, no incurrir en desva- hace parti'cipes de su preocupación por los tras-
ríos u obviedades. Cada uno debe encontrarlo tornos identificatorios que padecen los sujetos
por si` mismo. de nuestras sociedades posmodernas, cuando
Algunos de los psicoanalistas que foi.man están divididos entre el apego a tradiciones pe-
parte de esta colección -no- por casualidad ti- rimidas y ]a falta de referencias simbolizantes.
tulada "Inconsciente y cultura" nos muestran el Todos ellos poseen una vasta experiencia cli'-
camino que a cado uno de e/¿os le permitió salir nica -condición necesaria para aventurarse en
de la admiraciór. reverencial por los frescos los arduos caminos del psicoanálisis en exten-
freudianos o de las extrapolaciones delirantes, sión- leer desde y con las herramientas que el
para comprometerse con la advertencia hecha deseo de analizar les ha brindado, en lugar de
por Lacan en los párrafos finales de Fú.ncjón y interpretar de acuerdo a un código cerrado de
campo de l,a palabra y del lenguaje: preconceptos como sucede con el psicoanálisis
"Mejor pues que renuncie (a la práctica del "aplicado".
psicoanálisis) quien no pueda unir a su horizon- Pero también tienen un común denomina-
te la subjetividad de su época. Pues ¿cómo po- dor: Francia es su patria de adopción, pero el
dri'a hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel árabe es su lengua materna. Son exiliados.
que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza Como directora de esta colección he sido ob-

184 185
Lo extranjero entonces, vuelto inasimilable,
jeto de reiteradas bromas aludiendo a mi su- se toma objeto de una discriminación basada en
puesta y ¿sospechosa? simpati'a por el mundo cualquier elemento -desde el color de la piel
árabe. Es el momento de decir que tal vez, sin hasta la escritura del nombre propio-, que pue-
saberlo, puse en acto e] llamamiento que en ma- da constituirse en argumento para la exclusión,
yo del '92 convocó a un encuentro de analistas o para la sospecha. Para poder ser aceptado, in-
-al que tuve la oportunidad de asistir- en cluido, asimilado por el yo o los yoes que confor-
Córdoba, España, bajo el título de "Averroes, man un grupo determinado, es necesario que el
Maimónides, Santo Tomás de Aquino, o la filia- extraño, el extranjero, se vuelva familiar.
ción entre la fe y la razón". El objetivo de este ¿Cuáles son las condiciones que hacen sin
Coloquio fue el reconocimiento hacia quienes, embargo posible la transmisión de lo heterogé-
en la Edad Media, supieron trabajar juntos pa- neo, de lo distinto? ¿Cuáles son las condiciones
ra hacer de la sabiduría aristotélica el lugar de para que el otro, sin el cual no hay sujeto, con-
encuentro entre dogmas, sectas, cismas, y por lo serve el valor simbólico y simbolizante del Otro
tanto de memorias portadoras, no obstante, de primordial, extraño y fami]iar a la vez, a partir
historias de matanzas y traiciones. del cual el sujeto ha formado sus primeras imá-
Tal vez la arabidad que estos autores, psi- genes y balbuceado sus primeras palabras?
coanalistas lacanianos francoparlantes, portan ¿Cuáles son las condiciones para que cualquier
en sus nombres, les haya posibilitado, como sujeto deje de ser simbólico para tornarse diabó-
analizantes y como analistas, trabajar en la vi'a [ico?
de la simbolización de la diferencia, en la inte- En otro libro suyo, Paso/.e de €#fran/.eros, ca-
gración del exilio en su fecunda labor de trans- si contemporáneo de Los contrabandistas... y
misión de su práctica c`i'nica y teóricá. escrito en colaboración con la tataranieta de
Lo curioso es que yo no había reparado en Marx, Anne Longuet-Marx, Jacques Hassoun
esta serie que los constituye a ellos como a ex- dice que el diablo es un ser que surge en el es-
tranjeros y a m` como extranjerizante -ya no pejo para castigar al niño que se contempla de-
solamente como francófila, crítica de la que he masiado en él y que escucha esa voz que le dice:
sido objeto por parte de muchos colegas que de- "Ese no sos vos. El que ves es un extraño, un ex-
fienden, como si eso fuera posible en psicoanáli- tranjero, te vas a volver loco. Si quieres vivir
sis, la idea de un patrimonio nacional y autócto- tranquito, imátalo!.
no- isino como pro-árabe! En contrai)unto a ésta cita me permito agi.e-
Gracias a Jacques Hassoun puedo decir que gar: ¿Qué es el símbolo -entonces- sino un
he vuelto a descubrir que el extranjero es el sím- des-ser que podría decirle al niño: "No te inquie-
bolo de la alt,eridad que nos constituye como su- tes demasiado. Cuando dejes de mirarte tanto
jetos. Y que cuando no asumimos ese exilio fun- podrás recuperar-te, reconocer que siempre `yo
dante de nuestra condición de sujetos nos torna- es un otro'. Aprende a vivir con ese extraño si no
mos, sin saberlo, racistas.

187
186
quieres perder definitivamente tu condición de Bibliografia
humano".
Lo simbólico y lo diabólico constituyen el lu-
gar donde viven los habitantes del ]enguaje. Por
eso ningún sujeto, ninguna comunidad humana
están a salvo del retorno a formas primitivas y
devastadoras del odio y del miedo al semejante ARBNDT, HaLnnah, La tTadition cachée,
no-idéntico, que en Europa hoy toman la forma Pan`s, Christian Bourgois Editeur, 1987.
del racismo étnico o religioso, y que entre noso-
tros tal vez podamos reconocer en la indiferen- pan,#sd?u#:cfiuoerss,-f;EÍ:',#o',o:gg3'.
cia o el desprecio hacia lo que los otros, nuestros En colaboración con C. Wajsbrot, L'H!.sfojre
semejantes no-idénticos, puedan decirnos o en- ó ¿a ¿e££re, Pan's, Éd. Mentha, 1991.
señarnos. ¿Acaso las bibliotecas no están cada
vez más vacías de Libros, si'mbolo por excelencia |apa|:£f#daec|q|::sg,u`:;:,?c#„:,cfamrps:Í:
de la transmisión de lo diferente en el terreno Seuil, 1966.
de la cultura? SBGHERs, AnnaL, L'excursion de jeunes
Qué, cuándo y cómo opera la transmisión es
la pregunta a la que Jacques Hassoun a lo largo Íáziiie#T::l::::,PÉ'á.S,o=obs::::ifgg2.Jean
de su obra intenta responder. Y en ese recorrido SHOLEM, Gershon, From Ber¿z.n fo Je-
nos ofrece valiosos indicadores para poder reco- ruscü¿em, Nueva York, Ed. Schocken Books,
nocer la amenaza, siempre presente, de la dia- 1980.
bolización. TÜGENDHAiT,, Brnst, Étre juif en Alle-
mcigne, París, Ed. du Cerf, 1993.
SII,VIA FENDRIK ZNVE:LG, Ste[an, Journaux 1912-1940,
traducción del alemán por Jacques Le-
grand, Pan's, Belfond, 1986.
Charl,otte Diary, en Pi,ctures by Char-
Jo¿¿e Sci¿omon, comment by Paul "llich,
biographical note by Emile Straus, Nueva
York, Harford, Brace & World, 1963.

va),Fae'r?s:j;eyreofsÉnáííeruor`,iol:9(3:bracolecti-
Reuwe Espri.Í, "Le poids de la mémoi-
re", N9 7, julio 1993. "Religion, lai.cité, inté-
gration", coloquio del Centre Galilée, Pan's,
1993.

188 189
Índice

Introducción
Charlotte o los efectos del silencio ....
Un síntoma actual
Entre "sin patria"
y "exceso de patria"
Una identidad simple... fragmentada...
compleja
El precio de la libertad ...................... 101

Del b/ed al Bled... La historia


reconstituida
Partir para volver
Construir una transmisión 139
Una ética de la transmisión .............. 168
A modo de agradecimiento ................ 180
Postfacio
Bibliografia

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