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Vea mejor sin anteojos Dr.

Harold Peppard 1

DR. HAROLD PEPPARD

VEA MEJOR SIN


ANTEOJOS
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 2

Vigésima edición, diciembre de 1989


Vigésimo primera edición, septiembre de 1989
Vigésimo segunda edición, marzo de 1991
Traducción del inglés y adaptación:
José Raúl Aguilar Munguía
©1975, Dr. Harold Peppard
©Í1975, Editorial Posada, S.A. de C.V.
La Otra Banda 74,Col.Tizapán San Ángel,
Deleg. Álvaro Obregón,C.P. 01090, México, D.F.
Derechos reservados Hecho en México/Printed in México
ISBN 968-433-187-8
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ADVERTENCIA

Este libro fue escrito a sabiendas de que los que se adhieren a los principios de la medicina organizada y de la
optometría no están de acuerdo con este método de tratar los ojos. Esto se explica fácilmente puesto que en su
educación profesional se les ha enseñado principios opuestos a esta teoría y, también, porque carecen de la
experiencia necesaria para tratar los ojos sin el auxilio de los cristales.
Para quienes hemos tenido esa experiencia, este sistema de tratamiento ocular ya no es una teoría en
controversia, sino un hecho establecido. Ya no se pregunta si podrá hacerse, sino cómo se practica.
Las reglas para volver a los ojos desequilibrados a la vista normal por medio del tratamiento establecido por
este método, son sencillamente las mismas leyes que siguen los ojos normales natural y automáticamente. Los
ejercicios oculares se hacen con el fin de provocar reacciones por medio de una educación consciente del
control nervioso y muscular siguiendo normas naturales.
Aunque en mucho apreciaríamos la aprobación y colaboración de la escuela médica establecida, sin embargo
no la esperamos. Viajamos por distinto camino, por camino más moderno, un camino que tenemos probado
habrá de llevarnos a donde queremos ir: a la satisfacción de tener vista clara y sana durante toda nuestra vida.

Dr. Harold M. Peppard.


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CAPITULO I DESCUBRIMIENTO

"La mitad de nuestras graciosas vidas alocadas", escribió Meredith, "la pasamos doblándonos a recoger lo que
antes tiramos".
Alrededor de los cuarenta años y por lo común mucho antes, la mayoría de los humanos hemos tirado, junto
con muchas otras cosas estimables, el valioso don del sosiego. Y con él hemos tirado el don de ver claramente,
ya que cuando hemos perdido el sosiego también hemos perdido la vista clara.
Observe al gato y vea cuan sosegado está antes de disponerse a dar el salto, cómo ronrón, a encogido y cómo
se estira para descansar. ¡Mire sus ojos, brillantes como esmeraldas, filosos como cuchillos! ¡Mire cuan fuertes
y brillantes son los ojos tranquilos de los niños normales! No pierden de vista nada. Fíjese como la gente que
por hábito es serena raras veces usa anteojos, aun en su edad madura o en la ancianidad.
El desasosiego es la causa de la vista defectuosa en nueve de cada diez casos.
"Estaba tan enfurecido que no podía ver", esta es expresión que oímos frecuentemente y que la conceptuamos
extravagante, exagerada y, sin embargo precisa del hecho mismo.
La tensión iracunda ha cegado al cerebro, ha sacado a los ojos de su foco natural, a esos ojos que son los
órganos esenciales de la vista.
Todas las emociones ejercen influencia sobre la vista, porque los ojos son como arpas movidas por el viento
que responden a toda brisa mental o emotiva que sople.
"Por más que fijé la vista no pude ver tal cosa". Si continuada y persistentemente fijó usted la vista, su
'expresión resulta trágicamente cierta: estuvo temporalmente ciego. El fijar la vista es forzarse a ver y todo
esfuerzo es la causa de la visión imperfecta. No el resultado, como generalmente se cree, sino la causa.
Cerca del noventa por ciento de las gentes que pasan ya de los cuarenta y cinco años de edad usan anteojos
bien para leer o para uso continuo. Cincuenta millones de gentes en los Estados Unidos o llevan anteojos, o en
opinión de los facultativos necesitan usarlos. Es asombroso el aumento en el porcentaje de niños que usan
anteojos, entre los siete y los quince años.

Propósito de este libro

Este libro fue escrito para estas personas, para todas las gentes, jóvenes o ancianas, que usan anteojos y
quisieran no llevarlos encima de la nariz, A quienes se ha impuesto el uso de anteojos recientemente, a quienes
los han usado por años y esperan usarlos por el resto de sus días, extraviándolos, perdiéndolos, quebrándolos
o probablemente teniendo que cambiarlos con vidrios más gruesos cada dos o tres años. 1
También es para aquellas personas que, frisando los cuarenta o los cincuenta, ya cuando empiezan a saber
cómo se vive, descubren que ya no pueden leer el periódico cómodamente y que los números del directorio
telefónico escapan a su vista. ¡Véales cómo sostienen delante un impreso a toda la longitud de su brazo
estirado! Esto ya es una señal de alarma. Esto ya reclama inteligente atención inmediata. La distancia normal a
que debe leerse un impreso es de 35 a 40 centímetros de los ojos.
Y es para los niños portadores de anteojos, los que deben pasarse largos años con la cara desfigurada y ser
considerados como inválidos, para quienes se escribió este libro. El imponer anteojos a los niños es otro de los
graves pecados de este mundo. En vez de ayudar a estas pequeñas e indefensas personitas, sólo se les
abruma con el peso moral que el uso de anteojos representa.
Y, finalmente, este libro es para aquellas buenas gentes, jóvenes o ancianas, que sufren la humillación que les
acarrean sus ojos torcidos. Por centenares se cuentan los casos de ojos torcidos que se han enderezado al
seguir los principios expuestos en este libro.
No es para personas cuya vista es defectuosa a causa de perturbaciones orgánicas, tales como tumores,
degeneración de la retina, del nervio óptico, o de los centros visuales del cerebro, ya que todos estos casos
merecen la atención de un cirujano oculista.
Es para todos los desarreglos oculares para los cuales se adaptan los anteojos, para todos los defectos de
refracción. Y, también, dedico este libro a ese grande y afortunado grupo que goza de buena o regular vista y
que desea conservarla, o mejor todavía, mejorarla.

El descubrimiento del Dr. W. H. Bates

Hasta hace unos cuantos años, no había sino dos remedios para los males de la vista; anteojos u operación, o
ambos. Cuando los ojos suyos- o los de su hijito empezaron a sentir molestias, usted hizo lo que hiciera
exactamente su abuelo: enseñarle los ojos al oculista para que les adaptara cristales. No quedaba otra cosa por
hacer. El globo del ojo era entonces un mundo no descubierto.
Se sabía de ciertas molestias hereditarias —como el ver de cerca, el ver de lejos, el astigmatismo, la bizquera,
la catarata y el glaucoma— que obligaban a la mayoría de las gentes de mediana edad a ponerse anteojos para
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leer. Pero nadie sabía cuál era la causa de todos estos males. Los vidrios ayudaban al ojo para que viera mejor
y algunas veces le libraban de una operación. Pero los oculistas nada sabían acerca de cómo curar los ojos. Ni
siquiera intentaron hacerlo. Trataron sólo de ayudarlo y facilitar su tarea en la creencia de que tales defectos no
podían ser curados.
Entonces, a principios del siglo veinte, un hombre, el Dr. William Horatio Bates, de Nueva York, uno de los más
destacados oculistas de su tiempo, se abrió brecha por un mundo desconocido, inexplorado y descubrió algo.
Por medio de la investigación y el experimento, halló que la mayoría de los ízales que aquejan al ojo humano
pueden ser curados y no sólo corregidos o ayudados, que las causas yacentes podían en su mayoría, ser
extirpadas y que los ojos podían recobrar la salud perfecta y el funcionamiento normal como cualquiera otra
parte del cuerpo, a menos que se tuviese delante alguna condición degenerativa. El ojo, sin embargo, raras
veces es asiento principal de males degenerativos.
Dotado con mente altamente científica, el Dr. Bates consideró por varios años con favor decreciente la teoría de
Helmholtz, que era entonces, y aún lo es, la teoría aceptada por la mayoría de los oculistas. Esta teoría está
basada en la premisa de que es un cambio de forma en la lente del ojo el que permite ver a distancias variables.
En otras palabras, uno enfoca al cambiar la forma de su lente llamado cristalino.
Aunque un gran porcentaje de males de la vista no podía ser explicado por medio de la teoría Helmholtz, fue no
obstante, el único método de tratar los males de la vista durante casi un siglo, antes de que el Dr. Bates se
presentara en escena con su teoría de que el ojo se adapta a las diversas distancias no al cambiar la forma de
todo el globo ocular. En otras palabras, el ojo se acomoda a las diversas distancias por medio de sus músculos
externos al variar el tirón sobre el globo mismo.
Si observa la Fig. 12 verá que el ojo, colocado en una depresión ósea del cráneo, con un cojín de grasa en la
parte posterior, se mueve por medio de seis músculos: uno a cada lado, otro encima, otro abajo, y dos que
pasan parcialmente en torno del meridiano del globo ocular, uno por encima y otro debajo. A los cuatro primeros
se le llama rectos y a los dos últimos, músculos oblicuos.
Cuando el ojo enfoca objetos distantes, el tirón o la tensión de los cuatro músculos rectos aumenta y la

Ojo présbite

Ojo normal

Ojo miope

Fig. 1

bola del ojo se aplana, quedando más corta del frente a la espalda y más larga de lado a lado.
Mientras los músculos se conservan elásticos y bien equilibrados, la función ocular se realiza perfectamente y
sin esfuerzo. Pero si, por alguna razón —tal como el forzamiento causado por malos hábitos al ver o por
agotamiento crónico, debilidad general, preocupación persistente, y todo aquello que aumente la tensión
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nerviosa— los músculos rectos aumentan su tensión habitual, entonces se presenta la hipermetropía, o vista de
lejos.
Si son los músculos oblicuos los que entran en tensión, entonces se produce la miopía, o vista de cerca. Si la
tensión muscular resulta desigual, de modo que un grupo de músculos tira más fuertemente que su contrario, la
bola del ojo se carga a un lado por la desigual presión ejercida sobre ella, y da lugar al astigmatismo.
En otros términos, cuando la tensión muscular es igual, el foco queda exactamente sobre la retina y uno ve
perfectamente. Si, a causa de la tensión, el foco se desvía y queda, bien al frente o atrás de la retina, la imagen
resulta borrosa y la visión es imperfecta.
Siguiendo la teoría basada en estos hallazgos, el Dr. Bates se ocupó de aquellos casos que no explicaba la
teoría de Helmholtz —los que constantemente encontrara en su larga práctica— y satisfactoriamente los
diagnosticó y trató de acuerdo con su propia teoría. Los resultados fueron impresionantes.
Durante sus años de investigación, cuando experimentó en animales de toda clase, quedó convencido y probó,
a un grupo de oculistas de mente alerta, que los músculos externos del ojo son los medios de acomodamiento
de que dispone tal órgano y que los anteojos no sólo no ayudan al ojo sino que son una verdadera calamidad,
puesto que no extirpan la causa del mal y sí aceleran el daño, primero, al permitir que se mire anormalmente y
segundo, que se ajuste el ojo a su deficiencia.
Mientras que los anteojos parecen aliviar temporalmente la desigualdad visual, la molestia queda intacta. Y ese
órgano acomodaticio, el ojo, se resigna a ser un inválido que marcha con muletas cuando, por medio de unos
cuantos ejercicios reconstructivos y de reducción con los músculos oculares, es posible recobrar su
funcionamiento recto, normal y quedar de nuevo sano y fuerte.
Los resultados de sus experimentos fueron escritos y publicados en periódicos médicos pocos años antes de la
Primera Guerra Mundial. Tales memorias se pusieron en manos de los colegas del Dr. Bates y de las
sociedades a que pertenecía, pero, en vez de estimular el interés hacia la investigación, su teoría se dejó en
olvido y aun fue ridiculizada.
Los oculistas sintieron demasiada pereza para cambiar la hipótesis largamente establecida por la nueva
premisa radical. Y, también, posiblemente dudaron que las gentes hicieran esfuerzos para volver a educar sus
ojos. Con los anteojos compraban las gentes alivio inmediato, en la mayoría de los casos, y con eso era
bastante.
Los optometristas no estaban interesados. Eso de quitar a la gente los anteojos sería lo último que ex-
perimentaran.
Esta falta de reconocimiento a su labor científica no desalentó al Dr. Bates sino que le sirvió de acicate para
asegurar datos adicionales relacionados con el funcionamiento normal de los ojos. Estableció una clínica y
empezó a probar sus principios por medio de la práctica viva. Con largueza se vieron recompensados sus
esfuerzos. Desde un principio obtuvo resultados casi increíbles. Y hubieran sido considerados como
asombrosos positivos y salientes, si el temporal del prejuicio y de la crítica no hubiera sido desatado en
aguaceros por los secuaces de la teoría de Helmholtz.
Probó en modo concluyente que los errores comunes de refracción —esos males que ordinariamente requieren
el acondicionamiento de anteojos— podían ser corregidos y curados al cambiar la tensión de los músculos
externos del ojo. Trató todos los errores de refracción sin el uso de anteojos y, en cientos de casos, quitó
anteojos a quienes los habían usado por años devolviendo a los ojos la vista normal.
Después de probar su teoría a entera satisfacción propia, su paso siguiente fue estudiar el disfuncionamiento y
la vista desigual que le seguía.
Por medio de una investigación continua llegó a concluir que el forzamiento de los ojos no era, como
generalmente se pensaba, el resultado de la vista deficiente, sino la verdadera causa, puesto que tras los
errores de refracción se encontraba la fatiga.
Probó una y otras veces que el mirar fijamente (haciendo un esfuerzo por ver en vez de aflojar la tensión y dejar
que los ojos vean), la debilidad general, el temperamento nervioso y la falta de comprensión acerca de cómo los
ojos ven, obligaba a los músculos oculares a funcionar mal. Esto se traducía en el habitual uso de los ojos y a
su vez, en vista defectuosa.
Una y otra vez probó esto mismo por encima de toda duda. Su siguiente paso fue encontrar un camino por
dónde devolver al ojo a sus hábitos y usos originales -y correctos; descubrir y delinear una norma de conducta
para volver al ojo a las sendas normales y con ello a la visión perfecta.
Esto lo consiguió al idear y desarrollar ciertos ejercicios para reeducar los músculos oculares, traerlos a las
normas antiguas de movimiento y descanso, sustituyendo los malos hábitos por los buenos.
Tan pronto como esta labor empezó a llamar la atención por los resultados obtenidos, un grupo de estudiantes
se congregó en torno al maestro, quien les enseñó los principios de la vista normal sin el uso de los anteojos.
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Aplicación del método

Este tratamiento de los ojos sin el auxilio de los cristales fue aplicado a miles de personas y todo tipo de error
refraccional fue tratado con éxito fabuloso. Hoy en día hay hombres dé ciencia que practican este método en
muchas ciudades de la Unión Americana, en Canadá, Inglaterra, África del Sur y en Alemania.
Los principios comprendidos, siendo básicos, se aplican a todos los ojos y a todos los errores de refracción,
como a todas las edades. Cuando es ligero, usualmente, y muy corto es el tratamiento necesario para volver a
sus ojos la vista normal.
Esto no es menos cierto cuando se trata de personas en edad media o en la ancianidad, si las molestias se
tratan tan pronto como aparecen. No es la edad lo que importa, sino el hecho de que durante mucho tiempo el
error ha estado presente causando la formación de malos hábitos.
Cabe repetir que este tratamiento se usa para todos los malestares de la vista para los cuales se acondicionan
anteojos y no tiene caso en la pérdida de la vista a causa de alguna degeneración.
En 1920, inicié los estudios que más tarde habrían de llevarme hacia el Dr. Bates, con quien trabajé durante
muchos años hasta empezar mi propia práctica. Entonces llegué a creer que el hombre que sabe usar sus ojos
apropiadamente jamás necesitará anteojos; sino que podrá ver claramente durante el resto de su vida. Porque
dado el notable vigor y resistencia de los ojos, uno puede conservarlos jóvenes aun a los ochenta y mientras
viva.
He visto centenares de pacientes, de dos a noventa años de edad, quitarse los anteojos y recobrar la vista
normal. Miles de gentes lo siguen haciendo todavía, aunque el Dr., Bates ha desaparecido, muchos bajo
la dirección de los practicantes de este método, y muchos sencillamente después de leer los libros y folletos
publicados por los médicos de esta escuela.
Sin embargo, el mundo está lleno de anteojos, de ceguera a medias y de ojos torcidos.
Durante mi propia práctica, he visto enderezarse los ojos torcidos, he visto desaparecer el astigmatismo, la vista
de cerca y de lejos y cientos de anteojos han caído en desuso para no volver más. He visto curarse de casi
ceguera.
Por tener fe completa y entusiasmo justificado en este método de tratar ojos deficientes, es por lo que escribo
este libro; abrigo la esperanza de acabar, en todo lo que se pueda, con la ignorancia acerca del funcionamiento
de los ojos, de su cuidado, y evitar así el abuso que sufren. Creo que si las gentes saben cómo se recobra y
conserva la vista normal sin la ayuda de anteojos, tratarán de poner en práctica el método. Por eso escribí este
libro tan sencilla y claramente como pude hacerlo, para que todo el mundo pueda leerlo y comprenderlo;
quitarse los anteojos y ver de por sí claramente.

1
Muchos de estos inconvenientes que menciona el autor se superaron con la invención de los "pupilentes" o "lentes de
contacto". Sin embargo, esto no invalida el método aquí expuesto, que va contra el uso de cualquier elemento extraño al
funcionamiento natural del ojo. (N. del E.).
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II. LAS REGLAS FUNDAMENTALES

Cualquiera puede hacerlo

Una de las más benéficas aportaciones de este nuevo método es probar a usted casi de inmediato que no es
impotente ante su estado de vista defectuosa. Hay cosas que desde luego puede empezar a hacer.
Probablemente todo seguidor de este método alguna vez ha visto en su práctica lo que se llama una curación
instantánea. Estos son casos de gentes que muy pronto se percatan del mal uso que hacen de sus ojos y que al
comprender y practicar los ejercicios correctivos comienzan a ver claramente y sólo necesitan continuar usando
sus ojos en la forma correcta.
Una joven llegó a mi consultorio cierto día quejándose de jaquecas, ojos doloridos y mucha fatiga después de
usarlos. Le expliqué los tres principios básicos de la vista normal: parpadeo, cambio de foco y concentración,
que se explican detalladamente en el capítulo cuarto.
Todo lo que ella necesitaba era que se le mostrara claramente lo que debía y lo que no debía hacer. Su apego
a la disciplina de seguir los principios delineados hizo el resto. Barrió sus viejos hábitos malos y se mantuvo fiel
a los nuevos. Esta curación inmediata fue posible porque la muchacha vino a verme tan pronto como se le
presentó el malestar.
Las personas que todavía no han usado anteojos o que los han llevado por corto tiempo o cuyo grado de error
es bien ligero y aun así han usado anteojos por poco tiempo, pueden aliviar sus males rápidamente y pronto
recobrar la normalidad visual.
Aquellos que tienen un grado más alto de error o que han tenido "malos ojos" durante muchos años habrán de
recobrar la normalidad más lentamente. Día tras día se van librando un poco más de los viejos hábitos malos y
se implantan los nuevos hábitos normales, más o menos automáticamente, hasta que por fin quedan libres de
toda dificultad.
Con frecuencia se ve que las gentes se rehúsan a desprenderse de los anteojos temiendo que su vista se
resienta y hasta temen acabar ciegos.
Ejercicios básicos (práctica)
Por años enteros he venido observando la parte práctica de este método. Todavía no he visto que cause daño
ninguno. En cambio, sí he visto cambios infalibles hacia la mejoría, aun en casos en que el paciente sólo tiene
fe parcial en este método de actividad restauradora y de descanso. Y, como ya he dicho, he visto centenares de
curaciones completas en aquellas personas que se desprenden de los anteojos tan pronto como es posible y
con firmeza reeducan sus ojos.
Nada hay que temer. Lo peor que puede acontecer a usted es que su curación quede a medias debido a su
propia falta de disciplina.
Si se queda sin anteojos, sólo ve usted imágenes borrosas. Inconscientemente pone usted sus nervios en
tensión con el esfuerzo que hace por ver. Junto con esto, quizás, siente usted, cierto miedo, ¿o pánico?, ante el
hecho de que sin anteojos puede ver bien poco.
En cambio, trate de aflojar sus nervios, después de quitarse los anteojos, soltando conscientemente todo el
cuerpo. Déjelo suelto y suave como un trocito delgado de seda. Ahora, dándose cuenta cabal, con plena
conciencia, haga descansar su mente, a manera de un lienzo, tiéndala lisa y llanamente, de modo que sus
pensamientos resbalen por ella libremente.
Suelte los músculos de su cara al poner en descanso su lengua y todos los músculos que rodean la boca. Deje
que las comisuras de los labios se levanten, apunten hacia arriba, en vez de apuntar hacia abajo.
Cierre los ojos. Líbrelos de toda tensión que pudiera rodearles. Libre de toda tirantez la bola del ojo. Piense que
la bola del ojo es un cuerpo suelto, suave. Ahora imagine una sonrisa y hágala que se esparza, que se derrame
por su cara mientras tiene usted los ojos cerrados. Imagínese que todo lo que le rodea es de contextura suave,
blanda y enteramente negra.
Ahora abra los ojos y mire de nuevo. No trate de ver. Deje que la imagen, la idea u objeto que tiene delante,
venga a descansar o posarse sobre su ojo y no que el ojo salga al encuentro de la imagen.

Cómo usar los ojos

Si ya ha logrado un buen grado de relajamiento corporal, su vista se habrá aclarado hasta cierto punto. Siempre
es el esfuerzo de ver el que no le deja mirar.
El ojo normal parpadea con frecuencia. Jamás mira fijamente ya que el mirar fijo es hábito adquirido y una de
las peores causas del forzamiento de la vista.
El ojo normal jamás está quieto. Constantemente se mueve; y sus movimientos son tan ligeros que apenas se
da uno cuenta de que hay movimiento. Como nada de lo que usted ve está en cabal reposo, ya que en todo hay
la vibración de forma; así, también su ojo tiene vibración. Piense en esto como algo libre y fluido. Si no tiene esa
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sensación de soltura y libertad, su ojo no estará en movimiento pues se habrá formado el hábito vicioso de la
fijeza.
El ojo normal no pretende abarcar de un golpe una gran superficie. Al leer, por ejemplo, jamás abarca todo un
renglón, sino sólo una palabra; pero su movimiento es tan rápido que nos da la impresión de abarcar un gran
espacio de un vistazo. Siempre que usted intente ver de un golpe una gran superficie, estará forzando sus ojos.
Sosiéguese y deje a sus ojos en libertad y entonces verá sin ningún forzamiento.
Use los ojos como lo hace cuando escribe, sin forzarlos para ir adelante, sino siguiendo calmosamente toda
palabra a medida que se escribe. Esta es la forma de leer, ésta es la forma correcta de mirar todas las cosas,
un detalle cada vez y sin apresurarse a pasar al siguiente.
En realidad no ve usted con los ojos sino a través de ellos y con el cerebro. La pupila del ojo es en verdad un
agujero vacío a través del cual pasa la luz; es la ventana a través de la cual mira el cerebro. La retina, que es la
envoltura más intensa del ojo, recibe las vibraciones luminosas que le llegan a través de la pupila y las trasmite
por medio de impulsos nerviosos a los centros visuales del cerebro. Así es como vemos.
Todo lo que esté delante del ojo está siempre dentro de él, pero no se le puede ver a menos que el cerebro
capte la impresión.
La falta de soltura nerviosa no sólo pone en tensión los músculos y coloca al ojo fuera del enfoque perfecto,
sino que interfiere con el funcionamiento cerebral.
Nada influye con más poder sobre la mente, no hay emoción que deje de afectar sus ojos un tanto, como esos
signos manifiestos de estrecha conexión entre los ojos y las emociones, tales como las lágrimas que derrama la
pena; el resaltamiento o empañadura del ojo cuando se está en poder de la rabia o bajo la impresión de un
choque nervioso; o el "brillar de la lámpara en el interior del ojo" cuando uno está feliz.
Y ¿por qué no ha de ser así, puesto que el ojo, en parte, es una directa prolongación de los tejidos cerebrales?
Y el cerebro, centro de todo el sistema nervioso, constantemente está en juego por medio de las emociones.
Nada que afecte en lo general la salud puede dejar de producir resultados sobre sus ojos. De todos los errores
cometidos al tomar en consideración las condiciones oculares, la más común es esperar que los ojos funcionen
normalmente sin tomar en cuenta el estado general de salud corporal.
/Vitalidad escasa quiere decir debilidad ocular. Una infección aguda, tal como la gripe o cualquier otra fiebre,
cualquier aguda condición tóxica, indica que sus ojos también están enfermos. ¡Y así se atreve usted a leer todo
el santo día para despejar su mente de toda preocupación! La lectura es una de las más difíciles tareas que el
ojo humano tiene que realizar y no se le debe imponer cuando uno esté enfermo.
Con frecuencia las gentes, después de penosa enfermedad, se dan cuenta de que tienen que usar anteojos,
porque la vista les está fallando. Los ojos que son ayudados con vidrios durante esta condición de
debilitamiento, probablemente jamás se verán libres de los anteojos, ya que en tal estado son de fácil
adaptación y se ajustan a los anteojos quedando así solucionado el mal uso.
Los enfermos graves no deberían leer nada. En tanto que los enfermos menos graves sólo deberían leer
durante cortos periodos, cerrando con frecuencia los ojos por unos minutos, para descansar. Además, deberían
parpadear con frecuencia, jamás fijar la vista, y nunca hacer cualquier esfuerzo por ver.
Las personas agobiadas por el cansancio, aquellas nerviosamente agotadas, no deberían leer en tanto no
descansaran, ya sea durmiendo por unos quince minutos o descansando media hora con los ojos cerrados.
Hasta entonces podrán leer con los ojos en soltura nerviosa y por cortos periodos de vez en vez, no sin hacer
que los ojos descansen en los intervalos.
En la lectura es donde uno busca descanso. Y es descanso para la mente y para la parte emocional, pero la
carga la llevan los ojos. El fenómeno de la vista se realiza por medio de la contracción activa y elástica
expansión de los músculos, así como al ponerse en actividad las células visuales y pensantes del cerebro. La
comprensión del punto leído requiere consumo efectivo de energía nerviosa. Ni el cuerpo ni el cerebro están en
condiciones para realizar tarea tan ardua. Todo el organismo la paga y los ojos pagan su parte.
Especialmente esto se aplica a los niños. Sus ojos no están del todo desarrollados y son extremadamente
sensibles al cansancio. Nadie ignora que los ojos de los niños deben quedar en descanso durante las viruelas»
pero en otras muchas condiciones se olvida esta precaución. Como resultado de tal abandono centenares de
gentes han tenido que ir por la vida con vista defectuosa.
Puede uno leer durante la convalecencia, pero los periódicos de lectura deben ser cortos y los ojos deben
descansar tan pronto como empiecen a sentirse cansados. Tratando los ojos en esta forma sencilla e in-
teligente, pronto se recuperan al mejorar la condición general de todo el cuerpo.
Las gentes nerviosas, aquellas personas que por su temperamento o por sus condiciones de vida están en
constante tensión nerviosa, son las que primero empiezan a usar anteojos. Cuando se les adaptan cristales, sus
ojos empeoran, puesto que los cristales no alivian su, cansancio ocular y aun dañan la vista al acostumbrar los
ojos a malos hábitos.
Lo que estas gentes necesitan es aprender cómo se sueltan los nervios habitualmente y también cómo se usan
los ojos apropiadamente. Bien podían vivir el resto de sus días sin molestias en la vista, con mayor fuerza y
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resistencia, sin que jamás se hubieran visto obligados a aprender cómo soltar los nervios y cómo emplear los
ojos con menos esfuerzo y con mayor rendimiento.

Las reglas

Hay cuatro reglas fundamentales en este método de recuperación de la vista normal.


1. Admitir el hecho de que sus ojos son como cualquier otra parte de su cuerpo que están equipados con
suficiente vigor para recobrar la salud bajo la dirección apropiada. No son órganos independientes del resto de
su cuerpo.
2. Comprender que la fatiga es la causa de la vista defectuosa, no el resultado de ella. El cansancio, no la
malformación, ni la mala herencia, es lo que tienen sus ojos.
3. Comprender que, admitido lo anterior, descansar el ojo y librarlo así de la tensión nerviosa, es el primer
paso hacia la recuperación de la vista normal.
4. Decisión de aprender a usar los ojos correctamente, recobrar los hábitos normales por medio de ejercicios
reeducativos y de corrección que sustituyan los malos hábitos adquiridos y vuelvan a los músculos oculares la
coordinación y fuerza necesarias.
Muchos son los libros que se han escrito acerca de la necesidad de descanso que tenemos en este mundo
formado por nosotros. Probablemente hay tantos medios de conseguir el descanso como tipos humanos. Unos
se inclinan por la diversión general, la lectura, la religión, el baile estético; el ejercicio físico, la respiración
profunda, hacer el amor, la música y otras muchas fuentes de distracción. La fuente del descanso no es lo
importante, ya que difícilmente un hombre estaría de acuerdo con otro acerca de sus gustos. Lo importante es
que el descanso sea practicado habitualmente, que no sea ocasional sino habitual, para llegar finalmente a un
estado de sosiego sin tensión nerviosa.
Excelentes son los resultados que he obtenido durante mi práctica por medio del descanso general así como
del descanso particular del ojo por medio de un ejercicio, llamado el "giro largo", que describo ampliamente en
el capítulo noveno.
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III. CAUSAS DEL CANSANCIO

Una vez que se conoce la causa de un error, ya tiene uno el punto de partida hacia la rectitud.
En el método antiguo, la causa de toda dificultad, en todo caso, se atribuía a la defectuosa conformación del
ojo. Dentro del método nuevo, los malestares de la vista se atribuyen al cansancio.
La razón por la cual se explica que la gente canse sus ojos es que sólo hay una forma correcta de usarlos.
Todas las demás formas habrán de causar fatiga.
Hay dos clases de cansancio, el crónico y el agudo. El cansancio es agudo cuando se usan los ojos, por
ejemplo, durante una severa condición tóxica, como viruelas, escarlatina, difteria, tonsilitis, gripe, catarro,
neumonía, o cualquier enfermedad verdadera. Las gentes que se "pegan" a un libro cuando están metidos en
cama a causa de un resfrío, están abusando de sus ojos tan despiadadamente como si sometieran sus cuerpos
a las actividades usuales cuando es presa de fiebre a temperatura elevada. En cualquier caso se puede
escapar tan sólo con fatiga temporal, pero siempre es peligroso aventurarse.
También puede el ojo sufrir de fatiga aguda por un golpe dado a su superficie, o por calor excesivo, o por
exponerse a la luz demasiado brillante, o por la presencia de cuerpos extraños que cayeran dentro del ojo, o por
drogas cáusticas aplicadas al mismo. También hay cansancio por leer todo el día y su noche sin detenerse a
descansar.
Todas estas condiciones afectan el funcionamiento del ojo; pero si los principios de higiene visual fueran
aplicados en el tiempo de la condición aguda, los ojos muy pronto recobrarían la normalidad.
El cansancio crónico es más insidioso y por ello más difícil de vencer. Son incontables las formas en que el
cansancio crónico puede afectar los ojos. Así las causas del cansancio crónico son muchas. Los estudiantes a
menudo cansan sus ojos por el miedo que les inspira un maestro severo, o por la preocupación acerca de un
curso difícil. El cansancio ocular se debe a menudo a iluminación incorrecta, o muy fuerte o muy débil; a postura
incorrecta mientras se practica la lectura. Estos son errores muy comunes en los jóvenes y no muy escasos en
los adultos. El impreso de tipo ordinario debe tenerse delante, como ya se dijo, de "35 a 40 centímetros de los
ojos a fin de que la lectura resulte cómoda y con ello normal. Pues cuando el libro se tiene más cerca o se
descansa sobre las rodillas, como frecuentemente se hace, el cansancio se produce inevitablemente.
Los ojos están íntimamente relacionados con otras estructuras de la cabeza y cualquier irritación presente —
como jaquecas, malestar en las sienes y dientes careados— produce cansancio en los ojos. El vivir en
atmósfera o ambiente poco armonioso también causa el constante cansancio ocular.
La autointoxicación debida a eliminación imperfecta, a un temperamento excitable por naturaleza, la fatiga
crónica, el usar y sostener la vista en condiciones poco naturales (hecho a menudo por gentes que tienen la
idea de que ello acentúa su personalidad) cualquier causa de tensión general, se traducirá en cansancio y mal
uso habitual de los ojos.
A menudo se halla en el diagnóstico de un padecimiento ocular una combinación de dos o más causas. Sin
embargo el ojo está maravillosamente hecho para soportar hasta cierto grado de cansancio durante años, sin
que la vista aparezca defectuosa. Pero cuando el malestar llega a cierto límite, invariablemente el ojo queda
abrumado por la carga, y la vista es imperfecta.
Cuando el uso de los ojos es normal, no hay esfuerzo al ver y el acto resulta enteramente automático. Pero tan
pronto como se hace esfuerzo para ver, el cansancio se produce. Recuerde que los objetos de cualquier
especie, las palabras de una página o un paisaje deben tener el efecto de venir hacia el ojo sosegado y no que
el ojo salga tras de ellos.
El forzamiento de la vista se manifiesta como fatiga general, dolores de cabeza, ardor o inflamación de los ojos
y aun de los párpados y naturalmente, empañamiento o disminución de la vista.
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IV. TRES BUENOS HÁBITOS

Hay tres cosas, como ya he dicho, que todo ojo saludable hace: parpadear, concentrar su atención y cambiar de
punto visual.

Parpadeo

El parpadeo es un rápido, ligero y fácil abrir y cerrar los ojos que hace con intermitencias todo ojo normal. La
cantidad de parpadeo varía con los individuos y también varía con los usos a que el ojo se destine. Usted
parpadea más, por ejemplo, cuando mira algo brillante que cuando mira algo de tono suave.
Con frecuencia, la línea divisoria entre los ojos normales y los anormales, está en el impulso a parpadear bajo
determinadas condiciones. Si los ojos están dentro de la normalidad, habrán de parpadear; la supresión del
parpadeo muestra la tendencia a la anormalidad.
El movimiento de los párpados durante el parpadeo es muy esencial en los ojos normales y para la buena vista.
El líquido que conserva húmedos los ojos es producido por una pequeña glándula, llamada glándula lacrimal,
situada bajo la porción externa del párpado inferior. Cuando uno parpadea este líquido lava la bola del ojo y la
mantiene húmeda. Esta humedad tiene varias funciones.
1. Hay en este líquido cierto poder desinfectante y limpiador.
2. El brillo de los ojos y su habilidad de reflejar la luz, en gran parte se deben a este fluido de la superficie.
3. Este fluido es esencial a la córnea, que es la parte diminuta, traslúcida y frontera del ojo. Puesto que la
córnea no tiene vasos sanguíneos, necesita que este líquido la conserve húmeda, sin el cual pueden
presentarse las úlceras de la córnea.
4. Cuando partículas de materia extraña caen dentro del ojo, el fluido lacrimal tiende a hacerlas flotar,
mientras que en el ojo seco tales partículas se pegarían encajándose.
5. En tiempo de frío, el parpadeo frecuente trata de conservar caliente el ojo. Todo ojo se siente muy
incómodo cuando está expuesto al frío.
6. Cuando hacen fuertes vientos, o cuando el tiempo está muy seco, el parpadeo da comodidad y protección
al ojo. En tales condiciones uno debe parpadear con frecuencia, casi constantemente, porque este líquido se
evapora con rapidez.
7. En el corto intervalo del parpadeo, los músculos de la pupila tienen oportunidad momentánea de aflojar su
tensión.
8. El parpadeo permite también que el ojo se mueva ligeramente, lo que deja que los músculos rectos hagan la
pequeña cantidad de movimiento especial para su bienestar, puesto que el movimiento es necesario para la
salud de todo músculo.
9. La circulación del fluido linfático en torno del ojo se activa por medio del parpadeo, y el ojo queda fortalecido
por esta circulación buena, tal como cualquier otra parte del cuerpo queda beneficiada al mantenerse activas,
en torno suyo, la circulación de la sangre.
El parpadeo no es una interrupción a la vista continua. Vista continua es la ilusión óptica que se produce dentro
del ojo normal, auténtica en su efecto pero no por ello deja de ser ilusión.
Cuando una imagen cae sobre la retina, hay otra imagen posteriormente producida; o, en otras palabras, la
imagen permanece en la retina por un corto periodo, pero más largo de lo que la imagen se conserva ante el
ojo. Es como si la imagen de usted, sobre el espejo, quedara allí por un momento después de que usted mismo
se hubiera marchado.
Así, no es necesario que el ojo esté viendo activamente todo el tiempo a fin de producir la ilusión de vista
constante. En realidad, nada trabaja en el cuerpo más que a medias. Más de la mitad del tiempo de trabajo de
todo órgano se consume en la reparación o reposición de su propio tejido y en la secreción de sus productos
de desecho.
La frecuencia de las impresiones visuales que recibe el ojo es la de treinta a cuarenta imágenes por segundo,
en la persona promedio. Así que puede comprenderse claramente que el parpadeo no interfiere la vista. Para el
ojo es posible parpadear con tanta frecuencia como si estuviese cerrado la mitad del tiempo y sin embargo
pudiera ver tanto como si siempre estuviese abierto.

Realmente, el parpadeo prolonga la cantidad de tiempo en que pudiera ver activamente, puesto que el dejar de
parpadear constituye forzamiento y puede reducir el número de imágenes de treinta o cuarenta a veinte o
menos imágenes por segundo.
No hay un serio instante en que el parpadeo interfiera la vista. Es un acto bueno, natural y constructivo que
hace mejorar al ojo, puesto que si no ha estado parpadeando normalmente, hace que la acción de ver resulte
mejorada.
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No hay que confundir el pestañeo o espasmo del párpado es una contracción obligada e involuntaria y
usualmente en ello se ponen en juego los músculos del ojo así como los que le rodean, espasmo que con
frecuencia se halla asociada con alguna enfermedad nerviosa. El parpadeo es un movimiento ligero, fácil, ágil y
escasamente perceptible que hace el párpado.
Si tiene usted formado el hábito de mirar fijamente las cosas, empiece por parpadear. Parpadee a conciencia y
a menudo hasta que vuelva a recobrar el parpadeo inconsciente.

Concentración

El segundo hábito de la vista normal es tener el ojo y la mente en coordinación tal, que se fije al mismo y único
tiempo sobre una sola porción pequeña. En otros términos, cuando usted mira algún objeto debe enfocar su
atención, fijarla sobre una porción pequeña, sin que se disperse.
Por ejemplo, cuando usted mira una página impresa, no puede ver claramente toda la página. Si fija los ojos en
la esquina superior derecha de la página, podrá ver claramente esa porción y el resto de la página, aunque está
dentro del campo de su vista, lo verá con menos claridad. Para ver claramente la última palabra de la página
tendrá que dirigir hacia ella sus ojos de manera que la vista caiga directamente sobre tal palabra.
Lo mismo resulta cierto si toma usted las palabras demasiado juntas. Para ver claramente la primer palabra de
un renglón tendrá usted que mirarla directamente y para ver la última palabra de ese mismo renglón tendrá que
poner el ojo en movimiento. Lo mismo pasa con la segunda palabra, la que no podrá ver claramente cuando
está usted mirando la primera. El consiguiente cansancio habrá de manifestarse si trata usted de mirar en esta
forma. Esto es verdad aun tratándose del menor espacio.
Hay en esto una razón básica de orden estructural. La única parte del ojo que ve las cosas perfectamente claras
está en el centro de la retina y no es más grande que la cabeza de un alfiler. Este punto de vista perfecta está
colocado en el ojo como un punto en el centro del fondo de un trasto cuyos bordes se levantan graciosamente.
Este punto diminuto es el de vista fuerte y clara.
Tan pronto como usted se aparta de este punto, hay una tremenda reducción en la claridad de la vista. En vez
de ello, la vista es borrosa y colateral. El empaña-miento va aumentando a medida que se aparta del centro y ya
en las orillas hay sólo una percepción vaga de forma, color y movimiento. Ya no se tiene vista directa, sino que
es borrosa y colateral.
Puesto que sólo este punto, llamado mácula lútea, es el de perfecta visión clara, sólo una porción bien pequeña
es la que se puede ver claramente y de una vez. Pero el movimiento de cambio es tan rápido que nos produce
la ilusión de estar viendo una porción bien grande.
Las imágenes al caer sobre la rnácula lútea son llevadas rápidamente a los centros visuales del cerebro, una
después de la otra y con tal rapidez que hay de treinta a cuarenta —y algunas veces mayor número— imágenes
por segundo, produciéndose así toda la imagen completa dentro del cerebro.
Esa habilidad que tiene el cerebro de recibir imágenes sucesivas y así producir la ilusión de que se está viendo
todo un objeto o una considerable porción, es un hecho tan impresionante como bello; pero es la causa de que
tengamos dificultades. Llega uno a creer que el ojo de por sí puede ver claramente una gran área y aquí es
donde empieza el mal uso de los ojos, porque cualquier intento de abarcar un gran espacio, es usar mal los
ojos, puesto que quedan desafocados.
Por "gran espacio" quiero decir el ver dos palabras o más al mismo tiempo. El ojo saludable y normal por
costumbre sólo ve una porción pequeña cada vez. La mente y el ojo se coordinan perfectamente sobre cada
palabra o punto de observación sin esfuerzo ni impulso de ver más, justamente se hace lo mismo que cuando
va uno escribiendo: ver palabra por palabra.
Si la práctica de ver un gran espacio cada vez que se usan los ojos persiste por periodo bastante largo, se
pierde la habilidad de enfocar con perfección y entonces la única vista posible es la del área colateral, siempre
borrosa. Entonces es necesario volver a adiestrar el ojo y la mente para que vean sólo una porción pequeña a
fin de recuperar la concentración o fijeza central sin la cual la vista no puede ser clara ni normal.
Puede uno leer indefinidamente sin excesivo cansancio o daño para los ojos si se les deja sueltos y la vista está
bien enfocada. Pero si se tiene en cuenta el campo de vista lateral, los ojos están siendo forzados y no tarda en
presentarse la fatiga resultante y la pérdida en eficiencia.
El hecho de que el ojo vea claramente sólo una porción pequeña en cada ocasión jamás podrá ponderarse en
demasía. En el reconocimiento de este hecho descansa la coordinación de la mente con las limitaciones
estructurales del ojo, sin las cuales no puede haber vista normal.
Si siempre se tiene en cuenta este hecho de vista enfocada y mentalmente se cierran los ojos a todo espacio
excedente, logrará establecerse el hábito valioso de la concentración visual y la eficiencia de los ojos irá en
aumento.

Cambio en el punto de vista


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El tercer hábito benéfico para los ojos normales es el cambio. Esto parece estar en oposición con el segundo
hábito que consiste en la localización de su mirada, pero en realidad no hay tal oposición. Usted debe
concentrar su mirada, pero también debe cambiar constantemente de punto de vista.
Si no hay tal cambio, la vista es fija y la fijeza, como ya lo he dicho, es una de las peores y más comunes
causas del cansancio ocular. El cambio es una función normal y por lo mismo se ejecuta inconscientemente. La
frecuencia con que sus ojos cambian de punto visual varía de acuerdo con lo que se mira. Por ejemplo, mirar un
libro o mirar un partido de tenis. El libro está quieto y los ojos no tienden a moverse, mientras que la pelota de
tenis y los jugadores están en constante movimiento y los ojos deben moverse continuamente para seguirlos.
Mas en todo caso el cambio de punto visual debe ser tan frecuente como sea posible. El tiempo necesario para
que una imagen se registre sobre la retina es de 1/150 de segundo, lo que permite una gran frecuencia en el
cambio sin pérdida o interrupción en la vista.
Las gentes que tienden a ver un espacio demasiado grande, y todo ojo anormal tiene esta tendencia, saldrían
ganando tanto en vista como en comodidad si con frecuencia cambiaran de punto visual en forma consciente.
Sin anteojos, mire una palabra y después mire la palabra a tres o cuatro espacios más adelante, después
regrese la vista y mire la primera. Hágalo varias veces hasta que ambas palabras aparezcan bien claras. Afloje
todos sus músculos y nervios mientras hace este ejercicio.
O, si su vista es buena, mire a la Luna y, parpadeando con frecuencia, cambie de vista de un punto a otro de
ella. Haga esto un buen número de veces y la Luna se destacará más claramente y aparecerá en su forma
verdadera, como un sólido cuerpo esférico y no como un disco plano.
El cambio de punto visual es a la vez voluntario e involuntario. El cambio voluntario es el movimiento de los ojos
dirigido por la voluntad y de un lugar a otro. El cambio involuntario es continuo, automático y muy ligero. Este
movimiento no es visible y se cree que corresponde en frecuencia con la cantidad de imágenes que se
producen en la retina.
Mientras que el cambio voluntario es fácil y frecuente, el cambio involuntario es normal, pero si algún cansancio
se produce por el cambio voluntario, el involuntario llega a ser anormal también y se suma el cansancio que
produce a la fatiga ya existente.
Siempre hay en todo músculo un ligero temblor, puesto que el tono muscular no es un factor constante sino una
rápida sucesión de contracciones que producen un tirón muscular relativamente firme. Y, puesto que los ojos se
mantienen en su puesto por medio de los músculos y todo enfocamiento es producido por estos músculos, los
ojos están por naturaleza sujetos a todas las condiciones que el funcionamiento de los músculos les
imponga. Por lo tanto, los músculos oculares tienen este pequeño temblor que todos los músculos
producen, algo incidental a su funcionamiento normal.
Usted se dará cuenta de este movimiento al mirar las estrellas que parecen pestañear, pero en realidad no lo
hacen, ya que su luz es constante. La ilusión del pestañeo se produce por el temblor fino del ojo que al abarcar
esta gran distancia no tiene la suficiente amplitud para llevar el punto de vista clara a través de la estrella, y el
pestañeo es, en realidad, producido por destellos de vista, a medida que el ojo se adelante o retrase; en otras
palabras, de acuerdo con el compás del temblor.
Cuando el ojo está descansando, el cambio de foco es voluntario y frecuente, más el movimiento es corto en
alcance; el ojo con nervios y músculos en tensión puede hacer un movimiento más largo, pero es necesario
conseguir el sosiego y la normalidad para que el ojo haga sus cambios en condiciones de serenitud y sobre un
espacio bien corto.
Esta es una verdad aplicable a todos los músculos —mientras más fino sea el movimiento, más educado y más
sosegado deberá estar el músculo. Cuando el ojo esta cansado y la vista es anormal, la práctica del cambio de
punto visual, con frecuencia e invariablemente, proporcionará alivio y mejoría a la vista.
El ejercicio para conseguir tal cosa se hace enfocando precisamente sobre cada palabra y en forma consciente
cambiar de foco a la siguiente. Por medio de unos minutos diarios de práctica se logra establecer el hábito
inconsciente.
El cambio normal de punto de vista es absolutamente esencial para la normalidad de la vista. El dejar de ver
está en proporción directa con la pérdida de movimiento.
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V. ¿CUAL ES SU MOLESTIA?

Casi el veinte por ciento de los pacientes que acuden a mi consultorio solicitando el examen de la vista no
necesitan un tratamiento especial sino consejos o tratamiento de alguna otra molestia cuyo derivado es la vista
que falla o los ojos doloridos. A la mayoría se le han adaptado anteojos, pero sin un buen resultado natural ya
que el ojo no es la causa real de su malestar.
Más del treinta por ciento de mis casos tienen padecimientos físicos que rodean su malestar de la vista, lo que
activa y ostensiblemente está afectando sus ojos.
El cincuenta por ciento restante tiene molestias en los ojos que pueden ser curadas completamente al
constreñirse a un tratamiento sólo de los ojos.
Cuando usted se dé cuenta de que su vista es imperfecta, antes de decidirse a usar anteojos, ocurra a un
médico digno de confianza para que le haga un examen general. Es una mejor inversión el tratar de volver su
salud al nivel natural que invertir su dinero en anteojos y pasar el resto de su vida inválido y muchas horas de su
precioso tiempo, de rodillas y tentaleando, para encontrar los anteojos caídos.
El siguiente es un caso típico de ese veinte por ciento que no necesita tratamiento para los ojos. Hace unos
cuantos años vino a verme un joven quien se había venido tratando de los ojos con los mejores oculistas y
cerca de diez años. A pesar de todo, se había visto obligado a interrumpir sus estudios, tres años antes de
consultarme, porque padecía de jaquecas intensas las que se le presentaban cada vez que se dedicaba a la
lectura.
Al examinarlo encontré sólo el caso de un par de ojos aquejados por un alto grado de simple cansancio. Había
cierto grado de congestión en el revestimiento de los ojos, por lo que se le enrojecían ligeramente, pero su vista
era casi perfecta; en realidad, dentro de un cinco por ciento de lo normal.
Me contó que su salud era buena y, como no tenía razón para dudar de sus palabras, sin examen más
detenido, le indiqué un tratamiento ocular para aliviar el cansancio. En tres semanas sus ojos probaron estar
perfectamente normales en todo sentido; la sensación de cansancio había desaparecido- cuando no leía, pero
si lo hacía por cualquier periodo de tiempo, todos los síntomas volvían a aparecer.
Al ver que sus ojos probaban estar normales y sin evidencia de cansancio aparente, comprendí que era
necesario examinar al paciente en busca de otro malestar que no fuera ocular. Al examinarle la cabeza
encontré tres dientes sin vida y un estado catarral crónico. Los dientes fueron extraídos y nariz y garganta
recibieron tratamiento. Estas prácticas ayudaron a los ojos hasta el grado de que podía usarlos sin molestias,
pero todavía no podía usarlos con resultados normales y saludables.
El siguiente paso fue dado en el sentido de mejorar su salud en general y aumentar el vigor de sus músculos.
Se dio principio a un cuidadoso régimen dietético y se tuvo buen cuidado de vigilar la eliminación. Esto también
hizo que mejorara su estado pues se sintió mejor y pudo hacer mayor cantidad de trabajo. Pero no estaba
curado. Todavía se quejaba de fuertes dolores de cabeza. Tuvimos que tomarle una radiografía gastrointestinal.
Por medio de ella vimos que tenía caído el transverso y el colon era lento en sus funciones.
Se dio principio con una serie de irrigaciones de Schellberg para tonificar el colon y aumentar la eliminación.
Pronto vio el paciente que podía leer sin molestias todo lo que quisiese. Regresó al colegio para completar sus
estudios y estuvo perfectamente de los ojos y de salud mientras era normal la condición de su colon. De esto
hace cinco años, por lo que resulta seguro el suponer que su estado de mejoría es permanente.
La condición tóxica debida a la ineficaz eliminación envenena los ojos y seriamente afecta su funcionamiento.
Para verse libre de venenos, tiene que haber diariamente una evacuación completa.
La importancia de la mente y del sistema nervioso en el funcionamiento de los ojos jamás puede ponderarse en
demasía. Cuando se halla uno en medio de un torbellino mental, el cansancio de los ojos siempre se manifiesta,
no sólo por la inevitable tensión muscular sino porque el cerebro afligido no es capaz de hacer la interpretación
normal de los impulsos que le llegan por medio del nervio óptico. El miedo en grande, la preocupación o la pena
pueden deprimir tanto al sistema nervioso central, así como a la mente, que no es posible usar los ojos con toda
naturalidad, a menos que a uno le hayan enseñado cómo ven los ojos y lo que puede uno hacer en casos aflic-
tivos para protegerlos.
Uno de los ejemplos más comunes del efecto de la pena, queda demostrado por los niños. Muchas veces
puede el niño leer cuentos o usar sus ojos en casa durante horas enteras sin sentir dolor de cabeza porque en
ello encuentra felicidad, se siente seguro, su mente está libre de todo cuidado o temor. Pero déjelo que use sus
ojos en la escuela lo que le pone nervioso o en trabajos de casa que requieren algo que él teme no poder hacer
y entonces siente dolor de cabeza. Este niño lo que necesita es que se le preste atención y se le ayude con su
trabajo escolar, y no un par de anteojos. Enséñesele a comprender su trabajo y a gozar en el vencimiento de las
dificultades; pero no se le impongan anteojos. Sus dificultades no son con los ojos, sino con el miedo.
Jamás se impongan anteojos y se obligue a los ojos a la deformidad tan sólo porque se está atravesando por
experiencia angustiosa e intensa. Que sus ojos no lleven la peor parte; porque “peor parte" es la que llevan
cuando se pasa toda la noche con los ojos abiertos y durante esas horas largas de vigilia es cuando se tienen
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esos magníficos músculos oculares, tan sensibles, en completa tensión, tirando de los ojos hasta ponerlos fuera
de la normalidad.
El mero cerramiento de los ojos para dormir no es suficiente para la persona que vive angustiada. Dándose
cuenta, a toda conciencia, suelte los músculos de la cara y de los ojos, deje la lengua suelta, primero que nada.
Repita el procedimiento hasta que sienta que los músculos están libres, suaves. Vuelva la cabeza lentamente,
de un lado para otro. Vea sólo negrura suave, sueltamente.
Antes de irse a la cama, y en la noche que no pueda dormir, haga el ejercicio giro largo que describimos más
adelante hasta que esté bostezando y con todo el cuerpo suelto. Hágalo tantas veces al día como pueda y en
cada vez prolónguelo por todo el tiempo que cómodamente pueda.
Cuando haya remediado la condición general de su salud y cuando sepa que no está usted bajo desusada
tirantez emotiva, entonces es tiempo para tomar en cuenta los ojos en sí mismos. Pero recuerde que muchas
gentes que están en buenas condiciones para ocuparse en sus actividades habituales que no sienten dolores o
no tienen temperatura anormal, están sin embargo en condiciones que se alejan mucho de la normalidad y que
su habilidad de vivir una buena vida está bien lejos de lo que debiera ser.
Alguien les dice que su habitual tirantez probablemente se deba a cansancio de los ojos y les sugiere ver al
especialista para que les adapten anteojos. Esto es empujar a las gentes a meterse en un arenal sin fondo. Lo
que la persona necesita es que se le pregunte ¿Qué es lo que come? ¿Cómo va la eliminación?¿Cuánto tiempo
es lo que duerme? ¿Cuál es su preocupación actual? ¿Le gusta su trabajo? ¿Su vida emotiva es correcta?
¿Qué tanto se divierte?
Cuando estas preguntas han sido contestadas honradamente, ya se tiene un inteligente punto de partida hacia
la solución de sus problemas. No son anteojos sino mejores condiciones de vida lo que sus ojos necesitan.
Es imposible estimar en demasía la importancia del sueño y del descanso de los ojos.
Ahora, ya que usted mismo se ha diagnosticado en cuanto a dieta, eliminación, estado mental y emotivo, ¿qué
le aflige?
Quizá se trate de simple cansancio ocular, cosa de la que puede librarse fácilmente. O quizá es algo más. En
los siguientes capítulos todos los padecimientos ordinarios de sus ojos son tratados en detalle, desde el
sencillo cansancio ocular hasta el glaucoma.
Si no vive usted cerca de algún practicante de este método de curación ocular, estos capítulos le servirán de
guía. Los conocimientos aquí consignados, así como los ejercicios, beneficiarán los ojos, cualquiera que sea la
condición, puesto que este método es un regreso al uso normal de los ojos.
Tenga presente que sus ojos, como cualquiera otra parte de su cuerpo, puede restablecerse. Usted tiene que
hacer con los ojos lo que con cualquier otro músculo que no está equilibrado —dejarlo descansar y gentilmente,
pero con firmeza, ejercitarlo para que vuelva a la normalidad.
Las reglas para la vista normal son sencillamente las mismas leyes naturales que los ojos sanos deben seguir.
Los ejercicios están basados sobre estas reglas para que los ojos vuelvan a recorrer las viejas sendas de las
leyes naturales.
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VI. COMO SE DEBE LEER

Malos hábitos de lectura

Lo mismo que con cualquier actividad del cuerpo, hay una forma de funcionamiento que es normal, y todas las
demás son anormales. Esto también es cierto acerca del funcionamiento de la lectura.
A las luces de los actuales conocimientos sobre anatomía y fisiología del ojo, muchas cosas que antiguamente
considerábamos como dañinas a los ojos, ahora sabemos que son benéficas en realidad. La impresión fina se
consideraba como mala para la vista. Hoy tenemos mejores impresos, de tipo más grande y de tinta más negra
sobre papel más blanco y disponemos de mejor iluminación para leer. Sin embargo, el número de gentes que
experimentan malestar durante la lectura o que tienen un límite para leer porque sus ojos se sienten fatigados,
aumenta cada día a gran prisa.
La explicación es que mientras hemos estado "corrigiendo" en sentido equivocado, hemos dejado pasar por alto
la verdadera causa del malestar. No son mejores cosas para ser vistas lo que necesitamos, sino una mejor
forma de ver.
Las mayorías se han formado malos hábitos de lectura, tales como:
Leer con el libro sostenido o muy lejos o muy cerca.
Leer con el cuerpo en posición forzada e incómoda. Por ejemplo, con la cabeza colgando hacia adelante o con
los hombres y brazos muy rígidos.
Leer con luz insuficiente o con demasiada iluminación.
Leer con destellos de luz brillante que se refleja sobre objetos sobre los cuales no se está enfocando sino que
están dentro del campo visual.
Leer cuando se está enfermo o muy cansado.
Leer cuando debiera uno estar durmiendo.
Leer cuando se tienen los nervios en tensión por prisa, miedo o pena.
Esforzarse en leer algo empañado o mal impreso.
Entrecerrar los ojos a fin de ver mejor.
Leer papeles de color impresos con tinta en contraste poco armonioso.
Leer en papel muy brillante. Tales papeles causan fatiga si no están iluminados con propiedad. La luz directa
sobre los mismos causa deslumbramiento y el consiguiente cansancio ocular.
Leer cuando no es posible mantener lo impreso razonablemente fijo, como en tranvía o en automóvil.

Consejos prácticos

Para que desde luego empiece usted a usar sus ojos en forma más normal y así disfrute y entienda más
claramente lo que sigue, lea este libro como se indica:

1. Siéntese en posición erguida y con el cuerpo suelto. La postura debe ser tan fácil que no haya órgano o tejido
que reciba inmoderada presión o tirantez.
2. La cabeza debe estar también casi completamente erguida. Podrá estar ligeramente inclinada pero no se le
permitirá que cuelgue. Cuando la cabeza cuelga hacia adelante, todos los tejidos del cuello y de los hombros
están recibiendo tirantez anormal, la circulación de la cabeza es desigual y el cansancio producido en los ojos
se debe a la interferencia con los centros nerviosos que controlan las funciones de los ojos.
3. El libro debe mantenerse de 35 a 40 centímetros de los ojos y tan cerca del cuerpo que los brazos
descansen contra el mismo; los párpados deben cubrir la mayor parte del globo del ojo, impidiendo la entrada
de toda luz que no se necesité y otras impresiones visuales que pudieran distraer la atención: los músculos de
los párpados deberán estar sueltos y descansados. Cuando queden ligeramente separados, el parpadeo, que
debe ocurrir una o dos veces en cada renglón, se hace en menor tiempo, debido a la distancia relativamente
corta que tiene que recorrer. Esto no interrumpe en ninguna forma la corriente de impulsos sobre el nervio
óptico con dirección al cerebro.
4. La luz debe ser adecuada y no demasiado fuerte. La iluminación general del cuarto debe ser buena y
ligeramente más fuerte sobre el libro. La luz se colocará a un lado y a espaldas del lector de manera que el
reflejo de las páginas no hiera los ojos. La luz refleja, las bombillas de cristal no esmerilado, o los objetos
brillantes no deberán estar dentro del campo visual, porque la fatiga de la retina se produce por toda luz brillante
que la hiera fuera del punto en que esté enfocada.
5. Lea de modo que cada palabra se tome seguidamente, una tras otra, como cuando uno escribe. No se
adelante. Si toda la frase o una línea entera se abarcan de una mirada, los ojos se cansan. La mejor manera es
retener en la mente lo que se ha leído e ir agregando cada palabra nueva. Cuando se hace esto, el ojo se
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mueve fácil y continuamente y se evita la fijeza y el cansancio.


Quien lee un libro de tamaño común en una hora o dos, está abusando de sus ojos y tarde o temprano habrá de
tener molestias con ellos. Debe uno leer cada palabra o, si no está interesado en el párrafo o en cierta parte del
capítulo, lo habrá de omitir por completo. El "devorar" la página siempre cansa porque se usan los ojos cuando
están parcialmente enfocados. Si esta práctica es continua, se pierde la habilidad de enfocar bien y la vista es
opaca o confusa.
6. Todas las funciones, sean del cuerpo o de la mente, se realizan por medio de energía nerviosa. Cuando
se las ejecuta fácil y normalmente, la cantidad de energía consumida es pequeña. Cuando el sistema nervioso
está exhausto, bien por enfermedad o por falta de sueño, es mejor dejar de leer o abstenerse de hacerlo lo más
que se pueda. Aunque la lectura es un solaz comparada con la mayoría de otras actividades, no por ello es
sustituto del sueño y del reposo absoluto.
Recapitulando: para leer con la mayor ventaja, siga las siguientes indicaciones:
1. Siéntese en forma apropiada.
2. Mantenga la cabeza equilibrada sobre el cuerpo, sin colgar.
3. Sostenga el libro en alto, en dirección de los ojos, no colocado perezosamente sobre las piernas. De 35 a
40 centímetros es la distancia más apropiada para poder leer perfectamente.
4. Arregle la luz. Tenga bastante luz sin brillo o puntos brillantes que puedan cansar sus ojos.
5. Lea fácil y deliberadamente, palabra tras palabra. No salte ni devore lo impreso. En esta forma, educa sus
ojos para obrar normalmente cuando leen y así evita el adquirir malos hábitos.
6. Lea sólo cuando se sienta capacitado para hacerlo. Cuando esté enfermo o tenga los ojos cansados, como
a enfermo o cansado preste su consideración.
7. Parpadee una o dos veces por renglón para evitar la fijeza visual.
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VII. LOS OJOS Y LA LUZ

Una palabra acerca de los ojos y la luz antes de que entremos a ocuparnos en las molestias específicas de los
ojos. Cuando se dispone de la cantidad apropiada de luz, el ojo normal puede ver sin forzamiento. En la
ausencia de luz, el ojo nada puede ver y debe quedar en perfecto descanso.
Cuando la luz es baja, la pupila aumenta en tamaño para permitir que entre más luz al ojo, igual que el
obturador de la cámara fotográfica; cuando la luz es muy brillante la pupila disminuye su tamaño para impedir la
entrada al exceso de luz. Así vemos que el ojo es capaz de adaptarse ampliamente a los variables grados de
luz.
La actividad del iris al cambiar y mantener el tamaño de la pupila y el estímulo de los elementos visuales sobre
la retina depende de la luz para su funcionamiento, por lo que resulta importante que las condiciones de
iluminación sean favorables.
La luz del sol es muy beneficiosa a los ojos. A la vez los hace descansar y los estimula. La gente que siempre
vive encerrada y no expone sus ojos a los rayos del sol, notará que sus ojos se van debilitando gradualmente.
Los animales que viven en la oscuridad o en la penumbra son casi ciegos o, al menos, tienen una vista muy
pobre en comparación con aquellos que viven a la luz del sol. Es un hecho bien sabido que las muías que se
utilizan en las minas profundas de Gales se vuelven ciegas al vivir bajo tierra y con luz artificial únicamente;
mientras que los pájaros, que despiertan con el sol y van a dormir cuando el sol se ha puesto, gozan de una
vista notablemente buena.
Más es necesario saber cómo emplear la luz del sol para sacarle el mayor provecho. El exceso de sol sobre los
ojos puede producir daños mayores.
Quizá los ojos le duelan cuando sale usted directamente al encuentro de fuertes rayos de sol, al cambiar, por
ejemplo, de la luz opaca de un teatro a la luz brillante de la calle en tarde bien soleada. Esto no quiere decir que
tenga usted débiles los ojos. Siente usted dolor o sensación de cansancio porque la pupila necesita cerrarse
para proteger el ojo de la brillantez repentina y ello requiere considerable tiempo. Con frecuencia, dos o tres
minutos son los que se necesitan para cambiar de la luz brillante a la luz menos intensa, o al contrario. La
brusca contracción del músculo que mueve el iris es dolorosa. Pero si, al salir a la luz brillante, dirige usted la
vista hacia abajo durante los primeros dos o tres minutos, mientras cambia el tamaño de la pupila, los párpados
y las pestañas protegerán el ojo de la luz excesiva hasta que el acondicionamiento sea completo y pueda pasar
de la relativa oscuridad a la luz brillante sin la menor molestia.
Por otra parte, el agrandamiento del iris por la soltura del músculo, no es nada doloroso. No importa Cuan
repentinamente se cambie la oscuridad, porque en ello no habrá dolor. Por ejemplo, cuando entra usted a un
teatro oscurecido, no puede ver porque el tamaño de la pupila es demasiado pequeño para luz tan escasa y hay
que dar tiempo a la pupila para que se agrande lo suficiente para permitir que cantidad mayor de esta
semioscuridad penetre al ojo. Pero no se presenta el dolor. Y, cuando el cambio se ha efectuado, puede usted
ver claramente.
Los ojos pueden fortalecerse para la tolerancia luminosa por medio de una juiciosa exposición a la luz. Una de
las maneras más eficaces y sencillas de fortalecer los ojos consiste en exponerlos a los rayos del sol en la
siguiente forma:
Cierre ligeramente los ojos mientras se tiene la cara vuelta directamente al sol. Conservando los ojos cerrados;
lentamente haga girar la cabeza de lado a lado. Continúe el ejercicio por cuatro o cinco minutos. Luego, cuando
los ojos están gratamente descansados por el calor del sol y por el movimiento de la cabeza, se les puede abrir,
pero sólo momentáneamente, mientras se vuelve la cabeza a un lado. Los ojos no deben mirar directamente el
sol pero pueden mirar sus cercanías. No haga esfuerzo por ver, y abra los ojos sólo en parpadeo. Mientras se
continúa este ejercicio y los ojos se acostumbran al aumento de luz, la mirada se va dirigiendo cada vez más
cerca del disco solar.
Al hacer esto con regularidad en días consecutivos, al mismo tiempo que se va prolongando gradualmente el
tiempo de exposición, cualquier par de ojos puede fortalecerse y mejorar su vista.
El ojo está admirablemente equipado para protegerse y funcionar en condiciones muy variables de luz. Cuando
se usa el mecanismo de protección natural, tal como se ha indicado, la luz acabará por producir placer y no
dolor a los ojos.
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VIII. LA JAQUECA Y LOS OJOS

La jaqueca se considera con frecuencia como síntoma de ojos enfermos

Más de veinte son las condiciones bien conocidas del cuerpo que pueden causar jaqueca. El diagnosticar con
precisión la causa de determinada jaqueca con frecuencia pone en aprietos al más hábil diagnosticador.
A pesar de ello, los maestros de escuela primaria, las enfermeras, los oculistas y los amigos en general, se
sienten en lo justo al aconsejar a las gentes que tienen dolor de cabeza el que usen anteojos. El hecho de que
miles de personas que ya usan anteojos todavía cargan en el bolsillo una cajita de aspirinas para las frecuentes
jaquecas que les acometen, aún no ha producido la suficiente impresión para evitar el uso pernicioso de recetar
anteojos para el dolor de cabeza.
Los niños son los que más sufren por este ignorante y acomedido punto de vista, puesto que los anteojos
necesariamente habrán de interferir con el desarrollo normal de las criaturas a quienes se empuja
deliberadamente hacia la anormalidad. En verdad, como ya lo tengo dicho, el imponer anteojos a los niños es
dañar seriamente sus ojos.
Cuando vuelva a tener jaqueca, es indicio de que necesita los servicios de un médico de reputación buena.
Desgraciadamente, muchos médicos consideran el dolor de cabeza como un síntoma desconcertante y por
ellos se inclinan por "probar anteojos" en vez de emprender la difícil tarea de localizar la verdadera causa del
malestar. Por eso busque un médico digno de confianza y estudioso antes de dar pasos hacia el consultorio del
oculista.
Es indudable que los ojos, a veces, causan jaquecas, pero no con tanta frecuencia como se supone. En
realidad, los ojos en muy raras ocasiones son los causantes del dolor de cabeza. En los pocos casos que se
presentan, cuando en verdad son ellos la causa del malestar, el alivio infalible se realiza cuando al paciente se
le dan instrucciones acerca de los principios de la vista normal. Si la jaqueca no se cura por este tratamiento,
puede uno estar absolutamente seguro de que no son los ojos, sino alguna otra parte de la cabeza o del
cuerpo, la causante del dolor de cabeza.

Historias de casos

Hace unos cuantos meses vino a verme una joven con la triste historia de jaquecas severas durante los dos
últimos años. En este lapso se había sometido a varios exámenes de la vista y ahora usaba anteojos pero con
muy ligero alivio para su jaqueca. Al examinar sus ojos cuidadosamente nada pude ver en ellos que causara la
jaqueca.
La situación era delicada, puesto que a la enferma la envió otro médico que esperaba que yo me concretase
únicamente a los ojos. Sin embargo, le hice un interrogatorio acerca de su salud en general, de su dieta,
eliminación, cantidad de sueño, tipo y extensión de sus actividades, porque comprendí que esta señora
necesitaba usar anteojos y que la causa de sus males no radicaba en los ojos. Logré descubrir la causa. Un
cambio sencillo pero completo en su régimen alimenticio la curó de las jaquecas y también le permitió quitarse
los anteojos y prescindir de ellos.
Desgraciadamente, en muchos casos, los anteojos alivian la jaqueca lo suficiente para hacer creer al paciente
que son los ojos la causa de sus males. De cómo puede uno llegar a equivocar la dirección, se ilustra por medio
del siguiente caso:
Un joven negociante que usaba anteojos y que padecía frecuentes jaquecas vino a verme para que le
examinara la vista. Por años había venido padeciendo y casi agotó todos los medios para encontrar alivio. Creía
que los anteojos le beneficiaban, puesto que las jaquecas se le presentaban más intensas y más frecuentes
cuando no los llevaba puestos. A la vez comprendía que algo más radical se podía encontrar puesto que sus
negocios se resentían ante su condición de enfermo.
Al examinarle la vista sólo encontré una cantidad moderada de cansancio y un grado pequeño de vista cercana.
Cumplió con su tratamiento de tres semanas, de acuerdo con los principios de este libro, y se quitó los anteojos,
viendo ahora clara y normalmente. Pero aún se le presentaban las jaquecas, un poco menos molestas y
frecuentes como cuando usaba los anteojos, antes del tratamiento.
En vista de que sus ojos funcionaban ahora normalmente y que yo estaba satisfecho de que sus dolores de
cabeza nada tenían que ver con los ojos, le sugerí que se hiciese examinar por rayos X los dientes y los senos
frontales. Ninguna molestia sentía en estas partes y sin embargo los rayos X revelaron que tenía dientes
impactados. Una vez extraídos éstos, todos los síntomas desaparecieron y el paciente se vio libre por fin, de
anteojos y de dolores de cabeza.
Para ilustrar un poco más la necesidad de un diagnóstico cuidadoso de las jaquecas, el siguiente caso puede
servir para realzar un punto adicional de suma importancia:
Un joven vino a verme para que le examinara la vista, con los siguientes síntomas: jaqueca, dolor en los ojos,
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molestias en el estómago en la forma de gases excesivos. Ya lo habían examinado dos buenos oculistas y
actualmente estaba bajo el cuidado de un especialista en padecimientos estomacales.
Le hice desprenderse de sus anteojos, los que usara por dos años, y le di un tratamiento para los ojos. Unas
cuantas semanas más tarde su vista volvió a la normalidad y sus ojos, al ser examinados, no mostraron rastro
de su astigmatismo anterior. Mas los dolores en cabeza y ojos, aunque menos intensos, todavía le aquejaban.
Quien quiera que se ocupe en la curación ocular tiene que estar positivamente seguro en su diagnóstico si el
mal está o no en los ojos. Aún estando allí los dolores, comprendí que la causa no radicaba allí. Una vez fue
cuestión de dieta. La alimentación se cambió radicalmente y todos los síntomas restantes desaparecieron.
Estos casos me llevaron al convencimiento de que la jaqueca es una condición difícil de diagnosticar. El
suponer que los ojos son la causa del mal es un gran error, demasiado común entre los especialistas en sus
respectivas líneas.
Lo que desconcierta es que los ojos se ponen débiles, sensibles y aún dañados cuando se les usa y por eso es
que se les culpa del mal, mientras que es la causa, los que se tratan y el solo aliviar los síntomas ojos se
resientan.
Cuando el oculista receta anteojos para estos casos no está haciendo otra cosa por remediar el dolor de cabeza
que lo que hace uno cuando se toma una tableta de aspirina. En estos casos son los síntomas y no la causa,
los que se tratan y el solo aliviar los síntomas hace más difícil localizar la verdadera causa de la dificultad.
Si este hecho fuera más generalmente conocido y reconocido serviría para poner fin al hábito pernicioso de
imponer anteojos a los chicos y adultos tan sólo porque padecen jaquecas.
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IX. REGLAS GENERALES DE TRATAMIENTO

1. Lo primero, si es posible, consulte a un médico oculista que simpatice con este método.
2. Si usted es quien va a curarse, prescinda de los anteojos tan pronto y por completo como le sea posible. Si
se trata de cristales de baja graduación, se pueden abandonar por completo en cuanto se principien los
ejercicios. Tratándose de vidrios de graduación elevada, se deberán dejar tan pronto como se pueda y deben ir
rebajando a medida que la condición de los ojos mejore. El hacer ejercicios durante un mes, usualmente
permite la reducción en la fuerza de los cristales de un veinticinco a un cincuenta por ciento.
3. El cansancio, la vista de lejos, la presbicia y las cataratas son diferentes etapas de la misma cosa. Por lo
tanto los ejercicios dados para uno son igualmente buenos para los otros, pero se les incluye bajo diferentes
encabezados porque, por regla general, las primeras etapas no necesitan los ejercicios más complicados. Sin
embargo, el ejercicio para Cansancio Sencillo no presta alivio, adelante a Vista de Lejos o Vista de Media Edad.
En cada condición hay uno o más ejercicios que son especialmente benéficos y aunque todos los ejercicios
tienden a producir el funcionamiento normal de los ojos, está usted en libertad para probar cualquier ejercicio
para cualquier condición. Por razón natural uno puede recibir mayor beneficio de un tipo de ejercicio que de
otro. Pruébelos y practíquelos lo más a menudo que le parezca, cuando sienta que le hacen mayor provecho.
4. Mientras más a menudo se hagan los ejercicios, más pronto estarán los ojos normalmente. Mientras más
fe ponga al hacerlos, esto es, mientras más los practique en las actividades ordinarias del ojo, más pronto
recobrará la vista normal.
5. Continúe los ejercicios hasta que el sistema nervioso automático haya establecido sendas que las
actividades del ojo puedan seguir inconscientemente.
6. Si los ejercicios se hacen correctamente y por tiempo bastante, los ojos quedarán curados en forma
permanente. Si quedan curados parcialmente, la curación no puede ser permanente puesto que la función
ocular no ha sido encausada por la normalidad del automatismo. En este caso es necesario continuar los
ejercicios a fin de asegurar la mejoría. Sólo al llegar al punto de la curación completa es cuando puede usted
prescindir de los ejercicios.
7. Cuando la vista es desigual, los ojos deben hacer los ejercicios separadamente para volver a la norma-
lidad al ojo débil. Para conseguirlo, un tapaojos debe ser colocado sobre el ojo fuerte y practicarse los ejercicios
con el ojo débil solamente. Lo mejor es un tapaojos con superficie cóncava para que el párpado del ojo tapado
tenga espacio para moverse, puesto que ambos ojos tienen que permanecer abiertos y moverse y pestañear. El
mismo efecto se produce al hacer una Conchita con la palma de la mano y colocarla enfrente del ojo, pero
asegurándose de que la palma de la mano no toca el ojo.
8. Parpadee, parpadee, y vuelva a parpadear. Ligera y continuamente. El parpadear no interrumpe la vista.
9. Recuerde que la única parte del ojo que ve claramente no es más grande que la cabeza de un alfiler y está
hecha de tal manera que verá claramente mientras la vida dure si usted no trata de ver un gran espacio al
mismo tiempo, sino que descansadamente fija su atención sobre un espacio bien corto.
10. Haga que sus cambios de punto visual se conviertan en hábito mental. Grabe en el subconsciente la
idea de que sus ojos no deben mirar fijamente sino que se les debe dejar moverse con soltura y libertad.
11. Fíjese cómo sostiene usted el libro, cuan clara es la luz de que usted dispone y en dónde está colocada, así
como cuan buena es la impresión del libro. Vigile todo hasta que usted automáticamente pida las condiciones
debidas.
12. A conciencia afloje toda tensión de los ojos antes de dormir. Sienta que sus ojos están sueltos y suaves.
De otro modo podría quedarse con la vista fija, tras de los párpados cerrados, toda la noche. Haga el giro largo
antes de irse a la cama.
13. Todo aquel que empiece estos ejercicios debe leer las instrucciones varias veces, cuando menos una vez
por semana, porque si las indicaciones no se siguen exactamente, los resultados no serán satisfactorios. Si los
principios generales de este método son retenidos con claridad en la mente por medio de la lectura constante
de los capítulos indicados, el progreso será más rápido y quedará mejor fincado.
14. De por sí, los ejercicios con los ojos son sencillos, constructivos y reeducativos por lo que beneficiarán a
quien quiera que los emprenda, tal como la respiración profunda o la postura correcta beneficiarán a todo aquel
que las practique. En nada se apartan de lo natural y en cambio libran al ojo de los equivocados modos
artificiales para volverlo al funcionamiento natural. Aunque los ejercicios se recomiendan para corregir los
diversos errores de refracción para los cuales se adaptan los anteojos, las gentes con ojos perfectamente
normales, al hacer estos ejercicios experimentarán una creciente sensación de bienestar dentro y en torno de
los ojos, así como mayor penetración en su vista.
15. Siempre que sea posible, lo mejor es consultar con un oculista familiarizado con este método para que él
vigile el tratamiento. Esto se recomienda especialmente para los casos ya avanzados y de alguna complicación.
En los casos sencillos, en niños, en la mayoría de las condiciones que empiezan, se debe tener cuidado en
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seguir escrupulosamente los ejercicios tal como son diseñados para obtener así resultados excelentes.
16. > El giro largo es un ejercicio esencial para todo tratamiento porque tiene mucho que ver con la soltura
nerviosa y muscular del cuello, de los hombros y de la espalda inferior; y es por medio de estos movimientos de
largo giro como se refuerza el cambio en punto de vista.
Este ejercicio no sólo ha contribuido en verdad a la curación y así ha violentado el regreso a la vista normal,
sino que al disminuir la tensión general, ha coadyuvado en mucho a la curación del hábito pavoroso del
insomnio. Jamás desplace su cuerpo con violencia o se mueva rígidamente, pase tersamente de un movimiento
al otro, sin hacer impulso o resistencia en lo absoluto, como se movería sueltamente una muñeca de trapo.
Muchas personas tienen que practicar este ejercicio durante varias semanas a fin de adquirir la soltura muscular
y nerviosa necesaria para obtener el mayor beneficio. Debe de practicarse siempre que se sientan los ojos
incómodos y en tensión nerviosa y se deben hacer durante cinco (o más) minutos en cada vez; pero resultan
especialmente benéficos ya cuando se va uno a la cama.
Si ahora no está obteniendo resultados, es porque no lo está practicando en forma apropiada y debe acudir a
alguien que esté familiarizado con este trabajo para que le enseñe la manera de proceder.

El giro largo

De pie y con los pies separados como a una distancia de quince centímetros. Vuelva el cuerpo hacia la
derecha, al mismo tiempo que levanta el talón del pie izquierdo. La cabeza, los ojos y los brazos deben quedar
en descanso para seguir fácilmente el movimiento del cuerpo. Ahora vuelva al suelo una vez más el pie
izquierdo, gire el cuerpo hacia la izquierda, levantando el talón del pie derecho. Al alternar esta acción de los
pies, el cuerpo y la cabeza describirán un arco de 180 grados. El movimiento de rotación debe practicarse lisa y
fácilmente. No preste atención al movimiento aparente de los objetos que haya en el cuarto. La velocidad más
benéfica es de 16 rotaciones completas por minuto. (Vea la ilustración que indica la posición de los pies, cabeza
y las manos durante este ejercicio). (Fig. 2).

17 . El leer la carta probadora de Snellen también suministra un ejercicio constructivo para cada ojo.

Carta probadora de Snellen

Coloque la carta probadora de Snellen, que acompaña a este libro en hoja suelta, de tres a seis metros de
usted y sin anteojos lea cada letra con facilidad y ligereza. Parpadee después de cada letra. Lea los cuatro
renglones más pequeños que pueda ver. Haga esto cuando menos por cinco minutos.
Lea la carta independientemente con cada ojo, cubriendo el otro pero sin tocarlo, también leyendo los últimos
cuatro renglones que pueda ver
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Fig. 3

Balanceo
Mientras está parado leyendo la carta, desplace el cuerpo lateralmente con lentitud y soltura. (Vea la Fig. 3).
Siga parpadeando después de cada letra y practique el ejercicio durante cinco minutos.
Cúbrase el ojo con un tapaojos y repita la lectura con desplazamiento, usando cada vez un ojo, durante cinco
minutos. El tapa-ojos debe ser cóncavo para que no toque el ojo ya que ambos deben conservarse abiertos y
dispuestos a parpadear juntos.
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X .- CANSANCIO OCULAR SENCILLO

Cuando se produce el cansancio por mal uso de los ojos ellos reaccionan en muchas formas, tal como el
cuerpo, de conjunto, tiene muchas formas de reaccionar contra el cansancio.
Puede producir cualesquiera de los errores focales tales como el astigmatismo, la vista de cerca y la vista de
lejos. O, como en el caso del sencillo cansancio ocular, puede no haber error ninguno de refracción, pero haber
dolores y molestias dentro y en torno de los ojos, en la parte posterior de la cabeza, el cuello y en los hombros.
Los ojos, sin embargo, siguen produciendo una imagen clara mientras se puede tolerar el dolor.
Hay, gentes que cansan sus ojos en una sola cosa. Por ejemplo, una señora sufre de dolor de cabeza o en los
ojos cuando cose y no sufre al emplearlos en uso cercano, como el leer. O alguien siente molestias mientras
juega a las cartas y no cuando cose. Otras más, no pueden hacer uso de sus ojos en nada sin sufrir dolores.
Si la molestia es por el usar los ojos en una cosa, es cuestión sencilla el darse cuenta de cómo se abusa de los
ojos mientras se realiza tal cosa para corregirse luego. Cuando las molestias en los ojos comienzan, es por
algún uso determinado, tales como leer, mirar películas o manejar automóvil. Más tarde este error se transfiere
a todos los usos similares de los ojos.
El método antiguo de curar los ojos enseña que ellos están en descanso cuando se mira algo distante. Esto lo
refuta la experiencia de mucha gente cuando, por ejemplo, se miran películas. Aquí, en el cine, los ojos
deberían estar en descanso puesto que se les usa a distancia considerable más allá del punto de enfoca-miento
activo, que es de seis metros. Sin embargo, gran número de personas sufren jaquecas y dolores en los ojos
mientras miran a la pantalla.
A la luz de este nuevo método, esto es bastante comprensible, puesto que las condiciones fomentan la fijeza
visual porque el espectador y la pantalla están fijos. El interés y la tensión emotiva tienden también a producir la
fijeza visual.
Si uno de los bastante afortunado por tener vista normal, los ojos continuarán automáticamente cambiando de
punto de vista y parpadeando sin sentir molestia alguna.
Si se experimenta cualquier molestia, está claro que los ojos se están usando impropiamente.
Afloje el agarrotamiento de los ojos y déjelos que cambien de punto visual al moverse de una a otra parte de la
pantalla. Parpadee diez veces por minuto y, cuando sea conveniente, eche un vistazo alejándose de la pantalla.
Esto no lo distraerá del placer de contemplar la película.
Cuando se usan los ojos de esta manera, se pueden ver dos películas en el mismo día y notarse menos fatiga
que cuando se ve una sola película y los ojos funcionan de acuerdo con los hábitos inconscientes.
Estos ojos en apariencia normales que experimentan molestias, son verdaderos acertijos para el especialista de
la vieja escuela, puesto que halla los ojos normales en cada prueba y sin embargo hay una ostensible
contradicción a la normalidad en el hecho de que el paciente no puede hacer uso de sus ojos sin sentir
molestias.
Los doctores más experimentados rehúsan el recetar anteojos para estos casos, pero muchos especialistas
comprenden que tienen que hacer algo por el enfermo y así le dan anteojos "de descanso". Desgraciadamente
con ellos consiguen alivio algunas veces; pero por corto tiempo pues siempre se presenta una disminución para
enfocar y en último término la inhabilidad de ver sin anteojos.
Estas condiciones de cansancio ocular no ofrecen base para la imposición de anteojos puesto que no se
manifiesta ningún error de refracción, sin embargo, la fe en los anteojos ha cundido hasta el grado de que se les
recomienda para el menor síntoma de malestar en los ojos.
Si se imponen los anteojos cuando no hay error de refracción, producen en el ojo el mismo error para que
fueran recetados. Este es resultado inevitable puesto que el ojo es un mecanismo flexible que se adapta o
ajusta a las condiciones más extremas que le son impuestas.
Cuando los anteojos no proporcionan alguna comodidad, las gentes que sufren de simple cansancio en la vista
van de un especialista a otro tan sólo para obtener resultados desconsoladores. Pero cuando la causa
específica del cansancio desaparece, los resultados son inmediatos y animadores.
Las causas más comunes de cansancio ocular son el parpadeo insuficiente y la falta de cambio en el punto de
vista. Al corregirse estas deficiencias, se consigue alivio completo.
El coser con frecuencia causa molestias a los ojos. Si se hace que los ojos parpadeen y cambien de punto
visual, el alivio es inmediato. Sólo hay que fijar la vista en la entrada y en la salida de la aguja —sin adelantarse
— y después cambiar de punto visual mirando entre las puntadas, mientras el parpadeo se hace usual, ligera y
frecuentemente. Si esto se practica hasta que se convierta en algo automático, el alivio será permanente.
El mirar objetos en movimiento o al viajar en el tranvía o en el automóvil "para pasar" lo que se deja atrás, son
causas de síntomas desastrosos en la vista. Esto hace daño porque los ojos miran fijamente por largo tiempo,
en vez de moverse libremente. AI estar en estas condiciones, parpadee con frecuencia y constantemente
cambie de punto visual, sin olvidar que los ojos normales se mueven libremente y ven sin el menor esfuerzo.
Resulta innecesario el seguir recitando ejemplos de males de la vista causados por el forzamiento, puesto que
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 26

son infinitos en número, carácter y grado. Baste con decir que el mal uso de los ojos es la causa de sus males y
que el uso apropiado es la curación.

Tratamiento para el cansancio ocular sencillo

1.Parpadear con frecuencia.


1.Cambiar con frecuencia de punto de vista. En el capítulo IV se explica lo relacionado con el parpadeo y el
cambio de punto visual.
2. Colocar la carta probadora de Snellen de tres a seis metros ante usted y sin anteojos lea la carta durante
diez minutos en cada vez, de la manera siguiente:
Lea lentamente una letra en cada vez. Parpadee después de cada letra. Lea el renglón más bajo que le sea
posible ver, sin ejercer más esfuerzo que el que hizo para ver las letras más grandes. Esté seguro de parpadear
después de dar lectura a cada letra.
Lea la carta con ambos ojos abiertos, luego repita el proceso con un ojo abierto. No toque el ojo cubierto,
sencillamente interrumpa la vista con un tapaojos cóncavo o con su mano hecha concha. Si un ojo es más débil
que el otro, haga más ejercicios con el ojo débil que con el fuerte.
4.Lea sin anteojos, sosteniendo el libro como a 35 centímetros de los ojos. Parpadee una o dos veces por
cada renglón. Gaste cinco minutos diarios en parpadear dos veces por renglón mientras lee.
5.Haga el giro largo cuando menos una vez al día durante cinco minutos.
Unas cuantas semanas de práctica, de quince minutos al día por lo general es suficiente para obtener alivio
permanente en los casos de simple cansancio ocular.

Historias de casos

1. Srita. B. Edad 26 años

Historia. Fuerte dolor de cabeza en los últimos siete años cuando usaba los ojos para leer o para hacer algún
trabajo cerca de los ojos. Se le recetaron anteojos y esto le dio algún alivio, pero los dolores de cabeza
continuaron. Hace dos años que la paciente oyó hablar de los "ejercicios oculares". Se quitó los anteojos e hizo
los ejercicios. Pudo prescindir de los anteojos que usara durante cinco años pero no consiguió el completo alivio
de sus jaquecas.
El examen reveló la capacidad visual de 20/30 habilidad de leer el tipo diamante a 30 centímetros de los ojos.
Ninguna enfermedad en la retina o en el nervio óptico. Normalidad en el equilibrio muscular.
Diagnóstico. Cansancio ocular sencillo.
Tratamiento. La paciente fue aleccionada acerca del parpadeo, de la concentración y del cambio de punto
visual. La dieta se cambió para excluir la leche, el queso, el pan y el azúcar y se aumentó la cantidad de
vegetales y frutas. La paciente volvió a consulta una semana después. Ningunos síntomas se presentaron al
mes siguiente. Se le dio de alta después de dos tratamientos.

2.- Artista. Edad 26 años

Historia. El paciente se quejaba de tener sensación de cansancio dentro y por encima de los ojos cuando los
usaba por cualquier espacio de tiempo. La vista se le empañaba después de usar los ojos durante dos horas.
Probó anteojos y le pareció que le ayudaban, pero no le dieron completo alivio y siempre los consideró una gran
molestia. El examen mostró que la vista era normal a distancia podía leer el tipo diamante (véase figura 4), a
50 centímetros. Uno debe leer normalmente el tipo diamante, lo más cerca a quince centímetros de los ojos.
Diagnóstico. Cansancio ocular debido a débil convergencia de los ojos.
Tratamiento. Practicar el giro largo (capítulo noveno) para conseguir la soltura general de músculos y nervios.
También practicar la lectura del tipo diamante y tipo microscópico a quince centímetros de los ojos.
El paciente informó haber obtenido alivio después del primer tratamiento y se le consideró definitivamente
curado después de cinco tratamientos.
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Cansancio ocular por manejo de automóvil

A fin de que los ojos no se le cansen cuando maneja un automóvil, es necesario que usted sepa cómo está
construido el ojo y cómo debe ser usado. Es verdad que hay gentes que manejan automóviles sin que la vista
se les fatigue. Pero es que se trata de gentes que habitualmente están calmadas con nervios y músculos
sueltos, que son bonachonas. No dejan de pestañear, ni de cambiar de punto de vista, ni de mirar
concentradamente, sin importar lo que estén haciendo. Desgraciadamente son pocas tales personas y aún
estas personas mucho ganarían al darse cuenta de lo que sus ojos tienen que hacer mientras se conduce un
automóvil.
Puesto que la mayoría de las acciones de un conductor de automóvil está controlada por los informes que le
suministran sus ojos, es importante que tal persona reciba esta información rápida y fácilmente. Las fracciones
de segundo son factores importantes si se tiene en cuenta la velocidad a que pueden viajar los automóviles
modernos. Se pierden vidas cuando los ojos y el cerebro fallan al obtener rápidamente esa información y obrar
con la premura y precisión que son necesarias, lo que se llama coordinación estricta.
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Sin embargo, el ojo está idealmente acondicionado para cumplir con los requisitos impuestos al manejar una
máquina rodante. Es necesario que el conductor vea todo lo que tiene delante y ser, al mismo tiempo un buen
calculador de distancias. El funcionamiento normal de los ojos hace de estas operaciones algo sencillo, si uno
comprende cómo se deben usar los ojos.
Cerca del noventa y cinco por ciento de la retina se reserva para el uso de conseguir información general, toda
la información necesaria para guiarlo a usted a través del tránsito embrollado. Todo lo que se mueve dentro del
campo visual de uno, inmediatamente es traído a la atención donde hay que decidir si se obra instantánea y
automáticamente cuando es necesario. Todo esto queda cumplimentado rápidamente y con eficiencia por
medio de la vista colateral.
O puede uno hacer uso de la vista central al volver los ojos hacia los objetos que se mueven (todos los objetos
aparecen en movimiento cuando se maneja un automóvil —es una ilusión normal—), y entonces se realiza la
operación necesaria. Cuando usa anteojos su campo de vista queda reducido; dado que todos los cristales
reducen el campo visual, por consiguiente se alarga el tiempo necesario para que uno se dé cuenta de
cualquier objeto que se atraviese en el camino visual. Esto, naturalmente, reduce la longitud de tiempo en que
uno pudiera obrar. Es imposible que el manejo de automóvil sea igualmente bueno cuando se usan anteojos
como cuando se dispone de la vista normal. No hay cosa que pueda sustituir la vista normal tratándose de
conducir un automóvil.
El campo de vista central se usa para percibir detalles, algo enteramente esencial al guiar el automóvil muy
cerca de otros vehículos, leer rótulos, ver los numerosos objetos pequeños, o aquellos objetos que aparecen
pequeños debido a la distancia a que se encuentran.
Esa habilidad de apreciar bien las distancias no es una función de los ojos, sino una coordinación de los
informes recogidos en el campo de vista central de cada ojo en combinación con los centros visuales del
cerebro. Esto es posible debido al hecho de que los ojos, por hallarse a cierta distancia uno de otro, ven
cualquier objeto desde un ángulo ligeramente diverso, y esta ligera diferencia de ángulo visual, llamada ángulo
de convergencia, nos da la habilidad de juzgar qué tan lejos se halla un objeto. La habilidad para juzgar de la
velocidad se debe al promedio de cambio del ángulo de convergencia.
Todas las actividades anteriores tienen constante operación en el ojo normal. Deben de ser y lo son, funciones
automáticas y sin esfuerzo, si es que uno no forza los ojos; en otras palabras, si uno parpadea, cambia con
frecuencia de punto visual y usa la concentración todo en forma normal, sin tensión ni esfuerzo.
El guiar el automóvil de noche tiende a causar cansancio debido a la confusión de luces. Los destellos
luminosos y los reflejos dan origen a puntos brillantes y a imágenes sobre el cristal del parabrisas. Cuando el
conductor de automóviles usa anteojos, todo punto brillante del parabrisas se reproduce sobre sus anteojos y se
convierte en punto ciego, lo que se suma al forzamiento y confusión de la vista.
A menos que uno sepa cómo evitarlo, siempre forza sus ojos al guiar el automóvil bajo la lluvia o cuando esté
nevando, o a través de la neblina o en medio del polvo. También hay cansancio y forzamiento de los ojos
cuando el conductor de automóviles está fatigado por falta de sueño o por haber permanecido largo tiempo
frente al volante de su auto. Es en tales ocasiones cuando ocurren los accidentes de tránsito. La diferencia
entre seguridad y el accidente puede depender del conocimiento de cómo se conservan los ojos descansados y
en su funcionamiento normal.
Muy poca práctica probará a cualquiera el valor práctico de saber cómo hay que ver en medio de la masa
compleja del tránsito en las aglomeraciones modernas.
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XI. VISTA LEJANA

La vista lejana, o hiperopía, es la condición en la cual los rayos de luz son traídos a un foco por detrás de la
retina en vez de caer sobre la mácula lútea, produciendo así una imagen indistinta y borrosa. La causa de tal
condición es el esfuerzo de los músculos oculares el que los pone fuera de equilibrio hasta el grado que la bola
del ojo queda aplanada.
Sólo hay un modo de corregir tal condición y es el aliviar al ojo de todo cansancio de manera que el equilibrio de
los músculos extrínsecos pueda ser restablecido y con ello la retina vuelva a su posición normal. Cuando el foco
de los rayos luminosos cae de nuevo sobre el punto apropiado de la retina, la imagen vuelve a ser clara,
distinta.
Los anteojos podrán aclarar la imagen pero jamás aliviar la causa, puesto que los músculos siguen debi-
litándose ya que el desequilibrio queda sin corregir.
En las primeras etapas de la hiperopía, la vista a distancia parece ser y es normal, aunque existe el forzamiento
allí. La verdadera molestia radica en la dificultad al leer tipo menudito, como números de la guía telefónica y
cosas por el estilo.
El proceso usual es avenir anteojos ante tal condición y, como se ha dicho, olvidarse de la causa escondida.

Ojo présbite

Ojo normal

Fig. 4

El ojo normal y la forma en que los rayos luminosos


caen sobre la retina en los casos de presbicia o vista
de lejos. (Grandemente exagerada.)

Si se adaptan anteojos, éstos son buenos por unos cuantos meses y, cuando mucho, por un par de años, pues
entonces se necesitan cristales de mayor aumento. Así se sigue; los ojos se vuelven más débiles por el uso de
los anteojos, hasta que nada se puede ver en punto cercano sin ellos.
El paso siguiente será el usar los anteojos para ver a distancia puesto que el uso continuo de anteojos para leer
habrá debilitado el poder de enfocamiento a tal grado que los ojos verán también empañados los objetos que se
hallan a distancia. Desgraciadamente, a medida que la vista disminuye, la necesidad de usar cristales más
gruesos va en aumento rápidamente. Las personas que usan anteojos de cristal grueso tienen que cambiar con
mayor frecuencia el aumento de sus anteojos que las gentes que llevan anteojos de cristal delgado. Finalmente,
llega un tiempo en que no hay lentes con fuerza suficiente para darles una vista clara de los objetos. La razón
de tal hecho es que los mismos centros nerviosos del cerebro han perdido su coordinación debido al forzamien-
to constante y aunque la refracción del ojo sea perfecta, el cerebro no puede captar el mensaje luminoso con la
debida rapidez.
Antes de llegar a esta etapa, sin embargo, usualmente experimentase dolor de cabeza, ardor en los ojos, fatiga
intensa y aun dolores en los mismos ojos. Esta es una condición infortunada bajo el método antiguo de
tratamiento ocular puesto que quien la padece tiene que resignarse a perder gradualmente la clara visión de las
cosas a medida que cambia el aumento de sus cristales al llegar a un punto en que el ojo no puede darle una
impresión clara, sin importar donde los rayos luminosos enfoquen.
Para evitar esta triste jornada, es necesario aliviar el cansancio y estimular al ojo para que haga su propio
trabajo en vez de permitir que los cristales causen la atrofia de los músculos por la falta de uso.
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Cuando los primeros síntomas aparecen, se les puede curar de inmediato y completamente, pero si el estado
ya está avanzado, generalmente se van semanas y quizás meses en hacer los ejercicios regulares de
reeducación para fortalecer los músculos oculares y así restablecer el funcionamiento normal y automático a fin
de que desaparezca el forzamiento debido a la fijeza con que se mira.
No es cosa rara el encontrar a los chicos usando anteojos para vista lejana antes de que lleguen a la edad
escolar y ya en edad de concurrir a escuelas de altos estudios el número de jóvenes que usan anteojos es
sorprendente.
Al tomar en consideración el tratamiento, la edad, como ya lo he dicho, no es tan importante como la fuerza de
aumento que tengan los anteojos y el tiempo en que éstos se han usado.
El espacio de tiempo que se necesita para tener un resultado perfecto y recobrar la normalidad en la vista
también depende de las condiciones generales de salud y de la actividad del individuo.
Muchas personas se han desprendido de los anteojos después de haberlos usado durante veinte o treinta años
y han podido recobrar la vista normal tan sólo con aplicar las reglas sobre la normalidad de la vista. Cuando los
ojos no han sido destruidos por inflamación o enfermedad, la vista normal puede recuperarse, ya que sólo se
tiene que hacer que los músculos oculares vuelvan a funcionar correctamente.
Es evidente que los músculos pueden ser fortalecidos por medio del ejercicio y esto se ha probado muchas
veces. Igualmente, los ejercicios apropiados con los músculos oculares mejorarán la vista al aumentar su
potencia de enfocamiento.
Hace poco tiempo que una mujer como de treinta y tres años de edad vino a verme porque deseaba ya no usar
más sus anteojos. Los había venido usando desde la edad de tres años y ahora sus anteojos tenían cristales de
fuerte aumento, pues sus ojos casi habían llegado.a la última etapa de los errores de refracción. Aunque sin los
anteojos su vista era escasa para los objetos distantes y tampoco podía leer tipo grueso en punto cercano, sus
principales razones para desear prescindir de los anteojos eran que le desfiguraban la cara y que ya estaba
cansada de las molestias que el uso de los anteojos le originaban. Estos dos puntos hicieron surgir en ella la
suficiente determinación para persistir en los ejercicios reeducativos.
A la vuelta de tres meses ya podía ver cómodamente a distancia y a la vez se había conseguido un cincuenta
por ciento de reducción en lo grueso de sus cristales. Tras moderado aumento en los ejercicios durante dos
meses, alcanzó por primera vez en su vida la normalidad en la vista tanto para ver de lejos como de cerca.
El caso anterior es uno de aquellos en que el malestar está muy avanzado y lo cito para que se vea lo que es
posible lograr aun en las peores etapas. En la mayoría de los casos de vista lejana se encuentra que los
cristales tienen de una a tres dioptrías de fuerza. Los de la señora que acabo de mencionar eran de seis
dioptrías. Es natural que los pacientes en condiciones que más se acercan a la normalidad, necesitan menos
ejercicios para recobrar el uso cabal de sus ojos. De tres semanas a dos meses es el plazo dentro del cual se
normaliza más del noventa por ciento de estos casos si uno practica los ejercicios con propiedad y diligencia.
Tenga siempre presente el peligro y la futilidad que tiene el mirar fijamente. Fórmese el hábito de la soltura
consciente de músculo y nervios.

Tratamiento para vista lejana

1.Parpadear con frecuencia.


2.Cambiar con frecuencia de punto visual. (Vea capítulo IV).
3.Leer la carta probadora de Snellen de acuerdo con las instrucciones. (Capítulo IX).
4. .Para mejorar la vista al operar en punto cercano, como al leer, sostener el libro como 35 centímetros de los
ojos. Parpadee dos veces en cada renglón y lea sin anteojos, con toda calma, sin precipitarse. Tome una regla
y mida los 35 centímetros para tener impresión más clara de la distancia a que debe tenerse el libro frente a los
ojos. Lea de cinco a diez minutos. Lea como si fuese escribiendo: palabra tras palabra y sin adelantarse.
5. Para ver claramente en toda obra cercana, como al leer, coser o dibujar, es necesario que los ojos
converjan en un punto. Para ver clara y continuamente a 35 centímetros, el ojo normal debe estar capacitado
para convergir durante cortos periodos a 18 o 20 centímetros.
Esta función se mejora y fortalece por medio de la practicaren la lectura de tipo microscópico a 18 centímetros
de los ojos. Tome la medida para que en la mente tenga noción clara de la distancia. Parpadee con frecuencia.
(Vea la ilustración de tipo microscópico). Durante tres minutos vea el tipo microscópico. Descanse un minuto
haciendo el ejercicio 3. Después vuelva a mirar ese tipo fino durante tres minutos.
6. En los casos severos de vista lejana pudiera necesitarse ayuda adicional. El Giro Largo es muy benéfico
en estos casos. (Véase el Capítulo Noveno).
Estos ejercicios deberán hacerse durante un mes cuando menos y por más tiempo si es necesario para que los
ojos queden completamente curados.
Tenga en cuenta que el parpadeo y el cambio de punto visual ante la carta probadora son ejercicios de
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 31

adiestramiento sencillos que ayudan a uno para usar los ojos correctamente sin importar lo que pudieran tener.
No hay trabajo en el que intervengan los ojos que no demande estas funciones. Cuando se les realiza continua,
fácil y normalmente, el ojo queda descansado y la vista es normal
Mientras mayor sea el grado de error, mayor será el tiempo en que se hagan los ejercicios a fin de convertirse
en algo automático, como ocurrencia de todos los días.

Historias de dos casos

1. Niño B. Edad 10 años


Historia. Fuertes y frecuentes dolores de cabeza por lectura y trabajo escolar. Ha usado anteojos durante dos
años con alivio parcial.
Examen. Vista 20/20 de ambos ojos juntos y cada uno en particular. Normalidad en el equilibrio muscular.
Retina delgada pero en todo normal.
Tratamiento. El mismo prescrito para vista lejana. Obtuvo completo alivio después de cinco tratamientos. Cuatro
años después el paciente tratado está libre de todo síntoma.

2. Sr. T. B. Edad 20 años


Historia. Anteojos a la edad de seis años. Los usó continuamente y con aumento en la fuerza de los cristales,
hasta llegar a la medida de seis y media dioptrías positivo (+6.5O). La única queja del paciente es el cansancio
excesivo que siente en los ojos al hacer sus tareas escolares.
Examen. La vista con los anteojos puestos no era normal, ya que era de 20/40. La acuciosidad visual sin
anteojos fue de 20/100. El paciente no podía leer letras de un cuarto de pulgada en altura, cuando la carta se le
mostraba a la posición normal de lectura. Los ojos no estaban inflamados y tanto los lentes como la retina
resultaron normales.
Tratamiento. El mismo tratamiento que para la vista lejana. El paciente hizo ejercicios durante dos horas
diariamente y así pudo leer con facilidad el tipo ordinario de los impresos. Su vista a distancia aumentó a 20/30.
A los anteojos se les dejó por completo desde el primer día sin que el paciente experimentara dolor o malestar.
En los casos moderados, quince minutos diarios de ejercicio son suficientes para obtener buenos resultados.
Una hora diaria es lo indicado en los casos severos.
Un mes de ejercicios curará los casos sencillos, mientras que habrán de necesitarse varios meses cuando las
condiciones están muy avanzadas.
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XII. VISTA A MEDIA EDAD

Qué es la presbiopía

La vista a media edad, o presbiopía, no es una enfermedad sino una condición, un desorden funcional de los
ojos, algo incidental a la edad. Aquellos ojos que han sido siempre normales empiezan a fallar, en muchas
gentes, por allí de los 45 años.
Esto es tan prevalente que hay la creencia general de que al llegar a la edad media o se pone uno anteojos
para trabajos cercanos o se ve obligado a forzar los ojos. Nada puede estar más alejado de la verdad.
Sin embargo, esta creencia hace que miles de gentes consulten al oculista, quien les aviene anteojos "de
descanso" ya sea que los necesiten o no. Porque esto es la práctica frecuente de regular la fuerza de los
cristales de acuerdo con la edad de la persona, sin prestar atención a lo que sus ojos necesiten.
Y, naturalmente, es sólo cuestión de unos cuantos meses para que se descubra con todo pesar que ya no se
pueden ver cosas cercanas sin los anteojos. En muchos casos esto es causado por los anteojos mismos ya que
los ojos llegan a acostumbrarse a ellos y se han convertido en imprescindibles.
Entre los cuarenta y cincuenta años, hay cambios generales en todo el cuerpo. Empieza la decadencia. Este
descenso en la tonalidad muscular de todo el cuerpo es la causa principal de que los ojos perciban imágenes
ligeramente borrosas de los objetos cercanos. Esto no pide ningún tratamiento especial sino la ordinaria
consideración que se tendría a una máquina que empieza a retardar su paso.
Alrededor de los cincuenta años la mayoría de las gentes empiezan a bailar menos, a jugar menos al tenis,
quizá a caminar menos. Pero la idea de que el organismo se desbarata entre los cuarenta y cinco y los
cincuenta años no puede ser más absurda. Su capacidad de acomodarse a las condiciones que varían es
verdaderamente notable. Tal como el cuerpo se adapta al frío o al calor, a una gran variedad en los alimentos o
a una dieta monótona, al trabajo duro y al no trabajar, así se adapta armoniosamente a un ritmo más lento en
sus funciones, y se le deja en libertad.
Esta potencia del mecanismo corporal de adaptarse a las circunstancias existentes se halla presente en todo
órgano. El ojo no puede ser excepción de esta regla.
Si usted usa normalmente sus ojos, ellos seguirán dándole servicio satisfactorio por otros veinte o treinta años
después de haber pasado los cuarenta sin que se experimente dificultad o molestia que la que se halla en
cualquier otra función corporal.
Existe, de consiguiente, una influencia adversa en el desgaste nervioso causado por los cambios corporales por
allí de los cuarenta y cinco, tanto en hombres como en mujeres, pero estos cambios no son tan intensos como
para hacer un inválido de cualquier individuo ¡y hacerle que pida muletas!
Estos cambios piden sencillamente ajustes hechos con sentido común. Un paso más lento. Disciplina en el
comer. Más descanso. Un poco menos de ejercicio. Un uso más consciente y más inteligente de todo el cuerpo.
Lo mismo es verdad acerca de los ojos. AI llegar a los cuarenta no se convierten automáticamente en inválidos
que piden muletas, sino que sólo necesitan la sustitución de los malos hábitos por buenos. La juventud podrá
apartarse de la línea recta y todavía seguir adelante; pero cuando se está a media edad es cuando se pagan las
locuras de la juventud. Si, entonces, se implantan los buenos hábitos, los ojos seguirán funcionando
satisfactoriamente, con el menor esfuerzo.
El primer síntoma notable es la dificultad al leer el tipo de periódico y los números del directorio telefónico. A
esto se acompaña el deseo de alejar el impreso de los ojos a un punto donde nos parece ver con mayor
claridad.
Cuando decae la tonalidad muscular de los ojos, gentes que por largo tiempo, aunque jamás se han dado
cuenta de ello, nunca se han acomodado lo suficiente para tener siempre vista clara, se encuentran con que es
necesario alejar de los ojos el impreso, disminuyendo así la cantidad de convergencia que los ojos necesitan.
Cuando los ojos por primera vez muestran síntomas de vista a media edad, esta disminución en el poder de
convergencia, es la única dificultad en el mecanismo de acomodamiento.
Al alejarse de la vista lo impreso, la cantidad posible de cambio visual se reduce y al mismo tiempo disminuye la
tendencia a la concentración. Debido al forzamiento por este cambio, también se reduce el parpadeo. En esta
forma se establece un círculo vicioso del cual no había escapatoria de usar los anteojos, hasta que fue
descubierto este nuevo método de curar los ojos.
Si a los primeros síntomas de presbicia se empieza por usar anteojos, es sólo cuestión de cinco a ocho años
para que también se necesiten anteojos para vista lejana. El usar anteojos para cualquier función del ojo reduce
su habilidad de ajustarse a todas las distancias.
Por otra parte, si cuando uno empieza por alejarse el impreso, hace sencillos ejercicios para desarrollar la
convergencia visual, tan solo con esto conservará sus ojos funcionando normalmente por otros diez años.
La más grande de las pérdidas ocasionadas por la edad es en la tardanza de las reacciones automáticas.
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Esto se puede observar en toda actividad física del individuo. La razón de que el jugador de tenis y el boxeador
empiecen a declinar en llegando a los cuarenta es que su velocidad va en descenso. La velocidad,
invariablemente, se pierde con la edad, pero esta pérdida puede ser notablemente retardada por medio del
ejercicio constante.
La segunda pérdida mayor debida a la edad consiste en el acortamiento del propio vigor. Cualquier actividad
que se cite tiende a cansarlo a uno más y por ello los periodos de descanso necesitan ser más frecuentes. El
calor se siente más intento y el frío parece álgido. Estas pérdidas se notan en cada órgano y en toda actividad
del cuerpo.
Los ojos también están sujetos a estas influencias pero no a mayor grado que cualquiera otra parte del cuerpo.
Como pasa con otros órganos, no es necesario un cambio especial en su funcionamiento, sino sólo un mejor
entendimiento del cambio. Cuando el ojo se adapta durante los veinte, los treinta o aun los tempranos cuarenta
años, lo hace instantáneamente. Mas pasados los cuarenta, hay que conceder a los ojos una pausa ligeramente
perceptible antes de que nos presenten una imagen clara y fácilmente percibida. Se trata de una ligera pérdida
de velocidad y eso es todo. Dé a sus ojos más tiempo para readaptarse.
Esta impaciencia ante la demora en el enfocamiento del ojo, es frecuentemente, la única molestia ocular ya
pasados los cincuenta. Todo lo que se necesita es comprensión y empleo de las reglas sencillas que norman la
vista regular.
Este retardo en el tiempo de la reacción es muy marcado en la edad avanzada, entre los setenta y los ochenta.
Hay cierto retardo en el habla, lentitud en la capacidad del apreciar la palabra hablada, lentitud en todos los
movimientos corporales, incluso el caminar. También en el acto de la circulación y en la función del equilibrio,
en la incapacidad de levantarse rápidamente cuando se está boca abajo, y aún en los primeros pasos inseguros
se nota la decadencia.
La pérdida del vigor es lenta, ya que los procesos graduales no requieren atención especial distinta de la
consideración ordinaria respecto de la edad del individuo.
Desgraciadamente, debido a la pérdida general en las funciones, el trabajo de los ojos aumenta. Uno camina
menos y lee más, asiste con menos frecuencia a los bailes, pero va seguido al cine. Este aumento en la
actividad de los ojos, a la que no se presta generalmente atención, se traduce en forzamiento de la vista.
La presteza con que los ojos responden al tratamiento apropiado es asombrosa sí el caso es tomado en cuenta
en las primeras fases.
Cuando uno siente la necesidad de llevar anteojos o experimenta dificultad al leer números telefónicos, lo que
necesita es sostener el libro más cerca de los ojos, para tener un fácil y completo campo de convergencia,
hacer una razonable cantidad de parpadeo y cambio de punto visual, a fin de obtener completo alivio.
Todas aquellas personas que sigan estas indicaciones para el tratamiento de la aceptada condición de
empañamiento a media edad, un nuevo campo se les presenta delante. Ya no tienen ustedes que resignarse
ante la vista cansada en pasando los cuarenta, como lo hicieran las gentes del pasado. Ya no necesitan andar
en busca de muletas para los ojos con mucha anticipación de lo que se haría al buscar una silla de ruedas para
reemplazar las piernas. Estos principios han sido probados una y otras veces y nunca han dejado de producir
buenos resultados cuando se les aplica con inteligencia.

Tratamiento para vista a media edad

1. Parpadear con frecuencia.


2. Limitar y enfocar la atención de los ojos en un solo punto. (Ver capítulo cuarto).
3. Cambiar con frecuencia de punto visual. (Ver capítulo cuarto).
4. Si se usan anteojos para ver a distancia, se les debe abandonar inmediatamente.
5. Leer la carta probadora de Snellen (capítulo noveno).
6. > Hacer el giro largo (capítulo noveno). El giro largo es el ejercicio más valioso para restablecer gran
cantidad de actividad en los músculos oculares. Cuando se practica este ejercicio los ojos están en movimiento
continuo y así el cambio de foco, o de punto visual resulta estimulado. Es un ejercicio muy bueno para inducir al
sueño. Hágalo poco antes de irse a la cama a fin de que sus ojos queden con mayor soltura y libres de toda
tensión mientras dura el sueño. Practíquelo en periodos de cinco minutos, luego vuelva al ejercicio 5. Ahora
altérnelos.
7.Una vez perfeccionado el movimiento de rotación por haberlo practicado diariamente y durante una
semana, luego se le puede usar mientras se lee la carta probadora. Proceda como sigue: De pie y de costado a
la carta de Snellen. La carta debe estar a tres metros más o menos de los ojos. Ahora haga el giro largo, y
mientras los ojos están mirando la carta al final deseada giro, lea letra por letra. No se detenga en leer la letra
percibida sino consérvese en movimiento, simplemente dando un vistazo a la letra durante el corto intervalo en
que la cabeza se vuelve en esa dirección. Este ejercicio es una ayuda para conseguir la concentración así como
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 34

el cambio de punto visual. Vuelva al ejercicio 5.


8.Si se han venido usando anteojos para leer, desde luego se deben abandonar. Para hacer esto posible, hay
que hacer los ejercicios anteriores por una semana o dos a fin de que la vista mejore notablemente y no se
necesiten anteojos. En circunstancias difíciles, corno cuando hay que leer impresos malos, cuando se
experimenta cansancio o cuando se trabaja con luz artificial, se podrán usar los anteojos. Si se esperan rápidos
y seguros progresos para corregir la vista de cerca, hay que prescindir de los anteojos lo más del tiempo que se
pueda.
9.Las funciones de parpadeo, concentración y cambio de punto visual son igualmente importantes tanto para
vista de cerca como vista a distancia.
10. El mirar tipo fino con los ojos descansados, sin tensión, mientras se parpadea y cambia de punto con
frecuencia, es la forma de desarrollar el enfocamiento en punto cercano. Empiece con tipo fino, sosteniendo el
impreso a unos 17 o 18 centímetros de los ojos: Tome la medida para tener en mente idea más clara de la
distancia. Parpadee con frecuencia. Mire el impreso de tipo microscópico durante tres minutos. Descanse un
minuto al estar de pie y así leer la carta probadora de Snellen, balanceándose lenta y suavemente de lado a
lado. Continúe parpadeando después de cada letra. Después vuelva a mirar el tipo fino durante tres minutos.
En las condiciones avanzadas se requiere el uso del tipo diamante (vea la ilustración) en un principio y a
medida que la vista va aclarando, se emplea el tipo microscópico. Jamás sienta la presión del tiempo, porque
tiene que gastar su tiempo mirando estas muestras de tipo- menudito hasta que el ojo pueda enfocar lo
suficiente para poder leerlo. Es absolutamente indispensable el que usted afloje todo el cuerpo, que parpadee y
que cambie de punto visual, todo con frecuencia mientras practica este ejercicio.
Los ojos que han usado anteojos de fuertes cristales por largo tiempo no se conseguirá descansarlos, por
medio de la soltura, rápidamente; mas el progreso se irá manifestando a medida que los ejercicios se continúen.
Cuando ya puede uno leer el tipo microscópico, puede considerar la vista normal. Mire el tipo diamante por un
minuto, luego mire el tipo microscópico por otro minuto. Repita esto tres veces, luego haga descansar sus ojos
por medio del balanceo, del giro largo, o de la lectura de la carta de Snellen por tres minutos. Alterne la lectura
del tipo menudito con la lectura de la carta probadora de Snellen.
11. > Como ejercicio práctico de adiestramiento, lea "de cabeza", con el libro volteado con lo que se fomenta
el uso habitual de cambio en el punto de vista y la concentración. Sostenga su libro volteado como a 35
centímetros de los ojos. Empiece a leer por la esquina inferior derecha, avanzando de derecha a izquierda y
leyendo cada palabra individualmente y cuando la palabra sea larga, que no se pueda leer de un vistazo, léala
por sílabas. Cada palabra debe ser leída por el ojo y no adivinada por el contexto. En esta forma, cada palabra
es vista por separado y el cambio de vista es continuo. Este ejercicio se debe practicar durante semanas o
meses hasta que la lectura "de cabeza" se haga con tanta facilidad como la lectura en la forma usual. Cuando
pueda hacer esto tan fácilmente que resulte cómodo a la vez el leer un cuento en esta forma, ya puede creer
que sus ojos están funcionando perfectamente.
12.Toda lectura y trabajo de cerca debe hacerse a treinta centímetros de los ojos. Recuerde que hay que
parpadear con frecuencia y enfocar directamente sobre cada palabra leída.
13.Las gentes que han usado anteojos por años necesitan una reducción gradual en la fuerza de sus,
cristales a medida que sus ojos van mejorando. El usar los mismos anteojos evitará que sus ojos vuelvan a la
normalidad. Los anteojos de poco aumento pueden desecharse desde luego y permanecer descartados. El
hacer ejercicios durante algunas semanas será suficiente en las condiciones de malestar moderado, mientras
que serán necesarios varios meses de prácticas en las condiciones avanzadas. Práctica y paciencia es todo lo
que se necesita para recobrar la vista" normal.
14.----Gaste media hora diaria en hacer estos ejercicios.

Historia de un caso

Presbicia

Sra. M. Edad 74 años


Historia. Durante los últimos cinco años la paciente no ha podido coser, tejer, o leer sin sentir en los ojos
molestia intensa. Después de haber probado con los especialistas en Springfield, Massachusetts, su lugar de
residencia, sin experimentar mejoría, fue aconsejada por uno de mis antiguos pacientes de que viniera a verme.
Por aquel entonces las condiciones generales de su salud eran pobres v hasta acababa de sufrir una operación
mayor.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 35

Examen. Acuciosidad visual de 20/40. Retina normal y lente claro.

Para lectura

Anteojos: O. S. + 1.00 — .50 eje 180


O. D. + .75 — .50 eje 180

Para distancia

O. S. + 3.50 — .50 eje 180


O. D. + 3.00 — .50 eje 180

Tratamiento. Tratamiento para presbicia. Los anteojos para distancia fueron desechados inmediatamente. Los
ejercicios fueron practicados durante diez días prescindiendo de los anteojos. Después le recetaron anteojos
para leer con una disminución del 40 por ciento. Con ellos obtuvo vista cómoda y clara. Tuvo que salir para
Nueva York a visitar a sus parientes. Se quedó en que los ejercicios los continuaría y que habría de volver a las
tres semanas para nuevo examen.
Al regresar informó haber sentido comodidad en los ojos durante dos semanas; pero una ligera molestia en la
última semana. Al volverla a examinar se descubrió que los anteojos recetados ya resultaban demasiado fuertes
para ella ya que sus ojos habían mejorado hasta el grado de necesitar una nueva disminución de un tercio en la
fuerza de los cristales.
Esta paciente regresó a su casa con cristales a menos de la mitad de su fuerza inicial y en vez de usarlos por
todo el tiempo, únicamente se los ponía para trabajo cercano. Pudo leer, coser y tejer a su entera comodidad.
Así es como esta señora habrá de tener buena vista por el resto de su vida
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XIII. MIOPIA

Un mal común

Vista de cerca o miopía, es el nombre de una condición muy común. Usualmente empieza en la infancia y tiene
la inquietante tendencia de aumentar en grado a medida que se va creciendo.
Las causas de la vista de cerca han sido motivo de agotante investigación y de discusiones durante los últimos
cien años pasados. Muchas son las causas que se han propuesto para explicar este fenómeno visual, pero una
tras otra se han ido desechando como meras teorías hasta quedar de acuerdo los oculistas de la vieja escuela
en que nadie sabe cual es la causa específica de la miopía. Tampoco hay quien ejecute un tratamiento que
ofrezca la más leve esperanza de curación o, cuando menos, de reducción o retardamiento del grado de
miopía.
Desgraciadamente, la impotencia para descubrir la razón o el tratamiento para la vista de cerca tampoco ha
podido disminuir el número de niños afectados por esta condición. En realidad los casos de vista cercana que
se presentan a los oculistas en demanda de anteojos van en aumento. Una vez avenidos a los anteojos, la
miopía crece a pesar de la precisión con que se hagan los anteojos, los que tienen que ser usados todo el
tiempo y aumentar con frecuencia la fuerza de sus cristales.

Ojo normal

Ojo miope

Fig. 5

El ojo normal y la forma en que los rayos luminosos caen sobre la retina en los casos de miopía.
(Grandemente exagerada.)

Mas centenares de casos han sido examinados y tratados y curados por este método moderno basado en el
cansancio como causa. Así que quienes ya padecen esta condición o puedan adquirirla en el futuro, no
necesitan mortificarse pensando que nada se puede hacer en su alivio, sino es usar anteojos por el resto de
sus días.
De acuerdo con el nuevo método de tratar los ojos, la miopía es causada por tal forzamiento que la contracción
de los músculos oblicuos queda intensamente exagerada, alargando la bola del ojo de manera que los rayos
luminosos se juntan en foco frente a la retina. Esto da por resultado la producción de una imagen borrosa,
especialmente cuando se miran los objetos distantes. (Véase Fig. 6).
Cuando la miopía se presenta en los niños —lo que frecuentemente acontece— no se le descubre sino hasta
que el niño va a la escuela y el maestro se da cuenta de que el chico no puede ver bien lo que se escribe en el
pizarrón. A menudo, esta condición es el resultado del mal uso de los ojos; pero también las causas más
comunes son las dificultades estomacales, con sus correspondientes síntomas de biliosidad, gasificación
excesiva y estreñimiento, como también la escarlatina, la tos ferina, los dientes careados y la nerviosidad.
Los niños sensibles y delicados sufren un tremendo forzamiento cuando empiezan a ir .a la escuela, al grado de
que las madres tienen que acompañarlos y aun estar en el mismo salón de clase con ellos, cuando menos en
los primeros días...
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 37

Al mismo tiempo que el niño aprende a someterse a la disciplina escolar, se le pide que use los ojos por
periodos más largos y con mayor concentración mental de lo que la vida doméstica le había pedido. Al tomarse
todos estos factores en consideración, no es realmente extraño que muchos niños tengan molestias con sus
ojos desde muy temprano, al empezar su carrera escolar.
Tales condiciones son de fácil corrección si se les toma en cuenta desde su principio o tan pronto como son
descubiertas. Si se les acomete más tarde, cuando la molestia va en aumento, la corrección necesaria será
considerable. Y, como ya he dicho, si se imponen anteojos, el malestar se agravará
Se me trajo un niño seis meses después de descubrir en él la molestia ocular. La madre no quiso ocurrir al
oculista por temor de que a su hijito le recetaran anteojos. Sometido a las pruebas, se descubrió que el niño
había perdido enteramente un cincuenta por ciento de vista normal, pero después de hablar con el chico y
hacerle mirar la carta probadora sin forzamiento, lo que en este caso era importante, el muchacho pudo ver
temporalmente con perfección. Si se le hubieran impuesto los anteojos a la edad de cinco y medio años, cuando
se descubrió que su vista era deficiente, se hubiera visto obligado a usar esos adminículos deformadores
durante toda su vida, y antes de llegar a los veinte años, no habría podido ver cosa alguna sin el auxilio de
cristales de fuerte aumento.
Pero bajo el presente sistema, el niño recobró perfectamente la normalidad en la vista al mes. Y seguirá
conservando la normalidad puesto que aprendió cómo deben usarse los ojos.
Aunque va en aumento el número de niños de cinco a diez años que se van volviendo miopes, es mayor el
número que aquellos que adquieren tal condición entre los diez y los catorce. Esta es la edad de la pubertad
cuando el sistema nervioso está en tensión constante por las condiciones cambiantes de su vida y a un grado
tal que el mínimo esfuerzo adicional trastorna el equilibrio entre la mente y el cuerpo, lo que con frecuencia
resulta difícil de manejar. Por esta razón, el acto de acomodamiento a las condiciones variables no se realiza
con presteza y el joven se ve obligado a forzar la vista.
Estos muchachos son acreedores a la mayor consideración por los cambios tremendos que se operan en su
interior. Si tal cosa se tiene en cuenta y al muchacho se le instruye debidamente acerca del uso apropiado que
habrá de hacer de sus ojos, los síntomas desaparecerán y la vista volverá a la normalidad.
Esta, también es una condición fácil de tratar y sólo se requiere una poca atención durante algunas semanas.
A fin de estudiarla, dividimos la miopía en tres etapas. Miopía temprana cuando los cristales llegan hasta dos
dioptrías. El grado medio, de dos a cuatro dioptrías, y de aquí a cuatro dioptrías, la miopía avanzada. La dioptría
es la unidad de medida para determinar los grados de error en la refracción.
Cuando se avienen los primeros cristales para miopía, la fuerza de aumento es usualmente poca. Esto es
igualmente cierto al hacer el primer cambio de lentes, pero luego empieza el progreso temido hasta llegar a la
miopía avanzada. Las gentes de vista cercana adquieren ciertos hábitos de forzamiento visual que les son
característicos. Sus ojos no se mueven tanto como en la normalidad, sino que se abren ampliamente cobrando
así cierta expresión bovina. Esto se debe a la falta de concentración y al escaso parpadeo.
No cabe duda que es la falta de los tres elementos esenciales de la vista normal lo que determina la constante
pérdida en la vista, con o sin anteojos. La única esperanza que tienen los miopes de recobrar la vista normal es
por medio de la reeducación en el uso de los ojos. Podrán recobrar la vista normal en tiempo asombrosamente
corto, aún cuando el error sea considerable, por la sencilla razón de que los ojos, libres de la necesidad de
enfocar a través de los cristales y urgidos a seguir la dirección normal por medio de la práctica y obediencia a
las reglas de la vista normal, una vez más obtienen el funcionamiento normal.
Hace poco tiempo traté a un joven aquejado por la miopía quien usó anteojos parcialmente durante un año. Al
preguntarle acerca de la causa de su padecimiento ocular, descubrí que se le presentaba durante dos períodos
de angustia, de libaciones excesivas y de falta de sueño. Esto redujo su vitalidad a tal grado que sus ojos no
pudieron seguir realizando sus funciones normalmente y la miopía apareció. Al mejorar sus hábitos y obtener
descanso bastante, sus ojos volvieron a la normalidad, con sólo tres semanas de tratamiento.
Sin la cooperación eliminadora de las causas y predisposiciones, es muy difícil volver los ojos a la normalidad.
Cuando la condición general del organismo es baja y tensa, es inútil esperar que los ojos sean normales y estén
descansados.
Los grados intermedios de miopía, aquellos con un error de dos a cuatro dioptrías, son los de aquellas personas
que han usado anteojos por varios años. Esto ha originado el entorpecimiento gradual de los músculos de
acomodamiento, porque, a medida que la fuerza de los cristales aumenta, hay también aumento en el esfuerzo
que se hace por ver, debido a los crecientes hábitos malos impuestos por los cristales más gruesos.
Cuando de cinco a quince años se han usado anteojos, el mirar fijamente, la falta de concentración visual y el
no parpadear se han convertido en hábitos automáticos difíciles de corregir.
Sin embargo, quien tenga fuerte deseo de corregirse puede, en dos o tres meses desarrollar el suficiente
acomodamiento para sentirse cómodo sin los anteojos y para toda ocasión y trabajo disfrutar de la vista normal.
Los ojos serán más claros, más brillantes; estarán más cómodos, más activos y más llenos de expresión. Toda
su condición mejorará notablemente, aun en aquellas condiciones en que el malestar está ligeramente
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 38

avanzado. La mejoría permanente estará en proporción directa con la habilidad que uno tenga para sustituir los
actuales malos hábitos nuevos y cambian rápidamente; pero hay otras que cambian muy lentamente.
Los casos avanzados de miopía son los más difíciles de todos los errores de refracción, bien para curar o para
restablecer la vista normal. Estas personas miopes siempre tienen conciencia del forzamiento de su vista y
hasta experimentan dolores considerables al usar los ojos. Para ellos los anteojos son incómodos puesto que
los cristales bicóncavos son pesados y molestos para la nariz y por ello es que se ve a los miopes quitarse
frecuentemente los anteojos simplemente para hacer descansar ojos y nariz.
La mayoría de estas gentes, aun con los anteojos más gruesos, no puede ver con claridad. Los anteojos les
desfiguran la cara porque los cristales reductores hacen que los ojos se vean muy pequeños y como hundidos.
Así los vemos que con frecuencia entrecierran los ojos para ver mejor. Este, naturalmente, es hábito malísimo
puesto que invariablemente produce cansancio ocular.
1 Además, la tensión de los músculos oculares y de sus tejidos es tan grande en los casos avanzados de
miopía que los ojos por lo regular se ponen rojos y congestionados debido a lo restringido de la circulación. Esta
circulación retardada es la responsable en mucho de los dolores en los ojos, sobre ellos, a través de la cabeza y
en la base del cerebro.
Una vez que el forzamiento se aligera —y no es difícil el forzamiento para restablecer la circulación— estos
síntomas desaparecen al momento. Desgraciadamente, son aquellas personas que sufren miopía las que se
interesan más en aliviar sus dolores que en mejorar y reeducar su vista, ya que están resignados a portar
gruesos cristales y a tener vista deficiente.
En las tempranas etapas de la miopía, la condición está singularmente libre de cualquier otro síntoma que no
sea el empañamiento. Los dolores de cabeza, los dolores en los ojos, la irritación de los mismos son molestias
excepcionales en las primeras dos etapas, pero sí bastante comunes en la última.
El volver la vista a la normalidad en estos casos avanzados es una labor que requiere fortaleza y persistencia.
Puede necesitarse de seis meses a un año. Los ejercicios deben practicarse precisa y regularmente.
Mas aquellos que sólo están interesados en aliviar los síntomas del cansancio, hacer que las jaquecas y la
inflamación desaparezcan, sólo necesitarán unas cuantas semanas de ejercicios para escapar de los molestos
síntomas y hasta para obtener una reducción en el aumento de sus cristales. Si los cristales no sufren la
reducción necesaria en su aumento, el alivio será únicamente temporal.
Se acerca rápidamente el tiempo en que la gente informada no permita que sus hijos sean víctimas de la miopía
y que el malestar se quede sin curación. El imponer anteojos no es un tratamiento y no hay quien hasta ahora
se haya atrevido a afirmar tal cosa. Los anteojos han servido para llenar temporalmente el espacio que media
entre la vista normal y la defectuosa, a falta de cualquier medida curativa.

Tratamiento de la miopía
1.Parpadear con frecuencia.
2.Enfocar los ojos sobre un punto preciso.
3. > Cambiar con frecuencia de punto visual. Lea el capítulo 4 para tener mayores informes.
4 > Leer la carta probadora de Snellen, tal como se describe en el capitulo noveno.
5. Practicar el giro largo (capítulo noveno). Este es uno de los más valiosos ejercicios para la miopía, puesto
que los ojos miopes son torpes para cambiar fácilmente de punto visual y el giro largo fomenta el cambio más
rápidamente que ningún otro ejercicio.
6. Ejercicio de concentración: Practique el ver las letras por partes detenidamente. Por ejemplo, mire la
esquina de la primera letra que aparece en la carta probadora. Ahora pase la vista a la esquina diagonal-mente
opuesta. Mire las esquinas de otras letras en forma similar. Siga mirando las letras más pequeñas de igual
manera. Parpadee después de cada punto de concentración. De este modo los ojos y la mente se educan para
obtener un alto grado de fijación central o concentración visual. Practique esto en periodos de un minuto,
después repita el ejercicio 5 durante tres minutos.
7. La pupila del ojo miope frecuentemente se halla dilatada, de gran tamaño. Mucho se ayuda a la buena vista
si se consigue empequeñecer la pupila. El uso de la luz solar, o baño de sol a los ojos es muy útil para este fin.
Lea el capítulo "Los Ojos y la Luz Solar", y practique el asoleamiento de sus ojos con regularidad.
8. La gran dificultad en la miopía es la falta de concentración visual, lo que a su vez causa el excesivo
fijamiento de la vista. Para vencer estos dos defectos funcionales, se necesita una constante atención a los
detalles y a los ejercicios que fomentan la concentración y el cambio de punto visual. El tenis es un excelente
ejercicio ya que por naturaleza propia se requiere el uso apropiado de los ojos. Por la misma razón el frontenis y
el badminton son buenos.
9.- > La lectura debe ser restringida a todos los niños miopes, limitándola sólo a aquello que necesitan para
Ias tareas escolares. La importancia de este punto jamás podrá ser ponderada en demasía.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 39

10. > Practique el giro largo durante tres minutos y medio (100 giros a velocidad moderada) como lo último que
se hace antes de meterse a la cama. Con esto se asegura el tener los ojos descansados y sueltos durante el
sueño.

Historias de casos

1. J. B. Edad 12 años
Historia. Se le impusieron anteojos de vista cercana a los ocho años de edad. Al llegar a los doce años ya se le
había aumentado dos veces la graduación de los cristales. A esta misma edad vino a verme. Era un muchacho
muy crecido para su edad, pero falto de peso; en lo demás parecía normal. En el examen quedó probado que
su vista era de 20/40 —lo que significa que podía leer el renglón de 40 pies de la carta probadora de Snellen a
veinte pies de distancia. La retina y el nervio óptico aparecieron normales.
Tratamiento. Tratamiento para vista cercana. Una vez a la semana y durante seis semanas. La vista mejoró a
20/20. Al paciente se le previno que suspendiera toda lectura innecesaria y fue dado de alta como curado.
Ocho años más tarde tuve oportunidad de examinar a este joven. Encontré su vista normal, aunque ya había
terminado la primaria, la secundaria, la prevocacional y ahora estaba en la vocacional. El paciente informó que
durante los pasados ocho años no había sentido molestia alguna en sus ojos.

2. F. Edad 11 años
Historia. La miopía fue descubierta a los siete años de edad. Desde entonces había venido usando
anteojos. La madre era miope y el padre tenía vista de lejos. La muchacha era una gran lectora. Los anteojos se
le habían cambiado dos veces, con cristales gruesos, y para darle vista normal a esos ojos que gradualmente
se debilitaban.
Examen. Tratamiento para miopía por un periodo de dos meses y medio. La paciente fue dada de baja con la
vista normal. Siete años después volvió para que se le hiciese un nuevo reconocimiento, ya que deseaba
obtener su licencia como conductora de automóviles. Se encontró que su vista era normal. Informó no haber
hecho más ejercicios después de terminado el tratamiento y creía tener vista normal, ya que no volvió a
experimentar molestias en los ojos.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 40

XIV. ASTIGMATISMO

¿Un padecimiento incurable?

La voz "astigmatismo" se deriva del griego "a", sin; y "stigma", punto. Es el astigmatismo esa forma dé error de
refracción en la cual los diversos meridianos del globo ocular dejan de reunirse en un solo punto focal; en otras
palabras, las líneas que llegan al ojo procedentes de un plano horizontal no se encuentran en el mismo punto
que las líneas procedentes del plano vertical.
Esta es una condición que para el optometrista o para el oculista de la vieja escuela, sin lugar a duda, es una
deformidad en el desarrollo del globo ocular. Se afianza en esta creencia por lo escrito en todo libro de texto
sobre la materia y, como resultado, a todo paciente que presenta aunque sea un cuarto de dioptría de error
astigmático, le aconseja solemnemente que use anteojos por todo el resto de su vida, ya que no le queda otra
cosa por hacer.
Cuando empecé recetando anteojos, yo también creí estar en lo justo. Mis estudios acerca de los errores de
refracción fueron ortodoxos, ya que mis lecturas habían sido los libros de texto establecidos.
Sin embargo, en los comienzos de mi práctica, al probar ojos que habrían de llevar cristales delante, comprendí
que el astigmatismo, en vez de ser un error fijo y estacionario, como debería serlo si era causado por alguna
deformidad, era la menos constante de todas las condiciones oculares. Cambia de un minuto a otro. No sólo
cambia en grado, sino en eje de error. Es capaz de invertirse, por ejemplo, en algún paciente muy sensible
cuyos ojos se cansan prontamente durante el reconocimiento. En un momento se le encuentra en un plano
vertical y al momento siguiente está en el plano horizontal y viceversa.
Este orden de cosas hizo vacilar mi fe en la teoría de Helmholtz. Ese cambio y esa inestabilidad venían a
sostener reciamente la teoría de que el astigmatismo es de carácter funcional y no estructural.
En otras palabras, que debe partir de una fuente variable, tal como el funcionamiento de los músculos más bien
que de una fuente fija como la malformación del globo ocular.
Al trabajar desde este punto de vista, la práctica vino a robustecer mi creencia. Al examinar los ojos para
determinar el tipo de lentes adecuados, encontré que los ojos reaccionaban tan anormalmente y que el cambio
de refracción era tan errático que todo lo que pude hacer fue aconsejar al paciente qué se marchara a casa, que
descansara sus ojos y que volviera al día siguiente. Con frecuencia este procedimiento dio por resultado que
tuve que recetar lentes menos fuertes de los que hubiera recetado el día anterior. Ocasionalmente, después del
descanso, los ojos no mostraron signos de error ninguno.
La mayoría de los casos de astigmatismo son de tipo sencillamente vertical u horizontal. Esto es originado por
la tensión dispareja de los músculos rectos, superior e inferior, en contraposición con los músculos laterales, lo
que da por resultado un relativo aplanamiento del ojo en uno de sus meridianos. Esto no podía tener lugar sino
por el disfuncionamiento de los músculos extrínsecos.
Cuando uno descansa y afloja toda tensión y tampoco está presente en los ojos, el error amengua y a veces se
ausenta. Si el paciente se le observa cuando la dificultad se presenta por primera vez, la condición queda
temporalmente mejorada o completamente corregida al aplicar los métodos de descanso, ya que se elimina
todo forzamiento simpático.
En caso de larga permanencia en que los cristales han logrado contener el error, el mejoramiento se observa
desde la primera aplicación de esta teoría. Si el tratamiento se continúa la condición queda corregida. Y si la
causa del forzamiento visual queda descubierta y es atacada, el alivio resalía permanente.
Los músculos de acomodamiento deben ser educados pacientemente a fin de desarrollar los nuevos hábitos y
se les debe conceder cierto tiempo para que reasuman sus deberes cómodamente. Los ojos, también, se
resienten con el cambio, quisieran seguir conservando sus hábitos. Usted ya sabe lo que pasa cuando se
cambia de cristales que debe usted "acostumbrarse" a ellos.
Si tiene usted confianza en su doctor, este periodo de transición bajo un nuevo método no debe parecerle
desconcertante. En realidad, el cambio de usar anteojos a prescindir de ellos, ordinariamente no debe causar ni
la más mínima incomodidad física. Con frecuencia el paciente informa haber experimentado descanso en ojos y
cabeza mucho antes de que la vista haya vuelto a la normalidad.
Los síntomas que acompañan al astigmatismo varían grandemente. En algunas gentes el único síntoma
presente es la sensación de cansancio en los ojos. Otras tienen fuertes dolores de cabeza, malestar gástrico, o
nerviosidad creciente. Raras veces se quejan de vista dispareja, uno de los síntomas más usuales de la miopía.
El grado de error bien poco es lo que tiene que ver con la cantidad de molestia, un cuarto de dioptría de error
puede causar los síntomas más severos y, en cambio, dos dioptrías de error a lo mejor causan poca molestia.
Usualmente el astigmatismo miópico (de vista cercana) no causa tantas molestias como el astigmatismo
hiperópico (de vista lejana). Los anteojos dan, en la mayoría de los casos, alivio sintomático, pero, como
siempre, aceleran el grado de error así que es necesario aumentar la fuerza de los cristales cada año o cada
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 41

dos años. Hay quienes necesitan cristales nuevos cada seis meses; por otra parte, hay personas que no tienen
que cambiar cristales en cinco años.
El astigmatismo puede aparecer a cualquier edad, pero raras veces se encuentra entre las personas muy
jóvenes. Lo más probable es que se presente cuando la pubertad ya está terminando, por ahí de los 18 y los 19
años. Se debe tomar cuidadosamente la historia de cada caso. Si se logra obtener una información completa,
ésta será valiosa guía para el tratamiento. La edad en que el malestar aparece es de gran importancia. Si tal
condición se manifiesta después de que los ojos han adquirido su completo desarrollo (a los trece años) es más
fácil de obtener buenos resultados al tratarla.
Puesto que la causa del astigmatismo es el cansancio —como en todas las molestias de refracción— es
necesario investigar acerca del estado de salud física y mental. Lo más seguro es encontrar que los síntomas
del astigmatismo aparecen durante un periodo de esfuerzo inusitado. Este forzamiento puede ser el resultado
de preocupaciones intensas, falta de sueño, anemia, uso prolongado de los ojos bajo condiciones
desfavorables, choques emotivos o mentales, choques físicos, como cuando uno tiene que someterse a una
operación quirúrgica.
La preparación aumenta la tensión muscular y disminuye la coordinación muscular. La falta de coordinación
muscular produce el astigmatismo. Por medio del tratamiento de los centros nerviosos y eliminando la tensión
del sistema nervioso, el paciente pasará fácilmente el periodo de esfuerzo y los ojos volverán a la normalidad
cuando el cuerpo entero haya recobrado la salud.
El agotamiento nervioso incidental a la falta de sueño produce una condición similar a la anteriormente descrita:
los ojos sufren especialmente por la falta de sueño. En mucho mejoran los síntomas y los errores de refracción
cuando a los ojos se les ha dado el descanso suficiente.
La anemia hace bajar la tonalidad muscular del cuerpo puesto que los productos tóxicos no son eliminados y el
oxígeno deja de llegar en suficientes cantidades. Estas condiciones causan el desequilibrio muscular del ojo, y
la mejor manera de curar este desequilibrio es combatir la anemia. Cuando los fluidos del cuerpo están
normales, los músculos del ojo pueden realizar su trabajo satisfactoriamente y entonces se restablece la vista
clara.
Después de una operación o de larga enfermedad, cuando las funciones corporales se realizan bajo
forzamiento adicional, el uso prolongado de los ojos, como ya he dicho antes, no debe tolerarse. El sistema
nervioso no puede, en tales ocasiones, dirigir con propiedad y mantener con exactitud cualquier tarea. La
tensión muscular en tales circunstancias, como es de esperarse, una vez establecida se vuelve permanente.
Hasta que el paciente se restablezca por completo, los ojos, igual que el resto del organismo, recuperará sus
energías y para ello necesita gran cantidad de descanso. Cuide que su material de lectura tenga letra clara y
esté bien impreso, que los periodos de lectura sean cortos y que el libro esté sostenido en la posición normal, a
la distancia apropiada y con buena luz.
Si se usan los ojos cuando la luz queda dirigida a la pupila, los ojos se cansan, como también se cansan
cuando el material de lectura está pobremente impreso y mal iluminado. El tipo chico, o el impreso arreglado en
columnas tiende a fatigar los ojos si uno no sabe usarlos en tales circunstancias.
Si se siguen estas indicaciones sencillas, los ojos no quedarán astigmáticos después de una enfermedad como
sucede con frecuencia por falta de entendimiento acerca del uso apropiado de los ojos.
La precipitación, el temor, el agotamiento, la incomodidad, todo esto tiene que ver con el fácil trabajo de los
músculos de acondicionamiento ya que los ojos se cansan con mayor facilidad. Esto, naturalmente, es lo mismo
que pasa con cualquier otro músculo. Si las condiciones generales del cuerpo favorecen la acción muscular, los
ojos estarán normales. Las condiciones desfavorables causan el astigmatismo. En realidad, el ojo debe
considerarse siempre como una entidad coordinada con el resto del organismo y jamás creerla separada e
independiente.
Si se considera el astigmatismo desde este punto de vista y se tiene en cuenta la fisiología normal del ojo,
prontamente se verá por qué no se deben imponer muletas a los ojos en cuanto el malestar empieza, como si
uno pensara en usar muletas tan pronto como le duele un pie por considerar que ésta es la única forma de
curarlo.
Cuando se impone al cuerpo cualquier ayuda y los músculos no se hacen trabajar normalmente, éstos pierden
su tonalidad y fuerza y si tal ayuda se usa por largo tiempo, todo el organismo se ve seriamente resentido.
Cualquier hombre sano que se metiera en cama durante unas semanas, no dejaría de experimentar dificultad
cuando quisiera andar de nuevo.
La sensibilidad del ojo es nuestra mejor aliada. Si la fatiga desaparece y al ojo se le encamina por el
funcionamiento normal, la facilidad con que desaparecen los síntomas y los errores de refracción resulta
asombrosa. De todas las condiciones que uno pudiera tratar, ninguna es más digna de tratamiento que el
astigmatismo.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 42

Tratamiento para el astigmatismo


1. Para el astigmatismo de vista lejana, háganse los mismos ejercicios que para la vista de lejos:
a) Parpadear con frecuencia.
b) Cambiar con frecuencia de punto visual. Ver capítulo cuarto.
c) Colocar la carta de Snellen de tres a seis metros de distancia de los ojos y sin lentes leer cada letra con
facilidad y ligereza. Parpadear después de leída cada letra. Lea los cuatro renglones más pequeños que pueda
ver. Haga esto cuando menos durante cinco minutos.
d) Lea la carta primero con un ojo, cubriendo el otro pero sin tocarlo. De nuevo lea las últimas cuatro líneas
más pequeñas que pueda ver.
e) Mientras da lectura a la carta, estando de pie, balancee su cuerpo, lenta y ligeramente, de lado a lado.
(Vea la Fig. 3). Continúe parpadeando después de ver cada letra. Cinco minutos para este ejercicio.
f) > Repita la lectura y el balanceo, usando primero un ojo y después el otro. Cinco minutos para este
ejercicio.
g) > Para mejorar la vista en punto cercano, tal como en la lectura, sostenga el libro como a 30 centímetros
de los ojos. Parpadee dos veces por renglón y lea sin anteojos, muy lentamente, sin precipitación. Tome una
regla y mida los 30 centímetros para que tenga idea más clara de la distancia a que debe tener el libro. Lea
cuando más de cinco a diez minutos. Lea como cuando va escribiendo: palabra a palabra y sin adelantarse.
h) > A fin de ver claramente en toda obra cercana, como lectura, costura, dibujo, es necesario que los ojos
converjan en un punto. Para ver claramente y de continuo a 30 centímetros, el ojo normal debe convergir
durante periodos cortos a 20 centímetros. Esta función se mejora y fortalece por medio de la lectura de tipo
microscópico sostenido a 20 centímetros de los ojos. Tome la medida para tener idea exacta de la distancia.
Parpadee con frecuencia. (Vea la ilustración del tipo microscópico). Mire el tipo microscópico durante tres
minutos. Descanse un minuto haciendo el ejercicio B. Después vuelva a mirar ese tipo fino durante tres minutos.
i) > En los casos severos de astigmatismo con vista lejana, se podrán necesitar otros ejercicios. El giro largo
es muy benéfico. (Estudie el capitulo noveno).
Estos ejercicios deben hacerse cuando menos por un mes o más hasta que los ojos queden completamente
curados.
Tenga presente que el parpadeo y el cambio de punto' visual hechos ante la carta probadora son ejercicios de
simple preparación para ayudar a uno a usar los ojos correctamente sin importar la clase de trabajo al que
puedan ser aplicados los ojos que no requiera estas funciones elementales. Cuando se les realiza
continuamente, el ojo descansa y la vista es normal.
Mientras mayor sea el grado de error, más necesario será el que haga usted los ejercicios diariamente; y
mientras más se practiquen los ejercicios, más pronto se convertirán en actos automáticos.
Quince minutos al día son suficientes para obtener buenos resultados en casos incipientes. En casos avan-
zados, una hora será el tiempo indicado.
Al mes de hacer ejercicios queda curado un caso sencillo, mientras que varios meses de práctica se
necesitarán para curar condiciones muy avanzadas.

2. Para el astigmatismo con vista cercana, léase el capítulo trece y háganse los mismos ejercicios que para la
vista de cerca:
a) Parpadear con frecuencia.
b) Enfocar los ojos en un solo punto.
a) Cambiar con frecuencia de punto visual. Lea el capítulo IV a fin de tener mayores informes sobre el
particular.
b) Leer la carta probadora de Snellen. (Capítulo nueve).
c) Practicar el giro largo (capítulo nueve). Este es uno de los mejores ejercicios para el astigmatismo miópico
puesto que el ojo del miope no cambia con facilidad de punto visual y el giro largo fomenta el cambio visual con
mayor rapidez que cualquier otro ejercicio.
f) > Ejercicio de concentración. Practique el ver en detalle una parte de cada letra. Por ejemplo, mire la
esquina inferior de la primera letra de la carta probadora. Ahora cambie de vista a la esquina opuesta en
diagonal. Así vaya mirando las esquinas de otras letras en igual forma. Siga mirando en detalle letras cada vez
más pequeñas. Parpadee después de cada punto de concentración. Practique en periodos de un minuto y
repita el ejercicio E durante tres minutos.
g) > Lea el capítulo séptimo "Los Ojos y la- Luz" y practique el asoleamiento de sus ojos con regularidad.
h) > La mayor dificultad, como sucede en la miopía, es la falta de fijamiento central, lo que a su vez causa la
fijeza excesiva de la vista. Para vencer estos dos defectos funcionales, se necesita atención constante a los
detalles y a los ejercicios que fomentan la concentración y el cambio visual. El tenis es un excelente ejercicio ya
que por su propia naturaleza requiere el uso constante del ojo. Por igual razón debemos considerar como
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 43

buenos el badminton y el frontenis.


i) > La lectura debe restringirse a todo niño con astigmatismo de vista cercana; sólo debe permitirse lo que
sea absolutamente necesario para las tareas escolares. Jamás podrá estimarse debidamente la importancia de
tal punto.
j) > Practique el giro largo durante tres minutos y medio (100 giros a buena velocidad) como lo último que se
hace antes de irse a la cama. Esto asegura el descanso de los ojos durante la noche y a la vez garantiza el
menor esfuerzo ocular mientras se duerme.
k) > Pase media hora diaria balanceándose mientras da lectura a la carta probadora de Snellen, haciendo el
giro largo y practicando el ejercicio de concentración. Todos estos ejercicios se pueden hacer de una vez en
media hora o en dos periodos de quince minutos. Si sus ojos están muy afectados por la condición avanzada o
si desea resultados más rápidos, una hora en los ejercicios es el tiempo indicado.
l) > Después de dos meses de práctica como se indicó antes para aumentar la vista a distancia, deben
empezarse los ejercicios para vista a punto cercano. El leer "de cabeza" es el ejercicio más valioso. Se debe
practicar durante varios meses en los casos de astigmatismo miópico. Tenga el libro "de cabeza" a 30
centímetros de los ojos y empiece a leer desde la esquina inferior derecha, avanzando de derecha a izquierda.
Lea cada palabra individualmente y cuando se trate de palabras largas, léalas divididas en sílabas, si no las
puede leer de un vistazo. Toda palabra debe ser leída por los ojos y no adivinada por el contenido. De este
modo se ve cada palabra por separado y el cambio de punto visual es continuo.
Este ejercicio debe practicarse durante varias semanas y aun meses hasta que la lectura "de cabeza" resulte
tan fácil como la lectura común. Cuando pueda leer así, fácil y cómodamente, todo un cuento corto, ya puede
suponer que sus ojos están funcionando a la perfección.

3. Si sólo un ojo es afectado, cubra el ojo bueno con un tapaojos y con la palma de la mano ahuecada, para
hacer los ejercicios con el ojo enfermo.

4. Si las líneas verticales son para usted lo más difícil de apreciar visualmente, practique el ejercicio de
concentración (descrito en el tratamiento para la vista de cerca y marcado con el número seis) haciendo
cambios solamente sobre las líneas verticales. En esta forma se estimula el enfocamiento en este meridiano. Si
las líneas horizontales u oblicuas son las que aparecen borrosas, practique con ellas en igual forma.
Historias de casos

1. B. Edad 11 años
Había usado anteojos durante dos años. Sufría jaquecas y los ojos de la muchacha se enrojecían cuando iba al
cinematógrafo o cuando estudiaba. Acuciosidad visual de 20/30. Ojo izquierdo 20/40. Ojo derecho 20/40.
Anteojos por dos años y — 0.75 cilindros en el frente de cada ojo.
Se le dieron tratamientos para tres semanas, uno para cada semana. La paciente fue dada de alta con la vista
normal. En ninguna forma se le han presentado molestias oculares en los últimos siete años pasados.

2. C Edad 14 años
Esta joven no podía ver bien el pizarrón al estar en el cuarto de clase. Varios especialistas le probaron los ojos y
le recetaron anteojos. Los cristales se le fueron cambiando a medida que sus ojos se debilitaban. La muchacha
era fuerte y saludable, aunque un poco pasada de peso.
Examen. Cristales muy fuertes. (O. D. + 2.50 Cil.); (O. S. + 4.00 Cil.)
Vista con anteojos solo de 20/40.
Vista sin anteojos, 20/100.
La chica entrecerraba los ojos y fijaba la vista al intentar la lectura de la carta probadora.
Se le dio el mismo tratamiento que el prescrito para el astigmatismo. Abandonó los anteojos y siguió haciendo
ejercicios por tres meses más. Cuando se le dio de alta, su vista era casi normal (20/30), sin anteojos. Sus ojos
tenían todo el aspecto de la normalidad y la muchacha los siguió usando en la forma normal, con lo que mejoró
en mucho su aspecto físico y su personalidad. Su vista seguirá mejorando si continúa haciendo los ejercicios.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 44

XV. OJOS TORCIDOS

Una molestia desastrosa

El estrabismo, bizquera u ojos torcidos, es una de las más desastrosas molestias de los ojos. El niño que tuvo la
desgracia de sacar este error, empieza la vida con una tara tremenda y a medida que va creciendo, su
personalidad se tuerce y retuerce debido a la torcedura de sus ojos.
La causa de los ojos bizcos es que los músculos oculares fallan al mantener la bola del ojo en tal forma que
cada pupila quede dirigida al mismo punto y al mismo tiempo se realice la operación visual. Cuando este
fenómeno se presenta en un niño de unas cuantas semanas y aun meses de nacido, no debe causar gran
cuidado, puesto que ello puede significar que los músculos oculares no tienen aún iodo el desarrollo necesario
para la coordinación que hay en otros músculos, como entre la mano y el brazo, por ejemplo. Pero sí hay que
tener buen cuidado de que el niño no fuerce sus ojos.
Debe guardarse a la criatura contra luces demasiado brillantes y ver que la cuna sea colocada dentro de su
cuarto en tal posición que el niño pueda ver a las gentes que se acercan sin tener que mirar a un lado
continuamente. No se le deben meter objetos muy cerca de los ojos para llamar su atención. No debe haber en
tomo suyo movimientos bruscos, ya que el poder de acomodamiento es muy débil y está muy poco desarrollado
en un bebé y, además, los movimientos bruscos exigen un acomodamiento hecho con violencia.
Dos imágenes son las que van al cerebro una de cada ojo, pero en la mente no hay sino una sola imagen. El
realizar tal fenómeno implica una complicada función de los nervios ópticos y de todo el sistema nervioso.
Puesto que las reacciones nerviosas de un nene son muy sencillas a poco tiempo de nacido, hay que tener en
cuenta que necesita pasar más tiempo para que las reacciones más complejas puedan desarrollarse. Un niñito
no puede ver en igual forma que un adulto. El ver en el adulto implica pensar, comparar la cosa vista con las
imágenes almacenadas en su mente. Esta es una función automática inconsciente; pero, no por ello, deja de
ser parte integrante de la función visual.
El recién nacido tiene que experimentar un gran número de impresiones visuales de gran variedad antes de que
su facultad visual sea realmente activa. No se puede saber cuándo es que el niño empieza a ver como adulto;
algunos hombres de ciencia fijan la edad más temprana en los seis meses mientras que otros la fijan hasta los
cuatro años. Los más recientes investigadores nos llevan a creer que el niño domina esta función de hacer una
sola imagen mental de la impresión de ambos ojos antes de llegar al año y medio de vida y, algunas veces,
antes del año de edad.
Esta habilidad mental de captar dos imágenes y juntarlas en una, es lo que llama la facultad de fusión. Antes de
que tal facultad se haya desarrollado, el niño ve con uno o con otro ojo indistintamente. Por tal razón hay que
cuidar que el niño haga ejercicios con ambos ojos, pues de otra manera se quedaría acostumbrado a usar sólo
un ojo. Si tal cosa acontece, el otro ojo pierde la urgencia de ver y no tarda en dejar de ver directamente el
objeto que mira el ojo correcto.
Al llegar el año o al año y medio de vida, cuando la facultad de fusión entra en actividad, si ya tiene el hábito de
ver con un solo ojo, desarrolla entonces la habilidad de suprimir la imagen del ojo torcido. Por esta causa, la
persona de ojos torcidos o bizca tiene, para todos los usos prácticos, sólo vista de un ojo, ya que el otro queda
atrofiado y para nada ve.
Lo anterior que se refiere es el tipo usual de ojos torcidos. Otro tipo es aquel que tiene buena vista en cada ojo y
los dos los usa, pero, debido a la falta de fusión, no puede usar ambos ojos al mismo tiempo. Este es el caso de
aquellas personas que entrecierran los ojos, alternativamente para poder ver.
Ese cruzar alternativo de la vista se manifiesta en los niños impresionables o de salud delicada y en todo
momento de nerviosidad excesiva. Si a estos niños se les cura y se atiende a su salud delicada, la facultad de
fusión puede volver a la normalidad.
Los oculistas de la vieja escuela no están de acuerdo acerca del procedimiento a seguir en los casos de
estrabismo. Algunos doctores recetan anteojos a niños de tierna edad y no es raro ver a niños de dos años de
edad con gruesos cristales delante de los ojos. Otros oculistas recetan gotas para ser aplicadas al ojo bueno y
hacer que se empañe la vista y así obligar al ojo débil a entrar en actividad. Hay otros que no toman acción
alguna, sino que esperan que la criatura crezca para ver si sale solo de tal condición y si no, proceder a
operarlo.
Salta a la vista de cualquier observador que ninguno de estos métodos ha producido buenos resultados pues
todavía se ve un número considerable de gentes con los ojos torcidos y que también va en aumento el número
de chiquillos afectados.
El estrabismo puede presentarse en cualquier edad; puede provenir de la parálisis infantil que afecte los
músculos oculares; de un susto repentino; de golpes en la cabeza que puedan afectar el funcionamiento de uno
o más de los músculos oculares y raras veces, de enfermedades degenerativas del cerebro.
Uno de mis primeros casos de estrabismo fue el de una chiquilla como de siete años de edad la que había
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 45

estado haciendo el bizco durante seis meses. Tal condición no sólo fue producida por un choque intenso a su
sistema nervioso, sino por algo más definido como el haberle saltado un perro a la cara y ella torció los ojos al
pensar que el animal iba a mordérselos. Tuve la esperanza de que éste fuera un caso de fácil resolución, peto
no resultó así. Se necesitaron dos meses de ejercicios regulares de reeducación a fin de recobrar la función
normal y enderezar los ojos de la chiquilla.
Un caso similar fue el de una señora como de 38 años quien sufrió un accidente automovilístico. El automóvil en
que ella viajaba recibió el choque por el lado derecho. Aunque la señora no resultó herida o lastimada en forma
alguna, ya que el accidente fue leve, se le torció el ojo derecho y así se le quedó. La causa fue el temor y el
choque nervioso, ya que tuvo miedo de que algún trozo de vidrio le sacara el ojo.
Cuatro meses después del accidente, y después de ver a tres especialistas sin obtener resultados, vino a
verme. Cinco tratamientos de este método moderno la dejaron completamente curada.
Algunos casos que provienen de algún accidente no necesitan tratamiento local a los ojos. Si el paciente sufrió
golpe en la nuca o fractura del cráneo, los síntomas que experimenta en los ojos usualmente desaparecen con
los demás que acompañan toda lesión en la cabeza.
Las operaciones para los ojos bizcos son de resultados inciertos. Hay cirujanos que operan a niños hasta de
seis años de edad, mientras que otros esperan hasta que el pequeño paciente tenga de doce a catorce. En todo
evento menos de la mitad de los casos dan resultados satisfactorios al año de la operación y casi siempre, el
niño tiene que usar gruesos anteojos más tarde.
Los principios de abandono total, de aflojamiento de toda tensión y el descanso sí dan resultados singularmente
satisfactorios al curar a niños bizcos. A la mayoría se le ha librado de la necesidad de usar anteojos y se ha
enderezado su vista al cabo de unas cuantas semanas de tratamiento.
Los niños que tienen fusión débil o vista pobre en un ojo usualmente requieren un tratamiento más prolongado
para recobrar la normalidad en la vista. Jamás se me ha presentado un caso de estrabismo que no haya podido
aliviar.
Algunos niños que tienen la tendencia a meter los ojos, sienten desde luego un gran alivio cuando se hace
desaparecer el forzamiento; otros, aunque se le ayuda, mejoran grandemente cuando se les impone una
cantidad razonable de ejercicio después de la operación a fin de establecer el equilibrio de músculos oculares.
Se les prescribe entonces una serie corta de ejercicios, después de la operación, para devolver a los ojos la
normalidad visual. Este es un procedimiento muy bueno en casos severos porque los músculos están
tan desequilibrados que la cantidad de ejercicio necesario para volver a la normalidad sería tan grande que
sería mucho pedir de un niño.
Cuando los ejercicios se usan conjuntamente con la operación, los casos más graves han tenido el más feliz de
los resultados.
Si el caso que se tiene a la mano es el de estrabismo alternado, se puede asegurar el esfuerzo hacia la fusión
de imágenes por medio de tapaojos descritos en el capítulo de "Reglas Generales Para Tratamiento". Cuando
los ojos están en perfecto descanso, sin forzamiento ninguno, aparecen enteramente rectos. Pero cuando estos
niños con estrabismo alterno están cansados, presentan los ojos bizcos.
El procedimiento operatorio o el recetar anteojos no ofrecen mucho alivio a esos ojos bizcos que ya aparecen
normales, puesto que la dificultad está en hacerlos que en todo tiempo sigan viendo rectamente y que la fusión
de imágenes sea perfecta. Lo que estos chicos necesitan es una gran cantidad de descanso así como que se
les libre de toda excitación o choque nervioso.
Sólo hasta hace seis o siete años es cuando se ha hecho algún esfuerzo por desarrollar en el bizco el hábito de
la fusión, ya que poco era lo sabido acerca de su producción en las conexiones nerviosas de los centros
cerebrales. Ahora ya se cuenta con clínicas que se dedican al estudio de esta función esencialísima.
Muchos de los casos que no han hallado alivio por medio de la operación quirúrgica o por el uso de los
anteojos, se han curado por el presente sistema para el tratamiento de ojos bizcos. A todo niño bizco debería
dársele oportunidad de recobrar la normalidad por medio de estos métodos a base de descanso y supresión de
toda tensión nerviosa, cuanto antes. Aquellos cuyas condiciones son más permanentes deberían ser animados
a probar este sistema. Quedarán asombrados al saber que para el presente método de curación ocular, la
bizquera no ofrece grandes dificultades.
En los últimos cinco meses me he ocupado en la curación de cuatro casos de estrabismo en adultos. Todos
eran personas mayores de veinte años de edad. Todos ellos usaban gruesos anteojos. Uno fue operado dos
veces sin éxito. En todo caso se prescindió de los anteojos, los ojos se enderezaron y la vista recobró la
normalidad.

Tratamiento para ojos bizcos

1. En niños muy chicos, el único tratamiento necesario para su estrabismo es el usar un como tapaojos sobre el
ojo bueno (el que no se tuerce) a fin de obligar a que se use el ojo torcido.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 46

Al forzarlo a usar el ojo torcido, también se evita la pérdida de vista, puesto que la falta de uso hace que se
pierda la función y se reduzca la vista. Así ambos ojos se acostumbran a ver y en mucho se fomenta el
desarrollo normal de la vista. En muchos casos en que se sigue este procedimiento tan pronto como el mal se
advierte, los ojos establecen la coordinación y ya no se requiere posterior atención.
Si el niño es tan pequeño que el uso del tapaojos le moleste y aún le haga llorar, hay que quitárselo al cabo de
cinco minutos. A medida que se vaya acostumbrando a usarlo, el tiempo se va prolongando hasta que pueda
usarlo todo el día. Sería mejor el asociar el uso del tapaojos con algún placer, con juguetes que más le agraden,
o con ciertas canción-citas lo que obtendrá siempre que use el tapaojos. Hay niños capaces de usar muy bien el
tapaojos siempre que la madre o la niñera use uno igual.
2.En niños en que el uso del tapaojos no ha sido lo suficientemente bueno para corregir la condición, o
cuando los anteojos se han usado y la condición aún persiste, los ejercicios prescritos para la vista de lejos
deben practicarse con el ojo torcido mientras que el tapaojos cubre el ojo bueno. Los ejercicios para vista de
lejos deben usarse cuando el ojo sólo mira bien a distancia y deben seguirse las indicaciones y ejercicios para
miopía cuando el ojo torcido tiene sólo vista de cerca. En cualquier caso que sea, los ejercicios deben
practicarse regularmente tanto con el tapaojos puesto como quitado.
3.Al hacer el giro largo, hay que pararse de modo que el ojo torcido quede más cerca de la carta, ya que su
tendencia es mirar al lado opuesto de su posición torcida. Hay que hacer con ese ojo los ejercicios de parpadeo,
concentración y cambio visual. Jamás podrán alabarse debidamente los resultados de tales ejercicios.
4.La falta de fusión es la dificultad principal de los ojos torcidos. La habilidad del sistema nervioso de hacer
de dos imágenes una, es lo que se llama fusión. El éxito de todo tratamiento consistirá en recobrar esta función.
El usar ambos ojos para ver claramente una sola imagen cuando en realidad hay dos imágenes, una en cada
ojo, es una función del sistema nervioso (véase Fig. 14, p. 165). Si los ojos están descansados y se les usa sin
forzamiento, las condiciones son favorables para el desarrollo de la fusión. Cuando la persona no está bien,
indebidamente cansada o nerviosa o usa los ojos impropiamente hasta resultar el forzamiento, la facultad
fusionadora se manifiesta escasamente o deja de manifestarse por completo.
5. Los ejercicios prescritos en el párrafo anterior son para mejorar en general el uso de los ojos y para
aumentar la fuerza del ojo débil. Ya una vez mejorada la forma de usar los ojos y una vez aumentada la vista
del ojo débil, ya se pueden dar ejercicios especiales para el fomento de la facultad fusionadora. Sin un centro
activo de fusión, no hay ojos que se puedan mantener bien derechos. La urgencia de ver el mismo punto al
mismo tiempo y con ambos ojos es lo que los dirige y coordina. El ángulo de convergencia de tos ojos es lo que
hace posible juzgar de las distancias, lo que resulta imposible cuando se tiene vista en un solo ojo. Para
estimular la fusión y desarrollar la facultad hasta la normalidad, se necesita un equipo especial. El optoscopio

Fig. 6
Optoscopio para corregir la desviación hacia arriba o hacia abajo de un solo ojo.

A. La iluminación se puede colocar para cada ojo.—


B. Ranura que permite el tirar a cada lado con cualquier mano (nótese el vástago que tiene encima).—
C. Repisa e instrumento ajustable.—
D. Ajuste para equilibrio vertical.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 47

es una adaptación del estereoscopio antiguo. En el primero se usan tarjetas especiales. Estas tarjetas se

Fig. 7
Optoscopio para corregir la desviación lateral de un ojo.

hacen con perspectiva y sin ella, a fin de presentar un buen contraste a los ojos del paciente.
Se estimula a los ojos para que vean juntos al colocar la parte de un objeto familiar ante un ojo y la otra parte
ante el otro. Para ver el objeto entero es necesario mirar con ambos ojos al mismo tiempo y por medio del
centro fusionador de imágenes.
Este instrumento se ajusta a cualquier tipo de estrabismo de manera que los objetos para ser vistos puedan ser
colocados en la posición conveniente para ese par de ojos en tratamiento. Una vez establecida la fusión, la
práctica con el optoscopio la desarrollará a un grado normal. El instrumento y las tarjetas especiales que lo
acompañan son cosas muy valiosas para el tratamiento del estrabismo. Este instrumento representa el avance

Fig. 8
Tarjetas usadas en el Optoscopio .
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 48

más grande en aparatos no quirúrgicos para el tratamiento de la bizquera.


Las ilustraciones 6, 7 y 8 insertadas en estas hojas darán una idea de la forma en que se usa el optoscopio y de
las tremendas posibilidades que tiene para beneficiar los ojos torcidos.
Estos ojos siempre requieren cierta atención especial y hay que recurrir a alguna persona familiarizada con este
método.

Historia de un caso

A. Edad 14 años

Historia. Niña con ojos torcidos desde el nacimiento. Los ojos se le torcían más cuando estaba muy enferma o
muy cansada y poco era la torcedura de sus ojos cuando estaba descansada y bien de salud. La bizquera
empeoró al llegar a los cinco años de edad y al ingresar a la escuela. A los dos años de nacida se le impusieron
anteojos y con ellos parecía tener los ojos derechos. Los cristales fueron aumentando con fuerza de cuando en
cuando. La chiquilla tuvo que someterse a una operación quirúrgica en la región mastoidea cuya herida no sanó
normalmente y ei estrabismo empeoró.
Por medio del examen se comprobó que era una muchacha bien nutrida, alta para su edad y que el ojo
izquierdo se le volteaba hacia la nariz. La vista del ojo recto era buena con los anteojos puestos y bien pobre sin
ellos. El ojo torcido tenía poca vista con los anteojos y muy escasa sin ellos.

Anteojos: + 3.50 — 1.50 C. 90.


+ 3.50 — 1.50 C. 90

La incisión del mastoides izquierdo no había cerrado por completo y aún estaba cubierta con vendaje.
El tratamiento fue el indicado para el estrabismo. Se le hizo prescindir de los anteojos y el adiestramiento ocular
empezó. Su vista mejoró y los ojos se enderezaron notablemente. Después de tres meses de trabajo los ojos
estaban derechos y la vista era normal. Se logró mejorar la condición general de su salud y entonces volvió a
operarse la incisión del mastoides. La operación resultó satisfactoria y la herida sanó normalmente. En la
actualidad, ocho años después, los ojos están normales. Se logró mejorar la condición general de su salud y
entonces volvió a operarse la incisión del mastoides. La operación resultó satisfactoria y la herida sanó
normalmente. En la actualidad, ocho años después, los ojos están normales, la vista es normal y cómoda.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 49

XVI. CATARATA

Un daño severo que puede prevenirse

Al seguir las etapas retrogresivas del ojo mal usado, es interesante notar que aun condición tan severa como la
catarata tiene su principio en el cansancio. La catarata no es otra cosa que el resultado de un largo, continuo y
severo forzamiento.
Cuando el ojo normal empieza a ser forzado y se le lleva más allá del límite del simple cansancio ocular, se
tiene por consecuencia infalible algún error de refracción.
Si el forzamiento se produce durante la lectura o cuando se usan los ojos a punto cercano, se causa la vista de
lejos. Si el forzamiento continúa, se produce la presbicia o disminución de la vista en la edad media. Si el
forzamiento aumenta, la catarata aparece.
Si se usan anteojos para aliviar las fases iniciales del cansancio sencillo, esto aumentará el forzamiento y con
ellos se violentará la llegada de la presbicia. El usar cristales más fuertes para la presbicia es aumentar la
posibilidad de obtener la catarata.
Existe siempre gran forzamiento cuando se usan fuertes cristales continuamente, lo mismo que cuando se usan
vidrios bifocales por largo tiempo.
Contrario a las creencias populares, la catarata no es un crecimiento. Es una condición de los lentes cristalinos
que se vuelven opacos y no permiten que los rayos luminosos pasen a su través hasta la retina. Cualquier parte
de estas lentes puede ser la afectada. Algunas veces la opacidad es en" el centro, causando pérdida de la vista
desde sus principios; en otras ocasiones la opacidad se halla en la periferia y la vista no se afecta
materialmente hasta más adelante con la retrogresión.
Hay otros casos en que las opacidades aparecen tan pequeñas como copitos en cualquier parte de las lentes,
lo que causa manchitas en el campo visual.
Para comprender dónde está realmente la catarata y qué la ha causado, usted debe conocer la estructura del
ojo. Si mira el esquema del ojo, en la página 164, comprenderá que la catarata no puede ser vista sino por el
ojo del experto, ya que los cristalinos están muy adentro del ojo.
Los lentes cristalinos son discos biconvexos, incoloros, transparentes que miden cinco milímetros de espesor y
nueve milímetros de diámetro. Están suspendidos por sus ligamentos y divididos por la acuosidad del humor
vítreo. El iris de cada ojo yace al frente inmediato de ciada lente.
Cada lente está integrado por capas concéntricas, muy semejantes a las capas o telillas de que está formada la
cebolla. Entre tales capas hay diminutos canales linfáticos que permiten al fluido paso hasta adentrarse en la
sustancia de la lente.
Cuando el forzamiento del ojo es intenso, lo suficiente para causar la compresión de cada lente, el fluido
linfático no puede pasar en su recorrido irrigador sino que se halla estancado y entonces las lentes se vuelven
duras y resecas.
Si esta sequedad aumenta y llega hasta el grado de hacer que las capas se separen, entonces esta irregu-
laridad hace que las lentes queden opacas.
La necesidad de que los lentes sean de una estructura perfectamente uniforme se puede ilustrar en dos formas.
Si toma usted una cubeta de agua clara y mira el contenido cuando está en reposo, cualquier cosa que haya en
el fondo lo podrá ver perfectamente. Pero si se hacen ondas ligeras sobre la superficie del líquido, aunque el
agua esté bien clara, no podrá ver distintamente el fondo del cubo. Esa irregularidad en el agua es lo que la
vuelve opaca.
En la misma forma las vidrieras de su cuarto de baño pueden quedar de tal manera que no pase imagen clara a
través de los cristales. Esos cristales podrán ser perfectamente claros pero si un lado es irregular, los rayos
luminosos habrán de quebrarse, y no se podrá trasmitir alguna imagen clara.
Esto es exactamente lo que sucede cuando hay alguna irregularidad en las lentes de los ojos.
Aunque la gran mayoría de las cataratas aparece a media edad y en la ancianidad, también se pueden formar
en cualquier edad a consecuencia de un golpe en los ojos, algo bien frecuente en los boxeadores. El hecho de
que la compresión puede causar catará-tas se puede demostrar en los ojos sanos de los animales. Si el ojo
sano del animal es compreso alrededor de la periferia, su lente se vuelve opaco. Cuando la presión cesa, la
lente vuelve a aparecer clara.
Como en el caso de cualquier forzamiento ocular, el tratamiento de las cataratas consiste en normalizar las
funciones del ojo. Si el forzamiento del ojo se reduce, también disminuye la tensión. Esta reducción del
forzamiento reduce la presión sobre el cristalino y al fluido se le permite pasar a través de los canales linfáticos
y así conservar la lente bien lubricada de modo que sus capas no queden separadas. Así la causa de la
separación de las capas que forman la lente desaparece y queda detenido el progreso de la catarata.
Una vez que las capas de las lentes han quedado separadas, ellas mismas no tienden a unirse de por sí y es
necesario educar a la persona afectada a que vea sin forzamiento, aunque el campo visual no se encuentre
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 50

completamente claro. Esto no es más difícil que el educar a la persona para que vea a través de cristales que
no son claros o a través de una vidriera empañada.
Muchos de los casos de catarata ocular aunque muestran rastros de lesión en la lente, sin embargo pueden
pasar cualquier examen y dar muestras de vista normal ya que puede verse igualmente bien tanto de lejos
como de cerca.
Traté un caso en que las lentes estaban uniformemente opacas y en estado maduro para la operación, sin
embargo, el tratamiento permitió al paciente ver bastante bien para los usos ordinarios y así atender sus
deberes familiares.
Ordinariamente cuando las cataratas han progresado hasta la etapa operable, lo mejor es pasar por la
operación con la que, en muchos casos, se puede alcanzar un buen grado de vista. En el caso anteriormente
citado, el paciente se hizo operar un ojo, pero la operación falla, el ojo queda permanentemente ciego.
En todo tipo de condición anormal del ojo, y especialmente en las cataratas, lo importante es atenderse
temprano a fin de obtener los mejores resultados. Como la catarata es casi siempre el resultado de varios años
de forzamiento ocular, se necesitan varios meses de tratamiento para obtener buenos resultados.
Los grados altos de presbicia son siempre peligrosos, porque en los présbites la catarata se puede presentar
rápidamente, si se los sujeta a una severa tensión nerviosa. Los grandes cuidados o penas pueden ocasionar el
desarrollo de las cataratas en unos cuantos meses.
Aquellas personas interesadas en volver a sus ojos a la normalidad deben considerar estos ejercicios re-
constructores como el mejor preventivo de las cataratas. Si los ejercicios se practican moderadamente, las
lentes cristalinas de sus ojos no se resentirán ya que el forzamiento desaparece.
Si se han usado anteojos por largo tiempo y su fuerza es excesiva, una moderada cantidad de ejercicios
permitirá rebajar el aumento de los cristales. A aquellas gentes que han pasado la edad en que los músculos
son más elásticos, este método y el uso de sus anteojos les dará vista clara por un tiempo mayor que el
esperado.
En todo caso, el intento y resultado último de este método es el de proporcionar la mejor vista posible por el
mayor número de años, librando así a la ancianidad de la carga de la vista que falla hasta llegar a la ceguera. El
método actual es siempre profiláctico así como curativo.
Aquellas personas que temen la aparición de cataratas, la consciente adherencia a las reglas de vista normal y
el apego a la práctica de los ejercicios indicados, ofrecen alivio completo tanto a la mente como al ojo.
Para quien tiene catarata incipiente se le puede asegurar que su estado puede contenerse si presta el cuidado
bastante a sus ojos y si su salud y costumbres no se oponen al tratamiento satisfactorio. Desde luego sus
esfuerzos deben tener por objeto el aseguramiento de la función perfecta de sus ojos por medio de las tres
reglas principales de la vista normal y se persiste en perpetuar esas funciones durante meses. Los buenos
resultados habrán de compensar la cantidad de tiempo y energía gastadas en tal dirección.
Si la catarata es completa y el cirujano que a usted atiende cree que la operación daría buenos resultados, es
de aconsejársele que se haga operar un ojo y luego observar las reglas de la vista normal a fin de recobrar la
vista y el mejor acomodamiento posible del ojo operado. Pero si la operación no pudiera resultar satisfactoria,
invito a quien estuviere en este caso a que se pase un año tratando de recobrar la vista del ojo no operado
antes de someterse a la operación del otro ojo.
Los resultados prácticos obtenidos en los casos de cataratas han sido tan satisfactorios que nadie en tales
condiciones debe sentirse en situación irremediable, sino al contrario, debe esperar del presente método
moderno un gran beneficio.
Es idea popular que la catarata es sinónimo de ceguera, pero tal cosa no es cierta. El terror que se pudiera
sentir ante esta creencia debe ser desechado y cuanto antes atender la condición por medio de un tratamiento
inteligente y eficiente.

Tratamiento de las cataratas

1. > La extrema tensión que implica la catarata requiere frecuentes periodos cortos de descanso. El empalme
es uno de los medios más eficaces para soltar la tensión ocular durante el descanso.
Sitúese en posición cómoda ante algo sobre lo cual descansan los codos. Cúbrase los ojos con las palmas de
las manos. Las manos deben estar ahuecadas para no tocar lo ojos. Las palmas deben quedar sobre los
pómulos y los dedos juntos de una mano deben cruzar sobre los dedos de la otra en contacto ligero, sin presión
en ningún punto ni rigidez en manos u ojos. (Vea la ilustración para mejor comprender la posición de las manos
sobre los ojos. Fig. 9).
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 51

Fig. 9

Empalme

Los ojos deben quedar suavemente cerrados. Cuando están enteramente libres de tensión, el fondo del ojo se
verá todo negro. El tiempo necesario para esta operación varía de dos a diez minutos y, en algunos casos, se
requieren varias semanas de práctica a fin de llegar a tener una noción clara de esa negrura absoluta. No hay
que hacer intento de ver un fondo negro. No preste atención a los ojos sino que ocupe su mente con
pensamientos agradables de quietud que el ojo ya tendrá cuidado de sí mismo. El negro intenso aparecerá en
cuanto mente y ojos estén descansados completamente.
El empalme es benéfico en todos los casos de forzamiento ocular como un medio de descansar los ojos en todo
lo que es posible y en el tiempo más breve. La persona que sufre de cataratas debe hacer el empalme por unos
cuantos minutos y cada hora.
2. El tratamiento activo y los ejercicios para las cataratas son los mismos que para la vista a media edad.
Repase los ejercicios exactamente como están explicados. Los primeros siete puntos deben practicarse cuando
menos un mes antes de que se haga cualquier intento de ejercitar los ojos para recobrar la vista a punto
cercano.
3. El giro largo (capítulo noveno) es el mejor ejercicio para esta condición y debe hacerse durante una hora
diaria. Los ejercicios pueden hacerse en cortos periodos, o en uno o dos periodos largos. Debe prescindirse de
los anteojos o reducir la fuerza de sus cristales radicalmente. Como quiera que los anteojos no ayudan a la vista
de esta condición, el abandonarlos no causa daño.
4. La mejoría de la vista continuará a medida que los ejercicios son practicados por un periodo de seis meses
a un año, o más.
5. Lo mejor para quien se halle en esta condición es buscar la ayuda de un médico familiarizado con este
método.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 52

XVII. GLAUCOMA

Una mala condición que tiene remedio

El glaucoma es una condición en la cual la presión de los fluidos oculares aumenta por encima de lo normal a
tal grado que interfiere con su acomodamiento. Además de esta interferencia en el acomodamiento, la presión
aumentada evita el flujo normal de la sangre a la retina y éste es el principio de una degeneración gradual. Si se
deja que el malestar avance, la retina se destruye y la ceguera permanente es el resultado.
La presión de los fluidos en el ojo se conserva en equilibrio por su tasa de secreción y escape a través de
diminutas aberturas. Puesto que cualquier forzamiento de los ojos aumenta la tensión de los músculos oculares,
el equilibrio de los fluidos sufre interferencia. Si a estos fluidos no se les permite secretar y escapar libremente,
la presión en los ojos aumenta y a este desorden se llama glaucoma. Las condiciones enfermizas e
inflamatorias también causan el glaucoma.
El usar anteojos para esta condición de nada sirve. El único remedio que ofrece el método de la vieja escuela
es la operación quirúrgica. Aunque con ella se evitan los aumentos en presión y se alivia el dolor intenso, la
degeneración de la retina continúa y la operación en sí causa tal daño al ojo que resulta imposible recobrar
después la vista normal.
Los ataques agudos del glaucoma casi invariablemente ocurren durante la noche manteniendo al paciente
despierto puesto que el dolor es intenso por lo que uno con frecuencia se precipita en busca de la operación
para salir de condición tan intolerable.
El método moderno de tratamiento ocular es singularmente satisfactorio en el tratamiento del glaucoma puesto
que la causa entera de la dificultad es la tensión.
Todos nuestros centros nerviosos automáticos tienen gran tendencia al hábito. Gustan de funcionar en la misma
forma día tras día. Si usted está acostumbrado a tomar sus alimentos a cierta hora de cada día, en ese
momento preciso tiene usted hambre. Si va usted a la cama con regularidad, querrá dormir a la misma hora. Si
por lo general toma sus alimentos de prisa, ese comer precipitado se convierte en hábito a menos que a
conciencia se le detenga. Los ojos igualmente tienden a ese deseo de tener hábitos.
Afortunadamente, son pocas las circunstancias que producen el forzamiento continuo y excesivo que causa el
glaucoma. Existe, no obstante, cierto estado en que el forzamiento es lo suficiente para esta condición que, por
extraño que parezca, es el estado de sueño. A fin de soltar completamente toda tensión, se debe permitir a los
ojos que se muevan así como se le permite a usted moverse libremente en su cama so pena de permanecer
agarrotado —o se deja libertad de movimiento a los músculos o se les tiene con rigidez. Así también, el ojo
normal tiene que moverse libremente con ritmo, con pereza dentro de sus cuencas y durante toda la noche.
Si por alguna razón —tal como la nerviosidad excesiva, el miedo o la tensión habituales— se detiene durante el
sueño este movimiento inconsciente, la fijeza absoluta se presenta. Si ésta continúa, el hábito de mirar
fijamente durante el sueño se establece y de ahí resulta el glaucoma.
Algunas personas, debido al hábito crónico de ver fijamente durante sus horas de vigilia, mientras están
despiertas, tienen cierto grado crónico de glaucoma. Si se han venido usando los ojos con fijeza durante el día y
el forzamiento puede continuar durante toda la noche y por eso es que los ojos se sienten cansados o doloridos
a la mañana siguiente.
Por otra parte, si no se mira con fijeza sino que cambia frecuentemente de punto visual y por lo común se usan
los ojos en forma fácil, perezosa, suelta, las mismas condiciones tienden a persistir durante el sueño y los
ojos están claros, descansados y en sus mejores condiciones de servicio a la siguiente mañana.
Si al despertar se da usted cuenta de que sus ojos están doloridos y cansados, que esto sea aviso suficiente de
que su funcionamiento nocturno no es normal. Después de seis a diez horas de sueño deben sentirse los ojos
fuertes, cómodos y claros. Si no lo están es prueba positiva de que no se les dejó descansar.
Un ejercicio sencillo, el giro largo (capitulo noveno), practicado antes de acostarse, corregirá esta condición de
fijeza en los ojos durante el sueño y a la vez ofrece libertad de temor ante el glaucoma. Esto se consigue
solamente cuando se establecen hábitos normales en el uso de los ojos y se les conserva descansados todo el
tiempo. Los buenos hábitos oculares deben ser de todo el tiempo y no sólo practicarse mientras se hacen los
ejercicios.

Tratamiento del glaucoma

El tratamiento del glaucoma es el mismo que para la catarata. Puesto que en muchos casos de glaucoma los
ojos permanecen fijos más en la noche que en cualquier otro tiempo, el giro largo practicado antes de irse a la
cama es el ejercicio más esencial. Se debe hacer de quince minutos a una hora, dependiendo de lo agudo de la
condición. Siempre dará buen alivio si el tiempo se prolonga.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 53

El ponerse una toalla, mojada en agua caliente, sobre los ojos, no sólo ayuda a darles soltura y a restablecer la
corriente linfática, sino que también alivia el dolor.
Los ojos no deben usarse en algo que requiera mucha concentración o por largos periodos de tiempo.
Lo prudente es ponerse al cuidado de un médico familiarizado con este trabajo quien dará consejos especiales
para esta condición.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 54

XVIII. OJOS INFLAMADOS

Un síntoma frecuente de cansancio

La inflamación de los ojos y de los bordes de los párpados es un síntoma frecuente de cansancio ocular. Esto
puede ser el resultado de falta de sueño o agotamiento, o puede provenir del torpe uso de los ojos como al
esforzarse por ver los objetos distantes o por mirar fijamente mientras se lee.
El corregir tal condición es bien sencillo. El tratamiento indicado en el capítulo III "Cansancio" dará un alivio casi
inmediato. El descanso de los tejidos interiores y de alrededor de los ojos mejora la circulación de la sangre y
de la linfa y así alivia la inflamación.
Lavarse los ojos puede ser ventajoso cuando uno ha estado en lugares polvosos, donde hay humo. El agua
boricada es remedio seguro y eficaz para el lavado de los ojos, el que se puede usar repetidas veces ya que no
es irritante. La proporción es de una cu-charadita de ácido bórico en un litro de agua.
Una solución normal de sal de cocina (una cucharadita por litro de agua) es también bastante buena ya que no
irrita y puesto que está al alcance de toda mano, se puede usar para lavado ocular, tibio o frío, cada vez que se
quiera. La solución relativamente calentada contribuye a la soltura del ojo y al alivio de los tejidos.
Si el ardor en los ojos producido por el viento caliente o por el resplandor de la luz sobre el agua o por
cualquiera otra forma de irritación que no se alivia con la sencilla solución lavadora, puede usted usar "Murine"
o cualquier colirio obtenible en cualquier droguería sin dejar de seguir las indicaciones para mayor eficacia.
No aconsejaría el uso de los colirios como cosa rutinaria o de hábito diario, como en el caso de las soluciones
de sal o de ácido bórico, sino cuando sean necesarios. Hay numerosas soluciones producidas por los expertos
en belleza las que se pueden clasificar como colirios y sólo usarse cuando la ocasión lo demande.
La mejor solución para los ojos está en los ojos mismos y ésta la constituyen las lágrimas. Este es un líquido
salado que se puede usar continuamente y siempre está a la mano cuando se le necesita. La glándula lacrimal
se halla abajo del párpado superior. El parpadeo frecuente distribuye este fluido sobre el ojo y lo conserva
constantemente bañado. Todo ardor en los ojos puede aliviarse por medio del parpadeo frecuente. Cuando los
ojos son atacados por el polvo, el viento o el humo, la naturaleza inmediatamente suministra mayor cantidad de
líquido lacrimal para aliviar la condición. Todo lo que se necesita para obtener alivio inmediato es usar la propia
medicina, la que tiene almacenada en los lagrimales. El parpadeo se encarga de la distribución.
Las inflamaciones agudas en los ojos deben ser diagnosticadas por un médico, ya que algunas inflamaciones
oculares son infecciosas y contagiosas por lo que requieren un tratamiento local.

Historia de un caso

1. D. Edad 32 años

Historia. Anteojos impuestos a los diez años de edad y usados continuamente. Aumento en la fuerza de los
cristales en periodos de pocos años. Ojos enrojecidos con enrojecimiento en los bordes de los párpados
durante los últimos tres años. Usó lavados y gotas sin alivio permanente. La molestia fue en aumento y los ojos
le ardían como quemados, como si los hubiera usado largo tiempo en la misma cosa.
El examen probó la existencia de un alto grado de miopía astigmática. Grado de visión 20/200. Incapaz de leer
sin anteojos a menos que el impreso lo tuviera a 15 centímetros de los ojos.
Después de dos semanas de tratamiento, los anteojos fueron cambiados y lentes de menor aumento fueron los
prescritos. Al cabo de tres semanas los ojos estaban claros, el borde de los párpados estaba normal y los ojos
se hallaban cómodamente en todos los usos.
Nota. Este paciente pudo haber recobrado la buena vista sin los anteojos si hubiera hecho ejercicios durante
varios meses, pero sólo estaba interesado en obtener comodidad y librarse de la inflamación, por lo que fue
dado de alta cuando llegó a conseguirse lo que quería.
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 55

APÉNDICE

ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO NATURAL DE LA VISTA

Las capas del ojo

El ojo es un órgano compuesto de tres capas membranosas. Una es tiesa, inelástica que recubre el exterior y
se llama esclerótica. -Le sigue la intermedia que es donde se alojan los vasos sanguíneos, llamada coroides y
la tercera, más interna, que se llama retina.
Alojado en una depresión ósea del cráneo grande en el frente y en disminución a medida que se adentra en la
cabeza. Esta depresión, inmediatamente atrás del ojo, está recubierta con grasa, lo que proporciona al ojo una
especie de cojín.
Seis músculos son los que hacen funcionar al ojo.

Fig. 10

(A) Esclerótica.— (B) Coroides.— (C) Retina

Corte seccional de la bola del ojo mostrando las tres capas de revestimiento.

Parten del frente de la esclerótica (la capa membranosa externa) y en la parte posterior salen por una pequeña
abertura al fondo de la depresión. Cuatro de estos músculos, llamados rectos, pasan directamente por la
abertura, uno a cada lado de la bola del ojo, otro por encima y otro por debajo de la misma. Los dos músculos
restantes se llaman oblicuos. Estos corren en torno del globo ocular, uno partiendo de la cima y el otro del
fondo. Pasan por un lazo ligamentoso antes de salir definitivamente por el fondo de la cavidad donde se pegan
a la abertura ósea juntos con los demás.
El ojo es mantenido en posición saliente por medio del acolchonamiento graso. Se mueve en cualquier dirección
por medio de los cuatro músculos rectos. El objeto de los músculos oblicuos es ejercer presión en torno a la
mitad del globo ocular, dándole así poder de mirar a diversas distancias al oprimir el ojo y con ello alterar el
equilibrio de la presión. Cuando se estiran los músculos oblicuos, la bola del ojo se alarga. Cuando a su vez los
músculos rectos estiran, la bola del ojo se acorta y engruesa. Por medio de este equilibrio cambiante es como
se obtiene el cambio de foco.
La esclerótica protege al ojo contra toda lesión externa y le da su claro color blanco. Cuatro quintas partes de la
esclerótica son opacas y no permiten el paso a la luz. La quinta parte restante es una superficie translúcida,
llamada córnea, directamente en el frente y al centro del ojo. Aparece coloreada por la pigmentación que tiene
detrás, pero en realidad es perfectamente incolora.
La coroides, o segunda capa, sirve de asiento a los vasos sanguíneos. Es una capa entretejida con venas y
arterias que sirve, también como revestimiento nutricio de la esclerótica, la que carece de vasos sanguíneos y
tiene que absorber su nutrición de los tejidos vecinos. Estas venas y arterias de la coroides realizan para el ojo
las mismas funciones que ellas practican para otros órganos del cuerpo, esto es, las arterias traen a los ojos la
sangre tan necesaria para sus funciones y para la reparación de sus tejidos y las venas se llevan la sangre
después de que ésta ha prestado su servicio arrastrando consigo las impurezas asentadas.
La tercera capa, la retina —parecida en forma al revestimiento de la segunda capa— es la oficina interior donde
se realiza el verdadero trabajo, ya que contiene esos elementos sensibles que cambian las vibraciones
luminosas en impulsos nerviosos, los que, a su vez, llevan la información a lo largo del nervio óptico hasta los
centros visuales del cerebro.
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Fig. 11

El globo del ojo en su posición dentro de la cavidad Ósea de la cabeza con sus fijamientos musculares.

Partes principales

El ojo se halla dividido del frente para atrás, en dos cámaras. En la cámara del frente está el lente cristalino con
sus ligamentos y músculos. En verdad es éste lente el que divide al ojo en dos cámaras, la del frente que es
como la quinta parte de la posterior.
El lente cristalino es de forma biconvexa y queda suspendido de su ligamento cerca del frente del ojo, en la
juntura de la córnea con la esclerótica.
Esta cámara anterior está llena de un fluido claro parecido al agua y que se llama humor acuoso. Este líquido se
renueva constantemente y puede reponerse si se pierde por medio de operación o de lesión. Hay dos aberturas
muy pequeñas o canales en esta cámara que permiten salida al humor acuoso. El equilibrio entre el tipo de
producción del humor acuoso y el tipo escape, controla la cantidad de presión interna que hay en el ojo.
La presión en el ojo es necesaria para mantener su forma de esfera perfecta. Sólo cuando el ojo tiene esa
forma de esfera perfecta es cuando uno puede ver a la perfección. Por muchas razones resulta esencial que
esta presión no sea ni muy grande ni muy escasa.
Allí está también, suspendida en esta cámara anterior, otra estructura esencial para el intrincado proceso de la
vista: el iris. En su centro hay un agujero, llamado pupila, un pasaje vacío que permite acceso a la luz. Es la
ventana a través de la cual mira el cerebro.
El iris realiza en el ojo la misma función que el obturador en la cámara fotográfica. Está hecho de fibras
musculares circulares y radiantes que le permiten hacer el cambio en el tamaño de la abertura del orificio
central para permitir el paso a la cantidad apropiada de luz hasta la cámara del fondo y así adaptarse el ojo a
las condiciones más variables.
El revestimiento interno de la cámara posterior es, como ya dije, la retina. Atrás de la retina hay una capa de
pigmento, la que da su color al iris. Sin esta capa nuestros ojos no tendrían color. En realidad, es aquí, en la
espalda de la retina, donde se produce la mayor parte de la pigmentación para la piel y para el cabello.
Esta delicada capa tercera del ojo está en contacto ligero con la segunda capa y se mantiene en su lugar en
parte por la sustancia semifluida, semigelatinosa que se llama humor vítreo. Este humor llena toda esta cámara
posterior y es la otra sustancia que ayuda a que el ojo conserve su forma perfecta de esfera. Sin el humor
vítreo, el ojo se aplastaría como pasa con una pelota hueca a la que se le sale el aire. Al contrario del humor
acuoso, si este humor se pierde no puede ser repuesto
La presión interna del ojo es constantemente mantenida por el equilibrio entre la secreción y el escape del
humor acuoso. Si la tensión o tirón de los cuatro músculos rectos aumenta, la bola del ojo se aplana en sus
dimensiones anteroposteriores, esto es, del frente hacia atrás. Esto es lo que acontece cuando el ojo enfoca
sobre objetos distantes.
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Fig. 12

Los fluidos del ojo se muestran en negro. El cuerpo pequeño de la izquierda es el Humor Acuoso y la gran
superficie negra representa el Humor Vítreo. Ambos están separados por la lente cristalina.

Nuestra maravillosa cámara fotográfica

Si, por otra parte, la tensión de los músculos oblicuos aumenta, el ojo se oprime por su mitad y se alarga del
frente para atrás. Esto es lo que tiene lugar cuando el ojo enfoca sobre un punto cercano, como al leer.
Cuando el ojo es una perfecta esfera y los rayos luminosos enfocan sobre la retina, se produce una imagen
clara y entonces ve uno perfectamente. Cuando, por causa de la tensión, los rayos enfocan en el frente de la
retina, o atrás de ella, entonces la imagen es borrosa.
Los rayos luminosos son refractados o doblados cuando pasan de un medio de cierta densidad a otro medio de
distinta densidad. Antes de que la luz pueda llegar a la retina, debe pasar a través de la córnea, del humor
acuoso, del lente cristalino y del humor vitreo.

Superficie Coroidal

Fig. 13

Si examina usted su cámara fotográfica y se fija en los ajustadores de distancia que dan a usted una imagen
clara a seis o a quince metros, entonces comprenderá lo poco que necesita el globo del ojo para alterar su
forma a fin de mantener un foco claro. Esto es lo que pasa especialmente cuando se toman en consideración
las longitudes focales.
La longitud focal de una cámara fotográfica pequeña es de 15 a 18 centímetros, mientras que en el ojo la
longitud focal es sólo de 2.5 a 3 centímetros, aproximadamente. Algunas de las modernas cámaras fotográficas
pequeñas, de foco universal, aprovechan la ventaja de este conocimiento que el estudio del ojo nos ha
proporcionado y por ello es que no necesitan ajustadores de distancia.
La intensidad variable de la luz estimula los elementos constitutivos de la retina en forma muy semejante a la de
una placa sensibilizada y puesta en la cámara. A la retina del ojo se le compara con frecuencia con una placa
fotográfica, pero entre ellas existen notables diferencias.
La retina está compuesta de diez capas muy delgadas. Sería natural esperar que los elementos que ven,
llamados varillas y conos, estuvieran alojados en la superficie, integrando la primera capa, pero no es así. Se
hallan, en realidad, alojados en la novena capa y la luz debe pasar a través de las primeras ocho capas de
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vasos sanguíneos, fibras nerviosas y otras capas celulares delgadas y regulares, antes de llegar a los activos
elementos que ven y que yacen en la novena capa.
Existe una notable excepción en esto y es la presencia de la fovea centralis, la pequeña mancha central, al
tamaño de una cabeza de alfiler, donde las ocho capas superiores se ausentan y las varillas y conos están
expuestos a la luz.
Hay una parte de la retina donde no hay vista. En el lado nasal de cada ojo, cerca de la medianía de la parte
posterior, el nervio óptico pasa a través de las tres capas del ojo. El punto donde se une a la bola del ojo es un
punto ciego, presente en cada cono. Es ciego porque la retina no alcanza a cubrir esta área.
Como la parte exterior de un ojo hace juego con el lado interior del otro ojo para producir una imagen entera
cuando los dos ojos se usan, el punto ciego jamás es notable, aunque cualquiera que disponga de un solo ojo
puede notarlo.
La retina tiene dos tipos distintos de vista. El primer tipo es el de vista central, la cual es vista clara, positiva,
posible sólo en el centro del ojo. Esta es un área de la retina excesivamente pequeña, en realidad, no mayor
que la cabeza de un alfiler. El segundo tipo es vista colateral o vista sólo referente a la forma general, al
movimiento general y al color. Esto ocupa todo lo restante de la retina. Esta vista va disminuyendo
progresivamente, empezando del centro hacia afuera hasta que en la periferia es en verdad muy pobre.

Fig. 14
El recorrido de las fibras nerviosas de cada ojo hasta los centros cerebrales. La mitad de la vista de cada ojo va
a cada lóbulo cerebral tal como se ilustra

Los elementos nerviosos que forman el nervio óptico después de salir de la bola del ojo, pasan hacia atrás para
adentrarse en la cavidad del cerebro. El nervio del ojo derecho no pasa directamente hasta el lado derecho del
cerebro. Poco después de entrar en la cavidad del cerebro se parte en dos y las fibras del lado derecho del ojo
del mismo lado pasan al lado derecho del cerebro y las fibras del lado izquierdo del ojo derecho pasan al lado
izquierdo del cerebro. De esta manera cada lado del cerebro tiene las fibras de la mitad de cada ojo.
Millones de fibras nerviosas se juntan en estos dos centros del cerebro y funden las dos imágenes en una sola
imagen como estamos acostumbrados a ver. Cuando el cerebro se lesiona y se resiente esta función, se
produce la vista duplicada. También es producida Cuando cualquier lesión de los músculos oculares hace que
el ojo se dirija impropiamente, de manera que los ojos no tienen coordinación sino que se dirigen en direcciones
separadas. Esto no pasa en los casos crónicos ya que la mente se ajusta por grados a la condición y suprime
una imagen.
Por esto se verá que el sentido de la vista está muy lejos de ser una función sencilla sino que resulta una
precisa coordinación de todas las partes del mecanismo visual, esto es, el ojo, el nervio óptico y los centros
visuales del cerebro. Todas estas partes deben funcionar con toda propiedad para que uno pueda ver
normalmente
Vea mejor sin anteojos Dr. Harold Peppard 59

BIBLIOGRAFÍA

DR. W. H. BATES, Perfect Sight Without Glasses, Nueva York, 1920.

MARGARET D. CORBETT, How to Improve Your Eyes, Los Angeles, 1938.

C. S. PRICE, The Improvement of Sight by Natural Methods, Londres, 1934.

ALDOUS HUXLEY, El Arte de Ver (Reeducación de la Vista), Editorial Pleamar, Buenos Aires, 1944.
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ÍNDICE
ADVERTENCIA........................................................................... 3
CAPÍTULO I. DESCUBRIMIENTO ................................................ 4
II. LAS REGLAS FUNDAMENTALES .......................................... 8
III. CAUSAS DEL CANSANCIO............................................... 11
IV. TRES BUENOS HÁBITOS.................................................... 12
V. ¿CUAL ES SU MOLESTIA? .................................................. 15
VI. CÓMO SE DEBE LEER....................................................... 17
VIl. Los OJOS Y LA LUZ....................................................... 19
VIII. LA JAQUECA Y LOS OJOS ............................................... 20
IX. REGLAS GENERALES DE TRATAMIENTO ............................ 22
X. CANSANCIO OCULAR SENCILLO........................................... 25
XI. VISTA LEJANA................................................................... 29
XII. VISTA A MEDIA EDAD.......................................................... 32
XIII. MIOPÍA ......................................................................... 36
XIV. ASTIGMATISMO ............................................................... 40
XV. OJOS TORCIDOS................................................................ 44
XVI. CATARATA ....................................................................... 49
XVII. GLAUCOMA.................................................................... 52
XVIII. OJOS INFLAMADOS....................................................... 54
APÉNDICE. ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO NATURAL DE
LA VISTA ............................................................................... 55
BIBLIOGRAFÍA.......................................................................... 59

Esta vigésimo segunda edición de Vea


mejor sin anteojos consta de 4 000
ejemplares y se terminó de imprimir en
los talleres de Avelar Editores
Impresores, S.A., Bismarck 18, Col.
Moderna, Deleg. Benito Juárez, C.P.
03510, México, D.F., en marzo de 1991

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