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V O L U M E N IVi

LATOMIA
C O L E C T A N E A M A S Ó N I C A

PUBLICADA POR LA LOGIA UNION

N.o 8 8

MANTUA CARPETANA
lek,
5934

M A D R I D

1935 Li. e-
© Biblioteca Nacional de España
I COMITÉ DE REDACCIÓN
H H ,'. Padilla, Bolívar, Byron.

COMITÉ ADMINISTRATIVO
H H .'. Edison, Comunero.
Danton.
I
1 SECRETARIO DE LA REVISTA
H .'. Lafayette.

ADMINISTRADOR D E L A REVISTA
H .'. Novalis.

i
SECCIONES

í." Hermenéutica masónica.


2.' Historia general de la masoneria. \
J." Historia de la masonería en lengua |
española. |
4." Poesía y música masónica. |
5." Mitos, cultos, sectas y religiones.
6.' Bibliografía.
7." Notas varias y breves.
8.' Consultorio masónico.

I APARTADO DE CORREOS 459

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V O L U M E N IV

LATOMIA
C O L E C T A N E A M A S Ó N I C A

PUBLICADA POR LA LOGIA UNION

N.» 88

MANTUA CARPETANA
5 9 3 4

M A D R I D

1 9 3 4

© Biblioteca Nacional de España


IMPRENTA SAEZ HERMANOS
Martin de los Heros, 65.—Madrid

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LATOMIA
VOLUMEN IV

SECCIÓN I.

F I L O S O F Í A S E N P U G N A
Hace algún tiempo que José Ortega Gasset en un ensayo sobre
"el sentido histórico de la relatividad" se apoyaba en los trabajos
de Einstein para hacer el proceso del racionalismo que ha querido
construir un mundo modesto del mundo (o un mundo modelo) con
la pretensión de que resultara y debiera proclamársele tan verdade­
ra realidad que "en caso de conflicto quien debe ceder es lo real".
Y ponía el ejemplo del experimento de Lorentz que Michelson
quiso explicar por la contracción de la materia (que es la que debe
ceder ante la soberanía geométrica), mientras que Einstein demues­
tra que es el espacio puro el que tiene que inclinarse ante la ob­
servación y debe incurvarse. El golpe va dirigido contra Euclides :
ya H. Poincaré, aceptando la posibilidad teórica de geometrías de
más de tres dimensiones, había manifestado sus dudas sobre las
propiedades que al espacio atribuye la geometría corriente: con­
tinuidad, infinitud, tres dimensiones, isotropia y homogeneidad, por
entender que chocan con nuestras representaciones y sensaciones
motrices, táctiles y visuales que él llamaba "espacio representativo".
Más resueltamente Ortega y Gasset constataba haber habido que
aceptar por de pronto la curvatura del espacio, por lo cual, decía,
la dictadura casi militar intelectualista—los dictados de la razón—
pasa a ser humilde instrumento que en cada caso deberá comprobar
su eficacia.
Por otra parte, algunos entendíamos que "bajo el imperio de la
Lógica", se había llegado a creer que el Universo debe estar orga-

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6 LATOMÌA
»
nizado tal como lo concebimos. Y aunque arremetamos contra la
teología y contra el positivismo de Comte, su hijo (ilegítimo), como
habiéndose ambos inclinado servilmente ante lo que "debía ser"
desdeñando lo que es en cuanto se atreva a apartarse de lo que
ha sido, en realidad es de dos contemporáneos de Euclides de quie-
nes blasfemábamos : de Sócrates, que creó la Lógica, no tanto por
su método dialéctico como por fundamentarlo todo en los conceptos
y definiciones, y de Platón, primero de los constructores de siste-
mas generales del Universo.
Y a a fines del siglo pasado, un problema parecido se había pre-
sentado a Guillermo James, que luego lo calificó, en sus lecciones de
Oxford de 1 9 0 4 , de situación trágica : estrechado por la imposibili-
dad de comprender dentro del principio superior de la Lógica, el
de contradicción, la identidad de lo absoluto, y al tropezar con la
posibilidad de que lo real pudiese ser irracional, se preguntaba:
¿La realidad es superior a la Lógica?
El filósofo norteamericano en páginas bien conocidas cuenta
cómo la paradoja de Zenón, sobre Aquiles y la tortuga (que en
números abstractos es el problema de la serie convergente, 1 / 2
más 1 / 4 más 1 / 8 más 1 / 1 6 . . . cuyo límite es la unidad, nunca por
tanto alcanzada), al verla explicada por Bergson, le llevó a la con-
vicción de que el conocimiento intelectual es menos profundo que
el conocimiento inmediato, y de que siendo el carácter esencial
de la vida el cambiar de continuo, los conceptos, como fijos y dis-
continuos que son, ni forman parte de la realidad, ni pueden coin-
cidir plenamente con la vida de la cual excluyen lo que le es esen-
cial, el fluir.
Cuando el matemático, dice Bergson, calcula el estado futuro de
un sistema al cabo de un tiempo t, nada le impide suponer que de
aquí a entonces el universo material se desvanece para reaparecer
de golpe. Es el momento i" lo que vale, algo que será instantáneo.
Lo que correrá durante el intervalo, es decir, el tiempo real, no
entra para nada en el cálculo. Pero para conocer adecuadamente
lo que sucede en realidad, habría que fijarse en los intervalos : el
matemático- no ve más que el principio y el fin ; marca algunos re-
sultados del cambio por medio de una curva puntillada y luego la
completa por interpolaciones. Con esto, que en realidad es un calco,
nos quiere hacer admitir que ha encontrado una línea continua.

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Obsérvese, de paso, que en la teoría de Einstein, a pesar de
la relatividad del tiempo y del espacio, si hay algo que sea constan-
te e idéntico para observadores que se desplacen a velocidades di-
ferentes, ese algo es el intervalo de los hechos o de las mutaciones.
Pero no es éste el objeto de las presentes líneas.
Queríamos solamente recordar que en plena guerra, en las
columnas de La Nación, de Buenos Aires, ya indicábamos la exis-
tencia de un frente filosófico opuesto al que con todo el aparato
guerrero que era su consecuencia, si no su causa, presentaba Ale-
mania. La embestida de ésta contra el occidente de Europa era en
el terreno de las ideas tan absoluta, tan imperial como en todo lo
demás. El pensamiento germánico de Kant, de Fichte, de Hegel y]
aun de Wundt se presentaba como una columna en marcha en que i
el monismo, lo mismo el idealista que el positivista, trataba de^
imponerse al mundo. Y no era difícil, aun al menos autorizado
espectador, señalar cómo se había opuesto instintivamente al ataque
un frente único, en cuanto negaba la posibilidad de ver acogotado
el pensamiento humano, pero vario en cuanto había llamado a so-
matén (som-atents, estamos prontos; en francés diríamos: ò la
rescousse) a toda la dispersa gente que ambulaba por los libres
campos de la filosofía occidental, humanistas, pragmatistas, berg-
sonianos, pluralistas, gentes todas unidas por el sentimiento de li-
beración del peso de esas fastidiosas catedrales filosóficas que irri-
taban al viejo Schopenhauer (sin duda por la sombra que hacían
a la suya).
La lucha militar en 1917, parecía de resultado incierto. Convie-
ne recordarlo. La filosofía alemana que empezara con Kant, crítico,
se desvió de él hasta encuadrarse en el "cultivo" de lo Absoluto,
a la manera que la vida social, política y militar germánica, se
plegara sumisa ante el Kaiser, que "dragoneaba" de vicario en la
tierra de la Unidad suprema. Pero la línea Sigf ried que parecía in-
franqueable, se derrumbó y con ella el régimen político que coro-
naba el Kaiser. L a línea cerrada e inflexible que se ofrecía al frente
filosófico de este lado, cayó también.
A los que quisieran tachar de poco reverente o de asaz des-
enfadado este modo de mezclar lo real con lo ideal, lo temporal
con lo eterno y a Hegel con Foch, haremos notar que ya mucho
antes se habia observado el parecido a veces lejano y difícil de

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encontrar, pero otras muy visible, que hay entre una filosofía y
el pueblo donde ésta ha nacido. Y si todo tendía en Alemania, aun
antes de 1870, al Imperio, desde el paso de ganso de la infantería
prusiana, a la manera hegeliana de resolver antinomias, en Norte­
américa, país de vida intensa, se había ya visto cómo sus primeros
filósofos, Emerson, Whitman, Joyce, el mismo James, ponían la
acción por encima de la idea (concepto que sólo paradójicamente
un alemán había vertido y aun poniéndolo en boca de Mefistófeles :
"al principio no era el Verbo sino el Acto"), acción que quizás
entraba en la filosofia de Estados Unidos, por las puertas del "ries­
go", aquella probabilidad del jugador que a Pascal tanto preocupa­
ra, y que hacia temblar a Guillermo Churchill cuando llamaba a
la Democracia "the great adventure of mankind". (Para el primer
Roosevelt devoto del Azar, la gran aventura de la humanidad tiene
dos partes, la vida y la muerte.) Pero todo esto en que sólo de un
modo vago y general podía hallarse semejanzas entre el espíritu
emprendedor norteamericano y su filosofía, ya en James se había
concretado en algo más expresivo cuando definía al universo, a
Dios y a los hombres, como una organización social de trabajo
cooperativo y quizás de responsabilidades limitadas y poderes (en
aquél y en éstos) también limitados. Filosofía Ld. o por acciones.
Es en los más modernos pensadores, los del Journal of Philo­
sophy, Psychology and Scientific Methods, donde se acentúa la
relación que apuntamos, entre la vida política y el pensamiento
filosófico estadounidenses; y así Boodin afirma la posibilidad de
prescindir de la unidad de la materia y triturar el Universo,
verlo en cada una de sus partes, prescindiendo del todo (si lo hay)
y dejando de considerar las formas del espacio y del tiempo como
residencia de una supuesta Unidad. Este sentido que llamaríamos,
en política, individualista, en las afirmaciones pseudo politeístas
de algunos comentaristas de los franceses Menard y Renouvier
se contrabalancea por una especie de federación divina, de modo
que así como el monoteísmo es un dogma monárquico (y el mo­
nismo diríamos un dogma imperial) y el panteísmo una filosofía
de castas, el pluralismo podría ser la gran federación de los seres
en la cual el mundo sería un gran coro de danza, una eterna sin­
fonía, una armonía de leyes vivas que fuera una verdadera obra
social.

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Pero donde se puede notar más la armonía secreta que postu-
lamos (del lado que llamábamos en 1917 nuestro frente filosófico)
es entre Bergson y su pueblo. Este que en la roca firme de su
raza tal como la ha moldeado la tierra (las varias "tierras") de
Francia, ha hallado el secreto de su persistencia que es constante
renovación, también encontró su cifra filosófica en el pensador que
ha hallado en la duración la base, de la realidad viva como única
cosa a que constantemente asistimos y de la que no podemos dudar.
Así Bergson al superar el conflicto del determinismo y del libre
albedrío, mediante su original concepción del acto libre como pro-
ducido en el tiempo que transcurre—en plena duración—(y no en
el transcurrido que vemos como espacio y metemos en él motivos)
ha fundamentado la libertad que había quedado un tanto maltrecha
al ir a terminarse el siglo X I X con las pretensiones metafísicas de
una Ciencia que sólo es tanto más respetable cuanto más científica
y más estrictamente intelectual se mantiene.
El auge que en los últimos años ha adquirido lo que su autor
no quiere que se llame bergsonismo, pero que se muestra con ca-
racteres de generalidad que hacen que se le invoque en la Rusia
soviética y en la misma Alemania, lo mismo que en Italia, pese a la
defección de Papini, y en Francia lo hagan tanto los sindicalistas
sorelianos como los que siguen a Maurras y a León Daudet, es lo
que ya vaticinara el autor de La evolución creadora cuando dijo :
"una filosofía que acometa de consuno la teoría de la vida y la
crítica del conocimiento, no se hará de la noche a la mañana: al
revés de los llamados sistemas, cada uno obra de un hombre de
genio que lo presenta en bloque y como para tomarlo o dejarlo, esta
a que propendemos necesitará del esfuerzo aunado de muchos pen-
sadores y no pocos observadores que unos a otros se corrijan, se
rectifiquen y se completen".
La parte señalada que en la victoria cupo a Francia es natural
que haya beneficiado a su filosofía que quizá sin saberlo ni quererlo
ha influido en la aplicación novedosa que hoy muchos hacen de
la novísima matemática a la crítica del conocimiento, lo mismo que
en la nueva carga a fondo que al socialismo doctrinal y a su seudo
democracia llevan otros.
No quisiéramos dejar de apuntar cómo la relación que indica-
mos entre cada pueblo y sus filósofos, relación que se ha hecho

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patente después de la Gran Guerra, se observa también en España
donde no ha surgido una metafísica original, sino que sus altos
pensadores han sido filósofos de la conducta, moralistas. Séneca,
Quevedo, Mariana, Balmes, Giner de los Ríos, Unamuno, y aun,
en la desviación casuística, el P. Escobar y colegas de la S. J. Se
trata de una nación que en una constante aplicación intuitiva de
la teoría del Riesgo, se juega de continuo la propia existencia
(Reconquista, anti-Reforma, América, la independencia, las gue-
rras civiles...)-
España no parece haber sentido la Metafísica que llamaríamos
clásica. Pero una Filosofía que esté en íntima relación con la con-
ducta, no como fuente de ella, sino desarrollándose entre oleadas
de pensar y de obrar, es decir, en plena vida, posiblemente hallará
entre nosotros, hoy o mañana, cultores y exaltadores.

CARLOS MALAGARRIGA
De la Log. -. Unión n.' 88

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L O S A N T I G U O S L I M I T E S
El h.'. José González Ginorio acaba de publicar un bien docu-
mentado libro—Las fuentes del derecho masónico; San Juan de
Puerto Rico, 1933—, en el que plantea el problema de cuáles son
los antiguos límites de la Orden, entre otros interesantes temas que
afectan especialmente al aspecto jurídico y estatutario de la maso-
nería.
Vamos a recoger su doctrina por lo que hace a los antiguos lí-
mites—the ancient landmarks—. ¿Qué significa landmark? Límite,
linde, mojón, etc. Pero esta acepción no nos bastaría. Hay otra
transcendente, de sentido figurado, sin adscrición a límite en el es-
pacio. En el Deuteronomio se dice: "No removerás las lindes de
tu prójimo...", lo que implica idea de preservación o conservación.
Masónicamente considerado un landmark, es un acontecimiento,
una modificación que señala un punto de partida en la historia de
la francmasonería, indicando hasta dónde se puede llegar en el
asunto a que se refiere ; límite en el espacio ideológico, preservación
o conservación en el tiempo, como causa y efecto del hecho en sí
mismo. (Véase el libro citado, pág. 5.)
Ahora bien, un antiguo límite agrega, a las significaciones pre-
cedentes, la idea de lo remoto e imprecisable. Hay, pues, un acon-
tecimiento, un hecho que se produjo en el devenir histórico, en el
que se fija una regla o se señala una norma de conducta a perpetui-
dad, inamovible ; es decir, se limita la libertad de actuar, en sentido
contrario a lo fijado por el límite en sí.

* **

¿Cuáles son los antiguos límites? Los autores no coinciden y


esquivan su determinación. Son las leyes no escritas. Blackstone
define las leyes no escritas como aquellas "que reciben su poder
compulsivo y su fuerza de tales en razón de un uso inmemorial
y de tina aceptación constante". Es decir, la ley fundada en una
inveterada costumbre, en un hábito viejo.
En masonería, los antiguos límites son las normas tradicional-

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mente recibidas, de maestro a maestro, de logia a logia, durante
siglos, y que, como observa Roscoe Pound, "encierran la experien-
cia de innumerables y sinceros, celosos e instruidos hermanos".
Lockwood dice que "los límites de la masonería son aquellos
antiguos principios y prácticas que señalan y distinguen a la
francmasonería como tal y son la fuente de la jurisprudencia ma-
sónica... Se dividen en esotéricos y exotéricos. Los límites esoté-
ricos son aquellos principios y prácticas contenidos en el Ritual
de la Orden, esenciales a la existencia de la institución, y abar-
can la ley no escrita de la masonería, para conocer la que el ri-
tual es la más segura guía. Los exotéricos son los viejos precep-
tos, reglamentos, usos y constituciones, adoptados desde tiempo
inmemorial para el mejor gobierno de la hermandad." Es decir,
que hay antiguos límites esotéricos, de naturaleza abscóndita, que
no pueden revelarse, y otros exotéricos o de procedimiento y
norma, que no caen dentro de las exigencias del secreto, si bien
en masonería todo exija secreto. El francmasón, escribe Gonzá-
lez Ginorio—Loe. cit., pág. 9—, no debe tratar de ningún asunto
masónico sino entre masones, debidamente reconocidos, o en lo-
gia.
En las Constitutions of the Freemasons—art. X X X I X , pági-
na 70—dice Anderson que "cada Gran Logia anual tiene poder
y autoridad inherentes para hacer nuevos Reglamentos o para al-
terar éstos en beneficio real de la antigua fraternidad, mas a con-
dición de que los viejos limites sean cuidadosamente preserva-
dos". Conservamos subrayadas las palabras mismas tal como apa-
recen en el original.
Landmark es para González Ginorio "un vocablo usado desde
tiempos antiquísimos por los masones operativos ingleses, para
referirse a las prácticas, costumbres y leyes peculiares de los ma-
sones operativos desde época inmemorial, conservando siempre el
carácter de irrevocables". Loco citato, pág. 1 1 .
¿De dónde procede esa palabra? Sin duda de los documentos
que tuvo a la vista Payne para hacer su compilación de 1720;
pero no ha sido posible determinario. Lo único seguro es que se
trata de una palabra acaso la más importante del "saber tradi-
cional masónico".
* **

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Los ANTIGUOS LÍMITES 13

Son muy diversas, no sólo las opiniones acerca de cuáles sean


los antiguos límites, sino también las que se refieren a la definición,
clasificación y enumeración de ellos.
El h.-. Dr. Carlos F. Betancourt—Los antiguos limites. Ha-
bana, 1927—dice que en 1810 la Logia de Promulgación de Ingla-
terra resolvió "que a su juicio el ceremonial de instalación de
un maestro constituía uno de los dos antiguos límites de la maso-
nería, y como tal debía ser observado". Pero, añade, al callar el
otro, quedó el asunto sin resolver.
A esta decisión de 19 de octubre de 1810 siguió la de 28 de ^
diciembre del mismo año sobre "la forma de la Logia, el núme-
ro y posición de los oficiales, las diferencias y distinciones entre
los distintos grados, la restauración de las palabras propias de cada
grado y la creación de palabras de pase entre un grado y otro".
Claro que estas últimas no podían ser un antiguo, sino un moder-
no límite. Porque si existían no había que crearlas, sino restau-
rarlas, como las sagradas de cada grado. Y por lo que hace a los
grados, ¿cuáles existían en la masonería operativa? Porque hay
quien afirma, no sin autoridad, que sólo había uno, y otros, dos,
puesto que se ha probado que el grado 3.° es invención de la ma-
sonería especulativa, posterior a la organización de la Gran Lo-
gia de Inglaterra.
Es decir, que acerca de los antiguos límites no se ha decidido
nada por nadie.
* * *
Contemporáneamente la Gran Logia de Inglaterra aceptó una
declaración de principios básicos para el reconocimiento de las
Grandes Logias extranjeras, y en el octavo—Masonic Year Book,
de 1932. Pág. 735—exige "que los principios de los antiguos lí-
mites—that the principles of the ancient Landmarks—costumbres
y usos de la Orden serán estrictamente observados—customs, and
usages of the Craft shall be strictly observed".
Pero ¿cuáles son "los principios" de los antiguos límites?
¿Cuáles las costumbres y usos? ¿Y estos usos y costumbres son
distintos de los Antiguos Límites?

» * •

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14 • LATOMÌA

Los principios básicos de reconocimiento son ocho. El prime-


ro afecta a la regularidad de la constitución de cada Gran Logia;
el segundo, a la creencia en el Gr.-. A.-. D.-. U. •. y "en Su volun-
tad revelada", requisito esencial para la admisión de miembros;
el tercero, al juramento que es necesario prestar ante el Libro
de la Ley Sagrada, con lo que "se significa la revelación de lo
alto que liga la conciencia del individuo particular que se inicia";
el cuarto prescribe que los afiliados en la Gr.-. Log.-, sean "exclu-
sivamente hombres" y que cada Gran Logia no mantenga "relacio-
liiHf-: oes masónicas de ninguna clase con Logias mixtas o con cuerpos
^(Jiie admitan mujeres"; el quinto establece que la Gran Logia ten-
drá jurisdicción soberana sobre las Logias de su obediencia; el
sexto exige que las tres grandes luces—Libro Sagrado, escuadra
y compás—estén siempre expuestas cuando la Gran Logia y sus
Logias subordinadas trabajen, "especialmente el Libro de la Ley
Sagrada" ; el séptimo proscribe toda discusión religiosa o política
en Logia, y el octavo, ya hemos dicho que exige la observancia de
los principios de los antiguos límites, costumbres, usos, etc.
¿Están contenidos en esos "principios básicos" los "antiguos
límites"? Desde luego, no ; puesto que varios de esos principios son
normas adoptadas después de 1717, es decir, no inmemoriales, y
jorque el octavo principio excluye la posibilidad de que así fuera.

* **

Después de las pobres tentativas de la llamada Logia de Pro-


mulgación, en 1810, el primero que enunció una serie de princi-
pios, como tales antiguos límites, fué Alberto G. Mackey, en 1856.
Para que un principio masónico, dice Mackey, pueda considerarse
como landmark, como límite, es preciso: a) que exista desde un
tiempo del cual la memoria no recuerde nada en contrario—time
•whereof the memory of man runneth not to the contrary—; b)
que sea universal, y c) que sea absolutamente irrevocable e inalte-
rable. Después de lo que, establece los siguientes veinticinco princi-
pios fundamentales de la Orden: 1.°, modos de reconocimiento;
2.", división de la masonería simbólica en tres grados ; 3.°, leyenda
del tercer grado; 4.°, gobierno de la fraternidad por un funciona-
rio presidente, el Gran Maestro, elegido por los componentes de

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la Orden ; 5.°, prerrogativas del Gran Maestro de presidir las asam-
bleas de la Fraternidad; 6.", prerrogativas del mismo para confe-
rir grados con dispensa del tiempo reglamentario ; 7 ° , prerrogati-
vas del Gran Maestro para abrir y mantener Logias ; 8.°, prerro-
gativas del mismo para hacer masones o la vista; 9.°, necesidad
de que los masones se congreguen en Logias ; 10, exigencia de que
la Fraternidad se gobierne, cuando está constituida en Logia, por
un Maestro y dos Vigilantes; 1 1 , necesidad de que cada Logia,
cuando esté reunida, se halle perfectamente guardada ; 12, derecho
de cada masón a ser representado en todas las asambleas de la
Fraternidad y de instruir a sus representantes; 1 3 , derecho de
cada masón a poder apelar de las decisiones de sus hermanos ante
la Gr.-. Log.-, o Asamblea general de masones; 14, derecho de cada
masón a visitar todas las Logias regulares; 15, necesidad de re-
tejar a todo visitador antes de entrar en Log.-. ; 16, prescripción de
que ninguna Log,-, pueda intervenir en los asuntos de otra; 17, so-
metimiento de cada francmasón a las leyes y reglamentos de la ju-
risdicción en que reside ; 18, necesidad de que para iniciarse se pre-
cisa ser de libre nacimiento, no mutilado y de edad madura; 19,
exigencia de creer en la existencia de Dios, G.-. A.-. D.-. U.-.; 20,
exigencia de creer en una vida futura; 2 1 , exigencia de que en
cada Log.-, haya un "Libro de la Ley"; 22, igualdad de todos los
masones ; 23, secreto de la Institución ; 24, fundación de una cien-
cia especulativa sobre su arte operativo y uso simbólico y explica-
ción de los términos del arte para fines de enseñanza moral o re-
ligiosas, y 25, el de que los Límites no pueden alterarse.
Veamos si esos 25 principios de Mackey pueden considerarse
como "antiguos limites", cualificados por la inmemorialidad, uni-
versalidad e inalterabilidad.
El primero no puede constituir un landmark, puesto que los
medios de reconocimiento no son los mismos en todas partes. Por
ejemplo, en Francia, las palabras de los dos primeros grados es-
tán permutadas una por otra.
Para obviar eso, González Ginorio propone una Convención
universal, en la que estén representadas todas las potencias masó-
nicas regulares del simbolismo, con el exclusivo objeto de estable-
cer un sistema único de modos de reconocimiento.
El segundo, tampoco puede ser un antiguo límite, puesto que

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el sistema de grados es moderno y no se conocía antes de 1723.
Hughan y Murray-Lyon sostienen la teoría de un grado : Gould y
Speth aseveran que hubo dos. Lo que parece es que antes no ha-
bía más que aprendices, que una vez terminada su preparación, se
llamaban compañeros, de entre los que se elegía el que había de
presidir la Logia. A éste se le decía Maestro.
El tercero, que se refiere a la leyenda del tercer grado, mal pudo
ser antiguo límite, cuando ese grado no existía. Acaso se refiera a
la leyenda de la Orden.
El cuarto no parece tampoco que sea un landmark, pues no sa-
bemos exactamente si antes de 1 7 1 7 hubo Grandes Maestros, pues-
to que en la masonería operativa los talleres mantenían una gran
independencia entre sí.
Consecuentemente, los principios quinto, sexto, séptimo y octa-
vo, no teniendo el Gran Maestro dignidad como institución de "an-
tiguo límite", tampoco pueden serlo las prerrogativas anejas a di- \
cho cargo. i
Los principios 9.°, 10 y I I , son sin duda alguna landmarks.^
Que un Maestro y dos Vigilantes hayan gobernado las logias, es
tradicional ; que hubo siempre un Maestro en cada logia, es indu-
dable, y que el secreto fué inalterable en todo trabajo masónico,
no lo es menos. j
El principio 12 no constituye antiguo límite, por ser este siste-
ma representación a que alude, de 1 7 1 7 , como no lo es tampoco
el 1 3 , porque implica una apelación a la Gran Logia, creación mo-'
derna.
Tampoco lo es el 14. "Jamás, dice González Ginorio, ha existí- '
do ese derecho." No hay documento que ni siquiera lo insinúe.
El 15 parece haber existido como antiguo límite. Pero el 16,
que sin duda existió, ha sido vulnerado al establecerse la primera
Gran Logia.
El 17 no fué nunca antiguo límite, por cuanto en la antigüedad
cada masón era juzgado por su Logia exclusivamente.
* No hay tal antiguo límite en el 18, pues que desde la abolición
de la esclavitud ha dejado de ser universal.
Consideramos el 19, 20, 2 1 , 22, 23, 24 y 25 como antiguos lími-
tes, por ser esenciales a la vida de la institución.

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El trabajo de Mackey, publicado el año 1856 en The American
Quaterly Review of Freemasonry, suscitó acaloradas disputas en
Norteamérica, disputas que trascendieron a Inglaterra. De esas
disputas proceden los trabajos de Hughan, Gould, Speth y otros.
Nueve Grandes Logias norteamericanas aceptaron los antiguos
limites de Mackey, y siete—Minnesota, Nevada, New Jersey, Mis-
sissipí, Tennessee, West Virginia y Massachussetts—los promul-
garon por cuenta propia. Aun no había las cuarenta y nueve Gran-
des Logias que hoy existen en el territorio de la Unión.
La Gran Logia de Minnesota promulgó 26 antiguos limites;
New Jersey, 10; Nevada, 39; Mississipí, 8; Tennessee, 1 5 ; West
Virginia, 7, y Massachussetts, otros tantos ; a saber : a) el mono-
teísmo; b) la creencia en la inmortalidad del alma; c) el libro de
la Ley Sagrada como ornamento de la Logia; d) la leyenda del
tercer grado; e) el secreto; f) el simbolismo del arte operativo, y
è) el que los masones sean adultos y libres.
Resulta de todo esto que no hay un criterio universal acerca
de cuáles son los antiguos límites de la masonería, que, como muy
bien dice González Ginorio, "somos, pero no nos conocemos".
¿Quiere significarse con esto que no haya en la antigua frater-
nidad prácticas, leyes y usos de origen remotísimo? Sin duda al-
guna. Todos los documentos masónicos, desde el Regio o de Hali-
well, hasta el Acuerdo de 1703, coinciden fundamentalmente en
casi todo lo promulgado por Mackey y por cuantos han querido
formular los llamados antiguos límites. Agradezcamos a nuestro
dilectísimo h.-. puertorriqueño el que nos haya permitido traer este
asunto a los archivos de LATOMIA.
P. G. B .

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E L SENTIDO RELIGIOSO D E L A
MASONERÍA
DIOS

He dudado un momento al elegir el subtítulo de este trabajo:


no sabía si poner "Dios" o "El Gran Arquitecto del Universo".
Realmente, parece que debiera haberme inclinado por lo segundo,
puesto que en Masonería llamamos a Dios "El Gran Arquitecto
del Universo"; pero han querido algunos estirar tanto la inter­
pretación de este símbolo, que han llegado a desvirtuarlo, a con­
tradecir su verdadero significado. Estimo que podrá ser muy am­
plio, amplísimo, el margen de interpretación que ofrezca nuestro
gran símbolo del "Gran Arquitecto del Universo", pero nunca tan­
to como para que quepa en él su polo opuesto, su negación, es
decir, el ateísmo materialista más radical. Por eso he escrito la
palabra "Dios" para encabezar este trabajo: porque quería ex­
presar, sin lugar a equívocos ni torcidas interpretaciones, un con­
cepto francamente deísta.
Creo que en la Masonería tienen cabida todas las formas de
pensar y sentir a Dios ; pero de ningún modo su más rotunda ne­
gación.
Nuestro Landmark" 19 dice: "Creencia en la existencia de
Dios, como Gran Arquitecto del Universo". Todos nuestros tra­
bajos se abren y se cierran con una invocación al "Gran Arquitecto
del Universo". Y preside nuestro templo el Delta sagrado, repre­
sentación de la Divinidad.
Bien clara y reiteradamente expresado está, pues, el deísmo de
la Masonería. Sobre esto no había habido discusión ni duda, hasta
que en 1877 el Gran Oriente francés suprimió la fórmula del Gran
Arquitecto del Universo, a consecuencia de lo cual quedó privado
de toda relación con la Masonería inglesa, la norteamericana y otros
Orientes. No he de hacer aqui historia, pues en otro lugar del
presente volumen encontrará el lector una relación precisa y de­
tallada de todo lo ocurrido. Básteme recordar que la Masonería fran­
cesa, contaminada de un materialismo más simplista y dogmático
que la dogmática de cualquier religión positiva, y a impulso de

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una lucha política partidista a que la habían llevado los redoblados
ataques del clericalismo, dio cabida en su doctrina a un ateísmo que
contradice el profundo sentido espiritualista y reUgioso de la
Orden.
Aquí en España, a pesar de que imitamos a la Masonería fran-
cesa y de que nuestro anticlericalismo es tan burdo y fanático, por
lo general, como el peor clericalismo, hemos conservado en nues-
tra declaración de principios el antiguo "Landmark" de la creen-
cia en Dios, y en nuestro rito y simbolismo la fórmula de "El
Gran Arquitecto del Universo". Parece, pues, que sobre este
punto no debería haber discusión; que con sólo leer nuestros prin-
cipios y rituales, tender la vista sobre la ornamentación simbólica y
asomarse a las ceremonias, tendría que bastar para comprender que
el ateísmo no tiene nada que hacer en nuestros templos. No obs-
tante, sí hay discusión. Se quiere dar cabida en nuestras Logias, y
no sólo cabida, sino preponderancia, al más radical ateísmo mate-
rialista, a esa concepción mecanicista del Universo que representa
la más rotunda negación de todo sentido deísta.
¿Y cómo se compagina esto con el principio y la fórmula del
"Gran Arquitecto del Universo" ? Se ha encontrado un expediente :
decir que el símbolo del "Gran Arquitecto del Universo" tiene una
interpretación ilimitada, que cabe aplicarlo absolutamente a todo,
que lo mismo puede servir para denominar al Dios de la concep-
ción religiosa que a la materia o a la fuerza mecánica de la con-
cepción materialista. Según esta teoría, no existe ninguna posición
ideológica que se oponga a nuestro "Landmark" de la "creencia en
Dios como Gran Arquitecto del Universo". De igual manera abar-
ca este "Landmark" el deísmo que el ateísmo. Imaginad la más
explícita y terminante afirmación de Dios, y podréis aplicarle el
rótulo de "Gran Arquitecto del Universo" ; e imaginad la más ro-
tunda negación de Dios, e igualmente podréis aplicarle el rótulo de
"Gran Arquitecto del Universo". Es decir: nos encontraremos con
que nuestra fórmula, nuestro gran símbolo, en fuerza de querer de-
cir mucho, no expresa nada, absolutamente nada, puesto que tanto
puede aplicarse a la negación como a la afirmación de una misma
cosa. ¿Es esto admisible? Creo que no. No podemos pensar que
la Masonería, al fijar sus esencias y fundamentos, haga afirmacio-
nes que no quieran decir nada en absoluto, que lo mismo puedan

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traducirse por blanco, por negro, que por amarillo; por "si", por
"no", que por "qué sé yo". Elio supondría una incongruencia y una
simpleza que en modo alguno cuadran con la elevada espiritualidad
de nuestra Orden. Si la Masoneria no quisiera fijar posición algu-
na respecto al deísmo y al ateísmo, se abstendría de hablar sobre el
particular; dejaría en blanco la cuestión, para que cada cual la
llenase como mejor le pareciese. Pero, desde el momento en que
dice "creo en Dios como Gran Arquitecto del Universo", estamos
obligados a pensar que se propone expresar algo, y no es posible
llegar a expresar nada con una fórmula que admita todas las in-
terpretaciones imaginables.
La mejor prueba de que nuestro "Landmark" del "Gran Arqui-
tecto del Universo" fija una posición, por amplia que sea, frente al
problema, es lo ocurrido en 1877 con la Masonería francesa. Si el
Gran Oriente francés, al querer dar cabida en los templos al ateís-
mo materialista, suprime la fórmula del "Gran Arquitecto del Uni-
verso", es porque ésta se opone a aquél. Y así lo corrobora la acti-
tud de la Masonería inglesa, rompiendo toda relación con la fran-
cesa. Cuando el Gran Oriente francés quiere sincerarse y reanudar
sus relaciones con la Gran Logia inglesa, ésta le contesta que no
puede rectificar su anterior decisión, porque ello supondría "aso-
ciarse a la destrucción del principio que la Gran Logia de Inglate-
rra ha considerado desde tiempo inmemorial como la condición
primera de la existencia masónica"... "La Gran Logia de Inglaterra
—añade—sostiene y ha sostenido siempre que la creencia en Dios
es la actitud prima e indispensable de toda verdadera y auténtica
masonería."
Bien claramente se ve, pues, que tanto la Masonería inglesa,
afianzándose y ratificándose en nuestro "Landmark" del "Gran Ar-
quitecto del Universo", como la Masonería francesa suprimiéndo-
lo, coinciden en apreciar que forzosamente hay que interpretario
como una afirmación deísta, afirmación que en modo alguno es com-
patible con el ateísmo de la concepción materialista del Universo.
Se podrá discutir si conviene seguir el criterio de la Masone-
ría inglesa o el del Gran Oriente francés, es decir, mantener o su-
primir el principio de la creencia en Dios ; pero lo indiscutible es
que si conservamos este principio, nunca podremos interpretarlo,
por muy amplio margen de interpretación que le demos, como una

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negación de Dios. La Masonería podrá adoptar tal o cual posición
ideológica o inhibirse, frente a un problema; pero en modo alguno .
incurrir en incongruencia y contrasentido.
Por eso—repito—cuando afirmamos que creemos en Dios como
Gran Arquitecto del Universo, no es que nos entretengamos en la
ociosa y necia tarea de escribir un rótulo completamente vacío de
significado, sino que realmente expresamos algo. ¿El qué?... Sería
vana presunción pretender fijar aquí el contorno de nuestro gran
símbolo. Necesitaríamos, para ello, examinar todas las formas en
que la Humanidad ha pensado y sentido a Dios, penetrar en las
filosofías y en las religiones, y dar unidad y armonía al conjunto
dentro de nuestros cauces masónicos.
Semejante labor, aunque no excediese—como excede, y con
mucho — mis modestas posibilidades, siempre rebasaría los es-
trechos límites de un artículo. Tendremos que contentarnos, pues,
con examinar superficialmente la cuestión, con señalar, más que lo
que el símbolo encierra, lo que cae fuera de él.

* **

Cualquiera que sea la forma en que concibamos a Dios, ten-


dremos que suponerlo siempre principio y fundamento del orden
moral. Un Dios que no nos pudiera servir para fundamentar el
orden moral no sería Dios. Por lo tanto, nuestra interpretación del
símbolo del "Gran Arquitecto del Universo", por muy amplio que
Sea el margen en que pueda formularse, tendrá que cumplir siem-
pre ésa condición indispensable inherente a la idea de Dios.
"Son premisas de la Orden—dice el tratadista masónico See-
dorf—la fe en Dios y en la inmortalidad del alma. La manera de
desenvolver esos conceptos, así como la forma de representarlos
en la imaginación, queda al arbitrio de cada miembro de la Orden.
Dios es, desde luego, para nosotros, el portador o representante del.
orden moral del mundo" (i).
¿ Y cómo hemos de concebir a ese "Gran Arquitecto del Uni-
verso" para poderlo suponer principio y fundamento del orden
moral? i

( i ) Diálogo sobre Masonería, p o r H . S e e d o r f . F o l l e t o p u b l i c a d o e n las


ediciones LATOMIA.

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Para intentar contestar a esta pregunta es menester plantear an-
tes el problema de nuestra manera de concebir el Universo. A los
profanos que van a iniciarse se les pregunta qué concepto tienen '.le
Dios; pero creo que sería más adecuado comenzar por preguntai--
les cómo conciben el Universo ; pues así forzosamente tendrían que
decirnos, razonándolo, encadenándolo dentro de un orden lógico, si
creen o no creen en Dios, y, de creer en él, en qué forma lo com-
prenden. De la misma suerte, al preguntarnos ahora cómo concibe-;
la Masonería al "Gran Arquitecto", es decir, qué significa este
símbolo, debemos anteponer la cuestión de cómo concibe el Uní- Ì
verso.
¿Hacia qué interpretación filosófica o religiosa del Universo sesj
inclina la Masonería? ¡
Se nos dirá que la Masonería no puede adscribirse a ningún j
dogma religioso ni sistema filosófico. Ciertamente ; pero la Maso-
nería, por sus aspiraciones, contenido, tono, normas, aparato litúr-
gico y simbólico..., fija un sentido y una orientación, no sólo en el
orden práctico, sino también en el especulativo. Nuestra Orden, evi-
doiitemente, más que doctrina o teoría determinada, traducible en
una cadena de razonamientos o en un articulado dogmático, repre-
senta aspiración y tendencia; pero fijémonos bien en la suprema
categoría de tal aspiración y tendencia. ¿A qué aspiramos y ten-
demos?... No perseguimos valores circunstanciales y efímeros. Ele-
vamos un templo al perfeccionamiento humano. Pero a un per-
feccionamiento que no puede detenerse en ningún límite. Es de-
cir, aspiramos a crear valores sobrehumanos que asciendan en
superación infinita. ¿ Y qué es esto sino tender un camino hacia
la divinidad, consagrarse a una actividad puramente religiosa? La
religión, como afirma Scheleimacher, es sentido y gusto por lo infi-
nito. El ansia de perfeccionamiento moral, de superación, que es
el gran motor masónico, es al mismo tiem.po la principal caracte-
rística de toda actitud y actividad religiosa. "La religión — dice
Montehuil en un interesante trabajo publicado en 1932 en la Nouve-
lle Revue Theologique—es el deseo de poseer una vida divina, de
transformarse en otro del que uno es por naturaleza. La religión,
por lo tanto, no puede tener por función renunciar a un dinamismo
que existiría sin ella, sino crear uno nuevo, al cual deben some-
terse todo-í los dertiás. Sería falsear la religión querer presentarla

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como debiendo ayudar al hombre a ser perfectamente hombre ; pues
lo que ella hace es incitar al hombre a ser más que hombre, impo-
nerle el trabajo de convertirse en Dios y advertirle que si rehusa j
a esta aspiración caerá por debajo de sí mismo, de lo humano." Y \
el cardenal Mercier, uno de los espíritus más cultos y elevados que ]
ha dado últimamente el Catolicismo, nos dice : "Se dan en nosotros |
hechos interiores más inmediatamente ciertos que los fenómenos
de la Naturaleza y perceptibles únicamente por la conciencia del
sujeto en que residen; entre estos hechos existe uno que sobresale
entre todos : un ideal de perfeccionamiento moral que, sin nosotros
y aun a pesar de nosotros, se nos impone en tal forma, que nadie
puede eximirse de admirarlo y amarlo." He aquí también nuestro
ideal masónico : el perfeccionamiento moral, la superación del hom-
bre llevada hacia el infinito, es decir, hacia lo divino. Por eso, al
emprender nuestra obra decimos que elevamos un templo : porque
se trata de una obra de esencia religiosa. Y es indudable que una
actividad de este género supone necesariamente una representa-
ción universal, una posición ideológica ante la totalidad del Uni-
verso. Una acción de órbita ilimitada, es decir, que aspire a crear
valores de radiación infinita y eterna, a entrar en la corriente de lo.
imperecedero, tiene necesariamente que apoyarse, no en un sentido
fraccionario del Universo, sino totalitario, necesita adoptar una
posición filosófica y religiosa. Si nos propusiéramos redactar los
estatutos de un Casino o de una Sociedad de seguros, sería indi-
ferente que concibiésemos el Universo de esta o de la otra manera;
pero para elevar nada menos que un templo espiritual al perfec-
cionamiento humano—un perfeccionamiento sin límites—, no pode-
pios prescindir de un intento de explicación universal. L a Maso-
nería pretende crear un vínculo indestructible de fraternidad entre
todos los hombres, hacer de la Humanidad una cadena mística;
para lo cual es indispensable que nos sintamos partícipes en una
obra común trascendente ; en una misión que la Humanidad há
de cumplir dentro de la armonía universal... ¿ Y cómo es posible esto
sin buscar el valor y la significación de esa armonía universal, es
decir, un sentido filosófico y religioso del Cosmos?
Para que un deber se nos imponga con verdadero imperativo
moral, como algo que nos obligue por encima de todo, que pueda
exigirnos todos los sacrificios, es indispensable que nos hable, no ya_

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en nombre de una sociedad, ni de una nación, ni de la Humanidad
misma, sino de la totalidad de lo existente, de un valor supremo con
relación al todo, al Cosmos. Bergson, en su ùltimo libro Les deux
sources de la morale et de la religion, distingue entre lo que llama
"moral cerrada" y "moral abierta". La primera, que es la infe-
rior, se dicta en nombre de una sociedad cerrada: la familia, el
gremio, la patria... L a segunda, que es la superior, que se distin-
gue de la anterior, según Bergson, no ya por una diferencia de
grado, sino de naturaleza, se dicta en nombre de la Humanidad,
nos exige amar a todos los hombres. Mas aiin me parece esto poco;
no hay por qué detenerse en el círculo de la Humanidad. Una
moral reducida a la Humanidad es aún una moral cerrada y para
una sociedad cerrada. Una moral realmente abierta y para una
sociedad abierta, cuyos valores no queden aprisionados en ningún
círculo, sino que rebasen todo límite y trasciendan hacia el infinito,
en suma, una verdadera moral, tiene que mirar a la totalidad del
Universo, nos ha de imponer una solidaridad, no ya con la familia,
ni con la nación, ni con una comunidad internacional, ni con la
Humanidad entera, sino con el Cosmos ; nos ha de hacer sentir, no
ya una solidaridad humana, sino cósmica. Para sentir verdadera-
mente la fraternidad humana, como algo más que una serie de re-
glas para la buena marcha y administración de una sociedad, es
menester que a la vez que nos sentimos ligados a la Humanidad en
una obra común, sintamos a la Humanidad ligada a una obra cós-
mica, a una armonía universal. Y , en realidad, es a una moral de
este tipo, completamente abierta, de radiación infinita, a la que se
refiere Bergson en su último libro ; lo que ocurre es que le da otro
nombre, le da categoría religiosa, de lo que él llama "religión di-
námica".
La Masonería, indudablemente, quiere ligarnos a una obra de
esta clase, quiere imponemos deberes de este género. Nuestro tem-
plo masónico simboliza, no ya la Humanidad, ni el planeta, ni el sis-
tema solar..., sino el Cosmos; y con relación a ese templo, es de-
cir, a ese Cosmos, hemos de valorar nuestros actos y trazar la tra-
yectoria de nuestra conducta. Lo cual requiere—repito una vez
más—una posición de nuestro espíritu—en lo sentimental y en lo
intelectual—frente a ese Cosmos ; es decir, una actitud filosófica y
religiosa.

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¿ Y cuál ha de ser esta actitud de la Masonería? i
Nuestra Orden, ciertamente, no se adscribe a una escuela filo- ;
sófica, ni a una dogmática religiosa; mas no por eso deja de re- |
presentar, aunque con un margen amplísimo y con otras caracte- J
risticas de las que distinguen a las filosofías y a las religiones, una )
cierta manera de comprender y sentir el Universo. De no ser así, ^
carecerían en absoluto de sentido todos nuestros principios y sim-
bolismos, y no acertaríamos a colocar ni una sola piedra del gran \
templo que queremos construir. ]
Se nos dice que la Masonería admite en su seno hombres de ]
todas las ideas filosóficas y religiosas. Pero no olvidemos que al i
mismo tiempo se nos formulan unos principios, se nos indican unos ¡
fines y se nos muestran lemas y símbolos que aluden a una cierta \
forma de interpretar la vida y el Universo. Por tanto, forzosamente í
hemos de suponer que se nos quiere decir que se admiten hombres ¡
de todas las ideas filosóficas y religiosas, pero con tal de que éstas \
no se opongan a los ideales que nos señalan esos principios, fines, 1
lemas y símbolos... Esto es evidente. Si se invita, por ejemplo, a \
hombres de todos los campos y tendencias a unirse en una obra j
común en pro de la paz, ya se sobrentiende que se quiere decir de i
"todos los campos y tendencias" que no se opongan a la paz. Nadie ;
pensará que una asociación pacifista, aunque diga que admite hom- •
bres de todas las opiniones, va a invitar a inscribirse en sus filas a i
quien se proponga predicar y fomentar la guerra. Pues lo propio |
ocurre con la Masonería : caben en ella hombres de todas las creen-1
cias, pero con tal de que éstas se ajusten a esa cierta manera de |
pensar y sentir el Universo que es necesaria para la gran obra ;
masónica. No se trata de elegir una determinada escuelafilosófica=
ni doctrina religiosa, sino únicamente de determinar qué orienta-j
ción ideológica, por muy amplia, amplísima que sea y por muy di- ;
versas filosofías y religiones que comprenda, supone la obra masó-1
nica. i
No vamos ahora a examinar, ni siquiera muy a la ligera, losj
principales sistemas filosóficos, para descubrir qué hay en ellos des
convergente o de divergente respecto a los ideales masónicos. Tal)
labor rebasaría mis medios y el breve espacio de que dispongo. Me \
limitaré a señalar, entre todas las interpretaciones que se han aven-1
turado de la realidad, una división, que es la que ahora nos inte--

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resa para nuestro objeto : espiritualismo y materialismo. Creo que
frente a esta división es donde la Masoneria define su posición ideo-
lógica, inclinándose con toda claridad hacia el espiritualismo. La
Masoneria, por sus principios, fines, simbolismo, liturgia, en una
palabra, por su letra y su espíritu, exige forzosamente una inter-
pretación espiritualista de la vida y del Universo. En un trabajo
anterior, publicado en el tercer volumen de LATOMIA, y bajo este
mismi título general de "El sentido religioso de la Masonería" y con
el subtítulo de "Espiritualismo", intenté demostrar semejante aser-
to. No voy a repetir aquí los argumentos ya expuestos ; remito al
lector al anterior volumen de LATOMIA. Pero sí recogeré y precisa-
ré el principal argumento que daba allí y que he esbozado ya al
empezar estos razonamientos : el de la moral. La moral supone res-
ponsabilidad, y la responsabilidad libre albedrío, y este no cabe en
una explicación mecanicista del Universo. Para dar a los valores
morales una supremacía, una categoría que los libre del determi-
nismo de las ciegas fuerzas materiales, necesitamos apoyarnos en
una concepción universal espiritualista. Por lo tanto, la Masonería,
que eleva un templo al perfeccionamiento moral del hombre, que
pone estos valores por encima de todo, no sólo en relación al radio
humano, sino al cósmico, forzosamente habrá de partir de una in-
terpretación espiritualista.
Fijémonos en que en una interpretación materialista del mun-
do, la inteligencia, la voluntad, nuestras aspiraciones morales...,
no son sino consecuencia de procesos físicoquímicos, del ciego cho-
car de unas fuerzas mecánicas, del mismo modo que el calor pro-
duce la ebullición o que el viento mueve las aspas de un molino.
Por lo tanto, pierde todo su valor nuestro gran templo, desaparece,
no es nada.
Si se acepta una interpretación materialista del Universo, la
Masonería no tienen ningún significado. Nosotros, al elevar nuestro
templo, suponemos en el Universo un sentido moral y espiritual,
un finalismo, y nos sentimos obreros dentro de esa gran obra, de
una obra divina; queremos ser arquitectos para absorber así el
impulso creador y ordenador y proseguir la obra del "Gran Ar-
quitecto del Universo". ¿ Para qué íbamos a dar a nuestra obra, al
templo masónico, una intención moral, si supusiéramos que en
el gran templo del Universo, del cual es simbolismo nuestro

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templo masónico, no existía también, como esencia y fundamento,
una intención moral?
Y , aceptada, como no se puede por menos desde el punto de
vista masónico, la interpretación espiritualista del mundo, ¿qué
significa dentro de ella el "Gran Arquitecto del Universo" ? Aquí es
donde se abre ya un amplísimo margen de interpretación. La Ma-
sonería no nos exige una determinada forma de comprender y sen-
tir a Dios, no se adscribe a un sistema filosófico ni a un dogma
religioso.
Dentro de ima representación espiritualista del Universo, por
mucho que queramos impersonalizar a Dios, sustituirlo por valores
que se aparten del Dios concreto, casi tangible, que hallamos en lo
exotérico de las* religiones positivas, siempre encontraremos una
interpretación a la que poder aplicar nuestra fórmula del "Gran
Arquitecto del Universo". Lo que no es posible de ningún modo,
sin contradecir palmariamente los fundamentos y esencias de la
Masonería, el espíritu y la letra de nuestra Orden, es dar a esa
fórmula una interpretación materialista.
Primeramente, que una interpretación materialista de Dios es
un contrasentido ; pues el materialismo es negación del concepto de
Dios, y Dios negación del concepto materialista. Creer en Dios
—cualquiera que sea el nombre con que lo designemos—es creer
en una energía espiritual, en un valor moral, como principio creador
o esencia o razón de ser de todo lo existente. Y ser materialista es
suponer que todo eso que llamamos espiritual y moral no es sino
consecuencia mecánica, ciega, del ciego choque de unas fuerzas ma-
teriales. Podemos decir que deísmo vale tanto como espiritualismo,
y ateísmo como materialismo.
Por otra parte, resultaría peregrino que quisiéramos dar una
explicación mecanicista de nuestro gran símbolo del "Gran Arqui-
tecto del Universo" ahora que la ciencia comienza a descubrir
—como vemos, por ejemplo, en la teoría de los "quanta"—que el
mecanicismo es insuficiente hasta para explicar los fenómenos me-
ramente materiales. " L a naturaleza—dice Bertrand Russel en su
obra Análisis de la materia—parece llena de acontecimientos revo-
lucionarios, y aunque nosotros podemos decir que si el hecho tiene
lugar—se r e f i e r e al movimiento de los electrones—, será necesaria-
mente en una de varias formas posibles, no podemos afirmar que

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este hecho ocurra, y si ocurre, en qué momento. Hasta donde ia
teoría de los "quanta" puede llegar actualmente, los átomos se nos
presentan como poseyendo cierta libre voluntad, limitada, no obs­
tante, a la elección de uno entre varios posibles modos de actuar."
En fin, no nos perdamos en consideraciones de carácter puramente
científico y filosófico, que nos llevarían demasiado lejos y que, en
realidad, no hacen al caso. No me propongo combatir el materialis­
mo desde un punto de vista científico y filosófico, sino únicamente
masónico. Sólo pretendo poner de manifiesto que la Masonería, tal
como aparece en nuestros principios, simbolismos, ritos y en nues­
tras aspiraciones, historia y actuación, excluye el materialismo. Y
el materialismo es sinónimo del ateísmo.
Creo, en resumen, que nuestro símbolo del "Gran Arquitecto
del Universo" exige, bien sea con un amplísimo margen, una in­
terpretación espiritualista. Toda nuestra obra masónica consiste
—repito—en la construcción de un templo moral. Quiere decir, por
tanto, que concedemos supremacía dentro del orden universal a esos
valores morales. Por consiguiente, nuestra concepción del mundo,
nuestra interpretación del "Gran Arquitecto del Universo", ha de
ser tal que reconozca esa misma supremacía, es decir, que pueda ser­
vir de fundamento a ese orden moral. Téngase en cuenta que al ex­
plicar lo que entendemos por "Gran Arquitecto del Universo"
aventuramos una explicación universal, una filosofía o una reli­
gión ; por lo tanto, tendremos que cuidar de que en dicha explica­
ción encuentren cabida los valores morales que son indispensables
para la construcción de nuestro templo. Y en una explicación ma­
terialista, en que llamemos "Gran Arquitecto del Universo" a la ma­
teria, a una fuerza mecánica, a una energía ciega de orden pura­
mente material, no tienen cabida los supremos valores morales que
nosotros perseguimos, y, por tanto, nos hallaremos sin materia­
les para construir nuestro templo.

* **

Se nos dirá, acaso, que de todo lo expuesto se deduce que la


Masonería, lo mismo que una religión positiva, impone un dogma,
sojuzgando así nuestro pensamiento.
Nada de eso. En primer lugar, porque la Masonería no trata

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de imponer una forma de comprender a Dios, sino que deja a cada j
uno un margen tan amplio de interpretación, que casi no repre- i
senta un límite a la manera de concebir el Universo. La Maso-I
nería significa una aspiración moral, un ansia de perfeccionamien- \
to y superación sin límites ; lo cual impone una norma a la con- •'
ducta; y toda norma de conducta que obligue con supremo im-
perativo, necesariamente ha de exigimos al mismo tiempo una
cierta actitud de la inteligencia. Si se quiere llamar a esto impo-
ner un dogma, tendremos que convenir en que también se nos trata
de imponer un dogma cuando se nos dice : "No matarás". Para
cumplir un deber como ineludible imperativo de conciencia, que
nos obligue por encima de todo, es menester sentirlo, no ya como
un deber ante una sociedad o ante la Humanidad, sino como un
deber ante un orden universal ; y para esto es necesario represen-
tarse de algún modo ese orden universal, lo cual supone ya una ac-
titud de la razón. Pensar que se pueden dictar normas de conduc-
ta que obliguen en lo más hondo de la conciencia, sin al mismo
tiempo pedir la adhesión de la inteligencia a ciertos principios, por
amplios que sean es completamente absurdo. Pero no representa
esto, en modo alguno, un dogmatismo. Un dogma es algo más defi-
nido, limitado y concreto. La Masonería no se basa en un dogmatis-
mo común, sino en un haz común de aspiraciones ; pero estas aspi-
raciones, hondamente sentidas, como razón de la vida y de la exis-
tencia en general, han de imprimir una actividad a todo nuestro es-
píritu, tanto a la voluntad como a la razón. Por eso la Masonería,
aun huyendo de la actitud dogmática de las religiones positivas—y
tal vez por esto mismo con más motivo—, tiene un profundo senti-
do religioso. "La íntima mezcla—dice Otto Gründler en un sagaz es-
tudio fenomenològico de la religión— de pensamiento y sentimiento
que caracteriza el acto religioso halla en la liturgia, principalmen-
te, su más sublime expresión." Y fijémonos en que la Masonería es
ante todo liturgia.
Nuestra fórmula del "Gran Arquitecto del Universo", según
hemos visto, no obliga a la inteligencia sino a reconocer la supre-
macía de esos valores morales que han de imponer una dirección a
nuestra conducta. Es decir, exige lo indispensable para que nues-
tra voluntad y nuestra actividad puedan prestar una verdadera ad-
hesión, una adhesión de fondo, comgleta, a la obra masónica. En

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otros términos : se nos exige que seamos obreros conscientes, ra­
cionales, en la construcción de nuestro gran Templo.
Por otra parte, tampoco se nos pide una adhesión ciega, indis-
criminativa, de la inteligencia, como exige la dogmática religiosa,
sino tan sólo una disposición de ánimo, un ansia imperiosa,
un movimiento de la voluntad y del sentimiento, que incite a la in­
teligencia a orientarse en aquel mismo camino. No se nos pide una
actitud de fe ciega, ante la cual enmudezca la razón, sino única­
mente una inclinación a creer en lo que nuestra obra supone.
Es decir, se nos pide, en último término, más que creer en Dios,
necesitar y buscar a Dios. Aunque, en realidad, necesitar y buscar
verdaderamente a Dios es creer en él. Y el necesitar a Dios de­
pende de la intensidad de nuestras apetencias espirituales y mo­
rales.
Pero por mucha que sea nuestra necesidad de creer, nuestra
posición nunca podrá ser dogmática. En los templos masónicos
brilla siempre la luz de la razón, y la razón siembra en todo la duda,
puesto que comienza por dudar de sí misma. Pero acaso la duda,
es decir, esa falta de garantía de encontrar lo que anhelamos, de
que exista lo que nos hemos fijado como objetivo de nuestra vida,
'sea precisamente lo que dé a nuestra empresa masónica su princi­
pal característica, su esencia misma: el impulso heroico.
Admirable es, ciertamente, la fe; pero es mucho más admirable
el heroísmo que se requiere para entregarse por entero, sin reser­
vas, arriesgándolo todo, a una empresa, aunque se sientan pesar
angustiosamente sobre el corazón las negras dudas que descienden
del cerebro. Tener fe absoluta en la existencia de Dios es tener la
absoluta certeza de que están garantizados esos valores morales que
hemos puesto como suprema razón de nuestro existir y a los que
estamos dispuestos a sacrificarlo todo, hasta la vida misma. Y du­
dar de la existencia de Dios, es decir, de que el orden moral sea
el principio creador y regulador del Universo, el Gran Arquitecto,
o emane de él, significa pensar que acaso todos nuestros sacri­
ficios y esfuerzos resulten estériles, que quizás, en fin de cuen­
tas, sea lo mismo realizarlos que no realizarlos, pues todo vaya
a anegarse igualmente en el determinismo de las ciegas fuer­
zas mecánicas. Y , claro está, que demuestra un temple espiritual
muy superior el que va a la gran empresa y se dispone a todos

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los sacrificios y esfuerzos, llevando el peso de esa angustiosa duda
sobre el corazón.
Por eso en nuestros talleres no se impone silencio a la razón,
sino que se la estimula a que lo investigue y escudriñe todo, aun a
trueque de que envuelva en las sombras de la duda aquellos prin-
cipios que son fundamento y garantía de toda nuestra obra. No
queremos en nuestros talleres obreros a quienes la duda pueda
rendir, que tengan que trabajar con los ojos vendados como si
fueran amarrados a una noria.
Por eso digo que aunque la Masonería establezca el "Landmark"
de la "creencia en Dios como Gran Arquitecto del Universo", no
se puede afirmar por eso que sea dogmática al modo de las religio-
nes positivas, que sojuzgue el pensamiento.
No creo que nadie que sienta hondamente la Masonería pueda
sentir el menor reparo ni escrúpulo, ni en nombre de la libertad
de pensamiento ni de los fueros de la razón ni de nada, en aceptar
el "Landmark" de la "creencia en Dios como Gran Arquitecto del
Universo". Todo estriba en la intensidad y profundidad de nues-
tro sentimiento masónico. Si sentimos la Masonería superficial-
mente, nos parecerá que sobra ese símbolo de la Divinidad, expre-
sión de nuestra infinita aspiración moral; pero si la sentimos hon-
damente, la elevaremos a categoría religiosa, es decir, necesitaremos
poner nuestros ideales por encima de todo, como un valor divino,
como la divinidad misma, tal como se expresan en nuestro gran
símbolo.
La fraternidad, elevada a su más alto grado, desbordando todos
los límites y aspirando a una solidaridad cósmica, es el vértice ge-
nerador de toda nuestra actividad masónica ; ¿ cómo no vamos, pues,
a necesitar creer que el motor universal, lo que ha creado, crea y
sostiene el Universo, sea una energía de esa misma clase—sino que
infinita en potencia y en acto—, un amor infinito, que emana de
Dios o es Dios mismo ?
Sólo si concebimos el amor como esencia, motor y principio del
mundo, como Dios mismo, como la suprema categoría, sentiremos
realmente el deber de la fraternidad. "Dios—dice Max Scheler—no
es sólo el creador, sino el creador por amor, cuya creación, el mun-
do mismo, no es sino momentánea solidificación de un gesto de
amor que siguejmaiuindq indefinidamente."

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Suprimir de la Masonería el principio de la "creencia en Dios
como Gran Arquitecto del Universo", o admitir—que es lo mis­
mo—que se le pueda dar una interpretación materialista, atea, equi­
vale a rebajar el alto valor espiritual, verdaderamente religioso, de
nuestra Fraternidad. Además, suprimido ese principio, que es el
que da una categoría suprema a todos nuestros valores morales, el
que los liga y nos liga, o religa, con el fundamento del Universo,
nuestro simbolismo todo desaparece, pierde su significado y ex­
presión.
Por eso la Gran Logia de Inglaterra dijo, muy acertadamente,
contestando al Gran Oriente francés, que la "creencia en Dios como
Gran Arquitecto del Universo" era la primera e indispensable ac­
titud de toda verdadera y auténtica Masoneria, y que desaparecida
esa creencia desaparecía la Masonería.

MARIANO BENLLIURE Y TUERO j

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CxOTTHOLD. E P H R A I M L E S S I N G

E R N S T Y F A L K (*)
DIÁLOGOS PARA MASONES

Prólogo de un tercero.
Como se sabe, el editor de los tres primeros diálogos tenía el
manuscrito de esta continuación preparado para la impresión,
cuando desde altas esferas le llegó el ruego de no darla a co-
nocer.
Antes de esto había comunicado los diálogos cuarto y quinto
a algunos amigos, quienes, es de suponer que sin su autorización,
habían sacado copias de los mismos. Una de estas copias llegó,
por verdadera casualidad, a manos del editor que ahora los publi-
ca. Este lamentaba que tantas verdades magníficas tuviesen que
quedar ignoradas, y decidió, puesto que sobre él no pesaban rue-
gos, imprimir el manuscrito.
Si el ferviente deseo de ver extenderse la luz sobre asunto
de tanta trascendencia no disculpase suficientemente esta libertad,
sólo nos quedaría como defensa de la misma el hecho de que el edi-
tor no es masón iniciado.
Además, se notará que, como prueba de consideración y pru-
dencia hacia determinada rama de esta asociación, ha suprimido en
la edición algunos nombres que estaban totalmente escritos.

CUARTO DIALOGO

FALK. Emst. ¡ Bienvenido! Por fin vuelvo a verte. Y a hace tiem-


po que terminé mi cura de aguas.
ERNST. ¿ Y te han sentado bien ? Me alegro.
FALK. ¿Qué quieres decir? Nunca se oyó decir un "me alegro"
con tono más enfadado.
ERNST. LO estoy. Y falta bien poco para que lo esté contigo.
FALK. ¿ Conmigo ?

C) V é a n s e l o s v o l ú m e n e s I , I I y I I I de LATOMIA.

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ERNST. TÚ me has inducido a dar un paso necio (i). ¡Mira!
¡Dame la mano! ¿Qué dices ahora? ¿Te encojes de hom-
bros? ¡Sólo faltaba esto!
FALK. ¿Qué te he inducido?
ERNST. Puede que haya sido sin que te lo propusieras. •
FALK. Y no obstante debo tener la culpa.
ERNST. Si el hombre de Dios habla al pueblo de una tierra donde
hay miel y leche en abundancia, ¿ debe este pueblo no an-
siar vivir en ella ? ¿ Y no debe quejarse del hombre de Dios
de vivir en este árido desierto?
FALK. J Bueno, bueno ! El daño no puede ser tan grande. Además,
veo que ya has trabajado junto a las tumbas de nuestros
antepasados (2).
ERNST. Pero no estaban rodeadas de llamas, sino de humo.
FALK. Entonces espera que el humo se disipe, y la llama alum-
brará y dará calor.
ERNST. El humo me ahogará antes que la llama alumbre, y ca-
lentarse lo harán otros que soportan el humo mejor
que yo.
FALK. ¿ No hablas acaso de aquellas gentes que soportan bien el
humo cuando es humo de una cocina ajena y con grasa?
ERNST. ¿Entonces también tú los conoces?
FALK. He oído hablar de ellos.
ERNST. ¿ Y qué te ha podido inducir a hacerme dar este paso, si-
mulando para ello cosas cuya falta de fundamento cono-
cías perfectamente?
FALK. T U inquietud te hace ser injusto. ¿Entonces yo debía ha-
ber hablado contigo de la masonería de modo que te hi-
ciera comprender cuan innecesario—más aún, cuan perju-
dicial—es que ningún hombre honorable se haga masón ? •
ERNST. Pudiera ser (3).
FALK. ¿ No te dije que los más altos deberes de la masonería pue-
den cumplirse sin llamarse masón?
ERNST. Creo recordar esto. Pero tú sabes bien que dando rien-
da suelta a mi fantasía, no es fácil contenería. Unica-
mente te reprocho que me enseñases un cebo seme-
jante.

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FALK. Pronto te has cansado de intentar alcanzarle. ¿ Y por
qué no me dijiste ni una palabra de tus intenciones?
ERNST. ¿Me hubieses disuadido de ello?
FALK. Seguro. ¿Quién intentaría poner andadores a un mucha-
cho que sabe sostenerse porque de vez en cuando se
caiga? No es que te quiera halagar, pero tú estabas
ya muy avanzado para hacer de aquello el punto de par-
tida. No obstante, no podía hacerse contigo una excep-
ción. Este camino debe ser andado por todos.
ERNST. No me pesaría haberle recorrido, si esperase algo de los
caminos que siguen después. Pero esperanzas, y más
esperanzas, y nada más que esperanzas,
FALK. i Si ya te han dado esperanzas!... ¿ Y sobre qué te han
hecho tener esperanzas? (4).
ERNST. Tú lo sabes bien: sobre la masonería escocesa, sobre
los caballeros escoceses.
FALK. Bien. Pero ¿qué es lo que debe esperarse en la maso-
nería escocesa?
ERNST. ¿Quién lo puede saber?
FALK. Y tus iguales, los recién iniciados en la orden, ¿tampo-
co saben nada?
ERNST. ¡Oh éstos! ¡Estos saben tanto!... El uno quiere fabri-
car oro, el otro quiere conjurar a los espíritus, el ter-
cero quiere resucitar a los Rosacruces. ¿ Sonríes ? ¿ Y sólo
sonríes? (5).
FALK. ¿Qué otra cosa puedo hacer?
ERNST. Demostrar indignación sobre estas estupideces.
FALK. Si no hubiese un algo que me reconciliase con ellos.
ERNST. ¿Qué es ello?
FALK. Que reconozco en todas estas fantasías un afán por la
Verdad que de todos estos caminos equivocados pudiera
muy bien deducirse el camino verdadero.
ERNST. ¿También de la alquimia?
FALK. También de la alquimia. Si efectivamente puede fabri-
carse oro o no, me es indiferente. Pero estoy seguro de-
que hombres razonables sólo desearán poder hacerlo por
la masonería. Asimismo, el primero que tuviese la suer-
te de descubrir la piedra filosofal se volvería en el

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mismo instante masón (6). Y es curioso que esto con-
firme todas las noticias que el mundo tiene de alquimis-
tas verdaderos o supuestos ( 7 ) .
ERNST. ¿ Y los espiritistas?
FALK. De ellos se puede decir aproximadamente lo mismo. Es
imposible que los espíritus oigan la voz de otro hom-
bre que no sea la de un masón.
ERNST. ¿Cómo es posible que digas seriamente tales cosas?
FALK. i Por todo lo que exista de más sagrado! Nada hay más
serio que ello.
ERNST. Si ello fuese cierto. Pero ¿también los nuevos Rosacru-
ces?...
FALK. Cuando más éstos.
ERNST,„ ¿Lo ves? De éstos no te atreves a decir nada. Porque
los * * * han existido en tiempos, pero alquimistas y
espiritistas no los hubo jamás. Y puede decirse mejor
qué relación tienen los masones con estos seres de ilu-
sión que con otros verdaderos.
FALK. Ciertamente sólo puedo expresarme con un dilema: o
bien..., o...
ERNST. Bien. Si por lo menos se sabe que una de las dos pro-
posiciones es cierta. Entonces o estos Rosacruces would-
be (8).
FALK. i Ernst! Antes de que termines de decir una burla: ¡ por
mi conciencia! Estos, precisamente éstos, o están cier-
tamente en el camino verdadero, o tan lejos de él que
no les quedaría ni siquiera la esperanza de llegar nunca
a alcanzarle (9).
ERNST. Tengo que aceptar esto así. Porque rogarte que me des
alguna explicación...
FALK. ¿Por qué no? Bastante tiempo se ha hecho el secreto
sobre estos tapujos (10).
ERNST. ¿Qué quieres decir?
FALK. El secreto de los masones, como ya te tengo dicho, es
aquello que el masón no puede decir, aunque quisiera
hacerlo. Tapujos son aquellas cosas que pueden decirse,
aunque en determinadas épocas y en determinados paí-

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ses se hayan ocultado por envidia о miedo, о se silen­
ciasen por conveniencia.
ERNST. ¿Por ejemplo?
FALK, Por ejemplo, este parentesco entre • * * y masones. Pu-
diera ser que antes haya sido conveniente y hasta ne-
cesario disimularlo; ¿pero ahora? Ahora, por el con-
trario, puede ser extremadamente perjudicial seguir man-
teniendo en secreto este parentesco. Más bien deberla
hacerse de ello una declaración pública y fijar el momento
en que los * * * eran los masones de su tiempo.
ERNST. ¿Puedo yo conocer ese momento?
FALK. Lee la historia de los rosacruces con reflexión. Debes
acertarlo. Es seguro que lo acertarás, y ésta es la causa
por la cual no debieras haber sido masón.
ERNST. ¡Ojalá estuviera sentado en este momento ante mis li-
bros! Y si lo acierto, ¿me confirmarás que lo acerté?
FALK. T Ú has de ver en el mismo instante que no precisas de
esta confirmación. Pero volviendo a mi dilema: es pre-
cisamente este momento el único donde puede encon-
trarse la decisión de aquél. Saben todos los masones ver
y sentir este momento, pues ¡dichosos ellos y dichoso
el mundo! ¡Bendito será todo lo que hagan y bendito
todo lo que dejen de hacer! Si no reconocen y sienten
este momento, si sólo les ha seducido una palabra, si
les ha traído a los * * * sólo el * * ; si sólo se han ena-
morado de la (12) del (12), si sólo pretenden
conquistar . . . . (13) productivas o prebendas para sí o
sus amigos, entonces pidamos al cielo que nos inspire
mucha compasión para poder contener la risa.
ERNST. ¡Ves cómo puedes hablar con vehemencia!
FALK. Por desgracia. Te agradezco tu advertencia, y otra vez
vuelvo a estar frío como el hielo.
ERNST. ¿ Y qué opinas tú? ¿En cuál de los dos casos se encuen-
tran estos señores?
FALK. Temo que en el último. ¡Ojalá me engañase! Porque
si estuviesen en el primero, ¿cómo podrían tener un
propósito tan extraño : resucitar a los * * * ? Aquel gran
momento en el que los * * * eran masones ha pasado.

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¿Qué pretenden entonces? ¿Acaso ser una esponja que
los nobles expriman un día? ¿Pero a quién hago esta
pregunta? ¿Acaso me has dicho, has podido decirme que
con estas fantasías de * * *, alquimistas y espiritistas se
ocupan otros que los recién iniciados? Pero los niños se
vuelven hombres. ¡Déjales! Es bastante si en el juguete
podemos apreciar el arma que algún día esgrimirá el
hombre con mano segura.
ERNST. En el fondo, amigo mío, no son tampoco estas niñerías
las que me descorazonan. Sin presumir que pudiese exis-
tir algo serio tras ellas, yo las miraba por encima. Pero lo
que roe mi pensamiento es que por todas partes no veo
ni oigo otra cosa que estas niñerías, que de aquello sobre
lo que tú supiste excitar mi esperanza, nadie quiere sa-
ber nada (14). Cuantas veces quiero hablar de ello, y con
quien lo intente, es inútil ; siempre el mayor silencio.
FALK. ¡TÚ crees!...
ERNST. Aquella igualdad que me indicabas como fundamento de
la Orden, aquella igualdad que llenaba mi alma de una
esperanza inesperada de poder llegar a respirarla en la
sociedad de los hombres, que son capaces de dejar a un
lado todos los prejuicios burgueses, sin aferrarse a uno
de estos prejuicios para quebrantar a un tercero.
FALK. ¿Y..J
ERNST. ¡ Existiría todavía si alguna vez hubiese estado allí ! Deja
que un judío inteligente llegue y se anuncie. "Sí", se dirá;
"un judío. Cristiano al menos debe ser el masón (15).
Unicamente es igual qué clase de cristiano sea. Sin di-
ferencia de religión quiere únicamente decir sin estable-
cer diferencias entre las tres religiones abiertamente to-
leradas en el Sacro Romano Imperio". ¿No piensas tú
igual ?
FALK. YO desde luego no.
ERNST. Deja que un zapatero honrado a quien sus hormas dejen
algún tiempo libre tenga algún buen pensamiento (aunque
fuera un Jacobo Böhme o un Hans Sachs) ; déjale que
venga y se anuncie. "Sí", se diría; "un zapatero, al fin
un zapatero". Deja que venga y se anuncie un criado pro-

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bado, fiel y experimentado. "Sí", se dirá; "claro, esta cla-
se de gentes que no eligen ellos mismos el color de su
levita... Nosotros somos de la buena sociedad".
FALK. ¡ Y de tan buena sociedad como son!
ERNST. Evidente. A esto no tengo nada que oponer sino que sólo
es buena sociedad de la que en el mundo se está tan can-
sado—príncipes, condes, grandes señores, oficiales, conse-
jeros de todas las denominaciones, comerciantes, artis-
tas—, todos éstos se relacionan entre sí en la logia, sin
diferencia de clase. Pero en realidad, es que sólo son de
una clase, y ésta es, por desgracia...
FALK. Esto no sucedía en mi tiempo. No sé, sólo puedo acon-
sejar. Hace mucho tiempo que estoy desligado de toda
relación con logias de toda especie. En las logias de antes,
en otros tiempos, no ser admitido y estar excluido de la
masonería eran dos cosas distintas (i6).
ERNST. ¿Cómo es eso?
FALK. Porque la logia es a la masonería lo que la Iglesia a la
creencia. Del bienestar exterior de la Iglesia nada se pue-
de deducir de la manera de pensar de sus miembros; más
bien éstos gozan de un bienestar exterior que sería un
milagro pudiera subsistir con la verdadera creencia. Nun-
ca han podido coexistir, y la historia nos enseña que
siempre uno aniquiló al otro. Y así es por lo que yo temo,
yo temo...
ERNST. ¿ Qué ?
FALK. En pocas palabras, las logias, según oigo que hoy se ins-
piran no me caben en la cabeza. Tener una Caja, crear
capitales y buscar su multiplicación, procurar utilizarlos
hasta el último céntimo, adquirir fincas, obtener de los
reyes y príncipes privilegios, utilizar la fuerza y la auto-
ridad de los mismos para someter a los hermanos que
practican un rito u observancia distinta de aquel que
quisieran ver convertido en esencia de la cosa... (17). Si
esto da buen resultado a la larga, cuánto celebraría ha-
berme equivocado en mis profecías.
ERNST. ¿Qué puede pasar? El Estado no sabe que hay entre los

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que decimos muchos que hacen las leyes o las manejan,
acaso demasiados masones.
FALK. Bien; aunque no tengan nada que temer del Estado, ¿qué
influencia piensas tú que puede tener sobre ellos una
constitución semejante? ¿No caen precisamente por ello
en aquello de que quieren verse libres? ¿No dejarán así
de ser lo que quieren ser? (i8). No sé si me comprendes
completamente.
ERNST. Sigue hablando.
FALK. Aunque es evidente que nada dura eternamente. Acaso
sea éste el camino para terminar el actual esquema de la
francmasonería.
ERNST. ¿Esquema de la masonería? ¿A qué llamas esquema?
FALK. Pues esquema, cubierta, hábito.
ERNST. No comprendo.
FALK. No creerás, sin duda, que los masones han hecho siem-
pre masonería.
ERNST. ¿Qué es esto? ¿Que los masones no han hecho siempre
masonería ?
FALK. Con otras palabras: ¿opinas que lo que hoy es masone-
ría se ha llamado siempre masonería? (19). ¡Pero si ya
es más de mediodía! Y a llegan mis invitados. ¿Te quedas?
ERNST. NO quería, pero ya debo hacerlo, porque espero satisfa-
cerme por duplicado.
FALK. En la mesa, te ruego que no hables una palabra.

( Continuará.)

NOTAS

(1) F a l k no puede conceder esto, porque a n o s o t r o s n o s e s t á v e d a d o


inducir a nadie a ingresar e n la francmasoneria ; un p a s o semejante siempre
debe ser espontáneo ( E c k s t e i n , p. 25).
(2) C o n ello se d a a entender el g r a d o d e m a e s t r o . L a s t u m b a s d e l o s
a n t e p a s a d o s faltan e n l o s a n t i g u o s r i t u a l e s ; aparecen por primera v e z en
el s i s t e m a de Clermont, y s i g u e n trasmitiéndose para desaparecer n u e v a -
mente en los rituales m o d e r n o s , m u y a n á l o g o s a los a n t i g u o s (Merzdorf,
p. S8, 27).
(3) C o m o n o le g u s t a la f o r m a y t o d a v í a n o c o m p r e n d e el contenido, l e
desagrada, y en su m a l h u m o r e s injusto c o n F a l k ( W a n n e r , p. 82).
(4) E n los g r a d o s e s c o c e s e s , y así sucesivamente. N a d a q u e r e m o s decir

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contra el sistema, e n el que a m e d i d a que se a v a n z a se reduce el n ú m e r o de
m i e m b r o s , hasta que quedan m u y pocos, a los que se l e s comunica t o d o el
misterio. E s t e sistema, que según H e n g s t e n b e r g , proviene del cristianismo
originario, procura con ello asegurar a sus m i e m b r o s dándoles esperanzas ; _
pero lo cierto es que en la antigua m a s o n e r í a inglesa n a d a se sabe de e s t o
y se da en el primer g r a d o t o d o lo que hay. S i t o d a v í a subsisten un s e g u n d o
y un tercer g r a d o , es para no perturbar toda la organización. Q u e no se
les concede m a y o r importancia se deduce de la costumbre e x i s t e n t e de o t o r -
g a r l o s en c o r t o plazo ( M e r z d o r f , p. 58, 28).
(5) C o n estas b r e v e s palabras se recuerda la d e s a s t r o s a situación de
aquella masonería, y únicamente queda el c o n s u e l o de que en todas aquellas
fantasías se puede entrever el ansia por la V e r d a d (Merzdorf, p. 58, 28).
P o r q u e t o d o s e s t o s s o ñ a d o r e s se diferencian d e l o s d e m á s en que aqué-
llos buscan, investigan, mientras é s t o s s i g u e n su camino por la v i d a sin
mirar ni arriba ni abajo, ni la derecha ni a la i z q u i e r d a ; están contentos
si tienen el e s t ó m a g o o la bolsa llena, y n o se preocupan del origen y fina-
lidad de la vida (Wianner, p. 87).
L e s s i n g pensó en 1780 que todavía era necesario designar en el cuarto
y quinto d i á l o g o s ciertos n o m b r e s con *** solamente. L a s causas que lo a c o n -
sejaban y a han perdido actualidad. D e s d e aquella época se h a escrito y h a -
blado m u c h o sobre los d i f e r e n t e s s i s t e m a s m a s ó n i c o s , y cualquiera p u e d e sa-
ber que *** significan aqui T e m p l a r i o s . L a s d o s ** y a l g u n o s puede
traducirlos fácilmente u n lector atento ( C o s c h e , p. 26).
(6) P o r q u e h o m b r e s sensatos sólo cultivarían la alquimia para c o n s e g u i r
la felicidad de sus s e m e j a n t e s . L o m i s m o puede decirse de los espiritistas,
que utilizarían l o s espíritus—si ello f u e s e p o s i b l e — s ó l o e n beneficio de la
h u m a n i d a d ( M e r z d o r f , pág. 58, 29).
(7) S o b r e alquimia se encuentran detalles m u y e x t e n s o s en las Colecta-
neas de L e s s i n g .
(8) E s t o es, que quisieran representar a l o s T e m p l a r i o s . L a e x p r e s i ó n
"would be" la emplean los i n g l e s e s con frecuencia, a continuación de u n
nombre, por e j e m p l o , a merchand-would-he, a Politic-would-be, etc., en el
sentido de : p r e s u m e ser comerciante, político, etc.
(9) N o estaban en el v e r d a d e r o camino, sino tan distantes, que perdie-
ron la esperanza de llegar nunca a él. P o r lo m e n o s en A l e m a n i a se hundie-
ron por ocuparse solamente de c o s a s e x t e r n a s . N o obstante d e b e m o s r e c o -
nocer que en los g r a d o s e l e v a d o s , sobre t o d o en Suecia, tiene t o d a v í a su
papel la cruz roja sobre el m a n t o blanco (Merzdorf, pág. 59, 30).
L e s s i n g se inclinaba a creer que l o s T e m p l a r i o s habían cultivado en su
tiempo el ideal masónico, opinión equivocada, c o m o ha p o d i d o comprobarse
m á s tarde.
(10) E n parte h o y sigue sucediendo lo m i s m o . L o s secretillos son l o s
símbolos, los s i g n o s e x t e r i o r e s , etc. ; su significado e s lo que constituye el
v e r d a d e r o secreto (Merzdorf, pág. 59, 3 1 ) .
( 1 1 ) L o que L e s s i n g ha querido significar c o n e s t o resulta c o n f u s o .
(12) L a "cruz roja" sobre el "manto blanco".
(13) E n c o m i e n d a s .
(14) N a t u r a l m e n t e . C o m o se pretendía ser Caballero R o s a c r u z , T e m p l a -
rio y D i o s sabe cuántas c o s a s m á s , n o s e sentía anhelo d e ser u n simple
hombre.

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(IS) A q u í toca L e s s i n g el punto sensible de nuestra institución, que en
a l g u n o s paises y aun en t i e m p o s n o r e m o t o s llegó a separar lo que debía
estar unido, lo que hablaba a la pasión y sembraba la discordia donde sólo
debe reinar el a m o r fraternal, la armonía y la tolerancia.
P a r a practicar activamente la fraternidad, para el conocimiento de si
m i s m o , para reverenciar al S e r S u p r e m o , n o e s n e c e s a r i o establecer dife-
rencias dogmáticas. P o r e s o en la edición de 1723 de los A n t i g u o s D e b e r e s
dice asi : "A m a s o n is obliged by his tenure to o b e y the moral law ; and if
h e rightly undestands the art, h e will n e v e r be a stupid A t h e i s t nor an
irreligious libertine. B u t t h o u g h in ancient times M a s o n s w e r e c h a r g e d in
e v e r y Country to be of the religion of that Country or N a t i o n , w h a t e v e r it
w a s , y e t it is n o w t h o u g h t m o r e expedient only to oblige them to that reli-
g i o n in w h i c h all M e n agree, l e a w i n g their particular opinions to t h e m s e l v e s ;
that is to be g o o d M e n and true, o r M e n of H o n o u r and H o n e s t y , by w h a t -
e v e r denominations or P e r s u a s i o n s they m a y be distinguished, w h e r e b y
M a s o n r y b e c o m e s the Center of Union, and the M e a n s of conciliating true
Friendship a m o n g P e r s o n s that must have remained at a perpetual distance".
L a redacción se alteró en las ediciones de 1738, 1756 y 1757, en cuanto
a la forma, pero sin variar la esencia. E n 1784 se v o l v i ó al t e x t o primitivo.
L a Gran L o g i a de L o n d r e s ha mantenido inquebrantablemente este e s -
píritu amplio. El difunto duque de S u s s e x , dirigiéndose a la L o g i a A u r o r a de
F r a n c f o r t , que contaba entre sus m i e m b r o s a m u c h o s j u d í o s , d e c í a : " V o s -
o t r o s , m a s o n e s , que dependéis de la Gran L o g i a Inglesa y trabajáis bajo
s u s auspicios, sabed que o s está prohibida t o d a discusión sobre materia p o -
lítica o religiosa (all topics of political religious discussion). A l inclinar-
n o s con respetuosa h u m i l d a d ante el Gran A r q u i t e c t o del U n i v e r s o n o
e x c l u i m o s de nuestra O r d e n a nadie, por su religión o por su f o r m a de
reverenciar a D i o s , sea ésta la que fuese. D e b e , por tanto, prohibirse t o d o
aquello que p u e d a conducir a una disputa. D e b e m o s procurar que el di-
v i n o Libro de la L e y sea estrella-guía de nuestra conducta".
El m i s m o criterio sustentan las Grandes L o g i a s de Francia, H o l a n d a ,
Bélgica, E.spaña, N o r t e a m é r i c a , etc., porque t o d a s ellas v e n en Ingla-
terra su L o g i a M a d r e .
U n i c a m e n t e en A l e m a n i a e x i s t e n d o s Grandes L o g i a s que n o inician j u -
d í o s , aunque les a d m i t e n c o m o v i s i t a d o r e s si están iniciados por otra Gran
L o g i a . La Gran L o g i a Territorial de P r u s i a no les inicia ni les a d m i t e
c o m o v i s i t a d o r e s en sus T e m p l o s .
E n realidad en los g r a d o s l l a m a d o s de S a n Juan o m a s o n e r í a simbóli-
ca no se encuentran f u n d a m e n t o s para una concepción cristiana, que sólo
aparecen en los g r a d o s filosóficos. P a r a evitar la pugna entre las d i f e r e n t e s
Grandes L o g i a s se p r o p u s o reservar l o s altos g r a d o s para l o s cristianos,
ya que en ellos el contenido cristiano e s m u y d e s t a c a d o ; pero lo cierto es
que en casi t o d o s l o s países los j u d í o s pueden ser e x a l t a d o s a Caballeros
Templarios o Rosacruces.
( 1 6 ) P r i m e r o porque logia y m a s o n e r í a son d o s t é r m i n o s distintos, y
s e g u n d o porque la cualidad de m a s ó n no se pierde, aunque no se visite
nunca una logia. L o s c o n o c i m i e n t o s adquiridos, sean m u c h o s o e s c a s o s ,
t a m p o c o se pierden, y la iniciación n o p u e d e considerarse nunca c o m o acto
n o realizado.
(17) V é a s e el artículo "Estricta Observancia", en el primer v o l u m e n de

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LATOMIA, para poder f o r m a r s e una clara idea de la masonería alemana en
aquella época.
(18) E s t o e s , una asociación de toda clase de individuos, unidos en el
a m o r y la fidelidad (Merzdorf, pág, 63, 37).
(19) L a idea fecunda de cultivar la m o r a l ha sido patrimonio d e m u ­
c h o s paises y aparece b a j o distintas f o r m a s . S i n e m b a r g o , lo que n o s ­
o t r o s l l a m a m o s m a s o n e r i a o hermandad m a s ó n i c a aparece en su f o r m a
actual a m e d i a d o s del siglo X V I I y se consolida definitivamente a princi­
p i o s del siglo X V I I I (Merzdorf, pág. 63, 38).

T r a d , del h.-: LAFAYETTE

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EL SENTIDO MASÓNICO EN LA VIDA
PROFANA
Á L. •. G. •. D. •. G. •. A. •. D. •. U. •. S. •. F. •. U. •.

Ven.-. Maes.-. y QQ.-. HH.-.


Cuando, ante la inevitable confusión de un neófito, se abren al
fin las puertas del Templo—que a tanto equivale el ver la luz—, se
siente invadido el nuevo aprendiz por tres impresiones posiblemente
inesperadas, pero tan inevitables como la incertidumbre inicial.
Una de estas impresiones es de deslumbramiento, otra de descon­
fianza en sí mismo y otra de emoción sentimental. Esta es acaso
la más profunda. Y así debe ser porque, en definitiva, toda emo­
ción no es sino síntesis acaso ingenua de otras impresiones de ex­
presión incompleta. Las otras dos—la de deslumbramiento y la de
desconfianza en sí mismo—son las que nos producen la inquietud,
que nos puede y nos debe conducir a la dicha realmente inefable
de volver a haliarnos con nosotros mismos. Es la que en resolu­
ción se ofrece como sustantiva o fundamental a quienes llegan a
ella, como se llega al fin de una jornada que no hemos de desandar
nunca.
Estas impresiones son posiblemente las mismas de que gustan
los teósofos perseverantes y predestinados, al poner las plantas
de sus pies en el paso inicial sobre el sendero. Unos y otros dan
principio en tal punto a una ruta de duración ignorada, en la que
van dejando atrás el occidente ensombrecido. Y en la que intu­
yen sobre el rostro la caricia remota de un Oriente—que tanto da
la luz como la Sabiduría—, hacia el que se dirigen bajo el ritmo de
una solemne lentitud, reflexiva, con la mano derecha sobre el pe­
cho y tendida la frente hacia el sol, como blanco de sus flechas, que
al clavársenos nos dan la vida y no la muerte.
El comentario, sobre la realidad de esta emoción, no es ni si­
quiera lícito, porque nada puede agregarla. Y esto es así porque
en las iniciaciones perfectas—y todas deben serlo—se confunden
en una profundidad, que las es común, las emociones del neófito

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y las de quienes en tal momento se transforman en sus hermanos.
A veces, esta emoción enrojece y humedece los ojos del recién lle­
gado. Y así es bien que sea, porque, en tal punto, nace para una
vida y muere para otra, y con lágrimas es como nacemos y como
morimos. El ritmo unánime de los corazones—un ritmo que se
presiente como un acorde de la emoción—armoniza una marcha
inesperada, triunfal. Y la piedra bruta de los Aprendices, a cuyos
trabajos se incorpora el Hermano nuevo, se estremece de júbilo,
porque a fuerza de trabajar sobre ella, hasta convertirla en forma
humana, se ha hecho un poco corazón.
Y he aquí cómo nuestras mejores intenciones tropiezan siem­
pre, al realizarse, con los obstáculos que brotan de nuestras mismas
flaquezas. Advertid, en efecto, que después de afirmar que no son
lícitas las agregaciones adjetivas de un comentario a lo sustantivo
de la emoción, he escrito yo uno de mayor amplitud de la que
conviene, porque las floraciones de las palabras antes quitan aus­
teridad que ponen belleza.

***

Dije que las otras dos impresiones que se reciben al perder, por
nuestra buena fortuna, la caótica condición de profano, son las de
deslumbramiento y la de desconfianza en sí mismo. Y que ambas
nos conducen a la perfección de volverse a hallar. Y así es. El
deslumbramiento y la propia desconfianza son dos efectos que de
tan vinculados se derivan reciprocamente. El deslumbramiento es
inevitable bajo la luz nueva que inflama nuestros ojos. Y la pro­
pia desconfianza tiene su origen en el mismo imperativo que nos
impone la necesidad de asimilarnos aquella luz. Ninguna de estas
realidades ha menester la explicación desmenuzada. Las dos reac­
ciones se han producido de seguro en toda iniciación. No las igno­
ráis, pues.
Pero, asimismo, dije y vuelvo a decir ahora que ambas nos
producen un bien fundamental. El de hallarnos a nosotros mis­
mos. Esta es otra verdad latente. La gran verdad consoladora e ine­
fable. Es la primera que hallamos a poco de franquear el templo
que se nos ofrece y que nos acoge. Posiblemente ni la advertimos
ni la gustamos hasta que a merced de la propia iniciación hemos

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de afrontarla. Acaso es lo que expresa el simbolismo del compás
en una interpretación, no por demasiado sutil menos exacta. Ha-
llarse a sí mismo es, en efecto, revivir el punto de partida de nues-
tro extravío. Y para hallarse sin regresar, es decir, para revivir
al punto en el que nuestra trayectoria principió a cubrirse de ti-
nieblas, como nuestros ojos, es indispensable que la ruta de nues-
tra vida trace un círculo. Los hombres cuya trayectoria no es
circular, no pueden hallarse nunca a sí mismos. Y sin hallarse no
hay vida perfecta ni espiritualmente fecunda. Luego el compás, el
gran compás invisible y litúrgico que traza la ruta de las vidas
perfectas, no puede ser otro que el que en realidad accesible se
nos muestra sobre el ara de nuestros templos. Esta es, pues, la
expresión definitiva del sentido masónico en el mundo profano. A
la ley inexcusable de la trayectoria no puede escapar ningún hom-
bre. El tema se ofrece a la especulación de unas meditaciones sere-
nas y prolongadas, sobre las que acaso yo mismo me aventure un
día. Ahora sólo me cumple dejar consignado su alucinante realidad.
Las vidas tortuosas son las que siguen una línea quebrada, y úni-
camente para el trozo de estas trayectorias torpes es para las que
no hay en nuestra Institución herramienta simbólica aplicable.

* **

Pero si el compás, símbolo de las trayectorias circulares, al que


también se ofrece el de la serpiente teosòfica, significa la expre-
sión última en el tiempo, no es la sola que da fe del sentido masó-
nico en la vida profana. Este sentido está latente en todos los hom-
bres que tienen un concepto justo y perfecto de su propia vida.
Justo y perfecto. Es decir, que viven bajo la inspiración de nues-
tras dos palabras irreemplazables. A tal punto es esto así, que
aun dentro de la moral y de las conceptuaciones simplemente hu-
manas, podrían dividirse los hombres en dos únicos grupos. El de
los juntos y perfectos y el de los injustos e imperfectos. En el
primero convivirían los buenos. En el segundo, los malos. En el
primero, los útiles. En el segundo, los inútiles. En el primero, los
de vida recta o circular. En el segundo, los de vida en línea que-
brada. Pero es de advertir que aun los conceptos negativos de estos
segundos tienen un sentido masónico, aunque, naturalmente, nega-

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tivo también. Porque así como en el primer grupo residen quienes
pueden llegar un día a ser masones, en el segundo están quienes
no han de poder iniciarse nunca.
En los otros hallamos, en cambio, las latencias masónicas que
nos es dable descubrir en todos los aspectos puros de la vida pro­
fana, y he aquí por qué: Simbólicamente, son los hombres justos y
perfectos quienes dedican gran parte de su propia existencia a
construir el templo en el que han de rendir culto a la expresión
superhumana libremente elegida por ellos. Un hombre justo y
perfecto aspira, lo mismo que aspiramos nosotros, a trabajar las
piedras de ambas virtudes cada día un poco. Lo que sucede es que
los hombres que se producen en la vida profana ignoran riguro­
samente que la dedican a la construcción de su propio templo.
Pero su existencia constituye un tributo al ansia de inmorta­
lidad que es consubstancial con el hombre. A esa ansia de inmorta­
lidad a la que uno de nuestros hermanos consagró un libro mag­
nífico.
Pues bien; esa misma sed no es en el fondo sino una manera
de construir el templo inexcusable. Y aun puede ser acaso el mismo
templo que como todos los templos- rebosa aspiraciones.

* * * .

Todas las teorías y todos los tópicos constituyen los sillares que
los profanos aportan a sus templos demasiado individualistas. La
honradez, la bondad, la predisposición hacia lo justo y hacia lo per­
fecto, en una palabra, no son sino latencias masónicas, de las que
al margen de la Orden no es posible descubrir ni la concreción ni
el justo concepto. Realmente, cuantos son en la masonería princi­
pios básicos, existen fuera de ella con la calidad de aspiraciones
o de teorías. Si algún hombre llegara a gobernarse a merced de
ellas, sería un masón en latencia. Pero en la realidad ésta se pro­
duce tan pocas veces, que puede afirmarse, dejando a salvo la inevi­
table ley de la excepción, que no ha ocurrido nunca. He aquí por
qué un hombre justo y perfecto, o mejor dicho, con aspiraciones
de justicia y de perfección (que rara vez pueden sobreponerse a los
terribles obstáculos que separan siempre la aspiración de sus rea­
lidades, y el aspirar a ellas ya es perfeccionarse), he aquí por qué

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digo: el hombre con propósitos firmes de justicia y de perfec­
ción sólo halla en la masonería la sensación de las tres dimensio­
nes de que ha menester para el logro de la serenidad de su propio
equilibrio. Y he aquí por qué ese hombre, quizá más frecuente de
lo que sospecha el inevitable pesimismo que adquirimos al aproxi­
marnos a la cumbre de la ascensión de nuestra vida y al descender
en la ruta de ella hacia la muerte, ese hombre, desorientado a tra­
vés de su marcha entre los otros hombres, no siente jamás com­
pleta su vida, a menos que su buen destino le conduzca a las puertas
de nuestros templos. Y entiéndase bien que el decir que su des­
tino le conduzca no contradice la realidad del libre albedrío, por­
que nuestro destino es la ruta que nosotros vamos abriéndonos a
merced de nuestras propias acciones. En este punto no hay sino
atenerse a la teoría de la cesación del Karma, cuya verdad llegará
a su tiempo a universalizarse como un común denominador de la
Humanidad.
* **

El hombre se deshumaniza de un modo fatal. No es otra su


misión en la tierra. Pero puede deshumanizarse en una de las dos
direcciones que le ofrece su condición. O en sentido descendente, o
elevándose sobre sí mismo. Si lo primero, se derrumba y regresa
hacia lo más oscuro de sus orígenes biológicos. Si siente la sed de
superaciones, asciende hacia su perfección. El estatismo de su pro­
pia existencia, es decir, el plano de los inertes, se puede representar
por una imagen o por un símbolo de la tierra sobre la que cami­
namos. Es decir, por la vida horizontal física o geográfica. La des­
humanización inferior, como la superior, principia en esa línea. De
ella está ausente la inteligencia y la voluntad. El bien y el mal. Los
inertes acaban al fin descendiendo, porque la ley física de la grave­
dad tiene una equivalencia o equilibrio en otra ley semejante, que
se produce, como todas estas equivalencias, en las sombras del
mundo subconsciente. Por fortuna para nuestros destinos y para
nuestra perfección, son en gran número los hombres que se des­
humanizan en sentido ascendente. Es decir, que construyen su tem­
plo. Que aspiran a dominar, humanizándola, la piedra bruta que
intenta aplastamos al nacer. En éstos es en los que existe una
latencia masónica, que unas veces se positiviza con el acceso de

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quien la saborea a nuestros templos. Y otras veces se expande y
se deforma girando en tomo a las religiones positivas.
En resolución, nuestros principios no son sino los invariables
de una moral universal. Están más próximos al derecho natural
que a ningún derecho positivo. Como lo están también más de una
religión natural que de una positiva. De esto, acaso, podría dedu­
cirse que el derecho y la religión son unas realidades tangentes.
Quizá lo sean masónicamente. Siendo así, la masoneria habrá lo­
grado unificar las dos necesidades de los hombres deshumaniza­
dos en sentido ascendente. O lo que es lo mismo: ofrecerá a la
verdad un sendero único.
He aquí su valor sustantivo. Y^he aquí cómo el sentido de la
masonería, que en estado de latencia existe en el mundo profano,
tiene en el nuestro su realidad. Una realidad que significa o en­
cama el norte común de la Humanidad entera. El no coincidir el
derecho y la religión en ninguna de las confesiones religiosas ex­
tendidas por el mundo, es la razón del fracaso de todas las reli­
giones. Y la de la excepción de la judía, que es la causa de su
supervivencia a través de todas sus vicisitudes. En efecto: los
mandamientos consignados en las Tablas de la Ley no son sino un
Código sintético, en el que, en realidad, tienen su origen todos los
posteriores. No matarás. No robarás. No cometerás adulterio. Hon­
rarás a tu padre y a tu madre. Como el hombre, por tributo a sus
mismas inferioridades, burla los preceptos religiosos más difícil­
mente que burla la ley, los judíos, hombres de fina inteligencia y
muy sutiles, determinaron deificar la ley. De este modo estaban se­
guros de garantizar sus vidas. Y lo que es aún mejor : su hacienda.
El desvincular la ley y el dogma fué la primera torpeza en que
incurrieron los cristianos.
* **

En el pueblo judio es en el que se advierte con más frecuen­


cia y más claridad un sentido masónico espontáneo. Quizá su más
rigurosa expresión reside en que, asimismo que nuestros Templos,
fué inaccesible para los profanos el de Jerusalén. Sólo Herodes,
el padre de Antipas, osó invadirle, justificando la profanación con
la necesidad de perseguir a Judas, el Galaonita, y a sus secuaces,
uno de los mesías que antes que Jesús, y con gran aparato de gue-
4

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rreros de su raza, quiso liberar al pueblo de Israel del yugo de
Roma. Había, además, en el Templo de Salomón un recinto reser-
vado a los sacerdotes, que parece un antecedente de nuestras Cá-
maras de Maestros. Son, sin cuento ni número—dicho sea al modo
hebreo—, las equivalencias que podrían hallarse.
En cuanto a los cristianos, luego de refugiarse en las cata-
cumbas, y aun antes de ello, vivían, en rigor, masónicamente. Lo
testimonia la solidaridad heroica de sus relaciones fraternales, la
defensa hasta morir de sus dogmas y de sus secretos, la institu-
ción de los Sacramentos, que no eran sino iniciaciones de diversos
grados, y la voluntad de construirse sus templos en lo material con
sus propias manos, y en lo espiritual con sus mismas obras. Pero
hay más todavía. A Jesús le visitaban secretamente sus discípulos
ocultos, uno de los cuales fué José de Arimatea, el senador. Re-
uníase con él a media noche en punto. Es decir, a la hora en que
terminan sus trabajos los aprendices. Y se reconocían entre sí
por determinadas particularidades de sus saludos, que sólo ellos
conocían. Es decir, masónicamente.
La expulsión del Templo por Jesús de los hombres que en el
atrio cambiaban a los peregrinos monedas de sus países por las de
curso y peso legal en Jerusalén, y vendían palomas para los sacri-
ficios rituales de los Asmodeos (que en esto se empleaban los mer-
caderes de que nos hablan los Evangelios), significa otro testimo-
nio de la pureza del recinto. Es interesante advertir que sólo la
Iglesia llamada Católica ha hecho accesibles sus templos a todos
los hombres. Como también lo es que en el transcurso de los siglos
aquellos mercaderes que expulsó Jesús son quienes se han hecho «
dueños de los altares. Y , sin duda, por sed de venganza, expulsan!
todos los días a Jesús del Templo. Que a tanto equivale la tergi-
versación tradicional de su verdadero espíritu.
* **
Las evidentes latencias del espíritu masónico en la vida coti-
diana, es decir, su consubstancialidad con nuestra condición de se-
res humanos, es acaso el origen de un fenómeno que sin duda to-
dos hemos advertido al adquirir la condición y calidad de masones.
Consiste este fenómeno en que nos sorprende, apenas damos prin-
cipio a la vida masónica, el hallazgo de todas nuestras espirituali-

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dades perdidas. El que esto sea, en realidad, hallarnos a nosotros
mismos y el sentir recuperado con ello la integridad de nuestra
vida, es decir, su totalización, es el más terminante testimonio de
la existencia de una realidad suprahumana e ininterpretable por
falta de órgano fisiológico para ello. Por eso, la verdad puesta del
otro lado de la vida no podrá producir nunca entre los hombres
sino fenómenos de presentimiento. Es lo más que puede ofrecer­
nos nuestro espíritu interpretado por nuestra materia. Ocurre lo
mismo en la masonería. La verdad absoluta es inaccesible. El hom­
bre que presume que en ella residen todas las explicaciones de lo
que permanece inexplicable, trata de ascender hacia ella. Es decir,
desbasta la piedra bruta. Construye su Templo.
La masonería puede que en el fondo sea la concreción de to­
das las inquietudes dé los hombres con vida espiritual. Lo que aca­
so no sepamos nunca es si una masonería ancestral y disuelta en
el fondo del tiempo produjo estas inquietudes o si la necesidad de
concretarlas produjo la masonería. Realmente, es igual. Lo indu­
dable es la existencia de esas inquietudes que nos conducen a un
deseo de superación. El que el hombre necesita construirse su Tem­
plo es una verdad absoluta. En el mundo profano se intuye este
imperativo. En el mundo masónico se concreta y se realiza.
Sobre todo esto podría discurrirse indefinidamente. Pero a mis
intenciones basta con sugerir a mis hermanos la existencia de esta
correlación. Ojalá que cada uno de los que, como yo, se hubieron
de hallar a sí mismos en el Norte de nuestro Templo, sientan la
sed de descubrir nuevas expresiones de estas tangencias. Y otras
más que confirmen que, en efecto, existe latente el sentido masó­
nico en la vida profana. Y dicho todo ello con el rostro hacia el
Mediodía, que es donde debemos dirigir nuestras miradas. Como
al llegar al Mediodía debemos abrirnos nuestra propia senda, diri­
giéndola hacia el Oriente, donde nace toda luz. Que éste y no otro
es el camino de perfección, sobre el cual habremos de vencer a la
fatiga, al desaliento, al dolor, a la desesperanza y a todos los dra­
gones del mismo linaje que han de salimos al paso en nuestra
marcha solitaria hacia la verdad. Es decir, hacia el Dios Unánime.

CEFERINO R . A V E C I L L A

D e 1« R . - . L . - . Unión n.« 88

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SECCIÓN 2.'

E L RITO ESCOCÉS ANTIGUO Y A C E P T A D O


Hay un libro del historiador de la masonería francesa, Alberto
Lantoine (i), a quien no pocas veces hemos tenido ocasión de citar
en estas páginas, que agota el tema del "escocismo", si es que hay
en critica histórica algún tema agotable.
El rito escocés antiguo y aceptado, dice Lantoine, que es céle-
bre, pero poco conocido, y su intento al publicar el libro a que nos
referimos, no fué otro que explicar a profanos, tanto como a ma-
sones, las particularidades de un rito que, después de pasar por
peligrosos avatares, ha podido mantener su internacionalismo ma-
sónico.
Mas este carácter de universalidad, de supemacionalismo, no
fcoloca al rito escocés, al menos en los países llamados impropia-
mente latinos, al margen de los ataques de que se hace víctima a
la masonería. Desde que el fascismo creyó conveniente a su afir-
mación aliarse con el Vaticano, comprendió aquél que no podía
dar mejor recompensa a éste que la abolición de la "secta" ma-
sónica. Es por lo que en Francia están siempre los masones a
la expectativa de cualquier combate clerical. Y aquí viene lo pa-
radójico, y es que el rito escocés nace con tendencias perfecta-
mente católicas, no ya en el sentido literal de la palabra, esto es,
de universalidad, sino con notorias inclinaciones a favorecer el
sentido de esta religión.
En contracambio, la masonería azul, bajo la legislación de An-
derson, Payne y Desaguliers, sirve el sentido de las iglesias refor-
madas, pudiendo comprobarse con qué pregaución se han elimi-.

( i ) N o s r e f e r i m o s a Le Rite écossais anden et accepté (Suprême Con-


seil d e F r a n c e . G r a n d e L o g e d e F r a n c e ) ; P a r i s , 1930. C o n o c i d o s s o n l o s
l i b r o s de L a n t o i n e , Hiram couronné d'épines; Hiram au jardin des Oliviers;
Un précurseur de la Franc-Maçonnerie: John Toland, 1 6 7 0 - 1 7 3 2 ; Les Franc-
maçons au Théâtre; De la régularité maçonnique, y, sobre t o d o , su c o n s u l -
t a d a Histoire de la franc-maçonnerie française, y a s e a "chez Elle", o bien
"dans l'Etat". L a n t o i n e es, n o s ó l o un h i s t o r i a d o r imparcial y o b j e t i v o d e
la m a s o n e r í a , sino t a m b i é n d e l o s que dicen a l o s hh.-. las v e r d a d e s , m o n d a s
y lirondas.

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nado de los Old Charges—antiguos deberes—todo lo que podía
recordar el acendrado catolicismo de los masones operativos.
Es decir, que la masonería toma el carácter de aquellos países
en que sus trabajos cobran "fuerza y vigor".
Pudiera decirse que hay como dos masonerías, una de fuente
inglesa, otra de fuente escocesa, "que se yuxtaponen sin perjudi-
carse, y que teniendo las mismas virtudes contribuyen por igual
a la ilustración de la Orden".
Es indudable que la masonería inglesa, aun dentro de su más
estricta ortodoxia, ha sufrido las influencias de la escocesa, a la
que debe, por ejemplo, el grado de Maestro.
Lantoine se propone, sobre todo, en su libro, "reconstituir la
génesis y el desarrollo en Francia del rito escocés antiguo y acep-
tado. Rito que habiendo impuesto a la antigua exuberancia del
escocismo la sabia ponderación de su jerarquía, ha tomado justa-
mente como divisa Ordo ab Chao, y cuyos miembros, respetuosos
con las tradiciones, cumplen su noble tarea bajo el signo místico
del águila bicéfala".

I.—ORIGEN PROBABLE DEL ESCOCISMO

El pecado original del escocismo es haberse presentado en el


mundo sin cédula ni partida que lo acreditase como descendiente
de alguna rama de la masonería.
La masonería inglesa irrumpe en la historia el año de 1 7 1 7
con toda franqueza, asistida de sus estatutos, jerarquías, etc. El
escocismo no tuvo quien lo presentase en escena, aunque fuera
hombre tan ingenuo y mediocre como Anderson.
Parece que el escocismo toma en Francia carta de naturaleza
aunque ello sea debatible. Un libro publicado en Berna en 1902
•—Deux siècles de Franc-Maçonnerie—por la Oficina Internacional
de Relaciones Masónicas, contiene esta aserción, no muy lejos de
la verdad histórica: "Si se designara este rito por su patria de
origen, debiera llamársele "Rito francés", pues fué en Francia
donde nació esta masonería, en la época más brillante y fecunda
de su historia." Falta demostrar, comenta Lantoine, si Francia me-
rece verdaderamente "este excesivo honor o esta indignidad."
** *

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Al decir de Gould, no sabemos nada sobre el origen del esco­
cismo. Los masones de la primera mitad del siglo xviii, contem­
poráneos de su aparición, nada nos dicen de él. Francia se lo
incorpora, sin preguntarle de dónde viene.
Ahora bien; este nombre escoceses, debe tener su origen.
L a fábula de un rito de altos grados, dice Le Forestier, orga­
nizado y dirigido por los Estuardos desterrados para dominar la
masonería y ponerla al servicio de sus intereses dinásticos, nació
del nombre que se adjudica la masonería escocesa. Esta leyenda
hizo fortuna, sobre todo en el último cuarto del siglo xviii, entre
los masones protestantes de Alemania, que acusaban a los jesuí­
tas, partidarios de los Estuardos, de haber fabricado los Altos
Grados con un fin político, si bien la pretendida masonería jacobita
había desde sus comienzos impresionado en Francia y también en
Alemania la imaginación y la sensibilidad de los espíritus nove­
lescos y de numerosos impostores, que se habían servido de ella
para fabricar moneda.
Lantoine no cree en tal fábula, sino por el contrario, "en el
origen jacobita del escocismo". El mismo rito escocés, por medio
de sus dignatarios, nos afirma en esta convicción. En un discurso
pronunciado el 29 de junio de 1875 por el Gr.-. Ora.-, del Supremo
Consejo, Malapert, dice éste: "El rito escocés fué traído a Fran­
cia por los partidarios de los Estuardos de Inglaterra." Lo mismo
pensaba el h.-. conde de Muraire. Para él los partidarios de la le­
gitimidad se refugiaron en la francmasonería: "las asmbleas de
los francmasones cubrían o disimulaban sus asambleas". Rebold
supone que los jacobitas o estuardistas, abusando de la confrater­
nidad masónica, "crearon en el interés de su partido grados supe­
riores". Cristóbal V. Wóllner, en el tomo V de los Signatstern, con­
sidera el grado de Maestro como inspirado en la decapitación de
Carlos I. Nicolai y Bonneville asienten a esta hipótesis. El último
dice: "Los símbolos del grado de Maestro han sido tomados de
la conjunción que formaron los amigos de Carlos I para vengar
su muerte y colocar a su hijo en el trono. La nueva palabra de
Maestro, Mac-Benac, se explica por el hijo de la viuda ; es decir,
Carlos II, hijo de la reina viuda; este Carlos I I es la palabra per­
dida que buscaron entonces losjnasones. Nótese que la. palabra

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griega Logos, no significa sólo el verbo o la palabra, sino también
el hijo; buscaba, pues, al hijo de Carlos I, que estaba perdido."

2.-—LAS PRIMERAS LOGIAS ESCOCESAS EN FRANCIA

Todos saben que después de la decapitación de Carlos I de


Inglaterra en 1640, su mujer, Enriqueta de Francia, hija de En-
rique IV y de María de Médicis, regresó a su país natal, donde
su muerte inspiró a Bossuet una de sus más patéticas oraciones
fúnebres.
Las fluctuaciones de la política devolvieron el trono de Ingla-
terra a los Estuardos, primero a Carlos II, más luego a Jacobo II,
que, sorprendido por la usurpación de Guillermo de Orange, hubo
de refugiarse en Francia, en 1689, en el castillo de Saint-Germain
en Laye, donde fué recibido por Luis X I V con la más viva cor-
dialidad. Con él vinieron tropas fieles y una parte de tres regi-
mientos escoceses que guarnecían en Holanda. Estos escoceses en-
contraron en Francia no pocos compatriotas allí instalados desde
hacía tiempo, que aun guardaban el amor al suelo natal. Hacia la
mitad del siglo xvii, dice un autor, vivía en París una colonia es-
cocesa que hablaba su propia lengua y mantenía una constante co-
hiunicación con su patria. Estos escoceses eran en su mayor parte
católicos y gozaban en Francia de un régimen de favor.
Los que seguían a Jacobo II eran no sólo escoceses, sino tam-
bién irlandeses. Según Clavel—Histoire pittoresque de la Franc-
maçonnerie. París, 1844; pág. 164—, "los refugiados intentaron
servirse de la francmasonería con un fin político". Cierto que las
aserciones de Clavel son poco de tener en cuenta.
Sin embargo, tal fué la opinión de Bode y Robisón, y sobre todo
la de Pablo de Rapin-Thoyras, en el libro Von der Ankunft und
Wachstum einer Sekte, welche anjetso viel Aufschen erregt hat,
publicado en Hamburgo en 1739, que atribuye netamente la crea-
ción de la masoneria en Francia al rey Jacobo II de Inglaterra.
Se prueba con documentos que existía una logia regimental
en Saint-Germain hacia 1688. Quartier-La-Tente dice que la ma-
sonería roja fué organizada por los partidarios de los Estuardos.
Ahora bien; ¿cómo estos escoceses eran ya masones? Sabido
es que aunque ya en decadencia, existía en el Reino Unido una

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masonería operativa, enriquecida desde principios del siglo xvii
con miembros honorarios de lo más escogido de la sociedad pro-
fana. Sin duda alguna los personajes que siguieron la fortuna de
los Estuardos habían sufrido esta iniciación.
Había además en Edimburgo desde hacía largo tiempo una
Drden de San Andrés, orden de caballería, que sin duda se mezcló
Con la masonería, lo que explicaría satisfactoriamente ciertos tér-
minos empleados en los distintos grados escoceses.

3.—^EL PSEUDO CREADOR DE LOS ALTOS GRADOS : ANDRÉS MIGUEL


RAMSAY

Los escoceses estuardistas son a la vez masones y caballeros.


El Discurso del caballero de Ramsay expresará más tarde sus sue-
ños y sus ambiciones. Este discurso constituye una tan importan-
te pieza en la historia del rito escocés, y hasta en la historia de
la Orden, que vale la pena reproducirlo íntegro. Dice así :
"El notable ardimiento que mostráis, señores, para entrar en
la muy noble e ilustre Orden francmasónica, es prueba cierta de
que poseéis todas aquellas cualidades requeridas para ser miem-
bro de ella, es decir, la humanidad, la moral intachable, el secreto
inviolable y el amor a las bellas artes.
"Licurgo, Solón, Numa y los legisladores políticos no han po-
dido dar estabilidad a sus creaciones; sabias son sus leyes, y, sin
embargo, no se extienden por todos los países, ni salvaron la mu- ,
ralla de los siglos. Y es que como no tenían en cuenta otra cosa ¡
que las victorias y las conquistas, la violencia militar y la hege- ]
monía de un pueblo sobre otro, no podían ser universales, ni con-
venir al gusto, al genio y a los intereses de todas las naciones. No
era su base la filantropía. El amor a la patria mal entendido y lle-
vado al exceso, destruía en estas Repúblicas guerreras el amor a
la humanidad en general. Los hombres no se distinguen esencial-
mente por las lenguas que hablan, los trajes que visten, los países
que ocupan ni la dignidad con que se encubren. El mundo entero
no es más que una gran república, de la que cada nación es una
gran familia y cada partícula un hijo. Para restaurar y difundir
éstas máximas esenciales, tomadas de la naturaleza del hombre,
fie fundó nuestra S9ciedad. Queremos reunir a todos los hombres

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de mente esclarecida, costumbres apacibles, humor amable, no sólo
por el amor a las bellas artes, sino, sobre todo, por los grandes
principios de virtud, ciencia y religión, en los que el interés de la
confraternidad se convierte en el de todo el género humano, donde
las naciones reposen sobre conocimientos sólidos y los subditos de
todos los reinos aprendan a quererse mutuamente, sin renunciar
a su patria. Nuestros ancestros los cruzados iban de todos los lu-
gares de la cristiandad a Tierra Santa, reuniendo de este modo
en una confraternidad a los particulares de todas las naciones.
¡Qué obligación no ha de ligarnos a estos hombres superiores,
que sin interés grosero, sin escuchar los naturales anhelos de do-
minio, han imaginado una Orden cuyo único fin es la reunión de
espíritus y corazones, para hacerlos mejores y formar en la suce-
sión de los tiempos una nación espiritual donde, sin derogar los
distintos deberes que la diferencia de los Estados exige, se creará
un Pueblo nuevo, que, integrado por muchas naciones, ha de ci-
mentarse en los lazos que establezca la virtud y la ciencia 1
"La sana moral es la segunda disposición requerida en nuestra
sociedad. Las Ordenes religiosas fueron establecidas para hacer
a los hombres cristianos perfectos ; las Ordenes militares, para ins-
pirar el amor a la verdadera gloria; el Orden de los francmasones,
para hacer hombres apacibles, buenos ciudadanos, sujetos inviola-
bles en sus promesas, fieles adoradores del Dios de la amistad,
más amantes de la virtud que de las recompensas.

' P o l i t i c i s e r v a r e fidem, s a n c t u m q u e v e r e r i
n u m e n amicitise, m o r e s , n o n m u ñ e r a a m a r e .

"Mas no nos limitamos a las virtudes puramente civiles. Te-


nemos entre nosotros tres clases de hermanos: novicios o apren-
dices, compañeros o profesos y maestros o perfectos. A los pri-
meros se explican las virtudes morales; a los segundos, las vir-
tudes heroicas; a los últimos las virtudes cristianas; de suerte
que nuestro instituto encierra toda la filosofía de los sentimientos
y toda la teología del corazón. De aquí que uno de nuestros más
venerables hh.-. haya dicho:

F r e e - M a c o n , illustre G r a n d M a i t r e ,
recevez m e s premiers transports,

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dans m o n c œ u r l'Ordre les fait naitre,
h e r e u x , si d e nobles e f f o r t s
m e font mériter v o t r e e s t i m e ,
et m'elévent a u vrai sublime,
à l a - p r e m i è r e vérité,
à l'essence pure et divine,
de l ' A m e céleste Origine,
source d e vie e t d e clarté.

"Como una filosofía triste, selvática y misantrópica aparta a los


hombres de la virtud, nuestros antepasados los cruzados procura-
ron hacerla amable adhiriéndole placeres inocentes, una música
grata, una alegría pura y una racional jocundidad. Nuestros fes-
tines no son lo que el mundo profano o el vulgar ignorante su-
ponen. Todos los vicios del corazón y del espíritu se destierran y
se proscriben la irreligión, el libertinaje, la incredulidad y la de-
pravación. Nuestros ágapes semejan aquellas virtuosas comidas
de Horacio, en las que discurría el tiempo en debatir cuanto pu-
diese esclarecer las mentes, moderar el corazón e inspirar el amor
a lo bueno, a lo bello y a lo verdadero.

O n o c t e s coenasque D e u m . . .
S e r m o oritur, non de regnis d o m ì b u s re alienis
... s e d quod m a g i s ad n o s
pertinet, et nescire m a l u m est, a g i t a m u s ; u t r u m n e
divitis h o m i n e s , an sint virtute beati ;
quidve ad amicitias u s u s rectumve trahat n o s ,
et quas sit natura boni, s u m m u m q u e quid e j u s .

"De suerte que las obligaciones que os irnpone la Orden son


proteger a vuestros hermanos con vuestra autoridad, iluminarlos
con vuestras luces, edificarlos con vuestras virtudes, socorrerlos
en sus necesidades, sacrificar todo resentimiento personal y procu-
rar cuanto pue3a contribuir a la paz y a la mejor convivencia y
unión sociales.
"Tenemos secretos; son signos figurados y palabras sagradas,
que componen un lenguaje mudo, pero elocuente, para comunicar-
nos a largas distancias y reconocer a nuestros hermanos de cual-
quier lengua que sean. Son como las palabras de guerra que los
cruzados se daban unos a otros, para librarse de los sarracenos
que entre ellos se introducían con el fin de degollarlos. Estos sig-

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nos y palabras recuerdan o alguna rama de la Ciencia o alguna
virtud moral o algún misterio de la Fe. Se ha llegado entre nos-
otros a lo que nunca había sucedido con ninguna otra Sociedad.
Establecidas nuestras Logias por todas las naciones civilizadas, y
adscritos a ellas innumerables hombres, jamás ningún hermano ha
traicionado nuestro secreto. Los espíritus más frivolos, más indis-
cretos, menos instruidos, aprenden al entrar en nuestra sociedad
esta gran ciencia. ¡ De tal modo prima sobre los espíritus la idea
de la unión fraternal! Este secreto inviolable contribuye podero-
samente a religar a los hombres de todas las naciones y a que sea
fácil y mutua la comunicación entre ellos. Hay de esto en los ana-
les de nuestra Orden numerosos ejemplos. Los hermanos que via-
jan por diversos países no precisan sino ser reconocidos como ta-
les para que al momento se les acuda, rodee y socorra, y hasta
en las encarnizadas guerras, ilustres prisioneros encontraron hei^
manos donde no hubieran creído encontrar más que enemigos.
"Si alguien falta a las promesas solemnes que nos ligan, sa-
béis, señores, que las penas que imponemos son el remordimiento
de conciencia, la vergüenza de su perfidia y la exclusión de nues-
tra sociedad, según las bellas palabras de Horacio:

E s t et fideli tuta silentio


m e r c e s ; vetabo qui Cereris sacrum
v u l g a r i o arcanum, sub i i s d e m
sit trabibus, f r a g i l e m que m e c u m
salvat p h a s e l u m . . .

"Sí, señores; las famosas fiestas de Ceres en Eleusis, de Isis


en Egipto, de Minerva en Atenas y de Diana en Escitia, se relacio-
nan sin duda con las nuestras. Se celebraban los misterios donde
habían quedado vestigios de la antigua religión de Noé y de los pa-
triarcas. Acababan en banquetes y libaciones, donde no era cono-
cida la intemperancia ni el exceso, en que los paganos cayeron
poco a poco. La fuente de estas infamias fué la admisión de per-
sonas de uno y otro sexo a las asambleas nocturnas, contra la ins-
titución primitiva. Para prevenir tales abusos se excluyó a la mu-
jer de nuestra Orden. No somos tan injustos como para considerar
al sexo femenino incapaz de secreto. Pero su presencia podría al-

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terar insensiblemente la pureza de nuestras máximas у de nues­
tras costumbres.
"La cuarta cualidad que se exige en nuestra Orden es el amor
a las ciencias y a las bellas artes. Por eso la Orden os requiere
para que contribuyáis con vuestra protección, liberalidad y traba­
jo a una tan vasta obra, a la que ninguna Academia puede sub­
venir, por estar formadas estas sociedades de un número muy
exiguo de hombres y porque su trabajo no alcanza un motivo tan
amplio. Los Grandes Maestros de Alemania, Inglaterra e Italia, y
•otros, exhortan a los sabios y artistas de la Fraternidad para que,
unidos, compongan un Diccionario de Artes liberales y Ciencias
útiles, Teología y Política exceptuadas. Se ha comenzado ya esta
оЪга en tondres, y con el concurso de nuestros hermanos se po­
drá llegar a su publicación en pocos años. No sólo se explican
en ella las palabras técnicas y su etimología, sino que además se
hace la historia de todas las ciencias y las artes, sus principios y
maneras de trabajar. Por donde se reunirán las luces de todas las
naciones en una sola obra, que será como una Biblioteca Universal
de cuanto hay de bello, grande, luminoso, sólido y útil en las Ar-
tes Nobles. Esta obra aumentará cada siglo, según aumenten las
luces, y extenderá por doquier la emulación y el gusto por las
cosas útiles y las cosas bellas.
"El nombre de francmasón no ha de entenderse en su sentido
literal y grosero, como si nuestros hermanos hubieran sido sim-
ples obreros en piedra o genios puramente curiosos, que preten-
dían perfeccionar las artes. Eran no sólo hábiles arquitectos, que
consagraban sus talentos y hasta sus bienes a la construcción de
templos exteriores, sino también príncipes religiosos que ambicio-
naban esclarecer, edificar y proteger a los Templos vivos del Muy
Alto ; esto quiero mostraros haciendo historia de nuestra reno-
vada Orden.
"Cada familia, cada República, cada Imperio cuyos orígenes se
pierden en una remota y oscura antigüedad, tiene su fábula y su
relato veraz, su leyenda y su historia. Hay quien hace remontar
nuestra Orden a los días de Salomón, algunos hasta Noé, y se
habla también de Enoch, por haber construido la primera ciudad ;
en fin, otros se remontan hasta Adán. Sin pretender negar estos
orígenes, paso a fechas menos antiguas. He aquí una parte de lo

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por mí recogido en los antiguos Anales de la Gran Bretaña, en
las actas del Parlamento de Londres, que hablan de nuestros pri-
vilegios, y en la tradición viva del pueblo inglés, centro de activi-
dades de nuestra fraternidad desde el siglo undécimo.
"Desde las Cruzadas, en Palestina, muchos príncipes, señores
y ciudadanos se asociaron, haciendo voto de restablecer los tem-
plos de los cristianos en Tierra Santa y de volver su arquitectura
a su primera institución. Convinieron además en muchos signos
antiguos y en palabras simbólicas, sacadas del fondo de la reli-
gión, para reconocerse entre ellos y evitar a infieles y sarracenos.
Estas palabras y signos no se comunicaban más que a los que pro-
metían solemnemente, y frecuentemente al pie de los altares, no
revelarlas a nadie. Esta promesa sagrada no era, como se ha di-
cho, juramento execrable, sino lazo nobilisimo que unía a los cris-
tianos de todas las naciones en una misma confraternidad. Algún
tiempo después nuestra Orden se unió íntimamente a los caballeros
de San Juan de Jerusalén. Desde entonces nuestras Logias lleva-
ron el nombre de Logias de San Juan. Esta unión se hizo, imi-
tando la de los israelitas, cuando edificaron el segundo templo.
Mientras manejaban la llana y el martillo, llevaban al cinto la
espada.
"Nuestra Orden, pues, no puede considerarse como una reno-
vación de las bacanales, sino como una Orden moral, fundada en
la antigüedad, restablecida en Tierra Santa por nuestros antepa-
sados, para recordar las verdades más sublimes en medio de los
inocentes placeres de la sociedad. Los reyes, los príncipes y los
señores, al regreso de Palestina, fundaron en sus Estados respec-
tivos Logias. Del tiempo de las Cruzadas son muchas Logias eri-
gidas en Alemania, Italia, España, Francia y Escocia, a causa
de la estrecha relación de ambos países. Jacobo, Lord Steward
de Escocia, era Gran Maestro de una Logia establecida en Kilwinn-
ing, en el Oeste de Escocia, en el año 1286, poco después de la
muerte de Alejandro III, rey de aquel país, y un año antes de que
Juan Ballai subiese al trono. Este señor recibió como francmasones
en su Logia a los condes de Glocester y Ulster ; uno inglés, irlandés
otro.
"Poco a poco nuestras Logias y nuestras solemnidades fueron
abandonadas en la mayor parte de los lugares. De ahí viene que

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sólo los historiadores de la Gran Bretaña sean los únicos que ha-
blen de nuestra Orden. Se conservó, sin embargo, en todo su es-
plendor entre los escoceses, a quien nuestros reyes—de Francia—
confiaron durante siglos la custodia de sus Sagradas Personas.
"Después de las deplorables derrotas de los cruzados, del aba-
timiento de los ejércitos cristianos y del triunfo de Bendoidar
Soldán de Egipto, durante la octava y última Cruzada, el gran
príncipe Eduardo, hijo del rey Enrique I I I de Inglaterra, viendo
que no había en Tierra Santa seguridad, pues las tropas cristia-
nas se retiraban, llamó a todos los hermanos y éstos se estable-
cieron en Inglaterra. Como este príncipe estaba adornado de cuan-
tas virtudes hacen al héroe y amaba las Bellas Artes, se declaró
protector de nuestra Orden, le concedió nuevos privilegios y fué
entonces cuando los miembros de la Confraternidad tomaron el
nombre de francmasones, a ejemplo de sus antepasados.
"Desde entonces fué la Gran Bretaña la sede de nuestra Or-
den, la conservadora de sus leyes y la depositaria de nuestros se-
cretos. Las fatales discordias religiosas que embarazaron y divi-
dieron a Europa en el siglo xvi, hicieron degenerar a la Orden de
la nobleza de su origen. Se cambian, alteran o suprimen muchos
de nuestros ritos y usos, contrarios a los prejuicios de los tiem-
pos. De este modo muchos de nuestros hermanos olvidaron, como
los antiguos judíos, el espíritu de nuestras leyes, reteniendo la le-
tra, la corteza de ellas. Comenzaron algunos a procurar remedio.
Se trata, sobre todo, de continuar la primera institución. Esto no
puede ser difícil en un Estado en que la religión y el gobierno son
favorables a nuestras leyes.
"De las Islas Británicas el Arte Real pasó a Francia, bajo el
reinado del más amable de los reyes, cuya humanidad favorece to-
das las virtudes, y bajo el ministerio de un mentor que ha reali-
zado todo lo que imaginó como fabuloso. En estos tiempos felices,
en que el amor a la paz se ha convertido en la virtud de los hé-
roes, la nación, una de las más espirituales de Europa, será, sin
duda, centro de la Orden. Ella esparcirá, por medio de nuestras
obras, estatutos y costumbres, las gracias, delicadezas y buen gus-
to, cualidades esenciales en una Orden cuya base es la Sabiduría,
la Fuerza y la Belleza del Genio. En nuestras Logias, como en
las escuelas públicas, verán en lo porvenir los franceses, sin nece-

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sidad de viajar, los caracteres de todas las naciones, y los extran-
jeros aprenderán por experiencia que Francia es la patria de todos
los pueblos. Patria gentis humanes."

4.—LAS FUENTES DEL DISCURSO DE RAMSAY

El caballero de Ramsay fué, ante todo, un escritor de talento


aceptable, si bien un tanto verboso, que creía, con candor digno de
envidia, que a la humanidad se la puede mejorar con la grandilo-
cuencia de los sanos pensamientos, y cuya alma buscó, entre las
religiones por entonces vigentes, un remedio a sus angustiosas in-
quietudes psíquicas. Fué preceptor de uno de los hijos del pre-
tendiente estuardista, que abrazó fervorosamente el catolicismo.
El Discurso de Ramsay es la página más interesante de la
naciente masoneria francesa. Lantoine plantea el problema de a
quién sf debe realmente el tan comentado discurso. ¿Es del caba-
llero Ramsay o del duque de Antin? Gastón Martin cree que de
Ramsay. Le Forestier duda.
Lo cierto es que el Discurso alcanzó en los talleres y fuera, en
el mundo profano, una gran popularidad. Fué publicado e impreso
por vez primera en un pequeño folleto intitulado Lettres de
M. de V*** avec plusieurs pièces de differens auteurs, en La
Haya, año de 1738, y va acompañado de unos "estatutos" (i).
Diga lo que quiera Luis Amiable, que atribuye el Discurso
al duque de Antin, incompetente en materia masónica, y más aún
en materia histórica, para haberlo compuesto, sólo a Ramsay co-
rresponde el mérito de su redacción.
Por otra parte, el caballero de Ramsay pronunció el Discurso

( i ) L o s e s t a t u t o s o n o r m a s s o n o c h o , y dicen c o m o s i g u e : Nadie,
será recibido e n la O r d e n si antes no p r o m e t e y j u r a acatamiento inviolable
a la R e l i g i ó n , al R e y y a las c o s t u m b r e s , 2 . ° T o d o incrédulo que hubiese
hablado o escrito contra l o s d o g m a s d e la antigua f e de l o s c r u z a d o s será
e x c l u i d o d e la O r d e n , a m e n o s de que abjure d e s u s b l a s f e m i a s en plena
A s a m b l e a y haga una rectificación de su obra. 3.° N i n g ú n h o m b r e s o s p e c h o -
so del v i c i o n e f a n d o será a d m i t i d o en nuestra O r d e n sin haber d a d o duran-
te tres a ñ o s pruebas notorias de su penitencia y d e su a m o r por el bello
s e x o . 4,° T o d o el q u e c o l o c a la felicidad e n beber, c o m e r y dormir, y la
p e r f e c c i ó n d e espíritu en j u g a r y divertirse, saber historias de alcoba, hablar
en estilo callejero y no leer m á s q u e c u e n t o s v e r d e s , n o p u e d e pertenecer
a la Orden. 5.° E l p a g a d o d e su figura y t o c a d o se obligará, al entrar en la

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en la Logia de San Juan el 26 de diciembre de 1736, y el duque
fué nombrado Gran Maestre el 24 de junio de 1738. Luis de Par-
daillan de Gondrin, duque de Epernon, después duque de Antin,
nació en noviembre de 1707. Tenía, pues, treinta y un años cuando
lo consagraron Gran Maestre. A los catorce años había sido go-
bernador del Orleanesado, a los veinte jefe de un regimiento de la
Marina real y marido de Francisca Gilona de Montmorency-Lu-
xembourg; a los veinticinco, amante de la bella Isabel le Due, a
quien hizo entrar en la Opera. ¿Qué podía saber hombre tan di-
vertido, ya que no disipado, de la masonería de Escocia, de los
gestos de nuestros abuelos, ni qué podía importarle la publicación
de una Enciclopedia, ni cómo, en su calidad de militar, iba a, hen-
chido de filosofía, proclamar las excelencias de una República uni-
versal ?
Todo esto concuerda, más bien, con los Voyages de Cyrus, del
caballero Ramsay. La idea de la República universal es de esencia
f)uramente feneloniana, y Fenelón fué como el tutor espiritual del
caballero. "Amo a mi familia, escribía Fenelón, más que a mí mis-
mo ; a mi patria más que a mi familia ; al género humano más que a
mi patria." Y añade : "El género humano no es más que una gran
familia dispersa sobre la haz de la tierra. Todos los pueblos son
hermanos y deben amarse como tales (i).
Acaso no son de Fenelón aquellas proféticas palabras pronun-
ciadas en 1 7 2 3 : "Cuando los soberanos se acostumbran a no co-
nocer otras leyes que las de sus voluntades absolutas, corroen los
cimientos de su poder. Vendrá una Revolución violenta, no para

Orden, a vestirse sencillamente, sin arreos femeniles, g a l o n e s ni bordados,


durante tres a ñ o s . 6.° N a d i e que finja probidad, valor, d e v o c i ó n o moral se-
v e r a será admitido e n la sagrada fraternidad. 7 ° T o d o sabio que sea reci-
bido en la O r d e n p r o m e t e r á que, en lo por venir, a la v a n i d a d del brillo pre-
ferirá siempre el placer de la sabiduría, procurando llevar l o bello e n la
cabeza y lo bueno e n el corazón, y que j a m á s m o s t r a r á lo u n o m á s q u e
para hacer amable lo otro. 8." N i n g ú n escritor a g u d o que hubiera satirizado
o calumniado e n v e r s o o prosa, dispendiando el talento e n frivolidades i n -
m u n d a s o implas, será recibido en la O r d e n si antes en su obra no corrige
su propia impertinencia." E s indudable que e n e s t o s estatutos e s t á la m a n o
de R a m s a y . La alusión a la antigua fe de l o s cruzados en el estatuto 2° y
l o s d e m á s apartados, están, sin duda alguna, inspirados, si no redactados,
por el caballero R a m s a y , d i g a n lo q u e quieran e n contrario Carlos D e t r é
y E m i l i o P e t e r , que no parecen haber estudiado profundamente el asunto,
( i ) Les aventures de Tilémaque, cap. I, pág. 9.

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moderar su autoridad excesiva, smo para abatirlos sin miseri-
cordia." ¿No son también de Fenelón las máximas de tolerancia
civil y de libertad de corazón para aceptar las religiones, que no
han de imponerse, según él, nunca por la fuerza?
Más aún ; según una Memoria de Ramsay, la Logia Lo Perfecta
Unión, de Valenciennes, debía su nombre al arzobispo de Cam-
brai, a Fenelón.
Hasta hubo quien atribuyó a Fenelón, con excesiva audacia, a
no dudarlo, el ser fundador de una peculiar masonería denomina-
da Sociedad del Palladium, dirigida por un "Soberano Consejo de
la Sabiduría, establecido bajo la égida de Minerva, por los com-
pañeros de Ulises, en la ciudad de Lutecia". (Véase Kennig's Ma-
sonic Cyclopcedia. Londres, 1 8 7 8 ; pág. 5 4 4 . )
Es decir, que el caballero de Ramsay cimenta su gloria masó-
nica sobre ideas y hasta frases de Fenelón.
Al enviar su discurso a Fleury, cardenal-ministro, insiste en
que la sociedad masónica "tiende a reunir a todas las naciones
por el amor a la virtud y a las bellas artes", y que animarla y fa-
vorecerla "es una acción digna de un gran ministro, de un padre
de la Iglesia y de un santo pontífice". Al cardenal parece haberle
desplacido la carta y el discurso de Ramsay, puesto que éste le
dice en otra : "Al regresar del campo me entero de que las asam-
bleas de Free-masons no agradan a V. E . " Y le pide audiencia
para convencerle de que si al frente de las Logias se ponen hom-
bres prudentes y hombres sabios, "podrán ser muy útiles a la re-
ligión, al Estado y a las letras". ¿Era este discurso que Ramsay
envía al cardenal el que precedentemente hemos transcrito u otro
diferente? Gustavo Bord cree que se trata de otro, que acaso no
fué pronunciado; pero esta aseveración carece de toda base do-
cumentarla.

5 . — V A L O R MASÓNICO DEL "DISCURSO"

Sin duda Ramsay, como tantos otros ayer y hoy, adscribieron


a la masonería con fines políticos ; mas pronto advirtió en el pon-
derado y sereno ambiente de los templos que nuestra institución
estaba por encima de todas las competencias dinásticas, como por
sobre todas las combinaciones políticas. Y Ramsay, que ingresó

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acaso con la sola idea de servir al restablecimiento de los Estuar­
dos, supo percatarse muy luego de que dentro de la masonería
podía perseguirse un ideal más sublime.
Teder pretende que Ramsay traicionó a los Estuardos—"Ram­
say, íntimo amigo de Desaguliers, había revelado los secretos para
favorecer a la casa de Hannover"—, mas esta acusación no parece
de un gran valor, si se tiene en cuenta que Derwenwater, que mu­
rió víctima de su fidelidad a Jacobo I I I , fué amigo de nuestro ca­
ballero hasta los últimos momentos de éste. El acta de fallecimien­
to de Ramsay, ocurrido el 7 de mayo de 1743, lleva, entre otras
firmas, la de Carlos Radclyffe, conde de Derwenwater, y la de
Alejandro de Montgomeri, conde de Eylantoun, ambos estuardistas
y francmasones.
No era hombre Ramsay de perseguir severamente una finalidad
realista. Ramsay era ante todo un místico. Toda su vida lo atesti­
gua, y hasta su misma inspiración de escritor. Son sus libros oca­
sión de constantes exámenes de conciencia y de divagaciones sobre
el arte de hacer servir el instinto del individuo a la felicidad de
la multitud. Su inquietud hace escala en todos los cultos, hasta
que en la pompa seductora y en la moral indulgente del catolicis­
mo detiene su nave bajo el signo feneloniano.
De Montesquieu toma Ramsay la idea de que la dicha de
la humanidad no depende más que de la solidaridad de los pue­
blos; de Tomás Moro, el principio de tolerancia. El mundo occi­
dental anhela la paz, el reposo. Se comienza a decir "ciudadano del
Universo". Ramsay, en su primera carta al cardenal de Fleury,
habla de "reunir a todas las naciones", de "la pacificación de Euro­
pa" y todos los hombres cultos usan un lenguaje masónico. Para
éstos la francmasonería será la que provea a la evolución moral
de los hombres, y consiguientemente a la transformación social de
•la humanidad. Federico II de Prusia la llamaba "lazo de los pue­
blos". Los ideólogos del siglo xviii opondrán a la rivalidad de las
naciones la solidaridad de los hombres. Cuando Ramsay propone al
cardenal-ministro que proteja a la masonería si quiere recoger el
aplauso de las futuras generaciones y ser exaltado sobre Richelieu,
protector de la Academia francesa, no hacía más que concretar su
idealismo y la fe de la mayor parte de sus contemporáneos. Se-

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senta años más tarde Napoleón aceptaría el papel desdeñado por
Fleury.
Quiso Ramsay, ante todo, que la masonería abandonase sus
reuniones gastronómicas y sus distraimientos simbólicos, destinados
mucho más a impresionar al neófito que a instruirlo, para conver-
tirse en Academia que ayudase por la difusión escrita o verbal de
los conocimientos a la emancipación del individuo, y consiguiente-
mente a la consecución de la gran obra humanitaria : la Fraterni-
dad de los pueblos. Ramsay se adelanta a su época, pues no es de
tìquél, sino de este siglo, la transformación de la masonería de
mutualidad de orden moral y material en mutualidad intelectual.
Es curioso que sea a este masón, nada "simbolizante", a quien
se atribuya el ritualismo harto complicado de los altos grados.
Puede que los haya hecho necesarios exigiendo a las Logias un
trabajo superior, que sólo una "élite" podía llevar a cabo. Lo que
no vale dudar es que en torno al discurso de Ramsay, y sobre todo
alrededor de las partes menos reflexionadas de las alusiones a los
signos antiguos y a las palabras simbólicas, los ocultistas de la épo-
ca tejieron una cantidad nada desdeñable de fábulas iluministas.
Le Forestier dice, no sin razón: "La cura homeopática intentada
por Ramsay, no hizo más que agravar el mal y provocó nuevas ma-
nifestaciones mórbidas conocidas bajo el nombre de Altos Grados
Escoceses". (Véase : L'Occultisme et la Franc-maçonnerie écossaise.
Pág. 1 1 2 . )
Mas sería injusto negar a Ramsay el haber querido idealizar
prácticamente el trabajo de la institución y su respeto por los tres
primeros grados, los únicos que ensalza y glorifica en su "Discur-
so". Que al caballero de Ramsay se le tenga hoy por iniciador
de la complicada trama de los altos grados no demuestra otra cosa
que la metamorfosis de las ideas y de los conceptos a través de la
fantasía de los demás. Interpretar su sistema no es otra cosa que
adaptarse a la voluntad ineluctable y fervorosa del alma creyente^

6.—EL ESCOCISMO EN EL SIGLO XVIII

Ramsay no ha creado los grados escoceses o altos grados, como


se dice frecuentemente ; los legitimó haciendo remontar la Franca
Masoneria a las Cruzadas y exaltando a Escocia, país de donde

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provenían. Y nótese que muy a mejores títulos pudo llamarse ir-
landesa, ya que la mayor parte de los regimientos que pasaron a
Francia con el Pretendiente estaban compuestos de irlandeses.
Ahora bien ; en Francia se tenían más simpatías por Escocia que
por otras partes, y dada la ignorancia geográfica de nuestros veci-
nos, fácilmente la confundirían con Irlanda. Esta misma confusión
prevalece en el célebre escritor de exégesis religiosa, queflorecióen
el siglo IX, llamado Escoto—de scotus, escocés—, Erigena—del
antiguo nombre de Irlanda, Eñn.
Por otra parte, era preciso buscar el aspecto caballeresco del
escocismo, el aparato de las ceremonias, la gloria de una ances-
tralidad oscura, lejana y magnífica, opuesta a la severidad un poco
seca del protestantismo, pues es preciso no olvidar—Lantoine lo
dice—que la masonería del siglo x v m estuvo, especialmente en
Francia, "imbuida de catolicismo".
Cuando reinaban los Estuardos no se mostraron hostiles a las
iglesias presbiteriana y anglicana. Carlos I no fué católico, y su
hijo Carlos II tampoco, hasta sus últimos años. Fué Jacobo II
quien, como reacción contra el usurpador y hugonote Guillermo de
Orange, acentuó su "papismo". Los que con él vinieron sirviendo
su causa, no habían de mostrarse muy revolucionarios. Mas, a pe-
sar de todo, la prudencia se imponía en sus conventículos.
Bonneville, que por todas partes ve jesuítas, después de decir
que "... Jacobo II permaneció en el colegio de Clermont, famoso
colegio de jesuítas, de donde salían las actas, las órdenes y los
nuevos estatutos que habían de gobernar al mundo masónico", aña-
de: "pero nadie en Francia, a excepción de los iniciados, tenía la
menor idea de la existencia de esta masonería".
César Cantú, en su Historia Universal, vol. XIX, pág. 102, dice
que "los jacobitas desterrados llevaron a Francia las sociedades
secretas...". Lo cierto es que durante mucho tiempo la conspiración
estuardista escapó a la vigilancia francesa. Hubo, pues, en Francia
una masonería anterior a la renovada en Inglaterra en 1717, y no
podemos menos de pensar que la primera influyó sobre la segunda.
Los masones que se trasladan al continente continúan la tradi-
ción de adhesión de sus antepasados al rey. Chauffepié, en su Nou-
veau Dictionnaire historique, nos instruye de que el célebre Elias
y^hsmole, rosa-cruz y francmasón, tuvo sus tierras confiscadas a cau-

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sa de SU devoción por Carlos I. El astrólogo de este príncipe, Lilly,
también h.-., fué perseguido por el mismo motivo, y Nicolai dice que
bajo Cromwell fué en la sociedad francmasónica donde se reimie-
ron los legitimistas para formar un comité secreto: "... estos nue-
vos masones tomaron por símbolo la muerte; lloraban la de su
maestro—Carlos I — ; alimentaban la esperanza de vengarla en la
persona de sus verdugos; intentaban restablecer el Verbo, es de-
cir, el hijo del Rey, y como la Reina era por entonces la jefa del
partido, se llamaban hijos de la viuda".
Es decir, que los partidarios de la dinastía estuardista trans-
portan a Francia, con el fervor de su ambición, el medio secreto
de alimentar este fervor. ¿ Se aprovecharon los renovadores de la
Orden en Inglaterra de estas actividades escocesas en Francia?
Según Lantoine, fueron estos hh.-. a la vez rosa-cruces y masones,
los que crearon el grado de maestro. Las correlaciones, por otra
parte, entre la leyenda de Hiram y el infortunio de Carlos I, son
indudables, y no puede dudarse tampoco del simbolismo vivo de
éste grado en las logias jacobitas.
Lantoine no pretende que los escoceses fueran los primeros
en ilustrar su ritual con la bella alegoría del templo de Salomón,
erigido por el arquitecto Hiram para idealizar la ambición de los
lartistas futuros. Los masones operativos, y de seguro los miem-
bros de las antiguas sociedades compañónicas, que en el siglo xvii
•suscitaron las denuncias de la Cofradía del Santo Sacramento del
Altar y la inquieta vigilancia del Estuardo, se habían servido de la
leyenda hirámica. En el famoso manuscrito de Jones, de 1607,
'cuyo facsímil se publicó en 1895, encontramos loado al arquitecto
tirio. Gerardo de Nerval, en su Voyage en Orient—páginas 226 y
siguientes—nos da, bajo el título de Historia de la Reina de la
'mañana y de Solimán, príncipe de los genios, un relato, oído por
el en un viejo café de Estambul, y "destinado a pintar la gloria
•de estas antiguas asociaciones obreras, a las que el Oriente debe
su origen". Es amplificado y magnificado por una gran imagina-
ción el cuento maravilloso de la reina de Saba y del rey Salo-
món. El arquitecto Adoniram encuentra la muerte bajo los gol-
pes de los tres compañeros ambiciosos.
En resumen, el hecho de que no se encuentre en el ritualismo
de la primitiva masonería inglesa el grado de maestro, permite

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suponer que fueron los escoceses quienes pusieron en él la sus-
tancia ardiente de su desesperación y de sus esperanzas. Y nótese
además, en apoyo de esta tesis, que es únicamente el asesinato de
Hiram, con el castigo de los culpables, lo que forma la trama de
los altos grados que siguen: maestro secreto, maestro perfecto,
secretario íntimo y, sobre todo, el Elegido de los Nueve, el Elegido
de los Quince y el Sublime caballero Elegido.
Fué hacia 1724 cuando el grado de Maestro fué acogido con
simpatía- en Inglaterra, como más adaptable que los dos primeros
a la intelectualidad de los especulativos. Cierto que se había ol-
vidado su valor original—hacía ya tres cuartos de siglo que Car-
los I había sido decapitado—, pero ésa es la suerte que todos los
símbolos corren. Del mismo modo que los sacerdotes de las reli-
giones ignoran hoy el sentido remoto de sus gestos sagrados, los
masones escoceses no sabían traducir ya las palabras rituálicas.
Cuando la masonería escocesa se divulga, su papel político se ha-
'bía extinguido. Cuando se habla abiertamente de los escoceses,
o los libros hacen alusión a su rito, no formaban aquéllos más
que una rama particular—no particularista—de la Institución.
La masonería inglesa tomó a los escoceses su grado de maes-
'tro exactamente como la cristiandad se enriqueció ingenuamente
con ciertos despojos del paganismo. La Gran Logia inglesa nom-
braba su Gr.-. Maes.-. al duque de Lennox, hijo adulterino de Car-
los II, y en Francia los talleres escoceses pasaban a obedecer a
la dicha Gr.-. Log.-, de Inglaterra. La logia jacobita que en Pa-
rís auspiciaba la duquesa de Portsmouth, antigua amante de Car-
los II y madre del Duque de Lennox, se acoge oficialmente a la
Obediencia de la Gr.-. Log.-, de Inglaterra y la instala en el castillo
de Aubigny, lord Weymonth, Gr.-. Maes.-. entonces de dicha Gr.-.
Log.-., a 1 2 de agosto de 1735, con el número 133 de matrícu-
la ( I ) .
( i ) T e n e m o s la p r u e b a d e q u e esta logia, l l a m a d a d ' A u b i g n y , e x i s t í a
a n t e s d e 17.35, p o r u n a n o t i c i a d e l p e r i ó d i c o Saint-James Evening Post, q u e
e l 7 d e s e p t i e m b r e d e 1734 relata una r e c e p c i ó n d e f r a n c m a s o n e s e n P a r í s ,
"en c a s a d e S u G r a c i a la D u q u e s a d e P o r t s m o u t h " ; p r o b a b l e m e n t e en la
m a n s i ó n d e l a calle d e V a r e n n e s , d o n d e m u r i ó ella al a ñ o s i g u i e n t e . S e v e ,
p u e s , q u e e s t a logia, q u e p r o t e g í a la c a s t e l l a n a d e A u b i g n y , e x i s t i a antes d e
que la Gran L o g i a d e I n g l a t e r r a l a t u t e l a s e oficialmente. E l l o prueba q u e e n
F r a n c i a había l o g i a s m a s ó n i c a s e s c o c e s a s q u e , p r e c e d i e n d o a la m a s o n e r í a
r e n o v a d a , trabajaban c o m o tales.

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Sólo el escocismo no se resigna a dar de lado a los grados ca­
ballerescos.

7.—ACUSACIONES CONTRA EL ESCOCISMO

El testimonio más irrefutable que encontramos de la acción


''estuardista sobre la Masonería francesa es la parte que toman los
partidarios de Jacobo III y más tarde los de su hijo Carlos Eduar­
do, en las primeras manifestaciones masónicas. Llegará un día,
sin embargo, en que esta alianza del catolicismo con la francmaso­
nería ha de parecer sospechosa, sobre todo cuando al surgir en
Alemania la Estricta Observancia y el simbolismo del grado Rosa-
Cruz se hizo hincapié en ella. Alianza a que más tarde se referirá
Bode cuando advierta la infiltración de los jesuítas en la Orden
masónica. Bien que Lantoine rechace estas atribuciones, "no más
fundadas que las que hoy suponen influida por los francmasones
toda concepción, por ligeramente liberal que sea".
Desde la influencia preponderante que los jesuítas tuvieron en
el reinado de Luis X I V , se creó, dice Lantoine, "una leyenda so­
bre sus maniobras ocultas, leyenda que aun hoy permanece viva".
Los libelos contra los ignacianos abundaron después de la muerte
de Luis XIV, sin contar los que lanzaba la facción jansenista.
Nicolás de Bonneville, Mirabeau, Rebold, Ragón y, contem­
poráneamente, Peter y Detré han mantenido la tesis de la infiltra­
ción jesuítica en la masonería. Detré especialmente ha intentado
probar la connivencia del escocismo, del estuardismo y del jesui­
tismo. Las ramificaciones que establece y las consideraciones que
hace pertenecen al género truculento de las llamadas novelas de
folletín. El tal Detré no comprende que en determinadas circuns­
tancias la Iglesia y la Masonería hayan podido estar ligadas. ; Se
asombra de que el conde de Radclif fe de Derwentwater, gentilhom­
bre de Jacobo II y estuardista acérrimo, fuese masón y católico !

{Continuará.)

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LA M A S O N E R Í A EN A L E M A N I A
En el primer volumen de LATOMIA, dejamos a la masonería ale­
mana perturbada por la Estricta Observancia. Varios núcleos de
hermanos se dieron bien pronto cuenta de que este sistema signi­
ficaba una desviación peligrosa, que alteraba fundamentalmente el
espiritu de nuestra Aug.-. Ord.-., y las Logias fueron volviendo
a los "Antiguos Deberes", y agrupándose en las Grandes Logias
siguientes :
Gran Logia de los tres Globos.
Gran Logia Territorial de los Masones alemanes.
Gran Logia de la Amistad.
Gran Logia de Hamburgo.
Gran Logia de Sajonia.
Gran Logia del Sol.
Gran Logia de la Asociación Ecléctica. .
Gran Logia de la Concordia.
Un siglo de protección de los monarcas de la casa Hohenzo-
llern trajeron a la masonería alemana la tranquilidad necesaria pa­
ra dedicarse de lleno al fomento de las actividades espirituales, y
más tarde el afán de inteligencia entre las diferentes Grandes Lo­
gias condujeron a la creación de la potente "Asociación de Masones
Alemanes", que dedicaba atención preferentísima a la publicación
de obras masónicas. Los dos exponentes principales y más brillan­
tes de su esfuerzo fueron: la Bibliografía masónica de Wolfstieg,
que consta de unos 65.000 títulos de obras referentes a nuestra
Orden, en su mayor parte existentes en las bibliotecas de las logias
alemanas, y la reedición de la enciclopedia de Lenning, notable­
mente corregida y aumentada.
Ambas obras son fundamentales e indispensables para todo in­
vestigador de la historia o del contenido espiritual de la maso­
nería.
Una copiosa y notable literatura en libros, folletos polémicos y
prensa elevó a la masonería alemana al rango de directora espiri­
tual de la Orden en el territorio europeo, convirtiéndola en im­
pulso esencial de la cultura alemana.

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Sin embargo, dos motivos de disparidad de criterios han im-
pedido siempre la unión de las diferentes Grandes Logias. Uno
de ellos es, a nuestro juicio, de pequeña importancia, ya que se
refiere al ritual : era la cuestión de los altos grados, que tanto ha
apasionado siempre a la masoneria de todos los países. Pero ello
no constituía una separación infranqueable ya que cada logia con-
servaba el sistema de sus preferencias, y otras mantenían un cri-
terio intermedio.
La Gran Logia Ecléctica, la de Hamburgo y alguna más, sólo
trabajaban los tres grados llamados de San Juan, o sea aprendiz,
compañero y maestro.
L a Gran Logia de los tres Globos, la Territorial y la de la
Amistad, trabajaban además algunos grados superiores (del 3 al 5 )
que no eran en realidad filosóficos, y cuyos capítulos no tienen
autoridad sobre la masonería simbólica. Su misión estaba reducida
a la investigación histórica y al estudio de los rituales, cuya mo-
dificación podían proponer a las logias simbólicas, que eran, repe-
timos, completamente autónomas.
El otro motivo de discrepancia era fundamental : se trataba de
la cuestión judía. Determinadas Grandes Logias, aproximadamen-
te la mitad, consideraban indispensable que el profano que llamase
a sus puertas profesase la religión cristiana, sin cuyo requisito el
ingreso era denegado.
No queremos entrar ahora en el examen de este punto de
vista, que se opone fundamentalmente al espíritu de fraternidad,
base inquebrantable de nuestra Orden, porque queremos limitarnos
a exponer la situación actual de la masonería alemana.
Estas divisiones de las Grandes Logias no eran obstáculo para
la contribución de todas ellas a fines, benéficos, y si bien nunca al-
canzó las proporciones gigantescas de las logias de los Estados
Unidos (las posibilidades económicas de ambos países eran bien
distintas) no por ello dejan de representar un poderoso esfuerzo
para conseguir uno de los primordiales fines de nuestra Aug.-. Ord.-
Las fundaciones benéficas más importantes son, o mejor, eran :
la Institución Victoria, la Institución del Jubileo, el Asilo de An-
cianos, Asociación de Ayuda fraternal. Asilo del Rhin, Hospital
de Hamburgo y muchas más. En todas ellas se consumieron el año

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1914 unos 25 millones de marcos. Esta es a grandes rasgos la
fisonomía de la masonería alemana de anteguerra.
Al estallar ésta, los masones alemanes se encontraron de golpe
en el mayor aislamiento, y personalidades destacadas de la Orden
(Magnette, en Bélgica ; Quartier la Tente, en Suiza, entre otros) les
hicieron víctimas de acusaciones que después se ha visto carecían
de fundamento.
Una vez terminada la tragedia, que durante más de cuatro años
asoló al mundo, las logias alemanas radiaron un mensaje pidiendo
ayuda para el pueblo alemán famélico, y más tarde solicitaron que
las relaciones con las demás potencias masónicas fueran reanuda-
das. Las logias de los países vencedores acogieron estos llamamien-
tos con mutismo o desprecio.
Es cierto que poco después, Francia tomó la iniciativa para
una labor de aproximación, pero ya era tarde, pues la masonería
alemana tenía el enemigo dentro de su propio hogar.
Las Asociaciones de ex oficiales, los círculos de estudiantes, las
Uniones de Aristócratas, el clero, en una palabra, todos los cau-
santes de la guerra necesitaron quitar de su espíritu el peso de la
responsabilidad, y buscaron a la masonería como víctima propicia-
toria a quien hacer culpable de la tragedia.
Continuamente aparecieron libros y folletos contra los preten-
didos poderes sobreestatales : judíos y masones. Algunos, como el
general Ludendorff, añaden a los jesuítas.
El ambiente se va enrareciendo y nuestros hermanos son con-
siderados como instrumentos de los sabios de Sion, y no sólo atraen
el odio de determinadas personas, sino que algunos partidos polí-
ticos (los nazis) incluyen en su programa la destrucción de la
masonería.
La forma de reaccionar la masonería alemana ante estos ata-
ques fué, por parte de los hermanos de otros países, objeto de
criticas, que prueban que el fundamento psicológico de las logias
alemanas no ha sido nunca comprendido.
La masonería alemana se componía de funcionarios y otros re-
presentantes de la clase media. Maestros, pequeños burgueses, sa-
cerdotes protestantes y algunos oficiales, esto es, hombres que fuera
de la logia tenían que aceptar un determinado credo político, llena-
ban los talleres. Más o menos, todos eran conservadores. Los socia-

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listas en las logias alemanas de anteguerra hubieran podido con-
tarse con los dedos de las manos. Y aunque aquellos Grandes Or-
ganismos hayan insistido siempre en su apoliticismo, hay algo in-
evitable, y es, que una hermandad, cuyos miembros tienen en
lo político una orientación sensiblemente uniforme, descubren esta
tendencia en las cuestiones en que la masonería entra en contacto
con el mundo exterior.
Un buen ejemplo de ello es el caso Stressemann. La masonería
extranjera, especialmente la francesa, confió que la notable activi-
dad pacifista de este insigne H :•. hubiera encontrado un eco en las
logias alemanas o por lo menos provocase gestos que facilitasen el
acercamiento.
Precisamente ocurrió lo contrario. Mientras Stressemann pro-
nunciaba en Locarno y Ginebra oraciones llenas de espíritu masó-
nico, las logias alemanas guardaban un silencio bien significativo,
y era que la burguesía, descontenta con el nuevo régimen, nada
quería saber de política de reconciliación.
¿Qué podían, pues, lograr los talleres franceses con sus con-
tinuas protestas contra la ocupación del Ruhr y la injusticia de los
tratados ?
Por otra parte la miseria económica de Alemania que convirtió
a los pequeños burgueses arruinados en hombres desesperados, era
otro factor considerable que hizo más radical este espíritu político.
Tal radicalismo vino a crear una nueva masonería alemana
que podríamos denominar : germano-cristiano-nacionalista. Y como
el mundo exterior no fiaba de este sentimiento nacionalista de las
logias, se alardeaba del mismo haciendo constantes declaraciones
contra los tratados de paz y negándose tenazmente a reanudar
relaciones internacionales con otras potencias masónicas.
Claro, que entre los masones alemanes hay una buena cantidad
de personas valiosas, elementos que tienen una idea clara de los
fines de la Orden, y que se negaron a seguir este camino que re-
presentaba una desviación de los fundamentos de los Antiguos
Deberes.
Un gran núcleo de hermanos sostenía el criterio de que pa-
triotismo e internacionalismo no son dos sentimientos opuestos.
Desgraciadamente fueron minoría y fundaron el 1 9 3 0 la Gran Lo-

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già Simbòlica, única por cierto, que en Alemania trabajaba el Rito
Escocés Antiguo y Aceptado).
Entre estos dos sentimientos estaba entablada la batalla al llegar
Hitler al poder.
No debemos olvidar que la masonería es siempre expresión o
producto del medio en que vive. En Alemania tenía, pues, que ser
necesariamente el espejo de las corrientes espirituales de la burgue-
sía, y desde este punto de vista se la debe juzgar y comprender,
aunque ello no constituya una disculpa para todos los errores co-
metidos desde hace catorce años.
Pero también es justo considerar, en su descargo, que la ma-
sonería alemana es como la economía, como, la ciencia alemana,
una víctima más de la guerra.
En las grandes convulsiones, como sucedió en Francia en 1793
y en Rusia, Italia y Hungría, actualmente, la masonería fué destrui-
da o prefirió abatir columnas.
En Alemania la masonería estaba viviendo la crisis enorme
en que agoniza el país. Todo en ella misma era crisis.
Que era un absurdo pensar que la masonería alemana resis-
tiese este ocaso de la cultura, vamos a verlo a continuación ha-
ciendo un ligero resumen de los documentos que han llegado a,
nuestras manos.
Aunque el régimen imperante no ha promulgado ninguna dis-
posición o ley prohibitiva para la masonería, debemos confesar leal-
mente que nuestra Orden no existe ya, desgraciadamente, en Ale-
mania.
Con creciente interés han venido leyendo los masones de todo'
el mundo las noticias que llegaban de este país y con los documen-
tos reunidos se puede dar una impresión de conjunto cuya perspec-!
'tiva no puede ser más pesimista.
Los sucesos se han desarrollado con una rapidez vertiginosa y
han convertido el poderoso templo de la masonería alemana, parte
en Instituciones completamente diferentes, y el resto en un montón '
de ruinas.
Vamos a extractar a continuación estos documentos.
Carta de la Gran Logia de Hamburgo al ministro del Interior :
"Inquietos por los rumores referentes al porvenir de la Ma-
sonería alemana, y como director responsable de esta Gr.-. Log.-, de

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Hamburgo, fundada hace casi doscientos años, me dirijo a su
excelencia rogándole una entrevista. La Gr.-. Log.-, de Hambur-
go, a la que, entre numerosos patriotas que ofrendaron su vida a
la nación, perteneció Federico el Grande, ha dado, tanto en tiem-
pos de paz como de desgracia, pruebas de su ardiente patriotismo
y de su espiritu verdaderamente nacional. Teniendo la seguridad
de haber sido en todo momento uno de los miembros más fieles
del Estado, esta Gran Logia confia tener el derecho a ser consi-
derada y poder subsistir como elemento importante para el fo-
mento de sentimientos éticos y patrióticos.
"La Gran Logia está dispuesta a seguir siendo fiel a sus regla-
mentos, jurados ante el ara solemnemente, y en los que se ordena
que cada miembro "sea fiel y obediente a las leyes de su país".
"La historia de la Gr.-. Log.-, demuestra que no se le pueden
hacer reproches por tibieza en los sentimientos patrióticos. En
nuestras filas militaron, en casi dos siglos de existencia de nues-
tro organismo, muchos hombres destacados por sus sacrificios en
bien de la patria.
"Nuestros hermanos fueron a la guerra con el mismo entusias-
mo que los otros patriotas alemanes : algunos no han vuelto porque
encontraron la muerte en el campo de batalla; otros muchos
arrastran todavía los miembros mutilados. Nuestra Gr.-. Log.-, cedió
su Hospital al Ramo de Guerra, convirtiéndolo en un lazareto de
1 5 0 camas, que sostenían a expensas del tesoro de la Gr.-. Log.-.
"Pusiéronse a disposición del Ejército un tren sanitario y trein-
ta automóviles para transportar los heridos del frente al hospital.
Hemos dado, en una palabra, a la patria lo que teníamos, sin ha-
cer de ello un alarde que hubiera resultado antimasónico. Unica-
mente queremos recordar, para terminar, la labor patriótica de
esta Gr.-. Log.-, creando logias filiales en todos los países de Amé-
rica y Africa, que eran en realidad avanzadas de la cultura y de
los intereses alemanes.
"Para probar con documentos que son injustos los reproches
que se han hecho a la masonería alemana, rogamos que se nos
ofrezca la ocasión de defensa que todavía no tuvo esta Gr.-. Log.-.
Para ello me declaro dispuesto a permitir el examen minucioso del
Archivo de esta Gr.-. Log.-. Si se puede encontrar en las actas de
casi dos siglos el menor indicio de una disposición o de un espiri-

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tu contrario a los intereses patrios, me ofrezco a disolver la or­
ganización, у а darme de baja en una Institución en la que ingresé
por puro idealismo, como hombre maduro, hace más de treinta
años.
"Un Gobierno responsable no puede ofrecer ocasión, fundándo-
se en acusaciones falsas de enemigos de la Orden, para atropellar
una Institución que se ha esforzado, desde su implantación en
Alemania, en educar miembros útiles de la sociedad en el espíritu
de la honorabilidad y el patriotismo."
Esta carta quedó incontestada.
Análogas comunicaciones de otras GG.-. LL.-. tampoco mere-
tieron el honor de una respuesta; pero el ministro Goering, a
principios de abril, comunicó al G.-. M.-. de la G.-. L.-. Territo-
rial el concepto que de la Masonería se tenía en los círculos na-
cionalistas.
"Si no se quiere simplemente desaparecer debe prescindirse
de lo principal y hacer una transformación fundamental sobre las
siguientes bases:
"i.* Supresión de los términos logia, masón y masonería.
"2." Expulsión de los miembros no alemanes o no cristianos
(se consideran así aquellos que no son descendientes, desde tres
generaciones antes, de personas cristianas nacidas en territorio
alemán).
"3.° Cesación de toda relación internacional con las demás po-
tencias masónicas.
"4.* Supresión de todo secreto (con ello las palabras y signos
de reconocimiento), así como de toda parte de ritual que recuerde
al Antiguo Testamento, que no es libro alemán.
" 5 . * Prohibición de pertenecer a ninguna asociación o partido
político cuya sede radique fuera de Alemania. (Se considera al
comunismo un producto ruso; al socialismo, como radicado en
Amsterdam.)"
Forzadas por este criterio, todas las grandes logias se van con-
virtiendo en Asociaciones nacionalistas, con los siguientes nom-
bres: Orden Cristiana Nacional de Federico el Grande, Orden
Germano Cristiana de Caballeros Templarios, Orden Germano
Cristiana de la Amistad ; sometiéndose con ello a la voluntad del
dictador.

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En Hamburgo únicamente se tenía que defender la tradición
humanitaria y de igualdad y no se decidían los Hermanos a ex-
pulsar a los judíos, pero al recibirse una comunicación del Gobier-
no, en la cual avisaban que si no se hacía la transformación rápi-
da por propia iniciativa el Estado disolvería la G.-. L.-., incaután-
dose del edificio, el tesoro y el hospital, los judíos se retiraron
voluntariamente y también este organismo quedó convertido en
Asociación Fraternal del Solar Alemán.
No todas las Grandes Logias han seguido este camino tan poco
airoso y que sólo se justifica por el cuadro que hemos hecho de
la masonería alemana al empezar este trabajo.
Otras han preferido morir con honra a vivir con vilipendio.
La G.-. L.-. Ecléctica de Frankfurt, en su ten.-, del 20 de mar-
zo, dirige a sus Logias la siguiente comunicación :
"Para dejar a las Logias en libertad de acción, esta G.-. L.-.,
Madre de la Asociación Ecléctica, abate hoy sus columnas. El
Tesoro se administrará por una comisión de cuatro hermanos,
nombrados al efecto.
"El Bundesblatt, órgano oficial de esta G.-. L.-., suspende su pu-
blicación, y en su último número contendrá este decreto".
La G.-. L.-. Simbólica igualmente publica el 28 de marzo el si-
guiente comunicado:
"Esta G.-. L.-. Simbólica se declara en sueños, habiéndose dado
de baja en el Registro de asociaciones de la Ciudad de Hambur-
go, con esta fecha. El actual tesorero queda facultado para liqui-
dar las cuentas pendientes (Caja para enfermos).
"Tomamos esta determinación con la conciencia de cumplir
nuestro deber, ante la imposibilidad de trabajar con el espiritu de
los Antiguos Deberes, normas que han inspirado todos nuestros
actos."
No sé si he conseguido mi propósito de reflejar el estado actual
de la masonería alemana. Al menos, ése fué mi intento.
¿Porvenir? ¿Quién puede predecirlo? Pero no olvidemos que
nuestra Institución ha resistido victoriosa embates furiosos de to-
dos los Gobiernos antiliberales, ha podido vivir a pesar de enemi-
gos tan poderosos como la Iglesia y ha resurgido siempre de sus
cenizas. No en balde representa los ideales eternos indestructibles
de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

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Esperemos, pues, que el pueblo alemán, que tanto ha contri­
buido al progreso de nuestra Institución, pueda volver a colaborar
pronto con los millones de masones que hoy en el mundo tienen
atormentado el espiritu por su desgracia, y la sienten como propia.

H.-. LAFAYETTE

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HISTORIA SUCINTA DE LA MASONERÍA
BRASILERA HASTA 18%

Reproducida por el Boletim do Grande Oriente do Brasil se


publicó en los números 7, 8, 9 y 10 de 1932, una somerisima his­
toria de la masonería brasilera, que en 1896 había escrito el h.-.
Cario Pace. Sin duda que está hecha sin un gran rigor y con
escasos datos y referencias, pero entretanto llegamos a mejor in­
formación, séanos permitido aprovecharnos de ella, suprimiendo
algunas consideraciones que no interesan en estos volúmenes de
LATOMIA.

El autor divide su trabajo por épocas, y en la primera, des­


pués de decirnos que son muchas las opiniones sobre el origen de
la masonería en el Brasil, acoge como buena la de que, para evi­
tar las persecuciones de que eran objeto, algunos hh.-. portugueses,
franceses y americanos instalaron, al finalizar el siglo x v i i i , lo­
gias bajo los auspicios del Gr.-. Or.-. Lusitano y del Gr.,-. Or. •. de
Francia, quedando algunas independientes.
Desde la iniciación de los trabajos surgieron "divergencias por
cuestiones políticas", que, acentuándose excesivamente, produjeron
el aniquilamiento de las Logias.
En 1801 se instala la Log.-. Simb.-. "Reunión" bajo los auspicios
del Or.-, francés. En 1803, el Gr.-. Or.-. Lusitano, queriendo pro­
pagar las doctrinas masónicas en el Brasil, nombró delegado con
plenos poderes, para crear logias regulares, al h.-. Francisco José
de Araujo, residente en Rio de Janeiro.
Araujo creó las Logias "Constancia", "Filantropía" y "Eman­
cipación", a las que se unió la "Reunión", quedando los masones
todos de Río, tanto regulares como irregulares, bajo una misma
disciplina. A poco levantó columnas una nueva logia, con el título
de "Beneficencia".
Deseosos los masones brasileros, por esa época, de independi­
zarse, nacionalizando su masonería, se constituyó el primer Gr.-.
Or.-, del Brasil, bajo el gran mallete de Antonio Carlos Ribeiro de
Andrada Machado.

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Durante el virreinato del Conde de Arcos, hombre áspero y
enemigo de la masonería, los hh.-. brasileros decidieron suspender
los trabajos del Arte Real—21 de agosto de 1806—para no com-
prometer a muchos de los que formaban en nuestra Augusta Orden.
Mas no por eso dejaron de reunirse en secreto. Por estos dias apa-
recieron y desaparecieron logias, mereciendo mención especial la
de "San Juan de Braganza", compuesta por empleados del Palacio
y por notorias personalidades, y la de "Comercio y Artes", fundada
en noviembre de 1815, que aún existe.
No sólo en Río, sino en el resto del Brasil se iba difundiendo
la masonería. En Campo de los Goytacazes se instalaron las Lo-
gias "Firme Unión", "Unión Campista" y "Filantropía y Moral",
de las que aún trabaja la primera. En Bahía actuó un Gr.-. Or.-.
que, "por haber caído progresivamente en marasmo las logias que
le sirvieron de base", no tuvo una vida muy próspera.
En Fernambuco trabajaron regularmente algunas Logs.-. y un
Sob.-. Cap.-, en rito adonhiramita. En 1817, con motivo de la se-
dición de Fernambuco, y cuando ya se habían dado los primeros
pasos para la reinstalación de su Gr.-. Or.-., los masones persegui-
dos por el ministro del Interior, Tomás Antonio de Villa Nova, se
vieron obligados a disolver las logias.
* **

Quedó la masonería adormecida hasta 1819, en que el h.-. Juan


Mendes Viana, capitán del Cuerpo de Ingenieros, reunió a los
antiguos miembros de la Logia "Comercio y Artes" a fin de dar
fuerza y vigor a sus trabajos. A este taller se unieron los obreros
de otros que estaban en sueños, ardientes de civismo, cuando el^
Brasil, indignado contra los procedimientos de la metrópoli, daba.
el grito de independencia o muerte.
Congregábanse en la Log.-. "Comercio y Artes" los hombres
de más prestigio y saber de Río de Janeiro, quienes, después de
largas deliberaciones, acordaron, reunidos en Asamblea general—17
de junio de 1822—, reinstalar el Gr.-. Or.-. del Brasil con José Bo-
nifacio de Andrada y Silva a la cabeza. A José Bonifacio debemos
el "Manifiesto" de 5 de diciembre de 1831, inapreciable e inexcusa-
ble documento, para todo el que pretenda hacer una historia de
la masonería brasilera.

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En las tenidas siguientes se sortearon obreros para formar dos
cuadros más, constituyéndose de este modo las tres logias metro-
politanas, base del Gr.-. Or.-. La primera conservaría el antiguo
título de "Comercio y Artes" ; la segunda, "Unión y Tranquilidad",
aludía a las palabras proferidas por el Príncipe para sosegar al
pueblo, y la tercera, "Esperanza de Nictheroy", representaba el an-
helo de la proyectada independencia. Se distinguía de la Logia nú-
mero i por una roseta blanca, que para los de la número 2 era azul,
y encarnada para los de la número 3.
Fueron Venerables de la primera el Comandante de Policía Ma-
nuel de los Santos Portugal; de la segunda, el Comandante del
batallón de Granaderos Albino de los Santos Pereira, y de la ter-
cera, el Ayudante de órdenes de la Comandancia general de Ma-
rina Pedro José de la Costa Barros.
Pocas logias dejaron de prestar obediencia al reinstalado Gr.-.
Or.-., el cual nombró delegados para Bahía, Minas, Fernambuco y
Ceará a los hh.-. Rodrigo Antonio Delamare, G. Marlier, Felipe Fe-
rreira y J . Ricardo de Porbem Barbosa, respectivamente.
En esa época corrían por el Brasil aires de independencia, no
siendo los masones remisos al modo de realizar pensamiento tan
noble. Para ello se pusieron al habla con el Príncipe don Pedro
de Alcántara, y mientras la nación le preparaba un trono material,
los masones le elevaban en sus corazones otro de más altos quila-
tes, iniciándolo el día 2 de agosto de 1822 en la Log.-. "Comercio
y Artes", con el nombre simbólico de Guaümozin, y ocupando la
Gran Maestría desde el 4 de octubre de ese mismo año con José
Bonifacio de Gr.-. Maest.-. Delegado.

* **

Fué en el seno del Gr.-. Or.-., del que formaban parte ministros
y consejeros de Estado, donde se discutieron todas las medidas
tendentes al bienestar del Brasil, a su independencia y a la aclama-
ción del Emperador. Todo se hizo por los esfuerzos del Gr.-. Or.-,
y a expensas de su Gran Tesorería. Ella proveyó a los gastos que
fué necesario hacer, no sólo con motivo de las fiestas del 1 2 de
octubre, sino con los nada cortos que irrogaron todos los emisa-
rios enviados a las provincias, tanto del litoral como del interior.

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para proclamar Emperador a don Pedro, el mismo día, en todo el
Brasil.
Pero los príncipes, lo mismo aqui que allá, son desagradecidos
e ingratos, y don Pedro, no sólo como Gr.-. Maest.-., sino también
"como Emperador del Brasil", mandó suspender, el 25 de octubre
de 1822, los trabajos de la Institución, que le había admitido en su
seno, ayudado a proclamarse y auxiliado eficazmente en todo mo-
mento.
José Bonifacio dice de esa época en su citado "Manifiesto":
"... Corramos un espeso velo sobre esos tiempos luctuosos en que
la ingratitud, abusando de la autoridad, mandó cerrar los talleres
masónicos, donde había reunido los más puros votos de amor
aquel que, trocando en férrea clava el mallete de oro que se le
confiara para mantener a la Orden, dirigir los trabajos y defender
a los obreros, los hería y dispersaba..." Cuando, más tarde, caía don
Pedro, estruendosamente, no encontró a su lado un amigo que le
consolase.
El Ministerio, que se componía de masones, fué reformado,
abriéndose entonces una monstruosa época de inconfidencias y
persecuciones, en que la prisión y el destierro fueron el premio a
los servicios de los masones.

* **

Antes de que el príncipe se declarase perjuro y mo-viera contra


sus hh.-. la más cruda guerra, se había establecido una sociedad
con el titulo de "Apostolado", y estatutos, señales, toques y pa-
labras de las que se presumía autor al Dr. Antonio Carlos Ri-
beiro de Andrada, masón antiguo, que no habia querido obedecer
al Gr.-. Or.-. En esa asociación estaban afiliados muchas perso-
nas conspicuas y aun algunos obreros de las logias del Gr.-. Or.-.
Piensan escritores masónicos de cierta nota que al "Apostolado"
pertenecía el propio Gr. •. Maest. •. y Gr. •. Maest. •. Delegado
del Gr.-. Or.-.
No obstante, el "Apostolado" duró tan poco que ni vestigios
existen de él.

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Pronto reconoció el Emperador los errores e injusticias en que
había incurrido, e intentando reparar aquéllos y ésta, mandó de-
corar un templo en su quinta de Cajú. Mas como convocara a los
Venerables de las logias metropolitanas para que invitaran a sus
obreros a celebrar allí las tenidas, ninguno quiso aceptar esta hu-
millación, por lo que los trabajos quedaron en suspenso.
Pero el verdadero culto por el Arte Real no se extinguía, y
el año de 1825 algunos intrépidos hh.-. reuniéronse en cuadro
errante que denominaron "Vigilancia de la Patria". La discreta
prudencia de sus obreros supo eludir al Argos perseguidor, re-
catando de sus pesquisas los trabajos masónicos.

* **

Con el célebre y glorioso acontecimiento del 7 de abril de 1831,


los hh.-. brasileños vieron surgir una nueva y propicia era para la
masonería. Pronto se instalaron bajo el signo de la tolerancia y
de la libertad diversas logias, entre las que se hallaban la "Unión"
y la "Siete de Abril".
En junio de ese año se establece un Gr.. Or.-. Brasilero que
adopta provisoriamente para su gobierno las constituciones por-
tuguesas.
La fundación de este nuevo Gr.'. Or.-., que venía a usurpar
los derechos del Gr.-. Or.-, del Brasil, indujo a los miembros de
éste a pedir al Gr.-. Maest.-. Delegado José Bonifacio que diera
fuerza y vigor a los trabajos.
El 23 de noviembre del referido año de 1831, los miembros del
Gr.-. Or.-, del Brasil abrieron las puertas del Templo, cerradas des-
de 1822, y reinstalaron las tres ya mencionadas logias metropo-
litanas, a las que pronto se unieron "Amor de la Orden" y "Se-
creto". El Código Penal, por entonces promulgado, se mostraba to-
lerante y respetuoso con las Sociedades secretas. Reinstalado el
Gr.-. Or.-, del Brasil, reeligieron sus miembros Gr.-. Maest.-. a
José Bonifacio, que publicó el ya mencionado "Manifiesto", anun-
ciando la renovación de los interrumpidos trabajos.
Fué jurada su Constitución el 24 de octubre del 1832, pues
hasta entonces habían adoptado la del Gr.-. Or.-, de Francia de
1826. Ese mismo año se afilió al Gr.-'. Or.-, del Brasil la Log.-.

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86 LATOMÌA I
i
"Educación Moral", del rito escocés antiguo y aceptado, que tra- i
bajaba desde 1822 bajo los auspicios y con carta patente del Gr.-. j
Or.-. de Francia, y de la que fué primer Venerable el Consejero ;
Joaquín Gonqalves Ledo. j
Ese mismo año de 1932, el Gr.-. Or.-. del Brasil nombró una ;
comisión para que tratara con el Gr.-. Or,-!. Brasilero el modo de {
unirse en una sola obediencia. Pero o los plenipotenciarios no lie- ]
varón bien las cosas o "graves consideraciones" lo impidieron, el ;
hecho fué que no se llegó a la fusión de ambos Grandes Orientes. !
En noviembre de 1832, el h.-. Vizconde de Jequitinhonha ins- ;
taló un Sup.-. Cons.-. del Gr.-". 33, con autorización del de los
Países Bajos. Este Sup.-. Cons.-., el primero que funciona en el
Brasil, fué reconocido por los similares del extranjero, y en 23 <
de enero de 1834 firmaba un tratado de alianza y confederación i
con el Sup.-. Cons.-. de Francia. \
El Vizconde de Jequitinhonha intentó establecer por entonces :
la Unión de la Masonería brasilera, con escaso éxito.
En enero de 1833, el Gr.-. Or.-. Brasilero determinó abando-
nar el Rito Moderno Francés por el Antiguo y Aceptado de He-
redon, reforma que llevó a cabo el Sob.-. Gr.-. Insp.-. Gen.-. David
Jewett, miembro del Sob.-. Gr.-. Consist.-, de Nueva York, quien ;
instaló inmediatamente su Supr.-. Consist.-., que hasta el año 1872, '
no obstante su escasa importancia y sus largos sueños, se con- i
sideraba como la "única potencia soberana y legítima" del Brasil.
Ese poder le venía del tratado de Unión de 5 de diciembre de 1842
con el Supr.-. Consist.-, del Conde de Lages, secuela del Supr.-.
Consist.-, del Vizconde de Jequitiniíonha.
Э
* * • ;

El Gr.-. Or.-. del Brasil, al que se habían unido elementos dís- J


colos de todos estos nuevos cuerpos, instaló en tenida de 16 de di-í
ciembre de 1837 su Supr.-. Cons.-., y en la de 15 de enero de 1838 j
aprobó las bases concordadas y concluidas entre los plenipoten-í
ciarlos de los cuatro SSob.-. CCuerp.-. MMas.-. existentes para la ;
fusión general de la masonería brasilera, que, como otras veces, no i
se llevó a cabo porque cada uno de los Cuerpos quería tener la]
supremacía. •

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Como en no pocas otras ocasiones, la política traía al Orden
Masónico perturbado. Por doquier surgían nuevas obediencias, cu-
ya existencia llena de contradicciones tanto quebrantó la buena
marcha de la masonería brasilera. "Los vaivenes, reveses y alter-
nativas por que pasaron estos cuerpos masónicos irregulares es-
parcidos por el Brasil, y que para sostenerse cometieron todo gé-
nero de abusos, alejándose de los verdaderos principios de la Or-
den, lograron que la masonería se corrompiese y degenerara", dice
el historiador a quien venimos siguiendo. En esa época, añade, la
Orden, "con marcha tortuosa y anárquica, en lugar de servir los
intereses humanitarios y progresistas para los que fué creada, sir-
vió solamente al interés de los grandes, al interés de los políticos,
que especulaban con la masonería para que sus miembros les sir-
viesen de pedestal en las luchas electorales".
Nada hizo entonces la masonería brasilera, en efecto, por com-
batir la ignorancia, la superstición, el fanatismo; nada que pudiera
ser útil al pueblo. Faltaban hombres que encarnasen la pureza del
ideal masónico. .Se iniciaban los profanos con la mira puesta en la
conveniencia individual. La abnegación que se exige a los que abra-
zan los principios masónicos no podía pedirse a gentes desposeí-
das de todo ideal.
En este caos continuó la masonería en el Brasil, hasta el año
de 1863, en que unos cuantos hh.-. dignos emprendieron el trabajo
de restaurarla, lo que hubieran conseguido si no llegan a surgir
nuevos obstáculos.

* * *

El 16 de diciembre de 1863, las Logias "Caridad", "Comercio", i


"Silencio", "Diez y Ocho de Julio", "Filantropía y Orden", "Im- ;
parcialidad" y "Estrella de Río", se separaron del Gr.-. Or.-. del
Brasil, y aceptando las bases constitutivas compiladas por el h.-.
Dr. Joaquín Saldanha Marinho, se comprometieron a reorgani-
zarlo.
Estas logias formaron otro cuerpo superior intitulado Gr.-. Or.-.
del Brasil en el valle de los Benedictinos, nombre de la calle en
que funcionaba.
La lucha que comenzó entre ambos Grandes Orientes—el de

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Benedictinos y el de Lavradio—fué desesperada. No que se lu-
chara porprincipios ni por ideas que a los dos cuerpos masónicos
eran comunes, sino por el predominio de uno sobre otro. El de La-
vradio—llamábase así por el nombre de la calle en que estaba ins-
talado—apellidaba de irregular y falso al de Benedictinos, y éste
al de Lavradio, como si hubiese dos masonerías, una verdadera y
otra falsa, una buena y otra mala. Lo que podrá haber será ma-
sones que cumplan los fines de la Institución o los suyos propios ;
pero masonería no hay más que una sola.
¿A qué decir que la intriga, la calumnia y la cizaña eran las
armas con que combatía un cuerpo contra otro?

* **

En mayo de 1872 se intenta de nuevo una unión entre los ma-


sones brasileños; pero tampoco se logró.
Por las observaciones, experiencias e informaciones obtenidas
de buena fuente—dice el h.-. Goodall en una Memoria publicada
en 1869—sé que el trabajo en las logias del Brasil está muy lejos
de la perfección y que se han practicado muchas irregularidades,
que no deberían tolerarse, sino antes bien remediarse, por consti-
tuir serios obstáculos para los hh.-. que desean visitar aquel país...
El segundo y tercer grado son dados las más de las veces por
comunicación y de una manera tal que se asemeja más a una co-
media que a las serias lecciones que pretenden inculcar. Idéntica
observación puede hacerse sobre los altos grados, siendo raro en-
contrar un h.-. que pueda sujetarse a su examen, depositando toda
su confianza.en los diplomas y consiguientemente no comprendien-
do ni practicando los principios cardinales de la francmasonería...
Dígase, sin embargo, que los masones aparecieron unidos y
compactos en la campaña Contra los jesuítas y en la abolicionista,
que redimía a millones de esclavos.

* **

Por fin, en enero de 1883, vencidos los obstáculos que lo impe-


dían, se reunieron los cuerpos masónicos brasileros bajo la obedien-
cia del Gr.-. Or.-. llamado de Lavradio, excepción hecha de la Log.-.

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"Aurora Escocerá", que pretendió dar fuerza y vigor a los trabajos
del entorpecido Gr.-. Or.-. Brasilero.
En octubre de 1884, el pueblo masónico de Pernambuco proyec- ¡
taba, en Asamblea general, la fundación de su Gr.-. Or.-. al Norte ]
del Brasil, y en la misma tenida aprobaba las constituciones, eli- ;
giendo Gr.-. Maest.-. al Dr. José Mariano Carneiro da Cunha. j
En 1892, parte de las logias del Estado de San Paulo se consti-i
tuyeron también en Gr.-. Or.-. y Supr.-. Cons.-., y poco tiempo des-
pués hicieron lo mismo las del Estado de Río Grande do Sul.
Estas determinaciones autonómicas, si no afectaron a la bue-
na marcha de la masonería, demostraban, sin embargo, un espíritu
díscolo e independizante, incompatible con la evolución normal y
la disciplina de la Orden.
No obstante lo cual, la masonería florece en el Brasil, contando
cada día con mayor número de hh.-., que pasan ya de 25.000.
Un Dios en el cielo y un pueblo en la tierra, escribe Pace; tal
es la palabra del verdadero masón, que representa el renovar eter-
no de la gran batalla trabada entre la luz y las tinieblas, lo verda-
dero y lo falso, el bien y el mal.
** *

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HISTORIA CONCISA D E L A ADOPCIÓN
O MASONERÍA D E MUJERES

Quejábanse las mujeres, al comenzar la masonería reformada,


del porqué no se las admitía a trabajos, siendo así que tenían acce-
so a los templos de todas las religiones. Parecieron juiciosas las
quejas a los hermanos franceses, y de ahí vino que se creara la
llamada Masonería de adopción o Masonería de mujeres. Dice
Ragon que esta masonería "se debe a la galantería de los her-
manos franceses, que la crearon en 1730, modificada ventajosa-
mente después" (i).
Los ritos adoptados por la primera logia de mujeres no han
llegado hasta nosotros. La Biblioteca del Grande Oriente de Fran-
cia no posee ningún ejemplar, sea impreso, sea manuscrito. Acaso
esos ritos sirvieron de base a los actualmente en vigor. Los do-
cumentos que registra el Parfait Maçon, editado hacia 1725, se
refieren a los "Amusements Mystérieux".
Joge, Venerable titular de la Logia Capitular Areopagita de
San Juan, regularmente constituida bajo el título distintivo de
La Clemente Amistad, se expresaba en estos términos, en la Fies-
ta de Adopción celebrada el sexto día de la Luna de Thebet, año
de la Verdadera Luz, 5838; era vulgar, 22 de diciembre de 1838:
"Largo tiempo los misterios masónicos fueron patrimonio de los
hombres; pero desde hace un siglo más o menos—1736—, se in-
vitó a las mujeres a conocerlos bajo el título de hermanas". {An-
nuaire des loges, chapitre et Conseil de la Clemente Amitié; Pa-
ris, 1846.)
En 1737 se constituye la Orden del Paladio 0 Soberano Consejo
de la Sabiduría, en el que se invitaba a las damas a ingresar con
el título de Compañeras de Penèlope, "no exigiendo de ellas más
( i ) Manuel complet de la Maçonnerie d'Adoption ou Maçonnerie des
Dames, por J. M. R a g o n ; P a r i s , 1860. D i c e R a g o n , e n la pág. 102 de este
libro, q u e el autor d e e s t a "amable institución" ha p e r m a n e c i d o siempre in-
c ó g n i t o , si bien antes de 1 7 3 0 existieran logias de m u j e r e s , "bajo la d e n o -
m i n a c i ó n de Distracciones misteriosas". T a m b i é n Clavel afirma q u e esta
m a s o n e r í a "es e v i d e n t e m e n t e u n p r o d u c t o del espiritu francés".

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que talento, gracia, ingenio y el estudio de la lengua italiana, es
decir, de la del amor".
Ragon, que estudió este rito, dice que contenia dos grados:
el i.° bajo el titulo de la Adelfa, el 2° de Compañera de Ulises.
En 1738, mientras se fundaba en Ruán la Sociedad andrógina
de Chevalier Rameurs et des Dames Rameuses, con muy pobre
éxito, se instituía en Viena la Orden de los Mopsos—mopso =
perrillo—, en la que todos los miembros habían de ser católicos
romanos, pues se estableció para reunir a todos los que, siéndolo,
pertenecían a la Masonería, que acababa de ser excomulgada por
Clemente X I I .
Los mopsos admitieron a las mujeres a todas las dignidades,
salvo a la de Gran Maestre. Había en todas las Logias dos Maes-
tros o Grandes Mopsos, uno varón y otro hembra, de suerte que
cuando se iniciaba una mujer era siempre la Gran Mopsa y las
Vigilantas y oficialas las encargadas de la ceremonia. En la pági-
na 178 del Secret des Mo/'Jeí—Amsterdam, 1771—se habla de
una de las pruebas de iniciación por extremo inconveniente.
Ese mismo año de 1738 la Sallé, de la Comedia Francesa, es-
tableció la Orden de los Indiferentes.
Clavel—Histoire pittoresque de la Franc-Maçonnerie, página
390—dice que en 1740 se creó la Orden de la Libertad. Está en
un error. La sociedad andrógina secreta que lleva ese título se
organizó en 1743. (Véase L'Ordre de Franc-maçons trahi, pági-
na i ; Amsterdam, 1771.)
Ragon—loe. cit., págs. 129-133—habla extensamente de la
Orden de la Felicidad o de las "Félicitaires", inventada en París
en 1742, por el h.-. de Chambronnet y otros oficiales de Marina.
El año de 1744 se publicó en Bruselas un libro hoy ya muy
raro — La Francmaçonne, ou Révélations des mystères des Franc-
maçons—por Mme. Veuve * * *. Existe un ejemplar en Paris,
en la Biblioteca del Arsenal, núm. 18.374 del catálogo.
La Orden de Caballeros y Caballeras del Ancla, depuración de
la Orden del Navio, surgió en 1745, en los Estados Unidos de
Norteamérica.
En París, el 17 de agosto de 1747 fundó el caballero de Beau-
chaine la Ordre Androgyne de Feudeurs et des Feudeuses.
Hacia la mitad del siglo X V I I I existía en Bretaña la Ordre

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des Feuillants, о de las Dames Philéides, y en Paris la "herma-
frodita", о los Secretos de la Sublime Felicidad.
En 1752 se intenta establecer en America la Orden andrógina
de las Amazonas.
Hasta 1760 no se fijan definitivamente las fórmulas de la ma-
sonería de adopción. Los ritos se difunden por toda Europa. En
1762 aparece un volumen firmado por Philadelphie, bajo el título
de La vraie Maçonnerie de Adoption.
En 1766, bajo los auspicios de la Logia San Luis, al Or.-, de
Dieppe funcionaba la Logia de adopción La Felicidad.
Por esos años, desde luego antes de 1769, se establece en Ver-
salles una sociedad andrógina, cuyo formulario misterioso se ha
perdido, con el nombre de Orden de los caballeros y damas de la
Perseverancia. Tuvo por fundadores a la condesa polaca Azolins-
ka de Potoska, al conde de Brostoski, su compatriota, y al mar-
qués de Seignelay. Por cierto que la condesa hizo que su primo
Estanislao, rey de Polonia, entonces refugiado en Francia, ga-
rantizase la veracidad de una fábula candorosa. Era ésta la de
suponer que la tal Orden se había establecido en Polonia en épo-
ca muy remota y que había vivido sin interrupción en el mayor
secreto.
Sajonia vio nacer en 1770 la masonería andrógina de las Prin-
cesas de la Corona.
En 1771 la logia la Concordia abrió en Dijón una de mujeres,
y hacia 1774 se formaron logias de adopción en Alemania, Ho-
landa e Italia. "Carolina, reina de Ñapóles, la princesa de Orange
y de Nassau... presidieron sus trabajos". En el invierno de 1774
hubo en Nimega "una reunión de este género, presidida por la
princesa de Orange y por el príncipe de Waldeck. Lo mejor de
la nobleza holandesa asistió a la fiesta".
En 1775 se publica en La Haya un Manuel d'adoption, toman-
do esta Masonería una extensión considerable. En marzo de ese
año, "el marqués de Saisseval, ayudado de algunos hermanos, no
menos celosos que ilustres, formaron la Logia La Candeur, que
fué donde se honró más el rito de adopción".
Hay un libro. Esquisse des Travaux d'Adoption dirigés par
les Officiers de la Loge de la Candeur, depuis son établissement
à l'Orient de Paris, offerte le 8 mai 1778, a la serenísima her-

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mana duquesa de Borbón, Gran Maestra de la Orden de Franc-
masonas de adopción en Francia, a la Serenísima hermana du-
quesa de Chartres y a la serenísima hermana princesa de Lam-
balle.
La Candeur se estableció el 21 de marzo de 1775, contribuyen-
do a ello especialmente la marquesa de Courtebonne, la condesa
Carlota de Polignac, la condesa de Choiseul-Gouffier y la vizcon-
desa de Fandoas. La marquesa de Genlis, la condesa de Brienne,
la vizcondesa de Espinchal, la condesa de Cirrac y la condesa de
Ecquevilly fueron de las primeras iniciadas. Poco tiempo des-
pués vieron la luz la condesa de Boursonne, la marquesa de Ro-
chambeau, la marquesa de Lómenle, la condesa de Brassac, la
marquesa de Monteil, la condesa de Tréviéres, la marquesa de
Brehant y la marquesa de Montmort, "a cuyas virtudes privadas
masónicas corrían parejas".
El 25 de mayo de ese mismo año fué instalada con extraordi-
naria pompa, en calidad de Gran Maestra en la Logia San Anto-
nio, la duquesa de Borbón, ornando "los climas" la marquesa de
Clermont, la de Sabrán, la vizcondesa de Tavannes y las duquesas
de Luynes, Brancas y Caylus. El duque de Chartres presidia como
Gran Maestro.
En el banquete que el 1 2 de febrero de 1776 dieron las logias
de Burdeos al duque y duquesa de Chartres se sientan a la mesa
más de trescientas hermanas.
En 1777 reciben la luz en la Logia La Candeur, las condesas de
Montichenu, de la Blache, de Ailly y de Auvet, de Dessales, de
Bethisy, de Evreux, de Erlak y la marquesa de Havrincourt.
En 1778 se inician en la dicha Logia la condesa Jules de Ro-
chechourat, exaltándosela en la misma tenida a Compañera, y la
marquesa de Bercy. Este mismo año se crea la Orden de los Ca-
balleros y de las Ninfas de la Rosa.
Aparece en París y Londres, en 1779, La Vraie Maçonnerie
d'Adoption, del h.-. Guillemin de Saint-Víctor. Se funda bajo los
auspicios de la Gran Logia de Hamburgo una de adopción que
duró muy poco tiempo.
El 1 2 de enero de 1780 la logia El Contrato Social—de donde
saldrían a poco casi todos los jacobinos y revolucionarios—dio en
Wauxhall una gran fiesta para celebrar la convalecencia del duque

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de Chartres, que fué presidida por la h.-. princesa de Lambalie
y el h.-. abate Bertolio. Ese año fueron recibidas masonas las
vizcondesas de Afry y Narbonne y la condesa de Mailly.
En Alemania surge la Orden de la Manzana Verde, especie
de Masonería andrógina, que tuvo en Francia sus adeptos.
La duquesa de Chartres fué elegida en 1781 Gran Maestra
de la logia El Contrato Social, madre de la Adopción escocesa.
Robineau hizo en esta ocasión estrofas galantes que pueden verse
en la Historia General de la Masonería, de Danton—Barcelona,
Gracia, 1882:

A m o u r ne cherche plus se m e r e
a u x champs d e Guide o u de P a p h o s :
V é n u s abandonne Cythère
pour prendre part à n o s travaux.

La Madre Logia del Rito Escocés filosófico o Logia de El


Contrato Social, mandó decir en San Eustaquio una misa después
del nacimiento del Delfín. La Princesa de Lambalie y un gran
mimerò de damas de la Corte asistieron.
En La Chaîne d'Union—octubre de 1887, pág- 436—leemos:
"1782 ; Cagliostro funda en Lyon la Log.-, de adopción La Sages-
se Triumphante, que llegó a ser famosa, y en la que, como en
el Rito Egipcio, se admitían las mujeres en el mismo pie de
igualdad".
La Log.-. Felicidad, al Or.-. de Dieppe, tenía por Gr.-. Maestra,
en 1783, a la h.-. de Houssaye y por Gr.-. Inspectora a la marque-
sa de Pardieu, y ese ano ven la luz en ella la duquesa de Brissac,
Adela de Nivernois, la señorita de la Chausée, la señora de Cha-
bannes y la condesa de Caumont. La Logia fué visitada por la
princesa de Borbón.
En 1784 la log.-. Le Val d'Amour se anexiona su taller feme-
nino. La Ordre des Chevaliers et Chevalières de la Colombe, fun-
dada este mismo año en Versalles, tiene vida efímera.
Con la mayor parte de las componentes de la Logia La Can-
deur constituye Cagliostro la Isis. ¡ Y toda^ estas damas, lo más
alto de la nobleza de Francia, aceptan por Gran Sacerdotisa a
Lorenza Feliciani, y el príncipe de Montmorency-Luxembourg no

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tiene inconveniente en pasar por Gran Maestre Protector del
Rito.
En 1785 la logia simbólica San Luis, al Or.-. de Caen, auspicia
una de mujeres que tiene por Gran Maestra a la duquesa de Har-
court, y entre sus miembros se cuentan las condesas de Blangis,
de Briqueville, de Lestre, de Beaufourt, de Coutance, de Perrin,
de Beyerlé, de la Vállete, de Pestaloggy, de Saint-Fieffe, baro-
nesa de Gemingolt, vizcondesas de Nédonchelle, de Mathan, de
la Pigacière y marquesas de Molans, de Briqueville y de Boutil-
lier.
El cuadro lógico de la Logia La Felicidad, al Or.-. de Dniep-
pe, correspondiente a 1786, inscribe a las condesas de Caumont,
de Pardieu, de Canouville, de Saint-Pierre de Pontearré, a la
duquesa de Cossé-Brisac y a la baronesa de Beaumont.
En 1787, S. A. R. la duquesa de Brunswick, hermana del rey
de los Países Bajos, se hizo recibir en la Logia de las Mopsas es-
tablecida en el Palacio de Los.
Dos Logias de Praga intentan introducir la masonería de adop-
ción.
Se funda en 1787 también la Masonería Adonizamita, por et
barón de Tschoudi, compuesta de trece grados. El rito andrógino
adoniramita todavía se practica en los Estados Unidos.
El Recueil de Discours et Poésies Maçonniques de la Loge de
la Douce Union, editado en 1788, contiene un discurso de la h.-.
Thiberge, Gran Maestra, en el que se lee: "No me detendré a
forjar una apología de nuestra Orden, ni a lavarla de las incul-
paciones, de la prevención y de la animosidad de sus detractores.
Una institución cuyo objeto no es otro que inspirar amor a la
virtud y odio al vicio; una institución que da lugar a reuniones
donde los decretos celestes, el poder real, la decencia pública son
igualmente respetados; donde la belleza incipiente y débil aún
puede presentarse y participar sin enrojecer en distracciones que
la prudencia de una madre acataría; una semejante institución,
lejos de ser reprensible, es, sin duda, una obra maestra de sabi-
duría..."
Los acontecimientos de 1789 ocasionaron la clausura de los
Talleres, así masculinos como femeninos. La princesa de Lam-
balle fué decapitada por su adhesión a María Antonieta.

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Catalina I L emperatriz de Rusia, afiliada a la Logia Clio, y
que había protegido de todos modos a la Masonería, se vio obli-
gada, en 1794, a cerrar los,talleres en sus Estados, enterada de
que se transformaban en clubs políticos.
En la Biblioteca del Grande Oriente francés se encuentra la
Echelle tracée des travaux de l'Assemblée d'Adoption de la Loge
l'Amitié, al Or.-, de Paris, el 9 Ventoso del año V i l i .
Al finalizar el siglo X V I I I se establecen en la Carolina del
Sur las Female Lodges.
En 1800 registramos un manuscrito, de autor desconocido. La
Felicité ou Maçonnerie des Dames, dividida en cuatro grados:
aprendiza, compañera, maestra y escocesa.
En 1802 el h.-. Abraham canta en el banquete de adopción
de la Log.-. Des Elèves de la Nature:

P o u r obéir a la N a t u r e ,
et pour obéir à n o s cœurs,
d a n s la divine A r c h i t e c t u r e
v e n e z v o u s instruire m e s s œ u r s . . .

Leo Taxil reproduce en Y a-t-il des Femmes dans la Maçon-


nerie—págs. 19-34—el proceso verbal de la fiesta de adopción
dada en 1803 en la Log.-. La Verdadera Reunión, al Or.-, de Pa-
rís, después de la iniciación de la h.-. Cariota Felicidad Huet.
En ella la duquesa de Vaudemont produjo en los corazones
de los hh.-. y de las hh.-: :

L e f f e t q u e la tendre rosée
le matin, produit s u r les fleurs.

La emperatriz Josefina fué recibida en la Masonería en 1805,


y en ese mismo año asistía a la iniciación de una de sus damas
de honor, Felicidad de Canisy.
El 4 de marzo de 1807 la Log.-, de Santa Carolina, al Or.-, de
París, celebró una tenida espléndida, presidida por la duquesa de
Vaudemont. Esta logia celebraba una vez cada año sus trabajos
de adopción, donde se encontraba "la etiqueta de la Corte junto a
la elegancia y a la cortesía francesa más exquisita". Clavel—/oc.
cit, pág. 113—dice que al baile que siguió al banquete asistieron

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las princesas de Carignan y las condesas de Girardin, Roncherol-
les, Montchenu, Narbonne, de Croix-Mard, de Bondy, de la Ferté-
Mun, de Arabrugeac, etc., muchas de las que figuraban en las Lo-
gias antes de la Revolución.
En la Log.-. Santa Carolina estaban inscritas las damas más
linajudas. Ni la Revolución las había escarmentado.
La Orden de los Caballeros y Damas Filocoreitas o Amantes
del Placer se establece el 25 de diciembre de 1808, en un campa-
mento francés, ante Orense, por oficiales jóvenes. Los motivos
de la institución de esta caballería andrógina se encuentran indi-
cados en este pasaje del discurso del orador pronunciado en 1808
con motivo de la recepción de algunas damas y caballeros: "No
venimos a iniciarnos hoy en unos misterios que no tenemos. Si
el aparato pomposo con que os hemos hecibido, si las pruebas que
os hicimos sufrir han podido haceros creer un instante que tenía-
mos un secreto, desengañaros.
"Reunidos por gusto, nuestro fin es embellecer nuestra exis-
tencia, tomando por regla de nuestra conducta estas palabras sa-
gradas: Honor, Alegría, Delicadeza..., y el de proteger la belleza
y la inocencia formando entre las damas y nosotros una alianza
eterna, cimentada por la más pura amistad."
Las fórmulas de la recepción nos son desconocidas; su secre-
to parece haber sido seriamente guardado.
Un folleto publicado en 1808—Le Régulateur portatif de la
•Maçonnerie d'Adoption—indicaba los trabajos de estas Logias.
En 1810 crea el h.-. De Mangourit el Rito del Soberano Capí-
tulo Metropolitano de las Damas Escocesas de Francia, del Hos-
picio de París, Colina del Monte Thabor, adjudicándose el título
de general en jefe de ellas, con la h.-. Josefina de Richepanse,
como Gran Maestra Soberana Adjunta. Clavel dice—/oc. cit., pá-
gina 118—que la señora de Carondelet fué también Gran Maes-
tra.
Habia en este rito pequeños y grandes misterios, a saber:

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Pequeños misterios :

1. Aprendiz. )
2. C o m p a ñ e r a . > R i t o azul o r d i n a r i o .
3. Maestra, )
4. Novicia masona. ) ,
^ _ . ,. , > Rito escoces filosofico-
5. C o m p a n e r a discreta.

Grandes misterios :

6. M a e s t r a adonaita.
Capitulo de perfección.
7. M a e s t r a m o r a l i s t a .

Esta asociación se extingue en 1828, a la muerte de su fun-


dador.
Encontramos en el Nécessaire Maçonnique d'Adoption à l'usa-
ge des dames, de 1817, estas palabras: " L a Masonería de señoras,
llamada de Adopción, no está hoy extendida en Francia como en
otro tiempo ; sin embargo, tiene su utilidad, como la de los hom-
bres, pues su objeto es el mismo."
El 1 7 de marzo de 1818 la Log.-. El honor y la franqueza, al
Or.-. de Perigueux, celebró en el templo de los Amigos Reunidos
una tenida de adopción. El mallete fué confiado a la h.-. barone-
sa de Danglas, iniciándose las también baronesas de Armagnac
y de Dazard.
Ese año "muchas damas de este Or.-. que han pertenecido a
diversas Logs.-. de Adopción y que dirigieron siempre los traba-
jos con sabiduría, acaban de votar, bajo la presidencia de la Muy
Ilustre Gr.-. Maestra, la marquesa de Villete, la formación de una
Gr.-. Log.-. Escocesa de Adopción."
Los mizrainitas, para salir del ostracismo a que los había
arrastrado su irregularidad, ofrecen en enero de 1819 una gran
fiesta a las hh.-. Por cierto que contestando a los discursos ga-
lantes de los hh.-. aparecen una Muy Ilustre h.-. Ester Salvador y
la condesa de Fouchécourt, que responde con una "gracia y una
delicadeza" exquisitas. En esa fiesta se inició la profana Rosalía
Vambone, joven dotada de todas las gracias que puede adjudicar
la Naturaleza.
La log.-. Bella y Buena da el 9 de febrero de 1819 una fiesta de
adopción brillantísima en la que discurseó la marquesa de Villette,
Teresa Desmares ; acompañándose al arpa, cantó los versos de j

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la Visión de Jacob a Bethel, compuestos por el h.-. Chemin-Du-
pontes, y la h.-. Duchesnois recitó los de Marmontel en honor de
Voltaire. El día 17 del mismo mes, presidida por la h.-. De la
Rochefoucauld, la h.-. Duchesnois y el h.-. Taima recitaron una
de las más bellas escenas del Edipo, del h.-. Voltaire.
Ragon menciona una fiesta de adopción dada en febrero de
1825, en la Log.-. Ea Buena Fe, al Or.-. de Saint-Germain-en-
Laye.
En 1826 el duque de Choiseul y la condesa de Curnieu presi-
den la Log.-, de adopción de La Clemente Amistad, al Or.-. de
París. Pero entre las fiestas de adopción más célebres, de las que
tuvieron lugar bajo el reinado de Carlos X, se cita la de la Log.-.
La Clemente Amistad, celebrada el 29 día de la Luna de Veadar
5827. A ella asisten el duque de Choiseul, el conde de Muraire,
Clavel y otros, en calidad de visitadores, y se inicia la profana
Josefina María Mara. Otra fiesta que en nada desdice de ésta
se da el 22 de agosto de 1829, por la Log.-. Les Amis Fideles, al
Or.-. de París.
En 1831 es nombrada la Reina Adelaida de Inglaterra pa-
trona de la escuela de hijas de masones.
Pasan algunos años sin que la masonería femenina dé señales
de vida. Sólo en 1843 se registra una tenida fúnebre, en recuerdo
de las víctimas de la Isla de Guadalupe, en la Log.-. La Reunion
Intime, al Or.-. de Bemay. En ella intervienen las hh.-. Puel, Bar-
din, Osmont y Julia de la Bretonnière.
En el Almanach de la Francmaçonnerie para 1844, el h.-. Bè-
gue Clavel indica a la h.-. Gabriela Pernet como Gran Maestra de
Logia de Adopción Mizraimita.
En Alemania las fiestas de adopción "se multiplican".
Sin embargo, al menos en Francia, su cuna, la masonería de
adopción decae.
En la Unión Americana, los Odd Fellows deciden, el 20 de
septiembre de 1851, admitir, con el título de Rebeca, a las mujeres
en su Orden.
El 26 de enero de 1852 la masonería de Mizraim da en París
una fiesta de adopción seguida de un baile. La ceremonia fué di-
rigida por la h.-. Plocq de Berthier, Gran Maestra, esposa del h.-.

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conde Berthier, coronel del Imperio, pariente del principe de
Neufchâtel.
Cuatro mil personas tomaron parte en el baile dado bajo los
auspicios del Gr.-. Or.-. francés el 3 1 de enero de 1852, y al que
asistió el nuevo Gr.-. Maes.-. principe Luciano Murat. Entre las
muchas damas que honraron la fiesta figuraban la señora de Chas-
siron, nacida Luciano Murat, y la señora de Briadell, nacida Cas-
sabianca. El príncipe Luis Napoleón, presidente de la República,
envió al Gr.-. Maes.-. una suma importante para gastos.
Se celebran ese mismo año por las Ld.-. La Fraternidad de los
pueblos y Los Amigos de la Paz, al Or.-. de París, fiestas de adop-
ción que ya no revisten la importancia de las anteriormente con-
signadas.
El 3 de agosto de 1853 se celebra "en el admirable jardín de
Mabille" una fiesta masónica a la que asisten las LL.-. del mito
de Mizrain, con la h.-. Plocq de Berthier, Gran Maestra, a la ca-
beza.
El 12 de noviembre de ese año la señora César Moreau fué
nombrada Gran Maestra de la Masonería de Adopción por la Lo-
gia del Gr.-. Or.-. La Jérusalem de los Valles Egipcios.
En sus Etudes historiques et philosophiques sur la Franc-Ma-
çonnerie et sur les Loges d'Adoption—Paris, 1854—el h.-. J . S.
Boubée pretendía—págs. 229-239—que los talleres de adopción
eran escuelas de perfeccionamiento "donde se va a olvidar el
mundo y sus frivolidades, para respirar el perfume de una ver-
dadera independencia. Es en las Logias de Adopción donde la
mujer se aproxima más a la Divinidad".
En los comienzos de 1855 muere en Pau la h.-. César Moreau,
a la que se rinden grandes honores fúnebres masónicos. Las
Gr.-. Maes.-. Plocq de Berthier y Victorina Hénon conservan suS:
malletes, y Dechevaux Dumesnil escribía: "Nous aurons nous
jours de fêtes, nos agapes maçonniques", que comparaba con
los de los cristianos, y donde decía él: "los hombres y las muje-
res de progreso y de amor se estrechan las manos con efusión
respetuosa y cambian, a los sones de las arpas y de los cánticos,
el beso fraternal y el juramento puro y fiel de amarse siempre".
En Turquía, según ese año informa la Gaceta de Trieste, las
mujeres asisten sin velo a los banquetes de las Logias.

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El h.-. Morris inventa y establece un rito americano de adop-
ción en cinco grados, llamado la Orden de la Estrella de Oriente
—grado Hija de Jephté o grado de hija; 2.°, Ruth, o grado
de viuda; 3.° Esther, o grado de esposa; 4 . ° Martha, o grado de
hermana, y 5.° Electro, o grado de mártir cristiana.
Hay también en los Estados Unidos una Masonería andrógina
de adopción—A Eexicon of Freemasonry, etc., por Alberto G.
Mackey ; segunda ed. ; Londres, 1883 ; págs. 378-379—^cuyo pri-
mer grado es el de La mujer del masón; el segundo. La heroína
de Jericó, y el tercero. La Buena Samaritana.
La muerte de Miguel Bedarride, creador del Rito de Mizrain,
ocurrida el 9 de febrero de 1856, da ocasión a la h.-. Plocq de
Berthier para presidir "una pompa fúnebre religiosa y grandiosa"
en honor del difunto. Sin embargo, la ausencia de mujeres esco-
gidas es ya característica en la Masonería de adopción.
En fiestas, con banquete y baile, intervienen algunas hh.-. du-
rante los años 1857 y 1858: "nos soeurs s'associèrent de cœur a
nos travaux", se lee en las actas de algunos talleres. Pero dígase
con verdad que ni las fiestas ni las damas estaban a la altura de
las damas y de las fiestas precedentes.
En Le Franc-Maçon de septiembre de 1859—págs. 68-70—, la
h.-. Carolina Koening defiende la masonería de adopción.
En 1 8 6 0 se publica el libro de Ragon sobre la masonería de
mujeres, que es, sin duda, el más perfecto y completo que existe
y del que todos los demás están copiados.
En 1861 se imprime en Francia el último Rituel de l'Ordre des
Mopses.
La princesa María Studolmina Bonaparte, hija de Leticia Bo-
naparte, casó en febrero de 1863 con Urbano Raíazzi. Fué Sobe-
rana Gran Maestra de la Masonería de Adopción, ya en deca-
dencia franca.
El 29 de julio de ese año, la Log.-, escocesa Osiris se reúne en
tenida de adopción en el Elíseo Ménilmontant, iniciándose, bajo
la presidencia de la h.-. Billard, "cinco jóvenes, señoras y seño-
ritas".
En junio de 1865 la masonería de Rúan ofrece una fiesta a
la h.-. Lebreton. "Un gran número de damas tomaron parte."
Más de sesenta hh.-. asisten el 15 de julio de 1866 a la inau-

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guración del nuevo templo El Triángulo Sagrado, al Or.-. de Cor-
beil. Una comunicación del h.-. Gozon, al Or.-. de Nantes, a Le
Monde Maçonnique—octubre de 1866, págs. 348 y sig.—hablaba
de que este último quería organizar una log.-, de mujeres, para la
que contaba con hh.-. mizrainitas, estimando que una fundación
de este género "sería un paso de gigante dado en la vía del pro-
greso humanitario". ¿Cuándo nos curaremos de la gran palabre-
ría y de la mala literatura ?
La log.-. El Abrigo del Pensador, al Or.-. de la Tour du Pin
—departamento de Isére—da en 27 de octubre de 1867 una fiesta
de adopción de la que dice el secretario en La Chaine d'Union—di-
ciembre de 1867, págs. 563-64—que "a pesar de las mesnadas cle-
ricales, nuestro templo era demasiado pequeño para recibir a se-
senta señoras, lo que representa mucho para esta ciudad tan corta
en habitantes".
A solicitud de la h.-. Julia Caracciolo, condesa Cigala, el h.-.
Garibaldi envía a la Log.-. Los defensores de la Unidad Masóni-
ca una carta para felicitar a los hh.-. por la apertura de este Ta-
ller—Le Monde Maçonnique, octubre de 1867, pág. 339.
Va tomando por este tiempo la Masonería en Francia un tono
francamente anticlerical y combativo que no le es propio. La ma-
sonería, no nos cansaremos de decirlo, es profundamente religio-
sa. Podrá no estar de acuerdo con las Iglesias, pero de hecho lo
está con las esencias que han servido a la formación y desarrollo
de ellas. Todo el conato de la masonería reside en buscar a Dios
y vivir en él. Ni más ni menos que el de las religiones. Que haya
que desenterrar a Cristo, por ejemplo, de entre los escombros ecle-
siasticistas, no puede caber duda para los verdaderos cristianos.
Pero el que los sacerdotes hayan desnaturalizado, hasta cierto
punto, las religiones, no quiere decir que éstas pierdan su virtuali-
dad esencial.
La Masonería, decía el h.-. Kenning al comenzar el año 1870.
en Tke Freemason, se convierte en Francia en atea y revolucio-
naria. El h.-. Dechevaux-Dumesnil convenía en lo mismo, com-
probando que los viejos masones se veían obligados a ceder al
empuje de los hh.-. librepensadores. Hasta en las puras y amables
logias de adopción, añadía, se deja sentir el influjo de los libre-
pensadores y librepredicadores.

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Le monde maçonnique—mayo de 1870, págs. 18 y 19—nos in-
forma de que las cuestiones propuestas en el Congreso masónico
de las Logias del Oeste, celebrado en Poitiers el 22 de mayo de
ese mismo año, fueron:
I." Influencia de la confesión sobre las mujeres.
2.» El fanatismo religioso y el político son los principales
proveedores de los asilos de alienados.
El Imperio se desfonda y una revolución estalla. De los once
miembros del Gobierno de Defensa Nacional, instalado el 4 de
septiembre en París, nueve son masones—Arago, Crémieux, Favre,
Gambetta, Garnier, Pages, Glais-Bizoin, Picard, Pelletan, Roche-
fort y Julio Simón^—y Julio Ferry, otro de ellos, se iniciará el 8
de julio de 1875, con Littré y Chavée, en la Log.-. La Clemente
Amistad, al Or.-. de París.
El Masonic Trowel, de Springfield, Estados Unidos, nos in-
forma ese año de 1870 de la popularidad creciente de la Eastern
Star, Orden de la Estrella de Orientç.
Adolfo Thiers, caballero Kadosch, grado 30, fué a quien, en '
1871, eligieron los franceses presidente de la República. Se trata
entonces de que la instrucción se laicice, y sobre todo, de eman-
cipar a la mujer de la tutela religiosa.
En La Chaine d'Union, de agosto-septiembre de 1873, leemos
que la Sociedad de Damas humanitarias, al Or.-. de Saint-Denis,
celebró una interesante tenida.
En Der Zirkel, de Viena—número del 15 de diciembre de
1873—se trata en un artículo de la cuestión de si pueden las mu-
jeres tomar parte en los misterios de la francmasonería. El autor
responde en sentido negativo.
El Boletín de la Masonería Simbólica del Gr.-. Or.-. de Espa-
ña—número del 15 de diciembre de 1873—registra que el 18 de
noviembre precedente cuatro lovetones habían recibido el bautis-
mo masónico en la Log.-. Capitular Lealtad, al Or.-. de Barcelona,
en presencia de gran número de señoras.
A la Liga de la Enseñanza, que animaba el h.-. Juan Macé,
pertenecían, en calidad de directoras de las escuelas profesionales
presididas por madame Julia Simón, muchas esposas de francma-
sones. Se trataba de luchar contra "el oscurantismo y la ignoran-

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eia". Sin embargo, apenas existian logias de adopción, y las que
existían, pobres en número y no muy estimables en calidad.
Huysmans, en unos folletones del Gil Blas, habló del tráfico
sacrilego de hostias consagradas, atribuyendo a las hh.-. el comul-
gar con ese propósito. Nos parece un tanto pueril todo esto.
Taxil recoge la noticia de que durante veinticinco años existió
en Agen una asociación satánica que consumió, para mancillarlas,
tres mil ciento veinte hostias. ¡ Pero quién hace caso de este gran
farsante !
En 1875, La Chaine d'Union menciona una Log.-, de mujeres
fundada al Or.-. de Saint-Denis.
En Inglaterra se discute la admisión de las mujeres en la ma-
sonería, pero todas las opiniones son desfavorables.
Por contracambio, el Gr.-. Or.-. Unido y Sup.-. Cons.-. del Bra-
sil, valle de los Benedictinos, "admite las mujeres en sus tenidas
solemnes y autoriza la creación de logias especialmente afectadas a
los trabajos de las señoras, según los estatutos de la Masonería
andrógina".
* * *
(Continuará)

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SECCIÓN 3."

D O C U M E N T O S PARA L A HISTORIA D E L A
MASONERÍA EN ESPAÑA

I. DELACIÓN HECHA ANTE EL SANTO OFICIO, CONTRA M R . BANEC


Y ANTONIO DE ROSELLÓN, POR SER MASONES

Año 1746. (Delación y Suspensión de diligencias)

"En el Sto offo de la Inquisn de Toledo a diez y nueve dias


del mes de Abril de mil setecientos y quarenta y seis años, estan-
do en su Audienza de la mañana el Sor Dn Juan de Muztes. In-
quisr q. asiste solo, entró en ella el Portero de Cámara y dijo
que un ecclesco estava en la Portería y que quería Auda y sién-
dole mandado entrar y aviendosele recivido Juramento in Verbo
Sacerdotis q. hizo tacto pectore prometió decir verdad y guardar
secreto le fué preguntado : De donde es natural que edad y estado
tiene y para que ha pedido auda y como se llama: Dijo se llama
Dn Joachin Pareja, nati, de la Villa de Olías, de estado sacerdote
y de edad veinte y siete años y que ha pedido auda para deponer
un escrúpulo que es el siguiente: Que aviendo ido con el Srmo
Sro Infante Dn Felipe a Italia, en compañía del Duque de Santo
Gemini, conde de Priego, Capitan de Guardias de Corps de
S. A. aviendo pasado en Antivo de Francia se detubieron alli
algunos meses y en este tiempo el declarante tomó amistad con
un criado que servía de Ayuda de Cámara a Dn Cenon de So-
modeville, Marqes de la Ensenada con qn regularmente se pa-
seaba y un día de aquel verano siendo por la tarde, aviendo el
declarante buscado al dcho Ayuda de Cámara para irse a pasear
como otras veces él le dijo : tengo q. hacer, suba V. m. conmigo y
estando en la pieza donde tenía los cofres y equipage de su Amo
le empezó a mostrar los vestidos y otras ropas primorosas q. avian
traído a su Amo de Paris, y ablando de las grandezas de aquella

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Corte y de las cosas especiales que en ella havia le dijo que se
avia formado una congregación o asamblea que llamaban de los
francmasones y que aunque en un concurso hubiese mil personas
y entre ellas solo quarenta o cinqta. francmasones se conocian
unos a otros aunq. no se hubiesen visto y que Monsiur Banec
q. le parece al declarante es Theniente Coronel o Coronel no save
si de infantria. o Caballería ni de q. nación es y q. aviendolo visto
algunas veces el q. declara se acuerda es un hombre muy alto
como de quarenta años, con el motivo de ir a jugar a casa de la
Marqsa de Ariza de qn el declarante avía sido Page antes de pa-
sar a Italia estaba incluido el dcho Monsiur Banec en la Congre-
gación de Francmasones, porque aviendo estado en París y con-
curriendo a muchos festines y Saraos lo hicieron entrar en ella
en que también avia muchas personas principales de París y de
otros paises, y que no save el declarante de donde le vino la noti-
zia al Ayuda de Cámara de que Monsiur Banec era francmasón
aunq. lo pudo saver muy bien por q. en aquel tiempo le servia
de Ayuda de Cámara al dcho Banec, estando con el en París.
Itten depone que continuando la combersacion le parece (porq. en
esto no ha podido hacer puntual mema.) que el referido Ayuda
de Cámara le dijo que a el le avia llevado su Amo Monsieur Banec
a una de las congregaciones o asambleas y también duda si le
dijo que su Amo le avia costeado la entrada y que no se acuerda
de mas por el mucho tpo. q. ha pasado esta combersacion pero
si se acuerda q. preguntándole el declarante que contenía o a que
se reducía la congregación de francmasones, le respondió que hera
una cosa marabillosa y un secreto tal que no se podía revelar
sino es a otro q. fuese francmasón y el declarante no tubo mas
combersacion con el suso dcho ni ha oido ablar de la referida
congregon no habiendo hecho aprecio de lo que oyó al Ayuda
de Cámara creyendo era alguna congregación como las q. ay en
España en las cofradías y asi se mantubo en su buena fe hasta
abrá quatro dias q. estando en su casa en Olías, en combersazión
con su thio el Pe Fr. Alonso de Sto Thomas, Difinor del Carmeit
descalzo le oyó decir que esta Congregon de francmasones hera
una secta infernal y estava fuertemente prohibida por una Bulla
novissima y con esta especie hizo el declarante memoria de lo
q. avia pasado en Antivo y viniéndose a esta ciudad, procuró salir

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del escrúpulo corno lo ha ejecutado. Y que las señas personales ,
del Ayuda de Cámara de q. ha ablado son estas, su nombre es ]
Dn Antonio de Rosillin o Rosellón, no save de q. nación, abla muy i
claro español y francés, aunq. no tan bien, bastantemente alto, j
blanco y trahia pelo propio en esta ocasión rizado y peinado a ]
la moda, de buena disposizon y le parece que será de treinta a l
treinta y cinco años, y cree está todavía sirviendo a dho Marqués ?
de la Ensenada porque aviendo ido el año pasado los cocheros ¡
de dho Marqués a dar verde a las muías a la Villa de Olías les i
preguntó el declarante por dho Dn Antonio y por el Page de bolssa j
su amigo y respondieron q. estaban buenos de que infiere se man- j
tiene en casa de dho Marqes. y que para esto ha pedido Audien- i
zia en que ha dho la verdad so cargo de su juramto en q. se l
afirma y ratifica y lo firmó de q. certifico.—Dn Joachin Pareja— ;
Dn Manuel del Valle Miranda fo." !

M. J. S. 1
El Inqor fiscal ha visto las anteriores diligencias hechas por de- |
lacion de Dn Joachin Pareja, Presbo. natural de la Villa de Olías j
en que testificaba de Franc-masones a Monsiur Banec cuia nación i
se ignora y a Dn Antonio de Rosillin o Rosellón: Y respecto de •
ser sola esta testificación y no haber resultado esta cosa de la re- i
corrección gral de registros contra los referidos, parece podrá sus- •
penderse esta sumaria y mandar ponerla con el legajo y letra co- i
rrespondiente por si en lo futuro ocurriese nuevo motivo para su •
prosecución. Secreto de la Inqon de Toledo y Henero 8 de 1748.— l
Lizdo Valle.— j
(Arch. Histórico Nacional. Inquisición de Toledo. Legajo nú- \
mero 108. Doc. i.) , j
í

II. REAL DECRETO DE FERNANDO V I CONTRA LOS FRANCMASONES:

2 de julio de 1 7 5 1 . (Decreto. Edicto, y Publicación.)

R E A L DECRETO ;
í
^'Hallándome ynformado de que la Imbención de los que se i
llaman Francmasones es sospechosa a la Religión y al Estado y '

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que como tal esta prohibida por la Santa Sede debajo de exco­
munión y también por las Leyes de estos Reynos que impiden las
Congregaciones de muchedumbre no constando sus fines e ynstitu-
tos a su soberano: He resuelto attajar tan grabes yncombenientes
con toda mi autthoridad y en su consequencia prohibo en todos
mis Reynos las Congregaciones de los Franc-Masones debajo de
la pena de mi Real yndignación y las demás que tubiere por Com-
beniente imponer a los que incurrieren en esta Culpa, y mando
al Consejo que haga publicar esta prohibición por editto en todos
mis Reynos encargando en su observancia el Celo de los Inten­
dentes, Corregidores y Justicias aseguren a los Contrabentores
dándoseme quenta de los que fueren por medio del mismo Consejo
para que sufran las penas que merezca el escarmiento en ynteli-
gencia de que he prebenido a los Capitanes generales, a los Go­
bernadores y Plazas, Gefes, Militares e Yntendentes de mis Eger-
citos y Armada Nabal, hagan notoria y celen la citada prohibi­
ción imponiendo a qualquiera oficial o Yndibiduo de su Jurisdi-
ción mezclado o que se mezclare en esta Congregación, la pena de
pribarle y arrojarle de su empleo con ignominia. Tendrase enten­
dido en el Consejo y dispondrá su cumplimiento en la parte que
le toca. En Aranjuez a dos de Jullio de mili settecientos cinquentta
y uno.—Al Obispo Gobernador del Consejo.
Copia del Real Decreto de S. M. de donde se sacó que aora que­
da en mi poder para pasar al Archibo del Consejo de que Certifico.
Y para remitirla al Gobernador de la Sala de Alcaldes de esta
Villa lo firmé en Madrid a siette de Jullio de mili settecienttos cin-
quenta y uno.—Joseph Anttonio de Yarza."

OFICIO

"Paso a manos de V. S. de orden del Consejo la copia adjunta


del Real Decreto que S. M. ha mandado expedir prohiviendo en
estos Reynos las Congregaciones de los que llaman Franc-Masones
a fin de que haciéndole presente a la Sala disponga su publicación
en esta Cortte como lo tiene acordado en la forma acostumbrada
para que tenga entero Cumplimto lo resueltto por S. M. Dios
gde a V. S. mos aos como deseo. Madrid JulHo 7 de 1751. Joseph
Anttonio de Yarza.—Sr dn Pedro Colon y Larreategui."

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DOCUMENTOS PARA LA HISTORIA DE LA MASONERÍA 109

AUTO

"En la Villa de Madrid a ocho de juUio de mil settecienttos


cinquentta y uno; Los ssres Dn Pedro Colón de Larreategui, del
couso de S. M. en el Suppmo de Castilla y Alcaldes de su Real
Casa y Cortte estando haciendo Audiencia en la Carzel real de
ella, Mandaron que en conformidad del Rl Decreto de S. M. re-
mitido de orden del Conso con Papel de dn Jph Antto de Yarza
su sno de camra y de Govno de el, prohiviendo las congregaciones
de los que llaman Franc-Masones, se guarde, cumpla, y egecufte
y en su consequencia se forme el editto que por el se previene
para su publicación en las parttes publicas de estta corte y lo se-
ñalaron.—Colon (siguen varias rúbricas)."

EDICTO

"Manda el Rey nuestro Señor y en su Rl Nombre los Alcaldes


de Casa y Cortte que en consequencia de hallarse Ynformado
S. M. de que la invención de los que llaman Franc-Masones es
sospechosa a la Religión y al Estado y que íbmo tal está prohibida
por la Santa Sede, vajo de excomunión y tamvien por las Leyes
de estos Reynos que impiden las Congregaciones de muchedumbre
no constando los fines de sus ynstitutos a su Soberano; y deseando
atajar tan graves inconvenientes, desde luego prohive S. M. en
todos sus Reynos, las Congregaciones de los Franc-Masones, de-
bajo de la Pena, de su Rl indignación y de las demás que tubiere
por combeniente imponer, llamando al Consejo haga publicar esta
prohivición por edicttos en estos Reynos con encargo de su obser-
vancia a los Yntendentes Corregidores y Justicias a fin de que
aseguren a los Contraventores, dándose cuenta a S. M. de lo que
fueren, por medio del mismo Consejo para que sufran las Penas
que merezca el escarmiento en intteligencia de que se ha preveni-
do de esta Real resolución, a los Capitanes Generales, a los Gober-
nadores, y Plazas, Gefes, Militares, e Intendenttes de los Eger-
citos y Armada Nabal, hagan notoria y celen la citada prohivi-
ción, imponiendo a qualquier oficial o individuo de su jurisdic-
ción mezclado o que se mezclare en esta Congregación la pena de
privarle y arrojarle de su empleo con ignominia: Lo que se manda

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publicar por este edicto para que llegue a noticia de todos y no
puedan alegar ignorancia y que para su mayor observancia y no-
toriedad, después de publicado en los parages acostumbrados de
esta Corte se figen Copias authorizadas del Srio de Govierno de
la Sala en los mismos mismos parages públicos y demás que se
acostumbran: Y lo señalaron en Madrid a ocho de jullio de mili
settecienttos y cinquentta y uno." (Rubricado.)
"Nota.—En el día 9 de julio de 1751 con Papel del Sro Go-
vernador de la Sala, se remitieron al Consejo 24 copias impresas
deste vando las 1 2 authorizadas y las otras 1 2 simples por mano
de su Srio de govno."

PUBLICACIÓN
"Doy fee que oy dia de la fecha el Algl Joseph Nabarro que lo
es de esta Corte asistido de mi el ssno y para Poner en Ejecu-
zion lo mandado por Su Magd (qe Dios gude) y en su nombre
por los sres Alcdes se Hizo Pregonar por Juan Antto de la Borda,
Pregonero Publico los Bandos Ympresos en que consta la Prohi-
bición de los franc-masones los que quedaron fijados en los Para-
ges acostumbrados de estta Cortte, en las Puertas de los dos Co-
liseos de Comedias, en las Plazuelas de Antton Martin, Santo Do-
mingo, San Ildefonso, la de la Zevada, Red de San Luis, y las
cinco Puerttas Res, Paseo Viego, Paseo Nuebo, en culos Parages
Ygualmente se publicó por el zitado Pregonero, para qe en ningún
tiempo se alegase de Ygnorancia, y para qe conste lo pongo por
fee y Diliga qe firmo en Madrid a nueve dias de el mes de jullio
año de mili setezos cinquenta y uno.—Mathias Pasqual de Ri-
vadavia."
(Arch. Hist. Nacional. Sala de Alcaldes de Casa y Corte. Año
1 7 5 1 . Los 3 1 4 y sig.)

III. DELACIÓN HECHA POR D.» MARÍA COLEANTES CONTRA SU MA-


RIDO DON D OMINGO DE LA TORRE. Año 1786.
{Delación y Declaración)

DELACIÓN
Ilustrisimo Señor
Digo io María Collantes, como a mi marido Dn Domingo de

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la Torre Oficial de Juros, i Contador del Monte Pío, de la Corte
de Madrid y residente en dicha villa, dijo en dos o tres ocasiones
las siguientes proposiciones: Que María Santísima no fué Virgen.'
Que nuestra alma era como la de los brutos. Que no había infierno.
Además según se explicaba, y según los caracteres con que se Car-
teaba daba a entender bastantemente que era o pretendía ser franc-
masón, y tenia y es natural aún tenga libros prohividos. A todo
se le junta una vida desarregladísima, pues nunca le vi rezar, ni sé
si oía misa, o cumplir con todas las leles de Cristiano y bastantes
veces me dio licencia para que yo le fuese infiel—todo lo que
delato a ese Santo Tribunal, en cumplimiento de mi obligación.
En Toledo 24 de Septiembre de 1786.—Da María Collantes.^—

DECLARACIÓN

"En la ciudad de Toledo en veinte y ocho días del mes de oc-


tubre del año de mil setecientos ochenta y seis, por la tarde, ante
el infrascrito secretario Numerario del secreto del santo oficio de
la Inquisición de dha Ciudad, pareció siendo llamada y juró en
forma que dirá verdad, una Mujer que dijo llamarse Da María
Collantes, vecina y residente en la Parroquia de San Vicente de
la referida ciudad de Toledo, de estado casada con don Domingo
de la Torre, oficial de Juros y Contador del Montepío de la Corte
de Madrid, y residente en ella y de edad que dijo ser de quarenta
y cinco años poco más o menos.
Preguntada si sabe o presume la causa porque ha sido llama-
da por Ministro del Sto oficio ;
Dixo: Que presumía fuese sobre una delación que con lechal
de veinte y quatro de septiembre del presente año de ochenta y \
seis, hizo al Santo tribunal de Inquisición de esta ciudad de Tole- i
do contra el dicho su Marido, y haviendo referido el contenido de 1
su delación, le fue exivida y haviendola visto dixo, que era la I
misma, y la firma de su propio puño, y letra que acostumbra. |
Preguntada por la edad y naturaleza del dicho su marido y en ¡
que día, mes, año, sitio y lugar y ante que personas profirió las i
Proposiciones que delata, conque ocasión y motivo, si las dixo ]
mas que una vez, g^uantas^sHiubo reprehension quien la hizo y ;

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lo que respondió a ella y si estaba en su sano juicio: Quales eran
los caracteres con que se carteava y con quienes, sobre la preten-
sión de ser Francmasón, y de que save tenia y que pueda tener
libros prohividos, sus autores y el motivo de haverla dado licen-
cia para qe le fuese infiel y las personas presenciales o que tengan
igual noticia de quanto delata, y si save de otros que tengan li-
bros prohividos, o que sean o pretendan ser Fracmasones:
Dixo: que el dicho su Marido será de los mismos quarenta y
cinco años de edad que es natural de la ciudad de Barcelona, que
las proposiciones delatadas solo las profirió a presencia de la que
declara, estando en Barcelona, en su propia casa de havitación, y
que havia como veinte años en cuio tiempo las repitió como unas I
dos o tres veces: Que el motivo no la parece fuese otro que el]
espiritu de libertad de que estava poseido y para persuadir a laj
que declara que el Matrimonio era Colloreria de la Iglesia, que^
no huvo reprehension y que estava en su sano juicio: Que no|
puede más razón de los caracteres con que se carteaba, que elj
que eran ciertas cifras que no entendía; y que su propio Marido
la dava a entender que eran de Francmasones, y que esta era
una Congregación que se ayudaban los unos a los otros, sin que
nada les faltare en todo caso: Que no save con que sujeto se
carteava: Que save tenia libros prohividos, porque hallándose
en la referida Ciudad de Barcelona, y haviendo entrado en su casa
y quarto de havitación el Pe. Prefecto de p. p. Caetanos de ella,
encontró un libro su una Mesa y reconocido dixo a la que declara
con admiración: Que haya Christianos que tengan estos libros, y
la parece que dixo que el titulo era el espión turco que esto pasó
havra veinticinco años poco mas o menos. Que no save como se
llamava y que era de una estatura regular, color Moreno y como
de cinquenta años de edad, y que acostumbrava entrar en dicha
casa aunque de tarde en tarde : Que presume aún tenga libros pro-
hividos, porque los tenía aún quando se separó la que declara de
su compañía que avrán pasado veinte años, y que dichos libros
estaban en Francés, y que tenía gran cuidado su Marido de re-
servarlos y guardarlos en un Cofre porque no se los vieren: Que
presume fuese fracmasón un vecino de Barcelona y de officio es-
crivano, o Notario que se llamava Dn Mariano Sala, que vivía
en la calle del Petrechol, en el tiempo que dexa declarado profi- ^

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rió el dicho su marido las dichas proposiciones ; porque haviendo
ido a la casa de la que declara una mañana, junto con su marido,
se empezaron a espantar y entristecer: Y que haviendo pregun-
tado a su Marido la que declara, después que se retiró el Don
Mariano Sala, la causa de su sobresalto, y tristeza la respondió que
la noche antes havian llevado a unos quantos presos a la Inquisi-
ción, sin decir mas: Que presume fuesen los dos referidos ami-
gos, porque tiempo después de la dicha prisión, pasó a recivir a
la que haora declara, cierta declaración el cura de la Parroquia
del Pino de la referida Ciudad de Barcelona, acompañado de otro
ecclesiástico, haciéndola preguntas por un Proceso, contra su Ma-
rido, a las que no respondió entonces con la verdad por mirar
por su honor y de su familia : y que por lo mismo lo hace haora
en cumplimiento de su christiana obligación, con expresión de
quanto devia havêt dicho, que es lo que contiene la delación : Que
no save como se llamavan dicho cura y acompañado, pero si que
eran del santo officio de Barcelona, que el cura tendría en aquel
tiempo del que havran pasado veinte y cinco años, como cin-
quenta de edad, y el eclesiástico como quarenta: Que las ocasio-
nes en que dio licencia a la que declara para que le fuese infiel
fueron las de reprehenderle su libertinage y modo de vida, y estas
fueron diversas, desde el mismo tiempo que dexa dicho de los
veinte años; a el en que se separó de su compañía; Y que esto
es la verdad por el juramento que tiene hecho y siéndola leydo,
dixo que estaba bien escrito y que no lo dice por odio ni otro
motivo que el de su salvación descargando su conciencia por con-
sejo de su Confesor en la gravosa enfermedad que acava de pa-
decer sin que antes le huviese querido absolver; y añade que
quando su Marido la dixo havian llevado unos quantos presos a
la Inquisición la dixo era uno de ellos, uno llamado Serrât que
era casa rica de Barcelona, que vivía en compañía de sus padres,
a su parecer en la calle de Toledo, o calle Ancha; que quando
fueron a recivir a la que declara, la declaración en Barcelona por
el Santo officio de la Inquisición de aquella Ciudad se lo contó a
su Marido aconsejándole se fuese a delatar voluntariamente al
Sto. offio porque de no estaban expuestos todos a que les viniese
un trabajo y esto fué por escrito desde Barcelona a Madrid;

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prometió el secreto y lo firmó de su nombre de que certifico.—
Da. María Collantes.
(Arch. Hist. Nacional. Inquisición de Toledo. Leg. núm. 190.
Doc. núm. 36.)

IV. PROCESO CONTRA D . ANTONIO ALONSO, CONTADOR DE NAVIO, POR


RETENER LIBROS PROHIBIDOS. Año 1806.

COMUNICACIÓN A L SANTO OFICIO D E S E V I L L A

"Dn Antonio Alonso, Contador de Navio residente en la Islal


de León, tiene antecedente en este tribunal de ser extremadamente •
afecto a el impio Voltayre ; qe retiene y lee sus obras y aun con- \
serva un Busto del mismo. Sírvase V. S. comisionar a el Thenien- \
te Vicario, Juez castrense de el Departamento de Cádiz (para
obiar competencias) para que a nombre del Santo Oficio proceda
a la inspección y reconocimiento de los libros y Papeles del dicho
don Antonio Alonso, y hallando que retiene algunos de Voltayre,
si otros prohibidos o sospechosos lo avise a V. S. reteniéndolos
entretanto y sirviéndose comunicarnos estas resultas: Mas en el
caso de verificarse dicho escrutinio y que no tiene Libros o P a -
peles prohibidos, se servirá V. S. encargar a el mismo Juez cas-
trense haga a dicho don Antonio Alonso las mas serias recomben-
ciones por dichos excesos previniéndole que no reformándose y
corrigiéndose en lo subcesivo sobre los particulares expuestos, se
tomaran otras providencias que le ocasionaran disgustos y aún
atrasos en su carrera.
Esperamos las ordenes de V. S. para ejecutamos en su obse-
quio y que Nro. Señor guarde a V. S. muchos años. Inquisición
de Toledo 25 de junio de 1806.—Licdo dn Candido Toribio de
Alarilla.—Dr D n Juan Manuel de Cea Escudero.—Santo Oficio
de la Inquisición de Sevilla."

COMUNICACIÓN A L COMISARIO D E L S. O. E N I S L A
DE LEON

"En el Santo Oficio hay relación de que don Antonio Alonso,


Contador de navio residente en essa Real Isla, es estreniadameníe_

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afecto al implo Voltaire, que retiene y lee sus obras y aun conser­
va un busto del mismo : Por tanto ordenamos a nuestro Calificador
Comissario que para evitar qualquiera resistencia que a pretexto
de su fuero pueda hacer el D. Antonio Alonso que deje ilusorias
nuestras órdenes y sin el efecto que deseamos en honor de Dios
y de la Religión se aviste ante todas cosas con el Gefe inmediato
del Dn Antonio a quien evaquadb el correspondiente recado de
Urbanidad le hará entender que el Santo Oficio tiene que practi­
car con el susodicho una interesante diligencia y obtenida su an-
nuencia, auxilio y demás que entienda necesario y con la pruden­
cia y recato correspondiente procederá desde luego a la inspec­
ción y reconocimiento de los Libros y papeles de dho don Anto­
nio Alonso y hallando que retiene algunos de Voltaire o otros
prohividos o sospechosos se los recojera y retendrá en su poder
hasta nueva orden nuestra dándonos aviso de las diligencias con
remisión de tina lista circunstanciada de los Libros y Papeles pro­
hividos que le aprehenda y quedaren retenidos: y en el caso de
verificado dho reconocimiento y que no se le encuentren libros o
papeles prohividos' hará al don Antonio Alonso las más serias re­
convenciones asi por estos excesos como por varias proposiciones
que ha vertido y se contienen en las obras del mismo Voltaire pre­
viniéndole que no reformándose y corrigiéndose en lo subcesivo
sobre los particulares expresados se tomarán otras providencias
que le ocasionen disgustos y aún atrasos en su carrera y evaquan-
do todo y puesto por diligencia nos remitirá original quanto obra­
se remitiéndonos esta. Dios le guarde, etc. Inquisición de Sevilla.
5 de junio de i8o6.=Dr D. Francisco Rodríguez de Carassa=
Dr D. Raríión Vicente y Monzón=Dr D. Joaquín de Meiride y
Cretares=Por mandado del Santo Oficio. Br don Juan Josef Ber-
dugo. Secrio=Al P. Calificador Fr. Luis de San Antonio. Comi­
sario de la Isla de León."

P R E F E R E N C I A S DEL DN ANTONIO ALONSO

"Que Voltayre havia sido mas Profeta que Jeremías."


"Que era el hombre más grande que havia havido en el Mundo,,
por ser un Pozo de ciencia."
"Que devia haverse inmortalizado."

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"Que sitando algunos parages de Voltayre, uno de ellos del
Jugador Inglés que decia quEuido todo se ha perdido y no queda
mas esperanza la Vida es un oprobio y la muerte un dever."
"Que escriviendo dho contador después de su arribo a Cadiz
a un sujeto le decia: mi adorado Robespierre, cuya expresión se
tubo por equivocada y qe se dirigía a Voltayre."
"Que en materia de Religion es muy libre en ablar aunque por
su Empleo es muy estimado de sus Gefes."
"También dan indicios si retiene o ha leido el Rousseau."

INFORMACIÓN
Comparecieron como testigos, en la información abierta en la
Real Isla de León las siguientes personas que depusieron ante el
P. fr. José de la Santísima Trinidad. Notario titular del Santo
Oficio de la Inquisición de Sevilla:
D. Antonio Postigo, oficial cuarto del Ministerio de Marina,
de 28 años.
D. Julian Cantero, Contador de navio, de 3 0 años.
D. José Sanchez Cerquero, Alférez de fragata del cuerpo de
Ingenieros, de 21 años.
Solo este último—los otros nada supieron ni de nada se acor-
daron—hizo cargos contra el contador don Antonio Alonso.
"... dice y denuncia que viniendo de la Carraca con don Julian
Cantero, y don Antonio Alonso, ambos de Contaduría, oyó a don
Antonio Alonso que a Volter lo aborrecían porque no habían leido
sus obras y que estaban impresionados contra el dicho Volter por-
que habia hablado contra la Religion siendo asi que Volter nada
habia hablado contra ella", y luego agregó: "... que hace memoria
haber oido antes al mismo Dn Antonio Alonso en la Secretaria
de la Intendencia, que la Ley de J . C. era excelente como era en si
misma pero no como se enseña aora : que esto le parece lo oyeron
don Josef de Pescia y don Antonio Postigo oficiales de Conta-
duría."
Don José de Pescia, al igual que sus compañeros Cantero y
Postigo cuando compareció en Cádiz ante el comisarío del Santo
Oficio, nada supo de lo que se ventilaba en el proceso. El alférez
Sánchez Cerquero no encontró, en los testigos que señaló, apoyo
para su denuncia.

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I N F O R M E D E L F I S C A L D E L S. O.

M. J . s. -

"El fiscal de este Sto. Oficio lia reconocido las diligencias que
el tribunal de Sevilla ha practicado a consequencia de encargo que
este le hizo contra Dn Antonio Alonso, Contador de Navio del
departamento de Cadiz y comprehendido en la causa de los Franc-
massones y advirtiendo que Fr. Luis de S. Antonio, calificador y
comisario de la Isla de León espone a aquel tribunal con fecha 1 2
de agosto de 1806, sabedor que dicho Alonso tenía ocultamente
depositados los libros prohibidos que condujo a Brest y que en
su descubrimiento estaba practicando vivas diligencias y observaba
sus pasos con noticia que ya tenia de algunos y que en su concep-
to era un impío del primer orden; y notando igualmente que Fr.
Joseph de la Santissima Trinidad, Comisario también de dha Isla
expresa con fecha 30 de enero próximo que el citado Alonso no
se detenía en decir que quando estubo en Brest no hizo otra cosa
que leer quantos libros impíos encontró, que manifestaba mucho
afecto a Voltaire, y que confesó su prevaricación en orden a Reli-
gión, con más que los compañeros no opinaban bien de el y quel
dicho Fr Josef no hablaba quien le digese haber visto recibir los
Santos Sacramentos al referido don Antonio Alonso y que el mis-
mo Padre dio al Fr. Luis de San Antonio el concepto que tenia
de la impiedad del delatado cuios particulares en dictamen del Fis-
cal no vienen suficientemente purificados y por lo tanto pide
se debuelban dichas diligencias al tribunal de Sevilla y a efecto
de examinar y ratificar a los citados comisarios con los contestes
que píiedan resultar y recombiniendoles con sus informes tanto
para descubrir el paradero de los libros ocultados, quanto para in-
formar el concepto de impiedad que les merece el reo de esta causa
por las razones y fundamentos que les asistan.
Otro si, el Fiscal advierte contradicción en la declaración reci-
bida al don Antonio Alonso en 25 de enero próximo con motibo
del tomo de las obras de Voltaire que se le encontró en su casa,
pues recombenido por los libros prohibidos que existian en su
poder y habia trahido consigo de Brest, niega tener en su poder
alguno de ellos, y confiesa haberlos tenido prohibidos en dicha ciu-

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dad, pero que los habia remitido a la Isla de Sto Domingo con un
francés, los que no habia vendido alli mismo y que ignoraba el
nombre del sugeto que los condujo, cuia deposición no puede con-
cillarse con el interés que se le debe suponer tenía en dichos libros,
tanto por su valor o precio quanto por la estimación que de ellos
hacía por la circunstancia de prohibidos, y por lo que es de dicta-
men el Fiscal, salbo el de V. S. se encargue al dicho tribunal de
Sevilla haga recibir nueva declaración al mencionado Alonso con
la recombención obia que se presenta y preguntándole los títulos
o autores de que eran los libros prohibidos que lelo y cuia pre-
gunta tan esencial viene omitida en su deposición. Verificadas es-
tas diligencias protesta el Fiscal pedir lo conbeniente a su oficio.
V. S. sin embargo acordará en todo lo más justo. Secreto de la
Inquisición de Toledo y Marzo 20 de 1807.—Dn Martin Espe-
ranza."
No aparece en el legajo la declaración del procesado.
Parece ser que la causa quedó inconclusa.
(Arch. Histórico Nacional. Inquisición de Toledo. Leg." 190.
Doc. 2.)

V. ENCARGO DE LA INQUISICIÓN DE ZARAGOZA PARA SABER EL AUTOR


o AUTORES DEL "PAPEL o FOLLETO CONSTITUCIÓN FUNDAMENTAL DE
LOS LIBERTADORES DEL GÉNERO HUMANO. Año 1814.

"Habiendo llegado a nuestra poder un Papel o Folleto intitu-


lado Constitución fundamental de los libertadores del género hu-
mano, impreso en Valencia por los Yernos de Joseph Estevan en
1814, comprensiva de 41 Artículos ; se han practicado todas*las di-
ligencias posibles para averiguar el verdadero Autor o Autores
de dho Papel, sin que hasta ahora haya podido descubrirse. Y
constando a este tribunal que aquel Folleto se formó en la misma
ciudad de Valencia y fué reimpreso del Periódico Atalaya de la
Mancha (que se daba a luz en la Corte por el mismo año) y seña-
ladamente en los números i, 2, 3, 4. 5' 6 y 7 del mes de abril, y
del número 41 del de Mayo del propio año, de cuyos antecedentes
se infiere que el Editor de la Atalaya, es quien acaso pueda tener
alguna noticia del Autor o Autores de dha Constitución. En su

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consecuencia, constando al Tribunal que el expresado Editor fué
el P. M. Fr. Agustín de Castro, que debe permanecer en el Monas-
terio de Nra Sra de Guadalupe, o en un Pueblo inmediato llama-
do Castilblanco, de ese Distrito. Suplicamos a V. S. que con rela-
ción a estas noticias, se sirva pasar a dho Pe Castro, que goza
honores del Consejo de Inquisición, el correspondiente oficio, en-
cargándole diga quanto sepa con respecto al Autor, o Autores de
aquel papel por tantos títulos criminal; avisándonos sus resultas
con los preceptos de su mayor agrado. Nuestro Señor guarde a
V. S. muchos años. Inquisición de Zaragoza. 1 7 de agosto de
1816. Dn José M" de Villafan.—Dn Bernardo Fernandez Alonso.
Santo Oficio de la Inquisición de Llerena.
Se remitió original la contextacion del Rmo Pe Castro al tri-
bunal de Zaragoza en 18 de Septiembre de 1816."
(Arch. His. Nacional. Inquisición de Toledo. Legajo 190, nú-
mero 3 . )

{Transcripciones hechas por el h.-.

ZAPATA, de la Log... "Conde de

Arcmda", núm. 97.)

(Continuará)

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EL ANTIMASONISMO DE GALDÓS
Galdós, hombre liberal, acaso uno de los más férvidos entusias-
tas del liberalismo en España, pues que no sólo lo sintió, sino que
lo hizo sentir, fué, sin embargo, decidido adversario de la maso-
nería. ¿Cuáles razones lo impulsaron a esta animosidad? He ahí
un misterio, con que el gran novelista del siglo x i x español se
marchó a la tumba.
Nosotros hemos de atenernos, pues, a lo que sobre la maso-
nería dejó escrito en alguna de las novelas de la primera época, y
sobre todo en los Episodios Nacionales, limitándonos a parcas y
aclaratorias observaciones.

• * *

En La Fontana de Oro—ed. Hernando, Madrid, 1925—alude


ligeramente a los altercados que este club político "tuvo con el
Grande Oriente", a consecuencia de los que "se demarcaron las
filiaciones políticas" (i). Antes alude al público aficionado a la crí-
tica política que iba "a los clubs, a las reuniones patrióticas, a La
Fontana de Oro, al Grande Oriente, a Lorencini, a la Cruz de
Malta", y más adelante se refiere a una reunión misteriosa, "club
secreto" o "conspiración", "tal vez una logia de masones..." (2).
Pero ni se mete con la masonería ni habla de ella despectivamente.
Esto pasaba en 1870. Fué después cuando comenzaron las arreme-
tidas.
Ya en El Audaz—tá. Hernando, Madrid, 1926—, al hablar
Muriel "con aquel que ahora llamaríamos demagogo o comunalis-
ta, y que era de los que entonces solían llamarse francmasones,
comprendió que en espíritu tan extraviado por siniestras venganzas
no había idea alguna política ni filosófica, sino tan sólo el despe-
cho que suele verse en la inferioridad envidiosa que no conoce otro

(1) P á g i n a 20.
(2) P á g i n a 232.

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medio de parecer grande sino rebajando a toda la sociedad hasta j
su nivel" ( i ) , se permite Galdós, a través de su personaje, endil- ;
garnos una tremenda paulina considerándonos como gente de poco j
cuento, extraviada y llena de rencores. Más adelante nos pone a |
par con las personas de peor calidad, como son los secuaces de la i
brujería—"por atribuírsele no sé qué desacato hecho a la Virgen j
del Sagrario y no sé qué correspondencia con unos masones o
brujos..." (2)—, del vampirismo—"—Pues qué, ¿te han persegui-
do? —Sí ; por brujo, francmasón, vampiro y no sé qué más." (3)—
o los caídos en herética pravedad—"es un francmasón, un hereje, un
blasfemo... (4)—o los entrometidos en crímenes misteriosos y ac-
ciones endiabladas—"... se consoló el buen conserje de la Suprema
al oír de boca del marqués un fiel relato de los crímenes de la
francmasonería, brujería y demás diabólicas artes que practicaba
el joven... ( 5 ) — , o bien nos compara con hechiceros de fácil vo-
latilización cuando escribe que registrada una casa y las inmedia-
tas, los francmasones no parecieron: "Alguien aseguró que se
habían convertido en humo negro, hediondo y sofocante que se
difundió por los aires" (6).
Pero aún no arremete con saña, como más tarde había de ha-«
cerio en sus, por otra parte, magníficos Episodios Nacionales.
* **
En Trafalgar, La Corte de Carlos IV y El jp de Marzo y el 2
de Mayo, que son los tres primeros episodios, Galdós no men-
ciona para nada a nuestra Orden.
Es en Bailen—Madrid, 1927—donde, al referirse a Santorcaz,
dice algún otro personaje : "Ahí va el picaro flamasón" (7). Pien-
sa Galdós, no muy enterado de historia de la masonería, que fué
hacia mediados del 1808 cuando comenzaron "a dar sus primeras
señales de vida las sociedades secretas" (8). "Me han dicho, añade

(1) Página 153.


(2) Página 161.
(3) Página 206.
(4) Página 291.
(5) Página 182.
(6) Página 183.
(7) Página 8.
(8) Página 43.

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un personaje en otro lugar de ese mismo episodio (i), que en
Sevilla hay sociedades secretas.
"—¿Qué es eso?
" — Y a sé—replicó uno—. Tiene razón don Luis. En Sevilla hay
lo que llaman flamusones, hombres malos que se juntan de noche
para hacer maleficios y brujerías.
"—^¿Qué estás diciendo? No hay tales maleficios. Mi amo iba
también a esas juntas, y cuando su mujer se lo echaba en cara,
respondía que los que allí iban entraban al modo de filósofos y no
hacían mal a nadie.
"—Pues en Madrid las sociedades secretas están todavía en
la infancia—añadió Santorcaz—. En Francia las hay a miles y to-
do el mundo se inscribe en ellas."
Por cierto que en ese mismo episodio ( 2 ) hay un personaje
que quiere ir a Madrid "para tratar a la gente que sabe, y a los
filósofos, y leer la Enciclopedia, y ver las sociedades secretas, si
las hay para entonces". No obstante que otro personaje dice más
adelante, después de apuntar una "cierta disposición a las cosas
atrevidas y nuevas", que "en Madrid se han fundado varias soc'e-
, dades secretas" (3).
En el quinto episodio—Napoleón en Chamartín; Madrid, 1 9 2 8 ;
ed. Hernando—Galdós se desemboza un poco más y nos pone de
tontilocos que no hay por dónde cogemos. "... Iban—dice—de no-
che a una reunión de masonería incipiente del género tonto que
se celebraba en la calle de las Tres Cruces, y a otra del género
cómico fúnebre que tenía su sala, si no me falta la memoria, en la
calle de Atocha, número 1 1 antiguo, frente a San Sebastián. En
estas reuniones, amén de las muchas pantomimas comunes a esta
Orden famosa, leíanse versos y se pronunciaban discursos... Sobre
todo en la calle de Atocha, donde estaba la Logia "Rosa Cruz", el
rito era tal, que algunas veces púseme a punto de reventar, conte-
niendo las convulsiones de mi risa, pues aquello, señores, si no era
una jaula de graciosos locos, se le parecía como una berenjena a
otra. En una oscurísima habitación, que alumbraban macilentas lu-
ces, toda colgada de negro, reuníanse los tales masones, y porque

(1) Página 156.


(2) P á g i n a 173.
(3) Página 186.

© Biblioteca Nacional de España


allí fuera todo misterio, tenían a la cabecera un Santo Cristo acom- |
panado del compás, escuadra y llana, y a la derecha mano, como ;
si dijéramos al lado del Evangelio, un esqueleto muy bien puesto en \
un sillón, con la cabeza apoyada en la mano, en ademán medita- j
bundo y por lo bajo un letrerito que decia: Aprende a morir bien... ]
Debo indicar que en aquel año la masonería española era pura y
simplemente una inocencia de nuestros abuelos, imitación sosa y
sin gracia de lo que aquellos benditos habían oído tocante, al Gran- \
de Oriente Inglés y al Rito Escocés. Y o tengo para mí que. antes \
de 1809, época en que los franceses establecieron formalmente la !
masonería, en España ser masón y no ser nada eran una misma i
cosa. Y no me digan que Carlos I I I , el conde de Aranda, el de \
Campomanes y otros célebres personajes eran masones, pues como \
nunca los he tenido por tontos presumo que esta afirmación es hija '
del celo excesivo de aquellos buscadores de prosélitos, que, no ha- ¡
llándolos en torno a sí, llevan su banderín de recluta por los cam- ;
pos de la historia, para echar mano del mismo padre Adán, si le •
cogen descuidado... Después de 1809 ya es otra cosa. De aquellas \
dos logias infantiles que yo conocí en la calle de las Tres Cruces i
y en la de Atocha, y donde se regocijaban con candorosas ceremo- \
nías unos cuantos desocupados, salieron la famosa Logia de "La ;
Estrella", la de "Santa Justa, Patrona de Córcega", la Sociedad ]
de caballeros y damas "Philocoreitas", la de los "Filadelfios", de |
Salamanca ; la "Gran Logia Nacional", que estuvo en el edificio j
ocupado antes por la Inquisición ; la Logia de "Santiago el Mayor", i
en Sevilla, y la de Jaén, Orense, Cádiz y otras ciudades. Éntreme- i
tiéndome en la "Gran Logia Nacional" oí hablar de cosas más se- ]
rias y graves que los discursitos filosóficos en verso que le echa-;
ban al esqueleto de la "Rosa Cruz" ; oí hablar mucho de política, j
de igualdad; entonces fué cuando anduvo de boca en boca la pa-l
labra democratismo, que luego desapareció para presentarse de nue- i
vo al cabo de medio siglo, aunque variada en su forma y tal vez ;
en su significación. De la larva de aquellas logias no es aventurado ¡
afirmar que salió al poco tiempo la crisálida de los clubs, los cua- j
les, a su vez, andando el voluble siglo, dieron de sí la mariposa de;
los comités" ( i ) . i

(i) P á g i n a s 7 a 9.

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Hay en toda esta página errores de bulto, que no vale señalar,
sino muy de pasada. Esa logia que llama "Rosa Cruz" no era tal,
sino Capítulo. La de la calle de las Tres Cruces era la "Santa Ju-
lia". Confunde el recinto del Taller con la Cámara de reflexiones.
Afirma porque si ¡que ni Aranda ni Campomanes fueron maso-
nes! Nunca nos hemos atribuido a Carlos IH. Habla, en fin, de
cosas que desconoce, como lo del "Grande Oriente Inglés", que
nunca existió, sino la Gr.-. Log.-, de Inglaterra, y lo de que el
cuerpo masónico más autorizado de España estuviese en los locales
de la Inquisición, cosa que ya en otro lugar hemos rectificado.
En el sexto episodio, que es Zaragoza, no alude a la masone-
ría, y en Gerona sólo registramos esta referencia: "... No hay
quien le saque de Madrid, donde se junta con flamasones, anteas,
perdularios, gabachos y gente mala que le trae al retortero" (i). No
es mucho más larga la que sacamos del episodio Cádiz. "No me im-
portan burlas de gente afrancesada—dijo mirando de soslayo a los
que le contemplábamos—, ni defilosofillosirreligiosos, ni de ateos,
ni de francmasones..." (2).
Con parecida sobriedad nos despacha en Juam Martin el Em-
pecinado. "Ocupábame, dice Santorcaz, en fundar logias y clubs
que al punto se poblaron de tontos..." (3).
En La batalla de los Arapiles, la policía francesa descubre a
Santorcaz en Plasencia "bastante enfermo y un tanto imposibili-
tado de trastornar a los pueblos con sus logias y conclaves revolu-
cionarios" (4). Este Santorcaz se consolaba "con la masonería,
y en la logia de la calle de Tentenecios, unos cuantos perdidos es-
pañoles y franceses, lo peor sin duda de ambas naciones, se entre-
tienen en exterminar al género humano volviendo el mundo patas
arriba, suprimiendo la aristocracia y poniendo a los reyes una es-
coba en la mano para que barran las calles. Y a veis que esto es
ridículo. Y o he ido varias veces allí en vez de ir al teatro, y en
verdad que no debieran disfrazarse realmente de cómicos, porque
lo son..." ( 5 ) .

(1) Página 13.


(2) P á g i n a SI.
(3) Página 181.
(4) P á g i n a 19.
(5) Ib., pág. 142.

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Páginas adelante habla de "los principales afrancesados que
hay en la ciudad, más masones que el gran Copto y más ateos que
Judas. Mala gente..." ( i ) , y de la escasa simpatía que el general
Marmont dispensaba a la Orden. "... Sepan que en el cuartel del
general Marmont no estarán los masones tan seguros como aquí.
"—¿Que no?
" — N o ; porque no son del agrado del general en jefe, que nun-
ca fué aficionado a sociedades secretas. Las ha tolerado porque era
preciso alentar a los españoles que no seguían la causa insurgente ;
pero ya sabe usted que Marmont es algo bigot.
"—Sí.
"—Pero lo que no sabe usted es que han venido órdenes apre-
miantes de Madrid para separar la causa francesa de todo lo que
trascienda a masonería, ateísmo, irreligiosidad y filosofía..." (2).
Al verse Santorcaz preso "¡ cogido como un ratón I", exclama :
"... 1 Cuando había fundado treinta y cuatro logias en que se afilia-
ba lo más selecto, lo más atrevido y lo más revoltoso, es decir, lo
mejor y lo más malo de todo el país !... i Bien lo he dicho siempre !
La masonería no debe tener entrañas : debe ser cruel, fría, pesada,
abrumadora, como el hacha del verdugo..." ( 3 ) .
E n El equipaje del Rey José, uno de los personajes nos afren-
ta con esta pregunta : "¿ Por ventura estas mis venerables canas y
esta entereza filosófica que debo a mis estudios son a propósito pa-
ra degradarse en logias y aquelarres?" (4).
En las Memorias de un cortesano de 18j¿, después de una re-
ferencia irónica—"a cien leguas, escribe, me olían al musguillo
húmedo de las logias y a sociedad secreta" ( 5 ) — , transcribe un
diálogo habido en la cámara o mejor camarilla real.
"—Las sociedades secretas rebullen por todos lados.
" — N o será por falta de Ministerio de Seguridad pública—dijo
el rey con ironía... (6).
"—Cosas de la masonería—indicó Ugarte.
" Y repitieron todos: ^

(1) Ib., pág. 196.


(2) Ib., pág. 2 1 2 .
(3) Ib., pág. 226.
(4) P á g i n a 9.
(5) P á g i n a 6.
(6) P á g i n a 185.

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"—Cosas de la masonería.
"En aquel tiempo, la culpa de todo se echaba al gato, es decir,
a los masones... (i).
"... —Como don Pedro—Ceballos—^ha de estar en todo—repuso
Ugarte con mucho gracejo—, nada tiene de particular que esté
también en la masonería... (2).
"—La verdad es que hay un Oriente en Granada que preside
el conde del Montijo...—continuó el rey.
"—^Justamente, señor, y...
" — Y en el cual parece andan también muchos hombres graves
que no debieran ponerse en ridículo..., pues tengo para mí que eso
de la masonería es una farsa grotesca que no conduce a nada bueno
ni a nada malo... (3).
"... —¿Si querrá don Pedro—Ceballos—participar al Prelado
cómo va la secta masónica de que es jefe?—dijo el duque de Ala-
gón.
"—^Yo había oído que era masón—afirmó con malicia—; pero
hasta ahora no sabía que era el Papa de los hermanos... (4).
La Segunda Casaca abunda en noticias y comentarios sobre ma-
sonería. Por ese episodio nos enteramos de que la conspiración pa-
ra asesinar a Elio y a La Bisbal en 1814 "fué una intriga miste-
riosa que unos atribuyeron a los masones y otros a la Corte" (5) ;
de que Montijo, estando de capitán general en Granada, "dicen que
preparó, ayudado del Grande Oriente, las sublevaciones militares
que estallaron más tarde" (6) ; de que "la Inquisición se encargó
de castigar a los culpables—de la conspiración de Torrijos en Ali-
cante—, pero lo hizo tan mal, que desde entonces se dijo: inqui-
sidores y masones todos unos" (7), y de que "en las logias no
había más que militares, infinitas hechuras de aquellos cinco años
de guerra, los cuales habían de emplear en algo su bravura y sus
sables" (8).

(1) P á g i n a 174-
(2) P á g i n a 169.
(3) P á g i n a 159.
(4) P á g i n a 156.
(5) P á g i n a 6.
(6) P á g i n a s 7 y 8.
(7) P á g i n a 8.
(8) P á g i n a 9.

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Uno de los personajes del episodio exclama conmovido: "¡ Ahor-
can a los sargentos y permiten que todos los oficiales del Ejército
se vendan a la masonería!" (i). "¡Cuan hermoso espectáculo—di-
ce más adelante—dio aquí su majestad dictando a poco de su lle-
gada rigurosas leyes contra los francmasones y liberales" (2).
Luego Galdós nos informa de que don Ignacio Martínez Vilella,
consejero de Castilla y hombre muy metido en Palacio, era h.-.
"Corrían voces de que era masón" (3). "Le hacía sombra Vilella,
de quien se contaban no sé qué masónicas liviandades" (4). Para
mí hace tiempo que no es un secreto el francmasonismo de Vile-
lla..." (5). "Los hermanos del Grande Oriente han tenido buen
ojo en la elección de sus Venerables. Son éstos algunos señores de
la grandeza, generales y consejeros como Vilella..." (6).
Había entonces la preocupación de que todo estaba vendido a
la masonería, hasta la propia Iglesia. "Los de la Inquisición, lo
mismo que los del Gobierno, están vendidos a los masones" ( 7 ) .
"¡Los marinos! ¿Ignoráis que todos están vendidos a la masone-
ría?" (8). Yacía la autoridad "hecha pedazos en el fango de las
logias" (9), al decir de un personaje. "Herejes y masones son co-
mo el humo : los ve uno y no puede echarles mano" (10). "No creí
—exclama en otra parte—que las sociedades secretas estuvieran tan
extendidas" (11). "Las sociedades secretas, llámalas masonería,
clubs. Orientes o como quieras, ofrecen hoy una ramificación in-
mensa dentro de la sociedad. En ellas está comprometida toda cla-
se de gente. ¿Crees que sólo los perdidos son masones? Error,
amigo mío; vulgaridad supina. Altos personajes... (12). "Precisa-
mente los que mejor'suenan en los oídos del absolutismo son los
que más se pronuncian hoy en las logias. Ministros, tenientes gene-

(1) Página 18.


(2) Página 21.
(3) Página 31.
(4) Página 47.
(5) Página 57-
(6) Página 61.
(7) Página 67.
(8) Página 98.
(9) Página 78.
(10) Página 74-
(11) Página 100.
(i2j Página ICO.

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rales у algún capitán general, infinidad de brigadieres, consejeros
de Estado, alcaldes de casa y corte, familiares de la Inquisición,
hasta inquisidores, hasta canónigos, hasta frailes hay en la masone­
ría..." (i). "Todo lo que hoy intenta el Gobierno contra las So­
ciedades secretas, son tardía diligencia contra ellas, es pura ne­
cedad. No se lucha contra todas o casi todas las capacidades del
Reino en milicia, en dinero, en talento" (2). "... Se le están pasan­
do las ganas de hacer una visita a las logias y codearse con lo
más granado" ( 3 ) . "Hoy los masones son la gente más cortés y
amable del mundo" (4).
Luego de aseverar todo esto, que en parte era cierto, por aque­
lla época, el personaje de Galdós afirma ore rotundo "que no
hay casa segura para la masonería" (5), pues hasta "alguno de mis
criados está vendido a la masonería" (6).
Luego tilda a la masonería de conspirativa. "Ser masón es
no ser nada si no se conspira" (7). "Huye de esas reuniones for­
mularias que establecen el sainete en los sótanos" (8). "La verda­
dera masoneria dicen que no es revolucionaria. Hay de todo; por
ahí empieza" (9). De nuevo vuelve a declarar que "la masonería,
propiamente dicha, no es revolucionaria, aunque el vulgo y los ab­
solutistas llamen masones a los que conspiran" (10). Nos enteramos
también de que el ministro Lozano de Torres era masón—"Yo
mismo he visto a Lozano en la logia masónica de la calle de las
Tres Cruces" (11)—y de que los polizontes no veían a la Orden
con malos ojos—"... la policía, en su previsión incomparable, no
deja de simpatizar con las sociedades secretas" (12)—, y ya en la
página 209 habla de "las logias inmundas". "Si no rebuznarais

(1) Página 100.


(2) Página 102.
(3) Página 104.
(4) Página IOS.
(5) Página 114.
(6) Página 124.
(7) Página 126.
(8) Página 127.
(9) Página IS9-
(10) Página 162.
(11) P á g i n a IS9-
(12) P á g i n a IS9-

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no seríais lo que sois: masones, revolucionarios, ateos, jacobi-
nos" (i).
El Grande Oriente, ni que decir tiene que es una pura alu-
sión a la masonería. Por cierto que de él salimos bien despacha-
dos. "Antes me dejaré matar—dijo Monsalud en un arranque es-
pontáneo—que contribuir a este desorden y figurar en una socie-
dad que es un hormiguero de intrigantes, una agencia de desti-
nos, un centro de corrupción e infames compadrazgos, una herman-
dad de pedigüeños..." (2). Pasa luego a describir de un modo un
tanto arbitrario una tenida. Dice que los hijos de la viuda espe-
raban "que la luz astral de la noche marcara la hora propia para
los trabajos del Arte Real. Los Maestros Sublimes Perfectos, los
Valientes Principes del Líbano o de Jerusalén, los Caballeros Ka-
dosch, los que antaño se Wamsbzn Gerogramtatas, los Hierorices,
los Epivames, los Dadouqiies, los Rosa-Cruz de hogaño, los her-
manos todos desde el Terrible al Sirviente, los aprendices, com-
pañeros y maestros, desde los del mallete hasta los de cuchara,
estaban ocupados en el ágape doméstico o bien conversando con
sus mopses, jugando con sus lavatone o matando el tiempo en
las reuniones profanas lejos de la verdadera luz. Las estrellas no
se habían encendido todavía, ni el mirto eleusiaco exhalaba su aro-
ma. Imperaba la rosa, emblema del silencio, y la imponente excla-
mación Osse no había resonado aún bajo las bóvedas orientales.
En una palabra (y hablando con claridad para inteligencia de los
ignorantes), la sesión de la logia no había empezado todavía" (3).
Obsesionado por la logia de la calle de las Tres Cruces, escri-
be que fué allí donde estuvo el templo masónico de 1820 a 1823,
cuando lo cierto es que ya trabajaba desde 1809. "En la caverna
de Mithra, o sea el Universo, hay un punto que se llama Mantua
o Madrid, en cuyo punto es evidente la existencia de una calle
llamada de las Tres Cruces..." (4). Allí estuvo "el gran templo
masónico en los tres llamados años del 20 al 23" (5).
A la Cámara de Reflexiones llama de meditaciones, que des-

ìi) P á g i n a 262.
(2) P á g i n a 19.
(3) P á g i n a s 56 y 57.
(4) P á g i n a 57.
(5) P á g i n a 57.

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cribe con excesiva cantidad de huesos у calaveras, у en ella coloca
a un señor Canencia ocupado en ¡burilar una plancha!
"Leíanse las pruebas del talento del neófito, y si no resultaba
alguna barbaridad estupenda, concedíanle el goce de la verda-
dera luz. Aquí empezaban una serie de ceremonias de que la gente
de todos los tiempos se ha reído mucho; pero dicen los masones
que hasta sus más insignificantes gestos y signos tienen un sen-
tido no menos profundo que los ritos de las religiones india, ju-
daica y cristiana. Digan lo que quieran las ceremonias de las reli-
giones, aun consideradas tan sólo desde el punto de vista artístico,
tienen un sello especial de grandeza e idealidad—no mayor que las
masónicas, aunque no lo entendiera así Galdós—; las masónicas,
que sólo vagamente responden a una idea filosófica, parecen, por
lo general, un juego de chiquillos..." ( i ) .
Llama Galdós en el mismo episodio al Guarda Templo "pri-
mer celador", y al Maestre de ceremonias, "Guarda interino", y se
hace un laberinto al continuar explicando las diversas fases de la
iniciación. "En seguida—es decir, después de éstas—juraba el re-
cipiendario, prometiendo realizar cosas muy buenas, para las cua-
les no es preciso seguramente hacer el payaso, pues multitud de
personas socorren a sus hermanos en la Caverna de Mithra, vul-
go mundo, sin necesidad de que se lo mande un Venerable, ni de
que lo mareen con preguntas vanas después de bailar el minuetto
entre un Caballero Kadossch y un Príncipe del Líbano..." (2).
Añade que el Venerable procuraba tranquilizar al neófito "dicién-
dole que las llamas y espadas no eran otra cosa que una imagen del
remordimiento que desgarraría el alma del recién nacido si lle-
gaba a vender los secretos de la Sociedad" ( 3 ) . Quiere luego paliar
el réspice diciendo que no es posible formar juicio exacto de la
Masonería "por lo que esta institución ha sido en España. Los ma-
sones de todos los países declaran que la Sociedad del compás y
la escuadra existe tan sólo para fines filantrópicos, independientes
en absoluto de toda intención y propaganda política. En España,
por más que digan los sectarios de esta Orden, cuyos misterios han
pasado al dominio de las gacetillas, los masones han sido en las

(1) P á g i n a 61.
(2) P á g i n a 62.
(3) P á g i n a 63.

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épocas de su mayor auge propagandistas y compadres políticos.
Tampoco puede formarse juicio de la masonería española de an-
taño por los restos de ella que existen hoy, y que, al decir de los
devotos, se reducen a unas juntillas diseminadas e irregulares, sin
orden, sin ley, sin unidad, aunque cumplan medianamente su obje-
to de dar de comer a tres o cuatro hierofantes—; pobres hierofantes
si tuvieran que comer hoy con lo que da la masonería!—. Esta
antigualla oscura que algunos sostienen como una confabulación
caritativa para fines positivos o menudencias individuales y para
protegerse en uno y otro continente (por lo cual son masones casi
todos los marineros que hacen la carrera de América), no tiene
nada de común con la asociación de 1820" (i). "Era ésta—expli-
ca—una poderosa cuadrilla política—ya se ve que nos trata de
bandidos o poco menos—que iba derecha a su objeto ; una herman-
dad utilitaria que miraba los destinos como una especie de reli-
gión (hecho que parcialmente subsiste en la desmayada y moribun-
da masonería moderna) y no se ocupaba más que de política a la
menuda, de levantar y hundir adeptos, de impulsar la desgoberna-
ción del Reino; era un centro colosal de intrigas, pues allí se ur-
dían de todas clases y dimensiones (2) ; ya que "... de aprendices
se hacían diputados, así como de Venerables los ministros. Era,
en fin, la corrupción de la masonería extranjera que al entrar en
España había de parecerse necesariamente a los españoles" ( 3 ) .
Menos mal que luego advierte que "durante la época de persecu-
ción es notorio que conservó cierta pureza, a estilo de catacum-
bas; pero el tiempo desató tempestades de ambición y codicia en
el seno de la hermandad, donde al lado de hombres inocentes y
honrados había tanto pobre aprendiz holgazán que deseaba me-
drar y redondearse. Apareció formidable el compadrazgo y desde
la simonía al cohecho; la desenfrenada concupiscencia de lucro y
poder, asemejándose a las asociaciones religiosas en estado de des-
prestigio, con la diferencia de que éstas conservan algo del sim-
pático idealismo de su instinto original, mientras que aquélla sólo
conservaba con su embrollada y empalagosa liturgia el grotesco

(1) P á g i n a s 63 y 64.
(2) P á g i n a 64.
(3) P á g i n a s 63 y 64.

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aparato mimico у el empolvado atrezzo de las llamas pintadas у las i
espadas de latón..." ( i ) . \
Sin embargo, ¿ cómo se explica que nadie se atreviera con tan j
desmedrada y absurda institución ? El mismo Galdós pone en boca j
de Campos o Campo, personaje de muy turbia actuación, estas ;
palabras : "Quiero ver quién es el guapo que se atreve a dar un "\
golpe a las sociedades secretas, autoras, no sólo de la revolución \
de España, sino de las de Portugal y Ñapóles" (2). \
Adviértase que los masones pertenecían por aquella época a la 1
zona templada. Eran doceañistas, constitucionalistas, ministeriales i
en 1821, en tanto los comuneros pretendían reformar la Constitu- '
ción por creerla poco liberal y los anilleros querían restringirla
aspirando a una transacción entre la Corte y la Santa Alianza.
Es decir, que a los masones correspondía la actitud discreta, equi- Ì
distante de la furia jacobina y de la cerrilidad absolutista. í
"En la masonería—nos dice Galdós (3)—había, según los da- i
tos más verosímiles, cincuenta y dos diputados. De los ministros, j
la mitad, por lo menos, cargaban el mandil. Pocos eran entonces j
—1820 a 1823—los hombres notables por su talento oratorio o por 1
su pluma que no doblasen la cerviz ante el misterio eleusino, y mu- \
chos que después han figurado en los partidos reaccionarios ado- j
raron la Acacia. Tal fué el atractivo del Orden masónico, que aún =
se dice trataron con él clérigos no apóstatas y un general de f ran- i
ciscos que después fué arzobispo (4). Para que nada faltase, los •
del Arte Real vieron en las logias a un infante (5) que recibió]
el nombre de Dracún, con la risible particularidad de que le llama- \
ban Bracón. Un general muy célebre era designado Bruto II. Puede j
dudarse que el mismo Fernando V I I recibiese salario masónico ; \
pero no que los nombres más ilustres y respetables del presente >
siglo, los nombres de Arguelles, Calatrava, Quintana, San Miguel, 1
Flores Estrada, Galiano y otros figuraron en las listas de Maes- \
tros, siendo probable que todos ellos fueran Sublimes Perfec-Í
tos." l

(1) P á g i n a 65.
(2) P á g i n a 159.
(3) P á g i n a 236.
(4) F r a y Cirilo d e A l a m e d a , a r z o b i s p o d e T o l e d o m á s tarde.
(5) El infante d o n Francisco de Paula.

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Con su punta de ironía pregunta Galdós: "¿Qué resolvió el
Grande Oriente después de la escisión?" Sabido es que los comu-
neros escindieron del Grande Oriente para formar otra Sociedad
distinta en organización y fines de la masonería. Contesta Galdós :
"Cosas graves. Mudar algunos mandos militares, negar dos ca-
nonj'ías, recomendar a los pueblos la elección de dos diputados ma-
sones, adjudicar tres subastas, escribir las bases de una transacción
contra los comuneros, leer algunas cartas que hablaban de conspi-
ración, enterarse de las confidencias hechas por empleados de Pa-
lacio, subvencionar un periódico, dar una pensión a la viuda de un
perseguido por defender el sistema, echar tierra sobre un expe-
diente de contrabando." Es decir, nada, concluye Galdós.
En el episodio Siete de Julio nos informa sobre nuestro h.-. el
Duque del Parque, "uno de los generales que más descollaron en la
guerra de la Independencia... mandando el ejército de Galicia, ganó
en i8 de octubre de 1809 la batalla de Tamames... ; grande de-Espa-
ña, se sentó en la silla presidencial de La Fontana de Oro, desde la
cual oyó apostrofar a los duques. Diputado en el Congreso de
1822, figuró en el grupo de Alcalá Galiano, de Rico, que había sido
fraile y guerrillero, Istúriz y otros... ; poseía gran fortuna ; era
generoso, amable, ilustrado hasta donde podía serlo un duque y
general y español por aquellos tiempos" ( i ) .
No salimos mejor librados en Los cien mil hijos de San Luis,
pues uno de los personajes se regocija viendo el "gran chubasco
que amenazaba a los francmasones" (2). "Vea usted—añade en
otra parte—en qué han venido a parar aquellas detestables misas
masónicas" (3). Para Galdós "todo iría bien siempre que en nin-
guna de las dos naciones—Francia y España—^hubiese francmaso-
nes, carbonarios y demagogos" (4). Por ese episodio nos entera-
mos de que Mina "es de la Orden de la Acacia"; de que el ya
citado Campos, "hombre muy intrigante, director de Correos",
ejercía de "Gran Maestre de la Orden Masónica, o por lo menos
principalísimo dignatario de ella" ( 5 ) ; de que usar bigote "fué

(1) P á g i n a s 24 y 25.
(2) P á g i n a 6.
(3) P á g i n a 47.
(4) P á g i n a 76.
(5) P á g i n a 104.

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señal de francmasonismo y de extranjería filosofica" ,(i), y por
ùltimo habla de unos "masones primitivos o descalzos que estaban
en gran pugna con los carbonarios y comuneros..." (2), que a la
verdad desconocíamos.
En El Terror de 1824 pone a nuestro Gr.-. Maest.-. Rafael de
Riego cual no digan dueñas. "Aquel hombre famoso—escribe ( 3 ) — ,
el más pequeño de los que aparecen injeridos sin saber cómo en las
filas de los grandes, mediano militar y pésimo político, prueba viva \
de las locuras de la fama y usurpador de una celebridad que ha- i
bría cuadrado mejor a otros caracteres y nombres condenados hoy
al olvido, acabó su breve carrera sin decoro ni grandeza. Un no-
ble morir habría dado a su figura el realce heroico que no pudo
alcanzar en tres años de impaciente agitación y bullanga ; pero tan
desgraciada era la libertad en nuestro país que ni al morir bajo
las soeces uñas del absolutismo pudo alcanzar aquel hombre la
dignidad y el prestigio de la idea que se avalora sucumbiendo. Pe-
reció como la pobre alimaña que expira chillando entre los dientes
del gato."
En el episodio decimoctavo—Un voluntario realista; Madrid,
1929; ed. Hernando—también carga sobre nuestra Orden despia-
dadamente. "Contra la masonería, que es el gobierno de Satanás,
se levantará la Religión, que es el gobierno de Dios" (4). Uno de
los personajes absolutistas comenta el que sin gobernar los libera-
les gobierna, sin saber cómo, su espíritu "y las sectas, las infames
sectas masónicas, no han sido destruidas. El ejército, que se com-
pone absolutamente de masones, no ha sido disuelto y malbara-
tado, y en cambio están sin organizar los voluntarios realistas...
Andan sueltos muchos, muchísimos que fueron milicianos nacio-
nales y asesinos de frailes y monjas, y la masonería se extiende
hasta el mismo trono..." ( 5 ) . "...—Dígame usted: ¿no está la
Corte minada por los masones ? ¿ Es cierto, como aquí nos han di-
cho, que si los masones triunfan destruirán todo y no dejarán en
pie nada de lo que hoy existe?—Los masones no triunfarán..." (6).

(1) Página 137.


(2) Página ISO.
(3) Página 61.
(4) Página 34-
(5) Página 33-
(6) Página I5I.

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"Nos dijeron que el Rey, ¡ pum !, estaba entregado a los masones, y
que la Cámara Real era una Logia, una zahúrda de jacobinos...,
¡ pum ! ; que Calomarde era masón, que el Rey era masón..., ¡ pum !"
(i). "... El Rey llegará y hará un picadillo masónico con la car-
ne de todos los que se han batido en Cataluña por la causa santa,
divina, inmortal, de la Fe y de la Monarquía" (2).
A los gritos de "¡Viva la Religión y mueran los masones!" se
hizo la sublevación apostóhca de 1827, y "¡Viva Carlos V ; mueran
los masones!" se vociferaba en 1833 y 1834.
En Los apostólicos pregunta una dama: " — ¿ Y qué es ser de-
mocracio". Se le contesta: "—Un perdis, un masón, un liberalo-
te, un conspirador..." (3). De nuevo se insiste en este episodio so-
bre la contaminación masónica en el ejército y la marina. "Desde
la guerra de la Independencia, el ejército, lo mismo que la ma-
rina, están carcomidos por la masonería. La revolución del 23 obra
fué de los masones militares ; las intentonas de estos años también
son cosa suya, y en estos momentos, señores, se está formando una
Sociedad llamada la Confederación Isabelina en la que andan mu-
chos pajarracos de alto vuelo" (4). Sabemos también por Los
Apostólicos que a Juan Nicasio Gallego se le delata "por franc-
masón" (5).
En Un faccioso más y algunos frailes menos se lee: "... Ahora
los tiernos angelitos, en vez de chuparse el dedo, han dado en la
flor de jugar a la masonería y al carbonarismo, y entre burlas y ri-
sas tienen arriba sus Cámaras de honor y sus Hornos, donde ha-
cen varias mojigangas que es preciso denunciar a la policía" (6).
Es la obsesión de Galdós, el aspecto grotesco del ritual masónico,
cuando no hay nada más espiritual y trascendente que el simbolis-
mo de nuestra Orden. " Y a tenemos—dice en otra parte—al maso-
nismo en planta, con sus irrisorios misterios, sus fórmulas y nece-
dades..." (7).
Era entonces la calidad de isabelino calidad masónica por re-

(1) Página 209.


(2) Página 210.
(3) Página 92.
(4) Página 162.
(5) Página 96.
(6) Página 72.
(7) Página 70.

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già general. Así nos lo revela este breve diálogo del episodio a
que venimos refiriéndonos.
"—¿ Y hasta la muerte defensor del trono legítimo ?
"—Del trono de Isabel II.
"—¿Pues qué? ¿Es usted...?
"—Masón, señora... i7
"—j Masón !—repitió luego mirando al que, según ella, era un
soldado de las milicias de Satanás—. ¡Quién lo diría!" (i).
El episodio Zumalacárregui apenas si trata de masonería. Alu-
de a "una taifa de capellanes masónicos" y a la misión que
se confió al hermano de don Tomás, el general carlista, que era
masón y de los connotados. "Andaba en estos cabildeos don Miguel
Zumalacárregui, regente de la Audiencia de Burgos y afecto a la
Reina. Cartas afectuosas se cruzaron entre los dos hermanos, lle-
vadas y traídas por los oficiales cristianos Vidondo y Eraso."
No salimos mejor librados que en los precedentes en el veinti-
dós episodio—Mendizáhd—, donde Galdós repite datos leídos en
las Memorias de Alcalá Galiano.
"Todas aquellas trapisondas salían de la masonería, que aho-
ra—en 1836—es una vieja pintada y entonces era una mocetona
llena de vida y seducciones con las cuales enloquecía a la juven-
tud." Están hablando Fernando Calpena y don Pedro Hillo. Este
añade : "... en Cádiz existía lo que llamaban el Soberano Capítulo
y el Sublime. Taller y qué sé yo qué. De estos talleres y capítulos
salían las conspiraciones para sublevar el Ejército y derrocar la
tiranía; de allí las trifulcas, las asonadas, los ríos de sangre... Men-
dizábal era masón, que en aquel tiempo era lo mismo que decir
político". De donde deducía el clérigo Hillo que para ser algo por
aquellos dias o conseguir alguna ventaja era preciso "agarrarse
previamente a los faldones o a las faldas de esa gran púa de la
masonería". Mendizábal, págs. 30 y 31 ; Madríd, 1916.
El mismo "episodio nacional" insiste—página 63—en que al in-
fante don Francisco de Paula de Borbón, Gran Maestre que fué
de nuestra Orden, se le llamaba Dracón en la masonería. "A Dra-
cón todos le conocemos y no hay que hacer misterio de él ni de
su nombre de batalla. Creo que se exagera la importancia del tal :

(i) P á g i n a s 61 y 62.

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de mí sé decir que no creo que exista plan ninguno verosímil fun-
dado en la personalidad del infante."
Más adelante habla el clérigo Hillo de "enjuagues masónicos"
—página 7 4 — d e los que "de tanto andar al oscuro en las logias
y sublimes talleres soterráneos ven visiones"—página 147—, de las
"nefandas logias", "cavernas endemoniadas" y "ritos extravagan-
tes", "antros donde se forjan las revoluciones y el ateísmo".
Las logias ardían en tiempo de la Reina Gobernadora, dice
Galdós en De Oñate a La Granja (i). "En las logias, los patriotas
alborotados declaraban que armarían gran tremolina si el duelo
—entre Istúriz y Mendizábal—resultaba una tramoya moderada
para asesinar al ministro..." (2).
Hablase también en ese episodio de los que armaban "belenes
revolucionarios arrimándose a las logias" (3) ; de los que se me-
tían "en mil trapisondas con la mira de pescar algo de lo que se
repartían las logias en vísperas de motín" (4) ; del "infame Fr. Cri-
sòstomo de Caspe, que de fraile se trocó en masón y de revolucio-
nario en asesino" ( 5 ) , y de que la masonería invadía la cárcel, el
Saladero, llevada allí por "los presos políticos" hasta hacer "pro-
sélitos de los cabos de vara" (6), conspirándose en ella "lo mismo
que en cualquier otra parte" (7).
Se dice en Luchana que la revolución de La Granja de 1836
"era obra del masonismo" (8). "La guarnición del Real Sitio era
escasa" y estaba "maleada por las logias" (9). Habla también de
"la dislocada juventud de Tepa o de las Tres Cruces" (10), y nue-
vamente nos mete en docena a los masones con los "perdularios
ateos", siendo así que esto último no podemos serlo.
No hay en La Campaña del Maestrazgo ninguna referencia a
la masoneria, pero en Vergara ya habla de los "pueblos engaña-

(1) Página 1 2 1 .
(2) P á g i n a 91.
(3) P á g i n a 73-
(4) P á g i n a 54.
(5) P á g i n a 8.
(6) P á g i n a 62.
(7) P á g i n a 55.
(8) P á g i n a 16.
(9) P á g i n a 36.
(10) P á g i n a 67.

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dos por el masonismo" (i) y recoge palabras de Maroto de que
más quería ver muerta a España "que en brazos del masonismo y
de la revolución (2). Considera "un nuevo delirio masónico" ( 3 )
lo de sustituir a doña María Cristina por el infante don Francis-
co de Paula y "verdadero furor masónico por la dominación" (4)
el memorial de Espartero a la Reina Gobernadora.
Por La Estafeta Romántica nos enteramos de que el año 1837
el h.-. don Joaquín María López, ministro de Gobernación, no ce-
saba "de hacer cesantías para colocar gentes de las logias" ( 5 ) . Y
nada más.
"No sé lo que son los partidos ni para qué existen las logias ;
pero declaro que creo en la libertad..." (6), nos dice un personaje
de Montes de Oca que no quiere ni "pronunciamientos, ni logias,
ni cadalsos" (7).
En Los Ayacuchos alguien pide permiso para despotricar a to-
da "satisfacción contra la cuadrilla masónica" que rodeaba a Es-
partero, "criminal autora de estos desastres" (8), y tilda de ma-
sones a los hijos del infante don Francisco, "y masona es tam-
bién la infanta Carlota" (9). Vuelve otra vez sobre este infante
en Bodas Reales : "... los amigos de Madrid me han contado que
en los tiempos en que regentaba la napolitana, don Francisco hon-
ró con su presencia las reuniones masónicas, queriendo de este mo-
do mostrar su gusto del filosofismo, y le pusieron el mote de Dra-
cón, por ser costumbre antigua en las logias llamar a las personas
con nombres que no fueran de Santos..." (10).
El hábito de la ocultación, del misterio, se lee en Las Tormen-
tas del 48, "nos llevó a sigilosas prácticas inspiradas en el maso-
nismo, y no tardamos en inventar signos y fórmulas con los cuales
nos entendíamos burlando la curiosidad de nuestros compañeros.
(1) P á g i n a 184.
(2) Sag., 289. S i n e m b a r g o , M a r o t o e r a h.-. iniciado e n u n a L o g i a d e
L i m a d u r a n t e su e s t a n c i a e n a q u e l l o s p a r a j e s .
(3) P á g i n a 83.
(4) P á g i n a 175-
(5) P á g i n a 78.
(6) ^'ágina 26.
(7) P á g i n a 18.
(8) P á g i n a 53.
(9) P á g i n a 329.
(10) P á g i n a 237.

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Estaban de moda entonces la masonería y el carbonarismo, y For-
nasari, que era el mismo demonio y se había instruido no sé cómo
en los ritos y garatusas de aquellas sectas, estableció entre nos-
otros un remedo de ellas" (i).
Por el mismo episodio sabemos que los masones se reunían en
la taberna de la calle Imperial, donde un personaje oye "runrunes
y así como latines masónicos" ( 2 ) .
Recoge también Galdós en este episodio la leyenda del Pío IX
masón. "El señor Clonard dijo que el Papa actual es un Robes-
pierre con tiara y que preside las logias masónicas..." (3). "¡Vaya
que será linda cosa un Papa progresista!... ¡ L a Iglesia dando el
brazo a los hijos de la Viuda!... ¡Cristo entre masones!..." (4). En
Narváez sigue hablando de "las concesiones de Pío I X a los re-
volucionarios, que aparecían en las calles de Roma ennegrecidos
aún con la tizne de las logias..." (5), y dice que Rossi "despreció
los avisos que se le dieron de que las logias habían decretado su
muerte" (6).
Por Los Duendes de la Camarilla nos enteramos de que sor
Patrocinio "llevaba larga correspondencia con personas desconoci-
das de fuera, que la tenían al tanto de todas las intrigas y diabluras
masónicas" ( 7 ) . "—¿Sabes tú, pobrecilla, las ramificaciones que
por una y otra parte de la sociedad tiene nuestra comunidad ma-
sónica? ¿Quién te ha dicho que no enlazamos nuestros hilos con
hilos muy finos de conventos y palacios?" (8), dice un personaje
del episodio. Y se añade que por aquellos días andaba la policía
"muy atareada, cazando con bala o con liga, como puede, pajarra-
cos masónicos o militares sin seso..." (9). Especialmente don Fran-
cisco Chico, que prendía criminales y espantaba masones. "¿ A que
no acierta—pregunta don Francisco Chico en el episodio siguiente.
La Revolución de Julio—dónde han ido a celebrar sus aquelarres

(1) P á g i n a 20.
(2) P á g i n a 247.
(3) Página 1 3 0 .
(4) P á g i n a 59.
(5) Página 116.
(6) Página 119.
(7) P á g i n a 64.
(8) Página 1 1 2 .
(9) P á g i n a 148.

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los malditos masones que yo desalojé de la logia de Tepa?" (i).
No contesta Galdós. Se limita a observar que la juventud de aque-
llos días—año de 1854—era "revolucionaria y masónica" (2). Ni
en O'Donnell, ni en Aita Tettauen, ni en Carlos VI en la Rápita, ni
en La vuelta al mundo en "La Numancia", se refiere Galdós a la
masonería.
En Prim hay una mujer que se declara "masona y descami-
sada" ( 3 ) y se habla de "el delirio de la organización masóni-
ca..." (4). Cree Galdós que Prim entró "en cordialísima inteligen-
cia con el capitán francés—del barco, se entiende—por obra y gra-
cia del Grande Oriente Universal del Rito Escocés..." (?) (5).
Nada que haga relación a la masonería encontramos en La de
los tristes destinos, y muy poco en La España sin Rey, como no
sea el que llama a los demócratas "papagayos disecados que, como
un mecanismo, dan los tres golpes de Libertad, Igualdad, Frater-
nidad..." (6).
En España Trágica hay un personaje que se encuentra "arras-
trado a la visita de las logias, en las que no se entraba sin cierto
respeto por la tradición del misterio y de la pintoresca liturgia que
allí se gasta. Cierto que las formas rituales habían decaído enor-
memente—en 1870—y que las iba sustituyendo el positivismo co-
operativo ; pero aún quedaba solemnidad y persistían los arrumacos
y simbólicas garatusas. Visitó Halconero la Rosa Cruz, la Man-
tuana y tres más. Unas estaban instaladas en sótanos, otras en
desvanes. Nada sacó en limpio de aquellas secretas asambleas el
ilustrado joven, como no fuera tenerlas por decaídas y amenazadas
de muerte. Cuando todo podía decirse y concertarse en lugares
públicos y aun al aire libre, para nada servía el tapujo en reuniones
•nocturnas y soterradas" (7).
Otro que tal dice que salió de la masonería abominando "de
sus gatuperios infernales" (8), pues "todos los crímenes políticos

(1) P á g i n a 122.
(2) Página 187.
(3) Página 90.
(4) Página 317-
(5) Página 162.
(6) Páginas 88 y 89.
(7) Páginas 49 y SO-
(8) Página 104.

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que hemos visto obra fueron de la masonería" ( i ) , ya que esos
que llaman "Maestros Sublimes Perfectos no son más que unos
grandes tunos" (2).
"Este rey—^Amadeo I—es masón, y nos ha traído acá el In-
fierno" (3), comenta uno de los personajes del episodio así titu-
lado, Registra Galdós el hecho de que Amadeo de Saboya saluda-
ra "con graciosa novedad, extendiendo ceremoniosamente el bra-
zo al quitarse el sombrero", lo que era ni más ni menos que "el
saludo masónico en su expresión castiza"... (4).
Describe Galdós los funerales de Prim en la basílica de Atocha,
"que los atrevidos masones convirtieron por un buen rato en logia
o taller. Nunca vi cosa semejante, alarde atrevidísimo de licencia
cultural... Los masones, que eran unos treinta, pertenecientes al
Gran Oriente Nacional de España, dieron comienzo a la ceremo-
nia sin que nadie les estorbara en los diferentes pasos y manipula-
ciones de su extraño rito" (5). Sigue Galdós dando detalles un
poco arbitrarios del acto a que se refiere. Lo primero, dice, fué
hacer tres viajes alrededor de la caja, formados unos tras otros.
El primero y segundo viajes iban dirigidos "por los dos primeros
vigilantes de la Orden ; en el tercero iba de guía el Gran Maestre".
Al paso arrojaban sobre el cadáver hojas de acacia. Luego "el
propio Gran Maestre dio tres golpes de mallete (un mazo de ma-
dera) sobre la helada frente de Prim, llamándole por su nombre
simbólico: Caballero Rosa Cruz, Grado 18 (?). A cada llamamien-
to los masones, mirándose con gravedad patética, exclamaban:
"¡No responde!" Después formaron la cadena mística, dándose
las manos en derredor del muerto. El Vigilante declamó con voz
sepulcral: La cadena se ha roto. Falta el hermano Prim, Caballe-
ro Rosa Cruz, Grado 18. A continuación el Gran Maestre pronun-
ció un breve discurso apologético, y luego leyó un balaustre. Así
llaman a las comunicaciones o documentos que las logias de di-
ferentes países se cruzan entre sí para restablecer la fraternidad
universal. El balaustre era de la masonería italiana, que ponía

(1) P á g i n a SI.
(2) P á g i n a 5 1 .
(3) P á g i n a 26.
(4) P á g i n a 6.
(5) P á g i n a s 1 2 y 1 3 .

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bajo la salvaguardia de los hermanos del Grande Oriente Español
la persona de Amadeo de Saboya, encargándoles encarecidamente
que velaran por el nuevo rey y le protegieran de la maldad y
asechanzas de todo género" (i). Luego resultó, según Galdós, que
el "balaustre" era falso, y que "Amadeo no figuraba en la maso-
nería de su país", atribuyéndolo a invención "de un español amante
de la casa de Saboya" (2).
En La primera República habla un personaje de Galdós de "un
templo masónico adonde me llevaron una noche a ver una Tenida
blanca con pasteles, caramelos y baile agarrado" (3) ; y en De Car-
tago a Sagunto, del masón Alcalá Zamora, obispo de Cebú, "de-
mócrata de buena cepa, que siendo diputado en las constituyen-
tes del 69, votó la libertad de cultos vestido de clérigo..."
Se cierran los episodios con Cánovas, en el que no hay nada
que aluda a la masonería.
No creo que sea preciso insistir en la animadversión a la
Orden del gran novelista español. Siempre que habla por cuenta
propia, o a través de los distintos personajes de sus episodios, lo
hace con una cierta delectación morosa contra la masonería, que
diputa de mojiganga grotesca, cuando no de criminal organización.
Habla del ritual masónico siempre irrespetuosamente, ¡ como si no
fuese tan digno de veneración como cualquier otro !
Galdós no conoció la masonería en su más profundo sentido, y
tiene por ella la antipatía que le produjo verla metida, a lo largo
de todo el siglo X I X , en zalagardas y aventuras políticas que la
desnaturalizaron y relajaron. De haberla conocido mejor, sin duda
sus juicios aparecerían más refrenados y ecuánimes. Pero tal como
los enuncia, era ya hora de registrarlos en estos volúmenes de
LATOMIA.

H... BOLÍVAR

(I)' P á g i n a 14.
(2) P á g i n a 14. E r a h.-. h o n o r a r i o d e la logia italiana Dante Alighieri
(3) P á g i n a 20.

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NUESTRO Н.\ EL ABATE MARCHENA^
Riouffe, en sus breves pero interesantes Memoires, cuenta í
cómo el 4 de octubre de 1793 fué detenido en Burdeos con un ^
español, llevado con él a París y con él encerrado en la Conser-
jería. El 9 Thermidor se les concedió al mismo tiempo la libertad.
Veamos lo que nos dice Riouf fe: "Fui detenido con un es-
pañol que había venido a Francia a buscar la libertad bajo la
garantía de la fe nacional. Perseguido por la Inquisición religio-
sa de su país, cayó en Francia en manos de la inquisición política
de los comités revolucionarios. Dudo que exista un alma más ver-
dadera y enérgicamente poseída de amor a la libertad, ni más dig-
na de gozarla. Su destino era ser perseguido por su causa y amar-
la siempre. Contar mis desdichas es referir las suyas. Nuestra
persecución tenía las mismas causas; los mismos hierros nos en-
cadenaron, los mismos calabozos nos recibieron y el mismo golpe
había de acabar con nuestras vidas." Riouffe prosigue el relato
de sus aventuras, a las que el "español" se encuentra constante-
mente asociado ; y ¡ cosa extraña !, no lo llama nunca por su nom-
bre. Sin embargo, un hombre al que se le rinde un tan alto ho-
menaje no podía ser un cualquiera, y merecía sin duda que se le
diese su nombre. Verdad es que en lo terrible de aquellos aconteci-
mientos, y en su tremenda rapidez, el individuo valía bien poco.
Pero lo que debió impresionar a Riouffe, y lo que sin duda más
le conmovió, es que "el español" sufriera persecuciones por la
causa de los girondinos. Se había, pues, enrolado bajo una ban-
dera que no era la suya, arrojando sobre Robespierre palabras que
la historia ha recogido.
Riouffe libre, debía recordar las cosas mejor; pero ya en esta
época al "español" le habían salido nuevos enemigos, entre los
vencedores del momento, y la prudencia es patrimonio de los que
acaban de salir de las cárceles.
¿ Quién era este "español" a quien el odio a la Montaña había
confundido con los partidarios de la Gironda y arrojado en los
mismos calabozos? Menéndez Pelayo nos dice que un "personaje
más famoso que estimable", de vida llena "de turbulencia y es-

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cándalo", que "difundió incansablemente las peores ideas de su
tiempo" ; Marchena, en una palabra. (Véanse los Estudios de criti-
ca literaria; tercera serie ; págs. 187-371 ; Madrid, 1900.)
Don José Marchena y Ruiz de Cueto vio la primera luz en
Utrera el 18 de noviembre de 1768. Sus padres le destinaron, en
su piadosa esperanza de que asi serviría mejor a Dios, a la ca-
rrera eclesiástica, en la que no pasó de las órdenes menores, de
donde su título de abate por el que siempre se le conoció. Gran
latino y muy ducho en francés, leyó las obras de los filósofos más
en boga.
"He leído—decía el mismo Marchena en 1791—todos los ar-
gumentos de los irreligiosos; he meditado y creo que me ha to-
cado en suerte una razonable dosis de espíritu filosófico."
No parece, sin embargo, haberle agradado en demasía los es-
tudios especulativos, por cuanto uno de sus biógrafos—Gaspar
Bono y Serrano, Miscelánea Religiosa, Política y Literaria; Ma-
drid, 1870; pág. 311—nos informa de que, según supo por "un
primo suyo, anciano octogenario y respetable, que le trató muy de
cerca, no quiso aprender más que Gramática latina en sus pri-
meros años, habiéndose resistido obstinadamente a comenzar la
Filosofía, y sobre todo a dedicarse a los estudios eclesiásticos...
No es cierto que se ordenara de diácono, como dijeron muchos
años después en son de crítica y de burla algunos periódicos de
Madrid. Además de que no hay de esto la menor noticia en su
pueblo natal, donde viven todavía algunos viejos que le conocían
personalmente, mi apreciable amigo el Sr. D. Fernando de Olme-
do y López, canónigo de la catedral de Sevilla, ha examinado de-
tenidamente, por encargo mío, los libros de órdenes de aquel ar-
zobispado, y de sus diligencias resulta que jamás pasó aquél de
grados menores."
Lo que desde luego aparece en Marchena es un amante de las
ideas que por entonces revolucionaban Europa, y seguramente a
su iniciación en la masonería debe las orientaciones posteriores.
"Quien le inició en tales misterios, no se sabe", dice Menéndez
Pelayo. "Ardiente e impetuoso—prosigue el polígrafo santanderi-
no—, impaciente de toda traba, aborrecedor de los términos medios
y de las restricciones mentales, e indócil a todo yugo, proclamaba
en alta voz lo que sentía... E l primer escrito en que Marchena

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hizo alarde de tales ideas—es decir, de ser un espíritu libre—fué
una carta contra el celibato eclesiástico, y de paso contra los frai-
les, dirigida a un profesor de Sagrada Escritura, que había cali-
ficado sus máximas de perversas y opuestas al espíritu del Evan-
gelio.
Por cierto que Marchena, al defenderse, quiere pasar, no ya
por cristiano, sino aun por catóHco piadoso.
• Estudió no sólo en Sevilla, como se dice, sino también en Sa-
lamanca y Madrid (i).
Marchena, que ya por entonces tenía veintiún años, saludó con
júbilo el advenimiento de la Revolución francesa y entró con otros
jóvenes y "algún extranjero", masones todos ellos, en una cons-
piración. Descubierta ésta, hubieron de dispersarse los que la tra-
maban, cayendo, sin embargo, algunos en las garras de la Po-
licía.
Esta conspiración no vale confundirla, como hacen algunos
historiadores, con la del h.-. Picornell, fraguada en 1795 y no en
1796, como dice Morayta. Para ese tiempo no estaba ya Marche-
na en España, y su nombre para nada figura en el proceso, si bien
parece haberse correspondido con sus autores. Menéndez Pelayo
recuerda haberlo leído así "en unos apuntes manuscritos del ar-
tillero D. Juan de Dios Gil de Lara, contemporáneo y amigo de
Marchena".
En una carta escrita en Bayona por Marchena al ministro de
Negocios extranjeros Le Brun, el 29 de diciembre de 1792, dice
que había padecido "seis años de persecuciones y de inquietud en
el país más esclavo de la tierra", y que se había visto "forzado a
abandonar el pueblo del despotismo religioso y civil", porque "la
Inquisición quería perderle", buscando "su asilo en la Francia
libre".
Se sabe también que en sus correrías por España, Marchena
residió, ya como alumno, ya como profesor, en el famoso semina-

c i ) E n la Gaceta d e l l o d e a g o s t o d e 1784, citada p o r M o r e l - F a t i o — R e -


vue historique, septiembre y octubre d e 1890, artículo i n t i t u l a d o : Don José
Marchena et la propagande révolutionaire en Espagne en 1792 et 1793—se
l e e ; " D o n Carlos González A l v a r e z y D. Joseph Marchena, alumnos de l o s
Reafes E s t u d i o s d e e s t a Corte, sustentaron e x a m e n público de la lengua
hebrea...".

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rio de Vergara, sede del enciclopedismo. Notoria es la afición a
la Enciclopedia que tuvieron el conde de Peña Florida, el marqués
de Narros, Samaniego y otros nobles guipuzcoanos. Había quince
suscriptores de ella en el país vasco, no obstante lo cara que cos-
taba. En San' Sebastián y Azcoitia se contaban bastantes volteria-
nos, entre los que uno muy excéntrico, "llamado Eguía y Corral,
que en treinta años seguidos que vivió en París apenas salió de
las galerías del Palais-Royal, donde, según él, se encontraban todas
las cosas necesarias y agradables para la vida intelectual y mate-
rial, pero no lo que para nada hace falta, esto es, botica e iglesia".
Menéndez Pelayo dice que del Seminario de Vergara procedía
un don Manuel José Narganes de Posada, catedrático que fué de
Ideología y Literatura en el Colegio francés de Soréze, donde en
1807 escribió unas Cartas sobre los vicios de la Instrucción pú-
blica en España, y proyecto de un plan para su reforma—Ma-
drid, 1809—, "producción curiosa por más de un título, y en la
cual, a vueltas de algunas observaciones sensatas, se patrocinan
sin ambages las más radicales conclusiones del sensualismo del si-
glo pasado, atacándose fieramente toda noción metafísica y aun
la posibilidad de ella. Narganes se hizo afrancesado y fué Venera-
ble de una de las primeras logias establecidas en Madrid por los
invasores".
En Vergara estrechó Marchena lazos de amistad con Santibá-
ñez, "mediano poeta y exaltado revolucionario", amistad que uno
y otro habían de estrechar en París. Marchena le dedicó una sá-
tira en tercetos, en la que se leen versos tan expresivos como
éstos :

L o s pensamientos nobles son proscritos


antes d e v e r la luz, y s o f o c a d o s
de la santa v e r d a d l o s libres g r i t o s .

Para propagar sus ideas, escribe Menéndez Pelayo—loe. cit.,


página 2 1 2 — , fundó Marchena, probablemente en colaboración
con Santibáñez, una llamada Sociedad Literaria, con visos de so-
ciedad secreta y de logia masónica. No hemos podido averiguar
en qué punto de España funcionaba. El único documento que nos
queda de su existencia es un discurso en verso suelto, que leyó
Marchena en la inauguración, y en el que se declama contra el

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despotismo y la intolerancia y se elogia a Jovellanos, Moratín y
Santibáñez.
A esta sociedad, evidentemente masónica, alude Marchena en
estos otros versos:
D e la santa a m i s t a d y de las ciencias
al sagrario a c o g i d o , los profanos
asestarán en balde sus saetas
contra n o s o t r o s

O bien hasta el e t e m o nuestras almas


por grados elevando, nuestras m a n o s
p u r a s de iniquidad l e v a n t a r e m o s . . .

Marchena escribe no pocas poesías políticas con claras alu-


siones a la masonería:
Dulce filosofía,
tú los m o n s t r u o s i n f a m e s alzaste...

Por fin la Inquisición hubo de fijarse en él. Advertido por sus


hh.-., y especialmente por don Alberto Lista, pasó a Gibraltar,
donde embarcó para Francia en mayo de 1792.
Reynon nos habla de él en sus Memorias: "Su estatura—es-
cribe—no pasaba de cuatro pies y ocho pulgadas. Tenía el rostro
picado de viruelas y las narices larguísimas. Era muy suelto de
cuerpo y de lengua. Hablaba y escribía bastante bien el francés.
Le vimos por primera vez cuando llegó a San Juan de Luz, en
1792, entusiasmado hasta el delirio con la idea de vivir en el país
de la libertad...".
En la logia "Los Hermanos y Amigos Reunidos", de Bayona,
pronunció un discurso, probablemente su primer escrito en fran-
cés. Pero pareciéndole Bayona "corto teatro para su ambición,
pasó muy pronto a París, donde escribió en un periódico terrorista
y formó parte del club de los Jacobinos". Este periódico a que se
refiere Reynon era el famoso Ami du peuple, dirigido y redactado
en su mayor parte por Marat, oriundo de España, aunque na-
cido en Suiza y amigo de los refugiados españoles, y especialmen-
te de Guzmán, por quien acaso Marchena entró en relaciones con
el famoso revolucionario francés (i).

(i) E l periódico aludido se fundó en 1789, bajo el título d e Publiciste


parisien. F u é d e s p u é s c u a n d o se llamó L'Ami du peuple.

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Sin embargo, cuando Marat se desembaraza y declara sus
verdaderas doctrinas, Marchena se separó de una asociación que
comenzaba a inquietarle y que más tarde, a fuer de masón, había
de mirar con horror. No era el exterminio el ideal que le había
llevado á Francia. Y cuando Carlota Corday libra a su patria de
aquel monstruo, Marchena le dedica un himno vengador, que
no deja de tener energía y vehemencia (i).
En diciembre de 1792 Marchena, que ya había roto con la
Montaña, fué recomendado por Brissot a Le Brun, ministro, como
ya dijimos, de Relaciones Exteriores, a quien envió una alocución
que mandaba a la Península y que fué causa de que el Gobierno
de Carlos IV le secuestrara sus bienes ; y más tarde una Memoria,
en la que se daban consejos encaminados al triunfo de la Revolu-
ción en España.
Le Brun, que había organizado en la frontera dos comités de
propaganda revolucionaria, uno en Bayona y otro en Perpiñán,
designó a Marchena para formar parte de imo de ellos.
En la citada Memoria, donde, según Menéndez Pelayo, "no
deja de campear cierto espírtu tradicional e histórico", Marchena
se mostraba federal contra Guzmán, ya dantoniano, y Basterreche,
que querían implantar en España una república unitaria. Uno de
los federales más connotados era "el ciudadano Hevia", antiguo
secretario de la Embajada de España en París, de la familia dej
los marqueses del Real Transporte, quien redactó el 93 una pro-i
clama en la que llamaba a María Luisa, la mujer de Carlos IV, 3
"Mesalina de Borbón", e insultaba a la pobre María Antonieta,.!
cuya cabeza iba a rodar pronto en el cadalso (2). Reconozcamos,;
(1) V é a s e a l g u n a d e las e s t r o f a s :
Salve, deidad sagrada;
t ú d e l m o n s t r u o sagrado iiberiaste
la p a t r i a ; t ú v e n g a s t e a l o s h u m a n o s ;
tú a la Francia enseñaste
cuál u s a el a l m a libre d e l a e s p a d a
y cuál sabe i n m o l a r a l o s tiranos.
(2) E n la p r o c l a m a d e H e v i a se lee e s t o , que v a l e la pena t r a n s c r i b i r :
" ¿ Q u i é n o s h a d i c h o q u e l o s f r a n c e s e s querían d e s t r u i r n u e s t r a santa
r e l i g i ó n ? i A h ! i C ó m o los tiranos se v a l e n d e l o s m e d i o s m á s e n g a ñ o s o s para
s e d u c i r o s ! E s p a ñ o l e s , la religión d e J e s ú s predica la i g u a l d a d , y v o s o t r o s
s o i s e s c l a v o s . . . ¡ O h ! , cuan fácil f u e r a d e m o s t r a r q u e la r e l i g i ó n d e v u e s t r o s
a b o m i n a b l e s i n q u i s i d o r e s e s el m á s horrible a n t i c r i s t i a n i s m o ; q u e la c o n d u c -
t a d e l o s f r a n c e s e s n o e s o t r a q u e la m o r a l apostólica..."

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escribe Menéndez Pelayo, que Marchena, aun en el mayor arreba-
to de sus pasiones, jamás se deshonró con estas abominables in-
vectivas y mostró siempre cierta nobleza de alma...
Otro de los del bando de Marchena era el ya citado Santibá-
ñez, de quien decía a Le Brun el alcalde de Bayona, Basterreche:
"Ha llegado aquí un español recomendado por su talento y su ca-
rácter; se llama Vicente María Santibáñez; viene escapado como
por milagro de las persecuciones de la Inquisición y de la Corte.
Era profesor de Elocuencia y de Política en una Universidad, pero
hace algún tiempo se había establecido en Madrid, donde cultivaba
con éxito las bellas letras. Es hombre que ha frecuentado la mejor
sociedad y que conoce a fondo toda la máquina del Gobierno es-
pañol, y todavía mejor a los individuos que la dirigen. Nos podrá
ser extremadamente útil, porque tiene conocimientos, mucho inge-
nio y se expresa elocuentemente en castellano, y, si es menester,
en francés...".
Santibáñez era, en efecto, un hombre de buena inteligencia
que había desempeñado cátedras en Valencia y Vergara; escritor
correcto, así en verso como en prosa. A Francia llegó cargado de
memorias y proyectos para hacer la felicidad de España. Fué, sin
duda, masón, como todos sus compañeros de destierro.
Poco después Marchena y Hevia caían de la gracia del minis-
tro francés Le Brun. Eran tiempos de recelo y desconfianza. El
grupo francés, escribe Morel-Fatio, quería a todo trance excluir
de los comités a Marchena y a Hevia, cuyo conocimiento de las
cosas de España, así como la superioridad de su cultura, mortifi-
caban a las medianías y a los ignorantes que tanto en Bayona como
en Perpiñán pretendía tomar la dirección de los negocios es-
pañoles.
Acordaron, como era por entonces costumbre, denunciarlos
como sospechosos de traición e incivismo. El ciudadano Tasche-
reau, antiguo agente secreto en Madrid, encargado de espiar al em-
bajador Bourgoing, y otro ciudadano aun de menos relieve, 11a-

Sin e m b a r g o , e n u n a s Reflexiones q u e d i r i g i ó al m i n i s t r o L e B r u n , dice :


"Sin d u d a q u e h a y q u e minar p o c o a p o c o la r e l i g i ó n cristiana. L a t e o c r a -
cia d e b e d e s a p a r e c e r d e la superficie d e la tierra, j u n t a m e n t e c o n la tiranía
a la cual s i r v e d e a p o y o . P e r o n o h e m o s d e c r e e r q u e en p o c o t i e m p o s e
l o g r a r á d e s c u a j a r e s t a planta parásita..."

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mado Caries, escriben a Le Brun, pintando a Marchena comò "jo-
ven aturdido, que no tiene más que las apariencias de un hombre
instruido y que posee, en cambio, toda la presunción de un igno-
rante... Se le ha visto variar muchas veces en sus principios re-
volucionarios... Este hombre es sospechoso de todo pimto, y mu-
chas cartas que ha escrito a Madrid pueden atestiguarlo. Ade-
más, fuera de algunos concimientos en moral y en política, Mar-
chena no sabe absolutamente nada, porque no ha meditado ni
reflexionado sobre nada. El otro colaborador, llamado Hevia, está
igualmente vacío que Marchena de buen sentido y de refle-
xión".

Tan eficaces fueron estas denuncias que cuando Marchena y


Hevia intentaron salir de París para Bayona, son detenidos por
extranjeros sospechosos.

Tan pronto se enteró de ello Brissot, escribió a Le Brun,


abogando por Marchena y Hevia. Le Brun, sin embargo, no se
prestó a intervenir más que en favor de Hevia. Marchena debió,
en todo caso, recobrar pronto la libertad.
Proscritos los girondinos en 2 de junio de 1793, declarados
traidores a la patria en 25 de julio del mismo año, encarcelados
unos, ocultos otros, los restantes fueron a encender la guerra ci-
vil en los departamentos del Este, Centro y Mediodía. Entre los
que toman a su cargo este empeño figuran el joven literato Riouf-
fe y el español Marchena. Comenzaron buscando asilo en Bre-
taña, y desde Quimper pasaron, en una barca fletada por Duchá-
tel, a Burdeos. En esta barca iban nueve viajeros : Cussy, Duchá-
tel, Bois-Guyon, Girey-Dupré, Salle, Median, Bergoeing, Riouf-
fe y Marchena.

Fracasado el movimiento, Marchena y Riouffe, y no se sabe


si algún otro, tuvieron la osadía de meterse en Burdeos, siendo,
como es consiguiente, detenidos. Y a hemos dicho que en las Mé-
moires de Honorato Riouffe no se cita nunca a Marchena más
que con el nombre del español. Thiers, al referirnos la fuga de
los girondinos por el mediodía de Francia, nos dice—Historia de
la Revolución francesa, cap. XXIV—que los "perseguidos por
traidores a la libertad" eran "Barboroux, Pétion, Salle, Louvet,
Meillan, Guadet, Kerbelégan, Corsas, Girey-Dupré, Marchena,

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joven español que había venido a buscar la libertad en Francia;
Riouffe...".
En el calabozo en que algunos de éstos fueron encerrados se
solazaban a costa de un pobre benedictino, también preso, pacien-
tísimo en lo de soportar la mofa de aquellos mozalbetes, todos o
casi todos ateos. Cuando no le robaban el breviario, le apagaban
la luz o interrumpían sus oraciones con canciones excesivamente
crudas. Mas él no perdía la esperanza de salvar o convertir a
alguno de aquellos energúmenos. Para que no la conservase, fun-
daron Marchena, Riouffe y los demás un nuevo culto, con un
dios a quien llamaron Ibrascha, y un credo muy semejante al que
luego adoptaron los teofilántropos. Riouffe, que fué por lo visto
el principal promotor del culto a Ibrascha, dice en sus Memorias
que "aquella religión valía tanto como cualquiera otra, y que
sólo podría parecer pueril a espíritus superficiales".
Sucedió que por aquellos días cayó Marchena gravemente en-
fermo y a las exhortaciones cristianas del benedictino respondía
el abate con el grito de "¡Viva Ibrascha!".
Todos los girondinos fueron subiendo al cadalso en corto es-
pacio de tiempo. Los veintiún diputados—Vergniaud, Brissot, La-
case, Ducos, Fonfréde, Lassource...—, en 3 1 de octubre; madame
Roland, "la gran sacerdotisa de la Gironda", el 9 de noviembre;
Le Brun, el ministro, el 27 de diciembre...
Marchena salió indemne de aquel brutal exterminio. Fué en-
tonces cuando el abate español, sintiéndose preterido, escribió aque-
llas extraordinarias provocaciones a Maximiliano Robespierre:
"Tirano, me has olvidado." "O mátame, o dame de comer, tirano."
A Robespierre le dejó estupefacto la audacia de Marchena, al
punto de que quiso atraérselo, comprando su pluma, lo que recha-
zó "el español" con altiva dignidad, continuando en la Conserje-
ría hasta la muerte del tirano, en 9 de Thermidor—-27 de julio de
1794.
Ya libre, le dieron un puesto en el Comité de Salvación públi-
ca, y empezó a redactar, con Poulthier, su nuevo periódico El Ami-
go de las Leyes. Pero los thermidorianos vencedores se dividieron
a poco y Marchena se declaró enemigo furibundo de Tallien, Le-
gendre y Freron, contra los que escribió libelos violentísimos, y
otra vez se vio perseguido. Más tarde lo veremos—1797—haciendo

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cruda oposición al Directorio, que para deshacerse de él, le aplicó
la ley de 21 de Floreal contra extranjeros sospechosos. Conduci-
do a la frontera suiza, fué su primera idea refugiarse en la casa
que en Coppet tenía su antigua amiga la señora de Stael ; pero sea
que ésta no quisiera indisponerse con el Directorio, o bien porque
se pusiera en guardia contra la mordacidad un poco cínica de Mar-
chena—Chateaubriand lo define en sus Memorias de Ultratumba:
"sabio inmundo y aborto lleno de talento"—, lo cierto es que la
castellana de Coppet recibió al abate con escasa cordialidad y que
a los pocos días reñían, vengándose éste de aquélla con agravios
que no son del caso reiterar.
Decidido a regresar a Francia, reclamó al Consejo de los Qui-
nientos, para que se le reconocieran sus derechos de ciudadano
francés, obteniendo no sólo lo solicitado, sino que se le nombrara
oficial de Estado Mayor en el ejército del Rhin, donde al lado
del general Moreau mostró ser un administrador excelentísimo,
aprendiendo en poco tiempo el alemán y redactando una estadís-
tica, que le solicitaba su jefe, sobre una región germánica poco
conocida, a entera satisfacción de éste.
Aparte de dos facecias literarias—un supuesto fragmento de
Petronio y cuarenta exámetros de Cátulo, simulando un trozo per-
dido del canto de las Parcas, en el Epitalamio de Tetis y Peleo—,
publicó Marchena en Francia opúsculos políticos y religiosos, un
Essai sur la Théologie—París, 1 7 9 7 — ; Quelques reflexions sur
les fugitifs français—Paris, 1796—y algunas traducciones del in-
glés e italiano.
Escaso de metales acuñados, pidió en 1798 al rey de España
que se le señalara una pensión, para dedicarse a investigaciones
útiles a nuestra historia en la Biblioteca Nacional de París. Con-
sultado nuestro embajador en aquella ciudad, que lo era el h.-. don
José Nicolás de Azara, "persona, como es sabido, de grande ilus-
tración y cultura literaria y artística, pero que, por haber trocado
en odio su antigua afición a los principios de la Revolución fran-
cesa, no podía mirar con buenos ojos a los que en ella habían to-
mado tan activa parte", contestó que Marchena "era una cabeza
destornillada" y que había "publicado un libro en defensa del ateís-
mo". "Fué lástima", dice Menéndez Pelayo, que no se accediera
a la pretensión del abate, hombre para él "de claro entendimiento".

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al que "la monomanía enciclopedista no le perturbaba el juicio".
Después del proceso de Moreau—1804—, Marchena se hizo
bonapartista. Y a en aquella sazón pasaba por moderado. Estaban
lejanos los días en que osó escribir sobre la puerta de su casa:
"Ici l'on enseigne l'athéisme par principes" (i).
Lo cierto es que vemos a Marchena de secretario del h.-. Joa-
quín Murat, cuando en 1808 le envia Napoleón a España. Y a he-
mos dicho que la posición espiritual de estos hombres que, como
Reinoso, Marchena, Amorós, Alea, etc., preferían una patria libre
de Inquisición y fanatismo a todas las monsergas de la charanga
frailoespañola,. nos conmueve hondamente. Se necesitaba tener un
temple moral magnífico para resistir a las sirenas de la patrio-
tería.
No bien hubo llegado Marchena a Madrid cuando el inquisi-
dor general don Ramón José de Arce—hombre, por otra patre, de
un cierto latitudinarismo y tolerancia—, le mandó prender, reco-
giéndosele todos sus papeles; pero Murat envió una compañía de
granaderos que le sacó a viva fuerza de las cárceles del Santo
Oficio.
El h.-. Carnerero hizo por aquellas fechas un pomposo elogio
de la tragedia Polixena, que Marchena acababa de componer. "Аса- 5
so, nos atrevemos a decirlo sin rebozo, es la que más se acerca a
las sublimes producciones de los griegos y de Racine."
José I nombró a Marchena director de la Gaceta y archivero'
mayor del Ministerio del Interior; le incluyó en una lista de indi-
viduos que había de formar parte de una gran Academia Nacional ;
le ayudó con una subvención para que tradujera el teatro de Mo-
lière, del que sólo El hipócrita y La escuela de las mujeres llega-,
ron a representarse e imprimirse en 1 8 1 1 y 1 8 1 2 , perdiéndose el
resto. Tradujo Marchena otras obras teatrales del académico Etien-
ne y del convencional Fabre de l'Englantine.
Pero ni con los afrancesados—-acaso por su lengua demasiado
suelta—hizo fortuna. Consta que acompañó al rey José I en su
viaje a Andalucía, en 1810 (2). ^

(1) E s t o l o a t r i b u y e n o t r o s a G u z m á n . B i e n p u d o s e r q u e G u z m á n y
Marchena vivieran juntos por entonces.
(2) E n un c u r i o s o f o l l e t o p u b l i c a d o en 1813 c o n el título d e Descripción
físico-moral de los tres satélites del tirano que acompañaban al intruso

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Valía, sin embargo, Marchena moralmente más que todos sus
detractores.
Después de la batalla de Vitoria, Marchena volvió a emigrar
a Francia, estableciéndose primero en Nimes, luego en Montpel-
lier y Burdeos. Como medio de aliviar su miseria, se dedicó Mar-
chena a traducir alguno de los libros de Rousseau, Montesquieu,
Voltaire, Dupuis, Volney, Benoist, De Pradt, etc., impresos ya
en Burdeos, ya en Nimes, ya en Tolosa, de 1818 a 1819. De estas
traducciones hay algunas hechas pro pane lucrando, un poco atro-
pelladamente, pero en cambio las hay hechas con primores lingüís-
ticos y en un castellano perfecto. De aquéllas podemos citar las
Cartas Persianas, de Montesquieu, y el Emilio, de Rousseau; de
éstas, el Cándido y el Micromegas, de Voltaire.
Lo más notable que por esos días publicó Marchena fueron las
Lecciones de Filosofía Moral—Burdeos, 1820—, libro escrito, dice
Menéndez Pelayo, "con rencorosa saña de sectario". Sin embargo,
prosigue, "la crítica de Marchena no es vulgar, ni mucho menos".
Es notable también en Marchena el haber sido el "primer can-
tor de la duda" (i).
Cuando la revolución de 1820 abrió a los afrancesados las puer-
tas de España, Marchena fué de los que regresaron. Nada logró,

José la primera vez que entró en Córrfofeo—Córdoba, 1 8 1 3 — s e refiere al


superintendente de policía A m o r ó s , al c o m i s a r i o r e g i o Á n g u l o y a M a r -
c h e n a — s e lee, c o n referencia a e s t e ú l t i m o ; "presencia y a s p e c t o d e m o n o ,
c o r n o s o , flaco y e n a m o r a d o c o m o él m i s m o ; j o r o b a d o , cuerpo torcido, n a -
riz aguileña, patituerto, v i v a r a c h o d e o j o s , aunque c o r t o d e vista, d e m a l
color y peor semblante".
T r a s e s t e réspice e n p r o s a v i e n e n u n o s versos ( ? ) , que c o m i e n z a n :

Son Amorós, Ángulo y Marchena


tres p e r s o n a s distintas y ninguna 1buena...

(i) i D u l c e esperanza, v e n a c o n s o l a r m e !
¿ Q u i é n sabe si es la muerte m e j o r v i d a ?
Q u i e n rae dio el ser, ¿ n o puede c o n s e r v a r m e
m á s allá d e la t u m b a ? ¿ E s t á ceñida
a este b a j o planeta s u p o t e n c i a ?
El inmenso poder, ¿ h a y quien lo m i d a ?
¿ Q u é e s el a l m a ? ¿ C o n o z c o y o su e s e n c i a ?
Y o e x i s t o . ¿ D ó n d e iré ? ¿ D e d ó h e venido ?
¿ P o r qué el crimen repugna a mi c o n c i e n c i a ?
B i e n d i j o M a r c h e n a que tal g é n e r o de poesía era, en castellano, cosa
nueva.

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sin embargo, de los suyos. Fué entonces cuando Marchena dedicó
sus actividades a la Masonería española. Marchena, a su vuelta de
Francia, escribe Morayta—Masonería española Páginas de su his-
toria; Madrid, 1915, págs. 19 y 20—, levantó muchas columnas en
Andalucía, inspirándoles—¿a las columnas? ¿No sería a las lo-
gias?—su democracia templada (?).
No debía ser tan templada como dice Morayta, por cuanto en
Sevilla tuvo con los hh.-. sus dares y tomares. Sevilla era muy es-
casamente liberal (i). Bien recibido por los liberales sevillanos,
Marchena ingresó a título honorífico en una Sociedad Patriótica .
que allí había, no menos tumultuosa que sus afines de Madrid. Al
buen abate, que había visto revoluciones de verdad, aquello le pa-'
recia una despreciable mojiganga, y como no cuidara de recatarlo,
pronto se atrajo la enemistad de los que no gustaban de sufrir tan
implacable mofa.
Acaban las Cortes de 1820 de promulgar una ley extinguiendo"
las Ordenes monacales y reformando a las regulares. Para celebrar
este feliz suceso, la Sociedad Patriótica encargó del discurso a
Marchena (2). En él decía éste, entre otras cosas: "¿No pertene-
cen al Criador, al Conservador del Universo, el hombre y sus obras
todas, y la tierra que habita y el cielo que le cobija, y cuantos se-
res animados e inanimados en su inmenso seno la naturaleza en-
cierra? ¿Es la morada de Jehovah el monte de Garizim? ¿Es pe-
culio privativo suyo el templo de Júpiter Capitolino, la mezquita
de la Meca o las paredes del Vaticano? ¿No es su dominio el ca-
pullo que alberga el insecto imperceptible, como la vasta órbita que
describe el más remoto planeta? "La tierra y cuantos en ella mo-
ran, el orbe entero y cuanto en él se contiene, son del Señor", di-

(1) L a g e n t e liberal d e S e v i l l a — e s c r i b e A d o l f o d e C a s t r o — e r a e n t o n -
c e s baladí. L a m a y o r í a d e l o q u e s e l l a m a p u e b l o , casi t o d a la n o b l e z a y
l o s p r o p i e t a r i o s y l a b r a d o r e s p e r t e n e c í a n en i d e a s al a b s o l u t i s m o , f o m e n t a -
d o p o r el n u m e r o s o a l t o c l e r o y por l o s m á s d e l o s frailes... E l b a n d o libe-
ral s e c o m p o n í a d e m u y p o c a s p e r s o n a s i m p o r t a n t e s d e la c i u d a d ; c o m e r -
c i a n t e s , t e n ü e r o s , oficiales r e t i r a d o s , o c i o s o s y v a g a b u n d o s , a l g u n a t r o p a d e
la g u a r n i c i ó n y d e l o s aficionados a a l b o r o t o s .
(2) Discurso sobre la ley relativa a extinción de monacales y reforma
de regulares, pronunciado en el dia 6 de noviembre del presente año en la
Sociedad Patriótica Constitucional de esta ciudad por el ciudadano don Josef
Marchena, socio íntimo ae la misma, e impreso por aclamación general; Se-.
villa, 1820. í

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cen los salmos de los hebreos. Un don sólo puede tributar el hom­
bre al Altísimo, у ése es el único grato a sus ojos : un pecho amante
de la virtud, una razón despojada de los desvarios de la supersti-
ción, una vida conforme a los preceptos del Verbo, esto es, de la
razón divina, que estableció el invariable orden de los seres, y por
la razón de las necesidades físicas enseñó a los humanos las rela-
ciones que con Dios y con sus semejantes los estrechan... Los tira-
nos son los verdaderos rebeldes a la Divinidad, los enemigos de la
eterna razón increada, los que han formado parcialidades y, coa-
ligándose contra el Señor y su Cristo, mas que el Cristo ha de
quebrantar con cetro de hierro cual vaso de frágil arcilla."
Un fraile llamado Salado "tuvo la increíble avilantez de pre-
dicar un domingo en Omnium Sanctorum (una de las iglesias
adonde acude más plebe, y, por consiguiente, más gente pronta a
enardecerse por las incitaciones del fanatismo) que el abate Mar-
chena era un hereje que quería trastornar la religión católica".
Así las gastan los frailes en España, aun en épocas que les son ad-
versas.
Surgió entonces otra disidencia en el seno de la Sociedad, a
cuenta de un escrito que el ciudadano Mac-Crohon, correrigiona-
rio e íntimo de Marchena, leyó en ella, y que el abate apoyó con
calor.
"Al día siguiente, escribe Marchena, se formó por los que lle-
vaban la voz un conciliábulo con nombre de sesión secreta; y sin
citarme, sin mi noticia, sin hacerme cargo ninguno, sin saber si-
quiera si pensaba yo en disculparme, fallan mi expulsión de la
Sociedad. Tan ajeno estaba yo de esta decisión, que habiendo por
acaso sabido que se celebraba sesión secreta en el teatro de San
Pablo, fui a ella y pedí la palabra para hablar sobre no sé qué
asunto que a la sazón se estaba ventilando, cuando un fraile domi-
nico, llamado fray Becerro, digno presidente de la Sociedad Pa-
triótica de Sevilla, encarándose a mí con tan furibundo ademán
como si me notificara que por auto del Santo Oficio iba a ser
relajado del brazo seglar, con estentórea voz me preguntó si ig-
noraba yo la decisión que se acababa de tomar por la Sociedad.
Respondíle, como era verdad, que nada sabía de ella. Y alargán-
dome, con toda la insolencia y descortesía frailesca, el registro de
las actas, me dio a leer la resolución de mi expulsión. Quise hablar

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y me cerró la boca diciendo que la Sociedad no se volvía nunca
atrás de sus decisiones. —Si es así, dije yo entonces, la infamia
de ésta recaerá sobre mí o sobre ella. Sobre mí estoy seguro de
que no ha de caer. Concluyan ustedes el dilema. —Sobre nosotros
—respondieron unos quince que formaban el conventículo. —No
retratan ustedes mal—repuse saliéndome—a los judíos verdugos
de Cristo..."
Marchena se sentía asqueado por el ambiente español. Hay
una carta de él al capitán general de Sevilla, h.-. Juan O'Donojú,
que transpira melancolía. No se le hacía caso. Lo tomaban por un
hombre excesivo en todo, en el hablar y en el escribir. "Cuando
en España, dice con honda tristeza en la citada carta, pocos es-
forzados varones escondían en lo más recóndito de sus pechos el
sacrosanto fuego de la libertad; cuando ascendían los viles a con-
decoraciones y empleos, postrándose ante el valido o sirviendo
para infames tercerías con sus comblezas o las de sus hermanos y
parientes, entonces , en las mazmorras del execrable Robespierre,
al pie del cadalso, alzaba yo un grito en defensa de la humanidad
ultrajada por los desenfrenos de la más loca democracia. Mas
nunca los excesos del populacho me harán olvidar lois imprescrip-
tibles derechos del pueblo: siempre sabré arrostrar la prepotencia
de los magnates, lidiando por la libertad de mi patria."
No faltaron impugnaciones a esta carta, como no le habían fal-
tado al discurso que pronunció en la Sociedad Patriótica. Viéndose
abominado de todos, denunciado "como sedicioso anarquista", hubo
de alejarse de medio tan inhospitalario, trasladándose a la Corte
a fines de 1820, no sin antes haber pasado una temporada en Osu-
na, al lado de su amigo el médico y diputado a Cortes, padre de
nuestro docto h.-., el hebraísta García Blanco, quien en las Memo-
rias que dejó dice: "Era tan pequeño—el abate—, que sentado en
una silla de la sala de mi casa no le alcanzaban los pies al suelo;
fué a casa a despedirse para Madrid, porque siempre fué amigo y
de la tertulia de mi padre, con D. Manuel Arjona, penitenciario
de Córdoba, y su hermano don José, asistente de Sevilla después
y privado del rey Fernando V I L "
Apenas llegó a Madrid, adoleció Marchena gravemente en casa
de su íntimo amigo Mac-Crohon, que nos ha transmitido los por-
menores que se conservan acerca de la enfermedad y muerte del

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abate. "Su muerte, escribe Mac-Crohon, ha sido generalmente sen­
tida en la Corte, у en el discurso de su enfermedad recibió repeti-
das pruebas del aprecio que no podía menos de tributarse a una
persona tan digna. Mi casa no cesó de ser concurrida de personas
del mayor carácter y representación, que venían de continuo a
saber el estado de su salud, de las cuales la mayor parte no tenían
con él otro conocimiento que la noticia de su crédito." Habla luego
contra su "disfamador" de Sevilla y dice que "pocos instantes an-
tes del que fué su postrero, me llamó, y a presencia del general
Quiroga, del marqués de Almenara, de don Manuel CambronerOj
y de don Ramón de Ceruti, me dijo: "Diga usted al folletista que
ha pretendido infamarme, que si quiere vivir feliz, aun en medio
de las mayores desgracias, y descender a la tumba con la serení-;
dad que yo desciendo, que aprenda a ser hombre de bien. ... Su
nombre ocupará un lugar distinguido, tanto en la historia política
como en la literaria, y los tiros que contra él dirigió la malicia,
sorprendiendo la sencillez, si bien sintieron el efecto de herir su
amor propio en el hecho que se cita, nunca podrán eclipsar la glo-
ria de su mérito, fundado en bases sólidas e indestructibles."
La muerte de Marchena debió ocurrir en enero de 1821. Una
nota autógrafa de Gallardo nos informa de que los funerales por
el abate se celebraron en la parroquia de Santa Cruz, costeados
por Mac-Crohon. Sabemos también que en su entierro algunos ma-
sones pronunciaron discursos.
Vivía, dice su biógrafo Menéndez Pelayo, como Diogenes y
hablaba como Antistenes. Durante una temporada llevó en su
compañía un jabalí que había domesticado y que hacía dormir a
los pies de su cama; y cuando, por descuido de una criada, el
animal se quebró las patas, Marchena, muy condolido, le compuso
una elegía en dísticos latinos, convidó a sus amigos a comer la
carne del puerco montes y a los postres les leyó el epicedio.
Menéndez Pelayo, que lo trata de "estudiantón perdulario y
medio loco, con mucha ciencia y mucha gracia", añade que "había
en su alma cualidades nobles y generosas". Su valor rayaba en te-
meridad, y le tuvo de todos géneros, no sólo audaz y pendenciero,
sino, lo que vale más, estoico y sereno. En sus amistades fué cons-
tante y fervoroso hasta el sacrificio. En materias de dinero era
incorruptible. Recaudador de contribuciones en el territorio оси-

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pado por el ejército del Rhin, volvió a París tan pobre como había
salido. Y sea cualquiera la opinión que de él se tenga, preciso
será reconocerle una gran cultura clásica, una fluida vena sarcàs­
tica y, sobre todo, un gran amor por las libertades humanas.

P. G. B.

BIBLIOGRAFIA (i)

Latour ( A . d e ) : Espagne, traditions, moeurs et littérature; París, 1869.


Mandas ( D u q u e d e ) : La separación de Guipúzcoa y la paz de Basilea; Ma­
d r i d , 1895.
Arango (R. d e ) : El Dos de Mayo de 1808 : Manifestación de los aconteci­
mientos del Parque de Artillería de Madrid en dicho día; Madrid, 1837.
S. A . F . : Refutación de don Juan Mac-Crohon Henestrosa a la impugnación
de varios discursos pronunciados en la Tertulia de la Fontana de Oro
de la Corte; Madrid, 1821.
G u a d e t (J.) : Les Girondins, leur vie privée, leur vie publique, leur proscrip­
tion et leur mort; Paris, 1899.
Biré ( E . ) : La Légende des Girondins; Paris, 189Ó.
El Censor, periódico político y literario; Madrid, 1821.

(1) No se transcriben los citados en el contexto del artículo.

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R E C T I F I C A C I O N E S H I S T Ó R I C A S

Uno de los renegados de la masonería, Tirado Rojas, escri-


bió al finalizar el siglo X I X un libro del que ya algunas veces nos
hemos ocupado—La masonería en España. Ensayo histórico; Ma-
drid, 1893—, y que, a creer al autor, le costó "inmensos trabajos
de investigación". Añade que para redactarlo tuvo "necesidad
de compulsar muchos y muy diversos documentos", al intento de
que ninguno de los hechos quedara "sin la debida y fehaciente
justificación"; y tiene a su obra por la más completa de las que
"hasta ahora se han publicado con el carácter de historia de la
masonería española"—págs. V I y V I I del Prólogo.
Vuelve en la pág. IX a insistir en que su libro posee todos los
caracteres "de una narración rigurosamente exacta y debidamen-
te comprobada por documentos fehacientes". Vamos a ver si esto
que tan reiteradamente afirma Tirado Rojas es exacto.
En la pág. 209, primera de la parte propiamente dedicada a
la masonería hispánica, afirma ore rotundo, que "aunque muy se-
cretamente, existieron logias en nuestra patria desde el punto y
hora en que se establecieron en ella los judíos", y para que de
esto no nos quepa duda, se garantiza con argumentos extraídos
del historiador más ligero y trapalón que han tenido las socieda-
des secretas: hemos mencionado a don Vicente Lafuente.
¿Dónde están aquí los documentos fehacientes? Con mayor
razón podría decirse que la masonería operativa era no ya poco
amiga de los judíos, sino francamente antisemita. Al fin vivió en
la alta Edad Media y en el Renacimiento a la sombra de las cate-
drales, con su sentido ingenuo del catolicismo, sin polemizar so-
bre él, hasta la Reforma, cuando ya en España estaban expulsa-
dos los judíos.
Sigue Tirado Rojas, en la pág. 211, haciendo gala del "docu-
mento fehaciente" al escribir que era de creer—en historia no hay
era: hay es—que existiesen "algunas logias masónicas en tiem-

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pos de los godos". ¿En qué se funda para ello? ¿Qué documento
ha compulsado donde esto se asevere? Se trata de una de tantas
suposiciones. "No es suposición—dice—que pueda desecharse por
aventurada la de que quizá esas logias u otros conciliábulos ju-
daicos contribuyeron a la perversión de las costumbres en los últi-
mos tiempos de la dominación visigoda." Y nos atribuye, ¡a los
masones!, el haber preparado "por este medio" la invasión sarra-
cena nada menos. ¿ Y para qué? Para "borrar el nombre cristia-
no, no sólo de España, sino de gran parte de Europa". Esto lo
dice un hombre en el que concurría "la circunstancia de haber
pertenecido algunos años a la secta masónica". Siendo esto así y
conociendo algo de ella, ¿cómo no supo que en la masonería ope-
rativa se necesitaba creer en la Trinidad y se invocaba siempre a
la "dulcísima Virgen María", y que en la especulativa todo tras-
mina cristianismo del más puro?
Pero sigamos aportando los datos que nos comunica Tirado
Rojas, tan ingrávidos y vagorosos ciertamente,.que más que a sus
afanes investigadores es menester atribuirlos a su dislocada ima-
ginación, cuando no a su sectarismo. Dice—pág. 212—que "en al-
gunos monumentos del tiempo de los godos, y aun de época an-
terior, se advierten algunos signos sospechosos de masonería".
¿Pero cuáles son esos monumentos visigóticos donde la masone-
ría dejó su rúbrica? ¿Cuáles los anteriores a las invasiones bár-
baras? Porque si existen, nada más fácil que localizarlos, y si
no, ¿a qué viene hablar de cosa tan concreta como es un monu-
mento de ese modo tan impreciso? No sabiendo cuál citar, trae a
capitulo la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciación, de Avi-
la, llamada vulgarmente capilla de Mosén Rubín de Bracamonte.
Sobre esto ya hemos dicho cuanto podíamos decir. Mas en todo
caso esa iglesia, ni es anterior a los godos, ni es visigótica, ni
siquiera gótica, sino renacentista, de la primera mitad del siglo
X V I , comenzada por doña Aldonza de Guzmán, hija de don
Gómez Dávila, señor de San Román, y continuada por su sobrina,
doña María de Herrera, siendo ya viuda de Andrés Vázquez Dá-
vila, hijo del célebre Gonzalo Dávila, gobernador del maestrazgo
de Calatrava. Como ninguna de ambas señoras lograron suce-
sión directa, eligió la última para patrono de la fundación a su
deudo y sobrino Mosén Rubín de Braquemonte o de Bracamon-
11

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te, señor de Fuente el Sol y copatrono al reverendo Prior de
Santo Tomás el Real.
Ya en otra ocasión rebatimos las afirmaciones de Díaz Pérez,
empeñado en asimilar los 13 donados o asilados que prescribía la
fundadora a las 1 3 dignidades y oficiales de una logia. "En la
época de Mosén Rubí—es Rubín—, escribe Díaz Pérez, y aun en
los tiempos actuales, las dignidades y oficiales de una logia eran
13, designados por los cargos siguientes : Dignidades, las tres luces :
Ven.-. Maes.-. (Venerable Maestro) ; Prim.-. Vig.-. (Primer Vigi-
lante), y Seg.-. Vig.-. (Segundo Vigilante). Oficiales: Ora.-. (Ora-
dor)..." No prosigamos ; el Orador es de invención francesa y mo-
dernísima. Con ese Ora.-, corre parejas lo de "Mosén Rubi, Cab.-.
Kadosch.-. gr.-. 30". ¡Como si en 1 5 1 4 se hubiera instituido ese
grado! ¿ Y cómo puede ser tal grado, ni masón siquiera, en 1 5 1 4 ,
si el mismo Díaz Pérez agrega, páginas más adelante, que sólo
cuando en 1 5 1 9 vino a España el almirante Coligny "hizo ma-
sones a muchos magnates que le acompañaban, y a algunos otros
pertenecientes a la corte del Rey?" Hay en todas estas afirmacio-
nes, gratuitas las más de ellas, una absoluta falta de comproba-
ción, y es totalmente absurdo inferir de ellas, como lo hace Ti-
rado, "que la masonería funcionaba ya en 1514". ¿Por qué? ¿De
dónde se deduce esto? ¿De los antiguos monumentos godos, que
no sabemos cuáles son? ¿De la iglesia de Avila?
Queda, pues, desechada por falta de prueba esa masonería
goda y no menos la anterior y todo cuanto trata de complicar
a los judíos con una Institución que a decir verdad no tuvo sim-
patía por la raza perseguida, hasta el siglo X I X . De la fecha en
que escribía Tirado son también las elucubraciones de A. de la
Rive sobre el origen judaico de la masonería. Sólo que de la Rive
arma, para justificarlo, un aparato realmente magnífico. Pero no
se atreve a colocar la influencia judía sobre la Asociación masó-
nica más allá de Elias Ashmole, "que con algunos amigos se hizo
recibir como miembro honorario de la corporación de masones,
constructores que en la Edad Media estaban bajo el patronazgo
de San Juan... De este modo se constituyó la categoría de masones
libres y aceptados, que permitiría a pensadores extraños a las
artes de construir ejercer una influencia saludable sobre la anti-

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gua masonería llamada "operativa", imprimiéndole poco a poco
su carácter puramente "especulativo".
Ahora bien, Ashmole era judío; luego la masonería... es judía
también. Y menos mal que se concreta a la moderna. Tirado Ro-
jas es más audaz y hace al Pueblo Omnipresente padre del Orden
Masónico en tiempos de... Sigerico.
Pero hay más. De la Rive dice que Martínez Pascual o Pas-
chalis, como él escribe, judío del rito portugués, fué quien fundó
la secta cabalística de los cohens o sacerdotes, "una de las más
perversas de la masonería". Claro que el Orden masónico no acep-
tó nunca las innovaciones del iluminismo francés. Por lo demás
eso es tan cierto como el judaismo de Esteban Morin, que trajo
de Norteamérica los grados que allí acababan de instituirse. (Véa-
se Folger: History of the an. ас. Rite; Nueva York, 1863, pági-
na 93.)
Si los judíos hubieran tenido en las logias la preeminencia que
le atribuyen historiadores antifrancmasónicos, ¿para qué iba el
h.-. Lessing a tomar partido por su admisión? Lo cierto es que
en Alemania, por ejemplo, el pleito de la no admisión de judíos
a trabajos masónicos duró hasta bien entrado el siglo X I X , no
obstante que las resoluciones del Convento de Willemsbad—1781—
les habían sido favorables. Pero esto será algún día objeto de
particular estudio. Baste ahora con lo precedentemente consig-
nado.

II

Tirado Rojas, a pesar de no poder exhibir ninguno de los


testimonios que en el Prólogo de su obra decía haber revisado,
no se da a partido, y puesto a fantasear nos asegura que una vez
expulsados los judíos del territorio español, los "jefes ocultos" de
la masonería desaparecieron también, y con ellos "los documentos
que podrían suministrar torrentes de luz acerca de la organización
masónica anterior al siglo XVI", pero no los gérmenes de rebe-
lión, que más tarde habían de estallar por todas partes. Esto es,
que las insurrecciones de los aldeanos en Alemania, de la Ja-
queria en Francia, de las Comunidades y Germanias en España,
son obra de los masones. Que nos place, por cierto. Lo que nos.

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parece ya menos bien es que el Sr. Tirado siga con su afán de
afirmar porque sí, y de dar por supuesto lo que nos sería grato
ver demostrado documentalmente.
Los comuneros, que en definitiva no se propusieron más que
defender las libertades municipales, son para Tirado hombres caí-
dos en erronia, prevaricantes, sumidos en la abyección... masó-
nica. Comuneros de Castilla y Germanos de Valencia representa-
ban, no como se cree, una protesta contra la monarquía forastera
que llegaba a España de rota batida, atropellando fueros y liber-
tades, o bien rebeldía contra las demasías de los nobles valencia-
nos, sino medio de que se valieron los masones para "que la obra
de la Reconquista, recién llevada a feliz término, fracasara por
completo". Es, a saber, que comuneros y agermanados eran maso-
nes. Y para probar esto, Tirado copia ¡un artículo publicado en
La Correspondencia de España—6 de septiembre de 1891—por
don Ildefonso Antonio Bermejo, sobre El Encubierto, de Játiva!
Pero ¿quién era este Encubierto? Históricamente, no sabemos
casi nada de él. Sólo podemos acoger la leyenda de un hombre
misterioso que alentaba a los agermanados cuando Juan Caro
marchó hacia Játiva a rendir la fortaleza. Este "encubierto" se
decía hijo de príncipes y tenía gran partido entre los populares,
a los que se presentaba como el "hermano de todos".
Tal denominación, y la de ser—porque lo afirma Bermejo—•
hijo de padres judíos, es ya lo bastante para que Tirado lo dipute
masón—"estaba imbuido en los errores de la masonería, que por
aquel entonces comenzaba a extenderse rápidamente por Euro-
pa"—. Si se admite esto, piensa Tirado que puede establecerse "la
opinión de los que creen que la secta masónica no fué extraña a
las rebeldías de comuneros y agermanados, de cuyo triunfo es
indudable que habría sacado no poco fruto el judaismo". Luego
nos advierte que esto son meras inducciones. Pero entonces ¿a
qué hablar en el prólogo de los fueros de la verdad histórica y
de que a ellos se atenía ? ¿ A qué embrollar aun más la nada diá-
fana historia de la masonería española? ¿Por qué atribuir a la
masonería—que no estaba en España organizada, aunque otra
cosa se diga, para aquellas fechas—las rebeliones de toda índole ?
¿Acaso no se sabe que la masonería fué siempre, y aun sigue sién-
dolo, donde se interpreta rectamente, conservadora y jerárquica, y

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no revoltosa y frondista, como se presenta por los antimasones y
por los jacobinos?

III

Después de habernos asegurado que la masonería vivía en


España prósperamente por los años de 1514 a 1516, Tirado nos
afirma, olvidando sus anteriores asertos, que "el primer docu-
mento masónico relativo a España" es el acta de la Convención
de Colonia, de 1535.
Claro que Tirado deduce esa conclusión de que en ella apare-
ce la firma de Ignacio de la Torre, en donde alguien ha querido
ver, también indocumentadamente, a Ignacio de Loyola.
Tirado transcribe algunos párrafos de la Carta Constitutiva
de Colonia, de donde, la verdad sea dicha, nada deriva contra
la masonería. Véase la muestra:
"En estos tiempos desgraciados en que las discordias y las di-
sensiones de los ciudadanos llevan por todas partes la confusión
y las calamidades, se imputa a nuestra sociedad de francmasones
principios y maquinaciones secretas y públicas. Para atraer sobre j
nosotros el desprecio de los profanos y lanzarnos a la execración j
pública, por estar ligados por un pacto y misterios inviolables, se^
nos acusa de querer restablecer la Orden de los Templarios, re- \
cuperar sus bienes y sus dominios y vengar la muerte del último ]
Gran Maestre en los descendientes de los reyes y de los príncipes I
que fueron culpables; se dice que por esto procuramos nosotros
introducir el cisma en la Iglesia, los desórdenes y las sediciones
en los imperios; que estamos animados de odio contra el Sumo
Pontífice, el emperador y los gobiernos todos ; que no obedecemos
a otro poder que a nuestros superiores, cuyas órdenes secretas
ejecutamos por cartas y por mandatarios encargados de misiones
ocultas; que no admitimos en nuestras Asambleas sino a gentes
ligadas con juramentos horribles y detestables. Después de haber
reflexionado, hemos resuelto exponer el fin de nuestra Orden y
de enviar una copia a todas las logias. Bien que nuestra Orden,
antiquísima y muy secreta, no deriva de los Templarios ; ella exis-
tía ya en Palestina, en Grecia y en el Imperio romano. Huyendo
de las disputas de las diferentes sectas del cristianismo, algunos

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caballeros, imbuidos en los verdaderos principios de la moral, cre-
yendo ver la religión degenerada y corrompida, queriendo con-
servar los buenos principios grabados en el corazón de los hom-
bres y esparcir la felicidad entre los mortales, formaron una aso-
ciación en que hay maestros, compañeros y hermanos unidos. En-
tre estos doctores y maestros hay un comercio de luces y de cien-
cia. El Gran Maestre o Patriarca, aunque conocido de pocos her-
manos, existe aún hoy día; por sus cuidados es que damos nos-
otros este escrito sacado de documentos antiguos, para declarar
que en nuestra sociedad los rayos de luz se derraman sobre todos
los hermanos y aun sobre el mundo profano. Haciendo nuestros
beneficios, no queremos de ningún modo inquietar ni la religión
ni la patria. No se debe emplear ningún tormento corporal para
probar al que quiere ser recibido aprendiz. Nuestros principios
deben ser amar a todos los hombres. Nuestros secretos y nuestros
misterios no tienen otro objeto que esparcir los beneficios sin os-
tentación. Nadie es hermano de la sociedad sino bajo la condición
de conocer nuestros misterios, sin ser electo por un maestro ayu-
dado de siete hermanos, y puede dar la prueba de su recepción
por los signos y las palabras de que se sirven los francmasones de
Edimburgo. Pues que nuestra sociedad no tiene sino un jefe, que
es el Gran Maestre, él debe tener siempre la misma corresponden-
cia de cartas y de diputados en toda la tierra, a fin de no hacer
sino un solo cuerpo..."
Mas no se sabe por qué—al menos no da razón alguna—, Ti-
rado impugna a Lafuente, que supone el acta de Colonia apócri-
fa, ya que, según nuestro objetado, su autenticidad queda demos-
trada con "el dato de que en la Convención de Basilea, en 1563,
cuya celebración está comprobada por gran número de historiado-
res masónicos—¿pero por quiénes—, se presentó el acta de la de
Colonia y fué aceptada como auténtica...".
Pues bien, a pesar de ese gran número de historiadores que
consideran el documento digno de crédito—pudo citar a Oliver y
a Reghelliní de Scio—, lo cierto es que Kloss, Bobrick, Morsdorf,
Haldemann, el Dr. Burnes y, sobre todos, Gustavo Schwetschke,
han demostrado paleogràficamente y filológicamente que la tal
carta constitutiva de Colonia fué amañada por los jesuítas a fines
del siglo X V i n .

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De suerte que si no hay tal acta, mal puede servimos de pri-
mer documento para la historia de la masonería peninsular sei-
centista, ni para ninguna otra probanza.

IV

Escribe Tirado en el tomo I de su obra—págs. 256-259—que


hasta bien entrado el siglo X V I I no se encuentran vestigios de la
existencia en España de nuestra Orden. Parece lógico, piensa él,
"que los trabajos masónicos comenzados en los comienzos del si-
glo X V I se paralizaran por completo, y aun casi se extinguieran,
merced a la saludable represión de que fueron objeto los que en
diversas ocasiones trataron de propagar en nuestra patria el ve-
neno de la herejía". Pase lo de comenzcuios en los comienzos; pero
lo que no puede aceptarse en modo alguno es lo de que en la Es-
paña anterior al rey don Felipe II hubiera menos celo represivo,
por los que representaban la causa de la fe. Y si la masonería
celebraba sus conciliábulos, como gustan decir nuestros impugna-
dores, en lugares ocultos, tanto valía para el caso el ambiente
social y religioso del reinado de don Carlos I como el de don Fe-
lipe III.
Opina Tirado que "algunos masones debieron quedar", por
cuanto en 1621 "comenzó a distinguirse por sus ideas heterodoxas
el doctor don Domingo Zapata, de la Universidad de Salaman-
ca, siendo de notar que en esas ideas se hallan todas o las más
que caracterizan a la secta masónica".
No sería muy difícil, apelando a Menéndez Pelayo, echar so-
bre Tirado unas cuantas docenas de heterodoxos que así fueron
francmasones como él historiador; pero nada tendríamos que
oponer si nos demostrara con datos irrebatibles el masonismo de
Zapata. Que era librepensador—"descolló como librepensador"—
ya lo sabíamos ; no así que hiciera "gala de cínico desprecio hacia
toda creencia". Pues en las invocadas 67 preguntas que dirigió a
los doctores salmantinos no aparece nada de eso, y sí sólo atis-
bos de espíritu crítico que le hacen precursor de los enciclopedis-
tas del siglo X V I I I .
Tirado, que llama a Zapata "desdichado doctor", y que anota;
"su infernal escepticismo", descubre en él, además, una tendeada'

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muy marcada en favor de los judíos y en contra de la Religión
católica, tendencia esencialmente masónica, y que, sin otros datos
que después mencionaremos, da indicios para sospechar que el
doctor Zapata fué masón, y no de los vulgares, sino de los más
instruidos en los fines y propósitos de la secta.
Para muestra de esta tendencia, copiaremos a continuación
dos de sus famosas preguntas, la primera y la cuarta, que copiadas
literalmente dicen asi:
"I.—Sabios maestros: ¿de qué medios me valdré para probar
que los judíos, a quienes hacemos quemar a centenares, fueron por
espacio de cuatro mil años el pueblo más querido de Dios?
"IV.—Si Dios es Dios de Abraham, ¿por qué quemáis a los
hijos de Abraham? Y si los quemas, ¿por qué resucitáis sus ora-
ciones aun en el acto de quemarlos? ¿Cómo, vosotros, que ado-
ráis el libro de su Ley, los hacéis morir por haber seguido su
Ley?"
Es decir, que porque Zapata, movido de noble idealismo, salió
en defensa de los judíos, deduce Tirado que el doctor coincidía
"con los fines y propósitos de la masonería, como igualmente co-
incidían sus ideas librepensadoras con las doctrinas librecultistas
de la mencionada secta".
Veamos ahora cuáles son los otros datos que después mencio-
naremos. I." Que las logias de Salamanca han fechado siempre
desde tiempos remotos sus documentos en los valles de Zapata. \
2° La existencia de una plancha de la logia "Hijos del Tormes", <
de 7 de abril de 1813, en la que se dedica un recuerdo al Dr. Za- \
pata, como miembro que fué de la secta ; y 3.° La celebración, en !
junio de 1887, en la Log.-. "Comuneros de Castilla", de una tenida I
magna en honor de Zapata, y que en alguno de los discursos pro- :
nunciados se le llame "apóstol de la francmasonería española". |
Ninguno de los tres datos nos convence. Se pueden llamar valles
de Zapata a los de Salamanca por la misma razón que se llaman
logias "Savonarola", "Colón"—Gr.-. Or.-. de Colón—, "Huss", et-
cétera, a pesar de no haber sido masones ninguno de los persona-
jes aludidos, muchos talleres y hasta territorios de diversas obe-
diencias. Necesitaríamos ver esa plancha, que siendo de tanto in-
terés histórico, no copia Tirado, sin duda porque tampoco la tuvo
delante de sus ojos. Se refiere a ella tomando acaso el dato de

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algún historiador no más escrupuloso que él. Y por fin, el que
en la Log.-. de que era Ven.-, don Nicolás Díaz Pérez, se le dijese
a Zapata apóstol del Orden masónico, no hace prueba. También
se le ha dicho a Castelar, y ya hemos visto que no fué masón (i).
Sin duda que la tolerancia, humanismo y nobleza de ideas del
doctor salmanticense, coinciden con las que más tarde profesaría
la institución masónica; pero el que se adelantase a la letra no
implica que fuese verdadero masón, esto es, "iniciado" en una
log.-. regular. Y por hoy dejamos a Tirado Rojas.

PEDRO GONZÁLEZ-BLANCO

De la Log.-. Conde de Aranda n.° 97

(i) N ú m e r o i d e LATOMIA.

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HISTORIA SUCINTA DE LA MASONERÍA
ESPAÑOLA

( 1 7 2 8- 19 3 3)
(Continuación)

2. F E L I P E V : REGALISMO Y JANSENISMO. El H.-. MACANAZ.

Hemos dejado a la nación maltrecha y decaída. ¿Quién podría


articular, que no fuese hombre de gigantescas proporciones en lo
intelectual y de amor casi furioso por la patria, pueblo tan des-
concertado y caótico? Se dio ese hombre, pero hubo de vivir en
el destierro.
Felipe V le estimó, pero no podía comprenderlo. Era muy poca
cosa para ello, y pesaban sobre su alma toda clase de prejuicios
religiosos. Mas, por azares de la fortuna, lo cierto es que en los
días en que el duque de Anjou rige en la tierra desolada de Es-
paña, prende la semilla del jansenismo, que aunque ahogado por
entonces, no se extirpa del todo, ya que en tiempos posteriores ha-
bía de dar sus frutos. Con el jansenismo adviene a nuestro país,
si es que no retoña o se fortalece, otra semilla no menos fructífe-
ra: la regalista. No hay duda, dice Cánovas del Castillo—De la
Casa de Austria en España. Bosquejo histórico; pág. 140—, que
los jurisconsultos regalistas de fines del siglo X V I I , como don
Juan Luis López, marqués del Risco, autor de la Historia de la
Bula In Cerna, y otros, prepararon con sus escritos los concorda-
tos y aun las violentas resoluciones del siguiente, en los negocios
eclesiásticos.
Pero bien será advertir que los jurisconsultos del siglo X V I I ,
humildes defensores y campeones celosos de la monarquía abso-
luta, no pretendían otra cosa que la independencia y secularización
del Estado.
No era Felipe V, repetimos, el hombre capaz de atajar la des-
composición española. La España de 1700 era venalidad en la ad-
ministración, ausencia de espíritu, anarquía.

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Baudrillart dice muy atinadamente que la realeza, aunque de
«lio hubiese sido capaz, no podia dejarse sentir; tal era la "pléto-
ra de tradicionalismo y de inercia".
El gobierno "tout clerical", dice el historiador francés, pesaba
sobre las almas mucho más de lo que hubiera sido conveniente.
Conocían los españoles las causas de sus males, pero no creían
factible curarse por sus propios medios.
Gritaban las provincias forales por sus privilegios, y los gran-
des, la nobleza, compuesta de intrigantuelos e ignorantes, por su
influencia.
Se hubiera necesitado un gran rey, un rey enérgico y acome-
tedor. Felipe V, príncipe más austríaco que francés, no era capaz
de "regenerar nada", como sabemos por su conñdente el marqués
de Louville, quien, por cierto, describe a los españoles de enton-
ces viviendo "de agua, de chocolate y de confituras", en una fla-
cura pavorosa.
Felipe V era un pobre hombre. Su religiosidad, mejor diríamos
su beatería, mantuvo a la Iglesia en sus privilegios contra los sa-
bios consejos de nuestro h.-. Macanaz y le inspiró la estúpida ab-
dicación de 1724. Nada más aflictivo que los escrúpulos de con-
ciencia de este mentecato de P'elipe V. Quería que el confesor le
dijese si debía leer un sermón o una exhortación, o si precisaba
recitar el Miserere. Se hacía decir misa a las cuatro de la madru-
gada, lo que no es canónico. Otras veces obligaba a su mujer a
leerle los Maitines ante el embajador de Francia. Comulgaba todas
las semanas, se confesaba cada dos días, oía misa y lezaba las
horas a diario.
Estaba este pobre rey aterrado y lleno de melancolías. Era
hombre de virtudes privadas, si bien de cóleras irrazonables. En
1732 mandó colocar entre él y la Reina unos cortinajes, para no
ver a Patino cuando entraba a tratar los negocios de Estado Con
Isabel. Porque la reina era quien gobernaba y hasta quien pasa-
ba revista a las tropas. Pero cuando a Isabel se le ocurría decir una
palabra amable a su primer ministro, el rey ya no comía con ella.
No sabía Felipe guardar medida ni en el agrado ni en la se-
veridad. A Riperdá lo persiguió rencorosamente. Al marqués de
la Paz, su ministro de Estado, lo trataba de bestia, y un día debió

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excederse tanto en los insultos, que el pobre tomó tal disgusto que
hubo de morir de apoplejía.
En cambio a don José Navarro, almirante de la escuadra espa-
ñola que peleó en la batalla del cabo Sicié contra los ingleses, de
donde salió hasta deshonrado, pues ligerísimamente herido en una
pierna, se hizo bajar a la cala y allí quedó sin dar ya más órdenes,
lo hizo duque de la Victoria. A Farinelli le concedió una pensión
de 135.000 reales, un alojamiento en Palacio, carruaje de dos mu-
las, y la primera vez que actuó ante Felipe, éste le hizo un regalo
suntuoso: su retrato rodeado de brillantes.
Louville decia de este primer Borbón de España que ni reina-
ba ni reinaría nunca. Sin embargo, como todos los débiles, no hacía
más que repetir hasta la saciedad que él era el único señor.
Tiene el reinado de Felipe V el aspecto anárquico de una in-
terminable minoría. Sufre la influencia relativamente benéfica de
Louville, de Orri, de la princesa de los Ursinos y la lamentable de
Alberoni, Riperdá y de todos sus confesores.
El marqués de Louville, un francés de pies a cabeza, decía
del rey y de todos mal. Claro que en su manera de expresarse era
acaso verdadero, pero revela su condición apasionada y la escasa
serenidad de juicio; un hombre así no podía ser buen consejero.
De Felipe decía "que Dios le habia dado un espiritu subalterno,
que le obligaría siempre a depender de alguien" ; de la reina, que
tenía "una presunción y unas ambiciones desmesuradas"; de la
princesa de los Ursinos, que era "una ladrona y una desvergon-
zada que robaba a todas manos" ; de Orri, que no tenía honor, y
al confesor Dauberton lo titula de "granuja".
Sin embargo, la princesa de los Ursinos no merece el trato que
le da Louville. Para nosotros los masones tiene a su favor haberse
opuesto a la todopoderosa Inquisición—"el espíritu malo de Es-
paña"—, rescatando una víctima que por ningún modo quería sol-
tar. Digamos que por primera vez se desgarró la noche tenebrosa
para dar paso a un alborear ya cercano. Esta esclarecida mujer
echó en España, como muy bien dice Geoffroy, "los cimientos de
todas las reformas modernas". Camarera mayor de la reina María
Luisa de Saboya, "porque su marido había sido grande de Espa-
ña, y aunque había pasado buena parte de su vida en los países ex-
tranjeros, conocía las costumbres españolas y nadie como ella po-

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día instruir a una reina en el arte de llevar una corte con digni-
dad". Lo cierto es que aun a pesar de su corta edad—trece años
y medio—, María Luisa, bajo las inspiraciones de la princesa, ha-
cía una reina magnífica. L a de los Ursinos, siempre modesta, atri-
buía a la reina el honor de lo que ella misma había aconsejado,
satisfecha de una dirección en la que nada sacrificaba de su amor
propio. (Vid. Combes: La princesse des Ursins, pág. 98).
Felipe fué ingrato con esta mujer. A pesar de sus debilidades,
la Ursinos fué durante diez años la ninfa Egeria de Felipe, su án-
gel bueno, la que alguna vez le comunicó energía y heroísmo en
las decisiones.
El ministro francés Orri, instruido en materia financiera, hom-
bre capaz, presumido más tarde de masón, se aplicó a proporcio-
nar los ingresos con los gastos. Encontró Orri las finanzas espa-
ñolas en un estado deplorable. Propuso y ejecutó las reformas que
le parecieron necesarias. Quiso que Aragón participara de las car-
gas de Castilla, que la Iglesia contribuyese a los gastos del Estado
y que se remediasen los abusos que se cometían en América. ¡ Cal-
cúlese la oposición y los odios que le atraería este programa! Con-
sidérese además que Orri era francés y amante del progreso. A
pesar de todo, a la muerte de María Luisa era el amo de España.
Este hombre admirable y emprendedor puso en marcha tan hábi-
les medidas que en 1714 las rentas se elevaron a 160 millones de
reales. Merced a estos recursos pudo formar 120 batallones y 1 3 0
escuadrones para reducir a Barcelona y comprar 21 navios de gue-
rra, 300 cañones, 40 morteros, etc. Sus modales bruscos y sus
insolencias le hacían antipático ; pero salvó al Estado.
El favor de Alberoni coincide con una nueva fase de la vida
de Felipe V. Acaba el período francés; comienza el italiano. La
política italiana reina en Madrid de 1714 a 1719. Hay de reina
"una gruesa lombarda bien untada de manteca y de parmesano".
Alberoni era un intrigante. Para captar a los reyes bajó hastq(
la cocina: guisaba platos especiales. Pero ¿es que acaso en una
corte como aquélla, como todas, podía alcanzarse favor si no era
por los caminos de la intriga? Alberoni es cierto que hizo una
política personal, pero desde un cierto punto de vista, una gran
política. Al fin y al cabo era un gran patriota... italiano. Quería
barrer a los austríacos de Italia. Los españoles podemos y debemos

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quejarnos, porque nos metió en formidables aventuras. Mas lo
cierto es que aunque nunca calculaba exactamente las posibilida-
des, el fin que perseguía para los suyos era noble y grande. Su
falla estuvo en haber querido sublevar al mundo sin un punto de
apoyo. Fueron sus planes gigantescos y fantásticos: hacen honor
a su inteligencia y a su imaginación. Pero su política carecía de
objetividad, subordinada siempre al interés personal. Concebía la
política a la manera de una ópera y contaba con el milagro para
triunfar de sus enemigos.
La cuádruple alianza ofreció a Felipe V ventajas considera-
bles, puesto que el archiduque Carlos renunciaba al trono de Es-
paña; pero Alberoni se mostró intratable, creyendo que toda Eu-
ropa estaba con él. Aquello no fué una audacia, sino una demencia.
La conspiración de Cellamare hizo perder a Alberoni sus úni-
cos apoyos en Francia ; la guerra contra España se votó en el Con-
sejo por unanimidad, y la expulsión del cardenal fué la primera
exigencia de los aliados cuando se trató de restablecer la paz. En
resumen, la política del cardenal Alberoni costó a España carísi-
ma. En tanto los ministros franceses Orri y Amelot habían salva-
do la corona de Felipe V, el italiano sólo se preocupó de que la
perdiera.
Sin embargo, el rey no escarmentó, y Alberoni fué reemplazado
por Riperdá. Este personaje extraordinario pertenece en no pocos
de sus aspectos a la picaresca. Encontrando a Francia indiferen-
te a sus proyectos, "en menos tiempo que se tarda en ir en coche .
de Madrid al Pardo", decide que la Reina aconseje a su esposo
el casamiento de los infantes don Carlos y don Felipe, con las dos
archiduquesas hijas de Carlos V I . ¿Quién es el negociador de este
doble casamiento? El propio Riperdá, inventor de él, no obstante
que Laules se lo había presentado a Felipe V como un hombre
"sin principios, de un espíritu destartalado y aturdido, poco esti-
mable y nada estimado". ¿Le dio el rey ese encargo para hacerle
fracasar? Puede ser, pero lo cierto fué que Riperdá intrigó, min-
tió con un aplomo estupendo y acabó por imponerse a los reyes de
España, Felipe e Isabel, y a Carlos V I de Austria. Para poner de
acuerdo las pretensiones rivales de España y Austria se valió de
un medio singular: acceder en Viena a todas las demandas del
emperador y escribir a Madrid diciendo que éste aceptaba todas

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las exigencias españolas. Si el destierro del infante—marzo de
1725—no hubiera separado violentamente a España de Francia y
hecho inevitable un acuerdo entre Felipe y el emperador Carlos,
Riperdá hubiera caldo en desgracia. Pero como los proyectos de
matrimonio pasaron a segundo término, el aventurero continuó
privando. Se le hizo embajador del rey católico, duque y grande
de España. No conocía límites a su ambición. "Sé bien—decía—
que los ministros todos están contra mí, y que la nación se en-
cuentra descontenta de lo que hice hasta ahora; pero me río de
todos, porque sé que la reina sabrá conservar el manejo de los ne-
gocios públicos y yo le he prestado tan importantes servicios que
no puede abandonarme."
Ahora bien, el negocio de los matrimonios que él presentaba
siempre como aceptados, aunque el emperador no se allanase nun-
ca a ellos, fué la causa de su caída, pues a la primera explicación
seria entre el rey y el embajador imperial toda la intriga se des-
cubrió.
Con Riperdá acaba lo que pudiéramos llamar el período aus-
tríaco de la política felipesca y comienza el español, si se tiene en
cuenta la nacionalidad de los ministros. Mas conviene no olvidar
que la política de Felipe fué simpre la de Isabel de Farnesio.
Fueron estos ministros Grimaldi, "perfectamente honesto, rec-
to, austero,' de una capacidad ordinaria, pero de una experiencia
consumada en el sistema de la unión indisoluble de las dos mo-
narquías francesa y española"; Patino, "antiguo jesuíta, de cuya
orden salió de grado o por fuerza, sin haber recibido las órdenes
sagradas, que se había revelado desde la guerra de sucesión, como
un administrador de primer orden, en Cataluña y Extremadura...,
verdadero político, gran trabajador, que gobernó a España de 1728
a 1734, con el marqués de la Paz, y solo desde 1734 a 1 7 3 6 " . Res-
tauró la Marina, despertó el comercio español, realizó importan-
tes reformas económicas e hizo posible la conquista de Oran, de
Nápoles y de Siciha.
Don Sebastián de la Quadra, que sucedió a Patino, era hom-
bre insignificante, pero fiel a los reyes, que le hicieron duque de
Villanas. Cierto que el verdadero sucesor de Patino fué Campillo,
"un hombre exacto, laborioso, de un espíritu vivo, penetrante, lleno
de recursos, de expedientes y de una memoria maravillosa. Un

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tanto brusco, nunca dejó de atender a razones: gustaba de los
hombres honrados, a quienes siempre hacía justicia". Su sobriedad
era tal que decía: " Y o tengo bastante con una peseta para vivir;
y en tiempo de uvas, me sobra la mitad." Murió prematuramente,
acaso envenenado, en abril de 1774. En La España despierta y en
Lo que hay de más y de menos en España trató las mismas cues-
tiones que más adelante veremos que fueron la noble obsesión de
Macanaz. Casi seguramente se inició en la masonería. El Santo
Oficio de Logroño le acusó de haber hablado mal de la Virgen y
de haber leído libros prohibidos. (Vid. Rodríguez Villa: Patino y
Campillo; Madrid, 1882, pág. 150).
Don Zenón de Somodevilla y Bengochea, marqués de la Ense-
nada, discípulo de Patino y de Campillo, continúa la lista de los
ministros puramente españoles. Tuvo en sus manos la hacienda, el
ramo de guerra y marina y las Indias. Fué la suya una verdadera
dictadura, conferida, en vista de la guerra de Italia, a un hombre
que había dado abundantes pruebas de inteligencia y capacidad ya
como comisario de Marina, ya como secretario del Consejo del Al-
mirantazgo, ya como intendente general de Guerra y Marina para
la expedición a Italia. Felipe V no pudo escoger esta vez mejor: a
Ensenada se deben diez años de excelente administración.
No hay que olvidar entre los que influyeron sobre Felipe V al
padre Dauberton, su confesor, de quien el mismo rey decía "que
se mezclaba en los negocios más de lo que fuese menester". Y a
vimos lo que de él decia Louville. El regente lo consideraba como
hombre "muy peligroso" y el P. Belando lo acusó de haber reve-
lado al duque de Orleans la secreta resolución tomada por Felipe
de abdicar la corona. Sustituyeron al P. Dauberton los jesuítas
franceses Robinet y Malboam y el español Bermúdez, que cobró
gran ascendiente sobre Felipe. "Lo que se llama en España un
confesor, en otro país se llamaría su primer ministro", decía el
mariscal de Tessè. Y eso que la reina aseguraba que antes de dar
a sus hijos un confesor español, les retorcería el cuello. Sin em-
bargo, por más que hizo para expulsar al P. Bermúdez, no le fué
posible. Continuó y su celda era un semillero de intrigas. A Ber-
múdez le sucedió el P. Clarke, iriandés, que apenas si entendía la
lengua francesa.
¿Gobernó en realidad el mediocre Felipe V ? No; gobernaron

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las dos reinas María Luisa de Saboya e Isabel de Farnesio. Estas
son las sombras inseparables del rey. La Farnesio estuvo treinta
años ligada a este badulaque, a este insensato de Felipe V, sufrien-
do su repugnante compañía, tiranizada—no la dejaba un solo ins-
tante sola—, injuriada, apaleada no pocas veces, pero subyugándolo
siempre. No importa que aquel idiota la arrastrase dos veces al
día a los pies de su confesor; ella mandaba, ella gobernaba. Exte-
nuado, abatido, melancólico, no parece que debiera haber sobrevi-
vido largo tiempo a los excesos de su vida conyugal. Pero sobre-
vivió, si bien "curvado, empequeñecido, el mentón saliente, arras-
trando los pies, la palabra temblona y el aire insignificante".
Ella se divertía con este trasto, usando para mofarse de él de
toda clase de naderías. Estando embarazada le decía : "Si me con-
trarías serás la causa de que se adelante el parto y de que nuestro
hijo muera sin confesión." No quería recibir la comunión de ma-
nos del P. Bermúdez, a quien tenía por "un Judas", por "un sin-
vergüenza".
Champoiseau la pinta como "amable y seductora, cuando nada
le inquietaba, de una violencia insoportable frente a la menor con-
tradicción". Y en otro lugar dice que era "disimulada, recelosa,
curiosa", pero sobre todo ambiciosísima.
En todo caso, Isabel de Farnesio era una mujer muy intere-
sante y simpática desde muchos aspectos, por su talento, vivacidad,
constancia invencible, apasionada devoción por sus hijos.
Tales fueron los personajes que influyeron sobre el reinado de
Felipe V. La Ursinos y María Luisa de Saboya quisieron que
fuese rey; Orri y Amelot, afrancesar a España; Alberoni, romper
los'tratados de Utrecht y Hbertar a Italia; Patino, Campillo y
Ensenada, restablecer el poder español; la reina Isabel, instalar a
sus hijos; Riperdá, ser primer ministro; los confesores, intrigar.
En medio de todos estos personajes Felipe no es más que un pe-
lele. Como su padre el Delfín, "no fué nunca nada, ni de nada". Ni
supo jamás lo que era, ni lo que quería. En realidad, ¿era francés
o era español?
Conservó, contra lo que aconsejaba Torcy, los enanos y los
bufones, "distraimientos ridículos que deshonran a un soberano".

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Sólo comparándole con Carlos IV o Fernando V I I puede consi-
derarse rey a este Don Felipe, de tan aflictiva mediocridad.

* * *
Hay hombres que, siendo necesario todo un siglo para produ-
cirlos, no alcanza el transcurso de muchos para olvidarlos. Tal
don Melchor de Macanaz, uno de los primeros masones españo-
les, iniciado acaso en Francia, hombre de ánimo recto e incorrup-
tible. Habló siempre don Melchor con aquella libertad que, de-
biendo ser de todos celebrada, suele ser de pocos aplaudida. Sufrió
persecuciones y desdichas, sin abatirse y por sólo defender los fue-
ros del poder civil, las leyes y las glorias de la nación.
Escribió contra la Inquisición y los inquisidores, a los que se
había hecl»o ya sospechoso por su obstinado celo en defender los
derechos de la corona frente a las usurpaciones del poder espiri-
tual. Por primera vez se defendía en España la potestad civil con
tal brío que puso a don Melchor camino del destierro, desde donde
no dejó de aconsejar a don Felipe. ¡ Y estuvo en él treinta años! (i).
El cardenal Alberoni miró siempre con odio irreconciliable a
Macanaz y le produjo la mayor parte de sus contratiempos, pues
que un proceder noble y contrario a las máximas reprobadas por
la justicia y la razón se hace siempre sospechoso a los que sólo
miran a sus particulares fines. Alberoni fué quien apartó a Ma-
canaz del lado de Felipe V, que temía de nuestro don Melchor, no
obstante sus limitaciones, un concepto admirable, pretendiendo os-
curecer sus méritos de acuerdo con el cardenal Júdice, por haberse
opuesto nuestro h.-. a que lo nombrasen para la mitra de Toledo,
alegando leyes del Reino.
El rey Luis X I V de Francia, reconociendo las insignes cuali-
dades de don Melchor, manifestó al mundo cómo puede ser cele-
brado en la ajena al que su patría había perseguido. Colmóle de
honores, no sin que sus áulicos lo sintieran, que esta de la envidia
es mancilla que por dondequiera se da.
Los hh.-. que registren hoy la obra ingente de Macanaz advcr-

(i) "Con el h o n r a d o p r e t e x t o d e ir a t o m a r las a g u a s d e B a ñ e r a s , en


Francia, y c o n licencia del rey, salió d e E s p a ñ a m á s f u g i t i v o que e n f e r m o . "

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tiran muy luego, aparte la sencillez de la narración y el ánimo puro
con que redacta, la impregnación masónica de sus escritos.
Bastaría registrar esa obra hecha más para "alivio de la ocio-
sidad" que como "producto del entendimiento"—"hallándome sin
trabajo, la emprendí por diversión"—que lleva el título de Noticias
particulares para la historia politica de España. Diálogo político
entre Rutelio y Clautino, calvinistas (i). Allí encontramos, en la
página 96, esta sentencia: "Los que gobiernan los pueblos, lejos
de solicitar por todos términos el alivio del común, son los prin-
cipales que motivan su destrucción." Andan los cargos, dice en la j
página 97, en manos de "sujetos que no tienen más caudal que el \
producto del perjuicio que ocasionan". Y en esa misma página ob-
serva que "eso de las Cortes es un fantasma que sólo tiene nom-
bre".
No me admiro, añade en la página siguiente, de que se noten
algunas faltas en el gobierno de los españoles. Lo que extraño es
que hayan dejado perder su libertad y privilegios, olvidando sus
primitivas Constituciones.
Como Rutilio dijera que el gobierno monárquico es el más
racional, contéstale Clautino—es decir, Macanaz—que aquel dic-
tamen es en aquella parte muy contrario al suyo. "Creo que cual-
quier estado libre o republicano le hace conocidas ventajas. Una
de las razones en que me fundo es que jamás se halla oprimido
el pueblo por las vejaciones de algún tirano. Otra que las rentas
del Estado están mejor administradas, porque cada contribuyente
es un justo juez de aquel que los dirige: y enfin,allí no hay Pri-
vado o Valido que se alce con los beneficios del rey, que sepulte
el mérito y conceda al delito lo que se debe por premio a la vir-
tud" (págs. 98-99).
La tolerancia, fundamento de toda convivencia y generadora
de la confraternidad, le hacía decir a Macanaz—pág. 105—que "el
no permitirse más que una sola religión es el motivo de que no
goce España aquellas mismas ventajas con que la dotó la natu-
raleza".
Agobiábanle a nuestro h.-., hombre de criterio realista, los pro-
blemas de nuestra economía. "Si hubiera comercio, escribe—pági-

(i) Semanario Erudito de Valladares. T o m o X I I I .

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na 107—, habría leyes, porque consiste la subsistencia de lo prime-
ro en la observancia de lo segundo, y aun en el poco comercio que
hay se experimenta una dilación gravosa y un exceso de mala fe,
de la cual es víctima el que tiene razón". Y más adelante—página
108—añade: "lo que mejor prueba el poco comercio de España
es la mucha plata que sale de sus dominios; y para decirlo de
una vez, hace ciento ochenta y cuatro años que aquel reino se halla
agobiado con su comercio, conocidamente pasivo; un comercio su-
mamente perjudicial a sí mismo. De suerte que de esto dimana
más la miseria que padece, que de la especie de tributos que paga".
Tres columnas, piensa Macanaz—pág. 109—, ha de tener un
reino para que se sostenga. " L a primera y principal es el labrador.
La segunda, el artesano. Y la tercera, el mercader..; Cuando el
pueblo se halla en su decadencia, entonces verás al labrador lle-
var todas las cargas del Estado. Al artesano le faltará el espíritu
e industria, porque la pobreza universal de la nación es consiguien-
te a la del labrador..."
Lo que entonces era pronóstico luego fué evidencia. Llegaban
siempre los consejos tarde al socorro de España. Eran los grandes,
arbitros de todo. Las leyes tenían poco poder, y menos los jueces
para hacerlas observar. El favor, el dinero y la fuerza prevalecían
contra la razón y la verdad; si es que algún momento dejaron de
prevalecer. Nos faltaba el espíritu que anhela la libertad. "De las
ganas de la libertad, escribe don Melchor—pág. 128—, nace aquel
ánimo generoso que hace emprender las más gloriosas acciones,
porque el hombre nace libre, y criado sin las preocupaciones o te-
mor servil, que generalmente engendra el despotismo ; eleva su co-
razón y sólo reconoce por superior a aquella potencia que él mismo
erigió para refrenar la justicia."
Muchos otros pasajes del Diálogo entre Rutilio y Clautino po-
dríamos traer aquí, pero basten éstos para demostrar cuál era el
espíritu de Macanaz (i).

(i) N o q u e r e m o s , s i n e m b a r g o , d e j a r d e transcribir s u definición d e l v a -


l o r : "el v a l o r , d i c e — p á g . 128—, e s u n v e r d a d e r o c o n o c i m i e n t o d e l alcance
de las fuerzas, y la destreza una económica distribución d e ellas"; o esta
o t r a o b s e r v a c i ó n p r o f u n d a : "cuando l o s principes, e s c r i b e — p á g . 1 1 3 — , d e -
j a n d o m i n a r s e d e la ira y n o r e f r e n a n l o s i m p e t u s d e la cólera, s u e l e n d a r
m o t i v o s a q u e l o s a c a s o s s e t e n g a n p o r d i s p o s i c i o n e s celestes".

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Mas hay otras obras de don Melchor en las que habla "de la
autoridad que hoy tiene y se le debe quitar al nuncio; de la multi-
plicidad de bienes raices, comercio y otros negocios que ejercitan
y se les debe arrancar a las Religiones"; es decir, a las Ordenes
religiosas (i).
En esa misma obra se zahiere a los clérigos que tienen elegi-
do el pulpito "para crédito de sus imprudencias"—^pág. 230—, pues
que con "tales desarruptos fanáticos se experimenta daños notoria-
mente perjudiciales para el bien espiritual". "Coaligados, añade
—página 2 3 1 — , con la barbarie de sus discursos, declina o se apar-
ta del Evangelio y abundan y fertilizan sus sermonarios con incon-
secuencias vituperables, escandalosos temas y proposiciones noto-
riamente erróneas, torpes y mendaces."
Contra la sobreabundancia de leyes se revuelve Macanaz, y no
menos contra los encargados de aplicarlas e interpretarlas—letra-
dos, procuradores, agentes y escribanos—, a quienes llama "peste
de la Monarquía" y "debilitación del Erario", pues él pone todo
su conato en "la aniquilación de los litigantes". "Deben ser las
leyes con que se gobierne, escribe—pág. 236—, pocas y sólidas, y
sin la tenaz admisión de controversias, que antes confunden que
determinan." "Alterado, añade—pág. 237—, el orden de la justi-
cia—con las excesivas interpretaciones—, cada uno de los jueces
trabaja poco en conocerla; porque tiene autores infinitos donde
escoger las sentencias; las más veces, tan apartada de ella como
inmediatas al interés y al soborno."
Reprocha a los reyes que entregan "las riendas del gobierno a
la necia confianza de los validos", y pide que se atienda al mérito
y no al empeño, no más "a la pluma que a la espada", pero no
menos, porque sirviendo cada cual donde pueda desempeñar sus
facultades, tomará la República nervio, reputación y conservación,
que quien dirige las providencias correspondientes a los negocios
que están a su cargo, y no entiende, camina a ciegas, sin luz y
sin norte y todo lo lleva al despeñadero.

(i) Auxilios para bien gobernar una monarquía católica o documentos


que dicta la experiencia y aprueba la razón, para que el monarca merezca
justamente el nombre de grande. O b r a que e s c r i b i ó y r e m i t i ó d e s d e París
al rey n u e s t r o señor don Felipe V, don Melchor de Macanaz. Semanario
Erudito de Valladares. Tomo V , pág. 221.

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Embiste don Melchor contra las órdenes religiosas, porque
"es tan formidable el cuerpo de religiosos que tenemos en nuestra
España, que su número asombra; y es tan perjudicial al Estado
tantos religiosos, como que deben reputarse para él por miembros
muertos" (pág. 255). "La mayor parte de los bienes raíces, conti-
núa en la misma página, y éstos de los de mejor calidad, están en
poder de los religiosos, de cuyos productos no pagan, ni contribu-
ye nada, de que hacen males muy considerables para el Estado, pues
si ayudaran a los seculares con la contribución que correspondiese
a los frutos de sus grandes posesiones, o si estuvieran éstas en su
poder, sería mucho más crecida la abundancia y riqueza de los
vasallos...".
Otro daño se sigue "de la permisión mal tolerada de dejar mu-
chos que mueren por herederos universales de sus bienes crecidos
a las comunidades religiosas" (pág. 256). Prohiba el príncipe "con
toda su autoridad que hereden las Comunidades religiosas a los
seculares", bajo pena de que si lo hiciesen "será el Real Erario,
en vez de los religiosos, el universal heredero".
Quería también Macanaz que el rey desterrase "de las casas
y conventos religiosos todo el tráfico y comercio, castigando con
rigor a los transgresores" (pág. 259), y que evitara el que ingre-
sasen en los conventos durante la mocedad los que "no conozcan
por falta de capacidad dónde entran", para lo cual sería buen re- !
medio "que ninguno pudiese ser religioso hasta haber servido tres ]
años lo menos en sus tropas" (pág. 258). I
Aconsejaba al rey Macanaz que tuviese "mucho cuidado" de \
confiar la educación de sus hijos "a algún religioso". ]
No con menos violencia se revuelve don Melchor contra los ]
ignacianos por "su ambición, máximas detestables y mala moral. ]
Que la muchedumbre tan formidable de los regulares de la Com- '
pañía de Jesús-—pág. 260—como tenemos en nuestra España, sea
otro grande ramo pestilencial, que la infesta por todas partes, es
tan evidente como lo tiene acreditado la experiencia..."
Y a fray Melchor Cano, fray Benito Arias Montano, el doctor
Juan de Espino y otros célebres y doctos varones "justificaron ple-
namente, dice Macanaz—pág. 2 6 1 — , que el rebaño jesuítico lo era
de lobos carniceros", dejando sentado "que todas sus obras secre-
J ^ , todos sus consejos no públicos y todas sus máximas pemicio-

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sas se dirigen únicamente al engaño, a la estafa, al interés y a la
ruina de las almas y del Estado, aparentando por virtud la maldad,
haciéndose dueños de las voluntades de sus penitentes—que regu-
larmente son poderosos—, para robarles, contra la caridad y sa-
gradas, disposiciones de los cánones y concilios, sus haciendas...".
Arremete don Melchor en el mismo libro contra esos jueces
que "con el efugio de las facultades que les presta la vara, alteran
los preciosos términos de la justicia, desfigurándola, o haciéndola
no conocida en las partes de su regencia, donde con la inspiración
del interés sólo se conoce la maldad y aun la tiranía" (pág. 279).
Justicia, honestidad y tolerancia son los temas constantes de
Macanaz. A los ministros exige "gran pureza en sus obras y mu-
cha verdad en sus palabras", teniendo por muy contingente y pe-
ligroso mudarlos, porque de esta mutación que los insensatos lla-
man política y los cuerdos ruina, acontece muchas veces perderse
los pueblos.
Combatió nuestro h.'. siempre las pretensiones de la Santa Sede
que perseguía con insistencia el restablecimiento del Tribunal de
la nunciatura, abolido en 1706, con gran quebranto de las finan-
zas pontificales. A este objeto don Melchor Rafael de Macanaz,
que entonces era procurador fiscal del Consejo de Castilla, redac-
tó una Memoria que tuvo la aprobación de Felipe V, quien la
mandó editar. En ella opone a las impacientes reivindicaciones del
Papa las máximas galicanas que separan netamente lo espiritual
de lo temporal. "Quiere la tiara tener dominio sobre la corona.
Padezca yo, señor, pero jamás V. M. permita esto." "Por nin-
gún caso consienta que en negocios meramente temporales pue-
da el cayado poner leyes al cetro." "Que los bienes raíces no
puedan pasar a manos muertas, y si pasasen, hayan de pagar
por ellos como si estuviesen en manos seculares." Porque era pre-
ciso, según Macanaz, "desterrar toda suerte de simonía".
Nunca hubo en España paladín más esforzado de las primacías
del poder civil. De donde sus persecuciones : "perseguido, cubier-
to de males, porque si no en lo magnánimo de la paciencia, imito en
las persecuciones a Job, fuera del reino que me dio el ser y ali-
mentándome en otro que no me niega su auspicio". De estas luchas
y quebrantos personales nos informa en alguno de sus libros (i).
(i) Representación que hice y remití desde Lie ja al Señor Rey Don

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Mas "aun en medio de los males que he padecido—achaques con
que desde su principio adoleció nuestra naturaleza y se ha ido por
instantes reiterando con la destemplanza de sus pasiones—eran mis
más eficaces medicinas los libros, el estudio y escribir; pues en
2 3 2 tomos en folio, en 4° y en S.", que hasta hoy me llaman
su padre, se deja conocer que habrán sido muy pocos los instan-
tes que me haya podido separar de esta tarea".
En la Disertación histórica que sirve de explicación a algunos
lugares oscuros que se encuentran en la historia...—Semanario
Erudito, tomo XIII—nos habla de sus luchas con Alberoni, que
para apartar a nuestro h.-. "del lado del rey se valió de tanto arti-
ficio como de engañar a la reina, desde que puso los pies en tierra
de España...", denunciándolo a la Inquisición, que "es donde todos
los impostores acuden para vengarse de sus émulos".
Bien que al cabo fué el Papa quien recluyó al cardenal Albe-
roni en San Ángel, prisión, dice Macanaz, que "importaba muchí-
simo a la Iglesia, a la Santa Sede, al Sacro Colegio, a la religión
católica y a toda la República cristiana". El mismo Alberoni recono-
ce que llegó a saber que el Papa había encargado al arzobispo de
Toledo, inquisidor general, que le siguiese un riguroso proceso so-
bre sus costumbres.
Se dolía don Melchor de que la monarquía estuviese mal ser-
vida, pues en las oficinas "más se gasta el tiempo en pláticas in-
fructuosas que en el útil trabajo". Quería que los "plumistas" fue-
sen pocos, pero "útiles, justificados e inteligentes". "Ningún vasa-
llo de V. M. tenga más que un empleo; que por pequeño que sea,
si ha de cumplir con su obligación, como está obligado a hacerlo,
tendrá en qué emplear el tiempo...".
No menos reprobaba que las familias inclinasen a sus hijos al
sacerdocio, fundándoles capellanías, porque estos clérigos—deser-
tores del azadón los llama nuestro h.-. Echepare—son "las más de
las veces oprobio de un estado tan respetable, por su ineptitud y
torpeza", y serían más útiles "en la labor", ya que "a ésta se le

Felipe V, expresa de los notorios males que causan la despoblación de Es-


paña... Semanario Erudito de Valladares. T o m o VIL
Noticias individuales de los sucesos más particulares, tanto de Estado
como de Guerra, acontecidos en el reinado del Rey Nuestro Señor Don
Felipe V... Semanario Erudito de Valladares. Tomo VIL

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quitan unos buenos brazos, y al estado eclesiástico se le grava con
un daño irreparable por su incapacidad y perjudicial ignorancia".
Fué Macanaz hombre bueno y probo en todas las partes de su
vida. Escribió siempre con ecuanimidad y buen tino: "yo no escri-
bo para morder, sino para modificar las costumbres". Prefirió darle
la espalda a las vanidades, con tal de poder decir la verdad: "nun-
ca los ambiciosos deseos de las glorias del mundo me preocupa- ,
ron, ni los intereses me persuadieron". I
A su influjo beneficiosísimo para la causa de la tolerancia y de '
la libertad se debe que Felipe V ofreciera a los extranjeros no
católicos establecidos en España y que se dedicaran al comercio o
a la industria el que no serian pesquisados por la Inquisición. (Ar-
chivo Hist. Nac. Inquisición de Toledo, leg. 1 5 , 2.)
Macanaz, apunta Alcalá Galiano—Historia de España, tomo VI,
página 258—, tuvo compañeros—hh.-.—que como él pensasen, "aun-
que sin dar de ello muestras muy conocidas". No alardeaban los
masones de aquellos tiempos de pertenecer a la Orden, pero tam-
poco recataban en sus escritos el espíritu de ella. Macanaz es la
prueba más flagrante de este aserto. Todas sus obras rezuman
masonismo, rectamente entendido, fielmente interpretado.
No sabemos la Log.-. en que vio la luz nuestro h.-. Parece que
desde luego esto sucedió en París, viviendo allí desterrado. En al-
gún momento podrá alumbrarse la documentación masónica de
Macanaz. Entretanto sólo sabemos por referencias dispersas que
fué iniciado hacia 1734. Y a esto hemos de atenemos en tanto no
nos lleguen mejores pruebas.
(Continuará.)

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SECCIÓN 4.*

F R A N Z L I S Z T

El 22 de octubre de 1 9 1 1 , el mundo musical y todos los me-


dios cultos celebraban con enorme entusiasmo el centenario de
un hombre que a sus altos merecimientos artísticos unía desco-
llantes cualidades como individuo.
No siempre estas cualidades acompañan a los artistas.
Este hombre, que durante toda su agitada vida aspiró y luchó
por lo bueno, bello y verdadero es bien conocido de todos: se
llama Franz Liszt.
Nosotros queremos dedicarle un recuerdo en esta sección, por-
que también era de los nuestros.
Nuestro no sólo por su gran bondad de corazón, nuestro no
sólo por su espíritu humanitario; era nuestro más íntimamente;
era, en una palabra, un eslabón de nuestra cadena.
Ciertj que era un católico ferviente, mas sin embargo un ex-
celente masón, y su espíritu y su conducta intensamente masóni-
cos pueden ser en cualquier momento un ejemplo digno de ser
imitado.
Su ardiente batallar por todo lo elevado en el campo de la
verdad, la virtud y la belleza; su alta espiritualidad que le hacía
ver lo humano, no como se presenta en la vida cotidiana, sino a
través de su infinita capacidad de perfeccionamiento hasta lo di-
vino; su carácter, que le impelía a extraer los tesoros espiritua-
les, no de la superficie, sino de las más profundas regiones del
sentimiento, todo esto nos revela un espíritu esencialmente masó-
nico, y como hermano habíamos de considerarle, aunque no hu-
biese sido iniciado en nuestra asociación.
Franz Liszt nace el 22 de octubre de 1 8 1 1 , en Odenburg, al-
dea húngara cerca de Eisenstadt, siendo su padre administrador
del príncipe Esterhazy. El diminuto Francisco fué un niño de
constitución débil, cuya salud precaria tuvo a sus padres en cons-
tante inquietud. Ningún interés demostraba por juguetes como
soldados, cajas de construcción, etc., que constituían el ideal de,

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los muchachos de su edad, y por el contrarío, tempranamente dio
pruebas de una cierta inquietud artística.
Del diario que llevaba su padre, y que ha sido conservado,
copiamos los párrafos a continuación:
"Después de la vacuna empezó un período en el cual el niño
tuvo que luchar alternativamente con fiebres y trastornos nervio-
sos que pusieron frecuentemente su vida en peligro. Una vez,
cuando tenía tres años, le dimos por muerto y encargamos el fé-
retro. Esta intranquilidad se prolongó hasta cumplir seis años, y
preci-samente por entonces oyó un concierto de Ríes en Cismall.
Se apoyó en el piano y escuchó con gran atención; al llegar a
casa cantaba el tema. Se lo hicimos repetir, y no sabía lo que
cantaba ; fué la primera prueba de su genio. Insistentemente pidió
aprender a tocar el piano, y cuando se le preguntaba qué quería
ser, apuntando a un cuadro de la sala, contestaba : "i Como ése !"...
Era el retrato de Beethoven."
El padre, gran amante de la música, satisfizo el ardiente deseo
del muchacho dándole las primeras lecciones, que éste seguía con
el mayor entusiasmo. Y éstos fueron los comienzos de un artista
excelso que conquistó el mundo dos veces: una para sí mismo y
otra para otro genio, para Ricardo Wagner.
En el elevado movimiento de reforma musical del pasado si-
glo ha desempeñado Liszt un papel preeminente.
Con el prestigio de su nombre y la autoridad de su persona
avalaba las obras de aquellos que, en su tfempo, eran, como Wag-
ner, poco comprendidos y tenazmente combatidos.
Su inquieto espíritu se manifestaba en todos los campos del
arte.
El excelso compositor era al mismo tiempo pianista que entu-
siasmaba a sus oyentes; escritor y crítico, el más autorizado de
su tiempo.
Liszt fué iniciado el i8 de septiembre de 1841 en la Logia
"Unión", de Francfort, apadrinado por el compositor Guillermo
Speyer. L a ceremonia fué presidida por Kloss, el autor de una
célebre bibliografía masónica.
En febrero del año siguiente fué exaltado al 2.» y 3.° grados
en la Logia "Armonía", de Berlín.
Desgraciadamente su profesión le impidió frecuentemente to-

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FRANZ LISZT 189

mar parte activa en los trabajos del taller, pero está comprobado
que no desperdiciaba oportunidad en sus frecuentes viajes para
dar conciertos en las logias por él visitadas.
Por estos conciertos la logia de Iserlohn le nombra en 1843
miembro de honor, ejemplo seguido dos años más tarde por una
logia de Zurich.
No hemos podido encontrar documentos fidedignos para seguir
la actividad masónica de esta gloria nuestra en el lapso de tiempo
de 1845 a 1870, donde aparece como miembro de la Logia "Unión",
de Budapest.
Conmovedora fué, a través de toda su vida, su gran modestia.
Era tímido en lo que se refería a su propia persona, y ésta
era una de sus cualidades más dignas de elogio.
Como ningún otro tenía la facultad de profundizar en la obra
de otros artistas, y ¡cuan grande era su combatividad cuando se
trataba de defender el verdadero arte de los demás, contrastando
con este otro hecho: nunca escribió una sola línea sobre su propia
obra.
La ocultación tenaz de sus propósitos íntimos y de sus senti-
mientos fué regla que observó severamente toda su vida.
Wagner le escribe: "Tú, noble bienhechor; tú, hombre ama-
do, que por mi causa te olvidas de ti mismo..." ; y Bernhard Vo-
gel dice: "Liszt era un virtuoso, no sólo de su arte, sino también
de la amistad."
A esto hay que agregar su desprecio por el dinero, que ape-
nas rozaba su mano el tiempo preciso para repartirlo. Su preocu-
pación por el prójimo resplandece en sus cartas con trazos de be-
lleza casi fascinadora. Siempre busca el modo de ayudar, soste-
ner, tanto en el campo material como en el espiritual.
Liszt fué igualmente el realizador de la Asociación de Músi-
cos Alemanes, que todavía subsiste, y que representó la liberación
de los que se ganaban el sustento con esta profesión.
La Caja de Pensiones para viudas y huérfanos de músicos fué
también obra suya.
Y en todo ello no ponía sólo la iniciativa, sino colaboración
personal entusiasta.
Citamos estos hechos como botones de muestra, pues agotar
este aspecto de la actividad de nuestro hermano sería tarea vana.

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porque no ha existido aspiración verdadera humana a la que Liszt
no brindase su apoyo decidido y eficaz.
Durante cuarenta años enseñó gratuitamente a todos los que,
con talento o entusiasmo, se acercaban a él.
El odio era un sentimiento para él desconocido. Carlos Reinec-
ke le cerró donde pudo las puertas de las salas de concierto ; pues
bien; a esta labor correspondió Liszt allanándole el camino, como
pianista, donde le fué posible.
Aunque católico ferviente, la tolerancia fué otro distintivo de
su carácter. Al protestante Bach y al judio Meyerbeer les juzga-
ba, como crítico, por su verdadero valor artístico y sin ningún
prejuicio religioso.
"El amor es la clara aurora de todo corazón", dice en el pró-
logo de su poema sinfónico Los Preludios.
Después, en la misma obra escribe: "¿Qué otra cosa es nues-
tra vida sino una serie de preludios hacia aquel canto desconocido,
cuya primera nota majestuosa entona con la muerte?"
Inspirado en estas ideas es el ideal de su testamento: "Deseo
ser enterrado de manera sencilla, sin ninguna pompa, y a ser
posible de noche. ¡ Ojalá la luz eterna ilumine mi alma !"
El 3 1 de julio de 1886 abandona este mundo.
Al amanecer del 3 de agosto la ciudad entera de Bayrenth se
ptsc de duelo para expresar qué manantial inagotable de capaci-
dad, qué tesoro de amor y de bondad había desaparecido.
Infinitas expresiones de dolor llegadas del mundo entero cu-
brieron su tranquila tumba en tierras de Bayreuth.
Los atributos de masón de Liszt se conservan en la colección
de la Logia "Amalia", de Weimar.
¡ Franz Liszt será siempre inolvidable ! Por mucho, por mucho
tiempo quedará latente la huella de su vida ejemplar, que es uno
de los orgullos de nuestra Institución.

H.-. L U Z
De la L 6 g . \ Unión, núm. 88

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A P Ò S T R O F E A L A L I B E R T A D
¡Oh lauro inmarcesible, oh glorioso
hado de nación libre, quien te alcanza
llamarse con verdad puede dichoso !
¡ Libertad, libertad ! Tú la esperanza
eres de cuanto espíritu brioso
el despotismo en sus mazmorras lanza.
Los pueblos que benéfica visitas,
a vida nueva al punto resucitas.
El pueblo de Minerva, el de Quirino,
si la historia pregona sus loores,
y si con esplendor lucen divino,
del tiempo y del olvido vencedores,
a la libertad deben su destino.
La libertad regó las bellas flores
que la sien de Fabricio y Decio ornaron,
y a Poción y a Aristides coronaron.
A Jefferson y a Washington inflamas
en tu sagrado amor, y otro hemisferio
consume luego entre voraces llamas
los monumentos de su cautiverio.
Tu santo ardor por la nación derramas,
y de las leyes fundas el imperio,
siempre absoluto, porque siempre justo,
que la igualdad social mantiene augusto.

H.-. JOSÉ MARCHENA

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SECCIÓN 5.*

L A PRIMITIVA RELIGION D E L O S HEBREOS

El Génesis cuenta que el único verdadero Dios, creador del cie-


lo y de la tierra, se dio a conocer a los primeros hombres, pero
más singularmente a los del pueblo de Israel. La teología tradicio-
nal ha deducido que la religión de los hebreos era, desde la más
alta antigüedad, el monoteísmo puro y absoluto y que las huellas
de idolatría que entre ellos se encuentran se deben a influencias
extrañas, desviaciones de la religión primitiva.
En su Histoire du peuple d'Israël, Renán, negando, con la es-
cuela crítica, los relatos del Génesis y del Pentateuco, sostiene, por
lo que hace a la primitiva religión de los hebreos, un punto de
vista análogo al de la teología tradicional judía y cristiana, que
admite la perfecta historicidad de estos relatos y consagra un
centenar de páginas a describimos el monoteísmo de los patriar-
cas, su religión elevada, sus costumbres ejemplares, j Y habla has-
ta de su teología! Esta manera de enjuiciar nos parece completa-
mente errónea y quisiéramos en las páginas que siguen esclare-
cer tan importante cuestión.
Comencemos por enunciar brevemente los resultados a que
hemos llegado. Según nosotros entendemos, los antiguos hebreos
no eran monoteístas. Eran, por el contrario, partidarios del ani-
mismo, bajo formas fetichistas y bajo la forma, sobre todo, del
tulto a los "manes" que se encuentran en todos los pueblos pri-
mitivos antiguos y modernos. Su religión era, por tanto, politeísta,
semejante a la de los antiguos semitas, lo cual es natural si se
tiene en cuenta el parentesco entre la lengua hebraica y las de-
más lenguas semíticas. Los antiguos hebreos, como los demás
pueblos del Asia occidental, adoraban a los astros, y especialmen-
te al Sol y a la Luna, bajo los nombres de Baal y Astarté. Su
culto correspondía a su religión. Era, pues, una religión grosera,
ligada a una multitud de lugares santos, así como a productos

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de la naturaleza, entre los que figuraban principalmente el toro y
la serpiente. Implicaba, en fin, el uso de sacrificios humanos.

* **

Toda la historia de este pueblo, hasta el destierro, prueba que


la religión superior del yahvismo tuvo que sostener una lucha se-
cular para triunfar de los usos religiosos del semitismo, profun-
damente enraizados en las costumbres israelitas y numerosas
generaciones hubieron de combatir sin tregua para vencer al fin.
Los antiguos hebreos está comprobado que veneraban las fuentes,
las piedras y los árboles sagrados.
En otros pueblos semíticos encontramos fuentes y pozos sa-
grados que gozaban de veneración religiosa. Hay desde la más
remota antigüedad un pozo de este género cerca de la Kaaba, en
la Meca. (Véase Wellhausen: Skizzen und Vorarbeiten. T. I I I .
Págs. 7 1 y ss.) Entre los antiguos árabes existían también fuen-
tes sagradas. Los fenicios y sirios veneraban igualmente—Bau-
dissin: Studien zur semitischen Religiongeschichte. T. II, págs. 154
y ss.—fuentes, ríos y lagos. Si pasamos a los hebreos, vemos que
Beerscheba, significaba los siete pozos y era un lugar santo desde
los tiempos antiguos y durante largos siglos—Génesis, X X I , 3 3 ,
y Amos V, 5 y V I I I , 1 4 — . Kades, situado al sur de Palestina,
se llama En-Mischpath, fuente de la decisión y del oráculo, y
poseía también un manantial sagrado, donde se iba a consultar a
los dioses—Ewald : Geschichte des Volkes Israel. T. II, pág. 1 9 7 — .
Otra ciudad de Palestina se llamaba Baalat-Ber, pozo de Balaat,
lo que parece indicar que se adoraba esta divinidad cananea en
los pozos que se encontraban por aquellos lugares. Otra ciudad
situada entre Jericó y Jerusalén, llevaba el nombre de En-Sche-
mesch, fuente del sol. Veremos, en efecto, que los antiguos he-
breos eran dados a adorar a Baal, dios del sol. En fin, parece que
•hubo una fuente de este género en la montaña de Sion, donde
fué construido el templo de Jerusalén—Stade: Geschichte des
Volkes Israel. T. I, págs. 3 3 4 y ss.
¿De dónde nació esta costumbre de venerar fuentes y aguas
corrientes? Como los griegos, los semitas veían evidentemente en
el agua una cosa viva. Se ha podido atribuir vida al agua no sólo

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porque tiene movimiento y porque al correr es ruidosa, sino por­
que alimenta plantas y animales. El jardín del Edén, donde se
encuentra el árbol de la vida, está cruzado por un río—Génesis,
III, 9—. En un jardín sin agua todo perece, todo muere—Esdras,
I, 30—. El Antiguo Testamento está lleno de alusiones al agua,
como símbolo de la vida, de la prosperidad, de la dicha. A Jahve
mismo se le considera y se le llama fuente de agua viva—Jere­
mías, I I , 1 3 , X V I I , 1 3 .
Al lado de las fuentes sagradas, se encuentran en toda la an­
tigüedad, y entre los semitas, piedras sagradas. Entre los antiguos
árabes eran objetos indispensables al culto. Lo eran igualmente
entre los cananeos—Éxodo, X X I I I , 2 4 ; X X X I V , 1 3 , y Deutero­
nomio, V I I , 5 ; X I I , 3 — . El Antiguo Testamento llama a una pie­
dra sagrada mazzehah. La costumbre de elevar mazzeboth—monu­
mentos—en honor de Jahve y de ofrecerle sacrificios, preferente­
mente sobre rocas, estaba muy extendida en Israel. Se la encuen­
tra en tiempos de Isaías, sin que este profeta proteste de ella
—Isaías, X I X , 1 9 ; I de los Reyes, X I V , 23, y I I de los Reyes,
X V I I , 10—. De otro monumento que se encontraba en Sichen
se afirmaba que Josué lo había levantado hacia el fin de su vida,
después de la alianza con el pueblo de Israel—Josué, X X I V , 2 5 -
27—. En los tiempos antiguos había cerca de Mitspa una piedra
sagrada llamada Eben-Ezer, piedra de socorros—I Samuel, IV,
i ; V . I.
No sólo las fuentes y las piedras eran objeto de adoración,
sino también los árboles. Los árboles con su follaje verde eran
para los antiguos una manifestación visible del poder creador,
que engendra la vida en la naturaleza. De aquí que algunos pue­
blos creyesen que los primeros hombres habían sido producidos
por los árboles—Baudissin, loco citato, tomo I I , pág. 1 8 5 — . E l
Antiguo Testamento está todo lleno de expresiones alusivas a
los árboles que crecen cerca de los ríos, imágenes de la vida y de
la prosperidad. El árbol de la vida hemos visto que está en el
jardín del Edén—Génesis, I I , 9; I I I , 22-24—. Se veneraba espe­
cialmente los árboles que están siempre verdes—cipreses, mirtos,
palmeras, tamarindos, etc.—. Entre los asirios el árbol parece ha­
ber sido imagen de la divinidad. Para los fenicios, como para

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los sirios, el ciprés era el árbol sagrado por excelencia. Entre
los árabes existian también los árboles sagrados.
Resulta, pues, del Antiguo Testamento, que los hebreos, como
los demás semitas, veneraban los árboles, tradición mantenida du-
rante largo tiempo en Israel, como la de las piedras y las fuentes
sagradas.
Este culto tradicional, que procedía del antiguo paganismo se-
mítico, fué atacado por los profetas, y sobre todo a partir del
Deuteronomio se procura identificarlo con la idolatría cananea
—Esdras, I, 2 9 ; L X V , 3 ; L X V I , 1 7 — . La Biblia nos enseña que
los cananeos celebraban su culto sobre las montañas, las colinas,
los lugares elevados, en hebreo bamoth—Deuteronomio, XII, 2;
Números, X X X I I I , 52—. Los moabitas hacían lo mismo—Núme-
ros, X X I I , 4 1 ; X X I I I , 3, 1 4 ; 28 y ss. Esdras, X V , 2 ; X V I , 1 2 ;
Jeremías, X L V I I I , 3 5 — . Como Nebo es el nombre de una divi-
nidad, es probable que la montaña del mismo nombre, situada en
la región de Moab, fuese el lugar de un culto consagrado a esta
divinidad. Los sacerdotes de Baal ofrecían sus sacrificios sobre el
monte Carmelo, como luego los de Jahve.
El monte Horeb o Sinai era antiguamente para los hebreos la
montaña por excelencia, y la llamaban la montaña de Dios o de
Jahve. Consideraban también como montañas santas la del Carme-
lo, el Tabor y el monte de los Olivos—I de los Reyes, X V I I I , 3 0 ;
Jueces, IV, 6; I I de Samuel, X V , 3 2 — . Moisés se coloca sobre
una montaña para pedir a Dios la victoria sobre los Amalecitas
—Éxodo, X V I I , 9 y ss.—. Los libros de los Reyes muestran que
el culto de las altas montañas se mantiene generalmente en Israel
hasta la época de Josías.

** *

En todo lo que acabamos de enunciar se manifiesta la tendencia


de los antiguos hebreos a relacionar su culto con los objetos de
la naturaleza. Hasta aquí hemos visto que estos objetos eran in-
animados, pero los seres animados no están excluidos del culto.
Mencionaremos ante todo la serpiente, que entre los asirios te-
nía una significación mitológica y entre los fenicios era un animal
sagrado, símbolo de la vida y de la inteligencia. Los antiguos

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árabes suponían que en la serpiente habitaban con preferencia los
malos espíritus, si bien lo tuviesen como animal divino. Otros
pueblos de la antigüedad consideraban a la serpiente como animal
ya fasto, ya nefasto, pero siempre como un ser misterioso y par­
ticularmente inteligente.
Entre los hebreos la serpiente era un animal mágico. El térmi­
no con que lo designa en el Antiguo Testamento es el mismo que se
emplea para expresar la magia, y viene de la misma raíz, nachasch
—Scholz: Götzendienst und Zauberwesen, págs. 103 y ss—. Por
eso en el relato de la caída del primer hombre se considera a la
serpiente como el más astuto de los animales.
La adoración de la serpiente entre los hebreos es un hecho
histórico, que duró no poco tiempo, exactamente como la que se
impartía al toro. Y a en el desierto se nos dice que fabricaron un
buey de oro—el becerro de oro—Éxodo, X X X I I — . Jeroboan hizo
colocar dos imágenes de este género en las fronteras de su reino.
Mas a partir del Éxodo se trata a este culto de idolátrico y se le
hace la más viva oposición.
El símbolo de Baal era entre los israelitas el toro. Lo más pro­
bable es que la adoración al toro fuese un antiguo uso cananeo y
semítico.
Creemos probado que la religión de los antiguos hebreos era
el fetichismo, consistente en ligar la divinidad a objetos materia­
les. Esta es la tesis que sostiene sobre todo Stade, citado preceden­
temente. El conde de Baudissin afirma que la religión de los se­
mitas tiene un carácter esencialmente astral, es decir, que sus dio­
ses habitan sobre la tierra, en los cielos, y que sólo se manifies­
tan en ésta mediante símbolos. En todo caso, no por ello pierde
su carácter fetichista, sean las que sean estas distinciones sutiles.
* **

Si entre los antiguos hebreos encontramos huellas evidentes


de animismo bajo forma fetichista, también hallamos una segunda
forma del animismo, que consiste en creer en muhitud de espíri­
tus a los que se atribuye el poder de ejercer su influencia en el
mundo. Encontramos una prueba de esto en la evocación de los
muertos practicada en Israel durante largo tiempo. Fué Saúl quien

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primero se opuso a estas prácticas, a las que al final recurrió
él mismo—I de Samuel, X X V I I I , 3 y ss.— La necromancia o
arte de evocar a los muertos la ejercían magos de ambos sexos
—I de Samuel, X X V I I I , 3 y ss.—. Ningún texto bíblico refuta
la posibilidad de evocar a los muertos. Hay, sobre todo, un hecho
digno de señalarse, y es que Samuel, evocado por el mago de
Endor, a solicitud de Saúl, es llamado por el nigromante, elohin,
es decir, dios—I de Samuel, X X V I I , 1 3 — . Y se dice que Saúl se
prosternó ante Samuel-elohim.
La necromancia estuvo muy extendida en toda la antigüedad.
La encontramos entre cananeos, egipcios, babilonios, persas, grie-
gos y romanos.
Tenemos las pruebas evidentes y directas de que los israelitas
mezclaban en el culto a los muertos elementos del antiguo paga-
nismo semítico, incompatibles con el yahvismo. Así, por ejemplo,
para expresar el duelo se afeitaban la cabeza, se quitaban la bar-
ba y se hacían incisiones en el cuerpo. Los filisteos, moabitas y fe-
nicios practicaban esto mismo—Jeremías, X L V I I , 5 ; Esdras, X V ,
2 ; I de los Reyes, XVIII, 28—. La Ley, por el contrario, abomi-
na estos usos como inconvenientes para Israel, y el duelo se ter-
minaba en una comida, como aun se practica en el Norte de Es-
paña. Ahora bien; los alimentos de esta comida de duelo se con-
sideraban impuros y no podían ofrecerse a Jahve. ¿De dónde
procede esta incompatibilidad entre los usos antiguos y el culto
a Jahve? Según Stade, de que eran restos del antiguo culto a los
"manes". De ahí, según el mismo sabio escritor, la impureza de
la muerte y de todo lo que con ella se contamina. Hagamos notar
que en todos los pueblos antiguos la muerte pasa por ser una
causa de impureza.
Stade pretende encontrar otras huellas del culto de los "ma-
nes" entre los hebreos, y piensa que este culto fué originariamente
un factor importante en la formación de la familia israelita, y
encuentra una confirmación de ello en el hecho de que antigua-
mente sólo el hijo, y no la hija, era en Israel el heredero del pa-
dre, porque sólo aquél podía continuar el culto del progenitor
muerto. Se apoya para sostener esta tesis en el libro de los Jue-
ces—XI, 2—y en el Génesis—XV, 2 y ss.—, donde se dice que
en la ausencia de un hijo heredaba el primer esclavo, como el úni-

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co que podía continuar el culto de la familia. En fin, para Stade
hay aún otra prueba de que antiguamente cada familia forma-
ba una comunidad religiosa, sin más objeto que la veneración
de los antepasados, en el hecho de que el padre ejercía origina-
riamente la jurisdicción suprema en el seno de la familia, y en
que era al mismo tiempo el sacerdote. Y ve también un resto del
antiguo animismo semítico en los seirim y en el azazel, que consi-
dera como espíritus demoníacos. Los semitas creían que el de-
sierto estaba lleno de ellos. Podrían añadirse los schedim, de que
se habla en el Deuteronomio—XRXII, 17.

* **
Después de lo precedente, ¿es necesario insistir más en el he-
cho de que los hebreos fueron primitivamente politeístas? ¿No
significa acaso elohim propiamente diosesf ¿Y este plural no im-
plica un concepto politeísta? Los hebreos eran politeístas, como
todos los pueblos fetichistas, que confunden la divinidad con las
cosas creadas, que suponen llenos cielo y tierra de espíritus y seres
divinos encamados en piedras, fuentes, árboles, ríos, animales,
montañas, etc.
Creemos que el politeísmo semítico era la primitiva religión
de los hebreos, en tanto el yahvismo monoteísta fué el producto
del profetismo israelita, que no comienza a tener en Israel una
influencia apreciable hasta el siglo ix antes de nuestra Era. El semi-
tismo tradicional recibe un golpe decisivo con Josías y con la pro-
hiulgación de la ley deuteronómica, francamente hostil a los ele-
mentos cananeos de la religión israelita. Fué necesario el éxodo
para que triunfase definitivamente el monoteísmo. Para explicar
esto se necesitó un verdadero milagro. Por eso la teología tradicio-
nal apela, para explicar este monoteísmo, a la revelación.
* * * i

BIBLIOGRAFIA

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LOS PRIMEROS SIGLOS
DEL CRISTIANISMO: S A N I R E N E O

Se le ha llamado "el primero de los escritores eclesiásticos", y


no sin razón. No porque Ireneo sea ortodoxo desde el punto de
vista de los actuales dogmas—la Iglesia, para conservarle el tí-
tulo de Santo, se vio obligada a cerrar los ojos sobre muchas de
sus ideas—, sino porque es el primero que la defiende contra los
herejes con un brío ardiente, con un entusiasmo al que se subor-
dina la propia virtud del razonamiento. En este sentido Ireneo
ha sido el tipo del escritor eclesiástico para todos los tiempos (i),
«1 precursor de los doctores ortodoxos que supeditan la razón a
la fe. Lo que no evita que fuera hombre conciliador y dispuesto
siempre, no obstante estas injurias contra los disidentes, a enta-
blar diálogo. No en balde se le conoce bajo el justo título del
pacifico.
Se ignora dónde y cuándo nació. Unicamente se sabe que era
del Asia Menor, que estaba a las órdenes del viejo obispo de
Smirna, San Policarpo—muerto el año 155 e.-. v.-.—, quien debió
dejarle una impresión profundísima, pues cincuenta años más tar-
de aun hablaba de él con veneración singular.
Policarpo, que murió octogenario, decía haber conocido al após-
tol San Juan. A través de este dato podemos considerar a Ireneo
como un discípulo de quien había estado en relación con los Após-
toles. Es, pues, un testimonio precioso sobre los primeros tiempos
de la Iglesia.
Aunque cristiano, recibió una gran educación literaria, pues
las citas de los poetas profanos son frecuentes en sus libros, y sin
ser un profundo pensador, da pruebas en no pocos momentos
de serios conocimientos filosóficos.
¿ A' qué edad, en qué circunstancias y por qué razones abando-
nó un día Oriente por Lyon de Francia? ¿Eran frecuentes las

(i) San Justino—Diálogo contra Trifón, 35—se p r o n u n c i a duramente


c o n t r a l o s h e r e j e s , p e r o j a m á s s u b o r d i n a la r a z ó n a l a a u t o r i d a d , ni e s l o
duro que se m u e s t r a Ireneo.

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comunicaciones entre las ciudades marítimas del Asia Menor y
la comercial Marsella ? ¿ Fueron los marinos y los obreros venidos
de Oriente los que difundieron en las Calías, y especialmente en
la costa del golfo lyonés, el cristianismo? ¿O bien vino de Roma
la madi-e matriz de todas las Iglesias de Occidente? Lo cierto es
que se habla de él al mismo tiempo que de Ireneo.
Según Eusebio y San Jerónimo, Ireneo fué ordenado sacerdo-
te por el viejo obispo San Potino, y cuando se presenta ante nos-
otros en la historia es como portador al papa Eleuterio y a las,
Iglesias de Asia de la carta que los mártires de Lyon, en el año
177, le envían desde el fondo de sus prisiones, pidiendo noticias j
sobre el montañismo (i), que les preocupaba extraordinariamente j
por cuanto oían decir y por los especimens que entre ellos se en- j
contraban.
Ireneo cumplió la mitad del encargo llevando la carta tan sólo
al Papa Eleuterio, volviendo a Lyon, donde Eusebio afirma que
fué obispo, pero donde desde luego gozaba de una incontestable
autoridad, debida no menos a sus virtudes y a su saber que al
carácter conciliador, que en nada obstaba a su firmeza, por todos
reconocida. Estaban entonces las Iglesias divididas respecto al día
en que debía celebrarse la Pascua. ¿Habia de celebrarse, como en
la primitiva Iglesia, a ejemplo de Cristo, y como lo hacían los
judíos, el 14 del mes de nisam, costumbre dominante en Oriente, o
bien el domingo que sigue al 14, como venía haciéndose en Roma
y en Occidente desde hacia sesenta años?
Había en el fondo de este debate algo más que una fecha ; se
trataba o de conservar o de romper uno de los anillos de la ca-
dena que unía al cristianismo con el judaismo. Con la primera
fecha la Pascua cristiana quedaba como una simple conmemora-
ción de la salida de los judíos de Egipto; con la segunda, se con-
vertía en la conmemoración de la resurrección de Cristo.
En el año 1 9 6 , el fogoso obispo de Roma, Víctor, para realizar
un acto de autoridad sobre la Iglesia entera, había querido impo-

( i ) E l montañismo, de M o n t a n o , que a n t e s de ser sacerdote católico


lo h a b i a s i d o d e C i b e l e s , s e g ú n S a n J e r ó n i m o , a p a r e c i ó h a c i a 170. M o n -
t a n o se t e n í a p o r e n v i a d o d i v i n o , el P a r á c l i t o o E s p í r i t u S a n t o . V é a s e
G. N . B o n w e t s c h : Geschichte der Montanismus; E r l a n g e n , 1881 ; y P . d e
L a b r i o U e : Les sources de l'histoire du montanisme; Paris, 1913.

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пег a los obispos de Asia la segunda fecha en nombre de la tra­
dición de las Iglesias de Occidente. Los obispos de Asia, con el
viejo Policrates a la cabeza, habían resistido en nombre de la tra-
dición de las Iglesias de Oriente, como lo había hecho ya cin-
cuenta años antes San Policarpo, declarando paladinamente que
valía más obedecer a Dios que a los hombres. Era el antagonis-
mo entre el Oriente y el Occidente, que se manifestaba por pri-
mera vez en toda su agudeza, la primera tentativa del obispo de
Roma por imponer su autoridad, la primera resistencia concreta
de los obispos de Asia a pretensiones que sobre no tener funda-
mento eran contrarias a la superioridad que ellos concedían de
derecho a las Iglesias de Oriente. ¿No era, en efecto, en Oriente
donde el Cristo había enseñado ? ¿ No era de Oriente de donde ha-
bían partido sus discípulos para difundir por el mundo su doc-
trina? El cisma que con Focio no había de estallar hasta sete-
cientos años más tarde, estaba ya en germen en este primer de-
bate. El Papa, furioso, excomulgó a los obispos de Asia. Otros
prelados no orientales y el dulce Ireneo se rebelaron contra Víc-
tor por esta usurpación de poder. No fué remiso en unir su pro-
testa a la de los demás colegas. Su intervención fué decisiva. Los
obispos de Asia, pese a la excomunión de Víctor, siguieron en la
comunión de la Iglesia, y su opinión se mantuvo hasta el Con-
cilio de Nicea—ciento treinta y cinco años después—, que dictó
decreto contra la fecha en litigio.
Hasta aquí lo que sabemos de cierto de Ireneo. La Iglesia
quiere que haya muerto mártir en la persecución general que le
atribuye a Septimio Severo—año 203—; pero tal hecho no está
probado. Aparte de que la tal persecución no está probada, ni
Tertuliano, ni Lactancio, ni Eusebio hablan de Ireneo como de tm
mártir. Tampoco San Jerónimo se refiere a tal cosa, ni en su
carta a Teodora, ni en De viris illustribus, donde se extiende sobre
esto; sólo en su comentario a Isaías le da de pasada el título de
mártir. La aserción fué reproducida por el falso Justino; des-
pués reprodujo la leyenda Gregorio de Tours, que confunde la
persecución del año 203 con la del año 177, recibiendo su forma
definitiva en el siglo V I I en las actas apócrifas del martirio de
Ireneo, a quien hacen perecer con 19.000 cristianos más, degollados
por los gladiadores. Actas estas que confunden la pretendida per-

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secución con las violencias cometidas sobre la población lyonesa
por el victorioso ejército de Septimio Severo después de la de-
rrota de Albino en Trévoux—año 196—. Así se forman en his-
toria las leyendas.
San Jerónimo atribuye a Ireneo un gran número de obras : un
tratado contra las herejías en cinco libros; uno sobre la discipli-
na; uno sobre la predicación apostólica; uno muy corto contra
los paganos ; una colección de sermones ; un libro sobre el cisma ;
uno sobre la unidad de Dios; uno, en fin, contra la Ogdoada de
los gnósticos. De todas estas obras sólo nos queda la primera, que
es acaso la más importante. En ella hay noticias suficientes para
saber lo que pensaba Ireneo, que es lo que nos interesa. No los de-
talles de las doctrinas que combate, sino el espíritu de la Iglesia
en aquel momento, por nadie personificado mejor que por él.
* * *
Aunque por su título. Contra herejes, parezca que la obra de
Ireneo está dirigida contra todas las herejías igualmente, en rea-
lidad embiste especialmente contra las escuelas gnósticas. Es, pues,
su polémica contra ellas la que estudiaremos.
El primer equívoco de los gnósticos—dice Ireneo—es creer
que tienen el derecho de razonar frente a Dios, pretendiendo so-
meter al razonamiento y al juicio humano sus obras, sus actos y
sus libros. En estos libros, los hechos son los hechos; es preciso
aceptarlos como son, y todo cuanto en ellos se dice es necesario
recibirlo como si hubiese pasado en efecto, por extraordinario que
nos parezca, sin que tengamos derecho a recusar la perfección de
quien los ha ordenado, ni menos la autoridad del libro a que se
refieren los acontecimientos. Dios, cuya sabiduría es espíritu, pudo
tener para relatarlos motivos que extravasan nuestro razonamiento.
La razón nos ha sido dada para entender las cosas cotidianas,
pero los límites de su alcance son tan reales que su clarividencia
entra en estos límites mismos y más allá de los hechos percibidos
directamente no sabemos nada. ¿Es que acaso nos damos cuenta
incluso de los fenómenos más corrientes, de los vientos, las llu-
vias, la luz, el movimiento de los astros, las crecidas del Nilo, el
flujo y reflujo de la mar? ¿Es que hay acaso entre Dios y los
hombres una común medida?

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¿Qué razón asiste, pues, a estos orgullosos que pretenden ob-
jetar los actos de Dios? ¿Hay nada más frágil que todas las teo-
rías forjadas por los gnósticos, forzando el sentido de los textos
para no ver más que alegorías en los hechos, sustituyendo la sabi-
duría de Dios por la suya?
1 Qué diversidad entre todos estos sistemas, frente a la uni-
dad de opinión de la Iglesia ! ; De Simón de Giton, su primer tra-
tadista, a Menandro; de éste a Saturnino, a Basilides, a Valen-
tín, de todos éstos a Cerdon y de Cerdon a Marción, cuántas
emanaciones divinas, cuántos eones intermediarios entre Dios y
fel mundo no han parido estos sectarios! ¿Cuántos Cristos, cuán-
tos Espíritus Santos inventaron ? ¿ Cómo ligar la Ogdoada del uno,
la Década del otro y el Pleroma indefinido de los demás? ¿ Y
por todos estos sistemas sobre el mundo divino, cómo orientarse en
la confusión no menor de las doctrinas morales correspondientes,
doctrinas que conducen a la indiferencia de nuestros actos, sus-
traídas por ellos a la dirección del personal libre arbitrio, para li-
brarse sin reserva de las leyes de hierro de la predestinación? ¡ Y
qué de sutilezas no ha sido preciso emplear para legitimar por las
Escrituras toda esta diversidad y cuántas interpretaciones pueri-
les ! ¿ No hubo gnósticos que llegaron hasta reducir la vida pública
de Cristo a un año sobre la interpretación del versículo de Isaías :
Vacare annum Domini acceptum et diem retributionis, como si este
versículo pudiera significar otra cosa que el anuncio del día del
juicio último? ¡Como si los tres viajes de Cristo a Jerusalén por
la Pascua, de que habla San Juan, no bastaran para asignar a la
vida pública de Jesús una duración muy otra, que ha debido de
ser de dieciocho años, según la tradición de los Apóstoles ! ¡ Y qué
de contradicciones en el seno de cada una de las doctrinas, harto
diversas entre sí! ¡ Y qué mal se ajustan las teorías finales con
las premisas aceptadas en principio!
Todos los gnósticos proclaman la infinitud absoluta de Dios,
pero al lado de esta infinitud, que todo lo abarca y encierra, nos
hablan de su Ogdoada, de su Década, de su Pleroma indefinido,
como si aquella infinitud no excluyese las demás ( i ) . Todos pro-
claman no menos alto, y con razón, la simplicidad absoluta de la ;

( i ) I r e n e o o l v i d a q u e p o r el m i s m o p r o c e d i m i e n t o s e probaría q u e l a
infinitud d e D i o s e x c l u y e l a e x i s t e n c i a d e u n m u n d o d i s t i n t o d e él.

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sustancia divina y no ven que esta simplicidad absoluta, en el
seno de la que no puede haber nada anterior, posterior o diverso,
sino que subsiste forzosamente siempre igual y semejante a sí mis-
ma en su invariable unidad, es radicalmente incompatible con la
pluralidad de sus eones divinos.
Sobre todas estas cuestiones, de las que depende nuestra salud
espiritual. Dios nos ha iluminado, mandándonos a Moisés y a
los profetas, cuyas enseñanzas, que son las suyas, se han con-
servado en los libros del Antiguo Pacto. Cierto que unos y otros <
han llegado tarde y que la doctrina divina enseñada por ellos no |
ha sido conocida más que de un pequeño número. Pero si Dios ha
reservado el conocimiento tardío de su doctrina a un grupo res-
tringido de elegidos, ¿qué derecho nos asiste para pedirle cuen-i
tas y menos para preguntarle por qué hizo a los hombres buenos a
unos, malos a otros, a unos bellos y a otros feos? Son secretos
que nos sobrepasan, y no hay más que inclinarse ante ellos.
Nuestro único derecho es solicitar la prueba del origen verda-
deramente divino de estos libros, que dicen contener su doctrina.
Aparte la tradición oral, que nos atestigua este origen, hay para
creerlos divinos razones más serias.
Los volúmenes del Antiguo Pacto, escritos por Moisés y los
profetas, fueron destruidos, ciertamente, en el incendio del Tem-
plo; pero setenta años después del retorno de la cautividad, Dios
los dictó, él mismo, al escriba Esdras, y si no es de este texto he-
breo del que se sirve la Iglesia, sino de la traducción griega de
los Setenta, sabido es que esta traducción, milagrosa también, es
digna de toda confianza, pues que sus setenta y dos autores, ence-
rrados en setenta y dos cabanas, han producido en el mismo nú-
mero de días traducciones absolutamente idénticas.
En cuanto a los libros del Nuevo Pacto—para Ireneo eran
éstos los cuatro Evangelios, las Actas de los Apóstoles, las epísto-
las de Pablo, una de Pedro, dos de Juan, el Apocalipsis, el Pastor
de Hermas y la carta de Clemente Romano a los Corintios—, ¿ có-
mo dudar de su inspiración? ¿ E s que los principales de entre
ellos, los cuatro Evangelios, no hacen relación a la constitución del
mundo, a los cuatro puntos cardinales, a los cuatro vientos prin-
cipales, a los cuatro querubines del Apocalipsis ? ¿ Es que esta ma-
ravillosa correspondencia no es la más segura de las confirmacio-

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nes y no denota que la Iglesia ha recibido el mismo nùmero de
soplos inspiradores y el mismo número de soportes que el mundo?
Neuma en griego significa a la vez viento e inspiración; Ireneo
creía que la tierra era plana y que estaba sostenida por cuatro so-
portes en los cuatro puntos cardinales.
Se sabe además, dice Ireneo, la fecha en la que estos Evange-
lios fueron escritos. E l primero, el de Mateo, mientras predica-
ban en Roma Pedro y Pablo, el de Marcos después, luego el de
Lucas, y por fin el de Juan.
Todos estos libros, como los del Antiguo Pacto, tienen necesi-
dad de ser interpretados, pues nuestra débil inteligencia no al-
canza a descubrir su sentido, y sabido es la serie de interpretacio-
nes erróneas que se han hecho conducidos los herejes por la loca
pretensión de comprenderlos. Mas tampoco aquí Dios nos aban-
donó, pues para guiarnos en la interpretación de sus santos libros
nos ha dado una tradición oral que remonta a los Apóstoles ilumi-
nados por Jesucristo, que de seguro no han alterado su doctrina.
A las iglesias que por una sucesión ininterrumpida de obispos
conocidos que con los Apóstoles se unen corresponde la verdadera
interpretación de las Escrituras.
¿Qué Iglesias son éstas? L a de Roma, más importante que las
otras por haber sido fundada por los dos grandes apóstoles Pedro
• y Pablo; la de Efeso, fundada por Pablo, y la de Esmirna, fun-
dada por San Juan.
* **

Tal es, en síntesis, la demostración de Ireneo, demostración di-


rigida contra los gnósticos y otros heréticos de su tiempo, pero
que la Iglesia aceptó para y contra todos los razonadores de cual-
quier género, simples disidentes cristianos o francos librepensado-
res que han seguido los progresos de la crítica. Impotencia del
hombre para razonar sobre la naturaleza de Dios o sobre el carác-
ter moral de sus actos; necesidad, por consiguiente, de una reve-
lación; origen divino del Antiguo y Nuevo Testamentos, compro-
bado por las tradiciones y por los razonamientos que acabamos de
trasladar o por otros semejantes; obligación, en fin, de recurrir a
los obispos sucesores de los apóstoles para conocer el verdadero

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sentido de las Escrituras. A Ireneo corresponde el honor de haber
establecido todo esto el primero, y al menos desde el punto de
vista histórico, nadie con más autoridad que él, porque nadie
estuvo a tan corta distancia de los hechos.
Desde este momento puede decirse que la Iglesia se vio ver-
daderamente fundada. Hasta él sólo hubo iglesias dispersas, un
cristianismo indeciso y fluctuante; desde él hubo un núcleo en
torno al que se van yuxtaponiendo fuerzas que llegan a formar
el cuerpo organizado que hoy conocemos.
Contra las doctrinas' de los gnósticos—sistemas artificiales e
ininteligibles para las masas—, Ireneo estaba magníficamente situa-
do. Desde que admitían el hecho de la revelación, no era difícil
probarles que en el pensamiento al menos de los evangelistas,
el Dios del Antiguo y el del Nuevo Testamento eran idénticos. L a
derrota de los gnósticos, a la que contribuyeron algunos más que
Ireneo, no puede sorprendernos. Pero detrás del racionalismo har-
to vulnerable de los gnósticos hay el racionalismo eterno, al que
no embaraza ningún compromiso, ni limita ningún sistema precon-
cebido. Contra esto, preciso es decirlo, la argumentación de Ire-
neo no puede ser más débil.
¿Qué valen, en efecto, fuera de la tradición oral que para la
crítica independiente no tiene más que la autoridad de una leyen-
da, las pruebas dadas por Ireneo de la revelación y de la autenti-
cidad de los libros santos?
Después de la destrucción, reconocida por él, de los libros de
Moisés y de los profetas, en el incendio del templo por Nabucodò-
nosor, la reconstitución milagrosa de que Ireneo habla reposa so-
bre la reconstitución milagrosa del IV libro de Esdras, que la mis-
ma Iglesia tiene hoy por apócrifo, y en la no menos extraordina-
ria traducción de los Setenta, que San Jerónimo criticaba ya.
Por lo que al Nuevo Testamento hace, j qué decir ! Las fechas .
de redacción tardía que asigna a cada uno de los Evangelios, con
la autoridad preponderante de testigo próximo de los hechos, está
en franca contradicción con las que la Iglesia adoptó bajo la fe de
San Jerónimo a fines del siglo IV, sin hablar de las variantes que
en el intervalo introdujeron Clemente de Alejandría, Orígenes y
Tertuliano. En lugar del año 6o, que Ireneo nos da para San Ma-
teo, y del 6 9 para San Marcos, la Iglesia adoptó para el primero

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el año 42, el 43 para el segundo, el 54 para Lucas y el 99 para
Juan, en tanto que Clemente Alejandrino coloca el de Lucas antes
del de Marcos, el de Juan bajo Nerón—Stromatas, VI, XVII—, y
Tertuliano—Contra Marción, IV, V—supone este último escrito
antes del de Lucas.
¿Quién puede aclarar un semejante embrollo? Por eso los es-
critores eclesiásticos serios dicen que nada se puede saber de cier-
to acerca de la fecha ni de los autores de los Evangelios.
De todos los argumentos de Ireneo, sólo queda el de la tradi-
ción, y después de haber leído a Ireneo se ve que las Iglesias pri-
mitivas aceptaban unos escritos que se remontaban a los apósto-
les, como libros inspirados, sin que se pueda saber por qué.
La primera mención de los Evangelios y de las Epístolas de
Pablo, como libros inspirados, se encuentra en Teófilo de Antio-
quía, un poco antes de Ireneo ; pero Teófilo no cita por su nombre
más que el Evangelio de Juan. Papias menciona, hacia el año 160,
a Marcos y a Mateo.
De las tres Iglesias que cita San Ireneo, la de Esmirna no figu-
ra en las cinco' que Tertuliano señala—De Praescriptionibus, 36—,
y la lista de obispos de Ireneo tampoco concuerda con la de Ter-
tuliano.
Tales son las pruebas que Ireneo aporta en favor de su tesis
y contra la independencia de la inspiración individual que procla-
maba el montañismo, o de la reflexión y el razonamiento preconi-
zados por los gnósticos.
** *
¿Cuáles eran los dogmas comunes a estas Iglesias y que San
Ireneo da como reglas de fe? Tres; en contraposición a la multi-
plicidad de eones del gnosticismo y a la pobreza de ideas del ebio-
nismo sobre Jesús, estas Iglesias creían ( i ) :

( i ) L o s ebionitas tenían a Jesucristo p o r h o m b r e de carne y hueso,


nacido d e M a r i a y J o s é , de m o d o natural. N o admitían m á s E v a n g e l i o que
el hebreo d e M a t e o , que n o e s el d e l canon eclesiástico. R e c h a z a b a n l a s
epístolas d e P a b l o p o r considerar a este apóstol c o m o un renegado d e la
ley m o s a i c a . P o r l o d e m á s aceptaban casi t o d a s las doctrinas d e la Iglesia.
D e s a p a r e c i e r o n l o s ebionitas c o m o secta herética, hacia e l s i g l o V . V é a s e
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fl) En un Dios único, que es el Jehovah de la Bibha, demiurgo
del mundo.
b) En un solo Cristo, su Logos y su hijo, realmente encar-
nado en un cuerpo con forma de hombre, en el seno de una vir-
gen, que después de resucitar subió al cielo, y que de él volverá
sobre nubes para juzgar a vivos y muertos, resucitados a su ejem-
plo; y
c) En el Espíritu Santo, que por los profetas predijo el ad-
venimiento de Cristo.
Es poco más o menos el Credo que se encuentra en San Jus-
tino. Pero en el interior de este Credo hay que precisar algunos
puntos. Veamos lo que sobre ellos pensaba Ireneo.
A propósito de Dios, y no obstante la mención que de los tér-
minos de la Trinidad hace Ireneo, se engañarían singularmente los
que creyese encontrar en Ireneo el futuro Credo del Concilio
de Constantinopla, o simplemente el del Concilio de Nicea.
En San Justino se llama a Cristo el Dios segundo, formando
dos con el primero, que sin disminuirse, lo había sacado de su pro-
pia sustancia por un efecto de su voluntad libre. En Tatiano, Ate-
nágoras y Teófilo, la fusión de Cristo con Dios tenía dos aspec-
tos; Cristo no había sido consustancial con Dios, sino que en su
primera fase no era a Dios más que el Logos en potencia; su
razón esencial y coetema de ser, y en su otra fase se convertía
en el acto libre de esta potencia, en la palabra voluntariamente emi-
tida por esta inteligencia para la creación del mundo.
En Ireneo han desaparecido todas estas distinciones. Según él,
las palabras emisión, generación y producción, términos bajo los
que pretendemos fijar el modo humano con que el Hijo ha sa-
lido del Padre, pierden su sentido aplicadas a Dios, por la falta
de analogía entre los seres múltiples, finitos y cambiantes, en vis-
ta de los que las hemos inventado, y el ser infinito, absolutamente
simple e inmutable para el que las empleamos. El Logos absoluta-
mente esencial a Dios ha residido siempre en él en un único y
mismo estado; no hubo nunca un momento en el que no fuese
o fuera de otro modo ; sin él, Dios es inconcebible, y sin embargo
no por ello es menos su hijo, título que en todas las lenguas im-
plica algo separado del padre. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo es-
tos términos pueden concertarse? No sabemos nada. Pero ¿es que
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acaso sabemos algo de las cosas que pasan a nuestro alrededor?
¿Con qué derecho, los que ni conocemos el mundo, queremos pe-
netrar en la naturaleza de quien lo hizo ? Por extrañas que puedan
'parecemos estas cosas reveladas, no hay sino aceptarlas.
A Dios no puede comprenderle el hombre. Toda la Iglesia fu-
tura está en esas palabras. Tertuliano dirá más tarde—De carne
Christi, 3 — : creo que es cierto, porque es imposible. Ireneo, más
tímido, no cree en las cosas porque sean absurdas, sino porque
'son. La negación abierta frente a la razón interrogante, la norma
que adoptara la Iglesia ortodoxa a ejemplo de Ireneo.
-Cree Ireneo en la inferioridad manifiesta del Hijo. El decir
para él el Hijo, es el subordinado. Se atiene a las declaraciones de
los Evangelios y de los profetas. "Mi Padre es más grande que yo",
ha dicho Cristo mismo. "Esta hora nadie la sabe, ni el Hijo; sólo
el Padre la sabe." Y David había dicho ya antes: "El Señor ha
dicho a mi Señor: siéntate a mi derecha, hasta que haga de tus
enemigos un taburete para los pies."
Para Ireneo esto basta. De ahí deduce la superioridad del que
llama Padre y primer Señor. Más tarde, cuando se hayan ensan-
chado las ideas sobre Cristo, en tiempo del Concilio de Nicea, y
de las pruebas de Atanasio y de Arrio, se dirá, a despecho del
contexto, que estas frases no se aplican al Jesús-Dios, sino al Jesús-
Hombre. Pero Ireneo no entendía de estas sutilezas.
Después del Concilio de Constantinopla, cuando la Trinidad se
organiza definitivamente, esta opinión de Ireneo, que era la de
Justino, sera combatida por San Agustín, que, en nombre de la
unidad de operación, consecuencia lógica de la unidad del ser di-
vino, quiere que la Trinidad íntegra haya estado en cada una de
las apariciones a que se refiere el Antiguo Testamento.
Para Ireneo el Hijo es el Logos, el nous de Dios; el Espíritu
Santo es su acto, su producto. Ni el Hijo ni el Espíritu Santo tie-
nen la inciativa de nada, que sólo al Padre y siempre y en todas
partes pertenece ; pero es preciso que el Hijo se mueva, para que
el Espíritu Santo pueda hacerlo. El Padre concibe y ordena, el
Hijo ejecuta y el Espíritu Santo hace creer.
I La concepción de tres personas directas e iguales no formando
parte más que de un solo Dios, que será la del Concilio de Cons-
tantinopla, está muy lejos del pensamiento de Ireneo, para quien

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Padre, Hijo y Espíritu Santo no son más que puntos de vista di-
ferentes de un mismo Dios, Padre por el amor, Señor por el po-
der. Creador por la sabiduría.
Esta indecisión de Ireneo, que no se resigna a aceptar las con-
tradicciones que más tarde trajo consigo el dogma de la Trinidad,
es la misma que se le suscita en lo que respecta a la Encamación.
No sabe realmente a qué atenerse. Dice, contestando a los gnós-
ticos, que el Logos o Verbo presente en el hombre ha debido sufrir,
pues así lo dicen los textos evangélicos; pero también establece
doctoralmente que el Logos, siendo de la mism^a sustancia que el
Padre, ha debido permanecer impasible, y que Cristo ha sufrido
como hombre y ha perdonado como Dios. Evidentemente la unifi-
cación de las dos naturalezas contradictorias en Jesús no se había
hecho aún en el espíritu de Ireneo. Titubeaba entre los textos y los
predicados de la razón, sin saber a qué atenerse. Lo mismo le
acontecerá a Tertuliano.
Menos ortodoxo aún es Ireneo respecto a la virginidad de la
madre de Jesús. Que Cristo haya nacido milagrosamente de una
virgen no tiene, ni para él ni para Justino, duda. Lo dicen Mateo
y Lucas ; lo dicen Isaías y David en el salmo CXXXI, donde Dios
promete a su servidor que un gran rey saldrá del fruto de su
vientre, ex fructu ventri sui, en lugar de salir del fruto de sus
ríñones, ex fructu lumborum suorum, según la expresión ordina-
ria. Pero que María haya permanecido virgen toda su vida, eso
se le hace a San Ireneo muy cuesta arriba. Lo mismo les sucede
a San Justino, a Tertuliano y a Clemente de Alejandría. El Occi-
dente no conocía aún las invenciones del Protoevangelio de San-
tiago o del Evangelio de Pedro, para conservar la virginidad per-
petua de María, transformando en hijos de un primer matrimonio
de José los hermanos y hermanas que los cuatro Evangelios si-
nópticos adjudican a Cristo. Menos aún se habia pensado en con-
vertirlos en primos, como doscientos años más tarde intentará San
Jerónimo.
* * *

Tales son los puntos en los que Ireneo está sólo parcialmente
de acuerdo con la ortodoxia actual. Veamos los en que está total-
mente en desacuerdo.

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Hombre candoroso que se atiene al sentido literal, Ireneo tie-
ne, respecto a la inmaterialidad del alma, ideas un tanto hetero-
doxas. Cierto que el alma es inmaterial si se compara con el cuer-
po, formado de elementos espesos; pero aunque formada de ele-
mentos más ligeros, no deja de materializarse. Y si no es así,
¿cómo San Lucas dice que el alma del pobre Lázaro está reposan-
do en el seno de Abraham, en tanto, en un lugar tenebroso, el
alma del mal rico sufre de hambre y sed?
Lo mismo respecto a la Eucaristía. El pan y el vino que se
comen y beben, dice Ireneo, son el cuerpo y la sangre de Cristo,
puesto que Mateo ha dicho del pan: "Este es mi cuerpo", y del
vino: "Esta es mi sangre"; pero Cristo añadió que no bebería de
aquel vino hasta tanto lo bebiese con sus discípulos en el reino de
su Padre. Y ambas declaraciones son tan precisas la una como la
otra. Habrá un reinado de Dios sobre la tierra en el que Jesucris-
to y sus elegidos gozarán de todos los bienes del mundo, cuando
"los lobos y los leones se mezclarán con las ovejas, y cada viña .
tenga diez mil cepas, y cada cepa diez mil gruesos sarmientos, y
cada grueso sarmiento diez mil pequeños, y cada pequeño diez mil
racimos, y cada racimo diez mil granos, y cada grano hará veinti-
cinco medidas de vino...". Esto, como del Señor lo enseñó Juan a
su discípulo bien amado. Todos los presbíteros, todos los ancianos
de las Iglesias de Asia que habían conocido a Juan dan testimonio
de ello. Y a estos testimonios se añade el de San Mateo; el del
apóstol Pablo, que en la i." a los Corintios—XV, 25, 26—anuncia
un reinado material de Cristo sobre la tierra; el del Apocalipsis
—caps. X X y X X I — , que no contento con anunciar este reinado
de Cristo en el seno de la Jerusalén restaurada, fija su duración
en mil años ; el del Génesis, en el que Dios hace a Abraham—^XV,
18—promesa de dar a su raza toda la tierra entre el Nilo y el
Eufrates, y, en fin, las predicciones análogas de Isaías, Jeremías y
Ezequiel.
Por lo que respecta a la edad en que murió Cristo, tampoco
Ireneo es muy ortodoxo. Los gnósticos, dice Ireneo, reducen la
vida pública de Cristo a un año, y le hacen morir a los treinta y
uno; pero en realidad ha pasado por todas las edades, a fin de
servir de ejemplo a todos como niño, como hombre maduro, como
viejo, y la duración de su vida fué al menos de cincuenta años. El

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hecho lo confirma San Pablo—Colosenses, I, i8—, cuando dice
principiatum tenuit in omnibus, y por el reproche que hacen los
judíos a Jesús en Juan: "No tienes aún cincuenta años, y preten-
des haber conocido a Abraham." La frase resultaría incomprensible,
dice Ireneo, si Jesús no hubiera tenido cerca del medio siglo. Es,
además, testimonio de San Juan y de los demás apóstoles y de
los que le conocieron en Asia.
Los escritores eclesiásticos se encuentran harto perplejos ante
estas declaraciones de Ireneo sobre la materialidad del alma, el
milenarismo y la duración de la vida de Cristo, y han procurado
presentarlas como opiniones particulares del santo y no como la
opinión general de la Iglesia de entonces. Sin embargo, cualquie-
ra que estudie sin prejuicios estos pasajes de Ireneo encontrará
que el santo da su opinión, no como la suya, sino como la de la
mayoría de entonces, apoyada en los textos tanto como en la tra-
dición apostólica. Y como decía él, los hechos son los hechos, sin
que valga desfigurarlos.

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EL S Á B A D O
(Diabolismo y brujería)

En la bula de Inocencio V I I I (i), promulgada el año de 1484,


se especifican todas las monstruosidades cometidas en Alemania
por la diabólica tropa, al punto de hacerle decir al Santo Padre
que Satanás se había convertido en el dios de las mejores provin-
cias germánicas.
Pero no es la bula papal la que nos importa examinar. Nues-
tro conato sencillísimo es saber cuál es la significación del sába-,
do y examinar datos objetivos sobre su existencia.
Se llamaron sábados las reuniones diabólicas, por odio al ju-j
daísmo.
¿Iba mucha gente al Sábado? Margarita, una jovenzuela de
Saint Pé, declaró ante los Tribunales haber visto en uno tanta gente
como estrellas hay en el cielo.
( i ) F u é la I g l e s i a q u i e n m á s c o n t r i b u y ó a la f o r m a c i ó n d e la l e y e n d a
del diablo, porque acaso era preciso encontrar un freno a las injusticias
y a l o s c r í m e n e s d e la E d a d M e d i a . E s t e f r e n o f u é el diablo. L a I g l e s i a
h i z o d e él "el e s p a n t o d e la tierra". S e c o m b a t í a el m a l c o n el mal. E n
r e a l i d a d l a I g l e s i a l o que h i z o f u é a g r a v a r l o . E l l a e s l a principal c u l p a -
ble de e s t e n e g o c i o . ¿ N o f u é la I g l e s i a una de las c a u s a s d e la m i s e r i a
en la E d a d M e d i a ? ¿ N o f u é ella quien c r e ó y amplificó l o s t e r r o r e s del
m i l e n i o e n r i q u e c i é n d o s e a e x p e n s a s de s u s i n g e n u o s fieles? ¿ N o i m p i d i ó
q u e la razón naciente se e n s e ñ o r e a s e de l o s m e j o r e s e s p í r i t u s ?
S i n e m b a r g o h u b o , si h e m o s d e c r e e r a l c a r d e n a l B e n o n c i n a , pontífi-
c e s a d e p t o s a S a t á n . D e p r e l a d o s e s p a ñ o l e s s a b e m o s de d o s : u n o , d o n
P e d r o M u ñ o z , a r z o b i s p o d e S a n t i a g o , a quien p o r n i g r o m a n t e y a m i g o d e l
d e m o n i o , se le r e c l u y ó e n u n e r e m i t o r i o — a ñ o d e 1 2 1 1 — p o r o r d e n d e l
p a p a ; o t r o , d o n M i g u e l d e U r r e a , o b i s p o de T a r a z o n a , d e q u i e n s e d e c í a
h a c i a 1 3 0 3 , q u e h a b í a e n g a ñ a d o al d e m o n i o c o n s u s o m b r a .
T o d o e l l o , n o o b s t a n t e que N i c o l á s E y m e r i c h dice, en su Tractatus con-\
ira daemonum invocatores...—pág. 100—, que e s ilícita t o d a arte a g o r e r a ;
y n i g r o m á n t i c a p o r el c u l t o d e latría q u e en ellas s e tributa al d e m o n i o , y \
a u n en el c a s o d e que e s t e c u l t o s e a de duUa, n o p o r ello d e j a d e ser m e - 1
nos herejía.
Infierno y p e r s o n a j e s i n f e r n a l e s tienen, s e g ú n L a n c e l i n , " v a g u e s et f u -
yantes legendes", leyendas de ideas—el nacimiento y caída de los ánge-
les—, leyendas de palabras—los nombres primordiales y constitutivos de
la p e r s o n a l i d a d del m a l — . E l Infierno t o m a su o r i g e n en el "scheol" h e -

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Daneau—en un extracto que hizo en 1574 de los procesos de
hechicería en Saboya—escribe que "la concurrencia es tanta, que
no se puede extirpar la brujería por más que se hagan diligentes
pesquisas, y a pesar de que en una sola ciudad han sido quemadas
hasta ochenta".
¿Dónde se celebraba el Sábado? Parece que el diablo prefería
playas, orillas de las lagunas, encrucijadas de los caminos. Cada
pueblo y aldea tenía su reunión semanal. Una secta endiablada
de la Rioja, juzgada por la Inquisición en 181Ó, celebraba el Sá-.
bado, lunes, miércoles y jueves.
En Lorena se verificaban las reuniones sabáticas en la noche
del miércoles al jueves, de las dos de la mañana al primer canto
del gallo, o cuando alguno decía: "¡Dios mío!" o " ¡ A y , Jesús!";
entonces se iban desnudos o en camisa, como estuvieran.
Alguna vez se celebró el Sábado en pleno día, pero rara vez.
Asistían a esas juntos o aquelarres—en gascón, prado del ma-
cho cabrío—hasta clérigos. Unos iban a pie, otros transportados
por el diablo o untándose ciertas grasas para volar por los aires,
ya sobre una escoba, ya en un caballo ligero, ya a lomos de un
macho cabrío, yendo los viajeros unas veces bajo su propia apa-

breo, e n la "gehenna" o a b a n d o n o q u e c o r r e s p o n d e r í a al T á r t a r o g r i e g o .
E s t o s m i t o s t o m a n c u e r p o y se amplifican al c o n t a c t o d e la r e l i g i ó n j u -
d a i c a c o n el m u n d o persa, e g i p c i o , g r i e g o y latino. M a n e s , por su d u a l i s -
m o , d a u n a n u e v a f u e r z a al S a t á n j u d e o - c r i s t i a n o , q u e d e s d e e n t o n c e s e n -
carna el principio d e l m a l . E s e n la E d a d M e d i a c u a n d o l l e g a a l a p o g e o
d e su reinado, q u e m a n t i e n e h a s t a el s i g l o X V I I I . R e c l u t a s u s fieles e n t o -
das partes. T o d o el m u n d o , d e s d e el s i e r v o d e l a g l e b a al rey, y del m e -
nestral al b u r g u é s , recurren a s u p r o t e c c i ó n y a s u s b u e n o s oficios. S e l e
reza, se le o f r e c e el sacrificio d e la m i s a vana o sangrienta, o estercolada.
S e v a al s á b a d o y se firman p a c t o s c o n él. L e y e n d o a L a n c e l i n s a c a u n o
la i m p r e s i ó n s i n g u l a r d e q u e t o d o s l o s espíritus libres de la I g l e s i a m e -
dioeval estaban enrolados e n las milicias d e Satán. L o que n o s parece
menos e x a c t o es la atribución a los albigenses y algunas escuelas gnósti-
cas, d e s e r p a r t i d a r i o s d e S a t á n , y el s u p o n e r q u e el d o b l e m i t o d e l d i a b l o
y del Infierno cristiano e s t é n l l a m a d o s a d e s a p a r e c e r , por f u n d a r s e e n u n a
l e y e n d a que n o r e p o s a sobre nada. N o s o t r o s s o m o s m á s e s c é p t i c o s , p o r q u e
s a b e m o s q u e h a y i n n u m e r a b l e s instituciones y n o m e n o s categorías abstrac-
tas q u e n o se f u n d a n e n nada. Y n o p o r e s o h a n v i v i d o p r e c a r i a m e n t e .
P u e s qué, a h o r a m i s m o el b o l c h e v i s m o , ¿ n o arranca d e l s o f i s m a d e l a
i g u a l d a d d e c a p a c i d a d e s — d e la d e d e r e c h o s t o d o s s o m o s p a r t i d a r i o s — y d e
la b o n d a d del h o m b r e y d e la m a l d a d d e l a s i n s t i t u c i o n e s para a t r a e r s e
adeptos? ¿ E s que acaso no los tienen? Y en número alarmante. L u e g o los
m i t o s r e l i g i o s o s , c o m o l o s p o l í t i c o s , p u e d e n r e p o s a r sobre nada.

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rienda, otras convertidos en gatos, cuervos, lobos o alguna otra
repugnante alimaña.
Los más célebres demonólogos—el P. Espina, Sprenger, Re-
mi, de l'Ancre, el P. del Río, etc.—convienen en que está fuera
de duda la traslación real y efectiva. Y hay entre ellos quien afir-
ma que la malicia del diablo era tanta que dejaba un cuerpo fan-
tástico en la casa para que se engañara la familia, mientras que
el cuerpo de carne y hueso era el que asistía a la tenebrosa cere-
monia. San Agustín decía que nadie podía negar la existencia de
diablos íncubos y súcubos (i).
En 1527 se descubrió en Navarra que muchas mujeres se en-
tregaban a la brujería, y dice Fray Prudencio de Sandoval, en su
Historia de Carlos V, que para averiguar cómo hacían los viajes
el Oidor mandó traer delante de sí a una de las presas, que fué
una mujer vieja, y le dijo "que él tenía muchas ganas de saber
de qué manera iban a hacer sus obras; que le quitaría las prisio-
nes que tenía, y que si se pudiere ir, que se fuese. Ella dijo : que
era contenta ; y pidió un bote de ungüento que le habían tomado,
con el cual se puso en la ventana de una torre muy alta, y en pre-
sencia de mucha gente, se untó con aquel unto, en la palma de la
mano izquierda y en la muñeca y en el juego del codo, y en
debajo del brazo, y en la ingle, y en el lado izquierdo. Y esto
hecho, dijo en voz alta : "Ai". A la cual voz respondió otra, dijo :
"Sí, aquí estoy". Y luego la dicha mujer se bajó por la pared aba-
jo, la cabeza abajo, andando de pies y manos como una lagartija.
Y cuando llegó a media pared, levantóse en el aire a la vista de
todos y se fué volando por él. Por lo cual después de haberse to-
dos admirado, mandó el oydor pregonar que cualquier persona que
le trajese aquella mujer, le daría cierta moneda. Y así de ahí a
dos días la trajeron unos pastores que la hallaron en un prado.
Y preguntada por el oydor cómo no se había salvado, respondió
que no había querido su amo llevarla más de tres leguas, y que
la había dejado donde los pastores la habían hallado."

( i ) L u t e r o , fiel a l a doctrina agustiniana sobre la posibilidad d e e n -


g e n d r a r q u e tiene el diablo, afirmaba q u e l o s n i ñ o s p r o c e d e n t e s d e e s t e
c o n s o r c i o d e m o n í a c o eran capaces d e secar los p e c h o s d e diez nodrizas.
E n la Demonomanie d e B o d i n y e n el Tableau de l'inconstance des de-
mans, d e D e l'Ancre, se encuentran d a t o s preciosos sobre e s t e tema.

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Una joven de Bérgamo, refiere el padre Espina, fué hajiada
.completamente despuda, una noche, en Venecia, en casa de sus
parientes. Sorprendidos éstos, como era natural, la preguntaron
cómo y por dónde había venido y cómo se encontraba allí. La in-
feliz doncella les contestó que aquella noche se había hecho la
dormida, y su madre así engañada, saltó de la cama, se quitó la
camisa, se frotó con un ungüento, tomó un palo y cabalgando so-
bre él desapareció por la ventana. Asaltó a la chica la curiosidad
de hacer lo mismo; frotóse también y se halló transportada al
lado de su madre, junto a la cama de un niño que quería hechi-
zar. Aterrada la hija ante el furor que se apoderó de la madre al
verla, invocó los nombres de Jesús y María y vio desaparecer a
su madre, quedándose sola ella. Se pidieron informes al inqui-
sidor de Bérgamo, fué detenida la mala mujer y confesó que el
diablo la había transportado efectivamente más de cincuenta ve-
ces para hacer morir a aquel niño.
No querer creer lo que se ve, añade el dominico después de
citar casos análogos, es señal de necedad o mala fe. Signum stoli-
ditatis; vel magnae nequitiae.
Está auténticamente probado—dice Nicolás Remi, consejero
en los Estados de Lorena, al finalizar el siglo XVI—que las bru-
jas engañan a sus maridos, ya produciéndoles un sueño profun-
do, ya sustituyendo los cuerpos con fantasmas, en tanto van al
Sábado. María, mujer de Juan el pregonero, dijo que había pues-
to un costal de paja, y Catalina la Bermeja declaró que el de-
monio se había colocado muchas veces en lugar suyo, al lado de su
marido. Algunas declaran—causas de Saint Oyen, en la Borgoña—
haber sido arrebatadas por un viento glacial.
"No son, decía Bouget, ni el ungüento ni las palabras los que
transportan, sino el diablo, por justa permisión de Dios."
De l'Ancre asegura que es vulgaridad insigne lo de que sólo
las viejas son las que salen por las chimeneas; hay hechiceras muy
jóvenes y bellas, y muchas han sido ajusticiadas que sorprendie-
ron a los jueces por sus extremadas gracias.
La experiencia demuestra, escribe Sprenger en el Malleus
Maleficarum, que las hijas de las brujas no son menos infames
que sus madres.

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Había en cada localidad una reina del Sábado, predilecta de
Satanás.
Tiene el diablo gran predilección por los niños, y reclamaba
con graves conminaciones que se los llevaran a los aquelarres, y
cuando no se los llevaban maltrataba a sus secuaces de modo que
éstos los robaban, para no incurrir en su furor.
En algunas comarcas eran tan abundantes estos casos de rapto
que las madres llevaban a los niños a dormir a las iglesias.
¿Cómo se aparecía Satanás en la noche del Sábado? Bien bajo
la forma de macho cabrío, o de perro y gato con cuernos, o
disfrazado de cura o de gran señor.
Según los que fueron condenados por Remi, el diablo tiene la
voz baja, cascada, un poco sorda. El sonido de las campanas lo
hace ladrar desesperadamente. Sin embargo, no siempre asume
aspectos desagradables.
Y a veremos luego que en estas características relativas al dia-
blo están conformes los brujos de Zugarramurdi, condenados por
la Inquisición de Logroño.
El P. del Río cuenta que en el año de 1590 se vieron en Milán
poseídas más de treinta religiosas, todas vírgenes, siendo de ad-
mirar las truhanerías a que apeló el enemigo para arrastrarlas a .
cosas execrables, pues unas veces se les aparecía tomando la for- ]
ma de Cristo, otras de monje devotísimo, otras de soldado con el '
mosquete cargado y montado, amenazando disparar sobre ellas si
no accedían a todos sus torpes deseos ; ya como oso, león o sierpe.
Metafrasto refiere que una doncella cristiana se dejó engañar
por el diablo, disfrazado de ángel de luz para lograr sus sinies-
tros fines, pues decia que fecundándola seria igual a la Virgen
María.
Según el P. del Río, bajo esa apariencia se presentó en Bur-
deos en cierta ocasión.
Fray Prudencio de Sandoval dice: "La manera que tenían en
su oficio y autos o juntas que hacían, según sus confesiones", era
que "cuando alguna de aquellas personas entraba en la cofradía
diabólica, y juntas que con los demonios hacían, si era mujer le
daban un demonio en figura de un gentilhombre, el cual dormía
con ella carnalmente, y antes de esto le hacía ciertas preguntas,
descomponiéndola y apartándola de la fe católica con muy horri-

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bles palabras. Luego hacían todos un corro y poníase en medio
de él un cabrón negro, que andaba alrededor, haciendo un son
ronco, a manera de trompa; al cual son todos comenzaban a bai-
lar, y después hacían colación con pan y vino y queso, y antes de
la colación, luego que se acababa la danza, besaban todos al ca-
brón debajo de la cola. Y luego cada una de estas brujas se ponía
encima de su amigo—que si como si fuera un rocín—, se volvía
un cabrón y se iba por el aire, untándose antes con un ungüento
que les muestra a hacer de un sapo y cuervo, y otras sabandijas, y
se van así personalmente, como digo, encima de sus cabrones."
D'Espagnet, que vivió en tiempo de Enrique IV, compuso un
poema latino titulado El Sábado, en el que se relatan verdaderos
horrores: "Se ve a la hermana gozar del hermano, y al hijo de
la madre...".
Al Sábado se llevaban hostias que el diablo pulverizaba, mos-
trándose muy contento de la entrega.
Cantábanse en el Sábado canciones en honor de Satanás. Pa-
rece ser que el diablo arroja polvo sobre toda la asamblea y no
se le entiende bien el sermón, porque lo pronuncia gruñendo.
Dixit que sabatto monstrare diabolum membri virilis formam
longam sicut cereum, viditque quamdam mulierem hanc osculare
partem, etc.
Una de las asistentes al Sábado ha visto ofrecer pan bendito
e incienso, pero que no olía tan bien como el de la Iglesia, y que
uno de los diablos, llamado Orton, era quien lo servía, mientras
el otro diablo decía misa, y que antes de empezarla, echaba sobre
el auditorio agua compuesta de orines, y haciendo una gran reve-
rencia decía: Asperges diaboli.
El diablo tenía en el Sábado, y en presencia de todos los fieles,
conocimiento carnal por vasos lícitos e ilícitos, con las mujeres que
a él asistían. A veces se presentaba como un perro de aguas;
otras como hombre, teniendo por las riendas un caballo.
* * *

En 1610, la Inquisición de Logroño celebró solemnísimo auto


de fe. De las cincuenta y tres causas en que entendía, dieciocho
eran de brujos. De las confesiones, la más importante fué la de

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María Zumaya, relajada por dogmatizante. Eran los reos brujos
de la villa de Vera, en el valle del Baztán, frontera de Francia, y
por lo que depuso la Zumaya, se reunían en un aquelarre—pa-
labra que Llórente hace venir del vasco, y que equivale a prado del
cabrón—véase Historia critica de la Inquisición de España, por
don Juan Antonio Llórente ; Barcelona, 1870 ; tomos I y I I , pági-
nas 256-273 y 299-319—, o prado, cuyo verdadero nombre era
Berroscoberro. En este prado solía aparecerse el demonio, unas
veces en figura de macho cabrío; otras, y especialmente en los
días de presentación de neófitos, en figura de "hombre triste, ira-
cundo, negro y feo", sentado "en una silla grande, unas veces do-
rada, otras negra como el ébano, con muchos adornos de trono
majestuoso, la cabeza ceñida con corona de cuernos pequeños",
como de cabrón, y otro grande en medio de la frente, "con el cual
ilumina el prado más que la luna y menos que el sol". Sus ojos
"son enormes, redondos, muy abiertos, centelleantes y espantosos;
la barba, como de cabra ; el cuerpo y talle, parte como de hombre
y parte de cabrón; las manos y pies, en su final, como humanos...;
la voz como de rebuzno, desentonada, espantosa y ronca; sus pa-
labras mal pronunciadas, en tono bajo, iracundo y destemplado,
con modo grave, severo y arrogante; su semblante, melancólico y
enojado".
La sesión comienza con adoraciones al demonio, "refiriendo la
apostasia hecha al tiempo de abrazar la secta: le besan en el pie
izquierdo, mano izquierda, costado izquierdo, orificio y partes
pudendas". Comienza la sesión a las nueve de la noche y acaba a
las doce. Y a se ha visto que no en todas partes es así.
En las "tres pascuas y fiestas principales de Jesús, María y
San Juan Bautista", los concurrentes le confiesan sus pecados, que
son haber asistido a misa y otros actos cultuales; "manda no ha-
cerlo más" y al fin absuelve, "castigando a veces con azotes a los
culpados, para lo que un brujo tiene el oficio de verdugo".
Después celebran una misa simulada, con velas de pez negra
en el altar y ornamentos todos ellos negros. Comienza el demo-
nio su misa exhortando que no vuelvan jamás al cristianismo,
pues promete a los suyos mejor paraíso que el de los fieles a la
religión de Jesús. Recibe luego "ofertorio sentado en silla ne-
gra", teniendo a la derecha la reina de las brujas, con "su porta-

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paz en que hay pintada la imagen del demonio", y a la izquierda
al rey de los brujos, "con una bacinilla". Después de ofrecer dine-
ro los concurrentes adoran de rodillas al demonio y le besan en
los órganos genitales, y "él despide olor fétido por el orificio, a
cuyo fin algún brujo elegido le levanta la cola". En la misa con-
sagra "una cosa negra y redonda que parece suela de zapato, con
imagen del diablo". En el cáliz "hay un licor asqueroso..., negro,
amargo y que enfría el corazón".
Terminada la misa, el demonio conoce por vasos ilícitos a
hombres y mujeres, y después todos ellos se entregan a excesos
inenarrables.
El candidato a brujo apóstata de Dios, de Cristo, de María, de
todos los santos y de la religión en general, ofrece no invocar los
nombres excelsos, ni "santiguarse, ni formar figura de cruz, ni
hacer obras de cristiano ; reconoce al demonio por su único dios y
señor ; le adora como a tal ; le promete obediencia, fidelidad y
constancia hasta la muerte", etc., etc. Le marcan entonces al nue-
vo adepto, con las uñas de la mano izquierda, en la parte corporal
que le acomoda. Además imprime "con moneda de oro y sin cau-
sar dolor, en la niña del ojo izquierdo, un sapillo muy pequeñito,
que sirve de señal para conocerse los brujos entre sí".
El brujo hace su profesión cuando el que lo apadrina dice
que el neófito ha hecho tales cosas contra la religión cristiana que
no puede menos de ser sincera, "y el demonio entonces le echa su
bendición con la mano izquierda, levantándola en alto medio ce-
rrada, y de repente baja el brazo, llevando rápidamente los dedos
a las partes pudendas"...
El agua vomitada por un sapo—todo brujo tiene su sapo—se
conserva dentro de una olla y sirve para untar las plantas de los
pies, palmas de las manos, cara, pecho y partes pudendas, "con
lo que se habilita el brujo para volar llevando su sapo". A veces
el brujo va a pie, "y el sapo delante, dando tales saltos que en
poco tiempo avanzan distancias enormes, como sea de noche, antes
de ser anunciada el alba por el canto del gallo, pues verificado
esto, el sapo desaparece y el brujo queda en su estado natural;
el sapo comparece luego en la casa y sitio común de su custodia".
De las supersticiones que dicen agradan más al demonio "es
comer y hacer comer huesos pequeños, ternillas de nariz y sesos

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de cristianos muertos, sacados de las sepulturas de los templos,
por odio al cristianismo, y asados o cocidos con el agua de los
sapos energúmenos". Para preparar estos manjares buscan los
brujos cuerpos de niños enterrados sin bautismo; les cortan un
brazo, "lo encienden por los dedos y arde como la tea", dando
una luz de tal naturaleza que los brujos ven con ella, y nadie nota
semejante luz, con la cual se introducen de noche en las iglesias,
abren las sepulturas, sacan cuanto necesitan y vuelven a cerrar-
las, de suerte que no se advierta a la mañana ; llevan al demonio
la carne de difunto para que le eche su bendición ; la asan o cue-
cen", etc., etc.
Como se puede ser brujo o bruja sin saberlo la mujer o el ma-
rido, el demonio "tiene subalternos a su mandato para que tomen
la figura de la persona cuando convenga, en la cama, de noche o
de día, en la casa..., consiguiendo así la multiplicación de injurias
al santo matrimonio, por medio de íncubos y súcubos...".
Todas estas cosas, harto más latas, y algunas de ellas con es-
peciales desarrollos contó María de Zumaya. Su testimonio, y el de
María de Jurreteguía y los de María y Juana Chipia sobre la
congregación de brujos de Zugarramurdi, iluminan con clara luz
los detalles más insignificantes de la historia de la brujería en
España.
No se crea que se salvó María de Zumaya por haber confesado
a satisfacción de los inquisidores y mostrar gran arrepentimiento ;
había sido dogmatizante de casi todas las cómplices, y los jueces
creyeron carecer de arbitrios para más gracia que la de librarla
del fuego; se le dio garrote y su cadáver fué quemado. Confesó,
entre muchos delitos propios, "que todas las noches era visitada
por el demonio, a quien tuvo por marido muchos años, con fun-
ciones de tal", y que muchas veces se había burlado "de un cléri-
go de la villa de Rentería, cazador de liebres, tomando ella figura
de liebre y fatigándole con largas carreras inútiles".
Depusieron en aquel proceso, a más de las susomentadas, Mi-
guel de Goiburu, rey de los brujos de Zugarramurdi, Juanes de
Goiburu, su hermano y marido de Graciana de Barrenechea, reina
de las brujas, quien declaró haber envenenado y muerto a María
Juánez de Oria, celosa por el amor que la tenía el demonio, cuyas
preferencias quería para ella, y muchos niños, para vengarse de.

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sus madres, que nombra; y que a su primer marido, Juanes de
Iriarte, que no había sido brujo, le daba a comer el "manjar fa-
vorito": huesos, ternillas y sesos de personas difuntas y desente-
rradas; su hija María Iriarte Barrenechea, que hizo saber a los
inquisidores cómo su madre le había presentado al demonio "para
el primer uso de su cuerpo, verificado al natural y contra natura-
leza; que quedó muy dolorida, con efusión de bastante sangre;
que se quejó a su madre y le respondió que no tuviese cuidado,
pues lo mismo le había sucedido a ella en su niñez, en que fué
presentada". Confesó esta María además haber matado nueve cria-
turas, chupándoles la sangre por las partes pudendas, y además
tres hombres y una mujer, con polvos y "el agua verdinegra", que
es veneno cuyo contacto mata al instante sin remedio. Iguales crí-
menes declararon haber cometido Estefanía Iriarte Barrenechea,
hermana de la anterior; María Echaleco, María Juancho, Juana
y Estefanía de Tellechea y otros brujos y brujas más. (Véase Mar-
tín de Arles y Andosilla : De las supersticiones contra los malefi-
cios y sortilegios que prevalecen hoy en el mundo; París, 1 5 1 7 . )

* **

Dejamos aquí este interesante tema para retomarlo en cual-


quier ocasión, pues desearíamos aportar el mayor numero de datos
para una historia de la brujería en España. La tremenda suges-
tión que sobre los espíritus ejerció él diablo en España, en la alta
Edad Media especialmente, es problema que no se ha estudiado
aún con el interés que merece, y es hora ya de dedicarle alguna
mayor atención que la que hasta aquí se le vino concediendo. Hay
detrás de él algo más que lo que suponían los inquisidores. La
historia del gnosticismo español quedará siempre incompleta en
cuanto se prescinda de esta interesante manifestación demonológi-
ca. Y si logramos despertar interés por el tema nos daremos por
muy satisfechos.
• ••
BIBLIOGRAFIA

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SECCIÓN 6.*

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Condiciones y semblanzas de los diputados a Cortes para la legislatura de
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Cretineau J o l y : Histoire religieuse, politique y litteraire de la Compagnie
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Diccionario razonado manual para inteligencia de ciertos escritores que por
equivocación han nacido en España. Aumentado en más de cincuenta
voces y una receta eficacísima para matar insectos filosóficos. Obra útil
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(1) Nos referimos sólo a libros de los que se pueden sacar algunos da-
toa para la historia de la masonería en Elspaña o que directamente se re-
lacionan con nuestra Orden.

© Biblioteca Nacional de España


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W h i t e (G. F . ) : A. Century of Spain and Portugal (1788-1898) L o n d r e s , 1909.
Y . J. A . J. M . G. : El Tribunal de' la Santa Inquisición, vindicado; Cádiz,
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SECCIÓN 7.*

N O T A S V A R I A S

1.—La teoría del Retorno Eterno.

Las f u e r z a s q u e c o n s t i t u y e n el U n i v e r s o s o n e t e r n a s y c o n s t a n t e s , i n -
finitas, por consecuencia, e n e l tiempo. S u p o n g a m o s u n instante que esta
fuerza d e c r e c e y t i e n d e h a c i a c e r o ; c o m o el m u n d o e x i s t e d e s d e u n t i e m p o
infinito e n el p a s a d o , l a f u e r z a n o e x i s t i r á ; n o p u e d e s u p o n e r s e q u e e s t a
f u e r z a a u m e n t e , p u e s t o que n o t e n d r í a de d o n d e sacar e l e m e n t o s de a c r e -
centamiento.
Estas d o s hipótesis s o n lógicas desde el punto d e vista cosmológico,
p e r o q u e d a u n a h i p ó t e s i s que, a p r i m e r a v i s t a , p o d r i a p a r e c e r p e o r e s t a -
blecida. P a r a s u p o n e r l a infinita y s i e m p r e s e m e j a n t e c o m b i n a c i ó n d e m a -
teria, h a c e falta a d m i t i r q u e el e q u i l i b r i o n o s e realizará j a m á s , l o q u e
p u e d e p a r e c e r u n t a n t o arbitrario. L a i d e a del á t o m o e s l a b a s e del R e -
t o r n o u n i v e r s a l d e l c o s m o s . L a s e s c u e l a s difieren s o b r e l a c o n c e p c i ó n d e l o s
á t o m o s . H a y , p u e s , d i f e r e n t e s c a t e g o r í a s d e atoraistas.
A N i e t z s c h e p o d r i a clasificársele e n t r e l o s d i n a m i s t a s . E l c o n c e p t o d e m a -
teria de los dinamistas admite c o m o razón primera la fuerza. Kant d i c e :
"La m a t e r i a e s l o q u e s e m u e v e e n e l e s p a c i o . " U n a t e o r í a clara s o b r e
la m a t e r i a f u é i n d i c a d a p o r D e m o c r i t o , e l j e f e d e l a e s c u e l a a t o m i s t a ,
e s c u e l a c o n t r a l a q u e e n t i e m p o d e S ó c r a t e s s e reacciona. B a c o n d i c e d e
l a teoría atomista que a u n e x c l u y e n d o a D i o s del sistema del m u n d o , p e n e -
t r a m á s e n e l f o n d o , e n l a e s e n c i a , q u e l a filosofía p l a t ó n i c a - a r i s t o t é l i c a .
D e s p u é s d e B a c o n v i e n e L e i b n i t z c o n s u Monadologia, los materialistas
franceses del siglo X V I I I , Kant con su teoría de la fuerza e x p a n s i v a y
repulsiva; Büchner, Moleschott y Feuerbach. Nietzsche no pertenece a nin-
g u n a d e estas doctrinas ; su metafísica es personal c o m o toda s u obra.
E n l a t e n t a t i v a d e p r o b a r l a l ó g i c a del R e t o m o u n i v e r s a l , t o d a s l a s
conclusiones reposan e n dos puntos esenciales : las teorías modernas
de l o s infinitamente p e q u e ñ o s ; 2.°, l a s c o m b i n a c i o n e s m a t e m á t i c a s . L o infi-
n i t a m e n t e p e q u e ñ o m a t e m á t i c o e s , l o m e n o s útil, b i e n q u e s i r v a p a r a f a -
cilitar l a c o m p r e n s i ó n d e l o s d e m á s infinitamente p e q u e ñ o s . C u a n d o u n a
cantidad variable t o m a valores cada v e z más pequeños, de manera que
p u e d a d e v e n i r m e n o r q u e c u a l q u i e r c a n t i d a d dada, s e dice q u e s e h a c o n -
v e r t i d o e n infinitamente pequeña. U n a c a n t i d a d infinitamente p e q u e ñ a e s
e s e n c i a l m e n t e v a r i a b l e y t i e n e p o r limite c e r o . E n m a t e m á t i c a s , p u e s , l o
infinitamente p e q u e ñ o e s r e l a t i v o y n o a b s o l u t o .
Daltón puede ser considerado como el creador d e la teoría atómica.
E n s u Dictionnaire de chimie, W u r t z d i c e : " A e s t a n o c i ó n a n t i g u a y v a g a
(de l o s g r i e g o s ) D a l t ó n d a u n s e n t i d o p r e c i s o a d m i t i e n d o q u e l a m a t e r i a
e s t á f o r m a d a d e á t o m o s , p o s e y e n d o c a d a u n o u n a e x t e n s i ó n real y u n p e s o
constante, que los cuerpos simples n o contienen m á s que átomos d e la

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m i s m a especie y los cuerpos compuestos átomos de especies diferentes."
E n t r e l o s a ñ o s de 1 7 7 9 a 1840, B e r z e l i u s e s t a b l e c i ó definitivamente la t e o r í a
a t ó m i c a . L l á m a s e , p u e s , á t o m o s a u n a s partículas i n v i s i b l e s q u e p o s e e n
p e s o s i n v a r i a b l e s , d o t a d a s d e m o v i m i e n t o y a q u i e n e s l a afinidad m a n t i e n e
reunidas.
L a b a s e infinitamente p e q u e ñ a , en b i o l o g í a , e s e l p r o t o p l a s m a . S u b s t a n c i a
indefinida c o m p u e s t a d e d o s s u b s t a n c i a s , la u n a clara y t r a n s p a r e n t e , l a
otra m á s refrigerante, m á s consistente; la una llámase spongioplasma, la
o t r a h y a l o p l a s m a . E n b i o l o g í a s e a d m i t e n l o s infinitamente p e q u e ñ o s , m á s
c o m o masa superior a los átomos químicos. El protoplasma está dotado de
m o v i m i e n t o s y quien dice m o v i m i e n t o d i c e t r a b a j o y q u i e n dice t r a b a j o d i c e
e n e r g í a , p u e s la f í s i c a d e m u e s t r a q u e n o h a y c r e a c i ó n d e m a t e r i a e n l a
n a t u r a l e z a que n o c o r r e s p o n d a a la c r e a c i ó n de e n e r g í a s ; por lo tanto, d e b e
e x i s t i r u n a c a u s a de m o v i m i e n t o e n e l p r o t o p l a s m a . E s t a c a u s a e s p u r a m e n -
t e química, es la c o m b i n a c i ó n del o x i g e n o del aire c o n a l g u n a s s u b s t a n c i a s
q u e c o m p o n e n el p r o t o p l a s m a . P e r o l a e n e r g í a q u e s e d e s p r e n d e d e e s t a
oxidación no se revela solamente bajo forma de trabajo, sino también bajo
f o r m a de calor, de luz, de electricidad, de influjo n e r v i o s o . C o m o s e v e , t o d o s
l o s f e n ó m e n o s del p r o t o p l a s m a p u e d e n e x p l i c a r s e q u í m i c a m e n t e . P e r o e l
protoplasma se destruye continuamente y se transforma en materia inorgá-
nica. L o que s i r v e p a r a d e m o s t r a r d e qué m o d o l a v i d a y la a u s e n c i a d e
v i d a ( m u e r t e ) e s t á n cerca y c u á n t a es la d i f e r e n c i a que e n t r e a m b o s e s t a d o s
existe.
L o s á t o m o s f u e r o n i n t r o d u c i d o s e n la f í s i c a p o r C l a u s i a s . S i r W i l l i a m
C r o o k e s , u n a de las c e l e b r i d a d e s de la c i e n c i a c o n t e m p o r á n e a , h a h e c h o
u n a a p o l o g í a , una v a s t a s í n t e s i s de la m a t e r i a d e s d e el p u n t o de v i s t a f í s i c o .
L a m a t e r i a e r a p r i m e r a m e n t e u n a n i e b l a i n f o r m e que h a s i d o b a u t i z a d a
con el nombre de protilo. E r a e s t e estado de la materia preatómico, poten-
cial, y la i d e a d e u n i d a d e s , de á t o m o s e l é c t r i c o s , s e a g i t a b a e n el c e r e b r o
d e m u c h o s sabios. E s t a c a r g a definida, infinitamente p e q u e ñ a d e e l e c t r i c i d a d ,
a s o c i a d a c o n las i d e a s de la m a t e r i a , f u é b a u t i z a d a p o r F a r a d a y c o n e l
n o m b r e de electrón. L o s e l e c t r o n e s n o s o n o n d a s e t é r e a s , ni f o r m a s de
e n e r g í a , s o n partículas s u b s t a n c i a l e s d o t a d a s d e u n a inercia eléctrica. L a
m a s a de un e l e c t r ó n es c o m p a r a d a al á t o m o de h i d r ó g e n o , el m á s p e q u e ñ o
d e l o s á t o m o s q u í m i c o s , e n la r e l a c i ó n d e i a 700. L a t e o r í a d e l o s e l e c -
t r o n e s r e s p o n d e a d m i r a b l e m e n t e y e x p l i c a la idea de A m p è r e , que s u p o n í a ,
que e l m a g n e t i s m o e r a d e b i d o a u n a c o r r i e n t e e l é c t r i c a e n r o t a c i ó n a l r e d e - \
d o r de c a d a á t o m o de hierro. S i r W . C r o o k e s d i c e : " N o s o t r o s v e m o s q u e !
nuestras investigaciones tan sólo tienen un valor provisorio. E n cien años ]
la c i e n c i a s e i n c o r p o r a r á la r e v o l u c i ó n del u n i v e r s o m a t e r i a l e n s u e n j a m b r e ]
d e e l e c t r o n e s , p r e c i p i t á n d o s e l o c a m e n t e . E s t a p r o p i e d a d de la d i s o c i a c i ó n i
a t ó m i c a p a r e c e ser f a t a l m e n t e u n i v e r s a l y o p e r a d a c a d a v e z que se roza^
u n p e d a z o d e v i d r i o c o n s e d a : ella o b r a e n el r a y o d e s o l y e n la g o t a
de a g u a , en la luz y en la l l a m a ; p r e v a l e c e en la caída del agua, c a s c a d a o
catarata y en la t e m p e s t a d . " L a d o c t r i n a del R e t o r n o es i n h e r e n t e a la c o n -
c e p c i ó n m o d e r n a de la m a t e r i a y, p o r d e c i r l o así, inseparable, y f o r m a c o n
ella un t o d o c o m p l e t o . A c a s o es la u n i ó n de la física y de la m e t a f í s i c a e n
s u p e r p e t u o c a m m a r h a c i a l o a b s o l u t o . L o m á s e s p e c u l a t i v o , lo m á s t r a s c e n -
dental de la filosofía, r e l a c i ó n a s e , e n ú l t i m o l í m i t e d e i n v e s t i g a c i ó n , c o n l a
f í s i c a y l a química. L a f í s i c a m o d e r n a t i e n d e a p r o b a r q u e l o s e l e c t r o n e s ,

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acoplándose de diferentes maneras, llegan a formar diferentes substancias
que, d i s o c i á n d o s e , t i e n d e n a v o l v e r a la p r i m i t i v a n i e b l a i n f o r m e , al v a g o
protilo, e n el q u e e x i s t e e t e r n a m e n t e la m i s m a s u m a d e f u e r z a s . A q u i s e
d e t i e n e la f i s i c a y c o m i e n z a e s a parte d e l a m e t a f í s i c a l l a m a d a c o s m o l o g í a
racional : aquí c o m i e n z a a d e s e n v o l v e r s e e n t o d o s u e s p l e n d o r la m a r a v i -
l l o s a i d e a del R e t o r n o E t e r n o d e l a s c o s a s y d e l o s h o m b r e s . E l m u n d o e s t á
compuesto de un número ilimitado e inconmensurable de átomos que e n un
n ú m e r o infinito de a ñ o s d e b e n p r o d u c i r l a s m i s m a s c o m b i n a c i o n e s . P o r
o t r a parte, las m i s m a s c o m b i n a c i o n e s parciales s e r e p r o d u c e n m u c h a s v e c e s .
L a s c o m b i n a c i o n e s d e u n n ú m e r o d a d o de á t o m o s s o n d e f i n i d a s ; c o n d o s
objetos se hacen dos combinaciones, con tres s e hacen seis. S e a n los tres
o b j e t o s d e s i g n a d o s a, b, c.
Las combinaciones s o n : • .
a b e , acb, cab, bac, bea, cba.
Si se añade un cuarto objeto, el n ú m e r o de combinaciones, o por mejor
decir, d e p e r m u t a c i o n e s , será d e 24 y así s u c e s i v a m e n t e . D e m o d o q u e
p a r a m o b j e t o s s e t e n d r á la f ó r m u l a :

m ( m - i ) ( m - 2 ) ( m - 3 ) ... ( n - l - i ) ^

I. 2. 3. 4. ... n

que es la f ó r m u l a general. El n ú m e r o de á t o m o s , n o s i e n d o infinito, p u e d e


ser igual a от y el n ú m e r o de c o m b i n a c i o n e s d e m á t o m o s a g r u p a d o s п а и
e s i g u a l a l a f ó r m u l a , l o que n o s i n d i c a q u e el n ú m e r o d e c o m b i n a c i o n e s ,
a u n s i e n d o d e s c o n o c i d o , e x i s t e m a t e m á t i c a m e n t e . E n e l m u n d o , p u e s , las
c o m b i n a c i o n e s d e b e n s e g u i r s e y e n c a d e n a r s e h a s t a el m o m e n t o e n que l l e -
g a n f a t a l m e n t e a la p r i m e r a c o m b i n a c i ó n e n u n t i e m p o m á s o m e n o s l a r g o
E s é s t e u n p u n t o e n que p o d e m o s d i v e r g i r d e las i d e a s de N i e t z s c h e . L a
m a t e r i a c ó s m i c a p u e d e v o l v e r m u c h a s v e c e s al e s t a d o de p r o t i l o , a n t e s d e
r e c o m e n z a r la p r i m e r a c o m b i n a c i ó n , p u e s t o que e n el p r o t i l o p u e d e n p r o -
d u c i r s e d i f e r e n t e s c o r r i e n t e s (de d o n d e d i f e r e n t e s c u e r p o s y d i f e r e n t e s r e -
s u l t a d o s ) , m a s e s n e c e s a r i o y f a t a l q u e del p r o t i l o s e d e s p r e n d a el s i s t e m a
A de combinaciones.
A d m i t i e n d o , pues, las m á s r e c i e n t e s h i p ó t e s i s científicas un s o l o s i s t e m a
c o s m o l ó g i c o e s posible, el del R e t o r n o u n i v e r s a l , e n e l que e s t a n d o d a d o q u e
el t i e m p o e s infinito y q u e e l n ú m e r o d e infinitamente p e q u e ñ o s d e q u e s e
c o m p o n e la m a t e r i a están d e t e r m i n a d o s , se d e d u c e que los m i s m o s s i s t e m a s
de combinaciones deben fatalmente reproducirse.
D e l m i s m o m o d o s e v e que t o d o p r o c e d e d e u n a m a t e r i a d e t e r m i n a d a
y que por consecuencia los hombres forzosamente existirán, felices o des-
g r a c i a d o s , u n n ú m e r o infinito d e v e c e s idénticas. P u e s , s e g ú n N i e t z s c h e ,
el o b j e t o d e la v i d a e s l a d i c h a y que, por l o tanto, h a c e f a l t a v i v i r ; p u e s
toda alegría pide eternidad, profunda eternidad.

2.—liO que opinaba Alcalá Galiano de sus hh.:.

D e d o n P e d r o E s t a l a escribe A l c a l á Galiano que fué " h o m b r e de


v a r i a y n o s u p e r f i c i a l i n s t r u c c i ó n " ; al a c t o r M á i q u e z l o t i e n e c o m o
' v e r d a d e r o p r o d i g i o de su p r o f e s i ó n " ; de T o r e n o dice que era h o m -

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bre de " a g u d í s i m o i n g e n i o , v a s t a lectura y d o t e s extraordinarias de
razonador"; a Oliveros llama "clérigo v i r t u o s o " ; a P é r e z de Castro
l o c o n s i d e r a " d i p l o m á t i c o a n t i g u o a l l e g a d o a la s e c t a r e f o r m a d o r a " ;
d e M a r t í n e z de la R o s a dice que era "literato y p o e t a ; h o m b r e h o n -
r a d o , a r d o r o s o y firme"; d e L ó p e z C e p e r o h a b l a c o m o d e u n " e c l e -
siástico ilustrado, i n t e l i g e n t e e n las artes y en la literatura"; del d u q u e
de Híjar dice que era "ilustrado y l a b o r i o s o " , c o n s u s p u n t a s y ribe-
tes de poeta; a Calatrava t o m a por h o m b r e "de buena lógica, de claro
t a l e n t o " ; a Gallardo, por "de i n g e n i o a g u d o " y "vasta l e c t u r a " ; de
d o n G a b r i e l C i s c a r e s c r i b e q u e " e r a u n m a r i n o c o n el g r a d o d e c a p i t á n
de navio, insigne m a t e m á t i c o y erudito, con no cortos c o n o c i m i e n t o s
d e h u m a n i d a d e s " ; d e A g a r , el t e r c e r r e g e n t e , q u e e r a " a s i m i s m o m a -
t e m á t i c o y a s t r ó n o m o de b u e n o s a l c a n c e s y ciencia"; a d o n I s i d r o
A n t i l l ó n y d o n J o s é María B l a n c o los t o m a por "de la m i s m a e s c u e l a
filosófica y política—de Q u i n t a n a — y predicadores en su p e r i ó d i c o — " S e -
manario Patriótico"—de las doctrinas reformadoras"; de don S e b a s -
tián Piñuela, m i n i s t r o de F e r n a n d o V I I , dice que era " m a g i s t r a d o de
buen c o n c e p t o " ; de don T o m á s Istúriz escribe que pertenecía a "una
casa antigua y distinguida de comercio, h o m b r e de talento, instruido
y d e c o n d i c i ó n e n t e r a y firme"; d e M e j í a o p i n a q u e e r a " d e i n g e n i o
a g u d í s i m o , de u n a i m a g i n a c i ó n q u e c o r r e g í a a v e c e s el m a l g u s t o c o n -
t r a í d o por, s u s n o b u e n o s e s t u d i o s , c o n r a s g o s d e s i n g u l a r t a l e n t o " ;
a Juan Nicasio Gallego lo anota c o m o "eclesiástico del partido refor-
m a d o r y d i s t i n g u i d o p o e t a " ; de A n t o n i o C a p m a n í dice que era " d e
la s e c t a a m i g a d e l a s n o v e d a d e s " , y , p o r fin, d e A r g u e l l e s , q u e e r a
" d e a l t a e s t a t u r a , d e n o m a l t a l l e , d e figura, a u n q u e n o b e l l a , e x p r e s i -
v a y n o b l e ; d e b u e n m e t a l d e v o z , si b i e n c h i l l o n a e n l a s o c a s i o n e s
en que se a c a l o r a b a ; de a c c i ó n desairada, de m e m o r i a felicísima, de
instrucción varia; v i v o en sus afectos, d o m i n a d o por las ideas reinan-
t e s , q u e e r a n l a s d e la R e v o l u c i ó n f r a n c e s a ; p e r o m e z c l a n d o c o n e s t a s
d o c t r i n a s o t r a s i n g l e s a s a d q u i r i d a s t a n t o p o r el e s t u d i o c u a n t o p o r s u
r e s i d e n c i a e n la G r a n B r e t a ñ a . . . "

3.—La conspiración de 1820 fué masónica.

Fué m a s ó n , c o m o todos saben, Alcalá Galiano. Sus aseveraciones


e n la h i s t o r i a q u e e s c r i b i ó s o n d e u n s i n g u l a r v a l o r . V e a m o s l o q u e
d i c e d e O ' D o n n e l l , el c o n d e d e L a B i s b a l , c u y a c o n d u c t a e s t u v o a l g o
i n c i e r t a . " E n e f e c t o , el g e n e r a l e s t a b a e n t r a t o s c o n l a s s o c i e d a d e s s e -
cretas. A l g u n o s a ñ o s antes había sido recibido francmasón, y última-
m e n t e s e h a b í a a g r e g a d o , a u n q u e n o a l a s c l a r a s , a la m a s o n e r í a e s -
p a ñ o l a o r e f o r m a d a , l o c u a l e q u i v a l e a d e c i r a la c o n j u r a c i ó n e x i s t e n t e .
M i e n t r a s en lo d e m á s de E s p a ñ a las juntas m a s ó n i c a s habían c e s a d o , y
q u i e n e s l a s c o m p o n í a n , si n o e s t a b a n p r e s o s o f u g i t i v o s v i v í a n l l e n o s
de s u s t o por lo p a s a d o y de cautela en p u n t o a lo p r e s e n t e , las l o -
g i a s d e C á d i z y l a s i n m e d i a c i o n e s t r a b a j a b a n , si c o n a l g ú n r e c a t o , c o n
s e g u r i d a d completa... A l m i s m o t i e m p o u n a tertulia privada..., c o m -
puesta casi toda de m a s o n e s t o m a b a carácter de verdadera junta polí-
tica o logia. C o n g r e g á b a n s e en c a s a de d o n F r a n c i s c o Javier Istúriz,
de antigua familia del c o m e r c i o y propietario, h e r m a n o de don T o m á s ,

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a n t e s d i p u t a d o a C o r t e s p o r C á d i z y a la s a z ó n f u g i t i v o y c o n d e n a d o
a presidio. El d o n Javier, con claro talento y bastante instrucción,
h e r m a n a b a h a b i l i d a d y v i g o r y firmeza d e á n i m o , y , s o b r e t e n e r i d e a s
de gobierno popular y de algo más que constitucional, amaba a su
h e r m a n o c o n v i v o y t i e r n o a f e c t o , y a n s i a b a p o r traerle a su patria...
E s t a junta, de m á s apariencia que poder..., estaba c o m o envuelta e n
cierto misterio para las logias inferiores. Habíalas en casi t o d o s los
r e g i m i e n t o s d e la e x p e d i c i ó n — h a b l a d e l a s t r o p a s q u e e s t a b a n d i s -
p u e s t a s a embarcar para A m é r i c a — y una g r a n d e en Cádiz, f o r m a d a de
p a i s a n o s y t a m b i é n d e a l g u n o s m.ilitares. T o d o l o s a b í a el c o n d e — d e
L a B i s b a l — , y y a d á n d o s e p o r m u y e m p e ñ a d o e n la e m p r e s a d e l p r o -
p u e s t o a l z a m i e n t o c o n t r a e l g o b i e r n o , a c o n s e j a b a e x t e n d e r l a s afilia-
c i o n e s e n la s o c i e d a d m a s ó n i c a p a r t i c u l a r m e n t e a l o s m i l i t a r e s . L a c a - '
l i d a d d e s e c t a r i o e r a i n d i s p e n s a b l e r e q u i s i t o p a r a s e r p a r t e d e la
conjuración, y a m u c h o s s e atraía c o n el c e b o de la curiosidad a la
l o g i a p a r a c o n v e r t i r l o s e n p a r t i c i p a n t e s e n la p r o y e c t a d a r e b e l i ó n , al
p a s o q u e l o s m á s e n t r a b a n e n la m a s o n e r í a p o r c r e e r l a i n s t r u m e n t o d e
u n a m u d a n z a de gobierno... P a r a e n g a ñ a r la impaciencia de l o s m á s
f o g o s o s y a d e l a n t a r el n e g o c i o p e n d i e n t e , s e c r e ó u n a e s p e c i e d e l o g i a
c e n t r a l , l l a m a d a e n el d i a l e c t o d e la s o c i e d a d " T a l l e r S u b l i m e " , q u e
i n f e r i o r e n e s f e r a a l a j u n t a d e la c a s a d e I s t ú r i z , c a l i f i c a d a d e " S o -
b e r a n o Capítulo", hacía t o d o s los trabajos preparatorios del a l z a m i e n t o .
H a s t a aquellos días en las l o g i a s nada se decia claro, u s á n d o s e de los
s í m b o l o s d e la s o c i e d a d y d á n d o l e s u n s e n t i d o p o l í t i c o ; p e r o t o d o s l o s
s o c i o s c o n o c í a n en qué clase de obra estaban o c u p a d o s . H u b o , sin
e m b a r g o , de descorrerse m á s el velo. F u e r o n c o n v o c a d o s a una junta
n o c t u r n a v a r i o s de diferentes l o g i a s , p r e s i d i e n d o l o s del "Taller S u -
b l i m e " . E m p e z ó c o n u n a a r e n g a e s t u d i a d a el q u e s e t i t u l a b a o r a d o r ,
d o n A n t o n i o A l c a l á G a l i a n o — q u e e s q u i e n r e f i e r e t o d o e s t o — , a la s a -
z ó n s e c r e t a r i o d e E s p a ñ a e n el B r a s i l , q u e , s a l i d o d e M a d r i d p a r a s u
d e s t i n o , s e d e t u v o e n C á d i z al s a b e r el b u e n e s t a d o d e l a c o n j u r a -
c i ó n , y q u e h a b í a t r a b a j a d o e n la l o g i a d e a q u e l l a c i u d a d e n 1 8 1 7 y 1 8 1 8 ,
m o z o a ú n , si b i e n n o e n la p r i m e r a j u v e n t u d , y d e u n f a n a t i s m o p o l í t i -
c o a r r e b a t a d o . A p e l ó el o r a d o r a las p a s i o n e s de su a u d i t o r i o y s u p o
a p r o v e c h a r l a s e x c i t a n d o e n l o s m i l i t a r e s el h o n o r al v i a j e a A m é r i c a y
ambición de adelantar, juntamente con mejores y m á s nobles afectos,
y entre é s t o s sed de gloria, y, c o n m o v i d o s fuertemente los concurren-
t e s , s o b r e u n a e s p a d a p u e s t a e n la m e s a h i c i e r o n c o n í m p e t u v e h e m e n t e
j u r a m e n t o d e d e r r o c a r la tiranía... O t r o p e r s o n a j e s i n g u l a r y d e m á s
p r o v e c h o q u e t o d o s p a r a la o b r a e n q u e s e e s t a b a t r a b a j a n d o e r a d o n
J u a n A l v a r e z y M e n d i z á b a l , q u e al v e r d e s b a r a t a d a la c o n j u r a c i ó n p r i -
m e r a , en la cual n o s e le había d a d o parte, solicitó entrar e n la s o -
c i e d a d m a s ó n i c a para r e m e d i a r el m a l p a d e c i d o , c o n s i g u i e n d o c o n m e -
n o r e s fuerzas lo que se había m a l o g r a d o a quienes eran d u e ñ o s del
p o d e r formidable. H a s t a e n t o n c e s Mendizábal era c o n o c i d o de p o c o s ,
s i e n d o u n m e r o d e p e n d i e n t e d e la c a s a d e c o m e r c i o " B e r t r á n d e L i s " ,
y h a b i e n d o — s e g ú n c u e n t a n — e s t a d o e m p l e a d o en las p r o v i s i o n e s del
ejército durante la guerra de la independencia, c u a n d o c o n t a b a p o c o s
a ñ o s , e n e l c u a l t i e m p o a d o p t ó el a p e l l i d o p o r q u e h a l l e g a d o a s e r
f a m o s o , que n o era de los de su familia. Contaría treinta a ñ o s de

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edad y tenía escasísimas letras, pero su extraordinario arrojo y fe-
c u n d i d a d d e r e c u r s o s , u s a d o s s ó l o en s e r v i r a la c a s a q u e le e m p l e a b a ,
y en la c u a l t e n í a el influjo d e s o c i o p r i n c i p a l s i n h a b e r l l e g a d o a tal
e s f e r a . S i e n d o d e a l t í s i m a e s t a t u r a , y f o r n i d o , r o b u s t o en e x t r e m o , d e
viveza excesiva y de m o d a l e s raros, presentaba en su p e r s o n a y h e c h o s
u n c o n j u n t o q u e l e p o n í a n e n la c l a s e d e e n t e o r i g i n a l , l o c u a l h a b í a d e
s e r v i r l e n o p o c o e n e m p r e s a s f u e r a del c o m ú n c a m i n o . N o b i e n e n t r ó
e n l o de la c o n j u r a c i ó n p e n d i e n t e c u a n d o p r o p u s o c o s a s t e m e r a r i a s y
difíciles, p e r o que probadas a c a s o habrían salido b i e n ; y d e s e c h á n d o s e l e
s u s p r o p u e s t a s , s i n d e s a n i m a r s e ni d e t e n e r s e , s u s t i t u í a o t r a s a l a s q u e
le eran d e s a p r o b a d a s . "
T a l e s f u e r o n l o s a n t e c e d e n t e s d e la c o n s p i r a c i ó n m a l l l a m a d a de
R i e g o , p u e s a o t r o s s e d e b e , si b i e n s o b r e é s t e r e c a y e r a la g l o r i a .

4.—Un antimasón.

E n s u s " H i s t o r i a s " — p á g i n a s 463-465; M a d r i d , 1876—, d o n E u g e n i o


G a r c í a R u i z l l a m a a la m a s o n e r í a " r i d i c u l a s o c i e d a d " , y s i e n t a afirma-
ciones c o m o ésta: " U n o de los e l e m e n t o s que J o s é p u s o en j u e g o para
h a c e r s e p a r t i d a r i o s fué la s o c i e d a d m a s ó n i c a , q u e si n o era c o m p l e t a -
m e n t e desconocida en España, no contaba dos d o c e n a s de iniciados...
J a m á s fuimos partidarios de las sociedades secretas inútiles, sino per-
judiciales bajo un sistema m e d i a n a m e n t e liberal; pero m i r a m o s siempre
la d e la m a s o n e r í a c o n la r e p u g n a n c i a q u e t o d a p e r s o n a f o r m a l d e b e
m i r a r el l e n g u a j e s i m b ó l i c o , l o s p r o c e d i m i e n t o s l ú g u b r e s de m a n e j a r
calaveras y huesos, los g e s t o s ridiculos y m o v i m i e n t o s estrafalarios y
"hasta i n d e c e n t e s " (!!) a que se s o m e t e n los que en ella ingresan,
m á s propios de m o n o s que de h o m b r e s .
" P o r o t r o l a d o , l a s s o c i e d a d e s s e c r e t a s d e n t r o d e la s o c i e d a d e n
que por instinto natural viven los h o m b r e s que forman pueblo o na-
c i ó n , n o s p a r e c e n s e m e j a n t e s a las d e l o s frailes y d e l o s a n t i g u o s
m i s t e r i o s d e E l e u s i s e n Á t i c a . S o s t i e n e n a l g u n o s q u e e l p a d r e d e la
m a s o n e r í a fué n a d a m e n o s q u e S a l o m ó n , q u i e n la f u n d ó p o r m e d i o d e
s u a r q u i t e c t o A d o n i r a n , al e n c a r g a r l e la c o n s t r u c c i ó n d e l t e m p l o d e
J e r u s a l é n ; el a r q u i t e c t o d i v i d i ó a l o s 3.000 h o m b r e s q u e t r a b a j a b a n e n
la g r a n d e o b r a e n t r e s c l a s e s : " a p r e n d i c e s " , " o f i c i a l e s " y " m a e s t r o s " ,
que habían de entenderse por ciertas palabras misteriosas, señales y
t o q u e s : t r e s o f i c i a l e s q u i e r e n l l e g a r d e r e p e n t e a m a e s t r o s , y c o r n o el
b u e n A d o n i r a n n o l e s d a la " p a l a b r a q u e le p i d e n " , e s a s e s i n a d o y c o n -
d u c i d o a e n t e r r a r al L í b a n o , p l a n t a n d o s o b r e s u s e p u l c r o u n a a c a c i a ,
c u y o árbol sirve a los m a s o n e s para practicar cierta c e r e m o n i a pueril.
— E s t e h o m b r e n o s a b e l o q u e d i c e — . O t r o s a t r i b u y e n e l o r i g e n d e la
masonería a los egipcios, otros a los templarios y otros, por último,
a los grandes arquitectos de E s t r a s b u r g o , que m o d e s t a m e n t e se apelli-
d a b a n " p i c a p e d r e r o s " , e s o q u e de s u l o g i a m a s ó n i c a ( " m a ç o n " ; e n f r a n -
c é s , a l b a ñ i l ) s a l i e r o n l o s c o n s t r u c t o r e s d e las s o b e r b i a s c a t e d r a l e s d e
la m i s m a E s t r a s b u r g o , d e C o l o n i a , F r i b u r g o e n B a d é n , B u r g o s , L e ó n y
otras cien maravillas del arte gótico. E l aventurero siciliano Cagliostro
m e t i ó m u c h o r u i d o c o n la m a s o n e r í a e n P a r í s p o c o a n t e s d e la r e v o -
lución, y en ella entró F e l i p e Igualdad, quien, e l e v a d o a jefe, t o m ó

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el t í t u l o d e " G r a n O r i e n t e ( ? ) ; y a a n t e s h a b í a p e r t e n e c i d o a ella F e -
derico I I de Prusia, c o m o p e r t e n e c e n h o y casi t o d o s los príncipes de
su familia y c o m o han pertenecido l o s Bonapartes, u n o s c o n aquel titu-
l o , o t r o s c o n el g r a d o 3 3 y o t r o s c o n el d e R o s a C r u z , q u e s o n l o s s u -
periores de la O r d e n ; en donde l o s iniciados s e llaman h e r m a n o s — ¡ s i
s a b r á d e m a s o n e r í a ! — y s u e l e n s e r l o al e s t i l o d e C a í n y A b e l , o d e
E t e o c l e s y P o l i n i c e . C o m o a c a b a m o s d e v e r , la m a s o n e r í a n a c i ó e n
E s p a ñ a p a r a h a c e r t r a i c i ó n a la p a t r i a ; l u e g o s e d e s a r r o l l ó p a r a e c h a r
a p e r d e r la l i b e r t a d , d e 1 8 2 0 a 2 3 , y c o n c l u y ó p o r c o m p o n e r s e d e a s -
pirantes a d e s t i n o s u otras p o s i c i o n e s políticas, del 6 8 al 7 4 . E n resu-
m e n : n u e s t r o s p r i m e r o s m a s o n e s f u e r o n casi t o d o s t r a i d o r e s p o r e s p e -
culación; los segundos, locos o malvados, y los terceros, pretendientes
de d e s t i n o s y d i p u t a c i o n e s a C o r t e s p a r a m e d r a r . D i c e n l o s p a r t i d a r i o s
de la m a s o n e r í a q u e é s t a r e p r e s e n t a la c a r i d a d u n i v e r s a l , y a p a r t e d e
que e s t o n o e s exacto, n o s o t r o s c r e e m o s q u e la verdadera caridad puede
y debe ejercerse m e j o r voluntaria e individualmente, aunque sin hacer
alarde de ella; pero de n i n g ú n m o d o en tinieblas, p o r una c o r p o r a c i ó n
entregada a pruebas lúgubres, de las que se m o f a n l o s que las sufren,
a convenciones simbólicas y a misterios cuando m e n o s ridículos y pro-
pios de los pueblos orientales exuberantes de imaginación. N o obtuvo
v e r d a d e r a m e n t e o t r o r e s u l t a d o J o s é c o n l a m a s o n e r í a , q u e le a p o y a b a
e n C á d i z , q u e el d e p e r d e r el d i n e r o q u e l a dio..." ¿ D ó n d e s e h a b l a c o n
d a t o s fidedignos d e e s e " d i n e r o " q u e el r e y J o s é f a c i l i t ó a la m a s o n e -
ria? E n n i n g u n a p a r t e . D e l o d e m á s , ¿ p a r a q u é c o m e n t a r ? N o r e s i s t e
l a m á s l e v e crítica.

6.—Los republicanos del año 1827.

E n l a " R e l a c i ó n d a d a a l G o b i e r n o f r a n c é s p o r u n a g e n t e s u y o en
L o n d r e s , e n 1 8 2 7 " , d e s p u é s d e a s e v e r a r c o n s i n i g u a l l i g e r e z a q u e en
esa fecha había " s o l a m e n t e en Gibraltar, u n Gran O r i e n t e de franc-
m a s o n e s y u n a Santa h e r m a n d a d de c o m u n e r o s : estas d o s direcciones
de sedición n o obran de concierto, y n o pueden considerarse c o m o un
gobierno instalado y seriamente reconocido", añade que existía un
"partido republicano formado por los francmasones, a cuya cabeza está
Evaristo S a n Miguel, que dicen está nombrado director futuro; en s e -
g u i d a L ó p e z B a ñ o s , C a s t e l l a r , P e ó n el b r i g a d i e r y a l g u n o s o t r o s m i l i -
tares; los e x ministros Calatrava, d o n Felipe Navarro, Gaseo y Capaz;
l o s e x d i p u t a d o s C u a d r a , R i e l l o , A l c a l á G a l i a n o , S a l v a , Gil O r d u ñ a ,
V e g a , P é r e z , R i c o , s u h e r m a n o , el v i e j o m é d i c o A r r é j u l a , B u s t o s , F e i l e ,
a n t i g u o s m a g i s t r a d o s , el e x director de C o r r e o s C a m p o y a l g u n o s o t r o s ;
e s t e p a r t i d o d e t e s t a a M i n a . M a s si f u e r a p r e c i s o o b r a r n o d e j a r í a d e
u n i r s e a é l , e x c e p t o S a n M i g u e l ; l o s f r a n c m a s o n e s q u i e r e n el e x t e r m i -
n i o d e l a real f a m i l i a , e l e s t a b l e c i m i e n t o d e u n a república... T i e n e n c o -
rrespondencia con las logias de E s p a ñ a y P o r t u g a l ; y emplea para ello
a los capitanes de los barcos mercantes, a los comisionados que viajan
por las casas de c o m e r c i o y aun a las mujeres. H a y d o s logias en Gi-
b r a l t a r : la u n a b a j o l a d i r e c c i ó n d e P o l o y l a o t r a b a j o l a d e un
oficial d e I n g e n i e r o s l l a m a d o C a l v o ; é s t a s s e s i r v e n d e l o s c o n t r a b a n -
distas para llevar su c o r r e s p o n d e n c i a ; h a y a d e m á s logias en Cádiz, B a r -

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c e l o n a , e t c . S e c r e e q u e el g e n e r a l C a s t e l l a r e s t á e n c a r g a d o d e l l e v a r l a
c o r r e s p o n d e n c i a de los m a s o n e s , por Marsella, c o n Cataluña y A n d a -
lucía... E l p a r t i d o d e l o s m a s o n e s s e d i c e q u e e s t á e n c o r r e s p o n d e n c i a
c o n L a B i s b a l ; é s t o s t i e n e n el o d i o m á s d e s e n f r e n a d o a l o s c o m u n e -
ros... E n g e n e r a l l o s m a s o n e s s o n p e c o c o n s i d e r a d o s en L o n d r e s . E l
Gobierno inglés no los protege, y por consiguiente sus medios son m u -
cho más reducidos."
D o n Vicente Bertrán de Lis, y Mendizábal, su secretario, estaban
e n L o n d r e s " l i a d o s c o n M i n a y el p a r t i d o d e l o s m a s o n e s " .
" E s verdad que las d o s facciones republicanas de f r a n c m a s o n e s y
c o m u n e r o s n o s o n ni m u y c o n s i d e r a d a s n i d i r e c t a m e n t e p r o t e g i d a s p o r
el G o b i e r n o i n g l é s ; p e r o e s t o n o e n t o r p e c e e n l o m á s m í n i m o s u s m a -
n i o b r a s . N o m u e s t r a n i n g u n a r e p u g n a n c i a a e l l a s , y si n o l a s a p o y a e s
ú n i c a m e n t e p o r n o d e c l a r a r la g u e r r a m á s a b i e r t a m e n t e a l o s p r i n c i -
pios reconocidos en toda Europa."
Y a h o r a u n a n o t a c u r i o s a : " S e habla... de J o s é N a p o l e ó n . L a m a y o r
parte de los refugiados le l l a m a n el r e y filósofo y lloran amargamen-
t e la l o c u r a q u e h i c i e r o n c o m b a t i é n d o l e " . ¡ Y q u e n o f u é p e q u e ñ a ! Re-
trasaron cien años la e v o l u c i ó n de E s p a ñ a hacia las ¡deas democrá-
ticas.

6.—ba política en las logias.

N o nosotros, que siempre h e m o s condenado esa intromisión, sino


h i s t o r i a d o r e s l i b e r a l e s y d e s e r e n o j u i c i o , c o m o el m a r q u é s d e M i r a -
flores, p r o t e s t a n d e q u e la m a s o n e r í a i n t e r v e n g a e n p o l í t i c a . L a s l o g i a s
d e la m a s o n e r í a , o c u p a d a s " e x c l u s i v a m e n t e " d e la p o l í t i c a — e s c r i b e e n
s u s " A p u n t e s h i s t ó r i c o - c r í t i c o s p a r a e s c r i b i r la h i s t o r i a d e la R e v o l u -
c i ó n e s p a ñ o l a d e s d e e l a ñ o 1820 h a s t a 1 8 2 3 " ; L o n d r e s , 1 8 3 4 — , m i n a b a n
el G o b i e r n o . . . T r a t a b a n d e e j e r c e r l a s l o g i a s " c o a c c i ó n i g u a l , i d é n t i c a "
a l a e j e r c i d a " p o r l o s i n q u i s i d o r e s " , q u e t a n t o d a la d e é s t o s c o m o la
de "los d e m a g o g o s de las turbulentas s o c i e d a d e s que llenaron de t e d i o
y hastío (sic) a todos los españoles que tenían garantías y vínculos
s o c i a l e s c o n el E s t a d o , y a q u i e n e s d e c o n s i g u i e n t e l e s i n t e r e s a b a s u b i e n
y su ventura".
M á s a d e l a n t e a ñ a d e q u e e n 1820 " l o s t í t u l o s q u e s e b u s c a b a n e n l o s
c a n d i d a t o s e r a n d e t r e s e s p e c i e s : p a d e c i m i e n t o s d u r a n t e el a b o l i d o 'é-
g i m e n ; i n t e r v e n c i ó n e n s u m u d a n z a ; y p e r t e n e n c i a a la m a s o n e r í a , s o -
c i e d a d s e c r e t a , h i j a d e la c o n o c i d a p o r e s t e n o m b r e e n E u r o p a , p e r o d e
distinta índole, p u e s que n o ciñéndose a su objeto puramente filantró-
pico, era "propiamente político", de m a n e r a que en vez de ser insigni-
ficante, cual a c o n t e c e en Francia e Inglaterra, fué en la é p o c a que п о з
o c u p a u n o d e l o s e l e m e n t o s m á s a c t i v o s d e la r e v o l u c i ó n , y q u e n o
p u e d e o l v i d a r s e si s e h a n d e m e d i r lo.- s u c e s o s p o r l a s c a u s a s q u e l o s
produjeron... A nadie se oculta que semejantes Sociedades existentes
en E u r o p a de p o c o t i e m p o a e s t a parte, n o p u e d e n dejar de ser esencial­
m e n t e c o n t r a r i a s a la e s t a b i h d a d d e l o s G o b i e r n o s — s i c o n o c i e r a n u e s ­
t r o s " l a n d m a r k s " , n o h a b l a r í a a s í — y a u n a la b u e n a a d m i n i s t r a c i ó n d e
los E s t a d o s , pues creando un interés de asociación, contrario por lo
m i s m o al i n t e r é s g e n e r a l , f o m e n t a n l a s a m b i c i o n e s p a r t i c u l a r e s y a c a b a

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p o r h a c e r la g u e r r a a l o s q u e d i r i g e n l o s n e g o c i o s p ú b l i c o s , h a s t a l o g r a r
p o n e r l o s e n m a n o s d e s u s i n d i v i d u o s y h a c e r e n s u p r o v e c h o el m á s
e s c a n d a l o s o m o n o p o l i o . A s í f u é q u e e n E s p a ñ a c r e c i e r o n a par d e la
revolución, y unos por obtener empleos, otros por conservar los suyos,
y o t r o s , e n fin, p o r h a l l a r u n a s i l o a la p e t i c i ó n , s e a p r e s u r a r o n a afiliar-
s e e n e l l a s — s u p o n e m o s q u e s e refiere a l a s s o c i e d a d e s s e c r e t a s —, y
d e s d e l u e g o e n la q u e e n t o n c e s s e l l a m a b a M a s o n e r í a R e g u l a r E s p a ñ o -
la... U n g r a n n ú m e r o de d i p u t a d o s s u b i e r o n al C o n g r e s o d e s d e l a s l o g i a s ,
c o n i d e a s de r i v a l i z a r a l o s q u e , p o r s u o p i n i ó n a n t e r i o r o s u s p a d e c i -
m i e n t o s , e s t a b a n i d e n t i f i c a d o s c o n el n u e v o s i s t e m a p o l í t i c o . . . L a s s o c i e -
d a d e s s e c r e t a s r i v a l i z a b a n e n p o d e r c o n el G o b i e r n o , y a tal p u n t o q u e
l o s ministros tuvieron que buscar en ellas su a p o y o personal" ( i ) .
C u a n d o el r e y F e r n a n d o V I I , el i 6 d e n o v i e m b r e d e 1820, t r i t ò d e
que el general V i g o d e t entregara el m a n d o al teniente general d o n José
Carvajal "las logias se reunieron, y a p r o v e c h a n d o tan favorable o c a -
sión, pusieron en m o v i m i e n t o todos sus agentes". P o r cierto, y vaya
c o m o i n c i s o , q u e l o p r i m e r o q u e h i c i e r o n l o s c o n s t i t u c i o n a l e s , al . e s t a -
b l e c e r s u g o b i e r n o , f u é n o m b r a r j e f e p o l í t i c o d e M a d r i d al h.-. m a r q u é s
de Cerralbo. Sus s u c e s o r e s acaudillaron, en c a m b i o , huestes tradiciona-
listas.
P r o s i g a m o s copiando: " L a masonería regular, que, c o m o v i m o s ,
h a b í a d a d o i m p u l s o al r e s t a b l e c i m i e n t o d e l s i s t e m a c o n s t i t u c i o n a l ,
h a b í a t a m b i é n r e c i b i d o c o n s i d e r a b l e a u m e n t o : si m u c h o s h a b í a n e n t r a d o
e n ella p a r a a s e g u r a r s u a m b i c i ó n , o t r o s de b u e n a fe c r e í a n c o n v e n i e n t e
u n i r s u s e s f u e r z o s p a r a b u r l a r l o s e n e m i g o s de a q u é l l a y c o n s o l i d a r el
b i e n d e s u P a t r i a ; s e a l o q u e q u i e r a d e e s t e e r r o r , é l fué c a u s a d e q u e
s e c o n t a r a n en la C o r p o r a c i ó n p e r s o n a s d e p r o b i d a d y s a b e r q u e , q u e -
r i e n d o m o d i f i c a r s u a c c i ó n y e j e r c i e n d o la s u p e r i o r i d a d q u e d a n a q u e -
l l a s c u a l i d a d e s , d e b í a n d i s g u s t a r e n b r e v e a l o s d e m á s . . . ; d e aquí la
i n v e n c i ó n de una nueva S o c i e d a d secreta, dirigida, s e g ú n sus autores, a
c o n t r a p e s a r l a g r a n i n f l u e n c i a d e la m a s o n e r í a . D e n o m i n á r o n s e c o m u -
n e r o s l o s q u e s e q u i s i e r o n s e p a r a r d e la m a s o n e r í a y afiliarse a e s t a
n u e v a S o c i e d a d , q u e h a r á s u g r a n p a p e l e n el c u r s o d e l p e r í o d o . . . A d e -
m á s d e la S o c i e d a d s e c r e t a d e q u e h e m o s h a b l a d o , e x i s t i ó d e s p u é s c o n
p o q u í s i m a i m p o r t a n c i a a l g u n a h i j u e l a d e l o s c a r b o n a r i o s i t a l i a n o s , la
q u e , si b i e n c o m e t i ó a l g ú n c r i m e n , n o l l e g ó j a m á s a t e n e r i n f l u e n c i a
e n l o s n e g o c i o s p ú b l i c o s , ni l o s s u j e t o s q u e s e afiliaron e n ella f u e r o n
g e n t e s d e n i n g u n a c l a s e de i m p o r t a n c i a . M a s al G o b i e r n o n o le a l c a n -
z a b a s u i n f l u e n c i a a u n c o n la e j e r c i d a d e s d e l a s L o g i a s d e la m a s o n e r í a
p a r a c o n t e n e r el d e s e n f r e n o de l o s a n a r q u i s t a s . . . L a n a c i e n t e s o c i e d a d
de los comuneros, deseando combatir a sus antiguos hermanos, fo-

( i ) " A n é c d o t a s c u r i o s a s ocuparon la maledicencia pintando los m i -


nistros afiliados corriendo las pruebas m a s ó n i c a s de recepción : ciertamente
que un ministro c o n los o j o s v e n d a d o s o l o s pies atados—^1 buen niarques
sabía poco de iniciaciones—, c a y e n d o y levantándose^ debía hacer singular
contraposición c o n la altura ministerial." ¿ Y por que? T o d o es puro para

t e s u c e d e c o n el s i m b o l i s m o masónico.

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m e n t a b a el d e s o r d e n , y c o n é l la p o p u l a r i d a d d e s u c o r p o r a c i ó n , a d m i -
t i e n d o e n ella h a s t a la h e z d e la s o c i e d a d . "
C o n m o t i v o del a s e s i n a t o d e V i n u e s a — S d e m a y o de l 8 2 l — a l g u n o s
d i p u t a d o s " a t a c a r o n la a n a r q u í a q u e d i m a n a b a de las l o g i a s d e l o s m a -
s o n e s y de las T o r r e s de l o s c o m u n e r o s " .
El rey había marchado a El Escorial, "huyendo de los sobresaltos
p r o d u c i d o s p o r el e s t a d o de c o n t i n u a a g i t a c i ó n d e M a d r i d , s i e m p r e i n -
quietado por las maquinaciones de las sociedades secretas".
H o s t i l i z a r al M i n i s t e r i o — s e p t i e m b r e d e 1 8 2 1 — h a s t a h a c e r l e v i c t i m a
de l o s m a n e j o s r e v o l u c i o n a r i o s fué " p u n t o r e s u e l t o e n l o s C l u b s , d e s -
a r r o l l a n d o al e f e c t o t o d o s l o s r e c u r s o s d e l o s t a l l e r e s d e l o s m a s o n e s
y las T o r r e s de los c o m u n e r o s " ( 1 ) .
T o d o eran intrigas. L o s comuneros que se mostraban afectos a
F e r n a n d o V I I — m a r z o d e 1 8 2 3 — , " c o n la s o l a m i r a d e a r r e b a t a r a l o s
m a s o n e s e l p o d e r , l o g r a r o n q u e S. M . r e m o v i e s e e n i." d e m a r z o e l
Ministerio"...
R e s t a b l e c i d a la t r a n q u i l i d a d " d e s p u é s d e l o g r a d o el o b j e t o d e la
m a s o n e r í a de a n u l a r el d e c r e t o del r e y , e n el q u e d e p o n í a a s u s m i e m -
b r o s l o s m i n i s t r o s , fácil e s c o n c e b i r la n u e v a f u e r z a d e e s t a A s o c i a c i ó n
y fácil también concebir que los c o m u n e r o s querrían unirse a los m a -
s o n e s , e n c u y a s m a n o s s e h a b í a a s e g u r a d o d e n u e v o el m a n d o . . . U n
m a n i f i e s t o d e l o s c o m u n e r o s h a b í a a t i z a d o la g u e r r a q u e s i e m p r e e x i s t í a
e n t r e las d o s s o c i e d a d e s s e c r e t a s ; o t r o firmado p o r v a r i o s i n d i v i d u o s , y
e n t r e e l l o s , p o r q u i n c e d i p u t a d o s a C o r t e s , c o n f e c h a d e l 28 d e f e b r e r o
d e 1 8 2 3 , en q u e s e e x c i t a b a a la u n i ó n de a m b a s s o c i e d a d e s , para l o
cual se habían c e l e b r a d o clandestinas reuniones, quería establecer paz
y concordia...". E l espectáculo, c o m o se ve, tenía p o c o de edificante.
S i e m p r e q u e la m a s o n e r í a s e m e t i ó e n p o l í t i c a s u c e d i ó l o m i s m o : q u e
c a y ó en espantable descrédito.

7.—bo que opinaba de la masonería española un historiador en 1824.

U n h i s t o r i a d o r a n ó n i m o , al t r a t a r d e e x p l i c a r n o s la r e v o l u c i ó n d e
1820—"algunos de los jefes y oficiales m á s c o n o c i d o s por su a m o r a
la l i b e r t a d y e s p í r i t u i n d e p e n d i e n t e , e m p e z a r o n a r e u n i r s e y c o m b i n a r
el m o d o de sublevar las t r o p a s ; i u n t á r o n s e l e s a l g u n o s e m p l e a d o s y
o t r o s i n d i v i d u o s y la c o s a f u é t o m a n d o u n a s p e c t o m á s f o r m a l , v a l i é n -
d o s e d e la m a s o n e r í a para a s e g u r a r s u s r e u n i o n e s y c o m u n i c a c i o n e s " — ,
s e m e t e n a d a m e n o s q u e a definir l o q u e e n E s p a ñ a h a s i d o n u e s t r a
A u g . - . Or.-. e n e s t o s t é r m i n o s :
" Y y a q u e h e h a b l a d o d e la m a s o n e r í a , v o y a d e c i r d o s p a l a b r a s s o -
bre lo que ha sido esta institución en España, pues c o n v i e n e m u c h o
q u e s e f o r m e i d e a m u y e x a c t a de ello... S i n h a b l a r a h o r a del o r i g e n y
a n t i g ü e d a d d^e la f r a n c m a s o n e r í a , m e c o n t r a e r é p r e c i s a m e n t e a - d e c i r
q u e e n E s p a ñ a era c a s i d e s c o n o c i d a , a n o s e r e n a l g ú n p u e r t o d e m a r ,

( i ) Clubs s e c r e t o s en que s e agitaban c u e s t i o n e s políticas, si bien d e


o t r o color que en las L o g i a s de los m a s o n e s , en las T o r r e s de los c o m u n e -
ros y en las Cabanas de los carbonarios f o r m a r o n e m p e ñ o y en e f e c t o l o -
g r a r o n dirigir los n e g o c i o s públicos.

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a n t e s d e 1808. E n l a g u e r r a d e la i n d e p e n d e n c i a , l o s q u e s i g u i e r o n e l
p a r t i d o d e l o s f r a n c e s e s s e a s o c i a r o n e n m u c h a s p a r t e s a la m a s o n e r í a ,
q u e e s t a b a m u y g e n e r a l i z a d a e n t r e e l l o s ; y l o s q u e s o s t u v i e r o n el p a r -
t i d o l e g í t i m o , y a m o v i d o s del e j e m p l o de a l g u n o s i n g l e s e s , y a d e s e o s o s
d e a p r o v e c h a r l a s v e n t a j a s q u e o f r e c í a la h e r m a n d a d e n l o s t r a n c e s
d e la g u e r r a , s e i n c o r p o r a r o n a ella, y al ú l t i m o n o h a b i a e j é r c i t o e s -
pañol donde no hubiese sus logias, y m u c h o s regimientos formaban
c a d a u n o la s u y a . E n e f e c t o , h a y a l g u n o s o ñ c i a l e s q u e h a n d e b i d o la
v i d a o la l i b e r t a d e n la a n t e r i o r g u e r r a a l a m a s o n e r í a , y a e n el c a m p o
d e b a t a l l a , y a d e s p u é s d e ' c o n d u c i d a s p r i s i o n e r o s , y si e s t a i n s t i t u c i ó n
n o h u b i e r a d e m i r a r s e m á s q u e p o r el l a d o d e la f r a t e r n i d a d , filantropía
y beneficencia, tal c o m o s u e l e p r e c o n i z a r s e , nada era tan c a p a z de
s e d u c i r el c o r a z ó n d e l h o m b r e s e n c i l l o . A s í e s q u e h a y m u c h o s j ó v e n e s
a l u c i n a d o s , e n q u i e n e s p u e d e m á s la o p i n i ó n q u e l a s l e y e s , q u e s e h a n
a l i s t a d o e n la m a s o n e r í a c o n l a s i n t e n c i o n e s m á s p u r a s y g e n e r o s a s : e l
d e s e o d e m o s t r a r f o r t a l e z a d e á n i m o s u f r i e n d o l a s p r u e b a s q u e allí s e
e x i g e n , el de arrostrar los p e l i g r o s m i s m o s q u e c e r c a n esta t e n e b r o s a
sociedad han sido dobles alicientes para tentar su f o g o s o e i n e x p e r t o
entendimiento."
E l autor p r e s u m o que ha debido recibir grandes d e s e n g a ñ o s , porque
s i n v e n i r a q u é y f a l t a n d o a l o s f u e r o s d e la v e r d a d a s e g u r a c o n e n v i d i a -
ble a p l o m o que "lejos de dedicarse los m a s o n e s e x c l u s i v a m e n t e a l o s o b -
j e t o s que p r o c l a m a c o m o de su instituto, se o c u p a n casi siempre, o e n
n o h a c e r m á s que insignificantes c e r e m o n i a s , o e n c o n s p i r a r c o n t r a l o s g o -
biernos". F r e c u e n t e m e n t e u n a m b i c i o s o o u n p e r v e r s o s e v a l e d e la m a s o -
nería "para alcanzar sus designios, e m p l e a n d o a los d e m á s c o m o ins-
t r u m e n t o s c i e g o s , q u e s u e l e n c o n t r i b u i r a h a c e r el m a l s i n s a b e r l o "
N o se deben permitir—exclama—esas sociedades que se recatan para
hacer clandestinamente lo que sin duda no debe saberse. P u e s "aunque
estas a s o c i a c i o n e s , dirigidas en buen sentido, podrían a las v e c e s traer
utilidad, s o n m u c h o m a y o r e s sus peligros". El m e j o r m e d i o de des-
t r u i r l a s n o e s " c o m p r i m i r l a s p o r la f u e r z a " . E s o , s o b r e s e r " i n s u f i c i e n -
te", p u e d e ser " p e l i g r o s o " . L o m e j o r es "vulgarizarlas y desvirtuarlas,
c o m o se h i z o en Francia, i n t r o d u c i e n d o en ellas g e n t e despreciable, q u e
es el m o d o de q u e los q u e a l g o v a l g a n se retiren, c o s a q u e ha s u c e d i d o
t a m b i é n en E s p a ñ a " . E l rigor es inútil cuando ya se introdujo en u n a
nación, pues "una vez generalizados los m a s o n e s en los tribunales, mi-
n i s t e r i o s , al l a d o d e l r e y , e n el c l e r o , e n el e j é r c i t o y o t r a s c l a s e s , e s
p r e c i s o p r o c e d e r c o n prudencia..." E n a l g u n o s países "la m a s o n e r í a n o
es clandestina, y p o r c o n s i g u i e n t e deja de ser p e l i g r o s a y pasa a ser
i n s i g n i f i c a n t e e n el a s p e c t o d e la p o l í t i c a , a u n q u e m u y ú t i l e n el d e
l a b e n e f i c e n c i a " . E n E s p a ñ a , " l u e g o q u e s e c o n c l u y ó la g u e r r a , s e
d i s m i n u y e r o n m u c h o las r e u n i o n e s m a s ó n i c a s , y apenas las habia e n
a l g u n o q u e o t r o r e g i m i e n t o , y e n l a s c i u d a d e s de M a d r i d , C á d i z , G r a -
n a d a y B a r c e l o n a , y s i e m p r e en c o r t o n ú m e r o . E n M a d r i d fué s o r p r e n -
d i d a , a p r i n c i p i o s d e 1816, la c a s a d o n d e s e r e u n í a la l o g i a , c o n m o t i v o
d e l l e v a r p r e s o al q u e h a c í a d e h e r m a n o s i r v i e n t e , p r o c e s a d o p o r v a r i o s
d e l i t o s e x t r a ñ o s a la m a s o n e r i a ; y a u n q u e n o e s t a b a n r e u n i d o s l o s s o -
c i o s , s e c o g i e r o n m a n d i l e s , b a n d a s y o t r o s d i j e s , s i n q u e la c o s a t u v i e r a
consecuencias, p q i j ^ a b u e n a ^ l i g e n c i a y maña de los interesados".

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El rey F e r n a n d o V U "tenía quien le diese noticias reservadas desde
Cádiz, aunque m u y insuficientes, y n o podían servir m á s que para au-
m e n t a r la c o n f u s i ó n , p u e s s e r e d u c í a n a q u e e n t a l c a l l e h a b i a u n a l o g i a ,
que en ella se habia v i s t o entrar a fulano, etc.; p e r o sin decir lo q u e
allí s e t r a t a b a , l o s m e d i o s c o n q u e c o n t a b a ni l a s r a m i f i c a c i o n e s q u e
tenían". A s i "la m a s o n e r í a , que había e s t a d o lánguida d e s d e 1 8 1 5 , v o l -
vió a tomar una actividad extraordinaria; se levantaron columnas y
a b r i e r o n l o g i a s p o r t o d a s p a r t e s , y l o s p r i n c i p a l e s p r o m o t o r e s de la
asociación, bien que c o n o c i e r o n que t o d o lo que tiene de a c o m o d a d a
para trastornar un G o b i e r n o es m a l í s i m o para consolidar otro cualquie-
ra, q u i s i e r o n c o m p r o m e t e r m u c h a g e n t e y l o g r a r o n i n c o r p o r a r e n la h e r -
m a n d a d a c a s i t o d o s l o s o f i c i a l e s d e l e j é r c i t o , a la m a y o r p a r t e d e l o s
e m p l e a d o s y una buena porción de las otras clases del E s t a d o . P e r o
e s t a m i s m a e x t e n s i ó n q u e s e dio a l a m a s o n e r í a d e s b a r a t ó el i n t e n t o d e
l o s p r o p a g a n d i s t a s , p u e s c r e c i ó t a n t o la a s o c i a c i ó n q u e y a s e p a r e c í a
e n a l g o a l a s o c i e d a d civil..." S e d i j o " q u e al r e y F e r n a n d o s e l e h a b í a n
h e c h o varias i n v i t a c i o n e s para alistarse e n la m a s o n e r í a , a i m i t a c i ó n
de José N a p o l e ó n y de algunos monarcas legítimos de Europa, pero
• q u e e s t o s e j e m p l a r e s n o h i c i e r o n s e n s a c i ó n e n S. M . , q u i e n d e s p r e c i ó
la o f e r t a " . " S e f o r m ó a p r i n c i p i o s d e 1 8 2 1 o t r a a s o c i a c i ó n c o n el n o m -
bre de "comunería". E s t a nueva asociación, fundada p o r m a s o n e s a m -
biciosos, que c o m e t i e r o n u n a especie de apostasia, fué e s e n c i a l m e n t e
m á s p o p u l a r y j a c o b i n a q u e la primera, y s e a u m e n t ó c o n u n a rapidez
increíble, porque n o reparaba en descender hasta las clases m á s bajas
para hacer prosélitos. L o s m a s o n e s depurados, o "gorros colorados", y
los comuneros, o "gorros inorados", estuvieron constantemente en gue-
rra, d i s p u t á n d o s e el m a n d o y l o s e m p l e o s ; y a u n q u e l o s ú l t i m o s e r a n
más, triunfaron siempre los primeros."

Otra tercera Sociedad "intentó formarse de las heces de aquéllas,


c o n el n o m b r e d e " c a r b o n a r i o s " , v e n i d a d e I t a l i a ; p e r o e r a n t a n m a l o s
s u s e l e m e n t o s q u e s ó l o h u b i e r a n p o d i d o s a c a r l a c a b e z a c o n el t i e m p o
y detrás de los c o m u n e r o s , entre las m á s horrorosas c o n v u l s i o n e s de
la a n a r q u í a " ( v é a s e — d i v e r s a s p á g i n a s — e l " E n s a y o i m p a r c i a l s o b r e el
g o b i e r n o del rey don F e r n a n d o V I I " ; París, 1824).

8.—La supresión de la fórmula A.:. L.:. G.:. D . : . G.:. A.:. D . : . V.:.

E l t e x t o v o t a d o e n 1 8 5 4 P o r la m a s o n e r í a f r a n c e s a — V i d . F . F a v r e :
" D o c u m e n t s maçonniques. Essai philosophique"; Paris, 1866—dice que
la m a s o n e r í a " e s a m i g a d e l o r d e n , d e l a p a z y r e s p e t a t o d o c u a n t o c o n
D i o s y c o n las l e y e s se relaciona. J a m á s ha querido ser una religión,
sino una asociación de h o m b r e s que deja a cada cual su culto y su
fe, u n i é n d o s e p a r a a d o r a r al C r e a d o r d e l o s m u n d o s y p a r a t r a b a j a r
e n c o m ú n p o r la e d i f i c a c i ó n d e s u a l m a y l a d i c h a d e l a h u m a n i d a d . . .
S u s p r i n c i p i o s f u n d a m e n t a l e s , sus d o g m a s m á s q u e r i d o s s o n la e x i s -
t e n c i a de D i o s , la i n m o r t a l i d a d del alma, la libertad de c o n c i e n c i a " .
P e r o e n 1877 y a la m a s o n e r í a se había i m p r e g n a d o de s u s t a n c i a s j a -
c o b i n a s , y V i e n o t , el o r a d o r d e l c o n v e n t o a q u e l a ñ o c e l e b r a d o c o n t r a
la o p i n i ó n d e l p r o p i o p r e s i d e n t e , h-. S a i n t - J e a n , d e c r e t ó la s u p r e s i ó n d e
la f ó r m u l a A . • . L . • . G. • . D . • . G. • . A . • . D . - . V . - . . D e j e m o s , s e d i j o .

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e n t o n c e s , a l o s t e ó l o g o s d i s c u t i r s u s d o g m a s ; p e r o q u e la m a s o n e r í a
sea l o que debe ser, es decir, una institución abierta a t o d o s l o s p r o g r e ­
s o s , a t o d a s las ideas m o r a l e s y elevadas, a t o d a s las a s p i r a c i o n e s a n c h a s
y liberales.
E n el a r t í c u l o l.° d e la c o n s t i t u c i ó n d e l G.-. O.-, d e F r a n c i a , h a s t a
1877, se decía que "la francmasonería, institución e s e n c i a l m e n t e filantró­
pica, filosófica y progresiva, tiene por o b j e t o la investigación de la v e r d a d , el
e s t u d i o d e la m o r a l u n i v e r s a l , d e l a s c i e n c i a s y d e l a s a r t e s , y el e j e r c i ­
c i o de la b e n e f i c e n c i a " . Y a n a d i a : " T i e n e p o r p r i n c i p i o la e x i s t e n c i a
d e D i o s , l a i n m o r t a l i d a d d e l a l m a y la s o l i d a r i d a d h u m a n a . C o n s i d e r a
la l i b e r t a d de c o n c i e n c i a c o m o u n d e r e c h o d e c a d a h o m b r e y n o e x c l u ­
y e a nadie por sus creencias."
M á s t a r d e fué m o d i f i c a d o d e e s t e m o d o :
" T i e n e por principios la m u t u a tolerancia, el r e s p e t o a sí m i s m o y
a l o s d e m á s y la l i b e r t a d a b s o l u t a d e c o n c i e n c i a . C o n s i d e r a l a s c o n c e p ­
c i o n e s m e t a f í s i c a s c o m o d e l d o m i n i o e x c l u s i v o d e la a p r e c i a c i ó n i n d i ­
vidual de sus m i e m b r o s y rehusa toda apreciación dogmática."
E n el C o n g r e s o M a s ó n i c o I n t e r n a c i o n a l de 1889 s e p r e s e n t a u n i n ­
f o r m e c o n e s t e t í t u l o : " L a c o n s t i t u c i ó n del G.-. O.-, de F r a n c i a y la
l i b e r t a d d e c o n c i e n c i a " , e n q u e s e p r e c o n i z a b a la r e f o r m a d e 1877, q u e
h a h e c h o d e t o d o s l o s t e m p l o s m a s ó n i c o s " e l s e g u r o a s i l o d e la t o l e ­
r a n c i a y de la l i b e r t a d " ; y F o n t a i n a s s e c o n g r a t u l a b a d e q u e s e c o n ­
s a g r a r a " e s t a d i s p o s i c i ó n , q u e e s la m a n i f i e s t a c i ó n m á s a l t a d e l r e s ­
p e t o a la l i b e r t a d d e c o n c i e n c i a " .
E n u n b a n q u e t e al h.-. D e s m o n s , " c o n o c a s i ó n d e l c u a r e n t a a n i v e r ­
s a r i o d e s u s a c t i v i d a d e s m a s ó n i c a s " , el h.-. B o u v r e t , V,-. d e la L o g . - .
" L o s a m i g o s t r i u n f a n t e s " , c e l e b r a n d o l o s s e r v i c i o s h e c h o s a la c a u s a
m a s ó n i c a p o r D e s m o n s , r e c o r d a b a "la g r a n r e f o r m a l l e v a d a a c a b o p o r
la m a s o n e r í a f r a n c e s a ; m e r e f i e r o a la s u p r e s i ó n de la f ó r m u l a A . - . L . - .
G.-. D . - . G.'. A . : . D . - . U . ' . , esta barrera dogmática elevada en los
umbrales de la masoneria". " L a masoneria debe volar m a j e s t u o s a m e n ­
te y colocarse por sobre todas las Iglesias, por sobre t o d o s los conci­
lios, por sobre t o d o s los s í n o d o s . "
A c o n s e c u e n c i a del acuerdo t o m a d o en 1877 por la m a s o n e r í a f r a n c e s a
el Oriente de D u b l í n rompió relaciones con el G.-. O.-, de Francia, o r d e n a n d o
que se cerraran las puertas a l o s m a s o n e s procedentes de él. El h.-. E d w a r d
B o r o u g h declaró renunciar a s u título de garante de a m i s t a d del G.-. O.', d e
F. •. cerca de la G. '. L. •. de Irlanda. El G. •. O. •. de F r a n c i a protestó de n o
h a b e r q u e r i d o h a c e r d e c l a r a c i o n e s d e a t e í s m o . A la ruptura d e I r l a n d a si­
g u i ó la del S u p r e m o C o n s e j o de Inglaterra y G.-. L . : . de E s c o c i a .
E l i l u s t r e h.-. A l b e r t o P i k e , s o b e r a n o G r a n C o m e n d a d o r d e l S u p r e ­
m o C o n s e j o d e la j u r i s d i c c i ó n m e r i d i o n a l d e E . U . , d e c l a r a b a en u n a
c a r t a c i r c u l a r , "a p a r t i r de e s t e día, n o a d m i t i r m á s c o m o v i s i t a d o r e s
a l o s q u e v i v a n b a j o la o b e d i e n c i a d e l G.-. O.-, d e F.-.; n o d e b e r é i s
s e n t a r o s c o n e l l o s e n l a s L L . - . a z u l e s , ni v i s i t a r e n n i n g ú n p a í s l a s
L L . - . s i m b ó l i c a s , ni n i n g ú n o t r o C u e r p o m a s ó n i c o d e s u o b e d i e n c i a ,
h a s t a n u e v a o r d e n del S u p r e m o C o r ' s e j o " .
E n v a n o e s q u e e n 1897 el h.-. D e s m o n s a f i r m e q u e l a m a s o n e r í a
" n o t i e n e o t r o o b j e t o q u e p r o c l a m a r la l i b e r t a d a b s o l u t a d e c o n c i e n c i a " ,

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p u e s q u e " l a m a s o n e r í a n o e s d e í s t a , n i a t e a , ni s i q u i e r a p o s i t i v i s t a " ; q u e
m o d i f i c a n d o s u a r t í c u l o d e s u s E s t a t u t o s , el G.-. O.-, d e F . - . " n o h a
q u e r i d o h a c e r p r o f e s i ó n d e a t e í s m o , ni d e m a t e r i a l i s m o , c o m o p a r e c e
que se cree". L a s decisiones de ruptura s o n r i g u r o s a m e n t e aplicadas.
E n 1886 s e a n u n c i a l a f u n d a c i ó n e n L o n d r e s , b a j o l a o b e d i e n c i a d e
la G.-. L . - . d e I n g l a t e r r a , d e u n a L.-. d e m a s o n e s f r a n c e s e s , q u e p r o -
c l a m a l a c r e e n c i a e n el G.-. A . - . D . - . U.-., p u e s " d e s d e s u s o r í g e n e s l a f e
e n e l G.-. A.-. D . - . U . - . e s l a b a s e d e l a i n s t i t u c i ó n " , y " F r a n c i a , al n o
exigir e s t a ley, da p r u e b a s d e herejía m a s ó n i c a y s e sale d e la familia
universal masónica".
L o s m i s m o s m a s o n e s f r a n c e s e s q u e c o n s e r v a b a n su fe deísta p r o t e s -
tan e n t r i s t e c i d o s del v o t o d a d o e n el C o n v e n t o d e 1877. E s p e c i a l m e n t e
"La C a d e n a de U n i ó n " , ó r g a n o d i r i g i d o p o r H u b e r t , n o c e s a d e p r o t e s -
tar de e s t a s rupturas.
E n el C o n v e n t o d e 1896 h a y q u i e n l a m e n t a — u n h e r m a n o d e M a r s e -
lla, d e la L o g . - . " F a r o d e l R e n a c i m i e n t o " — q u e s e h a y a r o t o c o n I n g l a -
terra a causa de "una cuestión dogmática".
E l G.-. O.-, d e F.-. s e d i r i g e e n t o n c e s a l a G . i L . - . d e I n g l a t e r r a
p r o t e s t a n d o del " o s t r a c i s m o que hiere a l o s m a s o n e s franceses", p u e s
nunca quisieron "hacer profesión de ateísmo". La respuesta inglesa fué:
" E x a m i n a d a f u é p o r S u A l t e z a R e a l la c o m u n i c a c i ó n d e v u e s t r o G.-. O.-,
s o b r e e s t e i m p o r t a n t e a s u n t o , c o n la e s p e r a n z a s i n c e r a d e c o m p r o b a r
que ese distinguido cuerpo m a s ó n i c o haya restablecido en su consti-
t u c i ó n l a a n t i g u a y " e s e n c i a l d i v i s a d e l a O r d e n " . . . L a G.-. L . - . d e I n -
g l a t e r r a n o h a s u p u e s t o j a m á s q u e el G.-. O.-, h a y a q u e r i d o h a c e r p r o -
f e s i ó n f o r m a l d e a t e í s m o o d e m a t e r i a l i s m o ; p e r o la G.-. L.-. d e I n g l a -
t e r r a s o s t i e n e y h a s o s t e n i d o s i e m p r e q u e la c r e e n c i a e n D i o s e s l a
primera actitud de toda verdadera y auténtica masonería, y que desapa-
r e c i d a e s a c r e e n c i a , p r o f e s a d a c o m o el p r i n c i p i o e s e n c i a l d e s u e x i s t e n -
cia, n i n g u n a a s o c i a c i ó n p u e d e r e c l a m a r la h e r e n c i a d e las t r a d i c i o n e s
y d e l a s p r á c t i c a s d e la a n t i g u a y p u r a m a s o n e r í a " . Y d e s p u é s d e a ñ a -
dir q u e " l a G.-. L.-. v e r í a c o n s a t i s f a c c i ó n el r e s t a b l e c i m i e n t o d e e s t e
a n t i g u o " L a n d m a r k " — d i v i s a — e n l o s E s t a t u t o s d e l G.-. O.-., p a r a r e -
novar c o n él las cordiales y fraternales relaciones", termina así la
carta:
" E n l a s c i r c u n s t a n c i a s a c t u a l e s , S . A . R. e l P r í n c i p e d e G a l e s , c o m o
Gr.-. M.-. d e l a G.-. L.-. d e I n g l a t e r r a , n o p u e d e r e c t i f i c a r s u d e c i s i ó n
a n t e r i o r , a s o c i á n d o s e a s í a l a d e s t r u c c i ó n d e l p r i n c i p i o q u e l a G.-. L.-. d e
I n g l a t e r r a h a c o n s i d e r a d o d e s d e t i e m p o i n m e m o r i a l c o m o la c o n d i c i ó n
primera de su existencia masónica."
L a respuesta era categórica.
E n 1899, c o n o c a s i ó n d e l C o n g r e s o M a s ó n i c o I n t e r n a c i o n a l c o n v o -
c a d o e n P a r í s p o r e l G.-. O.-., s e i n t e n t ó u n n u e v o e s f u e r z o . F u é i n v i -
t a d a m u y e s p e c i a l m e n t e l a G.-. L.-. d e I n g l a t e r r a , p a r a " v e r d e d i s i p a r
t o d a m a l a i n t e l i g e n c i a r e t r o s p e c t i v a " . N o a c u d i e r o n ni I n g l a t e r r a n i
E s t a d o s U n i d o s . E n u n d i s c u r s o p r o n u n c i a d o p o r u n h.-. s e d e c í a : " N o
e s e x a c t o q u e n u e s t r a m a s o n e r í a h a y a r e p u d i a d o el d e í s m o , r e e m p l a -
z á n d o l o por u n a d o c t r i n a n u e v a . " " O l v i d a n d o — d e c í a o t r o — q u e l a f ó r m u -
l a oficial d e t o d o s l o s m a s o n e s d e l g l o b o — e s d e c i r , d e m á s d e 2.000.000
— e n F r a n c i a n o s o m o s m á s que 20.000—nuestra m a s o n e r í a v a d e r e c h a al

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242 LATOMÌA I

j
culto del a t e i s m o y del materialismo, culto m á s intolerante que l o s |
c u l t o s r e l i g i o s o s . " L a t o l e r a n c i a , tal c o m o n o s o t r o s la e n t e n d e m o s
•—^añadía o t r o h . - . — c o n d u c e al o d i o d e t o d a r e l i g i ó n y e s p e c i a l m e n t e d e
l a c a t ó l i c a , a n a t e m a t i z a d a p o r la m a s o n e r í a . L a d i s t a n c i a e n t r e c a t o l i -
c i s m o y c l e r i c a l i s m o e s p u r a m e n t e oficial, sutil, para l a s n e c e s i d a d e s de
la tribuna; p e r o aquí, en logia, d i g a m o s la v e r d a d : c a t o l i c i s m o y cleri-
c a l i s m o s o n la m i s m a c o s a .
9.—La idea de Dios y la tesis racionalista.

S é a n o s p e r m i t i d o i n t e r r u m p i r la p r o s c r i p c i ó n e n q u e s e h a t e n i d o
en los ú l t i m o s t i e m p o s e s t e v e n e r a b l e tema, entre las ordinarias que-
r e l l a s de l o s filósofos. S e r í a o c i o s o r e c o n o c e r q u e el p r o b l e m a d e la
a f i r m a c i ó n de la e x i s t e n c i a de D i o s r e s p o n d e a u n c o n j u n t o e x t r e m a d a -
m e n t e c o m p l e j o de p r e o c u p a c i o n e s h u m a n a s del orden intelectual, m o -
ral, s o c i a l y e s t é t i c o . S e p u e d e p e n s a r e n u n D i o s c a u s a p r i m e r a y t é r -
m i n o d e f i n i t i v o , p r i n c i p i o y fin de l a s c o s a s , g a r a n t í a de l o s v a l o r e s q u e
h a c e n la v i d a d i g n a d e s e r v i v i d a , p a d r e d e l a s c r i a t u r a s y r e g u l a d o r
s u p r e m o del o r d e n m o r a l ; s e p u e d e c o n s i d e r a r e s t a i d e a c o m o u n a s í n -
t e s i s arbitraria, c o n f u s a e i n c o h e r e n t e d e n o c i o n e s i n c o m p a t i b l e s y
de aspiraciones inconciliables; se pueda aun pensar que esa idea sea un
m o n s t r u o l ó g i c o o u n a v a n a q u i m e r a d e la i m a g i n a c i ó n ; l o q u e n o s e
p u e d e e s a d m i t i r q u e t o d o s l o s e n i g m a s q u e la i d e a d e D i o s s e p r o p o n e
r e s o l v e r n o c o n s t i t u y a n m á s q u e f a l s o s p r o b l e m a s , de q u e la s a b i d u r í a
h u m a n a deba desinteresarse, o sobre los que n o valga la pena filosofar.
E s t e s e r a b s o l u t o , " e n s r e a l i s s i m u n " , d e l q u e la o n t o l o g i a c l á s i c a
h a p r e t e n d i d o d e d u c i r la e x i s t e n c i a p o r l o s r e c u r s o s d e l r a z o n a m i e n t o ,
sigue siendo un p r o b l e m a transcendente, aun prescindiendo de consi-
d e r a r la t e s i s i d e a l i s t a c o m o la ú n i c a v á l i d a . P o r q u e el i d e a l i s m o a b a r c a
l o m i s m o la p o s i c i ó n d e B e r k e l e y , q u e d i s t i n g u í a , c o m o b u e n c r i s t i a n o ,
l a s i n t e l i g e n c i a s p a r t i c u l a r e s de la i n t e l i g e n c i a d i v i n a , q u e la de S c h o -
p e n h a u e r , q u e n o v e i a e n el c o n c e o t o m á s q u e u n p á l i d o e x t r a c t o d e
la r e p r e s e n t a c i ó n . " L a s c o s a s n o s o n s i n o p o r q u e el p e n s a m i e n t o e s " ,
dicen otros idealistas. E l idealismo no puede prescindir de lo a b s o l u t o
del p e n s a m i e n t o . D e e s a m a n e r a la ú n i c a p r u e b a d e c i s i v a de la e x i s -
t e n c i a d e D i o s e s la p r e s e n t i d a p o r A r i s t ó t e l e s y la q u e S a n A n s e l m o
y D e s c a r t e s t r a t a r o n e n el l e n g u a j e d o g m á t i c o d e s u t i e m p o ; e n u n a
p a l a b r a , la p r u e b a o n t o l ò g i c a .
N a t u r a l m e n t e la posición del idealismo puro es de una extraordina-
ria s o l i d e z . E s u n a f o r t a l e z a i n e x p u g n a b l e .
C u a n d o s e afirma que t o d o p e n s a m i e n t o particular es un m o m e n t o
del p e n s a m i e n t o eterno, el reflejo de un p e n s a m i e n t o omnipresente se afirma
a D i o s , pues que t o d o tiende a lo absoluto.
N o e s p r e c i s o e x p l i c a r , ni m e n o s d e m o s t r a r c o n r e m i n i s c e n c i a s k a n -
t i a n a s , q u e h a y t a n t a c a n t i d a d de ser en d i e z d u r o s i m a g i n a r i o s c o m o
en diez duros reales, pues que los atiibutos s o n los m i s m o s . P e r o es
q u e la e x i s t e n c i a n o e s ú n a t r i b u t o , ni u n a " p e r f e c c i ó n " ; e s u n a " p o s i -
c i ó n a b s o l u t a " . D e la m i s m a m a n e r a q u e e l p e n s a m i e n t o d e D i o s n o
e s D i o s m i s m o . E l a t e o p i e n s a e n D i o s y l o n i e g a a la v e z . Y a P l a t ó n
había e n t r e v i s t o c o n profundidad que el m u n d o inteligible e s t á c o n -

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finado, p o r n o s e s a b e q u é d e o s c u r o y o p a c o , i n a c c e s i b l e a l a i n t e l i g e n -
c i a . Q u e la r e p r e s e n t a c i ó n d e l m u n d o c o n s t i t u y a el m u n d o , t a l c o m o y o
m e l o r e p r e s e n t o , e s u n a p r o p o s i c i ó n s o f i s t i c a ; el m u n d o e s m i r e p r e -
s e n t a c i ó n , es decir, en m i r e p r e s e n t a c i ó n es el m u n d o m i s m o . P e r o e s
p r e c i s a m e n t e e s t a c o e x t e n s i ó n de m i r e p r e s e n t a c i ó n del m u n d o , y el m u n -
d o m i s m o , l o q u e c o n s t i t u y e el p r o b l e m a , y e s a t e s i s n o e s m á s q u e e l
enunciado verbal de la que precisamente hay que establecer.
El único pensamiento de que y o t e n g o conciencia es mi propio pen-
s a m i e n t o . A h o r a b i e n , d u r a n t e el s u e ñ o , el d e s v a n e c i m i e n t o o la l e t a r -
g i a , el p e n s a m i e n t o s e s u s p e n d e . U n c a m i n o d e p e n s a m i e n t o h a c i a D i o s
p r e s c i n d i e n d o de las d e m o s t r a c i o n e s discursivas vale c o m o sustituir
p o r u n e s f u e r z o d e a n á l i s i s l a s c o n t r o v e r s i a s d e p u r a filosofia t e ó r i c a .
C o l o c a r s e f r e n t e a la e x i g e n c i a r e l i g i o s a d e D i o s n o e s u n a s i m p l e c u -
riosidad especulativa, s i n o una cuestión vital.
H a y en esto un problema de "voluntad profunda". E l h o m b r e es un
s e r q u e i n d a g a y q u e a s p i r a s i n fin. T e m a r c o n c i e n c i a d e e s a v o l u n t a d ,
a la v e z i n i c i a l e i n e x t i n g u i b l e , q u e c o n s t i t u y e el a l m a d e n u e s t r o s q u e -
r e r e s y d e n u e s t r o s d e s e o s , y d i s c e r n i r u n a e x i g e n c i a i n m a n e n t e a la
v i d a espiritual, u n a m o c i ó n inspiradora, es y a t e n e r u n a fe, u n a fe a u t é n -
tica. E n lo m á s p r o f u n d o de nuestra inquietud un e s f u e r z o de reflexión
s i n c e r o d e s c u b r e la f e . E s l o q u e e l a n á l i s i s d e n u e s t r a c o n c i e n c i a
n o s m u e s t r a e n l o m á s i n t i m o d e n o s o t r o s m i s m o s , é n la r a i z d e n u e s -
tra naturaleza, c o m o f u e n t e del ser e n n o s o t r o s ; e x i g e n c i a p r i m e r a y
s o b e r a n a d e r e a l i z a c i ó n a s c e n d e n t e , d e p r o g r e s o s i n fin, d e v i d a e s p i -
ritual perfecta; para decirlo de una vez, una e x i g e n c i a moral. Afirmar
l a p r i m a c í a d e la e x i g e n c i a m o r a l e s a f i r m a r a D i o s . L a a f i r m a c i ó n r e -
ligiosa supone afirmaciones preliminares: existencia de una realidad e s -
p i r i t u a l , e x i s t e n c i a d e la l i b e r t a d q u e n o p o d r í a n e g a r s e s i n n e g a r a l
m i s m o t i e m p o la f a c u l t a d d e i n v e n c i ó n d e l e s p i r i t u h u m a n o ; d i s c e r n i -
m i e n t o d e l p r o b l e m a m o r a l ; a f i r m a c i ó n d e l r e i n o d e l o s fines y d e l a
s o b r e v i v e n c i a p e r s o n a l . P o r o t r o l a d o , la h i s t o r i a n o s r e v e l a t r e s p u n t o s
p r i n c i p a l e s d e la c r e e n c i a e n D i o s : f u e n t e p o p u l a r y a n t r o p o m ò r f i c a ,
f u e n t e filosófica y f u e n t e m o r a l .

10.—El rosarlo en el Islam.

E l u s o del r o s a r i o — en árabe, "subha", y e n la t e r m i n o l o g í a á r a b e -


c r i s t i a n a , " w a r d i j j a " — c o m e n z ó e n e l s i g l o I I I d e la h é g i r a , e n t r e l o s
d i s c í p u l o s de M a h o m a . C u a n d o el califa abasida A l - H a d í — 1 6 9 - 1 7 0 de la
h é g i r a — a m o n e s t ó a su m a d r e C h e j z u r a n , para que dejara de e n t r ó m e - j
terse en los n e g o c i o s de E s t a d o , lo hizo c o n estas palabras: " N o es p r o - j
pío de las m u j e r e s c o n o c e r de l o s a s u n t o s de g o b i e r n o : o c ú p a t e d e l
r e z a r el r o s a r i o . " A c a s o e l c a l i f a n o d i j o l o q u e e l n a r r a d o r d e u n a i
é p o c a s u b s i g u i e n t e le p o n e e n l o s l a b i o s p a r a o b l i g a r a r e t r a e r s e a una"!
m u j e r á v i d a d e i n f l u e n c i a p o l í t i c a y d e i n t r i g a s a la a t m ó s f e r a m á s m o - j
d e s t a del g i n e c e o ; p e r o en t o d o c a s o n o p a r e c e - u n a n a c r o n i s m o la m e n - j
c i ó n d e l r o s a r i o , e s d e c i r , d e la " s u b h a " . i
T o d a v í a e n e l s i g l o I I I el u s o d e la " s u b h a " c o m o e l e m e n t o d e d e - í
v o c i ó n n o e s t a b a m u y e x t e n d i d o e n t r e l a s c l a s e s p o p u l a r e s , ni g o z a b a i
de la aprobación de las corporaciones t e o l ó g i c a s — K r e m e r : "Culturges- ;

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c h i c h t e des I s l a m unter d e n C h a l i f e n " ; t o m o I I , p á g . 39; y " F r a g m e n -
t a h i s t . a r a b . " ; e d . d e G o e j e , p á g . 2 8 3 — . " Ñ o p u e d o — d e c í a el p i a d o s o
a s c e t a A b u - l - K a z i m - a l - G u n e j d , m u e r t o el a ñ o 297 d e l a h é g i r a , c u a n d o
s e l e r e p r o c h a b a el u s o d e l r o s a r i o — r e n u n c i a r a u n m e d i o q u e m e s i r v e
para a c e r c a r m e a D i o s . " S e v e p o r e s t o q u e l o s partidarios del r i g o r i s m o
en la disciplina r e l i g i o s a v e í a n c o n m a l o s o j o s e s t a i n n o v a c i ó n i m p o r -
tada de fuera, patrocinada por ascetas y pietistas sin f u n d a m e n t o en
la antigua S u n n a islámica.
M á s t a r d e , c u a n d o el u s o d e l r o s a r i o h u b o c e s a d o , d e s p u é s d e p r o -
v o c a r el d e s c o n t e n t o d e l o s o r t o d o x o s , l o s p o l e m i s t a s h a b l a n d e l a s
exageraciones de este uso en la práctica. C o m o tantas otras cosas que
o r i g i n a l m e n t e n o habían sido toleradas sino bajo f o r m a de ejercicio
d e p i e d a d i n d i v i d u a l , el r o s a r i o s e i n t r o d u j o e n la v i d a r e l i g i o s a p r i v a d a ,
y h a s t a en la m e z q u i t a .
M e n c i o n e m o s a este p r o p ó s i t o u n a noticia que n o s da un autor del
s i g l o V I I de la hégira, A b u - A b d a l á h - M o h a m e d - a l - A b d a r i — m u e r t o e n
737—, llamado I b n - a l - H a g g , quien, c o m o tantos otros piadosos peregri-
n o s , se d e d i c ó a luchar c o n la p l u m a c o n t r a las n u e v a s p r á c t i c a s q u e s e
habían injertado en la vida religiosa del Islam. E n esta e m p r e s a le
h a b í a p r e c e d i d o A b ú - B a k r - a l - T a r t u s h i — m u e r t o h a c i a el 520—, c o m o eí
a n t e r i o r , o r i g i n a r i o d e l O c c i d e n t e . E n el s i g l o X o t r o e s c r i t o r , m a r r o q u í
c o m o los precedentes, Ali'b-Mejmún-al-Magribi, c o m p u s o un " E s p e j o
d e l a s c o s t u m b r e s d e l I s l a m o r i e n t a l " , e n el q u e s e flagela l a v i d a r e l i -
g i o s a d e l O r i e n t e . A l finalizar el s i g l o p a s a d o s e p u b l i c ó e n A l e j a n d r í a
el libro de A l - A b d a r i , " A l - M a d c h a l " , que c o n t i e n e noticias i n t e r e s a n -
t í s i m a s s o b r e la v i d a í n t i m a d e la s o c i e d a d i s l á m i c a , s u s s u p e r s t i c i o n e s ,
etcétera, y en c u y a p á g i n a 83 del t o m o I I — t i e n e t r e s — s e l e e : " E n t r e
l a s i n n o v a c i o n e s e s p r e c i s o h a c e r n o t a r la d e l r o s a r i o . . . E l i m á n d e l a
m e z q u i t a t i e n e el d e b e r d e s u p r i m i r s e m e j a n t e s u s o s . . . "
C u á n d o haya a p a r e c i d o el u s o del r o s a r i o e s c o s a que no puede
p r e c i s a r s e sino a p r o x i m a d a m e n t e . L o s e g u r o es que de los árabes lo
tomaron los cristianos, y que aún se perpetúa este m e d i o q u e el hijo del
califa O m a r A b d a l á h c o n d e n a b a s e v e r a m e n t e : "juharrik al-hasá bijedi-
hi" ( n o h a g a s e s o , p o r q u e e s c o s a d e S a t á n ) .

1 1 . — E l documento de Colonia.

F e t c h e r i n , m i e m b r o d e u n a l o g . - , d e B e r n a , p u b l i c ó e n 1835 u n e n -
s a y o h i s t ó r i c o s o b r e el d o c u m e n t o de Colonia, r e f u t a n d o l o s a r g u -
m e n t o s hasta entonces invocados contra su autenticidad y c o m b a t i e n d o
las dudas de los que lo rechazaban.
K l o s s , p o r el c o n t r a r i o , o b j e t a b a e n 1 8 3 9 q u e l o s a l t o s g r a d o s m a s ó -
nicos n o se conocieron hasta 1725; que no encuentra ninguno de los
diez y nueve e j e m p l a r e s del d o c u m e n t o ; que venerandus—palabra que s e
t r o p i e z a en l a i n t r o d u c c i ó n — s e habría e s c r i t o en 1 5 3 5 venerabais ; q u e la
e x p r e s i ó n papam, pontificem maximum n o la hubieran consentido M e -
l a n c h t o n y o t r o s p r o t e s t a n t e s alli p r e s e n t e s , y que n o a p a r e c e n las firmas
d e l o s r e p r e s e n t a n t e s d e las l o g i a s de E s t r a s b u r g o , Z u r i c h , U t r e c h t , etc.
B o b r i c k s u p o n e que l a tal C a r t a c o n s t i t u t i v a l a f o r j a r o n l o s j e s u í t a s
e n i 8 i 6 — d e s t a c a las p a l a b r a s congreganti, institututn, etc.—y la i m p u g n a :

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a ) , p o r q u e n o v e el m o t i v o q u e p r o v o c a r a e s t a a s a m b l e a ; b ) , p o r q u e e l
o b j e t o del d o c u m e n t o e s contradictorio c o n la forma q u e afecta, p u e s
en tanto que l o s signatarios quieren dar u n a prueba pública, h a c e n un
escrito secreto; c ) , los firmantes son extremadamente sospechosos;
d ) , H e r m a n n h u b i e r a e s c o g i d o p a r a c e l e b r a r la a s a m b l e a s u r e s i d e n -
cia de B o n n , y n o C o l o n i a , q u e le era h o s t i l ; e ) , la p a r t i c i p a c i ó n d e
M e l a n c h t o n y la d e o t r o s e s m u y d u d o s a , y f ) , e s e "patriarca" d e s i g n a
al g e n e r a l d e l o s j e s u í t a s .
Bellermann suscitó nuevas dudas, y en 1843 Gustavo Schwetschke
publicó una prueba de inautenticidad en su demostración paleogràfica
de la falsedad del d o c u m e n t o de Colonia.
N i e l a r z o b i s p o H e r m a n n ni J a c o b u s P r o e p o s i t u s r u b r i c a n e n e l d o -
c u m e n t o c o n la q u e e r a s u firma h a b i t u a l , ni l o s c a r a c t e r e s e r a n l o s
u n i v e r s a l m e n t e e m p l e a d o s — p a r a la " u " y la " v " q u e se registran n o
s e c o n o c í a n a n t e s d e la s e g u n d a m i t a d del s i g l o X V I , y la " k " falta,
s i e n d o letra q u e s e e n c u e n t r a e n t o d o s l o s alfabetos d e la E d a d
Media.

13.—Iios albigenses.

O t r a d e las m a n i f e s t a c i o n e s del m a n i q u e í s m o , d e s p u é s de la herejía


de Prisciliano, aparece en E s p a ñ a , p r o c e d e n t e d e Francia, e n el si-
g l o X I I . D o n A l o n s o de A r a g ó n , en su edicto de octubre de 1174, c o n -
dena a los valdenses que infestaban Cataluña. Favorecida, sin embargo,
p o r l o s c o n d e s d e F o i x , la s e c t a c o n t i n ú a h a s t a 1 2 5 7 . C o m o s e c o r r i e r a
a Castilla, c u e n t a u n c r o n i c ó n t o l e d a n o d e 1 2 2 3 q u e S a n F e r n a n d o " e n -
f o r c ó m u c h o s o m e s e coció m u c h o s e n calderas", seguramente valdenses
o albigenses.
D o n L u c a s d e T ú y — " D e a l t e z a v i t a , fidei q u e c o n t r a v e r s i i s a d v e r s u s
a l b i g e n s i u m errores". L i b r o I I I , cap. I X — d i c e , h a b l a n d o d e l o s albi-
g e n s e s del reino de L e ó n : " D e s p u é s d e la m u e r t e del o b i s p o d e esta
ciudad d o n R o d r i g o , h a b i e n d o discordia acerca d e la elección, se a p r o -
v e c h a r o n de e s o los herejes y afluyeron d e varias partes a la ciudad d e
L e ó n , m i r a d a e n t o n c e s c o m o c a p i t a l d e l r e i n o . P r i n c i p i a r o n p o r fingir
y propalar que se hacían milagros en un muladar o basurero, donde ha-
bía sido enterrado un hereje y un asesino, q u e habían m a t a d o a un t í o
s u y o . H a b í a cerca de aquel paraje u n a fuentecilla, d o n d e por la n o c h e
a r r o j a b a n a l g u n a s m a t e r i a s c o l o r a n t e s , d e m o d o q u e el a g u a p a r e c i e s e
sangre. Acudían de los pueblos inmediatos a ver los milagros, y a
v i s t a d e e l l o s b e b í a n d e l a g u a v a r i o s m a l v a d o s , q u e s e fingían c i e g o s ,
c o j o s , e n d e m o n i a d o s y q u e a p a r e n t a b a n q u e d a r c u r a d o s en el a c t o , r e -
p r e s e n t a n d o u n a farsa infame, pagada y e n s a y a d a p o r l o s a l b i g e n s e s . "

IS.—liOS ritos y su diversidad.

E n la M a s o n e r í a s e h a n practido u n a gran diversidad de ritos; p e r o


todos ellos pueden agruparse en tres secciones. L a primera c o m p r e n d e
los ritos de estudios filosóficos elementales, llamados también de acción
inmediata, q u e tienden a t r a n s f o r m a r la M a s o n e r í a en u n a s o c i e d a d
profana. E l rito francés m o d e r n o pudiera servir de ejemplo. L a s e -

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g u n d a abarca t o d o s l o s ritos del s i s t e m a e s c o c é s : a ) , el rito e s c o c é s
a n t i g u o y a c e p t a d o d e M o r i n , r e f o r m a d o p o r P i k e ; b ) , el r i t o e s c o -
cés a n t i g u o y aceptado de Cerneau; c ) , el rito primitivo y original de
l a f r a n c m a s o n e r í a ; d ) , el r i t o n a c i o n a l e s p a ñ o l ; e ) , el r i t o a n t i g u o y
p r i m i t i v o , y f ) , el r i t o u n i v e r s a l m i x t o . L a t e r c e r a c o m p r e n d e : a ) , e l
rito de M i z r a i m ; b), e l rito de M e m p h i s ; c ) , el rito de M i z r a i m - M e m -
p h i s ; d ) , el r i t o s w e d e m b o r g i a n o , y e ) , l a s d i v e r s a s ó r d e n e s d e I l u m i -
nados Cristianos.
E n la a c t u a l i d a d s e p r a c t i c a n e n el m u n d o 1 5 r i t o s : r i t o u n i v e r s a l ,
a z u l o s i m b ó l i c o ; r i t o d e Y o r k o d e l R e a l A r c o , filosófico; r i t o e s c o c é s
a n t i g u o y a c e p t a d o ; rito de H e r e d o m ; rito e s c o c é s a n t i g u o y reforma-
d o ; r i t o e s c o c é s filosófico; r i t o j o a n i s t a o d e Z i n n e n d o r f ; r i t o e c l é c t i c o ;
rito m o d e r n o f r a n c é s ; rito t e m p l a r i o ; rito de F e s s l e r ; rito de S c h r o e d e r ;
rito de K n i g g e ; rito de M e m p h i s - M i z r a i m , y rito d e S w e d e n b o r g .

14.—Los misterios.

L o s misterios, ¿ s o n r e s t p s de un culto anterior a la m i t o l o g í a h e l é -


nica? L o s " d i o n i s í a c o s " del A s i a M e n o r constituían una s o c i e d a d de
arquitectos e ingenieros que g o z a b a n del privilegio de construir t e m -
p l o s , estadios, etc., y tenían t o q u e s y . s i g n o s de r e c o n o c i m i e n t o . E r a
una sociedad especulativa y operativa a un tiempo. L o s asociados p o -
d í a n r e c o n o c e r s e " t a n t o e n la l u z c o m o e n l a s t i n i e b l a á " . . A p u l e y o d e -
cía en su " A p o l o g í a " : "Si entre los p r e s e n t e s hay algún iniciado en
l o s m i s m o s r i t o s q u e y o , e s c u c h a r á n l o q u e y o g u a r d o , si m e d a n el
s i g n o " . P l a u t o h a c e decir a Milfidipa en su " M i l e s G l o r i o s u s " — a c t o I V ,
e s c e n a 2 . ' — : " D a m e el s i g n o si e r e s u n o d e l o s b á q u i c o s " . C l e m e n t e d e
Alejandría llama a e s t o s m o d o s de r e c o n o c e r s e " m e d i o s de salvación".
A p u l e y o l e d i c e " m e m o r a c u l a " a la p a l a b r a d e p a s o .
C u a n d o S a l o m ó n , o b e d e c i e n d o l o s d e s i g n i o s de su padre, q u i s o le-
v a n t a r u n a c a s a d e d i c a d a a J e h o v á , p i d i ó al r e y d e T i r o a r q u i t e c t o s d i o -
nisíacos, pues sabía que abundaban en aquel país. H i r a m se los m a n d ó ,
e n t r e e l l o s u n o q u e e n el libro de l o s " R e y e s " s e llama " h i j o de u n a
v i u d a d e la tribu d e N e f t a l í y su p a d r e h a b i a s i d o d e T i r o ; trabajaba
el b r o n c e c o n i n t e l i g e n c i a y t o d a o b r a d e metal". E n el s e g u n d o libro
de las " C r ó n i c a s " se d i c e : " Y o , pues, te he e n v i a d o un h o m b r e hábil y
e n t e n d i d o q u e f u é d e H i r a m m i p a d r e . . . " A e s t e h i j o d e la v i u d a le
confió S a l o m ó n un c a r g o importantísimo... E n s e ñ a b a caridad y a m o r
f r a t e r n o . L a s E s c r i t u r a s c o n f i r m a n la l e y e n d a d e H i r a m , a u n q u e n a d a
dicen de su m u e r t e . U n m i t o n a c e s i e m p r e d e una n e c e s i d a d i n c o n s -
c i e n t e . E l d e H i r a m c o r r o b o r a n u e s t r a f e e n la r e s u r r e c c i ó n d e l o s
c u e r p o s y en la inmortalidad del alma.

15.—Las sociedades secretas en los "tres años".

P o r A l c a l á G a l i a n o — " R e c u e r d o s d e un a n c i a n o " . Madrid, 1878; p á -


g i n a s 3 6 8 - 3 7 5 — n o s e n t e r a m o s de que "sin saber qué h a c í a n las s o c i e -
d a d e s s e c r e t a s e n 1820, 2 1 y 2 2 " n o p u e d e h a c e r s e h i s t o r i a , a n o i n c u -
rrir e n g r a v e s e r r o r e s " a c h a c a n d o l o s e f e c t o s a c a u s a s o t r a s q u e l a s
verdaderas".

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S u c e d í a " q u e la c u r i o s i d a d h a c í a s e c t a r i o s a m u c h o s q u e s i n s a b e r l o
no habrían sido liberales ardorosos".
D e t e r m i n ó "la s o c i e d a d s e c r e t a " ser " g o b i e r n o o c u l t o del E s t a d o " ,
primero c o m o auxiliar y después pretendiendo dominarlo y a v e c e s con-
trariarlo. E s t a b a f o r m a d o "el g o b i e r n o o c u l t o " de " p e r s o n a j e s de tal
c u a l n o t a " . E n t r e e s t o s p e r s o n a j e s figuraba " e l c o n d e d e T o r e n o , i l u s -
t r e y a p o r m á s d e u n t í t u l o , si b i e n a la s a z ó n m e r o d i p u t a d o a C o r -
tes... E s t a b a a s i m i s m o en él d o n B a r t o l o m é Gallardo, c u y o r e n o m b r e
h a b í a l l e g a d o a s e r a l t í s i m o al t e r m i n a r l a p r i m e r a é p o c a c o n s t i t u c i o -
nal... H a s t a j u l i o d e 1 8 2 0 — é p o c a e n q u e s e a b r i e r o n l a s C o r t e s p r i m e r a s
d e l n u e v o p e r í o d o c o n s t i t u c i o n a l — n a d a h a c í a la s o c i e d a d m á s q u e e x -
t e n d e r s e s i n d i s e n t i r d e l G o b i e r n o l e g a l . . . " P e r o h a b i e n d o el M i n i s t e r i o
d i s p u e s t o la d i s o l u c i ó n d e l l l a m a d o " e j é r c i t o l i b e r t a d o r " , r e s o l v i ó la s o -
c i e d a d o p o n e r s e p o r e n t e n d e r q u e a e s a f u e r z a s e d e b í a la e x i s t e n c i a d e
la n u e v a C o n s t i t u c i ó n .
Corrió e n t o n c e s , escribe A l c a l á Galiano, c o n v a l i m i e n t o la c a l u m n i a
d e que la s o c i e d a d había f o r m a d o u n m i n i s t e r i o que p o r u n a c t o d e
v i o l e n c i a h a b í a d e s u s t i t u i r al q u e e x i s t i a . " E n el s u p u e s t o p r o y e c t o
m e tocaba ser ministro de Estado. A u n q u e contaba y o treinta y un
a ñ o s de edad y o c h o de carrera diplomática y había sido de los prin-
cipales entre los restablecedores de la Constitución, esta c a l u m n i a m e
ofendió, m á s porque parecía una burla que por lo infundada. ¡ T a n t o se
distaba e n t o n c e s de hacer las rápidas carreras que después h e m o s
visto!"
L l e v a b a " a l G o b i e r n o o c u l t o " la c u e s t i ó n d e si c o n v e n d r í a " e n t r a r
e n t r a t o s c o n la C o r t e " ; e n u n a d e e s a s p é r f i d a s m a n i o b r a s d e F e r n a n -
d o V I a p a r e c i ó c o m o q u e e r a el G o b i e r n o l i b e r a l q u i e n f o m e n t a b a l o s
a l b o r o t o s en las calles, c u a n d o la v e r d a d es "que en l o s g r o s e r o s i n -
s u l t o s h e c h o s al r e y a s u e n t r a d a e n M a d r i d y d e v u e l t a d e l R e a l S i t i o
— d e El Escorial—, sólo t o m ó parte gente soez o uno u otro loco, pero
cediendo a su propio impulso y no a dirección alguna".
P o r el m i s m o A l c a l á G a l i a n o s a b e m o s q u e d o n D o m i n g o d e T o r r e s ,
i n t e n d e n t e d e l E j é r c i t o , e x t r e m ó s i e m p r e s u c e l o e n el m a y o r l u s t r e d e
la s o c i e d a d , " c e l o q u e s e e x t e n d í a a la o b s e r v a n c i a d e l o s r i t o s e s t i m a -
d o s p o r o t r o s e n p o c o " ; q u e Gil d e la C u a d r a , m i n i s t r o d e U l t r a -
m a r , e r a " d e la s o c i e d a d s e c r e t a , a u n q u e n o d e l c u e r p o s u p r e m o d e l a
m i s m a " ; de que p e r t e n e c í a a ella t a m b i é n d o n C a y e t a n o V a l d é s , m i n i s -
t r o d e la G u e r r a , p a r i e n t e l e j a n o d e R i e g o , " h o n r a d í s i m o c a b a l l e r o , a s í
c o m o militar v a l i e n t e " ; de que A r g u e l l e s y V a l d é s n o fueron n u n c a
" h e r m a n o s m u y c e l o s o s , a u n q u e n o f u e s e n i n f i e l e s " , y , e n fin, d e q u e
e n a q u e l l a é p o c a la M a s o n e r í a e r a " u n a a s o c i a c i ó n p u r a m e n t e p o l í t i c a " .

J6.—Los liberales encarcelados al regresar el "Deseado".

L o s l i b e r a l e s e n c a r c e l a d o s e n la n o c h e d e l 10 d e m a y o d e 1 8 1 4 , p o r
orden de aquel Calígula aforrado en Tiberio que se llamaba Fernan-
do V I I , fueron los regentes A g a r y Ciscar, los ministros A l v a r e z Gue-
rra y García H e r r e r o s , el g e n e r a l V i l l a c a m p a , l o s d i p u t a d o s M u ñ o z T o -
rrero, A r g u e l l e s , M a r t í n e z de la R o s a , O l i v e r o s , C e p e r o , C a n g a A r -
guelles, Larrazábal, Villanueva, R a m o s Arispe, Calatrava, Gutiérrez de

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T e r á n , Capaz y Z u m a l a c á r r e g u i , el p o e t a Quintana, el i n m o r t a l I s i d o r o
M á i q u e z , el c o n d e d e N o b l e j a s , s u h e r m a n o d o n R a m ó n C h a v e s , el g e -
n e r a l O ' D o n o j ú , el c o m i s a r i o d e g u e r r a R u b i o , l o s t e n i e n t e s c o r o n e l e s
de Estado M a y o r M o s c o s o y Landaburu y los hermanos Escario. L o s
d i p u t a d o s Z o r r a q u i n y Garcia P a g e , sabiendo q u e l o s buscaban, p r e -
s e n t á r o n s e e s p o n t á n e a m e n t e e n l a c á r c e l , s i e n d o m á s p r e v i s o r e s el
c o n d e de T o r e n o , Caneja, Díaz del Moral, T a c ó n , R o d r i g o e Istúriz,
q u e s e s a l v a r o n f u g á n d o s e . F e U ú , B e r n a b e u y M a n i a u a u m e n t a r o n el
día I I el n ú m e r o d e l o s e n c a r c e l a d o s . E s t o p o r l o q u e t o c a a Madrid.
E n las provincias hubo también prisiones, contándose entre las vícti-
m a s d o n Juan Nicasio Gallego, arrestado en Murcia por su ultrarrealis-
ta y f u r i b u n d o o b i s p o ; T r a v e r , atraillado en V a l e n c i a ; el o i d o r D u e -
ñas, e n G r a n a d a ; el c o r o n e l G o l f í n y o t r o s , entre l o s que el s a b i o A n -
t i l l ó n , q u e e n f e r m o e n u n p u e b l o d e la c o m a r c a a r a g o n e s a f u é a r r e -
b a t a d o al l e c h o i n h u m a n a m e n t e , e x p i r a n d o e n s u t r a s l a d o a la c á r c e l
de Zaragoza.
E l p r o p i o F e r n a n d o V I I , p o r m e d i o de la llamada Junta Guberna-
tiva, falló lo q u e l o s m a g i s t r a d o s n o s e habían a t r e v i d o a dictar, i m -
p o n i e n d o a d o n A g u s t í n A r g u e l l e s o c h o años de presidio en el Fijo de
Ceuta; a Calatrava, otros tantos en Melilla; a M u ñ o z Torrero, Villa-
nueva, Cepero y Larrazábal, seis de confinamiento en c o n v e n t o s ; a
Z o r r a q u i n y a Garcia H e r r e r o s , o c h o a ñ o s d e p r e s i d i o en A l h u c e m a s , y
a M a r t í n e z de la R o s a , e n el P e ñ ó n ; a l o s castillos de P e ñ í s c o l a , Ali-
cante, B e n a s q u e y Sancti Petri, p o r el m i s m o tiempo, a C a n g a A r g u e -
lles, F e r n á n d e z G o l f í n , F e l i ú y Capaz ; a R a m o s A r i s p e , c u a t r o a ñ o s e n
la C a r t u j a d e V a l e n c i a ; a B e r n a b e u , o c h o e n l o s C a p u c h i n o s d e N o v e l -
da; a Nicasio Gallego, cuatro e n la Cartuja de Jerez, y a los demás,
multas y destierros.

17.—1» Bisbal.

L a B i s b a l — q u e h a b í a f o r m a d o e n l a s filas " d e l o s l l a m a d o s a t e o s " —


l e v a n t ó la h o r c a en la plaza de S a n A n t o n i o d e Cádiz y o r d e n ó al d u e ñ o d e l
c a f é d e A p o l o q u e t r o c a s e aquel título p o r el d e l c a f é del R e y , tras l o cual
lo e n c e r r ó e n u n c a l a b o z o y a fuerza de p e r s e g u i r l o l o g r ó q u e m u r i e s e .
P o r cierto q u e a F l ó r e z E s t r a d a s e le c o n d e n ó p o r c o n s i d e r a r l o presi-
d e n t e d e l a r e u n i ó n d e e s t e c a f é , p u e s " a u n q u e no a d m i t i ó d i c h o c a r g o ,
pudo haberlo admitido".

18.—Gronología de los G.:. M:aes.:.

H a y u n a c r o n o l o g í a de l o s Grandes M a e s t r o s de la M a s o n e r í a i n -
g l e s a q u e c o m i e n z a el a ñ o 292 c o n S a n A l b a n o , a r q u i t e c t o , s i g u e con
San Agustín, arzobispo de Canterbury—557—, Bennet de Winal—680—,
S a n S w i t h i n — 8 5 6 — , el r e y A l f r e d o — 8 7 2 — , el r e y d e M e r c i a E l d r e d
—900—, e l r e y A t h e l s t a n — 9 2 4 — , e l p r í n c i p e E d w i n — 9 2 6 — , S a n D u n s -
t a n o , a r z o b i s p o d e C a n t e r b u r y — 9 6 0 — ; el r e y E d u a r d o el C o n f e s o r
— 1 0 4 1 — , Gundolfo, obispo de Rochester—1066—; el rey Enrique I
—Iioo—, e l m a r q u é s d e P e m h b r o k e — 1 1 3 5 — , R i c a r d o C o r a z ó n d e L e ó n
— 1 1 5 4 — , P e d r o C o l e r c h u c h — 1 1 9 9 — , Guillermo A l m a i n — 1 2 1 2 — , el obis-

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p o d e W i n c h e s t e r — 1 2 1 6 — , el a r z o b i s p o d e Y o r k — 1 2 7 2 - — , el o b i s p o d e
E x e t e r — 1 3 0 7 — , el r e y E d u a r d o I I I — 1 3 2 7 — , J u a n de S p u l e s — 1 3 5 0 — ,
E n r i q u e J e v e l e — 1 3 5 7 — , el c o n d e d e S u r r e y — 1 3 9 9 — , el a r z o b i s p o d e
C a n t e r b u r y — 1 4 1 3 — , el o b i s p o de W i n c h e s t e r — 1 4 4 3 — . el r e y E n r i -
q u e V I I — 1 4 8 5 — , el a b a d d e W e s t m i n s t e r — 1 4 9 3 — , s i r R e g i n a l d o B r a y
— 1 5 0 2 — , el c a r d e n a l W o l s e y — 1 5 1 2 — , e l c o n d e d e E s s e x — 1 5 3 9 — , l o r d
A u d l e y — 1 5 4 0 — , el duque de Jomerset — 1 5 4 9 — , el obispo de Winchester
— 1 5 5 1 — . s i r T o m á s S a c k v i l l e — 1 5 6 1 — , el c o n d e d e B e d f o r d — 1 5 6 7 — , e l
c o n d e d e E f f i n g h a m — 1 5 7 9 — , el c o n d e de H u n t i n g d o n — 1 5 8 1 - — , el r e y J a c o b o I
— 1 6 0 3 — , I ñ i g o J o n e s — 1 6 0 7 — , el c o n d e d e P e m b r o k e — 1 6 1 8 — , el r e y C a r -
l o s I — 1 6 2 5 — , el c o n d e d e Derby—1630—-, el c o n d e d e A r u n d e l — 1 6 3 3 — , el
c o n d e d e B e d f o r d — 1 6 3 5 — , el r e y C a r l o s II—1660—, el c o n d e d e S a n A l b a n o
— 1 6 6 3 — , el c o n d e d e R i v e r s — 1 6 6 6 — , el c o n d e A r l i n g t o n — 1 6 7 4 — , sir C r i s t ó -
bal W r e n — 1 6 8 s — , el d u q u e d e R i c h m o n d — 1 6 9 5 — , s i r C r i s t ó b a l W r e n
—1698—. L o s d e la n u e v a m a s o n e r í a n o s son m á s c o n o c i d o s . C o m i e n z a c o n
A n t ó n S a y e r — 1 7 1 7 — y t e r m i n a c o n el d u q u e de C o n n a u g h t — 1 9 3 2 — .

19.—ba Inqnlsicl6n española y la Francmasonería.

"Los francmasones eran todavía peor vistos que los judíos—dice D e s d e -


v i s e s d u D e z e r t : Notes sivr l'inquisition espagnole au dix-huitieme siede, en
la Revue hispanique, n ú m . 20, pág. 490—, p u e s t o q u e n o se n a c í a f r a n c m a -
són ; l o eran l o s q u e q u e r í a n s e r l o , -y l o s i n q u i s i d o r e s v e í a n en e l l o s , c o n
razón, a l o s m á s b r i o s o s r e p r e s e n t a n t e s d e l e s p í r i t u filosófico y r e v o l u c i o -
nario.
L a f r a n c m a s o n e r í a h a b i a s i d o c o n d e n a d a el 28 d e abril d e 1 7 3 8 , p o r
C l e m e n t e X I I , e n l a b u l a In emittenti. D e s d e 1740, u n a o r d e n a n z a d e F e l i p e V
c o n d e n a a l o s f r a n c m a s o n e s a g a l e r a s ( i ) . E l 18 d e m a y o d e 1 7 5 1 , B e n e -
d i c t o X I V confirma las c e n s u r a s d e C l e m e n t e X I I por la bula Providas
Romanorum pontificum. E l 2 d e j u l i o del m i s m o a ñ o , F e r n a n d o V I p r o -
hibe absolutamente toda asociación masónica en España. E l funcionario a
q u i e n s e l e p r o b a r a e s t a r afiliado a u n a logia, se le privaba i g n o m i n i o s a -
m e n t e d e su e m p l e o . Novísima Recopiladón. X I I , x x i i , 2 bis.
L a s e c t a p r o h i b i d a se p r o p a g ó , sin e m b a r g o , g r a c i a s al f a v o r del c o n d e
de A r a n d a , y g a n ó a d e p t o s h a s t a e n t r e el c l e r o — H . D u m é r i l : Memorial
militaire du colonel Castellón, e n l a s M e m o r i a s d e la A c a d e m i a de T o l o s a ,
1889—. P a r a el v u l g o tenía una n o m b r a d l a d i a b ó l i c a ; se d e c í a al o i d o que
l o s d í a s d e fiesta l o s f r a n c m a s o n e s sacrificaban a u n n i ñ o : a una criatura
del Señor—véase F é e : Souvenirs de la guerre d'Espagne. P a r í s , 1856, p á -
gina 2 3 1 —
L a f r a n c m a s o n e r í a d e e n t o n c e s n o e r a , sin e m b a r g o , h o s t i l al c a t o l i c i s m o ,
p e r o la I g l e s i a v e í a u n a rival p o s i b l e e n e s t a g r a n a s o c i a c i ó n internacional, y
la c o n d e n ó .
T o m a r e m o s de l o s a r c h i v o s d e la I n q u i s i c i ó n de T o l e d o — l e g a j o l o S , n ú -
m e r o I — d o s p r o c e s o s que b a s t a r á n c o m o d e m o s t r a c i ó n d e la p r o f u n d a a n -
tipatía del S a n t o Oficio contra l o s f r a n c m a s o n e s .

(1) E n otro l u g a r c r e e m o s h a b e r d e m o s t r a d o q u e e s a a f i r m a c i ó n p e c a d e
l i e e r a . por l o s q u e l a h i c i e r o n s i n m a y o r e s c o m p r o b a c i o n e s , y a q u e por n i n -
c u n a d e l a s c o l e c c i o n e s l e g i s l a t i v a s s e h a podido h a l l a r la t a l o r d e n a n z a ;
a s e v e r a c i ó n de u n h i s t o r i a d o r p o c o c o n c i e n z u d o , a q u i e n s i g u i e r o n o t r o s n o
iriá.B e s c r u p u l o s o s .

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El IQ de abril de 1746, d o n J o a q u í n P a r e j a , s a c e r d o t e , de v e i n t i s i e t e a ñ o s ,
d e p o n e que h a b i e n d o p a r t i d o para Italia, c o n el s e r e n í s i m o infante d o n F e l i -
pe, se d e t u v o a l g u n o s m e s e s en A n t i b e s , d o n d e entabló a m i s t a d c o n un
a y u d a de c á m a r a de d o n Z e n ó n de S o m o d e v i l l a , m a r q u é s de la E n s e n a d a .
Q u e se p a s e a b a c o n f r e c u e n c i a con el d i c h o c r i a d o , quien le m o s t r ó l o s
t r a j e s de gala d e su a m o y le h a b l ó de P a r í s y d e l o s f r a n c m a s o n e s . E s t o s
h o m b r e s "se r e c o n o c í a n s i n j a m á s ser v i s t o s y en m e d i o d e las a s a m b l e a s
m á s n u m e r o s a s " . D o n J o a q u í n , m u y i n t r i g a d o , p r o c u r ó saber m á s , p e r o el
a y u d a de c á m a r a h u b o de r e s p o n d e r l e "que la f r a n c m a s o n e r í a e r a a l g o tan
m a r a v i l l o s o que n o p o d í a c o m u n i c a r s e sino a l o s q u e y a eran s e c u a c e s
de ella". E l c r e y ó durante l a r g o t i e m p o que se trataba d e una c o f r a d í a aná-
l o g a a l a s de E s p a ñ a , p e r o su tío f r a y A l o n s o de S a n t o T o m á s le h a i n s -
t r u i d o d e que la m a s o n e r í a es una secta infernal, que el P a p a acababa d e
condenar, y e n t o n c e s él d e n u n c i ó c o m o f r a n c m a s ó n al d i c h o a y u d a de c á -
m a r a A n t o n i o de R o s i l i n y al t e n i e n t e c o r o n e l B a n e c .
C o m e n z ó la Inquisición, tras la d e n u n c i a d e P a r e j a , sus investigaciones,
s u s p e n d i é n d o l a s el 8 d e e n e r o d e 1748, p o r q u e n a d a se e n c o n t r ó contra lof
i n c u l p a d o s en l o s r e g i s t r o s del S a n t o Oficio ; p e r o el 1 5 de d i c i e m b r e de
1 7 5 1 , la I n q u i s i c i ó n de T o l e d o a d v i r t i ó a la de M a d r i d de que R o s i l i n h a -
bitaba en la corte y le invitaba a p r o s e g u i r s u p r o c e s o , así c o m o el d e l c o -
ronel B a n e c .
L a otra c a u s a sobre m a s o n e r í a en E s p a ñ a ( i ) p r o p o r c i o n a d e t a l l e s m á s
circunstanciados.
E n 1 8 1 1 , d u r a n t e la o c u p a c i ó n f r a n c e s a , u n g a n a d e r o , d o n P e d r o A l e a n - i
tara d e la L l a v e , f u é p r e s o en T a l a v e r a por n e g a r s e a pagar l o s i m p u e s - |
t o s . U n oficial f r a n c é s l l a m a d o D u v a l , que se h a b í a a l o j a d o en su casa, h i z o |
c u a n t o p u d o p a r a o b t e n e r su libertad, y le a c o n s e j ó que para e v i t a r e n ]
adelante toda molestia se hiciera francmasón. D o n P e d r o aceptó; pero^
c o m o en 1 8 1 5 las c o s a s h a b í a n c a m b i a d o , v i n o él m i s m o e s p o n t á n e a m e n t e
a contarle las c e r e m o n i a s d e la iniciación al S a n t o Oficio, r e e s t a b l e c i d o .
L a s c u e s t i o n e s q u e le p u s i e r o n n o tenían n a d a d e d i a b ó l i c a s : "¿ Q u é d e b e
e l h o m b r e a D i o s ? A d o r a c i ó n , p u e s t o q u e e s el S e r S u p r e m o , o b e d e c i e n d o
l a s l e y e s q u e se ha d i g n a d o c o m u n i c a r n o s p o r m e d i o d e N u e s t r a S a n t a M a -
d r e I g l e s i a . ¿ Q u é d e b e el h o m b r e a su p a t r i a ? D e f e n d e r l a h a s t a la ú l t i m a
g o t a de s a n g r e e ilustrarla c o n s u s l u c e s para a u m e n t a r su p r o s p e r i d a d .
¿ Q u é s e d e b e el h o m b r e a sí m i s m o ? A s e g u r a r s e s u b i e n e s t a r p o r m e d i o s
lícitos, y la v i d a d e su alma, que e s la salud." P e d r o t e r m i n ó este e x a m e n
por u n a p r o f e s i ó n d e f e católica.
S e le p u s o u n a v e n d a e n l o s o j o s , y su padrino, t o m á n d o l e por el b r a z o ,
l o l l e v ó h a s t a u n a p u e r t a t r a s d e la q u e P e d r o o y e g e n t e s que hablaban.
L a p u e r t a se abrió c o n g r a n e s t r é p i t o , y se le p r e g u n t ó a P e d r o quién l o
a p a d r i n a b a ; él n o m b r ó al oficial que lo a c o m p a ñ a b a : " ¡ C r e p i n ! " S e le r e s -
p o n d i ó c o n g r a n d e s r i s o t a d a s que n o c o n o c í a n a Crepin, y que éste d e b í a ser
a l g ú n tunante. U n a v o z . s e o y e : " P a r a s e r m a s ó n s e n e c e s i t a ser v i r t u o s o ,
y y o h e o i d o decir que s o i s un h o m b r e m a l a f a m a d o , que h a c e d e s g r a c i a d a
a su esposa".

(1) Desdevises du Dezert supone que no hay más que las dos que él
registra. Hay muchas más. Bastaría citar la de Mr. Tournon, el "hebillero
francés", que tanto citan los historiadores masónicos, tomándola de Lio.-
rente.

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P e d r o r e s p o n d i ó q u e tal e s p e c i e e r a f a l s a y q u e s ó l o quería v i v i r tran-
qiúlo. S e l e p r e g u n t ó l o q u e d e s e a b a . S u p a d r i n o r e s p o n d i ó p o r é l : " V e r la
luz". S e le quitó l a v e n d a d e l o s o j o s , e n c o n t r á n d o s e e n m e d i o d e cinco
e s p a d a s d e s n u d a s f r e n t e a s u s o j o s , a s u p e c h o y p o r s o b r e la cabeza. S e
le d i j o q u e ellas r e p r e s e n t a b a n la v e n g a n z a q u e le a m e n a z a b a d e r e v e l a r
t o d o a q u e l l o d e q u e e r a t e s t i g o . O y ó e n t o n c e s u n a bella m ú s i c a d e flauta
y clarinete y s e le e x p l i c a q u e ella r e p r e s e n t a b a l a s a l e g r í a s d e l a d e p t o
d i s c r e t o . Q u e d ó a s í d u r a n t e a l g u n o s m i n u t o s ; d e s p u é s se le c o n d u j o a la
m e s a d e l p r e s i d e n t e , q u i e n le dio la p r i m e r a palabra d e p a s o y le e n s e ñ ó
a estrechar la mano masónicamente: "Sois francmasón, le dijo, sin cesar
p o r e s t o d e s e r c a t ó l i c o y español". S e le a d m i t i ó d e s d e e n t o n c e s a la s e -
s i ó n q u e s e celebraba, p e r o c o m o hablaban e n f r a n c é s n o s e e n t e r ó d e n a d a .
L a sesión terminó, y c o m o P e d r o n o ha vuelto nunca a esas asambleas, es
t o d o lo q u e sabe d e m a s o n e r í a .
P i d i ó l u e g o al T r i b u n a l q u e t u v i e s e c o n él p i e d a d y m i s e r i c o r d i a , r e c o -
n o c i e n d o su c r i m e n , que d e t e s t a b a m i l y m i l v e c e s , y para t e s t i m o n i a r s u
buena voluntad se ofreció a denunciar a t o d o s l o s m a s o n e s que conocía,
comenzando por hacerlo c o n su vecino, d o n N i c o l á s Aguilar.
F u é a b s u e l t o , si b i e n u n o d e l o s i n q u i s i d o r e s le h i z o o b s e r v a r q u e h a b í a
t a r d a d o m u c h o e n d e n u n c i a r s e a sí m i s m o . . . S e le i m p u s i e r o n , a c a s o p o r
e s o , a l g u n a s p e n i t e n c i a s leves..." ( l ) .

(1) Inquis. de Toledo, Legajo 108, número 2. La versión de don Pedro


se acerca un poco a la verdad, aunque faltan detalles de importancia. Pero
para lo que se acostumbra, no hay más remedio que convenir en que está i
bastante cerca de lo que es una iniciación. Galdós, en El Aiidaz~r>éiK 184— i
habla de unos papeles "que ligan este crimen con los de una Sociedad dé i
francmasones que tiene asiento en aquella ciudad—se refiere a Toledo—vi
que se habia descubierto también estos días". De 1792 a 1814, la Inauisición '
sólo quemó a un reo, y éste en efigie. Esto que apunta Galdós, y que no
es del todo exacto, lo a m p l i a — A u d a z , pág. 147—diciendo que para, fines
del X V I I I y comienzos del x i x "la Inquisición había perdido la horrible
majestad de anteriores siglos; ya la costumbre, si no la l e y , había suprimi-
do las ejecuciones en gran escala, dejando sólo en toda su fuerza las con-
denas de levi, ad cautelam y otras en que por delito de herejía, de filosofía
de jansenismo o de francmasonería s e encarcelaba a la gente". '

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NOTAS BREVES I
U n o d e l o s m a s o n e s m á s f a m o s o s e n s u t i e m p o , V e n e r a b l e d e la
l o g i a " O e l z w e i g " , de B r e m e n , fué el O b i s p o D r a e s e k e . S u s contribu- j
c i o n e s a la l i t e r a t u r a m a s ó n i c a f u e r o n p u b l i c a d a s p o r M ü U e r e n i86s, '
b a j o el título de " B i s h o p D r a e s e k e a s a m a s o n " .

***
E l c a p i t á n D r e y f u s , q u e t a n t o a g i t ó l o s e s p í r i t u s e n la F r a n c i a d e
l o s finales del s i g l o pasado, con s u inicuo p r o c e s o , era m a s ó n del
g r a d o 32.
* * *
H a y una ópera cómica intitulada "Cagliostro o los iluminados",
que hacia 1810 c o m p u s i e r o n D u p a t y y Reveroi de Saint-Cyr. E n 1818
D u p a t y publicó una obra masónica, " L a H a r m o n í a " , m u y leída en su
tiempo.
***
E n e l E c u a d o r f u é e s t a b l e c i d a l a m a s o n e r í a e n 1857, a u s p i c i a d a p o r
el G r a n O r i e n t e del P e r ú .

¿ A q u é e d a d s e p u e d e i n g r e s a r en la M a s o n e r í a ? L o s v i e j o s r e g l a -
m e n t o s e s t a b l e c í a n la d e v e i n t i ú n a ñ o s , q u e e s la q u e e n g e n e r a l s e
e x i g e , salvo en P r u s i a y en H a n n o v e r , que necesitaba el candidato tener
los veinticinco.
***
L a s e d a d e s m a s ó n i c a s n o s o n u n p r o d u c t o d e la a r b i t r a r i e d a d ; s e
relacionan c o n el valor esotérico de los n ú m e r o s . A s i el del apren-
d i z — e l 3—es s í m b o l o de p a z , el n ú m e r o d e la a r m o n í a p e r f e c t a e n e l
s i s t e m a pitagórico ; e l del c o m p a ñ e r o — 5 — a l e g o r i z a la v i d a activa, la unión
del p r i n c i p i o f e m e n i n o — 2 — c o n el m a s c u l i n o — 3 — ; el del M a e s t r o — 7 —
s e c o n s i d e r a el n ú m e r o de la p e r f e c c i ó n a q u e d e b e l l e g a r s e e n e s e
grado.
* «*
L a M a s o n e r í a d e b e j a c t a r s e de r e c o r d a r s i e m p r e a l o s hh.-. q u e la
honraron, no por vanidad indisculpable, sino porque alabar a los d e m á s
e s u n a c t o d e h u m i l d a d , e s o l v i d a r s e un p o c o d e sí m i s m o .

** *
H a c i a 1773 s e i n t e n t ó e s t a b l e c e r e n L i e j a el r i t o l l a m a d o d e E n o c h ,
con cuatro g r a d o s : aprendiz, compañero, m a e s t r o y arquitecto; pero
hizo muy escasos progresos.
«. « «

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L a h i s t o r i a d e 1820 a 1823 e s l a h i s t o r i a d e l a m a s o n e r í a e s p a ñ o l a
e n e s e trienio. A b o l i ó la r e v o l u c i ó n t r i u n f a n t e la I n q u i s i c i ó n , el V o t o
d e S a n t i a g o , p r o h i b i ó p r o f e s a r e n la C o m p a ñ í a de J e s ú s , a c o r d ó q u e el
T e s o r o p ú b l i c o a d m i n i s t r a s e las t e m p o r a l i d a d e s de l o s jesuítas, m a n d ó
q u e l o s e s t a b l e c i m i e n t o s d e e n s e ñ a n z a v o l v i e r a n al E s t a d o , e t c . , e t c .

* • *

E l execrable m a s ó n Recarte tenía a Fernando V I I al c o r r i e n t e de


c u a n t o se tramaba en las logias.

***
P o r real c é d u l a de g de o c t u b r e de 1824 se p r e v i e n e que " l o s m a -
sones, comuneros y otros sectarios, a que debe considerarse c o m o ene-
m i g o s d e l a l t a r y d e l t r o n o , q u e d a r á n s u j e t o s a la p e n a d e m u e r t e
y c o n f i s c a c i ó n d e b i e n e s p a r a la C á m a r a d e S. M . " , y q u e l o s p r o c e -
s o s s e s u s t a n c i a r á n e n el t é r m i n o d e t r e s d í a s .

* *«
E n 1 8 3 0 L u i s F e l i p e p r o t e g i ó u n a r e v o l u c i ó n e n E s p a ñ a d e la q u e
eran alma m a s o n e s de tan distintas tendencias tales c o m o los genera-
les Alava, V a l d é s , Villalba, Mina, Palarea, R o t t e n , Espinosa, Zaldívar,
Quiroga, Butrón, Barcena, D é Pablo, Gurrea, Plasencia, M é n d e z V i g o ,
San Miguel (Evaristo), Mancha, Morillo, Ballesteros, Baiges, Belle, Mi-
l á n s d e l B o s c h ; l o s e x m i n i s t r o s C a l a t r a v a , A r g u e l l e s , M a r t í n e z d e la
Rosa, T o r e n o , Pontejos, Capaz, Gaseo y Navarro; los ex diputados
Cuadra, R i e l l o , A l c a l á Galiano, Salva, Gil O r d u ñ a , V e g a , P é r e z R i c o ,
Arréjula, Bustos, Felle, Campo, Romero Alpuente, Flores Estrada y el
c o n d e d e A l m o d ó v a r ; e l d u q u e d e S a n L o r e n z o , el P . N e b o t , e l P . V i -
llanueva, el c a n ó n i g o R i e g o y mil m á s .

* • •

P o r no haber fusilado con Torrijos más que a 52, ¡la "Gaceta"


c o m p a r ó a F e r n a n d o V I I , el C l e m e n t e , c o n Tito!

***
L a m u e r t e d e l m i s e r a b l e F e r n a n d o V I I d e v o l v i ó a la m a s o n e r í a a
los emigrados Calvo Mateo, R o m e r o Alpuente, Aviraneta, Olavarría,
F l o r e s E s t r a d a , García H e r r e r o s , d u q u e de R i v a s , E v a r i s t o S a n M i g u e l
y J e r ó n i m o V a l d é s . E l d u q u e de R i v a s , tan p r o n t o se abrió el E s t a -
m e n t o d e p r o c e r e s , l e v a n t ó b a n d e r a l i b e r a l , e n c a r e c i e n d o la n e c e s i d a d
d e l e y e s a c u a l m á s r a d i c a l e s , y e n el d e P r o c u r a d o r e s , e l m a s ó n d o n
J o a q u í n M a r í a L ó p e z d e f e n d í a el p r o g r a m a d o c e a ñ i s t a . L o s liberales
d i e r o n la b a t a l l a c o n u n a p r o p o s i c i ó n q u e s e l l a m ó " T a b l a d e d e r e c h o s
fundamentales", suscrita, entre otros, por los m a s o n e s A n t o n i o G o n -
z á l e z , c o n d e d e las N a v a s , F e r m í n Caballero, T e l e s f o r o d e T r u e b a , J o s é

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M a r í a L ó p e z , J o s é L l a n o s y J o s é V i l l a n u e v a . S e a p r o b ó p o r 72 v o t o s
c o n t r a 38.
D e l M i n i s t e r i o M a r t í n e z d e la R o s a f o r m a r o n p a r t e l o s m a s o n e s
B u r g o s , V a l d é s y T o r e n o , y del Gabinete T o r e n o , A l v a r e z Guerra,
Alava y Mendizábal.

E n u n m o t í n d e B a r c e l o n a f u é c o b a r d e m e n t e a s e s i n a d o el v a l e r o s o
y leal m a s ó n Bassa.
***
D e l Ministerio de Mendizábal formaron parte los m a s o n e s don
M a r t i n d e l o s H e r o s , M i g u e l R i c a r d o A l a v a , G ó m e z B e c e r r a y el
conde de A l m o d ó v a r , confiriendo los cargos m á s importantes a los
también m a s o n e s general Mina y L ó p e z Bravo, brigadier S a n c h o y
coroneles Infante, Grasses, Bray, Merconchini, López Pintos—hermano
del f u s i l a d o c o n T o r r i j o s — , V a l d é s , Q u i r o g a , E s p i n o s a , O ' D a l y .

***
Con Istúriz fueron ministros los m a s o n e s Alcalá Galiano, Méndez
V i g o y duque de Rivas.

* * *
D e s p u é s d e la R e v o l u c i ó n d e L a G r a n j a p a s ó el P o d e r a m a n o s
del m a s ó n don J o s é María Calatrava, quien f o r m ó Ministerio con los
hh.-. M e n d i z á b a l , G a r c í a C a m b a , L a n d e r o , R o d i l y J o a q u í n María
López.

* * *

L a s C o n s t i t u y e n t e s d e 1 8 3 6 i n a u g u r a r o n s u s t a r e a s e l 21 d e o c t u b r e
bajo la presidencia del m a s ó n G ó m e z Becerra.

* **
L u i s C a l v o Revilla, h e r m a n o del célebre actor Rafael, fué V e n e r a -
b l e d e la l o g i a " L i b e r t a d " , q u e c e l e b r a b a s u s t e n i d a s e n l a c a l l e d e
S a n C i p r i a n o , e s q u i n a a I s a b e l la C a t ó l i c a .

* • *

"Katipunan n a n g m a n g a anag n a n g bayan", significa S u p r e m a A s o -


ciación liberal de los hijos del pueblo.

***
D o n J o s é M a l c a m p o y M o n j e , u n o d e l o s q u e e s t a b l e c i e r o n la m a -
s o n e r í a e n F i l i p i n a s , f u é d e s t i n a d o a M a n i l a el a ñ o d e 1856.

* • •

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E l p r i m e r G r a n M a e s t r e d e l a Gr.-. L o g . - , d e L u i s i a n a , establecida
e l II d e j u l i o d e 1 8 1 2 , f u é F r a n c i s c o d e B u r g o s .

***
E l m a r q u é s d e L u c h e t p u b l i c ó e n 1789, a n ó n i m a m e n t e , un ensayo
sobre la secta de los iluminados.

• • *
Dispositivo de una Logia—si e s p o s i b l e d e b e situarse e n la direc­
ción de E s t e a O e s t e :

Cste
Plataforma o altar del Venerable Maestro

Ptimei Diácono

Orador Sectetaiio

Tesorero Hoapitalario

QJ Experto
Seáundo vigilante

O 1*0

^Puerta
a I
! a C o g í a
Sala del
( P u e r t a Guarda
Sala d e retejamiento Templo

Q ' u e r t a —
Oeste

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E n el latin m e d i e v a l " m a c z o " es m a s ó n : "per m a n u m Petri m a c z o -
nis...

* **

El gran idealista Madero, presidente de Méjico, mandado asesinar


p o r H u e r t a — u n J u b e l ó n d e l s i g l o X X — , e r a g r a d o 33 d e la m a s o n e r í a .

• • •

L o s c u a d r o s m á g i c o s o tablas de l o s planetas, tenían v i r t u d e s ocul­


t a s p a r a l o s filósofos h e r m é t i c o s . E l c o r r e s p o n d i e n t e a S a t u r n o e r a
éste:

L a s u m a de l o s n u e v e d í g i t o s c o r r e s p o n d e al valor n u m é r i c o d e
las letras que se encuentran en la palabra L a H a l - S a t u r n o y s u m a 45.
L a t a b l a d e M a r t e c o n s t a d e 25 c u a d r a d o s ; la d e l s o l , d e 3 6 ; la d e
V e n u s , d e 49; l a d e M e r c u r i o , d e 64; la d e la L u n a , d e 8 1 , y la d e
J ú p i t e r , d e 16, c u y o v a l o r t o t a l e s 1 3 6 , y la s u m a p e r p e n d i c u l a r , h o r i ­
z o n t a l y d i a g o n a l m e n t e , e s s i e m p r e 34.

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4 14 15 1

9 7 6 12

5 11 10 8

16 2 3 13

• * *
E l maíz, el v i n o y el aceite, s o n los tres e l e m e n t o s d e la c o n s a g r a -
c i ó n m a s ó n i c a : e l v i n o , q u e a l e g r a e l c o r a z ó n ; el a c e i t e , - q u e h a c e b r i l l a r
el r o s t r o ; e l p a n , q u e f o r t a l e c e el o r g a n i s m o . C o n e l p a n d e b e s a l i -
m e n t a r al h a m b r i e n t o ; c o n el v i n o , alegrar al afligido; c o n el aceite,
ungir al e n f e r m o .
***
En 1776 Mangourit fundó en R e n n e s el r i t o d e l o s " E l e g i d o s su-
b l i m e s de la V e r d a d " . P r o n u n c i ó m u c h o s discursos ante diferentes lo-
g i a s , q u e f u e r o n p u b l i c a d o s b a j o el t í t u l o d e " C u r s o d e ñ l o s o f i a ma-
sónica".
- 6 —
L a s s e ñ a l e s q u e d e j a b a n a m a n e r a d e firma l o s m a s o n e s o p e r a t i v o s
en los edificios que construían, eran m u y d i v e r s o s ; pero t o d o s ellos,
c o m o a continuación puede verse, de significado simbólico:

A X +

H 0
«* *
E l m a r t i n i s m o , i n s t i t u i d o e n Lyon por S a n M a r t í n , d i s c í p u l o d e
Martínez Pascual o de Pascualis, se dividía en d o s " t e m p l o s " o esta-
d i o s del rito, c o n l o s g r a d o s q u e s i g u e n : para el p r i m e r " t e m p l o " :
aprendiz, compañero, maestro, ex maestro, elegido, gran arquitecto,
m a s ó n d e l s e c r e t o ; p a r a el s e g u n d o " t e m p l o " : p r í n c i p e d e J e r u s a l é n , I
caballero de Palestina y K a d o s h .
• * •

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L a palabra " m o a b o n " n o s e e n c u e n t r a e n el i d i o m a h e b r e o . E s la v a r i a -
c i ó n gálica d e la palabra m a e s t r o , p r i m e r o en s o n i d o , d e s p u é s e n letras.

* * *
E l rito de " m i z r a i m " — n o d e m i s r a i m — e s el n o m b r e h e b r e o a n t i g u o d e
E g i p t o , y s e c o m p o n e de c u a t r o s e r i e s de g r a d o s . L a p r i m e r a o s i m b ó l i c a
c o m p r e n d e 3 3 de A p r e n d i z a Caballero S u b l i m e d e la E l e c c i ó n ; la s e g u n -
d a o filosófica abarca del 34 al 66; la t e r c e r a o m í s t i c a v a del Caballero
B e n e v o l e n t e — 6 7 ° — a l G r a n I n s p e c t o r I n t e n d e n t e — 7 7 ° — , y la ú l t i m a o ca-
balística, del 78° al go", o G r a n M a e s t r o S o b e r a n o A b s o l u t o .

E n el A r c h i v o latino de G u i l l e r m o M o i a r t , prior de C a n t e r b u r y , h a y u n
m a n u s c r i t o , c i t a d o p o r P r e s t o n , que se i n t i t u l a "Liberatio g e n e r a l i s D o m i -
ni G u l i e l m i P r i o r t s Eclesiae Christi C a n t u a r i e n s i s , e r g a f e s t u m natalis D o -
mini", d e 1429, y e n c u y o f o l i o 88 se l e e : "el a ñ o de 1429 f u é establecida,
d u r a n t e la m i n o r i d a d de este p r í n c i p e — E n r i q u e V I — , u n a respetable L o g i a
en C a n t e r b u r y , b a j o l o s a u s p i c i o s del a r z c b i s p o E n r i q u e C h i c h e l e y : e s t u -
v i e r o n p r e s e n t e s el m a e s t r o T o m á s S t a p y l t o n y J u a n M o r r i s , c o n q u i n c e
c o m p a ñ e r o s y t r e s aprendices..."

E n 1 9 1 9 s e e s t a b l e c i ó e n K a n s a s , por F r a n k S. L a n d , la l l a m a d a "Orden
d e M o l a y " , p a r a j ó v e n e s , que s e ha e x t e n d i d o por t o d a la U n i ó n A m e r i c a -
na, F i l i p i n a s , P u e r t o R i c o y C a n a d á . E n l a a c t u a l i d a d c o m p r e n d e 997
capítulos, c o n m á s de 100.000 m i e m b r o s .

• * *

L o s caballeros templarios masónicos usan el monograma inmutable de

Cristo , y l o s a s o c i a d o s b a j o el R e a l A r c o , la triple T :

* * *

S a n t i a g o M o n r o e , el p r e s i d e n t e que c o n s u M e n s a j e d e 1823 dio o r i g e n


a la que h o y se l l a m a "doctrina m o n r o í s t a " , y que en aquella é p o c a n o era
m á s q u e u n d e s a f í o a l a a u t o c r a c i a e u r o p e a , s e h i z o m a s ó n e n 1 7 7 7 , e n la
L o g i a militar de S a n J u a n .

• * •

E l l l a m a d o rito de las "mopsas"—del a l e m á n "mops", p e r r i l l o — s e c o n s -


t i t u y ó c o m o O r d e n a n d r ó g i n a e n 1776.

* * •

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T a l e s l a j o y a del R e a l A r c o , e m i n e n t e m e n t e a l e g ó r i c a . L a triple "tau"
s i m b o l i z a l a s e p a r a c i ó n que h a y e n t r e l o s p r o f a n o s y l o s m a s o n e s ; el "delta"
o t r i á n g u l o , el n o m b r e s a g r a d o de D i o s , s ó l o d e l o s hh.-. c o n o c i d o , y el
" d r c u l o " e s el g r a n d o g m a d e la v i d a e t e r n a .

• * •

¿ Q u é significado t i e n e lo de A r t e R e a l c o n que s e d e s i g n a a la m a s o -
n e r í a ? G a d i c k e dice e n s u " F r e i m a u r e r L e x i c o n " que el tal n o m b r e p r o -
v i e n e de que las L o g i a s i n g l e s a s , al a d v e n i m i e n t o d e l a R e p ú b l i c a , s i g u i e -
r o n el p a r t i d o d e l o s E s t u a r d o s . O t r o s p i e n s a n q u e la d e n o m i n a c i ó n p r o c e -
d e d e que l o s f r a n c m a s o n e s l e v a n t a b a n las r e s i d e n c i a s d e l o s r e y e s . ¿ N o
s e r á m e j o r d e r i v a r l o d e l a p a l a b r a g r i e g a "basilikos", que e q u i v a l e a "real"
y q u e se usa para significar lo que e s i m p o r t a n t e para t o d o s , lo que c o n -
v i e n e a l a c o m u n i d a d ? ¿ Y q u é p u e d e h a b e r m á s c o n v e n i e n t e q u e el a m o r
f r a t e r n a l ? E l a m a r á s a t u p r ó j i m o c o m o a ti m i s m o e s u n a "ley real". E l
a p ó s t o l S a n t i a g o u s a c o n f r e c u e n c i a el t é r m i n o "ley real", потоп basilicon,
para d e s i g n a r a q u e l l o q u e d e b e m o s e j e c u t a r p o r s e r b i e n c o m ú n .
E n un catecismo masónico publicado por la logia de P r a g a "Wahreit und
E i n i g h e i t " el a ñ o 1800, se l e e :
"Pregunta.—¿Qué construyen los m a s o n e s ?
Respuesta.—Un t e m p l o i n v i s i b l e del c u a l e s prefigura el del r e y S a -
lomón.
P.—¿Cómo se llama la instrucción que enseña a erigir este templo m í s -
tico?
i ? . — " A r t e real", p o r q u e l e d i c e al h o m b r e c ó m o d e b e g o b e r n a r s e . "

R e g h e l l i n i de S c i o , p o r h a b e r n a c i d o en la isla d e S c i o , s e e s t a b l e c i ó e n
B r u s e l a s , d o n d e m u r i ó e n l a C a s a d e M i s e r i c o r d i a d e s p u é s de h a b e r p u b l i -
cado libros importantísimos sobre masonería e historia de las religiones.

* • •

A ú n c o n t i n ú a s i e n d o o b j e t o d e i n v e s t i g a c i ó n t o d o lo c o n c e r n i e n t e a e s -
t o s 37 r i t o s : E s c o c é s a n t i g u o y a c e p t a d o , Y o r k , m o d e r n o o f r a n c é s , a m e r i -
c a n o , e s c o c é s filosófico, e s c o c é s p r i m i t i v o , r e f o r m a d o , d e F e s s l e r , h e l v é t i c o

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r e f o r m a d o , S c h r o d e r , d e la Gr.-. Log.-, d e l o s T r e s G l o b o s , d e l E l e g i d o d e
la V e r d a d , d e l V e l o d e P ú r p u r a , d e l Capítulo d e Clermotit, d e l a E s t r e l l a
F l a m í g e r a , d e P e r n e t t y , d e l o s F i l a l e t a s , martinista, d e Chastanier, d e l h e r -
m a n o E n o c h , d e l o s filadelfos, d e M i z r a i m , d e Menfis, d e la E s t r i c t a O b s e r -
v a n c i a , d e la L a x a O b s e r v a n c i a , d e l o s A r q u i t e c t o s a f r i c a n o s , d e l o s h e r -
manos de Asia, de perfección, de Elegidos Cohens, de los Emperadores
del Este y del Oeste, primitivo narbonense, de la Orden del Templo, sueco,
d e S w e d e n b o r g , e g i p c i o d e C a g l i o s t r o , d e Z i n z e n d o r f y d e l o s Caballeros
B i e n h e c h o r e s d e la C i u d a d S a n t a .
A d e m á s d e l o s ritos c i t a d o s a n t e r i o r m e n t e , h u b o e n E u r o p a , d e 1725
a 1862, el d e R e t i f ú e n D r e s d e , e l e s c o c é s p r i m i t i v o e n N a m u r y el e c l é c -
tico,
* * •

E l rito e s c o c é s e n E u r o p a t i e n e l a s i g u i e n t e g e n e a l o g í a : (i)

i'Loff'"- esCab/ecida Cop/'to/o c¡!s C/eimont


en Pan's.
/Iñode /754

r
-1725 - j

I Gr"í<y'- <^

r
f r a n g a
C o n s e j o <* e m p e r a d o r e s d e
O r i e n t e </ O c c / d e n i e - / 7 5 6 -

¿ r . d e l f í e l n o /756 Procficaboñ Oi^ Caba//e/-os emperae/orei


So/o /as trfii de Oriente^
g r a d o s i i m b ó de Or/ente Occic/rnte
//'coa.

Umori

I
Q r a n C a p i ' r c i / o c e n e r e i /

d e f r a n c / ' a -/7d^-

Gran Orienta '.


de /^rancia •
/786 y /799 i
T o d a s lai enti/Jàde!,

/ T ì Q s ó n t c a b ^eorìieron yo se reconoce
f o r - port/Qr'. Svp-: Con-: 33^
m a n d o e/(?/•-•. O r . : <foe O'', paro se to/era. flón R.'. f\.; y tìcep'\
g o ¿ / e r n a acf-vcz/znena'c existe.
/os, r it o s d e C o d a c / a se. /8o</ y /811

Robelot, un m a s ó n francés d e comienzos del siglo pasado—fué Gran


O r a d o r d e l a L o g i a M e t r o p o l i t a n a d e l R i t o E s c o c é s filosófico e n i 8 o 8 — ,

(1) Se sobreentiende que donde dice Capítulo de Cleimont, debe decir


de Clermont.

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hacía venir a la masonería de Zoroastro o Zaratustra Espitama, que es
c o m o se d e b e decir c o r r e c t a m e n t e .

• * *

E n una c o n f e r e n c i a que el abate R o b i n s dio e n 1776 ante l o s m i e m ­


b r o s de la L o g . ' . "Las N u e v e H e r m a n a s " , d e d u c e éste q u e de l o s a n t i g u o s
m i s t e r i o s p r o c e d e n l a s ó r d e n e s d e Caballería, y d e é s t a s , n u e s t r a O r d e n .

E l p r o f e s o r d e F i l o s o f í a en E d i m b u r g o , h a c i a el ú l t i m o t e r c i o d e l s i ­
g l o X V I I I , J u a n R o b i s o n , f u é a c a s o el p r i m e r crítico d e f u s t e q u e tuvo
la m a s o n e r í a .

w. *

U n o d e l o s g r a n d e s e x p l o t a d o r e s de la m a s o n e r í a f u é el c l é r i g o l u t e r à - i
n o — r e c t o r d e la catedral d e S a n t i a g o , e n B e r l í n — F e l i p e S a m u e l R o s a . Len­
n i n g l o trata d e s p i a d a d a m e n t e . '

* * m

Salfi, p r o f e s o r d e F i l o s o f í a e n M i l á n — m u r i ó en P a r í s h a c i a 1 8 3 2 — , r e ­
p u t a d o publicista e n s u t i e m p o , dio a luz e n 1 8 1 1 un ensayo masónico
i n t i t u l a d o " D e l l a utilità d e l l a F r a n c a - m a s s o n e r i a sotto il r a p p o r t o filantró­
pico e morale".

L a s a l a d e p a s o s p e r d i d o s — " v o r h o f " e n a l e m á n , "salle d e p a s p e r d u s "


e n f r a n c é s — s e l l a m a así, s e g ú n L e n n i n g , p o r q u e t o d o s l o s p a s o s que s e
dan a n t e s de la e n t r a d a en l a F r a t e r n i d a d s e c o n s i d e r a n p e r d i d o s ( ? ) . A c e p ­
t e m o s la e x p l i c a c i ó n .

L o s p o e t a s q u e c o m p o n e n l o s r o m a n c e s de l a T a b l a R e d o n d a h a c e n figu­
rar, dice C a u m o n t , a J o s é d e A r i m a t e a c o m o j e f e d e la francmasonería
militar y religiosa.

S e r i a c u r i o s o u n e s t u d i o q u e r e l a c i o n a r a c o m p a r a t i v a m e n t e el m i t o d e
la b ú s q u e d a del S a n t o Grial o G r a a l — s a n graal, s a n g r e r e a l — m i t o d e l
c i c l o artúrico, c o n la l e y e n d a m a s ó n i c a de "la palabra perdida".

• • *

E n E l S a l v a d o r s e c o n s t i t u y ó , e n 1898, el Sup.-. Cons.-. d e l Or.-. L i b r e


Sob.-, de E l S a l v a d o r c o n j u r i s d i c c i ó n e n H o n d u r a s y N i c a r a g u a . F i g u r a -
y

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¡ron e n e s t e alto c u e r p o l o s hh.-. M o n e d e r o y B o r j a P a s t o r , 33° d e l Gr.-.
Or.-. d e E s p a ñ a . P e r o h a s t a 1908 n o s e f o r m ó la Gr.-. Log.-. d e E l S a l v a d o r .
H u b o en 1910 una escisión, y desde 1 9 1 2 , por haberse reconciliado todos
l o s hh.-., s e f u n d ó l a Gr.-. L o g . - . d e C u s c a t l á n , q u e d e s d e e n t o n c e s f u n c i o -
na r e g u l a r m e n t e .

L a m a s o n e r í a c o m e n z ó e n S a n t o D o m i n g o e n 1746. P o r aquella isla


p a s a r o n m a s o n e s d e n o m b r a d l a : E s t e b a n M o r i n , G r a s s e - T i l l y , R e b o l d , etc.

E n s u "Récuil P r é c i e u x d e l a M a ç o n n e r i e A d o n h i r a m i t e " , y s o b r e t o d o
en su "Origine de la Maçonnerie Adonhiramite", Luis Guillermo de S a n
V i c t o r — s e p u b l i c a r o n e s t o s libros h a c i a 1 7 8 1 — p r e t e n d e q u e l o s o r í g e n e s d e
la m a s o n e r í a e s t á n e n l o s m i s t e r i o s del s a c e r d o c i o e g i p c i o .

L a "antigua o r d e n egipcia d e l o s s c i o t s " s e f u n d ó e n S a n F r a n c i s c o d e


C a U f o r n i a e n 1889. C o n s t a de 25.000 m i e m b r o s , m á s o m e n o s , y s u s a c t i v i -
d a d e s f r a t e r n a l e s e x c e d e n t o d o e n c o m i o . "Si e s m a s ó n , h á g a l e s u s p e d i -
d o s " , " C ó m p r e l e al m a s ó n a n t e todo", s o n s u s lemas... d e m a s i a d o a m e r i -
canos.

¿ P o r q u é l l a m a r s e c r e t a u n a s o c i e d a d que, c o m o la m a s o n e r í a , p o n e e n :
c i r c u l a c i ó n u n s i s t e m a filosófico a p o y a d o e n el s i m p l e r a z o n a m i e n t o ? ¿ Don- •
de e s t á l a o s c u r i d a d de s u s s í m b o l o s n i l o a b s t r u s o de sus e s p e c u l a c i o n e s ?
¿ Q u é recata d e s u s principios l a m a s o n e r í a ? N a d a . L o s f o r m u l a i m p r e s o s .
e n l a s h o j a s d e iniciación q u e e s t á n al a l c a n c e d e t o d o el q u e quiera p o - •
seerlas. L o único secreto en masonería s o n los signos de reconocimiento.
P e r o e s o n o autoriza a llamar secreta a una organización. T a n t o valdría
decir que la S o c i e d a d R o d r í g u e z y C o m p a ñ í a , c o n c o m e r c i o de m e d i a s e n t o -
das l a s c i u d a d e s d e E s p a ñ a , e s s e c r e t a p o r q u e se v a l e d e m a r c a s e s p e c i a l e s
— l e t r a s , n ú m e r o s r o m a n o s , etc.—para dar a c o n o c e r a s u d e p e n d e n c i a el
precio de los géneros que vende.

* * *

Se dice u n p o c o i n c o n s u l t a m e n t e q u e la m a s o n e r í a n o e s d o g m á t i c a . L o
es p u e s t o q u e " e x i g e " de s u s p r o s é l i t o s l a "creencia en D i o s y en l a v i d a
eterna".
* * *

En l a fiesta, y a de S a n J u a n B a u t i s t a , y a de S a n J u a n E v a n g e l i s t a , se
a c o s t u m b r a b a a que l o s hh.-. d e l o s talleres o y e s e n m i s a o a s i s t i e r a n en

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g e n e r a l a l o s "actos divinos". E n e s a s fiestas s o l í a n p r e d i c a r s e s e r m o n e s .
U n p e r i ó d i c o i n g l é s de 1 7 4 2 n o s i n s t r u y e de q u e l o s m a s o n e s "de a m b a s
L o g i a s " se d i r i g í a n al t e m p l o , "donde e s c u c h a b a n un s e r m ó n " del " r e v e r e n -
do Durand".
A n o t e m o s el s e r m ó n p r e d i c a d o e n N'ewcastle el día d e S a n J u a n E v a n -
g e h s t a de 1 7 7 5 : "Los f u n d a m e n t o s d e la m a s o n e r í a e x p l i c a d o s ; en d o n d e
s e d e m u e s t r a que l o s principios de la v e r d a d e r a religión, v i r t u d y m o r a -
l i d a d s o n la b a s e s o l i d í s i m a s o b r e la cual e s t á c i m e n t a d a e s t a f a m o s a s o -
ciedad...", por R o b e r t o G r e e n .

" D e r O r d e n v o m S e n f k o r n " u " O r d e n de la s e m i l l a d e m o s t a z a " , q u e s e


l l a m ó t a m b i é n " F r a t e r n i d a d d e l o s h e r m a n o s m o r a v o s de la a s o c i a c i ó n d e
f r a n c m a s o n e s r e l i g i o s o s " , f u é una de las p r i m e r a s i n n o v a c i o n e s que s e
i n t r o d u j e r o n en la mas.-, a l e m a n a — a ñ o de 1 7 3 9 — . У t e n i a p o r o b j e t o e x ­
t e n d e r el r e i n o d e C r i s t o p o r la tierra, s i r v i é n d o s e d e n u e s t r a s o c i e d a d c o m o
instrumento adecuado de propaganda.

• * *

L a m a s o n e r í a sofisticada h a y que restablecerla e n t o d a s u p u r e z a p r i m i -


tiva. E s t a debe s e r e n E s p a ñ a n u e s t r a trusión, q u i e r o d e c i r l a m i s i ó n de
nuestra Logia. ^

R e g h e l l i n i s u p o n e que el célebre t e ó l o g o s u e c o M a n u e l S w e d e n b o r g , e n
s u s obras " A r c a n a Caelestia" y " D e n o v a H i e r o s o l y m a " — p u b l i c á r o n s e e n
1749 y 1 7 5 8 , r e s p e c t i v a m e n t e — , h i z o p r o f u n d a s o b s e r v a c i o n e s s o b r e l o s
"misterios m a s ó n i c o s " .
L a v e r d a d es q u e S w e d e n b o r g n u n c a q u i s o aludir p a r a n a d a a la m a -
s o n e r í a d e s d e s u s u p u e s t a i n i c i a c i ó n e n L u n d ( S u e c i a ) e n 1706. N i e n s u
"Itinerario" ni e n s u s "Relatos m e m o r a b l e s " se refiere jamás a la m a s o -
nería. H a y en este s i l e n c i o u n a r e s u e l t a h o s t i l i d a d c o n t r a la O r d e n , p u e s
h a b l a d e t o d a s las s e c t a s , de p e r s o n a s a la m a s o n e r í a a f e c t a s , s i n que j a m á s
p r o n u n c i e este n o m b r e p a r a él v i t a n d o .
L a v e r d a d es q u e S w e d e n b o r g n o f u é n u n c a m a s ó n . L a f a m a q u e g o z a ^
c o m o m i e m b r o d e la O r d e n se basa en a l g u n a s afirmaciones que h a c e e n el '
" E s p í r i t u del d o g m a " , c i e g a m e n t e a c e p t a d a s p o r e s c r i t o r e s q u e v i e n e n d e s -
pués. Y , sin e m b a r g o , ni W i l k i n s o n , ni B u r k , ni W h i t e , que e s c r i b i e r o n s u
b i o g r a f í a , h a b l a n de que el t e ó s o f o s u e c o f u e r a m a s ó n . S o n s u s d i s c í p u l o s
l o s que i n c o r p o r a n a la m a s o n e r í a a l g u n a de las v i s i o n e s del m í s t i c o s u e c o
y c r e a n el rito l l a m a d o " s w e d e n b o r g i a n o " que se i n c o r p o r a a la m a s o n e r í a
y a ú n se p r a c t i c a c o n s u s seis g r a d o s e n a l g u n a s l o g i a s e s c a n d i n a v a s .

E l t e m p l o m a s ó n i c o m á s a n t i g u o del m u n d o e s el d e la L o g i a del C i e r v o
B l a n c o R e a l , c o n s t r u i d o e n 1769 e n H a l i f a x , Carolina d e l N o r t e ( E s t a d o s

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U n i d o s de Norteamérica), que aún se conserva merced a los esfuerzos del
h.-. J o s é M o n t f o r t
*. * *

Claudio A n t o n i o Thory, cuya "Acta Latomorum" tanto h e m o s manejado,


n a c i ó e n P a r i s e n 1759- A u n q u e a b o g a d o de p r o f e s i ó n , s e d e d i c ó e s p e c i a l i s i ­
m a m e n t e a la b o t á n i c a y a la m a s o n e r í a . F u é u n rebelde, y t o m ó p a r t e
a c t i v a e n l a s d i s p u t a s e n t r e el G r a n O r i e n t e y el S u p r e m o C o n s e j o d e l R i t o
e s c o c é s . M u r i ó e n 1827.
* **
L o s que m a n t i e n e n la t e o r í a d e q u e n u e s t r a O r d e n t i e n e s u o r i g e n e n
el t e m p l o d e S a l o m ó n , afirman q u e l o s f r a n c m a s o n e s tirios e r a n m i e m b r o s
d e la S o c i e d a d d e artífices d i o n i s í a c o s . E s t a a s o c i a c i ó n que floreció e n T i r o ,
e n t a n t o s e c o n s t r u í a el t e m p l o s a l o m ó n i c o , f u é la que dio l o s e l e m e n t o s
i d ó n e o s p a r a d e a c u e r d o c o n l o s j u d í o s , que s ó l o t e n í a n c o n o c i m i e n t o s d e
la m a s o n e r í a e s p e c u l a t i v a , f u n d a r la m i x t a , o s e a la a c t i v a - e s p e c u l a t i v a , que
existió hasta comienzos del siglo X V I I L
E s t a teoría, s o s t e n i d a p o r L a w r i e y B r e w s t e r , h a g o z a d o d e m u c h o c r é ­
dito hasta hace poco, en que ha cedido a m á s plausibles investigaciones.

»* *
E l t r i á n g u l o e q u i l á t e r o p a r e c e haber s i d o a d o p t a d o d e s d e l a s m á s r e m o t a s
f e c h a s c o m o s í m b o l o de la d i v i n i d a d , p a s a n d o a la r e l i g i ó n j u d a i c a para
r e p r e s e n t a r el " t e t r a g r a m a t o n " o n o m b r e s a g r a d o d e D i o s .
R e p r e s e n t a , dice el h.-. N a s h , "la p r i m e r a g r a n causa". E l t r i á n g u l o
e q u i l á t e r o s e e n c u e n t r a e n m a s o n e r í a p o r d o n d e q u i e r a , e n el R e a l A r c o , e n
l o s g r a d o s i n e f a b l e s , c o m o s í m b o l o d e l G.-. A.-. D . - . U.-., etc.

L a palabra " t r i n o s o f o s " se d e r i v a del g r i e g o y quiere decir "los q u e


e s t u d i a n las t r e s ciencias", y a l u d e a l o s t r e s g r a d o s . L a l o g i a que e n P a r í s
s e l l a m ó d e l o s " t r i n o s o f o s " f u é establecida p o r R a g o n , e n 1 8 1 6 .

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C O N S U L T O R I O M A S Ó N I C O
P . — ¿ Q u é funcionarios constituyen u n a L o g i a simbólica?
R . — S e g ú n e l Retejador masónico universal—Hahanz, 1914—, doce: un
V e n e r a b l e , d o s vigilantes, orador, secretario, tesorero, primer e x p e r t o , pri-
m e r m a e s t r o d e ceremonias, limosnero, h e r m a n o terrible, preparador y
guardatemplo. E n u n R e g l a m e n t o interior d e una L o g i a encuentro dieci-
séis : Venerable, vigilantes, secretario, limosnero, tesorero, diputado, pri-
m e r o y s e g u n d o diáconos, m a e s t r o d e c e r e m o n i a s , orador, secretario, t e -
sorero y maestro de ceremonias adjuntos y bibliotecario. E n la Li-
turgia del Grado de Aprendiz, escrito por el h.-'. Joaquín N . A r a m b u -
r u — H a b a n a , 1 9 1 2 — d i c e que "los funcionarios d e la L o g i a s o n ; m a e s t r o ,
primer vigilante, s e g u n d o vigilante, secretario, tesorero, l i m o s n e r o , m a e s -
tro d e ceremonias, primer diácono y s e g u n d o diácono. E s decir, nueve.
Cierto e s que añade : "También pueden las L o g i a s elegir o nombrar o t r o s
funcionarios, c o m o orador, e x p e r t o , portaestandarte, etc., cuyas o b l i g a c i o -
n e s determinarán s u s R e g l a m e n t o s respectivos." N o s o t r o s n o s a t e n e m o s a
la primera nomenclatura, o s e a a la d e l Retejador Masónico Universal.

P . — ¿ N o debe preguntar el Ven.-. M.-. a l o s visitadores, cuando aun


están entre columnas, después d e dar l o s p a s o s y hacer l o s s a l u d o s rituáli-
c o s , a l g o que h a caído e n d e s u s o ?
R . — E n e f e c t o , a n t e s y a u n a h o r a e n m u c h a s L o g i a s se acostumbra a
s o m e t e r a l o s v i s i t a d o r e s al siguiente i n t e r r o g a t o r i o : — V e n . - . ¿ S o i s m a -
són, querido h e r m a n o ? Vis.-". — P o r tal m e reconocen e n l a fraternidad.
Ven.-. — ¿ Q u é edad tenéis? Vis.-. — T r e s a ñ o s , venerable maestro. Ven.-.
— ¿ D e d ó n d e venís, querido h.-.? Vis.-. — D e una L o g i a d e S a n Juan. Ven.-.
— ¿ Q u é n o s traéis, querido h.-.? Vis.-. — S a l u d , a l e g r í a y prosperidad. Ven.-.
— ¿ Q u é m á s deseáis, querido h.-.? Vis.-. — U n sitio entre v o s o t r o s . Ven.-.
— ¿ C o n q u é o b j e t o venís, querido h.-.? Vis.-. — C o n el d e vencer m i s p a -
siones, someter mi voluntad y hacer n u e v o s p r o g r e s o s en la masonería.
Ven.-. — ¿ D e s d e cuándo s o i s m a s ó n ? Vis.-. — D e s d e que v i la v e r d a d e r a
luz. Ven.-. — S e d bien v e n i d o al seno d e este Resp.-. Taller, querido h.-.;
o s a g r a d e z c o vuestra visita y t o d o s l o s d e m á s hh.-. s e congratulan d e e l l a :
ocupad u n asiento e n v u e s t r a columna.

P-—¿ Q u é significan l a s iniciales U . •. T . • . O . • . A . • . A . •. G. •. I. •., que


h e v i s t o en u n d o c u m e n t o m a s ó n i c o d e S o b e r a n o Principe R o s a C r u z ?
R.—Universis terrarum orbis architectonis ad gloriam ingentis.

P . — ¿ N o creen u s t e d e s q u e e n LATOMIA s e aclaran algunas c o s a s que d e -


ben permanecer en el s e c r e t o ?
R . — N o , por cuanto h a y libros al alcance d e cualquiera, y especialmen-
te d e l o s e n e m i g o s n u e s t r o s , d o n d e s e d a n las palabras sagradas d e t o d o s
los g r a d o s . E l que contesta e s t o n o ha p a s a d o del 3.°, y sin e m b a r g o , sien-
d o aprendiz, l e y ó u n libro e n el q u e s e daban l a s palabras d e pase y s a -
g r a d a s d e l g r a d o 4.°—noziz, d o i , ianoda, h a v i — , d e l 5.°—aicaca, h a v o h e j — ,

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del 6.°—P. d N e b o a h i ? R. Labrez. S e g ú n otro, ¿ N e b ahoj ?, y la sagrada
havi—, del 7.°—otit, ianikaj y la gran palabra s e r t e m o e g — , del 8.°—aduj
y i a n i k a j — , del 9.°—i lahogel lok ! i h t e r o k k i b ! y i h a k e n !—, del l o . ° — m a -
hile y ¿ l a b r e z ? , hai neb—, del i i . ° — n i k l o t s y ianoda—, del 1 2 . ° — n o m a h y
ianoda—, del 1 3 . ° — h a v o h e j — , del 14.°—htalabahs-nobaon, h e l e k - m a h k e n ,
m u l u b i n g - l e - n a n a h c - i a n o d a a h a m - a h a m i hcabar y h a v o h e j — , del i6.°—htebet
y rada—, del 17.°—nuolubez y noddaba—, del 1 8 . ° — ¡ a e h c s o h ! , la s a g r a d a
se inquiere, se deduce, no se da I. R. N . I—, del ... P e r o ¿para qué m á s ?
N e c e s i t a r é añadirle que allí se daban también l o s signos, toques, llamadas
d e s o c o r r o — l a del grado i8.°, cruzar la pierna d e r e c h a detrás de la i z -
quierda y responder haciendo lo contrario—, baterías, etc.
« ¿ A c a s o n o se v e n d e y se encuentra en librerías de v i e j o el Monitor de
los grados capitulares y el de los grados consejiles? ¡ P u e s e n t o n c e s ! El
secreto, d e s p u é s d e la invención de la imprenta, no e s m u y fácil g u a r -
darlo. L o que sí pueden y deben guardarse son los secretos.

P . — ¿ A qué altura debe estar el altar del V e n e r a b l e ? ¿ C u á n t o s e s c a -


l o n e s debe tener el tablado en que se sienta el primer vigilante y dónde
ha de colocarse el s e g u n d o ?
R . — E l altar del V e n e r a b l e debe estar siete escalones sobre el nivel del
piso. E l lugar del primer vigilante se c o l o c a junto a la puerta, frente al
altar del Venerable, y tiene a c c e s o por cinco escalones. El s e g u n d o v i g i -
lante se coloca a la derecha de la V e n e r a t u r a , en el centro de la pared, y a
s u sitial se s u b e por tres escalones. S o b r e cada vmo de e s o s tres sitiales
se c o l o c a un d o s e l de m á s o m e n o s l u j o . A l sitial del P r i m e r V i g i l a n t e se
le llama Occidente y N o r t e al del S e g u n d o . E n Oriente, sobre el altar del
V e n e r a b l e se colocará u n candelabro de siete l u c e s ; en Occidente, uno de
cinco, y en el N o r t e , otro de tres. E l m a e s t r o de c e r m e o n i a s se c o l o c a j u n t o
al primer escalón de Oriente. A l lado del ara deben c o l o c a r s e tres cirios
en escuadra.

P . — ¿ Q u é significan l o s tres g o l p e s que se dan a la puerta, l o s t r e s


p a s o s iguales y los tres s a l u d o s ?
R . — L o s tres g o l p e s se traducen en esta f o r m a : "Pedid y o s darán,
b u s c a d y hallaréis, l l a m a d y o s abrirán" ; los tres p a s o s — d e s d e c o l u m n a s al
ara o d e s d e la puerta a columnas—significan que nacimiento, v i d a y muerte
del h o m b r e o b e d e c e n a la L e y natural, y por el m o d o de darlos, que los
p a s o s del m a s ó n en el m u n d o han de ser firmes, bien calculados y estric-
tamente s u j e t o s a la m a y o r rectitud de i n t e n c i o n e s ; los tres s a l u d o s d e -
m u e s t r a n fe en los i d e a l e s m a s ó n i c o s , esperanza de realizarlos y caridad
para con t o d o s . L a s tres luces en el sitial del s e g u n d o vigilante e x p r e s a n
l o s deberes del m a s ó n para c o n D i o s , para c o n s i g o m i s m o y para c o n
s u s s e m e j a n t e s , y l o s tres escalones que dan a c c e s o a él representan la
lógica, la m e t a f í s i c a y la moral. P o r fin los tres i n s t r u m e n t o s simbólicos
representan : la regla, la rectitud de intenciones ; el m a z o , la voluntad firme
d e c o n s a g r a r s e al bien, y el cincel, el ejercicio de las v i r t u d e s .

P . — i P u e d e n usar de la palabra los aprendices en L o g i a ?


R . — E n m u c h a s obediencias, el aprendiz n o puede usar d e la palabra
f u e r a d e las tenidas de instrucción.

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P . — ¿ P u e d e d e c i r m e c u á l e s y cuántas s o n las L o g i a s y l o s o b r e r o s d e l
Gr.-. Or,-. E s p a ñ o l , p u e s h e o i d o v e r s i o n e s m u y d i v e r s a s ?
R . — N o c r e o que h a y a i n d i s c r e c i ó n en r e p r o d u c i r d a t o s i m p r e s o s en B o -
l e t i n e s al alcance de t o d o el m u n d o . E l G r a n d e O r i e n t e E s p a ñ o l e s t á d i v i -
dido e n Grs.-. L o g s . . . r e g i o n a l e s : la R e g i o n a l C e n t r o , la N o r o e s t e , la N o r d -
e s t e , la L e v a n t e , la M e d i o d í a y la S u d e s t e . T i e n e t a m b i é n u n a filial h i s -
p a n o - a r g e n t i n a y a l g u n o s o t r o s talleres que trabajan b a j o s u s a u s p i c i o s .
E n la R e g i o n a l C e n t r o t r a b a j a n e n M a d r i d o n c e L o g i a s , u n a e n V a l l a -
dolid, u n a en G u a d a l a j a r a , u n a en Z a r a g o z a y o t r a e n B i l b a o , m á s cinco
t r i á n g u l o s , c o n u n total de 400 o b r e r o s m á s o m e n o s . E n la R e g i o n a l N o r -
o e s t e se r e g i s t r a n siete talleres : d o s e n G i j ó n , u n o en O v i e d o , u n o en L a C o -
ruña, u n o en L u g o , u n o en S a n t i a g o y o t r o en P o n t e v e d r a , m á s de s e i s tri-
á n g u l o s , c o n un total de o b r e r o s de 300, n ú m e r o s r e d o n d o s . L a R e g i o n a l
N o r d e s t e tiene c u a t r o L o g i a s en B a r c e l o n a , c o n 150 o b r e r o s . E n la R e g i o n a l
L e v a n t e h a y o c h o talleres, d o s e n A l i c a n t e , t r e s en V a l e n c i a , u n o e n E l c h e ,
u n o en E l d a y o t r o en V i l l a r r e a l , c o n d o s t r i á n g u l o s y u n total de 350 o b r e -
ros. L a R e g i o n a l M e d i o d í a e s la m á s nutrida. T r a b a j a n b a j o s u s a u s p i c i o s
v e i n t i o c h o talleres : t r e s e n S e v i l l a , d o s en Cádiz, tres en H u e l v a , t r e s en
M á l a g a , u n o e n A l m e r í a , u n o en Jaén, t r e s en L a L í n e a , u n o en P a l m a
del R í o , u n o e n C ó r d o b a , u n o en A y a m o n t e , u n o e n R o n d a , u n o en A l g e -
ciras, u n o en U t r e r a , u n o en A l b u ñ o l , u n o en Granada, u n o en A l c a l á d e
Guadaira, u n o e n L o r a del R í o y o t r o e n P u e n t e Genil, y c a t o r c e trián-
g u l o s , c o n u n total d e i.ooo o b r e r o s . L a R e g i o n a l S u d e s t e m a n t i e n e d o s
L o g i a s en C a r t a g e n a y una e n A l b a c e t e , c o n un total d e cien o b r e r o s e s -
c a s o s . L a filial h i s p a n o a r g e n t i n a auspicia siete talleres en B u e n o s A i r e s ,
d o s en M e n d o z a y u n o en Catriló, c o n n o m á s de 200 o b r e r o s . D e p e n d e n
del d i c h o Gr.-. Or.- tres L o g i a s d e Casablanca, una d e S a l ó n i c a , u n a d e
T á n g e r , una d e M u r c i a , u n a en C e u t a y otra d e S a n t a Cruz d e T e n e r i f e ,
con 350 o b r e r o s .
E s decir, q u e p u e d e e s t a b l e c e r s e el c ó m p u t o d e o c h e n t a talleres, v e i n -
t i s i e t e t r i á n g u l o s y d o s mil s e i s c i e n t o s cincuenta o b r e r o s . A u m e n t a n c i e r -
t a m e n t e l o s talleres y l o s o b r e r o s , a f a v o r d e l o s t i e m p o s , p e r o n o t a n t o
que n o p u e d a n darse las c i f r a s p r e c e d e n t e s c o m o casi e x a c t a s .
A l o s que c r e a n e x i g u a la c i f r a h e m o s de d e c i r l e s que l o s m a s o n e s que
a n t e s d e 1789 preparaban e n F r a n c i a el a m b i e n t e r e v o l u c i o n a r i o , n o l l e g a -
ban a ser t a n t o s , y en P a r í s n o p a s a b a n de mil. S i n que c o n e s t o q u e r a m o s
d e c i r que en E s p a ñ a s u c e d a lo m i s m o . D e s d i c h a d a m e n t e , en l o s p u e b l o s
d e c a d e n t e s n o cabe que h a y a una i n s t i t u c i ó n que e s c a p e a e s a p e s a d u m b r e .
A l fin la i n s t i t u c i ó n e s t á i n t e g r a d a por h o m b r e s del m i s m o c l i m a m o r a l
e intelectual. M a s d e n t r o d e m a r c o t a n e s t r e c h o h a y q u e d e s e n v o l v e r s e ,
e s f o r z á n d o s e por salvar al pais de la ruina m o r a l y d e la c e r r a z ó n i n t e -
lectual que p a d e c e . A l o s m a s o n e s del s i g l o x i x debe E s p a ñ a la c l a r i d a d ,
e s c a s a c i e r t a m e n t e , que i l u m i n a l o s h o r i z o n t e s , y u n s e n t i m i e n t o m á s h u -
m a n o de la v i d a .
P . — ¿ Q u é significación t i e n e n las c o l u m n a s ?
R . — L a s c o l u m n a s de n u e s t r o s t e m p l o s se c o r r e s p o n d e n c o n l a s a n t i t e s i s
que s i g u e n :

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Sujeto. B.-. Objeto.
Agente. Paciente.
Activo. Pasivo.
Positivo. Negativo.
Macho. Hembra.
Padre. Madre.
Donante. Receptor.
Creador. Conservador.
El que produce. E l que d e s a r r o l l a .
Obrar. Sentir.
Raz ón. Imaginación.
Invención. Reposo.
Mandar. Obedecer.
Movimiento. Comprender.
Espíritu. Materia.
Osiris. Isis.
Sol. Luna.
Abstracto. Concreto.
Expansión. Comprensión.
Repulsión.
Resistencia,
Peipendicular,
Atracción.
Acción.
Nivel.

Recuerdan también las columnas del t e m p l o de Salomón, las de


H é r c u l e s , etc., etc.
P — ¿ Q u é representa la r e g l a ?
R . — L a regla de 24 pulgadas representa, e n n ú m e r o s , las 24 lineas de
los dos cubos, o sean de las dos simbólicas piedras que están a los lados
de las columnas de la entrada al empio, una labrada y la otra no.
P . — ¿ P o r qué se dice a la de M a e s t r o s Cámara de E n m e d i o ?
R . — S e g ú n el D r . M é n d e z — E s t u d i o esotérico de la Francmasonería sim-
bólica; S a n L u i s P o t o s í , 1926, pág. 67—, porque se decía así al último piso
de las torres de siete que consagraban a los planetas, los caldeos, los per-
sas primitivos y a l g u n o s otros pueblos de l a antigüedad. C o m o l o s pisos
iban siendo m e n o r e s a m e d i d a que se ascendía, resultaba "que el último cu-
bierto con una b ó v e d a quedaba e n m e d i o , y allí era d o n d e se reunían l o s
iniciados de los g r a d o s m á s altos..."
P.—¿ P u e d e decirme si la m a s o n e r í a e n Italia adhirió a Mussolini al ad-
venir éste?
R.—Cuando el llamado "duce" se apoderó del poder, l o s m a s o n e s , en su
mayoría, aplaudieron. U n a circular del G.-. O.-, de octubre de 1922 hacía
el e l o g i o del fascismo, y la Gr.- Log.-, no se mostraba m e n o s entusiasmada.
M u s s o l i n i , en v e z de a c o g e r con buen agrado el h o m e n a j e de las logias y
de utilizar sus servicios, resolvió suprimirlas. N i n g ú n gobierno despótico, a
m e n o s de que no se crea invencible—el c a s o de N a p o l e ó n — t o l e r a las s o -
ciedades secretas. M u s s o l i n i , pues, r e d u j o al silencio a l o s 25.000 hh.-. que

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CONSULTORIO MASÓNICO 269

trabajaban a c t i v a m e n t e en Italia. Y a d e s d e 1 9 1 3 , c u a n d o el "duce" e r a s o -


cialista, s e m a n i f e s t ó c o n t r a la m a s o n e r í a .
E l 14 de f e b r e r o d e 1923 el Gran C o n s e j o F a s c i s t a i n v i t ó a l o s m a s o n e s
a optar e n t r e la O r d e n y el f a s c i s m o , p o r q u e "para l o s f a s c i s t a s n o h a y
m á s que u n a d i s c i p l i n a : la fascista". E n v a n o declara el Gr.-. Or.-. que r e -
n u n c i a a t o d a a c t i v i d a d política. E l G o b i e r n o h a c e v o t a r u n a ley o b l i g a n d o
a las sociedades secretas a comunicarle sus actos constitutivos y sus esta-
t u t o s y a u t o r i z a n d o m e d i d a s d e r i g o r c o n t r a l o s f u n c i o n a r i o s inscritos e n -
tre s u s a d h e r e n t e s . L a s l o g i a s a n u n c i a n que e s t á n p r e s t a s a c e d e r . P e r o t a m -
p o c o s i r v e e s t o de nada, y la m a s o n e r í a italiana d e s a p a r e c e .
P.—La masonería, ¿obliga a profesar una religión determinada o una
c r e e n c i a específica?
R . — L a f r a n c m a s o n e r í a , dice M a c k e y , n o se m e t e e n la f o r m a p a r t i c u -
lar de r e l i g i ó n que c a d a u n o p r o f e s e . L o m á s q u e e x i g e es q u e la i n t e r p r e -
t a c i ó n del s í m b o l o e s t é a c o r d e c o n l o q u e c a d a cual s u p o n e q u e d e b e s e r
la v o l u n t a d r e v e l a d a de s u Creador. P e r o e s tan e x i g e n t e e n la c o n s e r v a -
c i ó n e i n t e r p r e t a c i ó n racional del s í m b o l o , q u e e x c l u y e e n a b s o l u t o de s u
c o m u n i d a d a l o s a t e o s , p o r q u e sin la c r e e n c i a e n u n S e r S u p r e m o , e n u n
D i v i n o A r q u i t e c t o , n o s e p u e d e s o s t e n e r el t r a z a d o d e l a e s t r u c t u r a e s p i -
ritual en la q u e s u s d e s e o s e s t á n g r a b a d o s .
P . — ¿ C u á l es la significación del n ú m e r o 7 ?
R . — E l n ú m e r o siete es el " n ú m e r o v e n e r a b l e " , el n ú m e r o p e r f e c t o d e
l o s h e b r e o s . L a c r e a c i ó n d u r ó siete dias ; siete s a c e r d o t e s , l l e v a n d o siete
t r o m p e t a s , d i e r o n v u e l t a s a las m u r a l l a s d e J e r i c ó d u r a n t e siete d i a s ; N o é
recibió la n o t i c i a de q u e iba a c o m e n z a r el d i l u v i o siete d í a s a n t e s , siete
p e r s o n a s le a c o m p a ñ a r o n e n el arca ; la c o n s t r u c c i ó n del t e m p l o s a l o m ó n i -
c o d u r ó siete aiños. E n el c r i s t i a n i s m o , s o n s i e t e l o s p e c a d o s c a p i t a l e s , siete
l o s s a c r a m e n t o s , s i e t e l o s d i a s d e la s e m a n a , etc. S o n s i e t e l o s s a b i o s d e
Grecia, siete l o s p e l d a ñ o s d e la e s c a l e r a m í s t i c a , etc., etc.
P . — ¿ Q u é significación tiene el t r i á n g u l o ?
R.—El triángulo es el símbolo más importante en los grados superio-
res d e la m a s o n e r í a , y g e n e r a l m e n t e recibe el n o m b r e de delta, q u e e s la
c u a r t a letra ¿ e l a l f a b e t o g r i e g o , q u e tiene e s a f o r m a . E l D e l t a e s el s í m -
b o l o d e l a divinidad, r e p r e s e n t a n d o s u s tres l a d o s : el P a s a d o , e l P r e s e n t e
y l o P o r v e n i r . E s t a m b i é n el t r i á n g u l o s í m b o l o del G r a n A r q u i t e c t o d e l
U n i v e r s o , de D i o s , de la V e r d a d divina, que t o d o m a s ó n d e b e b u s c a r i n -
cesantemente.

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I N M E M O R I A M
U n o de los nuestros, el querido h e r m a n o MICHEL CLAXN, nuestro primer
Vigilante, h a pasado al O r i e n t e E t e r n o ; es decir, que en t é r m i n o s místi-
cos, ha pasado la v e r d a d e r a Iniciación, la del tránsito de esta Cámara d e
reflexiones constituida por nuestra vida terrena, al arcano del m á s allá.
E n los Grandes M i s t e r i o s de la A n t i g ü e d a d , ese t r á n s i t o del m u n d o o b -
j e t i v o en que nos m o v e m o s , al m u n d o subjetivo del espíritu, era lo que
quería simbolizarse c o n m u c h a s de las c e r e m o n i a s que s e han c o n s e r v a d o
entre nosotros, y que han perdido gran parte d e su significado espiritual
en el m a t e r i a l i s m o ambiente. A s í v e m o s que en el llamado Libro de los
Muertos egipcio, el alma del d i f u n t o v a p a s a n d o por una serie de C á m a -
ras, en c u y a puerta ha de ser retejada, n o siéndole permitida la entrada
a aquella en cuya puerta n o pronuncie la correspondiente palabra de poder,
la palabra de paso. T o d o el drama d e la v i d a de ultratumba, s e g ú n l o s
egipcios (y de allí derivan m u c h o s de nuestros ritos, que m u c h o s no e n t i e n -
d e n ) , es en realidad una s e r i e n o interrumpida de I n i c i a c i o n e s ; hasta que
,el espíritu libertado entra e n la luz de O s i r i s y se "osirifica", es decir, se
identifica c o n la d i v i n i d a d y llega así a ser "uno c o m o nosotros", s e g ú n
la f r a s e del G é n e s i s para aquellos que comieran los frutos del árbol d e
la vida, es decir, para los v e r d a d e r o s Iniciados en los M i s t e r i o s de la
v i d a y de la muerte.

L a ciencia m o d e r n a se e s t á a p o y a n d o de continuo e n las grandes leyes


de la c o n s e r v a c i ó n d e la energía. Y a n o está tan segura de la c o n s e r v a -
ción de la materia, a x i o m á t i c a en t o d o el siglo x i x ; aquello de "nada se
crea y nada se destruye, de Lavoisier. D e s p u é s de c o n o c i d o s los f e n ó m e n o s
de radioactividad, c u a n d o ha p o d i d o decirse c o n G u s t a v o Lebón, que la
m a t e r i a "se desmaterializa", ésta se nos e s t á e s c a p a n d o d e las m a n o s . P e r o
la c o n s e r v a c i ó n de la e n e r g í a s i g u e s i e n d o a x i o m a inconmovible. Y si nada
s e crea ni se pierde en posibilidad energética, ¿se perdería para siempre
la e n e r g í a individualizada m á s preciosa, la f u e r z a de las fuerzas, rectora,
directora y creadora en el universo, la inteligencia, el alma del hombre,
c o n sus peculiaridades individuales? ¿ Q u i é n podría afirmarlo d o g m á t i c a -
mente?
P o d r á el alma del h e r m a n o Clain haber desaparecido para siempre, y
disolverse c o n la materia que f o r m a b a su cuerpo ya caduco, que h o y n o
s e r á m á s que un m o n t ó n i n m u n d o de podredumbre. P e r o en el m á s m a t e -
rialista de n o s o t r o s se c o n s e r v a v i v o el recuerdo s u y o ; y s u s buenas c u a -
lidades serán las que perduren e n t r e n o s o t r o s , adquiriendo asi una e s p e -
cie d e inmortalidad, al m e n o s en n u e s t r o recuerdo. E s t e recuerdo p o d e m o s

(1) Trabajo leído por el Ven.'. Maes.'. de la Logia "Mantua", en la te-


nida fúnebre en honor del h.'. Michael Clain, que радо al Or.'. Eterno.

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e v o c a r l o c u a n d o q u e r a m o s ; y así v i v e él e n n o s o t r o s , y v i v i r á mientras
v i v a m o s . P e r o q u i z á v i v a a d e m á s de o t r a m a n e r a . ¿ P o r qué n o aceptarlo,
a u n q u e n o s e a m á s que en h i p ó t e s i s ? T o d o s los p u e b l o s de c u l t u r a refina-
da h a n a d m i t i d o l a s u p e r v i v e n c i a del a l m a e n s u s c u l t o s o e n s u s M i s t e -
rios r e l i g i o s o s ; y el que lea l o s Diálogos de P l a t ó n desapasionadamente
t e n d r á que r e c o n o c e r que t e n í a n s u s r a z o n e s p a r a s o s t e n e r e s a s creencias.
A l fin y al cabo el a d m i t i r l o así n o d e j a d e ser u n m a n a n t i a l de e s p e r a n z a ,
de f e y de e n e r g í a , que n o s o n de d e s d e ñ a r c o m o f u e n t e s de ética y d e
v i d a n o b l e y e j e m p l a r , en u n m u n d o q u e v a r á p i d a m e n t e r e b a j a n d o el d i a -
pasón, y hundiéndose en los intereses puramente abdominales, olvidando
que el h o m b r e t i e n e o t r o s ó r g a n o s , o t r o s i n t e r e s e s y o t r a s a c t i v i d a d e s m á s
l i m p i a s , m á s refinadas, m á s n o b l e s y m á s h u m a n a s , p u e s t o que lo humano
e s l a v i d a de la inteligencia, l a v i d a de l a razón, la v i d a del sentimiento
fraternal, l a v i d a del espíritu, e n fin; y l a o t r a v i d a , la del v i e n t r e , e s l a
v i d a a n i m a l , lo que t e n e m o s de c o m ú n c o n la b e s t i a .salvaje, o c o n e l i n s -
tinto g r e g a r i o de las h u m a n i d a d e s primitivas.
H a p a s a d o Clain al O r i e n t e E t e r n o ; e s decir, e n l a m a s ó n i c a s i m b o l o g i a ,
al o r i g e n d e l a luz y de la sabiduría, que e s o e s p a r a n o s o t r o s el O r i e n t e .
P a r a l o s que a d m i t a n que d e t r á s de e s t e s í m b o l o h a y a l g o m á s q u e u n a
f r a s e h u e c a , su d e s f a l l e c i m i e n t o n o s e r á u n m o t i v o m u y g r a n d e de pesar,
p u e s t o que le c r e e r á n e n u n a s i t u a c i ó n m e j o r que la que tenía en esta
tierra. P e r o p a r a l o s que c r e a n que t o d o ha t e r m i n a d o c o n l a t u m b a , su
s u e r t e t a m p o c o h a de p r e o c u p a r l e s , p u e s t o que s u p o n e u n a inconsciencia
a b s o l u t a , y l a i m p o s i b i l i d a d de d a r s e c u e n t a de s u i n c o n s c i e n c i a , c o m o se
dice en un Diálogo p o c o l e í d o de P l a t ó n . Q u e d a , de t o d o s m o d o s , el s e n -
timiento nuestro por esta inesperada separación. N o seamos m u y egoístas.
C u m p l i ó c o m o b u e n o e n la tierra, y e s o debe s a t i s f a c e r n o s c o m o h e r m a n o s .
Y t e n g a m o s p r e s e n t e que en la e x p r e s i ó n d e n u e s t r o d u e l o , d e s p u é s d e i n -
dicar n u e s t r o d o l o r c o n el r i t u á l i c o : " G i m a m o s , g i m a m o s , g i m a m o s " , d e c i -
m o s para t e r m i n a r : " ¡ E s p e r e m o s , e s p e r e m o s , e s p e r e m o s ! " E s t a esperanza
h a de s o s t e n e r n o s ; la e s p e r a n z a de que, e n e s t e o en o t r o m u n d o , ha d e
haber u n a c o n t i n u a c i ó n , u n a r e a n u d a c i ó n d e n u e s t r a actividad espiritual,
en c o n d i c i o n e s m e j o r e s , l o g r a n d o asi u n p r o g r e s o indefinido, que en m o d o
a l g u n o p u e d e n a s e g u r a r t a n s ó l o las l e y e s de las h e r e n c i a s f í s i c a s , puesto
que si s ó l o c o n t á r a m o s c o n ella, ni s e e x p l i c a r í a f á c i l m e n t e la aparición
del g e n i o , n i h a b r í a j a m á s u n a r e a l i z a c i ó n de t a n t o s a n h e l o s y vislumbres
q u e al p a r e c e r t e r m i n a n e n el s e p u l c r o .

H.-. JULIO GARRIDO

F I N

© Biblioteca Nacional de España


I N D I C E
Págs.,

SECCIÓN I.'
F i l o s o f í a s en pugna, p o r C a r l o s M a l a g a r r i g a 5
L o s a n t i g u o s límites, por P . G. В ii
E l s e n t i d o r e l i g i o s o d e la m a s o n e r i a : D i o s , p o r M. B e n l l i u r e 18
E r n s t y Falk. D i á l o g o s para m a s o n e s , por G. E . L e s s i n g 33
E l s e n t i d o m a s ó n i c o e n la v i d a p r o f a n a , p o r C. R. A v e c i l l a 44

SECCIÓN 2.*
E l rito e s c o c é s a n t i g u o y a c e p t a d o 52
L a m a s o n e r í a e n A l e m a n i a , por el H.-. L a f a y e t t e 72
H i s t o r i a sucinta de la m a s o n e r í a brasilera h a s t a 1896 81
H i s t o r i a c o n c i s a d e la a d o p c i ó n o m a s o n e r i a d e m u j e r e s 9 0

SECCIÓN 3.»
D o c u m e n t o s para la h i s t o r i a de la m a s o n e r í a e n E s p a ñ a 105
El a n t i m a s o n i s m o de G a l d ó s , por el H.-. B o l í v a r 120
N u e s t r o H.-. el abate M a r c h e n a , por P . G. В 143
Rectificaciones históricas, por P e d r o G o n z á l e z - B l a n c o 160
H i s t o r i a s u c i n t a de la m a s o n e r í a e s p a ñ o l a 170

SECCIÓN 4.*
F r a n z L i s z t , por el H . •. L u z 187
A p o s t r o f e a la Libertad, p o r el H.-. M a r c h e n a 191

SECCrÓN 5.*
L a p r i m i t i v a r e l i g i ó n de l o s h e b r e o s 192
L o s primeros siglos del cristianismo : S a n I r e n e o 200
E l s á b a d o . ( D i a b o l i s m o y brujería.) 214

SECCIÓN 6.*
Bibliografía 225

SECCIÓN 7."
Notas varias 228
Notas breves 25a

SECCIÓN 8.*
Consultorio masónico 265
I n m e m o r i a m , p o r el H.-. J u l i o G a r r i d o 270

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EDICIONES

LATOMIA
Latomia-1." vol. 5 pesetas-
Latomia - 2.° vol 5 —
Latomia 3."" vol 5 —
Diáloéo sobre masonería,
por el L ' , Seedorf. . . . 0,25 —
El corazón viajero (versos
profanos) por el b,', Joa-
c(uín Dicenta 4 —
El ansia de inmortalidad
por el b.'. Mariano Ben-
Uiure, 5 —

DE PRÓXIMA PUBLICACIÓN
La masonería en 1 2 pre-
guntas, por el b.'. Hen-
ne an Rbin 1 —

Daremos cuenta de los libros (¿ue se nos remitan \

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Precio: 5 pesetas.
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