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En los años 60 y 70 del siglo XX se produce una serie de movimientos sociales que
difunden ideas políticas y económicas que van a influir sobre los modos de hacer y de
pensar en las ciencias sociales.
Es una psicología que mira críticamente las experiencias y practicas psicológicas, el mundo
en el que surge y con cuyas circunstancias debe lidiar.
Las ciencias sociales advirtieron una separación entre ciencia y vida que llevo a rescatar
líneas de pensamiento que muchas veces fueron hechas a un lado al calificárselas como
no científicas o al no ajustarse a la tendencia dominante.
En 1970 debido a las condiciones sociales en muchos países y de la poca capacidad que
mostraba la psicología para responder a los urgentes problemas que los aquejaban, se
comenzó a desarrollar un modelo alternativo al modelo médico, que hace prevalecer la
conducta enferma, anormal, con las cuales se trabaja. Esta propuesta partía de los
aspectos positivos y de los recursos de esas comunidades, buscando su desarrollo y su
fortalecimiento, y centrando en ellos el origen de la acción.
En ese congreso se decidió generar un nuevo tipo de formación para los psicólogos que les
permitiese ejercer su práctica, así como desempeñar un nuevo rol en la comunidad.
El inicio de la psicología se caracteriza en la mayoría de los países por definirse más como
una práctica que como una nueva rama de la psicología.
Se define como aquella que trata de la comunidad y que es realizada con la comunidad. Lo
comunitario incluye el rol activo de la comunidad, su participación.
Maritza Montero la define en 1982 como la rama de la psicología cuyo objeto es el estudio
de los factores psicosociales que permitieron desarrollar, fomentar y mantener el control
y poder que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para
solucionar problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la
estructura social.
El quehacer comunitario
El rol del psicólogo comunitario se definió no como el de un experto, dueño del saber, que
se relaciona con alguien que no sabe, sino como alguien que posee un saber que le
permite actuar, pero que a la vez necesita del saber poseído por ese interlocutor, con el
cual necesitara trabajar interactivamente con fin de producir transformaciones.