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RELACION EJERCITO – PERON

Golpe del 4 de junio  Esta sería el primer golpe de estado sin participación civil alguna
en la historia argentina.

El manifiesto de los revolucionarios estaba destinado, en principio, a aclarar las dudas del pueblo
sobre sus intenciones y motivos de su acción. El hincapié está puesto en el rechazo y condena a las
autoridades derrocadas, y a todo un sistema basado en el fraude y la corrupción, que llevó al
pueblo al escepticismo y a la postración moral.

Si bien los insurrectos sabían a qué se oponían, les faltaba aun un programa propiamente
dicho.

Al principio, el gobierno mlitar del general Ramirez parecía proponer la aplicación de las
utopías autoritarias de los ideólogos del nacionalismo. La introducción de la educación
religiosa en las escuelas publicas se inscribía en el marco de una guerra contra la tradición
liberal en la enseñanza en todos los niveles.

No obstante, una vez puesta en marcha la avanzada autoriatia, la revolución se encontró


desprovista de contenido y sus dirigentes se vieron reducidos a buscar un camino a
tientas.

Con Ramírez en la presidencia, ingresa modestamente a la vida política Perón, a quien


designan secretario del Ministerio de Guerra.

Mientras tanto, el ejército controlaba realmente el poder. El objetivo de los nuevos


dueños de la Argentina habría de ser una pedagogía nacionalista; y un estilo militar de
gobierno, hecho de austeridad y trabajo, habría de constituir el medio para lograr
semejante proyecto.

EL GOU Y SUS CORONELES

La caída de Rawson, quien se creía en un principio que asumiría, reveló la existencia de un


poder detrás de los generales. Los autores de golpe de estado permanecían en segundo
plano. Corría el rumor de que Rawson había fracasado porque al formar su gabinete –
profundamente conservador- se había olvidado de los coroneles, autores de los planes del
levantamiento. Los coroneles son los oficiales con mayor rango con mando de tropa. La
presión de los coroneles iba a adquirir una importancia decisiva.

GOU antes y después del golpe  Fue, en primer lugar, un grupo de enlace bastante
informal entre jóvenes oficiales superiores partidarios de restablecer la moral y la
disciplina dentro del ejército y de recuperar al país de una corrupción que llevaría derecho
al comunismo. Veían necesario organizar y unificar a los oficiales de todas las
guarniciones. Cuando se produjo el golpe el GOU se encontraba en plena campaña de
reclutamiento.

Según Perón, el GOU había sido necesario para que la revolución no se desviara como la
del 6 de septiembre. El golpe de estado, improvisado y dirigido por hombres q no
pensaban como ellos, no colmaba las aspiraciones de los oficiales del GOU. Debían
recuperar el terreno perdido maniobrando discretamente y, al mismo tiempo, imponerse
como portavoces de los jefes de unidad, o sea, de los oficiales clave. “encaminarían al
gobierno”. El programa del GOU se convirtió en el programa de la revolución.

El gabinete de Ramírez estaba formado por eminentes jefes de las dos armas que tenían
opiniones políticas dispares. Solo estaban de acuerdo en hacer imperar el orden. Esta fue
la idea-fuerza que reunió oficiales nacionalistas y liberales, activistas y “apolíticos”. El
espectro de la agitación obrera preocupaba a todos los militares por igual. Los
nacionalistas, los hombres del GOU, temían que un “frente popular” con representación
comunista lograra el poder.

Políticas anti-obreras y anti-sindicalistas: Es por eso que las primeras medidas del
gobierno militar estuvieron destinadas a reprimir los partidos obreros y los sindicatos. La
lucha contra la subversión social y los reclamos laborales, el anticomunismo en el sentido
mas amplio del término, estuvo a partir de entonces al a orden del día y marcó
profundamente el accionar del gobierno militar.

La poltiica social el gobierno militarista se caracterizó en un primer momento por su rigor,


su paternalismo autoritario que exigia obediencia y disciplina social a los trabajadores
para poder recibir a cambio algunos beneficios sociales. La represión y la justicia iban de la
mano.

Pero, para Ramirez y sus colaboradores, la paz social se conseguía también con medidas
de urgencia para mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos. A fines de
junio del 43 comenzó a adoptarse un conjunto de medidas de tipo social como la baja
imperativa de los alquileres hasta un 20%, y el aumento de los salarios mas bajo de la
administración pública.

Esta política se vio coronada el 27 de noviembre del 43, cuando el Departamento


Nacional del Trabajo, una dependencia obscura e ineficaz del Ministerio del Interior, se
convirtió en Secretaría de Trabajo y Previsión bajo la titularidad de Perón. El decreto por
el que se creaba la nueva secretaría le asignaba la función de adoptar las medidas
conducentes a una mayor armonía entre las fuerzas productivas.
Neutralidad y nacionalcatolicismo

Un punto central que no tenía unanimidad en el seno del gobierno era respecto a la
neutralidad argentina. Ramirez no tenía una postura definida pero estaba rodeado de
elementos nacionalistas. Entre sus allegados predominaban los neutralistas. Frente a los
coroneles del GOU y “sus” generales (Farrel, Gilbert, Mason), los ministros proaliados se
encontraban aislados.

Sin embargo, el gabinete parecía propender oficialmente a un acercamiento con la política


de los Estados Unidos. En ocasión de un discurso el día de aniversario de la independencia
de Estados Unidos, el ministro de relaciones exteriores, Segundo Storni, manifestó la
buena voluntad de fortalecer la unidad y armonía con el continente americano.

Ambos bandos buscaban convencer a Ramirez. Hacia fines de agosto parecían predominar
los “rupturistas”. Durante una reunión de gabinete se habría decidido por unanimidad la
ruptura de relaciones diplomáticas. Pero al dia siguiente se volvió para atrás. El coronel
Anaya, proaliado, presenta su renuncia pero no fue aceptada. Por último, un tremendo
error diplomático perimitió a los nacionalistas dar el golpe final al clan anti-eje.

El 5 de agosto, Storni dirige una carta confidencial al secretario de estado norteamericano,


recordando su buena voluntad con ellos, pero con una impronta conciliadora, diciendo
que no era conveniente romper sus relaciones con el Eje.

La carta es publicada en los diarios el 8 de septiembre, conmoviendo e indignando al a


opinión publica para satisfacción de los nacionalistas. Storni renuncia.

Las disenciones en el seno del gobierno se confirman cuando ese mismo día, un
centenar de oficiales se dirige a la Casa Rosada para manifestar oficialmente su total
apoyo al gobierno, y consiguen la eliminación de las figuras proalidas del gobierno. Esa
misma tarde, prestó juramente como vicepresidente el general Farrel.

El gabinente queda resueltamente constituido por neutralistas.

Para esa nueva etapa del régimen militar, el general Ramirez iba a solicitar la colaboración
directa de la extrema derecha civil, de la católica en particular. Los integristas iban a
aprovechar la inesperada ocasión que se les presentaba para “restaurar la fed e la
nación”. El nuevo ministro de Justicia e Instrucción Punlica, Gustavo Marinez Zuviría,
destituyó de entrada al profesorado liberal de las Universidades y suprimió la autonomía
de la enseñanza superior.

El intento de instaurar un régimen nacionalcatolico no solo correspondia a la desmedida


afición opr el orden y el estrecho moralismo del os oficiales que detentaban entonces el
poder. La alianza de la cruz y la espada reflejaba la necesidad de dar una legitimidad
ideológica al sistema de las bayonetas. La neutralidad fue, en lo sucesivo, la expreison del
nacionalismo argentino, que se enraizaba con la “esencia carolica” y la “tradición
hispánica” del país. El nuevo curso estaba signado por las restricciones a las libertades y
por la represión tanto intelectual como política.

-Se revelaba el protecto en marcha de un Estado corporativo y social a la vez, jerárquico y


antiliberal, que desarrollaba una política nacional y autoritaria sin políticos. La revolución
multiforma y ambigua se transformó en una revolución nacional, cuya espina dorsal y
sostén seria el ejercito.

Las funciones como secretario del Ministerio de Guerra, de Perón, eran modestas, pero
en la práctica parecían las de una especie de vicepresidente de las Fuerzas Armadas.
Como tal, se desempeñaba principalmente como coordinador del GOU. Además, el 27 de
octubre del 43 pasó a ocupar la dirección del Departamento Nacional del Trabajo, que en
realidad era una dependencia del ministerio del interior sin poder y sin medios, pero que
Perón sabría transformar. Tuvo que conformarse con una secretaria, porque las
ambiciones del corones preocupaban a varios sectores castrentes. El 1 de diciembre,
Perón se convirtió en secretario de Trabajo y Prevision.

Peron pregonaba ideas sociales teñidas del sentido militar de la jerarquía y el orden.
(orden organización, intervención directa del estado en las relaciones entre obreros y
patrones, armonía social gracias a la colaboración de ambas partes).

La popularidad de Perón, que reclutaba a numerosos dirigentes sindicales, crecía cada día.
Ello se debía tanto a su carisma como a la eficacia con que resolvían los conflictos
laborales. Las convenciones colectivas se multiplicaban al mismo ritmo que los sindicatos
oficialistas cuya formación alentaba por todos los medios el secretario de Estado.

Las iniciativas cada vez mas ambiciosas de Perón comenzaban a preocupar a Ramirez.
Pero Peron dominaba la situación y seguía creciendo al amparo de este.

Mientras tanto, en el seno del gobierno aumentaba el malestar, llegándose de nuevo a


un enfrentamiento a raíz de un cambio en la política exterior. La neutralidad ya era
insostenible. A medida que la derrota del Eje se hacía evidente, los Estados Unidos
acentuaban las pesiones para que Argentina abandara su neutralidad y de alinie con ellos.
Por decreto, la presidencia rompe las relaciones diplomáticas con Alemania y Japon.

La discusión entre los oficiales del GOU fue muy aspera. Quienes no tenían
responsabilidades gubernamentales no aceptaban la ruptura. Perón que en un primer
momento apoyó a Gilbert, ministro de relaciones exteriores, lo abandonó y cambio de
bando ante la tempestad desatada en el ejercito. Esto aísla a los rupturistas, que en su
mayoría no eran aliados suyos.

Los nacionalistas vieron la ruptura como una traición, y la mayoria renuncia.

Estos eventos reforzaron el poder del GOU. Ramirez queda como responsable directo de
lo sucedido, quien fatigado por las tensiones, delega el mando a Farrel. El 4 de mayo
Perón es nombrado ministro de Guerra, ocupando así el puesto de mayor importancia
dentro del gobierno.

El 8 de julio Peron es nombrado vicepresidente y el 10 pronuncio su primer discurso


político. Con este cargo, más el de ministro de guerra y secretario de la STP; Perón
estaba en la cumbre. Pero le resultaba indispensable conseguir un amplio apoyo
popular.

Por lo demás, en todo el mundo se estaba imponiendo la democracia y las dictaduras


militares tenían sus días contados. Para no devolver el poder a los políticos civiles y
volver al a situación vigente antes del 4 de junio, los militares argentinos tenían que
extraer de sus filas a un buen candidato presidencial. Perón, sus colaboradores y
partidarios comenzaban a considerar la perspectiva electoral. Y el fervor popular les
daría la legitimidad.

Peron fue dado a conocer a nivel nacional con la el terremoto en San Juan, que destruyó la
ciudad. Se encargó de organizar la ayuda a los damnificados y se transformó asi en la voz
de la solidaridad nacional.

Para 1944, Perón encarnaba, porque era el único militar que la expresaba en actos, una
política social lucida y original. Partia de dos comprobaciones: 1- que las masas obreras se
encontraban, o bien desorganizadas, o bien controladas por sindicatos generalmente
dirigidos por la extrema izquierda; 2- que la legislación social era prácticamente
inexistente y que las legitimas reivindicaciones de los trabajadores quedaban sin
respuesta. El plan de acción incluía tres objetivos: realizar una política social generosa,
“organizar a las masas” en los sindicatos, excluyendo a los “extremistas”, e instaurar un
Estado fuerte capaz de terminar con la lucha de clases y de hacer respetar su decisiones
por las partes en pugna..

Muchos militares compartían esas ideas, pero también eran muchos los que, influenciados
por los nacionalistas, temian que los beneficios sociales otorgados por el estado y la ayuda
recibida por los sindicatos afectaran la jerarquía social. Algunos de los oficiales que
compartían el poder, los corporativistas y los tradicionalistas autoritarios, no apreciaban la
acción de Perón, en la que veían el resurgimiento del liberalismo.

Perón sabía de esas reticencias. Por lo que impuso su programa a la opinión militar sin
enfrentársele, gracias a una argumentación que apelaba directamente a los valores
profesionales de los oficiales: el fortalecimiento de la unidad nacional mediante la
organización del a armonía o de la solidaridad social y el mantenimiento del orden
socioeconómico. El tema de la justicia social quedaba relegado a segundo plano.

La relación de fuerzas en el gobierno había cambiado entretanto. Perón tenía más campo
libre y menos necesidad de tomar precauciones. La búsqueda de apoyo popular pasaba
por la atenuación de la dimensión militar del programa social peronista.

El nuevo secretario de la STP, realizó una labor legislativa considerable. Los conflictos
dejaban de ser simples asuntos policiales de orden público. Y los arbitrajes ya no se
hicieron únicamente a favor de la patronal.

CAPITULO 2

EJERCITO Y SINDICATOS

Mientras Perón iba ganándose el apoyo del pueblo, el régimen militar se endurecía
acelerando así su descomposición. El gobierno, desestabilizado, se encontraba a la
defensiva, y los militares revolucionarios parecían aferrarse desesperadamente al poder.
Estos al menos coincidían en un punto: oponerse al retorno de los políticos civiles.

1945 fue crucial para los militares. Era evidente que el gobierno simpatizaba con el eje:
manifestaciones en apoyo a aliados eran reprimidas; prohibición de algunas noticias sobre
el curso de la guerra.

El gobierno presidido por Farrel parecía haber perdido toda iniciativa, limitándose a
soportar lo que sucedía. Tuvieron que declararle la guerra. En materia de normalización la
acción de gobierno se prestaba al equívoco. Si bien se anunciaron elecciones, el gobierno
respondía con medidas autoritarias a las expectativas de la opinión publica, que estaba
cansada de un régimen de excepción imprevisible e irritable. Algunos opositores, exigían
al gobierno que renuncie para garantizar elecciones libres. Sobre todo los partidos
políticos y las clases opositoras, presionaban para una salida constitucional.

Los militares, aunque preocupados por la actividad desbordante de Perón, también se


daban cuenta de que el único que podía garantizar, en el plano corporativo y político,
los objetivos del movimiento revolucionario del 4 de junio. El tono antimilitarista de las
ultimas manifestaciones de la oposición incitaba al os oficiales a estrechar filar y
defender, junto con Perón, una solución legal que no pusiera en tela de juicio al a
institución militar.

Amplios sectores de la clase obrera apolíticos, o que ya eran preonistas, estaban


aprensivos opr lo que pudiera suceder con los beneficios sociales recientemente
otorgados por el gobierno militar. A esto se suman los ataques de sectores empresariales
al gobierno militar, por sus políticas obreristas. Esto fue propaganda hábil para Perón.

En vistas de elecciones, los generales y coroneles fieles a Perón, aceptan jugar entonces,
en condiciones poco propicias, la carta del acercamiento con los radicales. El apoyo de una
fracción de la UCR le daría al gobierno militar un barniz democrático.

En el seno de las Fuerzas Armadas, todos los oficiales consideraban que el gobierno en
funciones era suyo, por lo que se sentían participes de la orientación y del futuro
régimen. Las posiciones entre los militares estaban divididas. La mayoría de los oficiales
se negaba a volver a la situación anterior el 4J.

Los jóvenes nacionalistas escandalizados por el obrerismo de peron, se sentían


traicionados. Con el deshonroso cambio de opinión que había significado la declaración de
guerra y luego con el desvergonzado llamado a los políticos de los partidos con miras a un
retorno al liberalismo, los oficiales partidarios de un régimen jerarquico y
antiparlamentario terminaron por pasar a una oposición hosca o conspiradora. Los
militares liberales desestimaban la atmosfera popular. Otros militares se oponían al
“personalismo” de Perón.

Sin embargo, los oficiales deseosos de desalojar a Perón eran minoría. En realidad, todos –
menos 300- juraron fidelidad al ministro de guerra. Terminar con Perón, seria renegar de
la revolución del 4J. En la mayoría predominaba la fidelidad a la institución antes que la
defensa de los convencionalismos y de las jerarquías sociales.

Los partidos políticos, que desde la izquierda hasta la derecha, combatían al gobierno,
creyeron en julio-agosto del 45 que la victoria estaba cercana. La ofensiva civil se volvia
cada vez mas virulenta. Estos exigían al gobierno nazifascista una rendición incondicional.
Esto disimulaba la verdadera relación de fuerzas y llevaron a los partidos a multiplicar sus
torpeza. El antimilarismo y la exaltación de las democracias anglosajonas impidieron que
el ejercito se alineaara por entero en el bando antiperonista.
A comienzos de agosto, mientras estalla la bomba en Hiroshima, el gobierno levantó el
estado de sitio que venía rigiendo desde la época de Castillo. Los exiliados políticos
volvieron, el PC salió de las sombras y las orgas estudiantiles cercanas al a izquierda
fueron de nuevo legales. Esto sumado a la coyuntura internacional, daba seguridad a la
oposición de que el gobierno estaba cada vez mas débil y cerca de ser derribarlo. La
oposición salió a la calle. Mitines violentos, manifestaciones masivas, realizadas contra el
gobierno militar pero también contra el ejercito entero.

A estos dirigentes políticos, se les suma la “ayuda” de Braden, nuevo embajador de los
estados unidos, quien se convirtió pronto en el inspirador de la escalada
antigubernamental. Dado esto, para el ministro de Guerra resultó fácil apelar al
patriotismo y a los reflejos defensivos de la profesión militar  “la oposición propicia la
intervención extranjera y busca la división del ejercito”.

El 19 de septiembre tuvo lugar la MARCHA DE LA CONSITUTICON Y LA LIBERTAD, que


buscaba mostrar el aislamiento del poder como el profundo descontento popular.
Convocaron todos los partidos, pero además la SR, la bolsa de comercio, y los sindicatos
antiperonistas.

Las Fuerzas armadas estaban en una atmosfera de descontento ante la caótica situación,
lo que fue dando paso a un principio de conspiración. A partir de un acontecimiento
menor, explota todo. El 5 de octubre, el gobierno nombró a un puesto de segundo orden,
al de directos de Correos, a oscar Nicolini, amigo intimo de la familia Duarte, prefiriéndolo
a un oficial superior. Era la excusa que se estaba esperando y la prueba de que Peron
estaba dominado por su amante y la familia de ella.

El comandante de Campo de Mayo, Avalos, no disimuló su indgnacion, por el contrario, la


hizo publica, y el 9 de octubre exigió la renuncia del funcionario. Perón se negó a ello y
perdió el apoyo de la principal guarnición del país. Ante esto, Perón deberenunciar. No
antes de dar un discurso a la muchedumbre, con la intención de convencer a sus
simatizantes de apoyarlo y defenderlo.

La súbita caída de perón llevó al paroxismo la confusión politica. La posición cívico-politica


creyó que era un logro de ellos, aunque en realidad había sido una decisión de las Fuerzas
Armadas.

El 13 de octubre peron es detenido, a decisión de Avalos. En el ejercito esto fue recibido


con cierto desagrado. El antimilitarismo de la oposición se acrecentaba, y los militares
reflexionaron en que habían empeorado las cosas y de que, por encima de la persona
discutible del corones, los embates se dirigían desde entonces contral as instituciones
mlitares.
El general Avalos dio marcha atrás. Mientras tanto, en los barrios menos privilegiados,
comenzaba lentamente la agitación.

Los sindicatos y los trabajadores poco politizados tomaron la decisión de Avalos como una
mala jugada dirigida contra sus intereses. El comité central confederal de la CGT decidió
declarar una huelga de advertencia para el 18 de octubre. Contra toda expectativa, un dia
antes de la medida prevista, una manifestación obrera masiva se dirigió de la periferia al
centro de la Capital para exigir el retorno de Perón.

El fenómeno que resultó decisivo, fue el drástico cambio que se produjo en la opinión
militar entre el 10 y el 16 de octubre. Puede resumírselo de la siguiente forma: Perón o la
revancha de los políticos sobre el ejercito.

El 17 de octubre se decidió también el destino del gobierno de facto. Las elecciones


fueron fijadas para febrero.

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