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Oscar Sneyder Herrera Mahecha 181215119

Docente: Rodrigo Rubio Seminario ambiental II

Reseña: Delimitación de conocimientos, nuevos paradigmas: hacia un encuentro con la


ecología y el medio ambiente

Los años sesenta fueron un periodo de muchos cambios, como punto de quiebre, los
acelerados e industrializados tiempos modernos hicieron lo suyo dejando una huella
indeleble en la tierra y, a pesar del incremento de sus conocimientos y de sus economías
inicio un desenfreno irreversible en su modos de producción; esta situación se agudizo a
fines del siglo pasado, demostrándose desde esos días y hasta hora lo débil que puede ser
el cuestionamiento y la resolución humana ante los problemas que puede ocasionar sobre
su medio ambiente, sobre su propio “hogar”. A pesar de esto, la manera de concebir de
ver el medio ambiente fue trastocada, las relaciones del ser humano con su entorno se
iban haciendo más determinantes, innegables, más aun en la medida que su comprensión
iba siendo ampliada gracias a los avances de la ciencia, especialmente en el campo de la
ecología, donde se concluyó que los “productos o materiales” que el ambiente genera no
serían ya simples elementos de producción para ser gastados sino todo un ensamblaje de
componentes vitales que estaban en armonía constante con lo que desde ese momento
denominarían ecosistema.

La ecología en este ámbito ha resultado ser poco útil dado su carácter preponderante, mas
a estudiar aspectos como los ciclos alimenticios y la interacción entre los organismos,
razón por la que se volvería necesaria la presencia de una interdisciplinaridad (como la
geografía física y la ecología del paisaje) que complemente las necesidades propias de un
estudio concienzudo en la relevancia de los ecosistemas. Una nueva conceptualización de
la naturaleza y de los espacios naturales iba a ser replanteada por la geografía física en
tres de sus principales corrientes: la anglosajona, la francesa y la soviética. Cada una de
estas escuelas aporto grandes avances en el reconocimiento de los espacios dentro de un
relieve, siendo estos de diferente tipo, especialmente en cuanto a las modificaciones y
desplazamientos de la litosfera así como a la utilización de herramientas visuales como
mapas, que permitían un entendimiento más cabal en la conformación de los paisajes y
emparentaran las necesidades de aspectos como la morfogénesis con las evidencias de su
desarrollo histórico y demás alicientes en su evolución. (Esto por lo demás, asistido de
una cumplida sistematización conceptual de lo que vamos entendiendo como natural)
Podríamos decir también que la producción rural, la misma apropiación de los recursos
naturales esperaba (o espera) ansiosamente la congruencia y el beneficio en la asociación
de los factores anteriormente mostrados, pudiendo lograr así una adecuada y mejor
ordenación en los territorios de su espacio rural o lo que sería en definitiva una idónea
planificación ecológica coyuntural.

Uso sostenible, ritmo natural de remplazo o incluso la no intervención como respuesta


ante este tipo de desequilibrio ambiental, se han propuesto como posibilidades sin llegar
a ser determinantes, como en el caso de la selva brasileña y su brutal reducción forestal.
A sí mismo nos vamos adentrando por una serie de repercusiones que tendrían a las
ciudades como una de las principales causas de contaminación debido a los múltiples
servicios que estas exigen, llámense fuentes de agua potable, producción de desechos y
demás actividades humanas; igualmente en los casos en que el suelo es alterado e incluso
modificado debido a las construcciones e intervenciones de alto nivel como las vías u
otras, que requieren la utilización de substancias toxicas para intervenir la tierra el agua
y el aire, exigiendo un sustento ilimitado que se sigue corroborado aun como una
desproporción, ignorando alternativas de economías ecológicas que aunque no tengan una
trayectoria substancial han de verse igualmente concentradas o enfocadas hacia medios
sostenibles donde la economía sirva a las necesidades ecológicas más apremiantes.

Hablando de recursos renovables la contradicción es evidente, pues se ha visto que entre


más haya una supuesta renovabilidad de los recursos, más estos serán abusados o
simplemente sobrexplotados como en el caso de las tierras ocupadas para la agricultura y
que posteriormente dan paso al uso exclusivo de la ganadería. El escalonamiento que se
da en el avance de los medios de explotación es determinante también, siendo estos de
alcance geográfico, de verdadero cambio sobre los lugares señalados para estos fines, a
la par que transformadores del espacio más inmediato sobre el que se proyectan, es decir,
podemos comprobarlo en todos los espacios sociales dado el impacto que cada sociedad
imprime sobre su ambiente, pobres o ricos, y sin importar los agentes climáticos, u otras
consideraciones la afectación sobre el entorno donde se escribe la historia de cada pueblo
es innegable, (variamos en densidad distribución y organización dirá el autor) y solo habrá
una apertura hacia el cambio una vez emerja una nueva conciencia, necesaria para la
protección y cuidados de las bondades del ambiente en este aparatoso siglo XXI.
En este orden de ideas, desde los años ochenta las repercusiones fueron más graves:
agujeros en la capa de ozono, gases de efecto invernadero (cuyos desastres aún no han
terminado) despertaron las alarmas sobre una sociedad renovada bajo la sobreutilización
de sus recursos, estos mostraron ser mayormente abarcados por los países desarrollados,
situación paradójica ya que la afectación que ellos originan impacta globalmente a los
menos desarrollados llevando a un enfrentamiento desigual donde la admonición de las
responsabilidades son lo último en poner sobre la mesa.

Volvemos en el tiempo para encontrar otra dualidad en el manejo que se le ha dado a esta
problemática, apareciendo movimientos como el conservacionista, encargado de la
creación de los parques naturales alrededor del mundo, esto, frente a los intereses
intrínsecos de quienes veían en la preservación, (esta vista como un modo de asegurar los
“recursos naturales”) una simple medida que les garantizara el aprovechamiento de los
bienes naturales. Al desarrollo del primer conservacionismo le siguió un empoderamiento
ambiental, este más enfocado sobre las vías políticas sumado a una acción más directa y
a una difusión mediática que en nuestros tiempos cobraría gran fuerza pese a que con el
transcurrir del tiempo este ambientalismo declino debido a varios factores como el
alcance de su mensaje más proclive a la clase media y a su rasgos panfletudos en una
época reacia al comunismo y a todo lo que pareciera radical.

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