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Ingredientes básicos:
Para preparar un buen caldo de carnes y huesos necesitaremos: huesos, una pieza de
carne con hueso (de ternera, cordero, por ejemplo), o un pollo entero, con menudillos de
pollo (menudencias y casquería básica habitual), u otras aves. El uso de los huesos es
esencial, ya que proporciona sustancias curativas que la carne magra no aporta.
Podemos pedir al carnicero que parta por la mitad los huesos tubulares largos, para que
podamos sacar el tuétano (médula) después de la cocción.
Preparación:
Ponemos los huesos y la carne en una cacerola grande y los cubrimos con agua.
Añadimos sal natural, sin procesar, al gusto y algún grano de pimienta negra ligeramente
triturado o roto únicamente (no pulverizado o molido). Llevamos la mezcla a ebullición,
tapamos y cocinamos a fuego lento entre dos horas y media, y tres horas y media, como
mínimo (si se utiliza una olla de cocción lenta, podemos cocer durante toda la noche) El
caldo de pescado se elabora de la misma manera, con un pescado entero y con las
aletas, las espinas y las cabezas. El caldo de pescado estará listo en una hora u hora y
media como mínimo. Después de cocinar el caldo de carne, retiraremos los huesos y la
carne y lo pasaremos por un tamiz (coladera fina) para eliminar los huesos más pequeños
y los granos de pimienta.
El paciente debe continuar bebiendo caldo de carne caliente todo el día, con las comidas
y entre las comidas. No debemos calentar el caldo en el microondas (estos aparatos
destruyen la comida) por lo que es mejor usar la cocina convencional de gas o eléctrica.
También es importante consumir toda la grasa del caldo y de los huesos, ya que es
esencial en el proceso de curación.
Agregue algún alimento prebiótico a cada taza de caldo (veremos a continuación cómo
debe hacerse)
También tendremos que eliminar la piel y las semillas de los calabacines (zucchinis) y las
calabazas (zapallos), los tallos del brócoli y la coliflor, así como otras partes que parezcan
demasiado fibrosas. Debemos cocer bien las verduras, hasta que estén suaves.
Podemos licuar la sopa o dejarla tal y como está. El paciente deberá tomar estas sopas
con carne cocida y otros tejidos blandos de los huesos tantas veces al día como le
apetezca o requiera. Una vez que hayamos hecho una gran olla de sopa, la podremos
mantener en la nevera entre cinco y ocho días, calentando las raciones que necesitemos
en cualquier momento.
En salud:
Dr. Goosen López - Médico Funcional (Certificado GAPS)