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Buscando a Nemo

Nemo era un pez payaso. Estaba muy ilusionado con su primer día de escuela.
¡Despierta!, le dijo a su padre.
Pero su padre, Marlín, se preocupaba por Nemo, que tenía una aleta más corta que
otra.
¿Estás seguro de que quieres ir a la escuela?, preguntó Marlín.
¡Vamos, papá!, dijo Nemo. No iba a permitir que una pequeña aleta lo detuviera.
Marlín llevó a la escuela, y se quedó cerca para cuidar de su único hijo... aunque no
fue lo suficientemente cerca.
En una excursión, los nuevos compañeros de escuela de Nemo se alejaron de su
maestro y Nemo los seguió. Vieron un bote y sus amigos lo desafiaron a que lo
tocara.
¡Nemo se acercó al bote y nadó directo a un buzo! El buzo lo atrapó en su red y lo
llevó al bote.
¡Papa!, gritaba Nemo. ¡Ayudamé!
¡Ya voy!, respondió Marlín.
Pero el bote se llevó a Nemo antes de que Marlín pudiera salvarlo.
Marlín lo persiguió, pero en poco tiempo el bote desapareció de su vista.

El bote se había ido, pero Marlín no se rendiría. Nadó a toda prisa hacia un banco de
peces. "Ayudenme", dijo mirando a la profundidad del gran océano. "Debo encontrar
ese bote". Sólo le hizo caso un pez azul llamado Dory.
Dory no recordaba muy bien las cosas, pero eso no impidió que quisiera ayudar.
Juntos, Marlín y Dory emprendieron la búsqueda de Nemo.
Sin saber por dónde empezar a buscarlo, tomaron un descanso y entonces ¡hallaron
un visor de buceo que llevaba escrita la dirección del buzo! Ahora sólo tendrían que
ingeniárselas para encontrar a P.Sherman, Calle Wallaby 42, Sydney.
Mientras tanto, resultó que el buzo que había capturado a Nemo era un dentista.
Colocó el pez payaso en su pecera y ahí Nemo conoció a otros peces y a un pelicano
llamado Nigel.
El dentista planeaba regalar a Nemo a su sobrina Darla.
¡Darla!, exclamaron los otros peces. ¡Es una asesina de peces!
Los demás peces sabían que cuando el dentista limpiaba la pecera, sacaba a los
peces. Así que una vez que Nemo estuviera afuera, podría escapar al mar. Los peces
obstruyeron el filtro de limpieza y esperaron a que se ensuciara la pecera.

Pero el truco de la pecesa sucia no funcionó. Decidido a encontrar una salida, Nemo
nadó dentro del tuvo del filtro para intentarlo de nuevo.
Al mismo tiempo, en el océano, Marlín y Dory, que habían escapado de unos
tiburones, sufrido picaduras de medusas viajando dentro de una ballena, se hallaban
frente al puerto de Sydney. ¡Estaban cerca!
Nigel le dio esta información a Nemo. Saber que su padre estaba cerca motivaba aún
más al pececito, así que fingió estar muerto para que el dentista lo arrojara al inodoro.
¡El truco funcionó, y pronto Nemo y su padre se reunieron!
"Te amo, papá", dijo Nemo.
"Yo también te amo, hijo", dijo Marlín sonriendo mientras se abrazaban.

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