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ACTIVIDADES
Conceptos básicos:
En el 2004, Schwald, conceptualiza la responsabilidad social como una filosofía de los actos;
ser socialmente responsable es “ser consciente del daño que nuestros actos pueden ocasionar
a cualquier individuo o grupo social”, a ello añade: “la responsabilidad empresarial (RSE) es
una extensión de la responsabilidad social individual que tiene todo ciudadano hacia su entorno
físico y social lo que se denomina ciudadanía corporativa” (2004, p.103).
Diversos autores (Caravedo, 1998; Portocarrero; Sanborn y LLusera, 2000; Schwald y Gómez,
2004; Schwald, 2004) coinciden en señalar que la gestión de responsabilidad social implica
varias cosas, entre ellas, que las empresas desarrollen una visión de futuro con la comunidad y
la sociedad en general; que se promueva liderazgos internos para la mejora de la productividad
y la movilización de recursos humanos. Estas acciones suelen coincidir con los procesos de
construcción, transformación y movilización de comunidades líderes y agentes sociales propias
del trabajo de la Psicología comunitaria.
La responsabilidad social “es un compromiso que las empresas asumen por el bienestar del
entorno social que las rodea” (Caravedo, 1998, p.15). Este compromiso, lleva a las empresas a
realizar acciones que eviten o mitiguen cualquier impacto negativo que sus operaciones puedan
ocasionar sobre las personas, que habitan determinado espacio, y potenciar todos los impactos
positivos que una inversión trae a las áreas en que se desarrollan las operaciones. Caravedo,
(1998, 1999, 2004), señala que las empresas pueden no establecer relaciones con su entorno o
pueden hacerlo de forma filantrópica, voluntarista o con responsabilidad social.
Para Schwald (2004) los aspectos de relaciones laborales positivas, buenas relaciones con la
comunidad, voluntarismo y filantropía, no son nada nuevo en la historia de las organizaciones,
pero sí lo son: La responsabilidad con la cadena de negocios, el enfoque medioambiental
global, la ética en los negocios, el desarrollo sostenible, infraestructura productiva,
educación sustentable, entre otros.
Temas que han sido enmarcados en espacios específicos de impacto productivo de las empresas,
valga decir las comunidades en las que se opera. En el 2001, León señala que “el fin de la
responsabilidad social de las empresas (RSE) es lograr el uso productivo de los recursos que se
ha transferido a las comunidades” (p.50). Este uso productivo de los recursos, que podría ser
ubicado como un proceso transformador, debe estructurarse desde la situación de la comunidad
y para mejora de la misma; y es aquí donde empezamos a encontrar cuestiones en común con
los principios y elementos propios de la intervención en psicología comunitaria; ya que “es la
comunidad la noción clave, el ámbito y motor fundamental, el sujeto y objeto de esta disciplina”
(Montero, 2004, p.197).
Schmidheiny define a la RSE, como “el compromiso de las empresas de contribuir al desarrollo
económico sostenible trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la
sociedad en general para mejorar su calidad de vida” (Schmidheiny, 2006). El cuadro siguiente
resume algunas acciones de responsabilidad social que pueden ser realizadas:
De acuerdo con la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987); “El
desarrollo sostenible es aquel que satisface las necesidades del presente, sin comprometer la
capacidad para que las futuras generaciones puedan satisfacer su propias necesidades”;
Considerando esta definición es oportuno destacar que la aplicación de la Responsabilidad
Social Empresarial (RSE), es cada vez más evaluada y con mucha más drasticidad, por las
nuevas generaciones, en quienes existe mayor conciencia sobre la realidad del “Mundo Verde”
Adicionalmente al cuidado que las empresas deben tener con el medio ambiente, también la
Responsabilidad Social Empresarial (RSE), permite evaluar y diseñar programas y estrategias
para facilitar la convivencia con los colaboradores, sus familias, los proveedores, los clientes y
cualquier persona o comunidad con la que exista interrelación.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no constituye una práctica de carácter normativa
e impositiva, se fundamenta en programas que surgen a lo interno de las organizaciones y que a
través de estrategias y acciones de sensibilización, permiten hacer un llamado a la conciencia
para retomar los principios éticos y morales de los fundamentos de la empresarialidad y las
buenas prácticas para hacer negocios prósperos y sostenibles, garantizando la convivencia, sin
daños a terceros ni en el presente, ni en el futuro.
Que existe una relación directa entre los ODS y el ámbito empresarial es una cuestión ya negada
por pocos. El logro de los ODS depende de la implicación del sector privado por la necesidad de
escala, por la necesidad de cambios en el modelo de producción y de consumo, por la necesidad
de innovación, o por las alianzas con otros actores.
Pero, además, el futuro de las empresas también depende de los ODS. Si se reduce la
desigualdad (ODS 10), los conflictos (ODS 16), se lucha contra la corrupción (ODS 8) y se
frena el desarrollo ambiental (ODS 15), se creará un contexto más favorable para los negocios.
Junto a ello, las empresas tienen incentivos económico, la oportunidad de anticiparse a los
cambios constantes, y prevenir riesgos, amén de un caldo de cultivo idóneo para la innovación.
Ahora bien, para idear iniciativas empresariales en el logro de los ODS tendrán que:
entender las oportunidades de mercado de los ODS para cada sector empresarial dirigiendo
la planificación estratégica y la innovación a soluciones sostenibles.
colaborar con pares del sector: la cooperación a largo plazo es la base de la creación de
sistemas más complejos, diversos y resilientes, sistemas en definitiva, con mayor probabilidad
de éxito, y el intercambio de buenas prácticas.
Trabajar con los encargados de formular políticas para pagar el verdadero costo de los
recursos naturales y humanos, avanzar en sistemas de medición, y la alineación con las agendas
de desarrollo nacionales.
Los ODS como señaló Ban-Ki-Moon en su informe de síntesis para la preparación de los ODS
– son la antesala de una gran transformación pero no en sí mismos, sino por los desafíos que
abordan. Y como tal desafío han de ser vividos por las empresas.
El mundo ya está siendo testigo del dramático impacto del cambio climático en los sistemas
naturales. La degradación del aire y la tierra, la escasez de agua, la deforestación, la
contaminación marina y la disminución de la biodiversidad. Esto se traduce en la creciente
frecuencia y gravedad de los peligros naturales, que conducen a más desastres por el
crecimiento de la población y los patrones de desarrollo económico. Así mismo, el cambio
climático socavará la seguridad alimentaria, exacerbará las amenazas a la salud, afectará
negativamente la disponibilidad de agua y provocará grandes desplazamientos de población.
Poner coto a tiempo a este marco apocalíptico solo puede venir de la mano de políticas
efectivas, compromiso político pero sobre todo, de innovaciones tecnológicas disruptivas. Las
innovaciones tecnológicas serán claves en la carrera contrarreloj frente a la degradación
ambiental: la generación solar y eólica se está volviendo más barata y más confiable,
especialmente cuando se combina con soluciones de almacenamiento de energía; los parques
eólicos flotantes para capturar la energía eólica sobre los océanos; las hojas biónicas para el
almacenamiento de energía renovable; las baterías de litio; los biocombustibles a partir de
enzimas monooxigenasas líticas de polisacáridos, la tecnología blockchain y sus múltiples
aplicaciones en la cadena de valor, son solo algunos ejemplos.
El vínculo entre pobreza y vulnerabilidad a los peligros naturales es claro, así como la inequidad
entre naciones, ya que los países y las poblaciones que pueden verse más perjudicadas por los
impactos del cambio climático son los menos preparados para abordarlos.
Por ello, y para alcanzar los ODS, las estrategias de financiación deben movilizar a todas las
fuentes de financiación, públicas y privadas, nacionales e internacionales. Ante la ya clásica
cicatería de los países desarrollados a aumentar la financiación al desarrollo y la renuencia en el
compromiso en la lucha contra el cambio climático, la iniciativa empresarial y la de los
inversores, pasará a un primer plano.
Desde el año 2000 han surgido varias asociaciones innovadoras de múltiples partes interesadas,
como el Fondo Mundial y nuevos mecanismos de financiación para el desarrollo, incluidos los
bonos verdes. Será esencial ampliar los mecanismos probados en cuanto a tamaño, alcance y
alcance geográfico.
Además de esto, los inversores se están involucrando cada vez más, alejándose progresivamente
de la financiación de combustibles fósiles. Por ejemplo, en la One Planet Summit el 12 de
diciembre de 2017, el Banco Mundial se comprometió (entre otras cosas) a dejar de financiar
nuevas exploraciones de petróleo y gas a partir de 2019. A esta declaración se unieron entidades
como la compañía de seguros AXA o el banco ING, comprometiéndose a desvincular sus
inversiones progresivamente de los proyectos de combustibles fósiles.
Los inversores institucionales también muestran un interés creciente en la huella de carbono y
la Corporación Financiera Internacional ha hecho de las inversiones mitigadoras del cambio
climático una de sus máximas prioridades con 28 trillones de dólares para los próximos 20 años.
El CEMEFI, en sus revisiones, incluye cuatro ámbitos con los que certifica a las empresas y que
debe cumplir toda empresa socialmente responsable (Porto y Castromán, 2006):
1) Contribuir a la calidad de vida dentro de la empresa. Las empresas generan empleos y pagan
sueldos y salarios, que deben ser justos y oportunos (Barroso, 2007), contribuyendo al
desarrollo de los trabajadores y mejorando su calidad de vida. Al mismo tiempo los
trabajadores, con sus ingresos, fomentan el desarrollo de las comunidades donde radican.
También se requiere mejorar el clima organizacional y la calidad de vida laboral (CVL) a través
de constante capacitación, adecuada supervisión, comunicación eficaz y trato digno a las
personas. El mejoramiento de las habilidades de comunicación en la empresa, el aumento de la
autoestima, el manejo de las finanzas personales, el trabajo en equipo y la prevención de
adicciones, generan impacto positivo en las organizaciones.
2) Cuidado y preservación del medio ambiente. Es necesario que las empresas cuiden el entorno
que les rodea y fomenten en los trabajadores y sus familias el ánimo para preservarlo. También
se espera que exijan a sus proveedores, trabajadores, autoridades y gobierno que lo hagan
porque no es suficiente cumplir con las normas ambientales sino que se requiere fomentar los
valores para que esto sea voluntario y permanente, para lo que es posible y deseable contar con
la ayuda de organismos especializados en cuestiones ambientales.
3) Desempeñarse con un código de ética. El trato ético permitirá a las empresas mantener
relaciones de calidad con proveedores y clientes, resultando que más de ellos buscarán hacer
negocio con esas empresas generando mayores volúmenes de venta y más ingresos como
consecuencia. Correa et al. (2005) y Medina (2006) coinciden al respecto al afirmar que la RSE
lleva a obtener más ganancias debido a una mejor imagen de la empresa y más confianza de
los stakeholders hacia ella. Es una relación ganar–ganar, o de ganancia óptima (Barroso, 2008).
4) Vincularse con la comunidad a partir de la misión del negocio, pero también de los bienes y
servicios producidos. Para Barroso (2007), se espera que las organizaciones realicen acciones
que propicien el desarrollo de la sociedad y que colaboren con causas sociales y de bienestar
público más allá de la mera filantropía, debido a que ésta no necesariamente está conectada con
la misión o visión de la empresa, además de que su impacto no puede cuantificarse. El objetivo
es la colaboración activa y voluntaria con la sociedad mediante la participación en programas de
apoyo como la donación de recursos a diversas fundaciones de ayuda humanitaria, planes de
becas para niños y jóvenes, así como asistencia técnica para obras de beneficencia promovidas
por organismos sin fines de lucro. No es sólo dar, sino participar activamente.
Para ser socialmente responsables en el sentido amplio del concepto, las empresas deben
cumplir con los cuatro ámbitos al mismo tiempo. Si practican algunos de ellos entonces sólo
estarán realizando acciones de compromiso empresarial con la sociedad, pero no puede decirse
que sean socialmente responsables en el sentido amplio del concepto. Mientras las empresas no
perciban la RSE como un factor esencial en la continuidad de los negocios, ésta se mantendrá
como una mezcla semántica con rasgos de evasión–cumplimiento y filantropía social que,
finalmente, puede ser abandonada (Sánchez et al, 2007).
1. La Teoría de los Stakeholder o de los Grupos de Interés Desde hace unas décadas, es
perceptible por parte de buena parte de los teóricos de management y de bastantes académicos
un deslizamiento desde perspectivas más alineadas con las concepciones de empresa
tradicionales a las que hemos hecho referencia en el epígrafe anterior, hacia otro planteamiento
distinto, cual es el denominado enfoque stakeholder o de base ampliada de la empresa. Se da por
asumido que un planteamiento tal tiene la virtualidad respecto a las otras teorías de expresar y
de poder conceptualizar de manera mucho más real y precisa la compleja red de interacciones
existentes entre las empresas y las organizaciones, por una parte, y el resto de instituciones que
configuran el entorno sociopolítico, por otra. Aunque el concepto de stakeholder, como
neologismo que apunta a una metáfora —literalmente vendría a significar: “el que mantiene una
apuesta”…y nótese bien su cercanía fónica al término stockholder, que vale por shareholder y
que sería, vertido al castellano, “el que tiene en su poder una parte alícuota de una empresa”; o
sea: el accionista—, había sido utilizado ya en los años sesenta y setenta, es Edward Freeman
(1984) quien sistematiza y delinea una manera de aproximarse a los stakeholders que puede dar
como resultado final, toda una teoría de la empresa y la gestión, abriendo pistas —tímidamente,
si se quiere; pero abriendo pistas al fin y al cabo— hacia lo que venimos denominando un nuevo
paradigma de empresa a la altura de los requerimientos y circunstancias del siglo XXI. Y si no
queremos ser tan osados en la adjetivación y aplicamos un poco de sordina a la tesis, cuando
menos lo que es innegable es que la teoría del stakeholder constituye una feliz metáfora que
puede ponernos en pista para avanzar hacia una situación en que las empresas y el propio
sistema capitalista contribuyan a configurar una realidad más justa y beneficiosa para todos.
Mimbres para ello parece haberlos: es cuestión de sustituir asunciones tradicionalmente llevadas
a efecto desde el planteamiento neoclásico respecto al sistema capitalista por otras alternativas.
El propio Freeman et al., en un reciente artículo (Freeman, Martin and Parmar, 2007) afirma a
este respecto que los implícitos narrativos del discurso tradicional aplicado a la actividad
económica y al capitalismo —labor capitalism, government capitalism, investor capitalism,
managerial capitalism, entrepreneural capitalism— se han venido construyendo, como ya
decíamos más arriba, sobre una antropología simplista y una preocupación más nítida por
apropiarse el valor económico que por crearlo: Junto a ello estaría el supuesto de que lo
predominante es la competición, la escasez de los recursos, el juego de suma cero y el hecho de
que el ganador se queda con todo… Así las cosas, claro es, queda poco espacio para la ética. Sin
embargo, dice, las cosas no tienen por qué ser necesariamente así: precisamente el leit-motiv del
artículo a que me refiero en este párrafo no es otro que el intento por redefinir la narrativa del
capitalismo sobre los conceptos de stakeholders, creación de valor e intercambio, en el
entendimiento de que si somos capaces de pensar cómo una sociedad puede mantener un
sistema de creación de valor y de intercambio voluntario, el capitalismo puede devenir un
concepto útil. A lo largo de este casi cuarto de siglo que va desde 1984 hasta hoy en día, como
no podía ser de otra manera, la literatura sobre el tema del stakeholder no ha hecho sino crecer
exponencialmente. Una simple incursión en cualquiera de los buscadores de Internet al que se le
introduzca el concepto arrojará varios miles de títulos como podrá comprobar el lector curioso.
Por lo demás, es razonable suponer que, al objeto de conmemorar la efeméride de los
veinticinco años, veamos cómo el año 2009 resulta prolífico en nuevos títulos y aportaciones a
este respecto. De hecho da toda la impresión de que ya se han estado calentando los motores en
los últimos meses. A modo de botón de muestra hacemos referencia a tres publicaciones de
distinto alcance, pero con un mimo interés. Cuando esto escribimos tenemos encima de la mesa
el ejemplar correspondiente al mes de abril de este año de 2008 del Business Ethics Quarterly
donde se recoge un artículo firmado por Bradley R. Agle, Thomas Donaldson, R. Edward
Freeman, Michael C. Jensen, Ronald K. Mitchell y Donna J. Wood (2008). Se trata de una
especie de diálogo entre estos reputados teóricos y viene a recoger algunas de las contribuciones
del simposio tenido en Filadelfia el pasado año de 2007 por parte de la Academy of
Management sobre el futuro de la teoría del stakeholder en la gestión de empresas. Como
reconocen Agle y Mitchell en la introducción (Agel and Mitchell, 2008), la vitalidad del
concepto está fuera de discusión; y más bien de lo que se trata es no tanto de si sí o si no, sino
de cómo la teoría del stakeholder evolucionará y aportará nuevas y mejores perspectivas para la
interpretación de la empresa y la gestión. Por lo demás, tenemos ante nosotros también dos
recientes publicaciones recopilatorias —readings— de algunos de los más señeros artículos
respecto a la teoría de los stakeholders, uno en inglés (Zakhem et al., 2007) y otro traducido al
italiano, a cargo de Freeman , Rusconi y Dorigatti (2007). Está fuera de todo intento sensato
querer aproximarse a la lectura, no ya de todo lo escrito al respecto en estos veinticinco años
cuando menos, sino tan siquiera de dejar aquí constancia de las ideas centrales de los que pasan
por ser —y son sin duda— hitos teóricos de referencia obligada (Freeman, 1984; Phillips,
Freeman and Wicks, 2003; Donaldson and Preston, 1995; Goodpaster, 1991; Mitchell, Agle and
Wood, 1997; Carroll, 1979; Phillips, 2003; Clarkson, 1995). En todo caso, al objeto de dar idea
de la complejidad del tema, en una especie de aproximación metateórica, no podemos menos de
llamar la atención del lector hacia una clasificación de las perspectivas desde la que la literatura
aborda el tema de los stakeholders, ya convertida en clásica —si bien también sujeta a
controversia: la propuesta en su momento por Donaldson y Preston (1995). Para estos autores es
posible distinguir tres aspectos diferentes en la teoría: el descriptivo, el instrumental y el
normativo. El aspecto descriptivo de la teoría vendría a explicar y dar cuenta de la naturaleza de
las operaciones de la empresa. El instrumental viene a dejar sentado que el enfoque stakeholder
a la hora de dirigir empresas es mejor que cualquiera de las aproximaciones rivales con vistas a
la consecución de los objetivos y las metas empresariales, incluido el de la búsqueda de la
rentabilidad. Por su parte, el momento normativo de la teoría apunta a lo que se supone debe ser
entendido por la función de la empresa y aporta guías filosóficas y éticas que deberían ser
tenidas en consideración a la hora de gestionar las empresas y organizaciones desde una
explícita orientación por la dimensión moral —moral management (Carroll, 1991).
El denominador común de cualquier grupo de interés viene conformado por el hecho de que
cada uno de ellos tiene, precisamente, algo en juego a propósito del funcionamiento de la
empresa; hay algo que esperan ganar o que buscan no perder; puede ser el caso de que quieran
modificar algún tipo de práctica o conseguir que permanezca. En todo caso, cada stakeholder,
como su propio nombre indica, tiene algún tipo de stake en la marcha de la empresa. Los
distintos autores que han tratado de profundizar en la cuestión de los intereses de los
stakeholders, con vistas a desarrollar análisis estratégicos de los mismos no son unánimes a la
hora de distinguirlos por categorías. Por nuestra parte, entendemos que la taxonomía propuesta
por Wartick y Wood (1998) —con causa y raíces, por supuesto, en trabajos anteriores (R. K.
Mitchell, B. A. Agle y D. J. Wood, 1997)— cubre de manera muy cumplida los tipos básicos de
intereses presentes en los más variados grupos. Son los siguientes: Intereses de tipo material,
intereses políticos, intereses de afiliación o pertenencia, intereses relacionados con la
información, intereses simbólicos y finalmente, intereses de tipo metafísico y espirituales. Se
entiende por interés de tipo material todo aquello tangible que es buscado o que está siendo
puesto en riesgo y cuestión por la propia ín dole del quehacer empresarial. Tal sería, por
ejemplo, lo que se relaciona con los resultados financieros de la empresa: la búsqueda de
beneficios económicos, el temor a entrar en pérdidas o a perder el puesto de trabajo. Dentro de
los intereses materiales no financieros cabría señalar, pensando en las expectativas de los
trabajadores, la aspiración a tener un entorno de trabajo seguro, evitando en la medida de lo
posible los peligros y riesgos laborales. Los intereses de tipo político tienen que ver con la
distribución del poder y la influencia. Y ello, a su vez, puede ser entendido, bien con relación al
intento por atraer hacia un tipo de posiciones favorables a un determinado grupo las
reglamentaciones y políticas instrumentadas por las autoridades, las administraciones públicas y
los entes reguladores a través de procesos más o menos explícitos de lobby; o bien puede ser
entendido desde el más cercano ámbito del ejercicio del poder y la influencia en el interior de la
propia empresa y el gobierno corporativo (por ejemplo, una OPA hostil o el intento de una ONG
por conseguir recursos de parte de una determinada empresa para sus proyectos vendrían a
configurar casos del tipo segundo). Los intereses de afiliación apuntan al deseo de pertenencia
que todos los seres humanos sentimos en mayor o menor grado y que nos lleva a buscar formar
parte de una red social en la que encontrar ubicación y sentido. A este respecto, los stakeholders
cuyos intereses primordiales se tipifican como intereses de afiliación, suelen estar preocupados
por cosas tales como el modo como los valores de la empresa se alinean o no en sintonía con la
comunidad local; o si hay manera fácil y gratificante de formar parte de grupos de pertenencia
con gente del mismo “tipo y nivel Los intereses relativos a lo que tiene que ver con la
información, el conocimiento y las opiniones, apuntan hacia los datos, las noticias relevantes,
los resultados de investigación. En tal sentido, los grupos preocupados o concernidos
especialmente por este tipo de interés suelen enfatizar y demandar de parte de la empresa una
elevada transparencia informativa. Los entes reguladores son, en consecuencia, cada vez más
sensibles a esta realidad y tratan de oponerse en la medida de lo posible a cualquier tipo de
opacidad u ocultación de datos o informaciones relevantes. Esto que se dice es especialmente
claro en lo referido a modificaciones legislativas en relación con el gobierno corporativo y el
buen gobierno de las sociedades cotizadas. La modificación de la ley financiera, el llamado,
entre nosotros, Código Conthe o Código Unificado de Buen Gobierno son ejemplos elocuentes
de lo que se quiere decir (Fernández Fernández, 2008). Cuando nos las habemos con grupos de
interesados para los cuales la preocupación fundamental tiene que ver con la reputación, la
imagen que la empresa tiene o proyecta en la sociedad en la que opera, la percepción que los
clientes se hacen de la empresa en cuestión, el modo como los trabajadores “viven” su
pertenencia, el grado en que la actividad de la compañía empatiza con expectativas culturales,
religiosas o —en su caso— nacionales… estamos en presencia de lo que cabe definir como
intereses de tipo simbólico. Y por supuesto, no por el hecho de que sean menos tangibles que
los materiales, debieran en modo alguno ser relegados a un segundo nivel en la consideración de
quienes dirigen y administran.
Finalmente, los intereses de tipo metafísico o espiritual apuntan hacia claves profundas del
sentido de la vida; hacia valores religiosos o filosóficos; a creencias sobre lo divino, lo humano
y la naturaleza. A menudo este ámbito plantea dilemas y problemas de tipo ético que afloran en
asuntos controvertidos donde se involucran asuntos relacionados con la vida, la muerte, la
técnica, la bioética. Tanto quienes se posicionan a favor, como quienes lo hacen en contra de
una determinada práctica, suelen hacerlo desde planteamientos que conectan con estratos más
profundos que lo eminentemente racional, y que se enraízan en la creencia y la fe. Como se ve,
es mucho y muy distinto —intereses múltiples y variados— lo que puede estar en juego en el
entorno de lo que la empresa representa. Esta aproximación, evidentemente, es mucho más
compleja, pero, también, más rica que aquéllas otras que dejan fuera de consideración estas
realidades —los intereses en juego— a las que acabamos de aludir de manera esquemática en
los anteriores párrafos. Ahora bien, a efectos de avanzar en nuestra caracterización de este modo
de entender la esencia de la empresa y la clave de la gestión desde esta base ampliada, debemos
decir a renglón seguido una palabra sobre la otra cara de la moneda. Pues junto a los diversos
intereses y aspiraciones, hay que señalar la contrapartida: el poder que los grupos de interesados
tienen para hacer valer en más o en menos —y con mayor o menor efectividad— sus
pretensiones. La clave está en la adecuada articulación entre intereses y poder. Y en
consecuencia, conviene caer en la cuenta de que hay tipos distintos de poder en lo que a los
grupos de interés hace referencia. Por un lado estarían aquellos que tienen el poder formal, el
poder que los estatutos, la legislación y los reglamentos les otorgan por derecho propio. Así, por
ejemplo, en empresas cotizadas, estarían los accionistas, los miembros del consejo de
administración, la alta dirección de la compañía, los ejecutivos y, en su caso, los representantes
de los trabajadores. Vendría a continuación el que cabría calificar como poder económico,
entendiendo por tal aquel que podría afectar a la cuenta de pérdidas y ganancias de la empresa.
Dicho poder lo tienen, ante todo los clientes — que ejercen su voto monetario al comprar o no
comprar un bien o servicio de terminado—, pero también los proveedores, las instituciones
financieras y los trabajadores. En tercer lugar habría que hacer referencia al poder político, en
sintonía con lo que más arriba indicábamos respecto a los intereses políticos. Las fuentes del
poder no dejan de tener implicaciones para la gestión; así como el hecho de que con gran
frecuencia, las líneas de separación entre los distintos tipos de intereses y poder son mucho
menos marcadas de lo que pudiera pensarse. Y por supuesto, teniendo presente que no es
infrecuente tener que habérselas con stakeholders mixtos o grupos que acumulan intereses
distintos por la propia índole de que no son, por así decir, químicamente puros. Pensemos, por
ejemplo, en empleados que, a la vez, son accionistas, clientes de la propia empresa y vecinos de
la planta para la que trabajan… Todo esto, en el fondo, no hace sino complicar aún más la tarea
de dirigir bien la empresa. Pero la altura de los tiempos no permite no orientar una gestión que
aspire a ser, si no exitosa, cuando menos, sostenible, por otros derroteros al margen de la
atención exquisita a los stakeholders. Esta manera de comprender lo que la empresa es y
representa supone un paso delante de primera magnitud. De hecho el actual auge de la
Responsabilidad Social de la Empresa, del que tanto cabe esperar con vistas a la mejora y
humanización de las relaciones entre la empresa y la sociedad sería impensable sin suponer
detrás del fenómeno toda una filosofía del stakeholder.
3.3. ÉTICA EMPRESARIAL
Sería a partir de los años sesenta del pasado siglo cuando la ética irrumpe en el ámbito de la
empresa. En este sentido, podemos afirmar que está íntimamente ligada a la responsabilidad
social de las empresas y a la forma como éstas la transmiten al medio circundante. En ese
ambiente, la empresa establece relaciones con los consumidores en cuestiones de seguridad, de
calidad, de precio de los productos y de servicios y se relaciona con sus empleados en las
siguientes situaciones: seguridad, salarios, no discriminación, desarrollo de la formación, etc. La
ética en cuanto concepto no se relaciona con la religión, en lo que se refiere a lo que es
verdadero o correcto y lo que está equivocado; no se relaciona tampoco con objetividad o con
subjetividad sino con un carácter universal, es decir, en extrapolar juicios de valor.
Hablar de ética y de su relación con la responsabilidad social nos remite directamente al
problema del uso / costumbre, de los hábitos ligados a manifestaciones de cada colectividad a
través de sus tradiciones y creencias. El uso es aquello que con el pasar del tiempo se transforma
en costumbre jurídica, caso de cumplir las condiciones materiales y formales de ésta. Si bien,
también es lo que, por no satisfacer determinados requisitos, no se caracteriza como costumbre
de derecho, o sea, como norma exigida, ampliada por los mecanismos sancionadores
correspondientes.
Flax y Fulao (2008) al afirmar que “La ética empresarial, es un campo de la filosofía práctica
que contiene diferentes enfoques, y si bien no se propone efectuar una sustitución de éstos, sí se
puede afirmar que el enfoque de la Responsabilidad social empresarial se presenta como el de
mayor difusión. Sin embargo, bajo ese nombre se va desarrollando una suerte de trivialización
conceptual y reflexiva en cuanto al comportamiento ético empresarial, sus principios, sus
consecuencias y los factores limitantes que lo condicionan, lo que no significa un demérito a los
aportes de aquellos que están genuinamente preocupados por la RSE. Por el contrario, debe
considerarse como actitud madura la manifestación del alcance y las limitaciones de algunos
enfoques, lo que hace avanzar a propuestas superadoras y al mismo tiempo operativas”.
Cortina (2003) añade que “la ética empresarial está presente, no sólo cuando se la pronuncia,
sino cuando se trata de cuestiones donde se la desgrana, es decir, cuando habla de cultura de
empresa, evaluación de calidad, recursos humanos o capital humano, clima ético, capital social,
responsabilidad corporativa, dirección por valores, comunicación interna y externa, balance
social, necesidad de anticipar el futuro, independientemente de las que contemplan los códigos
éticos, auditorias éticas o fondos éticos de inversión”. Por consiguiente, la ética puede también
ser presentada como voluntariado y, en algunos casos, como una forma filantrópica de actuar.
El término filantropía deriva del humanismo y del altruismo y tiene como exponente máximo
servir de auxilio a la situación del ser humano. El concepto de filantropía empresarial no se aleja
mucho de esta idea de hacer el bien, por lo que, como refiere el Instituto Ethos de
responsabilidad social (2002), “se trata básicamente de acción social externa de la empresa que
tiene como beneficiario principal a la comunidad en sus diversas formas (consejos comunitarios,
organizaciones no gubernamentales, organizaciones comunitarias”. Entre las nuevas
terminologías desarrolladas para expresar las transformaciones entre la empresa y la comunidad,
algunas están más difundidas que otras que generan mayor resistencia tanto en los medios de
comunicación social como en los círculos académicos.
Para Ross (2003), la filantropía es dar algo sin recibir nada a cambio. Para Lantos (2001), es una
herramienta que permite realzar la imagen y aproximar a la empresa a las entidades de caridad
social, fundaciones y organizaciones sin fines lucrativos. Con dicha aproximación Caldas Jr.
(2005) admite que la empresa mejora su imagen y se desarrolla a sí misma y al ambiente
circundante. Para Baldo y Manzanete (2003) se trata del primer paso en el ámbito del ejercicio
de la responsabilidad social.
El término ciudadanía empresarial es utilizado, a su vez, para referirse a las empresas que
desarrollan programas estructurados de acción en la comunidad, normalmente a través de una
fundación o instituto y no implicando necesariamente el cumplimiento de otros presupuestos de
la responsabilidad social. El concepto de ciudadanía empresarial tiene como uno de sus pilares
fundamentales el desarrollo de proyectos y acciones sociales sin fines lucrativos y de carácter
público procurando la integración entre el mercado y la ciudadanía, entre el desarrollo
económico y la justicia social. Las teorías que se cruzan en el debate sobre la ciudadanía
empresarial están localizadas entre dos extremos: uno, el que reduce las responsabilidades de las
empresas a la obtención de mayores beneficios para los accionistas, y otro, el que amplía esas
responsabilidades con la finalidad de incluir los intereses de los individuos y de las
organizaciones relacionadas. “La idea tradicional de limitar la responsabilidad social de la
propiedad privada a crear empleos y pagar los impuestos está desacreditaba” (Querubín, 1996).
3.6. VOLUNTARIADO
Las organizaciones socialmente responsables buscan tener un estándar de gestión social. Por
ello recurren a normas y certificaciones internacionales.
Las empresas tienen un público que, cada vez más, les exige tener un claro compromiso de
responsabilidad social. Y este público "premia" esta acción comprando y/o usando sus
productos y/o servicios.
De este modo, de manera conjunta con la sociedad civil y el Estado, la empresa en general
asume un rol fundamental en el proceso destinado al respeto de los derechos laborales, de los
derechos humanos, de la justicia y de la equidad de género para lograr una sociedad más justa,
equilibrada y sustentable. Idealmente, la empresa que se involucra en el tema de la RSE, o que
actúa bajo esas premisas, daría origen a una cadena virtuosa, que conecta y genera una dinámica
simétrica de acción orientada por estos principios y valores, con un sinnúmero de actores
sociales, partiendo por sus trabajadores y llegando a la comunidad, que intervienen en su
proceso social, productivo, económico y comercial.
La gestión de la RSE arriba descrita debe estar basada en principios propios. Pues la definición
de los principios de la RSE es un tema amplio y discutido desde diversos puntos de vista en la
literatura.
1. La transparencia
Se refiere a las ideas, pautas y principios generales para el desarrollo de conductas socialmente
responsables. Estos principios se encuentran en los códigos de conducta y buenas prácticas, las
declaraciones de principios y los modelos de elaboración de memorias sociales o de
sostenibilidad. La transparencia requiere también que las empresas den a conocer, informen y
publiquen sus conductas de RSE.
2. Las normas
Para que una empresa sea calificada como socialmente responsable debe cumplir con un
conjunto de requisitos técnicos en su estructura y organización que son monitoreados por
agentes externos. De aquí, que una empresa socialmente responsable debe contar con sistemas e
informes de auditoría social, medioambiental o en materia de RSE, así como con certificaciones
y acreditaciones expedidas por diversas organizaciones.
3. La autoevaluación
La empresa socialmente responsable evalúa su desempeño en materia de RSE. Esta actividad le
permite extraer conclusiones para realizar cambios en los sistemas de gestión y organización.
Para llevarla a cabo, la empresa debe identificar los requisitos técnicos en la estructura y
organización necesarios para ser calificada como socialmente responsable por agentes externos.
Por otra parte, requiere conocer las metodologías para establecer metas y objetivos de la RSE,
los mecanismos y criterios para evaluar conjuntamente los resultados y los distintos modelos de
los informes de evaluación de distintas instituciones y los llamados sellos de excelencia.
V. Responsabilidad Social según el Banco Mundial: Analiza los 10 principios del Pacto
Global y la teoría de la pirámide.
5.1. Los 10 Principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas en materia de derechos
humanos, trabajo, medio ambiente y anti-corrupción gozan de consenso universal, y se
derivan de:
El Pacto Mundial de la ONU, pide a las empresas adoptar, apoyar y promulgar, dentro de su
esfera de influencia, un conjunto de valores fundamentales en las áreas de derechos humanos,
normas laborales, medio ambiente y anti-corrupción.
Derechos Humanos
La teoría de la pirámide fue desarrollada por Carroll (1991) plantea cuatro clases de
responsabilidades sociales de las empresas, vistas como una pirámide. Hay
responsabilidades que se encuentran en el fondo de la pirámide y que son, por tanto, la
base sobre la que se apoya otro tipo de responsabilidades.
Responsabilidades Económicas
Constituyen la base de la pirámide y son entendidas como la producción de bienes y
servicios que los consumidores necesitan y desean. Como compensación por la entrega
de estos bienes
y servicios, la empresa debe obtener una ganancia aceptable en el proceso.
Responsabilidades Legales
Tienen que ver con el cumplimiento de la ley y de las regulaciones estatales, así como
con las reglas básicas según las cuales deben operar los negocios.
Responsabilidades Éticas
Se refieren a la obligación de hacer lo correcto, justo y razonable, así como de evitar o
minimizar el daño a los grupos con los que se relaciona la empresa. Estas
responsabilidades implican respetar aquellas actividades y prácticas que la sociedad
espera, así como evitar las que sus miembros rechazan, aun cuando éstas no se
encuentren prohibidas por la ley.
Responsabilidades Filantrópicas
Comprenden aquellas acciones corporativas que responden a las expectativas sociales
sobre la buena ciudadanía corporativa. Estas acciones incluyen el involucramiento
activo de las empresas en actividades o programas que promueven el bienestar social y
mejoren la calidad de vida de la población. La diferencia entre las responsabilidades
éticas y filantrópicas está en que las primeras surgen porque la empresa quiere cumplir
con las normas éticas de la sociedad; mientras que las segundas no son una norma
esperada en un sentido ético o moral, sino que representan más bien una actividad
voluntaria de parte de las empresas, aun cuando siempre existe la expectativa social de
que éstas las sigan.
En resumen, de acuerdo con la teoría de la pirámide, la RSC implica el cumplimiento
simultáneo de las responsabilidades económica, legal, ética y filantrópica. En otras
palabras, la RSC debe llevar a la empresa a obtener ganancias, obedecer la ley, ser ética
y comportarse como un buen ciudadano corporativo.
Responsabilidad ética
Ser ético
Responsabilidad legal
Responsabilidad económica
De hecho, el interés de las empresas por el medio ambiente está muy relacionado con las
demandas de los consumidores. Cada vez es más común que sus clientes sean personas con
“conciencia ambiental”, es decir, que tienen un estilo de vida en el que se preocupan por el
medioambiente y al realizar sus compras cotidianas exigen que los productos o los servicios que
requieren se acoplen a su forma de pensar y de vivir.
Quizás hayas oído hablar del “marketing ecológico” o “marketing verde”, que nace,
precisamente, derivado de esta nueva corriente de consumidores “verdes”. Las compañías ponen
en marcha las estrategias de marketing ecológico de dos maneras diferentes. Una de ellas se
centra en el área comercial y empresarial y hace referencia a los procesos de creación de los
productos.
La finalidad es poner en marcha las medidas oportunas para no dañar al medio ambiente y
comercializar un producto o un servicio final que no cree ningún tipo de contaminación, que no
genere desperdicios y que se haya creado optimizando recursos.
La otra estrategia del marketing ecológico se centra en el área social, es decir, se promueven
iniciativas para concienciar a su personal interno y a sus clientes externos de la necesidad de
proteger y cuidar el medio ambiente.
IKEA, uno de los ejemplos de responsabilidad social ambiental
Una de las empresas que en la actualidad más se asocia al concepto de responsabilidad social
ambiental es la multinacional IKEA. De hecho, la empresa sueca lleva muchos
años comprometida con estrategias sostenibles.
La clave, según apunta Gutiérrez, reside en “romper el mito de que la sostenibilidad es un lujo”.
De hecho, se calcula que en todo el mundo los clientes de IKEA compraron 12 millones
de bombillas led que ayudaron, en su conjunto, a ahorrar 86 millones de euros en sus recibos de
electricidad.
BIBLIOGRAFÍA
Mori S. M, “responsabilidad social, una mirada desde la psicología comunitaria Universidad
de San Martín de Porres, Lima, Perú.
http://www.scielo.org.pe/pdf/liber/v15n2/a10v15n2.pdf, Captado, 02 junio 2019.
La ética viene desde los tiempos de Homero quien la define como el espacio donde se concentra
la vida y en donde se distingue el proceder del hombre y las bestias, es decir, es el conjunto de
normas morales que rigen la conducta humana.
Desde el punto de vista de las organizaciones, la ética tiene que ver con la axiología, o sea con
los valores que son reflejados en la cultura empresarial como normas y principios, y que tienen
como fin alcanzar una mayor armonía con la sociedad para permitir una mejor adaptación a
todos los entornos en pro de respetar los derechos de la sociedad y los valores que ésta
comparte.
La ética dentro de las organizaciones, las empresas crean sus códigos de ética con la finalidad
de combatir la corrupción, el engaño y el mal comportamiento de sus integrantes, que no
solamente permea al interior sino que trasciende al exterior de las organizaciones.
Como parte de estos principios éticos surge la responsabilidad social empresarial que se define
como la actitud consciente y responsable de las mismas organizaciones hacia el bienestar
común. La OIT(Organización Internacional del Trabajo) la define como el conjunto de acciones
que toman las empresas para que sus actividades tengan repercusiones positivas en la sociedad y
reafirman los principios y valores por los que se rigen, tanto en procesos internos como
externos.
Por lo tanto, la responsabilidad social es una forma de hacer negocios que toma en cuenta
efectos sociales, ambientales y económicos de la acción empresarial, integrando en ella el
respeto por los valores éticos que inciden en las personas, las comunidades y el medio ambiente.
Bibliografía
Estándares de responsabilidad social,
https://es.wikipedia.org/wiki/Est%C3%A1ndares_de_responsabilidad_social#SA_
8000, Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.Este aviso fue puesto el 24 de agosto de 2018.
Birgitta Schwartz and Karina Tilling: artículo "ISO-lating’ corporate social
responsibility in the organizational context: a dissenting interpretation of ISO 26000"
(27 de julio de 2009).
Sitio web oficial de la Organización Internacional de Normalización (ISO).
Artículo de la revista "Ekspert" sobre los estándares internacionales de RSE. (en ruso)
Agencia de Información Social. (en ruso)
Normas internacionales sobre elaboración de informes financieros. (en ruso)
Sitio web oficial de la organización Global Reporting Initiative.
Sección de Industry Canada sobre las normas internacionales de RS
7.5. Normas ISO 9000
ISO 9000 es un conjunto de normas sobre calidad y gestión de calidad, establecidas por
la Organización Internacional de Normalización (ISO). Se pueden aplicar en cualquier tipo
de organización o actividad orientada a la producción de bienes o servicios. Las normas recogen
tanto el contenido mínimo como las guías y herramientas específicas de implantación como los
métodos de auditoría.
ISO 9000 especifica la manera en que una organización opera sus estándares de calidad,
tiempos de entrega y niveles de servicio Existen más de 20 elementos en los estándares de esta
ISO que se relacionan con la manera en que los sistemas operan.
Descripción
Principios
1. Enfoque al cliente
2. Liderazgo
3. Participación del personal
4. Enfoque basado en procesos
5. Mejora continua
6. Enfoque de sistemas para la gestión
7. Enfoque basado en hechos para la toma de decisiones
8. Relaciones mutuamente beneficiosas con proveedores
Ventajas
Su implementación aunque supone un duro trabajo, ofrece numerosas ventajas para las
empresas, como pueden ser:
Estandarizar las actividades del personal que trabaja dentro de la organización por medio de
la documentación.
Incrementar la satisfacción del cliente al asegurar la calidad de productos y servicios de
manera consistente, dada la estandarización de los procedimientos y actividades.
Medir y monitorear el desempeño de los procesos productivos, distribuidos y
administrativos de los productos.
Incrementar la eficacia y/o eficiencia de la organización en el logro de sus objetivos.
Mejorar continuamente en los procesos, productos, eficacia, entre otros.
Reducir las incidencias negativas de producción o prestación de servicios.
Mantener la calidad.
Desventajas
Los esfuerzos y costos para preparar la documentación e implantación de los sistemas.
Inicio de la norma
La normalización con base sistemática de la operación y científica nace a finales del siglo XIX,
con la Revolución Industrial, ante la necesidad de producir más y mejor. Pero el impulso
definitivo llegó con la primera Guerra Mundial (1914-1918). Ante la necesidad de abastecer a
los ejércitos y reparar los armamentos, fue necesario utilizar la industria privada, a la que se le
exigía unas especificaciones de intercambiabilidad y ajustes precisos. Nació para limitar la
diversidad antieconómica de componentes, piezas y suministros, y favorecer su
intercambiabilidad, facilitando la producción en serie, la reparación y mantenimiento de los
productos y servicios, así como facilitar las relaciones externas entre países que necesitan piezas
estándares, y ofreciendo garantías de cumplimiento de requisitos del cliente. El 22 de diciembre
de 1917, los ingenieros alemanes Naubaus y Hellmich, constituyen el primer organismo
dedicado a la normalización: NADI - Normenausschuß der Deutschen Industrie - Comité de
Normalización de la Industria Alemana. Este organismo comenzó a emitir normas bajo las
siglas: DIN que significaban Deutsche Industrie Norm (Norma de la Industria Alemana). En
1926 el NADI cambio su denominación por: DNA - Deutscher Normenausschuß - Comité de
Normas Alemanas, que si bien siguió emitiendo normas bajos las siglas DIN, estas pasaron a
significar "Das Ist Norm" - Esto es norma Y más recientemente, en 1975, cambio su
denominación por: DIN - Deutsches Institut für Normung - Instituto Alemán de Normalización.
Rápidamente comenzaron a surgir otros comités nacionales en los países industrializados, así en
Francia, en 1918 se constituyó la Asociación Francesa de Normalización (AFNOR.) En 1919 en
Inglaterra se constituyó la organización privada British Standards Institution (BSI). Ante la
aparición de todos estos organismos nacionales de normalización, surgió la necesidad de
coordinar los trabajos y experiencias de todos ellos, con este objetivo se fundó en Londres en
1926 la: International Federation of the National Standardizing Associations – ISA. Tras la
Segunda Guerra Mundial, este organismo fue sustituido en 1947, por la International
Organization for Standardization - ISO - Organización Internacional para la Normalización. Con
sede en Ginebra, y dependiente de la ONU. Esta familia de normas apareció en 1987, tomando
como base la norma británica BS 5750 de 1987, experimentando su mayor crecimiento a partir
de la versión de 1994.
La principal norma de la familia es la ISO 9001:2015: Sistemas de Gestión de la Calidad -
Requisitos.
Otra norma vinculante a la anterior es la ISO 9004:2009 - Sistemas de Gestión de la Calidad -
Directrices para la mejora del desempeño.
Las normas ISO 9000 de 1994 estaban principalmente dirigidas a organizaciones que realizaban
procesos productivos y, por tanto, su implantación en las empresas de servicios planteaba
muchos problemas. Esto fomentó la idea de que son normas excesivamente burocráticas.
Con la revisión de 2000 se consiguió una norma menos complicada, adecuada para
organizaciones de todo tipo, aplicable sin problemas en empresas de servicios e incluso en la
Administración Pública, con el fin de implantarla y posteriormente, si lo deciden, ser
certificadas conforme a la norma ISO 9001.
La versión anterior, publicada el 13 de noviembre de 2008 fue sustituida por la versión vigente,
que fue publicada el 23 de septiembre de 2015.1
Certificación
La única norma de la familia ISO 9000 que se puede certificar es la ISO 9001:2015.
Para verificar que se cumplen los requisitos de la norma, existen unas entidades de
certificación que auditan la implantación y aplicación, emitiendo un certificado de conformidad.
Estas entidades están vigiladas por organismos nacionales que regulan su actividad.
Para la implantación o preparación previa, es muy conveniente que apoye a la organización
una empresa de consultoría, que tenga buenas referencias, y el firme compromiso de la
Dirección de que quiere implantar el Sistema, ya que es necesario dedicar tiempo del personal
de la empresa para implantar el Sistema de gestión de la calidad.
Proceso de Certificación
Con el fin de ser certificado conforme a la norma ISO 9001 (única norma certificable de la
serie), las organizaciones deben elegir el alcance que vaya a certificarse, los procesos o áreas
que desea involucrar en el proyecto, seleccionar un registro, someterse a la auditoría y, después
de terminar con éxito, someterse a una inspección anual para mantener la certificación.
Los requerimientos de la norma son genéricos, a raíz de que los mismos deben ser aplicables a
cualquier empresa, independientemente de factores tales como: tamaño, actividad, clientes,
planificación, tipo y estilo de liderazgo, etc. Por tanto, en los requerimientos se establece el
"qué", pero no el "cómo". Un proyecto de implementación involucra que la empresa desarrolle
criterios específicos y que los aplique, a través del SGC, a las actividades propias de la empresa.
Al desarrollar estos criterios coherentes con su actividad, la empresa construye su Sistema de
Gestión de la Calidad.
La serie de normas ISO 14000, es un conjunto de normas que cubre aspectos del ambiente, de
productos y organizaciones, destacando la Norma ISO 14001, un estándar internacional de
gestión ambiental publicado en 1996, tras el éxito de la serie de normas ISO 9000 para sistemas
de gestión de la calidad.
Descripción
La serie de normas ISO 14000 es un conjunto de normas internacionales publicadas por
la Organización Internacional de Normalización (ISO), que incluye la Norma ISO 14001que
expresa cómo establecer un Sistema de Gestión Ambiental (SGA) efectivo.
La norma ISO 14000 es aplicable a cualquier organización, de cualquier tamaño o sector, que
esté buscando reducir los impactos en el ambiente y cumplir con la legislación en materia
ambiental.
Debido a la rápida aceptación de la Serie de Normas ISO 9000 y al surgimiento de una gran
cantidad de normas ambientales alrededor del mundo, ISO reconoce la necesidad de crear
estándares administrativos en el área ambiental. En 1991, se había creado el Grupo Estratégico
de Consultas en el Ambiente (SAGE) y en 1992 debido a las recomendaciones de este grupo se
crea el comité ISO/TC 207 quien agruparía representantes de la industria, organismos de
normas, el gobierno y organismos ambientales.2
Se debe tener presente que las normas estipuladas por ISO 14000 no fijan metas ambientales
para la prevención de la contaminación, ni tampoco se involucran en el desempeño ambiental a
nivel mundial, sino que, establecen herramientas y sistemas enfocadas a los procesos de
producción al interior de una empresa u organización, y de los efectos o externalidades que de
estos deriven al ambiente.
Cabe resaltar dos vertientes de la ISO 14000:
1. La certificación del Sistema de Gestión Ambiental, mediante el cual las empresas
recibirán el certificado.
2. El Sello Ambiental, mediante el cual serán certificados los productos ("sello verde").
La ISO 14000 se basa en la norma británica BS7750, que fue publicada oficialmente por
la British Standards Institution (BSI) previa a la Reunión Mundial de la ONU sobre el Medio
Ambiente (ECO 92).
La norma ISO 14000 es un conjunto de documentos de gestión ambiental que, una vez
implantados, afectará todos los aspectos de la gestión de una organización en sus
responsabilidades ambientales y ayudará a las organizaciones a tratar sistemáticamente asuntos
ambientales, con el fin de mejorar el comportamiento ambiental y las oportunidades de
beneficio económico. Los estándares son voluntarios, no tienen obligación legal y no establecen
un conjunto de metas cuantitativas en cuanto a niveles de emisiones o métodos específicos de
medir esas emisiones. Por el contrario, ISO 14000 se centra en la organización proveyendo un
conjunto de estándares basados en procedimiento y unas pautas desde las que una empresa
puede construir y mantener un sistema de gestión ambiental.
En este sentido, cualquier actividad empresarial que desee ser sostenible en todas sus esferas de
acción, tiene que ser consciente que debe asumir de cara al futuro una actitud preventiva, que le
permita reconocer la necesidad de integrar la variable ambiental en sus mecanismos de decisión
empresarial.
La norma se compone de ocho elementos, los mismos que se relacionan a continuación con su
respectivo número de identificación:
Sistemas de Gestión Ambiental (14001 Especificaciones y directivas para su uso – 14004
Directivas generales sobre principios, sistemas y técnica de apoyo).
Auditorías Ambientales (14010 Principios generales- 14011 Procedimientos de auditorías,
Auditorías de Sistemas de Gestión Ambiental- 14012 Criterios para certificación de
auditores)
Evaluación del desempeño ambiental (14031 Lineamientos- 14032 Ejemplos de Evaluación
de Desempeño Ambiental)
Análisis del ciclo de vida (14040 Principios y marco general- 14041 Definición del objetivo
y ámbito y análisis del inventario- 1404.
Beneficios
Beneficios para las empresas
La adopción de las Normas nacionales facilita a los proveedores basar el desarrollo de sus
productos en el contraste de amplios datos de mercado de sus sectores, permitiendo así a los
industriales concurrir cada vez más libremente y con eficacia en muchos más mercados
nacionales y el mundo .
Ahorro de costos: la ISO 14001 puede proporcionar un ahorro del costo a través de la
reducción de residuos y un uso más eficiente de los recursos naturales tales como la electricidad,
el agua y el gas. Organizaciones con certificaciones ISO 14001 están mejor situadas de cara a
posibles multas y penas futuras por incumplimiento de la legislación ambiental, y a una
reducción del seguro por la vía de demostrar una mejor gestión del riesgo.
Reputación: como hay un conocimiento público de las normas, también puede significar una
ventaja competitiva, creando más y mejores oportunidades comerciales.
Participación del personal: se mejora la comunicación interna y puede encontrar un equipo
más motivado a través de las sugerencias de mejora ambiental.
Mejora continua: el proceso de evaluación regular asegura se puede supervisar y mejorar el
funcionamiento medioambiental en las empresas.
Cumplimiento: la implantación ISO 14001 demuestra que las organizaciones cumplen con una
serie de requisitos legales. Esto puede mitigar los riesgos de juicios.
Sistemas integrados: ISO 14001 se alinea con otras normas de sistemas de gestión como la ISO
9001 o la OHSAS 18001 de seguridad y salud laboral, que proporciona una más efectiva y
eficiente gestión de sistemas en general.
Beneficios para los gobiernos
Las Normas Internacionales proporcionan las bases tecnológicas y científicas que sostienen la
salud, la legislación sobre seguridad y calidad medio ambiental.
Beneficios para los países en vía de desarrollo
Las Normas Internacionales constituyen una fuente importante del know-how tecnológico,
definiendo las características que se esperan de los productos y servicios a ser colocados en los
mercados de exportación, las Normas Internacionales dan así una base a estos países para tomar
decisiones correctas al invertir con acierto sus escasos recursos y así evitar malgastarlos. Son
beneficios.
Beneficios para los consumidores
La conformidad de productos y servicios a las Normas Internacionales proporciona el
aseguramiento de su calidad, seguridad y fiabilidad.
Beneficios para cada uno
Las Normas Internacionales pueden contribuir a mejorar la calidad de vida en general
asegurando que el transporte, la maquinaria, los productos e instrumentos que usamos estén
sanos y seguros para el consumo humano.
Beneficios para el planeta
Porque al existir Normas Internacionales sobre el aire, el agua y la calidad de suelo, así como
sobre las emisiones de gases y la radiación, podemos contribuir al esfuerzo de conservar el
ambiente.
La ISO desarrolla solo aquellas normas para las que hay una exigencia de mercado. El trabajo es
realizado por expertos provenientes de los sectores industriales, técnicos y de negocios que han
solicitado las normas y que posteriormente se proponen emplear. Estos expertos pueden unirse a
otros con conocimientos relevantes, tales como: los representantes de agencias de gobierno,
organizaciones de consumidores, las academias, los laboratorios de pruebas y en general
expertos internacionales en sus propios campos.
Serie de Normas
El objetivo de estas normas es facilitar a las empresas metodologías adecuadas para la
implantación de un sistema de gestión ambiental, similares a las propuestas por la serie ISO
9000 para la gestión de la calidad.
La serie de normas ISO 14000 sobre gestión ambiental incluye las siguientes normas:
De sistemas de gestión ambiental (SGA): despues.
o ISO 14001 Sistemas de gestión ambiental. Requisitos con orientación para su uso
o ISO 14004 Sistemas de gestión ambiental. Directrices generales sobre principios,
sistemas y técnicas de apoyo
o ISO 14006 Sistemas de gestión ambiental. Directrices para la incorporación del
ecodiseño
o ISO 14011 Guía para las auditorías de sistemas de gestión de calidad o ambiental
Etiquetas ecológicas y Declaraciones ambientales de producto
o ISO 14020 Etiquetas ecológicas y declaraciones ambientales. Principios generales
o ISO 14021 Etiquetas ecológicas y declaraciones medioambientales. Autodeclaraciones
medioambientales (Etiquetado ecológico Tipo II)
o ISO 14024 Etiquetas ecológicas y declaraciones medioambientales. Etiquetado
ecológico Tipo I. Principios generales y procedimientos
o ISO 14025 Etiquetas y declaraciones ambientales. Declaraciones ambientales tipo III.
Principios y procedimientos.
Huellas ambientales:
o ISO 14046: Gestión ambiental. Huella de agua. Principios, requisitos y directrices
o ISO 14064-1:2006 Gases de efecto invernadero. Parte 1: Especificación con
orientación, a nivel de las organizaciones, para la cuantificación y el informe de las
emisiones y remociones de gases de efecto invernadero
o ISO 14064-2:2006 Gases de efecto invernadero. Parte 2: Especificación con
orientación, a nivel de proyecto, para la cuantificación, el seguimiento y el informe de
la reducción de emisiones o el aumento en las remociones de gases de efecto
invernadero
o ISO 14064-3:2006 Gases de efecto invernadero. Parte 3: Especificación con
orientación para la validación y verificación de declaraciones sobre gases de efecto
invernadero
o ISO 14065:2013 Gases de efecto invernadero. Requisitos para los organismos que
realizan la validación y la verificación de gases de efecto invernadero, para su uso en
acreditación u otras formas de reconocimiento
Análisis de ciclo de vida
o ISO 14040:Gestión ambiental - Evaluación del ciclo de vida - Principios y marco de
referencia.
o ISO 14044:Gestión ambiental - Análisis del ciclo de vida - Requisitos y directrices.
o ISO/TR 14047 Gestión ambiental - Evaluación del impacto del ciclo de vida. Ejemplos
de aplicación de ISO 14042.
o ISO/TS 14048 Gestión ambiental - Evaluación del ciclo de vida. Formato de
documentación de datos.
o ISO/TR 14049 Gestión ambiental - Evaluación del ciclo de vida. Ejemplos de la
aplicación de ISO 14041 a la definición de objetivo y alcance y análisis de inventario
Horizontales:
o ISO 14031:Gestión ambiental. Evaluación del rendimiento ambiental. Directrices
o ISO/TR 14032:Gestión ambiental - Ejemplos de evaluación del rendimiento ambiental
(ERA)
o ISO 14050 Gestión ambiental - Vocabulario
o ISO/TR 14062 Gestión ambiental - Integración de los aspectos ambientales en el diseño
y desarrollo de los productos
o ISO 14063 Comunicación ambiental - Directrices y ejemplos
Un Sistema Integrado de Gestión (SIG) tiene por objetivo lograr que una organización
garantice la salud y seguridad ocupacional de sus empleados y la protección del medio
ambiente, aumentando a la vez la productividad y la calidad de sus operaciones.
Una de las claves para alcanzar este objetivo es la gestión de la Salud y Seguridad
Ocupacional (SySO), aspecto del que se ocupa la familia de normas internacionales OHSAS
18000.
Al igual que otras normas internacionales, este estándar OHSAS se basa en la metodología
conocida como Plan-Do-Check-Act (PDCA) o Planificar-Hacer- Verificar-Actuar (PHVA).
Planificar (Plan): establecer los objetivos y procesos necesarios para conseguir resultados
de acuerdo con la política de SySO de la organización.
Hacer (Do): implementar los procesos.
Verificar (Check): realizar el seguimiento y la medición de los procesos respecto a la
política de SySO, los objetivos, las metas y los requisitos legales y otros requisitos, e
informar sobre los resultados.
Actuar (Act): tomar acciones para mejorar continuamente el desempeño del sistema de
gestión de la SySO.
Al respecto, es conveniente destacar que una organización puede plantear diversos tipos de
objetivos que promuevan mejoras en aspectos de gran influencia en las operaciones de la
empresa. Entre otros, podrían considerarse objetivos para:
Reducción de incidentes
Reducción de peligros
Reducción de la utilización de materiales peligrosos
Incremento de la satisfacción de los trabajadores
Reducción de la exposición a sustancias peligrosas
Incremento de la toma de conciencia y formación del personal
También, los objetivos una vez definidos pueden establecerse a distintos niveles de la
organización o por áreas, de modo que cada uno identifique claramente hacia dónde debe
dirigir sus esfuerzos.
La norma OHSAS 18001 establece los requisitos mínimos de las mejores prácticas en gestión
de Seguridad y Salud en el Trabajo, destinados a permitir que una organización controle sus
riesgos para la SST y mejore su desempeño de la SST.
Trabaje con nosotros para integrar la norma OHSAS 18001 en su empresa y podrá obtener el
máximo desempeño para sus empleados, sus operaciones y sus clientes.
Para OHSAS 18002, este Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo debe
formar parte del sistema de gestión global de la empresa. Este sistema ayuda a integrar la
prevención en la misma mediante el desarrollo e implementación de la política de seguridad y la
gestión de riesgos laborales.
La norma ISO 45001 "Occupational health and safety management systems -- Requirements
with guidance for use" en español "Sistemas de gestión de salud y seguridad en el trabajo -
Requisitos y orientación para el uso", es una norma internacional que especifica los requisitos
para un sistema de gestión de salud y seguridad ocupacional (en inglés: OH&S, en español SST)
y proporciona indicaciones para su uso, para permitir a las organizaciones proporcionar trabajos
seguros y saludables, prevenir accidentes en el trabajo y problemas de salud, además de mejorar
SST de manera proactiva.
ISO 45001 fue desarrollado por los sistemas de gestión de salud y seguridad ocupacional
ISO/TC 283, y publicado por primera vez el 12 de marzo de 2018. 1
ISO/TC 283 se estableció en el año 2013.
Estructura de la norma
ISO 45001 adopta el esquema "Estructura de alto nivel " en 10 puntos de requisitos:
1. objeto y campo de aplicación
2. referencias normativas
3. términos y definiciones
4. contexto de la organización
5. liderazgo y participación de los trabajadores
6. planificación
7. apoyo
8. operación
9. evaluación del desempeño
10. mejora
BIBLIOGRAFÍA
2. https://www.nueva-iso-45001.com/2015/01/ohsas-18002-2008-complemento-
ohsas-18001-2007/, capturado 02/06/2019.
4. https://www.aenor.es/aenor/normas/iso/fichanormaiso.asp?codigo=063787#.
Wq5mofnOXIW , capturado 02/06/2019.