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Organizador visual: La oración en la Vida cristiana.

LA ORACIÓN CRISTIANA

"Este es el Misterio de la fe". La Iglesia lo


En la nueva Alianza, la oración es la relación
profesa en el Símbolo de los Apóstoles
viva de los hijos de Dios con su Padre
(Primera Parte del Catecismo) y lo celebra en
infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y
la Liturgia sacramental (Segunda Parte), para
con el Espíritu Santo. La gracia del Reino es
que la vida de los fieles se conforme con
"la unión de la Santísima Trinidad toda
Cristo en el Espíritu Santo para gloria de Dios
entera con el espíritu todo entero" (San
Padre (Tercera Parte). Por tanto, este
Gregorio Nac., or. 16, 9). Así, la vida de
Misterio exige que los fieles crean en él, lo
oración es estar habitualmente en presencia
celebren y vivan de él en una relación
de Dios, tres veces Santo, y en comunión con
viviente y personal con Dios vivo y
El. Esta comunión de vida es posible siempre
verdadero. Esta relación es la oración.
porque, mediante el Bautismo, nos hemos
Para mí, la oración es un impulso del convertido en un mismo ser con Cristo (cf Rm
corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el 6, 5).
cielo, un grito de reconocimiento y de amor
La oración es cristiana en tanto en cuanto es
tanto desde dentro de la prueba como desde
comunión con Cristo y se extiende por la
dentro de la alegría (Santa Teresa del Niño
Iglesia que es su Cuerpo. Sus dimensiones
Jesús, ms autob. C 25r).
son las del Amor de Cristo (cf Ef 3, 18-21).
Mapa conceptual o mapa mental: La vida de oración.

LA VIDA DE ORACIÓN

La oración es la vida del corazón nuevo.


Por medio de su Palabra, Dios habla al
Debe animarnos en todo momento.
hombre. Por medio de palabras,
Nosotros, sin embargo, olvidamos al que
mentales o vocales, nuestra oración
es nuestra Vida y nuestro Todo. Por eso,
toma cuerpo. Pero lo más importante es
los Padres espirituales, en la tradición del
la presencia del corazón ante Aquél a
Deuteronomio y de los profetas, insisten
quien hablamos en la oración. "Que
en la oración como un "recuerdo de
nuestra oración se oiga no depende de la
Dios", un frecuente despertar la
cantidad de palabras, sino del fervor de
"memoria del corazón": "Es necesario
nuestras almas" (San Juan Crisóstomo,
acordarse de Dios más a menudo que de
ecl. 2).
respirar" (San Gregorio Nacianceno, or.
theol. 1, 4). Pero no se puede orar "en
todo tiempo" si no se ora, con particular
dedicación, en algunos momentos: son
los tiempos fuertes de la oración
cristiana, en intensidad y en duración.

La contemplación es la oración del hijo de Dios,


del pecador perdonado que consiente en
acoger el amor con el que es amado y que
quiere responder a él amando más todavía (cf
Lc 7, 36-50; 19, 1-10). Pero sabe que su amor, a
su vez, es el que el Espíritu derrama en su
corazón, porque todo es gracia por parte de
Dios. La contemplación es la entrega humilde y
pobre a la voluntad amante del Padre, en unión
cada vez más profunda con su Hijo amado.

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