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Para los libertarios, como Nozick,60 las distribuciones son consideradas justas
siempre y cuando el proceso por el cual estas fueron adquiridas también fue
justo. Una adquisición, bajo esta perspectiva, es “justa” si fue materia de una
transacción de intercambio, sea por dinero, bienes o trabajo, o si, habiendo
estado anteriormente en este supuesto, fue heredada. Las intervenciones del
estado para redistribuir recursos (con excepción de las que buscan confiscar las
tenencias que no se hayan adquirido de manera justa), no se encuentran
justificadas, al infringir la libertad personal. Por lo tanto, el impuesto sobre la renta
se considera como equivalente al robo61. Algunos libertarios, sin embargo,
reconocen estas medidas como adecuadas para el alivio de la pobreza extrema;
no porque sea "justo" hacerlo, sino porque es "de interés de todos" evitar la
miseria62.
59
Arriba, p. 25. *
60
"R. Nozick, Anarchy, State and Utopia (1974).
61
Ibid. 169 ^ 72.
62
F. A. Hayek, Law, Legislation and Liberty, ii (1976), p. 87.
63
v.g. W. Beveridge, Informe sobre el Seguro Social y Servicios Afines (1942, Cmd. 6404). Para
una discusión general, ver V. George y P. Wilding, Ideology and Social Welfare (rev. Ed., 1985),
cap. 3. **
Otros teóricos liberales han tomado este último concepto como su objetivo
principal. De acuerdo a Rawls64, lo que es "justo" puede determinarse mejor
mediante la hipótesis acerca de cuáles serían aquellos principios, regentes de
una sociedad, con los que una persona racional estaría de acuerdo si es que
esta estuviera detrás de un velo de ignorancia, sin saber qué lugar de la sociedad
ocuparían o qué habilidades o dotaciones poseerían. Uno de tales principios es
que los recursos deben distribuirse por igual, a menos que una desigual
distribución beneficie a aquellos individuos que son los menos favorecidos65. Tal
como está formulada esta premisa, implica que la justicia permita las
distribuciones desiguales resultantes de procesos de mercado siempre que se
pueda demostrar un beneficio para los menos afortunados. Esta situación
también se puede ver favorecida por una política de redistribución mediante
impuestos y transferencia de pagos66.
Cada una de estas teorías, excepto algunas versiones de la primera, indican que
las distribuciones resultantes de los procesos de mercado no necesariamente
serán considerados justos. Estos resultados influyen en la política regulatoria
tanto directa como indirectamente. La influencia indirecta ocurre donde la
intervención es principalmente justificada por algún otro motivo, por ejemplo,
fallas del mercado. Aquí las teorías de la distribución sugieren que el regulador
debería intentar predecir las consecuencias distributivas de las medidas
propuestas y adoptar una forma de regulación que conduzca a resultados
consistentes con lo que es percibido como justo69. A modo de ilustración, se
puede tomar el caso de la contaminación. Para hacer frente a la externalidad a la
que a menudo esta da lugar, los fondos públicos pueden ser utilizados para
subsidiar la instalación de la reducción de la contaminación, el equipo o los
contaminadores pueden ser gravados por descargas en el medio ambiente, el
producto se pone a disposición para compensar a los que sufren desapariciones.
64
J. Rawls, A Theory of Justice (1972).
65
Ibid. 83, 303. Este principio, debe señalarse, tiene una prioridad por encima de la eficiencia
pero por debajo de la de la libertad. "
67
George y Wilding, arriba, n. 63, cap. 4.
68
D. Miller, mercado, estado y comunidad: fundamentos teóricos del socialismo de mercado
(1984).
69
Stiglitz, arriba n. 58, pp. 28-30. Le Grand y Robinson, arriba, n. 50, examina un rango de
políticas regulatorias desde esta perspectiva.
Distribucionalmente, la primera política beneficiaría a los accionistas y los
consumidores de los productos o servicios de la empresa a expensas de
contribuyentes, mientras que el segundo se beneficiaría (presumiblemente más
barato) a los jefes de familia a expensas de los accionistas y consumidores.
Por supuesto, las personas deben reconocer de forma racional esto y, a través
de pensiones u otros esquemas, generando ahorros apropiados de los
excedentes de sus ganancias. Algunos pueden, sin embargo, no actuar
racionalmente en este sentido. De ahí la existencia de regímenes obligatorios de
pensión72. La segunda forma de la redistribución temporal, entre las
generaciones presentes y futuras, aumenta las dificultades teóricas73. El uso o
consumo de algunos recursos puede afectar vitalmente los recursos disponibles en
el futuro. Esto aplica particularmente a las fuentes de energía no renovables,
pero se extiende en general a los activos que son objeto de decisiones
irreversibles (que permiten especies animales o monumentos culturales a ser
destruidos)74. El sistema de mercado de asignación obviamente falla al tratar
este problema ya que las preferencias de las generaciones futuras sobre
recursos relevantes no se reflejan en la demanda actual. El argumento para la
preservación obligatoria puede parecer abrumador, pero ¿Cómo vamos a
determinar las preferencias probables de las generaciones futuras? función,
70
A. Okun, Igualdad y Eficiencia: The Big Tradeoff (1975), pp. 75-87
71
D. King, Niveles Fiscales. The Economics of \ lulti-Level Government (1984), págs. 140-3. La
igualación también se puede racionalizar en términos económicos: ibid. 122-34.
72
A. Forder, Concepts in Social Administration (1974), pág. 67. La compulsión también puede
ser racionalizada por razones paternalistas (abajo, pp. 51-3) o eficiencia (arriba, p.25).
73 Rawls, arriba, n. 64, pp. 284-93.
74
E. Partridge (ed.), Responsibilities to Future Generations (1981).
entre otras cosas, de qué alternativas estarán disponibles entonces y ¿Qué
escala de tiempo debe darse a la redistribución?75.
75
R. Lecomber, The Economics of Natural Resources (1979).
76
A. I. Ogus, 'D o tenemos una teoría general de compensación?' (1984) 37 Current Legal Prob.
29.
77
P. Cane, Atiyah's Accidents, Compensation and the Law (4ª edición, 1987), pp. 476-80.
78
R. M. Titmuss, SociatPolicy: An Introduction (1974), caps. 6-q.
79
H. Gravelle, 'Ley de Seguros y Selección Adversa' (1991) 11 Int. Rev. Law y Econ. 23.
80
R. Titmuss, Compromiso con el bienestar (2 ° ectn, 1976), cap. 10; B. P. Davies, Universalidad,
Selectividad y Eficacia en la Política Social (1978), cap. 7.
Se sugirió anteriormente que las medidas regulatorias diseñadas para corregir
las ineficiencias económicas deben estar sujetas a las limitaciones resultantes de
percepciones generadas a partir de la justicia distributiva. Ahora debemos
examinar la proposición contraria, es decir, que las medidas redistributivas
deberían estar limitadas por consideraciones de eficiencia económica.
La implicación es que tales estándares mínimos deben ser logrados por acción
regulatoria, cualquiera que sea el costo económico: los "derechos" son
"triunfos"85.