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MARCADORES TUMORALES

INTRODUCCION

El marcador tumoral, también denominado marcador biológico o biomarcador, se


define como una molécula, una sustancia o un proceso que se altera cualitativa o
cuantitativamente como resultado de una condición precancerosa o un cáncer,
detectable mediante una prueba de laboratorio en sangre, en líquidos orgánicos o en
tejidos. La naturaleza del marcador tumoral puede ser muy variable, va desde un ácido
nucleico, ADN o ARN, una proteína o un péptido, hasta procesos como la apoptosis, la
angiogénesis y la proliferación que pueden ser medidos con técnicas apropiadas.1

Los marcadores tumorales (MT) son sustancias producidas por las células cancerígenas,
o bien por otras células del cuerpo en respuesta a la presencia de un cáncer o en ciertas
situaciones y patologías benignas. La mayoría de los MT son producidos tanto por células
normales como por células tumorales, aunque se producen en niveles mucho más altos
cuando hay un cáncer. Estas sustancias pueden encontrarse en sangre, orina y líquido
ascítico o pleural entre otros, en los pacientes con cáncer. La mayor parte de ellos son
proteínas. Aunque existen muchos MT de uso clínico, nos referiremos aquí a los más
conocidos y más utilizados en nuestro medio. El uso de los MT tiene algunas
limitaciones: por un lado, la mayoría de los marcadores no son específicos de un tipo de
tumor; en segundo lugar, no todos los pacientes con un mismo tipo de cáncer muestran
un nivel elevado de un determinado marcador asociado a ese tumor. Por último, hay
algunas situaciones no cancerosas en las que puede estar elevado alguno de los
marcadores tumorales conocidos.1

En cuanto a sus aplicaciones clínicas, podemos decir, en términos generales, que los MT,
considerados de forma aislada, no constituyen una herramienta para el diagnóstico
primario de un tumor. No obstante, pueden contribuir al diagnóstico para grupos
seleccionados de pacientes, dependiendo de la prevalencia de la enfermedad en la
población y de la especificidad y sensibilidad del marcador. Además, los MT pueden
tener valor para establecer la extensión de la enfermedad, monitorizar la respuesta al
tratamiento, monitorizar la propia enfermedad y predecir, en muchos casos, el
pronóstico del proceso tumoral.1

Figura N°1
CÁNCER DE CUERPO UTERINO Y OVARICO

El cáncer de cuerpo uterino es el tumor ginecológico más frecuente, con una incidencia
de unos 6-14 casos por 100.000 mujeres/año. El número de nuevos casos y muertes por
año se estima en España en unos 3.300 y 800, respectivamente. El adenocarcinoma de
endometrio es el tumor más frecuente en el cuerpo uterino y tiene un alto porcentaje
de curación. Ello es debido a que presenta sintomatología temprana en forma de
hemorragia vaginal anormal, lo que permite su diagnóstico en un estadio inicial en un
80% de las pacientes. De éstas, se curarán un 80-90%, frente a sólo el 10% de aquellas
en quienes el tumor se diagnostica en estadío avanzado.2

La determinación y la utilidad de los marcadores séricos en el manejo del carcinoma


endometrial son limitadas y ninguno tiene aceptación completa.2

El principal marcador tumoral analizado es el CA-125. El CA 125 (antígeno de cáncer 125


o antígeno carbohidrato 125) es una glicoproteína que se produce por el útero, cuello
del útero, trompas de Falopio y el revestimiento del pecho y el abdomen. 1Cuando
cualquiera de estos tejidos es dañado o inflamado, como mediante el desarrollo de
cáncer de ovario, pequeñas cantidades de CA 125 puede extenderse en el torrente
sanguíneo, donde un examen de sangre las puede detectar. En general, los niveles de
CA 125 por encima de 35 U / ml se considera anormalmente
elevada. Desafortunadamente, la interpretación de los resultados de la prueba de CA
125 no es simple. La importancia de un elevado nivel de CA 125 no siempre es
sencillo. Elevados niveles de CA 125 puede ser causada por eventos además del cáncer,
como el embarazo, la menstruación, enfermedades del hígado, o
endometriosis. Muchas mujeres con elevados niveles de CA 125 no tienen cáncer. Lo
más importante, menos de la mitad de los cánceres de ovario en etapa inicial suponer
un aumento de niveles de CA 125.Dado que el cáncer de ovario puede ser una
enfermedad grave, la utilidad de una prueba que se pierde para muchas mujeres con
cáncer temprano de estado ha sido puesta en duda. En resumen, la prueba CA 125
puede dar lugar a falsos positivos y falsos negativos de manera significativa. . En la
actualidad, la prueba de CA 125 no ha sido recomendada para el cribado a gran escala
para el cáncer de ovario. Sin embargo, las mujeres que pueden estar en mayor riesgo,
como aquellas con antecedentes familiares de cáncer de ovarios.
El CA 125 ha demostrado ser útil para trazar el progreso de las mujeres sometidas a
terapia que ya han sido diagnosticadas con cáncer de ovario. Etapas tardías de los
cánceres de ovario pueden producir aumentos dramáticos en los niveles de CA
125. Reducciones de las CA 125 durante la quimioterapia se puede utilizar para medir el
éxito de la terapia y el seguimiento continuo de los niveles de CA 125 pueden indicar si
el cáncer ha regresado. Para las mujeres que ya han sido diagnosticadas con cáncer de
ovario, el nivel de "normal" de CA 125 suele ser menor, alrededor de 20 U / ml. 2

Otras técnicas se están utilizando como medios posibles de mejorar la utilidad de la


prueba de CA 125. Imágenes de los ovarios por ultrasonido vaginal puede complementar
la prueba de CA 125 con información importante.2

Sin embargo, el beneficio de esta determinación es dudoso. Por una parte, es inútil
como método de diagnóstico temprano porque inicialmente sólo se eleva en un
porcentaje muy pequeño de pacientes. Además, tampoco parece tener utilidad en el
seguimiento, porque, aunque el 60% de las pacientes presentan títulos de CA-125
elevados en el momento de la recurrencia tumoral, su análisis seriado no ha demostrado
un beneficio en el pronóstico de las pacientes. Sin embargo, su determinación es común
en el seguimiento de estas pacientes en los centros oncológicos, y está pendiente de
confirmarse su utilidad preoperatoria para discriminar qué pacientes precisarán
linfadenectomía peritoneal durante la cirugía.2

El CA-125 es el marcador sérico por excelencia en el carcinoma epitelial de ovario. Se


encuentra elevado (> 35 UI/ml) en 80 % de las pacientes, incluyendo alrededor de 50 %
de los casos en estadio inicial. Su sensibilidad se relaciona tanto con el estadio (I: 50-70
%; II: 70-90 %; III y IV: >90 %) como con el tipo histológico; la máxima acontece en los
carcinomas serosos. La presencia de una masa pélvica (anexial) en una mujer
posmenopáusica con CA-125 elevado exige una exploración quirúrgica; sin embargo, en
mujeres premenopáusicas esta utilidad es más limitada, porque, como ya se ha
comentado, el CA125 puede estar elevado por procesos benignos (miomas,
endometriosis, menstruación).2

Se ha calibrado el valor del CA-125 en el cribado del tumor ovárico. Con el objetivo de
reducir el porcentaje de falsos positivos e incrementar la sensibilidad se han empleado
diversas estrategias, como combinar el CA-125 con la exploración ecográfica, la
elaboración de algoritmos expresando los niveles de CA-125 en relación con la edad y el
riesgo de la paciente, realizar un estudio secuencial de los niveles de CA-125 o
recomendar el empleo de esta prueba solo en mujeres postmenopáusicas. Debido a su
escasa sensibilidad en estadios iniciales se han estudiado otros marcadores como
complementos al CA-125. A día de hoy su combinación no reporta grandes ventajas, ya
que, aunque aumentan su sensibilidad, pierden en especificidad. Entre los marcadores
tumorales con los que se combina se encuentran: el inhibidor de la tripsina asociada a
tumor (TATI), CA-19.9, CA-72.4, inhibina, citoqueratinas, CASA, CA-15.3, OVX1 y HE4.
Este último es el más prometedor, ya que Moore y cols, en su estudio de evaluación de
los diversos marcadores tumorales positivos en 233 pacientes con masa pélvica (67
neoplasias ováricas invasivas y 166 masas ováricas benignas), encontraron que la mayor
sensibilidad para una especificidad del 95 % se obtuvo con el HE-4 (72,9 %) y la mejor
combinación con este marcador y el CA-125 (sensibilidad de 76,4 %). Los estudios
anteriores indican los problemas del empleo del CA-125 para el diagnóstico precoz. No
sirve para detectar todas las neoplasias ováricas y debe determinarse sólo en mujeres
posmenopáusicas por los elevados porcentajes de falsos positivos en premenopáusicas.
Por otra parte, el CA-125 no es específico del cáncer de ovario (detecta otros tumores)
y tiene un valor predictivo y eficacia bajos, debido principalmente a la reducida
prevalencia del tumor ovárico. La mayoría de las guías clínicas no aconsejan el empleo
del CA-125 con la finalidad de realizar un diagnóstico precoz del cáncer ovárico.2
CÁNCER GÁSTRICO

La mayoría de los estudios relativos al uso de marcadores tumorales en el cáncer


gástrico han estado dirigidos hacia la capacidad pronostica de las concentraciones
prequirúrgicas en suero. La naturaleza retrospectiva de los estudios, las diferencias en
el diseño de los mismos y la inadecuación de la información estadística disponible hacen
difícil arribar a conclusiones acerca de los méritos relativos de los distintos marcadores
en la identificación de los pacientes de los grupos en alto riesgo ya sea para una corta
sobrevida libre de enfermedad o solo la supervivencia. Las diferencias en los
procedimientos quirúrgicos y diagnósticos hacen difícil comparar la sensibilidad y
especificidad de los marcadores tumorales en relación al estadio. Sin embargo, no se
puede recomendar ningún marcador de los disponibles en la actualidad para su uso en
el cáncer gástrico debido a que la especificidad y sensibilidad de los marcadores
disponibles actualmente no son lo suficientemente claras.3

El cáncer gástrico continúa siendo uno de los cánceres más frecuentes en el mundo, a
pesar de que en las últimas décadas ha disminuido su incidencia en los países
occidentales. Los marcadores tumorales más utilizados en cáncer gástrico son el CEA,
CA 19.9 y CA 72.4. De estos tres marcadores, el CA 72.4 parece ser el más sensible y
específico. El CEA y CA 19.9 se comportan de manera similar. Ninguno de ellos
demuestra tener utilidad en el cribado ni en el diagnóstico precoz. El CA 72.4 es superior
en cuanto a factor proÀxel Oliveres nóstico. Algunos autores sugieren la utilización
conjunta de dos marcadores con la finalidad de incrementar la sensibilidad diagnóstica.
Una buena combinación sería la determinación conjunta de CEA y CA 72.4.3
Figura N°2

Cribado y diagnóstico

La determinación de CEA no puede utilizarse como prueba de cribado debido a su falta


de sensibilidad en estadios iniciales (del 20% en estadios A y B de Dukes, utilizando un
valor discriminante de 5 µg/l), a su especificidad (del 90%) y a la baja prevalencia de
cáncer en población asintomática. El marcador tumoral CEA no debería utilizarse como
única prueba diagnóstica, sino con otros procedimientos diagnósticos, ya que, como se
ha dicho, su sensibilidad es baja en estadios tempranos y, además, porque existen
condiciones benignas asociadas a elevaciones inespecíficas de CEA; así, se eleva en
patología hepática benigna, procesos inflamatorios intestinales, poliposis, pancreatitis,
ictericia obstructiva, insuficiencia renal, etc., aunque raramente se presenten valores
superiores a 10 µg/l5 . Tanto la frecuencia de positividad del CEA como su concentración
incrementan al aumentar la masa tumoral; así, en un estadio D de Dukes, la sensibilidad
es del 85%. Pronóstico Respecto a su valor pronóstico, múltiples estudios han
demostrado que cuanto mayor es la concentración del CEA preoperatorio, más
probabilidad hay de una recidiva postoperatoria y en un período más breve. La mayoría
de estos estudios sugieren que el valor de CEA preoperatorio puede ofrecer una
información pronóstica en pacientes con estadio B de Dukes, e identifican a un subgrupo
de pacientes que podría beneficiarse de un tratamiento quimioterapéutico adyuvante.
La concentración de CEA posterior a una resección completa del tumor debe
normalizarse entre 1 y 4 meses después de la intervención. Una elevación posquirúrgica
persistente indica resección incompleta o recurrencia.3
Figura N°3

Seguimiento o vigilancia

Se considera que la principal aplicación clínica de la determinación de CEA está en el


seguimiento postoperatorio de los pacientes con cáncer colorrectal, para detectar
recurrencias antes de que se manifiesten clínicamente. Las determinaciones seriadas de
CEA tienen una sensibilidad del 80% y una especificidad del 70% para la detección de
recurrencias. El intervalo óptimo de las determinaciones de CEA sería cada 2 o 3 meses
durante, como mínimo, los 2 primeros años del diagnóstico. Debido a que se producen
falsas elevaciones por causas benignas (patología hepática, tabaquismo, etc.), se
considera que el criterio de incremento de CEA (25-30% respecto al valor anterior) es un
indicador más exacto de recurrencia que el criterio de sobrepasar el valor discriminante
(5µg/l). En un 90% de pacientes con incrementos de CEA se confirma quirúrgicamente
la presencia de enfermedad recurrente; valores muy elevados de CEA se asocian más
frecuentemente a metástasis que a recurrencia local. La determinación de CEA también
se utiliza para controlar la respuesta al tratamiento quimioterapéutico en pacientes con
enfermedad avanzada. Otros marcadores tumorales estudiados en el cáncer colorrectal
han sido los antígenos carbohidratos CA 19.9, CA 242, CA 72.4 (TAG-72) y CA 50; los
antígenos polipeptídicos tisular (TPA) y tisular específico (TPS), así como el inhibidor
tisular de metaloproteinasa 1 (TIMP1). Los resultados obtenidos en los diferentes
estudios concluyen que todos estos marcadores pueden complementar al CEA en el
momento del diagnóstico y ofrecer información pronóstica, pero no se recomienda su
uso en el seguimiento, ya que ninguno de ellos ha demostrado ser más sensible que el
CEA en la detección de recurrencias.3
CÁNCER DE COLON

En los varones es el tercero en frecuencia, detrás del cáncer de pulmón y próstata. En


las mujeres es el segundo en frecuencia, detrás del de mama. Sin embargo, si se tienen
en cuenta ambos sexos a la vez el tipo de cáncer más frecuente es el de colon, con casi
28.000 nuevos casos al año. El MT de elección es el CEA, aunque se recomienda la
utilización de otros MT como el antígeno carbohidrato CA19.9, aunque su aportación es
mínima.4

Marcadores tumorales en el cáncer colorrectal

El cáncer colorrectal es uno de los cánceres con más posibilidades potenciales de cura,
pero aún es el cuarto cáncer que más muertes produce en todo el mundo21 .
Aproximadamente en uno de cada tres afectados la enfermedad resulta mortal. La razón
por la que no se observa una recuperación en una proporción tan alta de pacientes con
cáncer de colon es la detección tardía, muchas veces cuando ya se ha producido una
diseminación de células cancerosas a otras zonas del cuerpo. Actualmente la técnica de
diagnóstico más comúnmente aplicada y de mayor eficacia es la sigmoidoscopia y la
colonoscopia. La sensibilidad y especificidad de este método alcanzan el 92%. A pesar
de ser numerosas sus ventajas, la endoscopia es una técnica invasiva, causa
incomodidad en los pacientes y presenta riesgos de perforación y Este trabajo tiene una
finalidad docente. La Facultad de Farmacia no se hace responsable de la información
contenida en el mismo. 7 sangrado del intestino grueso. Todo esto hace que el paciente
a menudo posponga y evite este examen médico, con el riesgo que ello conlleva. Para
facilitar y mejorar el diagnóstico y monitorización de la enfermedad se emplean varios
marcadores tumorales.4

- Antígeno carcinoembriogénico (CEA).

Es el marcador más frecuentemente examinado cuando se sospecha de un tumor en el


tracto gastrointestinal. Desafortunadamente, el aumento de la concentración de CEA en
plasma (>5 ug/mL) raramente se produce en estadios iniciales del tumor, por lo que
suele emplearse para determinar el pronóstico (que será desfavorable si los niveles
preoperaorios de CEA son altos) y evaluar la respuesta al tratamiento. Sin embargo,
aunque la sensibilidad del CEA para el cáncer colorrectal es buena, su especificidad y
validez no son suficientes para el diagnóstico temprano. Sus principales inconvenientes
son la liberación de CEA a la sangre en enfermedades inflamatorias como hepatitis,
EPOC o pancreatitis; y que en el 15% de los tumores del intestino grueso no hay
incremento de CEA.4

- Antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9).

Es una glicoproteína de alto peso molecular empleada en el diagnóstico de cáncer


hepático, pancreático y colorrectal. En este último, la estimación simultánea de CEA y
CA 19-9 incrementa la sensibilidad diagnóstica, y se utiliza como un factor pronóstico
preoperatorio en la evaluación del estadio del tumor y la tasa de supervivencia.4

- TPS (antígeno polipeptídico específico tisular).

Consta de una cadena polipeptídica que se forma en las fases S y G2 del ciclo celular y
se libera de las células tras la mitosis. Se emplea en diagnóstico y monitorización de la
quimioterapia en cánceres del tracto gastrointestinal. La concentración sérica de TPS
está estrechamente ligada a la proliferación celular del tumor, y su límite superior es de
90 U/L. La estimación de niveles de TPS podría realizarse en estadios tempranos de la
enfermedad, pues se ha visto que éstos se elevan en el 60-80% de pacientes con cáncer
colorrectal. Existen estudios en los que se relaciona la concentración de TPS en sangre
incrementada con un tiempo de supervivencia reducido. Algunos autores proponen la
utilización de TPS en lugar del CEA para la monitorización de la enfermedad.4

- Glicoproteína 72 asociada a tumores (TAG-72).

Esta molécula es producida por células endoteliales, renales, de los conductos biliares y
del epitelio gástrico. Su sensibilidad diagnóstica como marcador del cáncer colorrectal
es del 28-67%, por lo que se recomienda combinar sus mediciones con las de otros
marcadores como el CEA. Este trabajo tiene una finalidad docente.4
- Exoglicosidasas lisosomales como marcadores potenciales del cáncer colorrectal.
Recientemente ha habido varios estudios encaminados a la aplicación de las
exoglicosidasas lisosomales como marcadores en el cáncer colorrectal, incluyendo la
αmanosidasa, β-galactosidasa, N-acetil-β-D-hexosaminidasa, sus isoenzimas A y B y la
catepsina D. En el desarrollo del cáncer colorrectal, los macrófagos, mastocitos y
neutrófilos participan en la trasformación de las células tumorales. Las exoglicosidasas
liberadas por los macrófagos ayudan al desarrollo y diseminación del tumor, y se ha
detectado una actividad incrementada de dichas enzimas en suero y orina de los
enfermos. La ventaja del test de medición de exoglicosidasas es su bajo coste además
de su simplicidad y repetibilidad, y aunque su especificidad es limitada se está
planteando como herramienta de diagnóstico.4

Diagnóstico

Como ocurre con la mayoría de los MT, la sensibilidad del CEA en el cáncer de colon va
unida al estadio, alcanzando una sensibilidad de 65-90% en estadios avanzados, por lo
que no se aconseja su uso en el diagnóstico precoz.4

Pronóstico y Seguimiento

El EGTM considera que el CEA puede ser de utilidad como indicador pronóstico en
combinación con otros factores. Los estudios respecto a la utilidad del CA19.9 como
factor pronóstico no son concluyentes Diversos estudios han demostrado que el CEA es
el primer signo de recidiva así las guías clínicas recomiendan su determinación sérica
cada dos o tres meses. No obstante, no podemos olvidar que hay recidivas con MT
negativos, por lo que ante una sospecha clínica de recidiva y ausencia de MT deben
realizarse otras pruebas complementarias. La incorporación del CA19.9 en el diagnóstico
precoz de recidiva sólo mejora la sensibilidad en el 5% de los casos.4
CÁNCER DE MAMA

El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales. En Perú se


diagnostican alrededor de 22.000 nuevos cánceres de mama al año, lo que representa
casi el 30% de todos los tumores del sexo femenino en nuestro país. Los MT de elección
en el cáncer de mama son el antígeno carbohidrato CA15.3 y el antígeno
carcinoembrionario (CEA). En algunos subgrupos de pacientes con cáncer de mama con
sobreexpresión de la oncoproteína HER2-Neu, puede ser de gran utilidad la
determinación sérica del mismo.5

Marcadores tumorales en el cáncer de mama

Según los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año 2012, el cáncer
de mama es la principal causa de muerte entre las mujeres, constituyendo el 23% de las
muertes por cáncer. En torno a una de cada ocho mujeres y uno de cada mil hombres
desarrollará cáncer de mama durante el curso de su vida. Es necesario señalar que
ninguno de los marcadores tumorales conocidos en la actualidad para este tipo de
cáncer permite el diagnóstico en los estadios tempranos.5

Los biomarcadores tisulares de mayor relevancia clínica son los siguientes:

-Receptores hormonales.

Los receptores estrogénicos (ER) y de progesterona (PR) se consideran marcadores


predictivos y de pronóstico. ER-α y PR se miden a fin de identificar a aquellos pacientes
que pueden responder a un tratamiento hormonal, y también presentan utilidad en
combinación con otros factores (estadio y grado del tumor, número de nódulos
linfáticos con metástasis) para determinar el pronóstico a corto plazo en pacientes
diagnosticados por primera vez. La medición de estos receptores suele realizarse por
unión de ligando, ELISA o inmunohistoquímica.5
Figura N°4

- Receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2).

Proteína que se mide en pacientes con cáncer de mama invasivo (especialmente en los
que presentan afectación de los nódulos linfáticos) con la finalidad de seleccionar los
pacientes en los que la terapia con trastuzumab (anticuerpo contra el receptor HER2) y
la quimioterapia basada en antraciclinas pueden resultar beneficiosas. HER2 se detecta
en el tejido tumoral por análisis inmunohistoquímico y FISH (hibridación fluorescente in
situ).5

-Uroquinasa activadora de plasminógeno (uPA) e inhibidor del activador de


plasminógeno (PAI-1).

Son útiles en la identificación de pacientes sin afectación de nódulos linfáticos, los cuales
no requieren una quimioterapia adyuvante. En dichos pacientes, niveles bajos de uPA y
PAI-1 indican un bajo riesgo de recidiva. La técnica de medición de estas moléculas es
ELISA. Los marcadores genéticos más significativos en el cáncer de mama a día de hoy
son BRCA1 y BRCA2. Estos genes producen proteínas supresoras de tumores que ayudan
a reparar el DNA dañado. La presencia de mutaciones en ellos constituye una fuerte
evidencia para desarrollar cáncer de mama, indicando un 40-80% de posibilidades de
sufrir la enfermedad. Estos marcadores se utilizan para identificar individuos que tienen
un alto riesgo de desarrollar cáncer de mama y ovario. En cuanto a los marcadores
serológicos o humorales, son útiles para ayudar en el diagnóstico precoz, determinar el
pronóstico, predecir la respuesta y la posible resistencia a terapias específicas, vigilancia
tras la primera intervención quirúrgica y monitorizar la terapia en pacientes con
enfermedad avanzada. Los más comúnmente empleados son las proteínas de la familia
de la mucina 1 (MUC-1): CA 15-3, CA 27-29, MCA y CA 549. Como todos ellos tienen
sensibilidad y especificidad similar para el diagnóstico, la combinación de más de un
antígeno MUC-1 no confiere ninguna ventaja adicional. Por ello, el protocolo
recomendado es la combinación de un marcador MUC1 con el antígeno
carcinoembrionario (CEA). Generalmente se combina el antígeno carbohidrato 15-3
(glucoproteína de alto peso molecular que se encuentra en las células epiteliales) con el
CEA. CA 15-3 puede ser detectado en suero a través del método radioinmunométrico,
empleando dos anticuerpos monoclonales (115D8 y DF3).Se consideran niveles
elevados aquellos que superan las 30U/mL. Actualmente, la aplicación clínica más
importante de esta molécula es la monitorización de la terapia en los pacientes con un
cáncer de mama avanzado no evaluable por métodos clínicos o radiológicos. También
tiene valor como marcador para determinar la respuesta al tratamiento. No suele
emplearse en el diagnóstico precoz, puesto que se encuentra en niveles sanguíneos muy
bajos en los primeros estadios de la enfermedad que se incrementan con el tamaño del
tumor, la afectación de los ganglios linfáticos y especialmente con la presencia de
metástasis. La mayor limitación del CA 15-3 es que en un 25% - 30% de los enfermos no
se secreta, mientras que sí se ve incrementado en otras situaciones, incluyendo
neoplasias en pulmón, páncreas, ovario, y colon así como en cirrosis, hepatitis y en
trastornos mamarios benignos. Los niveles de CA 15-3 observados en patologías no
cancerosos tienden a mantenerse estables a lo largo del tiempo, mientras que en los
casos de cáncer aumentan progresivamente. En lo que respecta al CEA, se trata de una
glucoproteína oncofetal que aparece sobreexpresada en varios adenocarcinomas, en
algunas enfermedades inflamatorias y en fumadores. Sus mediciones se realizan por
radioinmunoanálisis. En el cáncer de mama el CEA se ha relacionado con la extensión de
la enfermedad y el pronóstico. Aunque estos marcadores por sí solos ofrecen gran
cantidad de información clínicamente relevante, recientemente se ha visto que su
combinación con técnicas de imagen novedosas como el PET/CT (tomografía de emisión
de positrones/tomografía computerizada) se consiguen aún mejores resultados en la
detección de metástasis y recidivas.5

Figura N°5
Diagnóstico

Únicamente un 10% de los tumores en estadios iniciales presentan niveles elevados de


CA15.3, mientras que este porcentaje se incrementa hasta un 70% en estadios
avanzados de la enfermedad, por lo tanto, este MT no es útil para el diagnóstico precoz,
pero sí puede ser un apoyo para el diagnóstico junto con otras exploraciones
complementarias. Aunque el CEA es menos sensible que el CA15.3, se recomienda su
inclusión para alcanzar mayor sensibilidad, ya que existe un pequeño porcentaje de
tumores (10%) que son CA15.3 negativos y CEA positivos.5

Pronóstico y Seguimiento

La mayoría de los estudios publicados coinciden en la utilidad del CEA y CA15.3 como
factor pronóstico en el cáncer de mama, siendo el valor pronóstico del CEA superior al
del CA15.3. A mayores valores de MT preoperatorios mayor probabilidad de recidiva, así
la mayoría de las pacientes con una concentración preoperatorio de CEA superior a 7,5
ng/ml presentaran recidiva tumoral. En el caso del HER2-Neu, aunque el número de
estudios publicados es menor, también ha mostrado utilidad en la detección de recidivas
en pacientes con sobreexpresión tisular. La determinación seriada conjunta de CEA y
CA15.3 es de gran utilidad en la detección precoz de recidivas, pudiendo aparecer
incrementos hasta 18 meses antes del diagnóstico de recidivas. Se aconseja la utilización
del incremento dinámico, es decir la determinación seriada de MT, donde dos
incrementos sucesivos de un 15% respecto al resultado anterior serían indicativos de
recidiva con una especificidad del 99%. Respecto al HER2-Neu, algunos estudios
demuestran que puede ser el primer marcador de recidiva en tumores con
sobreexpresión.5
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