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La musica en el desarrollo de los adolecentes

La música siempre ha representado diferencias generacionales , culturalmente, simboliza


un medio para exteriorizar las emociones y que se caracteriza por medio de distintos
estilos o géneros musicales elegidos por las personas según las experiencias que archivan
tanto en sus vidas privadas como sociales.

Las letras de las canciones son una representación de sus propias vivencias o de las que
añorarían tener, pues además la música cumple ese papel de “idealización” de una vida
basada en “falsos modelos”.

Los jóvenes y adolescentes son atraídos por los ritmos que están de moda y que les
permite tener un comportamiento libre y autónomo.

La música activa muchas áreas cerebrales ligadas a la memoria, el placer, el lenguaje, y la


lógica matemática, entre otras. Es una actividad que hace trabajar prácticamente a todo el
cerebro, especialmente al núcleo accumbens, hipocampo y la amígdala, zonas que están
relacionadas con el placer y la adicción, explica Pablo Urrutia.

El ideal sería que la música les aportara a su desarrollo y les permitiera aprovecharla para
lograr objetivos y metas en la vida.

Daniel Levitin, autor del libro ‘Este es tu cerebro bajo los efectos de la música’, en BBC
Mundo dijo que cuando más cautivadora es la música, peor es para la concentración, y si
tiene letra es terrible para las tareas verbales, sin embargo el ruido de fondo no tiene
necesariamente siempre un efecto negativo.

Si son más de tres voces, los sonidos “se tapan unos a otros y se tornan acústicamente
menos variables”. Es una suerte de sonido blanco, un murmullo y, en ese caso, distrae
menos. Por otro lado, hay que aclarar que los extrovertidos se sienten más cómodos en
ambientes ruidosos y los introvertidos todo lo contrario.

Fernando Remolina Chaparro, licenciado en Música UIS y Coordinador del Área Cultural de
la UPB, asegura que interpretar un instrumento ayuda en la “formación integral del
individuo, la sensibilización de la persona, la mejoría el estado de ánimo y la relación con
los demás; se considera una persona especial la que interpreta un instrumento, mejora el
autoestima, la posibilidad de relacionarse con los demás a través de estas prácticas”.

Recordemos que la música es su forma de expresión, identificación, sentido de


pertenencia y expectativas, por lo que no debe invadir, sino que más bien validar el estilo
que escucha el adolescente, independiente de cual sea, ya que lo que se haría sería
aceptar lo que estaría intentando expresar, que en algunos casos no se puede hacer con
palabras, recalca el experto.

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