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Palmariamente las dos frases a desarrollar, resumen con total claridad, los avatares que

la colonización ha traído aparejada a los países tercermundistas como el nuestro, y con


esto que quiero decir, que el imperialismo, a lo largo de la historia, ha querido perpetuar
su dominación y no solo a través del manejo de los sistemas económicos y políticos,
sino que además, ha incluido dentro de sus intereses, el dominio de la estructura
cultural; dígase así, que en los países semi-coloniales como el nuestro, la penetración
económica viene de la mano de la penetración cultural. Ahora bien, esa dominación
foránea, esa penetración “extranjera” y “civilizatoria” dentro de nuestra estructura
cultural, se logra a partir de la colonización pedagógica, en cuyo caso, instrumento
fundamental para perpetuar el dominio e incidir ciertamente, a cultivar esa incapacidad
del pueblo de pensar el mundo por sí mismo, de depender económica e ideológicamente
de otros países que con natural claridad, ha sido una de las políticas esenciales de los
países centrales en los periféricos.-- En consonancia con lo reseñado y ante este hecho
histórico del imperialismo en conjunción con las oligarquías locales y los gobiernos de
turno, es propio de recordar, tal y como así lo afirmaba Arturo Jauretche, que la
colonización pedagógica, impartía en todo el tejido social un conjunto de zonceras, pero
caracterizo a una de ellas como la madre de todas las zonceras, y esta fue sin más la
fórmula Sarmientina de 'civilización o barbarie (Facundo), habida cuenta que, a raíz de
la errónea identificación de civilización con la cultura europea, no se busco
“…desarrollar América según América, incorporando los elementos de la civilización
moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado… Se intento
crear Europa en América transplantando el árbol y destruyendo lo indígena que podía
ser obstáculo al mismo para su crecimiento según Europa y no según América”. Esta
frase, sintetiza la incomprensión de lo nuestro como hecho cultural, por ende, civilizar
era importar, desnacionalizar, ya que lo propio según los sectores dominantes de nuestro
país por aquellos tiempos, era inservible por el solo hecho de su origen, sin tener en
cuenta su contenido. Con la claridad que lo caracteriza, Jauretche, denuncia en cuanto a
la educación, que la “pedagogía hegemónica”, había abandono los saberes, las prácticas
y las experiencias populares y a este respecto sostiene: “conocíamos por la escuela el
Yan-tse-kiang, el Nilo y el Danubio, pero que no teníamos noticias oficiales del río
Salado, que está ahí nomás...”. En esta línea argumental, José Martí, entendía que la
educación ocupaba un papel de suma importancia como elemento de transformación
socio-política y económica, pero a contrario sensu de las predicas de Sarmiento,
ávidamente delineadas en su admiración por los Estados Unidos y en ese desprecio por
lo original, o a las de Bartolomé Mitre, en cuanto a que la educación deberá de estar
dirigida a una minoría ilustrada, o porque no con las de Bernardino Rivadavia, quien
adhería al utilitarismo Ingles y la corriente europea de corte conservadora, e inspiraba a
formar una minoría esclarecida y privilegiada; para Martí, la educación en sí, debía de
fundamentarse en el conocimiento y en la revalorización de la cultura y los valores
latinoamericanos, y de ninguna manera podría ser privilegio exclusivo de una clase. Así
sostenía que: “la universidad europea debe ceder a la universidad americana. La
historia de América, de los incas hasta acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se
enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es
nuestra”…“Injértese en nuestras Repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de
nuestras Repúblicas”. Saul Taborda enfatizaba que no cuestionar o problematizar los
conceptos pensados en otros tiempos o espacios y trasplantarlos sin más, tenía algo de
colonialidad. Colonialidad de las ideas y de los cuerpos. De esta manera sostenía que
“La estrechez de miras de la educación de la burguesía, la falta de hábito de pensar de
las naciones americanas las ha determinado siempre a aceptar sin examen lo peor de la
pedantesca pedagogía de importación”. Argumentaba que la pedagogía de importación
era el resultado de una vida “falsificada”, habida cuenta que, nada tenía que ver con
nuestra historia, con nuestras raíces, sino que por el contrario, obedecía a un modelo
foráneo que quiere imponer el paradigma del “YO NO PUEDO”. Siguiendo la idea y
desde el ámbito científico Oscar Varsavsky arguye, que la dependencia cultural en
relación a los países centrales se hace patente, por ende, los problemas científicos de los
países periféricos como el nuestro, van a estar dirigidos por los países centrales, dicho
lo cual, esta forma de hacer ciencia, contribuye a la desnacionalización, a la
colonización, ya que refuerza nuestra dependencia cultural y económica. Al científico
sometido a estas “reglas de juego” Varsavsky lo va a denominar “cientificista”, en orden
a que: “se ha adaptado a este mercado científico, que renuncia a preocuparse por el
significado social de su actividad, desvinculándola de los problemas políticos, y se
entrega de lleno a su “carrera”, aceptando para ella las normas y valores de los
grandes centros internacionales…”. Claramente la ciencia nacional, debe ir en sintonía
con el desarrollo del país, con la “descolonización”, mientras que la Universidad
Pública, debe formar profesionales arraigados con las problemáticas locales, a fin de
propiciar la liberación nacional. Paulo Freire entendía que la educación, debía de
proyectarse a través del dialogo ya que por intermedio del mismo, se podían compartir
las ideas de unos con otros conllevando ello a la socialización. Razonaba que el dialogo
y la investigación, eran trascendentales para la Educación liberadora que a su vez,
incidían netamente en la conciencia histórica como un camino fundamental para el
conocimiento de la autentica realidad. “La nueva pedagogía enraizada en la vida de
esas subculturas, a partir de ellas y con ellas, será un continuo retornar reflexivo sus
propios caminos de liberación”. De este modo, los maestros y los líderes
revolucionarios no debían de estar distantes de las masas oprimidas, sino mantener un
dialogo permanente sobre su acción. Así expresa: “Ninguna pedagogía realmente
liberadora puede mantenerse distante de los oprimidos...”. Claramente la pedagogía
liberadora, se delineaba en derredor de la participación de los oprimidos como parte de
las masas populares, demarcando de tal modo, el contraste natural con la pedagogía
bancaria o tradicional, de cuya esencia podríamos describirla como estática y netamente
individualista, servil por cuestiones obvias, para la opresión.-- No obstante a lo
descripto y en su concepción original, la educación superior, se ubicaba ceñida al
modelo político nacional, por consiguiente, era profundamente elitista y solo podían
acceder a ella, los sectores dirigentes con posibilidad de cubrir sus costos. De este modo
sus saberes, se alineaba con el modelo agroexportador del país, perpetuando entonces la
tradición enciclopédica, europeísta y liberal claramente consolidadas. Con el
advenimiento Yrigoyen en el poder y su ideal de democratización política y cultural,
llego la “reforma” universitaria del año 1918, pero lamentablemente al originarse la
decadencia del partido radical, la reforma en sí, se desvirtuaría dentro de las cátedras
“ligadas al capital extranjero y los negocios de país agrícola dependiente”. En 1946
asumen en el poder J. Perón, e impulsa una política popular de redistribución de las
riquezas a favor de los necesitados y de industrialización que daba claramente a
entender, su idea de integrar a los sectores populares. Durante su gobierno se sancionan
tres leyes Universitarias y con ellas, aparecen entre otros puntos no menores, los
horarios nocturnos para trabajadores; la Universidad Obrera (hoy UTN) que articulaba
el conocimiento y la acción práctica en fábrica; la divulgación de los valores y
tradiciones de nuestro país; la gratuidad; los primeros pasos en la articulación concreta
obrero estudiantil, y la existencia de carreras prioritarias para la industrialización. Con
el Peronismo, aparece la noción del “derecho social a la educación superior” y la
“cultura de la industrialización y el pleno empleo” como fines culturales y políticos
estratégicos nacionales. Su legado fue el intento de articular la educación superior a la
democracia de masas.- La universidad pública debe ser parte del país, debe abordar los
problemas de la nación y buscar naturalmente soluciones a los mismos.-
Bibliografía:

Europa, modernidad y eurocentrismo - Enrique Dussel -

Arturo Jauretche – Manual de Zonceras – Selección -

Pedagogía y política. Lazos entre los pensamientos de Saúl Taborda y Arturo Jauretche
-Carla Wainsztok/Juan Godoy -

Que paso en la educación Argentina desde la conquista hasta el Menemismo – Adriana


Puiggros -

Nuestra America – Jose Marti -

Pedagogía del Oprimido – Paulo Freire -

El objetivismo en las ciencias sociales en el pensamiento de Oscar Varsavsky - Juan


Godoy -

Pensamiento Nacional y Academia - Juan Godoy -

La Universidad Argentina, del Modelos Colonial al Reformismo - Aritz Recalde – junio


2010

Universidad y Peronismo, hacia una superación histórica de la Reforma - Aritz Recalde,


noviembre de 2007 -

Frases desarrolladas:

“la suprema aspiración de nuestros pedagogos sería hacer de nuestros nuevos países
nuevas Francias y nuevas Alemanias (…) Hasta ahora esta ha sido una pedagogía
facilísima, pues no ha habido otra labor que la de copia y de calco (…) Nuestro
problema pedagógico no debe ir a resolverse en Europa ni en parte alguna, sino en
Bolivia (…) es una pedagogía boliviana la que hay que crear, y no plagiar una
pedagogía transatlántica cualquiera (…)Tratemos de formar bolivianos y no jimios
franceses o alemanes. Tratemos de crear el carácter nacional que seguramente
(podemos afirmarlo a priori) es del todo diferente del europeo”.(Franz Tamayo).
“El sistema educativo falló “a causa del vacío enciclopedismo y la simiesca manía de
imitación, que nos llevara a estériles estudios universales, en detrimento de una
fecunda educación nacional”. (Ricardo Rojas)

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