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AUTOTRÓNICA I
CONSULTA:
1) LIMPIAPARABRISAS:
Este equipo auxiliar y necesario de los vehículos realiza la limpieza de la luna parabrisas,
permitiendo una buena visibilidad al conductor en caso de lluvia, nieve, polvo, etc.
El conjunto está formado por un motor eléctrico con un sistema de reducción incorporado, que
transforma la velocidad del motor (unas 2500 a 3000 r.p.m.), a la velocidad necesaria en los
brazos porta escobillas (raquetas) para obtener en las mismas un desplazamiento de vaivén de
unas 50 o 70 oscilaciones por minuto. El equipo se complementa con unos dispositivos
mecánicos situados en el panel delantero de la carrocería, los cuales reciben el movimiento del
motor y constituyen el sistema de transmisión, para realizar el barrido y limpieza del cristal.
Motor eléctrico
Este motor debe ser capaz de vencer la fuerza de rozamiento que ejerce las raquetas o
escobillas contra el cristal, en cualquier condición de funcionamiento. Este motor funciona con
una tensión nominal de 12 voltios y una intensidad de 4 a 6 amperios.
Sistema de transmisión
Según la forma de transmitir el movimiento del motor a los brazos de raqueta, el sistema de
transmisión y, por tanto, el conjunto de motor limpiaparabrisas puede ser normalmente de dos
tipos:
Funcionamiento
El cable flexible de transmisión está formado por un alma de acero, el cual lleva enrollado un
alambre, también de acero, en forma helicoidal, y se desliza por el interior de unos tubos
engranando con las ruedas dentadas de los ejes secundarios de giro, a los cuales transmite el
movimiento de vaivén y estos a las ruedas moleteadas, donde se acoplan los brazos porta
escobillas. Este sistema tiene la ventaja de que se le puede acoplar adaptándose a las formas
de la carrocería, y apenas ocupa espacio.
Funcionamiento eléctrico
El motor limpiaparabrisas funciona al recibir corriente de la batería a través de un interruptor
conmutador situado generalmente en el volante y pasando por el interruptor de encendido
(llave de contacto). El motor del limpia lleva un dispositivo en su reductora que sirve para hacer
una parada automática. Esta parada automática sirve para cuando desconectamos la llave de
contacto con el limparabrisas activado, hace que las raquetas no se queden en mitad del
recorrido sobre el cristal sino que lo retorna a su posición inicial. El dispositivo, que se explica a
continuación, consiste en una leva integrada a la rueda de reducción, la cual acciona un
interruptor de parada situada en el soporte motor.
Al cerrar el interruptor en posición de marcha (M), la corriente de batería llega al motor
directamente a través de un borne (1), con lo cual funciona normalmente hasta que se
interrumpe la corriente. Al pasar el conmutador a la posición (P), el motor sigue funcionando al
recibir corriente por el borne (2) a través del interruptor interior, hasta que la leva en su giro o
desplazamiento abre los contactos del interruptor interior poniendo el borne (1) a masa,
actuando como freno eléctrico en la posición en final o de reposo de las escobillas.
Existen motores con dos velocidades de funcionamiento para marcha lenta y rápida, los cuales
incorporan en su circuito eléctrico una tercera escobilla y, dependiendo de la escobilla positiva
que se conecta a la fuente de alimentación, se obtendrá una u otra velocidad de giro,
funcionando ambas con un paro automático idéntico a los de una sola velocidad. La puesta en
servicio de una u otra velocidad se realiza a través de un interruptor de tres posiciones (P; L y
R) situado generalmente en el volante.
Los espejos retrovisores son fundamentales para conducir con seguridad pues nos permiten
ver hacia atrás desde diferentes ángulos, y controlar el entorno lateral de nuestro coche. No es
cuestión de repetir lo que ya os hemos contado en otras ocasiones, como por ejemplo cuántos
espejos debe tener nuestro coche y cómo regularlos, o que es posible que en el futuro puedan
ser sustituidos por cámaras de vídeo y pantallas a color.
Los espejos tradicionales son ni más ni menos que un vidrio que tiene un recubrimiento opaco
reflexivo en una de las caras, normalmente con plata o aluminio, o sea, como cualquier otro
espejo. Como todos sabemos un espejo refleja la luz, y precisamente por eso puede haber
momentos mientras conducimos en los que un espejo resulte molesto: cuando conducimos de
noche y la luz de los faros de un vehículo que circula por detrás se reflejan en él y nos
deslumbran.
La primera solución propuesta por la industria del automóvil para evitar el deslumbramiento
fue el espejo retrovisor interior de doble posición, que podríamos llamar antideslumbrante.
Este espejo retrovisor no tenía mucho misterio: seguía siendo un espejo tradicional de vidrio
pero su soporte incluía un pequeño mecanismo que cambiaba su posición, o exactamente que
cambiaba el ángulo del espejo, y así cambiaba también la dirección de los rayos de luz que el
espejo reflejaría.
El mecanismo se acciona con una pequeña palanca en la parte inferior que manejamos con la
mano, eligiendo entre dos posiciones, la que podemos llamar “normal”, y la que podemos
llamar “noche”. Este tipo de espejo tiene como inconveniente que requiere de la intervención
del propio conductor, además de que la visibilidad en el modo noche se resiente.
3) ASIENTOS REGULABLES
Los asientos de un coche son el elemento más importante para velar por la
comodidad del conductor y de los ocupantes. Claro que la suavidad de la
suspensión, y el nivel de aislamiento acústico del habitáculo también son
importantes, pero por muy buenos que estos sean, si fallan los asientos, la
experiencia de la conducción o del viaje puede ser de todo, menos agradable.
Y hay una última función que también cumplen los asientos, la seguridad. Un
buen asiento evitará que ante una decelarción brusca se produzca el efecto
submarino (que el cuerpo se cuele por debajo del cinturón deslizándose hacia
adelante), protegerá los costados del abdomen antes un impacto lateral, y
recogerá adecuadamente la cabeza, cuando se produzca un alcance por detrás,
evitando lesiones cervicales.
Desde que el asiento de coche es asiento, ha ido evolucionando desde algo así
como un banco de madera, hasta los asientos individuales y ergonómicos
actuales, pasando por diseños que parecían más un sofá, que un asiento de una
máquina que se mueve, acelera y frena.
Lo más nuevo ya no es solo que los asientos tengan dos o tres memorias para
recordar un conjunto de ajustes prefijado por cada usuario (por ejemplo cuando un
coche lo conduce el padre, la madre y el hijo mayor), sino que esas memorias
estén asociadas a una llave personalizada para cada conductor.
De esto modo cuando uno de los conductores abre la puerta, el coche detecta su
llave, identifica al usuario y automáticamente realiza todos los ajustes del asiento.
Lo normal es que para entrar, el asiento se haya desplazado hacia atrás para dejar
más espacio para acceder y sentarse, y una vez dentro, se coloque totalmente a
gusto del conductor (y si hay 16 reglajes, ajustará los 16).
Hay sillones con función de masaje para casa, y como no también los hay para los
coches. Son todavía menos habituales que los asientos eléctricos. Un asiento con
módulo de masaje dispone de una serie de elementos eléctricos que generan
cierto movimiento.
Por una parte se puede generar una vibración, y por otra parte un conjunto de
rodillos o ruedas se mueven, arriba y abajo, hacia dentro o hacia afuera, para
masajear por presión la zona lumbar. Lo normal es que haya varios programas de
masaje e intensidades y que el ocupante elija la que prefiera. Por ejemplo coches
híbridos como el Citroën DS5 Hybrid4, o el Audi A8 Hybrid montan como opción
asientos con masaje. En modelos más bien altos de marcas generalistas empiezan
a verse asientos con masaje, aunque sea como opción.