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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL NORDESTE

FACULTAD DE HUMANIDADES
LICENCIATURA EN COMUNICACIÓN SOCIAL
HISTORIA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA CONTEMPORÁNEA
2018

TRABAJO PRÁCTICO N°1:

LA POBLACIÓN ARGENTINA A FINALES DEL SIGLO XIX. LA PRENSA POLÍTICA


COMISIÓN 1
Profesora: Belén Ayala

Integrantes:
 Alcaraz Meza, María José
 Bareiro, Gabriela Alejandra
 García, Nancy Elizabeth
 Ruíz Diaz, Dahiana Soledad

Fecha de entrega: 18/09


CONSIGNAS:
1. Describe la población argentina de finales del siglo XIX teniendo en cuenta: cómo
estaba compuesta, el aporte cultural de los inmigrantes y de dónde venían.
2. Explica el contexto internacional de la época.
3. Explica los principales objetivos de la Educación Patriota y el Servicio Militar
Obligatorio.
4. ¿A qué contradicciones o realidades opuestas se refiere el texto cuando habla del
Centenario? Explica con un ejemplo.
5. a) Realiza una definición de prensa política.
b) Describe la prensa política teniendo en cuenta: objetivos o fines; lugares de
circulación; quiénes escribían; cómo se financiaban; contenidos o secciones.
c) Establece las diferencias entre la prensa política de finales del siglo XIX y la
prensa moderna.
6. a) Cita ejemplos de prensa política.
b) ¿Qué mensaje y qué historia argentina difundió La Tribuna Nacional? Explica.
7. Según el artículo de María Inés Tato, “Patricios y plebeyos…”, explique:
a) Los objetivos o fines del humor político.
b) Uriburu y sus diarios encontraron en el humor el recurso por excelencia para la
canalización de diversas motivaciones, principalmente para el ejercicio de la
crítica opositora y para la elaboración del disenso con el nuevo oficialismo: el
radicalismo.
Describa con ejemplos cómo sus diarios ejercieron el humor político en el
período que estudia la autora, 1911-1930.
1. La población argentina a finales del siglo XIX creció principalmente por la
inmigración europea. En los dos censos nacionales de 1869 y 1895 aumentó de
1.737.076 habitantes a 3.914.911 habitantes.
Colectividad británica: era la más rica y respetada empeñada en preservar sus
costumbres, pese a que muchos de sus miembros habían nacido en Argentina. Eran
una población reducida en el país, que gozaba de estatus social y con una gran
influencia económica y cultural. Las inversiones británicas eran las principales en el país.
Entre los aportes culturales de esta colectividad se pueden mencionar los
templos anglicanos y luteranos, colegios ingleses y barrios ingleses construidos por los
empleados de ferrocarriles (Banfield, Hurlingham, Belgrano R), clubes sociales y
deportivos (remo, rugby, fútbol), asociaciones benéficas y periódicos como The
Standard y The Buenos Aires Herald.
Dentro de esta colectividad, había grupos diferenciados como los irlando-
argentinos que hablaban inglés, pero se sentían víctimas del imperio británico por ser
católicos. Se especializaron en la cría de lanares. Por otro lado, estaban los galeses que
habían emigrado preservar las tradiciones y el idioma gaélico de su pueblo, sometidos
por los ingleses en la Edad Media. Su especialidad eran los productos de granjas.
Colectividad francesa: eran vascos y bearneses de las aldeas pirenaicas.
Realizaban trabajos temporales en saladeros, carretas y tambos. Muchos compraron
tierras y se volvieron propietarios o arrendatarios con influencia política. Se radicaron
principalmente en el sur de la provincia de Buenos Aires.
Entre sus aportes cuentan la modernización de la industria vitivinícola en
Mendoza, y la fundación de ingenios azucareros en Tucumán que se expandió hasta los
territorios de Chaco, Misiones y Rio Negro. Francia era el segundo inversor de
importancia en Argentina, después de Inglaterra. Las inversiones se hacían en
ferrocarriles, frigoríficos, fábricas (vidrios, comestibles), ingenios y bodegas. Entre las
instituciones más representativas estaban la Cámara de Comercio Argentino-Francesa,
el Banco Francés del Río de la Plata, el Hospital Francés, el Club Francés y el Club
Vasco-Francés en Buenos Aires. Pero esta expansión se estancó con la crisis
económica de 1890, de las menores oportunidades de acceder a la propiedad de la
tierra en Argentina y al descenso de natalidad en Francia.
Para la clase alta argentina, Francia era mucho más que sus empresas y sus
productos de lujos, sus profesionales y sus colonias. Los intelectuales criollos se habían
formado leyendo a los filosóficos y a los escritores iluministas y románticos del siglo. Y
lo que la clase alta ganaba de sus rentas, lo gastaba en sus viajes a París.
Región de la pampa: se llamaba “gringos” a los extranjeros, y estos venían al
país para radicarse y otros como trabajadores temporales para juntar ahorros y volver a
Europa. Los territorios agrícolas de la pampa y el Litoral recibieron un numeroso y
variado grupo de inmigrantes: principalmente italianos y el resto españoles, franceses,
suizos, alemanes y británicos. Las provincias que más prosperaron fueron Santa Fe y
Mendoza. En esta región progresó la colonización por incentivo del gobierno, que puso
a disposición tierras fértiles de propiedad estatal y particular. En las colonias existían
Consejos donde se discutían asuntos relacionados al cumplimiento de colonización.
Sus aportes consistieron en modificar los hábitos de la vida rural. En las chacras
se levantaron ranchos porque esta era la vivienda elemental y barata en la llanura sin
árboles, pero también se plantaron paraísos, álamos, eucaliptus y frutales. El carro
construido por herreros se reemplazó a la pesada carreta y un parque de maquinaria
agrícola se incorporó a las chacras. Por otra parte, los gringos procuraban contar con
biblioteca y escuela, fomentaban la sociabilidad sobre la base de coros y bailes propios
de su patria de origen. La tradición resultaba difícil porque el gobierno nacional exigía el
estudio del idioma español y porque la población extranjera no era homogénea.
Colectividad italiana: fue la inmigración más numerosa en Argentina, y ésta
representaba el 48% del total de extranjeros en 1.895. Después de 1.880, la inmigración
provenía del sur de la península: Campania, Apulia, Sicilia y Calabria. Fue la colectividad
con más vocación para integrarse al país y que participó en muchas “patriadas”. Tenían
oficios muy variados: marineros, albañiles, carpinteros, panaderos y confiteros,
jornaleros, vendedores ambulantes y una mayoría de agricultores. Sus profesionales
eran músicos, porque la música italiana culta gozaba de mucho prestigioso. La familia
Demarchi, vinculada al Banco de Italia y Río de la Plata impulsó la fábrica de galletitas
Bagley y la Compañía General de Fósforos.
Entre sus aportes culturales se cuenta el funcionamiento de las sociedades
italianas, se creó el Hospital Italiano de Buenos Aires, las entidades de Socorro Mutuo,
congregaciones religiosas como las de los padres silicianos de Don Bosco y las
hermanas de María Auxiliadora. El sindicalismo fue otra actividad social en la que se
destacaron líderes italianos, anarquistas y socialistas.
Otras colectividades:
 La inmigración española, numerosa y activa, que se confundía con la
población nativa por el idioma, la religión y las pautas culturales. Hacía
1880, se instalaban a la vera del Ferrocarril Sud y se desempeñaban
principalmente como pulperos y almaceneros. Compraban tierras y se
volvían propietarios rurales.
 Los inmigrantes escandinavos eran escasos, debido a la barrera del
idioma, los largos viajes por mar y el poco comercio. Sin embargo, hubo
suecos, daneses y holandeses que se radicaron en el país, sobre todo
en el sur de Buenos Aires. Eran inmigrantes calificados, ingenieros y
arquitectos que contribuyeron a crear la infraestructura y obras públicas
en todo el país. Entre los daneses había muchos granjeros.
 Los inmigrantes judíos llegaron escapando de los “pogroms” de Rusia,
durante la época del Zar Alejandro III. A ellos se les recomendó cortarse
las largas barbas y los caftanes de su vestimenta tradicional, para evitar
que se lo mirasen como extraños. Era necesario que se sintieran
identificados con su nueva tierra y que en las colonias tuvieran sinagogas
pero también escuelas donde aprendieran español. La Jewish
Colonization Association fundada por Mauricio de Hirsch, que
patrocinaba la venida de israelitas rusos y polacos, dio créditos a los
judíos sin recursos y compró campos para instalarlos.
 Los rusos alemanes del Volga se instalaron en los territorios
conquistados a los pueblos nativos, y recibieron facilidades del gobierno
que juzgaba conveniente la venida de colonos laboriosos, que hablaban
en un antiguo dialecto alemán y cuyas mujeres tenían fama de
industriosas.
En su mayoría, estos inmigrantes emigraban de su país por la miseria, eran
peones sin oficio, campesinos que solo sabían trabajar la tierra con métodos
primitivos, mujeres solas que habían viajado engañadas para ejercer la
prostitución. Y en Argentina, el sistema de colonias agrícolas que daba
acceso a la propiedad del suelo no se aplicó en los territorios conquistados
al indígena, porque se había vendido anticipadamente a los grandes
capitalistas, lo que impidió imitar el proceso de iniciado con éxito en el Litoral.
En el interior criollo: el Noroeste resultó la región menos favorecida por la
inmigración, por estaba alejado de los puestos de arribo y porque las mejores tierras
eran de familias tradicionales. La tierra disponible eran terrenos marginales. La mayoría
de los inmigrantes se ocupó en el comercio, la construcción y la industria alimentaria.
Los arquitectos extranjeros ayudaron a modificar la apariencia tradicional de las
ciudades. Los árabes, numerosos en la región, provenían del Libano y Siria. Eran
vendedores ambulantes en las zonas rurales y para conseguir clientes se mimetizaron
con el paisaje, se vistieron de gauchos y usaron palabras criollas. En el Noreste, los
inmigrantes polacos y ucranianos empezaron a talar la selva en Apóstoles, Misiones,
para cultivar tabaco.

2. Al comenzar el siglo XX, la República Argentina se caracteriza por su


crecimiento económico, el aumento de las exportaciones, la inmigración masiva, la
inversión del Estado en educación y defensa, y la esfera política es reservada a la elite
argentina. En el contexto internacional, la filosofía predominante era el pensamiento
positivista, que creía que el progreso de la humanidad sería indefinido y que la Argentina
reunía las condiciones necesarias para incorporarse al proceso de modernización.
El optimismo sobre el progreso se debía a los avances científicos y tecnológicos
de este nuevo siglo, como el desarrollo del automóvil y el aeroplano, el tranvía eléctrico,
la comunicación por teléfono, la luz eléctrica, el gramófono y el cinematógrafo, los baños
con water closet y agua corrientes.
En el aspecto político, hubo un fortalecimiento de los gobiernos republicanos en
Latinoamérica: los brasileños en 1.889 habían sustituido al imperio por la república, los
mexicanos desde 1.879 admitían la dictadura progresista de Porfirio Díaz, y los chilenos
habían construido una república conservadora.
Pero, en Europa, las potencias imperialistas e industrializadas formaban bloques
defensivos. El “Entente Cordiale” entre Francia y Gran Bretaña en 1.906 postergó la
rivalidad de ambas naciones por las colonias en África y en Asia, la prioridad era
contrarrestar el poder creciente de Alemania. El Imperio alemán se perfilaba como la
potencia capaz de romper el equilibrio europeo establecido desde 1.815. El Imperio
austrohúngaro se vinculaba con Alemania para retener sus posesiones en los Balcanes
que Rusia codiciaba también. En cuanto al Imperio zarista enfrentado con Japón, por la
hegemonía en el oriente asiático, sufrió una derrota en 1.905.
El marxismo y el anarquismo estaban detrás de los graves conflictos sociales en
los países industrializados. Los asalariados reclamaban su parte de beneficios en la
modernización y agrupados en sindicatos planteaban reivindicaciones como la jornada
laboral de 8 horas y la protección de la mujer y el niño obreros. En Gran Bretaña y
Alemania hubo partidos políticos que apelaron a la mejora de los derechos laborales.
Estados Unidos se abstenía de intervenir en los asuntos coloniales europeos.
Pero era intervencionista en México y en el Caribe, donde a consecuencia de la guerra
con España ejercía una suerte de protectorado en Cuba y ocupaba Puerto Rico. Su
influencia se extendía a las Islas Filipinas en el Pacífico.

3. La Educación Patriota y el Servicio Militar Obligatorio tenían como objetivos


principales, los siguientes:
 Promover la enseñanza del positivismo y fomentar la investigación
científica a través de Escuelas Normales y Universidad Nacionales.
 Argentinizar al inmigrante, es decir, interiorizar el pensamiento de “ser
argentino” que unificara a los grupos variados de hijos de inmigrantes al
incluirlos al sistema de educación pública estatal y laica. De esta manera,
combatir positivamente el cosmopolitismo.
 La población se volvía más homogénea no solo mediante la escuela
pública, también incumbía a las Fuerzas Armadas disciplinar al
ciudadano e imbuirlo de ideología patriótica, y proporcionar
conocimientos elementales en materia de defensa.
 El ejército se constituía como un instrumento del Estado y no estaba
vinculada al poder político.

4) Al cumplirse cien años de la Revolución de Mayo, el 25 de mayo de 1910, en


esa época el orgullo nacional había alcanzado su punto más alto. Tuvo un gran
crecimiento económico, el país era uno de los primeros exportadores de granos y carnes
del mundo, esto despertaba la curiosidad de políticos, intelectuales, periodistas,
sociólogos e inversionistas extranjeros. Los festejos del Centenario hicieron una época
en la cual no se reparó en gastos, agasajos a los invitados especiales, fiestas populares
y privadas, desfiles y revista naval. Congresos, exposiciones de arte, conferencias y
publicaciones fueron el lado intelectual y artístico de esta celebración. Con ello se
empezaba a construir una ciudad moderna en base a un sistema de comunicaciones,
puertos y ferrocarriles que conectaba directamente al puerto de Buenos Aires. Las
modernas dársenas y los grandes elevadores de granos atendían un movimiento anual
de 30.000 embarcaciones y 13 millones de toneladas.
Con esto la ciudad causaba una impresión favorable. Llamaba la atención la
Plaza Hotel inaugurado en la plaza San Martin; la Avenida de Mayo, principalmente las
calles que lo atravesaban como Alvear, Callao y Santa Fe, bordeadas de casas nuevas
y bien construidas, calles limpias, arboleadas y alumbradas con electricidad; los
anuncios luminosos; las plazas y parques como Palermo, el Jardín Botánico, el parque
Lezama, la plaza Congreso. La zona céntrica se veía atestada de tranvías eléctricos,
carruajes y automóviles. Además, las mansiones particulares más lujosas imitaban el
estilo de los Borbones franceses: el palacio Anchorena (actual Cancillería) y el palacio
Paz (hoy Circulo Militar), etc.
Por otra parte, se empezaron a crear barrios más alejados, las familias de
obreros y artesanos se hacinaban en los conventillos de una o dos habitaciones. Esta
vivienda de los pobres, ocupaba edificios viejos o construidos especialmente a ese
objeto y resultaba muy cara para las pésimas comodidades que ofrecía en materia de
cocina, lavaderos y baños (compartidos). Quienes tenían alguna capacidad de ahorro
aspiraban a comprarse un terreno de los que se vendían en los barrios alejados. Gracias
al ferrocarril suburbano y al tranvía, se podía trabajar en el centro y vivir en las afueras.
Mientras que, en los barrios céntricos, especialmente en el Bajo, había tiendas
armenias, restaurantes italianos, negocios de ropa hecha y agencias de colocación para
la ciudad y el interior. En Barracas, la zona industrial por excelencia, había la maquinaria
agrícola que se acumulaba en los muelles del Riachuelo: trilladoras, rastrilladoras y
arados fabricados en Norteamérica.
Luego, tanto en Buenos Aires como en las provincias, las ciudades capitales del
interior, conectadas por el ferrocarril, habían incorporado aguas corrientes, cloacas y
algunas, el tranvía. Estas ciudades también contaban con escuelas, Colegio Normal y
Escuela Normal. Todas tenían calles con los nombres de Rivadavia, Belgrano, Mitre y
Sarmiento. La estatua de San Martín se levantaba en los parques públicos, pero cada
provincia cuidaba de sus reliquias patrióticas: Jujuy el estandarte de Belgrano; Mendoza
la bandera de los Andes; Tucumán la Casa de la Independencia.
Por último, hubo industrias incipientes en el Interior como: La azucarera de
Tucumán y la vitivinícola de Mendoza y San Juan. La primera, gracias a la presencia de
tucumanos en el gobierno nacional, permitió a la provincia de gozar del proteccionismo
aduanero indispensable para el crecimiento de sus cultivos industriales de azúcar. Esta
excepción al librecambismo dominante en las relaciones económicas se repetía en Cuyo
con la industria vitivinícola. En cambio, los telares artesanales del Nordeste que
sustentaban las pequeñas economías domésticas quedaron desprotegidos a fin de que
no estorbaran la importación masiva de tejidos británicos. Éste había sido el punto de
partida del intercambio comercial angloargentino.
Las provincias de Mendoza y San Juan prosperaban. Los cultivos de vid
producían casi cinco millones de hectolitros de vino y aguardiente. Había viñateros y
bodegueros. El sistema por el cual el contratista de viña recibía la tierra pelada y la
devolvía después de cinco años permitía a la clase media rural convertirse en
propietaria. La cuestión de agua de riego estaba cuidadosamente legislada por los
consejos municipales, por estas razones las provincias cuyanas resultaban un destino
atractivo para la radicación de millares de extranjeros. También en Tucumán se formaba
una clase media rural de cañeros independientes que cultivaban caña para venderla a
los grandes ingenios.
Por otra parte, con la creación del Informe de Bialet Massé (1904) permitió que
las condiciones de los trabajadores criollos e indígenas mejoraran con el objetivo de que
los patrones los alimentaran bien y les pagaran con moneda nacional en lugar de
especular con vales, por ejemplo, lo que se vivía en los ingenios de Jujuy, los feudos
aislados en la selva, donde la principal mano de obra eran los indígenas, a quienes se
les pagaban en especies, armas, víveres y caballos. En el quebracho santiagueño y el
Territorio Nacional del Chaco vivió la etapa extractiva del tanino, en 1909 se había
exportado a Europa 223.000 toneladas que se utilizaba para preparar cueros, y la
explotación de los montes quebrachales, allí los trabajadores servían para hacer
durmientes de ferrocarriles. Era explotado por obrajeros independientes en forma tal
que el bosque primitivo fue desapareciendo a medida que crecía la red ferroviaria. Así
también similar situación vivía los trabajadores de origen guaraní en los yerbatales de
Misiones y Corrientes, se encontraban en el interior de la selva y se conectaban por
sendas de mulas a los depósitos instalados sobre la costa. La vida del mensú (trabajador
rural) de origen guaraní, dependía de capataces brutales que le aplicaban castigos
corporales; el mensú se alimentaba a base de charqui, maíz y mate y cuando tenia la
suerte de cobrar unos pesos, su mayor lujo era emborracharse en compañía de las
“chinas” de los tugurios de Posadas.
Sin embargo, los abusos resultaban particularmente graves en los territorios
ganados al indio. Un ejemplo claro fue en Tierra del Fuego, los estancieros, los loberos
y los buscadores de oro fueron los responsables de la rápida desaparición de los
indígenas onas y yámanas. A pesar de que en las reducciones los misioneros salesianos
les daban protección, el contacto con la civilización blanca fue determinante. Los que no
fueron eliminados expresamente porque carneaban ovejas ajenas se contagiaron
distintas enfermedades, cayeron en el alcoholismo o murieron como consecuencia del
cambio de su dieta alimentaria.
5. a) La prensa política era el principal medio de los partidos políticos para
promover su ideología, era representante y portavoz de estos grupos en la contienda de
la vida pública con los partidos políticos opositores. El diario político forjaba la identidad
del partido unificando las distintas miradas, uniendo la diversidad en una sola voz.
Tenían formato de folletines, con pocas hojas, que se entregaban gratuitamente y en
horas de la tarde, porque su intención no era informar sobre la actualidad, sino difundir
sus opiniones e ideas. Surgían en gran número en época de campañas electorales.
b) La prensa política tenía una función primordialmente ideológica para lograr el
apoyo en sus políticas, legitimidad en sus acciones y defenderse de los ataques de la
oposición. Estaba destinado a la opinión pública y a la defensa de sus ideas políticas.
Ellos recreaban sus propias versiones de la historia argentina, de su presente y de su
futuro, amoldando a objetivos partidarios. Creaba una imagen del partido, reflejaba sus
ideas y promovía centros de sociabilidad partidaria. El diario político ofrecía a los
partidarios activos un foro de reunión, lugar donde socializar, intercambiar ideas,
ejercitar la pluma y estar al día con los rumores.
Era un número menor entre los muchos diarios que circulaban en Buenos Aires.
Estaban concentrados en esta ciudad, y por sus objetivos, estilo y contenidos, era un
híbrido en transición entre el panfleto político y el diario de las capitales europeas y las
grandes ciudades norteamericanas. Buenos Aires era el centro de la prensa política,
esto se debía a una serie de razones: era la capital del país desde 1862 y tenía un largo
linaje de liderazgo político, que arrancaba desde la colonia; tenía de una mayor
población alfabeta; era el hogar de los partidos políticos porteños y de las autoridades
nacionales; era un centro constante de agitación de la vida pública. También existían
diarios políticos provinciales y departamentales, pero ninguno de ellos logró
trascendencia a nivel nacional, y eran mera copia de los diarios de la capital.
En estos diarios escribían figuras relevantes de la política y también periodistas
menos conocidos que gradualmente fueron profesionalizando el oficio. Su contribución
podía ser regular o esporádica. Los redactores de la prensa política distaban mucho de
ser el reportero independiente que cumple con su labor, en su gran mayoría eran
miembros activos de su partido y la actividad periodística la ejercían exclusivamente en
el periódico del partido. Solo excepcionalmente la columna o editorial era acompañada
por la firma del autor. El autor podía mantener el anonimato si así lo prefería, lo que les
daba libertad a presidentes o ministros de participar activamente en las discusiones
públicas sin dar a conocer su identidad.
Su financiamiento se realizaba a través del partido político que le daba origen.
Los proveía con el personal de redacción y les impartía las directivas sobre la materia y
el tono de los editoriales. La propaganda que ejercía era exclusivamente de su partido
político.
Como estos diarios se repartían por la tarde, no era necesario que brindaran
información, sino que opinaban sobre lo ya informado sobre los matutinos. Eran medios
de difusión de argumentos y no de eventos, donde el lector podía encontrar la posición
tomada por su partido en los asuntos públicos, seguir chismes de la política porteña, e
informarse reuniones y meetings partidarios. Se consideraban como “extras” en estas
ediciones las cartas publicadas por partidarios en viaje por Europa, ocasionales reseñas
literarias o publicaciones de cuentos.
c) Las diferencias entre la prensa política de finales del siglo XIX y la prensa
moderna eran principalmente:
 La prensa política tenía una inclinación política marcada y servía para el
apoyo de las causas partidarias, sin embargo, la prensa moderna pese a
no disimular sus preferencias, ofrecía una amplia gama de información
sobre acontecimientos nacionales e internacionales y sus redactores
pertenecían a distintos partidos políticos.
 La prensa moderna pretendía ofrecer información y no solamente un
punto de vista como la prensa política.
 El diario político se financiaba con los aportes de los partidarios y su
propaganda era exclusiva de estos partidos; por otro lado, la prensa
moderna incorporaba anuncios publicitarios de auspiciantes.
 El diario político era esencialmente de opinión, y por el contrario, en la
prensa moderna se ofrecía una amplia variedad de secciones: literatura,
ciencia, política, filosofía, novedades y crónicas sociales o policiales.
Estas secciones estaban compuestas por contenidos breves y concretos,
diferenciados de las antiguas reseñas de cuatro columnas.
 La prensa política estaba pensada para un grupo definido que compartía
intereses comunes; en cambio, la prensa moderna no busca agradar a
un hombre o a un grupo, sino satisfacer las exigencias de información
que reclama el público.
 La creciente tasa de alfabetización y la existencia de una sociedad más
afluente, se relaciona directamente con la explosión de publicaciones que
experimentó Buenos Aires en estos años. Pero mientras estos cambios
se vieron reflejos en un mayor número de revistas especializadas y en un
incremento de la circulación de la prensa en general, no tuvieron mayor
efecto sobre la prensa política.
 Los diarios de prensa política dependían exclusivamente del partido o
facción, y su existencia se veía afectada por los vaivenes de la política,
independiente de la sociología de la sociedad. Se resistieron a los
cambios y exigencias del público por un contenido más variado,
manteniendo su esencia de propaganda política. Por esta causa, los
periódicos circulantes se vieron disminuidos. Y finalmente, la prensa
política fue un fenómeno en extinción.
6-a) Como ejemplo de prensa política fue La Tribuna Nacional, Sud-América, La Unión,
El Argentino, El Tiempo, La Nación (hibrido) y La Vanguardia.
6-b) Desde su fundación en octubre de 1880, La Tribuna Nacional (LTN) comenzó una
diaria campaña para dar contenido y construir una imagen de novedad, iniciación e
inauguración pública del gobierno y de sus integrantes. La función del diario era, por lo
tanto, lograr un pueblo ágil para la movilización revolucionaria. Esto significaba aceptar
rutinariamente al gobierno roquista como el mejor representante de la opinión publica y
el que mejor había interpretado sus ansias de paz, progreso y trabajo. El periódico apeló
a todo tipo de alegorías en la construcción del deseado mensaje de celebración y
esperanza.
Cita ejemplos de prensa política.
b) ¿Qué mensaje y qué historia argentina difundió La Tribuna Nacional? Explica.

7-a) La prensa hacía humor político con el fin de influir sobre la opinión pública, sobre
la sociedad y sobre el sistema político, en cierta manera, la prensa participaba
activamente en los conflictos y contiendas políticas, y el humor político se convirtió en
uno de sus recursos más usado en primera instancia para hacerle frente de oposición
al oficialismo radical.
Periódicos conservadores como: La Mañana (1911-1919) y la Fronda (desde 1919),
creados por el periodista y político Francisco Uriburu, fueron tribunas periodísticas que
con el humor político tuvieron gran influencia en Buenos Aires y fueron herramientas de
oposición conservadora al oficialismo radical.
La aparición de La Mañana coincidió con los primeros pasos de la reforma política
auspiciada por el presidente Roque Sáenz Peña (1910-1914). En este sentido,
Francisco Uriburu se sumó a la iniciativa reformista, y utilizó su periódico para sostener
esa causa frente a las impugnaciones y los cuestionamientos de diversos sectores
conservadores que se resistían a la transformación de las reglas del juego político
auspiciada por el presidente.
En lo que respecta al financiamiento de estos periódicos, tanto La Mañana como La
Fronda, dependieron exclusivamente de su propietario, quien demostró durante toda su
carrera política un alto grado de independencia política. Los diarios de Uriburu se
caracterizaron por el discreto uso del humor gráfico que hicieron a través de la
caricaturización escrita de sus adversarios. Cualquier radical portador de un apellido
que se prestara a asociaciones humorísticas era pasible de ser convertidor en víctima
de la penetrante pluma de Gerchunoff, que en ocasiones acompañaba su sátira
descripciones físicas o intelectuales que acentuaban el efecto jocoso. Desfilaron por esa
columna “el recomendable Bonacosa”, “el onomatopéyico Pumba”, “Mosca, que nos
distrae con su volido efímero”, “el infortunato Malapata, radical honesto, perseguido, a
juzgar por lo que se ve, por inclementes destinos”, entre otros.

7-b) La defensa del reformismo fue una perdurable marca de nacimiento de los diarios
de Uriburu, que condicionó en buena medida sus acciones y elecciones políticas
posteriores. El ascenso de la Unión Cívica Radical, la principal agrupación opositora, a
partir de la aplicación de la nueva legislación electoral en 1912 mereció su vehemente
rechazo por su personalismo y su programa difuso. Desde entonces el “antirradicalismo
apasionado” constituyó la quintaesencia de La Mañana y La Fronda. A través de la
ironía, el doble sentido de las palabras, el carácter erótico o sexual de los significados,
fueron recursos utilizados por los escritores de las distintas columnas de estos
periódicos. Por ejemplo: “Santa Fe añade a la ristra inmensa un ejemplar de increíble
originalidad, un fenómeno más sensacional que el hombre de los dos corazones aludido
a menudo en folletines de medicina: es don Genaro Quatrovo, cuya energía sin límites
deducimos sin esfuerzo con el temor consiguiente” (La Mañana).
O “se desvanece en rubores el jactancioso Semovirgo, blindado en una impenetrable
coraza de guerrero para evitar los abordajes temibles del erguido Navone, esta vez
defendido contra las aventuras eugénicas del sangriento Capocincue, victimario del
inconsolable don Restituto Capón, condenado a estériles simulacros” (La Mañana).
Un indicio adicional del elitismo que informaba la mirada de La Mañana acerca del
radicalismo lo proporciona su apariencia paradójica identificación del partido con la
“barbarie” de la sociedad criolla previa a la organización nacional, frente a la cual la elite
conservadora representaba la “civilización”. Por ejemplo: “Aunque los guachos radicales
son acentuadamente genoveses, la psicología intima del radicalismo, partido
genuinamente criollo, agrupación substancialmente gaucha por sus ideas y por sus
ideales, estaba consustanciada con la nostalgia de la Argentina previa a Caseros, con
los tiempos turbulentos de los caudillos” (La Mañana).
En las elecciones presidenciales de 1916, contra todos los pronósticos de reformistas,
se impusieron los candidatos de la UCR (Hipólito Yrigoyen, Pelagio Luna). En
consecuencia, Uriburu canalizó su frustración ante el resultado de los comicios
redoblando su apuesta al humor para fustigar a los nuevos gobernantes. Así lo puso de
manifiesto en su irónica caracterización del gabinete de Yrigoyen, de los ocho ministros
sólo dos escaparon a sus sarcasmos, mientras que a los restantes les enrostró su
inexperiencia en la gestión pública y su falta de idoneidad para el desempeño del cargo
que se le había confiado. Ejemplo: “No es orador, ni tribuno, ni hombre de pensamiento.
Nadie lo conoce y otros le conocen en exceso. Se le considera guapo, audaz y
atropellador, condiciones que no hacen necesario la ilustración, la cultura y la autoridad
para el cargo” (LM).
A lo largo de su trayectoria, Uriburu y sus sucesivos diarios alternaron la crítica seria y
principista a la gestión radical con comentarios satíricos de diverso tenor, donde le
objetaron a Yrigoyen su personalismo, el avasallamiento de las autonomías
provinciales, el desconocimiento de las facultades del Congreso, el criterio electoralista
que guiaba sus decisiones de gobierno y el desinterés por la idoneidad como norma
para la selección de los funcionarios.
En 1922 otro dirigente radical, Marcelo T. Alvear, asumió la presidencia de la nación, no
obstante su estilo político y su actitud equilibrada frente a la oposición lo diferenció de
su antecesor y dieron fluidez a su gestión y a sus relaciones con las agrupaciones
opositoras, especialmente con las fuerzas conservadoras. En consonancia con el nuevo
clima político, Francisco Uriburu atemperó su discurso y adoptó una estrategia de
cooperación con el nuevo gobierno, por lo que su diario excluyó al alvearismo de su
arraigada práctica del humorismo.
Sin embargo, hacia el final del período presidencial de Alvear surgieron hondas
divergencias que deterioraron su relación con la oposición, debido a la política a
implementar para evitar el retorno de Yrigoyen a la presidencia en 1928. Mientras que
las fuerzas opositoras y el antipersonalismo aconsejaban a Alvear realizar una
intervención federal a la provincia de Buenos Aires para desarticular la maquina
partidaria de Yrigoyen, el presidente se opuso por no mediar razones legales
justificables. A partir de entonces, La Fronda hizo extensivo a Alvear el uso de motes
denigratorios. El principal fue “capitán de Mafalda” aludiendo a la impasibilidad del
comandante del transatlántico Principessa Mafalda ante la alarma de la tripulación frente
a los primeros indicios del hundimos de la nave, producido el 27 de octubre de 1927.

Bibliografía obligatoria:

-ALONSO, PAULA. “En la primavera de la historia”. El discurso político del roquismo


de la década del ochenta a través de su prensa. En: Boletín de Historia argentina y
americana “Dr. Emilio Ravignani”, Tercera serie, N°15, 1°semestre 1997.
-SÁENZ QUESADA, María. La Argentina. Historia del país y de su gente. Buenos
Aires, Sudamericana, 2012. Capítulos 41, 44 y 45.
-TATO, MARÍA INÉS. Patricios y plebeyos: humor conservador en la Argentina de
entreguerras. En: historiapolitica.com.

Bibliografía complementaria:
BOTANA, Natalio. El Orden Conservador. La política argentina entre 1880 y 1916.
Buenos Aires, Sudamericana, 1998.

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