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INTERES SUPERIOR DEL NIÑO

Durante el siglo XX la manifestación más significativa del movimiento de protección de los derechos del niño es la
aprobación de la Convención Internacional. En el ámbito internacional es posible destacar dos hitos fundamentales que
le sirven como antecedente: la Declaración de Ginebra de 1924 y la Declaración Universal de Derechos del Niño de 1959.
En el plano nacional se pueden encontrar numerosas iniciativas legales que, con mayor o menor eficacia, buscaron
proteger a la infancia y promover sus derechos y bienestar.

Si bien el consenso como dice Lyotard es siempre un horizonte a realizar, se puede afirmar que la Convención representa
el consenso de las diferentes culturas y sistemas jurídicos de la humanidad en aspectos tan esenciales como los derechos
y deberes de los padres y del Estado frente al desarrollo de los niños; las políticas públicas dirigidas a la infancia; los límites
de la intervención del Estado y la protección del niño de toda forma de amenaza o vulneración de sus derechos
fundamentales; y, finalmente, la obligación de los padres, los órganos del Estado, y la sociedad en general de adoptar
todas las medidas para dar efectividad a sus derechos.

En este contexto han surgido argumentos que sostendrían que el principio del interés superior del niño podría operar
como un punto de encuentro entre derechos del niño y diversidad cultural, permitiendo interpretar las reglas relativas a
los derechos según los significados que adquieren en una cultura particular y resolver los conflictos a partir del
reconocimiento de que el interés superior podría exigir, en determinadas circunstancias, contravenir o prescindir del uso
de una regla universal para resguardar la pertenencia de un niño a su medio cultural.

El estudio que dirigió Alston en 1994 recoge este debate en diversos contextos culturales con atención específica a la
relación entre diversidad cultural, derechos del niño e interés superior. Pese a que los diversos estudios analizan casos de
difícil conciliación entre derechos del niño y valores culturales, se concluye que se debe aceptar que las consideraciones
culturales tendrán que ceder cada vez que entren en conflicto con los derechos humanos.

Según lo destaca Miguel Cillero Bruñol (1999) “Los principios, en el marco de un sistema jurídico basado en el
reconocimiento de derechos, puede decirse que son derechos que permiten ejercer otros derechos y resolver conflictos
entre derechos igualmente reconocidos” (p.8). En este sentido, el interés superior del niño adquiere consideración
primordial en todas las medidas concernientes a los niños, desempeñando la función de guía para la interpretación del
resto del articulado de la Convención. Por consiguiente, adoptar el tratado implica aceptar que las decisiones y acciones
estatales sean regidas por el interés superior del niño.

América Latina es una región en la que existe un conjunto importante de derechos insatisfechos y de sujetos vulnerados
en sus derechos. La pobreza en la población infantil y la escasa posibilidad de participación de los niños en los asuntos de
su interés, son un ejemplo de ello. La Convención representa una oportunidad, ciertamente privilegiada, para desarrollar
un nuevo esquema de comprensión de la relación del niño con el Estado y las políticas sociales, y un desafío permanente
para el logro de una verdadera inserción de los niños, y sus intereses, en las estructuras y procedimientos de decisión de
los asuntos públicos.

Es un principio rector guía que gradualmente se fue incorporando en el sistema jurídico. Es un principio jurídico garantista
que tiene como finalidad resolver conflictos donde los niños se ven vinculados.- Es un principio delineado pero indefinido
que es necesariamente objeto de interpretaciones diversas, tanto en el ámbito jurídico como social.-Incorpora
especialmente a los niños como sujetos de DDHH.

Es con este amplio aspecto que nuestros juristas resuelven las cuestiones que requieren especial atención por la
vulneración de un derecho en los destinatarios. Mucho se ha escrito en relación a la naturaleza jurídica de este principio,
prefiero pensar que se reconoció al niño como un ser humano con derechos propios, que deben ser protegidos y que a
falta de discreción y facultad de los adultos, el Estado mediante su función Judicial delimita la forma en que deben ser
protegidos los sujetos de derecho.
Los elementos necesarios se refieren a las características específicas del niño de que se trate que lo hacen único como su
edad, sexo, grado de madurez o contexto social y cultural (la presencia o ausencia de los padres o la calidad de la relación
entre el niño y su familia) entre otros. Claramente la singularidad de cada caso llevará a tomar en cuenta ciertos elementos
sobre otros, influyendo así en el proceso de ponderación que culminará con la determinación del interés superior.

Si bien los instrumentos internacionales que propugnan el interés superior del niño son numerosos, la Convención quiebra
la lógica bajo la cual los sistemas nacionales de protección estaban establecidos hasta ese momento. Esto, a partir de la
introducción de tres elementos fundamentales:

En primer lugar, el interés superior del niño se define como un principio garantista, de modo que toda decisión que
concierna a los menores de edad debe ser prioritaria para garantizar la satisfacción integral de sus derechos.

El segundo aspecto que cabe considerar es su amplitud. El principio de interés superior trasciende los ámbitos legislativos
o judiciales, extendiéndose a todas las autoridades e instituciones públicas y privadas, además del entorno familiar del
niño. En este sentido, los roles parentales no otorgan derechos absolutos, sino que están limitados por los derechos de
los niños en cumplimiento de su interés superior.

Finalmente, el interés superior del niño se erige en orientación o directriz política. El artículo 3 de la Convención refiere al
interés superior como una “consideración primordial” para la toma de decisiones que afecten a los niños. En otras
palabras, los derechos del niño no son asimilables a intereses colectivos porque pueden entrar en conflicto con un
determinado grupo de interés social. En estos casos, el interés superior del niño adquiere una ponderación primordial
frente a intereses colectivos

Desde el punto de vista jurídico, la elevación del interés superior del niño al rango de principio tiene dos implicancias
fundamentales. En primer lugar, cumple una función hermenéutica, en tanto permite que se haga una interpretación
sistémica y acorde con el predominio de los derechos de la infancia. Como señala la Corte

Interamericana de Derechos Humanos, el interés superior del niño es un “principio regulador de la normativa de los
derechos del niño fundamentada en la dignidad del ser humano”. En este sentido, se entiende como clave del conjunto
de derechos centrados en la infancia (instrumentos jurídicos internacionales y nacionales). En segundo lugar, su
cumplimiento se impone como obligación tanto en el ámbito público como privado.

El interés superior del niño es uno de los conceptos que hoy por hoy no pueden eludirse cuando se hace referencia a la
infancia. El desarrollo de este concepto en los marcos jurídicos internacionales y nacionales ha ido ganando vigencia. Pese
a su todavía irresuelta imprecisión, algunas acciones jurídicas internacionales han dado vida a este concepto, instalándolo
como un principio rector en la interpretación, aplicación y protección de los derechos de la infancia reconocidos en la
CIDN, y sentando jurisprudencia.

Sustenta: •Máximo bienestar, por su condición de ser humano . •Ejercicio pleno de todos sus derechos . •Menos
restricción de los mismos. Es un mandato •Regulado por normas. Desarrollo Integral Respeto y atención a cada etapa de
su ciclo de vida. Quiénes deben considerarlo Todos Y en todo momento en que se tenga que tomar una decisión.

-Normas que expresamente establecen la obligación de observar el principio del interés superior del niño. Convención
sobre los derechos del Niño. Código de los Niños y Adolescentes. Concordante: Constitución Política del Perú. Ley de
protección contra la violencia familia.

El concepto del interés superior del niño aparece en diferentes tratados internacionales:

 Declaración de los Derechos del Niño de 1959. Párrafo 2


 Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Artículos 5 b y 16, párrafo
1d
 Convención sobre los Derechos del Niño. Artículo 3, párrafo 1.
 Protocolo facultativo de la Convención relativo a un procedimiento de comunicaciones. Preámbulo y artículo 2 y
3
 También existe la "Observación general Nº14 (2013) sobre el derecho del niño a que su interés superior sea una
consideración primordial", un análisis del Comité de los Derechos del Niño.

Sistema de justicia juvenil


La creación de una jurisdicción especializada para los menores de edad (y con ella del llamado Derecho de Menores)
tiene un origen reciente. A finales del siglo pasado (en 1899) se creó el Primer Tribunal Juvenil en Chicago (Illinois),
experiencia que luego se implantó en Europa. Este hecho marco la culminación de un prolongado proceso de reforma
que comenzó a inicios del siglo XIX y que significó la superación de criterios que sometían a los menores de edad que
cometían un hecho punible a los juzgados y procedimientos de los adultos(5).

Las críticas formuladas a ésta concepción, dieron lugar a determinadas modificaciones sustantivas. La primera, consistió
en separar a los menores detenidos de los adultos, creándose centros especializados para ellos. Luego, a mediados del
siglo XIX se elaboraron las primeras leyes de menores en Inglaterra y luego en Estados Unidos. Finalmente, se crearon
tribunales de menores que marcó el cambio integral de la visión del tratamiento de los infractores de una norma penal.

El niño como sujeto de derecho penal juvenil.- Se considera que a partir de determinada edad, la única forma coherente
de hacer frente a hechos delictivos realizados por un niño (adolescente en nuestra legislación) es utilizando el criterio de
la responsabilidad (contra la irresponsabilidad que postula la Doctrina de la Situación Irregular), sin que ello implique
exigirle la misma responsabilidad del adulto.
El principio de doble garantía.- Se debe reconocer al niño todas las garantías aplicables a los adultos, más aquellas que
son propias de su edad y su condición de persona en desarrollo. Ello se fundamenta en los postulados de la Doctrina de
la Protección Integral y el principio del interés superior del niño(39).
La respuesta adecuada del Estado ante la infracción penal.- Teniendo en cuenta que el niño es una persona en
desarrollo, será necesario limitar, garantizar y adecuar la respuesta penal del Estado a la fase evolutiva del niño(40). Ello
significa por ejemplo, eliminar la sanción como respuesta automática a la comisión de un ilícito penal e introducir
criterios de enjuiciamiento y medidas que evalúen tanto la gravedad del hecho, como las condiciones personales,
familiares y sociales del niño.

La justicia penal adolescente reconoce los derechos y garantías del debido proceso a los adolescentes a quienes se acuse de haber
participado en la comisión de una infracción a la ley penal. A fin de dar una mayor protección a los adolescentes, estos derechos y
garantías son reconocidos con mayor intensidad, por ejemplo, el proceso debe tener un plazo de duración más breve. Ahora bien, lo
que verdaderamente caracteriza al sistema penal juvenil es que la sanción penal debe tener preponderantemente una finalidad
educativa y de inserción social, propiciando que el adolescente repare el daño causado, realice actividades comunitarias o se capacite
profesionalmente y sólo frente a la comisión de delitos graves se aplique la pena privativa de la libertad como último recurso y por el
tiempo más breve posible.

Para conseguir estos fines, el juez especializado tiene que tener en cuenta a la hora de imponer la sanción no sólo infracción cometida,
sino toda una serie de factores psicológicos, familiares y sociales en base a los que se determinarán las medidas que mejor incidan en
su educación y formación, procurando causarle la menor aflicción y restricción de derechos. Es importante oir al joven y a su familia y
tener en cuenta la opinión de los profesionales de las diferentes disciplinas que intervengan en el caso.

La justicia penal adolescente tiene que convertirse en un escenario para que el joven pueda comprender las consecuencias que su
conducta ha tenido sobre las víctimas, directas o indirectas, ya que sólo así podrá incidirse en la asunción de su responsabilidad y en
la promoción de cambios de conducta. Asimismo, debe ser un espacio para conectar al joven con medidas y programas destinados a
su inserción social.

diferencia existe entre el sistema de justicia penal para adultos y la justicia penal adolescente
La diferencia radica en que en la justicia penal adolescente prima por encima de todo la formacion y la inserción social del
infractor, lo que obliga a establecer procesos rápidos y a disponer de un amplio abanico de medidas socio-educativas.

La justicia penal adolescente establece una serie de restricciones, incluyendo la prohibición de pena de muerte y el
encarcelamiento de por vida. La detención, la prisión preventiva y la sanción privativa de la libertad de un adolescente
debe ser utilizada como el último recurso para delitos graves y siempre por el menor tiempo posible.

Otras de las singularidades frente al proceso penal de adultos es una mayor utilización de salidas alternativas al proceso
penal juvenil. Por ejemplo, evitar que se inicie un proceso penal por hechos insignificantes, la utilización de la mediación
penal o la probation o suspensión del juicio a prueba (la realización de tareas comunitarias, la reparación del daño y el
deber de cumplir ciertas reglas de conducta a cambio de la extinción de la acción penal). Este tipo de salidas alternativas
es denominado en las Reglas de Beijing como remisión.

Asimismo, en aras de reducir el efecto de estigmatización del proceso y la sanción penal el juicio oral no es público y rige

El abanico de sanciones previsto es amplio y está especialmente concebido para promover la nserción social. De allí que
las medidas en libertad en el entorno social y comunitario al que pertenece el adolescente infractor ocupen el grueso de
los posibles listados: la amonestación; la multa; la reparación del daño causado; la prestación de servicios a la comunidad;
la libertad asistida; y la privación de libertad.

La privación de libertad sólo debe ser impuesta en aquellos casos en donde el adolescente ha cometido infracciones graves
como homicidio, violación, secuestro, lesiones graves.

la reclusión en un centro de régimen cerrado es una sanción de carácter excepcional

También en base a investigaciones empíricas, se estima que las medidas alternativas facilitan la inserción social de los
adolescentes en un número muy elevado de casos. El hecho de que se cuente con su consentimiento y su participación en
la elaboración del plan educativo y con la participación de los padres o representantes y de la comunidad a lo largo del
cumplimiento permiten que el adolescente infractor reflexione sobre las consecuencias de sus acciones y reciba y se sienta
estimulado ante el reconocimiento que la comunidad le brinda si cumple con el plan pactado.

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