Sei sulla pagina 1di 6

TITULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO.

TEMA 10. EL PAGARÉ.

CONCEPTO.

Es un título de crédito que contiene la promesa incondicional del suscriptor de pagar en lugar y
época determinada una suma de dinero a la orden del beneficiario o tenedor.

Su nombre surge de la frase con que empieza la declaración de obligaciones: "debo y pagaré".

También es conocido como vale o billete a la orden.

ELEMENTOS ESENCIALES.

Suscriptor.- Es el que contrae la obligación de pagar, desde al acto de la creación del título.

De forma paralela a esta obligación principal emiten a favor del suscriptor determinados derechos
que, en todo caso, corresponden a las obligaciones del beneficiario, y que consisten en el
cumplimiento de la literalidad del pagaré respecto del tiempo del pago, lugar del cobro, las
personas que podrán y deberán hacerlo, así como de no pagar más de la cantidad consignada. El
suscriptor también tiene el derecho de exigir, contra el pago, la devolución del pagaré.

Beneficiario.- Le asiste el derecho fundamental que complementa la obligación principal del


deudor: el cobro.

De igual forma se le fincan obligaciones de carácter formal cuyo fin es, por una parte, evitar que
caduque la acción de regreso que le pudiera corresponder (levantar el protesto, notificar a los
endosantes, etc.) y, por otra, las destinadas a permitir que el pagaré se desarrolle como lo concibió
su creador; por ejemplo debe presentarse en un determinado lugar, no antes del vencimiento,
sólo puede cobrarse al emisor , por una cantidad y por supuesto, debe restituirse contra el pago.

Aval.- Es la persona que garantiza el pago del pagaré.

SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS ENTRE EL PAGARÉ Y LA LETRA DE CAMBIO.

Pagaré vs letra de cambio:


➢ En el pagaré no existe la figura del girado, ni la del aceptante y el suscriptor asume el
papel de este último, respondiendo directamente del cumplimiento de las obligaciones
consignadas en el título.
➢ Consiste en que en el pagaré es posible estipular intereses, mientras que en la letra de
cambio no lo es.
➢ En el pagaré existe una promesa de pago, en tanto que en la letra de cambio es una orden
de pago.
➢ En el pagaré no consta aceptación, el deudor se obliga por sí mismo al Acreedor.
➢ En el pagaré figuran dos personas (el suscriptor o girado y el beneficiario), en la letra tres.
➢ El pagaré es firmado por el deudor, la letra es firmada por el que gira el documento.
➢ El pagaré no tiene carácter ejecutivo. Por falta de pago para indicar acción ejecutiva es
necesario el reconocimiento de firma y del documento.

IMPORTANCIA CONTEMPORÁNEA DEL PAGARÉ.

Entre otras utilizaciones bancarias, los créditos refaccionario, de habilitación o avío que los bancos
realizan, se documentan mediante este título de crédito, que aunque causales, en ellos debe
mencionarse su procedencia e incluir las anotaciones del registro de crédito, en la inteligencia de
que su transmisión implica la responsabilidad solidaria de quien la efectúe, pero también el
traspaso de la parte correspondiente del crédito, incluidas las garantías y demás derechos
accesorios, en la proporción respectiva.

MODALIDADES DE APLICACIÓN DEL PAGARÉ.

El pagaré, aún suscrito para garantizar obligaciones, permite el uso de la vía ejecutiva mercantil
para ejercitar la acción de pago, puesto que en estos casos estamos no ante un título de crédito
abstracto, sino uno causal.

Por otra parte, algunas instituciones administrativas han venido adoptando ciertas modalidades de
pagarés, a sus actos administrativos, que sin modificar la estructuras de estos, si se apartan del
régimen legal de aquellos.

Entre otros manejos administrativos, tenemos el caso de los pagarés que emite el Estado para
oferta pública, conocidos como papel comercial, en otros casos pagarés por valor determinado
que son depositados en INDEVAL o bien algunos otros con cláusulas de indexación al tipo de
cambio del dólar estadounidense, con previa inscripción en el Registro Nacional de Valores, en la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores o en la propia Bolsa Mexicana de Valores.

También otra modalidad es la firma de pagarés por parte de los bancos cuando se trata de
documentar los contratos de crédito que celebran. Ahora bien, la discusión sobre la causalidad de
dichos pagarés se ha puesto en entredicho por la propia Suprema Corte de Justicia, pues existe
criterio en el sentido de que dichos documentos son autónomos y ejecutivos al compaginar los
sentidos del artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito y la fracción IV del
artículo 1391 del Código de Comercio, en contradicción con lo dispuesto por el numeral 68 de la
Ley de Instituciones de Crédito, por lo que no es necesario para los bancos que se acompañen
pagarés con certificación contable para obtener la vía ejecutiva.

PAGARÉ DOMICILIADO.

En este caso es cuando existe un domiciliatario, con funciones similares al de la letra de cambio, es
decir, que es una persona en cuyo domicilio se pagará el documento.

Si bien es cierto que la función del domiciliatario, no implica obligación de pago de la persona que
presta su domicilio, si será útil en el caso de que se levante protesto por falta de pago, pues allí se
pactó el pago del título de crédito.

PAGARÉ BANCARIO.

Es el que suscriben las instituciones de crédito para documentar sus créditos.

Sin embargo, es frecuente la utilización de los pagarés, para apertura de crédito que los clientes de
los propios bancos emplean ante distintos acreedores, principalmente basados en la solvencia y
seriedad de la firma bancaria.

También se utilizan pagarés para operaciones bancarias de pago como las realizadas con carta o
tarjeta de crédito, así como las muy socorridas tarjetas de débito.

PAGARÉ HIPOTECARIO.

Este tipo es una variante de los pagarés bancarios, donde el banco asume el papel de beneficiario
de uno o varios pagarés negociables o no, derivados de un crédito refaccionario, de habilitación o
avío, o simplemente hipotecario, sin que en todos se configuren operaciones exclusivamente
bancarias, a pesar de su frecuencia.

En las operaciones antes referidas, aparece frecuentemente como garantía un inmueble o una
unidad industrial, por lo que la transmisión de los documentos implica la transferencia de una
parte alícuota de la garantía inmobiliaria.

Criterio discutible es aquel manejado por el Poder Judicial Federal, en cuanto a que es válido y
apto para ejercer la vía ejecutiva mercantil el duplicado de un pagaré inserto en una factura.

Al permitir con ese criterio, que un pagaré inserto en una factura y en un duplicado le pueda
proceder la acción ejecutiva mercantil, estamos de acuerdo que se ha pasado por alto el hecho de
que es un duplicado, pensando en que el deudor pueda tener el original y que con ello puede
acreditar el pago, por lo que es procedente acreditar el pago con la exhibición de la factura
original, que por uso comercial se le entrega al cliente una vez cubierto el importe de la mercancía
y que en caso contrario, le retendrán la factura.

EL PAGARÉ NO NEGOCIABLE COMO TÍTULO DOCUMENTARIO DE CIERTOS CONTRATOS DE


CRÉDITO.

Los pagarés son utilizados para documentar un gran número de operaciones de crédito, para lo
cual la emisión de dichos títulos, que en principio pueden ser negociables, pero se puede estipular
como no negociables sin que por ello se vea desvirtuada su naturaleza cambiaria.

Tal situación se puede prever en los casos del arrendamiento financiero donde los títulos firmados
son negociables o del factoraje “con recurso” donde la participación solidaria del cliente hace que
deban ser no negociables.

EL PAGARÉ INTERNACIONAL.

El régimen jurídico internacional del pagaré lo configura la Convención Panamericana sobre


Conflictos de Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y Facturas de 1975. Esta convención
fue ratificada por nuestro país por Diario Oficial de la Federación del 25 de abril de 1978, con una
aclaración respecto a la ley mexicana de que las facturas no son documentos negociables.

Así mismo, es aplicable la Convención de las Naciones Unidas sobre Letras de Cambio
Internacionales y Pagarés Internacionales de 1988, originada en la UNCITRAL, también ratificada
por nuestro país, por Diario oficial del 27 de enero de 1993.

REDACCIÓN DE UN PAGARÉ.

En primer término, debemos ubicar que como elementos personales del documento se
encuentran el suscriptor y el beneficiario.

Así mismo, el pagaré debe contener:

a) La mención de ser pagaré, inserta en el texto del documento. Esto no quiere decir que sólo
debe existir en el encabezado del documento sino en su redacción.

b) La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero.

c) El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, considerándose nulo si se expide al


portador, por lo que la circulación se deberá hacer por endoso.

d) La época y el lugar del pago. Si el pagaré no menciona la fecha de su vencimiento, se


considerará pagadero a la vista; si no indica el lugar de su pago, se tendrá como tal el del domicilio
del que lo suscribe.

e) La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y

f) La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su nombre.


Entre otras reglas figuran las siguientes:

Si el pagaré no menciona la fecha de su vencimiento, se considerará pagadero a la vista; si no


indica el lugar de su pago, se tendrá como tal el del domicilio del que lo suscribe.

Los pagarés exigibles a cierto plazo de la vista deben ser presentados dentro de los seis meses que
sigan a su fecha.

La presentación sólo tendrá el efecto de fijar la fecha del vencimiento y se comprobará en los
términos del párrafo final del artículo 82 de la ley de títulos.

Si el suscriptor omitiere la fecha de la vista, podrá consignarla el tenedor.

El pagaré domiciliado debe ser presentado para su pago a la persona indicada como domiciliatario,
y a falta de domiciliatario designado, al subscriptor mismo, en el lugar señalado como domicilio.

El protesto por falta de pago debe levantarse en el domicilio fijado en el documento, y su omisión,
cuando la persona que haya de hacer el pago no sea el suscriptor mismo, producirá la caducidad
de las acciones que por el pagaré competan al tenedor contra los endosantes y contra el
suscriptor.

Salvo ese caso, el tenedor no está obligado, para conservar sus acciones y derechos contra el
suscriptor, ni a presentar el pagaré a su vencimiento, ni a protestarlo por falta de pago.

Son aplicables al pagaré en lo que se le acomode las disposiciones de las letras de cambio.

Para los efectos del artículo 152 de la ley de títulos, el importe del pagaré comprenderá los réditos
caídos; el descuento del pagaré no vencido se calculará al tipo de interés pactado en éste, o en su
defecto al tipo legal; y los intereses moratorios se computarán al tipo estipulado para ellos; a falta
de esa estipulación, al tipo de rédito fijado en el documento, y en defecto de ambos, al tipo legal.

El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante para todos los efectos de las disposiciones
enumeradas antes, salvo el caso de los artículos 168 y 169 de la ley respecto a letra de cambio, en
que se equiparará al girador.

En caso de que se firme a ruego o en nombre del suscriptor, es necesaria la intervención del
notario para dar fe de que así lo hace, para no entender que lo realiza con otro carácter.

IMPORTANCIA PRÁCTICA DE LA CORRECTA REDACCIÓN Y LLENADO DE SUS CLÁUSULAS.

Al respecto una de las cláusulas más importantes es la de los intereses, pues dicha cláusula
menoscaba en diversos grados, la promesa de pagar una suma cierta y determinada de dinero, de
modo que ya no se ajustaría a la exigencia de que la promesa de pago sea cierta y determinada.
En este orden de ideas, tenemos como inexacto el hecho de que nuestro máximo tribunal
establece como criterio que es válida la estipulación de que se paguen los impuestos que causen
los intereses convenidos en un pagaré.

En efecto, dicho criterio en lo general dice que en un pagaré se pueden establecer diversas
obligaciones siempre que se respeten los elementos mínimos establecidos ´por el numeral 170 de
la Ley de títulos de crédito, por lo que no existe disposición alguna que prohíba que en esta clase
de títulos de crédito se estipule el pago de los impuestos que causen los intereses devengados lo
cual es acorde con el principio de contratación establecido en el artículo 78 del Código de
comercio.

Lo que hace discutible dicho criterio es recordar el principio de la ley especial deroga a la ley
general, por lo que siendo especial la ley de títulos, es porque los documentos que regula, no son
propiamente contratos, por lo que no existe remisión a la libertad de contratación y por lo tanto,
la libertad de contratación que alega con base en la ley general, no es aplicable a ellos.

Al respecto, por ejemplo, la propia corte ha interpretado que cuando en el título de crédito que se
reclama no hay coincidencia en la cantidad que se reclama y la que consta en el documento, sin
que exista quita u otra razón, le corresponde a la actora precisar y justificar su reclamación.

De la misma forma, es reprobable el empleo del título como garantía de pago, pues con ello se
desnaturaliza el sentido de su existencia, como promesa de pago.

Así las cosas, es importante reiterar el empleo de pagarés no negociables para garantizar créditos
bancarios, pero con base en su causalidad.

También conviene recordar la posibilidad de establecer una cláusula de limitada negociabilidad


para evitar su transmisión indiscriminada o bien para obtener que se conozca por anticipado al
posible o posibles adquirentes.

Potrebbero piacerti anche