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I. INTRODUCCIÓN
85. Si bien puede decirse que “la historia de los elementos nor-
mativos parece ser la historia de una definición imposible”195, es por
lo mismo necesario intentar una explicación que resulte válida, tanto
desde un punto de vista sistemático como funcional. Se requiere
delimitar cuáles son los criterios que definen la categoría para, a
partir de entonces, establecer si existe la posibilidad de caracterizar
a los elementos normativos de una forma que los diferencie esen-
cialmente de los descriptivos. Del mismo modo, se podrá determinar
si cabe su distinción, cierta y precisa, en relación con otra clase de
elementos o medios de técnica legislativa, como, por ejemplo, los
elementos de valoración global del hecho, los conceptos complejos,
193
Generalmente se conviene que fue Max Ernst MAYER, en 1915, quien acu-
ñó el término por vez primera; pero la expresión es atribuida con anterioridad a
KOHLRAUSCH, en su trabajo Über deskriptive und normative Elemente im Vergeltungsbe-
griff des Strafrechts, publicado en 1904. Sobre este punto, SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP
1991, p. 102.
194
Sobre las diferentes posiciones de la doctrina alemana, con especial re-
ferencia a las concepciones de MEZGER, GRÜNHUT y Erik WOLF, vid. MADRID CO-
NESA, La legalidad del delito, pp. 185-189. También SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
pp. 102-104.
195
SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 136.
97
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
98
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
II. CONCEPTO
A) CRITERIO VALORATIVO
201
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/51, p. 349.
202
MEZGER, Vom Sinn der strafrechlichen Tatbestände, 1926, p. 225, cit. por MADRID
CONESA, La legalidad del delito, p. 185. MEZGER analiza los conceptos al momento
de su construcción por parte del legislador, sin considerar la ulterior actividad de
interpretación de la norma. Es decir, el legislador es quien puede distinguir entre
conceptos fácticos o valorativos, dependiendo de la forma de aprehensión del ele-
mento. Con posterioridad el intérprete se enfrentará únicamente ante elementos
normativos, en la medida en que todos ellos están incorporados en una norma.
203
Por todos, ROXIN, Derecho penal. PG, §10/58, p. 306.
204
Los describen como valorativos BACIGALUPO, Principios, p. 150; COBO DEL
ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho Penal. PG, p. 307 (si bien entienden que el juicio de valor
se refiere necesariamente a valoración por una norma, n. 12); CUELLO CONTRERAS,
El Derecho penal español. PG, pp. 435-436; DEL ROSAL, Tratado, p. 781; DOVAL PAIS, Los
delitos de fraude alimentario, p. 280; GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito. Derecho
penal. Parte general, Madrid, 1987, p. 193; LANDECHO VELASCO/MOLINA BLÁZQUEZ,
Derecho penal español. PG, p. 251; MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.)
Manual, p. 60; MUÑOZ CONDE/GARCÍA ARÁN, Derecho penal. PG, p. 291; OCTAVIO
99
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
205
Lo destaca LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 352.
206
Cfr. LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, p. 352, y MIR PUIG, Derecho penal.
PG, L 9/68. Cfr. infra en esta Segunda Parte §101a.
207
DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 67.
208
Vid. infra §101.
100
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
B) CRITERIO INTELECTIVO
209
Posición en la que es representativo WELZEL (cfr. SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP
1991, p. 104). En sentido similar, CEREZO MIR, Curso de Derecho penal español. PG, II,
p. 117, y BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho penal. PG, p. 270.
210
Cfr. BUSTOS RAMÍREZ, ADPCP 1985, pp. 708-709. De este modo se deter-
mina el contenido del dolo (y del error de tipo), pues todo problema sobre el
conocimiento de cualquiera de estos niveles –hasta el nivel más elevado dentro
de los juicios de significación– hace referencia a la teoría del error. Un concepto
equivocado sobre los mismos constituye un error sobre un elemento esencial de la
infracción, sin implicar una creencia diferente sobre la licitud o no del obrar, sobre
la valoración del hecho en su conjunto.
211
QUINTERO OLIVARES, Manual, p. 309.
101
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
212
Cfr. SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 107. Así también parece interpretarlo
DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 660, n. 12, al incluir a QUINTERO
OLIVARES en la posición doctrinal que emplea como criterio la forma de aprehensión
del objeto para distinguir entre elementos normativos y descriptivos.
213
Cfr. HERBERGER, “Die deskriptiven und normativen Tatbestandsmerkmale im
Strafrecht”, en KOCH (ed.), Juristische Methodenlehre und analystiche Rechtsphilosophie,
Kronberg, 1976, p. 129, cit. por SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 109, n. 14. Se
suelen confundir las cualidades de los objetos con los propios términos teóricos,
y además, el lenguaje objeto con el metalenguaje. La confusión lingüística radica
en que lo descriptivo son únicamente las construcciones lingüísticas, mientras que
las cualidades de los objetos pueden ser o no perceptibles sensorialmente, pero
no son descriptivas.
214
Objeción formulada por DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos,
p. 662.
215
Conclusión a la que se puede llegar incluso si se adopta el criterio de
la remisión a normas: los elementos teóricos o cognoscitivos pueden integrarse
entre los elementos normativos si se estima que en ellos opera una remisión a las
normas de la respectiva ciencia o técnica de que se trate. Así, los consideran nor-
mativos, por ejemplo, DEL ROSAL, Tratado, p. 781; DOVAL PAIS, Los delitos de fraude
alimentario, p. 280, n. 55, y RODRÍGUEZ MOURULLO, Derecho penal. PG, p. 260. Desde
otra perspectiva, COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 333, n. 12,
critican esta conclusión porque resta especificidad a la categoría de los elementos
normativos.
102
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
95. Por otra parte, si se acepta que también los elementos des-
criptivos requieren para su aprehensión con sentido de un proceso
intelectivo, la referencia al proceso de comprensión intelectual como
característica de los elementos normativos no aporta un mejor medio
de diferenciación. La distinción entre unos y otros sería sólo una
cuestión de grado: en los elementos descriptivos se produce una
operación semejante, pero más simplificada216.
C) CRITERIO NORMATIVO
216
Desde la perspectiva de la filosofía analítica del lenguaje, se entiende que
la referencia a la comprensión intelectual de los términos no diferencia correcta-
mente entre su extensión –el conjunto de objetos reales que designa o a los que se
refiere la palabra– y su intensión –el significado de la palabra; o sea, las propiedades
que definen el objeto, suceso, relación, etc.–, cfr. SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
p. 109.
217
Por ello, no puede aludirse como si fueran expresiones sinonímicas a los
criterios intelectivo y valorativo, como hacen, por ejemplo, BUSTOS RAMÍREZ, Ma-
nual de Derecho penal. PG, p. 270, y DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos,
p. 660.
218
En este sentido, ENGISCH, “Die normativen Tatbestandselemente im Stra-
frecht”, en Festschrift für Edmund Mezger, München-Berlín, 1954, p. 147. ROXIN,
Derecho penal. PG, §10/60, p. 307, afirma que si por razones terminológicas se
quiere seguir manteniendo una delimitación practicable de elementos descrip-
tivos y normativos, ésta es la única forma de calificar a los segundos. En el mismo
sentido, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 365.
103
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
219
De modo más o menos explícito, DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Ju-
rídicos, p. 662; DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 67; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho
penal. PG, p. 351; MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG, p. 125; MIR
PUIG, Derecho penal. PG, L 9/68, y SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991, p. 122.
220
Aunque también ha de reconocerse que el mismo comporta una asimilación
fundamental, entre los elementos normativos jurídicos y las leyes penales en blanco
(vid. infra Segunda Parte §§257-259).
221
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 663.
222
Se sigue aquí la exposición que realiza SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
pp. 112 y ss., a la luz de las modernas posiciones que toman en consideración
las aportaciones de la filosofía analítica. Vid., también, ROXIN, Derecho penal. PG,
§12/99-105, pp. 468-471.
223
DARNSTÄDT, “Der Irrtum über normative Tatbestandsmerkmale im Straf-
recht”, en JuS, 1978, pp. 441-447, se basa en las ideas de SEARLE, que diferencia
hechos naturales e institucionales. En el mismo sentido, ESER/BURKHARDT, Derecho
Penal, p. 55, consideran que los elementos normativos contienen, más allá de las
propiedades naturales, al menos algún elemento conceptual determinante de
alguna propiedad institucional.
224
PUPPE, “Error de hecho, error de derecho, error de subsunción” (trad.
Cancio Meliá/G. Bruzzone), en CPC 47, 1992, pp. 349, 354-355, 388. La distinción
que considera relevante, por el contrario, es la que debería apreciarse entre los
elementos que designan una relación jurídica –hechos jurídico-institucionales– y
los elementos que expresan un juicio de valor –predicados de valor–, si bien am-
104
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
225
KINDHÄUSER, “Rohe Tatsachen und normative Tatbestandsmerkmale”, en
JURA, 1984, pp. 465-478. Concluye que como objeto del dolo bastan las condiciones
de la realización del tipo, sin necesidad de una representación conceptual que sea
–por lo menos– equivalente al sentido del tipo. Sin embargo, esta conclusión resulta
demasiado rígida, teniendo en cuenta la vaguedad de muchos de los términos que
se emplean en la descripción típica.
226
SCHLÜCHTER, Irrtum über normative Tatbestandsmerkmale im Strafrecht, Tübin-
gen, 1983, pp. 23 y ss. y 144.
105
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
227
Cit. por MADRID CONESA, La legalidad del delito, pp. 185-186.
228
Cfr. JAKOBS, Derecho penal. PG, §4/9, pp. 82 y ss.
229
Cfr. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal. PG, p. 334.
230
POLAINO NAVARRETE, Derecho penal. PG, p. 410. Similar, BACIGALUPO, Princi-
pios, pp. 152-153, agrega que esto se traduce en una sensible diferencia en relación
con la necesidad de fundamentación de la decisión judicial. Cuando existe una
valoración por parte del juez, éste debe justificar la elección de la norma social,
criterio ético-social o estándar de comportamiento que ha preferido, ámbito en
el que siempre subsistirá un margen de creación judicial ineludible. En los ele-
mentos normativos que contienen una valoración jurídica, en cambio, basta un
razonamiento silogístico similar al que se produce con los elementos descriptivos,
sin que sea necesario justificar la existencia de la norma jurídica vigente a la que
se hace referencia
106
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
231
Para quienes incluyen los elementos teóricos o cognoscitivos entre los
normativos, éstos pueden constituir un tercer grupo por su referencia a los valores
de la ciencia, la técnica o la experiencia, o bien quedar incorporados entre los
elementos normativos extrajurídicos.
232
Así, SILVA SÁNCHEZ, La ley penal en blanco: concepto y cuestiones jurídico-políticas
(inédito), 1990, pp. 51-52, y MARTÍNEZ-BUJÁN PÉREZ, Derecho penal económico. PG,
p. 126.
107
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
233
MEZGER, Tratado, I, pp. 390-391; coincide con la clasificación de Erik WOLF
ya enunciada.
234
Así se desprende de los ejemplos que propone DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO,
en Estudios Jurídicos, p. 666, n. 25. COBO DEL ROSAL/VIVES ANTÓN, Derecho penal.
PG, pp. 335-336, en cambio, identifican los casos en que el juicio de valor viene
impuesto al intérprete por el ordenamiento jurídico con los términos normativos
ya valorados, y los casos en que hay remisión a otros órdenes normativos, como
términos pendientes de valoración.
108
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
235
Representado en primer término por VIVES ANTÓN, Comentarios, p. 1402,
también BAJO FERNÁNDEZ, Compendio, p. 514.
236
V.gr., GONZÁLEZ RUS, en COBO DEL ROSAL (drg.), Curso, I, p. 826; VALLE
MUÑIZ, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Comentarios, p. 690; MORENO VERDEJO, en
SERRANO BUTRAGUEÑO (coord.), El Código penal de 1995, p. 1387; JORDANA DE POZAS,
en CONDE-PUMPIDO FERREIRO (drg.), Código Penal, II, p. 2997; MARTÍNEZ-BUJÁN
PÉREZ, Derecho penal económico. PE, p. 163.
237
Cfr. FIANDACA/MUSCO, Diritto penale. PG, 4ª ed., Bologna, 2001, p. 73, y
PADOVANI, Diritto penale, p. 37.
109
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
238
Cfr. MORALES PRATS, “Omnis definitio in iure periculosa? El problema de
las definiciones en el Código penal español y en el Proyecto de Código penal de
1992”, en CADOPPI (coord.), Omnis definitio in iure periculosa? Il problema delle defini-
zioni legali nel Diritto penale, Padova, 1996, p. 323.
239
Incluso, en opinión de MORALES PRATS, en Omnis definitio…, p. 326, pue-
den constituir tipos indeterminados en mayor medida que en los casos de reenvío
explícito de leyes penales en blanco, cuya constitucionalidad ha sido tantas veces
cuestionada.
240
Sobre los conceptos jurídicos indeterminados vid., entre otros, ENGISCH,
Introduzione al pensiero giuridico (trad. Baratta), Milano, 1970, pp. 170-172; MUÑOZ
CONDE, Introducción, p. 96, y SAINZ MORENO, Conceptos jurídicos, interpretación y dis-
crecionalidad administrativa, Madrid, 1976, pp. 67-94, 191-221.
110
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
241
MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 189, y SAINZ MORENO, Conceptos
jurídicos, p. 204.
242
De este modo los interpreta FERRAJOLI, Derecho y razón, pp. 120 y 123. En
línea similar, KAUFMANN, Arthur, Filosofía del Derecho, p. 203, afirma que las referen-
cias al carácter reprobable en el delito de coacción o a la buena fe no son conceptos,
sino criterios orientadores.
243
En este sentido, MORESO MATEOS, “Principio de legalidad y causas de jus-
tificación”, ponencia presentada en el III Seminario de Filosofía del Derecho y
Derecho penal, Principio de legalidad, interpretación y Derecho penal, Universidad de
111
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
León, 2001, recoge la idea inspirada en R.M. HARE, The Language of Morals, Oxford,
1952, pp. 121 y ss., y desarrollada por B. WILLIAMS, Ethics and the Limits of Philosophy,
1985, cap. 8; “Ethics” en A. C. Grayling (ed.), Philosophy, Oxford, 1995, pp. 546-582,
y “Truth en Ethics”, Ratio 8, 1985, 227-242, de distinguir entre elementos valorativos
–como los conceptos de bueno, correcto o inmoral– cuyo contenido descriptivo es
muy escaso y que son llamados conceptos valorativos ligeros (thin), de aquellos otros
conceptos valorativos con mayor contenido descriptivo –como los conceptos de
honesto, casto o valiente–, que se denominan conceptos valorativos densos (thick). A
estos últimos es posible atribuirles contenido descriptivo e informativo y permiten
expresar proposiciones aptas para la verdad o la falsedad. También SAINZ MORENO,
Conceptos jurídicos, p. 193, reconoce que la indeterminación de los conceptos no
impide formular con ellos juicios de verdad, pues la verdad o falsedad no depende
de su precisión, sino de su adecuación con el objeto al que se aplican. Una opinión
contraria es sostenida por ITURRALDE SESMA, Lenguaje legal, pp. 47-48, y en Theoria
III, 1987-1988, Nº 7-8, p. 163, sobre la base de una concepción anticognitivista.
244
Por todos, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 176; KAUFMANN, Arthur,
Filosofía del Derecho, p. 350, y, especialmente, LARENZ, Metodología, pp. 283 y ss.
245
Así ocurre, por ejemplo, en la legislación alemana, en que el § 226a StGB
sanciona las lesiones personales, aun consentidas por el sujeto pasivo, si son con-
trarias a las buenas costumbres. Los tribunales interpretan las buenas costumbres como
el “sentimiento de decoro de todos los seres pensantes razonables y justos”. Pero,
siguiendo a Arthur KAUFMANN, Filosofía del Derecho, pp. 121-122, cabe preguntarse
quiénes son esas personas y quién puede saber que ellas piensan razonable y jus-
tamente. Al final el propio juez se tiene que identificar con ese tipo de persona y
definir según sus convicciones.
112
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
B) CLÁUSULAS GENERALES
246
La expresión se generaliza a partir de la obra de HEDEMANN, Die Flucht in die
Generalklauseln, Tübingen, 1953, p. 3, donde califica al problema de la penetración
de cláusulas generales en el mundo jurídico como “probablemente la cuestión más
importante que hay para los juristas del siglo veinte”.
247
Cfr. DOVAL PAIS, Posibilidades y límites, p. 60, y MUÑOZ CONDE, Introducción,
p. 95.
248
Como afirma ENGISCH, sería hipotizable una cláusula general en cierto
modo determinada, que se sirva de conceptos descriptivos y no tenga por objeto
la opinión personal del operador jurídico. El autor lo ejemplifica con la expresión
siguiente: “quien dolosamente pone a un hombre en peligro de vida”, que consti-
tuiría una cláusula general de peligro.
113
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
249
PETZOLDT, cit. por MADRID CONESA, La legalidad del delito, p. 195.
250
NAUCKE, Über Generalklauseln und Rechtsanwendung im Strafrecht, Tübingen,
1973, p. 3. Al hacer referencia a la generalidad como característica esencial de las
cláusulas generales, el autor desliga el concepto de la idea de una necesaria valo-
ración subjetiva. En él se pueden incluir regulaciones descriptivas, cuando son tan
amplias que mezclan un todo confuso de conductas.
251
En este sentido ENGISCH, Introduzione, p. 197.
114
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
252
El TS considera que la cláusula es determinada si se interpreta en el contexto
de lo dispuesto en el número 2º de la misma norma y de las finalidades político-cri-
minales que su plasmación normativa persigue. El carácter abierto y ejemplificativo
de la norma no equivaldría a que ella sea vaga e imprecisa, STS 29 noviembre 1997,
pon. Sr. García-Calvo y Montiel (RJ 1997\8535), FD 5º, con referencia a la doctrina
de la STC 89/1993.
253
LARENZ, Metodología, pp. 149 y 283. Ellas se refieren al derecho no formado,
por oposición al formado, es decir, al compuesto por las normas jurídicas que fijan
de antemano la resolución de los casos jurídicos. Ambos son partes necesarias del
conjunto completo del Derecho, cfr. STAMMLER, Theorie der Rechtswissenschaft, 1911,
pp. 579-644, cit. por LARENZ, Metodología, pp. 110-111.
254
La generalidad de origen y de objeto –la ley se debe referir “a los individuos
en masa y a las acciones en abstracto”, ROUSSEAU, Du contrat social, cap. IV– asegura
su infalibilidad y justicia. Esta idea de generalidad se concibe inicialmente de modo
estricto, que es el que corresponde a las leyes de la naturaleza, y que significa que
son generales los conceptos que se aplican a clases de extensión indefinida, cfr.
VIVES ANTÓN, “Dos problemas del positivismo jurídico”, en La libertad como pretexto,
Valencia, 1995, p. 147.
115
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
255
En este sentido, JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 174, y VIVES
ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154.
256
Cfr. JESCHECK, Tratado de Derecho penal. PG, I, p. 174. En el mismo sentido,
MIR PUIG, Introducción a las bases del Derecho penal, Barcelona, 1976, p. 146.
257
De ahí VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 150, concluye que en los
conceptos jurídicos “su posible generalidad (nomotética) se basa en la captación
individualizadora (idiográfica) de un valor general”.
258
Afirma SCHÜNEMANN en El sistema moderno, p. 73, que “constituye una pre-
rrogativa del legislador la práctica de esta desnormativización mediante la especi-
ficación de las situaciones que realizan la valoración de partida”.
259
NEUMANN, El Estado democrático y el Estado autoritario, Buenos Aires, 1968,
pp. 36-37, cit. por VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto, p. 154. Paradigma de
esta situación es el §2 CP del Reich alemán, ley 28 de junio de 1935, que disponía la
sanción de quien “cometa un acto que ha sido declarado posible de castigo según la
ley o que merece castigo porque se halla en conflicto con el sano sentimiento popular”.
Esta no era una ley específica poseedora de verdadera generalidad, porque no se
puede afirmar la existencia de un consenso que dote de un contenido pacífico e
indiscutible a los elementos del tipo. En consecuencia, la disposición no contiene
una norma de conducta, sino que se traduce en la posibilidad de adoptar medidas
individuales para cada caso particular.
116
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
260
“El recurso a una abstracción por así decirlo pura –a una abstracción que
prescinda de toda especificidad– deviene en el campo jurídico en un procedimiento
autocontradictorio: queriendo abarcar totalmente un sector de la realidad se le
deja en la indefinición y en la penumbra. La generalización jurídica ha de estar
orientada a la individualización. Se generaliza para individualizar. No se trata de
buscar normas según las cuales puedan resolverse más y más especies de casos, sino
al contrario, de buscar normas que se ajusten mejor a cada caso, que den cuenta
con mayor exactitud de sus notas diferenciales. Y, si ello es así, la generalización
jurídica sigue un camino totalmente opuesto al de la generalización naturalística:
no el camino de una mayor abstracción (que proyecta el conocimiento sobre un
ámbito más vasto), sino el de una mayor concreción (que permite una más ade-
cuada contemplación valorativa al caso)”, VIVES ANTÓN, en La libertad como pretexto,
pp. 154-155.
261
LARENZ, Metodología, pp. 288 y ss., lo plantea de esta forma, describiendo
cuál debe ser el método de concretización judicial que garantice la seguridad
jurídica.
262
LARENZ, Metodología, p. 286.
117
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
263
Cfr. LARENZ, Metodología, p. 284, agrega que el enjuiciamiento debe atender,
incluso, a la cuestión relativa a las consecuencias jurídicas que sean más adecuadas
en el sentido de la ley.
264
“En efecto, constituye doctrina consolidada de este Tribunal la de que el
principio de legalidad en materia sancionadora no veda el empleo de conceptos
jurídicos indeterminados, aunque su compatibilidad con el art. 25.1 CE se subordi-
na a la posibilidad de que su concreción sea razonablemente factible en virtud de
criterios lógicos, técnicos o de experiencia, de tal forma que permitan prever con
suficiente seguridad la naturaleza y las características esenciales de las conductas
constitutivas de la infracción tipificada”, STC 151/1997, de 19 septiembre, FD 3º.
265
STC 105/1988, FD 2º.
266
STS 29 noviembre 1997, pon. Sr. García-Calvo y Montiel (RJ 1997\8535),
FD 5º.
De esta forma, los conceptos jurídicos indeterminados, que por el principio de
unidad del ordenamiento jurídico deben ser interpretados conforme a la Constitución,
constituyen el portón de entrada para que el derecho común pueda ser tomado en
consideración en la definición del orden constitucional de valores. Así, TIEDEMANN,
118
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
Lecciones de Derecho penal económico (trad. García Arán), Barcelona, 1993, p. 134; EL
MISMO, Tatbestandsfunktionen im Nebenstrafrecht, Tübingen, 1969, pp. 25 y ss.
267
En este sentido, TIEDEMANN, Lecciones, pp. 147-149.
268
Condiciona su admisibilidad en estos términos la STC 151/1997, de 29
septiembre, FD 3º.
269
Así se viene denunciando desde muchos sectores de la doctrina, a título
ejemplar y cuestionando el uso de los conceptos indeterminados, ALBRECHT, “El
Derecho penal en la intervención de la política populista” (trad. R. Robles Planas),
en AA.VV., La insostenible situación del Derecho penal, Granada, 2000, p. 483, y MUÑOZ
CONDE, “Principios inspiradores del Proyecto de Código penal español de 1994”,
en Valore e principi della codificazione penale: le esperienze italiana, spagnola e francese a
confronto, Padova, 1995, p. 89.
119
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
120. Para terminar, cabe recordar que las dificultades que se han
venido analizando se manifiestan fundamentalmente en los elementos
normativos que remiten a normas extralegales de valoración. Dada
su especial problemática, en lo que sigue se hará referencia a ellos,
de modo abreviado, simplemente como elementos valorativos, una
subcategoría dentro de un concepto amplio de elemento normativo,
pero con características peculiares271. Por lo demás, es la forma con
la que se suele adudir a ellos en el discurso de la doctrina, sea cual
sea el concepto adoptado respecto de los elementos normativos.
V. CONSIDERACIONES FINALES
270
Cfr. MORALES PRATS, en QUINTERO OLIVARES (drg.), Manual, p. 61.
271
PUPPE, CPC 47, 1992, p. 388, estima que el problema de la distinción entre
elementos normativos y descriptivos tiende a desaparecer, en tanto que lo esencial
es distinguir entre los elementos que designan una relación jurídica y los elementos
que expresan un juicio de valor, que son incluidos conjunta y erróneamente en la
categoría de elementos normativos.
272
Así, BACIGALUPO, Principios, p. 151, y LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal.
PG, p. 352.
120
INSTRUMENTOS Y ESTRUCTURAS DE TÉCNICA LEGISLATIVA
273
Cfr. ROXIN, Derecho penal. PG, §10/59, p. 307.
274
V.gr. BUSTOS RAMÍREZ, Manual de Derecho Penal. PG, p. 270; JESCHECK, Tratado
de Derecho penal. PG, I, p. 366; LUZÓN PEÑA, Curso de Derecho penal. PG, pp. 448 y ss.; MIR
PUIG, Derecho penal. PG, L 10/75, y ROXIN, Derecho penal. PG, §10/57, pp. 305-306.
275
Cfr. DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, en Estudios Jurídicos, p. 664, n. 20, apoyado en
numerosa doctrina alemana. En cierta medida, también ROXIN, Derecho penal. PG,
§10/57, pp. 305-306, destaca la importancia histórica que la división de los elementos
ha tenido para la delimitación entre tipo y antijuridicidad, para la concepción del tipo
como tipo de injusto, y también para la teoría del dolo, porque los elementos descrip-
tivos requieren una percepción sensorial, mientras que los elementos normativos una
comprensión espiritual. Posteriormente añade que, teniendo en cuenta que raramente
existen elementos puramente descriptivos o puramente normativos, “ambas formas
de conocimiento son ciertamente necesarias en la mayoría de las circunstancias del
hecho, puesto que sus elementos descriptivos deben ser percibidos sensorialmente
y sus contenidos normativos deben ser comprendidos” (p. 460).
276
TISCHLER, Verbotsirrtum, pp. 34 y ss., cit. por SUAY HERNÁNDEZ, ADPCP 1991,
p. 106.
121
LA FORMULACIÓN DE TIPOS PENALES
124. Son estos últimos aspectos los que realmente interesan para
elaborar una distinción, y no las diferencias ontológicas que de todos
modos pudieran existir, por lo que la clasificación resulta de escasa
trascendencia o utilidad, al margen de que sea practicable o no277.
277
Con JAKOBS, Derecho penal. PG, §8/52, p. 350, se puede afirmar que “la con-
fusión que existe en torno a los elementos normativos no cabe aclararla por medio
de un concepto de lo normativo en sí, sino sólo por medio de las consecuencias
para la teoría del dolo y el error”.
278
En forma similar, LARENZ, Metodología, p. 192, identifica dos formas de compren-
sión de expresiones lingüísticas: de modo irreflexivo, mediante el acceso inmediato
al sentido de la expresión, o de modo reflexivo, mediante la interpretación.
122