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Los Acuerdos de Paz consisten en doce acuerdos que fueron suscritos por el Gobierno de la
República de Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG-, entre
1991 y 1996, para alcanzar soluciones pacíficas a los principales problemas que generó el
Conflicto Armado Interno que afectó al país durante más de tres décadas.
El proceso de negociación para la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala, inició en 1987
y el punto de partida fue la suscripción del Acuerdo de Esquipulas II, con base en la
Declaración de Esquipulas y el Acta de Contadora para la Paz y la cooperación en
Centroamérica.
Los Acuerdos de Paz consisten en:
En 1966 hubo un retorno a la democracia con Julio César Méndez Montenegro, que continuó
la lucha contra la guerrilla, que había asesinado a importantes personalidades. Esta crisis
interna desembocó en nuevos gobiernos militares que se sucedieron hasta 1982.
En 1982 los distintos sectores de la izquierda guatemalteca se unieron para formar la U.R.N.G
(Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca) siendo perseguidos sanguinariamente por el
oficialismo.
Ese año, si bien hubo elecciones democráticas asumió Efraín Ríos Montt, candidato
respaldado por Estados Unidos, por un golpe militar contra el vencedor proclamado por la
voluntad popular, Laugerud García, alegando fraude electoral. Gobernó duramente y
antidemocráticamente suspendiendo derechos políticos y combatiendo con saña a los grupos
guerrilleros, siendo incluso condenado en su accionar por la Conferencia de Obispos
Católicos.
Nada amilanó a Ríos Montt, quien formó para el combate, las patrullas de autodefensa civil,
que lograron dar un duro golpe a la guerrilla, que nunca quiso llegar a un acuerdo con Ríos
Montt.
En enero de1983, los miembros del Grupo de Contadora, una organización internacional para
lograr la pacificación de Centroamérica, se reunieron por iniciativa del gobierno de Panamá,
estando compuesto además de por ese país, por México, Colombia y Venezuela. Recibieron
el apoyo de la Unión Europea. En la declaración de Lima, firmada por Uruguay, Brasil,
argentina y Perú se brindó también respaldo al Grupo Contadora. En septiembre de 1984
todos esos países europeos y americanos se reunieron en San José de Costa Rica, para
establecer la política a seguir para la pacificación centroamericana.
Un golpe realizado por sus propios hombres puso fin al despótico gobierno de Montt,
asumiendo el líder golpista y Ministro de Defensa en ejercicio, Oscar Mejía Víctores, quien
sentó las bases para el dictado de una constitución democrática, sancionada el 30 de mayo de
1985.
A este acuerdo fueron anexados todos los suscriptos con anterioridad (art.15). En el artículo
17 se hace un reconocimiento a todos los organismos que posibilitaron llegar a este acuerdo
de paz, especialmente a la mediación de las Naciones Unidas.
En 1999 asumió Alfonso Portillo, quien prometió continuar con el proceso de paz. En el año
2004 ocupó el poder Oscar Berger Perdomo. La implementación de los acuerdos se realiza
no sin obstáculos. Las fuerzas militares se redujeron, y se cerraron varias zonas bajo su
dominio.
Acuerdos Alcanzados:
7) Acuerdo sobre fortalecimiento del poder civil y función del Ejército en una sociedad
democrática México, D.F. (México), 19 de septiembre de 1996
8) Acuerdo sobre el definitivo cese al fuego Oslo (Noruega), 4 de diciembre de
1996
La mayor parte del cumplimiento de los acuerdos corresponde a la voluntad propia para
lograrlo porque solo así se consigue la paz misma del país ya que dichos acuerdos devengan
compromisos de manera que se mantenga ese rubro esencial que garantice el desarrollo de
los derechos de los seres humanos, es por ello que deberían cumplirse todos al pie de la letra
sin omisión alguna.
A diez años de distancia: evaluación critica del estado actual de los acuerdos de Paz
Se evalúa de manera universal el tiempo transcurrido desde la firma de los acuerdos de paz
comprobando de que se han logrado grandes avances económicos, culturales y sociales a
grandes rasgos porque a la verdad se necesita más capacidad y dominio democrática para dar
un mejor avance; todo ello se sintetiza en que si hay un avance intelectual y que si ha
generado transformación y estructuración del nuevo Estado de Derecho. En 2005, se creó un
decreto que encuadraba la orientación, regularización y cumplimiento de los Acuerdos de
Paz, como una de los deberes constitucionales del Estado con el fin de proteger, promover y
garantizar el bien común y la justicia, seguridad, paz y desarrollo de la población.
Paz en Guatemala
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, paz del lat. Pax, pacis es,
entre varias acepciones:
En Guatemala la paz ha sido una palabra bastante mencionada pero poco abordada, es
imposible hablar de paz sin tomar en cuenta la Guerra Civil Guatemalteca que acabó en unos
prominentes Acuerdos de Paz suscritos por el Gobierno de la República y la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca culminados el 29 de diciembre de 1996.
"La guerra tuvo causas que no debemos olvidar: intolerancia política, fanatismo ideológico,
pobreza, concentración de la riqueza en pocas manos, privilegios y oportunidades para unos
cuantos, una cultura de violencia y falta de respeto a la voluntad popular. Hay muchas más,
pero todas se sumaron para provocarla; algunas se han superado, unas están en camino de
resolverse, pero otras ni siquiera se han discutido".
Benito Juárez el 15 de julio de 1867 en una declaración política dijo: “el respeto al derecho
ajeno es la paz”, aduciendo que esto ocurriese entre las personas y las naciones.
Muchos años después aún se profesa tal frase. Sin embargo, la paz, para un país como el
nuestro, es “el estado de negación de la voluntad humana a accionar su persona contra sus
semejantes”. A Guatemala se le vendió la idea de paz durante la colonización, cuando los
indígenas eran demasiado violentos y su forma de resolver conflictos no coincidía con las
ideas europeas, ante tales manifestaciones, los colones acordaron someter al país en una idea
de que sus actos eran “intrínsecamente malos, que necesitaban paz, y por lo tanto los
administrarían para lograr estabilidad política e individual”, bajo esta premisa la paz fue
vendida y los indígenas creyeron que la raza que los visitaba era superior y debían acatar sus
órdenes, desconociendo que el comportamiento del español era una excusa para aprovecharse
de ellos de la manera más inhumana y poco civilizada.
Cultura de Paz
Surge entonces, la cultura de paz, que no es más que “una serie de valores, actitudes y
comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus
causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas,
los grupos y las naciones.”
La cultura de paz, es la paz de todos, es nuestra manifestación de rechazo a la guerra y la
aceptación al diálogo y a la tolerancia con nuestros semejantes.
Lo contrario a este concepto es una cultura de violencia y no hace falta explicarlo, basta y
sobra con ver un noticiero vespertino y percatarse que hubo heridos, muertos, a causa de un
conflicto que se resolvió por medio de violencia. Ni más ni menos.
Irenología
La irenología o paz entre países, es la ciencia que “se ocupa del estudio multifactorial de los
conflictos internacionales y las amenazas a la paz”.
Este concepto es relativamente nuevo y más allá de buscar la paz a nivel diplomático, busca
la justicia, el desarrollo económico y social equilibrado y el conocimiento y respeto mutuo
entre las naciones.
Según Elías Neuman al referirse a la víctima apela a dos variedades, "a) Vinciere: animales
que se sacrifican a los dioses y deidades, o bien b) Vincere, que representa al sujeto nacido".
En general establece el maestro Neuman: "La victimología puede definirse como el estudio
científico de las víctimas.”
El doctor Luis Rodríguez Manzanera, define a la victimología como: "La ciencia que se
encarga de estudiar a las víctimas, entendiendo por tal a todo sujeto que sufre por causa propia
o ajena, o aún por accidente o caso fortuito”
La victimología vocablo no incluido en el Diccionario de la Real Academia Española, pero
que criminalísticamente se refiere a la parte de la criminología que estudia a la víctima, no
como efecto nacido en la realización de una conducta delictiva, sino como una de las causas,
a veces principalísimas, que influye en la producción de los delitos.
Esta pequeña reseña etimológica nos acerca a una definición de los términos víctima y
victimología, pues ya que ningún Código Penal l la da, nos atrevemos a definir a la
victimología general como la rama científica independiente que estudia a toda persona que,
por actos delictivos o no, ocasionados voluntaria o involuntariamente regularmente por otra
persona, llegan a sufrir un daño, en su mente, en su cuerpo y/o en sus bienes; o que a causa
de un ilícito ocasionado a otra persona, familiar o no, sufren cualquier clase de daños. Con
base a lo anterior, podemos afirmar que la victimología estudia a la persona victimizada, así
como los efectos y consecuencias que en ella causan los ilícitos y transgresiones directamente
o personalmente; y/o que indirectamente provocan a otra u otras personas interdependientes.
Son varios los documentos jurídicos internacionales elaborados por la Organización de las
Naciones Unidad en materia de víctimas, mismos que resumen las políticas generales de
protección victimal, y en especial, el papel que debe tener la víctima en los contemporáneos
sistemas procesales, dentro de los instrumentos jurídicos internacionales se encuentran: la
Declaración sobre los principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del
abuso de poder, la Aplicación de la Declaración sobre los principios fundamentales de
justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder, Estatuto de la víctima en el proceso
penal.
Antes de profundizar en cada uno de estos instrumentos se considera importante establecer
que artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, le brindan protección a
la víctima dentro del proceso:
Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados
como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2: 1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de
cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición.
Artículo 7: Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección
de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja
esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la constitución o por la ley.
Artículo 12: Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su
domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona
tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 19: Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este
derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir
informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier
medio de expresión.
Artículo 30: Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere
derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar
actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración.
La firma de los acuerdos de paz en Guatemala, uno de ellos recién sellado en Madrid, es
una excelente noticia que no debe, sin embargo, evitar preguntarnos sobre qué ocurrirá con
el derecho a la verdad y la justicia en el maltratado país centroamericano. Los derechos
humanos han sido un asunto crucial e inevitable en la difícil arquitectura de la paz. Pero la
experiencia muestra que la brecha entre la norma y la realidad es enorme en Guatemala, y
que la mayoría de la población sigue sin tener derecho a la justicia, especialmente cuando
los acusados son miembros de las fuerzas de seguridad.
Esto se traduce también en el acoso a periodistas, activistas de derechos humanos,
sindicalistas, jueces, abogados y todos aquellos que intentan plasmar en la práctica los
principios formulados en las leyes.
Los datos reunidos por Amnistía Internacional (AD sugieren que los que dedican sus
esfuerzos a acabar con la impunidad o denunciar, por ejemplo, la participación dé policías
en bandas criminales, son habitualmente víctimas de amenazas de muerte, secuestros de
breve duración, tortura y ejecución extrajudicial.
Aunque actualmente no hay indicios de que tales abusos formen parte de una política
estatal deliberada, como en el pasado, Al cree que a menudo se cometen con la complicidad
de algunos funcionarios del Estado. Las investigaciones sobre estos delitos son escasas, y
prácticamente no hay un solo caso en que los responsables: hayan sido procesados, aunque
hayan sido identificados.
DERECHO A LA REPARACIÓN
La obligación de reparar el daño causado recae principalmente en el autor del delito y los
otros participantes, los cuales se conocen como terceros civilmente demandados, sin
embargo, en caso de insolvencia por parte de los agresores, debiera recaer sobre el Estado,
quien al reparar el daño tendría el derecho de repetir en contra del infractor cuando este tenga
la posibilidad de hacerlo. Según Pablos de Molina, el derecho a la reparación y/o
indemnización por parte del Estado es un programa de compensación a la víctima, que tiene
su inicio en los sistemas anglosajones, con el objeto se sufragar la infracción que ha padecido
la víctima. En la actualidad la reparación y/o indemnización por parte del Estado está a cargo
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, quien actúa cuando un Estado no posee
políticas criminales capaces de prevenir el crimen.