Sei sulla pagina 1di 4

El caso de los exploradores de cavernas

Es otro caso clásico de la teoría legal, se lo debemos al profesor y juez


norteamericano Jerome FRANK.
Hubo una avalancha en una caverna, en la que se encontraban
exploradores. Estos quedaron atrapados y se ubicaron en la entrada
obstruida, esperando el rescate.
Las tareas de remoción fueron varias veces frustradas por nuevas
avalanchas. El día N° 32 contado desde la entrada de los exploradores a
la caverna, se logra el rescate exitoso.

Los exploradores llevaron escasas provisiones y la caverna no contenía


sustancia animal, ni vegetal que les permitiera subsistir. Perecerían por
inanición antes de poder rescatarlos.
El día N°21 se supo que los exploradores habían llevado un equipo
inalámbrico para recibir y transmitir mensajes.
Los ingenieros opinaban que faltaban por lo menos diez días más para el
rescate, siempre y cuando no hubiesen nuevas avalanchas.
Los exploradores le preguntaron a un médico las probabilidades para
seguir subsistiendo, sin alimentos durante esos diez días. Opinión del
médico: “En el estado en que se encuentran la probabilidad es muy
poca”.
Whetmore (uno de los exploradores) le preguntó al médico si comiéndose
a uno de ellos, los restantes podrían sobrevivir esos diez días más que
faltaban para el recate. Los médicos no respondieron, entonces
preguntaron si había algún juez, funcionario público, sacerdote o religioso
en el campamento que quisiera contestar. Nadie lo hizo. Se presumió
erróneamente que las pilas del equipo inalámbrico de los exploradores
se habían agotado.
El día N°23 se supo que Whetmore había sido asesinado y comido por sus
compañeros. Whetmore tuvo la idea de usar dados para ver quien tenía
que morir. Pero éste al cabo de un instante decide retirarse del acuerdo.
Igualmente los exploradores tiraron los dados por él, viendo el resultado
le pidieron que hiciera objeciones, pero éste contestó que no tenía
ninguna objeción para hacer. Whetmore debía morir.
Luego del rescate los exploradores fueron objeto de un tratamiento por
shock y desnutrición. El abogado defensor pidió que hicieran un
veredicto especial por el tribunal, dejando al juez la determinación de la
culpabilidad de los reos, en base a los hechos que resultaren probados.
Se hizo el veredicto especial y decidieron que los hechos ocurrieron tal
como fue hecho el relato y que si en base a este eran culpables, era
necesario una condena.
Los jurados resolvieron: que eran culpables de homicidio y se los sentenció
a la horca, pues la ley de Commonwelth no permite discreción alguna
con respecto a la pena a imponerse por aquel delito.
Disuelto el jurado, sus miembros subscribieron una comunicación al jefe
del Poder Ejecutivo, peticionándole que conmutara la pena de muerte
por 6 meses de prisión. El juez dirigió una comunicación similar al Poder
Ejecutivo: éste no adoptó resolución alguna con respecto a estas
peticiones; el Poder Ejecutivo parece que aguarda nuestra decisión en el
presente recurso.

Opinión del juez superior Foster:

Llego a la conclusión de que en el momento en que Whetmore perdió su


vida a manos de estos acusados todos aquellos se encontraban "no en
un estado de sociedad civil", sino en un "estado de naturaleza". Por lo que
no son culpables de dicho crimen.
Lo que hicieron fue hecho en cumplimiento de un contrato social
aceptado por todos. Trazaron como quien dice una nueva carta de
gobierno apropiada a las circunstancias en que se hallaban: "el principio
último de toda ley o gobierno debe buscarse en la noción de un contrato
o convenio; que provea la única justificación ética en que basar los
poderes del gobierno, poderes que incluyen el de privar de la vida. Estoy
convencido de que esta línea de argumentación que expuse no admite
refutación racional alguna.
Este presupone el rechazo por vía de hipótesis de todas las premisas con
las cuales he trabajado hasta ahora. Estoy equivocado al afirmar que la
situación de estos hombres la sustrajo de los efectos de nuestro derecho
positivo, y doy por sentado que nuestra recopilación de leyes tenía el
poder de penetrar 500 pies de roca e imponerse a aquellos hombres
hambrientos en su prisión subterránea.
Los hombres han cometido un acto que viola el texto literal de la ley que
dice "quien intencionalmente privarte la vida de otro" es un asesino. Pero
uno de los trozos más antiguos de la sabiduría jurídica nos dice " el hombre
puede violar la letra de la ley, sin violar le ley misma".
Podemos estar seguros de que su decisión ante la alternativa de vivir o
perecer no estará controlada por el contenido de nuestra código penal.
Por ende, se hace claro que la ley no es aplicable al presente caso. Por
ello, concluyo que cualquiera sea el punto de vista desde el cual se
encare este caso, los acusados son inocentes y que la sentencia debe
ser revocada.

Opinión del juez superior Tatting:

Encuentro que mi colega Foster, se halla plagado de contradicciones y


falacias. Si aquellos hombres se encontraran bajo la ley de la naturaleza,
¿de dónde nos viene la competencia para establecer y aplicar aquella
ley?. Por cierto, nosotros no nos encontramos en estado de naturaleza.
Es un código en el cual es derecho de los contratos es más fundamental
que el del homicidio, según Foster el contrato una vez concertado es
irrevocable y si una de las partes intenta revocarlo, las otras pueden
tomar la ley en sus propias manos y ejecutar el contrato por medio de la
violencia. (Con lo que no estoy de acuerdo), aunque el caso
Commonwealth contra Parry apoya sin ambigüedades la interpretación
de Foster, aplicado a la causa de defensa propia.
Estos hombres actuaron intencionalmente, con gran deliberación y
después de haber discutido durante varias horas sobre lo que harían.
Hubiera sido más prudente no iniciar el proceso ya que no hay una
disposición en nuestras leyes que declare un crimen el comer la carne
humana.
Tengo dudas sobre la solución legal de este asunto.

Opinión del juez superior Keen:

Yo perdonaría a estos hombres, pero en el desempeño de mis deberes


como juez no me incumbe dirigir peticiones al Poder Ejecutivo, ni tomar
en cuenta lo que este pueda o no hacer para arribar a mi propia
decisión, la que deberá estar enteramente guiada por el derecho de
Commonwealth. Esto es una confusión de funciones gubernamentales.
No me incumbe la cuestión de si el principio que prohíbe al Poder Judicial
la revisión de las leyes es adecuado o equivocado, deseable o
indeseable; meramente observo que este principio se ha convertido en
una tácita premisa subyacente a la totalidad del orden jurídico,
gubernamental, que yo he jurado administrar.
El resultado de esta lucha solo pudo ser el que efectivamente ocurrió, un
completo fracaso en el desempeño de la función judicial. No se puede
aplicar una ley tal como está escrita y al mismo tiempo reformularla,
según los propios deseos.
Si hubiéramos heredado de nuestros antepasados un mejor sistema
jurídico, se hubiera dado soluciones acertadas. Concluyo: la sentencia
condenatoria debe ser confirmada.

Opinión del juez superior Handy:

Mi única desilusión ha sido que nadie haya hecho cuestión acerca de la


naturaleza jurídica del convenio celebrado en la caverna (unilateral o
bilateral), y si no puede considerarse que Whetmore revocó una oferta
antes de que se hubiera actuado en base a la misma.
Opino también que son gobernados bien cuando sus gobernantes
entienden los sentimientos y concepciones de las masas.
Me doy ciertamente cuenta de que donde hay reglas y principios
abstractos, los abogados podrán hacer distinciones hasta cierto punto el
tipo de cosas que he estado describiendo es un mal necesario
inseparable de cualquier regulación formal de los asuntos humanos.
Concedo que aquí es esencial que haya límites a la discreción,
adherencia a las formas, escrupuloso referente a lo que cae y a lo que
no cae bajo la regla. Creo que todos los funcionarios públicos cumplirían
mejor su tarea si trataran a las formas y a los conceptos abstractos como
instrumentos.
Y entonces ni el derecho de la naturaleza de Foster, ni la fidelidad de
Keen a la letra de la ley no servirá de nada.
En una encuesta un 90 % de la gente opinó que los acusados deberían
ser perdonados o castigados con una especie de pena simbólica. Esto
revela no sólo lo que deberíamos hacer, sino lo que tenemos que hacer
si deseamos preservar entre nosotros la opinión pública una armonía
decente y razonable.
Llego a la conclusión de que está en juego la vida de 4 hombres, que ya
han sufrido más tormentos y humillaciones que los que la mayor parte de
nosotros sometería, en mil años, por eso estos acusados son inocentes del
crimen objeto de la acusación. Y la sentencia debe revocarse.

Potrebbero piacerti anche