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Deleites y deseos
Según lo que acabábamos de meditar, el ayuno y la adoración
produjeron resultados poderosos cuando se asociaron con la
proclamación del evangelio en los tiempos de Pablo. ¿Podría ser la
oración saturada de la adoración una clave poderosa para
transformar hoy en día a las ciudades y las naciones? ¿Y cómo
sería este tipo de oración? Estos pensamientos inundaban mi mente
mientras me incorporaba en el primer día de mi “ayuno de
adoración” prolongado. Pero aún no sabía cómo mis tiempos de
adoración de estos 40 días podrían diferir de la primera experiencia
que tuve de ayuno y oración.
A medida que continuaba adorando ese miércoles mi corazón se
inundó con pasajes adicionales de las Escrituras los cuales
proporcionaron enfoque y dirección para los 40 días siguientes.
En primer lugar me encontré con un versículo que había
memorizado años atrás cuando era un adolescente: “Deléitate en el
SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón” (Salmos 37:4).
“Sentí que el Señor me preguntaba: “¿No es su deseo ver que mi
amor toque también a toda nación sobre la tierra, casa por casa y
familia por familia?”.
Mi respuesta bañada con lágrimas fue un evidente “Sí Señor.” El
ministerio que dirijo, Cada Hogar para Cristo, tiene esta misma
visión. Nuestro equipo global de 4.000 obreros que reciben apoyo
económico, junto con 30.000 voluntarios mensuales, visitan hoy en
día a más de 200.000 hogares cada día para llevarles el evangelio.
Aún así, yo pensé que el desafío de lograr la meta de llegar a todo
hogar sobre la tierra sigue siendo impresionante, sobre todo en las
zonas restringidas del Medio Oriente y en varias regiones de Asia.
El Señor continuó susurrando. “¿No dice mi Palabra que si se
deleita en mí le concederé los deseos de su corazón?”. La respuesta
a esa pregunta fue igualmente evidente. Mi corazón escuchó
entonces lo que iba a ser la clave para los encuentros extraordinarios
de adoración que tenía por delante: “¡Lo estoy llamando a alcanzar
nuevas alturas de deleite en mí durante estos 40 días!”.
Pero todavía yo no sabía qué significaba eso en términos prácticos
de “ayuno y adoración”. Así que le pregunté al Señor y recibí una
impresión inmediata: “Durante los próximos 40 días quiero que me
cante todas sus alabanzas y oraciones, no simplemente que las
exprese a su manera”.
Esta respuesta fue sin duda muy diferente a todo lo que yo había
estado haciendo durante un período prolongado de oración. En
verdad yo había pasado algunos tiempos de cánticos espontáneos al
Señor y una vez estuve alabándolo incluso por casi un día entero,
pero eso ocurrió en una sala atestada con otros fieles. Pero esta vez
debía hacerlo yo solo, y durante 40 días.
Abrí entonces mi Biblia para meditar momentáneamente en el
Salmo 37:4, donde habíamos leído sobre cómo deleitarse en el
Señor, a medida que continuaba la adoración durante ese encuentro
del día miércoles. Mis ojos alcanzaron a vislumbrar inmediatamente
un pasaje del capítulo anterior. Esto confirmó aún más que Dios me
estaba guiando a nuevas dimensiones de deleite en Él. Entonces leí:
“Todos los seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus
alas. Los alimentas con la abundancia de tu propia casa y les
permites beber del río de tus delicias” (Salmos 36:7-8, NTV). ¡Me
imaginé estando a la orilla de un río glorioso de las delicias de Dios,
bebiendo libremente de este durante los próximos 40 días!
(Comparto más sobre el significado de este versículo en la tercera
sección del libro).
Mi viaje de gozo estaba a punto de comenzar. Esta promesa me
llevaría a esas nuevas alturas de deleite que Dios me había
prometido durante aquella experiencia de adoración en el primer día
de mi ayuno. También confirmaría en mí la profunda importancia
del papel de la adoración intercesora no sólo para evangelizar al
mundo, casi literalmente, sino también para transformar a las
personas, las familias, las naciones y a los grupos enteros de
personas en el proceso. Como pronto veremos, ¡los resultados han
sido sorprendentes!
La clave de la transformación
Las páginas siguientes describen lo que creo que será la clave para
entender este movimiento transformador. Examinaremos en las tres
secciones principales de este libro “las realidades de la adoración”,
“las reformas de la adoración” y “los ríos de la adoración”. La
adoración, a diferencia de cualquier otra práctica que la Iglesia haya
experimentado, será la clave de la trasformación además de la
intercesión que implica con los niveles de autoridad y pasión que
muy pocos pudieron haber concebido hasta hace pocos años. Creo
que esta visión nos traerá estrategias unificadas de alianzas y
asociaciones de todo el Cuerpo de Cristo, lo cual no tendrá
precedentes en la historia de la Iglesia, no sólo en cuanto a la
evangelización de los pueblos y las naciones sino también en su
discipulado y transformación verdadera.
Un despertar glorioso marcado con la oración saturada de
adoración está en el horizonte global y ¡se dirige con fuerza hacia su
reino! Este despertar está más cerca de lo que usted piensa.
Primera parte
Las Realidades
1. La adoración intercesora
Una visión de África: El humo santo
Tuve una visión de África.
Apareció con tal claridad que se ha mantenido viva en
mi consciencia desde hace años. Veo la misma imagen
una y otra vez. Como suele suceder con tales
experiencias, esta visión, en lugar de desvanecerse con
el tiempo, parece crecer en intensidad cada vez que la
contemplo.
Ocurrió en Colorado Springs, donde nuestro ministerio tiene su
sede. Fue a mediados de marzo y llevaba 10 días en mi ayuno de
adoración de 40 días. Nuestro personal se había reunido para orar
por un equipo de intercesores y estrategas que se preparaban para ir
a Zimbabue en el sur de África.
El equipo tenía previsto visitar las famosas Cataratas Victoria
descubiertas por el explorador y misionero británico David
Livingstone en 1855, y luego hacer una caminata por las regiones
del interior para visitar las aldeas que habían escuchado
recientemente el evangelio. Abordarían el trabajo de manera
sistemática yendo de casa en casa y de choza en choza,
asegurándose de que todo el mundo tuviera la oportunidad de
escuchar el mensaje. Además de la entrega de folletos con el
evangelio en el idioma de estos aldeanos, los misioneros emplearían
otras maneras creativas para dar testimonio a los que no podían leer.
Tenían que llevar carteles grandes con imágenes que representaban
vívidamente cómo Cristo llega al corazón de una persona y expulsa
la oscuridad, esas fuerzas malignas que estos aldeanos supersticiosos
temían y adoraban.
De repente, en cuanto pusimos nuestras manos sobre los hombros
de estos guerreros de la adoración, fui transportado mentalmente a la
misma región que ellos estarían visitando. Yo estaba en África,
mirando desde una cresta elevada hacia bien adentro en el interior de
la cuenca del río Zambezi. Me explicaron más tarde que estaba
mirando el amplio valle Gwembe del sur de Zambia. Podía ver
humo que salía de las aldeas en casi todas las direcciones, miles de
ellas, tal vez decenas de miles.
Se reflejó al instante, en mi mente, una de las declaraciones de
pasión más memorables de las misiones, expresadas por Robert
Moffat. Era 1839 y Moffat había regresado a casa después de una
exhaustiva permanencia misionera en el sur de África. En una
reunión de la Sociedad Misionera de Londres les rogó a los
aspirantes a misioneros a que continuaran el arduo trabajo de las
misiones y fueran al “continente oscuro”. Al hacer una descripción
hablada de la inmensidad de un África no evangelizada, Moffat
declaró:
“A veces he visto, bajo los rayos del sol matutino, el humo de mil
aldeas donde ningún misionero ha estado antes.”1
Sentado en esa reunión estaba un estudiante de medicina de 26
años llamado David Livingstone. Casi de inmediato Livingstone
aceptó el encargo de Moffat y antes de 24 meses se estableció en
Kuruman, al sur de África, donde Moffat había estado trabajando.
Tres años más tarde Livingstone se casaría con la hija de Robert
Moffat, Mary, y el resto de la historia es una singular epopeya de
misiones.
Yo estaba allí, un siglo y medio más tarde, y estaba viendo
mentalmente una imagen similar, o eso parecía, a la que vio Moffat
en 1839.
Pero yo estaba mirando el humo de muchas miles de aldeas, no las
“mil” de Moffat.
“Señor”, —dije con preocupación— “¿todavía hay muchas aldeas
donde no ha llegado el evangelio?”.
“No”, —fue la impresión instantánea en mi corazón—, “eso no es
lo que está viendo. Está viendo el humo del incienso de la adoración
que se levanta desde miles y miles de aldeas que están ahora
transformadas para mi gloria. Está viendo las aldeas que se han
convertido en centros de adoración de mi presencia”.2
El equipo con el que yo estaba orando pronto descubriría que
aldeas enteras estaban en realidad acudiendo a Jesús en esta época
extraordinaria de la cosecha mundial. Verificarían los informes de
investigación que señalan que África está experimentando
verdaderamente un despertar espiritual, a pesar de sus evidentes
problemas. Un informe que leí en el momento indicaba que el
número de cristianos en África había aumentado un 2.000 por
ciento, de 9,9 millones a 203 millones, en el último siglo. Cada año
desde entonces, el continente ha ganado 6 millones de nuevos
cristianos cada año. “La tasa de crecimiento sólo parece estar
aumentando. En 1970, cerca del 12 por ciento de los africanos eran
cristianos. Ahora son casi la mitad”, —escribió Don Melvin en el
periódico Minneapolis Star Tribune. Una décima parte de todos los
cristianos del mundo en 1970 eran africanos. El continente africano
es ahora el hogar de más de un quinta parte de los cristianos del
mundo”.3 El Señor estaba confirmando en mi corazón que la
cosecha mundial ya en expansión de personas que llegaban a Cristo
pronto iba a aumentar de una manera aún más espectacular.
Al meditar sobre mi visión me convencí de que el humo que veía
levantarse desde esos miles de aldeas representaba la adoración
intercesora—un tema que en la actualidad se está propagando
globalmente a través del Cuerpo de Cristo como un rápido incendio
—, tal como usted descubrirá en las páginas siguientes.
Como también describiré en este libro, lo que ocurrió en la misma
región de África representada en mi visión del año 2000 ¡es poco
menos que algo extraordinario!
La adoración intercesora:
el simbolismo del arpa y las copas
¿Qué es la adoración intercesora?4 El término “adoración
intercesora” se refiere a la “oración saturada de adoración”
concentrada y apasionada que se levanta con la fragancia del
incienso ante el trono de Dios. En respuesta, Dios libera su poder
para lograr sus propósitos para la cosecha (véase Apocalipsis 5:8-10;
8:1-6).
Una imagen única de la adoración intercesora se puede apreciar
con los símbolos del arpa y las copas que se describen en el
Apocalipsis 5:8-10. Aquí leemos:
Cuando [el Cordero] lo tomó [el rollo], los cuatro seres
vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del
Cordero. Cada uno tenía un arpa y copas de oro llenas de
incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios (v. 8).
Curiosamente, los adoradores que llegan delante del Cordero con
arpas (símbolos de la adoración) en una mano y copas (símbolos de
la oración y la intercesión) en la otra parecen combinar estos dos
símbolos en un cántico nunca antes entonado. Es el cántico de la
cosecha mundial. El texto continúa:
Y entonaban este nuevo cántico: «Digno eres de recibir el
rollo escrito y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado,
y con tu sangre compraste para Dios gente de toda raza,
lengua, pueblo y nación» (v. 9).
No deja de ser significativo que la imagen del arpa y la copa se
relaciona aquí con los redimidos que llegan de toda raza, lengua,
pueblo y nación. Este es claramente el cántico de la cosecha.
Leemos en Apocalipsis 8:1-6 que “las oraciones de todo el pueblo
de Dios” (una imagen de la intercesión) se emitía con “mucho
incienso” (una imagen de la adoración) sobre el trono (v. 3). La
paráfrasis de Eugene Peterson de este pasaje describe el humo que
se eleva ante el trono de Dios saturado de “las oraciones mezcladas
con el incienso de los santos” (Apocalipsis 8:4, THE MESSAGE).
Esta emisión tiene como resultado la revelación final del plan de
Dios a través del sonido de las siete trompetas, la última de las
cuales produce un toque que acompaña un gran grito en el cielo:
El reino del mundo ha pasado a ser de nuestro Señor y de su
Cristo, y él reinará por los siglos de los siglos (Apocalipsis
11:15).
Como quiera que interpretemos todo esto, podemos estar seguros
de que la intercesión saturada de adoración será la clave para la
última gran cosecha sobre la tierra. Para mí, el movimiento de la
adoración intercesora del arpa y la copa podría convertirse en el más
grande movimiento de adoración en la historia de la Iglesia.
Ciertamente, este movimiento parece estar extendiéndose
significativamente a través de los ministerios y movimientos de
oración por todo el planeta.
El oportuno libro de John Piper, ¡Alégrense las naciones!, me
ayudó a entender el papel de la adoración en el cumplimiento de la
Gran Comisión. Piper escribe:
Las misiones no son el objetivo final de la iglesia. Lo es la
adoración. Las misiones existen porque no hay adoración. La
adoración es lo máximo, no las misiones, porque Dios es lo
máximo, no el hombre. No habrá más misiones cuando se
acabe esta era y los incontables millones de redimidos se
postren rostro en tierra ante el trono de Dios. Las misiones
son una necesidad temporal. Pero la adoración permanece
para siempre.5
Descubrí rápidamente la relación entre la adoración y la
intercesión, el arpa y la copa, en el plan de Dios para transformar a
las naciones, en mi viaje revelador a las nuevas alturas del deleite en
Dios. Pero desde el principio (sobre todo inmediatamente después
de mi ayuno de adoración de 40 días), parecía que el Señor quería
resaltar especialmente el aspecto del arpa en la ecuación.
El valor de la adoración
Una revisión del tema general de la adoración resultará útil para
sentar las bases de los puntos de vista que siguen. Mi propósito al
compartir estas páginas no es solamente proporcionar un libro más
sobre la adoración para las bien surtidas bibliotecas religiosas. Mi
objetivo es describir cómo entiendo que la gloria de Dios que se
libera a través de la intercesión saturada de adoración, transformará
a las naciones y a grupos de personas enteros incluyendo nuestras
familias y vecinos.
Permítame comenzar con una definición personal de la adoración.
Para mí, en pocas palabras:
La adoración es un acto, pensamiento o expresión de
devoción voluntaria que exalta y entroniza a Dios, venciendo
y destronando así a Satanás.
La adoración intercesora ocurre cuando se agrega la intercesión,
es decir, la intervención en oración por las necesidades de los
demás. Como se podrá ver antes de terminar la idea, existen varias
maneras prácticas para que esto ocurra, tanto de manera personal
como colectiva. Pero primero tenemos que echar un vistazo más de
cerca al asunto de la adoración misma.
Nuestra palabra “adoración” del inglés “worship” se deriva de la
palabra del inglés antiguo worthsipe que significa “atribuir un valor,
rendir homenaje, reverenciar o venerar”.6 La adoración se centra en
el asunto de la valía o el merecimiento.
Establezcamos desde el principio que la adoración no es sólo una
actividad en la que se participa en un servicio típico de adoración el
domingo por la mañana: es un estilo de vida. Es la razón por la que
vivimos. A. W. Tozer dijo en pocas palabras: “Estamos llamados a
una preocupación eterna por Dios”.7
Recordemos las palabras del apóstol Pedro: “Pero ustedes son
linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece
a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los
llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
Como linaje escogido, debemos “proclamar las obras
maravillosas” de Dios. La versión del Rey Santiago de Inglaterra
(Biblia King James) traduce esta frase diciendo “[mostrar] las
virtudes” de Él.
La adoración es, entonces, “cómo vivimos y por qué vivimos.”
Tozer explica: “La adoración al Dios amoroso es la única razón de
toda la existencia. Es por eso que hemos nacido y es por eso que
nacemos de nuevo de lo alto. Es por eso que fuimos creados y es por
eso que hemos sido vueltos a crear”. El adorador sabio concluye:
“Es por eso también que existe la iglesia. La iglesia cristiana existe
para adorar primero que todo a Dios. Todo lo demás debe ser
segundo o tercero o cuarto o quinto”.8
Estilos y estereotipos
La adoración significa, desde luego, diferentes conceptos para las
diferentes personas. Hay sin duda una variedad de estilos de
adoración que han desarrollado varias corrientes en la Iglesia.
También hay una variedad de estereotipos que han surgido alrededor
de estos estilos. Para ampliar esta idea tuve recientemente uno de los
sueños más extraños en mi vida y he tenido mi porción de los
inusuales. Por supuesto, he aprendido con los años que no todos los
sueños son mensajes del Señor. Algunos son mensajes del estómago
con respecto a lo que comimos anteriormente esa noche.
Sin embargo, como comencé este capítulo con una inusual visión
personal que ocurrió hace más de una década (la del humo del
incienso que se elevaba como un símbolo de la adoración desde una
multitud de aldeas africanas), supongo que no vendría mal compartir
un sueño que ocurrió sólo unos días atrás. Después de todo, se nos
dice que en los últimos días “tendrán visiones los jóvenes y sueños
los ancianos” (Hechos 2:17). Al ser ahora diez años mayor, me temo
que pude haber entrado en la “fase de los sueños”.
En este sueño reciente fui invitado a acompañar a un periodista
(que desapareció en medio del sueño) a visitar una iglesia
tremendamente popular que crecía de manera significativa. El
periodista me informó que la iglesia era única, y quería que yo viera
su estilo inusual de adoración. Cuando llegamos al frente de la
iglesia esta se parecía mucho a cualquier iglesia típica de las zonas
residenciales de las afueras de las ciudades de los Estados Unidos.
Pero en cuanto el periodista abrió la puerta pude ver inmediatamente
que esta experiencia iba a ser totalmente diferente.
Para empezar, tuvimos que bajar por una escalera de madera
bastante larga para acceder al santuario principal. Luego me
sorprendió lo que vi de los fieles. El auditorio entero estaba
completamente a oscuras, a excepción de las velas que parecían
flotar como pequeñas naves espaciales delante de cada adorador—a
la altura de la cintura—. Además, cada persona tenía sus brazos
extendidos tan alto como era posible. ¡Increíble! —pensé. Le
pregunté al periodista cuál era el nombre de la iglesia y me informó
que era “¡La Iglesia de la velas iluminadas y las manos levantadas!”.
Entonces respondí: “¿No querrás decir velas ‘encendidas’?”.
Pero él dijo: “¡No, iluminadas! —Insistía en usar la palabra
‘iluminadas’”.
En cuanto avanzábamos hacia las bancas congestionadas para
conseguir un asiento, un ujier nos detuvo y nos preguntó si teníamos
la intención de participar en la adoración ese día. Respondimos de
manera afirmativa y él nos dijo: “Entonces, van a necesitar brazos”.
Le expliqué que ambos teníamos brazos, pero él nos dijo que los
servicios eran muy largos y como todas las personas tenían que
mantener ambos brazos en alto todo el servicio, la iglesia
proporcionaba brazos de madera para cada fiel. Luego agregó: estos
brazos no pesan mucho porque la madera es de balso y se pueden
sujetar mediante estas pequeñas poleas para poderlos mantener en
alto durante muchas horas con el mínimo esfuerzo. Los brazos —
nos aconsejó— estaban convenientemente disponibles en una gran
variedad de estantes para brazos en el pasillo de entrada. (Tal vez
usted piense que esta es la parte extraña del sueño, pero este se
vuelve aún más extraño — ¡créame!).
Fuimos hasta donde estaban los estantes para brazos y ambos
escogimos brazos derechos e izquierdos de diferentes estantes. A
continuación el ujier nos mostró cómo sujetarlos con las poleas. En
efecto, había pequeñas poleas unidas a cada brazo que le permitían a
la persona levantar los brazos mientras se ejercía poco esfuerzo.
Estábamos listos para regresar al santuario cuando otro ujier nos
detuvo para informarnos que cada uno necesitaba una vela. Esta
persona sostenía algo como una gran bandeja de comunión cargada
con numerosas velas encendidas. Nos mostró cómo podíamos
sostener nuestras velas cómodamente delante de nosotros con una
mano mientras usábamos la otra para sostener las correas unidas a
las poleas de los brazos a fin de mantener nuestros brazos levantados
durante todo el tiempo del servicio. Ahora entendía por qué cuando
bajé por primera vez la escalera parecía como si las velas flotaran en
el aire delante de las personas en el santuario oscurecido. Los fieles
estaban en realidad sosteniéndolas. Era una ilusión óptica.
De repente nos encontramos en medio de la multitud, tratando de
entender la canción que estaban cantando (era muy rara, para decir
lo menos), cuando me di cuenta de que las personas a mi alrededor
me miraban extrañadas. Supe por qué cuando alcé la mirada. Uno de
mis brazos de madera era significativamente más corto que el otro.
¡Tenía brazos de madera de diferentes tamaños! y no me había dado
cuenta de que había otros estantes para los brazos cortos y los
largos.
Afortunadamente, un hombre detrás de mí (un fiel asiduo de la
iglesia), tuvo piedad y ofreció llevar el brazo corto de vuelta y
traerme otro más largo. (Téngame paciencia mientras le cuento estos
detalles). Cuando regresó y me puso el brazo largo, otros a mi
alrededor comenzaron a reírse a carcajadas. El aspirante a “Buen
Samaritano” había tomado un brazo largo del “estante de brazos
largos-delgados” en lugar de tomarlo del “estante de brazos largos
normales”. Ahora tenía un brazo largo más grueso y uno delgado,
aunque cada uno era de la misma longitud. ¡Es decir, tenía brazos de
madera deformes! Un hombre que estaba adelante nos miraba
fijamente con incredulidad, no a mí, sino al hombre que acaba de
traer el brazo largo y delgado. Luego le susurró a su esposa en voz
suficientemente fuerte como para que el “Buen Samaritano” y todos
al alrededor escucháramos: “¡Qué necio!”.
Mi pánico disminuyó cuando alguien vino para hacerme salir.
Entonces entendí rápidamente que no me estaba haciendo salir del
edificio sino de la plataforma. Yo había sido elegido para predicar el
sermón de ese día. Esto me sorprendió porque nadie me había
informado que tenía que ser el predicador del día.
Tartamudeé cuando comencé porque no estaba adecuadamente
preparado. El contenido de mi breve sermón permanece bastante
borroso en mi memoria, pero creo que tenía algo que ver con el
hecho de que hay muchos estilos y maneras diferentes de alabar al
Señor. Mi mensaje incluía una exhortación a respetar a los demás
sin importar su manera de adorar. Creo que también mencioné el
pasaje del Apocalipsis que describe una gran multitud de adoradores
que nadie podía contar, procedentes de toda raza, lengua, pueblo y
nación (véase Apocalipsis 7:9-10), y todos adoraban en armonía
aunque probablemente a través de una diversidad de estilos y
sonidos de adoración. Aunque no puedo recordar mis palabras
exactas, mi mensaje concluyó con algo como esto: “Debemos
recordar siempre que ninguna denominación, ni iglesia en particular
tiene un rincón exclusivo en la adoración. El Cuerpo de Cristo es
simplemente muy diverso”.
Sin importar el contenido específico ni cómo concluyó mi sermón,
lo que sí recuerdo vivamente es que cualquier cosa que haya dicho
provocó reacciones negativas inmediatas. Esto sin duda explica por
qué mi sermón fue tan breve. Los miembros de la congregación
literalmente me echaron del edificio con los brazos de madera
todavía elevados y agitándose. Ahí fue cuando las cosas se pusieron
muy complicadas (¡como si lo que había ocurrido hasta el momento
tuviera algo de normal!).
En cuanto me apresuré a subir por la escalera y huir de aquella
iglesia (no estoy seguro de lo que le pasó al periodista), la multitud
comenzó a lanzarme bolas de nieve (sí, ¡bolas de nieve!). Tampoco
estoy seguro de cómo lo hicieron con sus brazos de madera, pero sin
duda fue una escena memorable.
Llegué a la cabina del remolque en el que habíamos venido (no
me había dado cuenta de que habíamos llegado en tal vehículo) y
encontré que la ventana de la cabina estaba abierta. Di la vuelta y le
grité a la multitud enojada: “Eligieron agredir al predicador
equivocado…” y extendí la mano por la ventana del gran camión.
Sin ver exactamente lo que estaba alcanzando sentí instintivamente
que había una gran caja de cartón en el asiento delantero de la
cabina repleta de lo que necesitaba para repeler el ataque. Así que,
extendí el brazo a ciegas a través de la ventana abierta y hacia la
caja, la cual, créalo o no, estaba llena de bolas congeladas de hielo.
Comencé a arrojar a mis atacantes estos objetos duros como una
roca y la multitud se dispersó rápidamente a medida que huían con
los brazos de madera todavía levantados y batiéndose con la brisa.
Desde cuando tuve este sueño he compartido mi experiencia
públicamente varias veces y he recibido algunas interpretaciones
interesantes. Hoy dejaré que usted saque sus propias conclusiones.
Este sueño, sin duda, me puso a pensar. Ahora supongo que es
justo que mencione lo que tuve para cenar esa noche, sólo con el
propósito de mantener las cosas en perspectiva. Mi cena nocturna
incluyó cuatro presas (todas alas de pollo) de Kentucky Fried
Chicken (receta original), sazonadas con puré de papa y salsa
blanca, ensalada de col, zanahoria, cebolla, mayonesa y dos
mazorcas. (No creo que necesitaba la segunda porción de mazorca).
Tal vez tampoco debí haber rematado con ese paquete de chitos
porque era muy tarde en la noche, y casi seguramente no debí haber
participado de los pastelitos con nueces encima que compré el día
anterior en la tienda Stuckey’s.
¡Aún así, nunca voy a olvidar ese sueño mientras viva! Sí sé que
Dios no quiere una adoración falsa y artificial. La farsa nunca se
gana el favor de Dios. Él anhela que lo adoremos “en espíritu y en
verdad” (Juan 4:24). Esto es importante que lo recordemos a medida
que prosigamos este tema de la oración saturada de adoración.
También es importante recordar, a medida que cultivemos esta
nueva conciencia de adoración, que la adoración no sólo es como la
describe el antiguo Catecismo de Westminster, “el fin principal del
hombre”, sino que también se convierta en el medio principal para
ese fin. La adoración, de hecho, es el máximo tributo que podemos
rendir a Dios. Sin duda, es mucho más que un simple estilo musical;
es un estilo de vida.
La adoración debe ser un estilo de vida. Cuando se asocia con la
intercesión, en la medida que tal intercesión forma parte y fluye
directamente de la adoración, se convierte en lo que describimos
como la adoración intercesora. A partir de la adoración intercesora
parece desarrollarse un clima propicio para la transformación de
ciudades, pueblos y naciones enteras.
El propósito de estas páginas es mostrar la relación entre la
adoración intercesora y la cosecha mundial. Mi deseo es que las
ideas que siguen no sólo lo inspiren en este sentido sino que también
le sirvan como un manual para guiarlo en el proceso de la
participación práctica. Siete realidades de la adoración nos ayudarán
para empezar. Echemos un vistazo.
11. Edward Reese, The Life and Ministry of David Livingstone (Glenwood, IL:
Fundamental Publishers, 1975), pág. 5.
2 No creo que esta visión sugiera que cada persona en cada aldea y hogar de la tierra
llegará algún día a ser salva. Sin embargo, me animan sobre manera los pasajes
de las Escrituras como Isaías 11:9 y Habacuc 2:14, que profetizan que “rebosará”
la tierra con el conocimiento y la gloria del Señor “como rebosa el mar con las
aguas”. La traducción de la Nueva Traducción Viviente de Isaías 11:9 es sobre
todo inspiradora: “así como las aguas llenan el mar, así también la tierra estará
llena de gente que conocerá al Señor”.
3 Don Melvin, “Under African Skies,” Minneapolis Star Tribune, January 15, 2000,
pág. B5.
4 “La adoración intercesora” es una expresión que escuché inicialmente a través del
ministerio de Mike Bickle, fundador de la Casa Internacional de Oración, Kansas
City, Kansas.
5 John Piper, Let the Nations Be Glad! (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 11.
6 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Waco, TX: Word Books, 1987), pág. 191.
7 A. W. Tozer, That Incredible Christian (Camp Hill, PA: Christian Publications,
1964), pág. 46.
8 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
2. Primera realidad: La adoración entroniza a Dios
Una gran silla para Dios
Durante mi ayuno de adoración de 40 días sentí que el
Señor me llamaba no sólo a disfrutar nuevos deleites
en su presencia sino también a un entendimiento más
claro de lo que estamos describiendo como la
adoración intercesora. A medida que aprendamos a
mantener unidas nuestras arpas de la adoración, junto
con nuestras copas de la oración intercesora, haremos
posible el cumplimiento de la Gran Comisión para que
todo el mundo pueda experimentar la gloria de Dios
¡en Cristo! Con este fin, el Señor me mostró siete
realidades que he llegado a entender como los siete
principios de la adoración intercesora.
En pocas palabras, un principio es una verdad que es fundamental
para otras verdades. Creo que un examen de estas realidades de la
adoración y de los principios relacionados nos proporciona una
plataforma significativa para entender el papel de la adoración, en
particular de la adoración intercesora en cuanto se refiere a la venida
de la gran recolección de la cosecha de los últimos días.
Algo esencial desde el comienzo de nuestro estudio es el
reconocimiento de lo que siento que es la primera realidad
fundamental sobre la adoración: La adoración entroniza a Dios.
Dicho de una forma más completa como un principio de la
adoración intercesora:
La adoración proporciona un lugar para que Dios habite en
la tierra en toda su plenitud.
Un clima celestial
Las alabanzas del pueblo de Dios nos ponen literalmente en
consonancia con su trono, de una forma única y profunda y, por lo
tanto, con sus propósitos y poder plenos. Dicho de otra manera, Dios
establece su trono en el lugar físico y entre las personas que lo
alaban. Esta primera realidad de la adoración es esencial para
comprender cómo y por qué es tan vital la adoración (y, en
particular, la oración saturada de adoración) para el cumplimiento de
los propósitos de Dios en todo el mundo. La adoración crea un clima
celestial para el cumplimiento de la Gran Comisión.
El salmista declaró: “Canten salmos al Señor, el rey de Sión;
proclamen sus proezas entre las naciones” (Salmo 9:11).
Observamos aquí cómo el espíritu de la Gran Comisión (“proclamen
sus proezas entre las naciones”) está relacionado en este texto con
entronizar a Dios—“Canten salmos al... rey...entre las naciones”.
No deja de ser significativo que dentro de esta exhortación de cantar
alabanzas a nuestro Señor veamos que se hace referencia a
proclamar lo que el Señor ha hecho entre las naciones.
El rey David le cantó en otra parte al Señor: “Tú eres santo, tú
eres rey; tú eres alabado por Israel” (Salmos 22:3, RVC). La Versión
Reina-Valera 1960 traduce este versículo: “Pero tú eres santo, Tú
que habitas entre las alabanzas de Israel”. La palabra hebrea
traducida como “habitas”, yawshab, viene de la palabra que es raíz y
que significa “sentarse”. Desde luego, el lugar donde se sienta Dios
es su trono, lo cual conduce a la utilización precisa de la expresión
“entronizado”.
La idea aquí es que Dios mora, se revela a sí mismo, donde su
pueblo lo alaba. Él habita en ese mismo lugar. Una traducción
japonesa de este versículo dice: “Cuando el pueblo de Dios lo alaba,
Él trae una gran silla y se sienta allí”.9
¡Qué maravilloso es este pensamiento que se hace claramente
compatible con la expresión original hebrea! Nuestras alabanzas se
convierten en el trono de Dios: lo entronizan literalmente.
Jack Hayford, al hablar de este mismo versículo de las Escrituras,
escribió:
Esta afirmación muy citada del Salmo 22:3 merece nuestra
mayor comprensión ya que son dramáticas las implicaciones
del verbo yawshab [habitar, RVR1960]. Aunque la idea
básica de la palabra es sentarse, cuando el Rey del universo
es el sujeto se traduce debidamente como “entronizarse”.
Esta gran verdad resuena hacia toda las generaciones: ¡La
alabanza crea una morada para Dios en la situación actual
del hombre!10
Todo esto es profundamente significativo para nuestra
comprensión de la adoración intercesora y la entronización de Dios
que se deriva de ello, ya sea en nuestra vida personal diaria o al
participar en el establecimiento del plan de Dios para las naciones.
¡La adoración entroniza a Dios! Esta primera realidad de la
adoración sugiere que cuando comenzamos a declarar las alabanzas
de Dios sobre nuestras necesidades o sobre las naciones distantes,
estamos literalmente estableciendo su trono en medio de esas
necesidades o naciones.
Bajo el ombú
La película Jesús se mostraba en la plaza pública de Villa Pineral
un domingo por la noche después de completar la evangelización
puerta a puerta. La pantalla gigante se había colocado debajo de un
enorme árbol “ombú” de 200 años de edad, considerado un sitio
histórico atesorado en la comunidad. Al terminar la película 135
personas entregaron su corazón a Jesús. Esto fue adicional a los
muchos nativos que respondieron como resultado de la campaña
casa a casa.
Fue especialmente significativo mostrar la película bajo el enorme
ombú, porque durante casi una década este árbol único había sido el
sitio para las reuniones de adoración satánica cada semana. El
viernes por la noche era el tiempo dedicado para que los fieles
llevaran sacrificios a Satanás. (A menudo estos sacrificios incluían
partes corporales de animales como gallinas, gatos y perros).
La decisión de proclamar el evangelio en este lugar en particular
estableció el escenario para la confrontación espiritual en los lugares
celestiales, así como una ocasión para el evangelismo. Esto se hizo
evidente en los días inmediatamente posteriores al domingo por la
noche de la proyección de la película.
El martes siguiente, sin ninguna explicación convincente, el ombú
de 200 años “estalló” misteriosamente, se partió por la mitad y cayó
al suelo. El ruido se escuchó a varias cuadras de distancia mientras
los residentes quedaron asombrados. El ingeniero de la ciudad, con
dos de sus colegas, fue a examinar el árbol caído. No tenía ninguna
enfermedad visible ni tampoco hubo mal tiempo (rayos, por
ejemplo) en el momento, que pudiera explicar esta extraña
ocurrencia.
Aquellos creyentes que participaron en la campaña de
evangelización, quienes escucharon el estruendo y fueron testigos
del árbol caído, supieron que este fue un acto de Dios. Nuestro
director de Cada Hogar para Cristo, el hermano Rino Bello, explicó:
“Tenemos entendido que este árbol se cayó como consecuencia de la
guerra espiritual contra los poderes de las tinieblas. Sabíamos que
Dios había ordenado que esto ocurriera como un indicio de que el
avivamiento estaba en camino y que muchas almas perdidas serían
ganadas para Cristo”.
Pero Dios no había terminado todavía. Estos creyentes iban a ver
una señal adicional del impacto de su adoración intercesora sobre
Caseros. Exactamente un mes después del día de la primera
explosión ocurrió una segunda explosión en el mismo lugar donde
antes estuvo el enorme ombú. Esta vez las raíces del árbol de 200
años estallaron bajo el suelo. Si la primera explosión fue inusual, ¡la
segunda fue terriblemente extraña!
Nos enteramos más tarde que, inmediatamente después de la
primera explosión, uno de los líderes satánicos en Caseros había
dado instrucciones a sus seguidores de que fueran al lugar del ombú
caído y desenterraran algunas de sus raíces para poderlas resembrar
a fin de que volviera a crecer el árbol original que era sagrado para
los satanistas. De esa manera se establecería un nuevo punto de
adoración para su culto.
Una mujer de esta secta les respondió a los líderes satánicos y
estaba recogiendo raíces en el momento de la segunda explosión.
Mientras ella yacía en el suelo gravemente herida y en espera de una
ambulancia, un equipo de la televisión nacional de Argentina llegó y
filmó lo que había ocurrido. La historia fue televisada aquella noche
en toda la región.
El reportaje informativo mostró a la dama que era trasladada
rápidamente al hospital donde permaneció en una condición grave.
En un principio se pensó que tal vez no sobreviviría. Su vecina, una
cristiana comprometida, reconoció a la mujer herida del informe
televisivo y decidió visitarla en el hospital. En un giro sorprendente
de los acontecimientos, esta mujer satanista que había intentado
desenterrar las raíces del ombú recibió a Cristo como su Salvador y
renunció completamente a todos los vínculos con el culto satánico.
Pronto, muchos otros en la ciudad de Caseros recibieron también a
Cristo.
Surgieron otros testimonios interesantes durante las semanas
siguientes a las dos extrañas explosiones. Los miembros de una
iglesia informaron que durante muchos años había sido común
encontrar partes de animales sacrificados en la puerta de la iglesia,
los domingos por la mañana. Pero después de la segunda explosión
del antiguo ombú, esos acontecimientos cesaron de manera abrupta.
El aceite de esperanza
No soy bueno en cuanto a guardar silencio. Creo que es por ello
que Dios actuó como lo hizo en mi viaje personal para ampliar la
importancia de esta realidad de la adoración.
En diciembre de 1998, casi un año antes de mi ayuno de adoración
de 40 días que mencioné anteriormente, me sentí fuertemente guiado
a apartar todo un mes para buscar diariamente a Dios con respecto al
plan emergente de una década de duración de Cada Hogar para
Cristo, denominado El Cumplimiento de la Comisión. Era un plan
ambicioso de ver campañas casa a casa en toda nación de la tierra de
nuestra generación.
Cuanto más estudiaba la complejidad y el costo del plan, más me
daba cuenta de que sería imposible llevarlo a cabo sin un milagro
más allá de lo que cualquiera de nosotros pudiera imaginar.
Esta iba a ser la segunda experiencia de oración de un mes para
mí. La primera ocurrió en diciembre de 1987 cuando Dios puso en
mi corazón la carga de la gran necesidad del evangelio en la Europa
oriental comunista y en lo que en ese entonces era la Unión
Soviética.
Aquellas oraciones en 1987 fueron prontamente contestadas de
manera increíble y, por más de una década, Cada Hogar para Cristo
visitó y entregó el evangelio impreso a más de 40 millones de
hogares sólo en esa región eurasiática. Casi 2 millones de personas
de la antigua Unión Soviética y Europa Oriental han enviado por
correo tarjetas de decisión de haber aceptado al Señor Jesús como su
Salvador. También llegaron algunas cartas pidiendo más
información sobre la persona de Jesús. La mayoría de ellas
indicaban que habían recibido a Cristo como su Salvador. Antes de
ese entonces, el número de tales peticiones de dicha región había
sido probablemente inferior a 200 en más de dos décadas.
Así que, ahí estaba yo, a punto de ingresar a mi segunda
experiencia de oración de un mes de duración. Al igual que con mi
primer mes de oración, me sentí específicamente guiado a reservar
la misma cantidad de tiempo para la oración que normalmente
pasaría en mi oficina o en la reuniones de planeación. No sentí que
iba a ser un tiempo de ayuno y oración, como tal, sino más bien un
mes entero de búsqueda de Dios (a veces con otros) todos los días.
Decidí llevar un diario para este segundo compromiso de un mes,
e invitar a otros intercesores en días determinados, así como a
nuestro personal para que se sumaran a mí en oración. Entre otros
enfoques para el mes, oramos específicamente durante dos días y
ungimos con aceite el plan de 10 años que había impulsado este mes
de oración al primer lugar.
Gran parte de esos dos días se dedicó literalmente a estar
postrados sobre nuestros rostros en mi oficina. En una ocasión
ungimos a cada una de las páginas del plan con aceite tradicional de
la unción. El tercer día todo nuestro personal pasó un día haciendo
lo mismo. Fue verdaderamente una saturación simbólica del plan
con el aceite de la esperanza y la anticipación, y hasta este día
guardo esa copia del plan con marcas de aceite en cada página, en la
sala de oración de mi casa.
Un bautismo de asombro
Ahora recordamos el bello cántico de María que se registra en el
Evangelio de Lucas y que a menudo se conoce como El Magníficat.
María dijo: “Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija
en Dios mi Salvador” (Lucas 1:46-47, RVR1960). Al igual que el
salmista antes que ella, María engrandeció al Señor. Ella veía a Dios
grande a través de su adoración, una actividad que podría continuar
sin cesar por toda la eternidad porque la magnificencia de Dios es
infinita.
Cuando el poder del Espíritu de Dios vino sobre la casa de
Cornelio, los que observaron este derramamiento “los oían [a
Cornelius y a su familia] hablar en lenguas y magnificar a Dios”
(Hechos 10:46, RVC). Descubrimos aquí que el mismo
derramamiento que tuvo lugar el Día de Pentecostés entre los judíos
también ocurrió en la casa de Cornelio entre los gentiles. Los
adoradores comenzaron a ver a Dios más grande a través de su
alabanza, cuando vino el Espíritu Santo. Todos los que estuvieron
presentes se llenaron de asombro y se maravillaron.
A. W. Tozer especuló sobre lo que un bautismo de asombro hoy
en día podría lograr para transformar las culturas. Por eso escribió:
Hemos perdido casi sin saberlo la capacidad de asombro en
el seno mismo de la gran cantidad de maravillas creadas a
nuestro alrededor. Si el Espíritu Santo volviera sobre
nosotros como en los tiempos anteriores, visitando las
feligresías de las iglesias con el dulce pero ardiente soplo de
Pentecostés, seríamos cristianos más fervorosos y almas más
santas. Más allá de eso, también seríamos poetas, artistas y
los amantes más grandes de Dios y de su universo.24
Ver a Dios más grande también significa entender mejor a Jesús.
Joseph Garlington destaca esta realidad en su libro Worship: The
Pattern of Things in Heaven [Adoración: la pauta de las cosas del
cielo]. Al discutir cómo la adoración nos ayuda a ver más
claramente a Jesús, Garlington sugiere:
Aunque el Señor Jesucristo no va a ser “mejor” de lo que Él
es ahora, nuestro conocimiento de Él, nuestra compresión de
su amor y sacrificio, nuestra revelación de Él como Dios
encarnado, y sobre todo nuestra capacidad de disfrutar de
una comunión íntima con Él va a ser mejor, más plena, más
rica, más grande y más profunda de lo que tenemos ahora.25
El estudio de la Luz
Ver a Dios más grande en realidad requiere que conozcamos
mejor a Jesús. Esto debe ir mucho más allá del simple conocimiento
intelectual para convertirse en un anhelo apasionado del corazón.
Debemos proseguir este estudio de Jesús pasando un tiempo de
adoración con Él, con frecuencia y prolongadamente, no sólo
leyendo o escuchando sermones a cerca de Él.
Se puede aprender una lección interesante a partir de un estudio de
más de 2.000 años de la tecnología del faro. El estudio apareció en
la revista Smithsonian, en un artículo titulado “La ciencia crea un
mejor lente para el faro”.26 Según el autor, Bruce Watson, no hubo
mejoras importantes en los faros desde el año 280 a.C., cuando el
famoso se construyó el faro de Alejandría, Egipto se elevaba a 140
metros por encima del puerto más importante de Egipto hasta
principios de los años 1800. A pesar de que muchos científicos e
ingenieros hicieron su mejor esfuerzo por diseñar y construir un
mejor faro, fracasaron.
Durante la mayor parte de esos años los faros usaban todavía
carbón o madera para producir la luz. Finalmente, en el siglo XVIII,
las lámparas de aceite con espejos ofrecieron un poco más de luz.
Sin embargo, según Watson, las costas del mundo estaban “llenas de
cuadernas de embarcaciones hundidas” como evidencia de que poco
se había mejorado en la tecnología de los faros durante más de 2.000
años.
Es cierto que el faro de cristal de la década de 1690 ayudó un
poco, al igual que la práctica de colocar espejos en recipientes
grandes de madera para crear reflectores rudimentarios. Pero a
medida que aumentó el tráfico marítimo, aumentaron también los
naufragios. La búsqueda se centró entonces en una fuente de luz
mucho más confiable.
El objetivo de la búsqueda se logró a través de la genialidad
visionaria de Agustín Fresnel, un humilde científico franco-suizo de
34 años que tuvo una pasión inmensa por la óptica, la rama de la
física que estudia el comportamiento de la luz. Fresnel adoptó un
enfoque completamente diferente a todos los demás que buscaban
construir un mejor faro. Si bien otros trataron de mejorar la
tecnología de los faros, Fresnel decidió simplemente estudiar el
comportamiento de la luz misma. Sus estudios no sólo aumentaron
el conocimiento de la naturaleza de la luz sino que también
condujeron a enormes avances en la efectividad de los faros.
A través del estudio de la luz, Fresnel desarrolló una variedad de
fórmulas para calcular la manera en que la luz cambia de dirección o
se refracta mientras atraviesa un prisma de vidrio. Este
conocimiento condujo al desarrollo del increíble lente de Fresnel y,
en el proceso, a un faro mucho más eficiente. Fesnel dispuso
diferentes lentes y docenas de primas en ángulos precisos para que
la luz difusa de la lámpara fuera reorientada hacia un haz unificado
y de gran alcance.
Hoy en día los conceptos detrás de los lentes originales de Fresnel
tienen un asombroso impacto sobre nuestra vida cada vez que
encendemos los faros de nuestros automóviles. Esto se debe a que
los faros utilizan nuevas adaptaciones de los lentes de Fresnel. El
lente de las cámaras de un estudio de televisión a menudo se conoce
como el lente de Fresnel. En realidad, las teorías de la luz de Fresnel
forman la base de la óptica moderna.
Hay una lección en todo esto para aquéllos que buscan ser mejores
intercesores de la adoración. Necesitamos conocer la Luz que es
Cristo mismo. Si realmente queremos ver a Dios más grande
necesitamos la Luz de Cristo. Siempre vemos más claramente donde
hay más luz. ¡Si queremos ver a Dios más grande necesitamos ver a
Cristo con más intensidad!
La alegría absoluta
La vida de Francisco de Asís fue claramente un camino de alegría
al servicio de Dios. Fue una vida que impactó a millones, junto con
la del otro intercesor que adoraba, el monje del siglo XVII, el
Hermano Lorenzo, quien personificó la práctica de la presencia de
Dios. Lorenzo nos ofreció esta visión en cuanto al objetivo último
del hombre: “Lo que debemos proponernos en esta vida es llegar a
ser los adoradores más perfectos de Dios para que podamos serlo
por toda la eternidad”.32
¡Tanto Francisco como Lorenzo entendieron que acercarse a Dios
a través de la adoración pura era ingresar a un ambiente de alegría
total! Al hacerlo, sus vidas llegaron a ser poderosamente
intercesoras en el sentido de que Dios les permitió intervenir en la
transformación de multitudes, incluso mucho después de que habían
desaparecido.
¡Quiero hacer hincapié especialmente en la alegría total que
inundó todo lo que hicieron! Esta alegría está disponible para
cualquier creyente que busque a Dios en la adoración, porque la
adoración consiste en disfrutar de Dios. El salmista describió a tales
adoradores así: “¡Cuánta alegría para los que escoges y acercas a ti;
aquellos que viven en tus santos atrios! ¡Qué festejos tan
maravillosos nos esperan dentro de tu santo templo!”. Salmos 65:4,
NTV).
En otro lugar leemos: “Qué bella es tu morada, oh Señor de los
Ejércitos Celestiales. Anhelo y hasta desfallezco de deseo por entrar
en los atrios del Señor. Con todo mi ser, mi cuerpo y mi alma,
gritaré con alegría al Dios viviente... Qué alegría para los que
pueden vivir en tu casa cantando siempre tus alabanzas” (Salmos
84:1-2,4, NTV). ¿Cuántos creyentes se han asomado hoy a tal
alegría? ¡Imagínese usted el impacto que tales adoradores tendrían
sobre los que los rodean!
A.W. Tozer habló de cultivar esta alegría y la relacionó con el
temor de Dios cuando escribió: “Creo que el temor reverencial de
Dios, mezclado con el amor, la fascinación, el asombro, la
admiración y la devoción, es el estado más agradable y la emoción
más purificadora que pueda conocer el alma humana”.33 Como
dijimos antes, la reverencia, la adoración, la fascinación y la
admiración sublime en nuestra percepción y conciencia de la
Presencia Divina se suman a lo que la Biblia llama el temor de Dios.
Imagínese usted una alegría que trasciende todo lo que podamos
anticipar o experimentar en nuestra vida. Imagínesela como algo
superior al deleite de enamorarse o a la pasión de la intimidad
marital. Considérelo como algo mayor al nacimiento de un hijo, a
tener mucho éxito en una carrera, a amar a un nieto o a envejecer en
un matrimonio feliz. Imagínese todo eso junto, pero mucho, mucho
más. A continuación, añada a eso la salud total con una ausencia
completa de dolor, temor, duda y cualquier forma de desánimo.
Dicho de otro modo, imagínese una alegría que es inimaginable.
Imagínese la alegría absoluta.
El cielo conlleva esa alegría, no por la casualidad de ser el cielo
sino porque Dios será adorado “de cerca” en el cielo—y la
adoración consiste en el disfrute de Dios.
Vislumbrando el futuro
Durante el segundo día de mi ayuno de adoración de 40 días tuve
una visión pequeña pero significativa de este “bello reino de Dios” y
de cómo su alegría resultante ayuda a alimentar nuestros “hornos de
oración”. Bajo la dirección de Dios, había decidido el día anterior
que cada uno de mis tiempos diarios de oración durante los
siguientes 40 días consistiría completamente de adorar al Señor con
cánticos, incluyendo cantar mis oraciones. Sin embargo, no tenía ni
idea cómo se desarrollarían estos tiempos de adoración porque
nunca antes había intentado algo similar durante un período tan
largo de tiempo.
Ahora, en el segundo día de mi ayuno, me di cuenta de que tenía
un largo camino por recorrer. Había decidido trabajar en casa aquel
día para adelantar algunos proyectos ministeriales. Fui al mediodía a
mi cuarto de oración con la intención de pasar sólo aquella hora del
día de mi ayuno de adoración—una experiencia muy diferente a la
del día anterior cuando me había sumado a cientos de personas en el
Centro Mundial de Oración. ¡No sabía cómo resultaría mi
experimento, pero sabía que este iba a ser el inicio de un patrón de
muchos días de cantar mi adoración y mis oraciones!
No es que yo jamás hubiera adorado espontáneamente al Señor
con cánticos sino que en la única ocasión en que estuve involucrado
(un tiempo prolongado de todo un día), lo había hecho en compañía
de otros intercesores. Ahora iba a hacerlo solo, y ¡durante 39 días!
Apagué la luz del oratorio para no distraerme con nada dentro del
cuarto; incluyendo los mapas de los diferentes países así como las
fotos de nuestro personal de Cada Hogar para Cristo y de otros
líderes cristianos y sus familias. Yo deseaba centrarme totalmente en
el Señor.
Oré sentado en mis cómodos cojines: “¡Señor, no estoy
completamente seguro de cómo hacerlo, pero aquí va!”, y me puse a
cantar. No puedo recordar el contenido específico de esos primeros
intentos espontáneos de canto, pero recuerdo vívidamente que perdí
la fuerza en unos 10 minutos. Las palabras no tuvieron mucho
sentido y la melodía, estoy seguro, sonaba patética. Comencé a
reírme de vergüenza. Interrumpía mi cántico pronunciado con una
voz apenas audible: “¡Esto es ridículo!”—pensé. Al instante, una
voz interior me respondió: ¡No, es hermoso! ¡Tu canto me bendice!
Sabía que el Señor me estaba hablando, así que continué cantando
aunque con algún grado de dificultad. Recordé la promesa de la
Biblia del día anterior: “Tú me satisfaces más que un suculento
banquete; te alabaré con cánticos de alegría” (Salmos 63:5, NTV).
Sentí que debía continuar sin importar lo poco creativo o
insignificante que pareciera mi cantico. Además, no era para mí; era
para el Señor. Él escuchaba mi corazón, no mis labios ni mi voz.
Mi meta era pasar por lo menos una hora de adoración con
cánticos. Decidí no mirar mi reloj por temor a ser desanimado
estricto si no podía completar una hora entera. Mi aposento se
encontraba a oscuras porque las luces estaban apagadas, así que no
podía ver mi reloj de todas formas. De repente parecía como si se
abrieran los cielos por encima.
La caída de un muro
Un viaje memorable que mi esposa y yo hicimos con un pequeño
grupo de intercesores al país budista de Bután en 1998 amplió
significativamente esta realidad sobre la adoración. Fui invitado a
hablar en una conferencia de unos 1.500 líderes de todo el
Himalaya, los cuales se reunían en Darjeeling, India. Nuestro plan
original para el viaje incluía una visita primero a Nepal para una
reunión de líderes de la organización Cada Hogar para Cristo en
Asia del Sur, seguido de un viaje directamente a Darjeeling para la
conferencia. Pero mientras mi esposa y yo hacíamos los planes de
viaje y mirábamos un mapa, me di cuenta de que nuestro viaje
estaba ya muy cerca del pequeño país de Bután. Yo había sentido
desde hacía varios años una carga espiritual por ir a esta tierra
budista para orar a fin de que se abriera al evangelio. Había sentido
además una carga similar a finales de 1987 con respecto a Alemania
Oriental y al Muro de Berlín.
En ese entonces, Dios me agobió profundamente en un encuentro
de oración nocturno con la carga de hacer frente a las fortalezas del
comunismo en Europa Oriental. Vi de inmediato en mi mente que el
muro de Berlín era la principal fortaleza simbólica de la región. Más
específicamente, sentí que Dios me llamaba a ir a Berlín y a poner
físicamente mis manos sobre el muro, ordenando que éste fuera
derribado “en el nombre de Jesús”. Curiosamente, la misión total
formulada en esta oración para todo el viaje consistía en unas
simples siete palabras: “¡Sea derribado, en el nombre de Jesús!”.
El viaje se llevó a cabo finalmente después de un mes de oración
en enero de 1988, y las siete palabras de la oración se convirtieron
en realidad. El muro fue derribado al año siguiente y Cada Hogar
para Cristo —CHC —vio los frutos inmediatos. En menos de seis
meses después de la caída del muro, nuestra oficina de Alemania
Occidental recibió más de 120.000 solicitudes de Berlín Oriental y
de sus alrededores para recibir lecciones bíblicas sobre el Señorío de
Jesús.
En la siguiente década se llevaron a cabo más campañas casa a
casa en todos los países de Europa oriental así como en toda Rusia y
en las antiguas repúblicas soviéticas, llegando a decenas de millones
de hogares en la gran región Eurasiática.
Por supuesto, me di cuenta de que mis oraciones por sí solas no
habían hecho que todo esto ocurriera, pero me sentí como una
pequeña parte del milagro. De aquel día en adelante escucharía un
relato singular de cómo, ocho días antes de que la primera
excavadora atravesara el Muro de Berlín, unos adoradores
adolescentes de una iglesia de Berlín Occidental se treparon al muro
y comenzaron a cantar coros de alabanza. Los soldados de Alemania
Occidental estaban a punto de bajarlos cuando uno de los oficiales
dijo: “Sólo están entonando canciones sobre Dios, déjenlos”.
Cuando llegó la primera excavadora, una semana después, para
hacer la primera abertura en el muro, esta dio justo en el mismo
lugar donde los jóvenes habían estado cantando. Me he preguntado
frecuentemente, aunque no lo puedo confirmar, si ese fue el mismo
lugar donde yo coloqué mis manos cuando hice mi oración de siete
palabras. ¡No me sorprendería si lo fue!
El fuego y el dragón
Al darme cuenta lo cerca que estábamos de la frontera con Bután
mientras viajábamos hacia Darjeeling tuve la extraña sensación de
que este pequeño “Reino del Dragón” (nombre dado por los
habitantes de Bután) demostraría ser fundamental para la
evangelización e incluso la transformación de todos los países del
Himalaya, incluyendo China, Tibet, Nepal, India, Paquistán e
incluso la profundamente afectada Afganistán.
Entonces contacté a nuestro director en Nepal para ver si
tendríamos el tiempo suficiente para viajar a Bután—incluso si
nuestra visita fuera únicamente por una hora—. Esto al menos nos
permitiría un momento para la oración.
La respuesta de nuestro director llegó muy pronto. También nos
enteramos de que si viajábamos todo un día en jeep desde la frontera
de Nepal cuando se terminaran nuestras reuniones de CHC,
llegaríamos a Bután aquella misma tarde y pasaríamos la noche allí.
Pero sólo una noche, y era necesario que saliéramos temprano a la
mañana siguiente hacia Darjeeling.
Inmediatamente pregunté sobre cómo podría obtener las visas
para Bután y recibí noticias poco alentadoras. Esas visas tardaban
normalmente varios meses para su trámite. Pero gracias a Dios
nuestro director conocía un pueblo fronterizo llamado Phuntsholing,
en el límite entre India y Bután. Allí no exigían ninguna visa. Como
la frontera se encuentra sobre la calle principal, las autoridades
permitían el flujo libre de tráfico peatonal de un lado al otro en ese
pueblo en particular.
La frontera principal de Bután, con una aduana y unos requisitos
de inmigración más restrictivos, se encuentra a unos 40 kilómetros
más adentro en el país. Así que, por la gracia de Dios, no nos
exigieron visas para poner nuestros pies en la tierra del Reino del
Dragón.
Después de un viaje agotador de nueve horas por tierra desde la
frontera oriental de Nepal, llegamos por fin a Phuntsholding, Bután,
muy tarde en la noche y con bastante neblina. Era el 19 de abril de
1998. El primer edificio que vimos fue un templo con su monasterio
budista ricamente decorado. Supimos de inmediato que este iba a ser
el punto central para orar más tarde aquella noche. Ubicamos
rápidamente un hotel (que tenía exactamente el número de
habitaciones que necesitábamos para nuestro pequeño equipo), y
dejamos nuestro equipaje para regresar al templo budista.
Formamos parejas y comenzamos a caminar en silencio alrededor
del templo, declarando nuestras oraciones y alabanzas sobre este
pequeño Reino del Dragón de Bután. Aunque es apenas un punto en
el mapa, y tiene una población considerablemente menor a un millón
de habitantes, yo sentí una vez más que Bután era de alguna manera
clave en los planes de Dios para todo el Himalaya y que nosotros
estábamos allí como parte de su propósito para la región. Incluso el
hecho de que Bután fuera conocido como el Reino del Dragón me
parecía importante. Me recordaba que estábamos enfrentando al
príncipe de las tinieblas, al que se refieren las Escrituras como “el
gran dragón” (Apocalipsis 12:9).
El miembro más joven de nuestro equipo hizo una oración
especialmente interesante aquella noche. Le pidió a Dios que
enviara fuego del cielo para quemar las escamas de los ojos de
aquellos que estaban atados a la oscuridad espiritual a través del
espíritu del budismo tibetano. El joven no pudo luego recordar qué
motivó esas palabras tan específicas, pero pronto demostraron ser
palabras proféticas.
Regresamos a nuestras habitaciones tarde aquella noche y nos
despertamos lo suficiente temprano la mañana siguiente para
regresar al templo y tener allí otro tiempo de oración. Esta vez le
dimos la vuelta al templo siete veces en un fervoroso tiempo de
adoración e intercesión. Curiosamente los sacerdotes budistas y los
fieles devotos también hacían caminatas de oración alrededor del
templo. Pero sus caminatas de oración incluían hacer girar unas
ruedas cilíndricas (ruedas de oración) que parecían latas de gran
tamaño, pintadas de colores. Estaban adornadas con tal vez cientos
de plegarias pintadas a mano para agradar a sus dioses.
Además, había quizás 20 de estas ruedas de oración en cada uno
de los cuatro muros de este templo bellamente decorado. Una
pequeña escalera conducía a un lugar del templo que tenía dos
cilindros enormes del tamaño de barriles gigantes de petróleo
decorados con colores vivos y con oraciones a sus dioses. Estos
también se podían girar, pero se requería un esfuerzo
considerablemente mayor.
Enfrentando a la competencia
Los budistas tibetanos creen que cada vez que se hace girar una
rueda, esta envía las oraciones impresas a los cielos y a sus dioses.
Pero ahora, mientras estos devotos budistas le daban vueltas a su
templo vez tras vez, nosotros también estábamos en una caminata de
oración, alabando en adoración intercesora. Estábamos enfrentando
a la competencia al incorporar a Dios a través de nuestras alabanzas
por todos los pueblos de la cordillera del Himalaya.
Justo antes de nuestra salida del templo subí las escaleras hacia
donde estaban los barriles enormes y coloqué mis manos sobre ellos,
así como lo había hecho en el Muro de Berlín una década atrás. Yo
era muy consciente de que algo importante estaba ocurriendo en los
lugares celestiales.
Salimos contentos de Bután y viajamos durante todo el día por las
vías traicioneras de un solo carril rumbo a las estribaciones del
Himalaya y hacia el pueblo montañoso de Darjeeling. Más de una
vez saqué mi cabeza por la ventana de nuestro jeep y miré hacia
abajo a más de dos mil metros hacia el valle en la hondonada. ¡Esto
no me resultó difícil de hacer ya que el lado donde yo estaba en el
jeep pasaba cerca de los acantilados! Estoy seguro de que todos
aprendimos nuevas maneras de orar durante nuestro viaje de ocho
horas subiendo luego por aquella montaña.
La conferencia en Darjeeling fue inspiradora y significativa
debido a la participación de más de 1.500 líderes que representaban
a 52 organizaciones ministeriales con una carga por evangelizar al
Himalaya.
Presenté la contribución específica de Cada Hogar para Cristo –
CHC—relacionada con los objetivos de la conferencia. Nuestra
parte incluía trabajar con varios de estos grupos para llevar el
evangelio, en medio impreso o en audio, a cada hogar en toda aldea
a lo largo del Himalaya. También abordé en la reunión el papel de la
oración para cumplir la Gran Comisión.
Parecía extraordinariamente significativo que el Señor nos enviara
a través de Bután para declarar su gloria sobre esta región oscura
antes de llevarnos a Darjeeling para discutir las diferentes maneras
de transformar el Himalaya con el Evangelio. Sin embargo, yo tenía
muy poca idea de cuán verdaderamente significativo resultaría ser
ese breve encuentro en Bután.
Cae el fuego
Dee y yo salimos de Darjeeling hacia Nueva Delhi, India, donde
habíamos planeado apartar algunos días para descansar antes de
dirigirnos a Europa para algunas reuniones adicionales. Sobre todo,
esperábamos con ansias nuestra primera visita al famoso Taj Mahal,
a sólo unas horas de la capital de la India.
Al llegar a nuestro hotel en Nueva Delhi me fui rápidamente en
busca del periódico International Herald Tribune, ansioso por ver
qué noticias me había perdido durante las últimas dos semanas. No
sólo compré la edición en inglés para ese día en particular, sino que,
por ser un “maniático de las noticias” también compré dos
ejemplares viejos que la librería tenía a la mano. Sin embargo, sólo
leí la copia de ese día y dejé a un lado las otras dos, con la intención
de leerlos más tarde.
Después de un agradable descanso y de nuestra excursión al Taj
Mahal, llegó la hora de irnos a Europa. Nos apresuramos a empacar
las maletas para dirigirnos al aeropuerto cuando vi los dos
periódicos no leídos que ya llevaban más de una semana sobre la
mesa. Me agaché para ponerlos en la papelera de la basura, pero me
detuve bruscamente.
Sentí una extraña impresión en forma de una pregunta como esta:
¿Y qué si algo importante ocurrió durante esos días que estuve sin
leer un periódico y me lo perdí?
Entonces me detuve por un instante sobre la cesta de la basura y
abrí uno de los periódicos. Era el más viejo de las dos ediciones no
leídas, del jueves de la semana anterior. Mis ojos se centraron
inmediatamente en un titular que me saltó a la vista de la primera
página. El titular decía en letras grandes: “Fuego destruye un famoso
templo budista en Bután”. Casi no podía creer lo que veía. ¿No
había realmente orado uno de los miembros de nuestro equipo para
que Dios enviara fuego?
El periódico ciertamente captó mi atención. El artículo comenzaba
diciendo: “El monasterio Taktsang en Bután, uno de los templos
más antiguos y conocidos en el mundo budista del Himalaya, fuera
del Tibet, fue destruido por un incendio el domingo por la noche
según anunciaron las autoridades butanesas”. — ¡Yo me quedé
estupefacto!
El incendio había ocurrido la misma noche del 19 de abril cuando
habíamos orado alrededor de otro templo y monasterio no muy
lejos, en el pueblo fronterizo de Phuntsholing. Fue allí donde
alguien de nuestro equipo oró para que cayera fuego del cielo. El
joven hermano había pedido específicamente a Dios que enviara su
fuego para quemar las escamas de los ojos de aquellos que estaban
enceguecidos por la oscuridad del budismo tibetano.
Poco sabía yo en ese momento acerca de lo importante que era el
monasterio Taktsang para la práctica del budismo a través del
Himalaya.
La calidez de la adoración
Mi día de alabanza continua ocurrió cuando hice un viaje a
Washington, DC, para el Día de la Oración Nacional de Estados
Unidos, programado para el primer jueves de mayo. Llegué el
domingo anterior a la zona del DC a tiempo para hablar en la Iglesia
de los Apóstoles, una iglesia episcopal donde se llevaría cabo
nuestra Escuela de Oración para Cambiar al Mundo.
Mientras me preparaba para las actividades de la semana me di
cuenta de que el martes estaba libre de reuniones. No había nada en
mi agenda. No se planeó para ese día ningún almuerzo, cena, ni
citas. Sabía que sería la ocasión perfecta para cumplir mi sueño de
tener un día de alabanza.
Me levanté temprano, cuando llegó el martes, con mi lista de
alabanzas de las Escrituras en la mano y me dispuse a buscar un
lugar tranquilo en algún paraje cerca del capitolio de nuestra nación
para pasar el día con Dios en alabanza.
Al conducir por la avenida George Washington vi una gran zona
boscosa, no muy lejos de la ciudad. Estacioné mi vehículo alquilado
al lado de la vía y, con mi Biblia y una lista de alabanzas, me dirigí
hacia el bosque. Me animé cuando encontré un pequeño claro,
bastante aislado, con una enorme roca donde podía sentarme (o
pararme) y alabar al Señor por el resto del día.
Este no iba a ser un día de meditación, contemplación ni de
tiempo de lectura tranquila de la Biblia. Iba a ser un día para sólo
alabar a Dios de manera audible. Incluso había recopilado
numerosas páginas de alabanzas de las Escrituras para que me
ayudaran a cumplir este sueño cuando llegara el dichoso día.
Eran ahora casi las cinco de la tarde y hacía un frío intenso.
Mientras miraba hacia el centro del claro, un rayo de sol se abrió
paso por entre los árboles frondosos haciendo que se sintiera un
poco más cálida esa parte del claro. De modo que me levanté y
caminé hacia el espacio del calorcito. Más que nada, yo quería
experimentar la calidez de la presencia de Dios a través de mi
adoración.
Para ese entonces mi voz se había vuelto ronca y débil. Se me
acababan las expresiones de alabanza. Había expresado los pasajes
de las Escrituras en mi lista por lo menos dos veces y también se me
habían agotado varias posturas para alabar, aunque estoy seguro que
esto no le importaba a Dios. Me había sentado en alabanza, parado
en alabanza, arrodillado en alabanza e incluso había caminado por
el claro varias veces en alabanza. Se me cruzó por la mente este
pensamiento: ¿Qué más puedo hacer para alabar a mi Dios?
Deleitar a Dios
Mientras estaba en el claro tratando de recibir el sol para tener un
poco de calor, anhelé internamente extender la mano y tocar a Dios.
Este deseo que se tan fuertemente se apoderó de mí, es difícil de
expresar con palabras. Por un lado, quería sentir a Dios, pero por el
otro, sólo deseaba complacerlo.
Entonces un pensamiento bastante sorprendente vino a mi mente.
Tuve ganas de hacer algo que jamás había hecho antes en la
adoración pública ni privada. Miré hacia la parte superior del claro y
dije: “Señor, hay un acto de adoración del cual he leído en las
Escrituras pero que jamás haya experimentado”. Luego agregué:
“Señor, sé que el Rey David lo hizo, y Tú dijiste que él fue un
hombre conforme a tu corazón”.
Curiosamente sentí como si tuviera que explicarle todo esto a
Dios, ó como si Él no tuviera ni idea de lo que estaba pensando. Así
que continué: “Padre, David danzó delante de tí con todas sus
fuerzas, y sé que esto es algo que jamás he hecho” —añadí un poco
avergonzado—. “De hecho, Tú sabes que he considerado a menudo
a las personas que hacen este tipo de cosas como demasiado
emocionales o incluso extrañas. Además, ni siquiera estoy seguro de
saber cómo hacerlo correctamente”.
Mi explicación era realmente más para mí que para Dios, mientras
continuaba: “Señor, sé que la palabra hebrea para danzar significa
‘dar vueltas’ así que supongo que eso es lo que debo hacer”. Entre
lágrimas añadí: “Señor, me estoy quedando sin palabras para
alabarte, así que creo que debo dar vueltas por unos minutos…
¡Aquí va!”.
Lo que ocurrió a continuación fue totalmente imprevisto de mi
parte, y tal vez gracioso para Dios. Comencé a mover mis pies hacia
arriaba y hacia abajo mientras giraba. Luego comencé a saltar.
Pronto estaba dando vueltas y saltando, dando periódicamente un
salto torpe para darle aún más sabor. En un momento, honestamente
pensé que podría hacerme daño al caer. Además, me estaba
quedando rápidamente sin aliento.
Mi danza duró probablemente 7 ó 10 minutos, cuando empecé a
reírme. Toda esta experiencia de pronto me pareció muy graciosa.
Estaba seguro de que si un transeúnte me hubiera visto hubiera
pensado que yo era un lunático. Sin embargo, continué danzando,
saltando y ahora riéndome. Entonces me detuve y alcé la mirada
como preguntando: “Dios, ¿es esto correcto?”.
Me pregunté si lo que estaba haciendo le importaba a Dios. Nunca
olvidaré lo que sentí a continuación, lo cual me conmovió hasta
verter lágrimas. Sabía que Dios me estaba hablando cuando escuché
estas palabras: Jamás sabrás la alegría que me das. Me deleitas con
tu danza.
Caí de rodillas en ese claro, llorando. Nada hubiera podido tener
más significado para mí que la sensación de que mi adoración había
emocionado el corazón de Dios. En efecto, a pesar de que algunos
teólogos explican que Dios en realidad no necesita nuestra
adoración, yo sabía que estaba haciendo feliz a Dios. Ahora entendía
que la adoración realmente emociona a Dios. Es lo único que
verdaderamente le trae mayor placer.
Un sacrificio de deleite
Hasta este momento, cada una de las realidades de la adoración se
ha centrado principalmente en el impacto que la adoración tiene
sobre nosotros, nuestro crecimiento personal y la guerra espiritual,
así como nuestra misión en la vida. Examinamos también cómo
nuestra adoración le trae deleite al corazón de nuestro Señor.
Pero, tenga en cuenta estas palabras del salmista cuando describe
el enfoque del deleite de Dios: “Alaba su nombre con danza, y
acompáñala con panderetas y arpas, porque el Señor se deleita en su
pueblo; él corona al humilde con victoria” (Salmos 149:3-4, NTV).
Claramente se describe aquí el deleite de Dios en su pueblo, en el
contexto de su adoración. Además, este tema está relacionado con la
guerra espiritual, ya que impacta a las naciones. El salmo continúa:
“…Que las alabanzas de Dios estén en sus labios y tengan una
espada afilada en las manos para tomar venganza contra las naciones
y castigar a los pueblos” (Salmos 149:6-7, NTV).
Al igual que en muchos otros lugares en los salmos, la alabanza y
la adoración se describen en el contexto de toda la tierra, que es sin
duda una razón por la cual la alabanza deleita tanto al corazón de
Dios (véase Salmos 66:1-4,8; 67; 96:1-3,7-10; 98:1-4).
El autor del libro de Hebreos explicaría generaciones más tarde
por qué la alabanza deleita a Dios. Él escribió: “Así que ofrezcamos
continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de
alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre”
(Hebreos 13:15). La adoración llena de alabanzas es un sacrificio.
Hebreos 13:15 lo aclara. Es un fruto selecto ofrecido a Dios. Por lo
tanto, la adoración se convierte en el sacrifico único y verdadero que
le podemos dar a Dios y que realmente le trae deleite. Es muy
sencillo aplicar diariamente este principio:
Declare con cánticos y oraciones su deseo de emocionar al
Señor a través de su adoración y obediencia.
Por supuesto, Dios tiene todo lo que necesita en sí mismo y, en
ese sentido, no necesita nada. Sin embargo, también reconocemos
que Él tuvo una razón para crear a la humanidad. De hecho, la
imagen poderosa de la alabanza alrededor del trono de Dios en
Apocalipsis 4 concluye con los seres vivientes y los ancianos
postrados y declarando: “Digno eres, Señor y Dios nuestro, de
recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las
cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).
La Nueva Traducción Viviente en inglés dice: Pues tú creaste todas
las cosas, y existen porque tú las creaste para tu placer.
Es obvio aquí que toda la creación existe para el placer de Dios, lo
cual sugiere naturalmente que hay algo especial sobre el propósito
de Dios al crear la humanidad. De toda la creación, sólo los seres
humanos tienen la capacidad para razonar y entender de qué se trata
la alabanza y la adoración. Además, se nos ha dado la habilidad de
cantar esta adoración así como de ver y comprender la belleza de la
creación.
Los animales pueden manifestar la belleza de Dios con su propia
existencia, o, como en el caso de las aves, glorificar a Dios a través
de sus cánticos, pero no tienen el don de la razón para reconocer lo
que están realmente haciendo. Tampoco pueden comprender la
verdadera belleza de lo que ven con sus ojos.
A. W. Tozer creía que Dios había hecho las flores y las aves (y de
hecho todas las maravillas de la creación), simplemente para que
pudiéramos deleitarnos en Él. Este adorador sabio explicó que
cualquier creyente normal y corriente podía darse cuenta de que
Dios había creado las flores para lucir su belleza y las aves para
cantar a fin de que pudiéramos disfrutar de ellas. Los científicos
materialistas, sin embargo, sugieren que un ave macho canta para
atraer a la hembra, reduciendo todo al sólo instinto biológico. Tozer
les responde con la siguiente conclusión:
Es en este punto que le pregunto al científico: “¿Por qué el
ave no sólo hace un chirrido, canturreo o un gorjeo? ¿Por qué
tiene que cantar, trinar y armonizar como si hubiera sido
afinada con el arpa?”. Creo que la respuesta es simple: es
porque Dios la hizo para cantar. Si yo fuera un ave macho y
quisiera atraer a una hembra podría hacer volteretas o hacer
cualquier cantidad de movimientos insinuantes. Pero, ¿por
qué el ave canta tan hermoso? Seguramente porque el Dios
que la creó es el Director del Coro del Universo. Él es el
Compositor del cosmos. Él puso el arpa en esas pequeñas
gargantas y las plumas en sus majestuosos cuerpos y les dijo:
“Vayan y canten”.44
¡El canto es la idea de Dios!
La música celestial
¿Y qué de Dios mismo? ¿Cómo se deleita Dios? ¿A Él sólo le
gusta escuchar música o también Él hace música? Uno de los
pasajes más fascinantes de las Escrituras sobre el deleite de Dios en
su pueblo se encuentra en Sofonías. El profeta registra aquí: “Pues el
Señor tu Dios vive en medio de ti. Él es un poderoso salvador. Se
deleitará en ti con alegría. Con su amor calmará todos tus temores.
Se gozará por ti con cantos de alegría” (Sofonías 3:17, NTV). La
Nueva Versión Internacional traduce esa última oración así: “Se
deleitará en ti con gozo, te renovará con su amor, se alegrará por tí
con canticos”.
Compare ahora a Sofonías 3:17 con Apocalipsis 4:11, el cual se
mencionó anteriormente, donde se nos dice que Dios creó todo para
su “placer” (RVR1960, NTV). Dios claramente se deleita en sus hijos
y parece estar especialmente complacido cuando lo adoramos. De
hecho, parece que Dios se deleita en sí mismo al deleitarse en
nosotros, aún cuando nosotros evidente mente nos deleitamos en Él.
¡Algo en lo que tal vez quieras reflexionar por un instante antes de
seguir leyendo!
El autor John Piper ayuda a enlazar todo esto y a relacionarlo
poderosamente con el cumplimiento de la Gran Comisión en su libro
desafiante Alégrense las naciones. Piper escribe:
El corazón más apasionado por Dios en todo el universo es el
corazón de Dios mismo. Esta verdad, más que cualquier otra
que yo conozca confirma la convicción de que la adoración
es el combustible y la meta de las misiones. La razón más
profunda por la que nuestra pasión por Dios debe provocar
las misiones es que la pasión de Dios por Dios mismo
estimula las misiones. Las misiones son el desbordamiento
de nuestro deleite en Dios porque las conversiones son el
desbordamiento del deleite de Dios, por cuanto es Dios. Y la
razón más profunda por la que la adoración es la meta en las
misiones es que la adoración es la meta de Dios en sí mismo.
El relato bíblico nos confirma esta meta de la búsqueda
incesante de Dios en la alabanza entre las naciones. “¡Alaben
al Señor, naciones todas! ¡Pueblos todos, cántenle
alabanzas!” (Salmos 117:1). Si esta es la meta de Dios, debe
ser también la nuestra.45
Es indudable que Dios se deleita en nuestra adoración
precisamente porque tal adoración al final establecerá su propósito
para toda la humanidad. Eso es lo que el profeta dijo: “…se llenará
la tierra del conocimiento de la gloria del Señor” (Habacuc 2:14;
véase también Isaías 11:9). Dicho de otro modo, nuestra adoración
nos lleva a una adoración aún mayor y más significativa.
John Piper también aborda el desafío teológico de la pasión de
Dios por sí mismo haciendo que Él aparentemente exija nuestra
adoración, algo que a lo largo de los siglos ha llevado a algunos
estudiosos a preguntarse si Dios es un poco egoísta en su búsqueda
de adoración. Con respecto a este enigma, Piper nos señala de nuevo
el antiguo catecismo de Westminster:
Lo que estoy afirmando es que la respuesta a la primera
pregunta del catecismo de Westminster es la misma cuando
se formula acerca de Dios, como lo es cuando se formula
acerca del hombre. Pregunta: “¿Cuál es el fin principal del
hombre?”. Respuesta: “El fin principal del hombre es
glorificar a Dios, y disfrutarlo para siempre”. Pregunta:
“¿Cuál es el fin principal de Dios?”. Respuesta: “El fin
principal de Dios es glorificar a Dios y disfrutar de sí mismo
para siempre”.46
Piper amplía esta idea al explicar el impacto que el predicador
puritano Jonathan Edwards tuvo sobre su pensamiento:
La pasión de Dios por sí mismo es innegable. Dios me
impresionó con esta pasión más poderosamente cuando leí
por primera vez el libro de Jonathan Edwards titulado
Disertación concerniente al fin por el cual Dios creó al
mundo. Allí Edwards amontona razón tras razón y versículo
tras versículo para mostrar esta verdad: “El gran fin de las
obras de Dios, que se expresan de una manera tan diversa en
las Escrituras, es en realidad UNO; y este fin se llama de
manera más adecuada y completa, LA GLORIA DE DIOS”.
Dicho de otro modo, el fin principal de Dios es glorificar a
Dios, y disfrutar de sí mismo para siempre”.47
Una corriente
Fue durante la primera reunión de Ruth en la junta donde ella
escuchó los planes y detalles para nuestro proyecto internacional del
ministerio Centro Jericó. Sólo era un sueño en ese entonces.
Nuestro ministerio se había sentido obligado a construir esas
instalaciones para albergar las negociaciones con ciertas
organizaciones que buscan establecer alianzas estratégicas entre
ministerios, iglesias y otras organizaciones, ayudando así a cumplir
la Gran Comisión. También debía ser un centro para la adoración
intercesora ininterrumpida, con el propósito de cubrir estas alianzas
y estrategias a fin de impactar a todas las naciones del mundo.
Jericó, desde luego, fue el lugar donde las tribus de Dios (aunque
conocidas por sus riñas, quejas y discusiones), se unieron como una
sola nación para obedecer a Dios en una estrategia de adoración
divinamente concebida que se convirtió en su intervención
sobrenatural.
Compartí con nuestra junta de CHC mi convicción de que Dios
estaba a punto de hacer una nueva obra en el Cuerpo de Cristo,
reuniendo a sus numerosos afluentes como un solo río, sabiendo que
teníamos que formar parte de ello. Tuve cuidado de explicar que,
aunque habían ocurrido muchos intentos para lograrlo (algunos con
resultados moderadamente positivos), nada se comparaba con lo que
todavía se necesitaba hacer. Esto sólo podía suceder, les expliqué,
con la intervención sobrenatural del Espíritu Santo de Dios. Tenía
que ser una victoria como la de Jericó, con unidad absoluta saturada
en
adoración, contando con la participación de Dios.
Tal como lo subrayé en esa reunión, se requería de un trabajo
sobrenatural sólo para reunir a algunos líderes principales y orar en
cuanto a trabajar juntos en algo que valiera la pena. Muchos estaban
demasiado ocupados en lo suyo, como si pudieran terminar solos el
trabajo. Se les olvidaba que el trabajo lo hace Dios. El hecho era que
estos esfuerzos ministeriales, si se entrelazaban estratégicamente en
uno solo y se bañaban con la adoración constante, podrían lograr la
tarea prácticamente de la noche a la mañana. Al menos eso era lo
que yo creía.
Yo esperaba que me hicieran la pregunta: “¿En qué va a ser
diferente este centro a otros proyectos similares?”. Yo mismo me
respondí con lo que sentí que era la clave milagrosa: El centro y su
visión, propuse, se debía construir con miras a tener una adoración
intercesora las 24 horas del día, una combinación de intercesión y
adoración que saturaría toda sesión de negociación y planeación con
la presencia y el poder de Dios. Todos estos planes necesitaban estar
empapados del poder de Dios, y la adoración intercesora era vital
para ver que esto ocurriera.
Le recordé a la junta directiva algo que ya mencioné en un
capítulo anterior de este libro: Una traducción japonesa del Salmo
22 que dice: “Cuando el pueblo de Dios lo alaba, Él trae una gran
silla (su trono) y se sienta allí”.55 Necesitamos —les dije —que Dios
traiga una gran silla (es decir, su trono) a nuestras reuniones de
planeación y se siente en medio de nosotros. La adoración continua
nos ayudará a que esto suceda.
A fin de proporcionar una base adicional para que la junta
entendiera la necesidad de la adoración y la intercesión en El Centro
Jericó, señalé para su atención nuevamente Apocalipsis 5:8-10;
Aquel pasaje que describe el tema de la adoración intercesora del
Arpa y la Copa, el cual había explicado anteriormente con
profundidad.
Recalqué de nuevo cómo los adoradores celestiales llegaron ante
el Señor Jesús, el Cordero, sosteniendo arpas y copas. Las arpas que
representan la adoración y las copas la intercesión. Se cantó
entonces un nuevo cántico que se centró sin lugar a dudas en la
cosecha. El cántico incluyó las siguientes palabras: “porque fuiste
sacrificado, y con tu sangre compraste para Dios gente de toda
raza, lengua, pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).
“Para eso estamos aquí—le dije a la junta—y no sólo nosotros,
¡sino todo el Cuerpo de Cristo! La cosecha más grande de la historia
aún está por segar, y la Iglesia está a punto de unirse como nunca
antes, saturada en la atmósfera de la adoración intercesora del arpa y
la copa. La intercesión, saturada de adoración, creará un clima
propicio para los avances más productivos del evangelismo en toda
la historia”.
Ruth Mizell lo asimiló todo, y como es típico de ella comenzó a
pensar en todos los conocidos con quienes ella había sentido la
necesidad de compartir esta visión.
“¿Alguna vez ha oído hablar de Bill Williams?” —me preguntó
Ruth durante un receso en nuestra reunión.
Yo le respondí: “No, que yo recuerde”.
“Bill mantiene continuamente música de adoración sonando en
sus casas, tanto aquí en los Estados Unidos como en sus residencias
en Jerusalén” —dijo con entusiasmo.
Ruth nos explicó entonces que además de las residencias de Bill
en Estados Unidos, él tenía dos casas una al lado de la otra en el
corazón de Jerusalén, una de las cuales estaba destinada
específicamente a la adoración.
“Creo realmente que deberías compartir esta visión con Bill”, —
sugirió Ruth. Entonces le dije que estaría más que feliz de hacerlo, y
ella se ofreció a contactarlo en mi nombre.
El espíritu de David
Pronto entendería que la cita en Hechos 15 que hizo Jacobo fue
dicha originalmente por el profeta Amós, quien había declarado
siglos atrás: “En aquel día levantaré la choza caída de David.
Repararé sus grietas, restauraré sus ruinas y la reconstruiré tal como
era en días pasados, para que ellos posean el remanente de Edom
[los gentiles] y todas las naciones que llevan mi nombre —afirma el
Señor, que hará estas cosas—” (Amós 9:11-12).
El pasaje continúa diciendo: “‘Vienen días —afirma el Señor—,
en los cuales el que ara alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al
sembrador. Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por
todas las colinas’” (v. 13). Me gusta especialmente la paráfrasis de
este pasaje de la versión THE MESSAGE:
“Sí; en verdad no pasará ahora mucho tiempo”. El Decreto
de Dios. “Van a suceder cosas tan rápidas que su cabeza
nadará, una cosa pisándoles los talones a la otra. Usted no
será capaz de mantener el ritmo. Todo va a ocurrir a la vez
—¡y habrá bendiciones! por todas partes por donde se mire,
bendiciones como el vino que destila de las montañas y las
colinas” (Amós 9:13).
Al contemplar el pasaje de Hechos, y preguntando acerca de su
relación con la gran cosecha del final del tiempo que yo estaba
seguro que se avecinaba, Bill compartió algo de su propio viaje con
respecto a Hechos 15 y el Tabernáculo de David.
“Hace veinticinco años—me explicó Bill—se apoderó de mí un
anhelo extraño pero profundo de pedir a Dios que pusiera el espíritu
de David sobre mí. Yo incluso le pregunté al sacerdote episcopal en
ese entonces si era malo pedir eso en oración, pero él pensó que era
una buena petición”.
Bill continuó: “En ese momento Dios me dijo que de alguna
manera participaría para ver el Tabernáculo de David restaurado tal
y como dice en Hechos 15”.
Al ser yo tomado aún más por sorpresa, intenté formular un
comentario cuando sentí que Dios me hablaba al corazón de nuevo:
Lo traje aquí porque Hechos 15:16-18 es la clave para el
cumplimiento de mis planes para las naciones. Usted debe formar
parte de la respuesta a la oración que hizo Bill hace muchos años.
A los pocos meses de esta experiencia, Dee y yo pudimos viajar a
Jerusalén para pasar un buen tiempo adorando con Bill en el
hermoso lugar que Dios le había dado como parte del cumplimiento
de su carga, 25 años atrás.
Mientras estaba en Jerusalén, Dios aumentó significativamente mi
entendimiento del papel de la tienda de campaña caída de David y la
manera como su restauración ya está en marcha, no como una
estructura física, sino como un edificio espiritual. Sentí que el
Tabernáculo de David iba a ser un movimiento global de alabanza
apasionada y de oración poderosa que levantaría un toldo de la
gloria de Dios sobre cada nación y pueblo sobre la tierra.
Durante mi estancia en Jerusalén tuve la oportunidad de visitar
varios lugares que fueron importantes para conocer la vida de David.
Comencé a investigar cada aspecto que pude acerca del estilo de
vida de adoración de David, sobre todo la importancia de la pequeña
tienda de campaña que instaló en Jerusalén donde se colocó al Arca
del Pacto (véase 2 Samuel 6:12-23; 1 Crónicas 15).
A través de mi investigación comenzaron a surgir las
características claras y las reformas necesarias que me ayudaron a
entender justo lo que cabría esperar si este espíritu de la adoración
intercesora, que creo que saturó la tienda de campaña original de
David, se restauraba a nivel mundial. Estas reformas importantes
que describiré en breve, van a ocurrir, no sólo a una pequeña escala
sobre una pequeña colina en Jerusalén, sino en cada ciudad, pueblo,
aldea, zona rural, etnia y nación sobre la tierra. Creo que el ambiente
mismo será de transformación total. Para entender todo esto
necesitamos mirar detenidamente el Tabernáculo de David.
En días pasados
Dos observaciones históricas adicionales son esenciales para
nuestro entendimiento de qué es lo que Dios desea restaurar del
Tabernáculo de David y por qué. En primer lugar, es el contexto
histórico y bíblico al cual se refiere el apóstol Jacobo sobre la
restauración futura de la tienda caída de David. En segundo lugar
están los detalles de la profecía misma de Amós (p.ej., ¿cuándo
ocurrió u ocurrirá esto?). Concretamente, ¿qué fue exactamente lo
que quiso decir Amós cuando profetizó que sería construida la
tienda caída de David “tal como era en días pasados” (Amós 9:11), o
“como en el tiempo pasado” (RVR1960)?
Kevin J. Conner, a quien le estoy agradecido por su detallado
análisis de los pasajes de Hechos y de Amós, plantea una interesante
serie de preguntas sobre por qué Jacobo fue impulsado a citar en
primer lugar la profecía de Amós, sobre todo en lo que respecta a
que todo el mundo (los gentiles) reciban el mensaje del evangelio.
Conner pregunta: “¿Por qué el apóstol Jacobo cita este pasaje de las
Escrituras del profeta Amós? No parece tener absolutamente nada
que ver con el contexto inmediato, ya sea antes o después. Parece
que Jacobo lo saca del contexto por completo en su uso y aplicación
del mismo”. Conner pregunta adicionalmente: “Entonces, ¿qué tiene
que ver la reconstrucción del Tabernáculo de David con los gentiles
que llegan a tener el privilegio del Evangelio? ¿Qué es el
Tabernáculo de David? ¿Por qué no hacer que los gentiles lleguen al
Tabernáculo de Moisés?”.64
Está claro que la razón principal por la que Jacobo cita la profecía
de Amós es para sofocar la disensión que surge en el Concilio de
Jerusalén con respecto al número creciente de conversos gentiles y
la pregunta de si deben ser circuncidados o no (véase Hechos 15:1-
3). Fue alrededor de los años 50-51 d.C. que ocurrieron los
acontecimientos de Hechos 15. La Iglesia primitiva estaba
obviamente progresando, y el evangelio tenía un gran impacto en
ciudades y regiones enteras (véase Hechos 13:44,49; 14:1,3,21).
Sin embargo, comenzaron a surgir las tensiones sobre asuntos de
las conversiones de los gentiles y cuáles aspectos de la ley judía les
eran aplicables a ellos. Tal como nos lo recuerda Kevin Conner, la
Iglesia primitiva se encontraba en un período significativo de
transición, saliendo del Antiguo Pacto con sus fuertes restricciones,
leyes y ceremonias, que a menudo tendían hacia la esclavitud
espiritual. Estaban ahora entrando al Nuevo Pacto con la libertad en
Cristo.
Conner escribe: “Parecía como si toda la Iglesia primitiva se fuera
a dividir en dos fracciones, dos iglesias: una Iglesia judía y una
Iglesia gentil, dividiendo así el Cuerpo de Cristo”.65
Hay que recordar que la Iglesia primitiva sólo tenía el Antiguo
Testamento como una base firme para entender lo que se estaba
desarrollando. Este era su guía, o como lo observa Conner: “su
único tribunal de apelación infalible”. Tenían que “descubrir el
Nuevo Testamento en el Antiguo”.66Así que Jacobo, claramente
inspirado por el Espíritu Santo, se refiere de nuevo a la profecía de
Amós para construir un caso para la futura cosecha gentil.
¡Aquel día!
Hay pruebas bíblicas irrefutables de que estamos viviendo la
época que Amós conoce como “aquel día”. La evidencia es
irrefutable por la misma profecía de Amós. Para entender bien esto
debemos leer el resto de lo que Amós predijo:
“Vienen días —afirma el Señor—, en los cuales el que ara
alcanzará al segador y el que pisa las uvas, al sembrador.
Los montes destilarán vino dulce, el cual correrá por todas
las colinas. Restauraré a mi pueblo Israel; ellos
reconstruirán las ciudades arruinadas y vivirán en ellas.
Plantarán viñedos y beberán su vino; cultivarán huertos y
comerán sus frutos. Plantaré a Israel en su propia tierra,
para que nunca más sea arrancado de la tierra que yo le di,
dice el Señor tu Dios”
(Amos 9:13-15).
La expresión “vienen días” se refiere aquí al mismo contexto
bíblico del cual habló Amós dos versículos atrás cuando profetizó lo
que ocurriría “en aquel día” (v. 11).
Es evidente que Dios está mirando hacia un punto específico en la
historia futura donde, sea lo que signifique, la profecía de Amós se
comenzará a desarrollar. Iba a ser una restauración o reforma de
todo lo que alguna vez representó la tienda de David. De este tiempo
futuro Dios no dijo: “un día” o “algún día”, ni que esto ocurriría “en
un punto futuro que todavía está por determinarse cuando sean
adecuadas ciertas condiciones”. Él dice muy específicamente: “en
aquel día”. Una clave para determinar cuándo va a ocurrir “aquel
día” es mirar la declaración concluyente de Dios en la profecía de
Amós: “Plantaré a Israel en su propia tierra para que nunca más sea
arrancado de la tierra que yo le di” (v. 15).
Así que la tienda caída de David (una cobertura de adoración
intercesora global) será restaurada cuando (y sólo cuando) el pueblo
exiliado de Israel sea llevado de vuelta después de haber sido
dispersado por todas partes y sea plantado para siempre en su propia
tierra.
¿Quién puede poner en duda el hecho de que el 14 de mayo de
1948 es la más segura posibilidad (si no la única posibilidad) para el
comienzo de este cumplimiento supremo de la profecía de Amós?
Este fue el día que se anunció públicamente que se había establecido
la nueva nación de Israel.
Hoy en día, la mayoría de nosotros vemos aquel día especial de
1948 simplemente como un hecho histórico notable y dejamos pasar
fácilmente la totalidad del milagro. Tal como lo explica un estudioso
sabio de la historia de Israel: “Si uno fuera a hablar con un
antropólogo o un historiador que estudia la tradición, las culturas y
las sociedades, descubriría que hay una anomalía antropológica en
los miles de años de la historia humana registrada. Hay algo sin
precedentes que ha ocurrido a lo largo de toda la historia humana
registrada. Es la reunificación de Israel en su tierra”.68
Creamos lo increíble
Piense usted en lo increíble que este milagro de 1948 le habría
parecido a los historiadores apenas un siglo atrás. Pensé en esto
mientras leía una edición en inglés de un libro titulado Science and
Faith: A Letter to Intellectual Friends [La ciencia y la fe: una carta
para amigos intelectuales], publicado originalmente hace unos años
en idioma chino.
Escrito por el Dr. Edward W. Li, un brillante científico chino que
llegó a la fe en Cristo, Science and Faith fue originalmente una carta
larga y completa en que les explica a sus amigos intelectuales no
creyentes en la China continental cómo había llegado a creer en la
Biblia y a aceptar a Cristo como su Salvador personal.
En concreto, Li explicó lo exacta que es la Biblia, en particular en
sus muchas profecías. Destacó específicamente como un ejemplo a
Israel, al convertirse en una nueva nación:
No hay ninguna otra nación que se pueda comparar con los
judíos en cuanto a la tribulación y los desastres que han
sufrido. Además de las angustias de la guerra causadas por
Asiria, Babilonia y el Imperio Romano, las persecuciones
que sufrieron a manos de las naciones europeas fueron
igualmente despiadadas.69
Li señala que en 1881 el zar de Rusia fue asesinado, y un millón
de judíos fueron asesinados en represalia. Más tarde, durante la
Primera Guerra Mundial, el gobierno ruso obligó a los judíos a irse;
y cualquiera que se negara era asesinado con ametralladora o
granada. Luego, por supuesto, hubo la masacre de los judíos por
parte de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. Fueron
asesinados seis millones de judíos de los nueve millones bajo su
influencia.
El Dr. Li ofrece la siguiente conclusión:
Israel, como una nación que sufrió calamidades tremendas,
se redujo en población, se dispersó a muchos países
diferentes, fue despojado de su propia tierra y nación, pero
nunca fue exterminado ni destruido. Sobrevivió como una
tribu peculiar que preserva su especial tradición nacional.
Esto es una maravilla en toda la historia humana.
Comúnmente en la historia, una vez que una nación era
conquistada por otros más fuertes, no duraba más de
quinientos años. Países poderosos en la historia como
Babilonia, Egipto y Roma, no pudieron escapar a este
destino. Así que, ¿por qué fue este país débil y pequeño de
Judea una excepción? Los historiadores no pueden dar una
explicación válida.70
Bíblicamente, sin embargo, sí tenemos una explicación. Dios
estableció un día en particular para llevar al pueblo de Israel de
vuelta a su tierra. Tenemos el privilegio extraordinario de vivir en
“aquel día”.
Habiendo dicho todo esto, quiero hacer énfasis en la totalidad de
la profecía de Amós que Jacobo cita más tarde durante el Concilio
de Jerusalén. La restauración del Tabernáculo de David es
fundamental en esta profecía “para que el resto de la humanidad
busque al Señor, incluidos todos los gentiles” (Hechos 15:17, NTV).
Esto significa que, al igual que la profecía del regreso de Israel del
exilio se cumplió literalmente tal como lo registró Amós, también se
cumplirá la parte de la restauración del Tabernáculo de David.
Además, esta restauración involucrará una cosecha sin precedentes
de almas que serán llevadas al Reino.
¿Será que la restauración suprema del Tabernáculo de David,
como se describe en Hechos 15:16-18, se refiere realmente a una
tienda sobrenatural, o cobertura, de adoración e intercesión que la
Iglesia elevará en nuestra generación sobre toda tribu, lengua,
pueblo y nación en la tierra, como se ilustra en Apocalipsis 5:8-10 y
7:9-12? ¿Será que la Iglesia global se encuentra a las puertas de una
verdadera reforma de la adoración?
Si es así, ¿qué podemos aprender de la adoración en los días de
David que podríamos esperar que marque este movimiento?
“Reformar” significa simplemente “cambiar para mejor” o
“mejorar”. No quiere decir que toda la adoración en la Iglesia de hoy
sea deficiente sino tal vez Dios quiera llevarnos a una mayor altura y
a mayores profundidades de su gloria. ¿Qué reformas, entonces, se
podrían requerir para ver que la restauración de su Tabernáculo se
convierta en una realidad práctica? ¿Cómo va todo esto a traer una
mayor cosecha en la historia? Para empezar, echemos un vistazo a
siete reformas o características que aparecen mientras volvemos a
visitar el Tabernáculo antiguo de David.
56 Kevin J. Conner, The Tabernacle of David (Portland, OR: CIM Bible Publishing,
KJC Publications, 1976), pág. 79.
57 Íbid., pág. 80.
58 Philip Yancey, Reaching for the Invisible God (Grand Rapids, MI: Zondervan
Publishing House, 2000), pág. 192.
59 James Strong, The Exhaustive Concordance of the Bible, “A Concise Dictionary
of the Words in the Hebrew Bible” (Nashville, TN: Abingdon, 1894), s.v.
“sookah.”
60 Íbid., s.v. “skene.”
61 Conner, The Tabernacle of David, pág. 11.
62 Íbid., pág. 12.
63 Íbid., pág. 17.
64 Íbid., pág. 28.
65 Íbid.
66 Íbid., pág. 21.
67 Íbid., pág. 81.
68 Robert Stearns, The Tabernacle of David, audiotapes of lectures (Clarence, NY:
Kairos Publications, 2000).
69 Dr. Edward W. Li, Science and Faith (Singapore: Every Home Crusade Co.,
Ltd.), pág. 24. Para obtener más información sobre este libro, comuníquese con
Cada Hogar para Cristo en Singapur: Every Home Crusade Co., Ltd., No. 8,
Lorong 27-A, Geylong Road #02-04, Gulin Building 388106 ó por correo
electrónico en ehcspore@singnet.com.sg.
70 Íbid., pág. 25.
11. Primera reforma: La adoración continua.
Una llama inapagable
Hubo algo especial acerca del Tabernáculo de David
que parece haber captado la simpatía del corazón de
Dios. Sin duda fue la inapagable llama de la adoración
ferviente en la tienda de David. Esa llama, desde el
primerísimo movimiento de adoración 24/7, estaba
destinada a arder brillantemente por algunas tres
décadas. Dios parece estar diciendo: Algún día voy a
restablecer esa llama inapagable, y con ella, reuniré la
cosecha más grande de almas perdidas de la historia.
Una de las características más distintivas de la adoración que
rodea la tienda de David en Jerusalén es el hecho de que fue
continua. Lo vemos en la descripción del Arca cuando se coloca
inicialmente en la tienda de David: “Y dejó allí, delante del arca del
pacto del SEÑOR, a Asaf y a sus parientes para ministrar
continuamente delante del arca, según demandaba el trabajo de cada
día” (1 Crónicas 16:37, LBLA).
También leemos: “Y [David] dejó a Sadoc el sacerdote y a sus
parientes los sacerdotes delante del tabernáculo del SEÑOR en el
lugar alto que estaba en Gabaón, para ofrecer continuamente
holocaustos al SEÑOR sobre el altar del holocausto, por la mañana
y por la noche, conforme a todo lo que está escrito en la ley del
SEÑOR, que Él ordenó a Israel” (1 Crónicas 16:39-40, LBLA).
Descubrimos aquí que la adoración delante del Arca en la tienda
de David era continua. Aunque algunos estudiosos traducen aquí la
palabra hebrea tamiyd como “regularmente”, la esencia del
significado de la palabra es “constantemente”.
Tamiyd significa literalmente “alargar”. Cuando se usa como un
adjetivo, la palabra significa “constante”. Como adverbio, significa
“constantemente” o “continuamente”. El Diccionario expositivo de
palabras del Antiguo Testamento exhaustivo de Vine dice que
tamiyd “significa lo que se ha de hacer regularmente o
continuamente sin interrupción”.71
Un estudio del uso de la palabra tamiyd en el texto hebreo revela
su primer uso en Éxodo 25:30: “Y pondrás sobre la mesa el pan de
la proposición delante de mí continuamente” (RVR1960). La Biblia
de las Américas traduce esta palabra “perpetuamente”. El hecho que
esta palabra denota una actividad ininterrumpida se ve en otros
pasajes de las Escrituras donde se utiliza tamiyd. El centinela de
Isaías dijo: “Señor, sobre la atalaya estoy yo continuamente [tamiyd]
de día, y las noches enteras sobre mi guarda” (Isaías 21:8, KJV).
Curiosamente, es la misma palabra hebrea que encontramos
traducida como “siempre” cuando se describe la presencia visible de
Dios que aparece en el Tabernáculo de Moisés. Leemos: “Esto era
siempre así: De día, la nube cubría el tabernáculo, y de noche lo
cubría esa apariencia de fuego” (Números 9:16, RVC). “Siempre”
no significa aquí que la nube venía cada mañana a una determinada
hora y luego se marchaba prontamente; tampoco que el fuego venía
por un corto tiempo al anochecer y luego se iba rápidamente.
“Siempre” (tamiyd) significa aquí que mientras la nube estaba allí,
estaba continuamente al igual que el fuego por la noche.
Cuando Dios dijo de Jerusalén: “Siempre [tamiyd] tengo presentes
tus murallas” (Isaías 49:16, RVC), no quiso decir sólo en un
momento determinado durante el día, tal como una vez en la mañana
y quizás una vez por la noche, sino continuamente.
Vemos una mayor confirmación de este pensamiento de la
adoración que nunca acaba en 1 Crónicas 9, donde se describe la
adoración en el Templo que está siendo restaurado, según la norma
que David había establecido anteriormente después del cautiverio
babilónico. Leemos: “Los músicos, todos levitas prominentes,
vivían en el templo. Estaban exentos de otras responsabilidades ya
que estaban de servicio a todas horas” (1 Crónicas 9:33, NTV). La
Nueva Versión Internacional traduce la expresión “a todas horas”
como “de día y de noche”.
Parece bastante lógico que si los músicos vivían en el Templo y
estaban de servicio “a todas horas”, la adoración era continua. En
efecto, estos adoradores en realidad estaban exentos de todas las
demás responsabilidades porque este era su enfoque específico.
También vemos este énfasis en el Salmo 134, que declara:
“Alaben al Señor, todos ustedes, siervos del Señor, que sirven de
noche en la casa del Señor” (v. 1, NTV). Esta sugerencia de servir
de noche respalda la idea de que se mantenía la adoración constante.
El fruto de la llama
Lo más sorprendente de esta maravillosa vigilia continua de
oración es el fruto extraordinario que produjo. La mayoría de los
historiadores de las misiones hacen referencia a William Carey, el
misionero británico a la India del siglo XVIII, como el padre de las
misiones modernas. Sin embargo, el mismo Carey, cuando propuso
su primera misión a la India en 1792 ante la junta de la misión
bautista en Kettering, Inglaterra, usó a los moravos como su ejemplo
de avance misionero extraordinario. Los moravos ya habían enviado
a 300 misioneros a todas partes del mundo.
Carey, en la reunión de Kettering, trató de presentar sus
argumentos a favor de una nueva idea misionera en las Indias
Orientales, y en realidad puso sobre la mesa ante sus compañeros
bautistas una copia de un pequeño folleto titulado Periodical
Accounts of Moravian Missions [Relatos periódicos de las misiones
moravas]. Desafió audazmente a sus hermanos diciendo: “Miren lo
que los moravos han hecho. ¿Por qué no seguimos su ejemplo, y en
obediencia a nuestro Maestro celestial, vamos al mundo y les
predicamos el evangelio a los paganos?”.77
Un ejemplo del fruto producido por esa llama de 100 años de
interminable adoración intercesora morava se dio en 1738, sólo 11
años después de que comenzara la vigilia de oración. Se había
formado un pequeño grupo de oración moravo en Londres que se
reunía regularmente, cuando un pecador joven y curioso asistió a
una de sus reuniones.
Algo profundamente conmovedor ocurrió aquella noche cuando
ese joven llegó a comprender qué era lo que él había estado
buscando tan desesperadamente. Él definiría años más tarde esa
experiencia como su conversión personal, al dar testimonio que en
esa reunión sintió en su “corazón un calor extraño”. El nombre de
este converso era Juan Wesley, quien pasó a dirigir una de los
despertares espirituales más grandes que jamás se haya visto en
Inglaterra y que se extendió finalmente más allá de las fronteras de
Gran Bretaña y bendijo al mundo entero.
Tal como descubriremos al mirar más cuidadosamente las
reformas adicionales o las características del Tabernáculo de David,
algo de lo que los moravos comenzaron está a punto de ser
restaurado notablemente. Creo que este movimiento emergente se
identificará por un entendimiento aún mayor del papel de la oración
saturada de adoración para alcanzar las naciones e implicará mucho
más de la Iglesia de lo que hizo la vigilia de oración morava. Esta
constituirá una llama candente de adoración de toda tribu, lengua,
pueblo y nación y de hecho, enviará un flujo interminable de
“oraciones teñidas de incienso” por las naciones hacia el trono de
Dios (Apocalipsis 8:4, THE MESSAGE). ¡Este será sólo el
comienzo! ¡Por cierto, usted no va a querer perderse el final!
71 Vine’s Expository Dictionary of Old Testament Words (San Jose, CA: Bible
Explorer Epiphany Software, 1999), s.v. “tamiyd.”
72 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centro de
Literatura Cristiana, 2010).
73 Íbid.
74 Leslie K. Tarr, “The Prayer Meeting that Lasted 100 Years,” Decision Magazine
(Mayo 1977), pág. 14.
75 Íbid.
76 Íbid.
77 Íbid.
12. Segunda reforma: Una adoración idónea.
En aras de la excelencia
“Somos lo que hacemos día a día”, escribió Aristóteles.
El filósofo añadió: “La excelencia, entonces, no es un
acto sino un hábito”.78
La personificación de la excelencia
En referencia a Dios, sin embargo, la santidad tiene que ver con su
perfección absoluta. Es la excelencia con E mayúscula. Él es la
excelencia personificada. Dios es el único perfecto. Único significa
“como ningún otro; diferente de todos los demás; que no tiene igual
o similar”.82
Los copos de nieve son únicos (no hay dos exactamente iguales),
y lo mismo puede decirse de las personas. Pero sólo Dios es
exclusivamente único. Es su perfección o excelencia las que lo
hacen así.
Es interesante ver que los gloriosos seres angelicales, aquellos
querubines y serafines que adoran alrededor del trono, sólo elijan un
aspecto de la naturaleza y carácter de Dios para verbalizar
indefinidamente. No es su misericordia ni gracia (ambos aspectos
sublimes de quién es Él). No es su poder, fuerza o majestuosidad;
tampoco es su fidelidad ni verdad.
En realidad, son todas estas juntas. Se trata de todos los atributos
de Dios (y aquéllos que faltan en la breve lista) que componen su
perfección o magnificencia. Los ángeles claman “Santo, santo,
santo” (Apocalipsis 4:8; Isaías 6:3). Lo declaran ahora mismo,
mientras usted lee estas palabras, y expresaban la misma alabanza
cuando David montó su tienda. ¡Piense en este asunto! Es una
declaración interminable de la excelencia de Dios.
David anhelaba claramente emular la gloria y la excelencia de
Dios. Vemos algo de este deseo manifiesto al prestar detallada
atención para hacer que la adoración ante Dios fuera lo mejor
posible. Considere la elección que hizo David de los líderes de la
adoración:
Todos estos hombres estaban bajo la dirección de su padre
mientras tocaban música en la casa del Señor. Entre sus
responsabilidades estaba tocar címbalos, arpas y liras en la
casa de Dios. Asaf, Jedutún y Hemán dependían
directamente del rey. Todos ellos junto con sus familias
estaban capacitados para tocar música delante del Señor, y
todos, doscientos ochenta y ocho en total, eran músicos por
excelencia. Los músicos se designaban para los turnos de
servicio mediante el sorteo sagrado sin tomar en cuenta si
eran jóvenes o ancianos, maestros o discípulos (1 Crónicas
25:6-8, NLT).
Hay varias cosas que se destacan en este pasaje, que son
esenciales para nuestra comprensión de la adoración ofrecida en el
Tabernáculo de David y lo que esto puede significar para nosotros a
medida que se restaura esta atmósfera, de manera dramática y
global, en los últimos días.
1. La dirección de mentores
En primer lugar, los adoradores recibieron orientación. Hay algo
importante en la expresión “Todos estos hombres estaban bajo la
dirección de su padre mientras tocaban música en la casa del Señor”
(v. 6).
La palabra mentor se ha convertido en una moda durante los
últimos años, y el término posiblemente haya sido usado en exceso,
si no mal empleado. Sin duda significa más que alguien que tiene un
contacto casual, como un Hermano Mayor que lleva a un niño
huérfano a un partido o a una película una vez al mes. El verdadero
mentor es más como alguien que proporciona un discipulado de
cerca (o incluso “vivencial”).
El origen de la palabra “mentor” puede ayudarnos a entender el
significado que se pretendía darle. Mentor fue en realidad un
personaje del clásico poético de Homero La odisea. Mentor fue un
amigo fiel y consejero de Odiseo, el rey de Ítaca. Mentor se
convirtió en el maestro y tutor del hijo del rey, Telémaco, mientras
que Odiseo estuvo en sus 10 años de odisea. Mentor no pasó sólo
unas cuantas horas a la semana con el hijo del rey, vivió con él en
Ítaca mientras el rey estaba ausente.
Es este tipo de proximidad del mentor que sugiere nuestro texto.
Observe especialmente la frase “bajo la dirección de su padre”. Para
mí esto sugiere que había un mentor constante, casi una orientación
muy intensa.
A medida que se restaure el Tabernáculo de David en estos
últimos días, no debería sorprendernos ver que se dé mucha más
atención a formar y orientar a los líderes de la adoración bajo la
dirección de mentores. Veo a los más grandes y más hábiles de
nuestros líderes actuales de la adoración que apartan largos lapsos
de tiempo de sus ocupados horarios para enseñarles a otros líderes
de adoración potencialmente idóneos, sus así llamados secretos
profesionales.
2. El respeto
En segundo lugar, los adoradores gozaban de respeto. Los líderes
de la adoración en la tienda de David (y en el posterior Templo de
Salomón) fueron muy apreciados por su trabajo. Esta no era una
función auxiliar en las actividades del Tabernáculo. Considere el
siguiente detalle que es fácil de pasar por alto: “Asaf, Jedutún y
Hemán dependían directamente del rey” (v. 6).
En la cultura política actual, esto sería equivalente a una persona
que sirve en el gabinete de un presidente o primer ministro. El hecho
de que dependieran directamente del rey sugiere que incluso
pudieron ser consejeros claves, no simplemente súbditos leales que
le presentaron periódicamente un informe al rey de sus actividades.
Deberíamos esperar un aumento de esta realidad de la época de
David, si el espíritu del Tabernáculo de David ha de restablecerse de
maneras notables a medida que transcurra esta generación actual.
La adoración debe ser fundamental para cada nuevo esfuerzo, no
visto sólo como un segmento de tiempo asignado a un servicio de
adoración.
3. El equipamiento
En tercer lugar, los adoradores estaban bien equipados. Observe la
expresión “Entre sus responsabilidades estaban las de tocar
címbalos, arpas y liras en la casa de Dios” (v. 6). Dice
posteriormente que “estaban capacitados para tocar música” (v. 7).
Este conjunto orquestal de instrumentos indica una importante
inversión en la adoración y en aquellas personas que la dirigían, una
inversión no sólo de recursos (para suministrar los instrumentos),
sino también de tiempo (para su formación).
Al considerar esta observación en lo que se refiere a la
restauración del Tabernáculo de David en los últimos días, podemos
esperar que se preste mucha más atención a equipar, apoyar y
formar adoradores de intercesión.
Esto, por supuesto, toma tiempo, tiempo considerable.
Estoy muy agradecido con un número creciente de líderes de
adoración y pastores que están captando este concepto y están
dedicando tiempo al desarrollo de la adoración intercesora. He
observado algunos practicantes de la adoración como Mike Bickle
en la Casa Internacional de Oración y Murray Hiebert de nuestro
personal en El Centro Jericó que lo hacen, y me pregunto a menudo
¡por qué no se hace más!
4. El apoyo
Una cuarta observación es digna de atención y se relaciona
directamente con el punto anterior, los adoradores recibieron apoyo.
Se destaca esta idea en nuestro texto: “Todos estos hombres estaban
bajo la dirección de su padre mientras tocaban música en la casa del
Señor. . . . Todos ellos junto con sus familias estaban capacitados
para tocar música” (vv. 6-7).
A menudo es fácil, en una lectura superficial de un pasaje bíblico,
pasar por alto ciertas declaraciones cortas, pero claves. Vemos aquí
ese tipo de frases: “Todos ellos junto con sus familias” (v. 7). La
Versión Reina-Valera 1960 traduce este versículo: “Y el número de
ellos, con sus hermanos, instruidos en el canto para Jehová, todos
los aptos, fueron doscientos ochenta y ocho”. Algunos pueden
interpretar que esto significa que la adoración era una actividad
familiar que se pasaba de una generación a otra. Hay algo claro:
Algún medio de apoyo era provisto por parte del rey para mantener
a todas estas familias o clanes. A estos músicos no sólo los
capacitaban y les suministraban los instrumentos y les decían que
fueran y tocaran como se sintieran guiados; el rey los alojaba y
alimentaba. David tenía una estrategia de adoración integral. Era la
única manera en que podía asegurar una adoración continua y
especializada.
Una vez más, contemplemos cómo esto podría afectar a la Iglesia
mundial de nuestra generación.
Veo que Dios toca profundamente el corazón de algunos hombres
de negocios exitosos y de otras personas bendecidas con recursos
para ayudarles a reconocer el valor estratégico de apoyar tal
adoración intercesora constante. Algunos ya tienen un
entendimiento de la labor misionera y de los costos requeridos para
mantenerla de manera eficaz. Lamentablemente, sin embargo,
demasiadas personas ven la adoración y la intercesión como
puramente auxiliar, incluso algo secundario. Esperemos que esto
cambie a medida que se restablezca el espíritu del Tabernáculo de
David por todo el mundo.
Esto ya está ocurriendo en Cada Hogar para Cristo. Contamos con
un equipo creciente de jóvenes adoradores que son apoyados por
socios que dan generosamente para que estos guerreros puedan
servir tiempo completo. Esta veintena de líderes forman equipos de
“misioneros intercesores” que llevan a cabo, en nuestras sedes,
adoración e intercesión día y noche por todas las naciones del
mundo. Dirigen a los muchos voluntarios que se unen a nosotros de
la comunidad local, así como a los que llegan por tierra o por aire
desde lugares distantes sólo para formar parte de esta adoración
centrada en la cosecha.
Curiosamente, a medida que aumentamos este ministerio de la
adoración intercesora las puertas se han abierto notablemente
alrededor del mundo (incluso en los llamados países cerrados), y la
cosecha ha aumentado en términos generales en un 1.500 por ciento
en los últimos años. En una de estas “naciones” cerradas, un país
relativamente pequeño donde se dice que nuestro tipo de
evangelismo sistemático es imposible ¡vimos a 260.000 personas
llegar a Cristo y ser bautizadas secretamente en sólo los últimos 12
meses! Esta cosecha se ha traducido en el establecimiento de más de
600 congregaciones nuevas que se reúnen clandestinamente y se
multiplican a medida que escribo estas páginas. Creo que podemos
anticipar adicionalmente que a medida que crece nuestra adoración
intercesora, la cosecha también va a crecer.
5. El enfoque
En quinto lugar, descubrimos que estos adoradores expertos
tuvieron un enfoque. Así como muchos otros puntos en esta breve
lista, esta idea merece verse con más detenimiento más adelante en
nuestro repaso de las reformas venideras de la adoración davídica en
la Iglesia. Por ahora me limitaré a resaltar la frase “música delante
del Señor” (v. 7). El enfoque no estaba en los dones de los
adoradores ni en la música en sí misma, y ciertamente no era para
entretener a otros. Su atención se centró en el Señor.
A medida que se restablezca el espíritu del Tabernáculo de David,
tengo la firme sospecha que los tiempos de adoración en muchos
entornos de diferentes tradiciones tenderán cada vez más hacia un
enfoque saturado de Cristo y centrado en Dios.
6. El nombramiento
Se destaca otro dato interesante en este breve pasaje: Los
adoradores fueron designados. Esto se menciona en otra declaración
fácil de pasar por alto en nuestro texto: “Los músicos se designaban
para los turnos de servicio mediante el sorteo sagrado” (v. 8).
El hecho de que estos adoradores tuvieran unos turnos de servicio
puede sugerir que se trataba de algún tipo de misión. No es raro ver
hoy en día que se designen a misioneros con periodos específicos de
servicio. El misionero toma un tiempo de licencia (período sabático)
después de un cierto número de años. Esto es generalmente
necesario porque el obrero necesita realmente un descanso. El
llamado del misionero exige un enfoque tan intenso que se necesita
tiempo para la restauración.
Ha llegado el día en que los músicos, cantantes y otros adoradores
están empezando a sacrificar ciertos períodos de tiempo, ya sean
cortos o largos, simplemente para servir al Señor en el ministerio de
la adoración. Nuestros equipos de adoración en Cada Hogar para
Cristo ya luchan por la meta de la adoración intercesora 24/7.
Nuestra visión es cubrir todas las naciones del mundo, por su
nombre, en oración cada 24 horas. Algunos de estos intercesores
están siendo capacitados para salir como equipos a regiones oscuras
y difíciles del mundo donde participan para conformar un
cubrimiento de adoración intercesora día y noche sobre líderes
nativos, misioneros e iglesias nacionales.
7. La diversidad
Se puede hacer una séptima observación a partir de nuestro texto:
Había diversidad en los adoradores. Tenga en cuenta esta afirmación
“Los músicos se designaban . . . sin tomar en cuenta si eran jóvenes
o ancianos, maestros o discípulos” (v. 8). Suscita especial interés la
expresión “sin tomar en cuenta”.
Observe también las siguientes dos combinaciones de palabras
opuestas en el pasaje: “jóvenes o ancianos” y “maestros o
discípulos” (v. 8). Esto describe claramente la diversidad. Según el
diccionario Webster “diversidad” significa “diferencia o variedad”.83
Imagínese una multitud de toda lengua, tribu, pueblo y nación
uniendo sus cánticos y sonidos a medida que adoran delante del
trono de Dios (véase Apocalipsis 7:9-10). Imagínese además estos
sonidos mezclándose milagrosamente para formar un sonido único
universal para darle a Dios la gloria increíble. Lo digo con al menos
cierta medida modesta de experiencia ya que he danzado con
pigmeos apasionados que buscan a Cristo en las selvas tropicales de
África Central y me he meneado con adoradores que lloran de la
nación isleña de Fiji del Pacífico Sur. Le aseguro que sólo escuchar
a los flautistas del pueblo kwaio de las Islas Salomón exaltar al
Señor con sus zampoñas de bambú hará al cielo absolutamente
hermoso.
8. La destreza
La última de nuestras varias observaciones del texto que se citó
anteriormente es realmente el tema de este capítulo entero: Los
adoradores eran diestros. Leemos de los líderes de adoración de
David: “y todos, doscientos ochenta y ocho en total, eran músicos
por excelencia” (v. 7).
Destacamos anteriormente la siguiente declaración del texto:
“Todos ellos . . . estaban capacitados para tocar música” (v. 7).
Podríamos incluso suponer por este pasaje que algunos o todos estos
adoradores tocaron diversos instrumentos. Algo es cierto: “eran
músicos por excelencia” (v. 7) o “aptos” (RVR1960), para tocar
música delante del Señor.
David buscó claramente la excelencia a la hora de adorar. Vemos
esto cuando él finalmente trae el Arca desde Gabaón y la coloca en
su tienda de campaña. Recordamos cómo el primer intento terminó
en fracaso y en la muerte de Uza (véase 1 Crónicas 13:9-10), un
hecho que veremos más detenidamente en breve. Pero cuando los
sacerdotes levitas manejaban correctamente el Arca lo hacían
prestando una increíble atención al detalle.
Pongo aquí simplemente de relieve el compromiso de David con
la excelencia en la adoración. Lo vemos, entre otras áreas, por la
elección que hizo el rey de una persona para que dirigiera todo el
manejo de llevar el Arca a Jerusalén. David nombra a Quenanías, un
levita escogido específicamente por sus habilidades musicales. Las
Escrituras informan que “Quenanías, el jefe de los levitas, fue
seleccionado por su habilidad para dirigir el coro” (1 Crónicas
15:22, NTV).
La excelencia en la adoración siempre estuvo en la mente de
David. En uno de sus muchos salmos leemos: “Cántenle una canción
nueva; toquen con destreza, y den voces de alegría” (Salmos 33:3).
No debería sorprendernos ver algunos músicos muy hábiles
dedicando sus talentos completamente a la adoración intercesora, a
medida que este movimiento de adoración intercesora continúe
creciendo a lo largo del mundo, conformando una cobertura de
oración ferviente y de alabanza apasionada a nivel mundial y de
manera continua añadiendo excelencia a su vehemencia.
Algunos estrategas incluso creen que Dios tenga algo que ver al
poner un deseo en el corazón de tantos jóvenes, incluyendo a
multitudes de adolescentes entre los no conversos, para desarrollar
las habilidades musicales. Cuando llegue finalmente el avivamiento,
y un gran número de estos jóvenes encuentren a Cristo, un enorme
ejército de adoradores competentes estará listo para ayudar a
restablecer la tienda caída de David.
Otros están igualmente comprometidos para ver este ejército de
guerreros expertos que surgen a nivel mundial, algo que estoy
convencido que dará lugar a la cosecha más grande de almas. Voy a
desarrollar sustancialmente esta idea en las siguientes páginas.
El sonido celestial
La creatividad en la música, de hecho, tiene un sinfín de
posibilidades. Extrañamente, más de un siglo atrás, un destacado
líder de la iglesia sugirió la posibilidad de que toda la música del
mundo “se habría agotado” porque sólo había “un número limitado
de notas”. Parecía convencido que si no teníamos cuidado, de alguna
manera no sería posible tener música nueva.86
David no tuvo ese temor. De hecho, en algún momento después
del establecimiento inicial de su tienda de adoración, el rey amplió
significativamente la adoración en preparación para el Templo que
su hijo Salomón construiría con el tiempo. La Biblia dice que David
hizo planes detallados en relación con aquéllos que participarían en
el proyecto de construcción del Templo, incluyendo a un vasto
contingente de adoradores.
Considere la siguiente observación bíblica: “Otros cuatro mil
[Levitas] trabajarán como porteros, y cuatro mil alabarán al Señor
con los instrumentos musicales que yo hice” (1 Crónicas 23:5,
NTV). La expresión “con los instrumentos musicales que yo hice”
desarrolla esta idea de creatividad. Por alguna razón, David sintió
que los instrumentos de su día simplemente no eran suficientes para
estar a la altura de la adoración que merecía Dios. Así que creó
nuevos instrumentos musicales.
Considere específicamente la palabra Hebrea asah que se traduce
“hice” en 1 Crónicas 23:5. Se observa el uso de esta palabra en
Génesis 1.7: “Dios hizo [asah] el firmamento”. Asah significa
“crear, hacer, formar o moldear”. Es posible que David escuchara
sonidos durante sus tiempos de adoración y procurara hacer
instrumentos que duplicaran estos sonidos.
Sólo podemos especular en cuanto a cuáles sonidos pudo haber
escuchado David o incluso si escuchó tales sonidos en primer lugar.
Lo que sí es claro es que él hizo los instrumentos para producir
sonidos específicos. También es claro que el cielo es la fuente de la
música. Lo vemos al comienzo de la creación (véase Job 38:4-7), y
lo veremos de nuevo, saturando a toda la creación, en la culminación
de esta era presente (véase Apocalipsis 5:13).
El cántico de la creación
En cuanto a la creación misma y a la fundación de la tierra, el
Señor le hace una pregunta interesante a Job: “¿Sobre qué están
puestos sus cimientos, o quién puso su piedra angular mientras
cantaban a coro las estrellas matutinas y todos los ángeles gritaban
de alegría?” (Job 38:6-7). El universo mismo cobró vida con
cánticos cuando Dios habló para que existiera la creación. ¡De
hecho, toda la creación parece nacer de un cántico!
Vemos algo notable al mirar hacia la culminación del plan de Dios
en esta era actual: Prácticamente canta todo lo creado en el universo.
Descubrimos este cántico universal inmediatamente después de leer
sobre la agrupación de la adoración celestial (los ancianos y los
seres vivientes) que tenían arpas y copas, y adoraban con “millares
de millares” de ángeles (Apocalipsis 5:11). Juntos cantan: “¡Digno
es el Cordero, que ha sido sacrificado, de recibir el poder, la riqueza
y la sabiduría, la fortaleza y la honra, la gloria y la alabanza!” (v.
12).
A continuación ocurre algo verdaderamente único. El texto dice:
“Y oí a cuanta criatura hay en el cielo, y en la tierra, y debajo de la
tierra y en el mar, a todos en la creación, que cantaban: ‘¡Al que está
sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la
gloria y el poder, por los siglos de los siglos!’”. ¡Lo que es
asombroso acerca de este cántico es que lo entona todo ser viviente!
¡Observe otra vez las palabras: “Y oí a cuanta criatura hay en el
cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra y en el mar, a todos en la
creación, que cantaban” (v. 13)!
Otros pasajes de las Escrituras también sugieren que toda la
creación se suma a la adoración. El salmista dijo: “Todo lo que hay
en la tierra te adorará; cantará tus alabanzas aclamando tu nombre
con cánticos gloriosos” (Salmos 66:4, NTV). El Rey mismo cantó:
“Alábenlo el cielo y la tierra, los mares y todo lo que en ellos se
mueve” (Salmos 69:34, NTV). Leemos posteriormente en los
Salmos: “¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce! ¡Que el mar
y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas! (Salmos 96:11,
NTV).
Todos estos pasajes dan validez a la realidad de que Dios creó
todo para que lo adorara. Estoy convencido que es por esta razón
que Él coloca en el corazón de sus hijos un anhelo por ser creativos
en la adoración. De hecho, parece que toda la humanidad fue
concebida para adorar, es nuestro destino previsto.
Melodías mentales
Una visita al laboratorio de Sandra Trehub en Toronto, Canadá,
podría convencernos de que la música ya está en nuestra mente,
incluso al nacer. Según un artículo de Newsweek titulado “La música
en la mente”, si nosotros visitáramos el laboratorio de Trehub,
nuestra primera impresión sería que nos metimos en una de esas
clases aborrecibles para “súper bebés” preescolares. Veríamos a
bebés de seis a nueve meses de edad sentados en silencio, casi
paralizados, en el regazo de sus padres mientras suena música
clásica por los altavoces.87
Según el autor del artículo, la sicóloga de la Universidad de
Toronto no trata de enseñar a estos infantes una especie de clase
introductoria de apreciación musical; más bien, ella “trata de
esclarecer si el cerebro humano viene precargado con el software de
música de la forma que un portátil viene precargado con el sistema
operativo Windows”.88
Según la Dra. Trehub, estos bebés pueden detectar los cambios
cuando varía el tono, el tiempo o el contorno melódico de la música.
La investigadora añade que el hecho de que estos bebés reconozcan
que una melodía cuyo tono o tempo ha cambiado y todavía es la
misma melodía, sugiere que ellos tienen por lo menos un
“conocimiento rudimentario de los componentes de la música”.89
Otras investigaciones han determinado que los lóbulos temporales
del cerebro (ubicados justo detrás de los oídos) actúan como una
especie de centro musical. Cuando un neurocirujano estimula estas
áreas con una sonda, los pacientes a veces escuchan melodías tan
intensas que algunos han preguntado: “¿Por qué hay un fonógrafo en
la sala de operaciones?”. El artículo de Newsweek concluye: “El
cerebro parece ser una esponja para la música y, como una esponja
en el agua, cambia con ella”.90
La creatividad colectiva
No cabe duda de que estamos concebidos para la adoración y
fuimos ideados para tal efecto desde el momento en que Cristo vino
a nuestro a corazón. Sin embargo, esa inclinación natural se debe
cultivar para que crezca y florezca. La práctica es la clave para la
creatividad. Tal como lo mencioné en un capítulo anterior, el
Hermano Lorenzo, el muy conocido monje del siglo XVII, se refirió
a su vida de adoración como una conversación continua con Dios.
Dijo, de esta vida de adoración: “Sólo la pueden comprender la
personas que la practican y la experimentan”.91 Creo que la
creatividad comenzará a fluir en nuestra adoración si seguimos el
consejo del Hermano Lorenzo. Debemos practicarla y
experimentarla. La adoración fue creativa cuando se estableció el
Tabernáculo de David. Se mezclaron todo tipo de instrumentos y
David incluso hizo algunos nuevos (véase 1 Crónicas 13:8; 23:5).
A medida que sea restaurado el Tabernáculo a nivel mundial en
los últimos días, debemos esperar una adoración creativa
impresionante que inunda las naciones. Esto, por supuesto, sólo
puede ocurrir a través de los hijos de Dios. ¡A veces me pregunto
cuáles nuevos sonidos están por nacer a través de los adoradores
actuales!
Otra señal de creatividad en la adoración se podría describir como
“creatividad colectiva”. Vemos este tipo de creatividad en estilos
emergentes de la adoración creativa en la Casa Internacional de
Oración en Kansas City (que se ha extendido a decenas de lugares a
nivel mundial), e incluso a nuestro Centro Jericó en Colorado
Springs. Describo este modelo con más detalle en el apéndice de
este libro titulado La adoración intercesora: componente práctico
del arpa y la copa. Este modelo de la adoración intercesora
ininterrumpida consiste básicamente en un equipo de adoración (que
puede incluir tan sólo a dos personas) que dirigen un canto
espontáneo de las Escrituras o frases que fluyen de una pasaje
bíblico determinado. Las palabras se cantan en un estilo antifonal (es
decir, un cantante, por lo general el cantante principal, canta una
frase corta, ya sea una oración o una expresión de alabanza basada
en un pasaje bíblico, y luego otro cantante retoma el mismo tema
corto y lo repite en la canción). Esto continúa a medida que todo el
grupo se une. Vemos una imagen de este estilo de adoración en una
descripción de la época de Nehemías; las Escrituras presentan un
relato de un grupo de adoradores que se colocaban “uno frente a otro
para la alabanza y la acción de gracias, un lado le respondía al otro,
según lo establecido por David, hombre de Dios” (Nehemías 12:24,
THE MESSAGE).
Tal adoración no sólo conduce a una espontaneidad inusual sino
también fomenta un aumento de la creatividad. Durante el tiempo de
oración, las personas del grupo pueden ser invitadas a acercarse al
micrófono o simplemente quedarse donde están (en grupos más
pequeños) para leer y orar un pasaje de su elección. Después de cada
lectura los cantantes eligen un tema bíblico (por lo general una frase
simple del pasaje que se acaba de leer), y continúa la adoración a la
vez que se incluyen oraciones de intercesión, ya sea habladas o
cantadas, las cuales se relacionan con los asuntos o las necesidades
del momento. Le animo a leer el apéndice porque esto merece una
explicación más completa. Además, visite la página web de Cada
Hogar para Cristo (www.ehc.org) y haga click en “Intercessory
Worship: A Practical Workshop” [Adoración intercesora: un taller
práctico] para ver cómo puede realizarse esto de manera funcional
en un entorno colectivo.
Un fracaso en la adoración
Para ese primer intento, David hizo que se construyera una carreta
para transportar el Arca (véase 2 Samuel 6:3-4), sin duda para
acelerar el viaje. Parece haber querido que ocurriera rápido el
traslado. David estaba tal vez ansioso, incluso desesperado, por
obtener el Arca de la casa de Abinadab, y tenía sentido tomar este
atajo. No era, por supuesto, la forma que Dios había ordenado que se
trasladara el Arca. Además, el Arca era probablemente muy pesada
porque estaba recubierta de oro puro, incluyendo a los dos
querubines de oro macizo sentados encima. David sin duda sabía
que los filisteos habían trasladado el Arca de esta manera. ¿Por qué
no podía él hacer lo mismo?
David nunca buscó a Dios para orar por este asunto (véase 1
Crónicas 15:13); si lo hubiera hecho, Dios le habría dicho que se
estaba manejando incorrectamente. Vemos a David pidiendo
dirección a Dios en tales asuntos, en otros momentos de su vida, y a
Dios respondiendo muy específicamente (véase 2 Samuel 5:17-20,
22-25). Pero esta vez no se molestó en preguntar.
En la parcela de Nacón, Dios permitió que los bueyes tropezaran y
el Arca de repente se moviera (véase 2 Samuel 6:6). Como el Arca
parecía deslizarse y pudo haberse estrellado contra el piso, Uza
extendió la mano para estabilizarla.
No es una imagen agradable, y es inquietante la frase en el texto:
“y lo hirió [el Señor] de muerte ahí mismo” (2 Samuel 6:7). La
Nueva Traducción Viviente es igualmente tajante: “Entonces se
encendió el enojo del Señor contra Uza, y Dios lo hirió de muerte
debido a lo que hizo”.
¡Si esto inquieta nuestra teología, imaginémonos cómo se debió
haber sentido David! Él decidió dejar el Arca en la casa de Obed
Edom y regresó desanimado a Jerusalén. Caviló durante tres meses,
tal vez hasta se quejó, y sin duda le preguntó a Dios por qué ocurrió
esta
tragedia. Se enteró que Dios había dado instrucciones específicas
mucho antes sobre cómo se debía trasladar el Arca: Se debían
ajustar varas al Arca y los levitas consagrados debían llevarla sobre
sus hombros (véase 1 Crónicas 15:15). Si David hubiera sabido todo
esto y simplemente hubiera desobedecido, sería fácil entender el
disgusto de Dios. Si ese hubiera sido el caso, quizás los varios meses
antes de ese traslado final David los pasó en una reflexión y
arrepentimiento cuidadoso.
Después de un tiempo reapareció la valentía de David y se dirigió
a la casa de Obed Edom en Gabaón para llevar adecuadamente el
Arca. Vemos aquí también algo potencialmente notable sobre la
extravagancia de David en la adoración.
Un espíritu de extravagancia
A medida que comenzaba la conferencia me pregunté cuán exitosa
iba a ser. Enseñé a propósito en sesiones muy cortas de 20 a 30
minutos de duración, incluyendo el tiempo para la traducción al
chino. A continuación, el equipo de adoración y yo dirigiríamos la
congregación a lo que yo esperaría que serían temporadas de
adoración intercesora.
Sin embargo, a medida que avanzábamos en nuestro primer
segmento de adoración parecía ser nada más que un típico tiempo de
adoración, no muy diferente a lo que muchas iglesias
contemporáneas experimentan cada domingo por la mañana.
Entonces ocurrió algo. Al terminar un coro particular de alabanza
comenzó a brotar un canto espontáneo. A medida que fuimos
siguiendo los músicos escuchamos una mezcla de miles de voces,
cada una entonando su propio cántico y creando un ambiente inusual
de adoración que se repetiría a lo largo de la conferencia y que
aumentaría mientras progresaba cada día. Estos adoradores estaban
empezando a vivir lo que ahora creo que fue un espíritu de
adoración extravagante.
Debido a que el simbolismo del Arpa y la Copa de Apocalipsis
5:8-10 se centra en una gran cosecha de almas que vienen de “de
toda raza, lengua, pueblo y nación” (v. 9), la anfitriona de la
conferencia, la Dra. Agatha Chan, expresó su deseo de recoger una
ofrenda especial cuyo propósito sería extender el evangelio por las
naciones, sobre todo en la Ventana 10/40. Agatha me pidió que le
ayudara a dirigir la reunión cuando sintiera que era adecuado recibir
la ofrenda. Le sugerí que tal vez sería bueno hacerlo el día que yo
enseñara específicamente sobre la restauración del Tabernáculo de
David (véase Hechos 15:16-18) porque esta profecía habla de todos
los gentiles (naciones) que reciben el evangelio. No alcanzaba a
darme cuenta lo importante que llegaría a ser esa decisión.
El día de la ofrenda coincidió casualmente con el Domingo de
Pascua, el cuarto día de la conferencia. Tuve la intención de enseñar
todas estas “reformas” de la adoración davídica en dos segmentos
breves esa tarde. Como toda la sesión debía ser de tres horas de
duración, pensé compartir varios aspectos durante unos 30 minutos,
luego dirigir una hora de adoración intercesora y finalmente hacer lo
mismo con las reformas restantes (media hora de enseñanza seguida
de una hora de adoración).
Agatha y yo acordamos que tomaríamos la ofrenda en algún
momento a media tarde, pero decidimos que formara parte de la
adoración en lugar de detener todo para la ofrenda. Después de todo,
ofrendar es claramente un acto de adoración. Pasar los platos de las
ofrendas parecía algo muy formal porque sentimos que interrumpiría
la adoración, así que nos surgió la idea de poner cajas de cartón en la
parte delantera del auditorio y dejar que las personas llevaran sus
ofrendas como un acto de adoración, si así lo deseaban.
Pensé inicialmente que esto podría obstaculizar la ofrenda porque
no todos responderían, pero tanto Agatha como yo acordamos que
sería menos problemático ya que no se interrumpiría nuestra
alabanza con los ujieres que pasaran los platos de ofrendas.
Unámonos a la danza
Danzar como una forma de adoración expresiva es un ejemplo de
la alabanza llena de entusiasmo que está creciendo entre las iglesias
del todo el mundo. Creo que esto es una señal de por lo menos el
comienzo de la restauración del Tabernáculo de David. Es realmente
una reforma bien recibida. Tal vez sería conveniente tener un breve
trasfondo bíblico sobre la danza.
Cuando leemos acerca de Miriam y las otras mujeres israelitas que
cantan y danzan ante el Señor después del milagro del Mar Rojo
(véase Éxodo 15:20-21), la palabra hebrea utilizada para “danzar” es
mecholah, cuya otra forma, machowl, significa “una danza en
círculo”.99
Cuando la Biblia describe a David danzando ante el Señor a
medida que el Arca era llevada a su tienda (véase 2 Samuel 6:14-
16), la palabra Hebrea que se emplea es karar. Significa “danzar,
girar alrededor”.100 En un relato paralelo de este acontecimiento
cuando David danzó delante del Arca (véase 1 Crónicas 15:29), la
palabra empleada para “danzar” es raqad, que significa “dar
pisotones fuertes o dar saltos desenfrenadamente de alegría”.101
Raqad se traduce de diversas maneras como “danzar, saltar,
brincar”. (Tal vez usted recuerde mis intentos por hacer esto en el
bosque cerca de Washington, DC, como lo expresé en la primera
parte de este libro).
El uso de dos palabras hebreas diferentes para describir el mismo
acontecimiento puede sugerir una combinación de estas expresiones.
¿Podemos imaginarnos al Rey David saltando y zapateando,
mientras gira desenfrenadamente en la adoración?
Curiosamente, la palabra “regocijo” (en griego es agalliao),
igualmente significa “saltar de alegría”102 (véase 1 Pedro 1:6,8;
Apocalipsis 19:7). Se deriva de las palabras griegas agan, que
significa “mucho”, y hallomai, que significa “saltar o brincar”.
Por lo tanto, agalliao significa literalmente “saltar o brincar
mucho”. Según una concordancia de la Biblia sería traducido
correctamente como “saltar de alegría”. Esto sugiere que incluso en
el Nuevo Testamento vemos la expresividad en aquellos que
tuvieron un encuentro con el Señor.
Esto no quiere decir que toda la adoración debe involucrar tales
expresiones eufóricas, pero tampoco debemos rechazarlas ni
evitarlas. Los sentimientos pueden ser una parte vital de la
adoración. A. W. Tozer escribió alguna vez: “Algunas personas me
han dicho muy dogmáticamente que jamás van a permitir que los
‘sentimientos’ tengan una parte en su vida y experiencia espiritual.
Yo respondo: ‘¡Es una pena!’ ”. Aquel sabio adorador continuó: “Lo
digo porque he expresado una definición muy real de lo que creo
debe ser la adoración: ¡adorar es sentir con el corazón!”.103
Tozer les hace cuidadosamente una advertencia a aquéllos que
evitan cualquier sentimiento de emoción en la adoración:
Si nos despertamos mañana por la mañana y nuestro brazo
derecho está completamente entumecido, no lo sentimos en
absoluto, llamaríamos rápidamente al médico marcando el
número del teléfono con nuestra mano izquierda buena. La
verdadera adoración es, entre otras cosas, un sentimiento
acerca de nuestro Dios. Está en nuestro corazón. Por eso
debemos estar dispuestos a expresarlo de una manera
adecuada.104
Miremos de nuevo aquel adorador consumado, el Rey David. Él
danzaba expresivamente, incluso desenfrenadamente, porque no
podía evitarlo. David interrumpió la procesión cuando el Arca
llegaba a Jerusalén y danzó ante ella con un deleite eufórico.
Una nota triste y trágica para la ocasión que se mencionó de
pasada anteriormente es la respuesta de la esposa de David, Mical.
Ella miró la escena desde la ventana, a cierta distancia, a puerta
cerrada. ¿Por qué no estaba Mical con los adoradores?, es una buena
pregunta.
La Biblia dice que ella “sintió por él [David] un profundo
desprecio” (1 Crónicas 15:29). La motivación de Mical es
desconcertante; su comportamiento es incomprensible. El texto no
aborda completamente las razones detrás de su reacción, pero es
claro el fruto de su amargura: Ella sabía que quedaría estéril de por
vida (véase 2 Samuel 6:23). Sabía que ningún niño nacería de su
vientre.
A medida que se restablezca el Tabernáculo de David de la
adoración intercesora afrontaremos la siguiente pregunta:
¿Danzamos como David o sentimos desprecio por la danza de
adoración como Mical? Dicho de otra manera: ¿Danzamos o
morimos? No estoy sugiriendo, por supuesto, que todo seguidor de
Jesús debe danzar para ser un verdadero adorador, pero estoy
sugiriendo que no critiquemos (o peor, sintamos desprecio) por los
que lo hacen. No podemos darnos el lujo de pasar por alto lo que
Dios quiere hacer a medida que se restaura el espíritu del
Tabernáculo de David. El fruto que se gana o se pierde es el fruto de
la cosecha.
¿Tiene usted ahora ganas de danzar?
La fe ante la expectativa
Dee se rió entre dientes mientras me contaba lo ocurrido aquel día
con su peluquera. “¿No es asombroso—dijo—que alguien se
emocione tanto por ir a la iglesia, a pesar de nunca haber estado allí?
Yo pensé entonces, —esa es una clase diferente de fe. ¡Es la fe de la
expectativa!
No estoy seguro de haber recordado aquella conversación si no
fuera por lo que ocurrió el domingo siguiente.
Llegamos a la iglesia por lo menos 45 minutos antes del tercer
servicio aquella mañana, con la esperanza de conseguir un asiento
en el auditorio principal (que en esa época tenía capacidad para unas
700 personas). Cada domingo había cinco servicios idénticos pero
este todavía no manejaba adecuadamente las multitudes. Si uno
llegaba a tiempo (o, Dios no lo quiera, un poco tarde), uno era
conducido por una escalera oscura hacia uno de los varios cuartos
auxiliares en el sótano donde uno podía ver la adoración y escuchar
el mensaje de la mañana en una pequeña pantalla de televisión.
(Esto fue hace más de dos décadas, antes de que llegaran a la escena
las grandes pantallas planas). A manera de broma la llamaban “la
adoración de las hormigas” porque el pastor Jack y los demás
pastores parecían hormigas.
Incluso si uno llegaba con suficiente tiempo, normalmente ya
había personas haciendo filas increíblemente largas que le daban la
vuelta al edificio y se extendían a una o dos calles laterales. Era algo
parecido o igual a lo que los jóvenes hacen para entrar a un
concierto de rock. Una vez en la fila, uno todavía tenía que
atrincherarse en una postura militar cuasi-cristiana para proteger la
posición.
De repente las puertas se abrían y comenzaban los empujones a
medida que estos normalmente amables adoradores luchaban por
avanzar sólo unos cuantos lugares por delante en la fila. Me alegré
por el mero hecho de haberme “ganado la lotería” aquel día y logré
ingresar de forma segura al templo principal. En aquel momento
pensé: No nos correspondió hoy “la adoración de las hormigas”.
De pronto ocurrieron simultáneamente dos cosas. Mientras el
pastor Jack se dirigía hacia el micrófono para comenzar un coro de
adoración, Dee me dio un codazo con fuerza para llamar mi
atención.
“Mira”, —dijo Dee emocionadamente—, “…allá junto a la
columna”. Ella inclinó la cabeza lo más discretamente posible hacia
una de las muchas columnas dispersas por el templo.
“La dama con el vestido amarillo, justo a la izquierda de la
columna…”, —me explicó Dee, “…ella es mi peluquera. ¡Está aquí,
en nuestro servicio! ¡No lo puedo creer!”.
Para entonces se cantaban las primeras estrofas del coro y, como
era típico en la adoración de La Iglesia en el Camino, las manos
comenzaron a levantarse por todas partes. Era un coro lento y
reverencial que todavía recuerdo hasta el día de hoy: “¡Mi alma
glorifica al Señor!”.
Mientras Dee hacía señas con la cabeza en la dirección de su
peluquera recordé que ella me había dicho cuatro días atrás que la
mujer nunca había ido antes a una iglesia. Naturalmente, me
pregunté cuál sería su reacción. Así que, mientras adoraba, echaba
una ojeada a todos lados. Lo que vi después me conmueve hasta el
día de hoy.
Debido a la distribución del templo, la fila en la que estaba la
peluquera de Dee estaba en un ángulo delante de nosotros y hacia la
derecha. Esto implicaba que yo podía ver claramente sus
expresiones faciales, al menos de lado. Pronto pude verlas
completamente porque ella volvió su rostro justo en mi dirección.
En primer lugar vi que tenía su boca bien abierta de asombro. Sus
ojos todavía estaban bien abiertos. Ella miró hacia la izquierda,
luego a la derecha, y luego hacia el cielo. Fue un movimiento
brusco. Entonces alzó una mano y luego la otra. Tuve la sensación
de que ella decía en su interior: Bueno, si así es como lo hacen aquí,
también lo haré yo. (Todo esto ocurrió rápidamente, en realidad, en
un lapso de tiempo más corto de lo que me toma contar la historia).
Sus ojos todavía estaban bien abiertos y tenía ambas manos
levantadas mientras yo observaba dos líneas negras paralelas que
corrían visiblemente de sus ojos: el rímel le fluía libremente con sus
lágrimas, ¡por cantidades! Ella estaba llorando. Me enteré más tarde
de que en esos breves instantes, no más de cinco minutos en el
servicio, la
peluquera de Dee había entregado su vida al Señor Jesús. La
adoración no la había intimidado, ni inhibido.
La adoración manifiesta fue para la esteticista de Dee una
invitación a un cielo abierto, y ella respondió a esa invitación
entregándole su vida a Cristo. Para mí, esta fue una imagen del
poder de la adoración davídica.
Leemos que la adoración en la tienda de David era notoria, y
como resultado de ella se multiplicó enormemente el reino de David.
Creo que cultivar un ambiente de la adoración manifiesta ayudará a
acelerar la restauración de la tienda caída de David (véase Hechos
15:16-18) y se ablandarán los corazones para la cosecha más grande
de la historia.
105 Mike Bickle, “The Tabernacle of David,” Pray! vol. 19 (July/August 2000),
pág. 19.
106 Íbid.
107 Íbid.
17. Séptima reforma: Una adoración estratégica.
La apertura de las puertas del cielo
Cuando el Hermano Lorenzo (un monje radical del
siglo XVII) estaba en su lecho de muerte, utilizó la
ocasión para predicar su mensaje de adoración de toda
la vida a los compañeros monjes reunidos a su
alrededor:
Un cántico de la cosecha
Si lo “estratégico” se refiere a lo que más importa en primer
grado, sin duda el alma de estas enormes multitudes cae en esta
categoría. Están en juego en esta guerra naciones y pueblos que aún
faltan por ser redimidos.
Vemos este enfoque mismo en la cosecha que está presente en la
adoración de David cuando él arma su tienda en aquel monte
modesto en Jerusalén (que era más bien un montículo) que
llamamos el Monte Sión. ¡Es sorprendente que en aquella
celebración David compuso un cántico sobre la Gran Comisión
1.000 años antes de que Cristo hiciera su encargo supremo! El salmo
de adoración de David fue un cántico de la cosecha.
Miremos de nuevo los acontecimientos que rodean la colocación
del Arca en aquella tienda modesta cuando David la trasladó desde
Gabaón hasta Jerusalén. Cuando el Arca fue finalmente colocada en
la tienda, David compuso un cántico que en nuestras diferentes
traducciones actuales incluyen casi 30 versículos de las Escrituras.
Es notable que en esta relativamente breve canción, David relacione
repetidamente la adoración con el hecho de impactar al mundo
entero con el mensaje de la grandeza y la gloria de Dios.
Consideremos los siguientes pasajes:
Ese día David le dio a Asaf y a sus compañeros levitas esta
canción de agradecimiento al Señor: Den gracias al Señor y
proclamen su grandeza; que todo el mundo sepa lo que él ha
hecho. Canten a él; sí, cántenle alabanzas; cuéntenle a todo
el mundo acerca de sus obras maravillosas. . . . ¡Que toda la
tierra cante al Señor! Cada día anuncien las buenas noticias
de que él salva. Publiquen sus gloriosas obras entre las
naciones; cuéntenles a todos las cosas asombrosas que él
hace. . . . Oh naciones del mundo, reconozcan al Señor;
reconozcan que el Señor es fuerte y glorioso. . . .que toda la
tierra tiemble delante de él. El mundo permanece firme y no
puede ser sacudido. ¡Que los cielos se alegren, y la tierra se
goce! Digan a todas las naciones: «¡El Señor reina!» (1
Crónicas 16:7-9,23-24,28,30-31, NTV, énfasis añadido).
Hay en este breve cántico por lo menos 10 referencias a las
naciones, los pueblos, el mundo o la tierra, los cuales son
impactados como resultado de la adoración. Observemos las frases:
“que todo el mundo sepa”; “cuéntenle a todo el mundo”; “que toda
la tierra cante al Señor”; “anuncien las buenas noticias”; “publiquen
sus gloriosas obras entre las naciones”; “Oh naciones. . .reconozcan
al Señor”; “que toda la tierra tiemble”; “el mundo permanece
firme”; “que la tierra se goce” y “digan a todas las naciones: «¡El
Señor reina!»”. ¿Cabe alguna duda de que David tuviera una visión
para el mundo sobre la adoración?
La gran conexión
No puede ser una simple coincidencia que cuando David “montó”
su tienda de campaña para albergar el Arca de la presencia de Dios,
su cántico se centró estratégicamente en el mundo entero. No puede
haber ninguna duda de la conexión que existe entre la restauración
de los últimos días del Tabernáculo de David y la cosecha final de
Dios. Debemos reconocer junto con la Gran Comisión, la “Gran
Conexión”, aquélla de la adoración intercesora con la gran siega de
los perdidos de los últimos días.
David fue un hombre conforme al corazón de Dios, y el corazón
de Dios comprende claramente a todo el mundo (véase Juan 3:16;
Marcos 16:15). Creo que el cántico de David en la dedicación del
Tabernáculo no fue su propio cántico sino un cántico que el Espíritu
Santo cantaba a través de él. Es un cántico que estoy seguro que
Dios quiere cantar a través de cada uno de nosotros de mil maneras
diferentes a medida que convoca su cosecha.
La relación estratégica de la adoración con la cosecha es algo que
John Piper aborda muy bien y de manera poderosa en su libro
Alégrense las naciones. Piper, en especial, me ayudó a ver el
ministerio de Cada Hogar para Cristo en una nueva luz. Yo siempre
había pensado que CHC era un ministerio que busca principalmente
ganar almas a través del evangelismo casa a casa, sembrando
sistemáticamente las semillas del evangelio en todos esos hogares, y
el Señor ha sido muy bueno para conceder un fruto alentador
durante todos estos años.
De hecho, Dios ha permitido que en más de 65 años de trabajo de
CHC se siembren más de 3 mil millones de mensajes de salvación
impresos en los hogares de 227 países. Al escribir estos renglones,
más de 101 millones de tarjetas de decisiones hechas han sido
devueltas y se ha hecho seguimiento con cursos bíblicos y con
obreros cristianos capacitados. ¡Ese número está aumentando en la
actualidad con más de un millón cada mes!
Pero Piper me ayudó a ver que estamos haciendo mucho más que
sólo traer almas al Reino—no es que esto sea de ninguna manera
insignificante—. Además, estamos ayudando milagrosamente a
movilizar a los adoradores redimidos, por millones, que son
añadidos a esa
multitud impresionante de adoradores eternos que el apóstol Juan
nos menciona cuando dice que ningún hombre puede contar (véase
Apocalipsis 7:9). ¡Qué gloriosa tarea!
John Piper también me ayudó a ver la Gran Comisión en una
nueva luz, la luz de la adoración. Esta perspectiva de Piper fue
especialmente útil:
Dios está persiguiendo con una pasión omnipotente su
propósito en todo el mundo para reunir adoradores alegres
para sí mismo de toda tribu, lengua, pueblo y nación. Por lo
tanto, armonicemos nuestro amor con el suyo, y, por el bien
de su nombre, renunciemos a la búsqueda de comodidades
mundanas y unámonos a su propósito global. Si lo hacemos,
el compromiso omnipotente de Dios con su nombre estará
sobre nosotros como estandarte, y no vamos a perder, a pesar
de las muchas tribulaciones (Hechos 9:16; Romanos 8:35-
39).114
Dios tiene un plan
He reflexionado sobre la relevancia de la adoración intercesora y
la restauración del Tabernáculo de David para cumplir con un
determinado mandato ministerial—cualquier mandato—, porque
creo que Dios me ha llamado, al menos hasta cierto punto, para ser
un estratega en las misiones. En concreto, nuestro mandato en Cada
Hogar para Cristo es participar con otros para ayudar a cumplir la
Gran Comisión mediante la presentación del evangelio a cada hogar
en todo el mundo. Tal como se afirmó anteriormente, se suelen dar
dos mensajes a la mayoría de los hogares en una zona específica:
uno para adultos y uno para niños.
Se estima que alrededor de 2,7 mil millones de personas en el
mundo nunca han escuchado el nombre de Jesús ni una sola vez, o,
en el mejor de los casos, nunca han recibido una presentación clara
del evangelio. ¿Qué se necesita para que nuestro ministerio alcance
a todas estas personas perdidas (que viven en unos 500 a 600
millones de hogares) en el lapso de una década?
Fuimos desafiados en varias ocasiones por lo que parecían ser
obstáculos invencibles. Pero en cuanto nuestro equipo de liderazgo
global tuvo una visión estratégica para lograr esta ambiciosa meta,
comprendimos que ésta era posible. Consideremos, por ejemplo, los
más de 100 millones de hogares musulmanes (500 millones de
personas) en el Medio Oriente Árabe, donde al parecer las
restricciones nos detuvieron. Esto pudo haber sido un motivo para
darnos por vencidos, si no fuera por las circunstancias similares que
enfrentamos en la Rusia soviética antes de la década de 1990. Las
cosas cambiaron casi de la noche a la mañana en aquella parte del
mundo, tal como lo describí anteriormente. CHC ha visitado ahora a
más de 40 millones de hogares en Rusia y la antigua Unión
Soviética, conocida ahora como la CEI (Comunidad de Estados
Independientes).
Además de las restricciones del gobierno hubo también otros
obstáculos impresionantes. El costo para cumplir nuestro mandato
fue de enormes proporciones, cerca de mil millones de dólares.
Sabíamos que no podíamos hacerlo solos, y también nos dimos
cuenta de que, aunque el Cuerpo de Cristo ya tenía los recursos
necesarios para cumplir la misión, mucho de lo que hacemos
actualmente no está estratégicamente coordinado. A menudo se
duplican innecesariamente las acciones y con frecuencia caemos en
el sectarismo.
Por lo tanto, sabíamos que nos iba a costar mucho trabajo.
Obviamente, no podíamos hacerlo todo, pero podíamos hacer
nuestra parte. Además, si todas las partes críticas se unían en Cristo,
entonces todos nosotros, de hecho, ¡podríamos hacerlo
completamente!
En medio de la redacción de nuestro plan a largo plazo estuve
particularmente animado por una promesa de Isaías que coincidió
con la lectura bíblica asignada para ese día. Decía:
Tengo un plan para toda la tierra, una mano de juicio sobre
todas las naciones. El Señor de los Ejércitos Celestiales ha
hablado; ¿quién podrá cambiar sus planes? Cuando levante
su mano, ¿quién lo podrá detener? (Isaías 14:26-27, NTV).
Dios, en realidad, tiene un plan, y es un plan para toda la tierra.
No tuvimos que llegar con nuestro propio plan; sólo tuvimos que
introducirnos en el plan de Dios. Pronto se hizo evidente para mí
que la restauración del Tabernáculo de David era central para aquel
plan. Desde luego, me di cuenta rápidamente de que no podíamos
restaurar nosotros mismos el Tabernáculo de David (sea lo que
significara). Algo de una unidad sin precedentes y un espíritu de
cooperación iba a tener que extenderse por todos los espectros del
Cuerpo de Cristo. Aún así, me preguntaba, ¿podrá la adoración
intercesora de alguna manera ayudar a que todo esto ocurra?
Una oportunidad estratégica
Los expertos en el campo de la investigación de las misiones me
ayudaron a tener una luz sobre este asunto. Uno de ellos fue el Dr.
Todd Johnson, coautor con el Dr. David Barrett de la Enciclopedia
Mundial Cristiana, obra de gran prestigio y autoridad. Johnson
evaluó el progreso de las misiones globales a la luz del ese entonces
cercano nuevo milenio, en un encuentro en Colorado Springs en
marzo de 1999.
Según el Dr. Johnson, más de 1.500 proyectos a nivel mundial,
entre organizaciones confesionales y para-eclesiásticas, se han visto
afectados en las últimas dos décadas. Cada uno de estos proyectos se
centró en algún aspecto del cumplimiento de la Gran Comisión en
nuestra vida. A principios de la década de 1990, muchos misioneros
abrazaron el objetivo de terminar la tarea para el año 2000. Incluso
recuerdo cómo varios años antes de esa fecha, el Dr. Bill Bright,
fundador de la Cruzada Estudiantil y Profesional para Cristo, me dio
un reloj que mostraba una cuenta regresiva de cuánto tiempo
quedaba para el año 2000. Esto fue un “gran propósito” para una
“gran tarea”.
Lamentablemente, tal como lo explicó Johnson en aquel
encuentro, la gran mayoría de esos 1.500 proyectos, a pesar de
expresar un compromiso de cooperación y alianza, funcionaron más
o menos de manera independiente. Es cierto; muchos esfuerzos se
habían reunido para buscar grandes encuentros en la segunda década
de 1990 para informar sobre sus actividades, pero cuando
concluyeron esas reuniones en realidad ocurrieron muy pocas
alianzas estratégicas.
El Dr. Johnson compartió luego varios factores que a su juicio
eran fundamentales para ver el cumplimiento de la Gran Comisión
en nuestra época o en cualquier generación futura. En su lista se
incluían factores tales como la menor duplicación del esfuerzo
misionero, el aumento de la cooperación y la planeación intencional,
y una larga serie de interesantes ideas.
Johnson predijo, con la presentación de datos estadísticos para
respaldar sus afirmaciones, que a menos que Dios abriera un camino
para unir estos proyectos independientes de una manera mucho más
centrada, al terminar la próxima década todavía habría el mismo
número de pueblos no alcanzados que había actualmente. La peor
noticia fue que aquellos grupos no alcanzados serían aún más
grandes en población, con una mayor cantidad de personas para ser
evangelizadas. Tengamos en cuenta que esta reunión se llevó a cabo
en 1999. Podemos decir con tristeza, aquí en nuestros días, que
Todd Johnson tenía la razón.
Aunque el balance del Dr. Johnson era comprensiblemente
negativo, encontré que mi corazón se regocijaba de cómo Dios había
guiado a Cada Hogar para Cristo a establecer El Centro Jericó, el
cual en aquella época pronto se convertiría en una bendita realidad.
Sentí que Dios usaría estas instalaciones para ayudarnos, aunque
sólo de manera modesta, en esta causa de unir a los ministerios y de
comenzar a revertir estas tendencias. Nuestro lema para el centro es
simplemente: “¡Las murallas caen donde se une el Cuerpo de
Cristo!”.
El centro Jericó, que ahora celebra casi una década de servicio, se
ha comprometido a acoger los encuentros de varias entidades
participantes que deseen formar parte de alianzas estratégicas para el
evangelismo y el discipulado. También sirve para saturar estos
proyectos con adoración e intercesión continua. Pero, ¿qué se
requiere para que ocurra una cooperación y una alianza mucho
mayor a nivel mundial?
Es cierto que existe hoy en día cierto número importante de
alianzas misioneras, pero ¿podría ocurrir mucho más a gran escala?
Si es así, ¿cómo? Para mí, aquí está en juego el destino de las
naciones. Creo que un componente clave podría hacer la diferencia.
Ese componente es el tema de todo este libro: la adoración
intercesora.
Un componente estratégico
Creo que la adoración intercesora bien podría marcar la
diferencia entre cumplir o no la Gran Comisión que Cristo le dejó a
su Iglesia.
Por esta razón, un objetivo fundamental del Centro Jericó es
mantener las 24 horas una cobertura de adoración intercesora por los
encuentros estratégicos que se llevan a cabo en el centro, así como
por los planes que resulten de ellos. No se sabe si esta estrategia de
una adoración intercesora en el sitio ha estado alguna vez
directamente relacionada con un proceso de encuentro en curso que
busque desarrollar alianzas tan arrolladoras para el evangelismo, el
discipulado y la fundación de iglesias. Creo que este espíritu de
adoración intercesora necesita ser llevado a las partes más oscuras
de nuestro planeta para elevar un manto de alabanza sobre esos
lugares a medida que el pueblo de Dios intercede continuamente por
un cielo abierto, por encima de estas naciones, para que todos
puedan recibir el conocimiento de Jesucristo.
Una parte fundamental de este deseo de tener una alabanza e
intercesión continua es la imagen bíblica del arpa y la copa, la cual
se encuentra en Apocalipsis 5:8-10 y se destaca en el primer capítulo
de este libro.
Como se dijo anteriormente, la relación de estos símbolos con la
recolección de la cosecha es seguida inmediatamente en el texto por
el pronunciamiento colectivo dirigido al Cordero de Dios mismo en
la forma de un nuevo cántico: “Digno eres de recibir el rollo escrito
y de romper sus sellos, porque fuiste sacrificado, y con tu sangre
compraste para Dios gente de toda raza, lengua, pueblo y nación” (v.
9).
¿Qué tan importante es la adoración combinada con la intercesión
para completar la Gran Comisión? Meditemos de nuevo sobre estas
palabras de John Piper: “Las misiones existen porque no hay
adoración. . . . [Las misiones] son una necesidad temporal. Pero la
adoración permanece para siempre. De modo que la adoración es el
combustible y la meta de las misiones”.115
Consideremos además la paráfrasis única que hace Eugene
Peterson de la larga profecía de Isaías, al acercarse a su conclusión
en el capítulo 66:
Estoy a punto de llegar y luego reunir a toda la gente—de
toda nación, de toda lengua. Vendrán y verán mi gloria.
Estableceré un puesto de posicionamiento en el centro.
Enviaré a los sobrevivientes del juicio por todo el mundo:
España y África, Turquía y Grecia, y las islas lejanas que no
han oído hablar de mí, que no conocen nada de lo que he
hecho, ni quién soy. Los enviaré como misioneros para
anunciar mi gloria entre las naciones (Isaías 66:18-19, THE
MESSAGE).
Personalmente, al leer esta paráfrasis veo un enorme ejército de
una nueva orden de misioneros (algunos la consideran “misioneros
intercesores”) que surgirán en los próximos días. Estos misioneros
declararán la gloria de Dios y levantarán un manto de alabanzas en
todas las naciones. En términos prácticos, los ministerios como Cada
Hogar para Cristo y Proyecto Lucas 18 en Kansas City ya están
desarrollando programas específicos a fin de equipar a estos
misioneros intercesores para esta tarea, y para que puedan ver que la
“adoración intercesora permanente” llegue a las naciones más
oscuras y más difíciles de evangelizar.
Este nuevo tipo de misionero debe ser capacitado y enviado a esas
naciones porque creemos que los niveles de intercesión y adoración
deben aumentar para hacerle frente a las fuerzas malignas que obran
en esas regiones oscuras. Estos “misioneros intercesores” tendrán la
responsabilidad principal de ver que surjan de manera continua
“oraciones saturadas de adoración” sobre todo para cubrir a los
obreros nacionales y a la Iglesia en general, a medida que busquen
discipular a las naciones.
Veo muchos equipos de misioneros intercesores que trabajen en
conjunto con los creyentes nativos ayudándoles a asumir el
liderazgo en el mantenimiento de tal adoración. Así podrán
establecer Centros de Oración y Adoración en esas regiones infieles
y se esforzarán por apoyar a la iglesia local a través de la adoración,
el estímulo, y otras vías prácticas de apoyo.
Observemos de nuevo la frase en el pasaje de Isaías 66 citado
antes: “Estableceré un puesto de posicionamiento en el centro” (v.
19). ¿Podrá ser que los centros de la adoración intercesora continua
serán claves para crear cielos abiertos sobre esos lugares oscuros de
modo que los trabajos del evangelismo y el discipulado se puedan
acelerar significativamente? Le dije recientemente a un amigo: “¡Me
gustaría ver que eso suceda sólo para ver qué pasa!”.
Por lo tanto, el objetivo general de estos programas de formación
es capacitar y enviar misioneros intercesores e interculturales hasta
por dos años (o más), para establecer este tipo de centros con la
ayuda de los creyentes del lugar. Entonces harán alianzas con
iglesias locales para ver a todos los cristianos de la zona
discipulados en su identidad principal como adoradores de Dios,
viviendo para la gloria de Dios y luego llevando aquella identidad a
sus barrios y pueblos a fin de reunir una cosecha aún más grande de
fieles al ganar las multitudes para Cristo.
108 A.W. Tozer, ¿Qué pasó con la Adoración? (Bogotá, Colombia: Centros de
Literatura Cristiana, 2010).
109 Íbid.
110 Jack Hayford, Worship His Majesty (Waco, TX: Word Books, 1987), pág. 129.
111 Íbid., pág. 130.
112 Joseph Garlington, Worship: The Pattern of Things in Heaven (Shippensburg,
PA: Destiny Image Publishers, 1997), pág. 59.
113 Íbid., pág. 79.
114 John Piper, Let the Nations Be Glad! (Grand Rapids, MI: Baker Book House,
1993), pág. 40.
115 Íbid., pág. 1.
116 Mike Bickle, “The Tabernacle of David,” Pray! vol. 19 (Julio/Agosto 2000),
pág. 22.
117 Kevin J. Conner, The Tabernacle of David (Portland, OR: City Bible
Publishing, KJC Publications, 1976), pág. 253.
118 Piper, Let the Nations Be Glad!, pág. 15.
Tercera parte: Los Ríos
18. Dé cabida a mi gloria. Primer río: El río de la intimidad
La dimensión profética de la
adoración intercesora
Susurros en la noche
Preparé tres enseñanzas con sus guías de trabajo correspondientes
para mis presentaciones en las sesiones plenarias, cada una basada
en la lección anterior. El tema general era, “Cómo ser un
movilizador de la oración”. La primera y la segunda lección eran
introductorias de la tercera, la cual sentí que era la lección más
importante. La hoja de trabajo de la tercera lección incluía una
porción de la enseñanza de “cómo hacerlo”, un detalle que enfatizo
debido a los susurros repetidos durante la noche: ¡Dé cabida a mi
gloria!
Estaba emocionado por predicar estos mensajes porque sentí que
los estudiantes podían usar esa información para movilizar a otros a
orar cuando regresaran a sus instalaciones. También me di cuenta de
que tendría un público cautivo porque a todos los participantes se les
exigía asistir a las tres reuniones plenarias. Sentía que a medida que
construía una lección sobre la otra, estos 5.000 líderes estudiantiles
estarían mejor dotados para ser movilizadores de la oración.
Para despertar el interés distribuí intencionalmente todas las tres
hojas de trabajo en la primera sesión, en lugar de repartir una lección
por sesión. Quería abrirles el apetito a los estudiantes para recibir
mayor enseñanza al mostrarles los diferentes esbozos con muchos
espacios en blanco para “completar” los apuntes.
Después de la primera lección me sentí animado por el aumento
en el número de estudiantes que asistieron a las reuniones
opcionales de oración. La asistencia aumentó de un puñado el
primer día, a 200 el segundo. El número aumentó aún más el tercer
día.
Mi sesión plenaria final iba a ser a la mañana siguiente y yo iba a
ser el primero de varios oradores. Dios me visitaría la tercera noche
de una manera muy peculiar. Pero antes de ello, había algo único
que Él me mostraría aquella tarde.
El tiempo de oración fue programado para las dos últimas horas.
Comenzamos a buscar a Dios después de unos instantes
introductorios. Luego, alrededor de una hora en la reunión, sentí la
impresión de pasar de mi posición de rodillas a estar postrado en
tierra ante el Señor. No hice ningún intento de animar a otros a hacer
lo mismo.
Estuve en esa posición por casi una hora. Pronto comencé a llorar
y podía escuchar a otros que lloraban también. Había en el salón un
quebrantamiento profundo.
Un vientre de gloria
Me senté finalmente y miré a mi alrededor, sorprendido. Cada
persona estaba sobre su rostro en oración sin ser dirigidos por mí.
Sentí que el Señor decía: Este es el vientre de mi gloria. Un vientre,
desde luego, es el lugar donde se concibe la vida. La vida finalmente
nace desde un vientre hacia su plenitud.
Siguió otra impresión: Lo que ves hoy aquí es lo que añoro que
haga mañana todo el grupo. Deseo transformar todo el centro de
convenciones en un vientre de mi gloria.
Entonces pensé en oración: Eso suena bien, Señor, pero ¿cómo va
a ser posible?
Esta fue una de esas preguntas en oración de las que no
necesariamente se espera una respuesta inmediata. Incluso me
pregunté si me estaba imaginando todo esto. ¿Cómo podía ocurrir lo
que sucedió tan espontáneamente con sólo algunos cientos de
personas en el entorno de una plenaria con miles de personas y
muchos conferencistas invitados, cada uno con un ardiente mensaje
en su corazón?
Cuanto más pensaba al respecto, más concluía que era sólo una
ilusión. Mi mente seguía regresando a mi mensaje final para aquella
mañana. Pero primero pasaría aquella larga noche en blanco con el
repetido “susurro” del Señor.
El susurro de Dios
En cuanto Dee y yo nos retiramos para irnos a dormir, mi esposa
percibió mi inquietud. Sin embargo, como es costumbre para Dee,
ella se quedó dormida profundamente en segundos mientras yo daba
vueltas en la cama.
Para mí, era imposible conciliar el sueño. Traté de hacer todo lo
imaginable. Estoy seguro de que conté ovejas y pronuncié
bendiciones hasta que perdí la cuenta de lo que estaba contando.
Finalmente le pregunté al Señor: “¿Por qué no puedo dormir cuando
me veo frente una tarea tan importante?”.
Entonces escuché el susurro de Dios que me decía: ¡Dé cabida a
mi gloria!
Yo respondí: “Oh, Dios, ¿eres Tú?”.
Escuché de nuevo las palabras: ¡Dé cabida a mi gloria!
“¿Cómo, Oh Dios? ¿Qué quieres decir?”. —le pregunté con
preocupación.
Él me respondió con la misma declaración: ¡Dé cabida a mi
gloria!
Yo insistí: “¿Cómo puedo darle cabida a tu gloria?”. Realmente
no tenía ni idea qué quería Dios que yo hiciera.
Luego le dije desesperadamente: “¡Muy bien, Dios! ¡Voy a hacer
lo que Tú digas!” (dije esto después de escuchar la misma impresión
10 veces).
Todavía no tenía ni idea qué era lo que Dios quería que yo hiciera,
pero Él pareció honrar mi pequeño paso de fe. De pronto me
preguntó: ¿Alguna vez has escuchado una enseñanza bíblica mejor
que las que has escuchado durante estos últimos dos días?
No estaba seguro a dónde iba todo esto, pero le dije: “No, Señor,
no puedo recordar haber sido más inspirado por una enseñanza que
en esta reunión”. Recibí, de hecho, una de las mejores enseñanzas
que jamás haya escuchado. Tenía la esperanza de que mi enseñanza
tuviera un impacto tan grande como los mensajes de los demás
oradores.
¿Alguna vez has experimentado cantos más fervientes y alegres
que los de estos jóvenes universitarios?, —me preguntó el Señor.
Entonces respondí: “Nunca, Señor”. —Luego añadí: “¡Estos
estudiantes irradian fervor!”.
Sólo hay un problema, me dijo Dios con firmeza. En toda esta
actividad nadie se ha tomado el tiempo necesario para darle cabida
a mi gloria. He querido derramar mi gloria durante cada uno de
estos días, pero cada vez que estoy listo alguien interrumpe con otro
mensaje, canción o anuncio. Cada momento ha estado repleto de
programación.
La oración líquida
Me metí en silencio a la ducha antes de la salida del sol; luego
esperé a que se despertara mi esposa. Estaba vestido y sentado en el
sofá cuando Dee se había duchado y vestido. Le pedí que se sentara
a mi lado. No pude contener las lágrimas.
“Cariño, ¿qué pasa?” —preguntó ella.
“No pude dormir en toda la noche”, le respondí. “Dios me pidió
que hiciera algo en mi sesión final y no sé cómo hacerlo”.
“¿Qué te pidió que hicieras?”.
“¡Nada!”.
“¿Qué quieres decir con ‘nada’?”, —me preguntó, confundida.
“¡Eso es—nada!”, —le respondí.
Dee me preguntó perpleja: “¿Cómo vas a hacer “nada”?”.
Sonó tonto (incluso gracioso), pero le respondí: “No tengo ni idea.
Nunca he hecho “nada” antes”.
Dee insistió: “Pero no puedes simplemente no hacer nada”.
“¡Lo sé!, pero eso fue lo que dijo Dios. Él quiere que ponga a un
lado mi tercera lección y simplemente vaya al púlpito y espere su
gloria”.
Mi esposa trató de orar por mí, pero cada vez que comenzaba a
hablar, ella simplemente comenzaba a llorar. Dee estaba sollozando.
Decidí que debía intervenir, o de lo contrario no íbamos a orar antes
de salir para el auditorio. Comencé con mis propias peticiones de
oración, y mientras lo hacía, sentí que Dios hablaba por última vez:
He escuchado hoy las oraciones de Dee.
En cuanto salimos hacia el auditorio recordé la definición única
que hizo Charles Spurgeon de las lágrimas de un creyente.
¡Spurgeon las calificó de “la oración líquida”!119
El río de la intimidad
Estaba ansioso e inseguro al caminar hacia el atril. Aquí va
“nada”, —dije pensativo. Mis intentos de obediencia aquella
mañana se complicaron aún más al ser presentado ante el inmenso
auditorio.
El maestro de ceremonias hizo hincapié en lo importante que sería
mi lección final. Procedió a “apasionar” a los estudiantes, incluso
envió a los ujieres por los pasillos con otras hojas de trabajo
adicionales en caso de que alguno hubiera olvidado las suyas. Quise
meterme a gatas en un agujero y ocultarme.
Para mi gran alivio, mientras caminaba hacia el atril Dios me dio
una simple directriz. Al menos el nada de Dios tendría cierto grado
de especificidad. Debía pedirles a los estudiantes que fueran a Isaías
6 y se arrodillaran de cara hacia adelante. Luego debía pedirles a
todos que dijeran en oración los versículos 1 al 8 en voz alta, no al
unísono sino en voz alta, cada uno a su propio ritmo. Dios quería
que todos los presentes se identificaran con la visión de Isaías de su
encuentro con Dios mismo.
La parte del nada de mi tarea vendría después de ello. De hecho,
no se requeriría nada más porque Dios estaba claramente a cargo de
todo. Ninguno de los presentes podrá olvidar lo que ocurrió durante
los siguientes 20 minutos. Los estudiantes con las Biblias en la
mano estaban arrodillados de cara hacia adelante, a medida que una
cacofonía de voces llenó el centro de convenciones. En cuestión de
segundos entendí lo que Dios quería hacer.
De repente, sin pedirlo, los estudiantes comenzaron a acudir a
raudales hacia los pasillos postrándose sobre sus rostros. El
quebrantamiento se extendió por todo el auditorio.
Finalmente, mi hora asignada ya casi estaba terminando. Me volví
para preguntarle al maestro de ceremonias qué debía hacer, pero él
estaba postrado debajo del piano, llorando. Los miembros del equipo
de alabanza también estaban esparcidos por el escenario, cada uno
postrado en profunda adoración. Cada delegado, todos los 5.000
estaban postrados, boca abajo, ante la majestad de Dios. ¡Jamás
había visto nada igual!
El río de la presencia de Dios estaba fluyendo claramente. Era,
paradójicamente, un río de gozo y deleite. Más que eso, era un río
de la intimidad. Sabía que algo estaba naciendo en esos instantes.
Llegó el deleite con la misma intensidad que generalmente le sigue a
un parto. La promesa del día anterior se hizo realidad. Todo el
auditorio se había convertido en “el vientre de la presencia de Dios”.
El salón había sido destinado para la gloria de Dios, y cuando
apareció la grieta en el embalse, fluyó la plenitud de Dios. Muchos
estudiantes permanecieron postrados sobre sus rostros hasta bien
entrada la tarde.
Al final del día nos invadió una alegría extraordinaria. Dios
simplemente había deseado que estos estudiantes se acercaran más a
Él, que interrumpieran sus planes y programas, y lo buscaran sólo a
Él. Esta experiencia me mostró que todos los ríos de sus delicias
parecen comenzar con este río de la intimidad. Es en este río que
llegamos a entender la dimensión profética de la adoración
intercesora.
Un canal de adoración
He observado durante varios años un creciente reconocimiento del
ministerio profético en el Cuerpo de Cristo. Observé muy
recientemente una apertura similar a la adoración profética, algo que
se definirá en breve. Creo que todo esto está relacionado con lo que
compartí anteriormente en este libro sobre la adoración intercesora y
en particular, sobre la restauración del Tabernáculo de David en los
últimos días.
Me limitaré a decir aquí que no mucho después de comenzar este
viaje inusual (con el ayuno de adoración de 40 días que mencioné al
principio), empecé a imaginarme los ríos de adoración profética
apasionada junto con la intercesión ferviente y enfocada que fluía
por toda la Iglesia a nivel mundial. La intercesión se saturó de
adoración y se volvió profética en su naturaleza.
Tal como compartí en el capítulo 1, el primer día de lo que sería
mi ayuno de adoración de 40 días, Dios me llamó la atención sobre
el Salmo 37:4 y la familiar promesa de que Él les concedería los
deseos del corazón a quienes se deleitaran en Él. Desde luego, lo
que yo más deseaba en ese entonces, y todavía deseo hoy en día, es
que el mundo entero pueda experimentar la alegría de conocer a
Jesús.
Cuando abrí mi Biblia en el Salmo 37:4 para leer una vez más esta
bella promesa, mis ojos alcanzaron a ver una frase del salmo
anterior y redirigí mi atención para leer esos versículos: “Todos los
seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas. Los
alimentas con la abundancia de tu propia casa y les permites beber
del río de tus delicias” (Salmos 36:7-8, NTV).
La expresión “río de tus delicias” invadió mi mente los días
siguientes. ¿Cuál era ese río? ¿Qué significaba beber de ello?
¿Cómo podíamos liberar estos ríos a nuestras circunstancias diarias
así como a las naciones?
Me vinieron de inmediato a la mente varias descripciones de los
ríos que son fuentes de vida y que se mencionan en las Escrituras.
Reflexioné sobre cómo estos ríos se relacionan con la presencia de
Dios y su poder para sanar y restaurar. Sentí que Dios decía que Él
tiene varios “ríos de sus delicias” transformadores que algún día
fluirán a través de sus hijos hacia todo el mundo. Veremos en
aquellos ríos la transformación literal de los pueblos y las naciones.
Pronto me imaginé una serie de estos ríos proféticos y
sobrenaturales que eran liberados a través de las oraciones del
pueblo de Dios.
El canal que transportó estos ríos era la adoración intercesora
profética. Estaba convencido que estos ríos fluirían del movimiento
de la adoración intercesora del arpa y la copa que describí
anteriormente como fundamental para la restauración del
Tabernáculo de David a nivel mundial en los últimos días.
La alabanza profética
La alabanza profética o adoración se entendían claramente en la
época de David. Jack Hayford escribe sobre esta realidad lo
siguiente:
David organizó y facilitó el apoyo para los líderes y los
ministerios musicales a fin de mejorar la adoración de Israel
después de montar el Tabernáculo en Jerusalén y anticipar la
construcción del Templo (véase 1 Crónicas 25:2-7). Los
coros y las orquestas no sólo se prepararon para cantar y
tocar con habilidad sino que también fueron seleccionados
por su sensibilidad al espíritu de la profecía.122
Observemos el equipo de alabanza que conformó David alrededor
del Tabernáculo: “David y los comandantes del ejército designaron
hombres de las familias de Asaf, de Hemán y de Jedutún para
proclamar los mensajes de Dios acompañados de liras, arpas y
címbalos” (1 Crónicas 25:1, NTV). “Proclamar los mensajes de
Dios”, con acompañamiento musical, hace referencia a la adoración
profética.
Más adelante en el pasaje nos dan los nombres de seis líderes de
alabanza que “profetizaban para dar gracias y alabar al Señor” (1
Crónicas 25:3). Luego en el versículo 7 se nos dice que muchos
otros adoradores, todos “instruidos para cantarle al Señor”,
estuvieron igualmente involucrados (incluyendo los líderes, este
equipo de adoración davídica tenía 288 integrantes).
Estos adoradores no sólo eran expertos sino que también fueron
capacitados en la adoración profética. Hayford añade:
Esta descripción revela una mezcla tanto de espontaneidad
del Espíritu Santo como de la preparación para una
presentación musical especializada. Sus profecías
involucraban más que ajustar a la música los pasajes bíblicos
existentes. Estos músicos debían esperar en el Señor para
tener inspiración, la verdad viva que encendería la adoración
y la alegría en el corazón del pueblo de Dios.123
Al sugerir que necesitamos este mismo tipo de ministerio en la
Iglesia de hoy, Hayford pregunta:
Moisés anhelaba el día en que todo el pueblo de Dios
profetizara (véase Números 11:29); ¿no deberíamos esperar
también que nuestros coros e instrumentos sirvan para
ministrar con el don de la profecía? ¿No es posible que la
restauración del Tabernáculo de David del Nuevo
Testamento nos lleve a nuevas dimensiones de alabanza y
adoración inspiradas por el Espíritu Santo?124
Creo que las respuestas a las preguntas de Hayford son un rotundo
sí y que tal adoración profética está ocurriendo con el movimiento
de la adoración intercesora del arpa y la copa a nivel mundial. Tal
como lo documenté anteriormente, este movimiento ya está
haciendo un impacto en la cosecha de almas a nivel mundial. El
salmista observó claramente la relación entre la adoración profética
y la cosecha. Él cantó: “Que te alaben, Señor, todas tus obras; que te
bendigan tus fieles. Que hablen de la gloria de tu reino; que
proclamen tus proezas, para que todo el mundo conozca tus proezas
y la gloria y esplendor de tu reino” (Salmos 145:10-12).
119 Charles H. Spurgeon, Twelve Sermons on Prayer (Grand Rapids, MI: Baker
Book House, 1971), pág. 14.
120 Jack W. Hayford, ed., Spirit-Filled Life Bible (Nashville, TN: Thomas Nelson,
Inc., 1991), pág. 1424.
121 Íbid.
122 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Ventura, CA: Regal, 2000), pág. 163.
123 Íbid., pág. 164.
124 Íbid.
125 Alice Smith, conversación con su esposo, Eddie, Washington, DC, 7 de febrero
de 2002.
19. El encuentro de la caracola. Segundo río: El río de la suficiencia
La dimensión posicional
de la adoración intercesora
El Tíbet corona el mundo, un lugar alto en más de un
sentido. Aunque el Tíbet es una tierra de misterio e
intriga, asolada por la pobreza y la superstición
religiosa, un pequeño riachuelo de la presencia
sanadora de Dios comenzó a fluir a través de esta tierra
históricamente budista. Todo comenzó con un
encuentro profético de adoración en una caracola
sagrada en Lhasa, Tíbet.
El encuentro de la caracola fue un acontecimiento que tuvieron mi
amigo Mark Geppert y un grupo de intercesores de adoración que
fueron con él al Tíbet en agosto de 1998. La confrontación ocurrió
allí, en el famoso templo de Jokhang.
La experiencia única de Mark nos introduce en la dimensión
posicional de la adoración intercesora profética. En pocas palabras,
la adoración intercesora tiene la capacidad de posicionar al pueblo
de Dios en un lugar especial de autoridad profética. Cuando se
ejerce esa autoridad comienza a disminuir algo de la influencia
satánica de una ciudad, región o nación entera. Eso es lo que creo
que ocurre en el Tíbet, el lugar de nacimiento del Dalai Lama y el
budismo tibetano.
La construcción de un trono
Según Mark, el camino alrededor del Buda del 1.5 metros de
altura era lo suficiente ancho para que su grupo de 20 personas
formara un círculo completo. El abad se fue, dejándolos solos en la
pequeña capilla durante 30 minutos. El equipo de adoradores
rodearon el Buda y cantaron himnos antiguos tales como “Hay
poder en Jesús” y “Sólo de Jesús la sangre”. También cantaron el
coro inspirador de Paul Kyle, más como una directriz profética que
como una canción:
Cristo te exaltamos,
Te proclamamos Rey.
Hoy Señor te ensalzamos
Con alabanza y loor.
Con nuestra adoración Señor, edificad un trono;
Con nuestra adoración Señor, edificad un trono;
Con nuestra adoración Señor, edificad un trono;
Ven y toma Jesús tu lugar.127
A medida que el grupo cantaba todos sintieron una entronización
sobrenatural de la presencia de Dios dentro del recinto. A su juicio,
lo que cantaban sucedía realmente. El grupo terminó ungiendo al
Buda Sakyamuni con aceite, incluso mientras alababan. Mark dijo
que la estatua quedó empapada de aceite.
Salieron del templo de Jokhang y en menos de 30 minutos
distribuyeron por lo menos 2.000 mensajes sobre Jesús en el idioma
tibetano. Mark le preguntó primero a un policía si esto era
permitido. Una vez que el agente se aseguró de que la literatura no
mencionaba al Dalai Lama (y sobre todo que no contenía su foto),
les permitieron distribuir libremente la literatura. El policía incluso
se ofreció a ayudar a distribuir los folletos. (Las autoridades chinas
que ejercen el control en el Tíbet consideran al Dalai Lama como
una amenaza política importante. Incluso su foto se considera como
contrabando y por lo tanto es ilegal). Mark y el grupo estaban
seguros de que su adoración intercesora y su estrategia de ungir al
hombre fuerte, el abad, ya estaban surtiendo efecto.
Eso fue sólo el comienzo de este riachuelo de la sanidad de Dios.
Muy pronto, el riachuelo se convertiría en una corriente de la
bendición de Dios.
¡Benditos sean!
Más tarde esa noche, junto con varios líderes chinos, Mark
comenzó a elaborar el protocolo para el proyecto. Aunque se
retrasaría el lanzamiento por un año debido al ataque con bombas a
la embajada china en Belgrado, Yugoslavia (durante la guerra de los
Balcanes), todo el proyecto se aprobó al año siguiente. Mark firmó
el acuerdo definitivo el 26 de enero de 2000. Seis meses después de
eso varios grupos médicos capacitados examinaron a sus primeros
jóvenes pacientes.
Hasta la fecha, los grupos de Mark han examinado a 17.000 niños
en todas las siete prefecturas del Tíbet y en los 74 condados que las
componen. Miles de niños adicionales son examinados anualmente.
Hasta el momento se sabe que el cuatro por ciento tiene anomalías
que requieren atención médica. Ninguna entidad humanitaria ni
gubernamental había hecho algo así hasta que llegaron los grupos de
Mark. ¡Como es típico de Mark, desarrolló una manera en el proceso
de reconocimiento para que los “intercesores” médicos impusieran
las manos en todo niño y lo consagraran al Señor Jesús! Primero se
le cuenta a cada niño la historia de Jesús. Mark dice: “Es una
manera de bendecir su corazón en más de un sentido”.
Obviamente, ha habido mucha guerra alrededor de este proyecto.
Muchos intercesores han participado en oración por esta estrategia
única de transformación que al final puede liberar el río de la
sanidad de Dios, tanto espiritual como física, a todos los niños del
Tíbet.
Mark conformó una cobertura de oración las 24 horas del día para
enfrentar todas las dificultades y obstáculos que surgieran. Estos
obstáculos incluían especialmente los desafíos financieros. El
presupuesto de $5 millones de dólares para un período inicial de
cuatro años parecía desalentador para un ministerio que operaba en
aquella época con menos de $100.000 dólares anuales. Pero creció
la fe de Mark, al igual que las vías de provisión. Recientemente, se
financió completamente un laboratorio de cateterismo
cardiovascular y un ala del hospital pediátrico, la mayor parte del
dinero provino de cristianos fuera del Tíbet, y el resto fue provisto
por el gobierno chino. Esta es la única unidad quirúrgica para niños
en toda esa parte de la China occidental. La sección y el laboratorio
cardíaco de varios millones de dólares es fundamental para la
atención de niños con trastornos cardíacos en todo el Tíbet, quienes
probablemente habrían muerto a los 11 años si no fuera por esta
unidad especializada. Montones de niños son tratados
quirúrgicamente cada año. ¡Todo esto comenzó cuando un equipo de
intercesores adoradores se reunió alrededor de un Buda de piedra y
entronizó a Cristo!
Incluso más recientemente, otro fenómeno ha estado ocurriendo.
Cuando el hijo de Mark, Matthew, quien dirige el grupo “Touching
Hearts” [Tocando corazones], estuvo la última vez en Lhasa, 26
niños estaban siendo preparados para las cirugías programadas en un
período de dos días. Matt llegó el primero de esos dos días con un
equipo de dos intercesores quienes iban a ayudar a cubrir los
procedimientos con oración. Mientras 14 niños esperaban la cirugía,
la coordinadora del proyecto, una mujer llamada Gayle, corrió hacia
donde Matt y le explicó que había ocurrido algo inesperado. El alma
de Matt se le cayó a los pies, pues temía un problema grave. ¿Habría
alguna falla en un equipo, o algo peor? Pero la coordinadora disipó
rápidamente los temores de Matt al explicarle: “Siete de los catorce
niños ya no necesitan la cirugía. Sus corazones han sido
completamente sanados a su llegada al hospital”.
Tal como lo explicó Matt: “Lo que hizo esto tan inusual fue que
los médicos examinaron a todos estos siete niños a su llegada y
determinaron que cada uno tenía un grave defecto cardíaco
congénito”. Matt añadió entonces: “Lo mismo ocurrió al día
siguiente. Doce niños estaban programados para la cirugía y Gayle
vino a mí diciendo que cinco de estos no mostraron ninguna señal de
la enfermedad que fue diagnosticada sólo un día antes. Ellos
también habían sido sanados por completo”. El río de la suficiencia
de Dios estaba fluyendo libremente y todavía fluye hoy en día. ¡Les
llega al menos a los tobillos de Mark y Matthew! Así como con
Ezequiel, pronto estarán nadando.
El encuentro de la caracola en el Buda Sakyamuni sagrado del
Tíbet de hecho ilustra lo que yo denomino la dimensión posicional
de la adoración intercesora profética. Tal adoración, y su
intercesión resultante, nos llevan al río de la suficiencia de Dios.
126 Tibet (Hawthorn, Victoria, Australia: Lonely Planet Publications, 2000), pág.
13.
127 Paul Kyle, “Jesus We Enthrone You,” copyright 1980, por Kingsway’s
Thankyou Music. Todos los derechos reservados. Utilizado con permiso.
128 Fodor’s Nepal, Tibet and Bhutan (New York: Random House, 2000), pág. 123.
20. Los intercesores de Agatha. Tercer río: El río de la supremacía
La dimensión penetrante de la
adoración intercesora
Era una mañana soleada cuando sonó el teléfono en
nuestra habitación de hotel en Hong Kong. Había
pocos indicios de que una fuerte tormenta se dirigía
hacia nosotros mientras miraba el hermoso puerto de
Victoria. Era el domingo 26 de septiembre de 1999. Yo
iba a predicar en dos servicios aquella mañana y luego
iba a concluir una conferencia de tres días sobre la
guerra espiritual esa misma mañana. Más de 100
iglesias habían enviado delegados a las sesiones
anteriores.
El tema de la conferencia, Iluminemos la Ventana, tenía un énfasis
particular en la preparación de intercesores para un enfoque de
oración de un mes de duración por la Ventana 10/40, prevista para el
mes siguiente, octubre. La “Ventana 10/40” es un término que se
popularizó en la década de 1990 a través del “Movimiento 2000 d.C.
y más allá”, dirigido por Luis Bush, el creador del término.
Como tal vez recuerde usted, esta zona geográfica se caracteriza
por los límites latitudinales de 10 grados y 40 grados al norte del
ecuador, y se extiende desde la costa occidental de África a través
del Medio Oriente hasta la frontera oriental de China. La región es el
hogar del 97 por ciento de los países menos evangelizados del
mundo. Sin embargo, sólo el 8 por ciento del personal misionero
trabaja allí. La Ventana 10/40 es también la sede (y lugar de
nacimiento) de la mayoría de las principales religiones no cristianas:
el islam, el hinduismo y el budismo. Por supuesto, el judaísmo y el
cristianismo también nacieron allí.
Orar por la ventana
Cada Hogar para Cristo había estado participando profundamente
en la movilización de la oración por esta región desde que se
conoció por primera vez el término “Ventana 10/40”. Fue, de hecho,
en nuestra sede de CHC el 13 de junio de 1992 cuando un puñado de
líderes se reunió a petición de Luis Bush para discutir la viabilidad
de tener un mes entero de oración enfocada a nivel mundial en esta
región. Mientras nos reunimos aquella mañana, pocos se dieron
cuenta durante esas horas que estaba naciendo el movimiento más
grande de oración enfocada por las naciones.
Nos reunimos en la sala de juntas de nuestro ministerio, junto a
nuestra sala de oración, la cual estaba llena de intercesores de las
iglesias locales. Habían sido invitados para cubrir en oración lo que
creíamos que debía ser una reunión estratégica. Hacia el mediodía
había surgido el tema “Orar por la ventana”, y se había fijado la
meta ambiciosa de movilizar a un millón de cristianos a nivel
mundial para orar por estos países de la Ventana 10/40 (dos países
por día) durante octubre de 1993. De esa manera, la oración
sincronizada y enfocada se extendería por las 62 naciones durante
los 31 días de octubre. También surgió la idea de enviar equipos de
intercesores a cada uno de esos 62 países.
Tuve mis dudas de que 62 equipos pudieran ser movilizados para
esta tarea, y también estuve escéptico de que un millón de personas
pudieran ser reclutadas para orar por esta región durante un mes
entero.
Pero para mi sorpresa y alegría, cuando todos los grupos,
denominaciones, iglesias locales y ministerios informaron de sus
cifras, más de 20 millones de personas habían participado y se
habían realizado asombrosamente 249 viajes. El comité decidió
auspiciar un enfoque similar de un mes de duración cada dos años
hasta el final de la década.
En octubre de 1999, después de nuestra conferencia en Hong
Kong, iba a celebrarse nuestro última sesión de oración de un mes
de duración en esa década por la Ventana 10/40. Se estableció una
meta aún más ambiciosa para esta estocada final: movilizar a 50
millones de intercesores para orar diariamente por esta región
durante el mes. Debido a que varios millones de estos intercesores
serían movilizados por radio a través de la China continental (así
como entre la gran red de iglesias en las casas), parecía apropiado
celebrar una reunión temática en Hong Kong.
El auditorio de 800 sillas se llenó los dos primeros días de las
sesiones y montones de intercesores interesados fueron rechazados
debido a la falta de espacio. Era claro que los creyentes de Hong
Kong reconocieron la importancia de la necesidad de la oración
enfocada en la parte continental de China, así como en otras
naciones asiáticas vecinas a la Ventana 10/40.
¡A la espera de Cam!
De esta manera esperaba yo con ansias aquella tarde la última
sesión de la conferencias cuando sonó el teléfono el domingo por la
mañana. Un día antes habíamos anunciado que esta última sesión
sería un tiempo especial para bendecir a los intercesores, un tiempo
para la imposición de manos para los interesados, orando que Dios
impartiera a cada uno la unción especial para una intercesión más
efectiva. Prometí particularmente orar de manera específica por
todos los que quisieran participar en la oración enfocada el mes
siguiente por la Ventana 10/40. Tenía la esperanza de que varios
grupos de intercesores de Hong Kong viajaran a la zona continental
para orar durante ese mes, uniéndose a otros que estarían llegando
de todas partes del mundo. Nuestro comité se había fijado la meta de
3.000 viajes de oración en toda la región, incluyendo a China
continental. Por esta razón sentí que la última sesión era
especialmente crítica.
La llamada telefónica parecía cambiar todo ello. La persona que
llamaba era Agatha Chan, la coordinadora de la conferencia. En
aquel momento la tormenta tropical “Cam”, de la cual habíamos
escuchado varios días atrás, se había dirigido a Taiwán (lejos hacia
el sur) pero había cambiado de dirección y se dirigía ahora
directamente hacia Hong Kong. Dicha tormenta se había convertido
en un verdadero tifón que ya alcanzaba un rango 8 de advertencia,
sólo dos puntos por debajo del nivel más alto para los tifones, lo que
llamamos huracanes en la región. Agatha explicó que cuando una
advertencia llegaba al rango 8 se tenía que detener todo el transporte
público y cerrar todos los establecimientos públicos. Esto
significaba que no se podrían celebrar servicios religiosos en las
iglesias aquella mañana, y que se tendríamos que cancelar la última
sesión de las conferencias.
Pero Agatha no estaba dispuesta a darse por vencida. Era cierto,
una tormenta con señal 8 de advertencia se dirigía hacia nosotros, y
ninguna tormenta de esta magnitud jamás había cambiado de
dirección estando tan cerca de la tierra, pero Agatha decidió reunir a
un pequeño grupo de intercesores para orar de todos modos.
Sabíamos desde hacía varios días que había la posibilidad de tener
tiempo bendecido ese fin de semana. Pero como el tifón se dirigía
hacia Taiwán, no nos causó mucha preocupación inmediata. Ahora,
todo había cambiado: ¡Cam se avecinaba!
Curiosamente el giro de la tormenta hacia nosotros bien pudo
haber tenido algo que ver con las oraciones de los participantes el
primer día de nuestra conferencia. Unas semanas antes Taiwán había
sufrido un terremoto devastador, así que cuando los intercesores en
Hong Kong se enteraron de que el tifón Cam se dirigía hacia la zona
de Taiwán, donde se emprendía una masiva ayuda humanitaria,
Agatha sugirió que le pidieran a Dios que cambiara la dirección del
tifón. Se tomaron sus palabras muy en serio, y ocurrió lo que los
adoradores pidieron. Sin embargo, aparentemente a nadie se le
ocurrió orar que si Cam cambiaba de dirección, no se dirigiera hacia
nosotros.
1. La oración autoritativa
En primer lugar, sugerí que la oración a nivel estratégico es
autoritativa, ampliando la definición con la palabra clave
“confianza”. Expliqué que la oración autoritativa encarna un espíritu
de audacia. Tal oración cree y abraza la promesa de Jesús: “Sí, les
he dado autoridad a ustedes para pisotear serpientes y escorpiones y
vencer todo el poder del enemigo; nada les podrá hacer daño”
(Lucas 10:19).
2. La oración combativa
En segundo lugar hice énfasis en que la oración a nivel estratégico
es combativa. Mi palabra clave para este punto fue “agresiva”. La
oración combativa requiere un espíritu de militancia. Les recordé a
los participantes que las Escrituras están llenas de simbolismo
militar. Cité a Josué 5:14-15; 2 Corintios 10:4-5; Efesios 6:10-18; 1
Timoteo 6:12 y 2 Timoteo 2:3-4. Expliqué que la frase misma
“Jehová de los ejércitos”, que aparece 273 veces en el Antiguo
Testamento, se refiere al líder de un “ejército celestial”. Incluso en
Éxodo se describe a Dios como “varón de guerra” (Éxodo 15:3,
RVR1960). Sugerí que la oración combativa consiste en poner algo
de “lucha” en nuestra intercesión.
3. La oración intensiva
En tercer lugar hice énfasis en que la oración a nivel estratégico es
intensiva. Le dije al grupo que esto se resumía con la palabra
“ferviente”. Tal oración expresa un espíritu de determinación.
Santiago lo describe de la siguiente manera: “La oración eficaz del
justo puede mucho” (Santiago 5:16, RVR1960). La Biblia Ampliada
traduce este versículo: “La oración ferviente (sentida, prolongada)
del justo hace disponible un tremendo poder [es dinámica en su
obrar].” Note que la palabra “intenso” significa “que existe en un
grado extremo”, viene del latín intensus, que significa “estirado
firmemente”129 Sugerí que hay ocasiones en las cuales corresponde
hacer oraciones “vehementes”.
4. La oración antagónica
Luego resalté que la oración a nivel estratégico es antagónica,
sugiriendo la palabra clave “audacia”. Expliqué que la oración
antagónica se manifiesta a sí misma en un espíritu de tenacidad. Tal
vez esto es lo que Jesús imaginó cuando les dijo a sus discípulos que
podían ordenarles a las montañas que se movieran (véase Marcos
11:22-23). Añadí que las primeras tres características de la lista: la
oración autoritativa, combativa e intensiva, se combinan para
producir la audacia necesaria para la oración antagónica. Tal oración
se vuelve audazmente tenaz o, como lo describió personalmente un
colega mío: la oración con una tenacidad apasionada y un toque de
locura.
5. La oración exhaustiva
En quinto lugar sugerí que la oración a nivel estratégico es
exhaustiva. Esto se resume con la palabra clave “centrada”. Si
nuestra intercesión ha de ser exhaustiva debe tener un enfoque
preciso. Tal oración—añadí—requiere un espíritu de totalidad. Esto
significa que debemos abordar completamente (es decir,
íntegramente) un tema en particular en la oración. Jesús dijo: “ ‘Y
todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis’ ” (Mateo
21:22, RVR1960). La Nueva Versión Internacional traduce este
versículo así: “ ‘Si ustedes creen, recibirán todo lo que pidan en
oración’ ”. “Todo” es una expresión radical que implica la totalidad
en nuestra oración.
6. La oración creativa
Luego describí la oración a nivel estratégico como creativa,
haciendo hincapié en la palabra clave “fe”. Este tipo de oración,
sugerí, implica un espíritu de visión. Le permitimos a Dios que use
nuestra imaginación para ayudarnos a orar creativamente. La
oración creativa ensancha nuestra fe. Pablo dijo: Dios “da vida a los
muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos
4:17, RVR1960). El autor de Hebreos explica: “Ahora bien, la fe es
la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”
(Hebreos 11:1). ¡Escuché alguna vez a alguien sugerir que esto es
llegar a ninguna parte, aferrarse a nada y esperar hasta que se
convierta en algo!
7. La oración decisiva
En séptimo lugar, y por último en mi lista de ese día, expliqué que
la oración a nivel estratégico es decisiva. En una palabra, la oración
decisiva es “concluyente” (mi palabra clave para este punto). Le
expliqué al grupo que este tipo de oración representa un espíritu de
finalidad. Cité Apocalipsis 12:7-12 como la base bíblica para esta
característica. Vemos aquí una victoria decisiva en los lugares
celestiales donde Satanás es destronado por fuerzas angelicales. Pero
estas fuerzas sólo ganan la victoria porque los santos de Dios en la
tierra usan sus armas de “la sangre del Cordero y de la palabra del
testimonio” (Apocalipsis 12:11). Esto sólo puede ocurrir, sugerí, a
través de la oración decisiva.
La división del 8
Luego llegaron a la característica seis de la lista, la oración
creativa. Inicialmente, al no estar seguros de cómo aplicar esto, un
integrante del grupo recordó la declaración de Pablo de que Dios “da
vida a los muertos y llama las cosas que no son, como si fuesen”
(Romanos 4:17, RVR1960). La fe comenzó a cimentarse en el
pequeño grupo. Buscaron a Dios para tener una imagen mental de
cómo debían orar.
De repente, uno de los intercesores vio en su mente un “8”
gigante, el número que representaba el grado de la tormenta que se
avecinaba. Ellos sabían que si de alguna manera la señal 8 de
advertencia se disminuía a una señal 3, se restablecería el transporte.
Esto parecía imposible en la esfera del mundo natural.
Entonces, inesperadamente, la intercesora se imaginó una mano
gigante cortando verticalmente al enorme 8 por la mitad. Así, la
mitad que quedaba del 8 se caía al suelo. ¡Sólo permanecía un 3! Le
contó al grupo la impresión que tuvo y pronto estaban todos
moviendo sus manos arriba y abajo, dividendo simbólicamente el 8.
El grupo sabía que esta era una imagen profética de una victoria
inminente. Cam se convertiría en un tifón de nivel 3. Pasaron
rápidamente al último ítem de la lista: la oración decisiva. Oraron
con un espíritu de finalidad, alabando a Dios por el milagro
venidero. En realidad, el milagro estaba ocurriendo en ese mismo
instante.
Dee y yo regresamos a nuestra habitación en el décimo sexto piso
del hotel. Nos preguntábamos cuándo llegaría esa terrible tormenta.
Sin embargo, no había ni rastro de ella. El puerto estaba
completamente en calma. Pero como ahora eran pasadas las 2:00
PM, yo estaba convencido de que la conferencia se cancelaría sin
importar cuáles fueran las condiciones meteorológicas a esta altura.
Era demasiado tarde para que se reunieran todos los asistentes,
aunque se esfumara por completo la tormenta.
Entonces sonó el teléfono. Era Agatha. Alguien venía
inmediatamente para llevarnos a la reunión. Sorprendentemente, a
las 2:20 PM, Cam había desaparecido por completo. ¡La tormenta
no sólo cambió de dirección sino que desapareció completamente!
En cuestión de minutos (no horas), Cam había disminuido de una
señal 8 a una señal 3 de advertencia. En realidad, el 8 había sido
cortado simbólicamente por la mitad, tal como lo había previsto la
intercesora. Se había vuelto un 3, lo cual era una brisa en
comparación con un verdadero tifón.
Mientras nos dirigíamos a la última sesión me pregunté cuántas
personas asistirían ya que el transporte público se había reanudado
tan sólo 45 minutos antes. Pronto supe que los participantes habían
estado observando detenidamente el estado del tiempo, y el
momento que se anunció la señal 3, se dirigieron a la conferencia.
Quedé sorprendido. Se ocupó cada asiento.
La adoración comenzó puntualmente a las 3:00 PM. Agatha se
acercó al micrófono a las 3:20 para anunciar que el Observatorio
Climatológico de Hong Kong acababa de emitir un boletín. Se había
disipado por completo el tifón Cam. ¡Había desaparecido! Agatha
explicó más tarde que una tormenta de esta magnitud es por lo
general seguida de varios días de fuertes lluvias. Sin embargo, tras la
“desaparición” de Cam no había ni una llovizna. Incluso la Señal 3
que se anunció a las 2:10 PM duró sólo como una hora y diez
minutos. A continuación, todas las señales bajaron a la normalidad.
¡Según Agatha, este acontecimiento no tuvo precedentes!
La construcción de una nueva muralla para
China
En esa última sesión tuve la oportunidad de orar personalmente
por varios cientos de intercesores. Era obvio que Dios tenía algo
significativo planeado para esta reunión que casi no se lleva a cabo.
Los intercesores de Agatha oraron anteriormente ese día, y un río de
la supremacía de Dios comenzó a fluir en Hong Kong. No cabe
duda que su oración fue profética. Si la profecía significa “decir
antes” o “declarar delante de”, la adoración intercesora de aquella
mañana tormentosa fue sin duda profética. Esta declaraba el poder
de Dios “delante de” así como “antes” del tifón Cam.
La forma en que el grupo de Agatha penetró proféticamente en la
tormenta a muchos kilómetros de distancia me recordó a los profetas
como Ezequiel y Elías en la antigüedad, quienes profetizaron en
contra de las montañas, los valles, los lugares altos e incluso los
ídolos. En el caso de los intercesores de Agatha, ellos profetizaron
en contra de la tormenta, y lo hicieron a través de la adoración
intercesora.
Es muy significativo que la conferencia de la guerra espiritual de
aquel septiembre de 1999 en Hong Kong diera origen a la
Conferencia de la adoración intercesora del arpa y la copa el fin de
semana de Pascua del siguiente año (Este fue el año en que comenzó
mi ayuno de adoración de 40 días). La conferencia del año 2000 fue
la primera reunión para los cristianos de Hong Kong donde se
presentó formalmente el modelo del Arpa y la Copa. Como
resultado de la conferencia, los creyentes de más de 150 iglesias
comenzaron a ayudar a formar varios “Muros de Oraciones” las 24
horas del día en cada distrito de Hong Kong.
Debo aclarar que se construye un Muro de Oración cuando se
cubren todas las 168 horas de la semana con oraciones por una zona
dada. Así se formaron muros completos durante los 24 meses
siguientes de la conferencia.
Esta visión de la adoración se extiende ahora rápidamente desde
Hong Kong a toda la China continental. Phil Bennett, un pastor de
oración de Carolina del Norte quien fue conmigo a Hong Kong para
presentar la idea de establecer estos Muros de Oraciones, tuvo una
visión en el vuelo antes de la capacitación. Vio la Gran Muralla
China convertirse en una Gran Muralla de Oración, llena de
intercesores parados hombro a hombro y extendiéndose por todas las
provincias de China. Phil no tenía ni idea que en menos de una
década después recibiría informes fiables de más de 2.500 muros de
oración con estos que se emprendieron por toda China como
resultado de aquellas semillas visionarias sembradas en nuestra
conferencia. ¡Puesto en perspectiva, si se mantienen fielmente 2.500
muros de oración durante todas las 168 horas cada semana, esto
representaría 420.000 horas de oración elevándose al trono de Dios
por toda la China continental cada semana! Un líder chino clave en
este movimiento creciente me dijo personalmente que su ministerio
se fijó la meta de establecer para la próxima década 10.000
ministerios de oración 24/7 por todo el territorio continental.
Hubo sin duda una dimensión penetrante en la adoración
intercesora profética de aquella pequeña tropa de guerreros de Hong
Kong en septiembre de 1999. Creo que liberaron un río de la
supremacía de Dios que en últimas fluirá a toda aquella región del
mundo y más allá. También pudo haber dado origen a un
movimiento de oración por China que no tiene paralelo en la
historia. De hecho, una gran muralla se está erigiendo.
La percepción profética
Un amigo y estratega de la oración, John Robb, presidente del
Consejo Mundial de Oración, cree que este es el caso con Bali, a
donde viajó alguna vez con un grupo de oración de diez intercesores
experimentados de cinco naciones. Se encontraron en Besakih, Bali,
con un grupo más grande de setenta creyentes balineses y otros
cristianos de las islas indonesias vecinas. Además, miles de
intercesores alrededor del mundo apoyaban la iniciativa con sus
oraciones. Entre estos intercesores se incluían creyentes que
participaban con 40 redes mundiales de oración, además de miles de
cristianos de la gigantesca feligresía del Dr. Yonggi Cho de la
Iglesia del Evangelio Completo de Yoido, Seúl, Corea del Sur.
Incluso 340 iglesias de Sri Lanka se comprometieron a cubrir esta
iniciativa estratégica con oración.
John y su grupo aprendieron varias lecciones interesantes a través
de su iniciativa de oración en Bali que nos ayudan a definir la
dimensión perceptiva de la adoración intercesora, y a presentar lo
que creo que es el río del descubrimiento de Dios. En el corazón de
esta dimensión se encuentra un entendimiento de lo que George Otis
Jr. llama “la intercesión informada”, un concepto que examinaremos
en breve.
Lo profético, por su misma naturaleza, es perceptivo. “Percibir” es
“comprender u observar, sobre todo a través de la vista o con la
mente”. Percibir también significa “entender, discernir, conocer o
deducir”. “Percepción” como sustantivo, es “el reconocimiento
intuitivo de una verdad o realidad”. “Intuición” es “una idea
inmediata o entendimiento sin un razonamiento consciente”.131
Cuando uno añade a estos conceptos la dimensión sobrenatural del
Espíritu Santo que proporciona estas intuiciones, el resultado es la
percepción profética que libera este río del descubrimiento. Para mí,
el mejor canal para el flujo de este río profético es la adoración
intercesora. La adoración entroniza a Dios, liberando así su poder
para la aplicación inmediata, mientras que la intercesión se centra o
aplica ese poder a las necesidades específicas. La parte del
descubrimiento es la manera en que Dios revela exactamente cómo
orar en situaciones específicas.
Esta dependencia del Espíritu Santo no es para sugerir que el
intercesor sea simplemente un actor pasivo en tal oración, alguien
que espera el estímulo del Espíritu para interceder por una cierta
situación y sólo entonces participa en la oración. Parece que los que
mejor fluyen en este río del descubrimiento profético son los que
hacen su tarea en la oración, lo cual nos lleva de regreso a la frase
que utiliza George Otis Jr.: “la intercesión informada”.
La expresión se define a sí misma: Es la recolección de
información exacta que lleva a la intercesión adecuada. Los ejércitos
dedican bastante tiempo y recursos para recopilar información de
inteligencia exacta, para saber cómo librar eficazmente una guerra.
Nosotros también tenemos que hacer nuestra tarea para la oración
reuniendo la mayor información posible sobre el enfoque de nuestra
intercesión. Entonces, cuando se añade el elemento profético a lo
que ha producido nuestra tarea, nos esperan posibilidades de oración
increíbles. El poder de esa oración se amplifica aún más cuando
nuestras oraciones están saturadas de la adoración ferviente. Sin
embargo, tenemos que hacer nuestra tarea. La preparación para la
oración saturada de adoración a menudo conduce a la inusual
percepción profética en la oración.
Manteniéndolo personal
Todo lo que pueda decirse sobre las diferentes dimensiones de la
adoración intercesora que se mencionan en estas páginas, y sobre la
manera como podrían tener un impacto sobre los que nos rodean,
tiene relativamente poca importancia si los principios no se puede
aplicar de manera personal. Para el rey David, la adoración siempre
era personal. Él dijo: “Una sola cosa le pido al Señor, y es lo único
que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida,
para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en su templo”
(Salmos 27:4).
Observe las expresiones “pido”, “persigo” y “habitar”. La pasión
suprema de David era conocer a Dios y adorarlo. Y todo eso era
personal.
Quedé fascinado hace unos años mientras leía los Salmos, por las
repetidas peticiones de bendiciones personales. Conté por lo menos
50 ocasiones en las cuales David y otros salmistas usaron
expresiones como “llévame”, “fortaléceme”, “guíame”, “sáname”,
“revíveme” y así sucesivamente. El Salmo 143, por ejemplo, tiene
unas 15 de estas peticiones. Esto sugiere que, incluso a medida que
desarrollemos la oración con una naturaleza intercesora (la que se
centra en los demás), no hay nada de malo con perseguir la
bendición personal.
David entendió especialmente que la presencia de Dios era la más
grande de todas las bendiciones personales. Otro de estos salmos
dice: “Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma
tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela. . . .Te he visto en tu
santuario y he contemplado tu poder y tu gloria. . . .Tú me
satisfaces. . . .te alabaré con cánticos de alegría” (Salmos 63:1-5,
NTV).
Note las expresiones “de todo corazón te busco”, “mi alma tiene
sed de ti”, “todo mi cuerpo te anhela”, “he contemplado tu poder y
tu gloria”, “tú me satisfaces” y “te alabaré”. Hay 12 referencias
personales a ser bendecido en sólo cinco versículos. Aunque David
dirigió la adoración de manera colectiva, también la mantuvo a nivel
personal.
Tenga en cuenta también el desafío de Pablo de hacer la adoración
tanto colectiva como personal: “Sean llenos del Espíritu. Anímense
unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales. Canten y
alaben al Señor con el corazón” (Efesios 5:18-19).
Por un lado, Pablo dice: “Anímense unos a otros con salmos,
himnos y canciones espirituales”, lo cual es la adoración colectiva.
Pero luego dice: “Canten y alaben al Señor con el corazón” (énfasis
añadido), lo cual involucra una dimensión personal de la adoración.
Esto también sugiere una medida de espontaneidad. Debemos
“alabar” con nuestro corazón individual y cantar al Señor. A veces
esta adoración espontánea puede llegar a ser profética, lo cual nos
lleva de vuelta a la abuela Ana.
Determinación reverente
Conocí a la abuela Ana a través de Paul DeNeui, quien escribió
sobre la adoración indígena en un artículo presentado en la revista
Missions Frontiers. DeNeui describió una experiencia de los
misioneros Jim y Joan Gustafson que habían ido a Tailandia en
1971. Su misión era servir entre los casi 20 millones de personas
“menos evangelizadas” del norte de Tailandia.135
Según los Gustafsons, las principales maneras que la mayoría de
los cristianos tailandeses han adoptado para expresar su adoración
son de estilo occidental. Por lo tanto, el tailandés promedio no
convertido, cuando ve la adoración típica de una iglesia evangélica
dice que el cristianismo es una religión “de extranjeros”.
Como los Gustafsons en particular querían evangelizar al pueblo
Isaán del norte de Tailandia, y querían hacerlo en un contexto
cultural Isaán de música y danza, comenzaron a orar sobre la manera
correcta de lograrlo. Algo esencial para tal adoración era el uso de la
kaen Isaán (flautas de bambú) junto con su danza tradicional. Pero
esto ofrecía otros desafíos. Cuando el cristianismo llegó al norte de
Tailandia les enseñaron a los conversos a adorar sólo en el idioma
tailandés central y de una manera occidental. De hecho, muchos
cristianos tailandeses todavía asocian el uso de la kaen y la danza
Isaán con la adoración a espíritus animistas. Sorprendentemente, se
consideraba radical, en los primeros días, incluso enseñar a las
personas a adorar en su propio idioma local (en este caso,
Lao/Isaán).
Luego vino un gran avance que sucedió con la sorpresa de la
abuela. La abuela Ana se levantó lentamente, sin previo aviso,
durante uno de los estudios bíblicos en el idioma local, mientras un
pequeño grupo de estudiantes estaban sentados en un círculo en una
estera de paja escuchando con atención. Ella se trasladó al centro del
círculo con una mirada de determinación reverente. En un instante
Ana estaba bailando libremente de la manera Isaán tradicional. Los
brazos delgados de esta mujer frágil de 90 años de edad se agitaban
con gracia mientras sus dedos se movían con expresividad.
Ana se balanceaba en silencio, en profunda adoración, con pasos
pausados. No había música. Los espectadores se quedaron atónitos.
La mayoría en el grupo creía que el uso de la adoración tradicional
tailandés era satánico. Ningún cristiano Isaán alguna vez había
danzado así en adoración. Estaban horrorizados.
Alguien gritó finalmente: “¡Abuela, siéntese! ¿Qué crees que estás
haciendo?”.
Sin pausa, Ana declaró: “Tú no le dices a tu abuelita que se siente.
Tengo 90 años y estoy dando gracias al Señor”.
Un salto y un paso
La lección de Jack Hayford aquel día fue conmovedora, pero el
mensaje real se produjo en los últimos minutos cuando habló acerca
de un viaje que había hecho varios años atrás a una nación que no
mencionó. Los creyentes tenían allí una tradición inusual de
adoración que lo perturbó. Jack explicó que cuando estos adoradores
entonaban coros fuertes y alegres lo hacían “algo así como dando un
pequeño salto y un paso”, —dijo mientras hacía una rápida
demostración.
Jack había visto varios estilos de adoración durante los años
mientras viajaba, y ciertamente entendía que algunas culturas, como
muchas en África y el Pacífico, incluían habitualmente danzas como
una forma de sus tradiciones de adoración. Pero eso le molestaba. Él
era de una cultura occidental más conservadora. Él incluso habló allí
con algunos de los líderes cristianos gentilmente, pero expresando
su consternación. Pensó que les compartía un punto de sabiduría.
Pero, como lo relató Jack: “Toleraron amablemente mis
observaciones y no me reprocharon, pero tampoco cambiaron su
adoración”.
Cuando Jack regresó a casa, varios miembros de su personal le
preguntaron sobre el viaje. Algunos se preguntaban especialmente
sobre cómo los creyentes adoraban allí. Así que, en una reunión del
personal, Hayford les hizo una breve demostración saltando y dando
un paso con una o dos patadas rápidas. Incluso agregó una sonrisita,
como si sugiriera: “¿Pueden creer que cristianos cuerdos hagan algo
como esto durante su servicio de adoración el domingo por la
mañana?”.
Jack pensó muy poco sobre esta “lección de baile” hasta tres
meses después durante un tiempo de adoración personal. Había sido
un tiempo profundamente conmovedor y Jack se encontró diciendo a
sí mismo: “¡Jesús, te amo demasiado, te alabo, Señor, te amo más de
lo que puedan expresar mis palabras!”.
La presencia de Dios llenó la habitación. Jack oyó de repente la
voz inconfundible de Dios: ¿Danzas conmigo? (Al escuchar esto,
desde luego, me acordé de mi danza delante del Señor en ese bosque
cerca de Washington, como lo describí en el capítulo 7).
135 Paul DeNeui, “What Happened When Grandma Danced,” Missions Frontiers
(Junio 2001), págs. 18-19.
136 Íbid., pág. 19.
137 Jack Hayford, “Guarding Your Heart as a Man of Worship” (enseñanza
presentada en la Conferencia para Pastores Promise Keepers, Georgia Dome,
Atlanta, GA, 14 de febrero de 1996).
23. Una llama fragante.Sexto río:El río de la humildad
La dimensión purificadora
de la adoración intercesora
Lancé un fósforo a la chimenea y observé cómo se
encendían las astillas secas por debajo de los troncos
de roble partidos. Lo que ocurrió aquella mañana en
nuestra sala liberó un aroma de adoración en las
regiones celestiales diferente a cualquier otro aroma
que pueda recordar.
Aquel día, muchas cosas tomaron forma en mi mente acerca de la
naturaleza de Dios y de lo que más le da placer a Él, así como la
relación entre la humildad y la sanidad.
La tercera parte de este libro ha tratado acerca de los ríos
proféticos. Sugerí anteriormente que el flujo de tal adoración va a
traer al final sanidad a las naciones y este flujo jugará un papel
decisivo para desatar los ríos de la presencia de Dios, los cuales
traerán sanidad a todos los niveles de la sociedad. Pero en el corazón
de esta sanidad va a haber un espíritu de humildad.
Un momento de Isaac
Las llamas se hacían más luminosas en nuestra chimenea aquella
mañana fría de marzo a medida que Nancy disfrutaba sentada en
nuestra sala, sujetando en las manos su archivo de cartas. Con ella
estaba un intercesor personal de mucho tiempo atrás que Nancy
quería que la acompañara durante este momento personal.
Yo no había hablado realmente con Nancy, excepto brevemente,
para confirmar sobre este tiempo que íbamos a tener juntos en
nuestra casa. Además, no mencioné las cartas en ese entonces
porque sabía lo que pasaba por la mente de Nancy desde el día en
que preguntó si teníamos una chimenea. Estábamos aquí, ahora, y
era un momento incómodo. Me encontré buscando mentalmente una
buena salida “bíblica” para Nancy, y esperando que no lo tuviera
que hacer después de todo.
Entonces me vino a la mente la disposición de Abraham de
sacrificar a su hijo Isaac. “Sabes, Nancy—sugerí—es posible que lo
que está ocurriendo hoy sea uno de esos momentos que vivió Isaac”
—le dije.
Luego relaté la historia conocida de Génesis 22. Dios le pide a
Abraham que sacrifique a su amado hijo. Sólo en el último
momento, mientras Isaac estaba en el altar con la madera apilada y
la mano de Abraham agarrando el cuchillo del sacrificio, el ángel
del Señor gritó: “¡No pongas tu mano sobre el muchacho! —dijo el
ángel—. No le hagas ningún daño porque ahora sé que de verdad
temes a Dios” (Génesis 22:12, NTV). En ese momento Dios
proveyó un carnero para que tomara el lugar de Isaac.
“Nancy—le aconsejé—Dios tal vez te ha traído hasta este punto
para decir: ‘Ahora sé lo que hay en tu corazón y no necesitas
sacrificar esas cartas’”.
Y añadí rápidamente: “O tal vez Dios quiere que hagas lo que te
sugerí en mi carta, es decir, sacrificar dos o tres de ellas como un
símbolo de tu deseo de permitir que nada se interponga entre tú y lo
mejor que Dios tiene para ti”.
Un aroma de alabanza
Me di cuenta desde por la mirada que el rostro de Nancy mostraba
seguridad de lo que debía hacer. Entonces pensé: este va a ser un
buen momento para salir del camino de Dios.
Finalmente Nancy habló: “No, Dick” —dijo en voz baja. “Tienen
que ser todas las cartas, y tiene que ser hoy”. Así que después de una
oración para liberarlas, Nancy se acercó a la chimenea y se arrodilló.
Arrojó a las llamas cada carta, una por una. Para mi asombro,
incluso vi que arrojó a las llamas una de las cartas que yo había
escrito dos años atrás. Debió ser la carta en la que le dije a Nancy
que su enseñanza sobre cómo mantener nuestro corazón puro había
impactado tanto mi vida y ministerio.
El acto del sacrificio de adoración de Nancy fue puro y profético.
Creo que el humo de esa chimenea exhaló un aroma fragante de
alabanza que se elevó al trono mismo de Dios. Me acordé entonces
de la oración del salmista:
Pasamos por el fuego y por la inundación, pero nos llevaste
a un lugar de mucha abundancia. . . . Por eso sacrifico
ofrendas quemadas a ti, lo mejor de mis carneros como
aroma agradable (Salmos 66:12,15, NTV).
En los meses siguientes, una nueva unción vino sobre Nancy.
Cada CD de sus enseñanzas y cada página de uno de sus libros
parecían expresar el corazón mismo de Dios. Nancy se había
sumergido en el río de la humildad de Dios, y se había sumergido
hasta el fundo. Su experiencia nos presentó lo que yo llamo la
dimensión purificadora de la adoración intercesora.
Un encuentro en el jardín
Llegamos a Singapur a la medianoche del domingo 29 de
noviembre y pasamos el día siguiente adaptándonos al cambio de
horario. Comenzaría mi mes de oración el martes 1 de diciembre.
Decidí ir al hermoso jardín botánico de Singapur para pasar mi
primer día entero en oración.
Vi el libro de Andrew Murray sobre la mesita para servir el café,
mientras me preparaba para salir de la habitación del hotel y decidí
llevarlo conmigo. Pronto estaba sentado en una vieja banca de
madera bajo un enorme árbol baniano donde me había sentado en
adoración y oración durante varios viajes anteriores a Singapur.
Mientras adoraba en silencio me di cuenta de que estos fueron los
primeros momentos de un mes entero dedicados a buscar al Señor,
sobre todo con respecto a nuestro plan ministerial para El
cumplimiento de la Comisión. Pero sentí que algo hacía falta.
Cogí el librito de Andrew Murray. Contemplé durante unos
segundos el título—Humildad—. Me pregunté cómo este libro y su
tema podrían relacionarse con el propósito de alcanzar las naciones
para Jesús. Susurré: “Señor, ¿tiene esto algo que ver con mi mes de
oración?”.
La esencia de la humildad
Primero está la esencia de la humildad. La esencia se refiere a la
naturaleza fundamental o a las características inherentes de una idea
o persona. En realidad, la esencia representa el núcleo o el corazón
de algo muy valorado. Por supuesto, el corazón mismo de la
humildad es Dios. Andrew Murray escribió: “La vida cristiana
sufrió una pérdida en cuanto los creyentes no han sido claramente
guiados para ver que nada es más natural, hermoso y bendecido que
ser nada, para que Dios pueda ser todo”.140
Murray expresó posteriormente: “La humildad es simplemente la
sensación de la nada completa que llega cuando vemos cómo Dios
es verdaderamente todo, y donde damos paso para que Dios sea
todo”.141
La excelencia de la humildad
En segundo lugar está la excelencia de la humildad. La excelencia
se refiere a lo mejor que hay, sugiriendo superioridad o
preeminencia. Andrew Murray dice que la excelencia en Cristo se
mide mediante la humildad de una persona. Él declaró: “La vida que
Dios otorga se imparte no una vez por todas sino cada momento de
manera constante mediante la intervención continua de su gran
poder. La humildad, el lugar de la dependencia completa en Dios,
es, desde la misma naturaleza de las cosas, el primer deber y la
mayor virtud del hombre. Es la raíz de toda virtud”.142 Murray
añadió: “La humildad es una de las gracias principales y mayores.
Es una de las más difíciles de alcanzar y hacia la cual se debe dirigir
nuestro principal y mayor esfuerzo”.143
El ejemplo de la humildad
En tercer lugar está el Ejemplo de la humildad. Puse
intencionalmente en mayúscula la letra E en “Ejemplo” porque no se
refiere a una cualidad abstracta sino a una Persona. Esa Persona es
Cristo. Jesús es la encarnación de la humildad. Andrew Murray
resumió: “Cristo es la humildad de Dios encarnado en la naturaleza
humana”.144
Murray estaba convencido de que todo lo que hizo Cristo para
redimir a la humanidad se debió a su humildad. Tenga en cuenta la
siguiente declaración del autor:
Es de una importancia inimaginable que debemos tener un
entendimiento correcto de quién es Cristo. Debemos
comprender correctamente lo que realmente lo constituye, el
Cristo, y sobre todo lo que puede considerarse su
característica principal, la raíz y la esencia de todo su
carácter como nuestro Redentor. Sólo puede haber una
respuesta: es su humildad. ¿Qué es la encarnación sino su
humildad divina, su despojo de sí mismo y el milagro de
hacerse hombre? ¿Qué es su vida en la tierra, sino la
humildad tomando la forma de siervo? ¿Y qué es su
expiación sino la humildad? “Él se humilló a sí mismo y se
hizo obediente hasta la muerte”.145
El efecto de la humildad
En cuarto lugar está el efecto de la humildad. Andrew Murray
estaba convencido de que todo fruto espiritual se originaba en el
suelo de la humildad. Andrew escribió:
La humildad es el único suelo en el que echan raíces las
gracias; la falta de humildad es la explicación suficiente de
cada defecto y fracaso. La humildad no es tanto una gracia ni
virtud junto con otras; es la raíz de todo porque sólo ella
asume la actitud correcta ante Dios y le permite a Él, como
Dios, hacer todo. 146
La evidencia de la humildad
Por último está la evidencia de la humildad. La “evidencia” es la
prueba o la validez de algo que pueda estar en duda. Un énfasis en la
santidad se extendía por la tierra cuando Andrew Murray escribió su
libro sobre la humildad. Murray estuvo preocupado por la
posibilidad de que el orgullo encontrara fácil acceso en los que
estuvieran convencidos de que habían alcanzado la santidad. Él
predicó: “Que todos los maestros de la santidad, ya sea en el púlpito
o en la tarima, y todos los que busquen la santidad, ya sea en secreto
o en público, adopten las medidas preventivas. No hay orgullo tan
peligroso, ninguno tan sutil ni engañoso como el orgullo de la
santidad”.147
Andrew Murray señaló a Cristo como nuestro ejemplo supremo de
la santidad y la humildad: “Jesús el Santo es el Humilde. El más
santo siempre va a ser el más humilde. No hay nadie santo sino
Dios. Tenemos tanto de la santidad, como tenemos de Dios”.148
El aroma persiste
El aroma de nuestra chimenea aquella mañana de marzo persiste
en mi memoria. Había algo purificador acerca del flujo de la
presencia de Dios aquel día. Era el río del deleite, y el deleite estaba
en la alegría que Dios experimenta cuando sus hijos se humillan
delante de Él y de los demás.
Me di cuenta ese día de que aquellas personas cuyos ministerios y
estrategias iban a impactar más al mundo para Jesús eran aquellas
que más se humillaban delante de Dios. Sabía que Cada Hogar para
Cristo debía perseguir nuestro plan ministerial desafiante desde la
base de la humildad si queríamos tener éxito. Comprendí que las
alianzas y asociaciones necesarias para completar la Gran Comisión
hacen necesario que haya una unidad, la cual sólo llega a través de
un nuevo nivel de humildad.
Andrew Murray tenía la razón en su hipótesis: La humildad es la
piedra de toque infalible que hará todo esto posible. La adoración
intercesora juega un papel muy importante en esta humildad porque
así como lo dijo tan persuasivamente el difunto Paul E. Billheimer:
“Aquí está uno de los principales valores de la alabanza: Se
descentraliza el yo. La adoración y la alabanza a Dios exige un
cambio de enfoque del yo hacia Dios”.149
Nada de lo que conozco tiene una mayor capacidad para unir al
Cuerpo de Cristo en pureza y humildad que un movimiento
apasionado de la adoración intercesora. A medida que surja esta
unidad a través de la humildad se liberará un flujo de la pureza
profética que “hablará ante” todo el mundo, declarando del poder
transformador del amor de Cristo. ¡Qué glorioso río para nadar!
138 Theological Word Book of the Old Testament, Bible Explorer (San Jose, CA:
Epiphany Software, 1999).
139 Andrew Murray, Humility (New Kensington, PA: Whitaker House, 1982), pág.
105.
140 Íbid., pág. 6.
141 Íbid., pág. 12.
142 Íbid., pág. 10.
143 Íbid., pág. 37.
144 Íbid., pág. 18.
145 Íbid.
146 Íbid., pág. 12.
147 Íbid., pág. 56.
148 Íbid., pág. 54.
149 Paul E. Billheimer, Destined for the Throne (Fort Washington, PA: Christian
Literature Crusade, 1975), pág. 118.
24. El cántico de Adán. Séptimo río: El río del destino
La dimensión posesiva
de la adoración intercesora
No estoy seguro de mi capacidad para reconocer
cuando una acción en la oración (o en la adoración) sea
profética. Tampoco estoy seguro de que se deba
reconocer como tal en el momento. A veces pueden
pasar meses o incluso años antes de que nos demos
cuenta de que tal acto era, de hecho, de naturaleza
profética.
Eso es lo que creo que ocurrió el día que Dee y yo oramos y
cantamos por Garrett y Carol Lee en la sala de oración de Cada
Hogar para Cristo.
Nuestro primer nieto, Jack, había nacido unos días antes. Jack fue
motivo de mucha alegría, y nuestros queridos amigos de CHC se
regocijaron con nosotros. Sin embargo, para Garrett y Carol, nuestra
alegría se convirtió rápidamente en un triste recordatorio de su
pérdida personal. Carol tuvo un aborto involuntario apenas unos días
después del nacimiento de Jack. Con ello vino el temor que se asocia
frecuentemente con la pérdida del primer bebé; el temor de que tal
vez nunca puedan tener hijos. Dee y yo podíamos ver que los Lee
estaban desconsolados.
Garret y Carol eran parte de nuestro personal, así que fue fácil
para mí como presidente invitarlos a mi oficina y sugerir que Dee y
yo queríamos orar por ellos. Hubo lágrimas en los ojos de Carol
cuando lo mencioné.
Momentos más tarde estábamos sentados en la sala de oración de
nuestro ministerio; una pequeña capilla donde tenemos banderas
pequeñas de todos los países colocadas en la moldura alrededor de la
sala. Esto genera una atmósfera que nos recuerda que siempre
estamos “orando por las naciones”.
Aquel día, la oración por Garrett y Carol iba a ser particularmente
personal. Sólo mucho después (de hecho, meses) estas banderas
cobrarían un significado especial en el milagro que se llevaría a
cabo.
Un buen lugar
Aunque algunos creyentes podrían ver esto como algo lindo, e
incluso curioso, pero en todo caso fortuito, siempre voy a creer que
Adán fue concebido a partir de la canción de un Salmo, y que esos
gritos proféticos 10 meses después poseían algo de su destino.
Existe, de hecho, una dimensión posesiva en la adoración
intercesora profética que creo estaba implicada en aquella canción y
en los gritos posteriores con pendones.
La búsqueda de nuestro destino en Cristo es un proceso continuo
de poseer lo mejor de Dios en nuestra vida. El destino se define
como “algo para lo que se designa una persona o una cosa”.155 El
destino, desde luego, se relaciona con la palabra “designio”. El
diccionario Merriam-Webster ofrece como una definición de
designio: “El propósito para el que se designa algo”.156
Poco después del nacimiento de Adán, mientras Cada Hogar para
Cristo construía su sede ministerial internacional denominada El
Centro Jericó, retomé aquella visión inusual del patriarca Jacob
cuando se abrieron los cielos y vio una escalera que los tocaba
(véase Génesis 28:11-22). Jacob descubrió su destino durante aquel
poderoso encuentro profético.
Era comprensible que yo estuviera atraído a este pasaje debido a
un anhelo de ver que nuestro nuevo centro ministerial encarnara
algo de las palabras de Jacob: “¡Qué tan temible es este lugar! No es
ni más ni menos que la casa de Dios, ¡la puerta misma del cielo!”
(v. 17, NTV).
La historia era muy familiar para mí, como probablemente
también lo sea para usted, pero esta vez, al releer la descripción del
encuentro de Jacob observé una frase en el texto de la Nueva
Traducción Viviente que yo había pasado por alto en las lecturas
anteriores. El pasaje dice: “Mientras tanto, Jacob salió de Beerseba y
viajó hacia la tierra de Harán. A la caída del sol, llegó a un buen
lugar para acampar y se quedó allí a pasar la noche. Jacob encontró
una piedra donde reposar su cabeza y se acostó a dormir” (vv. 10-
11, NTV, énfasis añadido).
Mantuve la mirada fija en la frase “un buen lugar”. Sin importar
los desafíos que enfrentemos en nuestro andar cristiano, Dios puede
convertir cualquier lugar difícil en un buen lugar. Para Jacob,
incluso dormir sobre una piedra mientras viajaba hacia Harán se
convirtió en un buen lugar. Fue un buen lugar porque Dios estaba
allí.
Fue aquí donde el patriarca experimentó un choque de poderes
sobrenaturales mientras dormía sobre aquella piedra. Observó lo
sobrenatural. El texto nos dice: “Mientras dormía, soñó con una
escalera que se extendía desde la tierra hasta el cielo, y vio a los
ángeles de Dios que subían y bajaban por ella” (v. 12, NTV).
Esta es una de las visiones más notables de todas las Escrituras.
Jacob fue testigo del flujo de la actividad divina entre el cielo y la
tierra. Esta experiencia le daría forma y prepararía a Jacob para el
resto de su peregrinaje.
Nosotros también necesitamos experimentar el poder de Dios si
hemos de alcanzar nuestro potencial en Él. Nos esperan encuentros
poderosos a medida que fluyamos en el río del destino de Dios para
nuestra vida. Los necesitaremos de vez en cuando. Oremos por el
poder de Dios. Pablo dijo: “Porque el reino de Dios no es cuestión
de palabras sino de poder” (1 Corintios 4:20).
Desde luego, no pasó mucho tiempo para que el patriarca se diera
cuenta de que esta no fue una pausa normal en el viaje a su destino.
Leemos: “Entonces Jacob se despertó del sueño y dijo:
‘¡Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo ni me di cuenta!’”
(Génesis 28:16, NTV). Temblando de miedo, Jacob añadió: “¡Qué
tan temible es este lugar! No es ni más ni menos que la casa de Dios,
¡la puerta misma del cielo!” (v. 17, NTV).
Fue entonces que Jacob tomó la piedra donde había dormido la
noche anterior y la erigió como columna conmemorativa. Después
de derramar aceite sobre ella declaró: “Y esta piedra que levanté
como columna conmemorativa será un lugar de adoración a Dios (v.
22, NTV).
Sorprendentemente, lo que comenzó como una “almohada de
piedra” se convirtió en una “columna de alabanza”. No hay un mejor
lugar para hacer una pausa de vez en cuando en nuestro viaje al
destino de Dios que en el lugar de la alabanza. La alabanza es para
mí el “tiempo posesivo” de perseguir nuestro destino. ¡Alabar es
prevalecer! Es por ello que creo que todo este asunto de la
adoración intercesora es tan importante a medida que persigamos
nuestro destino en Jesús, tanto de manera individual como colectiva.
150 Jack W. Hayford, Worship His Majesty (Ventura, CA: Regal, 2000), págs. 161-
162.
151 Íbid., págs. 182-183.
152 Íbid., pág. 185.
153 Íbid.
154 Íbid.
155 Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary, 10th ed., s.v. “destiny.”
156 Íbid., s.v. “destination.”
APÉNDICE A.
Cultivemos nuestra “Arpa y Copa”
Practique diariamente los siguientes pasos (con la guía
de la siguiente página) para poner en práctica las
realidades de la adoración intercesora. Usted puede
“cantar” (el arpa) y “orar” (la copa). Compile su propia
lista de versículos bíblicos para cantar o declarar en
oración para cada uno de los siete enfoques. Las
referencias del texto bíblico en esta guía le ayudarán a
comenzar.
APÉNDICE B.
La Adoración intercesora:
Componente práctico del arpa y la copa
Cantos espontáneos
El equipo de alabanza dirige a los presentes en la sala a un tiempo
de cantos espontáneos de las Escrituras y a otras canciones
individuales “inventadas” que se combinan (véase 1 Corintios
14:15; Colosenses 3:16). Esto surge de manera natural a medida que
el grupo lo va experimentando.
Música de fondo
Mientras tanto, si se utiliza un teclado o una guitarra, la música de
fondo debe continuar a medida que se leen los pasajes y estos se
convierten en oraciones por parte de los lectores. Esto se conoce
comúnmente como “orar la Palabra”. En este caso se realiza de
manera colectiva (es decir, delante de un grupo) y luego se convierte
en una canción. El equipo de alabanza o líder por lo general canta
las frases del pasaje en lugar de que alguien lea y ore el pasaje. Las
oraciones apostólicas de Pablo (p.ej. Efesios 1:17-18; 3:16-22), o
algunas de las grandes oraciones de los Salmos (p.ej. Salmos 96:1-
4,8-12 y Salmos 67:1-7) son ideales para este propósito.
Es posible también que los líderes quieran comenzar a recopilar
numerosos pasajes que se pueden usar en estos entornos para añadir
variedad al plan continuo de la adoración intercesora. (Usaremos
Efesios 1:17-19 como nuestro pasaje seleccionado, en el ejemplo
que sigue). Como resulta evidente, se requiere de alguna
planificación
previa. La clave de este modelo es la centralidad de la Palabra de
Dios. A medida que el Espíritu Santo ilumina nuestro corazón con la
Palabra, la reunión de oración se unifica en torno a los anhelos del
corazón de Dios. Este procedimiento se cumple por lo general en
cinco partes: