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La Independencia del Perú fue un proceso político ocurrido durante los

primeros años del siglo XIX en el antiguo Virreinato del Perú o de Lima.
Comenzó aproximadamente sobre el año 1810 con las
primeras revueltas organizadas por logias masónicas que buscaban
iniciar la revolución liberal en el Perú, movimientos que fueron
sofocados rápidamente; y finalizó el 28 de julio de 1821 con la
declaración de la independencia del Perú por parte del general José de
San Martin en Lima, si bien la guerra no terminó hasta 1824 con
la batalla de Ayacucho.

Revueltas masónicas de desestabilización


No fue hasta el año 1811 en que estos mismos masones trataron de
levantar en armas diversas zonas del Alto Perú ante la cercanía de las
tropas argentinas del revolucionario Juan José Castelli, como sucedió
en Tacna en 1811 (encabezada por Francisco de Zela) y en 1813
(comandada por los hermanos Enrique y Juan Francisco Paillardelli y
Manuel Calderón de la Barca) pero esta vez buscando unirse a las
tropas del general Manuel Belgrano. También en Huánuco en 1812
(Juan José Crespo y Castillo) y en el Cuzcode nuevo en 1814, rebelión
que se extendió hasta La Paz y Arequipa. Allí el Cabildo y la Real
Audiencia del Cuzco se enfrentaron por la aplicación de las órdenes o no
de las Cortes de Cádiz y crear una diputación provincial gubernativa
independiente del virreinato, algo a lo que se opuso la Real Audiencia
ordenando la detención de los hermanos Angulo, que fueron los que
impulsaron y exigieron estas medidas políticas. Pero lograron escapar y
uniéndose al cacique Mateo Pumacahua se levantaron contra el
virreinato de Abascal. La rebelión duró hasta el 25 de marzo de 1815 en
que los realistas ocuparon el Cuzco y ejecutaron a la mayoría de
cabecillas.
Como vemos hubo varias rebeliones organizadas para lanzar la
revolución liberal en el Perú pero todas fracasaron. Ahora vamos a entrar
en la fase militar de la independencia del Perú en el que se producen las
intervenciones externas con ejércitos regulares, formados en su mayoría
por soldados extranjeros, para imponerla.

Llegada de San Martín al Perú


En 1818 San Martín, tras la batalla de Maipu, conquista y ocupa Chile y
comienza el ataque al Perú desde su flanco sur. Contrata al mercenario y
corsario inglés Thomas Cochrane que ataca desde el mar en enero de
1819 y bombardea las ciudades peruanas más importantes, tratando de
interrumpir el comercio en el Pacífico y difundir propaganda liberal por
sus costas para extender la rebelión. Al final de la guerra este corsario
inglés al no ser pagado, ni él ni sus hombres, por los servicios prestados,
se enteró de que en la población de Ancón estaba amarrado el yate
Sacramento, propiedad de San Martín, y que contenía gran cantidad de
plata procedente de las arcas públicas peruanas. Una vez allí sin ningún
problema cargó el tesoro en su barco en cobro de sus servicios y se
marchó.

San Martín llegó a Perú a través de la bahía de Paracas el 8 de septiembre


de 1820 con 4000 soldados y estableció su cuartel general en Pisco.
Precisamente unos días después el virrey Joaquín de la Pezuelaproclamó
la restauración de la Constitución de Cádiz de 1812 intentando negociar
con los rebeldes. San Martín aceptó y se celebró la Conferencia de
Miraflores en el que el argentino trató de pactar con el virrey la
independencia del Perú y el establecimiento de una monarquía
constitucional, pero éste solo aceptó poner en vigor la constitución liberal y
elegir y enviar diputados peruanos a España. No hubo acuerdo y cada uno
marchó por su lado, Pezuela a Lima a defenderla y San Martín hacia el norte
a lanzar la guerra.
A lo largo del año 1820 y 1821 se fueron sucediendo las batallas y las
rebeliones seguidas de la declaración de independencia de distintas
ciudades que fueron dejando el norte del Perú en manos secesionistas y la
Sierra y el Alto Perú en manos realistas. El puerto de El Callao de Lima fue
bloqueado nuevamente y provocó el desabastecimiento de la ciudad. El
virrey Pezuela fue derrocado y sustituido por el teniente general José de La
Serna mediante el motín de Aznapuquio, acusándole de estar preparando la
capitulación de los ejércitos realistas al mantenerlo dentro de Lima
encerrado y sin salir a combatir al resto del virreinato. Actitud que estaba
provocando que se perdiese gran parte del virreinato.
San Martín intentó negociar también con La Serna en la Conferencia de
Punchauca en mayo de 1821 pero tampoco llegaron a un acuerdo. Las
tropas rebeldes se acercaron peligrosamente a Lima provocando la salida de
la misma del virrey La Serna que tan solo dejó un destacamento de hombres
en la Fortaleza de San Felipe para salvaguardar la presencia realista.

San Martín declara la independencia del Perú

San Martín en Lima declara la


independencia
San Martín, a petición de los limeños, entró en la ciudad para evitar el
saqueo de las montoneras indígenas que se encontraban apostadas a las
puertas de la ciudad dispuestas a entrar y arrasar con todo. Con el ejército
regular esas cosas no pasarían. San Martín accedió pero a cambio de
convocar un Cabildo Abierto en el que la aristocracia y la Alta Sociedad
limeña apoyasen la independencia del Perú, algo a lo que accedieron sin
dudarlo. En juego estaban sus propiedades y privilegios. El acta de
independencia fue redactada y proclamada el 28 de julio de 1821.

Pero aquí no terminó todo. En el Alto Perú y en la Sierra peruana el virrey de


La Serna seguía en armas con sus ejércitos llevándose la capital del
virreinato al Cuzco. San Martín asumió el protectorado el 3 de agosto y lo
ejerció durante un año hasta el 20 de septiembre de 1822 en el que creó las
primeras instituciones peruanas, su bandera, su himno y dio paso a la
creación de una primera Constitución instalando el primer Congreso
Constituyente del Perú.
Pocas semanas antes, el 16 de julio de 1822, San Martín se había
entrevistado en Guayaquil con Simón Bolívar. El contenido de la entrevista
no ha trascendido pero sí sus consecuencias: Guayaquil pasa a formar parte
de la Gran Colombia, San Martín tiene que retirarse dejando paso a Bolívar
como único cabecilla del movimiento independentista y el sistema de
gobierno a implantar en el Perú sería la república liberal. San Martín dejó el
Perú el 22 de septiembre de 1822.
Primer golpe de estado en el Perú
Salido San Martín de la política peruana los primeros pasos del gobierno
peruano fueron problemáticos. José de la Riva Agüero dio un golpe de
estado conocido como el Motín de Balconcillo contra la Junta Gobernativa
siendo nombrado presidente. Poco después debido a la toma de Lima por
parte del ejército realista de Canterac es destituido y el Congreso nombra
a Torre Tagle como nuevo presidente, pero Agüero no se rinde, huye
a Trujillo y allí forma un nuevo gobierno por lo que Perú, en ese momento,
tenía dos presidentes y muchas posibilidades de terminar en una guerra
civil que nadie deseaba.
Llegada de Bolívar a Lima
El congreso peruano en vista de las últimas derrotas contra los ejércitos
realistas y los problemas políticos surgidos decidió solicitar la ayuda de
Simón Bolívar, llegando éste a Lima el 1 de septiembre de 1823. Le fue
otorgada la suprema autoridad militar compartiendo el gobierno con Agüero
y unificando el poder tras la captura de Torre Tagle por sus propios
hombres. En febrero de 1824 le fue entregado todo el poder ante la rebelión
que se produjo en la Fortaleza del Callao entre los soldados chilenos y
argentinos que reclamaban sus pagas.

A Bolívar le benefició mucho la restauración absolutista ocurrida en España


al producir una gran fractura en los ejércitos realistas. El general Pedro
Antonio Olañeta, absolutista, se enfrentó al ejército del virrey La Serna.
Bolívar aprovechó esta división para atacar al general José de Canterac el 6
de agosto de 1824 en la batalla de Junín al que derrotó.
Capitulación de ayacucho
En las semanas siguientes, desde el Alto Perú, llegó el ejército de Antonio
José de Sucre con el que el 9 de diciembre de 1824 se produce la batalla de
Ayacucho en el que el ejército independentista formado por 5500 hombres
y un cañón derrotó al virrey La Serna con sus 9300 soldados y 11
cañones. Realmente sorprendente que con estos números fueran los más
inferiores los que vencieron. Se habla de una “traición de Ayacucho” en la
que oficiales liberales obligados a luchar por el absolutismo llegaron a un
acuerdo previo a la batalla con los independentistas liberales. Desde luego
que las cláusulas de la capitulación de Ayacucho son bastante favorables
para los derrotados, algo que da que pensar.
Pero la guerra no terminó con la batalla de Ayacucho, como así se podría
pensar. En el Alto Perú el general Pedro Antonio de Olañeta aún resistía
junto a sus hombres y no fue hasta el combate de Tumusla en el que el
propio Olañeta murió baleado (¿asesinado?) por sus propios
hombres. Igualmente, aún permanecía en pie un destacamento español en
Chiloé y en la fortaleza del Real Felipe de Lima.
No fue hasta el 4 de diciembre de 1836 que España reconoció la
independencia del Perú.

Recuperado de: https://www.historiadelnuevomundo.com/index.php/2017/06/la-


independencia-del-peru/

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