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Cada uno de nosotros tenemos que anhelar lo mismo que el salmista, que la soberbia
no se enseñoree de nosotros para poder vivir una vida verdaderamente agradable a
nuestro Dios.
Y la soberbia así como una enfermedad produce síntomas en nuestra vida, síntomas
que cada uno de nosotros tiene que reconocer en su propia vida. Veamos por medio de
la palabra de Dios cuáles son esos síntomas de la soberbia:
Pero también la soberbia nos hace hablar palabras de menosprecio hacia las otras
personas con tal de sentirnos superiores (1 Samuel 26:27)
El soberbio con su boca juzga a las personas con la vara de la soberbia (Proverbios
14:3) y para el soberbio nadie cumple sus expectativas y nadie lo puede superar a él.