humanista El humanismo que propugnamos representa una valoración de la persona global y de su dignidad. Se cree en ella y se confía en cada uno de los estudiantes, de manera que en lugar de hallarse en lados opuestos, se camina junto a ellos y ellas empujando en la misma dirección, contando con su participación, con el compromiso común en unos valores y objetivos propios. La confianza en la persona, lejos de hacernos parecer ingenuos10 logra promover profecías de éxito que acaban cumpliéndose en la mayoría de los casos. Esta posición no es una fácil y cómoda actitud de no intervención docente, como se había achacado erróneamente a Carl Rogers, sino que más bien parte de la creación de un ambiente colectivo de libertad y compromiso. Son su decidida participación, todos pueden tener su lugar, e incluso destacar en aspectos en que su interés y su capacidad lo hacen posible. La posición humanista se basa en el valor del esfuerzo, con optimismo y confianza. Parte de creer en las personas, de tener expectativas elevadas, vinculadas a valores como el servicio y la solidaridad. Vinculamos también a una posición humanista la exigencia de un esfuerzo autoimpuesto, escogido libremente, para superar retos o desafíos que estén adaptados al nivel del alumnado. El valor educativo de este esfuerzo se relaciona con la formación de la voluntad y la obtención de un autocontrol imprescindible para llegar a la autonomía personal y la dirección del propio proceso de aprendizaje a lo largo de la vida sin necesidad de coacciones externas. La forma de llegar a movilizar este esfuerzo se basa en la consecución de un clima de aula que, superando el respeto a la personalidad de cada estudiante, llegue a un aprecio personal demostrado fehacientemente y verbalizado. El factor personal del educador es –después del alumnado– la clave más importante tanto en la motivación como en la formación en general. Eso se sabe y no siempre se es consecuente con ello. La motivación no produce el aprendizaje, pero es condición necesaria para que se pueda llevar a cabo. Ella enciende la chispa que pone el motor en marcha, aunque no hace mover nada por sí misma. Es la volun