Sei sulla pagina 1di 1

94 11_cap_III_2 8/11/07 20:00 Página 194 2.

La motivación y el esfuerzo en la pedagogía


humanista El humanismo que propugnamos representa una valoración de la persona global y de
su dignidad. Se cree en ella y se confía en cada uno de los estudiantes, de manera que en lugar de
hallarse en lados opuestos, se camina junto a ellos y ellas empujando en la misma dirección,
contando con su participación, con el compromiso común en unos valores y objetivos propios. La
confianza en la persona, lejos de hacernos parecer ingenuos10 logra promover profecías de éxito
que acaban cumpliéndose en la mayoría de los casos. Esta posición no es una fácil y cómoda
actitud de no intervención docente, como se había achacado erróneamente a Carl Rogers, sino
que más bien parte de la creación de un ambiente colectivo de libertad y compromiso. Son su
decidida participación, todos pueden tener su lugar, e incluso destacar en aspectos en que su
interés y su capacidad lo hacen posible. La posición humanista se basa en el valor del esfuerzo, con
optimismo y confianza. Parte de creer en las personas, de tener expectativas elevadas, vinculadas
a valores como el servicio y la solidaridad. Vinculamos también a una posición humanista la
exigencia de un esfuerzo autoimpuesto, escogido libremente, para superar retos o desafíos que
estén adaptados al nivel del alumnado. El valor educativo de este esfuerzo se relaciona con la
formación de la voluntad y la obtención de un autocontrol imprescindible para llegar a la
autonomía personal y la dirección del propio proceso de aprendizaje a lo largo de la vida sin
necesidad de coacciones externas. La forma de llegar a movilizar este esfuerzo se basa en la
consecución de un clima de aula que, superando el respeto a la personalidad de cada estudiante,
llegue a un aprecio personal demostrado fehacientemente y verbalizado. El factor personal del
educador es –después del alumnado– la clave más importante tanto en la motivación como en la
formación en general. Eso se sabe y no siempre se es consecuente con ello. La motivación no
produce el aprendizaje, pero es condición necesaria para que se pueda llevar a cabo. Ella enciende
la chispa que pone el motor en marcha, aunque no hace mover nada por sí misma. Es la volun

Potrebbero piacerti anche